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Trabajo(s) y Renta Básica




Enviado por Daniel Raventós



    Seminario: Treball, producció i
    sostenibilitat
    Trabajo, producción y
    sostenibilidad

     

    Hasta los años 60 del siglo pasado, "trabajo" era
    considerado, tanto en la academia como en la calle, equivalente a
    trabajo asalariado o remunerado en el mercado. En otras
    palabras, trabajo relacionado con la producción de
    mercancías. Aquí se partirá de la siguiente
    definición de trabajo: actividad que produce un beneficio
    el cual es externo a la ejecución misma de la actividad,
    este beneficio puede ser disfrutado por otros1. No
    todas las actividades, según esta definición,
    pueden ser catalogadas de trabajo. Tampoco es una necesidad de la
    definición el hecho que hayan de ser trabajos penosos.
    Puede tratarse de trabajos autotélicos, un tipo muy
    particular de trabajos que llevan la recompensa en la actividad
    misma. La mayoría de trabajos no son autotélicos,
    más bien son una necesidad que hay que padecer.

    Según la definición más arriba
    apuntada, los trabajos pueden ser actividades realizadas por
    interés
    propio (puedo tener una vecina que se lo pasa en grande yendo a
    comprar artículos que le pido, pero este hecho no evita
    que esta actividad representa un beneficio para mí). Es
    perfectamente compatible con esta definición el inferir
    que el beneficio de la actividad no haya de ser necesariamente un
    objeto material. Buena parte, por ejemplo, de la
    producción de beneficios del trabajo doméstico, al
    que luego me referiré con algún detalle, no
    consiste en objetos materiales.
    También es preciso subrayar que no se hace mención
    de ninguna clase a la
    utilidad
    social de los trabajos.

    En otras palabras: se hace el supuesto que todo trabajo
    es socialmente útil2. El componente
    extremadamente subjetivo de lo que pueda significar trabajo
    socialmente útil (subjetivo por cuanto lo que pueda ser un
    trabajo socialmente útil dependerá de las
    convicciones políticas,
    económicas y éticas de cada uno) es muy grande.
    Así, verbigracia, el trabajo de
    muchos funcionarios, de todos los militares, de buena parte de la
    policía y un no breve etcétera, puede ser
    considerado por más de uno como completamente
    inútil socialmente, además de innecesariamente
    costoso para los contribuyentes. A su vez, hay quien puede
    considerar estos trabajos perfectamente útiles —cabe
    recordar que un ejemplo muy repetido de bien
    público3 es la llamada defensa nacional—.
    Es decir, la subjetividad de lo que cada uno considere
    socialmente útil es tan grande que el hecho de que la
    definición de trabajo utilizada obvie el problema es
    francamente una virtud. Si además pretendiéramos
    establecer no ya ordinalidad en el "trabajo socialmente
    necesario" sino cardinalidad (¿cuántas veces,
    supongamos, es socialmente más necesario el trabajo de un
    cajero de supermercado que el de una madre soltera con dos
    hijos?; ¿cuántas veces, volvamos a suponer, es
    socialmente más necesario el trabajo de un profesor
    universitario de sánscrito que el de una monitora de
    cursos de escalada deportiva?), ¿hasta dónde nos
    llevaría la fantasía?

     

    1. Los tres tipos de
    trabajo

    El trabajo asalariado es un subconjunto del trabajo
    remunerado en el mercado. Existen otros trabajos remunerados en
    el mercado que no entran en el grupo del
    trabajo asalariado, el realizado por los autónomos, por
    ejemplo. Pero lo que quiero destacar va algo más
    allá. El trabajo asalariado, de modo coherente con la
    estipulación de trabajo que he hecho, es una forma de
    trabajo. Muy importante, ciertamente, pero sólo una forma
    de trabajo. Considerar que el trabajo asalariado es la
    única guisa de trabajo significa estipular que otras
    actividades como el trabajo doméstico o el trabajo
    voluntario no remunerado no lo son. En realidad, si el trabajo
    asalariado o por cuenta ajena fuese la única actividad que
    estuviera incluida de forma exclusiva en la definición de
    trabajo, conllevaría la injustificada afirmación
    según la cual en el espacio económico del Reino de
    España
    habría actualmente entre un 35 y un 40% de personas
    "trabajando". De aquí se podría seguir infiriendo
    que el restante 60 o 65% "no trabaja"4.

    A continuación ampliaré y precisaré
    los conceptos relacionados con el trabajo más arriba
    apuntados, con especial insistencia para aquello que interese en
    su relación con la Renta Básica5. La
    tipología que se empleará será la siguiente:
    1) Trabajo con remuneración en el mercado, 2) Trabajo
    doméstico, y 3) Trabajo voluntario.

     

    2. La definición de
    Renta Básica

    Pero antes quisiera dejar perfectamente claro lo que
    entiendo por Renta Básica6. De las muchas
    definiciones que a lo largo de los últimos años se
    han venido ofreciendo en la cada vez más abundante
    producción escrita sobre la RB, apuntaremos dos. La
    primera dice así: "un ingreso pagado por el estado a
    cada miembro de pleno derecho de la sociedad
    incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en
    consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma,
    independientemente de cual puedan ser las otras posibles fuentes de
    renta, y sin importar con quien conviva"7. Y la
    segunda: "Una renta incondicionalmente garantizada para todos
    sobre una base individual, sin el requerimiento de una
    comprobación de medios o de
    trabajo"8.

    La segunda definición está incluida en la
    anterior por lo que prestando atención a los diversos elementos de la
    primera habremos contenido a las dos.

    "Un ingreso pagado por el Estado". Esta
    afirmación debe entenderse de forma amplia porque "Estado"
    puede incluir una institución
    jurídico–política mayor que la
    de los Estados–nación
    realmente existentes (incluyan a su vez sólo una nación
    o más de una), como sería el caso de la Unión
    Europea; o puede referirse a ámbitos
    jurídico–políticos menores al del
    Estado–nación: Comunidades Autónomas y
    ayuntamientos, por ejemplo. Aquí no estamos discutiendo la
    idoneidad del ámbito geográfico para la
    aplicación de la RB9 sino que el pago de la RB
    puede ser gestionado por distintos niveles
    político–administrativos: Unión Europea,
    gobierno central,
    gobierno autonómico, ayuntamientos.

    "A cada miembro de pleno derecho de la sociedad". Es
    decir a todo miembro de la ciudadanía del espacio geográfico
    considerado. Si los residentes han de percibir o no la RB es algo
    que ha suscitado algunas polémicas. Nuestra opinión
    es que los residentes también deberían percibir la
    RB con la condición adicional de un mínimo tiempo de
    residencia continuada. En los distintos modelos de
    financiación de la RB, hay variaciones de cuantía,
    de edades (mayor o menor cantidad según la edad), de
    inclusión o no de los menores etc. Pero en todos los casos
    se trata de una cantidad monetaria que recibirían los
    ciudadanos individualmente (no por familia, por
    ejemplo) y universalmente, por el mero hecho de
    existir.

    "Incluso si no quiere trabajar de forma remunerada". Muy
    a menudo se interpreta "trabajo" como sinónimo de "trabajo
    remunerado" o "empleo". En
    otros escritos10 ya hemos desarrollado nuestra
    opinión al respecto, pero sirva ahora un breve resumen.
    Aquí se partirá de la siguiente definición
    de trabajo: actividad que produce un beneficio el cual es externo
    a la ejecución misma de la actividad y puede ser
    disfrutado por otros11. El trabajo asalariado es un
    subconjunto del trabajo remunerado en el mercado. Existen otros
    trabajos remunerados en el mercado que no entran en el grupo del
    trabajo asalariado, el realizado por los autónomos, por
    ejemplo. Pero lo que queremos destacar va algo más
    allá. El trabajo asalariado, de modo coherente con la
    estipulación de trabajo que hemos hecho, es una forma de
    trabajo. Muy importante, ciertamente, pero sólo una forma
    de trabajo. Considerar que el trabajo asalariado es la
    única guisa de trabajo significa estipular que otras
    actividades como el trabajo doméstico o el trabajo
    voluntario no remunerado no lo son. En realidad, si el trabajo
    asalariado o por cuenta ajena fuese la única actividad que
    estuviera incluida de forma exclusiva en la definición de
    trabajo, conllevaría la injustificada afirmación
    según la cual en el espacio económico del Reino de
    España habría actualmente entre un 35 y un 40% de
    personas "trabajando". De aquí se podría seguir
    infiriendo que el restante 60 o 65% "no trabaja".

