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Un Espacio y Tiempo necesarios para la Psicomotricidad




    Monografía destacada

    1. Las nociones espacio
      temporales
    2. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El Estado cubano
    ha dedicado gran atención y recursos para
    la
    educación de los niños
    desde las primeras edades, pues en esta etapa se forman los
    cimientos de la
    personalidad integral. Es considerada por muchos como el
    período mas significativo en la formación del
    individuo, en
    la misma se estructuran las bases fundamentales de las
    particularidades físicas y formaciones psicológicas
    de la personalidad,
    que en las sucesivas etapas del desarrollo se
    consolidarán y perfeccionarán.

    Es quizás el momento de la vida del ser humano en
    el cual la estimulación es capaz de ejercer la acción
    más determinante sobre el desarrollo, precisamente por
    actuar sobre formaciones que están en franca fase de
    maduración, tan así es, que podríamos decir
    que las adquisiciones más importantes de un niño se
    producen en los primeros años de su vida.

    Por ello siempre será prioritario mantenernos en
    la búsqueda de ideas, concepciones innovadoras que
    permitan perfeccionar a la Educación
    Preescolar; no por gusto son abundantes las investigaciones
    realizadas sobre la edad preescolar,
    donde se han tratado temas que han trascendido en el tiempo como
    fueron el caso de los trabajos de S.A. Vigostky (1983) y Jean Piaget
    (1965).

    En las últimas décadas del siglo XX e
    inicio del XXI en nuestro país también se han
    realizado investigaciones relacionadas con el desarrollo
    psicomotor del niño, entre las que podemos encontrar las
    de las doctoras Catalina González (1998) y Gladys
    Béquer (2002). La primera de ellas se encargó de
    elaborar un sistema
    instrumental que permitió arribar a la
    caracterización motriz del niño comprendido desde
    uno hasta seis años que asiste al círculo infantil;
    ya que inicialmente se partía de test y mediciones
    a partir de parámetros de la población infantil de países
    europeos, los cuales no tenían que ser tan exactos ni
    iguales para nuestro país.

    Por otra parte, está el aporte de la Doctora
    Béquer, quien con su investigación, proporcionó conocer
    el comportamiento
    motor de los
    niños /as en el primer año de vida,
    obteniéndose elementos esenciales para el
    perfeccionamiento de la atención educativa de estas edades
    y el diagnóstico de este aspecto del desarrollo.
    También la Béquer propuso ejercicios para la
    estimulación temprana del lactante lo cual
    conlleva a obtener elementos válidos para el
    perfeccionamiento de la educación
    preescolar.

    En síntesis,
    estas investigaciones han sido muy valiosas y con los aportes
    hechos por ambas investigadoras, se han podido generalizar los
    logros motores de los
    niños preescolares cubanos; lo cual posibilita
    caracterizar con más argumentos avalados
    científicamente a los niños del grado preescolar,
    aspecto muy favorable para esta tesis.

    El desarrollo de las nociones espacio-temporales es uno
    de los componentes del desarrollo psicomotor, las mismas revisten
    suma importancia en la etapa preescolar pues reportan al
    niño conocimientos elementales que lo preparan para los
    grados sucesores; brindan la posibilidad al niño de
    utilizarlas no solo en los aprendizajes escolares sino en su
    diario vivir, en su cotidianeidad.

    Aquellos niños que por situaciones adversas no
    tienen las vivencias prácticas de realizar actividades en
    distintos espacios y ante diferentes situaciones; indudablemente
    presentarán dificultades para enfrentar las circunstancias
    que diariamente acontecen. Estas dificultades conllevan
    además a que manifiesten problemas en
    el aprendizaje
    de los trazos en preescritura, la formación,
    ordenación y comparación de conjuntos en
    matemáticas, así mismo en la lectura la
    cual se basa en una ordenación espacio-temporal, que sigue
    una dirección determinada (izquierda-derecha) y
    una sucesión temporal de letras y palabras; en fin en toda
    actividad donde la orientación espacial juega un papel
    trascendente; de ahí la importancia que tiene su
    estimulación desde la etapa preescolar.

    Si no se atiende debidamente el desarrollo psicomotor
    del niño por parte de los maestros /as esta
    situación propiciará serias dificultades que pueden
    marcarlo en un período largo de su niñez. Se ha
    comprobado que los niños que manifiestan problemas para
    orientarse correctamente en el espacio coinciden con aquellos
    niños que también "suelen tener desarmonía
    en la lectura,
    (dislexias), también en la disgrafía, etc. Es decir
    que la comprensión de la lectura se altera en función
    del desarreglo óculo-motor, de la no precisión
    espacial." (Da Fonseca, 1996:184).

    La importancia que tiene el tema para las educadoras y
    maestras del grado preescolar es que pueden servirse de una
    variedad de contenidos actualizados sobre las nociones
    espacio-temporales, lo cual constituye una necesidad para la
    práctica educativa en nuestras instituciones
    infantiles.

    Se aborda en el material aspectos relacionados con
    consideraciones generales sobre la psicomotricidad, sus concepciones teóricas,
    sus componentes, la relación entre ellos, se definen y
    relacionan a la Espacialidad y Temporalidad.

    El capítulo se organiza en cinco
    epígrafes, en el primero se realiza un bosquejo de
    cómo ha sido analizada la psicomotricidad por diferentes
    autores y las diferentes concepciones teóricas sobre el
    desarrollo infantil. La autora expone sus criterios sobre como
    deben ser comprendidas las mismas al aceptar el Enfoque
    Histórico Cultural como modelo
    teórico de partida. Un segundo epígrafe se refiere
    a cada uno de los componentes de la psicomotricidad y en el
    tercero se abordan las relaciones entre ellos. Posteriormente se
    define a la Espacialidad y la Temporalidad en el cuarto
    epígrafe; el quinto aborda las relaciones entre las
    mismas.

    LAS NOCIONES ESPACIO TEMPORALES.

    "En estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge
    fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo ", así
    comenzó José Martí
    su artículo "El gimnasio en la casa".Para nuestro
    apóstol, cuerpo y espíritu era una unidad
    inseparable, separarlos en su formación era cometer
    delito a la
    integridad del niño, pues "A los niños, sobre todo,
    es preciso robustecer el cuerpo a medida que se robustece el
    espíritu"- decía Martí
    en ese mismo artículo. (Martí, J.
    1963:389).

    El tratamiento del desarrollo del cuerpo, como entidad
    física es
    un problema desde el hombre
    antiguo sobre todo de Esparta. En esta ciudad griega, de alma guerrera
    se practicaba la educación
    física cuya misión era
    lograr la máxima resistencia
    corporal. "El procedimiento
    instructivo mas importante fueron los ejercicios
    gimnásticos, que debían servir como
    preparación para la guerra".
    (Messer, August, 1946:15).

    La preparación física antes de los siete
    años en Esparta fue confiada a las madres, las que
    tenían que entregar a la escuela
    pública un niño sano.

    Los ejercicios gimnásticos para los niños
    y las niñas eran la carrera, el salto, la lucha y el
    lanzamiento del disco. La atención por la
    preparación física del cuerpo como se evidencia
    data desde la Grecia
    antigua; pero se concibió solo después que los
    niños ingresaban en la escuela.

    Uno de los primeros pedagogos en proponer actividades
    para los niños antes de los siete años fue Juan
    Amos Comenio (1983), que aunque no trató directamente al
    desarrollo físico del niño, si, en su "Idea de la
    escuela materna", combinó algunas áreas con
    movimientos físicos. Expresaba: "Efectuarán el
    aprendizaje de
    estas labores si se les deja hacer algo,
    enseñándoles para ello: por ejemplo, llevar una
    cosa de un lado a otro, ordenando así o de otra manera,
    hacer y deshacer, atar y desatar, etc. Según la
    afición de los niños en esta edad. Y como todo esto
    no es sino ensayo de la
    habilidad natural para hacer las cosas diestramente no solo hay
    que prohibirlo, sino fomentarlo y dirigirlo con prudencia".
    (Comenio, J.A. 1983:229).

