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Paraguay vs Triple Alianza 1865–1870



Partes: 1, 2, 3

    1. Biografía de los
      gobernantes de los países
      beligerantes
    2. Antecedentes y causas de la
      guerra
    3. Organización
      política de los países
      partícipes
    4. Las tres campañas
      expedicionarias
    5. Paso de patria
      e invasión aliada
    6. Campaña
      de Pykysyry

    7. Campaña de la cordillera
    8. Cerro
      Corá
    9. Conclusión
    10. Bibliografía
    11. Anexo

    Introducción

    El presente trabajo es
    una monografía realizada mediante la lectura
    de numeroso material disponible sobre la gran epopeya del
    pueblo paraguayo. Esta historia narra la
    travesía de un estratega militar, quien en defensa de su
    patria se enfrentó a tres grandes naciones, cuyo
    objetivo en
    el conflicto ni
    siquiera fue lo suficientemente claro.

    Esta confrontación entre pueblos hermanos,
    terminó modificando toda la división política de
    Sudamérica. Recibe numerosos nombres; "Guerra
    Grande"
    , "Guerra del Setenta", "Guerra contra la
    Triple Alianza"
    son los más conocidos. Sin embargo,
    existe un nombre simbólico, que probablemente pueda
    contener en sí mismo la esencia de esta hecatombe:
    "Un David contra Tres Goliat".

    Esta travesía, fue protagonizada por el pueblo
    paraguayo y un ejército aliado de tres naciones:
    Brasil,
    Argentina y Uruguay. En
    ella, quedó plasmada de forma solemne aquel verso de la
    canción homenaje a la Batalla de Acosta
    Ñú: "…solo una cosa quedó en su
    puesto, la raza heroica del guaraní…"
    . En
    esta frase, se describe el final de la guerra, que
    finalizó con el 70% de la población paraguaya exterminada, pero no
    sin antes demostrar el ímpetu y la valentía en
    defensa de la nación, ofreciendo al enemigo una feroz
    resistencia a
    pesar de la gigantesca desproporción numérica que
    le era desfavorable.

    Sin lugar a dudas, para describir detalladamente esta
    contienda harían falta cientos de tomos, por lo cual en
    este trabajo, lejos de pretender ser la absoluta verdad, tiene
    por objetivo ofrecer al lector una recopilación de los
    más importantes momentos de entre los cinco años
    de larga duración del conflicto. Cada quien,
    deberá realizar sus propias conclusiones a través
    de la lectura del
    material.

    Pues bien, hecha esta salvedad, corresponde iniciar el
    recorrido por la Guerra de la Triple Alianza, analizar sus
    posibles causas reales, su desarrollo,
    su término y porque no, sus consecuencias hasta nuestros
    días.

    Biografía de los gobernantes de los
    países beligerantes

    Francisco Solano
    López

    Nació en Asunción el 24 de julio de
    1.827, hijo de de Don Carlos Antonio López y Doña
    Pabla Carrillo. Aprendió a leer y escribir en su hogar,
    ya adelantado en conocimientos, se inscribió en la
    Academia Literaria teniendo como preceptores al Prelado Fidel
    Maíz y
    al maestro Juan Pedro Escalada, con quienes adquirió
    nociones de Filosofía y Matemáticas, luego viajó a
    Europa donde
    amplió su cultura con
    el
    aprendizaje de los idiomas Francés, Portugués
    e Inglés. Admirador de Napoleón de quién conoció
    toda la bibliografía existente en ésa
    época.

    Desde joven su padre le había dispensado
    amplias prerrogativas, y cuando aún no había
    cumplido los 19 años de edad, le ascendió a
    Brigadier General, pasando a ocupar el Comando en Jefe del
    Ejército Paraguayo, a la edad en que la generalidad de
    los jóvenes revistaba como Cadete de las Academias
    Militares. Bajo su comando el ejército adquirió
    notable eficiencia y
    aumentó ostensiblemente su potencialidad en contingentes
    y pertrechos bélicos.

    En 1.853 viajó a Europa con rango
    diplomático, donde permaneció durante 18 meses
    recorriendo Francia,
    Italia,
    España e Inglaterra.

    A su regreso de Europa reasumió la cartera de
    Guerra y Marina .En 1.859 intervino en el conflicto argentino
    ya que en ésta nación desde 1952 se hallaban en
    conflicto los dos bandos, el de Urquiza y el de Mitre. A pesar
    de sus gestiones el 23 de octubre se desencadenó la
    guerra entre los dos bandos con un éxito
    indeciso a favor de Urquiza, lo que obligó a Solano
    López a acelerar y multiplicar sus gestiones, hasta
    lograr el acuerdo completo, no solo para la terminación
    de la guerra, sino también para el restablecimiento de
    la unidad argentina, mediante la incorporación de la
    Provincia de Buenos Aires a
    la Confederación y la aceptación de la Constitución de 1.853.

    A la muerte de
    Don Carlos Antonio López (10 de setiembre de 1.862) lo
    reemplazó en su calidad de
    Vicepresidente y convocó al Congreso Nacional para la
    designación de un Presidente, por la muerte de su
    padre.

    Reunido dicho Congreso el 16 de octubre de 1.862, fue
    proclamado por unanimidad, Presidente de la República
    por el periodo legal de 10 años, tenía 36
    años.

    En muchos sectores importantes se anhelaba la reforma
    de las instituciones para satisfacer los ideales
    cívicos del pueblo paraguayo tanto tiempo
    postergado. Se consideraba que la Constitución de 1.844
    ya había cumplido su objetivo con el reconocimiento de
    la Independencia Nacional, y que debía dar
    lugar a otra de tinte liberal.

    Solano López poseía una personalidad
    poco común, era el más ilustrado del Paraguay y el
    más experimentado en las cuestiones de Estado.
    Introdujo innovaciones fundamentales en la política
    exterior, hasta entonces el Paraguay se cuidaba de meterse en
    los asuntos del Río de la Plata, fiel a la doctrina de
    no intervención, pero para Solano López
    había llegado el momento de abandonar esa táctica
    cuando los conflictos
    interesaran los intereses fundamentales del Paraguay, sobre
    todo la conservación de su independencia. En
    consecuencia, el gobierno del
    Paraguay proclamó como norte de su política
    exterior el mantenimiento del equilibrio
    en el Río de la Plata y su propósito de impedir
    cualquier atentado contra el mismo. A fin de robustecer las
    relaciones con la Argentina y hacer aún más
    eficaces las notas de cancillería, Solano López
    mantenía una asidua correspondencia de carácter personal con
    Mitre y Urquiza. El deterioro de la situación del
    Río de la Plata, en coincidencia con el fenecimiento de
    los plazos para la solución de las cuestiones de
    límites con el Brasil y la Argentina
    llevó a una crisis grave
    que desembocó en la Guerra de la Triple Alianza contra
    el Paraguay, siendo comandante del ejército paraguayo
    hasta su muerte y fin de la guerra acaecida en Cerro
    Corá el 1 de marzo de 1.870