    Hay buenas razones para pensar que la siguiente
    tipología es más adecuada:

    1) Trabajo con remuneración en el
    mercado,

    2) Trabajo doméstico12, y

    3) Trabajo voluntario. Así, no realizar un
    trabajo remunerado no equivale a no estar desempeñando
    ningún trabajo, porque puede ser que se esté
    realizando ya sea trabajo doméstico, ya sea voluntario.
    Por lo que debe tenerse presente que al decir en la
    definición que la RB sería percibida por todo
    miembro de pleno derecho… "incluso si no quiere trabajar de
    forma remunerada", ello no significa que la mayor parte de la
    población que no trabajase remuneradamente
    no estuviera trabajando en los otros dos tipos de trabajo
    señalados, el doméstico y el voluntario.

    "Sin tomar en consideración si es rico o pobre o,
    dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan
    ser las otras posibles fuentes de renta". A diferencia de los
    subsidios condicionados a un nivel de pobreza o de
    situación, la RB la recibe igual un rico que un pobre, un
    broker cubierto de oro que un
    indigente de los barrios más pobres de Bilbao, Barcelona,
    Valencia, Zaragoza o Madrid. Esto,
    que puede resultar extravagante a los que se aproximen por
    primera vez a la propuesta de la RB, tiene diversas
    justificaciones, algunas de tipo normativo y otras de tipo
    técnico–administrativo que han sido desarrolladas en
    diversos lugares. Pero algunas indicaciones breves ahora no
    estarán de más. Si la RB es concebida como un
    derecho de ciudadanía (como implícitamente puede
    desprenderse de la definición) excluye toda
    condición adicional: riqueza, sexo, competencia. El
    derecho ciudadano al sufragio
    universal, por ejemplo, no impone condiciones adicionales a las
    de ciudadanía. Adicionalmente, la estigmatización
    asociada a los subsidios de pobreza favorece la pretensión
    universal de la RB. Técnicamente, los subsidios
    condicionados requieren, precisamente por su carácter condicional, de controles
    administrativos que, incluso en el caso de funcionar bien (es
    decir, sin corruptelas añadidas) resultan muy costosos.
    Pero aún admitiendo lo apuntado hasta aquí,
    todavía puede haber quien considere intuitivamente
    inadmisible darle a un rico acaudalado una RB. Si se piensa que
    todo quedaría como ahora y además habría que
    añadir una RB13, la reticencia tendría
    todo el sentido del mundo. Pero pensemos que eso no es así
    de ninguna de las maneras. Todas (o casi todas) las propuestas de
    financiación de una RB sacan a los más ricos
    más dinero que el
    que reciben como RB14. En otras palabras: los
    más pobres siempre ganan con la RB, los más ricos
    siempre pierden. Por otra parte, al ser independiente de
    cualquier otra fuente de renta, la RB evita las famosas trampas
    de la pobreza y del
    paro tan
    asociadas a los subsidios condicionados15.

    "Sin importar con quien conviva". Aunque hay algunas
    propuestas que añaden una RB por hogar (con la
    intención declarada de no penalizar a la cada vez mayor
    porción de la población que vive sola), al ser
    individual es independiente de la forma de convivencia elegida:
    pareja heterosexual tradicional, pareja homosexual, distintas
    generaciones en el mismo hogar, grupo de amigos…

    En coherencia con lo apuntado hasta aquí, la RB
    no debe confundirse con los subsidios condicionados tipo Rentas
    Mínimas de Inserción que ofrecen, entre otros
    estados, de forma descentralizada en el caso del Reino de
    España la mayoría de las Comunidades
    Autónomas o de forma centralizada la República
    Francesa, ni con los diversos subsidios de tipo condicionado
    propios del Estado de Bienestar que conocemos. Ni tampoco con el
    Impuesto
    Negativo sobre la Renta (INR). El INR es un crédito
    impositivo uniforme y reembolsable. En palabras de Van
    Parijs16 "La noción de un impuesto negativo
    sobre la renta aparece en los escritos del economista
    francés Augustin Cournot. Fue brevemente propuesto por
    Milton Friedman como forma de recortar el estado del bienestar, y
    explorado con mayor profundidad por James Tobin y sus asociados
    como forma de luchar contra la pobreza mientras se
    mantenían los incentivos al
    empleo."

     

    3. Renta Básica y
    mercado de trabajo

    Hecha la definición de la Renta Básica, ya
    podemos seguir con las consideraciones sobre el trabajo que se
    habían anunciado. El trabajo con remuneración en el
    mercado recibe en alguna ocasión el nombre de
    ocupación. Más allá de las palabras, se
    quiere abarcar la actividad que permite acceder a una fuente de
    renta. Esta fuente de renta será un salario si el
    perceptor es una persona con
    ocupación dependiente de otra, un beneficio si lo recibe
    una persona propietaria de medios de producción, una
    pensión si la persona ya se ha retirado de la actividad
    laboral
    remunerada. Cómo podría afectar la
    implantación la Renta Básica al trabajo con
    remuneración en el mercado, es algo muy incierto. Al
    respecto creo que será útil hacer una breve
    reflexión sobre problemas de
    incertidumbre parecidos. A veces nos formulamos preguntas que
    requieren una cantidad tal de información que su solución no puede
    ser otra cosa que aproximada, incluso aunque apliquemos el mejor
    conocimiento
    disponible con la tecnología más
    desarrollada. Existe un límite físico a la
    capacidad para procesar información17. Una idea
    similar es la sustentada por Elster cuando afirma que es
    difícil calcular las consecuencias de una gran reforma
    general antes de que se produzca puesto que las ramificaciones
    indirectas y directas son inmensas. Aún así,
    ciertas aproximaciones razonadas creo que sí pueden
    hacerse. El efecto de la implantación de una Renta
    Básica (efecto que también dependerá de la
    cuantía de la Renta Básica, cuestión que no
    podrá ser tratada aquí) sobre el mercado de trabajo
    debería tener en cuenta estos distintos
    aspectos:

    1) los incentivos desde el punto de vista de la oferta y la
    demanda del
    trabajo asalariado,

    2) la autoocupación,

    3) el trabajo asalariado a tiempo parcial, y

    4) los incrementos salariales de determinadas
    profesiones y las reducciones salariales de otras
    profesiones.

    En lo que sigue, ampliaré cada uno de estos
    cuatro aspectos.

    1. En lo que respecta a los incentivos, el modelo
    económico neoclásico18 estándar
    nos informa que cuando los salarios
    crecen, aparecen dos efectos: el efecto renta y el efecto
    substitución. Este segundo efecto inclinaría a
    las personas a trabajar más porque el coste de
    oportunidad (es decir, el valor de la
    mejor alternativa económica posible a que se renuncia
    por el hecho de dedicar los recursos a otra
    actividad económica) de su ocio es ahora superior. En
    cambio, el
    efecto renta inclina a la persona justamente en sentido
    contrario ya que al aumentar el salario real tiende a aumentar
    su tiempo de ocio. Y esto es así porque una cantidad de
    trabajo igual requiere menos tiempo. Así pues,
    sólo combinando los dos efectos podremos saber la
    decisión final de la persona en su elección entre
    ocio y trabajo. Evidentemente, si el efecto substitución
    es mayor que el efecto renta, el aumento del salario real se
    traducirá en un incremento de la oferta de trabajo. De
    poca cosa más nos puede informar este análisis sobre la implantación de
    la Renta Básica. Los análisis del efecto renta
    sobre la oferta de trabajo remunerado parten de la hipótesis de la variación libre, a
    gusto del individuo,
    del número de las horas de trabajo.

    El resultado final será el resultado combinado
    de sus preferencias por una cantidad más elevada o bien
    de renta o bien de ocio. Dicho más técnicamente:
    cada persona maximizará su utilidad dada una
    restricción presupuestaria que vendrá determinada
    por su nivel salarial. En el supuesto de una
    implantación de una Renta Básica, y teniendo muy
    presente la característica de ser una renta a partir de
    la cual pueden acumularse otras provenientes de diversas
    fuentes, a igualdad de
    otros factores se ha de entender que la gente tendría
    menos incentivos para trabajar asalariadamente (en las mismas
    condiciones que antes de su implantación). Es preciso
    explicarlo más. Pondré un ejemplo. Bautista
    recibe normalmente un salario de 120.000 pesetas netas por
    trabajar de camarero 8 horas diarias. Es decir, Bautista recibe
    750 pesetas netas por hora (y realiza 160 horas de trabajo
    mensuales). Un buen y glorioso día, el gobierno de la
    nación en la que vive Bautista decide implantar una
    Renta Básica de 70.000 pesetas mensuales. (Por cierto,
    la cantidad elegida no ha sido del todo arbitraria puesto que
    70.000 pesetas mensuales es una cantidad que está por
    encima del umbral de pobreza19). Si su salario no
    varía, aspecto no del todo exacto porque en realidad
    ahora Bautista presumiblemente pagará más
    impuestos al
    cobrar 190.000 pesetas y no 120.000, el cálculo
    de nuestro hombre
    seguramente variará.