    Por su parte, Juan Jacobo Rousseau
    (1973), en el "LIBRO PRIMERO"
    de "Emilio o la Educación" dedicado a la educación
    del niño en etapa preescolar, critica los exagerados
    cuidados a que eran sometidos los niños desde el
    nacimiento por las madres o las nodrizas, lo cual limitaban los
    movimientos de los pequeños. Muchas de esas medidas eran
    producto de
    perjuicios de la época, que según Rousseau no
    impulsan al desarrollo de los movimientos, sino a retardarlos, y
    decía "La inacción y el aprieto en que retienen los
    miembros de un niño, no pueden menos de perjudicar a la
    circulación de la sangre y las
    hormonas, de
    estorbar que se fortalezca o crezca la criatura y de alterar su
    constitución." (Rousseau, J.J,
    1973:48)

    En un breve recorrido por la historia a modo de introducción se puede percibir que el
    desarrollo físico ha llamado la atención en
    épocas pasadas como acto físico. Ejercicio del
    cuerpo sin la incorporación de la relación
    cuerpo-cerebro.

    La relación cuerpo-cerebro pertenece al siglo
    XIX, nace la misma con la introducción de técnicas y
    aparatos para hacer la Gimnasia y es
    producto de la vida moderna, expresaba Martí:"Estas
    consecuencias de la vida moderna hacen urgente ese esparcimiento
    de la fuerza,
    aglomerada en llama en el cerebro desde los primeros años
    de vida y la preparación oportuna y previa del edificio
    que ha de sustentar tal pesadumbre del cuerpo que ha de ser
    teatro de tales
    batallas del espíritu" (Martí, J.
    1963:389).

    Para unificar el cuerpo con el cerebro se buscó
    una palabra que encerrara de por sí el concepto y para
    ello se comenzó a hablar de Psicomotricidad.
    ¿Qué es psicomotricidad?, ¿cuáles son
    sus contenidos?, ¿dentro de sus contenidos está
    espacio temporal?, ¿qué relaciones existen entre
    los componentes? A continuación se darán
    respuestas, las cuales permiten adentrarse en la primera pregunta
    científica:¿Cuáles son los fundamentos
    teóricos que sustentan a las nociones espacio –
    temporales?

    1.1- Psicomotricidad.
    Sus concepciones teóricas.

    Primeramente debemos señalar que este
    término nace en Francia en
    1907, y fue Dupré citado por Da Fonseca (1996), el pionero
    en acuñar ese vocablo; al poner de relieve las
    estrechas relaciones que unen las anomalías
    psíquicas y motrices; ya que inicialmente los estudios que
    se hicieron fueron con personas débiles mentales.
    Posteriormente con el transcurso del tiempo ha ido
    abriéndose el abanico y se ha extendido su
    aplicación desde la infancia hasta
    la vejez;
    aún con personas sanas.

    Romper con el planteamiento filosófico de
    Descartes,
    citado por Da Fonseca (1996), quien entendía al individuo
    como una dualidad, dividiéndola en dos entidades: mente y
    cuerpo; era y es el propósito del uso de la palabra
    psicomotricidad.

    Varios han sido los investigadores que han definido la
    psicomotricidad; entre ellos podemos citar a Ajuriaguerra (1978),
    Pick y Vayer (1980), Madelaine Abbadie (1977), etc. Esta
    última concebía a la psicomotricidad como una
    técnica que favorece el descubrimiento del cuerpo propio,
    de sus capacidades en el orden de los movimientos, descubrimiento
    de los otros y del medio.

