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Microenseñanza en la formación de profesores




Enviado por Teresita de Rivas



     

     

    INTRODUCCIÓN

    En el presente trabajo desarrollamos una
    propuesta pedagógica innovadora llevada a cabo en la
    asignatura "Práctica de la Enseñanza" durante el
    ciclo lectivo 1996.

    La asignatura "Práctica de la Enseñanza" es en
    el marco de los planes de estudio de los profesorados de
    Psicopedagogía, Educación Especial y
    Filosofía, la que habilita para el ejercicio de la docencia. Si bien existen
    diferencias entre los alumnos de acuerdo al profesorado del cual
    provienen, tienen en común el haber cursado todas las
    asignaturas del área pedagógica, trabajando -en cada
    caso- sobre parcelas del conocimiento con breves
    acercamientos a la realidad, elaborando síntesis progresivas -aunque
    parciales- que no son suficientes para analizar y actuar frente a
    la complejidad de variables que inciden en la
    práctica docente en las instituciones educativas.
    Práctica que se caracteriza por ser dinámica, contextualizada
    y compleja, ya que en ella actúan múltiples
    condicionantes de orden epistemológico, filosófico y
    metodológico, además de modelos sociales y
    didácticos transmitidos e internalizados.

    Si bien durante el transcurso de la carrera el alumno
    realiza articulaciones entre esquemas
    teóricos y esquemas prácticos, es en el momento del
    desarrollo de la práctica
    de la enseñanza donde ésta articulación se vuelve
    condición "sine-qua non" para llegar a un saber hacer sin
    olvidar los fundamentos que le sirven de apoyo en el análisis y
    justificación de su propio accionar.

    En función de lo expuesto es
    que nos planteamos el problema de la interacción o diálogo permanente que tiene
    que existir entre los esquemas teóricos y los esquemas
    prácticos en el proceso de formación de
    los alumnos practicantes, interacción necesaria para su
    práctica profesional si
    deseamos un docente reflexivo y transformador de su propio
    hacer.

    Es por ello que nos preguntamos: ¿Qué
    posibilidades tienen los alumnos practicantes de ir desarrollando
    progresivamente ésta articulación?, ¿Mediante
    qué estrategias de enseñanza se
    favorecería el mencionado proceso?, ¿La
    microenseñanza sería -entre otras- favorecedora en la
    construcción de
    alternativas al problema planteado?

    Estas cuestiones han sido motivo de múltiples
    reflexiones entre el personal de la cátedra, con
    los alumnos y con otros profesores, lo que dió lugar a la
    elaboración de propuestas pedagógicas innovadoras que
    se ejecutaron desde el ciclo lectivo 1993. Si bien las mismas han
    conservado como eje central la problemática de la
    interacción entre esquemas teóricos y prácticos en
    los alumnos practicantes, se han realizado constantes
    profundizaciones en los fundamentos teóricos,
    reelaboraciones de objetivos y lineamientos
    metodológicos con el propósito de acercarnos a los
    cambios deseados.

     

    ALGUNAS PRECISIONES
    CONCEPTUALES

    A partir del problema consideramos necesario explicitar
    algunos conceptos que sirven de apoyo a este trabajo.

    La formación docente es
    entendida como un proceso de construcción de competencias básicas
    generales y específicas que permiten ejercer una
    práctica reflexiva que genera nuevos marcos de referencia y
    nuevas formas de entender y actuar frente a la realidad. Consiste
    en la preparación de profesionales que reflexionan sobre la
    práctica cotidiana para comprender tanto las
    características específicas de los procesos de enseñanza y
    aprendizaje, como del contexto
    en que ésta tiene lugar para intervenir en ella.

