Monografias.com > Historia
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El Noroeste argentino actual durante el período precolombino




Enviado por Pedro Quiroux



     

    La región del noroeste argentino comprende las
    hoy provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan,
    parte de Tucumán y de Santiago del Estero; dentro de
    Jujuy, surcado por el Río Grande (hoy seco) y ocupando un
    valle de 100 Km. de largo se encuentra la Quebrada de Humahuaca.
    A pesar de la falta de prospecciones sistemáticas para el
    estudio de la Quebrada de Humahuaca, así como para la
    mayor parte del noroeste argentino (NOA), la utilización
    de estudios arqueológicos en la quebrada troncal, y
    especialmente en los valles laterales de la misma, pueden ser
    empleados para dar cuenta de la expansión inca en el NOA:
    la primer parte de este trabajo se
    ocupará de explicar cómo se dio dicha
    expansión.

    Por otro lado, y siguiendo el artículo de Axel
    Nielsen, el cambio social
    en el NOA no puede ser explicado en términos sólo
    demográficos, esto es, como respuesta a la presión
    ejercida sobre la
    administración de los recursos por la
    presión otorgada por el crecimiento demográfico, ya
    que de esta forma la causa principal se referiría en
    última instancia a un proceso
    externo indeterminable, por lo que es necesario tener en cuenta
    otros factores que den causa al fenómeno del cambio
    social. Es la hipótesis de este autor la existencia de un
    conflicto
    endémico como causante de la variabilidad social, lo que
    permitiría entender los cambios políticos,
    económicos y sociales producidos en la región, y
    observables en el registro
    arqueológico; este proceso será explicado en la
    segunda parte de este trabajo.

    John Rowe, basándose en el cronista Cabello de
    Balboa, dio cuenta de la expansión inca, y
    estableció que el NOA fue incorporado al imperio inca,
    formando parte del Collasuyu, por Topa Inka Yupanqui, quien
    asumió como líder
    militar en 1453 dC. La incongruencia de estas fecha con las
    determinadas por los fechados radiocarbónicos efectuados
    en sitios inkas de Catamarca y Salta, que ubicarían las
    fechas de anexión entre los años 1300 y 1400 dC,
    determinan la necesidad de hacer conjugar las fechas
    etnohistóricas junto con las arqueológicas (que
    utilizan estudios basados en el carbono14).

    Debido que al comenzar el reinado de un nuevo inca, la
    panaca real se apropiaba muchas veces de los éxitos
    militares de la panaca anterior, la historia que dejaban no
    está relacionada con el tipo de historia lineal
    occidental, sino con una cosmovisión del mundo basada en
    la reescritura constante de la historia.

    Así, la historia se convertía en una
    historia mítica, donde de acuerdo al relato de cronistas
    usados por Rowe, Pachakuti Inka Yupanqui debería haber
    vivido 120 años para haber logrado todos los sucesos que
    se le atribuyen. No se trata de desechar estos datos, sino de
    saber utilizarlos: sirven para tener una idea de la
    cosmovisión de la historia y del tiempo que
    tenían los incas, mas no
    para realizar una sucesión histórica a la manera
    occidental (incluso Balboa habría calculado el tiempo de
    reinado de algunos reyes en 25 años para lograr hacer
    concordar los datos que tenía, inventando o suponiendo
    otros); por lo tanto, para fechar es mejor utilizar datos
    arqueológicos.

    Sabido es que a medida que el imperio inca se alejaba de
    su centro iba descendiendo la fastuosidad de sus construcciones,
    disminuía el nivel de incaización: a 100 Km.
    alrededor del Cuzco se encuentran la mayoría de palacios
    reales, pertenecientes a las panacas de elite; pero a medida que
    nos acercamos a los confines del imperio se dificulta el
    reconocimiento de sitios incas puros. Sin embargo, es posible
    hallar en los lugares arqueológicamente estudiados rasgos
    típicos de la arquitectura
    incaica: utilización de piedra canteada, ángulos
    rectos en construcciones de base rectangular, nichos
    trapezoidales. La función de
    estos lugares, y la ubicación que tienen también
    sirven para demostrar la filiación incaica de los
    mismos:

    "…En el noroeste se hallaron importantes instalaciones
    inkas, incluidos centros administrativos, pequeños tampu
    [tambos], fortalezas, almacenes, y
    zonas de producción agrícola…" (Williams;
    2000: 63)

    Para anexar territorios, los incas edificaron postas de
    enlace asociados al camino principal, sitios de almacenaje,
    sitios de función administrativa-ritual con instalaciones
    de almacenaje, santuarios de altura, fortalezas y guarniciones
    (todo según Nielsen, 1999: 324); todas estas eran formas
    de legitimar el poder del Inca
    en estos territorios. No solamente crearon lugares incas nuevos,
    sino que también utilizaron antiguos
    resignificándolos, creando una nueva espacialidad,
    rompiendo antiguas legitimaciones y creando nuevas.