    Bartolomé Mitre

    Nació el 26 de junio de 1821 en Buenos Aires.
    Sus padres no aprobaban su vocación literaria por lo que
    le enviaron a la estancia de Gervasio Rosas, para
    que se convirtiera en un hombre de
    campo. Se granjeó con sus escritos la enemistad del
    dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Tuvo que exiliarse en
    Chile, Bolivia y
    Perú. De regreso a Argentina en el año 1852
    participa en el derrocamiento de Rosas, liderado por el general
    Justo José de Urquiza. En 1853 es nombrado ministro de
    Guerra del gobierno provincial de Buenos Aires, y trata de
    oponerse al plan de Urquiza
    que pretendía que la provincia pasara a formar parte de
    la recién proclamada República Argentina. En
    1859, las tropas de Mitre fueron derrotadas por Urquiza en la
    batalla de Cepeda, por lo que Buenos Aires pasó a formar
    parte de la federación. Fue gobernador de la provincia
    de Buenos Aires en 1860 y vence a Urquiza en la batalla de
    Pavón (1861). Elegido presidente de la República
    en 1862 para un mandato de seis años. Durante su
    presidencia, Argentina, aliada con Brasil y Uruguay contra
    Paraguay, participó en la guerra de la Triple Alianza
    (1865-1870). En 1868 pierde las elecciones presidenciales ante
    Domingo Faustino Sarmiento; volvió a presentarse otra
    vez como candidato en 1891 pero fracasó. Ocupó
    cargos de ministro y diplomático para el nuevo
    presidente.

    Venancio Flores

    Nació en Porongos. En 1836 se unió al
    movimiento
    de José Fructuoso Rivera contra Manuel Oribe.
    Tomó parte en la Guerra Grande (1842-1851), tras lo que
    fue nombrado ministro de Guerra y Marina en el gobierno del
    presidente Juan Francisco Giró (1852-1853), formó
    un triunvirato con Juan Antonio Lavalleja y Rivera. Tras la
    muerte de éstos, Flores fue elegido presidente en marzo
    de 1854. Un año después estalló una
    revuelta conservadora, que le obligó a dimitir y se
    trasladó a Argentina. Desde allí invadió
    Uruguay en abril de 1863 dando comienzo a una revolución que duró casi dos
    años, resultando vencedor merced al apoyo militar de
    Brasil y Argentina. En marzo de 1865 asumió la
    presidencia y el Partido Colorado volvió al poder. Dos
    años después, ganó las elecciones que
    había convocado. Fue asesinado el 19 de febrero de 1868
    en las calles de Montevideo.

    Pedro II

    Nació el 2 de noviembre de 1825. Su padre fue
    Pedro I (de Brasil y IV de Portugal) y su madre Leopoldina de
    Austria (hija a su vez del emperador germánico Francisco
    I), llegó al trono cuando contaba cinco años de
    edad, tras la abdicación de su padre, aunque en Brasil
    gobernó un consejo de regencia hasta que alcanzó
    la mayoría de edad en 1840. En el año 1843
    contrajo matrimonio con
    Teresa Cristina, hija del rey Francisco I de las Dos Sicilias.
    Como rey tuvo que hacer frente a las rebeliones que se
    produjeron en diferentes partes del país. Interesado por
    las ciencias,
    fue mecenas de las artes. Luchó por el progreso
    económico de Brasil y se opuso de forma decidida a la
    esclavitud:
    prohibió el tráfico de esclavos en 1850,
    inició un proceso de
    emancipación en 1871 y, finalmente, declaró
    abolida la esclavitud en 1888. Brasil se alió con
    Argentina y Uruguay contra Paraguay durante la guerra de la
    Triple Alianza (1864-1870), y la victoria le proporcionó
    nuevos territorios. En 1889, el Ejército y los
    republicanos, encabezados por Manuel Deodoro da Fonseca, se
    unieron con el fin de destronarle y Pedro se vio obligado a
    exiliarse en Europa. Falleció en
    París.

    ANTECEDENTES y
    CAUSAS DE LA GUERRA

    Organización Política de los
    países partícipes

    Paraguay

    El Paraguay logra independizarse y romper el yugo
    español en mayo de 1811. A partir de ese
    entonces, atravesaría profundos cambios en su sistema
    político.

    Posterior a este acontecimiento se constituye el
    primer gobierno de la era independiente. Este fue un
    Triunvirato integrado por: el depuesto Bernardo de Velazco, el
    español Juan Valeriano de Zeballos y el criollo Dr.
    José Gaspar Rodríguez de Francia. Este
    último ideólogo de la causa emancipadora y
    reconocido por numerosos historiadores como forjador de la
    identidad
    nacional. Pero este sistema cayo en
    crisis, razón por la cual se reunió el Congreso
    General de la Nación y en fecha 17 de junio se integra
    la Junta Gobernativa, presidida por Fulgencio Yegros e
    integrada por José Gaspar Rodríguez de Francia,
    Pedro Juan Caballero, Francisco Javier Bogarín y
    Fernando de la Mora. En enero de 1812, Francia se retiró
    del gobierno molesto por la ingerencia de los militares en el
    mismo. Luego regresa a la actividad política en julio
    del año siguiente.

    La figura del Dr. Francia iba enalteciéndose
    cada vez más, puesto que tomaba casi todas las
    decisiones. De allí, que el Congreso reunido el 3 de
    octubre de 1814 lo designase como Dictador Supremo de la
    República
    por el término de 5 años y
    posteriormente fue proclamado Dictador Perpetuo de la
    República
    por el Congreso del 1 de julio de 1816,
    gobernando así hasta el día de su muerte,
    acaecida el 20 de septiembre de 1840.

    Durante el gobierno de Francia, las fronteras fueron
    cerradas, iniciándose así una política de
    autoabastecimiento que enriqueció al país. La
    seguridad
    dentro del territorio nacional era encomiable. Tampoco se
    conocía de funcionarios gubernamentales corruptos. Este
    aislamiento, no fue por capricho del Supremo Dictador, mas
    bien, era una medida para mantener el equilibrio
    político de la República. En los países de
    la región, en ese tiempo se sucedió un
    sinfín de problemas
    políticos culminados inclusive en guerras
    civiles. Sin embargo, esta misma medida, impidió un
    relacionamiento armonioso con nuestros vecinos. El Paraguay,
    tenía problemas para exportar sus productos,
    debiendo utilizar el puerto de Buenos Aires, pagando de esta
    manera impuestos
    usureros.

    Muerto Francia, el poder político pasó
    por una anarquía debido a que no había
    disposiciones legales sobre sucesión. Se intentó
    una nueva dictadura,
    impedida por los comandantes militares. La Junta militar
    intentó apoderarse del gobierno pero fue desplazada con
    una revolución. Surgió un Triunvirato con el
    objetivo de convocar a un Congreso, pero fue derrocado antes de
    hacerlo. Luego, asume el gobierno el Subteniente Mariano Roque
    Alonso. Convocó a un Congreso, y éste, el 12 de
    marzo de 1841 decide regresar al consulado como forma de
    gobierno, designando para tal efecto al mismo Alonso y a Don
    Carlos Antonio López. Durante este gobierno, la figura
    de Alonso fue quedando atrás, asumiendo un rol
    más protagónico López.

    El 13 de marzo de 1844 se convoca a un nuevo Congreso,
    el cual durante sus sesiones sanciona una nueva
    Constitución. En ella se crea la Presidencia de la
    Nación, siendo electo como primer Presidente
    constitucional Don Carlos Antonio López.

    Durante su gobierno, López decide reabrir las
    fronteras, así como numerosas escuelas y el Real
    Seminario de
    San Carlos, clausurado durante el gobierno dictatorial de
    Francia. Las obras de gobierno de Don Carlos son incontables,
    entre ellas se puede citar la inauguración del primer
    ferrocarril de la región.

    Don Carlos también se había preocupado
    del ejército, razón por la cual encarga a su hijo
    Francisco Solano López la reorganización del
    mismo. Así, fue uno de los gobiernos más
    prósperos para la floreciente República del
    Paraguay hasta su muerte, acecina el 10 de septiembre de
    1862.

    Posteriormente, asume la primera magistratura de la
    nación el entonces General Francisco Solano
    López, en su calidad de vicepresidente de la
    República, convocando a un Congreso Nacional para la
    designación de un nuevo presidente titular. En efecto,
    este Congreso se inauguró el 16 de octubre de
    1862.

    Ese mismo día, fue designado en reemplazo del
    fallecido Don Carlos, el Gral. F. S. López, quien luego
    de prestar juramento ante el obispo diocesano constituyó
    su primer gabinete de la siguiente manera: José Berges,
    Ministro de Relaciones Exteriores; Francisco Sánchez,
    Ministro de Gobierno y Presidente del Consejo; Mariano
    González, Ministro de Hacienda; y el Coronel Venancio
    López, Ministro de Guerra y Marina.

    Durante su gobierno, el ejército
    adquirió un poder inmenso, aumentando sus efectivos a
    28000 hombres y teniendo una línea telegráfica de
    Asunción a Paso de Patria, sobre una distancia de 260
    millas, para mejorar el control de
    la Defensa nacional. Sus propios hijos, a su corta edad,
    contaban con jerarquía militar: Juan Francisco, a los 15
    años fue Coronel; Enrique, a los 11, Teniente, y
    Leopoldo, a los 7, Sargento. Todo el pueblo fue instruido
    militarmente en campamentos castrenses como Cerro León o
    Encarnación.

    Argentina

    Desde su independencia, la Argentina no
    constituía un país unificado. Más bien, la
    Argentina era un conjunto de provincias agrupadas en la llamada
    Confederación Argentina. Justamente, fue el General
    Francisco Solano López, quien brindó su
    mediación diplomática para evitar una completa
    segregación argentina, lo cual permitió su
    unificación. Esto se inscribía dentro del
    plan
    estratégico del Presidente López para
    garantizar el equilibrio de poderes del Plata.

    Brasil

    En tiempos del conflicto y previamente al mismo, la
    forma de gobierno del Brasil era el Imperio, siendo el
    Emperador regente, Pedro II.

    Existía una agrupación liberal de
    jóvenes dirigidos por Teófilo Ottoni, formados
    para competir con los "velhos", quienes se encontraban
    del lado del Emperador.

    El Brasil tenía numerosos intereses, por sobre
    todo, económicos para iniciar la guerra contra el
    Paraguay. Su economía se hallaba
    bastante debilitada, lo cual ocasionaba un descontento de la
    población hacia la política imperial. Los
    empréstitos ingleses que recibió durante el
    período de conflicto y previo a éste, sirvieron
    como un balón de oxígeno. Aunque, en contraparte, el
    combate no contaba con el apoyo popular, convirtiéndose
    posteriormente en una de las causas de la caída del
    imperio.

    Uruguay

    En tiempos de los sucesos inmediatamente previos a la
    contienda se encontraba gobernado por Bernardo Berro, del
    Partido Blanco y marcada tendencia nacionalista. Gobernó
    hasta el año 1864, siendo sucedido por Atanasio Aguirre.
    El Partido Blanco es derrocado del poder por un golpe militar
    encabezado por el caudillo del Partido Colorado, el General
    Venancio Flores, quien recibía apoyo bélico y
    financiero de la Argentina y del Imperio del Brasil.

    Problemas Limítrofes

    Paraguay – Argentina

    En el año 1.852, el director provisorio de la
    Confederación Argentina, general Don Justo José
    de Urquiza despachó al Dr. Don Santiago Derqui ante el
    Gobierno paraguayo con suficientes poderes para la
    resolución de todas las cuestiones pendientes entre
    ambos Estados. Así el 15 de julio de 1.852 se
    firmó un tratado de límites, que dejaba resuelta
    las tres más graves cuestiones que entre los dos
    países había. Por ése Tratado se
    reconocía que el Paraguay era una nación soberana
    e independiente de todo poder extraño,
    declarándose la libre navegabilidad de los ríos
    Paraná Y Paraguay así como sus afluentes para los
    pabellones paraguayo y argentino. Por ése mismo Tratado
    el Gobierno del Paraguay cedía al Gobierno de la
    Confederación Argentina el territorio que tenía
    sobre la margen izquierda del río Paraná, en la
    frontera sur
    de la República. Dicha cesión fue compensada con
    el reconocimiento de que el río Paraguay
    pertenecía de costa a costa, hasta la confluencia con el
    río Paraná a ésta
    nación.

    Pero, antes de concluirse la retirada de las tropas
    paraguayas de aquellos territorios estalló un movimiento
    revolucionario en la ciudad de Buenos Aires contra el director
    provisorio y, en precaución de los resultados que
    pudiera tener aquellos sucesos, se resolvió mantener la
    ocupación militar de dichos puntos.

    El 8 de agosto de 1.853, el director provisorio de la
    Confederación Argentina envió al Gobierno del
    Paraguay una nota en la que reclamaba la entrega de las
    Misiones, consideradas argentinas, desentendiéndose del
    precitado Tratado del 15 de Julio de 1.852, así como de
    su aprobación por el Congreso. El 18 de Octubre de
    ése año, Don Carlos Antonio López
    contestó la nota, manifestando que pronto estaba la
    entrega del territorio reclamado en respuesta a la
    aprobación del Tratado del 15 de julio por los Congresos
    paraguayo y argentino. Así se mantuvieron los arreglos
    de límites entre la República del Paraguay y
    Argentina.

    Paraguay – Brasil

    En mayo de 1.850, en plena paz con el Brasil, el
    gobierno del Paraguay recibió aviso del comandante de la
    villa del Divino Salvador, de que había bajado desde
    Matto Grosso una fuerza de
    artillería e infantería brasileña, que
    desembarcó en el Cerro Pan de Azúcar, arriba de la confluencia del
    río Apa con la margen izquierda del río Paraguay,
    donde estaban levantando algunas trincheras. Carlos Antonio
    López, entonces Presidente de la República del
    Paraguay quiso solucionar a través del agente
    diplomático brasileño, don Pedro Alcántara
    Bellegarde, pero desgraciadamente no se consiguió el
    retiro de las tropas brasileñas y fue necesario el
    empleo de
    las armas, con una
    flotilla bajo el mando del capitán de artillería,
    don Simón Antonio Villamayor, quien después de un
    reñido combate consiguió desalojar, en completa
    derrota, a las fuerza brasileñas.

    Después de aquella derrota, el gobierno del
    Brasil manifestó al gobierno del Paraguay sus
    intenciones pacíficas, reprobando la invasión
    mencionada, que fuera ordenada por el Presidente de Matto
    Grosso, y dejando todo en el estado en
    que se hallaba hasta un arreglo definitivo de límites,
    sin que ocasione rompimiento de buenas relaciones entre ambos
    países.

    En 1.852, en vista de éstas buenas relaciones
    el Gobierno del Paraguay envió una misión a
    la corte del Imperio del Brasil, proponiendo un acuerdo de
    límites, con la base de que quedara neutral la zona
    comprendida entre los ríos Apa y Blanco, para servir de
    separación entre ambos estados, quedando definitivamente
    tranzada la cuestión de límites, en la frontera
    norte de la República con el Imperio. El Brasil se
    rehusó terminantemente a aceptar dicha propuesta y a
    partir del 1.853 quedaron rotas las negociaciones entre ambos
    estados. En mayo de 1.853 el encargado de negocios del
    Gobierno del Brasil, Don Felipe Pereira Leal presentó al
    Gobierno del Paraguay un proyecto de
    navegación y conjuntamente con él, un tratado de
    límites, que contenía el ultimátum, de que
    el Paraguay reconociese al Brasil la margen derecha del
    río Apa, frontera norte de la República. Ante
    ésta inesperada imposición, el Gobierno del
    Paraguay envió su pasaporte al referido señor
    Leal y el 12 de agosto del año 1.853 comunicó
    oficialmente al Gobierno del Brasil.

    El gobierno del Brasil no respondió a
    ésta nota, pero al principio del año 1.854
    envió a don Pedro Oliveira como ministro
    plenipotenciario, y con una escuadra numerosa arribó
    hasta las Tres Bocas, aguas paraguayas y desde allí
    solicitó entrar en negociaciones definitivas de
    límites y navegación. El gobierno del Paraguay
    respondió que entraría en negociación si el ministro llegara a
    Asunción con un solo vapor, dejando la escuadra en las
    Tres Bocas. Don Pedro Oliveira aceptó la propuesta y fue
    recibido con las formalidades de estilo por el gobierno del
    Paraguay, entró en conferencia con
    el plenipotenciario paraguayo, general Francisco Solano
    López, y convinieron en la navegación del Alto
    Paraguay hasta Matto Grosso, por buques brasileños,
    dejando aplazados por 10 años los arreglos definitivos
    de límites. Posteriormente se supo que el gobierno de
    Brasil había desaprobado la conducta de
    su plenipotenciario a quien sometieron a un consejo de guerra,
    pero a pesar de esto y demás disposiciones tomadas por
    el Brasil, aquellos tratados
    quedaron subsistentes, y el conflicto desapareció
    entonces quedando la cuestión de límites aplazada
    hasta el año 1.864

    Los Capitales Ingleses

    La política británica respecto a los
    países de la región era mantener en cada uno de
    ellos a gobiernos que sirviesen a sus intereses. Esto culminaba
    en conflictos, internos o internacionales, que reclamaban el
    aporte del capital
    inglés.

    En ese esquema económico, el Paraguay
    constituía un eslabón fuera de la cadena tan
    minuciosamente elaborada por los británicos. Esto se
    debe a que uno de los legados del
    gobierno del Dr. Francia fue el autoabastecimiento nacional,
    por tanto, el país negociaba sus excedentes de producción de la manera más
    conveniente a sus intereses.

    En este ambiente ya
    bastante caldeado entre ambas naciones, surge la figura de Mr.
    Eduardo Thornton, diplomático y ministro inglés.
    Este hombre fue el verdadero artífice de la alianza
    entre la Argentina y el Brasil para derrocar al Partido Blanco
    del Uruguay, sabiendo que el Paraguay intervendría a
    favor de la República Oriental. Así surge el
    tratado del 18 de junio de 1864.

    Otro aspecto que demuestra el interés
    económico de la potencia
    europea es la intervención del banquero brasileño
    Irineo Evangelista de Souza, más conocido como
    Barón de Mauá, quien tenía intereses
    fuertemente ligados al capital inglés. Este
    señor, al ver una guerra ya inevitable se
    trasladó a Argentina para establecer una sucursal de su
    entidad bancaria (la más grande de
    Sudamérica).

    EMPRÉSTITOS INGLESES

    PAÍS

    AÑOS

    EMPRÉSTITO (en libras)

    BANCO

    BRASIL

    1825 a

    1865

    11.000.000

    ROTHSCHILD

    1865 a 1870

    20.000.000

    ROTHSCHILD

    ARGENTINA

    Hasta 1875

    27.000.000

    ——————–

    URUGUAY

    ———–

    3.500.000

    BARING

    Sin embargo, también es importante resaltar que
    las maniobras de la banca
    londinense fue la más acertada. El Paraguay era una
    nación que contaba con poco más de 1200000
    habitantes, enfrentándose a 3 países aliados (dos
    de ellas grandes potencias). Por tanto, con miras a recuperar
    los empréstitos concedidos, los aliados eran receptores
    mucho más viables que el Paraguay.

    Posición de la República del
    Paraguay respecto al Uruguay

    Durante el gobierno de Don Carlos Antonio
    López, el Paraguay había tenido una
    política de no intervenir en los sucesos y conflictos
    del Plata, no más allá de la
    diplomacia.

    A su muerte, Francisco Solano López adopta una
    nueva política. Su visión era bastante clara;
    para mantener la soberanía patria y garantizar la
    seguridad de la República es de suma importancia un
    equilibrio de poderes en la región.

    Con dicha visión, el Presidente López,
    advierte en un ultimátum al Brasil que cualquier
    ocupación temporal o permanente de territorio uruguayo
    sería considerada como un atentado al equilibrio de
    poderes del Plata, que interesa al Paraguay como
    garantía de su seguridad, y por tanto, sería
    considerado como causa de guerra.

    Ocupación del Territorio
    Uruguayo

    El Ministro consejero del Brasil, José Antonio
    Saraiva, presenta un ultimátum al gobierno de la
    República Oriental del Uruguay. El Ministro de
    Relaciones Exteriores de este país rechaza las
    reclamaciones brasileras y devuelve la nota. Por tanto, el
    consejero Saraiva replica anunciando al gobierno de Montevideo
    que las fuerzas navales y terrestres del Imperio van a dar
    comienzo a las represalias anunciadas en el ultimátum
    del día 4 de agosto de 1864.

    Ante esta delicada situación, el Ministro de
    Relaciones Exteriores del Paraguay, José Berges,
    protesta ante la actitud
    imperial, sin embargo, esta protesta no tiene eco en el
    gobierno del Pedro II. Ante esta indiferencia, la
    Cancillería paraguaya confirma la nota protesta al
    ministro residente del Brasil, César Sauvan Vianna de
    Lima, pero tampoco recibe respuesta.

    Alianza Argentina –
    Brasil

    En fecha 11 de julio de 1864 el comisionado brasilero
    a la Argentina, José Antonio Saraiva, llegó a un
    compromiso verbal con el General Bartolomé Mitre,
    según el cual el presidente argentino observaría
    con indiferencia la ocupación del territorio uruguayo
    por fuerzas brasileñas.

    Este acuerdo fue formalizado el 22 de agosto de 1864,
    fecha en que los plenipotenciarios de ambos países,
    reunidos en Buenos Aires firmaron un protocolo
    preliminar que decía:

    "Reunidos en la Secretaría del Ministerio de
    Relaciones Exteriores S.E. el señor Ministro y
    Secretario de Estado de dicho Departamento don Rufino de
    Elizalde y S.E. el señor Enviado Extraordinario y
    Ministro Plenipotenciario de Su Majestad el Emperador del
    Brasil cerca del Gobierno Argentino Consejero José
    Antonio Saraiva, a fin de conferencia acerca de las
    eventualidades posibles en el Río de la Plata por la
    causa de la cuestión oriental, concordaron en
    protocolizar las siguientes declaraciones en nombre de sus
    respectivos gobiernos, los cuales, en virtud de los tratados
    vigentes, tienen el deber y el interés de mantener la
    independencia, la integridad del territorio y la
    soberanía de la República Oriental del
    Uruguay.

    1º – Reconocen que la paz de la República
    Oriental del Uruguay es la condición indispensable para
    la solución completa y satisfactoria de sus cuestiones y
    dificultades internacionales con la misma República; y
    que auxiliando y promoviendo esa paz siempre que sea compatible
    con el decoro de sus respectivos países y con la
    Soberanía de la República Oriental del Uruguay,
    juzgan realiza un acto provechoso no solamente a esa
    República, sino también a los países
    limítrofes que tienen con ella relaciones muy
    especiales;

    2º – Tanto la República Argentina como el
    Imperio del Brasil en la plenitud de su soberanía como
    Estados independientes, pueden, en sus relaciones con la
    República Oriental del Uruguay, igualmente Soberana e
    Independiente, proceder en los casos de desinteligencia, como
    proceden todas las naciones, sirviéndose para
    extinguirlos de los medios que
    se conocen como lícitos por el derecho de gentes, con la
    única limitación de que cualquiera que sea el
    resultado que el empleo de estos medios produzca, serán
    siempre respetados los tratados que garantizan la
    Independencia, la Integridad del territorio y la
    Soberanía de la misma República;

    Los gobiernos argentino y de S.M. el Emperador del
    Brasil tratarán del ajuste de sus respectivas cuestiones
    con el gobierno oriental, auxiliándose mutuamente por
    medios amistosos, como una prueba de su sincero deseo de ver
    terminada la situación actual que perturba la paz del
    Río de la Plata".

    Esta alianza, por el momento bilateral, se
    tornaría pronto en el documento que dio origen
    formalmente a la cruenta guerra: El Tratado Secreto de la
    Triple Alianza contra el Paraguay.

    Se denota claramente, la intromisión
    brasileña en la situación política del
    Uruguay ante la actitud indiferente que asumiría el
    Gral. Mitre. Todo esto, se actuó con pleno conocimiento
    del ultimátum vertido por el gobierno paraguayo sobre
    una eventual ocupación del territorio
    oriental.

    Se puede deducir entonces, que la intervención
    en el Uruguay no fue más que una provocación al
    Paraguay para obligarlo a entrar en guerra, y por otro lado,
    asegurarse que con el Gral. Flores al frente del gobierno
    uruguayo, este último se convertiría en aliado
    del Brasil y la Argentina, retribuyendo así la ayuda
    prestada por estas naciones.

    Quiebre del relacionamiento con el
    Brasil

    En nota dirigida al representante diplomático
    del Imperio en Asunción, la Cancillería declara
    rotas las relaciones con el Imperio y expresa que el gobierno
    nacional, al no haber recibido respuesta por la protesta
    presentada ni por la confirmación de la misma, se ve
    obligado a utilizar los medios mencionados en dicha
    protesta.

    Apoyo de la población
    asuncena

    Al tomar conocimiento público la actitud
    asumida por el gobierno para con el Imperio del Brasil, se
    organiza una manifestación popular encabezada por los
    hombres más representativos de la ciudad. Llegaron hasta
    la casa de gobierno y entregaron al Presidente López, un
    manifiesto firmado por conocidos ciudadanos, quienes
    ofrecían sus bienes y
    personas para sostener la lucha por la que pronto
    atravesaría la nación.

