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El Espíritu Santo del punto de vista Pentecostal (página 4)




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IV. LA PAZ CON NUESTROS SEMEJANTES

"Seguid la paz con todos" Hebreos 12.14. "Tened paz
entre vosotros"

1ª Tesalonicenses 5.13.

A) Instrumentos de paz

Dijo el sabio Salomón: "Cuando los caminos del
hombre son
agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz
con él". Proverbios 16.7.

Nuestra paz debe mostrarse también en las
relaciones que tenemos con nuestros semejantes, especialmente en
nuestra familia e
iglesia.
Debemos ser promotores de la paz, canales de paz. Esto significa
que en el lugar en dónde nos movemos, actuamos o
trabajamos debemos cuidarnos y no fomentar situaciones tirantes o
embarazosas, discusiones que puedan alterar los ánimos y
crear una atmósfera de
discordia.

En toda relación debemos mostrar siempre un
espíritu perdonador, manteniendo una actitud
amorosa y comprensiva. Preciso es eliminar todo sentimiento de
desquite, todo deseo revanchista, "mía es la venganza
-dice el Señor- yo daré el pago". "No
paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de
todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres. No os venguéis
vosotros mismos, amados míos, sino dad lugar a la ira de
Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo
pagaré,
dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere
hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber". Romanos
12.17-20.

Perdonar es un atributo divino, una virtud del alma.
Jesús perdonó hasta en los últimos momentos
de su vida "Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" Lucas 23.34

Si nosotros no perdonamos las ofensas, tampoco nuestro
Padre celestial perdonará nuestras ofensas. El hecho de
perdonar es un acto de paz, de armonía, de
conciliación. Sólo los corazones llenos del
amor del
Espíritu pueden perdonar como Cristo
perdonó.

B) Seguir la paz

El Señor quiere no sólo que promovamos la
paz sino que también sigamos la paz. El apóstol
Pablo aconseja a su hijo en la fe Timoteo que siga "La justicia, la
fe, el amor y la
PAZ, con los que de corazón
limpio invocan al Señor". 2ª Timoteo 2.22. Lo que
revela realmente que somos propiedad de
Dios es que producimos justicia, amor y paz. Pablo también
aconseja: "Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a
la mutua edificación".

Romanos 14.19. En la iglesia, en la fraternidad de los
santos, hay que fomentar todo lo que contribuye a la unidad y
armonía del cuerpo de Cristo.

"Os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y
mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los
otros en amor; solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz" Efesios
4.1-3.

En medio de un mundo turbulento, como el ave que en
medio de las rugientes olas, posa tranquilamente en la cima de
una roca, nosotros los hijos de Dios tenemos paz como un
río, paz de Dios; paz con Dios; paz con nosotros mismos y
paz con nuestros semejantes. ¡Sigamos, prosigamos,
persigamos la paz! En la tierra hay
mucha aflicción, pero Cristo es nuestra maravillosa paz.
¡Gloria a Dios!

EL FRUTO PACIENCIA

INTRODUCCION: Hoy quiero hablarles, básicamente
de lo que ya les expuse anteriormente y presentar el tema, a
manera de introducción; en forma gráfica,
tomando de la vida real como ejemplo, un "RACIMO DE UVAS",
simbólicamente éste racimo de uvas
representaría El Fruto del Espíritu
Santo y que está constituido sólo por nueve
uvas.

Tres para con Dios: Amor, Gozo y Paz.

Tres para con el prójimo: Paciencia, Benignidad y
Bondad.

Tres para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y
Templanza.

Estas son las muestras indelebles de El Fruto, de una
verdadera intimidad con Cristo.

Ya les prediqué, a cerca de las tres primeras
uvas (Amor, Gozo y Paz).

De esta segunda triada, mi tema es: Las uvas para con el
prójimo, manifestado como El Fruto, en la forma de
PACIENCIA.

Leeremos de La Santa Biblia, en la Epístola a Los
Gálatas, capítulo 5, versículo 22 y 23
(Gá. 5:22, 23), para recordar cuál fue nuestro
punto de partida.

La Biblia dice:

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra
tales cosas no hay Ley".

De El fruto del Espíritu Santo, manifestado como
la PACIENCIA, les hablaré cuatro puntos
principales.

Ellos son:

  1. La Paciencia de Dios.
  2. La Paciencia con relación a los
    demás.
  3. La Paciencia en circunstancias adversas.
  4. La Paciencia en la carrera cristiana.
  1. LA PACIENCIA DE DIOS.

En la Epístola a los Romanos, capítulo
quince, versículo cinco (Ro. 15:5), La Biblia
dice:

"Pero el Dios de la paciencia y de la consolación
os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo
Jesús".

En la segunda Epístola a Los Tesalonicenses,
capítulo tres, versículo cinco (2 Ts. 3:5). La
Biblia dice:

"Y el Señor encamine vuestros corazones al amor
de Dios, y a la paciencia de Cristo".

Como algo imposible de definir, acerca de Dios, intento
inferir de Su Palabra, lo que creo que es lo más acertado.
Y digo:

La Paciencia es una cualidad esencial de
Dios.

¡Cuán inmensa, podría decir infinita
e incomprensible es La Paciencia de Dios!. Analice
Usted.

  1. Lo insultan con los calificativos más
    denigrantes.
  2. Niegan Su misma existencia.
  3. Violan sus gloriosos Mandamientos.
  4. Lo acusan de todos los males y padecimientos que hay
    en el mundo.

Podría seguir enumerando, muchísimas cosas
más, de lo que se manifiesta contra Dios.

Pero Dios en Su Paciencia, a toda criatura, aún
les da:

  1. Vida.
  2. El aire que
    respiramos.
  3. El
    sol.
  4. Las lluvias.
  5. Sus familias, amistades, goces y
    pasatiempos.
  6. Bendiciones de toda índole, que realmente no
    lo merecen.

¡Todo esto y mucho más, se deben a La
Paciencia de Dios!.

Todos los seres humanos nos hemos beneficiado de La
Paciencia del Creador.

Si no fuera por La Paciencia de Dios:

a) Millones de seres humanos que han vivido y viven
egoístamente, no disfrutarían de las bellezas de
este mundo.

b) Las Naciones malvadas en sus actos y designios,
hubieran sido extirpadas.

c) Toda la raza humana, hubiese sido barrida de sobre la
faz de la tierra.

Que desinteligencia, existen hombres (Hablo
genéricamente) que viven en la opulencia, cómodos,
en posiciones envidiables, y consideran que es fruto de su propio
esfuerzo el haber obtenido sus riquezas y bienes
terrenales, olvidándose o no reconociendo que Dios es el
Autor y dueño de todo lo que existe.

La Biblia dice: (En el Evangelio de San Mateo
16:26).

¿Qué aprovechará al hombre, si
ganare todo el mundo, y perdiere su alma?.

En otro pasaje Bíblico, (En la Parábola
del rico insensato, en el Evangelio de San Lucas 12:20). Dios le
dijo:

"Necio, esta noche vienen a pedir tu alma".

Fíjese el Apóstol San Pablo, cuando
escribió la Epístola a Los Romanos, en el primer
capítulo, describe la historia de la
depravación del ser humano.

Les leo ahora, una porción de La Biblia, en la
Epístola a Los Romanos, capítulo uno,
versículo veintiuno. (Ro. 1:21).

"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como
a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido".

Estas personas, están llenas de toda injusticia,
maldad, codicia, perversidad, envidias, homicidios,
riñas, engaños, y otras cosas similares, pero
desastrosas.

Estos son los que desprecian La Paciencia de Dios. Lea
en su casa La Epístola a Los Romanos capítulo dos,
versículo cuatro. (Ro. 2:4). La tendencia del hombre es
abusar de La Paciencia de Dios. El hombre
trata siempre de justificar sus acciones. Se
atribuye el mérito que en realidad no lo tiene,

Les daré algunos ejemplos con relación, a
lo que les estoy mencionando.

  1. El impío comete sus maldades y nada
    catastrófico le ocurre.
  2. El político ambicioso, promete un
    paraíso de prosperidad y felicidad, y cuando llega a la
    cúspide del poder se
    olvida de sus promesas.
  1. El Padre o Madre que abandona su hogar e hijos y
    aparentemente lo pasa muy bien.
  2. Un país poderoso, ocupa una Nación indefensa, la conquista y sigue de
    lo más campante, pensando que todo está muy bien,
    después de haber destruido pueblos y vidas.

Y seguiría diciendo, etc., etc., etc. Tal vez Ud.
o Uds., en este instante, están pensando en muchas cosas
que no he mencionado, y conoce estas realidades.

Estos siguen y siguen, abusando de La Paciencia de
Dios.

Pero Dios sabe, que llegará el momento cuando
esas personas, verán sus sueños y su seguridad
arrasados.

Dios espera con Paciencia, el día en que los
suyos verán Su Gloria y triunfarán sobre toda
clase de
abusos.

En la segunda Epístola del Apóstol San
Pedro, en el capítulo tres y en el versículo nueve,
(2 P. 3:9), dice:

"El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento".

Si el hombre tiene que sufrir o atravesar experiencias
duras y amargas, para llegar al arrepentimiento, debe
considerarlo como una incomparable bendición, porque si se
arrepiente y busca a Cristo El Señor, la Paciencia de Dios
ha sido justificada y la salvación será una
realidad.

Si se llega a la salvación, es porque Dios es
paciente, dándonos el suficiente tiempo para
llegar a esa conquista.

Dios nos espera cada día, cada hora, cada
instante, siempre con Su amor tierno, y con los brazos
abiertos.

Dios hoy te sigue esperando, sigue siendo paciente.
Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento
de Su Verdad. Entonces podrán decir aquel día, los
que la encuentren, con mucha alegría: "Encontramos al
Maestro y ahora somos de Él".

  1. LA PACIENCIA CON RELACION A LOS DEMAS

Paciencia con respecto a los inconversos

"El fruto del justo es árbol de vida; Y el que
gana almas es sabio". (Proverbios 11:30).

Leo en la Epístola de San Pablo a Los Efesios, en
el capítulo cuatro, versículo dos. (Ef. 4:2), y
dice lo siguiente:

"Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos
con paciencia los unos a los otros en amor".

Esta porción Bíblica nos muestra cual debe
ser, la conducta del
cristiano.

Leo otro pasaje Bíblico, en segunda Timoteo,
capítulo tres, versículo doce, (2 Ti. 3:12). Y dice
así:

"Y también todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución".

Por causa del Señor Jesús
seremos:

  • Atacados en orden físico.
  • Vituperados.
  • Despreciados, criticados, calumniados y
    zaheridos.

Al pasar por estas circunstancias debe salir a relucir
El Fruto de La Paciencia. Por esa causa Dios crea en nosotros
frente a éstas adversidades, un Espíritu de
Paciencia, que no busca represalias.

Los intereses del yo, la sensibilidad en cuanto al yo
desaparecen. Por esto, en cualquier lugar donde nos encontremos,
tenemos que dar testimonio de nuestra fe.

Hay un Coro que dice: "Brilla en el sitio donde
estés"

Les doy un ejemplo de la vida real. (Describir cuando
era estudiante del IBRP).

La Luz no tiene
comunión con las tinieblas.

La Paciencia de Cristo, es la arma más efectiva e
incisiva para pasar por alto, los vituperios y mostrar el
incomparable amor de Dios.

El Señor nos da, El Fruto de la Paciencia,
justamente para vencer estas adversidades, y es ahora en nosotros
La Paciencia de Cristo, por el Poder del Espíritu
Santo.

Nuestra paciencia con relación a los
demás, una vez que recibimos del Señor, por medio
de Su Espíritu Santo, diríamos que se comporta
como:

  • No a la auto defensa en nuestra vida.
  • No a la sensibilidad para reaccionar.
  • No más represalias.
  • No a contra golpear, sino estamos preparados a
    presentar la otra mejilla.
  • No al pleito, estamos preparados por Cristo el
    Señor, para darles aún nuestra capa.
  • Si nos obligan a cargar un kilómetro, vayamos
    dos.
  • Si alguien viene a pedirnos algo y lo necesita,
    estamos capacitados para ayudarle con lo que
    tenemos.

El cristiano que recibió El Fruto, manifestada en
la forma de La Paciencia, aguanta, se niega a sí mismo, y
a la larga ve los resultados positivos, porque su única
preocupación es servir a sus semejantes, ganar almas y
buscar que la gloria y la honra sea de nuestro Maestro a saber
Jesucristo.

  1. LA PACIENCIA CON RESPECTO A LOS
    CRISTIANOS

El creyente debe cultivar La Paciencia, con
relación a los Hermanos en Cristo.

El Apóstol San Pablo dice a Los Efesios, en el
capítulo cuatro, versículo uno y dos, (Ef.
4:1-2).

" Os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y
mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los
otros en amor".

En la Iglesia del Señor, o sea el cuerpo
(simbólicamente) de Cristo, se encuentra que:

  • Hay, diferentes opiniones.
  • Hay, personalidades distintas.
  • Hay, ministerios
    diferentes.
  • Hay, dones variados.
  • Hay, talentos multifacéticos.

Pero a pesar de todas estas características, es
necesario fomentar la unidad en medio de la
diversidad.

Cada miembro del cuerpo desempeña una tarea
especial, pero todas, a pesar de la diversidad de funciones
manifestadas, deben trabajar como un todo, para un
solo

Organismo, presidido por Cristo.

Debe existir una armonía e interdependencia
recíproca entre todos los miembros y órganos
integrantes del cuerpo.

Así debe ocurrir dentro de la Iglesia del
Señor.

Todas las tareas dentro de la Iglesia del Señor,
están definidas y todas sin excepción son
importantes.

Por eso La Paciencia, soporta la flaqueza de los
débiles y deja pasar por alto infinidad de situaciones,
gracias a la presencia interior del Espíritu
Santo.

Jesús dijo:

" Yo estaré en vosotros".

Produce en nosotros, "El hacer y el querer", de
Cristo.

  1. En la Epístola del Apóstol San Pablo a
    Los Romanos, dice en el capítulo cinco,
    versículo tres, (Ro. 5:3).

    "Y no sólo esto, sino que también nos
    gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
    tribulación produce paciencia".

    Jesús es el Señor de La Paciencia.
    Según La Biblia, en el Libro del
    Profeta Isaías, capítulo cincuenta y tres,
    versículos, tres y siete. (Is. 53:3,7), encontramos lo
    siguiente:

    "Despreciado y desechado entre los hombres,
    varón de dolores, experimentado en quebranto; y como
    que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y
    no lo estimamos.

    Angustiado él, y afligido, no abrió su
    boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
    delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no
    abrió su boca".

    En La Epístola a los Hebreos, capítulo
    cinco, versículo ocho y nueve. (He. 5:8,9).
    Tenemos:

    "Y aunque era Hijo, por lo que padeció
    aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado,
    vino a ser autor de eterna salvación para todos los
    que le obedecen".

    Otro ejemplo Bíblico, que nos da
    Jesús, se encuentra en la primera Epístola del
    Apóstol San Pedro, capítulo tres,
    versículo dieciocho. (1 P. 3:18). Y dice
    así:

    "Porque también Cristo padeció una
    sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para
    llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero
    vivificado en el Espíritu".

    Otro ejemplo Bíblico de La Paciencia con
    relación a las circunstancias adversas, es: La de Job.
    Pasaje Bíblico muy conocido.

    La Palabra de Dios nos exhorta a buscar La Paciencia
    y consuelo, por eso debemos leer Las Escrituras.

    Todas las dificultades que tenemos que enfrentar,
    tienen un significado.

    Detrás de toda tormenta, existe una gran
    bendición.

    "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
    para bien".

    Lo último de este tercer punto principal,
    puedo decir que:

    "El sufrimiento es el Maestro por excelencia en la
    vida cotidiana; por lo general las adversidades, dan siempre
    experiencia y sobre todo paciencia".

  2. LA PACIENCIA EN CIRCUNSTANCIAS ADVERSAS
  3. LA PACIENCIA EN LA CARRERA CRISTIANA

En la Epístola a Los Hebreos, capítulo
doce, versículo uno. (He. 12:1). Dice:

"Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos
de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante".

Para poder correr exitosamente veremos tres formas
probables. (Preparativos).

A) 1. En toda competencia,
existen normas estrictas
que hay que cumplir.

2. Hay que correr de acuerdo a los reglamentos
establecidos.

3. El que compite, debe ajustar su conducta durante la
competencia a las leyes imperantes,
si no cumple será descalificado.

Son muy conocidas las reglas en una carrera pedestre,
violar algunas de las leyes, constituye la descalificación
del concursante.

En nuestra carrera espiritual, existen también
normas que debemos obedecer.

Se debe correr, legítimamente, y ser
genuino.

Las normas para el Creyente están en las Sagradas
Escrituras, a saber La Biblia.

En esta competencia, La Biblia constituye el fundamento
de nuestra carrera cristiana, debemos cumplirla, obedecerla,
acatarla, y ponerla en practica.

En el Libro de Apocalipsis, capítulo tres,
versículo diez. (Ap. 3:10), dice:

"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré en la hora de la prueba que ha
de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre
la tierra".

Dios llama a La Biblia, "Palabra de mi paciencia".
Porque Dios lo espera con amor al hombre hundido en el cieno del
pecado, y también espera que se vuelva con un
espíritu, contrito y humillado.

B) CORRER CON PACIENCIA, porque hay una nube de
Testigos, que nos observan de todos lados, de lugares
increíbles y aún más, las profundidades
espirituales nos observan atentamente y sienten el peso, del
triunfo de nuestra carrera.

CONCLUSION

En el Idioma Hebreo, Paciencia se dice:

SEBELAGUT =

Paciencia como nombre, el idioma Griego:

  1. Es decir la paciencia que crece bajo las pruebas.

  2. HUPOMONE = (hupo = bajo; mone =
    permanecer).
  3. ANOCHE = (anecho = denota contención,
    soportar, sufrir).

Paciencia como verbo:

  1. MAKROTUMEO = Largura de ánimo o tener
    paciencia.

Paciencia como El Fruto:

El creyente que recibió Este Fruto de Dios, tiene
la virtud de: saber sufrir, soportar las adversidades,
dificultades, infortunios, imposiciones, pruebas, trabajos que
realiza de todo tipo con fortaleza, sin lamentarse, y sin
perturbación de ánimo.

Paciencia como una primera definición

Se define entonces como:

"La Espera y sosiego de las cosas que se desean
mucho".

Paciencia como una segunda definición

Es la perseverancia de hacer el bien, de realizar
trabajos pesados o minuciosos, que es una forma modesta del
amor.

Aquellos que NO son pacientes son culpables de rendirse
a las circunstancias, cometiendo un tipo de indulgencia propia y
se rinden al lujo de la carnalidad.

Por medio del proceso de
Este Fruto, el creyente además es guiado por el
Espíritu a refrenarse de la venganza, por males cometidos
en su contra.

Del Griego (Makrothymia), Significa que él debe
tener firmeza, para no dejarse llevar por la ira, cuando lo
provocan o insultan.

Por esta causa podemos clamar a Dios, pidiendo; Ven
Espíritu Santo y toma control de mi
vida.

Y alabamos diciendo, Gloria a Dios, Eres Poderoso, Eres
Grande, Abba Padre, te Exaltamos hoy Señor.

AMEN

Mensaje basado en parte sobre los apuntes del
Pastor:

DIONICIO MEDINA. (Del Uruguay). ISUM
– 18/7/91.

EL FRUTO BENIGNIDAD

INTRODUCCION: como expliqué anteriormente, hoy de
nuevo les hablo del "Racimo de uvas", que simbólicamente
representa El Fruto del Espíritu Santo, y que está
constituido sólo por nueve uvas. Recordemos entonces
cómo esta formado este racimo:

Tres (uvas) para con Dios: Amor, Gozo y Paz.

Tres (uvas) para con el prójimo: Paciencia,
Benignidad y Bondad.

Tres (uvas) para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y
Templanza.

Ya les prediqué, a cerca de las cuatro uvas de
este racimo. (Amor, Gozo Paz, y Paciencia), de esta segunda
triada, mi tema es: Las uvas para con el prójimo,
manifestado como El Fruto, en la forma de BENIGNIDAD,
según Gálatas 5:22 y23.

Les comunico, que Los Dones y El Fruto del
Espíritu Santo, ambos son IMPORTANTES.

La primera parte de la historia es, comenzando desde el
Día de Pentecostés y que continúa hasta
ahora, con maravillas y señales
mostradas por medio de los Dones del Espíritu. Pero esta
historia para que tenga un buen balance, debemos recordar de
darle igual importancia a El Fruto del
Espíritu.