    Se entiende la práctica docente como una
    práctica social, (Angulo 1994; Contreras, 1994; Carr, 1993;
    Schön, 1992; Edelstein y Coria, 1995, Davini, 1995)
    altamente compleja, apoyada en perspectivas diversas que
    seleccionan puntos de vista, aspectos parciales que en cada
    momento histórico tienen que ver con los usos, tradiciones,
    técnicas y valores dominantes en un
    sistema educativo determinado
    (Gimeno Sacristán, 1988; Gimeno Sacristán y Pérez
    Gómez 1993; Furlán y Remedi, 1981; Ezpeleta, 1989).
    Condicionada por la estructura social,
    institucional y por opciones de valor, de carácter
    ético-moral donde el significado de
    los intercambios que en ella se producen definen el sentido y la
    calidad de su desarrollo
    (Gimeno Sacristán, 1988; Gimeno Sacristán y Pérez
    Gómez, 1993; Tamarit, 1997). Se desarrolla en escenarios
    singulares, en un tiempo y en un espacio,
    apoyada en tradiciones históricas que le dan estabilidad y a
    su vez resistencia al cambio. Esta
    práctica genera situaciones irrepetibles, singulares,
    concretas, que conforman ámbitos de incertidumbre, de
    conflicto e inestabilidad, es
    decir, configura problemas de acción con
    características distintivas imposibles de generalizar. En
    esas acciones las decisiones que se
    toman son únicas y particulares en las cuales se refleja la
    implicación personal de cada uno de sus integrantes:
    idiosincracia, subjetividad, biografía personal, formación,
    cultura de procedencia, es
    decir, cada uno se convierte en partícipe de la
    elaboración de su propio saber y accionar.

    En ésta práctica el docente es un profesional
    activo que:

    "…deja de ser un mediador pasivo entre teoría-práctica,
    para convertirse en un mediador activo que desde la
    práctica reconstruye críticamente su propia
    teoría, y participa, así, en el desarrollo
    significativo del conocimiento y la práctica profesional".
    (Porlán, 1992 y Carr, en Porlán, 1993
    p.132).

    Coincidiendo con Schön (1992), concebimos al
    docente como un "práctico reflexivo" que tanto durante su
    actividad, como antes y después de ella, activa procesos de
    reflexión que conforman su "pensamiento práctico":
    conocimiento en la acción, reflexión en la acción
    y reflexión sobre la acción y sobre la reflexión
    en la acción.

    El "conocimiento en la acción" es el que se revela
    a través de las acciones espontáneas, es decir el conocimiento está en
    la acción, pero somos incapaces de explicitarlo verbalmente,
    ya que es un conocimiento tácito al que a veces podemos
    hacer referencia sólo si reflexionamos sobre nuestras
    acciones. Describir este conocimiento implica elaborar
    construcciones, ya que es un intento por explicitar o simbolizar
    un tipo de inteligencia que comienza
    siendo espontánea.(Schön, 1992). Es un tipo de
    conocimiento de primer orden que orienta toda actividad humana,
    es el "saber hacer".

    Sobre este conocimiento de primer orden descansa un
    conocimiento de segundo orden que Schön denomina
    "reflexión en la acción", esto implica retomar nuestro
    pensamiento sobre la acción realizada con el propósito
    de descubrir cómo nuestro conocimiento en la acción
    puede haber generado un resultado inesperado. Este proceso
    reflexivo que de alguna manera siempre se halla presente
    está constituído tanto por elementos intuitivos
    (emocionales, creativos, etc.) como por elementos racionales
    (selección y análisis
    de información) que se
    interrelacionan para modificar durante la práctica, la
    intervención del profesor (Porlán,
    1993).

    Cuando la reflexión se realiza sobre un hecho ya
    ocurrido hablamos de "reflexión sobre la acción",
    mientras que si pensamos sobre lo que estamos haciendo mientras
    lo realizamos con el propósito de reorganizarlo, hablamos de
    "reflexión en la acción". El valor principal de este
    tipo de reflexión es su función crítica ya que nos
    permite comprender las situaciones problemáticas y
    reestructurar las estrategias de acción; es decir que lo que
    la distingue de otros tipos de reflexión es su relevancia
    para la acción (Schön, 1992), ya que le permite al
    profesor tomar conciencia explícita de los
    modelos pedagógicos y epistemólogicos que sustentan su
    actuación y contrastarlos con teorías pedagógicas
    y epistemológicas formalizadas. (Porlán,
    1993).