    En sociedades
    donde la coptación fue más pacífica, donde
    lograban la vinculación con el imperio mediante
    casamientos de hijas de la elite con parientes del Inca o
    negociando, fue común la imposición inca sobre
    antiguos lugares, intentando mantener las costumbres,
    incorporando la antigua elite al Tawantinsuyu. Por el contrario,
    en lugares con poblaciones más aguerridas (por ejemplo en
    los valles Calchaquíes) donde la resistencia era
    mayor, el imperio no podía resignificar antiguos lugares,
    por lo que recurría a destruirlos, emplazando en otros
    lugares (antes inhabitados) sus propios centros, para de esta
    manera desestructurar totalmente a la población, siendo esta construcciones que
    no coinciden con antiguos centros de poder pre-incaico una forma
    de dominación basada en el cambio de antiguas normas y
    costumbres (también la utilización de nuevos
    espacios puede ser vista como un intento del Cuzco por no
    presionar sobre los recursos de las poblaciones
    autóctonas).

    De aquí la existencia de emplazamientos
    totalmente incas, y de otros que denotan su filiación
    anterior con otras culturas. Los pukaras, así como los
    centros religiosos de altura, fueron resignificados por los
    incas, al tiempo que se construyeron nuevos. Alrededor del camino
    del inca, que recorre la región de norte a sur, se
    ubicaron todos estos nuevos sitios incas, forma de mostrar la
    ligazón de esta región con el Cuzco. Las
    transformaciones ocurridas en la espacialidad, son muestra absoluta
    del dominio inca de
    la región.

    Continuando, el registro arqueológico
    también muestra la filiación inca del lugar al
    recurrir al análisis de las cerámicas. La poca
    presencia de artefactos de cerámica realizados en el Cuzco no es
    indicio de la no presencia inca, sino todo lo contrario: estas se
    encuentran en lugares estatales incas, porque su
    utilización estaba limitada a personas pertenecientes al
    estado inca.
    El aprovisionamiento de cerámicas se encontraba localmente
    restringido, es difícil hallar cerámicas
    provenientes del cuzco, pero si se hallan cerámicas
    locales hechas con manufacturas y arcillas locales, pero,lo que
    es importante, con formas y diseños incas. Así, se
    puede dar cuenta también de la presencia inca en la
    región atendiendo a la utilización de
    cerámicas de tipo inca.

    Por otra parte, y con respecto al cambio social, este
    fue explicado por las teoría
    neo-evolucionistas como determinado por una causa externa: el
    crecimiento demográfico como factor determinante.
    Así, a mayor población, mayor producción,
    mayor nivel de organización, necesidad de
    organización política. La
    perspectiva coercitiva también pone énfasis en el
    cambio demográfico: a mayor presión
    demográfica, mayor competencia por
    los recursos, diferenciación social. Así el cambio
    social sería determinado por la necesidad de gestionar
    eficientemente los recursos. Una perspectiva voluntarista propone
    que el pueblo elige un jefe para administrar los recursos, debido
    al cambio demográfico. Todas estas explicaciones proponen
    el cambio demográfico como un dato natural, innecesario de
    ser explicado.

    Nielsen por su parte busca encontrar otra
    explicación a este tema, y basándose en el registro
    arqueológico sobre los usos del espacio, y en las
    relocalizaciones del mismo inferidas por este registro, propone
    el cambio social como producto de un
    conflicto endémico existente en todas las sociedades. Los
    estudios realizados por él clasificaron la historia de la
    región del NOA en una cronometría de cuatro fases
    (basada en las dataciones otorgados por el registro
    arqueológico), siendo éste un intento por superar
    la periodización que divide el tiempo en períodos
    temprano, medio, tardío e inca, períodos que son un
    recurso analítico destinado a resaltar cambios relevantes
    desde la teoría, y que poco tienen que ver con la historia
    particular de cada lugar.

    Las fases son: -Vizcarra (700-900), -Calete-Muyuna
    (900-1280); -Sarahuaico (1280-1350); -Pukara (1350-1430); e
    –Inka (1430-1535). En la primer fase observan asentamientos
    muy dispersos (semi-conglomerados) en zonas bajas de poca
    visibilidad (escondidos, lo que supone problemas para
    la arqueología, de aquí la existencia de pocos
    asentamientos estudiados de esta fase) en contacto con agua, por lo
    que hay una correspondencia entre la zona residencial y la zona
    productiva.