En la iglesia de Corinto no faltaban los dones del
Espíritu (Según 1 Cor.1: 7), pero sufrían de
la escasez de El
Fruto. Aquella iglesia sufría de divisiones, la
inmoralidad, peleas entre los creyentes, problemas de
matrimonios y desórdenes en la reunión.

Dios por medio de Pablo dirigió estas cartas, que en
esencia contenían la indicación de que Los Dones
fueran acompañados de El Fruto del
Espíritu.

Cuando se manifiestan Los Dones según la voluntad
de Dios, por medio de algún Hermano o Líder
de la Iglesia y éste no lleva una vida piadosa, la causa
de Cristo

Sufre reproche. Si los creyentes hablan en lenguas pero
no muestran amor, son como metal que resuena (1 Cor. 13:1). Lo
que debería edificar la iglesia, llega a ser una causa de
irritación para la congregación y los vecinos que
nos conocen.

Los que se deleitan, admirando las manifestaciones
espectaculares, suelen tildar o juzgar a otros sobre la base de
Los Dones. Sin embargo Dios hace Su fallo sobre la base de El
Fruto. Uno puede manifestarse con el Don de profecía,
entender los misterios, poseer gran fe, pero no alcanza la medida
que Dios quiere, (lea en 1 Coro. 13: 2), porque falta El Fruto
del Espíritu.

Cuando entra el Espíritu habrán Dones,
pero a la vez debe haber Fruto. Jesús declaró que
la manera de distinguir entre los profetas falsos y verdaderos,
no era por sus Dones sino por Sus Frutos (Mateo 7:15,16).
También nuestro Padre Celestial se deleita cuando llevamos
mucho Fruto (Juan 15:8).

El hombre natural al mirar esta lista del Racimo de
nueve uvas, describe como una vida inalcanzable. Pero por el
Espíritu sí, uno puede alcanzar esta vida.
Jesús dio el secreto y dijo: "Como el pámpano no
puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid,
así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí"

(Juan 15:4).

La Palabra de Dios, indica que los creyentes deben
desear los mejores Dones (1 Cor. 12:31), pero a la vez registra
el mandamiento de Jesús de que moremos en Él para
poder llevar Fruto del Espíritu y no el esfuerzo del
creyente.

Solamente cuando los Dones del Espíritu y El
Fruto del Espíritu reciben el mismo énfasis pueden
los creyentes desarrollarse como Dios desea.

Un fundamento de la Benignidad, esta en (1 Cor.
13:4),

Donde se muestra como una clase especial de
amor.

El que no aceptó el Evangelio de Jesús,
"cree que a nosotros no nos importa nada de lo que les pasa". Vez
tras vez, esta expresión nos acucia, pensemos ¿Nos
importa realmente? ¿O es fingido? ¿Es sólo
una actitud que la iglesia asume sin que en realidad se traduzca
en algo tangible?

Uno de los rasgos característicos de la iglesia
del Cristo viviente, es el amor que obra, el que se interesa, es
en realidad La Benignidad para con el prójimo.

Mientras que con Los Dones accionamos, con el Fruto nos
formamos, porque Dios está más interesado en lo que
somos. Por medio de El Fruto del Espíritu Santo podemos
venir a ser lo que Dios quiere que seamos.

Recuerde que la prueba verdadera de que somos
espirituales se mide por El Fruto del Espíritu y no por
las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo
actuando. Debemos producir fruto y mucho fruto.

No todos son usados o han sido instrumentos en la
operación de Los Dones. Si una persona no es
usada con Los Dones, no significa que haya una deficiencia en su
vida espiritual. En cambio, la
ausencia de cualquier Fruto mencionado por Pablo en
Gálatas, sí es deficiencia. Porque al producir
Fruto, sabrán si somos espirituales o no.

El Fruto del Espíritu es una virtud divina y no
humana. El Fruto es el mismo carácter de Cristo Jesús. La manera
que podemos ser como Cristo, amen de otras cosas más, es
sí permitimos que el Espíritu Santo haga este
trabajo
profundamente en nuestro corazón.

De El Fruto del Espíritu Santo, manifestado como
La BENIGNIDAD, Les hablaré con tres puntos
principales.

Ellos son:

  1. La Benignidad de Dios.
  2. La Benignidad par los nuevos creyentes.
  3. La Benignidad para los necesitados.
  1. Los enfermos.
  2. Los preocupados.
  1. "¿O menospreciáis las riquezas de su
    benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su
    benignidad te guía al arrepentimiento?"

    (Romanos 2:4).

    Anteriormente, ya mencioné que El Fruto
    Benignidad es una virtud divina, máxima del
    Señor. Él es muy "rico en
    benignidad".

    Dios desde el cielo, ve a sus criaturas en sus,
    desgracias, derrotas y miserias, enredados por
    tentáculos, como el dolor, la tristeza, las enfermedades
    y angustias. Pero Dios es misericordioso y benigno, se
    compadece de nosotros, inclinando su corazón para
    sacarnos del pantano del sufrimiento y ponernos sobre la roca
    de los siglos que es nuestro Señor
    Jesucristo.

    Mas, Dios no es solo benigno con Su Pueblo selecto y
    escogido de Hebreos. (Israelitas). Él es
    también piadoso y clemente con los redimidos, con los
    que han sido adoptados como hijos suyos. Pero lo más
    glorioso aún es que esa misericordia del Señor,
    se extiende también a todos los habitantes de la
    tierra.

    "Porque Él es benigno para los ingratos y
    malos". (Lucas 6:35).

    "Bueno es Jehová para con todos, y sus
    misericordias sobre todas sus obras".

    (Salmo 145:9).

    Dios es Benigno para aquel que está en
    dificultades.

    Dios es misericordioso para aquel que se encuentra
    en orfandad.

    Dios es benigno para los que están en
    Sanatorios y Hospitales.

    Dios es compasivo para con los niños, los huérfanos, los
    miserables y los indiferentes a las cosas
    espirituales.

    Dios es benigno par los que se burlan y blasfeman su
    nombre.

    Dios es benigno con los que habiendo conocido su
    verdad, se apartaron.

    Dios es benigno, con los que nunca han escuchado el
    mensaje del Evangelio y el nombre de Jesús.

    Dios es benigno en aliviar el padecimiento, sanando
    a la humanidad de sus enfermedades.

    Dios es benigno, con Su Plan
    maravilloso, de las Dispensaciones del Tiempo, que se fueron
    cumpliendo una tras de otra, hasta la llegada de Su Hijo, El
    Mesías; Jesucristo, que murió por la humanidad,
    que resucitó por el Poder del Espíritu Santo,
    para luego ascender al Padre e iniciar su ministerio de Sumo
    Sacerdote.

    Como Sumo Sacerdote, Cristo sigue derramando las
    riquezas de su benignidad, contestando nuestras oraciones y
    dándonos nuevas fuerzas en los momentos de
    debilidad.

    Dios es misericordioso, permitiendo que sus Sagradas
    Escrituras aún existan y que estén al alcance
    de todos.

    En este mundo perdido, con innumerables
    dificultades, de todos los ordenes, por la benignidad de
    Dios, aún se puede obtener la salvación para
    entrar en las moradas del cielo.

    La sorpresa del hombre es tan grande, cuando ve a
    otros hombres, transformados por la sangre de
    Cristo Jesús, en personas tiernas, cariñosas,
    compasivas y con un amor sobrenatural para transmitir el
    mensaje de la esperanza de la benignidad de Dios.

  2. LA BENIGNIDAD DE DIOS
  3. LA BENIGNIDAD PARA CON LOS NUEVOS
    CREYENTES

"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo ".

(Efesios 4:32).

"Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza
que cuida con ternura a sus propios hijos ".

(1 Tesalonicenses 2:7).

La Biblia hace hincapié en que tenemos que
soportar al débil en la fe, sobrellevar sus cargas, siendo
comprensibles y delicados con ellos.

La Palabra de Dios, nos enseña detalladamente
cómo, debemos tratar, a los nuevos convertidos,
dándonos instrucciones claras, para ayudarlos a crecer y
fortalecerse en su vida espiritual y material.

Por falta de Benignidad, se pierden preciosas almas por
las cuales, murió Jesucristo.

Los nuevos convertidos, son niños en Cristo,
recién nacidos para vida eterna y se comportan como
niños de la vida real y esa es la causa por la cual
debemos tenerles mucha paciencia, no conocen el mensaje de La
Biblia, ni las costumbres cristianas, no saben alimentarse por
sí mismos, el alimento espiritual tenemos que servirles
con cucharilla y dándoles porciones pequeñas
despacio y moviéndonos al ritmo que ellos se manejan y no
al nuestro, ya que nos consideramos como adultos en la fe, por la
cual sería imposible para ellos seguir a nuestro
ritmo.

Por no saber cómo tratarlos, la falta de tacto,
delicadeza y sabiduría, nosotros perjudicamos la fe de los
nuevos.

Cuando ayudamos a los nuevos en Cristo, no es
conveniente, presentar un evangelio legalista, de normas y
prohibiciones, los ahuyentaremos, ya que ellos lo verán
cómo un evangelio negativo y pesimista.

Esto no quiere decir que les ocultaremos la verdad, sino
todo a su debido tiempo. Primero los niños espirituales
deben saborear a Cristo, gustar de Cristo y entregarse
completamente a Cristo, esto significa que cuando las personas
dejan entrar a Cristo en sus corazones, todo lo demás
vendrá por añadidura.

El mensaje del Evangelio es Cristo-céntrico,
luego el Espíritu Santo va ir puliendo, purificando y
educando toda la
personalidad del nuevo creyente.

San Pablo, tuvo una doble relación para con los
convertidos en su ministerio.

1. Ante Dios eran sus hermanos.

  1. También eran sus hijos a los que había
    engendrado espiritualmente.

En este sentido, como hijos, él estaba obligado a
cuidarlos, así como un niño lactante necesita todo
el amor y la benignidad de su madre.

El niño pequeño necesita de sus
progenitores una atmósfera de cariño, él
comprende desde que nace el lenguaje de la
dulzura.

Es muy conocido, que en los primeros años del
infante se forman los rasgos más sobresalientes de su
personalidad.

La Iglesia del Señor, con sus Miembros, deben
brindar a los nuevos creyentes, por paralelismo de lo descrito
anteriormente, las mismas características maternas, y que
sea real para ellos un ambiente de
cordialidad, cari- dad, interés y
calor
humano.

Si sienten el aprecio y la simpatía de los
hermanos máscrecidos, será muy difícil que
se aparten del camino del Señor.

  1. LA BENIGNIDAD PARA LOS NECESITADOS

" Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y
amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia."

(Colosenses 3.12).

" Porque el siervo de Señor no debe ser
contencioso, sino amable para con todos, apto para
enseñar, sufrido."

(2ª Timoteo 2.24).

Es normal que todos los días tenemos contacto o
comunicación con diferentes clases de
personas, amigos y desconocidos, algunos buenos y amables; otras
difíciles de soportar.
En esos momentos, nos encontramos con situaciones de enfermedad,
dolor, tristeza, preocupación, soledad, angustia,
ansiedad, etc.

En todos éstos casos; es necesario poner en
práctica el Fruto de la Benignidad.

Analizaremos dos subdivisiones:

A) Benignidad hacia los enfermos.

B) Benignidad hacia los preocupados.

  1. Benignidad hacia los enfermos.

Cuando Dios expulsó a Adán y Eva del
huerto del Edén (Génesis 3:24), las enfermedades
han plagado al hombre.

1) Los hebreos creían que la enfermedad era
resultado del pecado en el individuo a
quién Dios tenía que castigar (Génesis
2.17).

Proverbios 23:29-32, del pecado de los padres

(2º Samuel 12:15)

2) La enfermedad debido a una seducción de
Satanás. (Mateo 9.34 y Lucas 13.16)

3) Hay pasajes bíblicos, que demuestran que no
siempre hay una explicación fácil de la enfermedad
(Job 34.19-20)

En el período del AT, el pueblo hebreo
relacionaba la sanidad con Dios. (Salmo 103.3)

(Malaquías 4.2)

Durante el ministerio de Jesús la sanidad de los
enfermos tuvo preponderancia.

Hasta en nuestros días encontramos las curaciones
rituales, religiosas y milagrosas. Paralela con la medicina
clásica.

En el curso de la historia de Israel y de otros
pueblos afectaron siempre las enfermedades; les cito algunas de
ellas, donde no puedo entrar en los detalles explicativos, porque
no es el tema que estoy tratando.

Hay enfermedades como:

A) Afasia

B) Apoplejía

C) Ulceras

D) Defectos físicos

E) Ceguera y sordera

F) Sarpullido

G) Cáncer

H) Tisis o tuberculosis

I) Disentería

J) Edema o hidropesía

K) Perturbaciones endocrinas

L) Epilepsia

M) Desórdenes femeninos

N) Fiebres

O) Gangrena

P) Gota

Q) Cojera

R) Lepra

S) Malaria

T) Desórdenes mentales y nerviosos

U) Parálisis

V) Plagas

W) Enfermedades de la piel

X) Viruela

Y) Insolación

Z) Síncope

AA) Enfermedades venéreas

BB) Gusanos

En nuestro diario vivir, nos encontramos con ésta
lista interminable.

Al tratar con las personas, que tiene alguna de estas
enfermedades, no es tarea fácil. El enfermo necesita de
nuestra comprensión y sobre todo, cariño. La
recuperación del mismo será positiva, salvando las
dificultades; si vive en un ambiente de ternura y benevolencia.
El factor de la sanidad natural, se expresa en diferentes formas,
veamos una. Proverbios 17:22, conocemos que para las enfermedades
del cuerpo y del alma, el remedio eficaz es el amor. El amor
triunfa, cuando todo lo demás ha fracasado. El poder
sanador del amor jamás se comprenderá completamente
por los mortales. Fue el amor y la compasión, lo que
envió al Señor a la cruz.

