Monografias.com > Administración y Finanzas > Recursos Humanos
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Religiones en la empresa, hábitos y misiones




Enviado por José Enebral



    1. La Dirección por
      Hábitos
    2. La Dirección por
      Misiones

    Sin duda, la gestión
    empresarial es complicada y, entre buenas prácticas y
    etiquetas acuñadas, son muchos los conceptos que encajan
    en la fórmula "management by…"; por ejemplo:
    management by objectives, by command, by rules, by projects,
    by values, by competencies, by delegation, by wandering around,
    by consensus, by threats, by fear, by pressure, by carrots and
    sticks, by chewing out

    Pero no todas las fórmulas son importadas:
    también podemos hablar en español de
    "dirección por hábitos" o
    "dirección por misiones", sistemas
    éstos de origen nacional. De modo que son diversos los
    postulados de gestión
    conocidos desde que, décadas atrás, se empezara a
    hablar de dirección por objetivos en
    las empresas.

    Algunos de los nuevos postulados parecen venir a
    resolver los problemas que,
    según se argumenta, habían estado
    generando los sistemas anteriores. Por ejemplo, años
    atrás pudimos leer algún artículo en que se
    presentaba la dirección por valores
    haciendo referencia a la legendaria dirección por
    objetivos, sistema al que se
    sugería sustituir.

    Más recientemente, se nos ofrece también
    la denominada dirección por misiones como una nueva
    alternativa. Y también hemos sabido de otra doctrina para
    mejorar la dirección por valores: la denominada
    dirección por hábitos.

    Hay que recordar ya que la dirección por
    objetivos, idea difundida por Peter Drucker hace cincuenta
    años, constituyó tiempo
    después un buen negocio tanto para la literatura del
    management, como para las consultoras que ofrecían
    cursos para directivos. Los seminarios sobre el sistema de DpO de
    las últimas décadas pueden contarse por
    millones.

    No parece que el sistema se haya implantado siempre
    debidamente, pero el hecho es que supone un avance o
    contribución hacia la eficacia
    individual y colectiva, si se aplica en un entorno de organización inteligente.

    En verdad, la DpO, como otros postulados de la
    gestión empresarial, no se ha aplicado siempre debidamente
    y ha sido objeto de adulteración; pero cuento con que
    haya lectores que consideren incontestable esta práctica
    de gestión, mientras haya resultados que conseguir y
    empeño en hacerlo. Tal vez una de las cosas que podemos
    haber hecho mal es la propia formulación de los objetivos,
    de modo que en ocasiones la consecución de los propios
    ponía en riesgo la de
    otros, y quizá ponía igualmente en riesgo los
    resultados colectivos de la
    organización.

    Al parecer, se daban casos en que casi todo el mundo
    había alcanzado sus objetivos, pero no se
    conseguían los globales.

    Desde luego, no cabe imaginar un buen funcionamiento del
    sistema sin una adecuada, aunque laboriosa, formulación de
    objetivos, como el propio Drucker señalaba. Y lo mismo
    podríamos decir de la denominada gestión por
    competencias:
    exige una rigurosa definición de las competencias de cada
    puesto, lo que no resulta sencillo.

    A veces me pregunto sobre las competencias personales de
    un líder
    político, y no sé si pensar en visión de
    futuro, alegación, amplitud de miras, compromiso,
    integridad, autocrítica, flexibilidad, etc., o en
    ironía, fluidez verbal, presencia ante las cámaras,
    corruptibilidad, etc. Con todo, la identificación de
    competencias me parece más sencilla que la
    formulación de objetivos.

    Personalmente, tras muchos años en una gran
    empresa,
    quizá pionera en la implantación de la DpO en
    España,
    creo haber sido generosamente tratado por mis jefes en muchas
    evaluaciones anuales de resultados; pero también conservo
    algún recuerdo menos grato por lo que supone de
    elusión de la doctrina del sistema.

    Responsable yo, entre otras cosas, de transmitir una
    buena imagen de mi
    empresa mediante la redacción de su newsletter bimestral
    para clientes,
    recuerdo a mi jefa entonces diciéndome algo así
    como: "Sí, lo has conseguido; pero ese objetivo no
    cuenta…". Parece inevitable que haya siempre un juez que
    dictamine, pero quizá no siempre ha habido una bien
    definida ley que
    aplicar…

    Y también recuerdo —hagan memoria los
    lectores sobre sus experiencias— cómo, generalizado
    el sistema para los trabajadores, se incluían a todos
    ellos los objetivos globales de la compañía (o del
    departamento), sin que los empleados pudieran tomar ninguna
    decisión, ni hacer otra cosa que desarrollar las tareas
    que regularmente les encomendaban.