    En la segunda fase, se observan cambios en los
    asentamientos, con conglomerados más complejos con
    diferenciación entre las zonas productivas y las
    habitacionales, ahora ubicadas en lugares de mayor altura (con
    mayor visibilidad); esta fase supone una "revolución
    habitacional".

    En la tercer fase se observa una retracción de
    los asentamientos, donde la manera de poblamiento es similar a la
    de la primer fase. En la fase Pukara nuevamente hay
    conglomerados, sobre la quebrada (altos, con visibilidad), con
    separación total entre zonas productivas y zonas
    habitacionales. Finalmente, en la fase Inca permanecen los
    lugares de asentamiento previos y surgen otros nuevos, así
    como hay ocupación de territorios hacia el oriente (zona
    de yungas, abandonadas antes en la fase Pukara e importantes para
    el intercambio vertical propuesto por el estado
    inca).

    Estos cambios en la ocupación, determinan cambios
    en las tendencias productivas: en Vizcarra el control de
    recursos es cercano, en Calete-Muyuna con la separación
    entre zonas productivas y zonas habitacionales hay mayor
    producción, en Sarahuaico hay una retracción en la
    producción, en Pukara hay una mayor intensificación
    económica producto del abandono de tierras favorables de
    la yunga y de la separación entre zonas habitacionales y
    productivas, en la fase Inka continúan estas tendencias y
    hay un aumento de la producción por la
    incorporación de territorios al norte y al este, y por el
    uso de mitayos.

    El aumento en la producción, la existencia de dos
    zonas separadas (una productiva y otra habitacional), demuestran
    la necesidad de la existencia de algún tipo de autoridad que
    se ocupe de articular estas dos zonas y la mayor
    producción; la existencia de éste tipo de elites y
    la alianza entre distintas elites de diversos asentamientos
    también puede ser demostrada arqueológicamente por
    la presencia de un marco-simbólico esotérico
    común.

    Los cambios en los tipos de localización, no
    concuerdan con una explicación demográfica del
    cambio social, ya que el abandono de tierras productivas (en los
    momentos Sarahuaico y Pukara) sería ilógico ante un
    aumento demográfico. En cambio, si pueden ser explicados
    como producto de un conflicto endémico (cuyas causas
    podrían ser varias, desde avances de grupos vecinos
    antagónicos producto de cambios climáticos que
    determinaron una baja en la productividad,
    hasta al avance de grupos provenientes del Cuzco mismo, u otras
    no halladas todavía) que llevaría al abandono de
    tierras productivas bajas, y la ocupación de tierras altas
    más defensivas, debido a conflictos con
    grupos ajenos a la quebrada, logrando así un repliegue
    defensivo.

    Esta circunscripción social llevaría una
    tendencia al cerramiento de las poblaciones, que impediría
    la fisión con otros grupos, para resistir a autoridades
    ajenas. En ese agrupamiento está la base donde un grupo puede
    proponerse como jerárquico, tanto para administrar
    recursos como para ocuparse de la defensa del grupo. En esta
    explicación, el factor demográfico queda exento, ya
    que al ser un dato natural no es explicado en otros estudios,
    reduciendo así el valor
    teórico de esos trabajos.

    En su lugar, es introducido un nuevo concepto
    (conflicto endémico), donde si bien las causas para este
    caso particular no son explicitadas, es interesante hacer notar
    que sí existen y que pueden ser halladas o inferidas en
    este caso o en otros, pero que la explicación causal ya no
    depende de hechos naturales dados, sino que puede ser
    empíricamente demostrada.

    Terminando, en estos sitios donde no tenemos datos
    suficientes para dar cuenta tanto de la presencia de un imperio,
    como de los cambios sociales ocurridos, queda demostrado
    cómo recurriendo al registro arqueológico se pueden
    obtener estudios suficientes como para comprender estos procesos; que
    aunque la historia pretenda pasar desapercibida borrando todo
    tipo de datos o informaciones que nos podrían contar de su
    acontecer, aunque no queden registros
    escritos confiables en los que basarnos para comprender nuestro
    pasado, éste siempre deja una huella en el
    camino.

     

    Bibliografía:

    Nielsen, Axel. 1999. Demografía y cambio
    social en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), 700-1535
    dC
    . Relaciones de la Sociedad
    Argentina de Antropología, Tomo XXI. Buenos Aires, pp.
    307-385.

    Williams, Verónica. 2000. El Imperio Inka en
    la provincia de Catamarca. Intersecciones en
    Antropología
    . Año 1, N° 1, pp.
    55-78.

     

    Pedro B. Quiroux

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter