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Anorexia nerviosa




Enviado por Diana



    1. Generalidades
    2. Tipos
    3. Aspectos biomédicos y
      hallazgos de laboratorio
    4. Características
      psicológicas de los pacientes
      anoréxicos
    5. Factores causales de la anorexia
      nerviosa
    6. Factores protectores de la
      anorexia nerviosa
    7. Modelos
      teóricos
    8. Diagnóstico
    9. Diagnóstico
      diferencial
    10. Enfoques teóricos en
      psicología respecto a la anorexia
      nerviosa
    11. Tratamiento
    12. Conclusiones
    13. Bibliografía

    INTRODUCCION

    La anorexia es un
    trastorno que no es novedoso, ya que viene desde hace más
    de cien años. Ultimamente está recibiendo una
    creciente atención en los clínicos debido a su
    alta incidencia. Ocurre frecuentemente en mujeres y rara vez en
    varones.

    Ha habido un incremento desde hace 20 años de los
    trastornos alimenticios, lo que se correlaciona con el
    énfasis que la sociedad asume
    respecto hacia la esbeltez y el atractivo. Ambos aspectos cumplen
    importantes factores sociales en la vida de toda persona.

    Hoy en día, cobra pues marcado énfasis,
    sobre todo en el aspecto laboral donde se
    exige buena presencia y de alguna u otra manera obliga a las
    personas a tener que cuidar su apariencia física.

    Así también, se ha visto reforzado el
    concepto de
    esbeltez cuando nos referimos al ámbito de las relaciones
    interpersonales, sobre todo las relaciones de pareja; ya que
    la mayoría de nosotros considera que para tener o
    conservar una pareja debemos cuidar de nuestra imagen
    física y lucir bien.

    Sin duda alguna, este tema relacionado con el peso
    corporal cada día cobra relevancia y no podemos ser ajenos
    a esta realidad que engloba, sobre manera a adolescentes y
    jovencitas que atraviesan por períodos difíciles,
    pero a la vez claves en la aparición, mantenimiento
    y control de este
    trastorno.

    1. GENERALIDADES:

    1.1 ANTECEDENTES HISTORICOS:

    El término de este trastorno era ya conocido en
    épocas antiguas.

    La primera descripción clínica de este
    trastorno se remonta a 1873 a cargo de Lasègue quien la
    llama "consunción nerviosa".

    A pesar que la anorexia
    nerviosa se reconoció desde los últimos
    años del siglo XVII y adquirió su nombre actual
    en 1874, sólo hasta hace poco sus rasgos
    psicológicos llegaron a ser motivo de interés
    clínico. Durante muchos años, la opinión
    de los médicos fue que la anorexia nerviosa era el
    resultado de un desequilibrio endocrino; en la actualidad
    todavía prevalece la posibilidad que la condición
    se deba a un trastorno del hipotálamo (es conocido que
    ciertos temores en el hipotálamo producen disgustos por
    la comida). Sin embargo, la mayoría de los
    clínicos consideran que las presiones socioculturales y
    otros factores son las causas del trastorno.

    Gull en 1874 la califica por primera vez como anorexia
    nerviosa y publica unos casos clínicos muy bien
    descritos en los que destaca el carácter "moral" del
    trastorno así como del tratamiento para cambiar este
    proceso (en
    esa época la palabra moral equivale a la actual como
    psicológico).

    Uno de los primeros que asumió criterios para
    diagnosticar la anorexia nerviosa fue Freighner (Freighner y
    cols.)., 1972), pero en la actualidad éstos han cambiado
    considerablemente.

    1. DEFINICION:

    La anorexia nerviosa es un trastorno grave de la
    conducta
    alimentaria en la que la persona que la padece presenta un peso
    inferior al que sería de esperar por su edad, sexo y
    altura. El peso se pierde por ayuno o reducción
    extremada de la comida, pero casi el 50% de las personas que lo
    padecen usan también el vómito
    autoinducido, el abuso de laxantes y/o diuréticos y el
    ejercicio extenuante para perder peso (Fairburn y Garner,
    1986). No existe ninguna enfermedad médica que explique
    la pérdida de peso (Raich, 1994).

    Aparece en raras ocasiones antes de la pubertad.
    Otros datos indican
    que cuando la enfermedad se inicia en la primera adolescencia
    (entre 13 y 18 años) el pronóstico es más
    favorable. La edad promedio de inicio de la anorexia nerviosa
    es de 17 años. Es muy rara la aparición de este
    trastorno en mujeres mayores de 40 años. La mortalidad
    que provoca es una de las mayores causadas por trastornos
    psicopatológicos (llega a ser del 9%)
    (DSM-IV).

    Un hallazgo perturbador es un incremento en la
    anorexia de inicio temprano (entre las edades de 8 y 13
    años) de las muchachas (Lask y Bryant-Waugh, 1992). Las
    causas son iguales para las mujeres de mayor edad y constituyen
    la búsqueda de la esbeltez, preocupación por el
    peso y la forma corporal, menosprecio de la figura corporal,
    autoestima
    baja y perfeccionismo.

    La incapacidad para evaluar de forma objetiva la
    condición física de sí mismo es
    característica de este trastorno. Debido a que creen que
    tienen sobrepeso, niegan que su pérdida de peso sea un
    problema. Su preocupación por el peso se refleja en
    pensamientos frecuentes tales como "estoy engordando cada vez
    más" (Cooper y Fairburn, 1992).

    Los anoréxicos defienden con vigor su
    demacración, a menudo espantosa, diciendo que no
    están demasiado delgados… se identifican con la
    apariencia tipo esquelético, la mantienen de manera
    activa y niegan su anormalidad (Bruch, 1978).

    La prevalencia de la anorexia nerviosa está
    situada en una persona cada 100 ó 250 (Garfinkel y
    Garner, 1982).

    II. TIPOS DE ANOREXIA
    NERVIOSA

    1. 2.1 TIPO RESTRICTIVO:

    Este subtipo describe cuadros clínicos en los
    que la pérdida de peso se consigue haciendo dieta,
    ayunando o realizando ejercicio intenso. Durante los
    episodios de anorexia nerviosa, estos individuos no recurren
    a atracones ni a purgas.

    2.2 TIPO PURGATIVO/COMPULSIVO:

    Este subtipo se utiliza cuando el individuo
    recurre regularmente a atracones o purgas (o ambos). La
    mayoría de los individuos que pasan por los episodios
    de atracones también recurren a purgas,
    provocándose el vómito o utilizando
    diuréticos, laxantes o enemas de una manera
    excesiva.

    Existen algunos casos incluidos que no presentan
    atracones, pero que suelen recurrir a purgas, incluso
    después de ingerir pequeñas cantidades de
    comida. Parece ser que la mayoría de las personas
    pertenecientes a este subtipo recurren a conductas de esta
    clase al
    menos semanalmente, pero no hay suficiente información para poder
    determinar una frecuencia mínima.

    Estos sujetos tienen más probabilidades de
    presentar problemas
    de control de los impulsos, de abusar del alcohol o
    de otras drogas, de
    manifestar más labilidad emocional y de ser activos
    sexualmente.

    El curso y el desenlace del trastorno son muy
    variables.
    Algunas personas se recuperan totalmente después de un
    único episodio, otras presentan un patrón
    fluctuante de ganancia de peso seguido de recaídas y
    otras sufren un deterioro crónico a lo largo de los
    años.

    Son más propensos a presentar otros problemas
    de control de impulsos así como robar (León y
    Phelan, 1984).

    Ambos tipos de anoréxicos muestran
    preocupaciones obsesivas y sienten gran cantidad de estrés. Los resultados de la prueba del
    MMPI indican que los anoréxicos son propensos a la
    depresión (León y otros, 1985) y
    es probable que la depresión continúe
    después del tratamiento exitoso para su problema de
    peso (Toner y otros, 1986).

    Un estudio comparó el resultado a largo plazo
    para los grupos de
    restrictivos y purgativos/compulsivos y descubrió que
    es casi el mismo cuando se consideran los síntomas
    anoréxicos o el funcionamiento social (Toner y otros,
    1986). Ambos grupos son más propensos que un grupo de
    control a haber sufrido un trastorno afectivo o de ansiedad
    en algún momento de su vida. La diferencia estuvo en
    que el grupo de purgativos/compulsivo mostró mayor
    probabilidad
    de presentar un trastorno por abuso de sustancias que el
    grupo restrictivo.