    Al analizar la definición hecha por la Abbadie
    (1977), la autora entiende que la psicomotricidad no debe
    limitarse simplemente a una técnica, pues no debe ser
    reducida solamente a lo motriz ya que existen otros aspectos como
    son las sensaciones, la
    comunicación, la afectividad, que también
    inciden en el proceso de
    desarrollo psicomotor.

    La autora de la investigación concibe que la
    psicomotricidad es un modo de acercamiento al niño, no una
    técnica y se comparte totalmente con la Abbadie (1977) el
    criterio de que no solo se descubre a sí mismo sino que en
    interacción con los otros, el niño
    comparte sentimientos, emociones y es
    con "los otros" con quienes aprende significativamente siempre
    que sea un sujeto con un mayor desarrollo que el de él;
    también se defiende la importancia que tiene el medio para
    el niño, pues en su interacción directa con
    éste, es que se favorece el desarrollo de los educandos,
    al enfrentarse a las situaciones diversas que suceden en su
    entorno.

    Es a partir del siglo XIX que comienza a estudiarse el
    cuerpo por neurólogos, debido a la necesidad de comprender
    las estructuras
    cerebrales, y posteriormente por psiquiatras, para la
    clarificación de factores patológicos.
    También la Psicología le
    prestó atención.

    Inicialmente, en la Psicología se estudiaba de
    forma aislada tanto la esfera psicológica como la motriz
    en los sujetos, concibiéndose el desarrollo motor
    solamente desde el punto de vista físico, condicionado por
    lo biológico, lo natural, sin importar la parte
    psíquica de la persona y su
    influencia en el desarrollo motor del individuo.

    Existieron varios autores, entre ellos debe mencionarse
    a Henry Wallon (1964) y Jean Piaget (1965)
    quienes supieron unir lo psíquico y lo motriz como un
    todo, siendo el primero el que más aportes hizo en
    relación con el tema en cuestión.

    Según Caparrós al referirse a
    Wallon:

    "Lo extraordinario en Wallon es que no se dio en
    él un simple paso mecánico del estudio
    neurológico al enfoque psicológico, un cambio del uno
    por el otro, o un reducir cualquiera de ellos al otro, sino que
    supo ver por primera vez la ligadura dialéctica desde un
    punto de vista genético entre lo técnico-postural
    con los procesos
    emocionales y más adelante, con el surgimiento de las
    representaciones mentales y aun de la personalidad en su estructura
    unitaria y en sus aspectos diferenciados (procesos conscientes,
    esquema corporal, noción del yo, etc.)". (Wallon, H,
    1925).

    Para Wallon era muy importante la unión de lo
    psicológico y lo motor, se proclamó y
    combatió "la ilusión frecuente de los
    psicólogos de creer en formas o transformaciones de la
    vida psíquica únicamente reducibles a factores y
    elementos de la vida psíquica" (Wallon, H,
    1964).

    A lo largo de su obra, se esforzó por demostrar
    la acción recíproca entre las funciones
    mentales y las funciones motrices, intentando argumentar que la
    vida mental no resulta de relaciones unívocas o de
    determinismos mecanicistas; gracias a este autor, el componente
    psicológico y motor se ven como una unidad
    dialéctica, para concebir a la psicomotricidad como un
    comportamiento físico que tiene un enfoque
    sociofísico; este hecho es de suma importancia para
    entender que lo motor es educable, ocurre de forma consciente,
    pues el ser humano puede autorregular su motricidad gracias a su
    desarrollo psicológico.

    Las concepciones que se encuentran en la base y
    fundamentan una teoría
    general del desarrollo infantil han estado históricamente
    relacionadas con investigaciones de los histólogos,
    anatomistas, fisiólogos, pedagogos y
    psicólogos.

    Estas formas variadas de experiencia, a
    continuación se detallan para evaluar y criticar las
    concepciones de diferentes autores que abordan el
    tema.

