El poder como prehensión. Superficies de ensamblaje y producción de dividuos
- 1.
Introducción: hacia nuevas anatomías de
poder - 2. El poder como
prehensión - 3. Superficies de
ensamblaje y producción de dividuos - 4. Conclusión:
Vigencia de Spinoza en la definición de lo
social - Notas
ABSTRACT
Reflexionar sobre el poder, en la actualidad, supone,
inevitablemente, tomar como punto de partida los análisis foucaltianos y
examinar la lógica del panoptismo.
Lógica cuyo horizonte es la producción de almas o
subjetividades. Dar cuenta de ese proceso es explicitar la
acción de las relaciones
de poder. No obstante, el conjunto de prácticas y materiales que dieron sentido
a esa lógica se ha desvanecido o transformado en nuestro
momento epocal. Vivimos en un tiempo en el que el encierro
es sustituido por el tránsito permanente por diversas
instituciones, y el control toma el relevo de la
disciplina. En tal horizonte
se dibujan otras lógicas para el poder. En ellas, por
ejemplo, el objeto mismo, los objetos que ahora pueblan nuestra
cotidianidad, con su materialidad, permite y contiene el acto o
ejercicio mismo de poder. Objeto y operación se confunden.
En este texto argüiremos que
frente a los modelos que proporciona la
lógica del panoptismo, ahora, resulta posible definir una
lógica diferente: la del ejercicio de poder como
prehensión. El objetivo fundamental de
éste ya no es producir individuos sino superficies de
ensamblaje y dividuos. Este ejercicio, a su vez, permite una
redefinición de la noción de ?lo social? que
habitualmente manejamos.
¿Qué es el poder? ¿Cuál es la
esencia del poder? Esta pregunta podría conducir a preguntar
por la estructura política de una sociedad, por la forma de
estado que se da, por el
régimen de gobierno que se otorga. Inclusive
se podrían radicalizar estas cuestiones. Y preguntar en
consecuencia por la estructura política de La Sociedad, por
la esfera de Lo Político. Podría llegar a preguntarse
incluso por la dimensión política del hombre, por eso que en todo
hombre hay, como posibilidad o como efectividad, de afán, de
apetito y de virtualidad política. La pregunta por el poder
pregunta obviamente por estas cosas, si bien de manera
implícita, porque en esencia pregunta por otra cosa,
a partir de la cual esas preguntas son necesariamente derivadas. Se pregunta […] por
lo que hace que el poder sea.
E. Trías
Palabras clave:
· cibersociedad
· estudios ciencia-tecnología-sociedad
· sociedad de la
información
· sociedad del
conocimiento
· tics
1. Introducción: hacia
nuevas anatomías de poder
Permítasenos comenzar este texto con dos noticias de prensa y un fragmento de la
publicidad de una universidad virtual.
"La Generalitat de Catalunya está ultimando con la
fiscalía un acuerdo para
entregar a las mujeres que hayan sido maltratadas por sus parejas
una pulsera con alarma, similar a la que ya utilizan algunos
enfermos crónicos y personas mayores. La iniciativa es
pionera en España. La pulsera sólo
se activará por la noche y se entregará a aquellas
mujeres para las que el juez haya decretado la vigilancia
obligatoria por malos tratos" (1)
"La metodología que utiliza la
Universitat Oberta de Catalunya requiere que todos los miembros
de la comunidad académica
-estudiantes y profesores- tengan acceso a un ordenador personal conectado al Campus
Virtual de la UOC vía red telefónica. El Campus Virtual puede
definirse como el conjunto de funciones que hacen posible la
interacción entre los
diferentes grupos que componen la
Universidad (estudiantes, profesores y personal administrativo)
sin la necesidad de que coincidan en el tiempo y el espacio.
Estudiar en casa no significa que el estudiante de la UOC
esté desconectado de lo que ocurre en la universidad. Los
estudiantes de la UOC pueden tener conversaciones sobre
cuestiones cotidianas tal y como las tienen los estudiantes de
otras universidades; pueden consultar libros disponibles en la UOC o
en otras universidades en Cataluña; pueden dirigirse a
espacios con Noticias y consultar periódicos; o pueden
demandar ayuda a los profesores para solventar cualquier tipo de
duda. Este estrecho y constante contacto garantiza la atención y la motivación continua que
exige la educación a distancia. A
través del correo electrónico pueden
estar en contacto con sus tutores y consejeros, participar en
discusiones con sus compañeros o desempeñar sus
responsabilidades académicas" (2)
"Los hospitales que atienden pacientes
psiquiátricos firmaron ayer un acuerdo con el Ministerio de
Sanidad que permitirá su reconversión en cinco
años. El interés de tal acuerdo
reside en que los hospitales podrán atender más
pacientes como departamentos y servicios de urgencias para
pacientes-externos, esto evitará los internamientos
prolongados" (3)
Tres proyectos. Tres ámbitos de
ordenamiento social: salud, educación y organización policial/penal.
Y tres ejemplos, también, de cambio en las soluciones ofrecidas a los
problemas relativos al orden
social. En el primer caso se evita recluir en una prisión a
un esposo peligroso o en una institución para mujeres
maltratadas a una posible víctima de violencia marital. Ambos,
agresor y víctima, permanecen en movimiento, bajo un control
abierto y prácticamente continuo. En el segundo caso se
muestra la posibilidad de
poner en marcha un proceso de enseñanza-aprendizaje sin que sea menester
someter a los rigores de un mismo marco espacio-temporal a sus
participantes. El edificio institucional pierde relevancia,
estudiantes, profesores y trabajadores de servicios deambulan por
un entorno virtual, según sus propios horarios y desde los
lugares más variopintos, sin que tal cosa, sin embargo,
implique un nefasto desencuentro. Se refuerza la
sensación de libertad de los participantes
en la experiencia. La experiencia de detentar mayor responsabilidad y control. En
el tercer caso, finalmente, se reitera la tendencia a limitar los
encierros. El hospital psiquiátrico, otrora
edificio-símbolo de la creencia de que hay circunstancias
que hacen inevitable la reclusión, se convierte
paulatinamente en un lugar de tránsito, pasar por él,
pero no permanecen en él, se limita su función a la urgencia, a lo
excepcional. Superficie de tránsito antes que espacio de
inscripción (4).
Tres ejemplos, en definitiva, de un proceso más
general que algunos llaman desinstitucionalización. En otro
sitio (5), hemos hablado, no obstante, de
proliferación de extituciones. En ellas, el control
abierto y continuo sería una de sus características
definitorias. Si bien los microejercicios o microdispositivos que
son tales extituciones exhiben variaciones, peculiaridades y una
idiosincrasia propia en cada caso particular – la noción
recoge ordenaciones como el proyecto genoma humano, las
universidades virtuales, el control de presos y mujeres
amenazadas, el desencierro de enfermos mentales…- también
muestran una serie de rasgos comunes: a) se asienta en planos que
fluctúan; b) esto genera relaciones flotantes y variables; c) que permiten
hablar de una socialidad fluctuante; d) en la que el vínculo
social es básicamente preformativo; e) y, por tanto,
observamos formaciones sociales preñadas de movimiento; f)
en las que se dibuja una globalidad borrosa, mal definida,
precaria pero siempre perceptible; g) y que permite entender
cómo tales ordernaciones son una suerte de dispositivos de
captura. Pues bien, de estas actualizaciones o concreciones se
puede extraer un diagrama general inmanente que
caracterice el presente. ¿Qué rasgo distintivo
tendría? Deleuze lo apunta en su reflexión sobre
el trabajo de Foucault.
"A veces se ha creído que Foucault trazaba el
cuadro de las sociedades modernas como otros
tantos dispositivos disciplinarios, por oposición a los
viejos dispositivos de la soberanía. Pero no hay
nada de eso: las disciplinas descritas por Foucault son la
historia de lo que poco a poco
dejamos de ser, y nuestra actualidad se dibuja en disposiciones
de control abierto y continuo, disposiciones muy
diferentes de las recientes disciplinas cerradas."
(6)
Efectivamente, la misma proliferación de
establecimientos disciplinarios no significó, en su momento,
la implantación de un proceso de encierro generalizado que
hubiera estado condenado al fracaso de antemano:
"Mientras que por una parte, se multiplican los
establecimientos de disciplina, sus mecanismos tienen cierta
tendencia a "desinstitucionalizarse", a salir de las fortalezas
cerradas en que funcionaban y a circular en estado "libre"; las
disciplinas masivas y compactas se descomponen en procedimientos flexibles de
control, que se pueden transferir y adaptar."
(7)
El "panoptismo" es sólo un esquema de
comprensión. Un heurístico, si se desea. Ni excluye la
aparición y proliferación de otras formaciones sociales
ni soslaya el conocimiento del permanente
cambio de nuestra realidad. Es sencillamente "una" ontología posible del
presente. Una manera de mirar. Otras pueden ocupar su lugar. Por
ejemplo, el control abierto y continuo.
"Control abierto y continuo". La expresión debe ser
completa puesto que existen muchos dispositivos de control
descritos. Es más, la propia disciplina es una modalidad del
control. Lo importante en la nueva expresión es la segunda
parte: abierto y continuo. Refiere una "circulación en
estado libre", "procedimientos flexibles de control", variables,
cambiantes, sorprendentes… Los ejemplos con los que abría
este apartado ilustran la importancia creciente de valores como la apertura, la
circulación libre, la flexibilidad…
"Una clase tradicional es más
o menos estable porque reúne un número determinado de
personas en un lugar concreto; construida con
materiales sólidos, como la escuela, es una institución,
mientras que si es virtual, fluctúa su figura espacial y el
número de personas que reúne, de tal manera que su
plan, siempre diferente, es el
mismo a pesar de todo: es como el velero de Teseo, estable pero
siempre nuevo." (8)
No estamos ante ejemplos de
desinstitucionalización. El fenómeno es más amplio
y básico. O sea, la extitución no excluye la
proliferación de fenómenos de
institucionalización-desinstitucionalización en su
interior. Sencillamente los desborda. Es un plano más
general que proporciona sentido a éstos. La extitución
transforma la institución, no la elimina, ni tan siquiera
requiere elaborar su crítica. Digámoslo
con otras palabras: lo extitucional es como una nueva
dimensión, un volumen nuevo y sorprendente para
lo institucional. En el nuevo plano, la vieja institución
pierde valor y fuerza, relaja su
interés, empieza a diluirse como productora de
sociedad.
Retengamos un rasgo de la extitución. Estás
dentro o fuera de una clase tradicional, tal diferenciación,
no obstante, carece de sentido en una clase virtual. En tanto que
extitución, una universidad virtual opera como red, sin
interioridad ni exteriotidad. La extitución es un puro
límite, compuesto de elementos que pueden conectarse o no.
Una superficie imposible de geometrizar. Es una amalgama de
conexiones y asociaciones cambiantes. Una multiplicidad. Su
materia son las posiciones,
los vecindarios, las proximidades, las distancias, adherencias o
acumulaciones de relaciones. A diferencia de lo que ocurre en la
institución, dispositivo que combate el nomadismo, la
extitución se caracteriza por la potenciación del
movimiento y el desplazamiento. No más encierro, no más
reclusión, el control abierto y continuo permite que el
movimiento deje de ser un problema.
Y en esa multiplicidad los objetos juegan un papel
fundamental. Generan conexiones y relaciones, posibilitan el
control abierto y continuo. En el objeto mismo, en su
materialidad, reside el acto o ejercicio de poder. Objeto y
operación se confunden. De esa confusión nacen otras
formas de conceptualizar el poder. En este texto argüiremos
que frente a los modelos que proporciona la lógica del
panóptismo, en nuestro presente, resulta posible definir una
lógica diferente: la del ejercicio de poder como
prehensión (9).
Un cuarto ejemplo: la psicología. Su desarrollo como técnica
científica. Rose (10) insiste en un detalle que no
debemos pasar por alto. Sus primeras tecnologías de
visualización e inscripción de diferencias humanas
operan sobre el cuerpo, de hecho, contribuyen a constituirlo como
superficie de mirada y evaluación médica.
(11) Pero progresivamente se abandonan los estudios
antropomórficos ante su poca capacidad para comprender las
peculiaridades del alma. Se hace evidente que hay
otras características humanas que ni están ni pueden
inscribirse en el cuerpo:
"Los tests psicológicos fueron un medio para
visualizar, disciplinar e inscribir la diferencia, que no
descansaba en la superficie del cuerpo en tanto que diagnóstico intermediario
entre la conducta y la psique."
(12)
Las instituciones de encierro, paradójicamente,
determinantes en la elaboración del cuerpo-tejido que
alberga el alma, dejan de ser espacios privilegiados para el
ejercicio del poder. Efectivamente, gracias a procedimientos como
los tests de inteligencia o las escalas de
desarrollo:
"[…] ya no es necesario reunir personas en amplias
instituciones y observarlas durante largos períodos de
tiempo para descubrir si manifiestan características de
comportamiento evaluativamente
significativas. La codificación, la
matematización y estandarización convierten el test en un mini-laboratorio para la
inscripción de la diferencia." (13)
Esta reflexión evoca inmediatamente la imagen del objeto científico
como material del poder. Dominio de los centros de
cálculo. Lugares a los
que llegan y desde los que parten móviles inmutables, fluir
continuo entre centro y periferia. Como se puede inferir, en el
caso del test es el propio centro el que se desplaza sin pausa,
de un sitio a otro, de una posición a la siguiente. Ya no
hay centros y periferias, sino multitud de centros, en
movimiento. El individuo, su alma, no se crea
en ningún espacio privilegiado. Éste, sencillamente es
prendido por el test. Sus preguntas lo traducen, lo codifican, lo
almacenan y preservan en bases de datos. Lo articulan con
otros individuos traducidos. A partir de esa conexión se
generan promedios, entidades hasta insospechadas, figuras que
habitan en el espacio de la base de datos y en él
adquieren su pleno sentido. El alma empieza a dejar de ser un
problema. Se vuelve mucho más preocupante cómo
localizar el individuo y prenderlo. Ni siquiera es demasiado
relevante la veracidad de tales respuestas. Lo realmente crucial
es que existan. Que engorden las bases de datos y que produzcan
codificación. Importante imagen que cuestiona la pertinencia
de pensar el ejercicio de poder a partir de la metáfora que
proporciona el panoptismo (14). Las prácticas
de inscripción pierden fuerza. Si las instituciones han
dejado de ser establecimientos centrales, ¿por qué
debemos suponer que las prácticas que implicaban
continúan siendo importantes? En las sociedades de control
abierto y continuo la inscripción deja de ser un mecanismo
privilegiado para el ejercicio del poder. La producción
de individuos ya no es el problema o resultado principal.
Empiezan a aparecer los dividuos y las superficies de
ensamblaje.
Volvamos a los tres primeros ejemplos. Una pulsera en la
muñeca de una mujer maltratada. Ese artefacto
técnico, ese objeto, la conecta con un enorme dispositivo de
vigilancia policial. De hecho, la convierte en un flujo de datos
que registra todos sus movimientos y genera las trayectorias de
su desplazamiento. La codifica. Es una secuencia más en la
enorme base de datos del Ministerio del Interior y una
trayectoria en el Centro de Control de su ciudad. La mujer está prehendida.
Por el sistema de vigilancia y gracias a
la pulsera. La pulsera la incorpora a una entidad mayor. Recibe
sus potencialidades. El acto mismo de colocárselo es
curiosamente un acontecimiento que conecta dos multiplicidades.
Por un lado tenemos la problemática de la persona maltratada, su
perseguidor, sus desplazamientos, sus familiares, sus miedos… Y
por el otro el aparato de vigilancia. Ese acontecimiento abre una
superficie novedosa. En ella reside de hecho la conexión
misma de ambas multiplicidades. Me refiero a la entidad completa
mujer+pulsera, con toda su potencialidad desplegada. La podemos
denominar híbrido o cyborg, recogiendo una noción que
ya hemos analizado. Insisto, la mujer está prehendida. Ha
aparecido una nueva figura. Pero, en ningún momento, ni la
mujer ni la pulsera han perdido su singularidad. Juntas devienen
una superficie de ensamblaje. Una entidad que produce flujos de
datos, que se transcriben, fotocopian, archivan, etc. Pero que no
genera o construye almas. Ese no es su objetivo. La posibilidad
de ensamblar el cuerpo humano con mecanismos
diversos ya no descansa en procedimientos disciplinarios. Ya no
tenemos ni tiempo ni espacio para disciplinar un cuerpo que no
cesa de moverse, un cuerpo que siempre está en movimiento.
El ensamblaje se torna responsabilidad de los objetos
técnicos. En el segundo ejemplo contemplamos el
funcionamiento de una universidad virtual. Existe un campus, es
una simulación. Habita en el
ciberespacio. Los miembros de la comunidad universitaria
comparten un rasgo, el equipamiento que utilizan para conectarse
a éste. Están prehendidos por esa simulación o
dimensión virtual. Se exige su participación, una
conexión constante. Se aspira a instaurar un régimen de
máxima socialidad. La simulación identifica los
miembros de la comunidad a partir de su
password.
En el control nunca hay un punto final o de llegada,
siempre arrancamos desde un punto medio y no existe un "telos"
concreto que guíe su ejercicio. Éste siempre se ejerce
a corto plazo, es puntual, continuo e ilimitado. Lo más
interesante del control reside en que no pretende crear sujetos,
sólo modularlos. No hay individuación respecto a la
masa ni marca estigmatizante, sólo
se cifra para determinar ciertas posibilidades de acceso a la
información y, por tanto, de
movimiento. Se establece trayectoria antes que sujeción. No
es ficción científica pensar en un dispositivo de
control capaz de proporcionar en cada instante la posición
de un elemento en un medio simulado. En este punto, las bases de
datos son tan relevantes como el password puesto que
señalan la posición, lícita o ilícita, y
determinan la modulación. Las
universidades virtuales se aproximan a este modelo. El tercer ejemplo
muestra pacientes psiquiátricos recibiendo tratamiento y
atención en sus hogares, en sus entornos familiares, en sus
trabajos, en sus comunidades y barrios. Un equipo de monitores los visitan.
Controlan su medicación, registran sus actitudes, las opiniones de
vecinos, amigos y familiares. Esos registros se transcriben y
archivan. Diversos especialistas los supervisan. El paciente
ahora tiene un carné que le permite acudir al centro
hospitalario que más le apetece o que tiene más a mano.
Su historial está registrado en ese carné. Su historial
circula por la red. Se mueve de hospital en hospital, del centro
de asistencia social va a su ayuntamiento, de éste a su
centro de trabajo protegido… El
paciente está prehendido. El monitor, el carné, los
fármacos… lo incorporan en una trama de monitores,
instituciones, especialistas y saberes que sólo le exigen
que esté localizable. Que sólo le piden un registro de sus
movimientos.
Nuevos microejercicios de poder. Una nueva anatomía para la vigilancia. Asentada
en el movimiento, no requiere visibilidad y trasciende las
barreras físicas. Se basa en la gestión del primero. El
password permite la localización permanente de su
trayectoria y la gestión de su trazado. Trasciende el
tiempo, lo que puede observarse especialmente en la capacidad de
almacenamiento y
recuperación de información de las bases de datos que
conforman estas nuevas formas sociales. Foucault mostró que
la disciplina es básicamente un arte del cuerpo. La nueva
microfísica del poder habla de una vigilancia que opera por
control abierto y continuo. "Dejar hacer", permitir el movimiento
continuo. Cuanto mayor sea el movimiento del usuario, mayor la
probabilidad de marcar y
predecir su trayectoria. Los individuos ya no son conscientes de
ésta puesto que no están encerrados, no participan en
la danza de agon,
sencillamente están prehendidos. De hecho, en rigor, ni
siquiera son, somos, individuos, la prehensión nos
transforma en dividuos.
Es el momento de definir con más detalle la
noción de prehensión, especialmente en su relación
con el ejercicio del poder.
En el acto de prehender una entidad comunica, transfiere
su virtud a otra. Es decir dona su potencia. La prehensión es
algo así como una potencialidad de captura. Gracias a
ésta distintas entidades quedan subordinadas, conectadas y
coordinadas en otra. La prehensión afecta a la entidad
prehensora y a la prehendida. Ambas constituyen un nuevo plano o
unidad. Utilizando otro vocablo de Whitehead podemos decir que
aparece un "aunamiento" (15). La mujer maltratada+la
pulsera, en rigor, es un aunamiento antes que un híbrido o
un cyborg. ¿Por qué? Porque la propuesta de Whitehead
recoge antes una transformación incorporal que una
configuración o transformación física. El efecto de un acontecer. El
aunamiento no señala una mezcla física, determinable y
concreta. Recoge la cualidad que aparece cuando la pulsera es
colgada en la mano de la mujer. O sea, se instala en esa tercera
dimensión que es el acontecimiento y que conecta un cuerpo
con un objeto. Y lo que es todavía más importante, el
aunamiento muestra que en la prehensión ninguna de las
entidades prehendidas sufre por definición un proceso de
constitución de identidad. No hay
generación de almas o producción de individualidad.
Puede aparecer, por supuesto, pero como efecto derivado e incluso
azaroso.
Así como en la lógica del panoptismo se aspira
a determinar completamente los movimientos del otro, la
prehensión sólo pretender incorporar, capturar,
comunicar una potencia. Prehender no es representar o encerrar.
Tampoco inscribir o pertenecer. Es, justamente, aunar. Conectar.
Producir una superficie de ensamblaje sin desplegar un proceso
que altere la singularidad o particularidad de lo prehendido. Esa
superficie de ensamblaje aparece con la apertura del
acontecimiento. Cerrada la pulsera sobre la muñeca de la
mujer maltratada existe el ensamblaje; y ahora podemos hablar de
semejante superficie, sólo ahora. Activado el ordenador
somos prehendidos por el ciberespacio. Portar el carné,
recibir al monitor o tomar la dosis de fármacos prescrita
nos ensambla al sistema sanitario.
En suma, el aunamiento es el producto de una
prehensión, varias entidades prehendidas. Su principal
cualidad es la no alteración de la singularidad o
especificidad de éstas. Marca una superficie de ensamblaje,
la potencia para conectar otras entidades, para que persista el
movimiento de prehensión.
Pero ¿qué es concretamente el poder en este
modelo? La generación de superficies de ensamblaje. La
capacidad de producirlas. El modelo del panoptismo exige la
noción de libertad para definir el poder. Ahora bien, se
genera una paradoja en la medida en que el objetivo máximo
es la constitución de un individuo. Un substrato último
completamente previsible y determinado. Alcanzado tal horizonte
se entra en el terreno de la dominación: anulación de
la necesidad de libertad o producción de novedad. Sin
embargo, el poder en tanto que prehensión soslaya esa
paradoja. Su problema es el movimiento y la conectividad, no la
inscripción, y permite la máxima capacidad de
decisión y libertad en las entidades prehendidas puesto que
preserva su singularidad.
Ahora, no obstante, el objeto y la operación se
confunden. El poder se despliega y ejerce en la acción misma
de lo objetual. El objeto es el epicentro del microejercicio de
poder. Él es la conectividad.
3. Superficies de ensamblaje
y producción de dividuos
El producto de la prehensión es una superficie de
ensamblaje. Un aunamiento. Mujer+pulsera es una entidad que
permite su conexión con otras entidades. "Mujer" no
recibirá una acción directa e inmediata sobre su
cuerpo. No será sometida a ningún arte corporal,
carencia absoluta de disciplina. Constituirle un alma no es
importante, reiteramos. Si embargo, en la prehensión su
cuerpo es abstraído. Arrancado de su territorio (16)
y contexto habitual de movimiento y despliegue. Es traducido a
flujos discretos. Corrientes de datos que llegan a la central
policial. En ella son reensamblados y constituidos como nuevas
entidades analizables desde otras perspectivas y sobre todo
objeto de intervención – elaboración de estadísticas,
comparaciones… Los reensamblajes se conectan con otras
entidades, en otros contextos, en definitiva, pasan a formar
parte de otras prehensiones. Así, el grafico que recoge el
movimiento de una mujer con pulsera puede ser insertado en el
campus de una universidad virtual y analizado por sus
estudiantes, y los resultados determinar, por ejemplo, el
tratamiento psicológico de otras mujeres maltratadas, la
visita y asistencia por parte de trabajadores/as sociales,
etc.
En la prehensión, "mujer" es registrada, cortada y
exportada a otros dominios. El resultado es una suerte de cuerpo
des-corporizado, un dato de pura virtualidad. El acto de
prehender ha generado una interfaz de tecnología y carne que
se compone de esas superficies de contacto entre el orden
orgánico e inorgánico, entre formas de vida y
páginas de información, o entre partes y órganos
del cuerpo y sistemas de entrada y
proyección (pantallas, teclados…). Los "aunamientos"
así producidos permiten el registro y la reconstrucción
de los hábitos de la persona, preferencias, formas de vida,
movimiento… Se generan, del mismo modo, datos y registros que
escapan a nuestro rango habitual de percepción. La superficie de
ensamblaje generada descansa en una tecnología que hace y
registra observaciones discretas, y establece un continuum
máquina-humano. En su interior el cuerpo deja de ser una
unidad simple que puede moldearse, castigarse o controlarse para
transformarse en un flujo. Que circula, que posee
motilidad.
En todos los ejemplos mencionados podría sostenerse
que la vigilancia es un fenómeno que arranca con la
creación de un espacio de comparación y con la
introducción de rupturas en los flujos que emanan y circulan
en el cuerpo. Verbigracia, la fotografía captura flujos de
luces y sombras reflejadas, las drogas estrían los
flujos químicos y los detectores de mentiras comparan flujos
de respiración, pulso y
movimientos eléctricos. El cuerpo se convierte en un
ensamblaje de miríadas de componentes y procesos que son inscritos y
canalizados para el registro y la observación. Flujos de
carne-información. Ahora ya no se trata tanto de recolocar o
reubicar el cuerpo para modelar una individualidad como de
convertirlo en pura información, de tal manera que sea
más móvil y comparable. Divisible. Se trata de
establecer regímenes de dividuación
La clave de la prehensión reside en el objeto. En
las soluciones técnicas. Éstas parecen
relacionarse antes con una gestión del acontecimiento que no
con un gobierno del alma. Si hay una solución técnica,
un objeto barato, rápido, seguro, que produzca amplias
superficies de ensamblaje es preferible a la creación de
individuos. Insistiré una vez más: la solución
técnica produce dividuos.
Un apunte sobre los objetos virtuales. Constituyen en
sí mismo prehensiones modélicas puesto que implican a
multitud de personas y entidades no humanas inmediatamente. Las
recogen en un único aunamiento. Es el caso, por ejemplo, de
las enfermedades infecciosas. Su
acción prehende poblaciones enteras. En ella se transmite la
potencialidad de la enfermedad a verdaderas multitudes, personas,
animales, vegetales, virus, retrovirus, bacterias… Pero esa
transmisión altera también los hábitos del sujeto
y reconfigura ordenaciones sociales como el mercado económico o la
actividad política. En definitiva, los objetos virtuales
producen aunamientos que pueden alcanzar la dimensión de un
mundo. Establecen superficies de ensamblaje en las que
prácticamente cualquier cosa o persona estará
conectada.
La pregunta abierta por el modelo de la prehensión
no tiene nada que ver con la constitución del yo y sus
modalidades. El interrogante que propone hace referencia a la
conexión entre humanos y humanos, objetos, fuerzas,
procedimientos, las conexiones que se hacen posible, los
devenires y capacidades engendradas, las posibilidades
cerradas… La subjetividad deja paso a la potencia que
adquiere un ser humano, a su capacidad de afectar y ser afectado,
en dispositivo o superficies de ensamblaje concretas. Tal
capacidad no es una propiedad de la carne, del
cuerpo, de la psique, de la mente o del alma. Es algo cambiante,
producto o propiedad de una cadena de conexiones entre
órganos y objetos o artefactos, con otros seres humanos o
espacios y situaciones. Pero el tema tampoco implica un retorno
al cuerpo o un énfasis especial en la carne.
"Debemos abandonar de una vez por todas esta
"carnalidad" del cuerpo. "El cuerpo" está menos unificado,
es menos material de lo que habitualmente pensamos. Quizás
no existe tal cosa denominada – el cuerpo – : un
recipiente limitado que contiene en sus profundidades un conjunto
de leyes y operaciones. No tratamos, al
menos en el tipo de investigaciones expuestas
aquí, con cuerpos sino con conexiones establecidas entre
superficies particulares, fuerzas y energías. Más que
hablar del "cuerpo", necesitamos analizar cómo un
régimen particular de corporidad se produce, la
canalización de sus procesos, órganos, flujos,
conexiones, la relación de un aspecto con otro. En lugar del
"cuerpo", por tanto, tenemos series de posibles máquinas, ensamblajes, con
varias dimensiones, de humanos con otros elementos y
materiales…" (17)
Las superficies de ensamblaje desbordan el ser humano.
Se extienden más allá de su piel, de su ubicación
espacial y de sus sentidos. De hecho, lo sitúan en un
acontecimiento y lo definen a partir de su conectividad. En ellas
no se trata de conocer un individuo, de esclarecer su pensamiento o de describir su
subjetividad, ni se trata tampoco de conocer que connota o
representa, tan sólo se insiste en saber con qué
funciona, con qué se conecta, en qué multiplicidades se
implica, con qué otras ensambla. No estamos, de todas
formas, ante la reedición del análisis de una semántica oculta o
escondida, sino más bien ante la necesidad de cartografiar
conexiones superficiales, asociaciones y actividades derivadas.
El tema es el ser-ensamblado-junto o
ser-ensamblado-con. Sus condiciones de posibilidad y
suficiencia. En definitiva, el problema que nos ocupa es
describir la lógica de la prehensión.
4. Conclusión: Vigencia
de Spinoza en la definición de lo social
Cualquier referencia canónica a la temática
del poder suele dedicar un apartado a la figura de Hobbes. Mas hablar de este
autor es traer a colación a otro: a Spinoza. No suele ser
reconocido tal evento ni afirmada la importancia de este
último en la definición de nuestro presente. No
obstante, el poder como prehensión nos devuelve directamente
a su pensamiento…
La obra de Hobbes es una convulsión. ¡No!,
¡no!, ¡no!… afirma una y otra vez. Su primera
propuesta es que "eso no es así". Las cosas no se definen
por una esencia oculta, lo hacen a partir de una potencia. De ese
modo, el derecho natural, el derecho de
un animal, de un hombre-mujer, de algo, sea lo que sea, es todo
lo que ese algo puede. El derecho natural deja de prescribir
series de reglas y acciones permitidas en nombre
de la esencia. Ahora está permitido todo lo que se puede.
Pero ¿adónde quiere ir a parar Hobbes? Siempre se ha
sabido que el animal más fuerte se come al débil, el
grande al pequeño. Pues bien, su objetivo es lo social.
Establecer una distinción entre el estado de naturaleza y el social.
Teóricamente, el primero precede al segundo. En este
último existen restricciones y prohibiciones. Hay cosas que
se pueden pero no están permitidas. Es el ámbito del
derecho social. Todo esto indica algo muy sencillo: nadie nace
social. Social se deviene, se entra en la sociedad, uno se hace
social o no se hace. Hay dos cuestiones en ese planteamiento que
merecen ser destacadas. En primer lugar, lo social no constituye
en modo alguno un fundamento último, un humus
esencial. Es un estado que se da o que puede no darse. En segundo
lugar, lo social está ligado a la noción de potencia.
Ésta lo abre en la medida en que las determinaciones
negativas que recibe e in-forman lo definen. Lo social es una
suerte de maraña de ejercicios de control, restricción
o prohibición sobre la potencia. Esa línea de
argumentación es recuperada por Spinoza y llevada a sus
últimas consecuencias. Desde sus propuestas se insiste una y
otra vez en que lo social es una situación de mezcla, de
expresión de lo concreto, de líneas y afectos que
relacionan cuerpos. Cuerpos en su sentido más genérico,
humanos y no humanos. Los cuerpos están llamados a actuar
unos sobre otros. A ejercerse mutuamente acciones determinantes.
A sufrir afecciones.
En Spinoza el cuerpo revela un modelo de práctica,
sus relaciones y su composición, su descomposición…
Ningún cuerpo es una unidad fija con una estructura estable,
estática e interna. Es
una relación dinámica cuya estructura
interna y límites externos están
sujetos a cambio. Lo que denominamos cuerpo es sólo una
relación temporalmente fijada. Varía. Mejor dicho,
está condenada a variar. Incluso puede decirse que es el
acto mismo de congelar el flujo perpetuo de su dinámica
interna. Cuerpos en movimiento y descanso, en unión, en
conflicto, amándose o
combatiéndose. De ahí el sentido de la frase más
célebre del autor: nadie ha determinado lo que un cuerpo
puede hacer. Capaz de odio, deseo, repulsión… El placer y
la compatibilidad aumentan la posibilidad de producir nuevos
encuentros, entidades y relaciones. En ese escenario, y en buena
lógica, el análisis social no pasa por analizar
instituciones ni por describir estructuras, ni define la
subjetividad ni analiza mecanismos productores de individualidad.
Pasa, eso sí, por escudriñar esos conjuntos de líneas que
conectan cuerpos, pensamientos, voluntades, actos y contra-actos.
En definitiva, pasa por comprender cómo se forman y qué
son las superficies de semejantes ensamblajes. Así, no es de
extrañar que para Spinoza la política sea una
cuestión de cuerpos, una lógica del ensamblaje. El arte
de organizar encuentros y desencuentros, de operar sobre
multiplicidades para producir multitudes o extraer
novedades.
Spinoza es un buen pre-texto para la siguiente
definición: lo social es la superficie que permite el
ensamblaje de determinados cuerpos. Y en modo alguno
pretendemos afirmar que éste constituya un fundamento
último y esencial. Recordemos que la prehensión opera
en el acontecimiento. El acontecer abre la coordinación de
multiplicidades. En y sobre ésta se genera la mencionada
superficie de ensamblaje. Hemos visto que los objetos son
operadores de tal apertura. Por lo tanto, lo social está
directamente ligado a la acción de éstos y extrae todo
su sentido del acontecer. Sostenemos que lo social, derivado de
la prehensión, no inscribe el cuerpo, lo conecta, lo
engarza. Es el conjunto de condiciones que permite ese ejercicio.
Punto de intersección entre lo simbólico y las
condiciones materiales, se abre gracias al acontecimiento. De
este modo, en realidad, afirmamos que el dato más
básico en cualquier formación social, la mejor manera
de acercarse a una sociedad, es la entrada de novedad. La
producción de dis-curso o
bifurcación.
Buena parte del pensamiento social está atrapado en
una formulación típicamente durkheiniana: la sociedad,
lo social, para existir debe hacerlo de manera sui
generis. Es decir, debe constituir su propia causa inmanente.
Sólo un hecho social causa un hecho social, y los hechos
sociales existen porque son funcionales, sea del modo que sea.
Esta circularidad se ha intentado evitar recurriendo a diversos
tipos de dialéctica. Por ejemplo, Marx recurre a la
contradicción de clases, Weber distingue entre tipos
ideales y tipos substantivos, Simmel entre forma y contenido y
Mead entre el self y el otro generalizado, por un lado, y
el "yo" y el "me", por otro. Es cierto que semejantes soluciones
rompen las tensiones típicas de la sociología
(Individuo-sociedad, Sujeto-objeto, Yo-otro,
estructura-proceso…) pero ¿a qué precio? Privilegiando la
identidad sobre la diferencia, la unidad del concepto sobre la multiplicidad
que abre y coordina el acontecimiento. Así, no debe
extrañar que la tensión sujeto-otro se resuelva en la
intersubjetividad o reflexividad, la diferencia sujeto-objeto en
la comunidad, la dualidad individuo-sociedad en la
representación colectiva, etc. Pero en todo esos casos se
desvía la mirada del acontecer y se impone algún tipo
de formulación para la congelación y repetición de
éste.
Si definimos lo social como superficie de ensamblaje,
consideramos el acontecer como un dato esencial, incorporamos los
objetos en su dinámica de producción y planteamos una
reflexión que gira sobre la formación de esas
superficies, su segmentación,
coordinación, codificación… Dicho de otra manera, esa
definición propone una indagación sobre la
generación de dividuos y su conexión.
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· [1] –
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· [2] –
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· [3] –
El Periódico 3 de
septiembre de 1999.
· [4] –
Tirado (2001)
· [5] –
Tirado y Doménech (2001).
· [6] –
Deleuze (1989b: 160).
· [7] –
Foucault (1975: 214).
· [8] –
Serres (1994: 186).
· [9] –
Prehensión deriva del concepto filosófico de
"aprehensión" y hace referencia simultáneamente al
sustantivo "prensión" (acto de prender) y al verbo "prender"
(comunicar su virtud una cosa a otra). La prehensión es una
forma de relación entre entidades actuales. Supone o no
representación. Así, Whitehead afirma que las entidades
actuales están constituidas por prehensiones. Es un
vínculo, un hecho concreto de relacionalidad. Un tipo de
unión. Las realidades se componen de prehensiones o maneras
como una realidad capta o prende para sí otras. Por potencia
de captura o prensión, distintas entidades quedan
subordinadas o coordinadas en otra. De hecho, cada entidad es un
tipo de prehensión, un modelo de captura (y capturado). Los
tipos de captura son reales, particulares e individuales. La
prehensión no es nada al margen de la entidad actual
prehendida. Es decir, sólo es en la medida en que está
siempre actualizada o ensamblada en una materialidad de elementos
actuales. Lo interesante de la teoría de la prehensión
es un planteamiento en el que el objeto es siempre previo a la
constitución del sujeto. La prehensión por naturaleza
indica una apertura al mundo, al entorno, a todo lo que la rodea,
y muestra una realidad constituida por capturas, nunca clausuras
o representaciones acabadas. Habla de inclusión frente a
pertenencia o encierro
· [10] –
Rose (1996).
· [11] –
El tema aparece en tres obras de Michel Foucault: Enfermedad
mental y personalidad, Historia de la
locura en la época clásica y El nacimiento de la
clínica: una arqueología de la mirada
médica.
· [12] –
Rose (1996: 109).
· [13] –
Rose (1996: 112).
· [14] –
Tirado (2001).
· [15] –
La palabra inglesa que utiliza Whitehead es concretamente
togetherness. Está traducida en algunos textos por
coexistencia. Sin embargo, hemos optado por la traducción que propone
Juan David García Bacca: aunamiento. Los problemas que
encierra la primera propuesta pertenecen al discurso y al debate metafísico. Su
exposición
desbordaría las posibilidades de este trabajo.
· [16] –
La tensión
territorialización-desterritorialización-reterritorialización
está perfectamente descrita en Deleuze y Guattari (1980). Se
puede sintetizar ese proceso afirmando que en primer lugar, de
las relaciones entre cuerpos y objetos se extrae alguna cualidad,
una expresión que se aísla de su contexto; en segundo
lugar, se ubica en otro diferente en el que recibe una nueva
formulación; finalmente regresa al anterior territorio pero
detentando su nueva forma. El efecto es una reformulación de
éste. Un cambio: la reterritorialización. Tal
movimiento es un devenir natural, imparable. No obstante, los
dispositivos de poder se lo apropian y lo aceleran. Esa
tensión explica la formación de territorios inesperados
que articulan las relaciones entre cuerpos y objetos, entre lo
material y lo discursivo.
· [17] –
Rose (1996: 183).
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Francisco Javier Tirado // Ana María Gálvez
Mozo