    Es el tipo de reflexión que nos permite captar la
    riqueza de las múltiples dimensiones que intervienen en las
    situaciones, generando capacidad de improvisación y
    creación.

    "Es el proceso mediante el cual aquel conocimiento
    implícito, dado por supuesto e incuestionable, se vuelve
    explícito, se examina críticamente y se formula y
    comprueba a través de las acciones futuras. (Carr, en
    Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 1993
    p.419).

    De esta manera se advierten diversos niveles de
    reflexión ya que, una cosa es ser capaz de reflexionar en la
    acción, otra es ser capaz de reflexionar sobre nuestra
    reflexión en la acción y realizar una descripción de ella, y otra
    instancia diferente sería la constituída por la
    reflexión sobre la descripción realizada.

    Es decir, la "reflexión sobre la acción y
    sobre la reflexión en la acción" sería el
    análisis a posteriori sobre las características y
    procesos de la propia acción. Se podría hablar
    según Pérez Gómez (1993) de reflexión sobre
    la representación o reconstrucción a posteriori de la
    propia acción. En definitiva es un conocimiento de tercer
    orden que analiza los dos primeros en relación a una
    situación problemática y su contexto.

    Estos tres procesos no pueden considerarse de manera
    independiente para explicar el "conocimiento práctico" del
    profesor que se pone en juego al abordar las
    prácticas educativas; sino que por el contrario son
    necesarios los tres, para explicar la intervención
    práctica racional del profesor en los diferentes
    ámbitos en que desarrolla su práctica: enseñanza
    preactiva, enseñanza interactiva y enseñanza
    postactiva. (Jackson, 1991).

    De este modo, según Schön (1992), éstos
    procesos forman parte de las experiencias del pensar y del hacer
    que todos compartimos cuando se aprende el arte de una práctica
    profesional.

    Consideramos necesario que éste docente reflexivo
    desarrolle su práctica desde un modelo didáctico
    comprensivo que incluya aspectos constructivos y crítico-
    reflexivos. Constructivo en el sentido de que el docente
    construye y reconstruye nuevos significados a partir de sus
    propios esquemas de conocimiento que pone en juego en una
    situación determinada. Crítico-reflexivo porque analiza
    no sólo los problemas prácticos del aula, sus
    fundamentos teóricos y creencias implícitas, sino que
    además se orienta hacia una acción transformadora de
    sus propias prácticas, inmersas en un contexto
    témporo-espacial con características socio-políticas
    determinadas.

    Abordar la complejidad de esta práctica profesional
    -reiteramos- no puede explicarse exclusivamente por fundamentos
    racionales como si cada una de las decisiones fuese un acto
    elaborado, apoyado en criterios estables, es decir, en esquemas
    teóricos que se caracterizan por un pensamiento racional,
    sistemático y conciente en la organización de la
    información, la selección de categorías, la
    disección del todo en sus componentes, el juicio
    crítico y el empleo de sistemas lingüísticos
    explicativos, que si bien actúan como principios orientadores para la
    acción, dándole apoyatura reflexiva a la práctica,
    se deben también a la existencia de esquemas prácticos
    entendidos como ideas globales, preferencias personales,
    generalmente implícitas, que se integran a concepciones
    más amplias de la educación en general, referidas no
    sólo a conocimientos disciplinares, metodológicos,
    pedagógicos, sino que constituyen un conjunto de supuestos
    que dan sentido al mundo, no como simple reflejo de la realidad,
    sino como algo construido a partir de esa realidad en la
    interacción con otros y con la propia experiencia. Estos
    esquemas prácticos permiten enfrentar las situaciones
    cotidianas de una manera cotidiana, resuelven problemas
    prácticos siendo su criterio de validación la eficacia para interpretar el
    entorno y actuar en consecuencia. Cumplen una importante
    función adaptativa en el mesocosmos del profesor, es decir,
    sirven como base para la interpretación de
    situaciones, la toma de desiciones y para la
    acción.

    Es en función del problema y del marco conceptual
    desarrollado nos proponemos en la asignatura favorecer en los
    alumnos practicantes la inserción gradual y sistemática
    en el ejercicio de la práctica para la cual se están
    formando, y promover espacios de reflexión y acción
    permanente acerca de la interacción entre esquemas
    teóricos y esquemas prácticos. Es así que pensamos
    a la Microenseñanza como una estrategia adecuada.

    Desde una perspectiva histórica la
    microenseñanza o formación en laboratorio tiene sus
    orígenes en la Universidad de Stanford en el
    año 1963 y surge como alternativa a los problemas de la
    formación del profesorado, utilizándosela paralelamente
    a otras actividades de formación con el "objetivo principal de
    introducir una nota de realismo, al principio de la
    formación, porque los pasantes, en su mayor parte,
    venían con la idea reinante en los medios intelectuales, de que todo
    aquello de lo que un profesor tiene necesidad, es conocer su
    cometido, la materia" (Gregorio, M. 1979
    p.97).

    Para Perlberg la "microenseñanza es un procedimiento de entrenamiento dirigido a la
    simplificación de la complejidad del acto pedagógico" (
    Perlberg, en Gregorio, 1979 p. 105).

    En las primeras experiencias realizadas, la
    microenseñanza consistió en simplificar el tiempo, el
    número de alumnos y los contenidos, determinar las aptitudes
    pedagógicas a observar, desarrollar la clase, en forma inmediata su
    crítica y si fuera necesario repetir nuevamente la
    actividad. En su desarrollo tuvieron mucha influencia las
    contribuciones de Bloom, Kratwohl, Gagné y Popham,
    encontrando así su apoyo en una teoría psicológica
    del aprendizaje de orientación conductista.

    Las experiencias se multiplicaron en varios países.
    En Estados Unidos: San José
    State College, 1965; Universidad de Indiana, 1958-59; Universidad
    de New York, 1960-63; Universidad de Illinois, 1966-67. Alemania: Nürtingen,
    1965; Escuela de Formación de IBM
    en Sindelfingen, 1966. Francia: Lille, 1964-67;
    Versalles, 1967-68. Inglaterra: Avery College de Gran
    Bretaña,1963-67; The Inner London Education Authority, 1966;
    realizándose también experiencias en Canadá,
    Italia y España. Se podría
    sintetizar diciendo que en la década del 60 y hasta mediados
    del 70, tiene su gran auge la microenseñanza tal como fue
    pensada por sus pioneros.

    Con el tiempo aparecen nuevas teorías psicológicas
    del aprendizaje que amplían y enriquecen el concepto de microenseñanza,
    sufriendo el mismo profundas modificaciones en el escenario de la
    formación de profesores, las cuales obedecen a las
    implicancias didácticas de las nuevas teorías.

    La decisión de adoptar la estrategia de
    microenseñanza se justifica en que:

    – Simplifica la complejidad del proceso de
    enseñanza en el aula, al reducir las dimensiones de los
    elementos intervinientes: número de alumnos, alcance de
    los contenidos y duración de la clase (Allen y Ryan,
    1978).

    – Es verdadera enseñanza, aún cuando la
    situación de enseñanza está previamente armada
    en el sentido de que profesores, alumnos- practicantes y
    alumnos trabajan juntos en una situación de práctica,
    se produce un verdadero proceso de enseñanza y aprendizaje
    ( Allen y Ryan, 1978).

