- 1. Objeto de
estudio - 2. Relevancia e
interés del tema en función de los objetivos
del grupo de trabajo - 3.
Metodología
- 3.1
Introducción - 3.2. Factores de la
Globalización - 3.3 Planteamiento del
enfoque conceptual: El mapa mental
Abstract
En nuestra sociedad
actual, como consecuencia de los efectos de la
Globalización y del impacto cambiante de las TIC, se
está generando una brecha digital entre aquellas personas
que poseen acceso a la información y las que no. Si
añadimos la velocidad de
los cambios, podemos ver como esa brecha crece a un ritmo de
vértigo dejando todavía más aislados
aquellos países subdesarrollados, donde su principal
objetivo no es
poder acceder
a dicha tecnología y
conectarse a Internet sino llegar a
conseguir con que comer cada día. El objetivo del presente
trabajo es
plantear los efectos de la Globalización desde tres
enfoques principales: el tecnológico, el social y el
económico. Una vez son analizados estos puntos de vista y
sus consecuencias, se ponen en común todas las ideas a
través de un mapa conceptual
que nos permitirá analizar la situación en toda su
dimensión.
Tenemos ante nosotros uno de los mayores retos de la
humanidad: la Globalización. Los avances
tecnológicos (informática, robótica, biotecnología, etc.), la
internacionalización de las finanzas, los
sistemas de
libre
comercio, así como la expansión de las telecomunicaciones, han dado lugar a este
fenómeno al que nos enfrentamos.
Como posteriormente veremos, esto implica, entre otras
cuestiones:
- Una mayor especialización en el
trabajo - La integración de los sistemas
informáticos y de información - La gestión de la información como un
recurso estratégico necesario para generar
conocimiento - La desaparición de barreras geográficas
y culturales - El comercio
internacional - Los flujos transnacionales de capitales (inversión
extranjera directa; corrientes de mercados de
capital) - Etc.
Muchos de estos cambios, en mayor o menor medida, ya se
están produciendo, mientras que otros tantos, algunos de
ellos desconocidos, los habremos de enfrentar durante los
próximos años. De esta forma, el proceso de
Globalización y cambio
está generando profundas modificaciones en los actuales
modelos tanto
sociales, como culturales y económicos.
De lo apuntado anteriormente puede entreverse que, el
número de variables,
conceptos y factores relacionados con la globalización es
muy elevado. En el presente trabajo se tratará de realizar
un esquema conceptual de los elementos que consideramos
están relacionados o afectados de alguna manera por la
Globalización, de forma tal, que pueda constituir un
primer punto de partida para posteriores análisis o estudios en los que pueda
demostrarse, o descartarse, en su caso, esas dependencias con la
Globalización.
El resultado del trabajo se presenta en forma de mapa
conceptual, habiéndose utilizado para su
elaboración la herramienta informática de libre
distribución (1). CMap Tools del Institute
for Human and Machine Cognition, de la University of West
Florida.
2. Relevancia e interés
del tema en función de
los objetivos del
grupo de
trabajo
La relevancia en relación con los objetivos del
grupo de trabajo GT-1 se considera que viene dada por la
reflexión que la
comunicación introduce respecto a la cuestión
de quiénes son los excluidos dentro del movimiento de
la globalización y si el acceso a la Tecnologías de
la Información y la Comunicación (TIC) es una condición
necesaria y suficiente para superar el gap de la brecha
digital, puesto que tal y como afirma el Libro Verde
sobre la Sociedad de la Información de la Comisión
Europea, hay que permitir el igual acceso a la información
a toda la población para disponer de una democracia
verdadera e integradora. Sin embargo, no hay que olvidar que
mientras la quinta parte del planeta está migrando hacia
el ciberespacio — hablamos de servicios, de
la importancia de tener acceso y del decaimiento de la parte
tangible de los productos y de
su posesión,– el resto de la humanidad está
todavía atrapada en un mundo de escasez ?física?.
Muchos cambios históricos, aquellos que modifican
de verdad nuestros modos de pensar y actuar, se introducen de
manera sigilosa en la sociedad, de forma gradual. Así, un
día nos damos cuenta que todo lo que conocíamos
hace poco más de un año ya forma parte del pasado y
apreciamos que estamos en un mundo que es totalmente
nuevo.