    Captura del Marqués de
    Olinda

    El buque Tacuarí captura a 200 millas al
    norte de Asunción, al Marqués de Olinda,
    perteneciente a una empresa
    brasileña de vapores. Viajaba en este buque, el Coronel
    Federico Carneiro de Campos, recientemente nombrado Presidente
    de Mato Grosso, quien es detenido en calidad de prisionero. Con
    este acto se iniciaban las hostilidades con el
    Brasil.

    Tratado Secreto de la Triple
    Alianza

    Una vez que se produjo la ocupación del Uruguay
    por tropas brasileñas, el Presidente de dicha
    nación, urge ayuda al Gral. López, para que en
    cumplimiento del ultimátum envíe tropas en
    defensa de la soberanía de su país.

    López, sin embargo, no quiso entrar
    inmediatamente en hostilidades, pero ante la insistencia del
    enviado plenipotenciario del Uruguay, el presidente paraguayo
    inicia la movilización de tropas, solicitando para tal
    efecto permiso al gobierno argentino para que permita el paso
    por su territorio de fuerzas paraguayas que irían en
    defensa del gobierno legítimamente constituido del
    Uruguay. Pero obviamente, en cumplimiento de la alianza con el
    Brasil, Mitre negó la petición al Paraguay,
    razón por la cual el Congreso de la Nación
    declara la guerra a la Argentina, produciéndose la
    ocupación de Corrientes en fecha 14 de abril de
    1865.

    Posteriormente, el 1 de mayo del mismo año, si
    firma el Tratado Secreto de la Triple Alianza que textualmente
    dice:

    Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su
    Majestad el Emperador del Brasil, y la República
    Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra
    provocada por el gobierno del Paraguay.

    Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los
    medios de que puedan disponer, por tierra o por
    los ríos, según fuese necesario.

    Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el
    territorio de la República Argentina o en la parte
    colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la
    dirección de los ejércitos aliados
    quedará a cargo del Presidente de la República.
    Argentina y general en jefe de su ejército, Brigadier
    don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados
    estarán a las inmediatas órdenes del Vice
    Almirante Vizconde de Tamandaré, comandante en jefe de
    la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas
    terrestres de S.M. el Emperador del Brasil formarán un
    ejército a las órdenes de su general en jefe, el
    brigadier don Manuel Luis Osorio. A pesar de que las altas
    partes contratantes están conformes en no cambiar el
    teatro de las
    operaciones
    de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanos de las
    tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el
    principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el
    caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio
    oriental o brasileño.

    Art. 4. El orden interior y la economía de las
    tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos.
    El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas,
    vestuarios, equipo y medios de transporte
    de las tropas aliadas serán por cuenta de los
    respectivos Estados.

    Art. 5. Las altas partes contratantes se
    facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y los que
    necesiten, en la forma que se acuerde.

    Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no
    deponer las armas sino de común acuerdo, y mientras no
    hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así
    como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado
    de paz, tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda
    la guerra, sino por perfecta conformidad de todos.

    Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo
    sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en
    una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa
    nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho
    gobierno, y les proporcionarán los elementos que
    necesiten, en la forma y condiciones que se
    convenga.

    Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la
    independencia, soberanía e integridad territorial de la
    República del Paraguay. En consecuencia el pueblo
    paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones
    que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el
    protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la
    guerra.

    Art. 9. La independencia, soberanía e
    integridad territorial de la República, serán
    garantizadas colectivamente, de conformidad con el
    artículo precedente, por las altas partes contratantes,
    por el término de cinco años.

    Art. 10. Queda convenido entre las altas partes
    contratantes que las exenciones, privilegios o concesiones que
    obtengan del gobierno del Paraguay serán comunes a todas
    ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma
    compensación si fuesen condicionales.

    Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay,
    los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios
    con las autoridades constituidas, para asegurar la libre
    navegación de los ríos Paraná y Paraguay,
    de manera que los reglamentos o leyes de
    aquella República no obsten, impidan o graven el
    tránsito y navegación directa de los buques
    mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a
    sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al
    Paraguay, y tomarán las garantías convenientes
    para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que
    esos reglamentos de política fluvial, bien sean para los
    dichos dos ríos o también para el Uruguay, se
    dictarán de común acuerdo entre los aliados y
    cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del
    término que se convenga por los aliados, acepten la
    invitación que se les haga.

    Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas
    más convenientes a fin de garantizar la paz con la
    República del Paraguay después del derrocamiento
    del actual gobierno.

    Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente
    los plenipotenciarios que han de celebrar los arreglos,
    convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno
    que se establezca en el Paraguay.

    Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno
    el pago de los gastos de la
    guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la
    reparación e indemnización de los daños y
    perjuicios causados a sus propiedades públicas y
    particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa
    declaración de guerra, y por los daños y
    perjuicios causados subsiguientemente en violación de
    los principios que
    gobiernan las leyes de la guerra. La República .Oriental
    del Uruguay exigirá también una
    indemnización proporcionada a los daños y
    perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la
    guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad
    amenazada por aquel gobierno.

    Art. 15. En una convención especial se
    determinará el modo y forma para la liquidación y
    pago de la deuda procedente de las causas
    antedichas.

    Art. l6. A fin de evitar discusiones y guerras que las
    cuestiones de límites envuelven, queda establecido que
    los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que
    celebre tratados definitivos de límites con los
    respectivos gobiernos bajo las siguientes bases: La
    República Argentina quedará dividida de la
    República del Paraguay, por los ríos
    Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites
    del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la ribera
    derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El
    Imperio del Brasil quedará dividido de la
    República del Paraguay, en la parte del Paraná,
    por el primer río después del Salto de las Siete
    Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es
    el Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta
    llegar a su nacimiento. En la parte de la ribera izquierda del
    Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su
    nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de
    Mbaracayú, las vertientes del Este perteneciendo al
    Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas,
    tan rectas como se pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa
    y del Igurey.

    Art. 17. Los aliados se garantizan
    recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos,
    arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que
    se establecerá en el Paraguay, en virtud de lo convenido
    en este tratado de alianza, el que permanecerá siempre
    en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones
    serán respetadas por la República del Paraguay. A
    fin de obtener este resultado, ellas convienen en que, en caso
    de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener
    del gobierno del Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de
    que este gobierno intentase anular las estipulaciones ajustadas
    con los aliados, las otras emplearán activamente sus
    esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen
    inútiles, los aliados concurrirán con todos sus
    medios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo
    estipulado.

    Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que
    el objeto principal de la alianza se haya obtenido.

    Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no
    requieran autorización legislativa para su
    ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto
    como sean aprobadas por los gobiernos respectivos, y las otras
    desde el cambio de
    las ratificaciones, que tendrá lugar dentro del
    término de cuarenta días desde la fecha de dicho
    tratado, o antes si fuese posible.