    – Es económica al ahorrar tiempo aumentando la
    cantidad de observaciones y prácticas posibles.

    – Supone una superación constante de los modelos
    internalizados y nuevas posibilidades de acción a
    través del análisis crítico previo y a
    posteriori de la acción misma.

    – Es flexible ya que para su implementación se
    pueden desarrollar estrategias didácticas derivadas de distintas
    teorías psicológicas.

    – Es de carácter activo ya que en ella predomina
    la observación y la
    experiencia directa.

     

    DETALLE DE LA
    PROPUESTA

    Esta propuesta se ejecuta en el período
    introductorio de la asignatura en el cual se desarrollan diversas
    estrategias, entre ellas la microenseñanza.

    La misma se realiza durante las clases, en grupos de dos alumnos
    practicantes, con una duración aproximada de 50 a 60 minutos
    y en un grupo no mayor de diez
    compañeros, los temas y la bibliografía son seleccionados del programa de la asignatura por los
    docentes.

    En un primer momento de enseñanza preactiva se
    analizan y consensúan diferentes aspectos con los alumnos
    tales como: distribución de temas,
    objetivos, formas de trabajo, secuencias de tareas,
    características de la microplanificación, análisis
    de posibles cursos de acción, sus consecuencias y sus
    fundamentos teóricos- prácticos. Se favorece la
    reflexión mediante el planteamiento de problemas, preguntas,
    orientaciones, ofreciendo en tiempos adecuados la
    información pertinente, lo que le permite al alumno
    seleccionar estrategias de acción para su experiencia de
    microenseñanza.

    En un segundo momento de enseñanza interactiva el
    alumno practicante desarrolla su actividad frente a sus
    compañeros y a los docentes de la cátedra, quienes
    actúan como observadores no participantes, mientras que sus
    compañeros desempeñan el papel de alumnos y
    observadores participantes.

    Por último, en un tercer momento de enseñanza
    postactiva, los alumnos practicantes realizan un análisis
    crítico acerca de los aspectos significativos de su desempeño en
    interacción con sus compañeros y docentes.

    A partir del desarrollo y evaluación de esta
    experiencia, consideramos que la misma permite: realizar un
    seguimiento de procesos de aprendizajes individuales y grupales
    tanto a los docentes, como a los alumnos practicantes y a sus
    compañeros. Al haber muchos observadores- participantes y no
    participantes- se obtienen diferentes puntos de vista acerca de
    una misma situación, que favorecen un diálogo
    profesional como forma de comunicación privilegiada
    entre profesores y aspirantes a profesores. Esta forma de
    comunicación privilegiada se construye en una atmósfera muy especial en la que los
    alumnos- docentes se acostumbran a aceptar observaciones sin
    molestarse; decimos construida, porque en una primera instancia
    se generan situaciones ambivalentes ya que, por una parte, el
    alumno practicante se da cuenta de que éstas observaciones
    son fundamentales para su aprendizaje, para un cambio, pero por otra parte,
    rechaza ésta autocomprobación porque se siente inseguro
    e intranquilo. De aquí que el alumno- practicante deba
    prepararse para la confrontación de sí mismo teniendo
    el valor para aceptar lo que le dicen. El esfuerzo realizado por
    los alumnos practicantes en la situación de
    microenseñanza se corresponde al realizado después de
    una situación real de clase reconociendo los mismos el
    elevado valor formativo de esta estrategia.

    En síntesis, consideramos que la misma
    facilitó a los alumnos: construcciones progresivas de
    elaboraciones teórico- prácticas acerca de la
    problemática didáctico-curricular. Construcciones que
    se ven favorecidas a partir de la reflexión a priori,
    durante y a posteriori de la acción contribuyendo a la
    articulación y resignificación de la relación
    entre esquemas teóricos y esquemas prácticos abriendo
    un espacio de análisis tanto del sentir, como del hacer y
    del pensar en un período previo al desempeño
    profesional.