En la década de los noventa el término
globalización ha ido ganando terreno e intensificando su
presencia en los análisis descriptivos del contexto en el
que han de desenvolverse las políticas
tanto nacionales como transnacionales, y en la reflexión
sobre el futuro en los ámbitos cultural, económico
y social.
En esta nueva era, nos enfrentamos a un mundo de
símbolos, redes, conexiones, interacción, retroalimentación, en donde la parte
sólida pierde importancia y en el que tener ?acceso a la
red? incluso
llega a ser más interesante, en ocasiones, que tener
bienes o
propiedades. De esta forma, el derecho de
propiedad cede ante el derecho de accesibilidad
(Cantón, 2002), y los mercados tradicionales se
están sustituyendo por las redes. Todos estos cambios nos
indican que estamos en una sociedad informacional o del conocimiento
donde las ideas son el nuevo motor para el
crecimiento. Esto es algo que preocupa a todos, y debería
preocupar más aún a los gobiernos, que deben ser
responsables de generar el marco adecuado para que los ciudadanos
no pierdan este tren que circula a gran velocidad.
¿Pero qué hacer?, ésta es la
pregunta clave, puesto que no sólo es cuestión de
planificar políticas, se trata de inculcar un cambio
social, un cambio de valores, y
para que esto tenga lugar la gente debe llevar a cabo una
renovación intelectual, para así evitar que todos
estos cambios y retos de la Globalización sean patrimonio
sólo de un colectivo determinado.
3.2. Factores de la
Globalización
La transformación de la sociedad tradicional
incide en múltiples aspectos como pueden ser entre otros,
los hábitos de las personas, su forma de trabajar, el
ocio, las relaciones
interpersonales, las comunicaciones, etc., al mismo tiempo que
introduce nuevos factores determinantes de la competitividad
de las empresas.
Aunque podamos dudar a priori si hoy día estamos
ante una sociedad nueva o la de siempre moviéndose a alta
velocidad de transformación, sí es verdad que
está ocurriendo algo más profundo de lo habitual.
De lo que no cabe duda es que tenemos la obligación de
renovar nuestros planteamientos. Hoy y en un futuro inmediato, no
se pueden dirigir empresas, invertir en bolsa, decidir estudios
o, simplemente, interpretar noticias
económicas, políticas y sociales sin tratar de
entender el profundo y acelerado cambio que nos rodea,
acuñado como globalización, que implica tener en
cuenta muchos factores, los cuales agrupamos en tres enfoques
fundamentales: el tecnológico, el social y el
económico.
3.2.1. El enfoque tecnológico
Desde la perspectiva tecnológica, el avance de
las TIC ha sido decisivo, el aumento de las prestaciones
en los componentes electrónicos y la bajada de sus
precios,
así como la extensión geográfica de las
redes informáticas, el incremento de su velocidad y el
abaratamiento también de sus precios, han permitido poner
al alcance de más personas el acceso a la
tecnología así como romper las barreras
geográficas (las variables de longitud han sido
sustituidas por otras de capacidad como el ?ancho de banda?),
permitiendo mayor colaboración e integración entre
estamentos, gobiernos y organizaciones.
Cabe apuntar, por tanto, que muchas de las
transformaciones del sistema social,
cultural y económico tienen lugar con la aparición
repentina e inesperada de nuevas aplicaciones
tecnológicas, aunque hay que destacar que en dicho proceso
de transformación, la tecnología no determina la
sociedad, sino que la plasma, aunque también hay que
apuntar que la sociedad tampoco dicta el curso del cambio
tecnológico, sino que la utiliza (Castells, 1997). En
definitiva, el resultado vendrá de una interacción
(compleja) entre tecnología y sociedad.
Por esto, y aunque se habla de tecnología en
primer lugar, no hay que olvidar que las TIC como tales son
sólo herramientas,
instrumentos que se ponen al alcance de las personas para mejorar
su calidad de
vida y que por tanto sería necesario a su vez imponer
una ética en
su uso dentro de todo el proceso de
Globalización.
3.2.2. El enfoque social
En el plano de lo social, cabe destacar que una de las
tendencias de esta nueva sociedad de la información en la
que vivimos, es la de generar sociedades
más heterogéneas, menos integradas. Aún
así, se espera que esta heterogeneidad, que puede ser al
mismo tiempo compartida por todo el mundo, logre el equilibrio
entre individuo y
comunidad.
Como dice Ernesto Ottone (1996):
existe un amplio consenso en considerar la educación como
factor determinante para lograr sociedades auténticamente
modernas, capaces de conciliar libertad
individual y sentido de pertenencia y conjugar progreso, equidad y
democracia
Por otra parte, Joan Majó (1997) y Juan Luis
Cebrián (1998) indican que esta heterogeneidad
conlleva:
Problemas de exclusión y marginalidad (lo
que en parte, ya se ha denominado la ?brecha
digital?).
Problemas en la diversidad de lenguas y culturas, pero
con un idioma preponderante, como es el inglés
que de nuevo genera problemas de
exclusión.
Aceleración en la creación de
conocimientos, lo que produce una sobreabundancia de
información que nos hace navegar en un mundo
desestructurado y lleno de incertidumbres, ya que cada vez que
trabajamos en un tema nunca podemos tener la certeza real de que
disponemos de toda la información necesaria sobre el
mismo. En este punto habría que añadir el concepto que
Pierre Lévy (1998) acuña como "caos y
confusión en la cibercultura",
donde hace referencia a que nadie controla nada en Internet: ni
la validez de los conocimientos, ni su realidad ni tampoco un
orden eficiente.
Para que todo esto no se llegue a convertir realmente en
problemas insalvables, se debería asegurar de antemano un
nivel satisfactorio de cohesión social; conseguir,
mantener y difundir el acervo cultural de cada tipo de comunidad;
incrementar el stock de ?capital social? ? entendido éste
como el conjunto de normas o valores
informales que comparten los miembros de un grupo, lo que permite
su cooperación y la confianza entre los que lo forman en
el ciberespacio; y promover la convergencia política en la
necesidad de desarrollar técnicas
de formación de la ciudadanía para enfrentarse a la nueva era
de la información.
Por tanto, una de las cuestiones que cabría
plantearse ahora es si debe haber alguna entidad que se
responsabilice de imponer una conducta que
favorezca el correcto uso de las TIC. Se podría pensar en
los gobiernos, sin embargo, por un lado, muchas veces el propio
desconocimiento de los avances tecnológicos hacen que la
legislación evolucione a un ritmo más lento que la
propia tecnología, generando vacíos a veces
peligrosos, mientras que por otro lado, hay que tener en cuenta
que existen gobiernos no democráticos que cierran las
fronteras de sus países a las TIC, bajo un mandato
dictatorial. Estas cuestiones, no hacen más que generar
mayores disfunciones sociales entre la población
mundial.
De forma general, el conjunto de todas estas
disfunciones sociales a las que hacemos referencia, están
dando lugar a lo que ya hemos venido denominando como ?brecha
digital?. Así, al hacer referencia a este término,
nos referimos a aquellas personas que no se han adaptado (o no
han tenido la posibilidad) a convivir con las tecnologías
y sus avances, y para las que operaciones como
ir al cajero automático de un banco, programar
un vídeo o conectarse a Internet están muy alejadas
de sus conocimientos y habilidades o posibilidades.
Un intento de evaluación
de la magnitud del término podría venir por la
medición de la diferencia entre conectados
a la red y desconectados, tanto a nivel de personas como de
estados. En este sentido, el informe de
McConnell International (2), indicaba que el
análisis de la conectividad por parte de los estados en
vías de desarrollo es
fundamental para una adecuada integración con los mundos
digitales, siendo de especial relevancia para los próximos
años, la conciencia que
puedan tomar dichos estados en los procesos de
este creciente y nuevo analfabetismo
digital (recordemos que solo alrededor del 6,6% de la
población mundial está conectada), en los que se
determinará cuáles de ellos podrán subsistir
en la Sociedad de la Información y el
Conocimiento, es decir, en un mundo globalizado.
Hay que destacar, que el mundo tiene en Internet la
opción de democratizar la información y el acceso a
ésta, pero lo que en principio era la mejor posibilidad
realizable se está transformando en el nuevo limitante, en
la barrera para el desarrollo, en la herramienta para calificar
el estado de
los pueblos.
Esto lleva a la paradoja de que mientras hoy día
el número de personas que saben leer y escribir aumenta,
el número de ?analfabetos funcionales? es cada vez mayor.