    Yo confieso que, como empleado, pensaba que si al final
    los jefes hacían lo que querían en las evaluaciones
    de resultados —e incluso algunos parecían
    complacidos luciendo su poder—,
    no necesitaban refugiarse en complejas argumentaciones. Y temo
    que, en aquellos años, mi escepticismo no era excepcional,
    sino que muchos colegas considerábamos que lo que
    más nos cundía era agradar al jefe.

    Creo, sí, sinceramente, que la DpO
    ―quizá a fuerza de
    poner parches para neutralizar síntomas― se fue
    adulterando más y más con la práctica; pero
    dudo que lo esencial del sistema haya perdido
    vigencia.

    Como consultor, nunca interpreté yo que, en la
    DpO, lo fundamental fuera conseguir los objetivos, sin importar
    el cómo; y siempre entendí que el cómo
    debía venir resuelto por la organización funcional,
    la cultura, la
    profesionalidad, la ética,
    etc. Cada lector tendrá su particular visión y
    opinión, en función de
    sus vivencias al respecto, y, por otra parte, no cabe duda de que
    todo se puede mejorar, incluida la DpO.

    La Dirección
    por Hábitos

    Este modelo
    reciente, impulsado por el profesor
    Javier Fernández Aguado, parece generar una evolución de los principios que
    sostienen la dirección por objetivos y la dirección
    por valores, para mejor sintonizar con las realidades de nuestros
    días; pero les ofrezco párrafos textuales obtenidos
    en Internet.

    En el documento (año 2002) de Deloitte and
    Touche, "De la Dirección por Valores a la Dirección
    por Hábitos":

    "Los retos de la DpH son dos: definir cuáles
    son los hábitos que convienen a las personas, y mostrar
    los senderos para lograrlos. En este sentido estricto, el trabajo
    consiste en que la persona conquiste
    la verdad de sí misma en sus acciones, y,
    paralelamente, el bien pleno para sí misma, con su
    conducta:
    vivir la verdad sobre el bien realizado en cada acto, y la
    realización del bien subordinado a la verdad sobre su
    propio ser"
    .

    Bueno, yo tuve que leer varias veces la parte final. He
    preferido ciertamente traer este párrafo
    anterior de modo textual, porque yo no habría sabido
    explicarlo ni sintetizarlo: de hecho, a mí me cuesta
    entenderlo sin estar iniciado.

    Quizá se trate de una traducción, ya que esta doctrina se
    inspira, al parecer, en la cultura
    griega. Pero, para ir aproximándonos a la idea,
    también nos dice Fernández Aguado:

    "Los objetivos de la empresa pueden lograse por
    amenaza o por hábitos. Resulta peligroso exigir de manera
    desmedida: a corto plazo suele ser muy útil porque los
    empleados trabajan más durante un tiempo, pero cuando el
    jefe se ha ido, los trabajadores desconectan. Hay que saber
    conjugar dirección por amenaza con dirección por
    hábitos, que consiste en convocar los mejores deseos e
    intereses de cada persona en el trabajo que
    realiza".

    Algún lector podrá pensar que se
    está transmitiendo aquí una imagen desdibujada de
    los trabajadores del siglo XXI, superada ya la Teoría
    X que cuestionara McGregor; pero observemos sobre todo que se
    alude a la necesaria consecución de objetivos.

    Al respecto también he encontrado estas palabras
    de Isidro Fainé:

    "De una fría Dirección por
    Instrucciones se pasó a una aséptica
    Dirección por Objetivos. Ahora, la Dirección por
    Valores (introducida en nuestro país por los profesores
    Dolan y García), procedente del pensamiento
    indio; y la Dirección por Hábitos (fruto del
    pensamiento del profesor Fernández Aguado), fundamentada
    en la cultura griega, se manifiestan como instrumentos de
    calidad para
    seguir trabajando en beneficio de cada miembro de las organizaciones
    en las que trabajamos. No se trata de sustituir la
    Dirección por Objetivos, como de plantear éstos
    en forma de Retos, y completar el gobierno
    señalando las vías adecuadas para que cada
    trabajador asuma esas nuevas competencias, que les permitan
    culminar la propuesta de Píndaro: Llega a ser lo que
    debes ser".

    Parece que la DpH no viene tanto a sustituir a la DpO
    como a mejorar la formulación de objetivos, pero
    también parece incorporarse la idea de gestión por
    competencias. El lector se preguntará qué
    opinaría de estas anunciadas mejoras el ya fallecido Peter
    Drucker, tan pragmático e íntegro pensador,
    trabajador incansable y dado a llamar pan al pan, y vino al
    vino.

    La
    Dirección por Misiones

    Parece tratarse de otro intento
    ―ιste del profesor Pablo Cardona, del IESE― de
    superar los problemas de la DpO. Podemos leer:

    "La dirección por objetivos está
    causando efectos secundarios muy negativos. Es uno de los
    problemas más importantes de las grandes
    compañías modernas. Se sabe que la dirección
    por objetivos es agobiante e ineficaz. No tiene
    salida".