     

    CONCLUSIONES

    A partir de las concepciones teóricas desarrolladas
    y de la experiencia realizada consideramos que la práctica
    docente por su complejidad requiere de la acción reflexiva y
    crítica para favorecer la interacción entre esquemas
    teóricos y esquemas prácticos.

    En este proceso reflexivo de análisis a priori,
    durante y a posteriori de la acción, la microenseñanza
    se ubica como una estrategia constructiva privilegiada que
    aproxima gradual y sistemáticamente al alumno al desarrollo
    progresivo de la mencionada articulación, aproximándolo
    a su futuro desempeño profesional. En esa reflexión y
    acción se integran la teoría y la práctica en un
    mismo proceso, sin subordinar el segundo al primero, en un
    diálogo permanente en donde docentes y alumnos son
    considerados participantes activos en la construcción
    de su propio quehacer y en la generación de prácticas
    más reflexivas. (Torres Santomé 1992).

    Es decir, el alumno puede criticar sosegadamente su
    pensar y su hacer explicitando los modelos pedagógicos,
    epistemológicos, creencias, valores…, sometiéndolos a
    contraste con su actuación y al mismo tiempo a la luz de teorías más
    formalizadas. Es la microenseñanza un espacio deliberado de
    reflexión que favorece la construcción y
    resignificación de la relación entre esquemas
    teóricos y esquemas prácticos contribuyendo a una mayor
    autonomía y posibilidad de transformación en los
    futuros profesionales docentes.

     

    Referencias
    Bibliográficas

    • Allen, D. y K. Ryan 1978 Microenseñanza. Una
      nueva técnica para la formación y el
      perfeccionamiento docentes. Editorial El Ateneo. Buenos Aires.
    • Angulo, J. y N. Blanco (Coord.) 1994 Teoría y
      desarrollo del curriculum. Editorial
      Aljibe. Málaga.
    • Carr, W. 1993 Calidad de la Enseñanza e Investigación-acción.
      Editorial Diada. Sevilla.
    • Contreras, J. 1994 Enseñanza, curriculum y
      profesorado. Editorial Akal. Madrid.
    • Davini, M. 1995 La formación docente en
      cuestión: Política y Pedagogía. Editorial
      Paidós. Buenos Aires.
    • Edelstein, G y A. Coria 1995 Imágenes e
      imaginación.Iniciación a la docencia. Editorial
      Kapelusz. Buenos Aires.
    • Ezpeleta, J. 1989 Escuelas y Maestros. Condiciones
      del trabajo en Argentina. UNESCO. OREAL. Santiago de
      Chile.
    • Furlán, A y E. Remedi 1981 Notas sobre la
      práctica docente: la reflexión pedagógica y las
      propuestas formativas, en Foro Universitario. México.
    • Gimeno Sacristán, J. 1988 El curriculum: una
      reflexión sobre la práctica. Editorial Morata.
      Madrid.
    • Gimeno Sacristán, J. y A. Pérez Gómez
      1993 Comprender y transformar la enseñanza. Editorial
      Morata. Madrid.
    • Gregorio, M. 1979 Microenseñanza. Editorial
      Edelvives. Zaragoza.
    • Jackson, Ph. 1991 La vida en las
      aulas. Editorial Morata. Madrid.
    • Porlán, F.1993 Constructivismo y escuela.
      Editorial Diada. Sevilla.
    • Schön, D. 1992. La formación de
      profesionales reflexivos. Editorial Paidós.
      Barcelona.
    • Tamarit, J. 1997 Escuela crítica y
      formación docente. Editorial Miño y Dávila.
      Buenos Aires.
    • Torres Santomé, J. 1992 El Curriculum oculto.
      Editorial Morata. Madrid.

     

    Notas

    (*) Publicado originalmente en Revista Contextos)

     

    Teresita de Rivas

    Celina Martín / María Alejandra
    Benegas.

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