    En testimonio de lo cual los abajo firmados,
    plenipotenciarios de S.E. el Presidente de la República
    Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el
    Gobernador Provisorio de la República Oriental, en
    virtud de nuestros plenos poderes, firmamos este tratado y le
    hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de Buenos Aires, el
    1º de Mayo del año de Nuestro Señor de
    1.865.

    ORGANIZACION DE
    LAS UNIDADES DE LOS PAISES BELIGERANTES

    PARAGUAY

    INFANTERÍA: la mayor unidad era el
    batallón, que se componía de seis
    compañías con un efectivo de 100 a 110 hombres
    cada una.

    CABALLERIA: constituida por regimientos
    compuestos de cuatro escuadrones con un efectivo de 100 a 120
    hombres cada uno.

    ARTILLERIA: organizada en regimientos de cuatro
    a seis escuadrones o baterías, y cada uno de
    éstos contaban con 90 a 100 hombres. También
    disponía de batallones de artillería
    pesada.

    ARMAMENTOS: la Infantería contaba con
    fusil de chispa, la Caballería, dotada de algunos
    regimientos con carabina lisa de chispa y otros tan solos de
    sable o lanza. La Artillería, era de sistema de
    avancarga con cañones de ánima lisa y el calibre
    variaba entre seis a quince centímetros. Los proyectiles
    eran balas esféricas y tarros de metralla. La Ingeniería contaba con dos
    compañías de bogavantes con la misión de
    construir y conducir canoas.

    LOS ALIADOS

    INFANTERIA: los batallones argentinos y
    uruguayos se componían de seis compañías y
    los brasileros de ocho. Las compañías
    tenían una dotación de 100 a 120
    hombres.

    CABALLERIA: los regimientos argentino contaban
    con cuatro escuadrones, los uruguayos con dos y con seis los
    brasileños. Cada escuadrón estaba compuesto de
    100 a 120 hombres.

    ARTILLERIA: los regimientos argentinos y
    uruguayos tenían cuatro y dos escuadrones
    respectivamente y los brasileños tenían cuatro a
    seis. Éstos, se componían de 90 a 110 hombres.
    Argentina y Brasil también tenían batallones de
    artillería pesada.

    ARMAMENTOS: Infantería:
    Casi la totalidad de las unidades brasileñas contaban
    con fusiles rayados y también gran parte del
    ejército argentino y uruguayo.
    Caballería: Todos los regimientos se
    hallaban armados de carabina rayada, con lanza y sable.
    Artillería: Casi todas sus piezas eran de
    ánima rayada y el calibre entre seis a quince
    centímetros.

    FUERZAS NAVALES

    PARAGUAY: tenía una estructura
    naval de 15 vapores armados. Eran barcos mercantes artillados y
    solo el "Tacuarí", podría ser considerado como
    barco de guerra.

    ALIADOS: Argentina: tenía una escuadra
    con un centenar de barcos armados y transportes. Brasil:
    tenía una flota compuesta de 17 acorazados con 103
    cañones, 5 monitores y
    una escuadra de madera
    compuesta de casi un centenar de barcos de distintos tonelajes.
    Uruguay: no contaba con fuerzas navales.

    Las Tres
    Campañas Expedicionarias

    Como plan estratégico, el entonces
    todavía General Francisco Solano López delinea
    tres campañas para cumplir con los objetivos
    fijados:

    Campaña de Mato Grosso: destinada a
    asestar un golpe paralizador al Brasil, como medida de
    previsión, cubriendo de esa manera nuestras espaldas
    para luego enfocar las fuerzas en dirección
    Sur.

    Campaña de Uruguayana: destinada a
    cruzar por el Sur la franja colindante con el territorio
    argentino, con una tropa poderosa, para luego llegar al
    Río Uruguay, en la Región de San Borja
    (Río Grande do Sul) y atacar a las fuerzas
    brasileñas invasoras del país
    oriental.

    Campaña de Corrientes: dirigida a la
    ocupación de esta provincia argentina de manera a
    desplegar luego las tropas hacia Entre Ríos, para luego
    tomar contacto con el operativo montado en el Estado de
    Río Grande.

    Campaña de Mato
    Grosso

    El 23 de diciembre de 1864, López, pasó
    revista a
    las tropas que al día siguiente iban a salir rumbo a
    Mato Grosso, con el fin de capturar las principales posiciones
    de dicho Estado. Se encargarían de dicha misión
    los Batallones 6º, 7º,10º y 30º, bajo el
    mando del entonces Coronel Vicente Barrios, y
    componiéndose de unos 3000 hombres.

    Al día siguiente, el 24, partieron los
    expedicionarios a bordo de las siguientes embarcaciones:
    "Tacuarí", "Ygurey", "Paraguari",
    "Marqués de Olinda" (buque brasileño
    capturado) e "Ypora". Seguidos además del
    "Humaitá" y el "Coimbra" que eran
    artillados. Toda la escuadrilla fue reforzada por el
    "Jejuí" y el "Río Apa" que se
    encontraban en comisión al Norte.

    El 26 del mismo mes, partía de Villa
    Concepción (actual Ciudad de Concepción), un
    contingente de alrededor de 3500 hombres, mayormente
    pertenecientes a la caballería, bajo el mando del
    Coronel Francisco Isidoro Resquín, con la misión
    de ocupar los territorios comprendidos entre los ríos
    Apa y Blanco. En este grupo iba el
    entonces sargento Bernardino Caballero, quien después
    llegaría a ser uno de los generales más
    brillantes del ejército de López.

    Esta columna marchaba por tierra y estaba destinada a
    apoyar a la expedición naval al mando de Barrios, cuya
    escuadrilla bajo su mando, desembarcaba esa misma noche. Los
    cañoneros tomaron posición para bombardear la
    fortaleza enemiga y los cuerpos de infantería se
    aprestaban para el ataque.

    El plan ideado por López era una excelente
    estrategia,
    pues aparte de reforzar y apoyar a las tropas dirigidas por
    Barrios, la columna bajo el mando de Resquín,
    también estaba destinada a frustrar posibles desbordes y
    tentativas de tropas enemigas.

    Así pues, el 27 de diciembre, terminados los
    preparativos para el bombardeo y ataque al fuerte de Coimbra,
    Barrios envía un ultimátum al comandante de
    distrito, Teniente Coronel Hermenegildo de Albuquerque
    Porto-Carreiro, intimándolo a que se rinda en el plazo
    de una hora, caso contrario tomaría el fuerte por la
    fuerza.

    La contestación al ultimátum no
    satisfizo a Barrios, y quince minutos después
    abrió fuego sobre la fortaleza enemiga hasta la noche.
    La misma, se encontraba defendida por 400 hombres, 11 piezas
    montadas en batería, más otros 20 que se hallaban
    almacenadas. La guarnición se hallaba formada por
    guardias nacionales, indios y presos. La defensa de la
    fortaleza era apoyada por la cañonera
    "Anhambaí" (2 cañones, 34 hombres), bajo
    el mando del Teniente 1º Balduino de Aguiar.

    El día 28, prosiguiendo el bombardeo, el
    Sargento Mayor Antonio Luis González, al frente del
    6º Batallón, avanza sobre la posición
    enemiga con una tropa de reconocimiento. En esta acción, las bajas paraguayas llegaron a
    200, debido a que no se contaba con los elementos para penetrar
    el fuerte. Esto, sirvió al Coronel Barrios para preparar
    una nueva estrategia de ataque para el día 29. Sin
    embargo, la noche antes, Porto-Carreiro reúne un consejo
    que decide abandonar el fuerte, trasladándose los
    enemigos para Corumbá.

    El 29 entonces, los paraguayos tomaron Coimbra y una
    vez establecidas las nuevas posiciones, el Coronel Barrios
    avanzó sobre las guarniciones de Albuquerque y
    Corumbá. Por disposición del comandante, los
    vapores brasileños en huída fueron perseguidos
    por el "Ypora" y el "Río Apa", bajo del
    mando del Teniente Andrés Herrero, consiguiendo esta
    expedición dar alcance a la flota enemiga y batir a unos
    vapores, hundiendo y apresando otros.

    Ese mismo día el Capitán Martín
    Urbieta, al frente de 220 paraguayos desprendidos de la columna
    al mando del Coronel Resquín, ataca la guarnición
    brasileña asentada en la colonia El Dorado, en la
    frontera de Mato Grosso. El destacamento fue derrotado tras un
    breve combate en que resultó muerto, el Teniente Antonio
    Juan Ribeiro, comandante de la guarnición.

    El 31 del mismo mes y año, las fuerzas
    victoriosas de Coimbra, arriban a Albuquerque en
    persecución de las tropas del Teniente Porto-Carreiro.
    Al encontrar las plazas desiertas, Barrios tomó
    posesión de todas ellas.

    El 1 de Enero de 1865, las tropas brasileñas,
    al mando del Coronel Augusto de Oliveira guarnecían
    Corumbá y al ser informadas del avance de las tropas del
    Coronel Barrios, abandonan dicho puerto a bordo de la
    cañonera "Jacobina".

    El día 2, las tropas de barrios ocupan la plaza
    de Corumbá y él, despacha al "Río
    Apa"
    e "Yporá", en persecución de los
    fugitivos de dicho puerto. Ese mismo día, las fuerzas
    comandadas por el Coronel Resquín, ocupan la
    población brasileña de Nioac, en Mato Grosso, sin
    encontrar resistencia alguna.

    El 6 de enero, es apresada la cañonera
    "Anhambahí" que posteriormente pasa a engrosar la
    fuerza naval paraguaya con el nombre traducido de
    "Amambai". Horas antes, los mismos barcos paraguayos
    capturan el barco "Jacobina", que en ese momento
    transportaba gran cantidad de municiones y
    víveres.

    El 10 de ese mismo mes, muere en El Dorado, el
    Teniente Andrés Herrero, quien se había quedado
    en ese lugar mientras transportaban a los buques paraguayos las
    municiones encontradas en dicho fuerte.

    Se solicita a la Argentina paso por su
    territorio

    El 6 de febrero, el señor Luis Caminos,
    mensajero especial de la Cancillería paraguaya, entrega
    al Ministro Elizalde, nota del gobierno de López,
    solicitando paso de sus tropas por el territorio de
    Corrientes.

    Convocatoria a un Congreso

    En virtud de los acontecimientos internacionales que
    estaban en progreso, el Presidente de la República,
    General Francisco Solano López, dicta un decreto
    convocando al Soberano Congreso a fin de que este cuerpo se
    abocase al estudio de la situación reinante en la
    región. En efecto, este Congreso inicia sus
    deliberaciones en fecha 15 de marzo del año
    1865.

    El 18 de marzo, culminan las deliberaciones del
    Congreso convocado por López, aprobándose los
    actos del Poder
    Ejecutivo contra el Imperio del Brasil; declara la guerra
    al gobierno argentino; autoriza la emisión de papel
    moneda en la cantidad que se estime necesaria para solventar
    los gastos de guerra; autoriza la contratación de un
    empréstito europeo por valor de
    cinco millones de libras esterlinas y confiere al General
    López, el grado de Mariscal de Campo y le faculta a
    promover a seis brigadieres y tres generales de
    división.

    Campaña de Uruguayana

    Esta campaña fue lanzada con posterioridad a la
    de Mato Grosso, pero la
    organización del ejército que se
    encargaría de llevar a cabo la misión fue
    organizada muchos meses antes que dicha
    campaña.

    En los comienzos de abril de 1864, el Gral.
    López encargó esa misión al Sargento Mayor
    Pedro Duarte. Así, a mediados de ese mismo mes, este
    jefe partió rumbo al sur, con el mandato de organizar en
    la Villa Encarnación (hoy Ciudad de Encarnación),
    un ejército que se componga de 10.000 hombres y
    adiestrarlo en el manejo de las tres armas.

    A su llegada al destino señalado, Duarte
    ordenó a las autoridades de la zona a que se presenten
    todos los ciudadanos hábiles para prestar el servicio
    militar. Respondieron a este llamado los pueblos de
    Encarnación, San Cosme, Bobí, San Pedro y Carmen
    del Paraná, Jesús y Trinidad.

    El 27 de abril de 1865, el Teniente Coronel Antonio de
    la Cruz Estigarribia se hace cargo del ejército
    destinado a cumplir la misión de Uruguayana, pasando el
    Sargento Mayor Pedro Duarte a ocupar el puesto de segundo
    comandante.

    Una semana después de ocurrido el cambio de
    comandante, aquellos 10.000 hombres iniciaron marcha hacia el
    río Uruguay, llevando consigo cinco piezas de
    artillería de calibre 3 y 5, veinte canoas y treinta
    carretas con víveres y provisiones diversas. Llegaron
    unos días después, sosteniendo algunas batallas
    con tropas enemigas a cuyo frente se encontraban los Coroneles
    argentinos Paiva y Reguera, siendo estos últimos
    derrotados por el ejército paraguayo. Contrariando la
    orden del Mariscal de cruzar el río por el paso llamado
    Los Garruchos, el Teniente Coronel Estigarribia realizó
    el cruce por el paso hormigueros.

    Partes: 1, 2, 3

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