    "La Dirección por Misiones (DpM) es un nuevo
    sistema de gestión que incorpora la misión en
    la elaboración de los objetivos a cada nivel. Este nuevo
    sistema facilita la identificación de las personas con la
    misión de la empresa y reduce la dicotomía entre
    dicha misión y la gestión diaria".

    Vemos que se apunta igualmente a la formulación o
    elaboración de objetivos, por lo que debemos estar ante
    una forma de superar las dificultades correspondientes; y
    también parece apuntarse a la necesaria alineación
    cotidiana con la misión de la empresa.

    Pero reproduzco otro párrafo explicativo, tomado
    de un documento del IESE escrito por Pablo Cardona y Carlos
    Rey:

    "La dirección por objetivos tiene unas
    limitaciones que no se resuelven fácilmente
    añadiendo objetivos no financieros o a base de comunicar
    con mayor intensidad un sistema de valores desde fuera del
    sistema de gestión. Por ello es necesario plantear un
    nuevo sistema de gestión que oriente y enriquezca los
    objetivos. La dirección por misiones (DpM) resuelve los
    problemas de la dirección por objetivos y engloba, a su
    vez, otras propuestas innovadoras de los últimos
    años, como la gestión por
    competencias.

    La DpM se basa en distribuir la misión de la
    empresa en misiones a distintos niveles, hasta llegar a la
    misión particular de cada persona. Cada misión
    participa de las misiones de orden superior, de tal modo que
    todos participan de la misión de la empresa. La
    misión luego se hace operativa a través de los
    objetivos. Los objetivos no tienen sentido en sí mismos,
    sino que son medios para
    cumplir la misión.

    Esta nueva filosofía de gestión es
    mucho más rica y tiene mayor capacidad para identificar
    a las personas con la empresa en la que trabajan y lograr un
    mayor rendimiento en todos los niveles de la
    organización".

    Vemos que se hace necesario un despliegue de la
    misión de la empresa, así como lo hacemos de los
    objetivos, y ciertamente todo el mundo ha de ser consciente en la
    empresa de su propia misión, y de cómo contribuye a
    la colectividad. Si acaso la DpO nos estuviera ocasionalmente
    llevando a una ciega consecución de objetivos,
    sería sin duda oportuno extender nuestros horizontes; pero
    de nuevo habrá quien se pregunte qué diría
    el pragmático maestro sobre la DpM, cincuenta años
    después de formular sus ideas sobre el sistema de
    DpO.

    Yo, puesto a buscar opiniones, encontré una
    columna crítica
    en la dirección expansionyempleo.com:

    "Como me hizo advertir mi colega, el profesor Pablo
    Cardona, para dirigir por misiones hay que cambiar la mayor
    parte de las misiones imperantes y poner las cosas en su sitio.
    Eso supone una revolución que persigue maximizar nada,
    razón miope de que no se emprenda aunque se predique
    desde un departamento de recursos
    humanos que se precie de estar a la última. Aristóteles nos enseña que no hay
    una técnica de la excelencia humana, sino un
    cúmulo de hábitos que se aprenden cuando se
    ejercitan.

    Los directivos cabales lo saben y harían un
    uso maravilloso de la dirección por misiones: el mejor
    antídoto del cinismo generalizado. Pero,
    la corrupción de lo mejor es lo peor. Los
    que no os lo creáis, no castiguéis más a
    la tropa con las misiones: os lo
    agradecerán".

    Conclusión

    El lector disculpará que evite extenderme en lo
    que pienso, porque me faltaría seguramente perspectiva, y
    sobre todo porque trato de llevarle a sus propias conclusiones
    (si es que el tema mereciera reflexión).

    Desde luego, al mundo del management llegan
    sucesivos postulados, unos más sólidos que otros, y
    seguramente de todos ellos podemos aprender algo; pero creo haber
    sido testigo en 30 años de buenas dosis de hot air
    en lo que a gestión de recursos humanos
    se refiere, también de algunas adulteraciones de valiosas
    doctrinas, e igualmente del cinismo corporativo a que se
    alude.

    No obstante, hay que hacer las cosas mejor en las
    empresas, y les someto la creencia de que casi todos podemos ser
    más eficaces y más felices en nuestro desempeño profesional; pero este objetivo
    pasaría por que los más poderosos fueran menos
    codiciosos, y por otros logros que podríamos formular
    entre nuestros buenos deseos para este año
    2006.

    Añado que he cursado este artículo al
    profesor Fernández Aguado, que me agradece la
    mención, y al profesor Cardona, sin respuesta, por lo que
    no he podido utilizar, al referirme a sus doctrinas, más
    información que la ya publicada en
    Internet.

     

     

    José Enebral

    Consultor

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter