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Procesos psicosociales de la impunidad




Enviado por Luciana Prat



    La historia de la humanidad
    esta llena de genocidios, guerras y
    masacres encubiertos bajo el nombre de causas supuestamente
    justas. En su mayoría estos delitos quedan
    impunes y la historia, luego contada por los opresores, es
    glorificada, utilizando la violencia y
    proponiéndola como meta. Todas y cada una de estas
    situaciones contaron con la conducción de un líder
    que fue quien manejo a los grupos para que
    llevaran a cabo estas formas de atentar contra la
    humanidad.

    Un líder es aquel que actúa de acuerdo con
    el patrón de conducta valorado
    por el grupo; mas
    allá de que existen distintos tipos de lideres, todos los
    lideres de estos tipos de grupos se caracterizan bajo lo que se
    llama líder autoritario, que es aquel que toma las
    decisiones, da ordenes y normas por su
    cuenta sin atender a las opiniones de la mayoría; de esta
    forma el líder es idealizado e identificado con todas las
    virtudes de las que carecen los miembros del grupo, como
    decisión, energía, etc.

    En la actualidad no estamos exentos de estos actos que
    atentan contra la vida del hombre, sino
    que tal vez se nos presentan de otra manera, como a través
    de las armas nucleares,
    la destrucción de la ecología, la falta de
    respeto hacia
    personas que no son semejantes, etc.

    En Argentina, los crímenes genocidas y su
    impunidad no
    son una excepción: comenzando por el genocidio fundacional
    de América, la "Campaña al Desierto",
    etc, hasta llegar a lo que fue la ultima dictadura militar
    (1976-1983). Es la impunidad de estos hechos y de tantos otros la
    que impide la construcción de una historia
    distinta.

    Los fenómenos psicosociales derivados de la
    impunidad no se pueden comprender al margen de los nuevos hechos
    de características represivas que se siguen produciendo
    con relativa independencia
    de la garantía a las instituciones
    represivas de no castigar los hechos del pasado. La
    violación de los derechos humanos
    durante las dictaduras y la impunidad que se mantiene hasta el
    presente han afectado al conjunto social a tal punto, que
    quedaron cuestionados criterios, normas, leyes,
    enunciados, que sintetizan en el presente el proceso social
    y regulan la relacion entre el sujeto y la realidad. Luego de la
    ultima dictadura, la
    impunidad siguió un procedimiento
    legal, pero es ilegítima desde que recibió el
    repudio masivo y activo de la inmensa mayoría de nuestro
    pueblo.

    La no-sanción del crimen impide que la justicia y la
    ley cumplan
    las funciones de
    reparación simbólica, normatividad y
    cohesión social. El terror, la parálisis y la
    emergencia de lo siniestro fueron vivencias típicas de la
    época que contribuyeron al debilitamiento y ruptura de
    gran parte de las redes sociales
    existentes.

    El control
    monópolico de los medios de
    comunicación impedía la emergencia, a gran
    escala, de
    discursos
    diferentes al oficial, constituyéndose así en
    hegemónico y excluyente. Durante la dictadura militar y,
    los gobiernos democráticos que la sucedieron, se han
    utilizado mecanismos de inducción psicológica; estos
    son:

    • La inducción a la renegación social
      de lo ocurrido con las personas secuestradas durante la
      dictadura, utilizando lo que Bourdieu llama violencia
      simbólica, ya que el
      lenguaje ejercido por el poder
      tiende a reproducir un modo de percibir al mundo de acuerdo a
      sus intereses, cambiando las categorías de percepción de la gente y
      otorgándole un sentido diferente a los hechos que se
      definen por sí mismos. Durante la democracia, como se esperaba que hubiera
      justicia, los medios
      comenzaron a ofrecer información sobre lo sucedido, pero no
      con la función del conocer sino al servicio
      del impacto emocional. Esto impedía pensar en el tema
      y se promovía la necesidad psíquica de "pensar
      en otra cosa".
    • La inversión de la culpabilidad sobre la victima, con la cual se
      mantenía el "por algo habrá sido", exculpando
      de hecho a los responsables de los
      crímenes.
    • La psicologización y psiquiatrización
      de los disidentes políticos. Por ejemplo, como a las
      Madres de Plaza de Mayo llego un momento que no se las
      podía tildar como locas, se las trataba de
      "emocionalmente alteradas", en un claro intento por
      descalificar su discurso.
      Esto a su vez se relaciona con la salud
      mental ya que expresa la desmentida sistemática de
      la percepción y la marginación de quien percibe
      y denuncia relaciones y conductas patogénicas,
      generando en el sujeto un daño psicológico, al no
      encontrar dentro de sí y en su trama vincular y
      social, los apoyos necesarios para persistir en esa
      comprensión de la realidad. Esta desmentida y
      marginación apunta a negar la capacidad congnoscente
      de quien al indagar y penetrar en lo oculto,
      develándolo, transgredió o viola un mandato
      instituido por un poder social, institucional o vincular;
      mandato que suele ser de acatamiento, sobreadaptacion y
      silencio.
    • La inducción a la dilución de
      responsabilidades. Durante el período constitucional
      se propuso la idea de que todos los argentinos
      llevábamos adentro un "enano fascista" que nos hacia
      responsables por igual de lo ocurrido.
    • La inducción a generar discusiones sociales
      dilemáticas. Ante ciertas situaciones que tienden a
      colocarse en el centro del debate
      publico, durante algún periodo, se tiende a ocultar la
      esencia del conflicto
      social subyacente, generando falsas antinomias entre
      posiciones éticas y sentimientos, entre el pasado y el
      futuro. Estos falsos dilemas presuponen la premisa de que un
      conflicto se puede cancelar.

    Las consecuencias psicosociales son
    :

    • Persistencia de sentimientos de temor,
      indefensión e inseguridad, así como vivencias
      persecutorias, en amplios grupos
      sociales que se reactualizan ante ciertas situaciones. La
      impunidad permite también que la representación
      social que surge como perspectiva represiva sea tomada del
      modelo de
      las dictaduras genocidas, lo cual se apoya en su
      utilización como amenaza por parte del gobierno.
      Esta amenaza, mas allá de la posibilidad de su
      aplicación, no actúa como un primer
      estímulo sino que refuerza sentimientos de temor,
      indefensión e inseguridad ya existentes.
    • La impunidad como modelo. Afectación de los
      ideales sociales. La represión política y la impunidad han ofrecido
      modelos e
      ideales sociales que legitiman un tipo de violencia que
      refuerza los funcionamientos omnipotentes del psiquismo.
      Estos tienen particular incidencia en jóvenes y
      adolescentes, quienes deben aprender a pasar
      del sistema de
      protección familiar y endogámico, a la relacion
      individualizada con el mundo externo, a la exogamia,
      aceptando las mediaciones, la frustración para el
      logro de sus ideales. La dictadura y la impunidad han
      propuesto modelos inmediatistas que estimulan los mecanismos
      de funcionamiento mas primitivos del psiquismo, como la
      impulsividad, la arbitrariedad, la omnipotencia, la acción, la adicción y la
      violencia carente de proyecto.
    • Aumento de las conductas agresivas en la esfera
      social, en una dimensión y frecuencia que supera
      antecedentes de otras épocas en nuestro
      país.
    • La "justicia" por mano propia. Un problema
      vinculado a la impunidad tiene que ver con la perdida de la
      confianza en el Estado
      en cuanto a la capacidad de hacer justicia y a la certeza de
      que dicha función será ejercida.. La impunidad
      es uno de los elementos que cuestionan la renuncia al
      ejercicio individual de la defensa y la violencia en
      función del Estado que
      garantice hacerse cargo de la delegación otorgada.
      Esta impunidad tiende a funcionar como un organizador
      psicosocial que favorece la creación de un consenso
      que legitima ciertas conductas personales en la escena
      social; conductas de carácter ominopotente, arbitrario y que
      no reconocen la existencia de un tercero social que proteja
      la inserción individual en el conjunto.
    • Exaltación de personajes represores. Al no
      asumir el Estado sus funciones de garante social, se favorece
      la promoción de figuras que durante un
      tiempo,
      desde una representación social de padre arbitrario,
      pero que desea el " bien común" y la "justicia",
      quedan ubicados en el lugar del ideal que encarna las
      expectativas de protección.
    • Propuesta de implantar la pena de
      muerte. Los sentimiento de indefensión e
      inseguridad personal,
      incrementados a partir de esta situación, son
      utilizados periódicamente por el gobierno para
      proponer la implantación de la pena de muerte.
    • Reactivación y reproducción de modelos represivos en
      el ámbito de las instituciones de salud.

    Las respuestas sociales ante la impunidad tienen
    diversos grados de organización y generalización. Los
    movimientos de resistencia se
    intensificaron sobre el final de la dictadura y los primeros
    años del período constitucional. Estos tuvieron
    un papel decisivo en la recuperación de las libertades
    públicas y ciertos derechos civiles y
    políticos, pero no pudieron impedir la impunidad de los
    responsables y ejecutores de los crímenes de esa
    humanidad. Fue esta respuesta social la que ayudo a
    desentrañar no solo los mecanismos de encubrimiento,
    sino también la esencia de los determinantes de cada
    situación. En el curso de esta práctica de
    respuesta social organizada y de búsqueda de la verdad
    se construyen nuevas representaciones sociales que redefinen la
    significación de la situación de la
    impunidad.

    Las violaciones a los derechos humanos producidas en
    nuestro país en las ultimas décadas, se ha
    constituido en una de las mas importantes situaciones
    traumáticas por las que ha atravesado el conjunto de la
    sociedad y
    no solo los afectados mas directos. La represión
    política implementada durante la dictadura militar
    estuvo basada fundamentalmente en la desaparición de
    personas.

    Toda la situación política y social
    producida por el terrorismo
    de Estado era de carácter traumático. Las
    vivencias personales de peligro e indefensión, la
    ruptura de grupos de pertenencia y la perdida de grupos de
    referencia así como los fenómenos de
    alineación social, fueron consecuencias inevitables y
    promovidas por esta situación.

    En los hijos de desaparecidos la problemática
    central es la de la identidad;
    muchos de ellos fueron apropiados por las fuerzas de seguridad y
    a veces, incorporados en las familias de quienes cometieron el
    delito. En
    estas circunstancias se trata de una falsa adopción
    ya que los niños
    no fueron abandonados por sus padres, sino secuestrados
    conjuntamente con ellos o nacidos durante el cautiverio de sus
    madres.

    Cuando estos niños son rescatados por los
    familiares de las victimas, la separación que se produce
    con quienes ellos creían su familia es
    tajante, mientras que, si los niños fueron adoptados por
    familias que desconocían su origen, no se produce una
    separación sino que se mantiene un vinculo afectuoso con
    quienes fueron sus adoptantes.

    Cuando se produce una situación
    traumática esta va acompañada siempre por una
    pérdida. El duelo es el proceso posterior a una
    pérdida significativa cuyo objetivo es
    metabolizar el sufrimiento psíquico producido. El
    psiquismo realiza un trabajo de
    elaboración que permite que la persona pueda
    inscribir como recuerdo el objeto perdido y recuperar el
    interés por el mundo externo. Se
    diferencian tres niveles distintos de compromiso con la
    situación traumática: la participación
    directa, la presencia como testigo del hecho traumático
    y el
    conocimiento del mismo pero solo por receptor de la
    información.

    La tortura es uno de los factores traumatizantes mas
    severos; la amenaza de tortura por sí misma es tan
    traumática que ha llevado a muchas personas al suicidio. La
    presencia de los factores de retraumatizacion, la impunidad el
    principal de ellos, y el desarrollo
    de diferentes formas de respuesta social, constituyen el fondo
    sobre el cual se despliegan las diferentes formas de respuestas
    individuales frente a lo traumático. Dentro de los
    síntomas generados por los traumas nos encontramos
    con:

    • La repetición mental del hecho
      traumático, ya sea como sueño angustiante, o
      como vivencia de repetición desencadenada por
      algún estimulo externo asociable al hecho
      traumático.
    • Las conductas evitativas en relacion al hecho
      traumático, como el abandono de actividades e
      intereses que se relacionen directa o indirectamente con el
      hecho traumático; abandono de los grupos de
      pertenencia habituales; retracción o inhibición
      de la vida social.
    • La suspensión o abandono de proyectos
      vitales, estudios, casamiento, hijos, etc.
    • Trastornos de humor, mal humor, irritabilidad,
      ataques de ira.
    • Trastornos del sueño: insomnio,
      hipersomnia.
    • Sentimientos de impotencia.
    • Sentimientos de hostilidad.
    • Descompensaciones psicoticas.
    • Trastornos somáticos severos: trastornos
      cardiovasculares, cáncer.