    La teoría biologicista: Para estos
    investigadores lo específicamente humano en los
    movimientos del hombre ha sido
    heredado biológicamente por este de sus antepasados,
    gradualmente entran en acción y se manifiestan
    exteriormente en la medida que el substrato neuromuscular del
    aparato motor alcanza el nivel de madurez.

    Autores como Gesell (1969) han hecho investigaciones
    bajo esta concepción. Este autor, en sus trabajos afirmaba
    que es precisamente el proceso de maduración el que define
    las relaciones fundamentales, la continuidad y la
    formación de las estructuras de la conducta;
    argumentaba que los factores del medio apoyan, desvían
    pero no originan ni las formas fundamentales ni las etapas
    consecutivas de la ontogénesis.

    La autora reconoce la importancia del factor de la
    maduración, pero no como la única causa
    determinante del desarrollo. Es por ello que se razona que esta
    teoría tiene un alcance limitado ya que no consideran los
    factores ambientales ni las influencias educativas culturales en
    el desarrollo de los niños. El desarrollo del ser humano
    no solo se rige por leyes
    biológicas, sino que en él también inciden
    leyes histórico-sociales.

    Otras tendencias del desarrollo
    humano, han centrado su atención en el factor medio
    ambiente; es aquí donde aparece la teoría
    ambientalista
    , la cual tiene en cuenta el medio en que el
    sujeto vive y actúa, la experiencia individual de integración del sujeto con el medio
    específico.

    Partidarios de estas teorías
    van desde aquellos para los que prevalece fundamentalmente el
    factor genético, hereditario y para los cuales el medio
    constituye solamente el campo en el cual tiene lugar el
    desarrollo y cuya función es favorecerlo o no.

    Este enfoque parte de los trabajos de J. Piaget (1965),
    posiblemente el psicólogo infantil más conocido
    actualmente, quien enfatizó que el
    conocimiento de cada niño sobre el mundo que lo rodea
    es producto de su interacción continua con él.
    Piaget (1965) describió el curso del desarrollo
    intelectual como una secuencia invariable de etapas, cada una de
    las cuales evolucionan a partir de sus predecesoras,
    concediéndole mayor importancia al ambiente que a
    la constitución hereditaria del individuo.

    Para Piaget (1973) el desarrollo motor se explica a
    partir de considerar como la motricidad cambia su
    significación en el transcurso de la ontogénesis,
    pero sí reconoce en su teoría la incidencia que
    tiene el medio en los cambios que se originan en las conductas
    motrices.

    Las corrientes conductistas (behavoristas),
    aplican el esquema (E-R) en la explicación del desarrollo
    y aprendizajes en los niños / as consideran al ambiente
    como la oportunidad para aprender, el factor crítico en el
    crecimiento y desarrollo, resultantes estos del sistema de
    recompensas que el ambiente proporciona y no tienen en cuenta las
    etapas o edades.

    Si como se considera toda conducta es aprendida, ella
    puede ser conformada o modificada mediante el
    reforzamiento.

    La Teoría Histórico-cultural: A
    nuestro modo de ver la más completa, parte de los trabajos
    de L.S.Vigotsky
    (1987), quien considera que el desarrollo está
    histórica y socialmente condicionado; el niño se
    desarrolla en la interacción y comunicación con otros, en el mundo de los
    objetos creados por el propio hombre.

    En contraposición a la idea del desarrollo como
    proceso paulatino de acumulación, este autor, lo
    entendió como un complejo proceso cuyos puntos de viraje
    están constituidos por crisis,
    momentos en los que se producen saltos cualitativos donde se
    modifica toda la estructura de las funciones, sus interrelaciones
    y vínculos.

    La autora de la investigación coincide conque
    cada sujeto nace con determinadas estructuras biológicas
    que pueden considerarse como condiciones necesarias para su
    desarrollo pero que constituyen precisamente eso: condiciones; es
    preciso nacer con un cerebro humano para llegar a ser hombre.
    Determinadas condiciones de estas estructuras pueden favorecer o
    no el desarrollo y formación de capacidades en el ser
    humano por tanto deben ser tenidas en cuenta en la
    explicación del desarrollo.

