Monografias.com > Estudio Social
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Inmigración y trabajo. Trabajadores inmigrantes en la hostelería




Enviado por Colectivo Ioé



Monografía destacada

    Colectivo Ioé **

     

    Los resultados que se presentan en este artículo se
    enmarcan en dos convicciones epistemológicas, que están
    dando lugar a diversas aproximaciones sobre la situación de
    los trabajadores de origen extranjero en los mercados de trabajo en España. Por un lado, la
    apuesta por investigar empíricamente para conocer de forma
    detallada las condiciones de trabajo y los principales mecanismos
    que explican la presencia de trabajadores extranjeros en cada uno
    de los sectores económicos; en esta ocasión el de la
    hostelería. De esta forma se pueden matizar e identificar
    situaciones diferenciadas, evitando las generalizaciones y los
    tópicos abusivos. Sin embargo, por su propia especificidad
    sectorial, esta posición no capta de forma acabada las
    dinámicas transversales ni, tampoco, la que caracteriza al
    conjunto de la estructura económica y
    social. Conscientes de tales limitaciones, consideramos que es
    importante ir completando el panorama general mediante el estudio
    de otros sectores de actividad importantes (servicio doméstico,
    ciertas agriculturas regionales, comercio), a fin de contar con
    elementos de juicio suficientes para abordar análisis de tipo global.
    Y ahí se inserta la segunda perspectiva: un análisis de
    tipo global exige un planteamiento general en el que inscribir
    cada una de las aproximaciones parciales. La investigación sobre la
    hostelería, cuyos resultados presentamos en estas
    páginas, forma parte de un proyecto amplio para conocer la
    incidencia de la mano de obra en los mercados de trabajo en
    España. El primer resultado del mismo fue el análisis
    del sector de la construcción y el segundo
    el de la hostelería; ambos promovidos y publicados por el
    OPI .

    En este artículo deseamos presentar algunos
    elementos referidos a las dos líneas de trabajo apuntadas.
    En primer lugar, unas breves consideraciones sobre el marco que
    nos parece adecuado para conocer la relación entre inmigración y mercados de
    trabajo y, después, las conclusiones obtenidas al aplicarlo
    sobre el sector de la hostelería en Madrid y Barcelona ,
    considerando la presencia tanto de trabajadores autóctonos
    como de los principales colectivos de inmigrados
    extracomunitarios.

     

    1. MERCADOS DE TRABAJO E
    INMIGRACIÓN. PROPUESTA DE ANÁLISIS.

    El proyecto de investigación
    sobre la hostelería, y la posterior aplicación, son la
    continuidad de una línea de trabajo iniciada por Colectivo
    Ioé con motivo del análisis del sector de la
    construcción, tal como hemos indicado. En aquel trabajo
    elaboramos el marco teórico y
    desarrollamos un análisis general acerca de las principales
    características de la estructura ocupacional española,
    su marco jurídico y las estrategias de los principales
    agentes sociales ; asimismo presentamos una visión de
    conjunto de la mano de obra no?comunitaria en situación
    regular, a partir de una explotación sistemática de las
    estadísticas de
    stock de permisos de trabajo. Lo que nos interesa resaltar
    aquí son únicamente los elementos básicos del
    esquema teórico?metodológico que consideramos
    necesarios para alcanzar un conocimiento comprensivo de la
    relación entre inmigrantes y mercados de trabajo:

    • Dada la importancia que el proceso productivo
      tiene en la configuración de los mercados laborales es
      necesario estudiar monográficamente distintas ramas de
      la producción
      , estableciendo a posteriori conclusiones
      de orden más general. Se trata de evitar análisis que
      sólo ponen el acento en la configuración de la
      oferta de mano de obra,
      dando por supuesto que existe una demanda genérica y poco
      diferenciada para los trabajadores inmigrantes.
    • Desde el punto de vista de la configuración de
      la demanda de trabajo es necesario estudiar la
      estructura económica y tecnológica del sector en
      cuestión, así como su vinculación con el
      contexto socioeconómico global. Además de estos
      elementos, las políticas de mano de obra
      de los empleadores
      son un elemento importante en la
      configuración de los mercados laborales, tanto en su
      vertiente formal (estrategias de las organizaciones patronales,
      criterios explícitos para la admisión, formación
      y promoción de mano de
      obra en cada empresa, etc.) como en la
      informal (prácticas cotidianas de selección y encuadramiento
      de los trabajadores). La investigación debería
      estudiar las estrategias existentes en el conjunto del sector,
      y las diferencias que pudieran establecerse entre diversos
      tipos de empresa, atendiendo
      especialmente al papel que juega la variable
      étnico?nacional. Por otra parte, las configuraciones
      ideológicas
      de los empleadores, sus preferencias y
      prejuicios respecto a distintos colectivos étnicos inciden
      también en las prácticas empresariales. Es necesario,
      por tanto, analizar cómo este colectivo define (construye)
      la imagen social de los
      trabajadores en general, y de diversos grupos inmigrantes en
      particular. A partir de esto podríamos encontrar
      respuestas a interrogantes de este tipo: ¿qué grado
      de intencionalidad empresarial hay en la contratación de
      inmigrantes?, ¿qué relación se establece entre
      pautas formales de gestión de la mano de
      obra, discurso ideológico del
      empresariado (o responsables de recursos humanos) y
      realidades laborales?.
    • Desde el plano de la configuración de la
      oferta de trabajo es necesario prestar atención al origen
      social (de clase, familiar) de los
      trabajadores; en el caso de los inmigrantes esto reclama un
      análisis particularizado para cada colectivo
      inmigrante
      . El contexto social de origen no puede ser
      considerado un mero "dato" descriptivo, es necesario analizarlo
      como productor de tipos sociales diferenciados, con
      características específicas. En este sentido, reducir
      el conjunto de trabajadores extranjeros a masa homogénea,
      bajo el rótulo común de "extranjeros" no permite
      analizar los procesos reales de
      inserción en el mundo laboral. Tampoco hay que
      prejuzgar la existencia de diferencias entre autóctonos e
      inmigrados; precisamente la investigación ha de indagar
      sobre esta cuestión estableciendo análisis
      comparativos entre distintos segmentos de la mano de obra de un
      sector (autóctonos e inmigrantes de distinto origen). El
      funcionamiento de las redes informales de los
      trabajadores
      , familiares y de apoyo comunitario, en el
      país receptor y en el de origen debe abordarse con
      metodologías que complementen la información proporcionada
      por la encuesta por muestreo estadístico.
      La organización de los
      núcleos de convivencia (familiares o de otro tipo), la
      distribución de roles y
      la asignación de tiempos de trabajo doméstico,
      así como los criterios existentes para atribuir la
      "función de emigrante" a
      ciertos miembros, deben estudiarse para determinar con mayor
      precisión las características de la oferta laboral
      extranjera, sus trayectorias y sus expectativas. También
      en este caso las ideologías de los actores
      (valores, estereotipos,
      motivaciones) son factor constitutivo de su identidad y de sus
      prácticas económicas. Tanto entre los inmigrantes
      como entre los autóctonos relacionados con ellos y a nivel
      de la opinión pública en
      general, hay que estudiar en profundidad el componente
      ideológico (actitudes, resistencias, estereotipos)
      que condicionan los comportamientos más allá de la
      "lógica económica"
      y contribuyen a definir la identidad social de cada colectivo y
      las relaciones que mantiene con los demás.
    • Por último, el vínculo entre oferta y demanda laboral en
      un sector específico del mercado de trabajo nos lleva
      analizar los mecanismos de asignación (qué perfil de
      trabajador accede a qué tipo de empleo); los de
      formación en el empleo; la posibilidad y modalidades de
      promoción interna; la estabilidad o rotación entre
      puestos de trabajo, etc. Es importante tomar en
      consideración la incidencia que tienen los distintos
      mecanismos de acceso al empleo (institucionales, informales,
      individuales), distinguiendo las situaciones de trabajadores
      autóctonos e inmigrantes. El conjunto de elementos
      aludidos quedan sintetizados esquemáticamente en el
      siguiente cuadro "Esquema conceptual de Análisis de los
      Mercados de Trabajo". Éste busca poner de manifiesto que
      las estructuras de los mercados
      de trabajo no existen en el vacío, que los factores
      económicos y tecnológicos definen sólo una parte
      del conjunto, un marco de restricciones donde operan las
      fuerzas sociales en presencia, sea desde organizaciones
      formales o desde redes informales. Las relaciones de
      fuerza (más o menos
      conflictivas) que se establecen no se agotan en el proceso de contratación
      de mano de obra (negociación entre oferta y
      demanda de trabajo) sino que continúan en el ámbito
      del proceso productivo, cuya evolución incide sobre
      la estructura del mercado laboral. Por tanto, ésta es
      resultado de un proceso iterativo permanente, que impide
      su análisis en términos puramente formales o
      ahistóricos.

      

     

    2. TRABAJADORES INMIGRANTES
    EN EL SECTOR DE LA HOSTELERÍA.

    PRINCIPALES
    RESULTADOS.

