- 1.1 – Sociedad de la
Información y el Conocimiento - 1.2 – Democracia
electrónica (e-democracia) - 1.3 – Gobierno
electrónico y gobernanza electrónica
(e-gobierno, e-governance)
- 2 – El mundo real – Hacia
una nueva institucionalidad - 3 – Conclusiones –
Cómo conectar los conceptos con la
realidad
ABSTRACT
Este documento presenta una reflexión sobre el
rol de la e-democracia y
el e-gobierno, y el
aporte de las TIC, en la consolidación de una Sociedad de la
Información y el
Conocimiento inclusiva y plural para Latinoamérica, partiendo de un enfoque
multidimensional de las problemáticas que hilvanan TIC,
democracia y desarrollo. Las democracias latinoamericanas, con
sus prácticas prebendarias y clientelares han facilitado
la institucionalización de una cultura
delegativa cuya gobernabilidad no estuvo orientada al desarrollo
humano de las sociedades.
Las políticas
públicas emanadas de estos regímenes facilitaron la
consolidación de una sociedad dual, escindida entre los
que están incluidos en los beneficios de la
globalización, y aquellos cuyo acceso a los bienes y
servicios
materiales y
simbólicos que garantizan una calidad de
vida digna, les es vedado. El aporte que las TIC pueden hacer
para consolidar un sistema
democrático orientado al desarrollo en América
Latina, está fuertemente ligado al "uso con sentido" y
a la apropiación de estas tecnologías a
través de aplicaciones que favorezcan el desarrollo de
capital social, habilitando el surgimiento de nuevos actores
autónomos, informados y capacitados para participar en la
toma de
decisiones y la elaboración de propuestas de
políticas públicas, en el marco de espacios
reticulares de deliberación y construcción de
consensos interdisciplinarios y heterogéneos, donde los
procesos de
aprendizaje y
generación de conocimiento
sociales sean reforzados a través del uso de las TIC. Las
políticas de desarrollo del e-gobierno y la e-democracia
en la región deberán contemplar estos aspectos,
subordinándose a los objetivos
estratégicos de fortalecimiento de la gobernabilidad
democrática para el Desarrollo Humano de las sociedades
latinoamericanas.
La pregunta central con la que se convoca a este II
Congreso On-line del Observatorio para la Cibersociedad, abre el
debate sobre
la Sociedad del Conocimiento hacia la que nos estamos
encaminando, e invita a la reflexión sobre lo que estamos
haciendo como actores de esta construcción.
Particularmente, este documento intentará
presentar una reflexión sobre el rol de la e-democracia y
el e-gobierno, y el aporte de las TIC en la consolidación
de una Sociedad de la Información y el Conocimiento (SIC)
inclusiva y plural para Latinoamérica, partiendo de un
enfoque multidimensional de las problemáticas que hilvanan
TIC, democracia y desarrollo.
¿Cómo analizar entonces las conexiones
entre SIC, democracia y desarrollo en el contexto
latinoamericano? ¿Por qué la necesidad de este
análisis?
Coincidiendo con el Informe del PNUD
"Profundizar la Democracia" (NOTA 1), la democracia permite
contar con instrumentos que garanticen la
responsabilización de los gobiernos; la
participación de las personas en las decisiones que
determinan su vida; la posibilidad de impugnar al poder. La
apropiación de estos instrumentos por parte del conjunto
de los ciudadanos es el camino para obtener satisfacción
de las necesidades sociales y políticas, que pueden
resumirse en un aceptable nivel de vida; la garantía de la
subsistencia y la salud; disponer de
conocimientos y educación que
habiliten a la toma de decisiones y al debate abierto e informado
y la participación en la vida comunitaria, en la toma de
decisiones y en el control de la
gestión
pública. (PNUD; 2002: 58).
¿Qué modelo
democrático contribuiría al Desarrollo
Humano?
Siguiendo a Joan Prats (Prats; 2001), sabemos que la
legitimidad de las decisiones tomadas en un contexto
democrático depende de la calidad de las
reglas de juego mediante
las cuales se logra el consenso y se ejerce el poder resolviendo
los conflictos
pacíficamente. Cuando estas reglas formales e informales
están viciadas de mecanismos populistas, clientelares y
prebendarios, contribuyen a la institucionalización de
prácticas delegativas que habilitan la
concentración de recursos
estratégicos en manos de pocos actores, bloqueando la
posibilidad de ampliar el conjunto de actores autónomos
que intervienen en la arena política para incidir
en las decisiones públicas. Por el contrario, una
gobernabilidad (NOTA 2)al servicio del
desarrollo debe permitir el surgimiento de nuevos actores
autónomos capacitados para incidir en las decisiones
públicas, y la evolución de las reglas de juego para
adaptarse a los cambios y servir como instrumento de
resolución pacífica de conflictos (NOTA
3).
1 – El universo
conceptual – Revisión de algunos conceptos (NOTA
4)
1.1 – Sociedad de la
Información y el Conocimiento
Manuel Castells identifica al informacionalismo como un
modo de desarrollo caracterizado, a diferencia del modo de
desarrollo industrial, por "la acción
del conocimiento sobre sí mismo como principal fuente de
productividad"
(Castells; 1997: 41), es decir, la aplicación del
conocimiento para la constante mejora de las tecnologías
de procesamiento de información, de generación de
conocimientos y de comunicación de ambos (NOTA 5).
Según Castells, los rasgos característicos de este
paradigma son
(NOTA 6):
- La información como su materia
prima - La capacidad de las nuevas
tecnologías de penetrar en toda la actividad humana,
expandiendo sus efectos en toda la sociedad - La "morfología de red", que se traduce en
una interconexión e interacción crecientes penetrando en toda
la sociedad - La flexibilidad, entendida como "posibilidad de
reorganización, de reescritura de las
reglas" - La convergencia creciente de las tecnologías y
las industrias
de la microelectrónica, las telecomunicaciones, y la informática, englobados como "sistemas de
información".
Las transformaciones que Castells identifica como
cruciales en la
comunicación mediada tecnológicamente pueden
resumirse en el pasaje de la comunicación de masas a la
estratificación y diferenciación; de la diversidad
de formas al modelo cognitivo común; de la
unidireccionalidad a las comunidades virtuales; de la
recepción pasiva a la interacción; de la masividad
a la estratificación, diferenciación y
personalización; de la uniformidad a la
diferenciación social estratificada entre "interactuantes
e interactuados" según sus capacidades para buscar
información, elaborar conocimiento y usarlo en su propio
beneficio o su condena a sólo acceder a "un número
limitado de opciones preempaquetadas" (Castells; 1997: 404).
Estas transformaciones de la comunicación mediada tienen,
según Castells, un impacto profundo en la cultura y en la
relación del hombre con su
entorno, derribando las fronteras y las distancias (NOTA 7)y
modificando la percepción
del tiempo (NOTA
8).
Por otro lado, la irrupción de Internet en el campo de la
comunicación social hace posible la
conformación de una estructura
material que facilita la consolidación de un tipo de
organización social basada en un modelo
reticular que flexibiliza jerarquías y relaciones y
permite potencialmente interconectar a todo el globo, conformando
la "sociedad red".
Posteriormente, Paul David y Dominique Foray plantean
como un aspecto conceptual crucial la diferenciación entre
información y conocimiento. Estos autores consideran
que
"Poseer conocimientos, en cualquier esfera o
ámbito, es ser capaz de realizar actividades intelectuales
y manuales. El
conocimiento es, por tanto, fundamentalmente una capacidad
cognoscitiva. La información, en cambio, es un
conjunto de datos,
estructurados y formateados pero inertes e inactivos hasta que no
sean utilizados por los que tienen las capacidades necesarias
para interpretarlos y manipularlos". (David y Foray; 2002:
5)
David y Foray atribuyen el cambio cualitativo que
caracteriza a la economía del saber a
la posibilidad de coproducción intensa de conocimientos
por parte de diversos miembros de una comunidad –
entendida como comunidad de intereses no necesariamente ligada a
un espacio físico común -, facilitada por la
existencia de un espacio público de intercambio y
circulación de saberes y por la codificación y transmisión de nuevos
conocimientos fuertemente basado en TIC (David y Foray; 2002:
6-7). Las TIC han facilitado estos procesos a través de la
facilitación y reducción de costos y tiempos
para la codificación, almacenamiento,
reproducción, distribución y comunicación de
conocimientos. Para estos autores:
"una comunidad con una utilización intensa de
conocimientos es una comunidad en la que una parte no
desdeñable de sus miembros produce y reproduce el
conocimiento cuyos límites
circunscriben un espacio público (o semipúblico)
de circulación de los saberes y en la que la
utilización de nuevas tecnologías de
información y comunicación ha reducido
radicalmente el costo de
codificación y distribución del conocimiento"
(David y Foray; 2002: 7-8)
Para David y Foray, el pasaje de la economía a la
sociedad del conocimiento se producirá cuando se
"multipliquen las comunidades intensivas en conocimientos.
(…). Cuando sean cada vez más numerosas las
comunidades de ciudadanos, usuarios y profanos, unidos por su
interés
común en tal o cual tema, que presenten esas mismas
características (grandes capacidades de producción y reproducción del saber;
un espacio público o semipúblico de intercambio y
de aprendizaje y la utilización intensiva de las
tecnologías de información y comunicación);
la sociedad del conocimiento emprenderá el vuelo" (David y
Foray; 2002: 16).
1.2 – Democracia
electrónica (e-democracia)
Según define Martin Hagen, "Democracia
electrónica es todo sistema
político democrático en el cual las computadoras y
las redes de
computadoras se usan para llevar a cabo funciones
cruciales del proceso
democrático – como información,
comunicación y agregación de intereses, y toma de
decisiones (tanto deliberación como votación)."
(NOTA 9) (Hagen; 1997: 2).