Cuando visitamos y cuidamos a un enfermo debemos hacerlo
pensando como si nosotros tuviéramos lo mismo; es una
forma de identificarse con sus sufrimientos.

Es necesario ser positivos en la
comunicación, optimistas, mostrarles y engendrarles
fe, hacerle saber que tenemos un Dios que todo lo puede, capaz de
sanar toda clase de enfermedades y que se compadece de los que
sufren.

La Benignidad quiere decir: que hay que tratar a otros
de la misma manera que Dios nos ha tratado a nosotros.

El trato, es determinante, más aún con los
niños se debe desarrollar la benignidad, ternura y
cariño. La Benignidad y amabilidad es un lenguaje que
pueden hablar los mudos y oír y entender los sordos, es
algo positivo y activo.

Hay sanidad en la expiación por la Cruz de
Cristo.

¿Qué podemos hacer para solucionar el
problema de la soledad?

1. Jesús, clamó a Dios en la hora de la
necesidad.

2. Desarrollar una actitud mental positiva basado sobre
la fe en Dios, ayuda a vencer el problema.

  1. Aceptar la humanidad de otros, de modo que no seamos
    amilanados por su falta de comprensión o por sus
    ofensas.
  2. El pecado no confesado, ni abandonado nos esclaviza
    en nuestra soledad.

Declárelo a Dios para ser libre. Recuerde Hebreos
13.4.

Tristeza ( Mateo 5.4)

  1. La tristeza, por haber sido atrapado en algo
    deshonesto no tiene bendición.
  2. La tristeza, por haber fracasado con un designio
    egoísta no tiene bendición.
  3. El pesar por las consecuencias, más bien que
    por el pecado, es un pesar sin toque de Dios.

La tristeza, según Dios expresa
constricción por el pecado.

B) Benignidad hacia los preocupados

Las circunstancias sociales, económicas y
políticas actuales, nos introducen a una
vida de ansiedad, preocupación y zozobra.

Con frecuencia en nuestras iglesias tenemos que ayudar a
ésta clase de personas.

Muchos de ellos se enferman del corazón y los
nervios debido a sus preocupaciones, actúan bruscamente,
se irritan con facilidad, sé acomplejan y
deprimen.

A ellos debemos ministrarles con Benignidad y ternura.
La amabilidad conduce a considerar, obrar con buen tino, que es
lo debemos hacer.

La amabilidad, significa siempre ayuda, saber apreciar a
los demás, es el ser constructivo, es tratar de ver lo
bueno que hay en los demás, es perdonadora y
misericordiosa.

La benignidad es un delicado Fruto que todos debemos
cultivar.

Estamos viviendo en los tiempos peligrosos de los
postreros días. En vista de las densas tinieblas
espirituales que están cubriendo el mundo entero, es
urgente la necesidad de poner en práctica ahora, lo que
las Sagradas Escrituras ordenan.

Según el Plan de Dios, sobrevendrán
acontecimientos, difíciles sobre la redondez de la tierra,
y los corazones de las multitudes se va a secar por el temor y la
expectación. Sólo el trato benigno puede ayudarlos
a salir de éste pantano, para que puedan encontrar en
Cristo, la columna firme en que aferrarse. (En Santiago 3.17,
habla de la sabiduría espiritual).

Los preocupados, deben anhelar la sabiduría
genuina, es necesario que la pidan y que la busquen en Dios.
Él realiza una obra secreta en el interior de sus
corazones por medio de su Espíritu Santo.

Nosotros estamos involucrados en un glorioso y
espiritual mandato, de ganar almas para el Reino de los Cielos,
para obedecer y cumplir, precisamos cultivar algunas virtudes
esenciales, una de esas virtudes es el Fruto
Benignidad.

Si somos conscientes de la tremenda responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros,
vamos a buscar la sabiduría del cielo, precisamos el
discernimiento especial del Espíritu, para poder ayudar a
las complejas preocupaciones del ser humano. Dios puede
capacitarnos dándonos una inteligencia
aguda para poder orientar a los agobiados por las penas de la
vida, Jesús tenía esa capacidad de
penetración en la intimidad espiritual de los hombres y
podía solucionarlo en el momento. Isaías 50.4
– Marcos 9.23.

Que la Benignidad y ternura de Cristo nos capa-cite para
que sea una bendición a los corazones hechos trizas por la
pena y el dolor.

Bs.As. 1/03/99. Argentina

CONCLUSION:

En el idioma Hebreo, Benignidad se dice:

Medibut-leb = ser benigno.

En el idioma Griego, Benignidad se dice.

Como adjetivo:

  1. CHRESTOS = Placentero, benigno.
  2. EUPEITHES = Dispuesto a la
    Obediencia.

Como verbo:

3. CRESTEUOMAI = Ser Benigno.

BENIGNIDAD COMO FRUTO:

Es el milagroso toque, el misterioso vínculo del
Espíritu, que nos hace agradables a los demás; es
ese carisma, esa indefinible fuerza que
hace que otros confíen en nosotros para que podamos
extenderles una mano de amor y misericordia.

Es poder bajo control completo. El Espíritu Santo
expresa por medio del creyente la virtud de ser un verdadero
caballero y una verdadera dama bajo toda
circunstancia.

Es el propósito del Espíritu en este Fruto
de producir en el creyente una madurez sazonada, una suavidad de
todo lo que es desagradable y rudo.

Bs.As., 2/03/99. Argentina.

Mensaje basado en parte sobre los apuntes del Pastor
DIONICIO MEDINA (Del Uruguay) e ISUM del 18/07/91.

 

FRUTO – BONDAD

INTRODUCCIÓN:

Es la consideración por los demás, el
deseo de hacer el bien sin mirar a quién, tener caridad.
Misericordia, generosidad, altruismo.

Los hermanos que recibieron el Fruto del Espíritu
Santo, son personas generosas, por que Dios se manifiesta a
través de ellos con Su Don y Fruto, tienen
inclinación, disposición, servicio, sin
esperar recompensa de los demás y los que no recibieron el
Fruto de Dios, empiecen a rogar a Dios, y cuando lo reciban,
entonces será más fácil que el Señor
empiece a usarlos ampliando, perfeccionando su
ministerio.

La esencia de Dios es DAR: San Juan 3.16; Hechos 20.35.
Nuestra bondad, debe ser en el Espíritu y actitud.
Gálatas 6.9.

Con la bondad nos daremos a los demás; como se
dio Cristo, Esteban, Pablo y los Apóstoles, entonces el
fluir del Espíritu Santo será abundante por
intermedio de nosotros.

Todos los dones, talentos, capacidades y ministerios que
el Señor nos ha dado son para el beneficio de la Iglesia,
para el perfeccionamiento, crecimiento y edificación de la
Iglesia.

Según las oportunidades que se nos presente,
será necesario hacer el bien a todos, no solo a los
creyentes y amigos, sino a todos nuestros semejantes,
Gálatas 6.10; Mateo 5.44.

En esto los hijos de Dios debemos ser semejantes al
Padre Celestial, cuyo amor abarca a la humanidad entera,
prodigando su amor y cuidados infinitos sobre aquellos que le
aman y adoran y a los que diríamos son de la familia,
pero por ahora están viviendo en otro barrio.

Me expreso de la siguiente forma:

Sembremos el bien mientras podamos, como uno puede y nos
permitan, haciendo lo más correctamente, y cuando
podamos.

¡Preste atención! A esta regla de oro, que es
uno de los resúmenes de La Ley y los Profetas. Mateo
7.12.

Cuando estemos en la presencia del Señor, frente
al "Tribunal de Cristo", seremos juzgados por nuestras verdaderas
obras, llamadas buenas por nosotros, siendo galardonados por las
mismas, de tal manera como dice La Biblia, "Un baso de agua que demos
en nombre del Señor Jesús, no perderá su
recompensa".

Del Fruto Bondad, en este mensaje les hablaré con
los siguientes puntos principales:

  1. Los pensamientos deben ser bondadosos.
  2. Las palabras deben ser bondadosas.
  3. Las acciones deben ser bondadosas.

4. La bondad debe ir en aumento.

  1. Los pensamientos deben ser bondadosos.

Leo Filipenses 4.8.

De este pasaje Bíblico inferimos:

"Lo que el hombre es , es producto de
sus pensamientos"

En este caso La Bondad, como Fruto del Espíritu
Santo, proviene de Dios, y nace en las mentes generosas de los
verdaderos creyentes., Isaías 32.8.

Esta clase de pensamiento es
bendecido, Salmo 41.1

En nuestra naturaleza
suceden variadas cosas, entre ellas el dar y recibir. Una alma
bondadosa, de buen nombre que recibió esta virtud, piensa
en dar y en continuar dando, es semejante a un manantial que
brota ininterrumpidamente.

El ejemplo clásico es:

Así como no se puede detener la corriente de un
río, y más aún cuando este es caudaloso o
está llegando después de una lluvia intensa,
comparativamente, es imposible detener la corriente de los buenos
pensamientos que fluyen como manantiales inagotables, como
corrientes de un río caudaloso, y cuando recibió la
lluvia del Espíritu Santo, llega tronando las muchas aguas
de pensamientos puros, honestos y justos.

Para que esto suceda nuestra mente debe ser rendida
completamente a Cristo.

1ª Corintios 2.16.

Si tenemos la mente de Cristo, debemos actuar como
ÉL, durante su ministerio pensó constantemente en
otros, ÉL había venido para servir y no para ser
servido, esta es la gran enseñanza que aprendimos del Señor,
pensar en los pecadores, los enfermos, los pobres, los ancianos,
los huérfanos, los fracasados, deben estar siempre en
nuestro corazón para mostrarles nuestro cariño,
amor y comprensión.

Les doy la nota de prevención de otro ejemplo
clásico; decimos:

"No podemos impedir que las aves vuelen
sobre nuestras cabezas, pero sí que hagan nido"

El enemigo de nuestras almas, Satanás es muy
sutil en sembrar pensamientos morbosos y perjudiciales, cuando
vengan estos pensamientos, es necesario combatirlos.

Una idea se combate con otra idea, un pensamiento malo
combatimos con otro bueno, cuando un pensamiento pesimista nos
aguijonee, no nos detengamos en él, resistámoslo,
expulsémoslos en el nombre de Jesús.

Nuestros pensamientos deben ser nobles, altruistas y
positivos. Proverbios 21.5.

Si tenemos buenos pensamientos en relación a
Dios, la vida y nuestros semejantes, llegaremos a ser generosos
de bendición y útiles.

2. Las palabras deben ser bondadosas

Nuestros pensamientos, se vinculan por medio de las
palabras con nuestros semejantes, palabras habladas o con
señales que se utiliza en el lenguaje
para los sordos y en general, hasta un silencio es una palabra
muy profunda, de esa manera nos comunicamos expresando lo que
sentimos o queremos. Por eso; grandes pensamientos, requieren
palabras específicas, significativas para luego
plasmarse.

Jesús dijo: "De la abundancia del corazón
habla la boca" Lucas 6:45.

En nuestra vida diaria sostenemos muchas conversaciones,
hablamos abundantemente, la mayoría de las palabras que
pronunciamos los cristianos genuinos son buenas y correctas. Todo
pensamiento bondadoso lo podemos trasmitir por medio de palabras.
Si brota una idea nueva en el corazón podemos buscar el
término adecuado para ilustrarla. La gran fábrica
del lenguaje es el pensamiento. La mente siempre encuentra la
manera de dar a conocer sus ideas.

Al escoger las palabras es necesario tomar en cuenta su
influencia sobre el corazón y el alma. Las palabras
bondadosas y generosas mejoran el alma; pero las palabras pobres,
mezquinas e hirientes, la perjudican. Aquel que se expresa en
palabras amargas, escandalosas, egoístas y falsas, puede
llegar a envenenarse con ellas. La lengua es un
miembro muy traicionero. Una lengua desenfrenada causa grandes
males Santiago nos dice que "la lengua es un miembro
pequeño", pero se jacta de grandes cosas. He aquí,
¡Cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.

La lengua está puesta entre los miembros, y
contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la
creación, y ella misma es Inflamada por el Infierno.
Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y
de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza
humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que
es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con
ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los
hombres, que están hechos a semejanza de Dios. De una
misma boca proceden la bendición y la maldición.
Hermanos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna
fuente echa por la misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos
míos ¿puede acaso la higuera producir aceitunas y
la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar
agua salada y dulce" Santiago 3:5.12.

Ya que la lengua, humanamente hablando, es un miembro
indomable ¿quién lo puede dominar? Sin duda que el
glorioso Espíritu Santo. Cuando el divino Consolador llena
nuestra lengua, ella llega a ser un instrumento de paz y
bendición. Nuestro lenguaje es cambiado totalmente,
nuestras palabras pronunciarán siempre lo bueno y
agradable al Señor.

La señal física externa del
bautismo en el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas,
Hechos 2:4. Y creo que una de las razones por las cuales Dios
escogió las lenguas, es que cuando el hombre le entrega la
lengua al Señor; que es el miembro más ingobernable
que tenemos, esto revela un total quebrantamiento, una completa
sumisión a él. Es por la acción
interior del Espíritu que nuestro vocabulario se vuelve
bondadoso y apacible. Cuanto más llenos estemos del
Espíritu Santo, nuestras palabras exaltarán
más a Cristo.

Para el bien de nuestras almas, y para provecho de
nuestros semejantes, permitamos que el divino Espíritu
tome total control de nuestro vocabulario. Una boca consagrada
puede ser una inagotable fuente para pregonar las incomparable
verdades del Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo.

3. Las acciones deben ser bondadosas

La bondad es el amor en acción. La bondad es una
expresión del amor, el cual hace que el alma sea noble y
caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones loables nunca
falla. Si queremos ser generosos debemos tener un corazón
tierno y amante. El egoísta no su interesa por nadie,
sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas
dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia
seca las fuentes de la
generosidad. Pero el amor siempre está buscando la forma
de hacer el bien a otros. Nunca secansa. Jamás
desespera.

El amor se sacrifica, no calcula los costos,
actúa y hace todo lo que puede.

La historia del "Buen Samaritano" es una de las
lecciones más elevadas del amor. El sacerdote y el levita
vieron al hombre herido y moribundo junto al camino y pasaron de
largo. El sacerdote con su religión, y el levita
con sus leyes, no pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el
Samaritano, con su corazón lleno de compasión, se
acercó al herido; con ternura y misericordia vendó
sus heridas; y luego le llevó al mesón y
cuidó de él. ¡Bondad maravillosa!
¡Caridad espontánea!

¡Compasión genuina! Tenía un gran
corazón, por eso estaba preparado para realizar cualquier
tarea encomiable, cualquier obra generosa.

Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes
capacidades, él necesita grandes corazones, corazones
rendidos, corazones quebrantados, por los cuales pueda circular
libremente el torrente de su bondad.

Nuestras acciones son producto de nuestros pensamientos.
A los pensamientos mezquinos, corresponderán acciones
mezquinas; a los pensamientos grandes, grandes
acciones.

Es imprescindible cultivar un alma bondadosa. El amor y
la dulzura emanan de un corazón generoso.

Dios nos ha creado seres sociales, pertenecemos a una
familia, a una comunidad.
Ningún hombre vive para sí, cuando procura hacer
esto fracasa. Los santos verdaderamente, no son los anacoretas y
ermitaños que se refugian en grutas y monasterios para
vivir en paz y santidad. Los santos genuinos viven entre los
hombres y hacen que el mundo sea mejor por medio de su vida y
ejemplo. La vida en sociedad es
ambiente favorable para la bondad.

Al estar en contacto con nuestros semejantes podemos
hacer el bien, sembrar la generosidad y el cariño.
Jesucristo "anduvo haciendo bienes", tenía un alma
bondadosa. Toda su vida fue un continuo dar. Y al final, se dio a
sí mismo en la cruz, para que con su sacrificio
expiatorio, la humanidad tuviera oportunidad de
salvarse.

Si tenemos realmente un alma generosa vamos a desear
servir, ayudar, e incluso sacrificarnos por nuestros semejantes.
Las grandes multitudes están hambrientas y sedientas del
Señor. Y así como Cristo alimentó a las
multitudes, les predicó y sanó; él nos ha
puesto a nosotros entre las desorientadas muchedumbres de hoy
para que las alimentemos, les prediquemos el mensaje de la
esperanza, la salud y la
victoria.

No basta solamente tener buenas intenciones. Los
pensamientos y palabras deben ser traducidos en acciones. La
bondad de Jorge Muller le llevó a servir a los
huérfanos de Inglaterra,
dependiendo exclusivamente de la ayuda divina. La bondad de
Florentina Nightingale fue la que operó para que dejara a
su país y fuera a servir a los heridos de la guerra de
Crimea, "la dama de la lámpara", como se le llamó,
ha quedado en la historia como una heroína de la fe por su
generosidad, bondad y altruismo, Bernabé, hijo de
consolación, era un varón bueno, "lleno del
Espíritu Santo y de fe" Hechos 11.24, que vendió su
propiedad para ayudar a los santos necesitados de la iglesia
primitiva.

Dorcas fue una sierva fiel del Señor que
"abundaba en buenas obras y en limosnas que hacia" Hechos
9.36.

Recordemos que nuestra vida es muy breve en
comparación con la eternidad; somos como la flor del
campo, como la neblina que pasa, como un fugaz pensamiento.
¡Tan breve es nuestra existencia! Por lo tanto, mientras
vivamos, hagamos todo lo posible por sembrar buenas acciones. No
hay tiempo para acciones egoístas. Mientras nuestros
pulmones respiren y la sangre circule por nuestras venas; hagamos
el bien, ayudemos, prediquemos, testifiquemos. Demostremos que
Cristo mora en nuestro interior a través de una vida
práctica pletórica de acciones nobles.

Tanto egoísmo, envidia, codicia y avaricia hay en
este mundo. ¡Cuántas almas tumbadas y fracasadas por
las acciones rastreras de sus intereses mezquinos! El
egoísmo marchita y contrae el alma. En cambio, la bondad,
la ensancha y eleva.

4. La bondad debe ir en aumento

La bondad, cual la corriente de un Impetuoso río,
debe ir en aumento. Muchos nos caudalosos; como el Amazonas,
nacen de una insignificante vertiente que fuego crece, crece
hasta transformarse en un ancho y profundo caudal. Así
debe ser el fruto de la bondad. El apóstol Pablo dice que:
"no nos cansemos, pues, de hacer el bien; pues que a su tiempo
segaremos, si no desmayamos" Gálatas 6.9.

La bondad es una creciente virtud, nunca llegaremos a
la meta.
Según crecemos en la plenitud del Espíritu,
así debemos crecer en bondad y generosidad. Existen
personas que se cansan de hacer el bien. Pero debemos dar, dar y
dar, en todo tiempo, hasta que lleguemos al cielo.
Constantemente. Un alma noble desea dar y continuar dando. Como
fue ejemplificado anteriormente. Sería una calamidad
tratar de atajar la corriente de un río o impedir que
el agua brote
del manantial.

El dar es parte del plan de Dios para todo cristiano que
quiera servir efectivamente al Señor. El genuino hijo de
Dios anhela enriquecer su alma con el propósito de dar
más y hacer más el bien.

Dios quiere que abundemos en bondad: "Pero estoy
seguro de
vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos
estáis llenos de bondad" Romanos 15.14.

"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón
saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas
cosas" Mateo 12.35.

El corazón del hombre bueno es como un cofre
lleno de preciosas joyas. Es una bendición estar con el
generoso; sus palabras, pensamientos y acciones son siempre
consoladores y alentadores. Su actitud abierta y servicial es un
incentivo para aquellos que le rodean.

"El que siembra generosamente, generosamente
también segará" 2ª Corintios 9.6. Cuanto
más generosos, más bendiciones
recibimos.

Los cristianos debemos ser activos y
militantes en el ejercicio de la bondad. A nuestro alrededor
existe un sinfín de oportunidades para practicar la
generosidad cristiana. Somos la sal de la tierra para dar sabor
de Cristo. Somos la luz del mundo para Iluminar con los
benefactores rayos del sol de justicia.

Una humanidad enferma, indigente y desesperada, necesita
urgentemente nuestra ayuda, Si mucho tenemos, mucho podemos
dar.

Ayudar y orar por un enfermo, dar de comer al
hambriento, extender un vaso de agua al sediento, vestir al
desnudo, visitar a los presos; son actos de bondad que
serán recompensados con creces por el
Señor.

No nos cansemos, pues, de hacer el bien en todas las
oportunidades posibles. Esforcémonos por crecer en
utilidad y al
fin de nuestra carrera recibiremos esas inconmensurables palabras
de nuestro divino redentor quién nos dirá: "Bien,
buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu Señor"

Mateo 25:21.

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