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Las nociones espacio-temporales



    1. El carácter nocional de
      la Espacialidad y la Temporalidad
    2. Esbozo histórico del
      desarrollo de las nociones espacio-temporales en los Programas
      de Educación Preescolar
    3. Características
      de las nociones espacio-temporales en las edades
      preescolares
    4. Particularidades de las nociones
      espacio-temporales en el sexto año de
      vida
    5. Conclusiones

    Este apartado aborda en cinco epígrafes todo lo
    concerniente con las nociones espacio-temporales en las edades
    preescolares; inicialmente se hace referencia al carácter nocional de la espacialidad y la
    temporalidad en estas edades.

    Posteriormente se hace un esbozo histórico de
    cómo han sido abordadas las nociones espacio-temporales en
    los distintos programas de la
    Educación
    Preescolar. Asimismo se hace una caracterización de
    dichas nociones en la etapa preescolar;
    para seguidamente en el cuarto epígrafe conocer las
    particularidades de las nociones espacio-temporales en el sexto
    año de vida. Por último se presenta la
    valoración de los maestros sobre el desarrollo de
    las nociones espacio-temporales en el sexto año de
    vida.

    El carácter nocional de la Espacialidad y la
    Temporalidad.

    Al reflexionar sobre el término "noción",
    éste es entendido como la iniciación superficial
    que se tiene de "algo", en este caso particular, de cómo
    el niño concibe el espacio y el tiempo.

    Según fuente consultada, (Encarta, 2003)
    noción es el término empleado en filosofía
    que designa una idea o concepto
    básico que se tiene de algo. En muchos casos se considera
    que una noción es la representación mental de un
    objeto. En cualquier caso, ‘noción’ tiene un
    uso muy amplio y puede ser empleado como un equivalente de
    representación, concepto o idea.

    El espacio y el tiempo, como otras nociones, tienen una
    elaboración paulatina hasta que se acercan a lo que
    objetivamente son, es decir a la noción que tienen los
    adultos, la cual es fruto de sus experiencias.

    En los primeros años, el espacio es como el
    individuo
    puede aprehenderlo, con la matriz que le
    imprimen sus esquemas de asimilación de la realidad: es
    donde se hace, donde se ejerce la acción;
    el tiempo es tan solo una sucesión poco diferenciada de
    los acontecimientos rutinarios.

    Esta construcción de nociones reviste el
    carácter de ontogénica, es decir, que la rehace
    cada individuo para su historia
    particular.

    Los niños
    en estas edades perciben y organizan lo que el desenvolvimiento
    de sus estructuras
    cognitivas le permiten, ejemplos de ello son: no saben cuando
    será su cumpleaños, piensan que su papá
    tiene más años que su tío porque es
    más alto, a los cinco años le interesa saber como
    se llama ese día.

    ¿Qué indican estas referencias? Que sus
    nociones son parciales y particularísimas de cada momento
    evolutivo y no coinciden con el pensamiento
    adulto.

    Para el adulto están mejor concebidos tanto el
    tiempo como el espacio, ya conoce por su vasta experiencia las
    sucesiones del
    día y la noche, por qué ocurren, cómo se da
    el proceso,
    domina las unidades cronométricas del tiempo,
    (entiéndase horas, minutos, segundos); en caso de
    desplazarse hacia algún lugar sabe que camino tomar para
    acortar la distancia, tiene dominio de
    orientación tanto por su propio cuerpo, como por
    instrumentos que lo faciliten, o por acontecimientos que
    suceden.

    La noción del espacio en el niño, que como
    en el caso del esquema corporal, constituye una
    representación, es construida por medio de las acciones
    motoras, mas tarde acciones interiorizadas que se convierten en
    sistemas
    representativos y llegan a organizarse en operaciones.

    En los niños preescolares son únicamente
    las acciones motoras directas las que al satisfacer las
    necesidades exploratorias, brindan las primeras representaciones
    espaciales que pertenecen a la
    organización del espacio topológico.

    "La percepción
    del tiempo en los niños se forma bastante tarde…Se
    orientan mejor en aquellos intervalos de tiempo que se relacionan
    con su actividad diaria" (Petrovski, 1986: 256).

    En el recién nacido la noción temporal es
    casi inexistente, el niño no posee al nacer este esquema
    temporal, sino que paulatinamente va adquiriéndolo a
    través de su crianza, de las costumbres de su ambiente y del
    lenguaje.

    Las demandas de alimento del niño y las demoras
    que le son impuestas en la satisfacción son generadoras de
    su sentido temporal, porque son necesidades periódicas que
    se incrementan a medida que es mayor el tiempo que lleva
    calmarlas. En consecuencia, el ciclo
    hambre-alimento-satisfacción-hambre-alimento, etc., es
    fundamental para generar la noción temporal.

    Por otro lado, toda situación que proporcione
    sensaciones cinestésicas (ritmo respiratorio, actividad
    cardiaca, etc.) y cualquier otra fuente de señales
    periódicas que el niño pueda percibir, aún
    de modo inconsciente, contribuyen a la diferenciación de
    intervalos y son también precursoras del sentido del
    tiempo (Colaruso, 1979).

    Tanto el espacio como el tiempo están presentes
    en toda percepción, que es extensa y tiene
    duración, aunque en el niño la duración
    está lejos aún de la temporalidad adulta. Al
    principio, el tiempo para el niño es igual a la
    duración psicológica de sus actos; después
    va a establecer una relación de esta duración con
    los hechos del mundo externo y por último, incluirá
    sus actos en la serie de sucesos rememorados, así forma la
    historia de su medio y convierte al tiempo en la red que ensambla la estructura
    objetiva del Universo.

    Esbozo histórico del desarrollo de las nociones
    espacio-temporales en los Programas de
    Educación
    Preescolar.

    En Cuba desde
    antes del triunfo de la revolución
    en los Jardines de la Infancia o
    Kindergárteres eran atendidos los niños
    preescolares. En el año 1954 se estructuran los ciclos en
    la etapa preescolar. El primer ciclo comprendía a
    niños de cuatro a cinco años y el segundo ciclo a
    los niños entre cinco y seis años de vida. A partir
    de la revisión documental de los programas de
    educación preescolar, específicamente cómo
    se abordan las nociones espacio-temporales en ellos, debe tenerse
    en cuenta la tesis de la
    educadora Ida Glézer(1954), la cual refería un
    programa de la
    enseñanza en el grado pre-primario donde se
    abordó por primera vez el ritmo en el aprendizaje de
    la escritura.

    Para la Glézer la incorporación del ritmo
    tuvo mucha importancia, afirmaba: "…constituye un auxiliar
    poderoso porque disciplina la
    mano del niño y le indica, por la regularidad del tiempo,
    la medida de los trazos." (Glézer, 1954:88).

    Es necesario reflexionar sobre esta tesis;
    ¿qué relación tiene con la investigación?, pero sucede que los trazos
    a los cuales se refiere la Glézer, se hacían y se
    hacen en espacios más reducidos pero que no dejan de ser
    espacios. El programa propuesto por esta educadora
    concebía diferentes unidades; entre ellas la de "música", donde los
    niños marcaban la cadencia de la misma con palmadas a
    distintos compases.

    Otros programas de Educación Preescolar
    examinados, también contemplaban elementos
    espacio-temporales, por ejemplo en 1974, en el área de
    Educación Física, entre los
    objetivos que
    se perseguían, estaba enseñar a los preescolares a
    desplazarse en círculos, rectángulos, a orientarse
    en el espacio, etc. Esto sucedía en el quinto año
    de vida específicamente; un tanto así
    sucedía con las áreas de Iniciación Musical
    y expresión Corporal donde los niños debían
    realizar desplazamientos con cambios de dirección, niveles, diseños,
    concepto de rápido y lento, con el empleo de
    rimas, poesías
    e instrumentos
    musicales para acompañar los movimientos
    fundamentales.

    Similar ha sido el trato que se le ha dado a las
    nociones espacio-temporales en las décadas del ochenta,
    noventa y en la actual; los contenidos de las diferentes
    áreas así lo refieren; en Conocimiento
    del Mundo de los Objetos y Relaciones Espaciales el niño
    debe ser capaz de ubicarse en el espacio, agrupar objetos,
    ordenarlos teniendo como punto de referencia a otros objetos,
    identificar pares de posiciones: arriba-abajo,
    detrás-delante, izquierda-derecha, dentro-fuera,
    aquí, allá, etc.

    En Lengua
    Materna, al emplear palabras que indiquen relaciones de
    tiempo, relaciones de lugar, al hacer relatos cortos,
    narraciones, cuentos y
    utilizar correctamente tiempos verbales: presente, pasado y
    futuro, al determinar la extensión de las palabras por la
    cantidad de sonidos que la forman y el lugar que ocupan los
    sonidos en las palabras. En Educación
    Física el niño debe realizar desplazamientos
    variados, en diferentes direcciones, con ritmos variados, y por
    diferentes planos.

    Características de las nociones
    espacio-temporales en las edades preescolares.

    El niño reconoce el espacio en la medida en que
    aprende a dominarlo. Baldwich y Stern distinguen en los
    niños un espacio primitivo o "espacio bucal", un espacio
    próximo o "de agarre" y un "espacio lejano", que el
    niño aprende a dominar y que lo descubre paulatinamente, a
    medida que aprende a moverse por sí solo.

    El espacio bucal, es el primer espacio con que el
    niño se relaciona, y se da en el proceso de lactancia, es
    decir, en el contacto directo de su boca con el seno de la madre;
    nos referimos al espacio próximo, como el espacio
    más cercano que rodea al niño, donde con tan solo
    estirar sus brazos puede agarrar algún objeto, y por
    último el espacio lejano, es cuando ya se requiere de
    desplazamiento para alcanzar algo que le llame la atención; este espacio está
    directamente relacionado con el gateo o la marcha, si el
    niño es capaz de desplazarse e ir por el objeto o persona que lo
    motiva se está en presencia del espacio lejano.

    El conocimiento y dominio espacial requieren de tiempo
    para desarrollarse. En la etapa sensorio motriz los niños
    comprendidos entre cero y doce meses gradualmente aprenden a
    seguir con la vista los objetos, también a alcanzarlos y
    asirlos.

    En los primeros ocho meses de vida, el niño se
    percata únicamente de los objetos que puede ver, si la
    pelota con la que ha estado jugando
    rueda y la pierde de vista, ya no existe para él; no la
    busca sino que desvía su atención hacia algo mas
    que esté dentro de su campo visual.

    Entre ocho y doce meses los niños aprenden a
    mover su cuerpo para buscar cosas fuera de su campo inmediato de
    visión y aprenden a manipular los objetos en el espacio
    para verlos desde diferentes ángulos. Realmente en el
    primer año de vida, se alcanzan grandes éxitos en
    el dominio del movimiento en
    el espacio y de las acciones con objetos más
    elementales.

    Al arribar a los doce meses (aproximadamente) el
    niño que empieza a caminar aprende que él
    está ubicado en el espacio, aprende la forma en que los
    objetos cambian de posición con respecto a otros objetos;
    aunque puede decirse que la orientación espacial de los
    niños tiene un carácter borroso e
    imperceptible.

    Hacia el final de la etapa sensoriomotriz, los
    niños entre dieciocho y veinticuatro meses han
    desarrollado la habilidad de representar el espacio mentalmente.
    Las relaciones de proximidad, (qué tan cerca están
    las cosas en el espacio) y de separación, (qué tan
    alejadas se encuentran), son fundamentales para la
    comprensión del espacio por parte del
    niño.

    Los niños de tres y cuatro años que se
    encuentran en la etapa preoperacional exploran activamente estas
    relaciones cuando separan y unen las cosas, y las ordenan y
    reordenan en el espacio. También aprenden a describir
    donde están las cosas, las distancias que hay entre ellas
    y las direcciones en las que se mueven, aunque sus juicios no son
    siempre precisos de acuerdo con las normas adultas.
    Presentan además dificultades para producir una
    línea recta en el espacio, ya sea dibujándola con
    un lápiz o al alinear objetos.