En el estudio ?Literacy skills for the knowledge society?
de la OCDE (1998) se realizó una encuesta sobre
las habilidades informacionales de los ciudadanos de 7
países de la OCDE. Al referirse a las habilidades
informacionales hace referencia a la cultura
informacional o alfabetismo funcional. En sus conclusiones se
puede ver que entre el 25% y el 50% de la población no
llega al umbral de cultura informacional que se consideraba
mínimo para desenvolverse entre las exigencias de esta
nueva sociedad. Otro aspecto destacable del estudio se aprecia
mediante la existencia de una relación directa entre los
años de escolarización y el desempeño informacional. Por tanto, para
dar lugar a una base de ciudadanos bien educados, que será
la clave del éxito
futuro de un país, será necesario llevar a cabo
importantes tareas educativas. Así, destacamos
además las palabras del premio Nobel de economía en 1992,
Gary Becker donde afirma que ?la educación es el mejor
salvavidas de una economía?, afirmación que
resulta interesante sobre todo en épocas de crisis
financieras.
Cabe apuntar al mismo tiempo, que la falta de
infraestructuras de telecomunicación de algunos
países menos desarrollados les impide seguir el ritmo
tecnológico actual, por lo que esta situación nos
lleva también a la generación de mayores
diferencias sociales.
En definitiva, invertir en educación, en
infraestructuras y en el intento de crear una generación
emprendedora serán las claves para que estos países
no se queden descolgados y puedan salir de su pobreza,
superando la citada brecha o fractura digital.
En este sentido, existen organizaciones como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Banco Mundial
(BM), que deberían ser responsables de control
democrático de las grandes decisiones económicas
mundiales, así como de recomendar políticas de
ajuste para los Gobiernos. Sin embargo, como es conocido, esas
instituciones
son ampliamente cuestionadas por los movimientos
antiglobalización (Porto Alegre, Brasil; Foro de Barcelona), que consideran
que ?otro mundo? es posible, un mundo para todos, y no
sólo para aquellos que ya están instalados en la
parte próspera del globo.
3.2.3. El enfoque económico
Por último, la implantación de las
nuevas
tecnologías de la comunicación está
configurando un nuevo sistema económico. Si la revolución
industrial, con inventos como la
máquina de vapor o el ferrocarril, hizo posible la
consolidación del capitalismo y
dio origen a la clase obrera,
la revolución digital ha traído consigo
la generalización de los intercambios comerciales
mundiales y la instauración de políticas laborales
flexibles. La nueva economía ha generado unas expectativas
enormes, en la medida en que ha permitido aumentar la
competitividad de muchas empresas, al reducir los costes de
producción y distribución de los
artículos elaborados y al incrementar la productividad de
los trabajadores. Sin embargo, el nuevo paradigma
económico no está libre de controversias. Mientras
que algunos especialistas consideran que permitirá gozar
de un período de prosperidad y de crecimiento
económico sostenido, otros piensan que ampliará
las desigualdades entre ricos y pobres.
La falta de transparencia en los negocios y las
políticas deficientes, hacen que la actividad
económica esté dominada por las empresas
multinacionales, cuyo objetivo es la generación de
beneficios, y donde las cuales tienen poder para dificultar las
importaciones de
otros países menos desarrollados, generando situaciones de
desempleo y de
precariedad laboral. Esto, de
nuevo, marca mayores
diferencias entre ellos y pone de manifiesto, una vez más,
la creciente necesidad de una autoridad
supranacional con jurisdicción planetaria y capacidad
ejecutiva que sea capaz de poner en marcha, de forma efectiva,
las regulaciones necesarias para el desarrollo mundial y para
frenar los efectos indeseados y apuntados de la
globalización.
Añadir, en lo que afecta a la faceta
económica, los problemas que generará, tal y como
apunta Joan Majó (1997), entre otros, la
concentración de empresas en el mundo relacionado con la
información, con el consiguiente incremento de poder,
económico y social, que adquirirán los nuevos
grandes grupos mediáticos. La información se
convierte así en un producto
más, en una materia prima
que mueve grandes cantidades de dinero en el
mundo empresarial. Esto también conlleva nuevos problemas
sociales como la marginalización de aquéllos
que no puedan optar a estas nuevas formas de información,
y por tanto a la profundización de la ?brecha digital?
entre los que tienen acceso o no a las nuevas tecnologías
de la información y a los productos de éstas, ya
que el poder se concentrará en unos pocos grupos
empresariales.