    Efectivamente, las 70.000 pesetas le permiten poder buscar
    trabajo a tiempo parcial, por ejemplo, a cambio de 60.000
    pesetas al mes. Aceptemos que deba trabajar 5 horas de media al
    día, 100 al mes. La hora de este nuevo trabajo solamente
    es de 600 pesetas, pero a cambio Bautista dispone de 3 horas
    más al día libres de trabajo dependiente y con un
    poder adquisitivo que ha aumentado globalmente más de un
    8%. Claro que en la decisión de Bautista
    intervendrán muchos factores como su estructura
    de preferencias, sus proyectos de
    futuro, etcétera, aunque se suponga que actúa
    según las constricciones de la teoría de la racionalidad.20
    Los estudios empíricos más análogos sobre
    las consecuencias de lo que podría suponer, para el
    mercado de trabajo, una implantación de la Renta
    Básica desde el punto de vista de la oferta son los
    relativos a la experiencia del Impuesto Negativo sobre la Renta
    (Negative Income Tax, NIT). Entre 1968 y 1982 hubo
    cuatro experiencias de aplicación del NIT en los
    Estados
    Unidos de América. La experiencia conocida como
    SIME–DIME (Seattle–Denver Income Maintenance
    Experiment
    ) es la más larga y la más
    generosa. Aun así, las pocas y controvertidas
    conclusiones que se pueden extraer no creo que sean de
    aplicación a la Renta Básica por las razones que
    serán tratadas más adelante al comparar los
    subsidios condicionados y la Renta
    Básica21.

    Las pocas conclusiones aludidas, por cierto, ponen en
    cuestionamiento los resultados inquietantes de los estudios no
    experimentales sobre los desincentivos para el trabajo
    asalariado que supuestamente provoca la implantación de
    determinados subsidios. Esta experiencia del NIT afectó
    más a unos colectivos que a otros. El desincentivo para
    el trabajo remunerado fue mayor entre las mujeres blancas
    casadas y los hombres hispanos que en otros colectivos. Es todo
    lo más definitivo que se puede afirmar de la experiencia
    del NIT, en lo que a la Renta Básica puede interesar.
    Desde el punto de vista de la demanda de trabajo asalariado, es
    muy difícil poder afirmar alguna cosa seria sin estudios
    empíricos que puedan respaldarla. En este caso depende
    de las medidas que pudieran acompañar a la Renta
    Básica. Si esta implantación va de la mano de una
    gran flexibilización del mercado de trabajo, las
    respuestas de los propietarios de los medios de
    producción serán muy diferentes al caso en que
    este mismo mercado esté fuertemente
    intervenido.

    2. Una introducción de la Renta Básica
    podría favorecer sin muchas dudas la
    autoocupación. Como lo sugiere Ferry (1995): "La Renta
    Básica liberaría psicológicamente
    (…) el gusto por el riesgo." La
    Renta Básica reduciría notablemente el riesgo de
    iniciar determinadas actividades de autoocupación.
    Volvamos a nuestro camarero Bautista que cobra 120.000 pesetas.
    Se implanta una Renta Básica de 70.000 pesetas.
    Concedamos que Bautista prefiere arriesgarse y decide montar
    una tienda de ropa interior femenina por cuenta propia
    asociándose con tres socios más que viven en una
    situación relativamente parecida a la suya. Bautista y
    sus socios piden un crédito de 5 millones para montar el
    modesto negocio (un crédito de 1.250.000 cada uno se lo
    pueden permitir). La seguridad de
    recibir 70.000 pesetas al mes y la disposición de todas
    las horas del día supone para Bautista y sus socios un
    buen punto de partida para intentar tirar adelante el negocio
    propio. Obsérvese que no es necesario que Bautista y sus
    tres socios tengan una alta propensión al riesgo, puesto
    que si así fuera, el proyecto de
    este grupo podría ser bastante más ambicioso que
    el ejemplo expuesto. En los inicios de todo pequeño
    negocio una Renta Básica podría interpretarse
    como una subvención para vencer determinadas aversiones
    al riesgo que puede representar el comienzo.

    3. Parece razonable suponer que la implantación
    de la Renta Básica podría favorecer la
    elección de determinados trabajos a tiempo parcial que
    actualmente no se eligen porque no aportan una
    compensación económica suficiente. "El trabajo a
    tiempo parcial debería ser una opción voluntaria
    de reducción de la jornada laboral diaria, pero
    también de alternar, a lo largo de la vida,
    períodos de actividad laboral con otros de alejamiento
    del mercado de trabajo, dedicados a realizar otras actividades,
    desde la formación personal al
    cuidado de la familia o
    al voluntariado."22 Sin una Renta Básica el
    trabajo a tiempo parcial está sujeto a más
    condicionantes. En primer lugar, según las estadísticas oficiales, buena parte de la
    gente que está trabajando a tiempo parcial lo hace
    porque no tiene la opción de hacerlo a tiempo
    completo.

    No se trata de una elección libre, sino de una
    elección por necesidad o forzada. Para decirlo con
    palabras de Ortega: "Si en todo momento no tuviéramos
    delante más que una sola posibilidad, no tendría
    sentido llamarla así. Sería más bien pura
    necesidad." Esta "sola posibilidad" es justamente lo que la
    convierte en una acción no libre. En segundo lugar, el
    trabajo a tiempo parcial está mayoritariamente ocupado
    por mujeres. En 1991, el 4% de los hombres y más del 28%
    de las mujeres trabajaban a tiempo parcial en el conjunto de la
    Unión Europea. Aunque hay diferencias substanciales
    entre los países del Norte y los del Sur de Europa. En
    el Norte el trabajo a tiempo parcial es un hecho habitual para
    las mujeres; en el Sur se recurre por ahora al trabajo a tiempo
    parcial de forma casi marginal. La proporción entre
    Holanda, Alemania,
    Reino Unido y Dinamarca respecto a Grecia,
    España, Italia y
    Portugal es aproximadamente de 5 o 6 a 1, siendo Holanda, con
    el 60%, y Grecia, con el 7%, los extremos, con datos de
    principios
    del decenio. En los últimos años se está
    desarrollando un tipo de trabajo que está destinado a
    crecer, especialmente en la Unión Europea. En el
    conjunto de este espacio, hay un total de 1,5 millones de
    "teletrabajadores" (sólo un 0,1% del total de la
    fuerza de
    trabajo), mientras que en los EEUU y el Canadá son
    más de 5,5 y de 0,5 millones, respectivamente (es decir,
    un 4,5% y un 3,5% de las respectivas fuerzas de
    trabajo)23. Como la palabra indica, son trabajos
    realizados para una empresa
    desde casa mediante ordenadores personales. Las dos posibles
    características positivas de esta particular forma de
    trabajo pueden ser: los horarios regulados según el tipo
    de situaciones personales (podría ser un trabajo
    atractivo para determinadas minusvalías, por ejemplo) y
    eliminación de los costos de
    desplazamiento y de tiempo para ir y volver del lugar de
    trabajo (con la correspondiente descongestión del
    tránsito urbano en áreas especialmente castigadas
    por la intensidad de este mal). En cambio, una primera y clara
    dificultad está en la inversión que cada posible
    "teletrabajador" debería hacer en sus equipos
    informáticos y también en la formación
    imprescindible, si bien no excesiva en la mayoría de
    casos. Con la implantación de una Renta Básica,
    esta inversión podría realizarse con más
    tranquilidad. Al fin y al cabo, estoy refiriéndome a una
    tecnología con un costo que
    puede oscilar de 150.000 a 300.000 pesetas, y de una
    formación con gastos no
    disparatados.