    De 105 pacientes, el 53% había perdido peso
    por medio de ayuno constante; el resto había recurrido
    a episodios de ingesta voraz seguidas de purga o
    vómito. Aunque ambos grupos buscan la esbeltez se
    encontraron algunas diferencias. Los anoréxicos
    restrictivos fueron más introvertidos y negaron que
    tuvieran hambre y angustia. Los del tipo purgativo fueron
    más extrovertidos, reportaron más ansiedad,
    depresión y culpa, admitieron tener apetito intenso y
    tendieron a ser mayor de edad (Sue, 1992).

    III. ASPECTOS
    BIOMEDICOS Y HALLAZGOS DE LABORATORIO

    Algunos investigadores creen que estos cambios
    fisiológicos pueden deberse al mal funcionamiento del
    hipotálamo (Halmi y otros, 1983). El hipotálamo
    controla el balance de líquidos corporales, el
    mantenimiento de la temperatura
    corporal, la secreción de las glándulas
    endocrinas y el metabolismo
    de la grasa. Parece relacionarse con el deterioro de la
    regulación de la dopamina y, por tanto con la
    depresión.

    La anorexia desequilibra el funcionamiento del
    organismo, dando lugar a retrasos en el crecimiento de los
    huesos,
    anemia,
    piel reseca,
    temperatura corporal y metabolismo basal bajos, ritmo cardiaco
    lento y falta de tolerancia al
    frío (Rock y Yager,
    1987).

    La evaluación biomédica de anorexia
    nerviosa es imprescindible, especialmente en los casos en que
    el peso sea muy bajo (Raich, 1994).

    La exploración médica preliminar
    deberá medir la pérdida de peso que puede llegar
    a ser del 50%. Se han citado varios trastornos que deben
    analizarse:

    • Sequedad de la piel, que puede
      agrietarse.
    • Lanugo o aparición de vello, de preferencia en
      mejillas, espalda, antebrazo y muslos.
    • Pigmentación de la piel. Coloración
      amarillenta en la palma de las manos y planta de
      pies.
    • Manos y pies fríos.
    • Uñas quebradizas y caída de
      cabello.
    • Hipertrofia paratidea.
    • Alteraciones dentarias, como la descomposición
      del esmalte dental y caries (sobre todo cuando se induce el
      vómito), (Raich, 1994).

    Si bien en algunas personas con anorexia nerviosa no
    hay hallazgos de laboratorio
    anormales, la semiinanición característica de
    este trastorno puede afectar la mayoría de los
    órganos y producir una gran variedad de
    alteraciones.

    Asimismo, la provocación del vómito, la
    ingesta excesiva de laxantes y diuréticos y el uso de
    enemas pueden provocar trastornos que conducen a resultados de
    laboratorio anormales.

    Se han descrito trastornos cardiovasculares como
    bradicardia, hipotensión y en ocasiones, adelgazamiento
    de la pared del ventrículo izquierdo (Raich,
    1994).

    Trastornos gastrointestinales como hinchazón,
    flatulencia, dolor abdominal y estreñimiento. En
    ocasiones, con el uso de laxantes aparecen diarreas que
    empeoran el equilibrio
    electrolítico (Raich, 1994).

    Alteraciones renales como elevación de la
    creatinina plasmática, azotemia e hipopotasemia (Raich,
    1994).

    En el hemograma, es frecuente la aparición de
    leucopenia y de anemia leve; rara vez se observa
    trombocitopenia.

    Bioquímicamente. La deshidratación puede
    reflejarse en niveles altos de urea en la sangre. Existe
    muy a menudo hipercolesterolemia; las pruebas de
    la función
    hepática están aumentadas. Ocasionalmente se ha
    detectado hipomagnesemia, hipocincemia, hipofosfatemia e
    hiperamilasemia. Los vómitos
    autoinducidos pueden producir alcalosis metabólica
    (bicarbonato sérico aumentado), hipocloremia e
    hipopotasemia y; el abuso de laxantes, acidosis
    metabólica. Los niveles séricos de tiroxina (T4)
    suelen estar en el límite normal-bajo y los de
    triyodotironina (T3), disminuidos. Habitualmente se observan
    también hiperadrenocortisolismo y respuestas anormales a
    diferentes pruebas endocrinas.

    Las mujeres presentan niveles séricos bajos de
    estrógenos y los varones niveles bajos de testosterona.
    Se produce una regresión del eje
    hipotálamo-hipófiso-gonadal en ambos sexos (el
    patrón de secreción circadiana de la hormona
    luteinizante (LH) es similar al de los individuos pre-puberales
    y puberales), (DSM-IV).

    El electrocardiograma. Se observan bradicardia sinusal
    y rara vez arritmias provocadas por un nivel bajo de
    seropotasio (DSM-IV y Sarason, 1996).

    Alrededor del 80% exciben bradicardia e
    hipotensión. Han sido reportados ritmos cardiacos tan
    bajos como 25 latidos por minuto (Zwaan y Mitchell,
    1993).

    El músculo cardiaco a menudo se daña y
    debilita debido a que el cuerpo puede usarlo como fuente de
    proteínas durante la inanición.
    Esto constituye un índice de mortandad de un 5%
    (American Psychiatric Association, 1993).

    El electroencefalograma. Puede haber anormalidades
    difusas (que reflejan una encefalopatía
    metabólica) como consecuencia de alteraciones
    significativas de líquidos y electrolitos.

    En el estudio cerebral por técnicas
    de imagen se observan frecuentemente un aumento del cociente
    ventrículo/cerebro
    relacionado con la desnutrición.

    Gasto específico en reposo. A menudo
    está reducido de forma significativa.

    IV.
    CARACTERISTICAS PSICOLOGICAS DE LOS PACIENTES
    ANOREXICOS:

    4.1 BAJA AUTOESTIMA:

    Varios estudios demuestran que el grado de
    satisfacción corporal o autoestima física
    está asociado con la autoestima en general. Las mujeres
    con trastornos alimentarios tienen una extremada baja
    autoestima, sentimientos de ser mala persona, descuidada y un
    intenso miedo al rechazo o al abandono (Garfinkel y Garner,
    1982).

    La mayoría de los hombres parecen igualar su
    figura corporal con su figura ideal (Fallon y Rozin,
    1985).

    Muchas mujeres tienen una imagen corporal
    distorsionada, sobreestiman sus medidas en grado mayor que los
    varones (Thompson, 1986).

    Una preocupación por la esbeltez suele hallarse
    al comienzo de la adolescencia. Un estudio de 288 muchachas con
    edades entre los 10 y 15 años encontró que ellas
    deseaban cuerpos más delgados que aquellos que pensaban
    que los muchachos consideraban atractivos. Sin embargo, no se
    sentían con sobrepeso y presentaban menor
    insatisfacción con su cuerpo que las mujeres mayores
    (Cohn y cols.), 1987).

    Las mujeres en su tercera década de vida tienen
    una norma más alta que las adolescentes. Ello puede
    indicar que la necesidad de estar delgada se empieza a
    desarrollar en la adolescencia y se inculca muy hondo cuando
    éstas llegan a la edad adulta. Es intrigante el hallazgo
    de (Cohn, 1987), acerca que las adolescentes se percataban que
    su figura corporal "ideal" era más delgada que la figura
    corporal que pensaban que los muchachos consideraban
    atractiva.

    Las mujeres con estos trastornos parecen sufrir una
    autoestima baja (Mallick, Whipple y Huerta, 1987).

    Las mujeres equiparaban la delgadez con el atractivo y
    el estar delgada estaba asociado con el éxito
    profesional y la inteligencia
    (Silverstein y Perdue, 1988).

    Un estudio de 2000 mujeres encontró que
    deseaban pesar alrededor de 4 Kgs. Menos que su peso actual
    (Drewnowski, Yee y Krahn, 1988).

    Las mujeres jóvenes sin trastornos alimentarios
    exciben un alto grado de insatisfacción con su cuerpo
    que es "notable y perturbador" (Klemchuck, Hutchinson y Frank,
    1990).

    En las mujeres que presentan trastornos alimentarios
    están más alteradas la percepción y valoración corporal,
    sobre todo en las que tienen autoestima más negativa
    (Cooper y Taylor, 1987;
    Rosen, 1990).

    Cuando se pregunta a muestras de población si hacen dieta, las respuestas
    suelen ser afirmativas en un 36%. Y cuando se pregunta si han
    hecho dieta la proporción asciende a 69%.

    En la anorexia existe una negación consciente a
    comer. El anoréxico se enorgullece por la habilidad para
    controlar la necesidad de comer (Mizes, 1990).

    Los pacientes que distorsionan o devalúan su
    apariencia aprenden a reducir su ansiedad evitando determinadas
    situaciones que podrían provocarla. Huir de la
    aversión es gratificante, por ello aumentan sus
    dificultades de relación social (Rosen,
    1990).

    Alrededor del 75% de los anoréxicos muestran
    una imagen corporal distorsionada, el resto no (Horne, Van
    Vactor y Emerson, 1991).

    Cuando se relaciona el interés por perder peso
    con las respuestas a cuestionarios que miden actitudes
    hacia la alimentación y síntomas de
    patología alimentaria, se encuentra una
    correlación positiva y aún cuando la
    mayoría de la población encuestada se encuentra
    dentro del peso normativo para su edad, talla y sexo,
    también una gran mayoría quiere adelgazar, hace
    dieta y siente una gran preocupación por su figura (Toro
    y Vilardell, 1987; Raich y cols., 1991).

    Las personas que sufren trastornos alimentarios y
    aún mucho más las mujeres (que sabemos son la
    gran mayoría de pacientes de estos trastornos) suelen
    identificar su autoestima con la de su propio cuerpo. Es decir,
    si no se consideran atractivas entonces no sirven para nada
    (Raich, 1994).

    Dada la gran importancia al aspecto externo y sobre
    todo a la delgadez, no ha de extrañarnos que una
    mujer joven
    (tenga o no trastornos alimentarios) conceda gran importancia a
    la valoración de su figura (Raich, 1994).

    La dieta constituye el primer paso en la escalada de
    los trastornos alimentarios. La dieta puede consistir en: a)
    Supresión o restricción de determinados alimentos
    (altos en calorías o que la persona considera que
    los son). b) Ayuno o supresión prácticamente
    total de ingesta durante uno o varios días. c)
    Reducción de la cantidad que se consume de cualquier
    tipo de alimento (Raich, 1994).

    La persona que tiene un pobre concepto de sí
    misma físicamente llega a realizar muchas conductas
    denominadas evitación pasiva y activa:

    1. Evitación Pasiva; alude a evitar
      situaciones que provoquen preocupación por la
      apariencia física, como no asistir a eventos en
      los que la persona considera que su físico va a ser
      objeto de escrutinio o donde va a encontrar a otras personas
      que considera más favorecidas que ella misma. Llevar
      ropa holgada y no atreverse a usar vestidos ceñidos,
      evitar intimidad física y comer menos son ejemplos de
      este tipo de evitación.
    2. Evitación Activa; consiste en
      realizar conductas en las que la persona trata de
      reasegurarse de su propia apariencia. Por ejemplo: mirarse a
      menudo al espejo, pesarse cada día y aún varias
      veces en un mismo día, preguntar a los demás
      acerca de su apariencia (Raich, 1994).

    4. 2 ANSIEDAD Y DEPRESION

    La depresión parece ser un problema continuo
    para los pacientes anoréxicos. Un estudio de
    seguimiento a largo plazo demostró que entre 151
    expacientes con anorexia, 9 habían muerto 7
    años después de su primer contacto
    médico con la anorexia, 7 de ellos por suicidio
    (Tolstrup y otros, 1985).

    El patrón de sueño más
    característico es de ansiedad: poca profundidad de
    sueño despertares frecuentes durante la noche. De
    hecho, sólo hacer una dieta estricta influye en la
    profundidad del sueño (Lacks, 1987; Hauri y Linde,
    1990) y en el caso de los trastornos alimentarios es una
    práctica frecuente.

    Los pacientes con trastornos alimentarios que
    distorsionan o devalúan su apariencia aprenden a
    reducir la ansiedad evitando determinadas situaciones que
    podrían provocarla. Cuando se relajan al no asistir a
    una de estas reuniones sociales aumenta la posibilidad de no
    asistir en el futuro, puesto que huir de la aversión
    es una de las cosas más gratificantes que existen; por
    tanto, aumentan sus dificultades de relación social
    (Rosen, 1990).

    El miedo que experimentan por su propio cuerpo,
    especialmente a la ganancia de peso e igualmente hacia la
    comida, en particular a los tipos de comida, se puede definir
    como el tipo fóbico y, de hecho, en el tratamiento de
    los trastornos alimentarios se han de utilizar muchas de las
    técnicas de reducción de ansiedad (Raich,
    1994).

    4.3 TRASTORNOS OBSESIVOS-COMPULSIVOS

    Referidos a pensamientos circulares, repetitivos,
    persistentes sobre la comida y el peso, comportamientos
    rituales y comprobaciones repetidas se observan en estas
    personas. Podrían describirse como
    obsesivo-compulsivos, Además, varios investigadores
    han hallado relación entre estos
    trastornos.

    Kaviskis y cols. (1986) encontraron que gran parte
    de sus pacientes obsesivos-compulsivos tenían una
    historia
    pasada de anorexia nerviosa.

    La mayoría de las personas con anorexia
    nerviosa están ocupadas en pensamientos obsesivos
    relacionados con la comida y algunas coleccionan recetas de
    cocina o almacenan alimentos (Raich, 1994).

    La observación de las conductas asociadas
    a otras formas de inanición sugiere que las obsesiones
    y compulsiones relacionadas con la comida pueden producirse o
    exacerbarse por la desnutrición (Raich,
    1994).

    4.4 POBRE RELACION SOCIAL Y PROBLEMAS
    FAMILIARES

    Las familias de los anoréxicos tipo purgativo /
    compulsivas son menos estables, hay más discordias entre
    los padres y problemas de salud físicos y han
    experimentado más eventos negativos en un pasado
    reciente. Presentan tasas más elevadas de trastornos del
    ánimo y por abuso de sustancias que las familias de los
    anoréxicos tipo restrictivo (Kog y Vandereycken, 1985).
    Estas correlaciones sugieren que los factores genéticos
    pueden desempeñar un papel en el desarrollo
    de los trastornos anoréxicos tipo
    purgativo/compulsivo.

    Una situación de conflicto
    social muy frecuente se da con la familia,
    ya que la familia y
    especialmente la madre, tiene la responsabilidad de la nutrición del
    núcleo familiar. Cuando una persona deja de comer y
    adelgaza o come grandes cantidades de alimento, crea problemas
    que suelen generar malestar. Asimismo, acostumbran perpetuar y
    aumentar el trastorno al probar diferentes formas de lograr que
    la persona se alimente correctamente. Por ejemplo: al admitir
    "caprichos alimentarios" o al presionar para conseguir una
    ingesta correcta (Toro y Vilardell, 1987). Todo ello, conlleva
    a que el problema se mantenga.

    Las personas que tienen trastornos alimentarios suelen
    tener una pobre relación social. Las restricciones
    sociales que se autoimponen para no ser observadas ni juzgadas
    favorece una cierta fobia social, pues al huir de estas
    situaciones se sienten más relajadas y tienden a
    evitarlas más a menudo. Muchas veces, dependen
    únicamente de una persona que puede ser su pareja o
    miembro de la familia. Esta persona suele vivir la
    situación como muy estresante y puede llevarle a desear
    no seguir manteniéndola. Si se rompe la relación,
    por ejemplo, en el caso que sea la pareja, a menudo el paciente
    queda encerrado en sus propios problemas (Raich,
    1994).

    V. FACTORES CAUSALES
    DE LA ANOREXIA NERVIOSA:

    A. FACTORES PREDISPONENTES:

    1. A.1 FACTORES SOCIALES:

    Numerosos estudios demuestran que en las sociedades
    en las que se enfatiza la delgadez aparece este tipo de
    trastorno alimentario en una mayor
    proporción.

    La anorexia es más común entre las
    mujeres adolescentes de la clase media y alta. También
    se presenta en hombres, pero es poco común. En un
    estudio que se realizó en un hospital importante durante
    un período de 20 años, sólo 9% de los
    pacientes a quienes se diagnosticó anorexia eran hombres
    (Crisp y Burns, 1983).

    Ficher y cols. (1983) identifican un 1,1% de anorexia
    nerviosa en chicas griegas que viven en Munich, frente al 0,42%
    que se observa entre las que viven en Grecia.

    Los trastornos alimentarios resultan de la demanda
    sociocultural de esbeltez en las mujeres, la cual produce una
    preocupación por el peso (Yager, Landsverk y Edelstein,
    1987).

    M. Nasser (1988) hace un interesante repaso a
    diferentes estudios epidemiológicos llevados a cabo en
    Latinoamérica, la India,
    Sudán, Egipto y
    Malasia y observa que este tipo de trastorno casi no aparece en
    estos países, y aún los pocos casos que se
    describen parecen estar más relacionados con otras
    alteraciones como la histeria, a diferencia de los
    occidentales.

    Los trastornos alimentarios son muy raros entre la
    población negra de Africa
    (Famuyiwa, 1988) y la población china que
    vive en el Lejano Oriente (Lee y cols., 1988). Cuando se
    analiza la prevalencia de estos trastornos en poblaciones
    asiáticas o africanas que han emigrado y se
    establecieron en el mundo occidental, aumenta
    considerablemente.

    El énfasis creciente de la sociedad en la
    esbeltez durante los últimos 20 años se relaciona
    con un incremento de la incidencia de los trastornos
    alimentarios (Ruderman y Besbeas, 1992).

    En la sociedad occidental, hay una marcada preferencia
    por la esbeltez que al parecer predomina en las clases
    socioeconómicas altas, a diferencia de lo que pasa en
    los países que tienen dificultades en la
    obtención de comida. Esta presión
    por un ideal de belleza delgado se ha ido intensificando
    (Raich, 1994).

    Este trastorno es más frecuente en los Estados Unidos,
    Canadá, Europa,
    Australia, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica
    (DSM-IV).

    Toro y cols. (1988) hicieron un análisis de la publicidad
    "pro-esbeltez" incluida en las 10 revistas "femeninas" con
    más de 100.000 ejemplares editados que se publican en
    España y observaron que casi 1 de cada 4
    anuncios invitaba directa o indirectamente a perder peso o
    hacer deseable un peso más bajo.

    Para Nasser (1988), estar delgada simboliza a la mujer que
    es capaz de combinar cualidades de autocontrol y de libertad
    sexual con los valores
    tradicionales de atractivo. Todas las sociedades han
    desarrollado unos ideales de belleza que marcan los objetivos a
    seguir y se ha insistido especialmente en el ideal de belleza
    femenina.

    Para Hsu (1990) existe alguna evidencia que las
    adolescentes de determinados estratos sociales, sea cual fuera
    su peso real, quieren estar más delgadas que las de
    estratos sociales inferiores. Sin embargo, hay estudios que no
    encuentran estas diferencias por clases
    sociales.

    Los prejuicios en contra de estar obeso son fuertes y
    la importancia de estar delgados es muy importante en muchas
    sociedades. Incluso algunas elecciones profesionales relacionan
    la delgadez con los "logros". Los grupos de bailarines y
    modelos
    corren el riesgo de
    desarrollar anorexia (Goldbloom y Garfinkel, 1990).

    La presión sociocultural inclina los gustos
    hacia el estar delgado, produciéndose una
    estigmatización de los obesos, por
    considerárseles poco atractivos, descuidados, perezosos,
    con poco autocontrol y enfermizos (Raich, 1994).

    Sólo una de cada cien a cientocincuenta
    adolescentes de 15 años o más se vuelve
    anoréxica y la tasa es menor en niñas; ya que la
    mayoría de ellas están expuestas a presiones
    socioculturales similares y la tasa menor sugiere quizás
    a otros factores relevantes en el desarrollo de este trastorno
    (Sarason, 1996).

    A.2 SEGÚN EL SEXO:

    La anorexia es más común entre mujeres
    adolescentes de clases media y alta. El trastorno
    también se presenta en varones, pero es mucho más
    raro. En un estudio que se realizó en un hospital
    importante durante un periodo de 20 años, sólo 9%
    de los pacientes a quienes se les diagnosticó anorexia
    eran varones (Crisp y Burns, 1983).

    Es mucho más frecuente en mujeres con una
    proporción respecto al hombre de 9
    a 1 (Toro y Vilardell, 1987), aunque otros autores aumentan
    esta proporción de 15 a 1 (Polivy y Thompsen,
    1988).

    En un gran porcentaje de muchachas aparece el deseo de
    estar más delgadas (Toro y cols., 1989; Raich y cols.,
    1992), mientras que muchos chicos querrían pesar
    más o –en todo caso- disminuir su peso en
    proporciones inferiores a las expresadas por la muestra
    femenina. Este estudio se realizó con una muestra de
    3000 adolescentes, un 48% de las chicas querían pesar
    menos, mientras que un 33% de los chicos querían pesar
    más. Las investigaciones
    nos reportan que la preocupación por el peso aumenta con
    la edad, que predomina entre 17 y 18 años de edad, pero
    se está observando una disminución progresiva de
    la edad de las "preocupadas".

    Las estimaciones de su frecuencia varían del
    0.4% al 0.7% de la población femenina (Pope, Hudson y
    Yurgelun-Todd, 1984; Lewinsohn y cols., 1993).

    A.3 ASPECTOS AFECTIVOS-EMOCIONALES:

    Las personas que llegan a tener estos trastornos son
    porque tienen una forma de respuesta emocional más
    lábil que otras. Aquí se incluirían
    aquellas teorías que pretenden que estos
    trastornos son subformas depresivas, así como las que
    reflejarían un alto grado de ansiedad ( Raich,
    1994).

    A.4 CARACTERISTICAS DE PERSONALIDAD:

    Las personas que sufren de estos trastornos
    serían descritas como más inestables
    emocionalmente (Garner y cols. 1980), más
    condicionables ante el castigo, o sea con más
    sensibilidad ante el castigo, según la teoría de Gray (1982).

    Inmadurez, pasividad-agresión y un
    patrón de conducta autoderrotista fueron encontrados
    en estas pacientes. Tuvieron una tendencia a desplazar sus
    conflictos
    emocionales hacia malestares somáticos (Scott y
    Baroffio, 1986).

    Recibirían diagnósticos de
    personalidad tales como el trastorno de evitación
    (33%) y trastorno de dependencia (10%), (Raich,
    1994).

    A5. CARACTERISTICAS FAMILIARES:

    A pesar que no es posible identificar una familia
    típica o específica de anorexia (Toro y
    Vilardell, 1987) han descrito aspectos familiares que pueden
    tener alguna influencia en la aparición de estos
    trastornos: familiares de primer grado que presentan
    trastornos alimentarios, afectivos, abuso de alcohol o de
    otras sustancias, obesidad
    materna y estatus socioeconómico medio-alto y en
    algunos casos edad de los padres más
    elevada.

    Se ha observado asimismo que los familiares de
    primer grado presentan mayor riesgo de padecer trastornos del
    estado de
    ánimo, especialmente los parientes de enfermos del
    tipo compulsivo/purgativo. Los estudios que se han realizado
    en gemelos revelan un mayor índice de concordancia en
    los gemelos monocigotos que dicigotos (DSM-IV).

    1. B.1 ACONTECIMIENTOS VITALES
      POTENCIALMENTE

      ESTRESANTES:

      Los acontecimientos vitales citados como
      desencadenantes de un trastorno alimentario incluyen:
      cambio de
      casa, escuela o
      colegio, enfermedad importante de un miembro de la familia y
      separación de un amigo (Gómez y Dally, 1980;
      Pyle, Mitchell y Eckert, 1981).

      Aparte de estos acontecimientos se está
      llevando a cabo el estudio de las perturbaciones y
      satisfacciones diarias (De Longuis y cols., 1988; Kanner y
      cols., 1981), puesto que se aduce que el estrés
      cotidiano puede ser tan alterado -por frecuente- como los
      anteriores.

      Son aquellas circunstancias que aparecen en la vida
      de una persona y que dan lugar a cambios. Entre los
      más conocidos podemos hablar de la muerte
      de un familiar próximo, casarse, divorciarse, perder o
      empezar un trabajo,
      el abandono del hogar para ir a estudiar, tener un hijo, etc.
      Estos son los eventos más comunes en adultos (Raich,
      1994).

      La aparición de una de estas circunstancias
      demanda del sujeto una capacidad de respuesta que muchos no
      disponen; por ello, se crea tensión que en este tipo
      de trastorno puede constituir el inicio (Raich,
      1994).

      Otra situación muy estresante y frecuente en
      la adolescencia es la de las primeras relaciones con personas
      del sexo opuesto (Raich, 1994).

    2. FACTORES PRECIPITANTES:
    3. FACTORES MANTENEDORES:

    C.1 FACTORES COGNITIVOS:

    Beck (1976) ha observado que la conducta de
    evitación puede ser perpetuada por conjuntos
    cognitivos que pueden operar de manera autónoma. Se
    desarrolla un sistema de
    creencias y actúa como molde al que se hace adaptar la
    información que llega. Los datos que son
    inconsistentes con el sistema son desechados o distorsionados
    y prevalece la idea predominante. La dieta no sólo
    está mantenida por la situación fóbica
    (estar gorda), sino también por el refuerzo que recibe
    al sentirse capaz de controlarse. Le permite autoevaluarse en
    un momento de crecimiento y afirmación personal como
    "fuerte" y "triunfante".

    Según Garner y Bemis (1985) la conducta
    alimentaria alterada se mantiene especialmente por factores
    cognitivos y conductuales.

    Una vez que ha llegado la decisión que "es
    absolutamente necesario hacer un régimen para
    adelgazar" y se lleva a cabo, esta conducta queda reforzada
    por el "reforzamiento negativo" de evitación de la
    aversión. Al hacer el régimen, al provocar el
    vómito o abusar del ejercicio, laxantes y/o
    diuréticos huye de algo que le causa pavor:
    la posibilidad de engordar.

    C.2 AFECTO NEGATIVO:

    Según Polivy y Herman (1993) los episodios de
    sobreingesta se ven mantenidos porque: 1) la persona cuando
    los inicia se distrae de otras preocupaciones a las que no se
    ve capaz de atender y 2) la satisfacción que le
    produce la comida.

    C.3 CONDUCTAS PURGATIVAS:

    Rosen y Leitemberg (1982, 1988) afirman que los
    episodios de sobreingesta se ven mantenidos porque saben que
    a continuación podrán usar los mecanismos
    purgativos, ya que, sino, no son capaces de seguir
    haciéndolo.

    C.4 ACTITUDES FAMILIARES Y DE
    AMIGOS:

    La preocupación que se genera en el seno de
    una familia que tiene a una persona anoréxica es tal
    que da lugar a las más variadas conductas. A fin de
    que la muchacha o el chico no sigan adelgazando, se hace todo
    lo que se puede y esto quiere decir que se premian muchos
    comportamientos desadaptativos. Se generan discusiones,
    desacuerdos y múltiples culpabilizaciones entre los
    padres y demás que se convierten en una
    atención extremada frente al problema. Sabemos que la
    atención social es un gran reforzador de las
    conductas, contribuyendo a que se mantengan (Raich,
    1994).

    En cuanto a los amigos, puede ser en un primer
    momento un reforzador al comentar los avances que se
    está teniendo en el adelgazamiento, pero, luego,
    pueden verse alejados si intentan hacer razonar a la paciente
    y así queda ésta sumergida en su soledad y
    pensamiento distorsionado (Raich,
    1994).

    VI.
    FACTORES PROTECTORES DE LA ANOREXIA NERVIOSA:

    Un buen contacto social, que permita expresar los
    miedos y angustias que padecemos.

    Atribuir el control de las situaciones a lo que
    hacemos más que a los que hacen los
    demás.

    Saber generar diferentes alternativas de respuesta a
    un mismo problema; es decir, tener habilidades de
    resolución de problemas y una cierta confianza en la
    propia capacidad de respuesta (Raich, 1994).

    VII. MODELOS
    TEORICOS DE LA ANOREXIA:

    Sabemos que hay una serie de factores que se asocian y
    promueven la aparición y mantenimiento del trastorno
    alimentario.

    7.1 LA TEORIA DE "SET-POINT" O PUNTO FIJO
    BIOLOGICO

    Keesey y Coubert (1984) llegaron a la
    conclusión que cada ser vivo tiende a mantener un peso
    estable, una vez alcanzado el desarrollo, el cual
    fluctúa dentro de un intervalo. Este nivel de peso fijo
    se mantiene por una serie de procesos
    reguladores que actúan para mantenerlo constante. Cuando
    se adelgaza, puede estar en el punto más bajo de este
    nivel y cuando se engorda está en el extremo superior,
    pero no suele variar más allá. Esto se debe a que
    en condiciones normales nuestro metabolismo si dispone de mucho
    alimento gasta mucho, pero si no dispone de él, se
    vuelve ávaro y consume muy poco. Sin embargo, cuando se
    llevan a cabo dietas rígidas y se interrumpen y
    reanudan, entonces el efecto moderador del metabolismo se
    entorpece y en este cambio constante de "acordeón" puede
    producirse una acumulación de grasa que hace que la
    dieta no produzca resultados adecuados.

    Estos datos, junto con los resultados a largo plazo de
    las dietas de adelgazamiento nos harían concluir que la
    obesidad es más el efecto de la herencia que el
    de nuestra conducta alimentaria.

    7.2 TEORIA DE LA CONTRARREGULACION

    Polivy y Herman (1985) sostienen que el hecho de
    mantener una restricción respecto a determinados
    alimentos prohibidos, genera que sea la circunstancia por la
    que se rompe la dieta estricta, la persona se descontrola
    totalmente y consume grandes cantidades de estos
    alimentos.

    1. MODELO DE LEVINE Y SMOLACK

    Levine y Smolack (1992) proponen un modelo de
    interacción de factores en la
    aparición de los trastornos alimentarios en el que
    incluyen 3 sucesos que pueden tener una continuidad y que
    ciertos eventos precipitantes interactúan con
    influencias familiares, de amigos y de características
    personales, logrando finalmente que se dé alguna de
    las 3 modalidades siguientes:

    DIETA NO PATOLOGICA

    TRASTORNO SUBCLINICO

    TRASTORNO ALIMENTARIO

    Afirman que existe continuidad entre dieta,
    trastorno subclínico y trastorno alimentario en cuanto
    a que presentan creencias, actitudes y conductas similares,
    diferentes sólo en cuanto a severidad, siendo
    discontinuos en psicopatología y ajuste
    social.

    El complejo de supermujer que implica perfeccionismo
    y necesidad de aprobación social se considera
    determinante en la eclosión del trastorno
    alimentario.

    7.4 MODELO EVOLUTIVO DE STRIEGEL-MORE

    Striegel-More (1993) desarrolla una interesante
    teoría evolutiva de los trastornos alimentarios. Se
    cuestiona: por qué mujeres y por qué
    adolescentes. Alrededor de estas dos interrogantes formula su
    análisis.

    Considera que, muy tempranamente, las niñas se
    identifican con su género y
    éste está ligado a las expectativas de su rol
    sexual. La femineidad se refiere al grado en el que un
    individuo posee las características asociadas con el
    "estereotipo" de su rol sexual y son dos estas
    características:

    1. Las mujeres están más orientadas
      interpersonalmente que los varones. Al parecer las mujeres
      están más interesadas que los hombres en
      preocuparse de los sentimientos y el bienestar de los otros.
      Están más interesadas en obtener la
      aprobación social y evitar la desaprobación y
      quieren impresionar como sociables. No olvidemos que en
      nuestra sociedad se considera más atractivo a aquel
      que es sociable o popular.
    2. La belleza es un aspecto central de la femineidad.
      En diversos estudios se ha visto que para ser consideradas
      atractivas, las mujeres deben ser percibidas como bellas. Los
      hombres conceden gran importancia a la belleza física
      de sus parejas, mucho más que las mujeres. Ser delgada
      es una condición fundamental de la belleza femenina.
      Dada la gran importancia de la apariencia física en
      las mujeres para obtener éxito social, teniendo en
      cuenta las opiniones sociales; por lo que no es de
      extrañar que den a su apariencia y peso una prioridad
      en su vida.

    Las mujeres físicamente atractivas son
    percibidas como más femeninas que las que no lo son. Las
    delgadas y que comen poco son conocidas como más
    femeninas, más atractivas y más preocupadas por
    su apariencia que las que comen más (Rolls, Federoff y
    Guthrie, 1991).

    Si consideramos seriamente estas premisas de lo que es
    la femineidad y pensamos en la adolescencia, podemos concluir
    que representa para las chicas un importante
    conflicto.

    Enfrentarse a los cambios corporales con el aumento de
    peso y grasa corporal que es normal en la pubertad,
    sitúa a las chicas en el polo opuesto al modelo social.
    La autoestima decrece mucho en las adolescentes.

    Por otro lado, es cuando suelen producirse las
    primeras citas entre chicos y chicas y cualquier falla que
    pueda presentarse, será atribuida a su manera de
    ser.

    Por último, el mito de la "supermujer" o la
    mujer que es capaz de desempeñar los roles de atractivo
    y cuidado de la casa con el trabajo
    profesional; puede contribuir a que se presenten trastornos
    alimentarios.

    El conjunto de factores socioambientales,
    interiorización del rol sexual, presión
    estresante de la adolescencia y creencia y adopción
    del mito de supermujer podrían explicar el aumento de
    dicho trastorno.

    1. PROPUESTA DE UN MODELO
      EXPLICATIVO

    A partir de estos datos, tenemos que la presión
    sociocultural a la esbeltez, junto con la
    estigmatización de la obesidad desempeña un rol
    fundamental y necesario en estos trastornos, aunque no
    suficientes como para determinarlo. Los otros factores anexos
    podrían ser:

    • Un contexto educativo cercano y un ambiente
      familiar que valoren estos modelos sociales.
    • La baja autoestima que implica la necesidad de ser
      valorada.
    • La falta de capacidades de afrontamiento como para
      resolución de problemas, autorrelajación,
      dificultades en el contacto social, etc.
    • Pensamiento peculiar.
    • Adopción del mito de la mujer
      perfecta.

    Todos estos factores actúan como un filtro de
    la presión sociocultural y llevarían en
    momentos de estrés a dar una respuesta del tipo de
    trastorno alimentario, la cual se mantendría por los
    factores descritos.

    PRESION SOCIOCULTURAL A LA ESBELTEZ/
    ESTIGMATIZACION DE LA OBESIDAD

    VIII.
    DIAGNOSTICO

    Según el DSM-IV (1995) los criterios para el
    diagnóstico de la anorexia nerviosa son
    los siguientes:

    1. Rechazo a mantener el peso corporal igual o por
      encima del valor
      mínimo normal considerando la edad y talla
      (pérdida de peso que da lugar a un peso inferior al 85%
      o fracaso en conseguir aumento de peso durante el
      período de crecimiento, resultando un peso inferior al
      85% de lo esperado).
    2. Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso,
      incluso estando por debajo del peso normal.
    3. Alteración de la percepción del peso o
      silueta corporal, exageración de su importancia en la
      autoevaluación o negación del peligro que
      comporta el bajo peso corporal.
    4. En las mujeres pospuberales, presencia de amenorrea:
      ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos.

    IX.
    DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

    En enfermedades
    médicas (como enfermedad digestiva, tumores cerebrales,
    neoplasias ocultas y síndromes de inmunodeficiencia
    adquirida) puede producirse una pérdida de peso
    importante, pero las personas con estos trastornos generalmente
    no tienen una imagen distorsionada del cuerpo ni un deseo de
    adelgazar más.

    El síndrome de la arteria mesentérica
    superior (caracterizado por vómitos pospandriales
    secundarios a obstrucción intermitente del vaciamiento
    gástrico) debe diferenciarse de la anorexia nerviosa,
    aunque este síndrome aparece algunas veces en individuos
    que presentan aquélla (debido a su
    emaciación).

    En el trastorno depresivo mayor puede haber una
    pérdida importante de peso, pero la mayoría de
    los individuos con este trastorno no tienen deseo de adelgazar
    ni miedo a ganar peso.

    En la esquizofrenia,
    se observan patrones de alimentación bastante raros; los
    enfermos adelgazan en ocasiones de forma significativa, pero
    rara vez temen ganar peso ni presentan alteración de la
    imagen corporal (necesarias para establecer el
    diagnóstico de anorexia nerviosa).

    Algunas características de la anorexia nerviosa
    forman parte de los criterios para la fobia social, trastorno
    obsesivo-compulsivo y trastorno dismórfico. Los enfermos
    se sienten humillados y enojados al comer en público (al
    igual que en la fobia social); pueden presentar obsesiones y
    compulsiones con relación a los alimentos (al igual que
    el trastorno obsesivo-compulsivo) o pueden estar muy
    preocupados por un defecto corporal imaginario (como en el
    trastorno dismórfico).

    Cuando el individuo anoréxico tiene miedos
    sociales limitados a la conducta alimentaria, no debe
    establecerse el diagnóstico de fobia social, pero si
    existen fobias sociales no relacionadas con la conducta
    alimentaria es necesario realizar el diagnóstico
    adicional de fobia social.

    Debe efectuarse el diagnóstico adicional de
    trastorno obsesivo-compulsivo si el anoréxico presenta
    obsesiones y compulsiones no relacionadas con el
    alimento.

    Debe diagnosticarse con trastorno dismórfico
    sólo si la alteración no está relacionada
    con la silueta y tamaño corporal.

    En la bulimia
    nerviosa los individuos presentan atracones recurrentes y
    conductas encaminadas a no ganar peso (como vómitos) y
    se encuentran muy preocupados por su silueta y peso corporal.
    Sin embargo, a diferencia de los enfermos con anorexia nerviosa
    (tipo purgativo/compulsivo) los bulímicos mantienen su
    peso igual o por encima de un nivel normal mínimo
    (DSM-IV).

    Este diagnóstico diferencial debe realizarse
    sobre la base del peso, episodios de sobreingesta, método
    de control de peso preferido, distorsión perceptiva,
    insatisfacción y evitación de situaciones por la
    imagen corporal, comidas prohibidas y ansiedad después
    de comer (Raich, 1994).

    Para realizar el diagnóstico de la anorexia
    nerviosa (Raich, 1994) considera que deben evaluarse aspectos
    tales como:

    • El peso; basándose en diversos métodos
      para controlar el peso corporal de una persona como son el
      Indice de Peso Relativo (peso ideal – peso real/peso
      ideal x 100), el Indice de Masa Corporal (peso en kg./talla al
      cuadrado en cm.) y el Indice de Brocca (peso ideal=talla en cm.
      – 100). El Indice de Masa Corporal es el más
      eficaz, debido a que indica el estado
      nutricional de la persona.

    Indice de Masa Corporal

    IMC NIVEL DE PESO

    Menos de 17 Severo Infrapeso

    De 18 a 19 Peso Bajo

    De 20 a 25 Peso Normal

    De 26 a 30 Sobrepeso

    De 31 a 40 Moderadamente obeso

    De 41 en Adelante Gran Obeso

    • La conducta alimentaria; incluye el tipo de alimentos
      que se ingieren y cuáles no, los métodos para
      evitar la subida de peso (inducción al vómito, uso y abuso
      de laxantes y/o diuréticos, realizar ejercicio
      extenuante, frecuencia con que ingiere, si se da atracones, si
      ayuna. Para obtener estos datos se recurre a la
      entrevista, observación, cuestionarios o
      autoregistros.
    • La imagen corporal; es decir, la
      autopercepción que tiene la persona acerca de su cuerpo
      y cómo siente y actúa respecto a éste. Los
      métodos a emplear son la entrevista,
      observación, cuestionarios y autoregistros.
    • La psicopatología asociada; ya que muchos
      anoréxicos tienen fobias a determinados alimentos, se
      aislan socialmente, presentan miedo a la muerte y
      está presente la obsesividad por controlar lo que se
      ingiere, sin tener un control adecuado sobre sus impulsos.
      Suelen tener dificultades para dormir. Su ánimo es
      decaído, son lábiles. Los métodos que se
      usan son útiles para evaluar este tipo de
      psicopatología (depresión, ansiedad, trastornos
      obsesivos-compulsivos y otros trastornos de
      personalidad).
    • Aspectos médicos; que es imprescindible, sobre
      todo en los casos cuyo peso sea muy inferior. Hay alto riesgo
      de mortandad debido a este trastorno de la alimentación.
      Se evalúan además las alteraciones
      fisiológicas de los diversos órganos del
      individuo
    1. ANOREXIA NERVIOSA

      1. ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL
    2. ENFOQUES TEORICOS
      EN PSICOLOGIA RESPECTO A LA

    En la anorexia nerviosa se puede observar aspectos
    cognitivos inadecuados y persistentes que aluden principalmente
    a la comida, al peso y aspecto corporal. En cuanto a la comida
    existen una serie de distorsiones como diría Beck (1976)
    y que han sido sistematizados por Garner y Bemis (1982)
    en:

    • Abstracciones Selectivas; o sea, arribar a
      conclusiones a partir de aspectos parciales como por ejemplo:
      "si como un caramelo, me descontrolaré y
      llegaré a comer doscientos".
    • Generalizaciones Excesivas; por ejemplo:
      "nunca tengo hambre", "no como porque no sé que deba
      comer".
    • Magnificación de Consecuencias
      Negativas
      ; por ejemplo: "si pesaba 45 kgs. y ahora
      comiendo estos alimentos he subido a 47 kgs. Entonces nunca
      voy a poder comer normalmente porque seguro que
      subiría a 60 Kgs".
    • Pensamiento Dicotómico o de todo o
      nada; por ejemplo: "si me he dado un atracón dos
      días seguidos es mejor que hoy no coma nada" o "si
      pruebo un poquito de esto, me voy a devorar todo lo que quede
      para comer".
    • Ideas Autorreferenciales; por ejemplo:
      "cuando como parece que todo el mundo me mira".
    • Pensamiento Supersticioso; por ejemplo: "mi
      cuerpo es como una bolsa en la que se deposita cualquier cosa
      que ingiera".

    Para T. Cash (1987) los pensamientos
    automáticos más frecuentes corresponden a los
    llamados "docena sucia" y son:

    • La Bella o la Bestia; es un pensamiento
      dicotómico "o soy atractiva o soy fea", "o peso lo que
      deseo o soy gorda". No acepta aspectos positivos y como es
      difícil ser perfecto, entonces de considera un
      desastre o se impone regímenes sumamente
      drásticos para intentar aproximarse al ideal que
      considera.
    • El Ideal Irreal; se refiere al uso del ideal
      social como un estándar de apariencia aceptable. Los
      sentimientos de fealdad se dan cuando se compara con el ideal
      de la cultura y
      sociedad; es decir, lo que está de moda. En
      revistas y televisión se bombardea con imágenes en las que el peso, altura,
      figura, estructura
      corporal, musculatura, tono de piel, color de
      cabello, textura, etc. son destacadas. En realidad, los
      estándares varían con el tiempo e
      incluso aquellos que se acercan o asemejan con el modelo de
      belleza tampoco están satisfechos con ello (la
      investigación llevada a cabo sobre la
      imagen corporal confirma que personas objetivamente muy
      bellas no se ven como tales y sufren por ello).
    • La Comparación Injusta; referida a
      quienes se comparan con gente a la que le gustaría
      parecerse y que encuentra en situaciones diarias. Dicha
      comparación, por lo general está llena de
      perjuicios. Por tanto, los sentimientos de envidia e
      insatisfacción se incrementan debido a que la
      comparación resulta injusta. Por ejemplo:
      "desearía ser tan atractiva como tal
      persona".
    • La Lupa; concierne a que se observa
      únicamente aquellas partes que se consideran las
      más negativas de la propia apariencia. Por ejemplo:
      "que anchas son mis caderas, hacen que me vea
      horrible".
    • La Mente Ciega; es aquel pensamiento que
      minimiza o descuida cualquier parte del cuerpo que pueda
      considerarse atractiva.
    • La Fealdad Radiante; consiste en criticar
      una parte de la apariencia y continuar con otra y con otra
      hasta conseguir finalmente una gran bola de nieve en la que
      uno ha conseguido destruir cualquier aspecto positivo de su
      figura.
    • El Juego de
      la Culpa
      ; permite que la apariencia sea la culpable de
      cualquier fracaso, insatisfacción o desengaño
      aunque en principio no esté relacionado con
      ella.
    • La Mente que Lee Mal; es la
      distorsión que consiste en interpretar la conducta de
      los demás en función de una falla en el aspecto
      corporal. Por ejemplo: "no tengo suerte en el trabajo porque
      soy gorda". Son suposiciones sin fundamento real, pero ellos
      consideran que es la única causa posible de su fracaso
      y actúan en función a ello.
    • La Desgracia Reveladora; referida a la
      predicción de desgracias que sucederán por
      culpa de la apariencia. Por ejemplo: "nunca me amarán
      por mi apariencia". Se usan frecuentemente los "siempre" y
      "nunca".
    • La Belleza Limitadora; consiste en poner
      condiciones a las cosas a realizar que las hace imposibles.
      Por ejemplo: "no puedo ir a esa fiesta a menos que baje 4
      kgs.".
    • Sentirse Fea; es un error cognitivo que
      consiste en convertir un sentimiento personal en una verdad
      universal. Es decir, el que una persona se sienta fea, no
      significa que lo sea, ni que los demás consideren eso,
      ni que ella misma pueda sentirse bien consigo más
      adelante.
    • Reflejo del Malhumor; es traspasar el
      malhumor o preocupación causada por cualquier
      circunstancia o evento a su propio cuerpo. Por ejemplo: "un
      día difícil o un disgusto es atribuido a
      algún aspecto de su apariencia".

    La "docena sucia" comprende pensamientos que pueden
    enmarcarse en muchas distorsiones cognitivas. Aunque estos
    pensamientos no son exclusivos de los trastornos alimentarios,
    la persistencia y credibilidad que se les atribuye puede
    considerarse etiológica y mantenedora.

    Una de las cosas que ha llamado la atención de
    los clínicos desde el comienzo del estudio de los
    trastornos alimentarios es que las muchachas que presentan un
    aspecto esquelético creen que se ven gruesas. Esta
    incongruencia con la opinión externa ha llevado a
    desarrollar diversos estudios en los que se evalúa a
    través de diversos procedimientos
    la percepción de las medidas corporales. Por ejemplo,
    una de las maneras más sencilla de hacerlo es pedirle a
    la persona que indique sobre una superficie externa la longitud
    que cree poseen sus caderas vistas de frente. Luego, se miden y
    se comparan las longitudes real y la propuesta por la paciente.
    En numerosos trabajos ha quedado claro que las
    anoréxicas tienden a sobrestimar su tamaño
    corporal, creyendo que son mucho más gruesas de lo que
    en realidad son; es decir, la fotografía mental de su cuerpo no
    corresponde a una estimación objetiva.

    A partir de las primeras publicaciones sobre el tema,
    se desarrollaron muchas investigaciones en las que se han
    utilizado diversos métodos de evaluación, desde
    los más sencillos a los más sofisticados. Los
    resultados indican que esta sobrestimación corporal no
    se debe a fallas perceptivas y que la insatisfacción
    corporal no es una consecuencia de la percepción
    alterada, sino que parece ser realmente la causa. La
    evaluación del propio cuerpo que está
    correlacionado con la autoestima y que es valorado socialmente
    constituye una amenaza al propio valor y genera ansiedad, por
    lo que no ocurre una objetividad en la medición (Mora y Raich,
    1993a).

    D. Saggin (1993) presenta otros ejemplos de
    distorsiones cognitivas respecto a la comida:

    • Inferencia Arbitraria; por ejemplo: "si
      comes rico, engordas" o "si primero como frutas entonces
      absorveré menos calorías".
    • Pensamiento Dicotómico; por ejemplo:
      "debo comer siempre verduras porque si como otros alimentos:
      engordo".
    • Uso Selectivo de la Información; por
      ejemplo: "yo sé que si hago ejercicios voy a quemar
      calorías, pero sólo quemaré las que he
      consumido comiendo determinados alimentos y no
      otros".
    • Hipergeneralización; por ejemplo: "si
      entro a ese restaurante, seguro que voy a comer todo lo que
      vea".
    • Magnificación de lo Negativo; por
      ejemplo: "por más dieta que haga nunca lograré
      adelgazar".
    1. ENFOQUE SISTEMICO

    Algunos investigadores consideran la dinámica familiar como una causa posible
    de los trastornos anoréxicos. (Minuchin, 1978) ha
    descubierto características predominantes en las
    familias que tienen un hijo anoréxico: intereferencia,
    sobreprotección, rigidez y falta de resolución de conflictos. Una familia que
    interfiere es aquella en la que nadie puede ser un individuo ni
    tener identidad
    separada y la insistencia en estar juntos da como resultado
    falta de privacía. Los miembros de la familia son
    sobreprotectores, expresan preocupación por el bienestar
    de cada uno y responden de manera protectora ante el menor
    signo de aflicción. También tienden a ser muy
    rígidas y resistentes al cambio. Tienen una imagen
    fantástica de sí mismas y el que un hijo se
    desarrolle individualmente constituye una amenaza para esta
    imagen de perfección. Tienen poca tolerancia los
    conflictos. Algunas niegan que existen diferencias entre los
    miembros y otras manejan las diferencias cambiando la
    conversación a otros temas. Cuando se emplean esas
    tácticas, estos conflictos no se resuelven; por lo tanto
    aumenta el estrés.

    La anorexia mantiene el "equilibrio familiar" que
    impide tener que afrontar el verdadero conflicto subyacente. Se
    trata de una familia "psicosomática" cuya estructura se
    caracteriza por una elevada implicación interpersonal,
    sobreprotectora, rígida y evitadora de
    conflictos.

    Para Bruch (1978), la anoréxica sería
    una muchacha con unos padres "en competición" a ver
    quién se sacrifica más por su hija. Estos padres
    plantean continuamente a la niña exigencias muy elevadas
    e inalcanzables, especialmente en lo concerniente al aspecto
    físico (todos los miembros de la familia deben presentar
    un aspecto impecable), al comportamiento general y al rendimiento (tanto
    sociales como académicos).

    Para Selvini (1997), la anoréxica
    estaría sacrificándose con respecto a la familia
    o algunos de sus miembros. Al usarse el método paradojal
    y ser connotada positivamente y hacerla sentir como una
    sacrificada mártir, la anoréxica enoja al punto
    de llegar a abandonar el síntoma, justamente porque su
    comportamiento es connotado como acto oblativo con respecto a
    su familia, lo cual no era su intención.

    Posteriormente, Selvini alude a que el problema
    central radica en la relación de pareja; es decir, en
    los juegos
    patológicos de la pareja, en donde la hija va
    involucrándose paulatinamente hasta que termina por
    desencadenar el síntoma.

    XI.
    TRATAMIENTO

    El tratamiento de la anorexia nerviosa es diverso, sin
    embargo nos centraremos en el enfoque cognitivo conductual, ya
    que ha demostrado su eficacia.

    Este tipo de tratamiento es semiestructurado,
    está orientado al problema y dirigido al presente y
    futuro más que al pasado. Asimismo, tiene en cuenta los
    aspectos que mantienen la conducta anoréxica. Es
    didáctico porque permite clarificar los conocimientos
    que los anoréxicos tienen respecto a la comida, al acto
    de comer, el peso corporal y la noción de
    belleza.

    Es así, que el terapeuta deberá tener
    suficientes conocimientos acerca de la nutrición y los
    trastornos físicos que pueden presentar los pacientes;
    para educarles sobre la regulación del peso, la dieta y
    la imagen corporal.

    Esta terapia promueve el autocontrol de manera activa
    donde la responsabilidad recae básicamente en el
    paciente.

    Los objetivos de este tratamiento son:

    • Reestablecer hábitos de ingesta
      adecuados.
    • Reducir la insatisfacción hacia la imagen
      corporal.

    Para cumplir con el primer objetivo, es
    necesario restablecer el peso, normalizando los horarios y
    cantidades de comida.

    Para el segundo objetivo se deberá disminuir la
    ansiedad generada por el peso y la silueta, evaluando los
    pensamientos erróneos, hacerles enfrentar aquellas
    situaciones que les producen malestar y aprender a apreciar las
    ventajas que les producen sus cuerpos.

    En este tratamiento hay 3 fases:

    1. FASE I: Está dirigido a motivar al
      paciente a que cambie su conducta alimentaria, debido que en
      los casos graves sólo se puede tratar la anorexia cuando
      se consigue el equilibrio biológico necesario; es decir,
      primero se solucionan los problemas somáticos y luego se
      realiza la intervención psicoterapéutica y
      socioterapéutica.

    En muchos casos es necesaria la
    hospitalización, tomando para ello criterios como los
    siguientes:

    a) Criterio médico-biológico:

    • Desnutrición
    • Infrapeso.
    • Alteraciones metabólicas.

    b) Criterio psicosocial o familiar:

    • Aislamiento social.
    • No trabaja ni estudia
    • Situación familiar o social
      conflictiva

    c) Criterio psicoterapéutico:

    • Fracaso en tratamientos previos.
    • Apatía.
    • Negativa a seguir tratamiento
      ambulatorio
    • Imposibilidad de control
    • Depresión e ideación
      suicida

    La hospitalización produce un fuerte impacto en
    la persona, implica cambios importantes en los que abandona
    gratificaciones materiales y
    sociales que estaban asociadas a la vida cotidiana y la aleja
    de la ansiedad y el conflicto que le generaba.

    En los casos de pacientes que pueden seguir
    tratamiento ambulatorio se considera:

    • Corto tiempo de aparición de la
      anorexia.
    • Sin episodios de sobreingesta ni
      vómitos
    • Apoyo familiar.

    En esta etapa son importantes los autoregistros cuyo
    objetivo es hacer consciente al paciente de su problema y
    especificar las situaciones riesgosas.

    El peso debe ser controlado esporádicamente y
    se debe educar al paciente acerca de la regulación del
    peso corporal explicando las diferencias culturales.
    También, educar sobre los afectos negativos de la dieta
    y las conductas purgativas, que sepan las consecuencias
    físicas y psicológicas de sus hábitos
    alimenticios al mismo tiempo que se prescribe un patrón
    de conducta regular mediante el contrato
    terapéutico por escrito y detalladamente, donde se
    recompensan las conductas a seguir y se castigan las
    indebidas.

    Obviamente, en toda esta etapa es importante la ayuda
    de los amigos y parientes que alicienten al
    paciente.

    1. Ejemplo de hoja de autoregistro de la
      secuencia:

      Situación-pensamiento-sentimiento-conducta

      Por favor, escriba en esta hoja todas
      aquellas situaciones, pensamiento, sentimientos y conductas
      que tienen importancia.

      ——————————————————————

      Situación

      ——————————————————————

      Pensamiento

      ——————————————————————

      Sentimiento

      Tristeza (0-10):

      Duración:

      Enfado (0-10):

      Duración:

      Ansiedad (0-¡0):

      Duración:

      ——————————————————————

      Conductas

      ——————————————————————

      La finalidad es que pueda identificar los
      pensamientos automáticos

      que se relacionan con determinadas situaciones y
      luego hacer juicios críticos acerca de sus
      pensamientos y confrontarlos.

      Otra técnica es la de resolución de
      problemas donde se trata de detectar y describir el problema
      para luego proponer alternativas de solución aunque
      sean disparatadas y luego escoger la que será
      útil a largo plazo.

      Poco a poco deben ir introduciéndose los
      alimentos prohibidos con una reestructuración
      cognitiva e información nutricional, ir reduciendo la
      preocupación por el peso y la imagen corporal, que
      dejen de ser fóbicos para el paciente.

    2. FASE II: Se incide en el cambio cognitivo y la
      imagen corporal. Se emplea la reestructuración cognitiva
      donde aquellos pensamientos distorsionados o erróneos
      son modificados mediante discusiones, exposiciones de ejemplos
      y sobretodo en los autoregistros para que comprendan la
      relación entre situación, pensamiento,
      sentimiento y conducta.
    3. FASE III: Consiste en prevenir
      recaídas, para lo cual se cuenta con la
      participación de los familiares. Para ello, a los
      familiares se les informa acerca del trastorno y los
      comportamientos a seguir con el paciente. Promover cambios
      favorables en la familia y en ocasiones se sugerirán
      terapias familiares.

    Esta fase es importante porque la ayuda de los
    familiares mejora el estado actual del paciente y permite que
    pueda ser mantenido en el futuro.

    Psicóloga Diana Teresa Aburto
    Pareja

    diana_aburto[arroba]hotmail.com

    Universidad
    Nacional Mayor de San Marcos

    Lima – Perú

    XIII.
    CONCLUSIONES

    • La anorexia nerviosa constituye un trastorno
      relevante dentro del grupo de los diversos trastornos de la
      conducta alimentaria, que ha ido en aumento en estos
      últimos años.
    • Es una enfermedad multicausal donde interaccionan
      aspectos biológicos, psicológicos, familiares y
      socioculturales con una falla en la adaptación al medio
      social que intenta ser compensada por conductas
      patológicas vinculadas a la alimentación y
      preocupación excesiva por el cuerpo.
    • En este trastorno, en algún momento aparecen
      trastornos orgánicos, aún cuando el organismo
      mantiene un equilibrio a pesar de la pérdida de peso
      cuantiosa por mecanismos de autorregulación. Incluso se
      observan alteraciones clínicas y de laboratorio a partir
      de pérdidas de peso mayores al 25% pudiendo llegar a ser
      mortales.
    • Quienes desarrollan anorexia nerviosa son mujeres con
      problemas de autonomía, baja autoestima, perfeccionistas
      pero con miedo a madurar y rasgos familiares con poca comunicación.
    • Este trastorno incide en mujeres adolescentes y
      jóvenes que reciben gran influencia social y cultural,
      respecto a la moda y en prototipo de belleza.
    • Ha cundido la idea que estar delgado es
      sinónimo de saludable. Aunque es verdad que el sobrepeso
      es perjudicial para la salud, no es cierto que a más
      delgado, más sano. Los estudios fiables que analizan las
      variables que influyen en la longevidad afirman que un poco de
      sobrepeso es una de las que correlaciona mejor con una vida
      más larga.
    • El que una persona obesa sea considerada o no
      atractiva, depende de las exigencias de la moda, puesto que hay
      culturas en donde la gordura es sinónimo de
      belleza.
    • El sentirse gordo es una de las causas más
      frecuentes de la aparición de trastornos alimentarios,
      no es necesario que lo sea en realidad, sino que el individuo
      lo considere y que ésto le afecte.
    • Observamos que el entorno de las relaciones
      interpersonales, sobre todo la familia desempeña un rol
      decisivo – en muchos casos- en la aparición y
      mantenimiento del trastorno.
    • Los rasgos familiares que pueden conducir a producir
      anorexia son poca comunicación, imposibilidad de
      resolver conflictos, sobreprotección de los padres,
      reglas rígidas, límites
      generacionales inexistentes y alta expectativa hacia los hijos,
      entre otros.
    • Es necesario brindar un tratamiento integral que
      incluya a diversos profesionales de la salud, ya que si bien es
      cierto en un inicio tiene origen social y psicológico,
      una vez que está presente en la vida de una persona la
      variable biológica desempeña un rol trascendente
      en el mantenimiento de este trastorno.
    • Hoy en día existe solución a este
      problema multicausal; y para ello podemos contar con la
      intervención psicológica desde diversos enfoques
      teóricos.

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    • DSM- IV

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    COMPORTAMIENTO ANORMAL

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    1992

     

    Diana

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