Por su parte, Benjamín Barber (Barber; 2001)
identifica características de las industrias TIC que
impactan sobre el sistema democrático en la medida en que
la democracia electrónica avanza en su desarrollo: el
progreso desigual y la difusión no universal de las TIC;
el ritmo acelerado del cambio tecnológico; el desfasaje
generacional entre quienes crean las tecnologías y quienes
las usan; la forma en que las tecnologías son reflejo de
la sociedad en las que surgen y no a la inversa; la velocidad de
la "comunicación instantánea" y su impacto sobre
los tiempos necesarios para la deliberación
política; su inclinación a la reducción
simplista "binaria" del análisis de los problemas; la
soledad que acompaña la experiencia de "navegar por el
ciberespacio"; la cultura de la imagen y el
sonido en
detrimento del texto; la
comunicación horizontal; la sobrecarga de
información; la atomización y fragmentación
social mediante grupos de
interés conectados a través de sus propios canales
de comunicación.
Stefano Rodotà también expresa su
preocupación por los efectos de las TIC aplicadas a un
sistema democrático carente de instancias genuinamente
participativas. Para él, la vía plebiscitaria se
presenta como más factible, "en virtud de la
reducción o de la eliminación de los procedimientos de
efectiva participación y control, sustituidos por
situaciones de neta investidura o de confirmación de
decisiones ya adoptadas. La superposición de las
tecnologías a este esquema refuerza su capacidad de
acortar los tiempos de respuesta, lo vuelve más
dependiente de las formas de comunicación inmediata y
elimina la necesidad de toda mediación" (Rodotà;
2000: 11).
1.3 – Gobierno
electrónico y gobernanza electrónica (e-gobierno,
e-governance)
A partir de la aparición de la Internet, la idea
de aplicar esta nueva herramienta de comunicación en
conjunción con la informática para cubrir las
necesidades de la administración
pública abrió un campo de oportunidades y
nuevas aplicaciones que se englobaron dentro del concepto de
e-gobierno o gobierno electrónico (NOTA 10). En el 2000,
el Gartner Group define e-gobierno como "la continua
optimización de la entrega de servicios, la
participación ciudadana, y el ejercicio del gobierno
mediante la transformación de las relaciones internas y
externas a través de la tecnología, la
Internet y los nuevos medios" (NOTA
11)
Desde un punto de vista centrado en los aspectos
técnicos, en función
del aprovechamiento de las capacidades de las TIC para enriquecer
las relaciones del gobierno con la sociedad, el e-gobierno puede
abarcar funciones de información (aumentar la oferta de
información disponible a través de medios
tecnológicos como páginas
Web), de transacción (prestación de servicios
personalizados, facilitación de trámites
"en-línea" durante las 24 hs.), y de participación
ciudadana (plebiscitos electrónicos, correo
electrónico con los funcionarios públicos,
sondeos de opinión). Citando a Tesoro, Arambarri y
González Cao, la finalidad del gobierno electrónico
es:
"a) proveer más y mejores prestaciones
a los ciudadanos,
b) proveer puntos de acceso unificados y sencillos
para satisfacer múltiples necesidades informativas y de
servicios,
c) adicionar productividad, calidad y valor a los
servicios,
d) proveer atención "a la medida" de los
requerimientos de cada usuario,
e) resolver trámites, consultas, reclamos y
sugerencias "en línea",
f) aumentar la participación
ciudadana,
g) aumentar la calidad y reducir el costo de las
transacciones dentro del Estado,
h) reducir el costo (en dinero,
tiempo, molestia y carga anímica) de tramitaciones del
público, i) aumentar la transparencia de la
gestión pública." (Tesoro y otros; 2002:
3)
Pero las decisiones que moldean el uso de las TIC para
la gestión pública responden no sólo a
estrategias
puramente técnicas,
sino también políticas. Y sus resultados, efectos e
impactos también se despliegan no sólo en el orden
administrativo sino también en el social y
político.
El concepto de e-gobierno se ha ido ampliando a medida
que el aspecto político va ganando un mayor peso, y se
consolida la percepción de que el prefijo "e" es
más que la posibilidad de ampliar los servicios al
ciudadano-consumidor, sino
que además abre un abanico de nuevas formas de
participación de los ciudadanos en la toma de decisiones,
en la elaboración de propuestas y en el control de
la
administración de los recursos
públicos.
Estos nuevos aspectos que se incorporan en la
concepción del gobierno electrónico se relacionan
directamente con los impactos de éste en la gobernanza
(NOTA 12) y en la gobernabilidad (NOTA 13)
democrática.
Coincidiendo con Seifert y Petersen, aunando las
visiones técnicas y las políticas, "desde un
enfoque multidimensional, el E-gobierno es visto como un proceso
de mejora de la gobernabilidad a través de la mayor
eficiencia,
nuevos servicios, mayor participación ciudadana,
mejoramiento de la infraestructura de información. Incluye
esto también los nuevos desafíos de coordinación, administración y control de los recursos
informáticos del Estado, y la superación de la
brecha digital." (Seifert, Petersen; 2001).
Según define la UNESCO, la idea de modernizar la
administración pública a
través de la adopción
de soluciones
basadas en TIC, debe orientarse al involucramiento activo de los
ciudadanos en los procesos de toma de decisiones, promoviendo la
participación, la transparencia y la rendición de
cuentas que
caracterizan a la buena gobernanza. (NOTA 14)
Dentro de esta línea conceptual, desde el punto
de vista funcional y especialmente de la aplicación de las
TIC como herramienta de comunicación, la
e-governance abarca el uso de estas tecnologías
para la integración intra e intergubernamental
(e-administración), la provisión de servicios a
ciudadanos y empresas
(e-servicios o e-gobierno propiamente dicho) y los usos
orientados a la ampliación de la participación
ciudadana y el fortalecimiento democrático (e-democracia)
(NOTA 15).