    4. Finalmente, una implantación de la Renta
    Básica tendría otra probable consecuencia en el
    mercado laboral: el verosímil aumento salarial de
    determinadas profesiones o actividades laborales y, a su vez,
    el posible descenso en la remuneración de otras
    profesiones. Al no haber experiencias de Renta Básica,
    con la particular excepción de Alaska, es imposible
    aportar estudios empíricos que apoyen o rechacen esta
    afirmación. Ahora bien, la existencia de un derecho a
    una Renta Básica permite intuir que ciertos trabajos
    poco atractivos y gratificantes tendrían una presión
    al alza salarial. Sin embargo y como acertadamente apuntan Van
    der Veen y Van Parijs (1988): "reduciría los salarios
    medios de los trabajos atractivos, intrínsecamente
    gratificantes". El teórico de las clases
    sociales más importante de la actualidad, el
    marxista analítico Wright (1995), lo dice de forma
    contundente y gráfica: "Si un trabajador tiene
    garantizado un ingreso básico, será más
    caro sobornar a los trabajadores para que acepten un trabajo
    desagradable. En cambio, para aceptar un trabajo con
    interés y estímulo, no habría que inducir
    tanto a los trabajadores. No hay que motivar demasiado a
    profesores de sociología, por ejemplo, para que
    trabajen, ya que su trabajo es intrínsecamente
    agradable."

    La objeción según la cual determinadas
    tareas necesarias para la sociedad no se llegarían a
    realizar por el hecho de que con una Renta Básica
    substancial nadie las querría hacer, tiene un par de
    respuestas. La primera hace directamente referencia al punto
    que estoy siguiendo sobre las posibles modificaciones
    salariales, ya que unos incrementos salariales importantes en
    determinadas tareas podría hacerlas atractivas
    (instrumentalmente, claro) para algunos individuos, aunque
    sólo fuera temporalmente. La segunda respuesta, algo
    más rebuscada, suponiendo que no se consiguiera lo que
    la primera respuesta aventuraba, avanza algo explorado por
    algunos teóricos sociales: la realización de
    sorteos entre la población para cubrir estas posibles
    plazas vacantes de determinados trabajos desagradables.
    Proponer sorteos para asignar determinadas elecciones sociales
    no tiene nada de nuevo. En la Atenas clásica, la
    elección de todos los funcionarios y concejales, con la
    excepción de los generales y unos pocos magistrados, era
    realizada por sorteo. Para el trasplante de órganos
    humanos, Elster propone la realización de
    sorteos24. No es nada descabellado hacerlos
    también si se llegase a producir la situación
    mencionada según la cual nadie estaría dispuesto
    a realizar determinadas tareas necesarias para la sociedad con
    la implantación de la Renta Básica.

     

    4. Renta Básica y
    trabajo doméstico

    Vengo ahora al segundo tipo de trabajo antes citado, el
    doméstico. Ese tipo de trabajo, también llamado
    reproductivo o de cuidado de los demás, tiene muchas
    definiciones. A pesar de todo, hay unas constantes en todas las
    definiciones que podamos encontrar. Estas constantes aluden a la
    actividad realizada en el hogar, a las tareas de atención
    y cuidado de los menores y de los ancianos de la casa, etc. De
    todas éstas es posible sintetizar una definición
    como la siguiente. Trabajo doméstico es el desarrollado en
    el hogar para la atención de los otros y la propia;
    comprende actividades como la limpieza, la preparación de
    alimentos, la
    compra, el cuidado de los menores y los ancianos, así como
    de los enfermos de la familia o unidad de convivencia.

    La definición más antigua de
    producción doméstica ya tiene más de 60
    años y se han realizado sobre ella muchas otras
    definiciones. Es la que escribió Margaret Reid (1934).
    Según esta definición, la producción
    doméstica incluye "las actividades no remuneradas
    ejercidas por y para los miembros de la familia, actividades que
    pueden ser reemplazadas por productos
    mercantiles o servicios
    remunerados cuando circunstancias como los ingresos, la
    situación del mercado y las preferencias permiten delegar
    servicios en una persona ajena a la familia." Esta
    concepción de Reid mira la producción
    doméstica desde la perspectiva de una posible
    substitución de los bienes
    domésticos por bienes que están producidos u
    ofrecidos por el mercado.

    Más detenidamente, es interesante apuntar las
    siguientes características del trabajo
    doméstico.

    1) Utiliza mercancías, adquiridas en el mercado o
    en los servicios ofrecidos por las administraciones
    públicas, para producir unos bienes y unos servicios
    destinados al consumo
    (autoconsumo) del hogar, no al intercambio;

    2) No tiene retribución monetaria;

    3) El objetivo
    fundamental es la reproducción de la fuerza de trabajo (una
    consecuencia inmediata es la reducción de los costos de
    subsistencia);

    4) Se produce en condiciones en que la persona que
    realiza este trabajo establece un cierto control sobre
    ritmos y horarios.

    El trabajo doméstico, en la consideración
    propiamente de trabajo, estaba hasta hace aproximadamente un
    cuarto de siglo sistemáticamente ignorado en las
    elaboraciones académicas. A lo sumo, podía
    encontrarse alguna rara excepción. Aproximaciones
    históricas, sociológicas y económicas
    descartaban la consideración del trabajo doméstico
    precisamente como trabajo. Desde principios de la década
    de los 70, la situación ha cambiado.

    La misma actividad puede ser incluida en diferentes
    modalidades de trabajo. Imaginemos que estoy limpiando
    calzoncillos en mi casa. Podría tratarse de trabajo
    asalariado, de autoocupación, de trabajo voluntario, de
    trabajo doméstico, según cobrase un salario para
    hacerlo, si pensase vender la pieza de ropa que hubiera
    confeccionado yo mismo y que estaba acabando de retocar, si lo
    estuviera haciendo para la parroquia del barrio o si limpiase
    para mi mismo, respectivamente. Si bien el acuerdo de incluir el
    trabajo doméstico en el concepto de
    trabajo empieza a extenderse en la producción
    académica de los últimos años, su
    valoración es más problemática.
    Valoración en un sentido bien acotado: la
    asignación de un precio a las
    diferentes tareas domésticas. Esta valoración tiene
    importantes problemas de medición. Los métodos de
    estimación desarrollados pueden ser agrupados en dos
    grandes bloques:

    1) Los basados en la cantidad y cualidad del trabajo
    empleado en la obtención de bienes y servicios (por tanto,
    los basados en los inputs), y

    2) Los que utilizan el valor del producto
    obtenido (por tanto, los basados en el output).

    A su vez, los basados en los inputs se dividen,
    según los mecanismos utilizados, en:

    A) costos de reemplazo,

    B) costos de los servicios, y

    C) coste de oportunidad.

    Los métodos basados en el output pueden
    también dividirse en:

    A) producto total, y

    B) valor añadido.

    A partir de estas cinco diferentes maneras de abordar la
    cuantificación del trabajo doméstico, se han
    realizados diversas estimaciones empíricas de la
    participación porcentual del trabajo doméstico
    respecto al Producto Interior Bruto de distintos
    países.

    Apuntaré los datos de las conclusiones más
    significativas. El trabajo que menos valor porcentual del
    PIB atribuye
    al trabajo doméstico es el de Lindhal para el caso de
    Suecia en el año 1929, exactamente el 20,8%. El trabajo
    que más porcentaje asigna es el de Nordhaus–Tobin
    para el mismo año pero en Estados Unidos, el 45,4%. La
    gran diferencia de valoración entre ambos trabajos puede
    ser debida a los diversos mecanismos empleados, a la
    población incluida y a la frontera que
    cada autor pone entre actividades económicas y no
    económicas. En general, todos los trabajos que se han
    dedicado a cuantificar el trabajo doméstico como
    porcentaje del PIB, oscilan entre un quinto y un tercio del
    mismo.

    Nos encontramos, pues, ante un tipo de trabajo, el
    doméstico, que al margen de las diferencias de mecanismos
    y resultados finales, representa en todos los casos un porcentaje
    del PIB realmente muy importante. Trabajos muy posteriores a los
    dos citados y ya muy cercanos a la actualidad coinciden en este
    aproximado tercio del PIB. En el caso del espacio
    económico español,
    Durán (1995) afirma que el trabajo doméstico
    equivaldría a un 126% del PIB. El Informe del
    Desarrollo
    Humano del PNUD de 1995 establece en 16 billones de
    dólares el trabajo no remunerado (cuidado: no solamente
    doméstico) realizado en el mundo, por hombres y mujeres,
    de los cuales aproximadamente el 70% (11 billones de
    dólares) corresponden al trabajo elaborado por mujeres.
    Estas cantidades o porcentajes sólo tienen un valor
    indirecto de hacernos ver las proporciones del trabajo que no
    tiene una contabilización en las cuentas
    tradicionales de la economía. Hay
    objeciones sobre la utilidad de estas comparaciones. La productividad no
    es la misma en los trabajos remunerados en el mercado y los
    trabajos domésticos, dicen los que objetan a las
    mencionadas comparaciones. También es verdad, por otra
    parte, que no todas las productividades son las mismas dentro de
    los trabajos remunerados.