    La ausencia de sanción del crimen por parte del
    Estado, que en el ámbito psicosocial inhabilita las
    funciones que debería cumplir como garante del orden
    simbólico, lugar de terceridad y como regulador de los
    intercambios, deja abierta la posibilidad de
    reactivación periódica de las vivencias de
    desamparo que operan como un factor desestructurante del
    psiquismo.Las vivencias colectivas de inseguridad actuales,
    además de otros factores causales presentes como la
    situación económica, tienen que ver
    también con la situación de impunidad.

    La demanda de
    justicia constituye un aspecto interno a la subjetividad en la
    superación del trauma vivido, ayudando a
    desentrañar y comprender, en el plano social y personal,
    la esencia de los determinantes de la situación
    traumática. La practica social tiene un papel importante
    en la búsqueda de la reparación simbólica
    y en la elaboración del trauma en las personas afectadas
    mas directamente; además la respuesta social organizada
    cumple un papel instituyente en el cuerpo social, ayudando a la
    construcción de un consenso social
    contrahegemónico. Para que los hechos no queden impunes
    en el olvido es necesario que la sociedad lo recuerde. Para
    esto existe la memoria
    colectiva que es la memoria de los
    miembros de un grupo que reconstruyen el pasado a partir de sus
    intereses y del marco de referencias presentes.

    Esta memoria asegura la identidad, naturaleza y
    valor de un
    grupo; además es normativa porque es como una
    lección a transmitir sobre los comportamientos
    prescriptos del grupo. La memoria colectiva se relaciona con la
    representación social, ya que un grupo o una comunidad que
    ha vivido un hecho determinado no solo lo recuerda, sino que lo
    recuerda a través de una o de un conjunto de
    representaciones sociales. Olvido y perdón son, no
    solamente actos privados íntimos, sino elementos
    utilizados como herramientas
    políticas, constituyendo muchas veces
    estrategias
    desde el poder para garantizar el encubrimiento y la impunidad
    en sus actos.

    En la medida en que no haya una situación de
    justicia, en que hay una política de olvido, a veces es
    un grupo el que se tiene que convertir en el portavoz de la
    historia y de la memoria, con todo lo que eso implica; en estos
    casos se da la paradoja de que lo opuesto de olvido no sea la
    memoria sino la justicia.La impunidad se transmite de
    generación en generación ya que deja marcas que
    pueden ser transmitidas a nuestros descendientes en la medida
    en que la generación que sufrió la violencia
    social y su impunidad no la intente recordar ni darle
    causas y sentidos. La función de los grupos y del
    contexto social es la de hacer historia de lo
    ocurrido.

    La impunidad de la violencia social ataca a las
    personas en sus cuerpos, sus mentes y en la construcción
    de su historia. Por eso para desmantelarla es necesario desde
    los distintos sectores del cuerpo social mantener la
    posibilidad de buscar sentidos a todo lo que nos
    rodea.

    La cultura y el
    accionar de los grupos son medios eficaces para ello.En
    relacion al tema de los piqueteros, la impunidad allí se
    encuentra en que nadie se hizo responsable de la
    situación en la que comenzaron a encontrarse miles de
    personas que quedaron desocupadas debido a la política
    económica que se tomo en los años ´90; esto
    condujo a la formación de estos movimientos piqueteros,
    cuya palabra a diferencia de la palabra desocupado, que remite
    a algo negativo, hace hincapié en lo activo, lo
    positivo.

    Este año la Corte Suprema declaro la invalidez
    e inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia
    Debida (que tenían por objeto limitar las investigaciones
    sobre las violaciones a los Derechos Humanos, a fin de reducir
    al mínimo posible el numero de inculpados), por ser
    contrarias a normas internacionales que hoy tienen
    jerarquía constitucional y siguen los lineamientos
    fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este
    fallo es el resultado de la lucha ineludible del movimiento
    de Derechos Humanos.

    La actuación de los tribunales europeos en los
    crímenes de esa humanidad cometidos por las dictaduras
    latinoamericanas ha dado aliento a los procesos
    locales. La madurez con la que se ha buscado justicia demuestra
    la falsedad de los argumentos esgrimidos en favor del olvido y
    del perdón. El juzgamiento a los responsables de estos
    crímenes conlleva estabilidad jurídica y
    política porque consagra valores
    fundamentales como el respeto a la vida y el rechazo a toda
    forma de autoritarismo.

    Es la responsabilidad con la democracia la que nos
    obliga a llevar delante esta construcción de memoria,
    verdad y justicia.

     

    Anónimo

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