Desde una perspectiva orientada al desarrollo, Richard
Heeks propone pensar la e-governance como el
aprovechamiento de las capacidades de automatización, información y
comunicación de las TIC para mejorar los procesos de
gobierno (e-administración); para conectar gobierno y
ciudadanos (e-citizens); para dar servicios a los ciudadanos
(e-services) y para construir interacción entre el
gobierno y la sociedad civil y
dentro mismo de la sociedad civil (e-society) (NOTA 16) (Heeks;
2001a: 3 y 4). Este autor enfatiza la idea de que la
aplicación de las TIC en el gobierno no debe enfocarse
solamente al comercio
electrónico y al soporte a los negocios y el
sector privado (e-commerce, e-business), sino que estas
otras esferas de aplicación que él menciona
permitirían atacar los problemas de costos, ineficacia,
ineficiencia, inadecuación, autorreferenciamiento y
aislamiento propios de los gobiernos en los países en
desarrollo. El punto referente a la construcción de
interacción social es particularmente interesante, ya que
introduce la idea de que el gobierno debe involucrarse no
sólo en la construcción del mercado, sino
también en la construcción de capital
social.
Desde esta perspectiva, e-governance es entendido
como un concepto superador de e-government, en tanto
implica un cambio en la forma en que los ciudadanos se relacionan
con el gobierno y entre ellos mismos, promoviendo un mayor
involucramiento de los ciudadanos en los procesos de toma de
decisiones y de elaboración de propuestas de
políticas públicas, fortaleciendo el concepto de
ciudadanía.
Esta visión ampliada de lo que las TIC pueden
aportar para el fortalecimiento de la gobernabilidad es
estratégica a la hora de pensar en los efectos e impactos
de las TIC para el desarrollo humano. En este sentido, entonces,
la pregunta es ¿Qué relación puede
establecerse entre el gobierno electrónico y la calidad de
vida de las comunidades?
En un estudio encarado para Latinoamérica,
Tesoro, Arambarri y González Cao consideran "al GE
[Gobierno Electrónico] como variable potencialmente
interviniente en una eventual mejora de la calidad de vida de una
comunidad, suponiendo que –dentro de las restricciones
emergentes de los propios "factores condicionantes"- puede
facilitar procesos de interacción para que otras variables
comunitarias catalicen transformaciones que contribuyan a
satisfacer ciertas demandas y expectativas sociales." (NOTA 17)
(18) (Tesoro y otros; 2002: 5).
Y concluyen : "A través de la indagación
resulta evidente que el GE [Gobierno Electrónico]
no opera como una variable "independiente" capaz de "disparar"
cambios en las variables políticas, sociales,
administrativas y culturales -entre otras- que inciden sobre la
calidad de vida. En algunos casos, su impacto aparece más
bien como "dependiente" de la Calidad Político
Democrática, de la Gobernancia y de la Probidad
Pública, dado que el imperio de actitudes y
conductas parasitarias -profundamente arraigadas en ciertas
dirigencias político-burocráticas- seguramente
tenderá a neutralizar y a adaptar a su propia inercia las
herramientas
tecnológicas supuestamente dirigidas a mejorar las
prestaciones a la ciudadanía, transformándolas en
inconducentes rituales burocráticos. "(idem,
p.14).
¿Cómo pensar entonces a las TIC como
"motor de cambio"
de la reforma y modernización del gobierno y la
administración pública no sólo desde el
punto de vista técnico sino también desde los valores y
la cultura
institucional?
Desde una perspectiva multidisciplinar, Criado Grande,
Ramilo Araujo y Serna proponen un nuevo marco
teórico para conceptualizar el gobierno
electrónico articulando las visiones de la
e-administración (prestación de servicios), la
e-democracia (consulta y extensión de procesos
democráticos) y la e-gobernanza (participación
ciudadana en la elaboración de políticas
públicas) (Criado Grande y otros; 2002: 1). Estos autores,
integrando distintas visiones desde las que se analiza hoy el
gobierno electrónico, llegan a delinear un nuevo modelo
conceptual de e-gobierno:
"El nuevo modelo de gobierno que se propone (Gobierno
Electrónico) será capaz de resolver mejor los
problemas
sociales (garantizar la gobernabilidad), en la medida en
que sea capaz de establecer reglas, principios y
valores que
hagan posible el cambio institucional necesario
(Neoinstitucionalismo) para que los Gobiernos y
Administraciones Públicas sean capaces de generar
consensos entre aquellos actores críticos capaces de
articular respuestas conjuntas a los problemas sociales
(Policy Networks) mejorando de forma continua la calidad
de las políticas y de los servicios
públicos (Nueva Gestión
Pública)" (NOTA 19) (Criado Grande y otros; 2002:
31).
Al decir de estos autores, el gobierno
electrónico así definido "propone un nuevo modelo
relacional e interactivo de Gobierno cuyo reto consistirá
en garantizar la gobernabilidad de las sociedades. Esta
gobernabilidad será posible en la medida que la
acción política, social y económica sea
capaz de formularse de manera consensuada teniendo presentes las
necesidades y demandas del conjunto de la sociedad para ofrecer
respuestas y resultados adecuados que permitan resolver los
problemas, cada vez más complejos, de manera efectiva.
Sólo así será posible recuperar la
legitimidad y la confianza en las instituciones
públicas. "(ídem, p. 45).
2 – El mundo real – Hacia una
nueva institucionalidad
Durante la década de los ’90, primero
lentamente y luego con un crecimiento exponencial, un "tercer
sector" comienza a cobrar forma haciéndose cargo de los
temas sociales abandonados por el Estado y
nunca contemplados por el mercado. La urgencia que impone el tipo
de problemas que quedan desatendidos, además de la
magnitud que alcanzan, empuja a la sociedad a actuar. La
distancia que separa a los dirigentes de las necesidades de la
gente, y el descreimiento y la desconfianza de la sociedad
respecto a sus representantes, instan a buscar nuevas formas de
incidencia (NOTA 20).
La escena pública se puebla así de nuevos
actores, expresión de la diversidad y complejidad de
problemáticas que enfrentan hombres y mujeres en los
albores del nuevo milenio. Durante los segundos ´90, las
TIC, la Internet y una lógica
de organización en red facilitan el tejido de lazos
sociales que van "enredando" individuos y organizaciones.
Los nuevos movimientos sociales, aunque limitados por sus
recursos y posibilidades de acceso, comienzan a apropiarse de la
potencialidad de las TIC, y de la Internet como medio de
comunicación interactivo y democratizador tanto del acceso
como de la producción de información. (NOTA
21)
Estas organizaciones sociales comienzan actuando en
forma aislada, para luego confluir en redes de organizaciones
donde encuentran un espacio de interacción que les permite
articular sus acciones con
otras organizaciones, potenciar su capacidad de incidencia en las
políticas públicas, y aumentar las oportunidades de
acceder a los recursos del estado o de los organismos de financiamiento
que, en muchos casos, son la única fuente de ingresos para
estas organizaciones.
Estas instancias de participación
democrática donde confluyen actores heterogéneos se
constituyen en espacios sociales y políticos donde se
democratiza información y se genera conocimiento social,
al pensar soluciones concretas a los problemas reales que
enfrenta la sociedad.
En la misma medida, comienza a delinearse un enfoque del
desarrollo local entendido desde una perspectiva integral que
permite interrelacionar cultura, necesidades, recursos, capital humano,
actores y entorno. Esta concepción intenta pensar el
desarrollo local como instancia superadora de la dualidad entre
público/privado y entre Estado/mercado,
entendiéndolo como un proceso capaz de integrar ambas
visiones en decisiones consensuadas entre los diversos actores
locales, en el marco de la búsqueda de soluciones para los
complejos problemas que enfrentan las sociedades. Estas
instancias de participación democrática son
percibidas como la oportunidad de reconstruir una red de contención
social que re-instale a los individuos en un entramado de
relaciones que les permita reconstruir su identidad y
que a la vez devuelvan el sentido a la política (Mires;
1994: 101), además de promover la recuperación del
rol del Estado como copartícipe en la elaboración
de soluciones promoviendo su involucramiento en estos escenarios
de co-gestión de la "res pública" entre
Estado y sociedad.
Paralelamente, desde la segunda mitad de los ’90
comienza un proceso de reforma institucional en numerosas
ciudades de la región – entre ellas San Pablo,
Buenos Aires,
Rosario, Porto Alegre-, que avanza de la mano de: la
jerarquización constitucional, creación,
reglamentación y puesta en funciones de nuevos
instrumentos institucionales para la participación política; el proceso
de descentralización administrativa del
gobierno; la construcción de espacios cogestivos de
articulación de actores a nivel microlocal.
Se introducen así una variedad de instrumentos de
democracia participativa directa y semi-directa, como ser el
Presupuesto
Participativo; las Audiencias Públicas; los Consejos
Consultivos Honorarios; la elaboración participativa del
Plan Urbano
Ambiental; los Consejos co-gestivos y descentralizados para
abordaje de problemas de Niñez y Adolescencia,
de la Mujer, de
Seguridad y
Prevención del Delito; el
derecho de iniciativa para la presentación de proyectos de
ley; la
consulta popular mediante referéndum; la solicitud de
Revocatoria de
Mandatos; las Defensorías del Pueblo y las Oficinas de
Defensa del Consumidor. En función de estas pautas
constitucionales, la voluntad política, indispensable para
su concreción, hizo posible que se encararan diversas
iniciativas tendientes a hacer realidad la participación
de los vecinos en las decisiones a través de la
implementación de estos instrumentos políticos,
valiendo como ejemplo el proceso de Presupuesto Participativo en
ciudades como San Pablo, Rosario, Buenos Aires, Porto Alegre; las
Asambleas de Vecinos para el Plan de Prevención del Delito
en Buenos Aires; las reuniones barriales para el Plan Urbano
Ambiental en varias ciudades de la región; y poniendo en
funcionamiento organismos como el Consejo de los Derechos de Niños,
Niñas y Adolescentes;
la Defensoría del Pueblo y Defensa del
Consumidor.
3 – Conclusiones –
Cómo conectar los conceptos con la
realidad
José ArocenA (NOTA 22) afirma que en
Latinoamérica, "la democracia está sometida a la
prueba del desarrollo", situación que puede comprobarse a
través de los altos índices de "distanciamiento,
pérdida de confianza y falta de credibilidad" (PNUD; 2004)
de los ciudadanos respecto a sus instituciones políticas
representativas como consecuencia del fracaso de las
políticas sociales implementadas por gobiernos elegidos
democráticamente.
El incumplimiento de las promesas electorales
relacionadas con los derechos sociales opaca los progresos
alcanzados durante los últimos veinte años en la
consolidación de los derechos civiles y políticos
(NOTA 23) en la región. Sin embargo, coincidiendo con
Guillermo O¨Donnell (O´Donnell; 2004), podemos decir
que existe una combinación mínima de derechos
sociales, civiles y políticos, propia de cada contexto
social, político y nacional, por debajo del cual la
insatisfacción de cualquiera de esos derechos implica el
fracaso del sistema. Podemos decir que el acceso a los bienes y
servicios materiales y simbólicos que garantizan la
subsistencia, la salud, la educación, la
comunicación y la información, la
participación política, la incidencia en las
decisiones que afectan la propia vida, son requisitos cuya
satisfacción universal es necesaria para considerar al
sistema político democrático como salvaguarda del
desarrollo humano. América
Latina, aún con altos índices de democracia formal,
ha fracasado en la garantía de los derechos sociales. El
retroceso sufrido en la distribución equitativa de la
riqueza, y consecuentemente la exclusión permanente de
amplios sectores de la sociedad al acceso a los bienes y
servicios básicos para la subsistencia son la
constatación empírica más contundente de que
el sistema necesita ser reformulado. Un sistema político
cooptado por el poder económico y por los intereses
personales, que funciona en base al clientelismo, las prebendas y
la delegación personalista – antes que la
representación – genera un tipo de gobernabilidad que
bloquea el desarrollo. Un régimen democrático
delegativo que funciona bajo esas pautas genera mecanismos de
resolución
de conflictos a través de la cooptación de los
potenciales nuevos actores mediante mecanismos clientelistas,
populistas, prebendarios y la mayoría de las veces a
espaldas de la opinión
pública inhibiendo la evolución del propio
régimen hacia nuevas formas de búsqueda de
consensos y de legitimidad. Valga como ejemplo el caso argentino,
donde un régimen de estas caractarísticas
lideró una transformación que en el lapso de una
década instaló la condición de "dual" en
nuestra sociedad: los incluidos en el sistema global, gozando de
altos índices de acceso a educación, salud,
servicios y mercados; y los
excluidos no sólo de los beneficios de la globalización, sino también del
acceso a los bienes y servicios básicos para la
subsistencia.
¿Cuáles son las barreras al desarrollo que
este modelo de democracia delegativa presenta y cuyos efectos
pueden notarse en las prácticas y cultura
políticas? (NOTA 24)
- Escasa responsabilidad por las acciones
públicas - Escasa rendición de cuentas de los
funcionarios - Altos grados de corrupción en todos los niveles de
gobierno - Autonomización de la clase
dirigente: políticos, empresarios y
sindicalistas - Alianzas corporativas entre la clase dirigente local
y los intereses transnacionales - Permeabilidad del Estado ante las presiones
internacionales - Cultura delegativa, desinterés del ciudadano
por la "cosa pública" - Falta de compromiso general con el destino
colectivo - Compromisos débiles, identidades
inestables - Exacerbación de la competencia y
falta de cultura colaborativa - Excesiva dependencia de los liderazgos
políticos - Fortalecimiento del régimen presidencialista,
con su consecuente desequilibrio entre los poderes.
¿Cuáles son las barreras al desarrollo que
el modelo de inserción en la SIC impone, guiado por el
mercado y por políticas públicas decididas en el
contexto antes descripto? (NOTA 25)
- Una brecha digital que se superpone a las brechas
sociales existentes, a través de: - Tarifas inaccesibles para amplios sectores de la
población - Acceso desigual a la infoestructura (NOTA 26)y a la
infocultura (NOTA 27) - (desigual cobertura geográfica y
social) - Potenciación de los servicios avanzados
orientados a los mercados más rentables, y escaso
desarrollo de contenidos y servicios que faciliten la
apropiación social de las TIC por parte de los sectores
más relegados - Amplia cobertura de servicios orientados al
entretenimiento y al consumo, y
escaso desarrollo de aplicaciones orientadas al desarrollo
humano - Orientación del desarrollo de la "nueva
economía" bajo el criterio exclusivo de industria
dinamizadora de la economía, sin complementar con los
criterios de industria facilitadora del desarrollo
humano - Inserción en la economía global
respondiendo más a la lógica de "ofrecer un
mercado de oportunidades" que a la de "aprovechar las
oportunidades del mercado". Nos insertamos más como
consumidores que como productores de bienes y servicios
globales - Ampliación de oportunidades para los
integrados a la economía global, debilitando el mercado
interno y la inserción de las PyMEs y de los
excluidos
La inserción de Latinoamérica en la SIC es
una oportunidad histórica para reconsiderar que tipo de
sociedad queremos construir. La constatación del fracaso
de los modelos de
desarrollo y de inserción en la SIC delineados en los
´90 nos enfrentan a la pregunta por los usos y aplicaciones
de las TIC que pueden contribuir al diseño
de un modelo de desarrollo inclusivo, participativo y plural para
la región. La utilización de las TIC en
aplicaciones que contribuyan al fortalecimiento de una democracia
orientada al Desarrollo Humano (Prats; 2001) habilitaría
nuevos campos de "apropiación social y uso con sentido"
(NOTA 28)de estas tecnologías, impactando positivamente en
la creación de capital social (NOTA 29) a través de
la consolidación de espacios multidisciplinares y
heterogéneos de actores autónomos que deliberan
para alcanzar el consenso nutridos de información y
conocimientos que se democratizan en estos entornos de
aprendizaje social y colaborativo, recuperando para el ciudadano
su condición de "agente" a la hora de diseñar la
sociedad en la que participa y vive.