    La aproximación a la hostelería se ha
    realizado por ser ésta una de las ramas de actividad que
    ocupa a mayor número de extranjeros extracomunitarios en
    España (chinos, marroquíes, filipinos, peruanos,
    dominicanos, argentinos, colombianos, etc.). Se trata, pues, de
    una aproximación directa a la situación en que se
    encuentra la mayor parte de este sector de extranjeros pero, a la
    vez, se pone énfasis en el análisis comparativo entre
    trabajadores de origen extranjero y autóctonos. Por otro
    lado, tal como se ha señalado, esta investigación se
    inscribe en una perspectiva general de análisis de la
    inserción de los trabajadores extranjeros en la sociedad española, dado
    que según nuestra toma de posición, solamente una vez
    identificadas las características de los principales
    mercados laborales en cuestión y las especificidades de la
    aportación de la mano de obra extranjera será posible
    extraer conclusiones de índole general, referidas al
    conjunto de la estructura ocupacional del país y a las
    dinámicas transversales, de flujos laborales entre distintos
    sectores de actividad. Mientras tanto, las conclusiones que
    presentamos se atienen a los resultados de la investigación
    empírica, circunscrita a la situación laboral en el
    sector de la hostelería, en general, y en el subsector de la
    restauración, en particular, aplicada en Madrid y Barcelona
    .

     

    2.1. Estructura empresarial y
    proceso de trabajo en la hostelería.

    La hostelería es un conglomerado de actividades
    económicas con importantes diferencias entre sí. Los
    distintos subsectores que la integran presentan especificidades
    importantes que dan lugar a la configuración de una rama
    heterogénea. La Clasificación Nacional de Ocupaciones
    de 1993, elaborada para ajustarse a criterios de comparabilidad
    internacional, distingue cinco subsectores: hotelería, restaurantes,
    bares o establecimientos de bebidas, servicios de catering y
    comedores colectivos, y campings, albergues y colonias de
    vacaciones. Esta diversidad puede simplificarse, agrupando las
    cinco actividades en dos subsectores: hotelería, que
    incluye los distintos tipos de servicios de alojamiento, y
    restauración, que agrupa a restaurantes, bares y
    establecimientos de bebidas en general, así como al rubro de
    provisión de comidas (catering).

    Esta heterogeneidad horizontal de la hostelería,
    entre subsectores, se ve aumentada por una heterogeneidad
    vertical, en función del tamaño de la empresa, dentro de cada
    subsector. En el área de alojamiento las grandes
    cadenas hoteleras, principalmente de capital español y con ramificaciones
    hacia el exterior, representan la cúspide de la estructura
    empresarial; a continuación se sitúan los hoteles independientes, medianos y pequeños
    en su mayoría; en la base un gran número de hostales y
    pensiones, generalmente regentados por empresas familiares; y en la
    periferia los campamentos de vacaciones y los apartamentos y
    similares, en general pertenecientes a empresas de tamaño
    medio o a particulares. En el subsector de la
    restauración
    existe una fuerte presencia de capital
    extranjero en las empresas de comedores colectivos, el catering y
    las comidas rápidas; en cambio, en la
    restauración tradicional son escasas las grandes empresas y
    predominan los pequeños negocios (bares y
    cafeterías) con fuerte componente de trabajo familiar.
    Existen discrepancias entre las distintas fuentes estadísticas a la
    hora de cuantificar el número de empresas existentes en el
    conjunto del sector; las cifras más realistas se sitúan
    entre las 250.000 y las 300.000, la gran mayoría de ellas
    pertenecen al subsector de la restauración. Se registra un
    claro predominio de las empresas familiares (sin trabajadores por
    cuenta ajena) y de las de tamaño pequeño (con no
    más de cinco asalariados). Este minifundismo empresarial es
    preponderante en los bares, cafeterías, restaurantes y
    empresas de catering.

    La importancia económica y laboral del conjunto del
    sector presenta una dinámica de crecimiento
    en el caso español. Durante la década de los 90 la
    contribución de la hostelería al Producto Interior Bruto
    osciló en torno al 7%, cifra que es
    ampliamente superada en Baleares, Girona, Málaga, Tenerife o
    Las Palmas. En cuanto al valor absoluto de la producción destacan las
    provincias de Madrid, Baleares y Barcelona. A pesar de su
    pequeño tamaño individual, las empresas del sector
    movilizan a un volumen considerable de mano de
    obra, que supera los 800.000 puestos de trabajo, alrededor de
    600.000 ocupados por trabajadores asalariados y el resto por
    autónomos. Se trata de un sector particularmente
    dinámico de la estructura ocupacional española, que en
    los últimos veinte años ha incrementado su importancia
    en el empleo total del país desde el 3,6% (1976) al 6,2%
    (1997).

     

     

    Una característica singular del empleo en el sector
    es su estacionalidad; este fenómeno tiene distinta
    significación en los dos grandes subsectores. En el de
    alojamiento existe una cadencia que se repite año a
    año: hay un nivel mínimo de ocupados en el primer
    trimestre (invierno), aumenta en el segundo (que incluye la
    temporada de semana santa), alcanza su máximo en el tercero
    (verano) y disminuye en el cuarto (otoño, que incluye buena
    parte del período navideño) pero manteniéndose en
    valores superiores a los del primer trimestre. En cambio, en la
    restauración no existe ninguna pauta fija,
    análoga a la de la hotelería, más bien se detectan
    variaciones de empleo marcadas por factores coyunturales poco
    predecibles.

    Por otra parte, los empleos asalariados se caracterizan
    por un alto grado de temporalidad: desde 1991 el porcentaje de
    contratos temporales no ha
    descendido del 45% y durante cinco de los últimos ocho
    años años superó el 50%. A esta situación se
    suma la presencia creciente de la actividad de Empresas de
    Trabajo Temporal, la extensión del trabajo a tiempo parcial simultáneo
    con la extensión de jornada para el resto de trabajadores,
    la escasa presencia sindical en la mayoría de las empresas
    del sector, la importancia del trabajo irregular y la
    persistencia del desempleo en niveles
    significativos.

    Por último, la hostelería es una de las ramas
    en que se perciben salarios más bajos:
    sólo en la agroganadería los ingresos medios son inferiores. En
    general, pues, estamos ante un sector en expansión que
    genera empleo con fuertes componentes de precariedad
    (temporalidad y bajos salarios).

    Con la excepción de las economías de escala que pueden conseguir las
    grandes cadenas hoteleras o las de comedores colectivos, el tipo
    de servicio ofrecido en la hostelería (alojamiento en
    determinados espacios, comidas para consumir en el momento, etc.)
    genera una importante segmentación territorial
    de los mercados: el análisis debe tomar en cuenta las
    peculiaridades locales (comarcales, provinciales) de la oferta y
    la demanda, pues las características de las mismas conforman
    ámbitos diferenciados de estructuración del sector. El
    condicionamiento impuesto por el tipo de espacio
    ocupado se manifiesta en una dependencia del clima (para las zonas de
    temporada), de las redes de comunicaciones (facilidad o
    dificultad para acceder a determinados espacios), así como
    de la existencia o no de campañas institucionales que buscan
    fortalecer la imagen de determinadas regiones para atraer a la
    demanda, o de las infraestructuras en general con que cuente la
    zona.

    Estamos, por tanto, ante un sector caracterizado por una
    fuerte heterogeneidad interna; sin embargo, muchas empresas
    ofrecen de forma simultánea servicios correspondientes a
    diferentes subsectores (p.e., hoteles con restaurante) lo que
    justifica su tratamiento conjunto como sector único.
    El trabajo en el sector de los
    servicios tiene algunas características comunes a las
    distintas subramas productivas que lo integran: el proceso de
    trabajo y su producto (un servicio) son un acto único, en la
    mayoría de los casos coinciden el momento de la
    producción y el del consumo. Dentro de este
    contexto general hay que distinguir entre dos tipos de
    trabajo:

    + Los servicios finales, que se prestan en
    contacto directo con el cliente (atención en
    restaurantes y bares, recepción y conserjería en los
    hoteles, etc.). Su realización depende en gran medida de
    factores humanos poco racionalizables (simpatía,
    amabilidad, capacidad de adaptarse a las demandas del cliente,
    etc.). La prestación de estos servicios requiere responsabilidad, capacidad
    de interacción,
    empatía y experiencia variada, de ahí la necesidad de
    cualificación (formación) del personal, pero también de
    cierto compromiso (empatía) con la tarea. Por ello los
    perfiles de los puestos de trabajo obedecen a criterios
    técnicos pero también sociales?simbólicos: las
    imágenes y estereotipos de
    los agentes sociales implicados (empresarios, trabajadores,
    clientes) inciden de forma
    importante en la definición de los mismos. En la medida en
    que el servicio se brinda en función de las circunstancias
    del "momento concreto" no es fácil
    homogeneizar su producción, darle carácter continuo o
    reducir la incertidumbre temporal; en otras palabras, las
    propias características del "producto" imponen límites a las estrategias
    de racionalización y homogeneización de
    tareas.

    + Los servicios intermedios, que se realizan
    "en la trastienda", sin contacto directo con el consumidor (como cocina,
    limpieza, mantenimiento, administración, etc.).
    En este caso se hace más fácil el recurso a
    tecnologías y técnicas de gestión
    que obvien las cualidades exigibles al personal que trabaja
    cara al público, introduciendo políticas de
    gestión de la mano de obra más o menos similares a
    las utilizadas en la producción industrial. Incluso en el
    caso de los servicios finales puede procederse de forma similar
    si se adopta una oferta basada en la rapidez y los bajos
    precios, a costa de la
    calidad y la atención
    personalizada. En el subsector de la restauración el
    máximo exponente del proceso de "racionalización" lo
    constituyen las cadenas de restauración rápida, que
    utilizan personal poco cualificado para realizar procesos de
    "cocina de ensamblaje", a partir de elementos previamente
    preparados y de elaboración sencilla, utilizando un
    máximo de elementos tecnológicos. En la
    restauración tradicional y la hotelería buena parte
    de los puestos de trabajo que no se relacionan con la clientela
    tienden a basarse en la explotación intensiva de mano de
    obra, más que en la cualificación de los trabajadores
    o en la especialización creciente de tareas; por ello
    predominan las jornadas de trabajo prolongadas y la
    polivalencia funcional.

     

    2.2. Inmigración y
    trabajo en la hostelería.

    A) El empresariado extranjero.

    Los tópicos dominantes suelen identificar
    inmigración extranjera con trabajo asalariado poco
    cualificado. Aunque los trabajadores por cuenta ajena son la
    mayoría de la inmigración, en el sector hostelero
    existe un núcleo significativo de empresarios. Gran parte de
    ellos procede de países de la Unión Europea,
    principalmente del Reino Unido, Alemania e Italia y, en menor medida, de
    Francia, Portugal, Holanda y
    Bélgica. Entre los no comunitarios destaca el empresariado
    chino, seguido a gran distancia por marroquíes y
    argentinos.

    Prácticamente la totalidad del empresariado
    extranjero del sector se dedica al subsector de
    restauración. Dentro del mismo existe un ligero predominio
    de los empresarios que regentan bares y cafeterías sobre los
    que se dedican a restaurantes y casas de comida. El segmento
    bares?cafeterías es ampliamente mayoritario en el caso de
    dominicanos y portugueses, también entre marroquíes,
    peruanos e ingleses. En cambio, los restaurantes son la nota
    claramente dominante en el caso de los chinos, y destacan
    también entre suecos, italianos y belgas. El subsector del
    catering y comedores colectivos tiene una importancia reducida;
    la mayor incidencia se registra en los colectivos argentino y
    belga. No pasan del 5% quienes tienen establecimientos de
    alojamiento: alemanes, suecos y franceses destacan en hoteles,
    hostales y pensiones; alemanes y holandeses en el sector de
    campings y albergues.

    Los datos disponibles indican que los
    empresarios con más larga trayectoria en la hostelería
    son los chinos, portugueses y argentinos, en cambio, la
    mayoría de los provenientes del resto de la Unión
    Europea ha comenzado su actividad recientemente. Existe,
    además, una fuerte orientación del colectivo chino
    hacia el sector de la restauración en su faceta empresarial,
    puesto que casi la mitad de los actuales empresarios comenzaron
    su actividad laboral en España como tales. Esta modalidad de
    inserción sólo es posible a partir de una red de apoyo preexistente, que provea el
    capital inicial, la información y los contactos necesarios
    para iniciar la actividad. En cambio, el resto de los empresarios
    ha llegado a su actual posición a partir de empleos por
    cuenta ajena, aunque no podemos precisar en qué medida se
    trata de trayectorias laborales ascendentes (asalariados que
    ahorran para establecerse como empresarios) o de salidas de
    emergencia ante situaciones críticas (apertura de
    pequeños establecimientos como respuesta a la pérdida
    de empleo asalariado).

    La distribución espacial del empresariado
    extranjero presenta pautas congruentes con la estructura
    ocupacional de los trabajadores autóctonos. Existe una
    fuerte concentración en zonas turísticas y de playa,
    como las dos comunidades insulares, la costa de Levante
    ?especialmente la provincia de Alicante, pero también
    Barcelona y Girona? y la Costa del Sol (Málaga), además
    de la oferta concentrada en torno a las áreas metropolitanas
    de Madrid y Barcelona. Además, buena parte de las empresas
    regentadas por extranjeros se ubica en las mismas zonas en las
    que se concentra el grueso de la población procedente de
    sus mismos países; por tanto, es de suponer que una parte de
    estos establecimientos se dirige a una clientela
    "étnica", parte de ella residente en España y
    otra parte que llega en temporadas turísticas.

    Existen también pautas que se desmarcan de las
    tendencias dominantes; destaca el caso de portugueses y chinos.
    Los primeros siguen en gran medida las trazas del conjunto de la
    inmigración procedente de aquel país, centrada en
    Madrid y en las provincias del cuadrante noroccidental de la
    península. La pauta de dispersión de los empresarios
    chinos no está relacionada con la existencia previa de
    inmigrantes de esa nacionalidad sino con la
    viabilidad de los restaurantes, circunstancia que exige un
    relativo alejamiento respecto a posibles competidores.

    Los empresarios chinos de restauración son, como se
    deriva de las estadísticas oficiales y de nuestro propio
    trabajo de campo, un sector característico de esta
    inmigración y elemento estructurador básico de la
    misma, puesto que la mayoría de asalariados chinos sólo
    ha trabajado para empresarios de su mismo origen . El proceso
    migratorio chino y las comunidades que se forman en la
    emigración están estructurados a partir de redes
    familiares amplias que cumplen funciones económicas,
    comerciales, afectivas, de información, de capital, de mano
    de obra, etc. Dichas redes se convierten en agencias de empleo
    internacional y modelan la estructura de los colectivos; los
    capitales circulan dentro de la misma red, extendida en diversos países: en
    general, los primeros restaurantes abiertos en territorio
    español han sido una extensión de empresas familiares
    establecidas en otros países de Europa. Además, los
    vínculos familiares, de parentesco y de vecindad son los que
    ayudan a emigrar, a desplazar la mano de obra de un lugar a otro
    según sus necesidades, reclutando nueva mano de obra en sus
    pueblos entre los allegados, proporcionando toda la
    información necesaria para abrir nuevos negocios y
    encargándose de los requisitos administrativos. Los
    restaurantes son en su mayoría empresas familiares y
    derivados de ellas; a partir de esta base familiar y de
    parentesco existe una tendencia a crear cadenas de restaurantes,
    que pueden ser de ámbito local, pero también nacional e
    incluso transnacional. El desarrollo de la cadena de
    restaurantes está estrechamente asociado a las cadenas de
    reunificación familiar que introducen, desde el país de
    origen, a nuevos miembros del colectivo como mano de
    obra.

    Para el empresariado chino la actividad en el
    ámbito de la hostelería tiende a ser autosuficiente e
    independiente de la sociedad que le rodea; su objetivo es encapsular a la
    comunidad migrante en su
    interior ya que de ello depende en gran parte su éxito económico. El
    alto grado de autosuficiencia que adquiere el sistema económico con base
    étnica se manifiesta en la posibilidad que tienen los
    trabajadores de desarrollar una trayectoria laboral cambiando de
    empleo sin salir del ámbito de los restaurantes de comida
    china, así como por los
    bajos niveles de conocimiento de las lenguas de la sociedad de
    acogida.

    Debido a esta estrategia las condiciones de
    trabajo en los restaurantes son valoradas, por los propios
    interesados, en función de los parámetros de la
    sociedad de origen antes que por los que rigen en
    España.

    Por ello predominan los criterios del modelo laboral de la empresa
    agrícola tradicional, que busca maximizar sus beneficios
    invirtiendo, ampliando y diversificando sus negocios, siempre
    sobre la base de la utilización intensiva de mano de obra
    familiar.

    B) Los trabajadores por cuenta ajena La
    presencia de la inmigración de origen extranjero en el
    sector no puede ser cuantificada con exactitud, debido a los
    problemas que presentan las
    distintas fuentes disponibles. Con las cifras oficiales de final
    de 1997 más las correcciones introducidas a partir de
    nuestro trabajo de campo, el volumen de trabajadores de origen no
    comunitario en el sector (incluyendo regulares, irregulares y
    nacionalizados) se cifra en algo más de 30.000 personas.
    Respecto a los trabajadores procedentes de países
    comunitarios contamos con información más deficiente:
    sabemos que a finales de 1991 había 5.753 asalariados con
    permiso de trabajo y que a finales de 1998 hay alrededor de 8.000
    autónomos de alta en la Seguridad Social. La suma de
    estas cifras sitúa el total de extranjeros en algo menos de
    50.000, que representan el 5,8% de los ocupados en el sector,
    según la EPA. Si nos referimos sólo a los de origen
    extracomunitario su importancia se reduce al 3,9%. Esta
    última cifra, sin embargo, puede ser cuestionada dado que
    comparamos al conjunto de los ocupados no comunitarios
    (incluyendo irregulares y nacionalizados) con el total de empleo
    regular (el detectado por la EPA); en cambio, si nos
    limitamos a contrastar cifras oficiales (permisos de trabajo de
    extranjeros no comunitarios vs. ocupados de la EPA) la incidencia
    de la inmigración no comunitaria queda en 2,8%. Este es un
    valor medio para todo el territorio español, pero en las
    provincias de Madrid y Barcelona supera el 5,5%.

     

     

    Como queda reseñado, una parte significativa de la
    mano de obra inmigrante procede de países de la Unión
    Europea; esta población queda fuera del ámbito
    principal de nuestro estudio aunque debiera ser estudiada en
    detalle para obtener una visión de conjunto. En cuanto a la
    inmigración de los llamados "terceros países" existen
    dos colectivos mayoritarios: chinos (33% del total) y
    marroquíes (22%), y otros cuatro de tamaño menor:
    Filipinas, Perú, República Dominicana y Argentina (en
    torno al 5% cada uno).

    Durante el período 1992?1997 se registró un
    incremento notable de los contingentes chino, filipino, peruano y
    dominicano, uno moderado del marroquí y un descenso del
    argentino, debido al proceso de nacionalización de sus
    miembros.

    La mayoría de estos trabajadores es de origen
    urbano, con dos excepciones: una en la que predominan los
    inmigrantes rurales aunque en el país de origen la
    población urbana es mayoritaria (dominicanos); otra con
    mayoría de inmigración rural, pero en menor
    proporción que en el país de origen (chinos). Para
    estos dos colectivos se plantean, en principio, mayores
    dificultades en su contacto con el modelo de servicios y de vida
    urbana en el que se insertan.

    La composición por sexo de la mano de obra
    inmigrante es similar a la de los autóctonos: existe una
    proporción aproximada de dos hombres por cada mujer, excepto en el caso del
    colectivo dominicano en el que predominan las mujeres. Aunque lo
    dominante entre ambos sexos sea la soltería (más del
    50%) o el matrimonio con convivencia
    (alrededor del 35%), las mujeres inmigrantes, salvo las chinas,
    se ven más impulsadas a trabajar en la hostelería
    debido a su papel de sostén único o principal del
    grupo familiar (cónyuge
    en origen, separadas o viudas).

    Las estructuras poblacionales de los países de
    origen son más jóvenes que la española; sin
    embargo, los inmigrantes extranjeros empleados en el sector
    suelen tener más edad que los autóctonos.

    Esta circunstancia podría deberse a que para
    ciertos grupos inmigrantes la hostelería aparece como "punto
    de destino", más o menos ambicionado, de su trayectoria
    laboral, mientras que para los autóctonos se configura
    más bien como "lugar de paso", propio de jóvenes
    dispuestos a admitir condiciones de trabajo precarias. Sin
    embargo, una parte importante de la inmigración posee una
    cualificación académica superior a la media de los
    trabajadores del sector; se trata de trabajadores en los
    segmentos de edad jóvenes (de 25 a 29 años) que, por
    ello, están en disposición de plantearse un proyecto
    migratorio con expectativas de movilidad ocupacional ascendente.
    Esta circunstancia introduce un elemento de "anomalía", pues
    las expectativas sociales de estos inmigrantes, al menos en la
    sociedad de origen, no se han formado en función de un
    trabajo manual poco cualificado e
    inestable. Sintetizando ambas circunstancias (mayor edad y mayor
    escolarización) la situación laboral de los inmigrantes
    en la hostelería presenta una tendencia al "estancamiento",
    más allá de las expectativas de los propios
    trabajadores Ante esta situación existen actitudes y
    estrategias diferenciadas: sólo a partir de cierta
    inserción laboral, filipinos, dominicanos y chinos se
    permiten buscar otros horizontes ocupacionales, en tanto que para
    marroquíes y peruanos el empleo en la hostelería es
    percibido desde el comienzo como "lugar de paso" o, al menos, no
    como espacio de destino de su trayectoria laboral.

    A pesar de que la mayoría de los trabajadores
    extranjeros de la restauración ha llegado a este país
    directamente desde sus lugares de origen, existen desviaciones
    notorias de dicha pauta. Casi la mitad de los peruanos, cerca del
    40% de los filipinos, dominicanos y chinos, y el 22% de los
    marroquíes han tenido una experiencia migratoria anterior,
    sea dentro del país de origen (migración interior), hacia
    otro país (migración exterior), o bien ambas
    situaciones.

    Los españoles comenzaron a trabajar a edad más
    temprana, sin embargo, dada su mayor juventud actual no son el
    grupo con trayectoria laboral más larga; este lugar
    corresponde a los trabajadores dominicanos mientras que los
    peruanos son los que presentan un recorrido laboral más
    breve.

    Exceptuando a los dominicanos, buena parte de los
    inmigrantes comenzó su vida laboral en España (40% de
    los marroquíes, más del 20% de los chinos, filipinos y
    peruanos). A pesar de su juventud los trabajadores españoles
    son los que llevan más años en la hostelería,
    seguidos por los filipinos; los de trayectoria más breve son
    los peruanos, el colectivo de inmigración estudiado más
    reciente. Comparando antigüedad en el sector y número
    de empleos en el mismo se detecta una pauta de sobreestabilidad
    de los filipinos (muchos años en el sector, pocos cambios de
    empleo) y una de sobremovilidad de peruanos y chinos (muchos
    cambios en pocos años); esta última puede deberse a una
    estrategia activa para mejorar condiciones de trabajo o el efecto
    de una situación especialmente precaria.

    Los trabajadores chinos son los únicos que cuentan
    con un "nicho estable" en la restauración, que les permite
    iniciar y continuar su trayectoria laboral en España dentro
    del mismo sector. En los demás colectivos ésta es una
    opción aún minoritaria, especialmente en el caso de las
    mujeres; éstas tienen como "vías de entrada
    privilegiadas" al empleo en España sectores fuertemente
    feminizados y desvalorizados económica y/o socialmente
    (servicios domésticos, limpiezas, cuidado de personas). En
    general, las mujeres tienen más experiencia de trabajo en
    otros sectores, previa a su llegada a la hostelería; la
    excepción a esta regla se registra en el caso de las mujeres
    marroquíes. Entre los hombres se registran más
    posibilidades de acceso directo a la restauración, y un
    abanico más amplio de otras actividades: la agricultura (marroquíes),
    la construcción (peruanos, marroquíes, dominicanos), el
    comercio (marroquíes, dominicanos), además de los
    empleos dominantes entre las mujeres, que resultan más
    accesibles a través de los contingentes de inmigración
    (dominicanos y filipinos en servicio doméstico, dominicanos
    y marroquíes en limpiezas, peruanos en cuidado de personas).
    Entre los trabajadores españoles se observan algunas pautas
    de diferenciación respecto a los inmigrantes: las
    principales actividades previas de las mujeres son el comercio,
    las tareas administrativas y el cuidado de personas; las de los
    hombres el comercio y la construcción.

    Las principales vías de acceso al empleo son la
    mediación informal (la información y los contactos
    facilitados por amigos, conocidos o familiares) y la
    búsqueda personal y directa (presentarse directamente en las
    empresas para ofrecerse o responder a demandas formuladas en
    anuncios, sea de prensa o colocados en los propios
    establecimientos). La primera modalidad requiere la existencia de
    redes sociales mediadoras, que ponen de manifiesto la capacidad
    de incidir activamente en la realidad sociolaboral; el colectivo
    que más habitualmente utiliza esta vía es el filipino
    (basados en la buena imagen que tienen ante los empresarios),
    seguido por chinos (que buscan empleo dentro de la comunidad
    migrante) y dominicanos. Las redes tienen particular incidencia
    en determinadas categorías laborales: son más
    utilizadas en los empleos menos cualificados, como friegaplatos o
    tareas de limpieza; pero también para acceder a puestos de
    mayor nivel, especialmente por los trabajadores autóctonos
    (encargados, que ya se han labrado una "imagen" dentro de la
    profesión) y chinos (cocineros y camareros, que se mueven
    entre distintos restaurantes regentados por
    connacionales).

    Las redes étnicas de los trabajadores de la
    restauración tienen extensión y densidad muy diversas.

    En un extremo, los inmigrantes chinos que en
    proporción superior al 90% han encontrado empleo gracias a
    la mediación de algún paisano y trabajan para un
    empresario de su misma
    nacionalidad. Es decir que la
    gran mayoría de los trabajadores chinos del sector
    están empleados en establecimientos regentados por
    empleadores chinos en los que trabajan casi exclusivamente
    personas de la misma nacionalidad. El vínculo
    trabajadores?empresarios no surge siempre en la emigración,
    en muchas ocasiones ha sido generado previamente, a través
    de una vasta red transnacional que tiene su origen en el
    país emisor y se ramifica a través de una red de
    establecimientos esparcidos por varios países europeos y
    asiáticos, vinculados por lazos de parentesco entre sus
    titulares. También en el caso de los filipinos y dominicanos
    existen antecedentes importantes de haber trabajado con
    empleadores de la misma nacionalidad, aunque esta no es la
    situación más habitual; en cambio, la gran mayoría
    de peruanos y marroquíes nunca ha tenido un empleador de su
    misma nacionalidad. En cuanto a las redes de acceso al empleo, la
    mediación de personas del mismo origen es prácticamente
    la única vía conocida por chinos y filipinos, pero
    también es muy utilizada por los demás grupos de
    inmigrantes. Apenas un tercio de los marroquíes y peruanos y
    una cuarta parte de los dominicanos afirman que nunca se han
    empleado en el sector recurriendo a la mediación de un
    connacional. Estos datos no admiten una lectura unívoca: de un
    lado, sugieren la progresiva implantación de comunidades que
    pueden mediar, reproduciendo la presencia en determinados
    espacios laborales; por otro, muestran el riesgo de
    ghetizzación de los inmigrantes en segmentos
    específicos de la estructura ocupacional del sector. De
    forma simplificada, hay que dilucidar si es mejor trabajar para
    un empleador?paisano, en un ambiente "conocido", o para
    una empresa española,
    como minoría étnica dentro de la plantilla.

    El 52% de los españoles encuestados no trabaja con
    inmigrantes extranjeros, cifra que resulta especialmente
    significativa si recordamos que la muestra no representa al conjunto
    de la mano de obra autóctona sino al segmento que trabaja en
    empresas de características similares a las que contratan
    inmigrantes. Por otra parte, existen trabajadores inmigrantes que
    trabajan en empresas en las que no hay empleados autóctonos;
    se trata casi siempre de establecimientos regentados por
    empresarios de la misma nacionalidad que los empleados: esto
    ocurre con la gran mayoría de trabajadores chinos, con un
    núcleo significativo de los dominicanos y con una
    minoría de los peruanos, filipinos y marroquíes. La
    coexistencia entre autóctonos e inmigrantes en un mismo
    establecimiento es la pauta característica para
    marroquíes, peruanos, filipinos y dominicanos.

    ? Condiciones de trabajo:

    Existen perfiles típicos para cada colectivo
    nacional, en función del tamaño del establecimiento y
    del subsector de actividad del mismo: los trabajadores chinos
    están concentrados en restaurantes pequeños; los
    dominicanos en bares pequeños; los filipinos en restaurantes
    y bares de tamaño medio; lo mismo que los marroquíes,
    que además se ocupan en establecimientos medianos de comida
    rápida; españoles y peruanos trabajan especialmente en
    restaurantes medianos o bares pequeños (los peruanos
    también en locales de comida rápida de tamaño
    medio?grande).

    Los trabajadores filipinos y chinos son los que gozan de
    más estabilidad, en términos de antigüedad en el
    empleo; en situación opuesta se encuentra la mayoría de
    los latinoamericanos que no llegan al año de
    antigüedad; la situación de españoles y
    marroquíes está marcada por una polarización en
    situaciones opuestas, entre los que no alcanzan el año de
    antigüedad y los que superan los cuatro
    años.

    Si tomamos la suma de trabajadores incluidos en los
    grupos profesionales III y IV ? auxiliares ayudantes o
    especialistas? como un indicador de baja cualificación, los
    datos señalan que el grupo étnico que ocupa más
    habitualmente puestos de menor categoría es el marroquí
    (el 59% de los trabajadores), seguido por el filipino (49%) y el
    peruano (40%); en cambio, chinos y españoles son los que
    menos frecuentemente se ven en tal situación (23?24%).
    Analizando las categorías laborales más frecuentes
    dentro de cada uno de los Grupos Profesionales se observa una
    mayor concentración de los trabajadores españoles en
    las actividades cara al público (camareros y ayudantes de
    camarero); sólo entre los trabajadores chinos, que trabajan
    en empresas monoétnicas, los empleados cara al público
    superan a los que lo hacen en actividades "ocultas" (cocineros,
    ayudantes y pinches de cocina, limpiadores, etc.).

    Las mayores proporciones de trabajadores que ocupan
    puestos de trabajo "ocultos" al público se registran entre
    marroquíes, filipinos y dominicanos, mientras que en el caso
    de los peruanos se observa un equilibrio entre ambos tipos
    de puestos. Combinando ambas características obtenemos tres
    grupos en función del puesto de trabajo más
    habitualmente desempeñado: marroquíes y filipinos
    destacan en empleos no visibles y de baja categoría;
    españoles y chinos en los de mayor categoría y cara al
    público; mientras los peruanos se sitúan en puestos de
    categoría baja pero con mayor visibilidad.

    Las mayores jornadas, superiores a 50 horas por semana,
    corresponden a los colectivos filipino, dominicano y
    marroquí, seguidos por peruanos y españoles; las
    jornadas menos prolongadas corresponden a los chinos. El empleo a
    tiempo parcial es característico de una minoría de los
    españoles, dominicanos, marroquíes y chinos; afecta
    especialmente a mujeres, con menos de 25 o más de 45
    años, que ocupan puestos de pinche de cocina o personal de
    limpieza. La mayoría de los filipinos tiene horario de tipo
    variable, en cambio, sólo el 16% de los chinos está
    afectado por esta situación; en situación intermedia se
    sitúan los dominicanos, españoles, marroquíes y
    peruanos. Desde el punto de vista subjetivo, los trabajadores
    marroquíes son los que más se quejan de al dureza de su
    trabajo, mientras los chinos son los que menos lo califican de
    esa manera.

    La economía sumergida, entendida como
    falta de alta del trabajador en el sistema de Seguridad Social, afecta a todos
    los colectivos, aunque en grado diverso. El menor impacto se
    registra entre filipinos y españoles, seguidos por los
    marroquíes; en cambio, una gran parte de los peruanos y
    alrededor de un cuarto de los chinos y dominicanos carece de
    contrato. Mientras entre los
    peruanos predominan quienes más necesitan el contrato para
    garantizar su estancia legal en España (sin papeles y
    permiso de trabajo inicial), los chinos y dominicanos son
    trabajadores "sumergidos" que no corren riesgos de perder su estatus
    legal (nacionalizados o con permiso permanente). Entre los
    trabajadores que cuentan con un contrato en regla cabe distinguir
    dos grandes colectivos: los que poseen contrato temporal, que
    están en situación legal pero precaria, y los que
    cuentan con un contrato indefinido, que ofrece mayores
    garantías de estabilidad. Los contratos fijos son los
    más habituales en general, pero especialmente entre los
    trabajadores chinos; los mayores índices de temporalidad se
    registran entre peruanos y marroquíes. Por tanto, los
    trabajadores peruanos están en situación de mayor
    precariedad, puesto que presentan índices de irregularidad y
    temporalidad más elevados.

    En cuanto a la retribución monetaria existe una
    gradación, de mayor a menor nivel, en función de la
    pertenencia étnica de los trabajadores: en los niveles
    más elevados, españoles, filipinos y marroquíes;
    en posición intermedia los dominicanos, por debajo, chinos y
    peruanos. Sin embargo, esta lectura requiere algunas
    matizaciones. En primer lugar, la comparación debe
    establecerse entre categorías laborales homogéneas,
    puesto que si en un grupo abundan los jefes de cocina y en otro
    los pinches, las diferencias salariales no pueden atribuirse a
    una discriminación en las
    retribuciones; en todo caso habrá que preguntarse si existen
    las mismas posibilidades de acceso a los diferentes puestos.
    Comparando las retribuciones monetarias mensuales dentro de los
    mismos grupos profesionales se verifica lo siguiente:

    • Dentro del Grupo Profesional I ?jefes? los
      trabajadores españoles obtienen ingresos más elevados
      que los inmigrantes representados en este segmento.
    • En el grupo profesional II ?encargados y trabajadores
      cualificados? las retribuciones más bajas corresponden a
      chinos y dominicanos (más del 40% cobra menos de 100.000
      pesetas) y las más altas a marroquíes, filipinos y
      españoles (más de un tercio superan las 140.000
      pesetas mensuales).
    • Dentro del Grupo profesional III ?ayudantes o
      especialistas? los menores ingresos corresponden a
      españoles y chinos y los más altos a
      filipinos.
    • En el Grupo profesional IV ?auxiliares? se repite la
      presencia de chinos y dominicanos en el segmento de menores
      ingresos, acompañados por los españoles, en tanto
      marroquíes y filipinos se sitúan más a menudo en
      los tramos superiores. Los trabajadores peruanos aparecen
      más a menudo que los demás colectivos en los
      segmentos medios de retribución.

    En general, los filipinos se sitúan siempre en los
    segmentos de mayor ingreso y los chinos en los más bajos.
    Algunos de los resultados no tienen fácil explicación;
    por ejemplo, ¿por qué los trabajadores marroquíes
    y filipinos de menor nivel ocupacional (Grupos Profesionales III
    y IV) perciben salarios más altos que sus homólogos de
    otros grupos nacionales? Podemos suponer, en primer lugar, que no
    existe tal privilegio sino que la no respuesta a la encuesta de
    los otros colectivos ha producido un efecto de subestimación
    de sus ingresos promedio. Otra explicación posible es que
    los ingresos directos son mayores pero que esta circunstancia se
    ve compensada por otras desventajas. Es el caso de las horas
    extra, en el que se registra un factor de diferenciación
    autóctonos/ inmigrantes ?y también entre inmigrantes?:
    los filipinos, peruanos y dominicanos tienen mayor necesidad de
    realizarlas o no pueden negarse a las demandas patronales al
    respecto. Además, con frecuencia estas horas no son
    retribuidas; la peor situación en este aspecto es la de los
    trabajadores filipinos y dominicanos. Teniendo en cuenta que los
    filipinos son el colectivo más propenso a realizar horas
    extras, esta circunstancia introduce un factor diferencial de
    rentabilidad en favor del
    empresario: la "obligación" de realizar horas extras
    retribuidas por debajo del precio correspondiente tiende
    a disminuir ?comparativamente? la retribución monetaria de
    estos inmigrantes que, en cuanto a ingresos mensuales, figuran
    entre los colectivos mejor retribuidos.

    En cuanto a otros pagos monetarios (vacaciones, pagas
    extra, etc.) los trabajadores chinos ocupan la peor
    posición. Esta circunstancia está relacionada con la
    peculiaridad de las relaciones laborales en una
    específica economía étnica en la que la
    relación trabajador?empresario, en ocasiones teñida por
    lazos familiares, aparece como desvinculada de la regulación
    institucional: más allá de la obligada cotización
    al sistema de seguridad social (que no siempre se cumple), la
    contraprestación patronal se limita al pago dinerario, a la
    manutención (comidas en el centro de trabajo) y a cubrir los
    costes de alojamiento (alrededor de la mitad de los trabajadores
    chinos vive en pisos cuyo alquiler es sufragado por el
    empresario, lo que les permite ahorrar una parte significativa de
    sus ingresos). De esta manera, los restaurantes chinos tienden a
    constituirse como un subsistema laboral específico dentro
    del sector de la restauración.

    ? Conflictividad laboral y redes de
    apoyo:

    Los trabajadores marroquíes del sector son los que
    más conflictos han tenido y los
    que menos soluciones favorables han
    logrado; en el otro extremo, los dominicanos han tenido pocos y
    han conseguido solucionarlos casi siempre; en situación
    parecida se encuentran los chinos. La alta conflictividad de los
    peruanos y la baja de los filipinos se combina con una tasa
    ?mediana? de soluciones positivas. Por tanto, en este aspecto se
    pone de manifiesto una posición de mayor debilidad de los
    inmigrantes marroquíes, así como un relativo fundamento
    de la opinión que los tacha de "conflictivos" y con
    "carácter problemático", lo que eventualmente puede ser
    también reflejo de una mayor discriminación y/o
    prejuicios por parte de los autóctonos.

    Existen dos grandes grupos de trabajadores que, ante la
    disyuntiva, prefieren recibir retribuciones elevadas antes que
    tener un contrato de trabajo. Por un lado,
    los que menos dependen de la legalidad laboral para
    desplegar sus estrategias de vida (españoles, extranjeros
    nacionalizados y con permiso permanente, inmigrantes cuya
    legalidad está vinculada a la de un familiar y no a su
    situación laboral). Por otro, quienes tienen menos
    expectativas de conseguir una estabilidad jurídica y laboral
    y, por tanto, optan por maximizar los beneficios a corto plazo;
    en este grupo encontramos a una parte de la inmigración
    más reciente, llegada de Marruecos y China. Este último
    segmento plantea interrogantes a las políticas
    institucionales que promueven la integración social: ¿se
    trata de inmigrantes con un proyecto de estancia temporal o bien
    de personas que, aún deseándolo, no creen en las
    posibilidades de una inserción a partir de las vías
    formales?.

    En el plano asociativo no llegan al 15% los empleados
    que trabajan en empresas donde hay presencia sindical; están
    afiliados a sindicatos de forma
    significativa, aunque minoritaria, filipinos y marroquíes.
    Algo mayor es el vínculo con asociaciones de inmigrantes,
    especialmente entre peruanos, marroquíes y
    dominicanos.

    La mayoría de los trabajadores no ha tenido acceso
    a ayudas sociales tales como becas de estudio o de comedor (para
    sí o para sus hijos), viviendas de protección oficial,
    ayudas económicas ocasionales, programas de rentas mínimas
    u otras ayudas similares. Dentro de este contexto general los
    menos beneficiados son los trabajadores chinos, filipinos y
    peruanos; los que tienen más acceso a ayudas son
    marroquíes y españoles. Los españoles se
    concentran en prestaciones dirigidas
    más al perfil de "trabajador", como las becas de estudio o
    las viviendas de protección oficial; en cambio, los
    marroquíes reciben tanto becas de estudio como ayudas
    graciables, vinculadas más al perfil de "pobre", como las
    ayudas económicas ocasionales o los programas de rentas
    mínimas.

    ? Relaciones comunitarias e
    institucionales:

    Las condiciones de la vivienda tienen incidencia sobre
    la configuración de la oferta laboral. Por una parte, cuanto
    mejores sean las circunstancias de la vida cotidiana (comodidad,
    higiene, posibilidades de
    descanso, etc.) mayor será el rendimiento laboral del
    trabajador. Por otra, el recurso a viviendas baratas y en malas
    condiciones permite a los demandantes de empleo aceptar puestos
    de trabajo con menores remuneraciones. La gran
    mayoría de los trabajadores españoles del sector
    considera que las condiciones de su vivienda son buenas,
    opinión que es compartida por menos de la mitad de los
    inmigrantes y que no llega al 10% de los filipinos. En cambio, un
    15% de los marroquíes y el 7% de los chinos las califica
    como malas o deficientes; se trata particularmente de varones
    chinos que habitan viviendas cedidas por el empresario y de
    mujeres marroquíes que alquilan un piso. Una valoración
    menos drástica, pero también negativa (condiciones
    "regulares") predomina entre filipinos, chinos, dominicanos y
    peruanos, cuyas viviendas son generalmente de
    alquiler.

    La mayor parte de los trabajadores cuenta con cobertura
    sanitaria, aunque existen núcleos significativos que carecen
    de protección, especialmente entre peruanos, chinos y
    marroquíes. La posesión del derecho a la atención
    sanitaria es condición necesaria pero no siempre suficiente
    para que los trabajadores lo ejerzan plenamente. En ocasiones la
    situación laboral limita las posibilidades de acudir a una
    consulta sanitaria. Desde que están trabajando en el sector,
    una minoría importante de marroquíes y chinos y, en
    menor medida, de peruanos y españoles ha dejado de acudir al
    médico cuando lo necesitaba. Los motivos aducidos para ello
    varían según la nacionalidad: el hecho de carecer de
    papeles (peruanos, marroquíes y chinos) y las diferencias
    culturales (chinos y filipinos) afectan de forma específica
    y negativa a una parte de los trabajadores extranjeros. Ante
    estas situaciones, parece evidente que se requieren
    intervenciones institucionales, facilitando la legalidad de los
    inmigrantes, introduciendo la mediación y la
    interculturalidad en las instituciones sanitarias,
    facilitando el aprendizaje de las lenguas
    locales, etc. En cambio, el temor a perder el empleo (mayor entre
    marroquíes y peruanos, pero también destacado entre
    españoles) nos remite a la situación de precariedad e
    indefensión que afecta a una parte de los trabajadores, en
    cuanto tales. En este caso las intervenciones no pueden provenir
    de áreas de política social sino de la
    propia regulación socioeconómica y jurídica de los
    mercados laborales.

    Fuera del ámbito laboral los inmigrantes filipinos
    y chinos se relacionan especialmente con personas de su misma
    nacionalidad; esta preponderancia de los vínculos con
    connacionales es característica de algo menos de la mitad de
    los marroquíes; los menos circunscritos a relaciones
    monoétnicas son dominicanos y peruanos, precisamente los dos
    colectivos inmigrantes castellanoparlantes y con menor distancia
    cultural con la sociedad autóctona. Quienes más
    frecuentemente se relacionan con españoles son los
    inmigrantes que poseen nacionalidad española y que viven
    solos o con el núcleo familiar completo. Las personas que
    desarrollan su vida social sólo entre inmigrantes son los
    que han llegado más recientemente, los que se encuentran en
    situación irregular o tramitando permisos, y los que
    conviven con connacionales que no son familiares. Parece, por
    tanto, que la existencia de núcleos familiares facilita la
    relación de inmigrantes con autóctonos, mientras que la
    convivencia entre inmigrantes no familiares tiende a potenciar
    los lazos dentro de la comunidad de origen extranjero.

    El ahorro en España, es
    decir, la acumulación de dinero para proyectos destinados a realizarse
    en el país de inmigración o bien, a largo plazo, para
    utilizarlo en un eventual retorno es uno de los destinos de las
    rentas obtenidas por los trabajadores inmigrantes. Quienes
    más destacan en este aspecto son los trabajadores chinos:
    más del 80% consigue ahorrar parte de sus ingresos; a
    distancia se sitúan filipinos, dominicanos y españoles:
    más del 60% de cada grupo consigue algún ahorro; los
    que menos consiguen ahorrar en España son los trabajadores
    marroquíes. Otro destino importante de los ingresos de los
    inmigrantes son las remesas enviadas a familiares en el
    país de origen. En todos los colectivos la mayoría de
    los trabajadores envía parte de su renta al exterior,
    especialmente los filipinos; los que menos lo hacen son los
    chinos. El envío de dinero no depende directamente de los
    ingresos de los trabajadores, puesto que lo hacen quienes
    perciben más de 140.000 pesetas mensuales pero también
    buena parte de los que ganan entre 75.000 y 100.000 pesetas por
    mes. Un apartado menor, pero destacado, del gasto de filipinos y
    chinos se dedica al juego (casi siempre en salas
    de bingo), práctica muy extendida en las respectivas
    culturas de origen.

    El proyecto migratorio de los trabajadores extranjeros
    incide sobre las actitudes y estrategias desplegadas en el
    ámbito laboral. Las condiciones en que se ha salido del
    país de origen condicionan las expectativas y posibilidades
    de los inmigrantes; en particular, la perspectiva de una estancia
    corta o duradera hacen que determinadas situaciones sean más
    o menos aceptables. Por ejemplo, en un proyecto de corto plazo la
    situación legal y los derechos sociales pasan a segundo
    término en favor de la rentabilidad económica de las
    actividades desplegadas. En cambio, si existe un proyecto de
    permanencia a medio y largo plazo, la importancia de la
    regularidad jurídica, el acceso a la vivienda y el
    establecimiento de redes sociales amplias se hace más
    significativo. Por otro lado, una situación prolongada de
    precariedad puede fomentar la idea del retorno, aunque éste
    no entrara en los planes originales, en caso de que se espere
    conseguir oportunidades económicas similares en el país
    de origen.

    Entre los trabajadores de la hostelería la
    mayoría de marroquíes y peruanos tiene decidido no
    regresar al país de origen; en cambio, la mayor parte de los
    dominicanos y un tercio de los peruanos espera retornar, a medio
    o largo plazo; los más indecisos son los trabajadores
    filipinos, mientras que los chinos se reparten entre las
    distintas posibilidades, aunque con más énfasis entre
    quienes han decidido establecerse en España o permanecer
    aquí hasta jubilarse.

     

    2.3. Consecuencias
    socioeconómicas de la inmigración en el sector
    hostelero.

    Llegados a este punto cabe formular la cuestión:
    ¿qué "lugar" ocupan los trabajadores no comunitarios en
    el sector hostelero? La evidencia recogida en la
    investigación presentada no permite formular una respuesta
    unívoca, puesto que existen distintas modalidades de
    inserción laboral de la mano de obra inmigrante. Es
    necesario distinguir, al menos, dos situaciones diferenciadas:
    Por un lado, los grupos que desarrollan su propia oferta
    laboral, a partir de la implantación de "empresas
    étnicas"
    , cuyo principal paradigma son los restaurantes
    chinos, aunque existen también, con carácter
    minoritario, establecimientos de esta índole entre los
    demás grupos inmigrantes. En estos casos existe una
    tendencia importante a funcionar ?al margen? de la estructura
    ocupacional del sector, lo que evita la competencia por puestos de
    trabajo y la existencia de condiciones de trabajo distintas. En
    este caso se establece competencia en el ámbito empresarial,
    puesto que los establecimientos regentados por inmigrantes
    tienden a captar una parte de la demanda de servicios de
    restauración, en desmedro del resto de la oferta existente.
    En cambio, desde el punto de vista de los asalariados
    autóctonos, estos establecimientos no atentan contra sus
    propias oportunidades de empleo: su efecto aparece como neutro
    (cuando emplean sólo a trabajadores inmigrantes) e incluso
    positivo (cuando generan demanda de trabajo para los
    autóctonos). Además de los casos aquí analizados,
    ésta puede ser la modalidad de inserción de un volumen
    significativo de los trabajadores comunitarios del
    sector.

    Por otro, otro los trabajadores que se insertan como
    asalariados en empresas en las que conviven con trabajadores
    autóctonos
    . En estos casos cabe analizar si las pautas
    dominantes apuntan hacia la complementariedad (los inmigrantes
    relegados a los puestos más precarios) o sustituibilidad
    (inmigrantes y autóctonos compartiendo las mismas
    categorías laborales) entre los distintos grupos
    étnicos. En primer lugar cabe advertir que no estamos ante
    una situación consolidada; por el contrario, la continuidad
    de los flujos migratorios y el
    incremento constante de trabajadores extranjeros en el sector
    hace que tengamos que referirnos a tendencias de procesos
    en marcha, que pueden estar sujetos a transformaciones
    relativamente rápidas. Teniendo en cuenta esta
    circunstancia, resumimos a continuación algunas de las
    conclusiones obtenidas:

    • No se ha identificado una segmentación "fuerte"
      con base étnica, entre autóctonos e inmigrantes, sea
      porque el número limitado de extranjeros no permite
      reemplazar a los españoles de los puestos más bajos
      de la escala, o porque existen ciertas posibilidades de
      ?promoción? para los inmigrantes. Aparecen, sin embargo,
      elementos que apuntan a la existencia de posiciones
      diferenciales.
    • Dejando de lado a los asalariados chinos, que
      trabajan en un subsistema laboral relativamente autónomo,
      se observa que los asalariados españoles ocupan,
      comparativamente, puestos de mayor categoría y cara al
      público, mientras que los inmigrantes se concentran en
      mayor medida en empleos de baja categoría y no visibles
      (marroquíes y filipinos) o con cierta visibilidad
      (peruanos).
    • La mayoría de los españoles aspira a
      trabajar en otro sector; entre los inmigrantes sólo son
      superados por los peruanos, el resto de los inmigrantes se
      inclina más frecuentemente a permanecer en el mismo, sea
      por convicción o por resignación. Teniendo en cuenta
      que los trabajadores extranjeros tienen más edad y mayor
      nivel de estudios que los autóctonos, en su caso se
      observa una situación de mayor "estancamiento" laboral (a
      pesar de su formación superior, tienen ante sí una
      trayectoria laboral más corta que los autóctonos y se
      muestran más dispuestos que estos a continuar trabajando
      en hostelería).
    • La jornada laboral de filipinos, marroquíes y
      dominicanos es más prolongada que la de los españoles
      (en cambio, la de los peruanos es similar, y la de los chinos
      más breve).
    • La economía sumergida afecta más a los
      inmigrantes que a los españoles, con la excepción de
      los trabajadores filipinos.
    • Todos los grupos inmigrantes han pasado momentos de
      "apuro" económico con más frecuencia que los
      trabajadores autóctonos.
    • Las ayudas sociales son casi desconocidas para los
      trabajadores de origen extranjero; sólo los
      marroquíes han recibido alguna en igual medida que los
      españoles, aunque los primeros bajo el perfil de ayudas
      "para pobres" y los segundos bajo la modalidad de derechos para
      "trabajadores".

     

    ? Construcción e influencia de imágenes y
    estereotipos recíprocos:

    Además de estos procesos, la construcción
    simbólica de imágenes sociales por parte de los
    autóctonos contribuye a configurar espacios sociales
    diferenciados para los inmigrantes. Los estereotipos de los
    españoles vinculados al sector conciben a los inmigrantes
    como mano de obra barata, debido a su menor poder social de
    negociación. En el discurso empresarial se construye
    un escenario polarizado. Un extremo del mismo está ocupado
    por los grupos a los que se valora más positivamente, sea
    por su imagen (como los europeos), o su buen trato (como los
    latinoamericanos). En el opuesto se ubican los más
    rechazados, sea por su carácter genérico de
    extraños (que por rasgos culturales no podrían
    adaptarse al trabajo en la hostelería española) o por
    cualidades negativas que se les atribuye (los marroquíes
    caracterizados como sucios, agresivos o ladrones). Los grupos a
    los que más frecuentemente no se les suponen desventajas,
    por parte de los empresarios, son los comunitarios, los peruanos,
    otros latinoamericanos y filipinos; la baja productividad ?relacionada con
    ritmos lentos de trabajo? es la desventaja que más
    habitualmente se atribuye a los inmigrantes, sólo escapan de
    ella los filipinos; los problemas de idioma se achacan a
    filipinos y comunitarios pero casi no se mencionan para los
    marroquíes; los problemas de papeles destacan en el caso de
    subsaharianos y filipinos; la falta de cualificación es
    acaparada casi en exclusiva por los marroquíes.

    En el imaginario de los trabajadores
    autóctonos los inmigrantes extranjeros se inscriben en una
    dinámica laboral general, percibida como peligrosa y
    destructiva. Su presencia, aún difusa, queda inscrita en el
    contexto de deterioro de las condiciones de trabajo de los
    asalariados de la hostelería y de carencia de medios
    colectivos de defensa y reivindicación. Se trata de un
    factor añadido que incrementa la fragmentación e
    individualización de las relaciones laborales en el sector.
    Según esta percepción, lo que interesa
    al empresariado es el menor poder social de negociación de
    los inmigrantes, puesto que su mayor grado de necesidad, debido a
    la falta de redes sociales de protección, los obliga a a
    aceptar peores condiciones de trabajo. El resultado es el
    dumping social, una tendencia al deterioro generalizado de
    la situación laboral. Esta dinámica evoca el fantasma
    de una catástrofe: a medio plazo los trabajadores
    autóctonos se verán obligados a aceptar una devaluación mayor de sus
    condiciones de trabajo, o bien resignarse a ser sustituidos por
    la inmigración, convirtiéndose, a su vez, en nuevos
    trabajadores precarios o emigrantes hacia países del norte
    europeo. Entre los principales estereotipos respecto a los
    extranjeros se afirma que "todos" los inmigrantes rehuyen el
    trabajo, que "los del Sur", especialmente los sudamericanos,
    tienden a ser vagos y lentos, que los filipinos son trabajadores
    y tenaces, y que los chinos trabajan en "otro mundo", constituido
    por clanes cerrados y poco transparentes. La incipiente presencia
    de trabajadores inmigrantes en la hostelería se presenta,
    ante los asalariados autóctonos, con perfiles que son
    producto más del estereotipo y del prejuicio que de conclusiones
    derivadas del trato frecuente en
    los centros de trabajo.

    Por su parte, situados en el mismo contexto
    genérico de precarización del empleo e
    individualización de las relaciones laborales, los
    inmigrantes
    se sienten especialmente agraviados y la
    mayoría se considera impotente para superar los
    condicionamientos negativos. Salvo excepciones, no se consideran
    en condiciones de tomar la iniciativa. Por tanto, ésta
    debería venir de los trabajadores autóctonos; que
    contarían con una situación comparativamente más
    segura. Sin embargo, no existen expectativas en ese sentido
    puesto que predomina la imagen de "mangoneo" y abuso de los
    trabajadores autóctonos respecto a los inmigrantes.
    Además, la mediación positiva que podrían ejercer
    los sindicatos queda diluida debido al desconocimiento o la
    desconfianza que existe respecto a sus actuaciones.

    En definitiva, la tendencia hacia una segmentación
    con base étnica de la mano de obra del sector parece
    más consolidada en el plano subjetivo (las percepciones de
    autóctonos e inmigrantes) que en el objetivo (las
    condiciones de trabajo de los distintos colectivos), aunque ambos
    factores están vinculados: la dinámica de
    fragmentación del conjunto de los trabajadores favorece el
    distanciamiento y la segregación simbólicas de los
    extranjeros; en la misma medida dificulta el establecimiento de
    vínculos en el imaginario a partir de los cuales construir
    una elaboración multiétnica de la identidad de los
    trabajadores.

     

    ? Indicaciones finales:

    En el sector de la hostelería nos encontramos
    así, ante los efectos perversos del modelo de crecimiento económico que
    se viene desarrollando desde los años 80. Por un lado,
    existe un indudable crecimiento del mismo, medido en
    términos monetarios y de empleo; la mano de obra inmigrante
    es una contribución positiva a esta tendencia general de
    crecimiento. Por otra parte, se registra un deterioro persistente
    de la situación sociolaboral de franjas crecientes de los
    trabajadores: la situación de los desempleados presiona
    sobre la de los ocupados, la de los subempleados sobre la de los
    trabajadores más estables, la de los temporales sobre los
    fijos, etc. Los trabajadores inmigrantes se incorporan a este
    proceso regresivo, sumándose a la "competencia hacia abajo"
    establecida entre distintos segmentos de la población
    trabajadora. Con todo, su actual posición no puede
    comprenderse sólo desde el análisis del sector
    hostelero español, puesto que los flujos migratorio se
    inscriben en el juego de las desigualdades sociales existentes en
    el sistema mundial, dramáticamente puestas en evidencia por
    el actual proceso de globalización
    económica y mediática. En dicho contexto, al menos
    a corto plazo, la inserción laboral precaria de los
    inmigrantes supone un avance, sea respecto a su situación
    anterior (desempleo, subempleo o miseria en la sociedad de
    origen) o a su proyecto de vida (el empleo como palanca para
    acceder a la legalidad y a la obtención de rentas
    "suficientes", para subsistir o para sostener a la familia que permanece en el
    país de origen).

    Según este análisis, el "libre juego" de los
    procesos sociales y económicos actuales no resulta
    suficiente para garantizar la "integración" laboral, en
    plano de igualdad, de la mano de obra
    procedente del extranjero; por el contrario, tiende a promover un
    empeoramiento general de las condiciones de trabajo y una
    fragmentación de los trabajadores en segmentos con
    situaciones, expectativas e intereses diferenciados. Para ello
    sería necesaria la intervención de agentes sociales con
    capacidad de incidir en cuestiones como las
    siguientes:

    • Detener el proceso de deterioro generalizado de las
      condiciones de trabajo en el sector, reduciendo los
      índices de temporalidad, economía sumergida, jornadas
      laborales extensas y retribuciones bajas, interviniendo de
      forma eficaz en el ámbito de las pequeñas y medianas
      empresas.
    • Incrementar el poder social de negociación de la
      mano de obra inmigrante, evitando que se constituya en factor
      de desestabilización de las condiciones de trabajo de los
      autóctonos.

    Ambas cuestiones desbordan con creces las posibilidades
    actuales de los colectivos inmigrantes, pero también las de
    los autóctonos que trabajan en el sector. Son necesarias,
    por tanto, intervenciones de carácter institucional que
    incidan tanto en el ámbito de la política laboral como en el de las
    políticas sociales. Estas, por su propia magnitud, desbordan
    el marco de este artículo; sin embargo, es posible mencionar
    medidas de menor calado que pueden ser adoptadas por las
    instituciones con el fin de limitar las tendencias que tienden a
    configurar mercados de trabajo segregados étnicamente. Este
    tipo de medidas se deduce fácilmente repasando los
    principales problemas y prejuicios que dificultan la
    inserción laboral, tal como hemos ido señalando. A modo
    de ejemplo, aportamos las siguientes sugerencias:

    • Desvincular la situación administrativa del
      inmigrante (regular/irregular) de su situación laboral
      (parado, ocupado con o sin contrato, etc.) extendiendo los
      permisos de larga duración..
    • Liberar la política de cupos de las
      restricciones que canalizan a los solicitantes sólo hacia
      ciertos sectores, precisamente los más desregulados desde
      el punto de vista laboral, para facilitar su contratación
      siempre que exista una oferta de trabajo firme (los empresarios
      del sector hostelero manifiestan que el actual sistema de cupos
      supone un obstáculo para el empleo de inmigrantes aún
      no documentados).
    • Facilitar la información dirigida a los
      inmigrantes acerca de los derechos sociales y laborales que les
      asisten.
    • Favorecer los procesos de reagrupación familiar
      (y mejor aún implantar un ?modelo migratorio familiar?),
      puesto que la existencia de núcleos de convivencia
      estables favorece las capacidades de autoayuda de los
      inmigrantes, así como el establecimiento de relaciones con
      la población autóctona.
    • Promover cursos de aprendizaje de las lenguas
      autóctonas, de fácil acceso para los
      inmigrantes.

     

    * * * * * *

    Bibliografía

    BELTRÁN ANTOLIN, Joaquín, Parentesco y
    organización social en
    los procesos de migración internacional chinos. Del sur de
    Zhejiang a Europa y España.
    Departamento de Antropología
    Social.

    Universidad Complutense de Madrid, 1996. Tesis doctoral CAÑIZAL,
    M., "Las cadenas de restauración y sus perspectivas de
    crecimiento", en IH, Anuario98, Madrid, 1998.

    COLECTIVO IOÉ, Inmigración y trabajo.
    Trabajadores inmigrantes en el sector de la
    construcción
    . Polacos y marroquíes en Madrid y
    Barcelona, IMSERSO, Madrid, 1998.

    ?? Inmigrantes, trabajadores, ciudadanos. Una
    visión de las migraciones desde España
    , Patronat
    Sud?Nord, Universidad de Valencia,
    1999.

    CRUELLS, E., CERVERA, M., RUBIO, F. y OJUEL, J,
    Mujeres inmigrantes extracomunitarias en la hostelería de
    Barcelona
    , SURT (Associació de Dones per la
    Reinserció Laboral), Barcelona, 1997.

    FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE HOTELES, El sector
    hotelero en 1996
    , FEH, Madrid, 1996.

    FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE RESTAURANTES,
    CAFETERÍAS Y BARES, Los sectores de la Restauración
    en 1997
    , FER, Madrid, 1998.

    IH, Anuario empresarial del turismo y la hostelería 1998,
    Madrid, 1998.

    INE, Encuesta sobre la estructura de las empresas de
    restauración. 1994
    , Madrid, 1997.

    INE, Encuesta sobre la estructura de los
    establecimientos hoteleros. 1991
    , Madrid, 1993.

    INSTITUTO PARA LA FORMACIÓN de la COMUNIDAD DE
    MADRID, La Hostelería en la Comunidad de Madrid,
    Madrid, 1996, 4 vols.

    MARRERO RODRÍGUEZ, J. ROSA, La estructura y
    dinámica de los mercados de trabajo en las actividades de
    servicios. El caso del sector turístico canario
    ,
    Tesis doctoral, Universidad
    Complutense de Madrid, 1998.

    OBSERVATORIO PERMANENTE DE LA INMIGRACIÓN,
    Indicadores de la Inmigración y el Asilo en
    España,
    Nº 3, 1998 y Nº 5, 1999.

    PRITUR, Los sectores de la restauración en
    1997
    , FER, Madrid, 1998.

    RUBIO, A., Formación, ocupación y empleo en
    los servicios turísticos de España
    , Tesis doctoral,
    Universidad Complutense, Madrid, 1999.

    * * * * * *

    Notas

    * "Inmigración y trabajo. Trabajadores inmigrantes
    en la hostelería", en OFRIM Suplementos, junio 2000,
    pp. 11?41. OFRIM, SUPLEMENTOS, junio de 2000.

    1. Ver, COLECTIVO IOÉ, Inmigración y
    trabajo. Trabajadores extranjeros en el sector de la
    construcción
    , OPI?IMSERSO, Madrid, 1998 e
    Inmigración y Trabajo en España. Trabajadores
    inmigrantes en el sector de lahostelería
    , OPI?IMSERSO,
    Madrid, 1999.

    2. Una aproximación complementaria se
    desarrolló posteriormente en Andalucía, promovida por
    la DGAS de la Junta de Andalucía.

    3. Estas conclusiones reproducen fundamentalmente el
    ?Balance final? del texto citado sobre
    Inmigración y trabajo en España. Trabajadores
    inmigrantes en el sector de la hostelería, op,.cit
    .,
    págs. 257?275.

    4. Ver los trabajos reseñados en la bibliografía de Antolín Beltrán,
    quién preparó para la investigación que
    presentamos un informe
    específico.

     

    ** Colectivo Ioé
    (Miguel Ángel de
    Prada, Walter Actis y Carlos Pereda)


    URL:
    http://www.nodo50.org/ioe/

    El contenido del
    presente trabajo esta gobernado por la siguiente Licencia de
    Creative Commons:
    ver http://creativecommons.org/licenses/by?nc?nd/2.0

     

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter