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Inteligencia Emocional para el Desarrollo Organizacional. Aplicación de la primera habilidad práctica: La Auto-conciencia



    Los directivos y ejecutivos de empresas
    así como los empresarios dentro de las distintas culturas
    latinoamericanas, han comenzado a reconocer cada vez más y
    más que las "ciencias
    blandas" y la inteligencia
    emocional" pueden hacer la diferencia en su negocio. Y uno de
    los problemas que
    usualmente nos plantean tiene que ver con como implementar y
    poner en práctica cada una de las cinco inteligencias
    prácticas a que hace referencia Daniel Goleman ("La
    Inteligencia
    Emocional"; Bantam Books – 1995).

    Algunos directivos del mundo corporativo se encuentran
    sorprendidos ante el hecho de que existe una cierta "secuencia"
    que debe seguirse para una aplicación efectiva de la
    inteligencia emocional en las organizaciones. Y
    como dicha secuencia se inicia con la "auto-conciencia" tanto
    los directivos como los empresarios es muy común que se
    sorprendan y vean que la
    motivación se encuentra relegada a la tercera
    posición.

    Como en su inmensa mayoría son personas que se
    caracterizan por ser preactivos, percibir que el control (locus of
    control) está más bien en sus manos que en la de
    otros, y que dedican muchas de sus horas y energías hacia
    iniciativas ligadas con la acción,
    muchos de ellos perciben a la auto-conciencia como una etapa que
    podrían llegar a saltear.

    Acaso ¿Quién no cree o percibe que
    está en control de sí mismo? ¿Quién
    es el directivo o empresario que
    piensa que no controla su vida y sus acciones
    dentro de su propio negocio? Algunos directivos y empresarios nos
    han destacado – al compartir con ellos las habilidades
    prácticas – que la auto-conciencia parece ser
    útil para aquellos ligados con la filosofía, pero
    que les parece poco útil para quienes "tienen que alcanzar
    resultados rápidamente con un mínimo de recursos".

    Daniel Goleman ha realizado un voluminoso trabajo de
    recopilación relacionado con las ciencias blandas, las
    ciencias del comportamiento. Su exhaustivo trabajo ha sido
    volcado en la obra mencionada anteriormente que se ha
    caracterizado por la inmensa cantidad de compradores que ha
    tenido, la que no siempre se ha acompañado por una inmensa
    cantidad de lectores. Y a los directivos corporativos y
    empresarios – propietarios, en general les ha parecido una
    obra "interesante" pero que no siempre es de ayuda en cuanto a
    sus implicancias prácticas.

    Un alto directivo nos dijo que "alguien debe realizar el
    puente que es necesario para unir las concepciones de Goleman con
    las necesidades que tienen las empresas para alcanzar sus propios
    objetivos".

    Mucho del importante éxito
    alcanzado por Daniel Goleman dentro del mundo de las empresas
    (Johnson & Johnson Corp., entre otros) al elaborar su marco
    conceptual encuentra sus sustento en el trabajo de
    muchos notables expertos e investigadores de las ciencias del
    comportamiento. Así mismo acude a una selección
    de variables
    principales a los cuales se les ha dado una amplia cobertura
    dentro del mundo de los negocios,
    principalmente dentro de los Estados Unidos de
    Norteamérica, como es el caso de: motivación, liderazgo,
    participación, importancia del "afecto", trabajo en
    grupos, entre
    otros.

    El lector interesado puede encontrar en la
    página www.monografias.com
    una nutrida bibliografía y también contenidos
    relacionados directamente con las variables arriba destacadas,
    dentro de la sección de Desarrollo
    Organizacional.

    Son muchos los autores que han centrado su interés en
    aspectos relacionados con la auto-conciencia dentro de las
    Ciencias del Comportamiento como es el caso de Chris Argyris,
    Jack Gibb y J. Luft entre otros. Los trabajos en materia de
    T-groups y sensitivity training desarrollados bajo la iniciativa
    de National Training Labs en la década de los 50 y 60 del
    siglo pasado han tenido mucho que ver con conocerse a sí
    mismo y con conocer a otros.

    Daniel Goleman pareciera sugerir que si todos nos
    detuviéramos por un instante en este mundo
    tendríamos entonces un enorme poder de
    transformación en nuestras propias manos. El lema: "Para
    que el mundo sea impulsado hacia dimensiones y niveles
    superiores, solamente hace falta que, por un momento, todos nos
    detengamos", parece cobrar plena vigencia dentro del marco de
    referencia de Daniel Goleman. Sin el requisito de conocerse a
    sí mismo no tiene mucho sentido – para este autor
    – pensar en impulsarnos.

    La importancia de la auto-conciencia cobra especial
    vigencia dentro de un mundo donde la tradición ha dejado
    lugar a las transiciones y donde ésta última ya se
    ha visto superada por las transformaciones.

    Hace un par de siglos atrás los cambios eran
    más bien lentos en cuanto a su impacto sobre el
    comportamiento de las personas, y comenzaron a acelerarse a
    partir de la Revolución
    Industrial. Las consecuencias prácticas de la revolución
    industrial y de la revolución organizacional hizo
    necesario el desarrollo de una profesión que algunos han
    preferido llamar como consultor, mientras que otros han mostrado
    preferencia por el desarrollado de una profesión
    especializada en los cambios organizacionales, la que ha surgido
    a mediados del siglo pasado bajo el nombre de Profesión de
    Desarrollo Organizacional. Dentro de ésta incipiente
    disciplina
    Robert Golembiewski ("Ironies in Organization Development"; New
    Jersey: Transaction Publishers – 1990) destaca que existen
    tres principales tipos de cambio
    posibles. Tenemos como primer tipo de cambio
    al cambio Alpha que tiene que ver con un progreso de tipo
    "constante"; el autor señala que bajo esta
    situación tanto las variables como los métodos de
    medición se mantienen sin
    cambios.

    Como segundo tipo de cambio emerge el cambio Beta que
    tiene que ver con algunos progresos de tipo variable; bajo esta
    situación se modifican tanto las variables como los
    métodos de medición. Como ejemplo podemos destacar
    las cosas que suceden en "un segundo ciclo" como resultado de
    iniciativas de cambio adoptadas en un primer ciclo. Golembiewski
    sugiere un último tipo de cambio que recibe el nombre de
    Gamma que se caracteriza por el hecho de que adicionalmente al
    cambio Beta se produce un cambio transformacional; esto implica
    un salto cuántico.

    Estamos ahora frente a un tipo de cambio
    paradigmático donde las personas y las organizaciones no
    pueden actuar más de manera incremental y tampoco pueden
    quedarse totalmente quietas puesto que se trataría de un
    caso de "paralización paradigmática". Se
    está ante la existencia de una alteración del orden
    existente más allá de su propia concepción.
    Para ser exitoso en este tipo de situaciones es necesario
    desarrollar la habilidad de auto-conciencia; lo que sucede fuera
    de nosotros y lo que sucede dentro de nosotros ya yo nos resulta
    suficiente para seguir vivos y creciendo tanto para el individuo como
    para la
    organización.

    En los inicios de "la organización" como mecanismo productivo el
    enfoque privilegiado era el de Frederick Taylor basado en
    el mejor y mayor uso de cada uno de los miembros que tienen las
    personas (sus brazos y piernas), centrando la atención en qué manera mecánica se podía adoptar haciendo
    uso del cuerpo del trabajador. Henry Ford ha sido conocido por su
    frase donde destaca la no-necesidad de tener en cuenta lo que el
    trabajador tenía en su cabeza (en realidad es en su mente)
    al manifestar que "Yo pido solamente un par de buenos brazos y
    piernas y resulta que me viene una persona
    completa". El hombre
    podía y también debía trabajar y operar con
    un grado de eficiencia
    cercano al de la máquina o por lo menos
    complementándose como una pieza de la
    máquina.

    Años más tarde el movimiento
    conocido bajo el nombre de relaciones
    humanas mostró que esta concepción resultaba
    insuficiente para manejar el mundo de los negocios a lo que debe
    agregarse la concepción cognitiva que privilegiaron James
    March y Herbert Simon en su tratado de "Organizaciones" (Wiley
    & Sons – 1958) donde priorizan el aspecto relacionado
    con la toma de
    decisiones. Pero aún nadie nos hacía ver
    – ni tampoco nos hablaba – de la importancia de la
    auto-conciencia.

    A estas alturas las organizaciones empezaron a
    privilegiar un tipo de personas en particular: eran los
    Profesionales. Se caracterizaban por ser personas Diplomadas en
    Universidades, que contaban con una especialización en
    particular. Y esta particular especialidad estaba directamente
    vinculada con el tipo de arreglo organizacional "por nicho
    vertical".

    Hacía falta contar con Contadores Públicos
    y Lic. en Administración para hacerse cargo de
    departamentos como Contraloría y Administración en las organizaciones. Los
    Ingenieros serían responsables de las áreas de
    Producción y Fábrica y los Abogados
    conformarían parte del grupo que
    conforma el Departamento Legal. Las ventas
    estarían a cargo de profesionales que integrarían
    los departamentos de Comercialización, y así, de a poco,
    los Profesionales Diplomados se irían ubicando en los
    puestos de gerencia y
    dirección en las organizaciones. Incluso
    para ingresar a una "corporación" resultaba indispensable
    contar con una Profesión Diplomada y los profesionales que
    recién ingresaban veían como eran expulsados de las
    empresas muchos no-Diplomados.

    Incluso algunos autores como es el caso de Victor
    Thompson, llegaron a mostrar como las distintas profesiones
    podían colisionar entre sí, y en particular
    aquellos que sacaban orgullo del ejercicio de su profesión
    respecto de la persona que se ubicaba en la cúspide de la
    organización. Las organizaciones necesitaban que lo que
    los directivos tenían en sus mentes como estrategias
    pudiera ser implementado por los profesionales en los cuerpos
    gerenciales, quienes serían responsables de instruir a los
    de abajo respecto de qué procedimientos
    puntuales debían ellos seguir. Pero así como toda
    concepción nueva tiene un principio, también le
    llega su fin.

    La tecnología informática a través de su sistema
    binario hace menos importante la existencia del profesional
    Diplomado; los programas (ver
    nuevamente March & Simon – ya citado) llevados a la
    práctica a través del sistema binario
    (0 y 1) resultan ser la predilección principal de los
    hombres de negocios. Las decisiones son a partir de allí
    de tipo "programadas"; no es quien está en la
    cúspide de la empresa quien
    decide sino más bien un programa
    previamente diseñado.

    Y la función de
    los profesionales diplomados comienza a perder vigencia.
    Más adelante las re-ingenierías comenzarían
    a mostrar que justamente son las posiciones intermedias de la
    organización, las que dejan de ser tan necesarias como lo
    eran hasta esos momentos. Tanto en la sociedad en su
    conjunto como dentro de las organizaciones, la clase "media"
    deja de tener la presencia importante que tenía hasta esos
    instantes.

    Las personas que "quedan" dentro de la
    organización tienen que Actuar. Y actuar rápido.
    Como lo manifestara un alto directivo de una empresa de
    servicios:
    "Los ejecutivos deben tener en cuenta que el nombre que le hemos
    dado (de ejecutivos) tiene que ver con el hacer y no tanto con el
    pensar". Y esta frase se ha generalizado a nivel mundial a partir
    de la
    globalización al haberse expandido e instalado la
    frase "Se piensa globalmente y se actúa localmente". Las
    personas dentro del mundo corporativo que se instala en la
    metrópoli son las que habrían de decidir lo que
    sucede en las filiales; y los responsables de las filiales
    tendrían que poner foco especialmente en la
    ejecución.

    Es por ello que no nos resulta sorprendente cuando
    dentro del mundo organizacional y empresarial en los distintos
    países latino-americanos, que los ejecutivos y directivos
    – como así también algunos empresarios, como
    es el caso de los franquiciados – se sorprendan ante la
    importancia que puede llegar a tener dedicar tiempo a
    conocerse a uno mismo y a conocer a los demás. La
    auto-conciencia no les parece tan relevante, por lo menos a la
    luz de los
    problemas que ellos mismos confrontan diariamente.

    Sin embargo si tenemos en cuenta la importancia de la
    Inteligencia Emocional y que esta es definida como la "Capacidad
    de conocer, direccionar y controlar tanto las emociones propias
    como las de otros" (Daniel Goleman – "Emotional
    Intelligence"; Bantam Books – 1995), sale a la luz que
    el
    conocimiento – tanto propio como de lo que sucede
    alrededor nuestro con otros – es de vital importancia.
    Ahora sí, resulta evidente y hasta obvio, que el expertise
    "profesional", aunque necesario, no resulta suficiente. Las
    profesiones habían llegado a la cúspide dentro del
    mundo organizacional y de allí en más serían
    "otros" factores los que impulsarían a los diplomados
    hacia la cúspide.

    La auto-conciencia como primera habilidad
    práctica nos hace pensar respecto de lo que sucede con
    nosotros a nuestro alrededor. Al tratar de comprender la interacción entre el individuo y la
    organización donde trabaja, algunos expertos sugieren que
    la empresa no le ha
    de permitir el pleno desarrollo a sus participantes
    organizacionales (Chris Argyris; 1961). Y un trabajo original en
    inglés
    del Dr. Donald W. Cole que fuera luego editado en español
    teniendo como co-autor a Eric Gaynor Butterfield ("Suicidio
    Profesional o Asesinato Organizacional; The Organization
    Development Institute International, Latin America – 2003)
    muestra cuan
    importante es estar atento a las múltiples señales
    que están presente en las actividades diarias de las
    empresas.

    Los profesionales tienden a estar atentos a lo que
    podemos llamar las "señales cognitivas" pero,
    desafortunadamente para ellos, las mismas no son suficientes.
    Cuando en la empresa se decide establecer un objetivo de
    ventas pareciera que fuera una señal inequívoca,
    cien por ciento cuantificable y que pone todo en manos del
    "receptor" como responsable final de alcanzar dicho "objetivo",
    que, paradójicamente pareciera ser objetivo.

    Pero en realidad esa responsabilidad de alcanzar un objetivo
    cuantificable no resulta ser tan claro como pareciera; asignar un
    objetivo al receptor del mismo y hacerle responsable de
    alcanzarlo no siempre resulta tan claro y específico. En
    primer lugar el objetivo de ventas debe ser alcanzado por la
    gerencia de ventas con personal que no
    siempre él mismo ha contratado; muchos psicólogos
    han participado del proceso de
    selección de su personal. En muchas ocasiones ha recibido
    traslados de personal de ventas que provenían de otros
    departamentos.

    Asimismo la publicidad de los
    productos y
    servicios a comercializar por lo general están en manos de
    la gerencia de marketing y la
    publicidad que hace la empresa no sigue entonces las directivas
    del gerente de
    ventas. Y ni que hablar de cómo se configuran los
    productos y servicios y el delivery de los mismos; la eficiencia
    de los mismos está también fuera de las manos del
    gerente de ventas. Por lo tanto el objetivo de la
    dirección que pareciera "estar claro" al haberse
    establecido que debe alcanzar un volumen de ventas
    X, en la realidad no es necesariamente así. Algo que
    pareciera ser totalmente "racional" como es un objetivo de
    ventas, no necesariamente lo es.

    Sin embargo la dirección de la empresa al haberlo
    establecido está convencida que la aceptación de
    la meta de
    ventas de parte del gerente deja bien en claro lo que éste
    necesita para funcionar; pero el gerente de ventas en el
    desarrollo de las actividades diarias de su área pronto
    comienza a aprender que "no tiene el necesario control sobre las
    ventas" como se suponía que lo tuviera. Estar atento a
    estas señales no-cognitivas puede determinar el
    éxito de la gestión
    del gerente de ventas como así también su posible
    – o no – expulsión de la posición.

    Por lo tanto, los objetivos de ventas que se establecen
    desde la cúspide, no son tan objetivos como pareciera y ha
    de ser importante que el gerente pueda identificar que
    señales (emocionales, entre otras) están presente
    que le han de servir de alerta.

    Algo similar sucede con los diálogos y las
    conversaciones que mantenemos entre las personas. Muchas veces
    pensamos que "lo que nosotros decimos" está claro para la
    otra persona y no estamos totalmente conscientes de que nuestra
    manifestación puede ser equívoca. Mi nieto Bennie
    (Benjamín von Keisenberg) de 5 años, estando
    enfermo ha sido llevado al médico por su mamá.
    Después de su revisión por el médico –
    que tuvo que ver con un dolor de garganta que tenía dentro
    de un estado de
    malestar gripal general – lo que implica naturalmente que
    se sacara la camisa y fuera auscultado, el médico dio por
    terminado la revisación y manifestó: "Ya
    está; puedes terminar de vestirte". Para la mamá
    – y por supuesto también para el médico – el
    mensaje estaba suficientemente claro; tenía que ayudar a
    Bennie a vestirse.

    Pero pareciera que no "le pasaba lo mismo" a Bennie,
    pues el le respondió al médico: "Como que ya
    está: A mí me sigue doliendo la garganta". Dentro
    del mundo corporativo se dan muchos mensajes que pareciera que
    fueran cognitivos y claros; pero esto no es siempre tan claro.
    Otro ejemplo claro respecto de las consecuencias disfuncionales
    que están presente en las conversaciones tiene que ver con
    el caso que ya hemos visto anteriormente – Taller
    Introductorio – en relación con lo que
    sucedió con el acorazado noruego que daba órdenes
    en el medio de una densa neblina para que el "otro" desviara su
    rumbo, para finalmente darse con la sorpresa de que el "otro" no
    se desviaría pues era el responsable de un
    faro.

    Las personas en las organizaciones no son totalmente
    conscientes "de lo que sucede" como resultado de lo que hacemos.
    Este es uno de los motivos por los cuales los procesos de
    aprendizaje no
    son fáciles dentro del mundo de las empresas. La forma de
    transmisión de la información tiene mucho que ver con el
    cumplimiento en la tarea.

    Por muchos millones de años las distintas
    especies – y entre ellas la especie humana – han
    estado y siguen aprendiendo como resultado de cómo se les
    muestra. Y no necesariamente a través de las
    palabras.

    Para ello deseamos compartir un hecho interesante. Un
    mono que se encontraba aislado en una isla – en realidad
    era una mona – acostumbraba a comer su alimento el que
    llevaba consigo arena y otros elementos. Un día
    aprendió que podía lavar su comida en el agua que
    rodeaba la isla y de allí en más siguió
    lavando su alimento que ya no tenía arena u otros
    elementos. Este ha sido un aprendizaje interesante e importante,
    pero lo que mas nos ha sorprendido ha sido el hecho de que monos
    que estaban en otra isla y que no tenían contacto directo
    con la mona puesto que no podían trasladarse de isla a
    isla, comenzaron muy pronto a ver las ventajas de lavar sus
    comidas y limpiarlas antes de comerlas.

    Durante los últimos años las personas
    asociamos el aprendizaje
    con el sistema
    educativo, sus escuelas, colegios, institutos y universidades
    donde se ha privilegiado la instrucción a través de
    las palabras. Quizás debiéramos tener en cuenta que
    están a nuestra disposición otras opciones. Ahora
    el ejemplo no tiene que ver con otra especie animal – como
    ha sido el caso de la mona arriba descripto – sino con
    totalmente otra especie distinta de la animal. Más
    puntualmente árboles
    que pertenecen al sistema vegetal. Pareciera que al haberse
    orientado las personas a las conversaciones y diálogos
    cognitivos le han estado prestando cada vez menos importancia a
    otras efectivas formas de transmisión, que a veces se
    manifiestan a través de distintas
    señales.

    En la publicación del "Instituto Argentino de
    Ejecutivos de Finanzas" del
    mes de septiembre de 1995, Eric Gaynor Butterfield destaca un
    caso interesante: "Con el propósito de ilustrar sobre la
    importancia de una efectiva transmisión (y dramatizar la
    importancia de la misma), mencionamos un experimento realizado
    recientemente por un investigador (Nuevos Paradigmas,
    Cultura y
    Subjetividad: Dora Fried Schnitman, Paidós – 1994),
    donde los participantes no son seres humanos y sin embargo
    contaban con un eficaz sistema de transmisión de
    información."

    "En este experimento realizado por científicos
    "sádicos" se quitaron todas las hojas de un árbol
    para estudiar su comportamiento. La reacción del
    árbol fue previsible: empezó a segar savia
    más intensamente para reemplazar lo más
    rápidamente posible las hojas que le habían sacado.
    Y también segregó una sustancia que lo protege
    contra los parásitos. El árbol había
    comprendido muy bien que era atacado por un parásito, solo
    que creía que se trataba de un insecto cuando en realidad
    había sido atacado por el "parásito
    humano".

    Pero lo más interesante y revelador es que los
    árboles vecinos de la misma especie empezaron a segregar
    la misma sustancia antiparasitaria que el árbol agredido!"
    Los humanos vamos a tener que recapacitar – más de
    una vez – respecto de la calidad de
    nuestra conciencia de lo que está sucediendo, y
    posiblemente, hacerlo mucho antes de actuar. Y además
    debemos pensar en las consecuencias para el otro de algo que nos
    sucede o de algo sobre lo que actuamos. Que señales
    transmitimos y cómo lo hacemos ha sido en gran medida
    relegado a segundo plano como consecuencia de privilegiar
    la
    comunicación hablada.

    Las jirafas en Sudáfrica suelen alimentarse con
    los pequeños y jóvenes brotes de hojas de un
    árbol; y es interesante aprender que los árboles
    que están en la siguiente dirección –
    teniendo en cuenta la misma dirección del viento que opera
    como medio de señal y transmisión – comienzan
    a generar una savia que le resulta anti-atractiva a la jirafa
    para des-estimularla en su acción.

    Debemos recordar que la auto-conciencia debe estar
    dirigida hacia la detección de las emociones pues
    éstas son el lenguaje
    más eficiente que ha creado la naturaleza. Y
    que las señales tienen que ver con:

    1. información sobre nosotros mismos;

    2. información sobre otras personas;

    3. información sobre determinadas
    situaciones.

    ¿Cuán conscientes son los directivos,
    gerentes y ejecutivos organizacionales para aprender respecto de
    sus enojos, miedos, alegrías y eventuales estados
    depresivos? Es importante aprender respecto de ello puesto que la
    distinción entre los mismos nos puede llevar a una pelea,
    a huir, a comprometernos o a aislarnos,
    respectivamente.

    Y además debemos tener en cuenta como hemos
    "archivado" la información (emocional) puesto que es
    importante visualizar como muchas de nuestras acciones se han de
    ver motorizadas como consecuencia de cómo hemos guardado
    la imagen.

    En el Taller de "Inteligencia Emocional y Desarrollo
    Organizacional" hemos explorado una manera en que podemos llegar
    a aprender respecto de nosotros mismos. La Profesión de
    Desarrollo Organizacional ha estado vinculada a lo que se conoce
    bajo el nombre de "johari window". La "ventana de Johari" es un
    desarrollo de Joe Luft y Harry Ingham que puede resultar de suma
    utilidad para
    los directivos, ejecutivos y gerentes organizacionales y
    empresariales que han de estar en condiciones de alertarse
    respecto de las dificultades que están presentes en la
    comunicación entre las personas.

    Las interacciones dentro de las empresas son cotidianas
    y frecuentes y además tienen la característica de
    que muchas de ellas se mantienen dentro del mismo grupo de
    pertenencia mientras que también existen con "otros de
    afuera". Luft e Ingham sugieren que la posibilidad de tener
    conciencia respecto de uno mismo y de otros es solamente una
    entre 4, es decir en el orden del 25 %.

    Vamos a ubicarnos dentro de un modelo donde
    existen dos variables principales: a. Yo mismo; y b. Los otros.
    Por otro lado los aspectos relacionados con a. y con b. pueden
    ser de tipo público o privado, según sean conocidos
    o no (por mí y por los otros). El primer área es el
    que los dos autores han denominado como de libre actividad que
    tiene que ver con "el yo abierto". Aquí tanto la persona
    "se conoce" como también "es conocido por otros". Otra
    área estaría conformada por aquellos sentimientos,
    motivaciones y preferencias que tenemos y conocemos pero que
    escondemos a otros. La persona conoce sus sentimientos pero el
    resto las ignora y el nombre que se le ha asignado a este
    cuadrante es el de "máscara".

    Podemos decir que las organizaciones que tienen una
    tendencia fuerte a definir muy claramente los roles junto con sus
    denominaciones pueden estar orientando a los participantes
    organizacionales a adoptar la máscara de la función
    que ejerce. Es común que aquí – y en especial
    al inicio de la relación – se oculten aspectos
    íntimos. Yo los conozco pero los mantengo ocultos para el
    otro. Muchas personas – hombres – pueden hacer
    manifestaciones del tipo "odio a mi esposa" en lugar de
    señalar puntualmente aspectos específicos que se
    suceden durante la relación que mantienen
    cotidianamente.

    Se sabe que en la mayor parte de las reuniones grupales
    y entrevistas es
    mucho el tiempo que dedican ambas partes a conversar "sobre lo
    menos importante" y lo que tiene menos relación con el
    objetivo original de la reunión. Hasta es común que
    se den por terminadas algunas reuniones sin siquiera haber
    tratado el tema de fondo. Existe un tercer cuadrante donde no nos
    conocemos pero sí somos conocidos por otros la que
    denominamos con el nombre de "área ciega". En esta
    área se presentan pensamientos, motivaciones, actitudes y
    preferencias que tenemos pero de los cuales no nos damos cuenta;
    sin embargo otras personas las reconocen puesto que las revelamos
    a través de nuestras acciones y de nuestras
    palabras.

    Las personas autoritarias no siempre se reconocen como
    tales sino que pueden definirse como personas "que están
    convencidas de que no se les puede dar autonomía al
    personal" y en su accionar diario bajo el estilo mas bien
    autoritario no llegan siquiera a observar el malestar de sus
    subordinados. Operar dentro de esta cuarta área es de sumo
    riesgo pues es
    similar a caminar con los ojos vendados. Finalmente una cuarta
    área es la que aún no ha sido explorada entre las
    partes, está guardada en el inconsciente y podemos decir
    que simplemente es desconocida tanto por nosotros como por el
    grupo. Se la denomina como el área que tiene que ver con
    el "Yo desconocido". Es común que se desconozca lo que
    exactamente contiene esta cuarta ventana pero lo que sí
    sabemos es de su misma existencia.

    Lucio Anneo Séneca señalaba hace
    más de 2.000 años que ‘Siempre tenemos ante
    los ojos los vicios ajenos, y los nuestros a la espalda". Es por
    ello que tanto el directivo corporativo como así
    también el empresario deberían aprender a cultivar
    esta habilidad antes de actuar. Una manera de describir la
    Autoconciencia, en términos restringidos, tiene que ver
    con la habilidad de reconocer un sentimiento o emoción
    mientras está ocurriendo. Y en el sentido más
    amplio la auto-conciencia es la capacidad de:

    1.Reconocer un sentimiento-emoción mientras
    está ocurriendo.

    2.Advertir (ser concientes) de los pensamientos
    (juicios, deseos, valoraciones) que se están sucediendo en
    nuestra mente, en particular si los hay vinculados al
    sentimiento que estamos experimentando.

    3.Reconocer una o más emociones o sentimientos
    derivados de los pensamientos respecto al primer
    sentimiento.

    Además, y en términos de nuestra personalidad,
    la Autoconciencia incluye reconocer en nosotros –por la
    observación y la reflexión- las
    fortalezas y las debilidades. Este reconocimiento es por
    sí misma una señal de fortaleza. En la
    película ‘La Fuerza del
    Cariño’
    , un personaje le dice a otro: ‘Su
    mayor fortaleza es conocer perfectamente sus debilidades’.
    Y es una frase excelente para describir ese hecho
    psicológico: el conocimiento
    de sí mismo ES una fortaleza.

    Sin embargo, la autoconciencia no es una función
    tan simple y directa como pudiera parecer a primera vista, y
    menos respecto a nuestras emociones. Si digo que estoy enojado/a,
    quizá lo esté, pero puede que también
    esté equivocado/a o esa información sea muy
    incompleta. Puede que en realidad tenga miedo, esté
    celoso/a, o que sienta las dos cosas.

    ¿Cómo hacemos para tener
    una conciencia exacta de lo que nos está pasando (en el
    cuerpo) y qué estamos sintiendo (en la
    mente)?

    A esta pregunta responde el principio de la
    autoconciencia, primer paso de la Inteligencia Emocional, porque
    ésta sólo se da cuando la información
    afectiva entra en el sistema perceptivo. Y tengamos presente que
    nuestros deseos, sentimientos, actitudes, rasgos de personalidad,
    y conductas forman nuestro universo
    afectivo.

    Por ejemplo, para poder controlar nuestra irritabilidad
    debemos ser conscientes de cuál es el o los agentes
    desencadenantes, y cuál es el proceso por el que surge tan
    poderosa emoción; sólo entonces podremos aprender a
    aplacarla y a utilizarla de forma apropiada. Para evitar el
    desaliento y motivarnos, debemos ser conscientes de la
    razón por la que permitimos que ciertos hechos o las
    afirmaciones negativas sobre nosotros afecten nuestro
    ánimo.

    Para ayudar a otros a ayudarse a sí mismos,
    debemos ser conscientes de nuestra implicación emocional
    en la relación.

    La falta total de Autoconciencia es la alexitimia,
    que significa ‘incapacidad para verbalizar los propios
    sentimientos’. La razón estriba en que los sujetos
    que padecen este trastorno son incapaces de ir más
    allá de las impresiones corporales. Al preguntarles, por
    ejemplo, lo que habían sentido al morir una persona
    querida, contestan: ‘un malestar en el
    estómago’
    .

    Aunque el término autoconciencia alude al
    esfuerzo paciente y sostenido que hacemos para conocernos y
    comprendernos todo lo que nos sea posible, incluye la habilidad
    de escuchar a otras personas que nos reflejan partes de nuestra
    identidad y de
    nuestra conducta que no
    podemos observar (como por ejemplo los mecanismos de
    defensa).

    • Cómo se Integra la Cabeza con el Corazón"

    "La persona que no comprende los sentimientos debajo de
    sus actos no se comprende, en realidad, a sí misma"; Dr.
    David Visctott

    La emoción y la conciencia pueden trabajar
    juntas, ayudándonos a discernir los rumbos de
    acción apropiados. Integrar la emoción, la
    observación y la razón es, realmente, la clave de
    la Inteligencia Emocional.

    Nuestras emociones realizan la primera evaluación
    de los sucesos. Evalúan los eventos desde el
    punto de vista de cómo éstos afectan a nuestro
    bienestar. Así, podemos sentirnos automáticamente
    tristes, asustados o felices sin haber tenido un pensamiento
    consciente.

    Una vez que tenemos una emoción, necesitamos
    observar y pensar acerca de ella y del contexto en el que se
    produce, y decidir qué hacer, si seguir hacia aquello a lo
    que nos incita, cambiar de dirección, o tratar de
    transformarla. La conciencia de un estado emocional y su
    observación constituyen una gran ayuda: proporcionar
    conocimiento al reino de los sentimientos produce un efecto
    similar al impacto de un observador en el nivel cuántico
    de la física,
    alterando lo que es observado.

    Nuestra Inteligencia Emocional implica una integración de muchas voces dentro de
    nuestro ser: tanto la voz emocional como la racional, tanto las
    voces generadas internamente como las adquiridas externamente. Es
    esta integración la que constituye nuestra
    sensación de quiénes somos y nos proporcionan la
    mejor guía para una vida sana.

    Porque la finalidad de la Inteligencia Emocional es que
    manejemos concientemente nuestras emociones, para que ellas no
    nos manejen a nosotros. Tengamos presente que las reacciones
    frente a nuestras emociones pueden mantenernos distanciados de
    nosotros mismos.

    Por último, la Autoconciencia está
    también estrechamente ligada a la Empatía, porque
    cuando alcanzamos a vernos objetivamente o desde los
    ‘zapatos ajenos’, comprendemos cómo afecta
    nuestra actitud a los
    demás, y la ineficacia o inutilidad de la mayoría
    de flujos emocionales inconscientes, y este es un paso
    imprescindible para la transformación, puesto que si no
    nos damos cuenta, difícilmente modificaremos lo que no nos
    sirve o perjudica.

    El hecho de sentirnos una víctima muchas veces
    proviene de la incapacidad de responder en el momento
    –intelectual y emocionalmente- a un ataque o
    cuestionamiento de otra u otras personas. La Autoconciencia nos
    permite captar que no hemos logrado responder adecuadamente (o
    como hubiéramos querido) en el momento, y le dará
    mayor racionalidad a los soliloquios posteriores (la
    rumiación), para enfrentar correctamente la
    situación con esa persona o personas, impidiendo
    también sentimientos fuertes de ira, odio, culpa o
    miedo.

    Etapas de la
    AUTO-CONCIENCIA

    La Autoconciencia no es un sustantivo que indica
    ‘existencia’ o ‘inexistencia’, no es como
    un botón que tiene dos posiciones: ‘encendido’
    o ‘apagado’. La Autoconciencia es un proceso, y como
    tal tiene grados o niveles.

    En ese sentido, podemos examinar que hay 4 fases
    posibles de la Autoconciencia, siendo la primera que vamos a ver
    el máximo nivel posible de Autoconciencia, y el
    último el nivel más bajo, pero en sí mismo
    nada desdeñable. Reflexionemos acerca de que ese nivel
    marca una
    diferencia muy importante, en una persona, en cuanto a si existe
    o no.

    La primer fase consiste en prevenir la aparición
    de una emoción indeseada o inconveniente gracias a la
    detección temprana de señales físicas o al
    tipo de pensamientos subjetivos que aparecen en la
    mente.

    Durante la segunda fase, si es que ya se
    desencadenó una emoción fuerte (por ejemplo el
    enojo), mediante la toma de conciencia el ejecutivo ha de tratar
    de conseguir moderar su intensidad, agregando el reconocimiento
    interpersonal, que puede ser con disculpas cuando es lo correcto
    y acompañado por una reparación ante un posible
    daño
    causado.

    En la fase 3, y siempre que ya se haya desencadenado el
    suceso y no se pudo moderar su intensidad, el profesional se ha
    de orientar a efectuar el registro
    (intrapersonal) y a limitar su duración, agregando el
    reconocimiento interpersonal , que puede ser con disculpas cuando
    es lo correcto y acompañado por una reparación ante
    un posible daño causado.

    Entrada en la cuarta fase el ejecutivo confronta una
    situación donde no ha podido limitar ni la intensidad ni
    la duración, por lo tanto efectúa el registro
    intrapersonal y el reconocimiento interpersonal, que puede ser
    con disculpas cuando es lo correcto y acompañado por una
    reparación ante un posible daño causado.

    ¿Qué es lo que nos dice Daniel Goleman
    sobre la auto-conciencia?

    La auto-observación permite una conciencia
    ecuánime de sentimientos apasionados o turbulentos. Como
    mínimo, se manifiesta simplemente como un leve retroceso
    de la experiencia, una corriente de conciencia paralela que es
    ‘meta’: suspendida por encima o a un costado de la
    corriente principal, consciente de lo que está ocurriendo
    en lugar de quedar inmersa y perdida en la misma. Es la
    diferencia que existe, por ejemplo, entre sentir una rabia
    asesina con respecto a alguien y elaborar el pensamiento
    auto-reflexivo: ‘Esto que siento es rabia’, incluso
    mientras uno está furioso.

    En términos de la mecánica nerviosa de la conciencia, este
    sutil cambio en la actividad mental supuestamente señala
    que los circuitos
    neo-corticales están controlando activamente la
    emoción, un primer paso para alcanzar cierto control. Esta
    conciencia de las emociones es la competencia
    emocional fundamental sobre la que se construyen las
    demás, como el autocontrol emocional.

    En resumen, conciencia de uno mismo significa ser
    ‘consciente de nuestro humor y también de nuestras
    ideas sobre ese humor’, según palabras de John
    Mayer, psicólogo de la Universidad de
    New Hampshire que, junto a Peter Salovey, es quien formuló
    la teoría
    de la Inteligencia Emocional.

    La conciencia de uno mismo puede ser una atención
    a estados más internos que no provoque reacción ni
    juicio. Aunque existe una distinción lógica
    entre ser consciente de los sentimientos y actuar para
    cambiarlos, Mayer considera que a todos los efectos
    prácticos ambas cosas suelen estar unidas: reconocer un
    humor desagradable es sentir el deseo de superarlo. Este
    reconocimiento, sin embargo, se distingue de los esfuerzos que
    hacemos para no actuar movidos por un impulso
    emocional.

    – Como las diferencias de género
    influyen en las emociones

    Edward Diener, psicólogo de la Universidad de
    Illinois, que ha estudiado la intensidad con que la gente
    experimenta sus emociones, considera que, en general, las mujeres
    experimentan emociones positivas y negativas con más
    fuerza que los hombres. Y al margen de las diferencias de
    sexo, la vida
    emocional es más rica para aquellos que las notan
    más.

    Finalmente, se sugiere que los ejecutivos y
    profesionales presten consideración a los hallazgos de
    Bohart y Pennebecker. Art Bohart, en un ingenioso experimento,
    demostró que los personas en tratamiento que fomentaban
    tanto la expresión de los sentimientos de enojo sin
    resolver como la reflexión acerca de ellos, resolvieron
    sus sentimientos con más eficacia que
    aquellos en una condición diferente, en la que se
    fomentaba solamente una de ambas, bien la expresión o bien
    la reflexión. En esta prueba, la síntesis
    salió vencedora. Además, existe evidencia creciente
    de que integrar los sentimientos-corporalmente-sentidos en la
    propia conciencia y ser capaz de simbolizar sentimientos en
    palabras promueve la buena salud. Pennebaker, en una
    admirable demostración de la importancia de simbolizar y
    organizar los propios sentimientos, ha mostrado cómo
    escribir acerca de la experiencia emocional de los eventos
    traumáticos o perturbadores, apenas cuatro veces, durante
    veinte minutos cada vez, tiene efectos significativos en la salud
    y el bienestar. Escribir diarios emocionales ayuda a las personas
    a dar sentido a su experiencia. Desarrollan un recuento narrativo
    o historia que hace
    que su experiencia sea más coherente.

    En el libro
    "Professional Suicide or Organizational Morder" (ya citado) se
    señala que lo que las personas conciben y tienen
    conciencia de, influye fuertemente sobre su manera de actuar. En
    la medida que los directivos no tengan conciencia de sus propias
    fortalezas y debilidades, como así también de las
    fuerzas, debilidades y oportunidades que tiene su
    organización y también sus productos y servicios,
    pueden llegar a ser vulnerables hacia sus contendores.

    Los directivos, ejecutivos y gerentes de empresas en
    Estados Unidos de Norteamérica han estado expuestos
    durante más de 50 años a aprendizajes respecto de
    cómo conocerse a sí mismos a través de
    diversas metodologías (Johari window – Sensitivity
    Training). Existen organizaciones con muchos años de
    existencia que se han especializado en este importante componente
    dentro de las ciencias del comportamiento, y especialmente
    vinculados con el mundo corporativo. No sucede lo mismo en los
    países al sur de los Estados Unidos donde la mayor parte
    de sus directivos corporativos como así también los
    empresarios desconocen en su inmensa mayoría estos
    importantes aportes.

    La auto-conciencia hace ver a los directivos
    corporativos y empresarios que cualquier "programa" que ellos
    hayan tenido respecto de "sí mismos" y su particular forma
    de operar, ya no resulta eficiente, es decir deja de perpetuarse
    para el futuro. Bill Gates
    muestra una clara concepción de auto-conciencia – y
    de la fuerza de sus contendores – cuando durante cada cena
    anual ante todo su personal declara: "Quiero recordarles que
    Microsoft
    Corp. Está solamente a dos o tres año de su
    fracaso". Es una lástima que nuestros empresarios en
    Latinoamérica tengan una concepción
    diferente. Aprendemos con la auto-conciencia respecto de la
    percepción y también del
    conocimiento de nuestras propias emociones.

    Como demostrativo de la carencia de auto-conciencia
    podemos mencionar el hallazgo del Dr. Carl Frost. En su obra (ya
    citada) Daniel Goleman hace mención al Dr. Carl Frost
    quien es uno de los principales padres fundadores en materia de
    implementación de esquemas participativos en las
    organizaciones, quien realizó un trabajo de consultoría en Suecia, en una de sus
    empresas líderes: Volvo. A continuación vamos a
    repetir el texto donde
    Goleman hace mención a este trabajo puntual del Dr. Carl
    Frost.

    "Aunque los gerentes (en Volvo) parecían muy
    conformes y hasta felices de prolongar sus vacaciones, Frost
    sintió la necesidad de plantear preguntas, de sacar a la
    superficie datos que la
    gente de Volvo parecía ignorar. El hecho fundamental era
    que la empresa estaba perdiendo la carrera global por el mercado
    automotor: sus costos de
    fabricación excedían los de todas las grandes
    automotrices del mundo; sus trabajadores tardaban el doble que
    los japoneses en armar un automóvil y las ventas al
    extranjero se habían reducido, en los últimos
    años, en un 50 %."

    "La compañía estaba en crisis; su
    futuro (y el de sus trabajadores), en peligro. Sin embargo,
    según cuenta Frost, todo el mundo actuaba como si no
    hubiera problema alguno. Nadie parecía ver relación
    alguna entre las vacaciones que iban a tomar y el preocupante
    futuro de la empresa."

    "Esta actitud despreocupada era señal de una
    falla inquietante en la comunicación; permitía que
    los trabajadores de Volvo ignoraran cualquier vínculo
    entre su situación y el destino de la empresa. Esta falta
    de conexión, dice Frost, significaba que no asumían
    mucha responsabilidad en cuanto a ayudar a la empresa a ser
    más competitiva."

    "La inoculación contra esas colusiones consiste
    en formar una organización mas honrada y abierta en sus
    comunicaciones
    internas. Esto requiere una atmósfera donde se
    aprecie la verdad, por mucha ansiedad que pueda provocar, y que
    se ocupe de escuchar todas las facetas de una cuestión.
    Pero ése debate solo es
    posible si la gente se siente en libertad de
    expresar su opinión sin miedo al castigo, la venganza o el
    ridículo."

    Quisiera acercarme al final con una pregunta:

    ¿Pueden los altos directivos de las
    organizaciones, los empresarios, líderes sindicalistas y
    gobernantes políticos, crear un ambiente donde
    la gente se sienta en libertad de expresar su opinión sin
    miedo al castigo, a la venganza o al ridículo? La calidad
    con que en el futuro podamos responder a esta pregunta ha de
    tener mucho que ver con el desarrollo tanto económico como
    social de Latinoamérica. Y la falta de una respuesta
    aceptable nos ha de condenar a "estar donde actualmente
    estamos".

    Muchas gracias por compartir!

     

    Eric Gaynor Butterfield

    Presidente

    The Organization Development Institute International,
    Latinamerica

    Board member of The Organization Development Institute
    – Worldwide

    Abstract de Taller práctico para directivos y
    empresarios a cargo de Eric Gaynor Butterfield desarrollado en el
    mes de Septiembre del 2005

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