La necesidad de fortalecer la gobernanza y
gobernabilidad democráticas habilitadoras de desarrollo
humano, como requisito para revertir el sub-desarrollo
social, político, económico y humano de la
región, imponen subordinar las politicas de e-gobierno y
e-democracia a las necesidades impuestas por el gobierno y la
democracia reales, integrando las decisiones de políticas
TIC para un uso estratégico enrolado en el logro de los
objetivos de un fortalecimiento democrático que habilite
el desarrollo humano.
Una e-democracia al servicio del desarrollo humano debe
favorecer la ampliación de actores autónomos
informados y preparados para la participación en la
elaboración de propuestas y en la toma de decisiones de
políticas públicas que afectan en forma directa su
vida.
Los procesos de generación y difusión de
información y conocimiento que ocurren en el marco de los
procesos participativos que se desarrollan como consecuencia de
la implementación de los instrumentos de democracia
directa o semi-directa que constituyen una democracia
deliberativa o participativa encierran la clave para determinar
los usos con sentido y la apropiación social de las TIC.
La aplicación de las TIC para el fortalecimiento y la
ampliación de estos procesos será de vital
importancia para lograr una inserción positiva en la SIC
de nuestra región, habilitando un círculo virtuoso
de desarrollo en el cual la democracia real y la democracia
virtual permitan neutralizar y superar las barreras que un
sistema democrático delegativo viciado de clientelismo,
prebendas y concentración del poder cerró frente a
nosotros instalando la dualidad social, y permitir así
recuperar la condición de ciudadanos-agentes para los
habitantes de Latinoamérica.
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Notas
[1] – PNUD; Informe Mundial sobre Desarrollo
Humano. "Profundizar la democracia en un mundo fragmentado".
2002.
Disponible en: http://www.undp.org/hdr2002/espanol/.
[2] – Seguimos la definición de
gobernabilidad seguida por Joan Prats (Prats; 2001):
Gobernabilidad: "un sistema social es gobernable cuando
está estructurado sociopolíticamente de modo tal
que todos los actores estratégicos se interrelacionan para
tomar decisiones colectivas y resolver sus conflictos conforme a
un sistema de reglas y de procedimientos formales o informales
– que pueden registrar diversos niveles de
institucionalización – dentro del cual formulan sus
expectativas y estrategias".
[3] – Al respecto afirma Joan Prats (Prats;
2001): "el conflicto
puede resolverse – positivamente- en nuevas reglas de juego
que incentiven el desarrollo mediante los cambios institucionales
necesarios o -negativamente- mediante la ampliación de la
coalición distributiva a los nuevos actores, sin alterar
la institucionalidad -patrimonialista, populista, clientelar,
caudillista, mercantilista, corporativa (…) – que bloquea
el desarrollo."
[4] – El marco conceptual ha sido extractado de
(Goldstein; 2004)
[5] – Para ampliar estos conceptos ver (Castells;
1997; 41-42)
[6] – Adaptado de (Castells; 1997:
87-90).
[7] – Castells define esto como "el pasaje del
espacio de lugares al espacio de flujos", en el que "se
jerarquizan los espacios en función de su
interconexión en red y de los flujos que por él
circulan, los espacios están determinados por su
conexión a la red más que por su relación
con sus entornos territoriales" (Castells; 1997: 409) Siendo que
"el espacio reúne aquellas prácticas que son
simultáneas en el tiempo …el espacio de los flujos
es la
organización material de las prácticas sociales
en tiempo compartido que funcionan a través de los flujos"
entendiendo por flujos "las secuencias de intercambio e
interacción determinadas, repetitivas y programables entre
las posiciones físicamente inconexas que mantienen los
actores sociales en las estructuras
económicas, políticas y simbólicas de la
sociedad" (idem, p.445). Las prácticas sociales dominantes
en la Sociedad de la Información no se basan en la
contigüidad. (ibidem). Para ampliar estos conceptos ver idem
Cap. 6.