    En los niños mayores de la etapa preoperacional
    (de cinco a siete años) el orden espacial también
    empieza a tener sentido. Dados algunos objetos ordenados en
    línea, pueden reproducir el mismo orden mediante la
    experimentación con otro conjunto de objetos. Esto no
    ocurre así en los niños de tres a cuatro
    años quienes ordenan las cosas en un orden que ellos
    creen, pero generalmente no pueden reproducir el mismo orden
    siguiendo el patrón de la primera
    ordenación.

    Según Esparza (1984), el desplazamiento en todas
    direcciones es otro logro que los preescolares hacen
    vigorosamente desde que aprenden a arrastrarse y a gatear. Sin
    embargo, es en esta edad cuando empiezan a percatarse de que su
    movimiento tiene dirección y tratan de usar palabras como:
    hacia, dentro, fuera de, lejos, etc. para describir la
    dirección en que alguien o algo se desplaza.
    También comienzan a describir las distancias relativas,
    usan las palabras: junto, cerca, lejos, y para ellos suelen ser
    confusas porque la misma palabra puede cubrir una amplia variedad
    de distancias, depende del contexto en que sean
    usadas.

    Los términos espaciales que describen las
    posiciones, direcciones y distancias relativas apenas empiezan a
    nacer en el vocabulario de los preescolares, aunque probablemente
    han escuchado estos términos durante buena parte de su
    vida, apenas empiezan a relacionarse con sus acciones.

    En la edad preescolar los niños pueden localizar
    las cosas dentro de ámbitos mayores y mucho más
    complejos; dada una disposición constante del salón
    o aula, aprenden a localizar determinados materiales que
    necesitan y determinan cuales son las áreas de trabajo mas
    adecuadas para ciertas actividades.

    Particularidades de las nociones espacio-temporales en
    el sexto año de vida.

    El desarrollo alcanzado por los niños que cursan
    el sexto año de vida les permite una mayor independencia
    en sus acciones, utilizan el espacio y se orientan mejor en el
    mismo; son capaces de ejecutar desplazamientos variados por
    diferentes planos, hacia diferentes direcciones y desde diversas
    posiciones. En fin, ejecutan variados desplazamientos con
    diversos ritmos.

    En este grupo de
    edades los niños /as reconstruyen las relaciones
    espaciales ya adquiridas en un plano perceptual por el paso al
    plano de las representaciones, en forma de imágenes
    espaciales, lo cual puede lograrse no solo con la
    ejecución de acciones en el espacio real, sino
    también mediante la utilización de planos gráficos y de acciones con modelos
    espaciales.

    El predominio de la atención y la memoria
    involuntarias exige la utilización de métodos y
    medios
    atractivos e interesantes; pues el niño presta
    atención a lo que tiene un interés
    directo para él y despierta sus emociones al
    recordar aquello que le atrae y que "graba por si
    solo".

    Se destaca una mayor concentración en la
    realización de las tareas cognitivas observándose
    musitaciones sonoras, micromovimentos labiales o
    concentración con ausencia verbal total. Esto indica una
    consolidación progresiva del lenguaje interno, lo cual,
    aparentemente le sirve para guiar su acción mental y
    manual; este
    dato resulta de gran valor pues
    reafirma la importancia de propiciar y no limitar las
    verbalizaciones en los diferentes momentos de las
    actividades.

    En este período (5/6 años) dominan los
    tiempos fundamentales (pasado, presente y futuro), lo cual les
    permite el relato de vivencias con complejidades gramaticales y
    definiciones dentro de un mismo caso temporal, con algunas
    imprecisiones, en el futuro mediato.

    Su memoria verbal
    con significado es más amplia por lo que repite cuentos,
    relatos y poesías íntegramente.

    Las actividades productivas: dibujo,
    modelado, aplicación y construcción,
    desempeñan un papel fundamental en el desarrollo
    psíquico de los preescolares, pues la orientación a
    obtener un resultado se forma paulatinamente en la medida que se
    asimilan las acciones, o sea, las interiorizan, por lo que
    resulta eficaz la construcción, utilización y
    formación de modelos.

    En cuanto al desarrollo motor de los
    niños en estas edades, debe decirse que se manifiesta una
    gran explosión en el desarrollo de capacidades motrices:
    el niño lanza más lejos, corre más
    rápido, demuestra mayor equilibrio,
    coordinación y orientación en sus
    movimientos, combinan habilidades motrices básicas,
    perciben el espacio al saltar una cuerda o al lanzar una pelota,
    entre otros ejemplos, por lo que sus movimientos tiene más
    calidad.

    Dados algunos objetos ordenados en línea o
    círculo pueden reproducir el mismo orden mediante la
    experimentación con otro conjunto de objetos.

    Aprenden a usar las palabras que describen relaciones
    espaciales y temporales, regulan sus movimientos a partir de
    órdenes como: ¡corre más rápido,
    camina despacio!, etc. La orientación espacial se logra a
    partir del propio cuerpo del niño, por ejemplo la
    educadora se apoya en indicaciones verbales como: brazos abajo,
    salten hacia atrás, entre otras órdenes.

    En cuanto al ritmo, éste se evidencia al realizar
    movimientos con más o menos energía, al realizar
    carreras rápidas, lentas, al sonido de un
    instrumento sonoro, al realizar armónicamente esfuerzos
    musculares; es importante señalar que en estas edades se
    observa además el ritmo colectivo cuando realizan
    ejercicios físicos, por supuesto siempre se respeta el
    ritmo individual y la educadora puede valerse de rimas, canciones
    e instrumentos sonoros.

    En actividades como preescritura, el niño, es
    capaz de respetar el espacio del cuaderno, específicamente
    el renglón y realizar trazos de manera consecutiva, de
    izquierda a derecha, y de arriba hacia abajo. Así mismo en
    Análisis fónico forma palabras de
    izquierda a derecha y reconoce el lugar de cada sonido en dichas
    palabras.

    CONCLUSIONES

    • El desarrollo de las nociones espacio-temporales es
      un elemento de gran valor en los niños preescolares. Lo
      anterior se puede favorecer a través de la
      implementación de actividades dirigidas en este sentido.
      Sin embargo, hasta el momento, no existe ninguna propuesta
      concreta de actividades dirigidas a estimular estas nociones en
      el sexto año de vida.
    • El desarrollo de las nociones espacio-temporales
      depende de la interrelación y el trabajo
      armonioso de las tres unidades funcionales del modelo de
      Luria.
    • La estructuración espacio-temporal emerge de
      la motricidad y depende inicialmente de la noción
      corpórea o esquema corporal del niño.
    • La preparación que poseen los maestros para
      desarrollar las nociones espacio-temporales en los niños
      del sexto año de vida es insuficiente, esto se debe a la
      escasa preparación que reciben los docentes en
      relación con estos contenidos. Así como al poco
      acceso que tienen a la bibliografía existente y
      el poco dominio que tiene acerca de las nociones espacio
      temporales, es decir, las maestras tienen dificultades en
      cuanto a definir los contenidos que abarcan dichas
      nociones.
    • Las actividades que se diseñen y apliquen con
      los niños de sexto año de vida dirigidas a
      favorecer el desarrollo de las nociones espacio-temporales
      deben poseer como características el ser lúdicas,
      vivenciales y sensibilzadoras, integradoras, personalizadas y
      desarrolladoras.
    • Considerar que el maestro desempeña un
      importante papel en su desarrollo, quien debe brindar apoyo y
      confianza a sus alumnos; dándoles oportunidad de
      desempeñar el papel protagónico.
    • Incluir en su diseño los componentes personales y no
      personales. Cada uno debe estructurarse en: contenidos,
      objetivos didácticos, materiales, espacio, distribución y desarrollo.
    • Las actividades propuestas fueron sometidas a
      criterios de Especialistas a través del cual fue
      demostrada su adecuación, suficiencia, variedad y
      aplicabilidad.

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    Autoras:

    Ms C. Celia Romero Díaz

    Dpto. de Educación Física.Escuela
    Internacional de Educación Física y Deporte, Habana, Cuba.

    Idaris Gómez Ravelo

    Profesora de Educación Física e
    instructora de la Universidad Agraria de la Habana.

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