    La especificidad del desarrollo humano es que se integra
    de forma peculiar lo biológico, lo ambiental y lo socio
    cultural (específico del ser humano) en el desarrollo de
    la personalidad del hombre en cada una de sus etapas y de manera
    general.

    En resumen, en el análisis de las teorías antes
    descritas, se precisan dos líneas del desarrollo, la
    evolución biológica y el desarrollo
    histórico, las cuales se unen en la ontogénesis y
    forman un proceso único y complejo, ambos penetran uno en
    el otro y configuran en esencia un proceso de carácter bio-psico-social: la
    formación de la personalidad.

    Mientras que la Psicología se encargaba de
    estudiar la relación de los procesos psicológicos y
    motrices, la Neurología se encargaba de desentrañar
    las relaciones entre las funciones del cerebro y el comportamiento
    humano.

    Según Da Fonseca (1996) existen numerosos
    modelos para
    comprender las relaciones entre el cerebro y el comportamiento,
    entre ellos:

    • El modelo conexional de Geschwind.
    • El modelo estructural de Brown.
    • El modelo laboral de
      Luria.

    En este trabajo se
    hace referencia específicamente al modelo laboral de Luria
    (1984) pues en él se encuentran los argumentos que ayudan
    a entender en que momento del trabajo del cerebro ocurre la
    estructuración espacio temporal.

    El modelo laboral luriano se encarga de las
    adquisiciones psicomotoras. Luria, citado por Da Fonseca (1998),
    señaló que al estudiar las relaciones
    cerebro-comportamiento y las relaciones cuerpo-cerebro se puede
    comprender mejor lo que hace del hombre un ser humano.

    El cerebro como órgano de la actividad mental es
    tratado como el órgano de la civilización,
    órgano que es capaz de reflejar todas las complejidades e
    intrincadas condiciones del mundo exterior y todas las
    manifestaciones superiores de la actividad humana, materializadas
    en el movimiento y
    en el
    lenguaje.

    Luria (1984) en su modelo plantea las tres unidades
    funcionales fundamentales en las cuales el trabajo del
    cerebro se edifica:

    • Primera unidad: constituye el substrato
      neurológico de los factores psicomotores de la tonicidad
      y del equilibrio.
    • Segunda unidad: conforma el substrato
      neurológico de los factores psicomotores de la
      noción del cuerpo, la lateralización y de la
      estructuración espacio-temporal.
    • Tercera unidad: incluye el substrato
      neurológico de los factores psicomotores de las praxias
      global y fina.

    Las tres unidades funcionales son necesarias tenerlas en
    cuenta en nuestra propuesta de actividades, sobre todo la segunda
    unidad porque es ella la encargada

    de la recepción, análisis y almacenamiento de
    la información; se trata de una unidad
    altamente especifica en términos de modalidad sensorial,
    cuyas zonas componentes están adaptadas a recibir
    informaciones visuales, auditivas, y táctilo-
    kinestésicas.

    Luria (1984) insiste en que las tres unidades
    funcionales no trabajan aisladamente, no siendo posible afrontar
    la percepción o la memoria, si
    están exclusivamente organizadas en la segunda unidad, ni
    la
    organización de la motricidad si lo están en la
    tercera unidad.

    Como bien afirmara este neurólogo las tres
    unidades trabajan en conjunto, unas sin las otras no
    trabajarían convenientemente; ya que existe entre ellas
    una interrelación dinámica donde el cambio o la organización de una unidad interfiere en el
    cambio u organización de las otras unidades. El trabajo de
    Luria (1984) es de suma importancia para abordar el desarrollo
    físico en dos sentidos internamente relacionados: las
    funciones del cerebro y el comportamiento humano.

    1.2 – Psicomotricidad
    y sus componentes.

    Para referirse a los componentes de la psicomotricidad
    se debe plantear que los mismos se determinaron a partir de
    investigaciones sucedidas desde el siglo XIX, entre otros
    autores se mencionan a Wernicke, Foerster, Nielsen citados por
    Da Fonseca (1998), como los pioneros en el campo
    neurológico, psiquiátrico, y
    neurosiquiátrico que confieren al cuerpo significaciones
    psicológicas superiores.

    Henrry Wallon (1964) es probablemente, el gran pionero
    de la psicomotricidad, (entendida como campo científico),
    en 1925 y en 1934 este psicólogo inicia una de sus obras
    más relevantes en el campo del desenvolvimiento
    psicológico del niño.

    La obra de Wallon continuó durante décadas
    influyendo en la investigación sobre niños
    inestables, obsesivos, delincuentes, etc. La misma se dejó
    sentir en varios campos de formación como la
    psiquiatría, psicología y pedagogía.

    Este investigador a través del concepto esquema
    corporal introduce datos
    neurológicos en sus concepciones psicológicas; se
    refiere al esquema corporal no como una unidad biológica o
    psíquica sino como una construcción, elemento base para el
    desarrollo del niño.

    Siguiendo la obra de Wallon (1964), Ajuriaguerra (1978)
    publica trabajos sobre el tono y desarrolla métodos de
    relajación, en el campo educativo Le Boulch (1998)
    también divulgan las obras de Wallon y
    Ajuriaguerra.

    En otra dirección y lamentablemente poco
    reseñadas en los trabajos tanto de autores americanos como
    autores europeos, surgen los estudios de los autores
    soviéticos, destacándose entre otros a Vigostky
    (1987), Galperin (1983) y Luria (1984).

    Es necesario hacer referencia a la clasificación
    de los componentes según Luria (1984) en su modelo
    psiconeurológico, primeramente se encuentran la
    tonicidad
    y el equilibrio, los cuales están
    comprendidos en la primera unidad funcional del modelo luriano.
    La tonicidad se considera el sostén fundamental en
    el ámbito de la psicomotricidad, pues garantiza por
    consiguiente, las actividades, las posturas, las mímicas,
    las emociones, etc., de donde convergen todas las actividades
    motoras humanas (Wallon, 1932).

    La tonicidad tiene un papel fundamental en el desarrollo
    motor e igualmente en el desarrollo psicológico como
    aseguraron los trabajos de Wallon (1996). Toda la motricidad
    necesita del soporte de la tonicidad, es decir de un estado de
    tensión activa y permanente; según Ajuriaguerra
    (1978) el estudio del tono supone múltiples problemas, en
    la medida en que es extremadamente difícil distinguir a
    partir de que movimiento el desplazamiento de un segmento
    corporal, sobre el que actúan los músculos,
    corresponde a una simple variación tónica o a un
    movimiento real.

    El equilibrio: Es la capacidad de asumir y
    sostener cualquier posición del cuerpo contra la ley de gravedad;
    es uno de los componentes perceptivos específicos de la
    motricidad y se va desarrollando a medida que
    evolucionamos.

    Se puede decir que "el equilibrio constituye un paso
    esencial del desarrollo psiconeurológico del niño,
    luego un paso clave para todas las acciones
    coordinadas e intencionadas, que en el fondo son los apoyos de
    los procesos humanos del aprendizaje" (Da Fonseca,
    V.1998:154).

    "Las actividades posturales y motoras preceden a las
    actividades mentales, después actúan conjuntamente,
    hasta que mas tarde la actividad motora se subordina a la
    actividad mental. De la motricidad a la psicomotricidad y
    finalmente de la psicomotricidad a la motricidad." (Da Fonseca,
    V.1998: 173)

    La lateralidad: analizada por Le Boulch (1998) es
    el predominio motriz de los segmentos derecho o izquierdo del
    cuerpo. Preferencia espontánea en el uso de los
    órganos situados al lado derecho o izquierdo del cuerpo,
    como los brazos, las piernas, etc.

    Según Da Fonseca (1998) la lateralidad es por
    consecuencia sinónimo de diferenciación y de
    organización. El hemisferio izquierdo controla el lado
    derecho del cuerpo y viceversa. Primero en términos
    sensorio motores, posteriormente en términos perceptivos y
    simbólicos. La especialización hemisférica
    de las funciones es efectivamente necesaria para la eficacia de los
    procesos cerebrales. Una buena lateralidad es el producto final
    de una buena maduración.

    La lateralidad es encargada de otorgar el primer
    parámetro referencial para tener conciencia de
    nuestro cuerpo en el espacio. La misma va a estar determinada por
    la dominancia hemisférica del cerebro.

    En este trabajo de investigación se asume el
    concepto de Conde y Viciana (1997) quienes conciben a la
    lateralidad como dominio funcional
    de un lado del cuerpo sobre otro y se manifiesta en la
    preferencia de servirnos selectivamente de un miembro determinado
    (mano, pie, ojo, oído) para
    realizar actividades concretas.

    Cuando existe desintegración bilateral del
    cuerpo, ésto provoca que se afecte el control del
    equilibrio y consecuentemente también de las praxias;
    paralelamente la organización perceptiva espacial, de
    donde pueden surgir varias dificultades de orientación,
    discriminación y exploración. Esto
    trae consigo además que se instale la
    descoordinación, los movimientos globales pierden la
    precisión y la eficacia, la orientación espacial se
    vuelve confusa, principalmente en la manipulación de
    instrumentos.

    A continuación otro de los factores integrado en
    la segunda unidad funcional de Luria es la noción del
    cuerpo "Esta noción constituye el alfabeto y el atlas del
    cuerpo; como mapa resulta indispensable para "navegar" en el
    espacio y como alfabeto es indispensable para comunicar y
    aprender. Constituye además el punto de referencia
    espacial, etc." (Da Fonseca, V.1998: 193)

    La praxia global: las praxias se encuentran
    ubicadas en la Tercera Unidad funcional del cerebro, según
    modelo de Luria(1991). La coordinación global, es decir, praxia
    global no es solo el objeto visible de los diferentes segmentos
    corporales que se accionan con una finalidad concreta, sino que
    lleva implícitos diferentes niveles jerárquicos de
    la psicomotricidad, desde la tonicidad hasta la
    estructuración espacio-temporal.

    La praxia fina: La misma implica
    precisión, eficacia, economía,
    armonía, y por supuesto también acción. Es
    una forma compleja de actividad, que exige la
    participación de muchas áreas corticales.
    Constituye un aspecto relevante e imprescindible en la
    psicomotricidad y en la evolución de la especie. La praxia
    fina es la responsable de que las acciones más precisas
    sean realizadas de manera efectiva.

    La respiración y la relajación:
    Luria (1991) las ha englobado dentro de la primera unidad
    funcional del cerebro la cual es la encargada de regular el tono
    cortical y la función de vigilancia. Tanto la
    respiración como la relajación no se encuentran
    como capacidades independientes, Luria insiste en que las tres
    unidades trabajan de forma fusionada; es decir, estrechamente
    relacionadas con la tonicidad y la noción corpórea
    o esquema corporal.

    La estructuración espacio-temporal, otro
    de los contenidos de la Psicomotricidad, será de nuestro
    análisis en los párrafos posteriores.

    ¿Cómo se relacionan estos
    componentes?
    Este será el tema a tratar en nuestra
    próxima publicación.

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    Autoras:

    M.Sc. Celia Romero Díaz

    (Profesora Asistente),

    Lic. Yusell Palmero Costa

    (Profesora Instructora),

    Lic. Clara Escalona García

    (Profesora Instructora)

    (Escuela Internacional de Educación Física
    y Deporte,
    EIEFD)

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