[8] – Castells define esto como el pasaje del
tiempo lineal al "tiempo atemporal", caracterizado por la ruptura
de la percepción "lineal, irreversible, medible y
predecible" (1997: 466) del tiempo durante la modernidad. Esta
ruptura es producto de la
velocidad de las transacciones en el espacio de flujos; la
flexibilidad para la toma de decisiones; la desagregación
del trabajo en el
proceso laboral; una
nueva articulación del tiempo laboral y el tiempo de la
vida; la flexibilización de los límites
biológicos y por lo tanto los modelos de vida. Para
ampliar ver idem Capítulo 7.
[9] – Traducción propia. Texto original:
""electronic democracy" is any democratic political system in
which computers and computer networks are used to carry out
crucial functions of the democratic process – such us
information and communication, interest articulation and
aggregation, and decision-making (both deliberation and voting)."
(Hagen; 1997: 2)
[10] – En inglés e-government.
Según Tesoro, Arambarri y González Cao:
"expresiones "Gobierno electrónico", "Gobierno digital",
"Gobierno en línea", "Administración
electrónica" y "Estado digital", como equivalentes a las
anglosajonas "electronic government" "e-government" o "e-gov",
pretenden aludir a un "nuevo" paradigma tecnológico
asociado a la prestación telemática de servicios por parte de los
poderes públicos" (Tesoro y otros; 2002: 3)
[11] – Traducción propia. Versión
original "the continuous optimization of service delivery,
constituency participation, and governance by transforming
internal and external relationships through technology, the
Internet, and new media.". Fuente: Gartner Group, "Key Issues in
E-Government Strategy and Management," Research Notes, Key
Issues, 23 May 2000. Citado en (Seifert, Petersen;
2001)
[12] – La "gobernanza" es entendida como la
capacidad de ejercer el poder para ejecutar las decisiones de
gobierno.
[13 ] – La "gobernabilidad" es entendida como la
capacidad de construcción del consenso que sustenta las
decisiones de gobierno.
[14] – Ver UNESCO E-Governance Capacity Building
Project. Disponible en: http://portal.unesco.org/ci/ev.php?URL_ID=4404&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1077214445Page
[15] – Ibidem.
[16] – Traducción propia. Texto original :
"Improving government processes: e-Administration; connecting
citizens: e-Citizens and e-Services; building interactions with
and within civil society: e-Society" (Heeks; 2001:4)
[17] – Los autores aclaran: "En este ensayo se
sostiene que la variable GE [Gobierno Electrónico] puede
considerarse como independiente, interviniente o dependiente
respecto de la calidad de vida de las comunidades: a)
independiente cuando se la visualiza como disparadora o efectora
de una mejor calidad de vida; b) interviniente cuando se supone
que el GE genera condiciones adecuadas para que otras variables
comunitarias catalicen transformaciones que contribuyan a una
mejor calidad de vida, o c) dependiente cuando se supone que los
impactos sociales del GE están determinados por la
"calidad de vida" de la comunidad analizada; por ejemplo, que no
podrían esperarse impactos socialmente significativos del
GE en una comunidad cuyas dirigencias
político-burocráticas degradan las instituciones
violando –reiterada e impunemente- preceptos,
garantías y derechos constitucionales, en perjuicio de la
ciudadanía y de la credibilidad del país en el
mundo." (Tesoro y otros; 2002: 5). (El resaltado en negrita es de
los autores).
[18] – Los autores definen como "factores
condicionantes del gobierno electrónico: "al conjunto de
parámetros políticos, económicos,
administrativos, sociales y culturales que favorecen, potencian,
acotan, restringen o inhiben la inserción, los recursos,
los procesos, los productos, los
resultados y los impactos del GE en una comunidad." (Tesoro y
otros; 2002: 19).
[19] – La bastardilla es de los
autores.
[20] – Ver (Goldstein; 2004).
[21] – Idem.
[22] – Ver en (Arocena; 1995: 36).
[23] – Para ampliar los conceptos de
ciudadanía civil, política y social ver (PNUD;
2004: 73 a 136)
[24] – Puede ampliarse este análisis en
(Goldstein: 2004).
[25] – Ibídem.
[26] – Seguimos la definición del IDH
Venezuela 2002 (PNUD-Venezuela; 2002: 14-15): Infoestructura: "Se
incluyen, entre otras, las tecnologías de las
telecomunicaciones, del almacenamiento y recuperación de
información, de las interfaces, de la
digitalización, de la conmutación, integradas y
potenciadas por las tecnologías de la comunicación.
Incluye lo que se conoce como "hardware", junto con todo el
universo de
programas
básicos y de aplicación ("software"), y los registros de
contenidos en las distintas áreas de
aplicación".
[27] – Seguimos la definición del IDH
Venezuela 2002 (PNUD-Venezuela; 2002: 14-15): Infocultura: "Es
aquella parte de la cultura orientada a comprender y usar de la
mejor manera la infoestructura para resolver los distintos
problemas que se presentan en el devenir de la sociedad. En el
estrato cultural se destaca la importancia de la
organización, de las regulaciones, de las competencias, de
los contenidos, de las actitudes y de las
responsabilidades".
[28] – Para ampliar estos conceptos ver (Camacho;
2003)
[29] – ara ampliar el concepto de capital social,
y su importancia determinante para la superación de la
pobreza en
Latinoamérica ver (Atria y otros; 2003).
Roxana Goldstein
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