Para combatir esta situación, sería
deseable lograr un alto nivel de cualificación para todos,
elevar el grado de flexibilidad del sistema
educativo, concebir como un continuo el trinomio
educación-formación-empleo,
potenciar la educación científica, la
alfabetización tecnológica y la gestión de
la información así como desarrollar mecanismos de
formación profesional adaptables a la nueva
realidad.
Sin embargo, no debemos pensar que estos movimientos de
capital son tan contraproducentes, puesto que también
resultan necesarios para favorecer la mejora de los países
pobres, sobre todo de aquellos que no pueden desarrollarse
exclusivamente con el ahorro
nacional y tienen que poder acceder a las innovaciones
tecnológicas para ser más eficaces y competitivos y
lograr de esta forma disminuir su pobreza.
En definitiva, globalización significa apertura
económica, intercambio cultural y de capitales. Esto
potencia sin duda
a los especuladores que al margen de las necesidades del planeta
actúan en pro de sus intereses, pero hay que resaltar que
nadie se ha desarrollado nunca cerrándose al comercio
internacional, la tecnología o los cambios
sociales.
3.3 Planteamiento del enfoque
conceptual: El mapa mental
Los mapas
conceptuales son una herramienta de representación del
conocimiento. Deben ser leídos de arriba abajo, de los
conceptos más generales o de orden superior (arriba) a los
más específicos o de orden inferior (abajo). A su
vez, los mapas poseen
intervínculos que muestran las relaciones entre ideas de
distintos segmentos del mapa. La construcción de éstos es en muchas
ocasiones reveladora de los marcos de conocimiento que se poseen,
y permiten la proposición de nuevos significados que
pueden llevar a descubrir nuevas relaciones en las que nunca nos
habríamos parado a pensar.
La puesta en común de las ideas y pensamientos de
los autores de la presente comunicación, así como
el conocimiento recogido de una serie de documentos que
aparecen en la bibliografía y que guardan relación
con la temática de trabajo, ha permitido el desarrollo de
un marco cognitivo que se plasma en el mapa conceptual
adjunto.
El mapa generado pone de manifiesto su utilidad a la
hora de intentar identificar los factores que producen la
fractura o brecha digital, apreciando a su vez, que si
seleccionamos un concepto y lo intentamos aislar del resto, otros
tantos se arrastran a su vez debido a los intervínculos.
Esto nos lleva a pensar que el problema de la fractura digital no
se ataja actuando sólo sobre un concepto o sobre un
conjunto de ellos, sino más bien mediante iniciativas de
carácter general o global.
Estamos ante un cambio acelerado de los procesos
sociales, culturales y económicos que rigen la actualidad.
Pero no sólo hay que tener en cuenta estos cambios que
están sucediendo, sino todo el abanico de posibilidades
que está por venir como consecuencia de la
Globalización y los avances tecnológicos, que ya
representan un proceso imparable.
Es común encontrar la expresión que
señala que en el mundo actual ?el cambio es la
única constante?, es decir, la Globalización es un
tren donde quedar apeado ahora puede tener consecuencias muy
graves en un futuro cercano, ya que estamos ante un efecto social
con dimensiones todavía ocultas.
Nadie niega, por otra parte, que la tecnología
avanza a un ritmo de vértigo y que cada vez existen
más herramientas a nuestro alcance para poder adaptarnos a
los cambios. Pero por otro lado, se observa que el sistema
educativo no avanza de la misma manera, es decir, su evolución resulta muy lenta o en ocasiones
incluso se encuentra estancado en un modelo
tradicional.
Por tanto, afirmamos que si esta nueva sociedad del
conocimiento es un puzzle, la pieza central que es la que
corresponde a la educación no encaja todavía, y le
queda mucho camino por recorrer. Todos tenemos algo que decir al
respecto, ciudadanos, educadores, educandos, etc. pero son los
gobiernos los principales responsables de esta situación y
los que deben plantear una remodelación inmediata, radical
y participativa de todos para hacer cada vez más estrecha
la brecha que se está generando.
Invertir, en definitiva, en educación es como
tener un seguro frente a
los continuos vaivenes económicos de la
Globalización y asegura también la continuidad de
la democracia, fundamental para el correcto desarrollo de la
economía moderna.
En todos los puntos tratados en la
comunicación, hay una cara y una cruz; sin duda
será la actuación del hombre la que
dirigirá todas las nuevas posibilidades que se presentan,
por tanto, la Globalización es ya un proceso irreversible
y nosotros diremos cuál es su destino.
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