    Al margen de las críticas que reciben estos datos
    por sus posibles errores, lo que me interesa remarcar aquí
    es la importancia de un trabajo, el doméstico, oculto a la
    contabilidad
    económica estándar. La importancia no sólo
    reside en el porcentaje más o menos elevado del PIB que
    pueda representar (el afecto maternal o la dedicación
    amorosa, pongo por caso, no se pueden valorar a precios de
    mercado), pero vale la pena también tenerlo
    presente.

    ¿Cómo podría afectar al trabajo
    doméstico una implantación de la Renta
    Básica? Antes de pasar a contestar lo más
    concretamente posible esta pregunta, hay que empezar con una
    reflexión: la Renta Básica, por sí solo, no
    dará solución a todos los problemas
    sociales. Este inciso viene a cuento por la
    frecuencia (e inconsistencia, francamente) en que se han podido
    leer o escuchar críticas a mocosuena a la Renta
    Básica alegando que no solucionaría determinados
    problemas sociales que simplemente no pretende solucionar. La
    crítica
    al subsidio de paro porque no soluciona el problema de la
    vivienda, o el sistema de
    pensiones de la Seguridad
    Social porque no soluciona el paro juvenil no parece ser un
    ejercicio muy razonable. Pues a la Renta Básica algo de lo
    mismo le ha venido a suceder.

    Las desigualdades de género, la
    división sexual del trabajo son grandes grupos de
    problemas sociales la solución de los cuales (suponiendo
    que tengamos claramente identificada "la" solución)
    vendrá dada por un paquete de medidas más amplio
    que el que pueda representar la Renta Básica. Apuntado lo
    cual paso a contestar la pregunta con la que empezaba este
    párrafo. En primer lugar, la Renta
    Básica permitiría un mayor desarrollo "en
    términos de oportunidad de vida de las mujeres —en
    cualquier etapa de su ciclo vital—."25 Cierto,
    hay mujeres (y también hombres, claro, pero menos: estoy
    hablando de trabajo doméstico y las mujeres lo realizan en
    cantidades mucho mayores que los hombres) que actualmente no
    tienen mucha elección. Conseguir una mínima
    independencia
    económica amplía el conjunto de oportunidad de
    estas mujeres.

    En segundo lugar, muchas mujeres que se encuentran
    atrapadas en la trampa de la pobreza con el actual sistema de
    subsidios condicionados, podrían salirse de ella. La
    feminización de la pobreza quedaría claramente
    amortiguada. Recordemos que la Renta Básica es un ingreso
    universal, por lo tanto lo recibe todo ciudadano y ciudadana,
    evitándose así al menos algunos problemas
    "derivados de otorgar asignaciones al ‘cabeza’ de
    familia por cuenta de los ‘dependientes’ (…)
    donde está implícito que será aquél
    el que decida qué hacer con este dinero", en palabras de
    la ya citada Pautassi.

    En tercer lugar, la implantación de la Renta
    Básica puede cambiar la distribución de las tareas
    domésticas realizadas entre hombres y mujeres. Esto en el
    caso que se pueda aplicar, claro. En los casos de convivencias
    homosexuales femeninas, masculinas, o en los casos de personas
    que viven solas (algo creciente en nuestras sociedades) u
    otros casos donde no haya convivencia entre hombres y mujeres, lo
    anterior es evidente que no se aplica. El poder negociador en el
    hogar de una mujer con una
    Renta Básica es mayor (no aventuro si mucho o poco, pero
    algo por supuesto) que sin él. Afirmado lo cual se ha de
    recordar lo dicho un poco más arriba, no se puede pedir a
    la Renta Básica más de aquello que puede dar, y en
    lo que respecta al cambio en la distribución de las tareas
    domésticas realizadas entre hombres y mujeres, esta medida
    social puede facilitar algo las cosas a algunas mujeres, no mucho
    más. Son precisos otros cambios adicionales de tipo
    cultural y social para conseguir una verdadera igualdad de trato
    y de reparto entre géneros del trabajo
    doméstico.

     

    5. Renta Básica y
    trabajo voluntario

    Nos queda aún otro tipo de trabajo, el
    voluntario. Por trabajo voluntario se ha de entender la
    ocupación del tiempo propio en actividades dedicadas a los
    demás sin remuneración y que no forman parte del
    trabajo doméstico. El trabajo voluntario abarca campos tan
    diversos como los servicios sociales, la asistencia sanitaria,
    la
    educación, la solidaridad con
    la población pobre, la reinserción laboral de
    presos, asesoramiento a mujeres maltratadas, el cuidado de
    enfermos de SIDA, entre
    otros. La
    motivación para realizar trabajo voluntario puede ser
    doble. En primer lugar, la satisfacción personal en la
    ejecución o desarrollo de la actividad. Propiamente,
    sería éste un caso de actividad autotélica
    ya definida con anterioridad. En segundo lugar, la motivación
    puede ser debida a la benevolencia, entendida como la
    identificación con el bienestar de la persona o personas
    que se benefician del trabajo voluntario26.

    Por el tipo de participación, por la
    dedicación de sus miembros, pueden distinguirse tres
    grandes grupos de voluntariado que se repiten en las diversas
    organizaciones
    que dan cabida a este tipo de trabajo. Así, por ejemplo
    Montagut (1993), distingue:

    1) El grupo formado por aquellas personas que trabajan
    permanentemente,

    2) El grupo formado por las personas que participan
    ocasionalmente, y

    3) Los socios de la entidad que son socios
    pasivos.

    A su vez, los movimientos o las asociaciones de
    voluntarios pueden estar formados por diversas
    vías:

    1) Relaciones de amistad o de
    familia y que presuponen una sensibilidad hacia alguna
    problemática social,

    2) captación directa por parte de algunas
    entidades, y

    3) captación programada del sector
    público27.

    Los datos disponibles de trabajo voluntario en un
    país donde tiene una gran importancia por el número
    de gente dedicada, los EEUU, son espectaculares. A principios de
    la última década del siglo pasado, más de 94
    millones de adultos, el 51% de la población, dedicaron
    tiempo al trabajo voluntario, evidentemente con diferentes
    intensidades. La media fue de 4,2 horas a la semana. Esto
    equivale a 20.500 millones de horas de trabajo voluntario. A
    efectos comparativos, sería equivalente aproximadamente a
    9 millones de puestos de trabajo a tiempo completo. En
    términos monetarios, esta cantidad de horas sería
    equivalente a unos 176.000 millones de dólares. Estas
    cifras y porcentajes sugieren el alcance del trabajo voluntario.
    Y la sugerencia nos dice que estamos hablando de algo muy
    importante.

    Una implantación de la Renta Básica
    podría suponer por razones evidentes un impulso al ya de
    por sí vigoroso trabajo voluntario. El trabajo voluntario,
    dadas sus características, requiere de un tiempo del cual
    muchas veces no se dispone. No se pueden hacer comparaciones de
    trabajo remunerado a cambio de trabajo voluntario justamente
    porque el primero es, si no se disponen de otras fuentes de
    renta, imprescindible para vivir. Liberada aunque sea
    parcialmente esta constricción, las posibilidades de
    elección, el conjunto de oportunidades en definitiva, se
    amplía. Mucha gente que actualmente no dedica parte de su
    tiempo al trabajo voluntario pero desearía hacerlo,
    tendría la ocasión más a su alcance. Los
    cambios sociales que esto podría comportar no escapa a las
    mentes incluso menos cabalísticas.

     

    6. ¿Renta
    Básica contra ocupación?

    A continuación quisiera referirme a una
    cuestión que ha suscitado alguna polémica: la
    (supuesta) contraposición de la Renta Básica y el
    trabajo (ocupación). Ya existe un trabajo bien hecho al
    respecto28 que, en mi opinión, es muy
    ilustrativo. Recuerdo las conclusiones porque a su vez
    representan ciertamente un resumen de lo dicho hasta
    aquí.

    Dice Noguera que "Los partidarios de la RB de
    ningún modo creen que el acceso de la población a
    un trabajo remunerado y reconocido socialmente no sea un objetivo
    valioso, sino que, al contrario, se preguntan por la mejor manera
    de posibilitarlo." Aunque el trabajo "reconocido socialmente" es
    francamente un asunto peliagudo cuyo tratamiento ahora me
    desviaría del punto principal que quiero abordar y por eso
    mismo dejaremos sólo apuntado, Noguera sigue con la
    enumeración de algunas ventajas que la RB podría
    suponer para posibilitar el acceso a un trabajo de este tipo.
    Entre estas ventajas cabe mencionar rápidamente las cinco
    que siguen:

    1) La RB no discriminaría entre quienes realicen
    empleo remunerado y quienes lleven a cabo trabajo
    doméstico o voluntario: todos recibirían una renta,
    con lo cual aumentaría el grado de equiparación
    entre los tres trabajos mencionados.

    2) La RB podría estimular un cierto "reparto
    espontáneo" del empleo remunerado, al hacer posible y
    deseable para muchos individuos el trabajar menos horas, de tal
    modo que otros puedan cubrir el "espacio" que ellos dejan libre
    (como el mismo Noguera recuerda, "hay que evitar una vez
    más las falacias de composición: el hecho de que la
    RB pueda incentivar una menor dedicación al empleo por
    parte de algunos individuos no implica en absoluto que el
    volumen total
    de horas de trabajo remunerado de una economía descienda,
    sino que bien puede ocurrir lo contrario").

    3) La RB permitiría un mayor acceso al empleo
    remunerado para muchos individuos, de varios modos:

    a) suprimiría la famosa "trampa del desempleo"29;

    b) podría permitir una mayor
    flexibilización del mercado de trabajo que no se
    tradujese en desprotección e inseguridad
    social, como ocurre en la actualidad, al aumentar el poder
    contractual de la parte débil del contrato
    laboral30;

    c) haría más factible para muchas
    personas el aceptar determinados tipos de trabajos que pueden
    ser demandados e incluso atractivos, pero que por su baja
    productividad son mal pagados;

    d) sería un incentivo para el autoempleo.

    4) Noguera nos recuerda el siguiente argumento de Van
    Parijs (1998): un derecho al trabajo no podría sostenerse
    hoy sin subsidios masivos a las empresas por
    parte del Estado; y añade: "la Renta Básica es
    precisamente una estrategia que
    intenta proveer del derecho a una renta para todos, pero sin
    comprarlo a costa del derecho al trabajo, sino que consiste en
    distribuir subsidios al empleo directamente en las manos de los
    empleados potenciales para que ellos (y no los empresarios)
    puedan decidir qué empleos merecen el
    subsidio".

    5) Con RB, las condiciones de posibilidad de una mayor
    autoestima
    aumentarían a través de los distintos tipos de
    trabajo que realizasen, dado que estos no serían trabajos
    "artificiales" garantizados por el Estado como "asistencia" a los
    desempleados. Si a esto añadimos que, como se ha
    mencionado un poco más arriba, aumenta la fuerza
    negociadora del empleado potencial ("la parte débil del
    contrato laboral") merced a la RB, los salarios de los trabajos
    desagradables deberían subir –o sus condiciones
    hacerse más aceptables– para generar una oferta de
    trabajo suficiente. La RB implicaría aumentar la
    posibilidad de elección de un trabajo (en vez de estancar
    a la gente en la "trampa del desempleo" o en trabajos absurdos
    garantizados de forma workfarista).

    7. Sobre Renta Básica y sostenibilidad
    Para finalizar, algunas palabra sobre
    sostenibilidad31. Que la economía crezca,
    contra lo que muchos sectores sociales han venido repitiendo
    durante muchos años, no significa que mejore la suerte de
    los sectores más pobres de la sociedad, como el mismo
    vicepresidente del Banco Mundial,
    Joseph
    Stiglitz, ha afirmado en más de una ocasión.
    Pero aun concediendo que mejorase la situación de este
    sector social, el crecimiento
    económico no es una buena alternativa. La
    contaminación y degradación ambientales en a
    los niveles actuales que genera la sociedad industrial es
    insostenible a no muy largo plazo si es que ya no lo es ahora. La
    sostenibilidad vendrá si el uso de recursos por
    cápita disminuye y también lo hace la
    producción. Por ejemplo, Jan Tinbergen y Roefie Hueting
    escribían pocos años antes de acabar el siglo XX
    que una de las cuatro condiciones de política
    económica para llegar a un uso sostenible del medio
    ambiente, era la mejora de la distribución
    internacional de la renta.

    Durante muchos años, los sindicatos y
    la clase trabajadora en general han visto en el crecimiento
    económico una cierta garantía del mantenimiento
    de la ocupación. La Renta Básica puede ser una
    solución al paro sin crecimiento económico
    permanente. La Renta Básica también puede facilitar
    la elección de modelos de vida diferentes a los
    estandarizados en las sociedades de consumo actuales.
    Efectivamente, habría una capacidad de elección
    mucho mayor que ahora, especialmente para aquellos sectores de la
    población con menos recursos, para elegir modelos de vida
    no consumistas y más autónomos. Con una Renta
    Básica habría muchas más posibilidades que
    en la actualidad para poder rechazar ocupaciones poco atractivas,
    alienadas y escasamente gratificantes.

     

    Apéndice: trampa de la
    pobreza y renta básica (o una de las diferencias
    más importantes entre la RB y los subsidios
    condicionados)*

    Para poder acceder a un subsidio que, a diferencia de la
    RB, sea condicionado, hay que realizar un test de recursos.
    Este test de recursos es en algunos casos claramente humillante.
    Vale la pena, para hacer gráfica la afirmación
    anterior, apuntar algunas de las condiciones para percibir un
    subsidio directamente relacionado con la pobreza, la Renta
    Mínima de Inserción (la RMI es una renta que
    diversas Comunidades Autónomas del Reino de España
    han puesto en práctica para combatir la pobreza). Estas
    condiciones son: residencia continuada y efectiva, formar parte
    de un hogar independiente, no disponer de medios
    económicos para atender a las necesidades básicas,
    el compromiso de participar en el plan de
    inserción individual (algo así como un programa
    particular para la reinserción laboral), no tener derecho
    a otras prestaciones
    públicas superiores a la RMI, no haber causado baja
    voluntaria en el trabajo, no disponer de bienes muebles o
    inmuebles que indiquen suficiencia económica, el
    consentimiento de no interponer reclamación judicial de
    pensión alimentaria y que no haya otros titulares de la
    RMI en el núcleo de convivencia familiar.

    El subsidio condicionado siempre se percibe ex
    post
    , una vez se ha podido demostrar la cantidad de recursos
    inferior a la fijada para tener derecho a recibirlo. Cuando se
    llega a cierta cantidad, los ingresos condicionados han tocado
    techo, no se puede percibir más. Si se percibe alguna
    renta adicional se pierde todo o parte del subsidio. En cambio,
    la RB:

    1) no requiere un test de recursos porque, tal como
    dice su definición, es universal,

    2) se percibe ex ante,

    3) no tiene techo porque se puede acumular a cualquier
    otro ingreso.

    La RB afecta de una manera muy diferente a como lo hacen
    los subsidios condicionados a dos conocidos problemas: la trampa
    de la pobreza y la trampa del paro. La primera trampa (la segunda
    es en realidad un caso particular de esta trampa) se define de la
    siguiente manera: la penalización que comporta el aceptar
    por parte del beneficiario de un subsidio condicionado un trabajo
    remunerado. La penalización es la pérdida del
    subsidio condicionado. Un efecto bien conocido de esta trampa es
    el fraude.

    Otra característica de los subsidios
    condicionados los diferencia también de la RB. Los
    primeros señalan a sus posibles beneficiarios, los hacen
    poseedores de esta carga que algún autor ha denominado
    "estigma de la pobreza".

    La simplicidad administrativa que supondría la
    substitución de muchos subsidios condicionados por la RB
    habla a favor de ésta última. Un subsidio
    condicionado comporta muchos más controles administrativos
    con el fin de evitar posibles fraudes de personas que no
    reúnan las condiciones para poseer la condición de
    beneficiarios, o para verificar que los que lo están
    recibiendo no estén realizando alguna actividad
    incompatible con el subsidio. Entre comités de
    seguimiento, comités interdepartamentales, órganos
    técnicos administrativos, equipos de asesoramiento
    técnico previstos en los trámites y gestión
    de las ayudas condicionas contra la pobreza, buena parte de los
    recursos son captados en los trámites
    burocráticos.

     

    Textos
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    introito, en Raventós D. (comp.) La Renta
    Básica. Por una ciudadanía más libre,
    más igualitaria y más fraterna.
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    (qué puede justificar al capitalismo,
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    VAN PARIJS, P. (2001): "Una renta básica para
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    Por una ciudadanía más libre, más
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    pobreza", en VVAA, Desigualdad y clases sociales, Madrid:
    Fundación Argentaria–Visor.

     

    Notas

    (*) Este apéndice es una
    reproducción parcial de Raventós (2001b)

    1. Se trata de una definición poco modificada de
    Van Parijs (1996).

    2. Sobre el "trabajo socialmente útil" vale la
    pena consultar el trabajo de Noguera (2001).

    3. Un bien público tiene de dos propiedades: es
    de oferta conjunta y de su consumo no puede excluirse a nadie. La
    oferta conjunta se refiere a que el bien está a
    disposición de los consumidores en cantidades iguales (las
    farolas callejeras hacen la misma luz, cuando
    están encendidas, para toda la gente que pasa por el
    lugar). Las emisiones de las ondas televisivas
    de libre acceso son captadas por cualquier aparato de televisión, el cual sí que es un
    bien privado, y no puede excluirse a nadie. Quizás sea
    preciso añadir una distinción con los bienes
    públicos llamados "mixtos" o "ambiguos", el beneficio
    individual de los cuales puede disminuir cuando el número
    de personas que los consumen excede determinado límite o
    cantidad. Son bienes públicos que padecen de "colapso" o
    "rivalidad". Los bienes públicos puros, los no ambiguos o
    mixtos, son extraños. Las características que
    definirían a la mayoría de los bienes
    públicos (es decir, los no puros) son: oferta conjunta,
    imposibilidad de exclusión y colapso. Juntamente con los
    bienes públicos tenemos los males públicos. La
    contaminación es un ejemplo muy
    citado.

    Un bien público no debe confundirse con un bien
    social. Un bien social es el fin de una interferencia arbitraria
    para todos y cada uno de los miembros de un grupo social de
    vulnerabilidad en cuestión. El bien individual de
    estar, como cuestión contingente de hecho, a
    cubierto individualmente de la interferencia arbitraria es
    distinto del bien social que significaría el cese
    de la amenaza potencial que se cierne sobre todos
    los miembros del grupo de vulnerabilidad. Sobre la libertad como
    no dominación, grupo de vulnerabilidad y bien social,
    véase Domènech (2000), Pettit (1999) ,
    Raventós (2000) y De Francisco/Raventós
    (2001).

    4. La valoración social de los trabajos no
    remunerados en el mercado está aumentando en los
    últimos años. Un indicio de ello es el hecho que la
    Mesa del Parlamento de Cataluña admitió a
    trámite en marzo de 1997 una Propuesta no de ley sobre la
    medición y la valoración cuantitativa del trabajo
    no asalariado de las mujeres y de los hombres de Cataluña
    (Butlletí Oficial del Parlament de Catalunya,
    10–3–1997). Esta proposición no de ley fue
    adoptada por la Comisión de Política
    Social de este Parlamento el 14 de abril de 1997, la cual
    resolvió que el Parlamento de Cataluña instase al
    Gobierno a: "Continuar la participación en los
    fórums y las instituciones
    permanentes para proseguir la adopción
    de metodologías específicas de medición
    cuantitativa y de valoración económica del trabajo
    no asalariado en Cataluña.

    Continuar efectuando la producción y el
    seguimiento periódico
    de la información y promover la elaboración de
    estudios para la valoración efectiva del trabajo no
    asalariado a partir de los datos resultantes de la
    aplicación de las metodologías existentes y de las
    que se puedan adoptar, para poder tenerlas en cuenta en la
    planificación de políticas generales
    orientadas a la consecución de la igualdad de
    oportunidades entre los hombres y las mujeres."
    (Butlletí Oficial del Parlament de Catalunya,
    28–4–1997).

    5. Sigo de cerca en lo que sigue lo que ya expuse en
    Raventós (1999).

    6. Se trata de la misma definición que he
    empleado en Raventós (2001a).

    7. Es la definición empleada, por ejemplo, en
    Daniel Raventós: El derecho a la existencia,
    Barcelona, Ariel, 1999, y Daniel Raventós: "La Renta
    Básica: introito" en Daniel Raventós (coord.),
    La Renta Básica. Por una ciudadanía más
    libre, más igualitaria y más fraterna,

    Barcelona, Ariel, 2001. Y con pocas variaciones, la utilizada
    también por Philippe Van Parijs: Real Freedom for All.
    What (if anything) can Justify Capitalism?
    , Oxford, Oxford
    University Press, 1995.

    8. Es la definición del Basic Income European
    Network (BIEN): A basic income is an income unconditionally
    granted to all on an individual basis, without means test or work
    requirement
    .

    9. Aunque somos de la opinión de que determinados
    ámbitos no serían operativos: un ayuntamiento por
    ejemplo. Cabe decir que, tal como está diseñada
    financieramente la relación entre las Comunidades
    Autónomas y el gobierno central español, no hay
    posibilidad técnica de poder ofrecer una propuesta
    tentativa de Renta Básica para el ámbito
    geográfico de una Comunidad
    Autónoma. Sólo haciendo la ficción de la
    independencia financiera, es posible diseñar un modelo de
    financiación de Renta Básica para una Comunidad
    Autónoma cualquiera, con la excepción quizás
    de la Comunidad Autónoma Vasca.

    Véase, de todos modos, la ponencia que Luis Sanzo
    presentó en el I Simposio de la Renta Básica
    realizado en Barcelona el 8 de junio de 2001. (Esta ponencia se
    puede obtener en la web
    www.redrentabasica.org).

    10. Por ejemplo en la ponencia presentada por
    José Antonio Noguera en el I Simposio de la Renta
    Básica realizado en Barcelona el 8 de junio de 2001
    (ponencia que se puede obtener en la web www.redrentabasica.org) y en Daniel
    Raventós: El derecho a la existencia, op. cit. Cap.
    4.

    1.1 Se trata de una definición poco modificada de
    Philippe Van Parijs: Real Freedom for All. Op.
    cit.

    12. Un reciente estudio del Instituto Catalán de
    la Mujer indicaba que el PIB catalán se
    incrementaría el 65,9% (pasando de 19,37 billones a 32,14
    en números del año 2000) si se contabilizase el
    trabajo doméstico no remunerado (El País,
    3–10–2001). Este porcentaje está en
    sintonía con otros muchos estudios que sobre la misma
    cuestión se han realizado en otros países y
    años.

    13. Algo completamente absurdo como cualquiera,
    aún sin tener conocimientos de economía, puede
    razonar.

    14. Un ejemplo muy ilustrativo es S. Lerner, Ch. M. A.
    Clark y W. R. Needham: "Un modelo de Renta Básica para
    Canadá", en Daniel Raventós (coord.), La Renta
    Básica. Op. cit
    .

    15. Algo que ha sido tratado muy pedagógicamente
    en Philippe Van Parijs: "Renta Básica: Una idea simple y
    poderosa para el siglo XXI", ponencia presentada en el 8 Congreso
    del BIEN realizado en Berlín en el año 2000 y que
    puede descargarse en castellano en la
    web www.redrentabasica.org. También fue
    abordado en Daniel Raventós: "El salario de toda la
    ciudadanía", Claves de Razón
    Práctica
    , núm. 106.

    16. P. Van Parijs: "Renta Básica: Una idea simple
    y poderosa para el siglo XXI", op. cit. pág.
    6.

    17. Este límite es la ley de Bremermann que dice:
    la capacidad máxima de procesamiento de información
    por unidad de masa (gramo) y de tiempo (segundo) es igual a 2 x
    1047 bits de información. Si calculamos la masa de nuestro
    planeta en gramos y traducimos a segundos el tiempo de su
    existencia, que es aproximadamente de 5.000 millones de
    años, entonces podemos calcular la cantidad total de
    información que habría podido procesar nuestro
    planeta en la hipótesis
    (completamente exagerada) según la cual toda la masa
    hubiera servido para construir una computadora
    máximamente eficiente durante toda la vida del planeta.
    Esta cantidad es de 1093 bits de información. Podemos
    estar seguros que nunca
    construiremos un ordenador capaz de procesar una cantidad de
    información mayor que la citada y, por tanto, podemos
    fijar este número como un límite, el
    límite de transcomputabilidad: Cualquier problema
    que requiera para su solución un procesamiento de
    información superior a 1093 bits es transcomputable, no
    puede resolverse. Domènech (1994).

    18. Puede que alguien se extrañe de la
    utilización, aunque sea de pasada, del modelo
    neoclásico. No es el momento para tratar con detalle el
    asunto de la legitimidad o no de la utilización de los
    instrumentos (o "perversidad de los instrumentos", como
    también se ha dicho). Valgan sólo algunas palabras.
    Soy de la opinión de que se deben aceptar las normas y
    métodos científicos convencionales. La
    contraposición de la "ciencia burguesa" y la "ciencia
    proletaria" (es decir, supuestamente, de una ciencia que
    servía a intereses burgueses, enfrentada a una ciencia
    alternativa que servía instrumentalmente a intereses
    proletarios) fue un zafio invento estalinista (que sirvió
    entre otras cosas para legitimar no pocos asesinatos y para
    asfixiar por décadas en la extinta Unión
    Soviética ramas del conocimiento tan decisivas como la
    genética y
    la lógica
    matemática). Y la contraposición entre
    teoría social establecida —o "positivista", o lo que
    fuere— y "teoría social crítica" (es decir,
    supuestamente, entre teoría social al servicio de
    intereses bastardos y teoría social al servicio
    instrumental de intereses emancipatorios sublimes) fue un
    refinado invento de elites académicas alemanas (que
    sirvió, y todavía sirve, para labrar unas cuantas
    carreras académicas científicamente
    estériles y políticamente inocuas).

    Creo que se debe rechazar la idea de que la "ciencia
    social burguesa" sea no dialéctica, idealista e
    individualista y que exista otra ("crítica", "marxista" o
    lo que sea que suponga todo lo contrario). En resumen, las
    preocupaciones de cualquier investigación pueden ser formuladas en
    formas consistentes con la práctica científica
    normal. La contraposición entre "ciencia burguesa" y
    "ciencia proletaria" o entre "ciencia positivista" y "ciencia
    crítica" o entre "ciencia masculina" y "ciencia femenina"
    debe rechazarse, así como la idea según la cual
    determinados métodos o instrumentales analíticos
    están comprometidos con la defensa de distintas opresiones
    o del "sistema". Uno de los pasajes que más me admiran de
    Marx es aquél en que llama "canallas" a los que mezclan
    otras consideraciones externas con el trabajo científico.
    Concretamente: "Llamo ‘canalla’ al hombre que intenta
    acomodar la ciencia a un punto de vista dependiente de un
    interés externo a la ciencia, ajeno a la ciencia, en vez
    de por sí misma, aunque sea errónea." Citado por
    Sacristán (1983). La atención que he prestado a
    este punto la debo a mi maestro y amigo Antoni Domènech y
    a la conferencia que impartió el 10 de marzo de 1999 en el
    seminario
    permanente "Etica, Economía y Sociedad" del Grup de
    Recerca en Ètica economicosocial i Epistemología de les Ciències Social
    (GREECS) del Departamento de Teoría Sociológica,
    Filosofía del Derecho y Metodología de las CC. SS.
    de la Universidad de Barcelona, sobre "La deontología
    intelectual de K. Marx". He tomado algunas palabras exactas de
    esta conferencia.

    19. Cantidad de Renta Básica que ha sido
    defendida recientemente por CCOO de Cataluña como pudo
    leerse en La Vanguardia
    del 7–3–2001.

    20. La teoría de la racionalidad, la variante
    más importante de la explicación intencional en
    ciencias sociales, ha sido definida de maneras distintas. Utilizo
    la siguiente definición. Dados unos deseos del agente
    económico; dados un conjunto factible de acciones o
    estrategias
    disponibles (conjunto que está restringido por los
    recursos, por el tiempo, por la información y por la
    tecnología del momento); dadas unas creencias del agente
    económico, el agente escoge el curso de acción que
    tiene los mejores resultados posibles para él.

    21. Véase el apéndice.

    22. Según se dice muy acertadamente en un estudio
    sindical de mediados de la década actual. VVAA
    (1996).

    23. Son datos de un estudio de Bertin y Gerard citado
    por El País (ciberp@ís, 9),
    2–7–1998.

    24. Este autor llega a mencionar la propuesta de John
    Harris según la cual se maximizaría el bienestar
    social si se matasen a algunas personas por sorteo y se
    utilizasen sus órganos para salvar vidas de otras personas
    con órganos defectuosos. El mismo Elster comenta: "Para un
    teórico moderado, esto parecería como una
    reductio ad absurdum del utilitarismo." Elster (1994).
    Para un tratamiento sistemático de los sorteos en diversos
    ámbitos de la vida social, Elster (1991).

    25. Pautassi (1995). La autora utiliza el concepto de
    oportunidades de vida de Amartya Sen, es decir, la capacidad para
    desarrollarse (o funcionar) dentro del sistema social en que ha
    tocado vivir a determinada persona. Se trata de lo que una
    persona puede hacer o puede ser. Pautassi es una de las pocas
    autoras que ha dedicado parte de su trabajo intelectual a la
    relación de la Renta Básica con el trabajo
    doméstico. Casos también notables son Parker (1989)
    y Robeyns (1998).

    26. Boulding (1976) añade una tercera motivación que me parece algo artificiosa.
    Dice así: "La cantidad total ofrecida de trabajo
    voluntario será aquella para la que una «hora»
    extra de trabajo proporcionará menos al oferente, en
    términos de satisfacción adicional, bien en la
    propia actividad o en la contemplación de sus beneficios
    para otros, de lo que cuesta en términos de lo
    desagradable de la actividad y la contemplación de los
    usos alternativos del tiempo."

    27. Véase también Turner
    (2001).

    28. El ya citado de Noguera (2001).

    29. Véase el apéndice.

    30. Para un tratamiento formal, véase Casassas y
    Loewe (2001).

    31. Véase también Van Parijs (2001). Dice
    al respecto: "Para tratar la conexión entre la RBU (Renta
    Básica Universal) y el movimiento
    verde, es útil ver a este último como una alianza
    de dos componentes. De manera muy esquemática, el
    componente ambiental cuyo interés central es la
    contaminación generada por la sociedad industrial.
    Su objetivo principal es el establecer una sociedad cuyo medio
    ambiente pueda
    ser sostenible. Por otro lado, el componente alternativa
    verde
    , cuya preocupación es la
    alienación generada por la sociedad industrial. Su
    objetivo principal es establecer una sociedad en la cual la gente
    dedique gran parte de su tiempo a actividades "autónomas",
    no reguladas por el mercado o el estado. Para ambos componentes,
    hay algo muy atractivo en la idea de una RBU.

    El principal enemigo de los medioambientalistas es el
    productivismo, la obsesiva persecución del crecimiento
    económico. Y una de las más poderosas
    justificaciones del rápido crecimiento, en particular
    entre la clase obrera y sus organizaciones, es la lucha contra el
    desempleo. La RBU, como se argumentó anteriormente, es una
    estrategia coherente para atacar el paro sin contar con un
    crecimiento acelerado. La disponibilidad de una estrategia como
    esta socava la amplia coalición productivista y, por lo
    tanto, aumenta las perspectivas de alcanzar objetivos
    medioambientales en un mundo en el cual la contaminación
    (incluso en un sentido muy amplio) no sea la única cosa
    que preocupe a mucha gente.

    Las alternativas–verdes deberían sentirse
    también atraídas por las propuestas de renta
    básica, puesto que una RBU puede contemplarse como una
    subvención general financiada por las esferas mercado y
    estado para el beneficio de la esfera autónoma. Ello es en
    parte porque la RBU da a todos una libertad real –en
    comparación a un puro derecho– para dejar el empleo
    asalariado, de manera que se puedan realizar actividades
    autónomas, como la militancia de base, o el trabajo
    asistencial no remunerado. Pero, parte de su impacto consiste
    también en que da a los peor dotados un mayor poder para
    rechazar trabajos que no consideren suficientemente realizadores,
    y, por lo tanto, genera incentivos para diseñar y ofrecer
    empleos menos alienantes. "

     

    Daniel Raventós

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