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Donación de órganos en la legislación peruana



Partes: 1, 2, 3

Monografía destacada

    1. Resumen
    2. Introducción
    3. Antecedentes
    4. Una
      alternativa de solución.
    5. Ética y
      equidad de la donación de
      órganos
    6. Cuanto sabemos
      de la donación de órganos
    7. Desde el punto de
      vista de la iglesia católica
    8. Cadena de
      obtención de órganos y
      tejidos
    9. Preguntas
      más frecuentes
    10. La muerte
      cerebral
    11. ¿Quieres
      ser donante? Haz que todos lo sepan
    12. Legislación vigente
    13. Casos prácticos
    14. Conclusión
    15. Bibliografía
    16. Anexos

    RESUMEN:

    EN ESTE TRABAJO SE HA
    RECOGIDO TODA LA LEGISLACIÓN VIGENTE RESPECTO DE LA
    DONACIÓN DE ÓRGANOS EN EL TERRITORIO
    PERUANO.

    1.-
    INTRODUCCION

    Los trasplantes de órganos y tejidos
    constituyen un medio terapéutico eficaz en el tratamiento
    de múltiples enfermedades y en la
    rehabilitación de pacientes cuya única alternativa
    de curación es a través de esta intervención
    médica.

    Los avances en la ciencia
    médica han hecho de los trasplantes, un procedimiento
    cada vez más seguro y de
    mejores resultados, brindando a pacientes antes condenados a
    muerte, la
    posibilidad de una vida no sólo más larga sino de
    excelente calidad.

    En Nuevo León, desde 1967 se practican
    exitosamente los trasplantes. Desde entonces, el número de
    personas que lo requieren aumenta en forma considerable cada
    año, pero debido a la escasa disponibilidad de
    órganos, no todos los pacientes pueden ser trasplantados
    con la oportunidad que lo requieren. La falta de donación
    de órganos provoca que muchas vidas se pierden
    anualmente.

    En las Instituciones
    de Salud, se realiza
    el registro de
    los pacientes que requieren de un trasplante, la
    asignación de los órganos disponibles para
    trasplantes terapéuticos con estricto apego a los
    criterios médicos, y además, se ofrece información a la población sobre el Programa de
    Trasplantes y del proceso de
    donación voluntaria.

    La sociedad puede
    participar en la difusión y promoción de éste Programa a fin de
    fomentar una cultura de
    donación que contribuya a lograr que más personas
    tengan la oportunidad de recuperar un estado de vida
    saludable.

    EL GRUPO DE
    TRABAJO

    2.-
    ANTECEDENTES

    2.1. EL PRIMER DONANTE HUMANO DE
    ÓRGANOS

    En 1933, el ruso Voronoy realizó el primer
    trasplante renal a una joven en coma urémico a partir de
    un hombre de 60
    años. Los riñones trasplantados funcionaron
    precariamente durante los dos primeros días; entonces, le
    sobrevino la muerte a la
    paciente.

    Voronoy comunicó en 1949 otros cinco trasplantes
    de riñón de cadáver conservado realizados
    sin éxito
    alguno.

    El primer trasplante renal entre humanos con resultado
    de supervivencia del receptor tuvo lugar en Boston en 1947. A una
    joven en coma profundo por uremia, en anuria desde hacía
    diez días tras shock séptico secundario a un
    aborto
    complicado, se le trasplantó el riñón de un
    cadáver. El implante se practicó a nivel del
    pliegue del codo, y se mantenía caliente con el foco de
    una lámpara. El riñón secretó orina
    el primer día, y dejó de funcionar al segundo
    día. Dos días después, se reanudó la
    diuresis natural y se producía la
    curación.

    En 1950 en Chicago, se realizó en EE.UU. el
    primer trasplante renal con implantación intraabdominal a
    una mujer afectada de
    poliquistosis renal y con función
    precaria a la que se le extrajo uno de sus riñones
    poliquísticos y se le sustituyó por el
    riñón de un cadáver. A los dos meses se
    comprobó que el riñón tenía
    función.

    A partir de 1950, diferentes equipos europeos y
    americanos procedieron con el trasplante renal en humanos
    procedentes de cadáveres humanos…..

    2.2. EL PRIMER TRASPLANTE RENAL CON ÉXITO
    ABSOLUTO

    En 1954 se realizó el primer trasplante renal con
    éxito total al trasplantar un riñón entre
    gemelos univitelinos.

    Durante la década de los cincuenta se
    avanzó en la investigación inmunológica, siendo
    en 1958, en Boston, donde se realizó un trasplante
    utilizando dosis de inmunosupresores. El riñón
    sobrevivió pero la paciente murió a causa de las
    infecciones provocadas por la
    inmunosupresión…

    2.3. EL PRIMER DONANTE EN MUERTE
    ENCEFÁLICA Y A CORAZÓN LATIENTE

    En 1963, Guy Alexandre en Lovaina (Bruselas)
    realizó el primer trasplante renal a partir de un
    cadáver en situación de "muerte cerebral" y con
    corazón
    latiente. El receptor falleción un mes más tarde
    por una septicemia.

    En 1964 realizó el segundo trasplante renal de
    estas características, el riñón
    funcionó durante más de seis años. Ese mismo
    año Hamburguer en París realizó el segundo
    trasplante renal con donante cadaver en "muerte
    cerebral".

    Ventiséis años más tarde, el
    riñón trasplantado garantiza una vida completamente
    normal a su receptor….

    2.4. EL PRIMER ÉXITO EN EL
    TRASPLANTE DE HÍGADO

    En 1963 Thomas Starzl realizó el primer
    trasplante de hígado entre humanos. A un niño de
    tres años afecto de atresia biliar que se encontraba en un
    estado fisiológico desastroso le trasplantó el
    hígado de otro niño fallecido de un tumor cerebral.
    Cinco horas de supervivencia.

    En el mismo año, dos meses más tarde,
    practicó su segundo trasplante hepático, esta vez
    entre adultos. El receptor, un varón de 48 años de
    edad afecto de un glioma primario de cerebro. El
    trasplante fué un éxito, el receptor murió
    22 días más tarde de una embolia
    pulmonar…

    2.5. EL PRIMER ÉXITO EN EL TRASPLANTE
    CARDÍACO

    En 1967 en Ciudad del Cabo, Chritiaan Barnard
    realizó el primer trasplante cardíaco en el ser
    humano. La donante, una joven con politraumatismos tras un
    atropello, presentaba lesiones cerebrales muy graves con
    actividad cerebral mínima al ingreso. Barnard
    solicitó la donación del corazón al padre de
    la víctima. Después de unos minutos de
    reflexión, el padre de la víctima respondió
    a Barnard:"si ya no existe esperanza para mi hija, intente salvar
    a ese hombre". El receptor fue un varón de 54 años
    tenía una miocardiopatía isquémica en estado
    terminal. Se instalaron donante y receptor, respectivamente, en
    dos quirófanos adyacentes. Cuando cesó toda
    actividad cardíaca en el electrocardiograma del donante y
    se comprobó la ausencia de respiración espontánea y de todos
    los reflejos durante siete minutos, se declaró muerta a la
    donante y se procedió a la extracción
    cardíaca. El injerto se implantó y funcionó,
    y cuando se cerró el torax las constantes vitales del
    receptor eran correctas. A los diez días el receptor
    caminaba por la habitación. Una neumonía bilateral provocará su
    muerte cuatro días más tarde.

    Un més más tarde, Barnard realizó
    su segundo trasplante cardíaco. El receptor vivió
    diecinueve meses y medio.

    2.6. EL PRIMER TRASPLANTE DE
    MÉDULA ÓSEA

    Los orígenes de este procedimiento se remontan al
    año de 1939, con el reporte de un paciente quien
    recibió 18 ml intravenosos de médula ósea
    proveniente de su hermano para el tratamiento de anemia
    aplásica. Posteriormente en la década de 1960 las
    investigaciones del Dr. E. Donall Thomas llevaron
    al primer trasplante exitoso de médula ósea, por lo
    que fue galardonado en ese entonces con el Premio Nobel de
    Medicina.

    Debido a los resultados del Dr. Thomas se logró
    una mayor aceptación de este procedimiento en los
    años posteriores, lográndose al final de la
    década de 1970 éxito en el primer trasplante
    autólogo de médula ósea para el tratamiento
    de linfoma. En la actualidad el trasplante de médula
    ósea cada día tiene más indicaciones para el
    tratamiento de algunas neoplasias hematológicas, tumores
    sólidos y aplasia medular.

    3.- CONTENIDO

    3.1. UNA
    ALTERNATIVA DE SOLUCIÓN.

    Es una investigación teórica basada en
    preceptos lógico-matemáticos. Se pretende demostrar
    que las técnicas
    hipotérmicas de conservación de órganos para
    trasplante agotaron sus posibilidades de progreso. En su
    reemplazo se propone un método
    inédito, la conservación activa de los
    órganos en normotermia, el que además de solucionar
    los problemas
    actuales generará importantes beneficios adicionales. El
    autor intenta entusiasmar a la comunidad
    científica para que diseñe un prototipo del
    Dispositivo de Conservación Normotérmica y
    verifique en la práctica la solución
    propuesta.

    3.1.1. INTRODUCCIÓN

    Las técnicas actuales de conservación de
    órganos a ser trasplantados basadas en el enfriamiento,
    presentan problemas de difícil o imposible
    solución: poco tiempo de
    conservación; desecho de órganos disponibles;
    daños producidos por la isquemia; fallecimiento de
    pacientes en listas de espera por falta de órganos;
    rechazos inmunológicos; infecciones; períodos
    prolongados de hospitalización; costos muy
    elevados. Aplicando al estudio de cada una de las etapas
    involucradas el método de razonamiento indicado por el
    postulado del Límite Máximo de Optimización,
    se demuestra que a pesar de las mejoras que se incorporen a las
    técnicas hipotérmicas no se podrán alcanzar
    los resultados óptimos deseados. Según el
    postulado, para tener mejores resultados se deben realizar
    Cambios Conceptuales y Trascendentes: por esta razón, en
    oposición a las técnicas de conservación en
    frío y anulación de la circulación, se
    propone mantener los órganos a conservar funcionando en
    normotermia. Aplicando esta nueva técnica los
    órganos tendrán una suave transición desde
    el donador al receptor, sin interrumpir la circulación y
    manteniendo las condiciones de temperatura y
    funcionamiento propias del órgano. La isquemia será
    eliminada y dentro del Dispositivo de Conservación
    Normotérmica los órganos tendrán un
    período de conservación notablemente mayor. Antes
    de intentar el trasplante se realizará la
    adaptación del órgano dentro del Dispositivo de
    Conservación, para que los problemas de rechazo los sufra
    el injerto en lugar de sufrirlos el paciente-receptor.
    Será posible tener bancos con
    disponibilidad inmediata de órganos, se crearían
    nuevas industrias para
    la fabricación de los Dispositivos de Conservación
    y una nueva disciplina
    médica sería la de "especialista en
    conservación de órganos
    ".

    3.1.2. CARACTERÍSTICAS TEÓRICAS DEL
    DISPOSITIVO DE CONSERVACIÓN NORMOTÉRMICA

    La aplicación de las técnicas
    normotérmicas se basa en el desarrollo de
    un Dispositivo de Conservación Normotérmica. El
    propósito del Dispositivo es simular el medio ambiente
    natural del órgano y posibilitar el flujo de la sangre y de otros
    líquidos. El objetivo final
    es lograr que el órgano no detecte diferencias entre el
    cuerpo del donante y el Dispositivo. Aunque cada tipo de
    órgano necesitará un Dispositivo distinto,
    existirán características comunes. En forma
    esquemática, el Dispositivo contaría con los
    elementos y las características siguientes:

    • Alojamiento para el órgano;
    • Mantenimiento del órgano en la oscuridad
      para evitar efectos indeseados de la luz;
    • Regulador de temperatura con sensores,
      para mantener la temperatura del conjunto igual a la
      temperatura normal del cuerpo;
    • Bombas que mantengan la presión adecuada de los fluidos y del
      órgano;
    • Oxigenador;
    • Recinto para la inspección, mantenimiento y agregado de los alimentos y
      medicamentos necesarios, extracción de muestras para
      análisis y reposición o
      reemplazo del volumen
      sanguíneo;
    • Marcapasos para mantener el ritmo cardíaco
      y, en otros órganos, reforzar los ritmos
      pulsátiles de circulación;
    • Detectores para monitoreo;
    • Elementos de conexión para conectarse
      primero al donante y luego al receptor;
    • Alimentación eléctrica desde la
      red y desde
      batería o generador diseñado para este
      propósito.

    La mayoría de los elementos que se mencionan ya
    existen actualmente y su tamaño y peso se pueden modificar
    para adaptarlos a esta nueva aplicación, .

    3.1.3. TÉCNICAS NORMOTÉRMICAS
    PROPUESTAS

    La idea principal es lograr que el órgano a
    trasplantar haga una suave transición desde su
    extracción hasta su implantación. Si durante esta
    transición el órgano pudiera seguir funcionando
    normalmente sus lesiones se reducirían y mantendría
    sus reservas de energía dentro de límites
    razonables, sin necesidad de aportes externos o con necesidades
    mínimas. También se deberían eliminar los
    traumatismos que pudieran dañar la estructura del
    órgano o descompensar su funcionamiento. La
    circulación no se debe interrumpir y se deben mantener
    aproximadamente constantes la temperatura y los parámetros
    de funcionamiento propios de cada órgano: ej.: ajustar el
    ritmo cardíaco mediante marcapasos y mantener los
    gradientes de presión entre las aurículas y los
    ventrículos. Las técnicas normotérmicas
    harán posible la existencia de "bancos de
    órganos
    " a disposición permanente de los
    pacientes que los necesiten y tal vez no se usarían
    más las desesperanzadoras listas de espera. La
    obtención ilícita de órganos y su
    tráfico no serían un negocio lucrativo, por lo que
    este tema ya no preocuparía. Con el órgano
    funcionando normalmente dentro de un entorno que simule su
    hábitat, el período de
    conservación alcanzará niveles insospechados. La
    supresión total de la isquemia eliminará los
    daños relacionados y limitará la aplicación
    de drogas
    compensadoras. Al disponerse de más tiempo, se
    facilitarán los trámites legales. La
    adaptación del paciente al nuevo órgano
    tendrá aspectos inéditos pues se realizará,
    antes de intentar el trasplante, dentro del Dispositivo de
    Conservación: los problemas de rechazo los sufrirá
    el órgano en lugar de sufrirlos el paciente-receptor. Las
    infecciones del injerto se tratarán dentro del
    Dispositivo, sin afectar al futuro receptor. Las ventajas y las
    posibilidades futuras que abre este nuevo concepto son
    enormes: podría reducirse significativamente el tiempo de
    desactivación del sistema
    inmunológico del receptor y tal vez los estudios y
    experiencias podrían hacer innecesaria tal
    desactivación. Por tener al órgano dentro de un
    recinto manejable y controlable se podrían hacer
    experiencias tratando de encontrar los límites de su
    barrera inmunológica: quizás perturbando su
    equilibrio
    molecular con presiones y/o temperaturas y/o drogas y al mismo
    tiempo haciendo que la sangre del receptor circule por su
    interior, se podrían asemejar los parámetros del
    órgano a los del paciente-receptor… entonces, para el
    sistema inmunológico del receptor el injerto no
    sería extraño… También se le
    aplicarían al órgano las terapias genéticas
    necesarias para evitar el rechazo, sin riesgos para
    el paciente.

    Disminuirían la gravedad de las infecciones y su
    cantidad, los efectos secundarios por aplicación de drogas
    y los períodos de hospitalización y
    recuperación. Al crecer la cantidad de receptores que
    tendrían acceso al trasplante de órganos para
    sobrevivir o para mejorar su calidad de
    vida, se produciría una disminución gradual de
    los costos.

    El concepto del Dispositivo de Conservación es
    aplicable a todo órgano que pueda ser trasplantado. Por
    ejemplo, la atresia biliar en los niños
    se cura con trasplante de hígado, pero no hay donantes con
    la edad adecuada: la solución es la reducción
    hepática, separando un hígado compatible de adulto
    en 2 ó más fracciones y usándolo en
    más de un trasplante. Desde hace años se realizan
    experiencias con xenoinjertos.

    El uso del Dispositivo de Conservación
    facilitaría los controles y los estudios para perfeccionar
    esta técnica. En el futuro, los órganos
    artificiales que se desarrollen podrían ser adaptados a
    cada usuario dentro del Dispositivo de
    Conservación.

    3.1.4. SELECCIÓN DE DONANTES

    Será menos exigente ya que al aumentar los
    períodos de conservación habrá tiempo para
    curar disfunciones del órgano, realizar estudios de
    histocompatibilidad cruzada, etc. Se usarán criterios
    menos limitativos que los actuales, incluyendo donantes de mayor
    edad y aún los que fallecen por alguna enfermedad que no
    afecte directa y definitivamente al órgano. Después
    de la declaración de muerte y cuando sea posible, se
    seguirán usando los sistemas de apoyo
    a la vida para conservar el funcionamiento de los órganos
    a trasplantar. Se tratará de incorporar rápidamente
    cada órgano a trasplantar dentro de su correspondiente
    Dispositivo de Conservación. El que los órganos se
    puedan mantener por largos períodos estimulará la
    promulgación de leyes regulando
    su obtención, lo que posibilitará que exista un
    stock de órganos capaz de satisfacer las
    demandas.

    3.1.5. ABLACIÓN DE ÓRGANOS

    Antes de la ablación se lo conectará al
    Dispositivo de Conservación forzando su funcionamiento a
    régimen normal. Se harán circular los fluidos por
    el Dispositivo y dependiendo del estado del órgano se
    agregarán anticoagulantes, medicamentos y todo elemento
    que pueda mejorar la sangre del donante. Cuando el órgano
    alcance su régimen de funcionamiento normal debido al
    aporte del Dispositivo de Conservación, se
    procederá a su ablación y se lo acomodará en
    forma conveniente dentro del Dispositivo.

    3.1.6. CONSERVACIÓN DEL ÓRGANO EN EL
    DISPOSITIVO DE CONSERVACIÓN NORMOTÉRMICA

    Con el órgano dentro del Dispositivo se
    harán los controles y estudios correspondientes y se
    aplicarán las medicaciones que el órgano necesite.
    Podría conservarse la sangre del donante, aunque el uso de
    sustitutos tendría algunas ventajas.

    3.1.7. ADAPTACIÓN DEL ÓRGANO AL PACIENTE
    RECEPTOR

    Se reemplazará la sangre del donante o sustitutos
    en forma parcial por la sangre del paciente-receptor. Se deja que
    circule el tiempo necesario para permitir la adaptación
    del órgano y se agregará más sangre del
    receptor hasta reemplazar totalmente a los líquidos
    originales. Se deberá controlar el estado del
    órgano para detectar síntomas de rechazo. Por
    breves períodos podría desactivarse el sistema
    inmunológico del órgano y es en esta etapa donde se
    harían las maniobras tendientes a igualar los
    parámetros inmunológicos del órgano a los
    del paciente-receptor. El funcionamiento del órgano con la
    sangre del receptor debería mantenerse hasta lograr su
    estabilidad.

    3.1.8. IMPLANTACIÓN DEL ÓRGANO

    Se conecta en paralelo el órgano donado con el
    órgano a reemplazar, sin desconectarlo del Dispositivo de
    Conservación. La conexión se debería
    mantener hasta verificar que no existe rechazo agudo
    irreversible.

    3.2. ÉTICA Y
    EQUIDAD DE LA
    DONACIÓN DE ÓRGANOS.

    Más de 25.000 jóvenes chilenos afirmaron
    su voluntad de ser donantes de órganos, comprometiendo
    gratuitamente y a futuro su cuerpo, aquello más propio y
    personal de
    cada uno. Lo hicieron en un clima natural
    donde tradiciones y doctrinas sufren erosiones difíciles
    de frenar, en tanto las políticas
    públicas de un estado benefactor o social están en
    retirada. El individuo
    queda entregado a sus propias decisiones éticas, a los
    avatares y riesgos de un proyecto de vida
    convocado a respetar el bien común a pesar de que se
    jibariza la malla de servicios
    sociales.

    La donación de órganos busca establecerse
    en un medio donde la convivencia depende cada vez más de
    la voluntad propia y menos de programas
    institucionales y de estructuras
    sociales protectoras y solidarias. De allí lo admirable
    del compromiso de los jóvenes reclutados y la necesidad de
    otorgarles apoyo para validar y hacer respetar su decisión
    valorando, más allá de los órganos
    comprometidos y que ojalá no sean utilizados, el
    espíritu de comunidad ciudadana que los
    inspira.

    La ética se
    nutre del doble vector de actuar en libertad y
    responsabilidad, y posee una asimismo doble
    proyección: en fomento del proyecto existencial propio y
    en respeto del bien
    común. Toda política
    pública en torno a los
    trasplantes será proba en tanto sea leal a los intereses
    individuales de los afectados a tiempo que cultiva los valores de
    la comunidad toda.

    Racionalmente, la donación de órganos se
    valida por el mero hecho que un bien indispensable – el
    órgano de quien fallece- es indispensable para el receptor
    afectado de una enfermedad grave. Ningún argumento puede
    cuestionar el traspaso de un bien excedente, o que se ha vuelto
    inútil para su natural poseedor, hacia quien lo requiere
    en forma impostergable. Para que este traspaso sea moralmente
    inmaculado, se requiere una reglamentación adicional que
    evite los abusos y las discriminaciones indebidas, mas estas
    dificultades nunca son tantas como algunos han argumentado a
    objeto de restringir la donación.

    Esta simple e irrefutable argumentación no es la
    única que apoya una postura facilitadora de la
    obtención de órganos. Diversas actitudes y
    valores, que
    no requieren ni se prestan a justificación por una
    lógica
    formal, intentan gestar un clima de probidad, tal vez hasta de
    excelencia cívica. Desde Rousseau hasta
    el necontractualismo contemporáneo de Rawls, las relacione
    sociales parecerían regirse por acuerdos de
    simetría bilateral basada en la presunta igualdad de
    todos los ciudadanos, condición que sin embargo no se
    cumple, llevando a impurificar los acuerdos contractuales,
    distorsionándolos y dándoles mayor o menor carácter de leoninos. La ética
    social no puede confiar en la contractualidad, por lo cual es
    importante destacar que también hay interacciones
    personales donde se abstrae de todo criterio de intercambio o
    traspaso, para preferir el compromiso pactado. El pacto es una
    vinculación donde la promesa ética sobrepasa el
    cálculo
    de la transacción.

    De similar factura
    moral es el
    obsequio, gran ausente de las relaciones sociales que prefieren
    dar para recibir, conceder para ganar y privilegiar la
    retribución por sobre la contribución. Obsequiar es
    donar gratuitamente y la donación de órganos
    ciertamente exige, tanto legal como moralmente, que el
    órgano sea una dádiva, jamás un bien
    transable.

    Rasgo medular de la modernidad ha
    sido que el predominio y la expansión de la tecnociencia
    han generado una hegemonía del artificio por sobre lo
    natural, por cuanto el control de la
    naturaleza es
    no sólo una pérdida estética, también significa una
    dispensabilidad de lo natural y una pérdida de respeto por
    lo que es, en tanto se adora aquello que se hace.

    Dentro de la alta complejidad técnica de la
    medicina del reemplazo de órganos, es la
    trasplantación de la menos artificial si se la compara con
    diálisis, prótesis,
    órtesis y, más recientemente, clonación y cultivo de órganos. En
    la medida que sea encomiable respetar la naturaleza, será
    razonable generar espacios de amplia utilización de
    trasplantes de órganos por sobre formas más
    artificiales y más complejas de hacer medicina. El retorno
    a la valoración de lo natural por sobre el artefacto
    constituye, asimismo, una enseñanza importante para la juventud que
    ingresa a un mundo donde se comienza a cuestionar si los logros
    instrumentales son tan dignos de encomio como para justificar
    costos biológicos y aún políticos de
    creciente y en parte ya intolerable magnitud.

    Para los escépticos frente a políticas que
    generosamente procuran órganos, vale la pena recordar que
    con toda probabilidad la
    gran mayoría de los ciudadanos están dispuestos a
    recibir un órgano si su enfermedad, o la de un allegado
    cercano, así lo requiriese. ¿Por qué,
    entonces, no desplegar una generosidad igualmente universal,
    haciendo simétrica la disposición de dar y de
    recibir? Si las compañías de seguros no se
    hubiesen apropiado del término con fines
    estratégicos, podría hablarse de una solidaridad
    social vinculada por la universalidad de ofrecer o recibir
    órganos.

    Desde que las encíclicas sociales
    decimonónicas desarrollaron su invitación a la
    solidaridad, logrando constituirla en el gran tema de los
    discursos
    sociales, se ha erosionado el concepto hasta ser en la
    actualildad palabra hueca para la política y fuertemente
    metalizada para los calculadores de riesgos. El desgaste del
    término se acompaña de una opacificación de
    sus significados, de modo que se ha perdido gran parte de su
    poder de
    convocatoria. En su lugar, puede resultar más
    fructífero fomentar la estimulación del imaginario
    individual a fin de ampliar las sensibilidades más
    allá de las vivencias cotidianas. La imaginación es
    la facultad de presentar a la mente situaciones que no han sido
    directamente vividas. Enriquece el acervo de lo vivenciado y de
    lo recordable.

    La imaginación personal debe ser ampliada para
    plantearse la propia biografía en diversas
    situaciones vitales, generando escenarios hipotéticos en
    que cada uno podría ser el protagonista o el testigo
    cercano de un requerimiento de órganos. La
    disposición a ser donante se afirma desde la
    comprensión virtual de lo que significa para la propia
    existencia estar en situación vulnerable y dependiente de
    la generosidad desinteresada de los otros.

    La otra vertiente del imaginario consiste en recrear un
    elemento considerado clave en la maduración psicosocial de
    los individuos : ponerse en el lugar del otro y adoptar su
    perspectiva, es decir, imaginarse empáticamente lo que
    están viviendo y padeciendo individuos actualmente
    enfermos y discapacitados, sometidos a tratamientos provisorios
    de alto costo, marcada
    morbilidad y letalidad. Al estimularse la sensibilidad mediante
    una expansión del imaginario, se obtiene un acercamiento a
    las vivencias de otros, una compenetración con sus
    necesidades y una mayor disposición a facilitar la
    obtención de órganos.

    Diversas disciplinas han ido concordando en la
    importancia de la narrativa como medio para acercarse al mundo
    interior del otro. De entre ellas, la literatura ha sido destacada
    como una de las más atractivas y eficientes formas de
    presentar narrativas. El fomento del humanismo,
    tanto en la educación como en
    la convivencia cívica, viene a ser más que mero
    deseo de excelencia moral convirtiéndose en un eficaz
    medio para enriquecer la sensibilidad de la ciudadanía contemporánea e
    inclinarla hacia una interacción cooperativa
    que, en el caso que nos ocupa, se traduce en una general
    facilitación en la procura de órganos para
    trasplantes. Es alentador que nuestra sociedad civil se
    vea moralmente enriquecida por el gesto solidario de su
    juventud.

    3.2.1. LA ÉTICA EN LOS TRASPLANTES DE
    ÓRGANOS

    El complejo proceso médico que supone la
    realización de un trasplante, con un relativamente elevado
    número de personas afectadas, implica la aceptación
    y seguimiento de una serie de principios
    éticos. La autonomía de la persona, la
    justicia y el
    no hacer daño y
    hacer el bien, son principios éticos que deben de ser
    respetados en cualquier trasplante.

    La palabra ética, muy de moda en la
    actualidad, engloba los principios morales, circunscritos estos a
    determinados grupos, respeta
    los criterios deontológicos y acata los pronunciamientos
    jurídicos; genéricamente incluye "el sentido
    común
    ", parafraseando lo de que "lo que no quieras
    para ti, no lo hagas a tu semejante
    ", o bien "lo que
    quieras que te hicieran a ti, hazlo con los de
    más
    ".

    Cuando la ética se aplica a la medicina se le
    llama bioética,
    y sus principios son de aplicación en todos los procesos
    médicos, en las tomas de decisiones y particularmente en
    los trasplantes, debido a la complejidad del acto y al
    número de personas que afecta el proceso.

    Los principios básicos son: autonomía de
    la persona en la toma de
    decisiones; no maleficencia: no hacer daño; justicia:
    distribución equitativa, y beneficencia:
    procurando hacer el bien.

    Autonomía. Significa el respeto absoluto a la
    voluntad del individuo como persona: el respeto al ser humano en
    sí mismo y a las decisiones que haya tomado. En los
    trasplantes se documenta la voluntad, tanto en el momento de
    donar órganos como a1 someterse a un trasplante.
    Particular importancia tiene la manifestación de voluntad
    cuando una persona fallecida tiene que donar sus órganos,
    ya que una gran mayoría no; se ha manifestado en vida
    respecto a la donación de órganos, por lo tanto
    para constatar su voluntad en caso de fallecimiento se recurre a
    las personas más allegadas. Son momentos muy duros en los
    que se acaba de perder un ser querido pero, siendo conscientes de
    la situación, debemos intentar conocer la voluntad del
    fallecido con el fin de respetar su autonomía y las
    decisiones que hubiera podido tomar en vida, sin dejar de valorar
    la importancia que tiene la donación, ya que es la
    única posibilidad de que se realice un trasplante.
    Seré, pues, la familia la
    que nos documente que no hay manifestación en contra,
    demostrando de esta forma que se esté a favor de la
    donaci6n, en el único proceso médico generado por
    la sociedad, al donar los órganos de personas fallecidas
    para que otras personas se beneficien, cumpliendo así otro
    de los principios éticos.

    No maleficencia. Es uno e los principios éticos
    más históricos y preceptivo en todas las
    actuaciones médicas. La aplicación a la persona
    fallecida se reconoce en que en su diagnóstico de muerte es independiente de
    si va a ser donante; es un acto médico, el certificar que
    una persona ha fallecido, y en el caso del donante de
    órganos el certificado lo firman tres médicos que
    no forman parte del equipo de trasplantes. El tratamiento al
    cadáver es el mismo que el de una intervención
    quirúrgica reglada, ya que el trasplante comienza con la
    obtención del órgano.

    Justicia. A1 margen de que el proceso conlleva un
    cumplimiento legal, interesa destacar la forma de
    actuación ética, en cuanto a la distribución
    de los órganos o a quién se va a trasplantar, para
    lo cual se necesita que la adjudicación sea con arreglo a
    criterios médicos de máxima efectividad del
    trasplante y siguiendo protocolos que
    sean siempre verificables y que demuestren el porqué se ha
    trasplantado a un paciente y no a otro, teniendo en cuenta que la
    escasez de
    órganos es el verdadero factor limitante del número
    de trasplantes. Justicia equitativa sin más elementos
    condicionantes que los médicos.

    Beneficencia. Principio último y finalidad a
    conseguir con el proceso. El hacer el bien a otras personas, que
    puede variar desde el seguir viviendo ante la necesidad de un
    órgano vital, corazón, hígado ó
    pulmones, hasta cambiarle su vida con un trasplante renal. El
    beneficio va implícito en la acción,
    pues para ello se procede al trasplante.

    El beneficiario, o en este caso la persona que se va a
    trasplantar, debe ser informada de los beneficios que puede
    obtener con el trasplante y de los inconvenientes que pudieran
    surgir, todo ello documentado con lo que se conoce como
    Consentimiento informado, documento que se firmará tras
    una explicación completa, detallada y comprensible del
    proceso a que va a ser sometido, con la particularidad de que
    podrá renunciar a lo firmado en cualquier momento,
    cerrando así el proceso y respetando los criterios
    bioéticos que nos han ocupado en el proceso, respetando el
    de autonomía de las personas en la toma de decisiones ante
    los procedimientos
    que se van a llevar a cabo, y aplicable a todo proceso
    médico.

    3.3. CUANTO
    SABEMOS DE LA DONACIÓN DE
    ÓRGANOS.

    Todos podemos ser donantes de órganos para
    después de la muerte. Llegado ese momento los
    médicos determinarán cuáles son los
    órganos o tejidos que podrán ser utilizados para
    transplante.

    Toda persona que necesita un transplante, no importa
    cual sea su condición social o económica puede
    recibir un órgano o tejido.

    3.3.1. LA DONACIÓN SE HACE POR AMOR Y POR
    SOLIDARIDAD

    La donación de órganos es una
    expresión de voluntad solidaria que toda persona puede
    hacer.

    La voluntad de la donación se puede expresar de
    diversas formas: Contestando que sí ante la consulta de
    las autoridades de los Registros Civiles
    en cualquier trámite relacionado con el DNI o simplemente
    informando y compartiendo la decisión con los familiares y
    amigos más cercanos para que en el momento de la muerte se
    respete la voluntad en vida del donante.

    3.3.2. ASPECTOS MEDICOS:

    Un transplante puede salvar a aquellas personas en las
    que un órgano vital ha dejado de funcionar, o mejorar la
    calidad de vida de quienes están sometidos a tratamientos
    largos y penosos como la hemodiálisis. La Ley establece que
    sólo se puede ablacionar los órganos de una persona
    que ha muerto.

    Una vez producido el fallecimiento, el médico que
    realizó el diagnóstico de muerte lo comunica al
    organismo apropiado, y éste concurre al lugar donde se
    encuentra la persona fallecida. Allí vuelve a certificar
    la muerte, siguiendo cuidadosamente los pasos y los tiempos
    establecidos por la Ley de Transplantes.

    3.3.3. ASPECTOS LEGALES:

    La donación de órganos para después
    de la muerte es un acto voluntario cuyo único requisito
    legal consiste en ser una persona capaz y mayor de 18
    años.

    La donación es gratuita. Todo tipo de
    especulación económica con los transplantes es
    castigado de forma muy severa por la Ley. De todos modos, la
    infraestructura de un operativo y la sofisticación de los
    quirófanos e instrumentales requeridos para una
    procuración e implante, hacen que cualquier
    práctica ilegal se vuelva imposible.

    Juan Pablo II en la Carta
    Encíclica Evangelium Vitae, sobre el valor y el
    carácter inviolable de la vida humana dice:

    86. "… En este contexto, rico en humanidad y
    amor, es dónde surgen también los gestos
    heroicos. Estos son la celebración más solemne
    del Evangelio de la Vida, porque lo proclaman con la entrega
    total de sí mismos; son la elocuente
    manifestación del grado más elevado del amor, que
    es dar la vida por la persona amada; son la
    participación en el misterio de la Cruz, en la que
    Jesús revela cuánto vale para Él la vida
    de cada hombre y cómo ésta se realiza plenamente
    en la entrega sincera de sí mismo. Más
    allá de casos clamorosos, está el heroísmo
    cotidiano, hecho de pequeños o grandes gestos de
    solidaridad que alimentan una auténtica cultura de la
    vida. Entre ellos merece especial reconocimiento la
    donación de órganos, realizada según
    criterios éticamente aceptables, para ofrecer una
    posibilidad de curación e incluso de vida, a enfermos
    tal vez sin esperanzas
    ".

    3.4. DESDE EL PUNTO
    DE VISTA DE LA IGLESIA
    CATÓLICA.

    La Iglesia enseña que "el don gratuito de
    órganos después de la muerte es legítimo y
    puede ser meritorio
    ".

    La finalidad del texto
    anterior, pretende hacer ver a nuestros lectores que lo referente
    a la donación post-mortem es un asunto muy serio y que, en
    la práctica -por desgracia-, no siempre ni en todos los
    lugares, se observan las debidas cautelas en relación con
    la verificación de la muerte.

    Además: "ofrecer en vida una parte del propio
    cuerpo, ofrecimiento que se hará efectivo después
    de la muerte, es ya en muchos casos un acto de gran amor, amor
    que da la vida por los demás
    ".

    Para la licitud de la obtención de órganos
    post-mortem es necesario, ante todo, que exista certeza
    médica del fallecimiento de la persona.

    Por lo que se refiere a la separación del
    alma y del
    cuerpo -que es en lo que consiste, en realidad, la muerte del ser
    humano-, no resulta humanamente posible conocer con certeza el
    momento preciso en que se produce. Sin embargo, hay señales
    que permiten establecer al equipo médico un
    diagnóstico clínico de la muerte. En este sentido,
    el Papa Pío XII ha señalado que pertenece a la
    ciencia
    médica "dar una definición clara y precisa de la
    "muerte" y del "momento de la muerte". Por lo que se refiere a la
    constatación del hecho en los casos particulares, la
    respuesta no puede deducirse de ningún principio religioso
    o moral, y, bajo este aspecto, no pertenece a la competencia de la
    Iglesia
    ".

    En octubre de 1985, la Academia Pontificia de las
    Ciencias,
    publicó un documento sobre la prolongación
    artificial de la vida y la determinación exacta del
    momento de la muerte, como fruto del trabajo de un grupo de
    expertos. La conclusión del documento es que "la muerte
    cerebral es el verdadero criterio de la muerte
    ".

    En otros documento posterior, de 1992, ha precisado
    más exactamente que "el establecimiento de la
    pérdida total e irreversible de todas las funciones
    cerebrales, es el verdadero criterio médico de la
    muerte
    ".

    Por "muerte cerebral" se debe entender la muerte
    no solo del cerebro o corteza cerebral, sino la de todo el tejido
    encefálico. En opinión de J. Colomo, el concepto
    correcto de muerte cerebral es el de la destrucción de
    todo el tejido encefálico, "por garantizar la
    irreversibilidad del proceso y por causar la pérdida de
    las bases anatómicas que permiten expresar la racionalidad
    y de la coordinación funcional de todo el
    organismo
    ".

    Para establecer la muerte cerebral existen diversos
    métodos,
    pero no se ha formulado aún un criterio universalmente
    aceptado. Además del coma profundo, y de la ausencia de
    respiración espontánea y de reflejos dependientes
    del tronco encefálico, hay varios requisitos más,
    que son comunes en diversos protocolos: electroencefalograma
    plano, demostración de la ausencia de flujo
    sanguíneo encefálico, y otros.

    Hay algunos que niegan la licitud de la
    explantación de órganos después de la muerte
    cerebral, mientras no se hayan manifestado los signos
    clásicos de muerte en el resto del cuerpo: cese completo
    de la circulación sanguínea, enfriamiento, inicio
    de la descomposición, etc. Según esto,
    serían ilícitos muchos trasplantes que se realizan
    en la actualidad. Sin embargo, esta postura no parece
    justificada.

    No hay documentos del
    Magisterio de la Iglesia que hayan censurado los transplantes
    post-mortem tal como se llevan a cabo, por ejemplo, en bastantes
    hospitales cuya orientación moral depende de la
    Jerarquía eclesiástica; y existen, en cambio,
    afirmaciones en sentido contrario: "Cuando la muerte cerebral
    ha sido constatada con certeza, es decir después de las
    oportunas verificaciones, es lícito proceder a la
    obtención de órganos
    ".

    3.4.1. DONACIÓN DE ÓRGANOS SÍ;
    CLONACIÓN NO: S.S. JUAN PABLO II

    VATICANO, 30 Ago. 00

    Al recibir a los participantes del XVIII Congreso
    Internacional de la Sociedad de Trasplantes, el Papa Juan Pablo
    II defendió la donación de órganos, pero
    señaló enérgicamente que la
    clonación para esos efectos es totalmente inaceptable
    desde el punto de vista moral.

    En un discurso
    pronunciado en inglés,
    el Pontífice señaló que "los intentos de
    clonación humana con el fin de obtener órganos para
    trasplantar, en cuanto implican manipulación y
    destrucción de embriones humanos, no son moralmente
    aceptables, a pesar de que su fin sea bueno en sí
    mismo
    "

    El Papa recordó que "la ciencia prevé
    otras formas de intervención terapéutica que no
    suponen ni la clonación ni el uso de células
    embrionales, bastando para ello la utilización de
    células estaminales de organismos adultos
    "; y
    destacó que la medicina de los trasplantes, "mientras
    ofrece esperanza de salud y de vida a tanta gente, también
    presenta algunos puntos críticos, que requieren ser
    examinados a la luz de una atenta reflexión
    antropológica y ética
    ".

    "También en esta materia, el
    criterio fundamental de valoración debe ser la defensa y
    la promoción del bien integral de la persona humana,
    según su peculiar dignidad
    ", agregó.

    3.4.1.1. DONACIÓN DE ÓRGANOS: ACTO DE
    AMOR

    Tras calificar la donación de órganos como
    "un auténtico acto de amor", el Papa puso de
    relieve que el
    cuerpo humano
    "no puede ser considerado únicamente como un complejo
    de tejidos, órganos y funciones, sino que es parte
    constitutiva de la persona
    ".

    Por eso, dijo el Papa "toda tendencia a comercializar
    los órganos humanos o a considerarlos como unidades de
    intercambio o de venta, resulta
    moralmente inaceptable, porque a través de la
    utilización del cuerpo como 'objeto', se viola la misma
    dignidad de la
    persona
    ".

    Juan Pablo II destacó también la
    importancia de que la persona que done los órganos sea
    adecuadamente informada, de modo que decida libremente y en caso
    de imposibilidad, se requiere "un eventual consenso por parte
    de los parientes
    ".

    3.4.1.2. ¿CUÁNDO ESTÁ MUERTO EL SER
    HUMANO?

    Los órganos vitales sólo se pueden extraer
    del cuerpo de un individuo "ciertamente muerto".
    Aquí nace, dijo, "una de las cuestiones más
    debatidas en los círculos bioéticos actuales
    ",
    el problema de "la constatación de la muerte". En
    este sentido, añadió el Santo Padre, "es
    oportuno recordar que existe una sola 'muerte de la persona',
    consistente en la total desintegración de aquel complejo
    unitario e integrado que es la persona en sí
    misma
    ".

    "La muerte de la persona entendida en este sentido
    radical es un evento que no puede ser directamente verificado por
    ninguna técnica científica ni metódica
    empírica. Pero, la experiencia humana enseña
    también que la muerte de un individuo produce
    inevitablemente signos biológicos
    ".

    El reciente criterio de constatación de la
    muerte, el de la "cesación total e irreversible de toda
    actividad encefálica, si es aplicado escrupulosamente, no
    aparece en contraste con los elementos esenciales de una correcta
    concepción antropológica
    ", dijo el
    Pontífice; y señaló que "sólo
    cuando existe esta certeza es moralmente legítimo iniciar
    los procedimientos técnicos para extraer los
    órganos que hay que trasplantar, previo consenso del
    donante o de sus legítimos representantes
    ".

    3.4.1.3. "LISTA DE ESPERA" DE ÓRGANOS

    El Papa comentó otro problema, el de "la
    atribución de los órganos donados mediante las
    listas de espera o la asignación de prioridades
    ". El
    Pontífice destacó que desde el punto de vista
    moral, un principio de justicia obvio exige que estos criterios
    "no sean discriminatorios o utilitaristas. Para
    determinar quién tiene la precedencia en la
    recepción de órganos hay que atenerse a
    valoraciones inmunológicas y
    clínicas
    ".

    El último problema que afrontó en su
    discurso fue el de los llamados "xenotrasplantes", es
    decir, los trasplantes de órganos procedentes de especies
    animales. A
    este respecto, recordó lo que dijo en 1956 el Papa
    Pío XII: "La licitud de un 'xenotrasplante' requiere
    por una parte que el órgano trasplantado no incida en la
    integridad de la identidad
    psicológica o genética
    de la persona que lo recibe; por otra, que exista la probada
    posibilidad biológica de efectuar con éxito este
    trasplante, sin exponer a excesivos riesgos al que lo
    recibe
    ".

    3.4.1.4. CLONACIÓN, NO

    Juan Pablo II manifestó el deseo de que la
    investigación científico-tecnológica en el
    campo de los trasplantes "progrese ulteriormente,
    extendiéndose también a la experimentación
    de nuevas terapias alternativas al trasplante de
    órganos
    "; "Sin embargo -recordó-, hay que
    evitar siempre aquellos métodos que no respeten la
    dignidad y el valor de la persona; pienso en particular en los
    eventuales proyectos o
    intentos de clonación humana con el objetivo de obtener
    órganos para trasplantar
    ", concluyó.

    3.4.2. «DONAR LOS ORGANOS ES UN GESTO DE
    AMOR»

    CARDENAL RATZINGER

    ROMA, 4 feb. (Zenit).- «Donar los propios
    órganos es un gesto de amor moralmente lícito
    siempre que sea un acto libre y espontáneo». Con
    estas palabras, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la
    Congregación para la Doctrina de la Fe, recuerda la
    línea mantenida por la Iglesia en este tema, cuando se
    acaba de aprobar ayer una ley en Italia para
    agilizar la donación de órganos y, por tanto, la
    realización de transplantes. La ley, como otras del
    entorno europeo, presupone que una persona es potencial donante
    si no se opone expresamente. Es decir, quien calla
    otorga.

    Por primera vez, el cardenal confiesa que forma parte de
    una asociación de donantes de órganos, mientras
    subraya la contrariedad de la Iglesia ante cualquier forma de
    procreación artificial –el Parlamento italiano debate un
    polémico proyecto de ley sobre fecundación «in vitro»–:
    «Poner a disposición, espontáneamente, partes
    del propio cuerpo para ayudar a quien tiene necesidad es un gesto
    de gran amor. No es así, en cambio, el caso de la
    fecundación artificial de los embriones, que no
    prevé el acto de amor entre cónyuges. Sobre estos
    aspectos, es siempre válido lo que está escrito en
    la «Instrucción sobre el respeto de la vida humana
    por nacer y la dignidad de procreación», la
    «Donum vitae», publicada en 1987. Aquel documento,
    después de doce años, sigue siendo
    actualísimo», recuerda el cardenal.

    P.- Cardenal Ratzinger, ¿es siempre moralmente
    lícito donar los propios órganos?

    R.- Cierto que es lícito incorporarse,
    espontáneamente y con plena consciencia, a la cultura de
    los transplantes y de la donación de órganos. Por
    mi parte, sólo puedo decir que he ofrecido toda mi
    disponibilidad a dar, eventualmente, mis órganos a quien
    tiene necesidad.

    P.- ¿Esto quiere decir que está incluso
    inscrito en una asociación de donantes?

    R.- Sí, hace años que me inscribí
    en la asociación y llevo siempre conmigo este documento
    en el que, además de mis datos
    personales, está escrito que estoy dispuesto, si se da
    el caso, a ofrecer mis órganos para ayudar a cualquiera
    que tenga necesidad: es simplemente un acto de amor.

    P.- ¿Qué significa para un cristiano
    ofrecer el propio cuerpo para transplantes?

    R.- Significa tantas cosas juntas. Pero, sobre todo,
    significa cumplir, repito, un gesto de altísimo amor
    hacia quien tiene necesidad, hacia un hermano en dificultad. Es
    un acto gratuito de afecto, de disponibilidad, que cada persona
    de buena voluntad puede realizar en cualquier momento y por
    cualquier hermano. Esto es todo.

    P.- Un acto que, ahora en Italia, se codifica con una
    ley. ¿Qué piensa de esta ley?

    R.- En mi situación, no me permito juzgar
    ninguna ley de ningún Estado. No juzgo las leyes. Digo
    sólo que donar los órganos para transplantes,
    espontáneamente, en plena consciencia y en pleno
    conocimiento, significa dar vida a un verdadero,
    profundo, acto de amor hacia el prójimo.

    P.- Y, sin embargo, en torno a este «acto de
    amor» se polemiza: en especial sobre el
    silencio-asentimiento informado. ¿Qué
    opinión se ha hecho sobre esto?

    R.- No, no respondo. Son aspectos legislativos sobre
    los que no puedo absolutamente pronunciarme. Incluso porque
    aún no conozco suficientemente todos los términos
    de las normas en
    cuestión. Pero sobre las leyes no expreso juicios,
    más allá del hecho de que la donación es
    un gesto de gratuidad fraterna y afectiva.

    P.- ¿Nada que decir sobre la fecundación
    asistida?

    R.- Sobre la fecundación es siempre
    válida la Instrucción «Donum vitae»,
    contraria a toda forma de manipulación y a cualquier
    acto procreativo fuera del amor conyugal.

    3.5. CADENA DE
    OBTENCIÓN DE ÓRGANOS Y TEJIDOS.

    3.5.1. PESQUISA Y AVISO DE DONANTE POTENCIAL A NIVEL DE
    TODO EL PAÍS.

    El Paciente ingresa con daño cerebral grave a
    cualquier centro de urgencia.

    Se da aviso a un coordinador de la Corporación
    del Trasplante.

    Los teléfonos de los coordinadores se encuentran
    en todos los centros de urgencia y unidades de cuidado
    intensivo.

    Los trasplantes de órganos sólo
    podrán realizarse con fines
    terapéuticos.

    3.5.2. EVALUACIÓN MÉDICA INICIAL DEL
    DONANTE POTENCIAL.

    Es realizada por el médico tratante de la UTI y/o
    Urgencia quien acude, a su vez, a la evaluación
    de un neurólogo o neurocirujano, quienes pueden solicitar
    exámenes complementarios si lo consideran
    necesario.

    3.5.3. CERTIFICACIÓN DE LA MUERTE
    ENCEFÁLICA POR ESPECIALISTA.

    Es La pérdida total e irreversible de todas las
    funciones del cerebro. Entre otras se pierde irreversiblemente la
    capacidad de respirar y el cuerpo de la persona sólo puede
    ser mantenido en forma artificial por algunas horas. De acuerdo a
    la ley de Trasplantes el diagnóstico de muerte
    encefálica solo es hecho por un neurólogo o
    neurocirujano especialista. Está basado en una serie de
    condiciones clínicas y de laboratorio
    muy precisas y estrictas. Se repite la evaluación varias
    veces. El especialista no está relacionado con los equipos
    de trasplante. Solo el 1-4 por ciento de las muertes producidas
    al año en un recinto hospitalario se encuentran en la
    categoría de muerte encefálica. La principal causa
    de muerte encefálica es el trauma
    encéfalocraneano.

    3.5.4. SOLUCIÓN A PROBLEMAS
    MÉDICO-LEGALES.

    Concurrencia médico legista según lo
    establece la ley.

    Si la muerte es por causa desconocida o se presume la
    participación de terceros es el médico legista
    quien autoriza la extracción de los órganos junto a
    la autorización familiar.

    3.5.5. CONTACTO CON LA FAMILIA,
    SOLICITUD DE DONACIÓN.

    Lo hace el coordinador local del centro asistencial o el
    coordinador de la Corporación del Trasplante. Se solicita
    las autorizaciones necesarias para la extracción de
    órganos. Solo el 40 – 50 por ciento se convierte en
    donante efectivo. La negativa familiar es la principal causa de
    falla en este proceso.

    3.5.6. TRANSPORTE DE
    MUESTRAS DE SANGRE Y LINFONODOS AL INSTITUTO DE SALUD
    PUBLICA.

    Se realizan exámenes especializados para
    determinar la compatibilidad entre los tejidos del donante y el
    registro nacional de posibles receptores. Actualmente hay 800
    adultos y 200 niños en la lista de espera.

    3.5.7. ACTIVIDADES PARA EXTRACCIÓN DE
    ÓRGANOS.

    La Corporación del Trasplante coordina el
    traslado de los equipos médicos para la extracción
    de los órganos y tejidos en cualquier punto del
    país y para el traslado de éstos. El orden de una
    extracción multiorgánica es la siguiente:
    Pulmón, Corazón, Hígado, Páncreas,
    Riñones, Válvulas
    Cardíacas, Córneas huesos y piel . Los
    órganos se conservan en soluciones
    especiales a 4 grados de temperatura hasta el momento del
    trasplante.

    3.5.8. ASIGNACIÓN, TRASLADO Y TRASPLANTE DE
    ÓRGANOS.

    Una vez efectuada la extracción de órganos
    la Corporación del Trasplante coordina el traslado de los
    órganos y de los equipos médicos al hospital donde
    se realizará el trasplante. Es esencial la ayuda de
    Carabineros de Chile, la Fuerza
    Aérea de Chile y otros.

    La asignación de órganos está dada
    por el Instituto de Salud
    Pública de Chile, de acuerdo a criterios
    técnicos estrictos que son revisados periodicamente por la
    Comisión Integrada de Trasplante.

    3.5.9. REGISTROS: DE DONANTES, RECEPTORES,
    PROCEDIMIENTOS MÉDICOS Y MÉDICO-LEGALES QUE
    ASEGUREN CALIDAD, SEGURIDAD Y
    TRANSPARENCIA.

    La Corporación mantiene una estadística diaria de los potenciales
    donantes producidos en el país como el total de donantes
    efectivos y los destinos de esos órganos. Se analizan los
    problemas existentes y se proponen soluciones. Una vez al
    año se entrega una memoria final
    donde se resumen todas las actividades del
    período.

    3.6.
    PREGUNTAS MÁS FRECUENTES.

    3.6.1. PREGUNTA 01

    ¿En qué momento se efectúa la
    donación?

    De acuerdo con la Ley General de Salud, los
    órganos pueden ser tomados cuando los médicos
    determinen la pérdida de la vida, siendo estos
    médicos ajenos y distintos a los que realizan los
    trasplantes y al médico a cargo de la persona que ha
    fallecido.

    3.6.2. PREGUNTA 02

    Si deseo donar los órganos de algún
    familiar que haya fallecido, ¿qué debo
    hacer?

    Informar a los médicos que lo atendieron dentro
    de instituciones autorizadas por la Secretaría de
    Salubridad y Asistencia.

    3.6.3. PREGUNTA 03

    ¿La Iglesia Católica se opone a la
    donación de órganos o los trasplantes de
    órganos y tejidos?

    No. Inclusive el Papa Juan Pablo II, expresó el
    21 de junio de 1991:

    "Debemos alegrarnos de que la medicina en su
    servicio por
    la vida, y con el advenimiento de los trasplantes de
    órganos, nos reta a que amemos a nuestro prójimo,
    en términos evangélicos, a amar hasta el
    final
    ". "Los médicos no tienen obligación
    de continuar el uso de medidas extraordinarias para mantener
    con vida al sujeto irrecuperable
    ".

    3.6.4. PREGUNTA 04

    ¿Está legislada la donación de
    órganos y tejidos?

    Sí. La Ley 23415, estipula en el control
    sanitario de la disposición de órganos, tejidos y
    cadáveres de seres humanos.

    3.6.5. PREGUNTA 05

    ¿Qué se piensa acerca de la
    donación y trasplantes de órganos y tejidos en
    general?

    Altruistas de todo el mundo consideran las donaciones,
    expresiones altamente humanitarias.

    La entrega de un órgano o tejido esencial para la
    vida de otro ser humano es consistente con los más altos
    principios éticos y religiosos.

    3.6.6. PREGUNTA 06

    Si yo necesito un órgano para mí o para
    algún familiar. ¿A dónde debo
    acudir?

    Puede acudir al hospital que atiende el caso y los
    médicos le informarán de los requisitos y
    trámites a realizar.

    3.6.7. PREGUNTA 07

    ¿Cómo puedo contribuir a la
    donación de órganos?

    Hable con otras personas sobre los beneficios que
    representa para muchos pacientes la donación de
    órganos. Invítelos a adquirir y llenar su
    credencial de donador, y que al igual que usted, comuniquen su
    decisión a familiares y amigos. A mayor número de
    donadores, mayor será la cantidad de personas
    beneficiadas.

    3.7. LA MUERTE
    CEREBRAL.

    La técnica médica actual permite conocer
    en qué momento se pierde completamente y para siempre la
    capacidad de conciencia del
    paciente, y se da por tanto, la muerte cerebral, aunque no se
    haya producido la parada cardiorespiratoria.

    Durante siglos, las culturas primitivas asociaron la
    muerte a la simple ausencia de movimiento.
    Estaba muerto lo que no se movía. Mucho más tarde,
    algunas sociedades
    precientíficas, relacionaron la muerte con la ausencia de
    respiración, llegando a asociar el aliento exhalado con la
    fuente de la vida. Morir era, para estas culturas, dejar de
    respirar. Otras sociedades, sin embargo, llegaron a asociar el
    fin de la vida con la interrupción del latido
    cardíaco. El hombre
    moría cuando el corazón se detenía. Se
    llegó, incluso, a situar el alma en el corazón, de
    tal manera que cuando este dejaba de latir, aquella abandonaba el
    cuerpo.

    El desarrollo de la ciencia fue confirmando estas
    intuiciones. De esta manera se fue asentando durante años
    la creencia científica de que las funciones cardiaca y
    respiratoria eran el elemento constitutivo y esencial de la vida
    humana, y que su finalización equivalía, por lo
    tanto a la muerte. Dos descubrimientos científicos,
    ocurridos en la mitad del siglo XX, vinieron a poner en duda
    estas falsas certezas.

    En primer lugar, el descubrimiento de la reversibilidad
    de las paradas cardiorespiratorias. Efectivamente, hoy sabemos
    que la interrupción de las funciones cardiaca y
    respiratoria puede ser reversible. La medicina está hoy en
    condiciones de recuperar el latido cardiaco y la
    reaspiración, hasta varias horas después de su
    detención: siempre que las maniobras de reanimación
    se inicien pronto. Es la conocida resucitación
    cardiopulmonar.

    Este descubrimiento, aparte de salvar muchas vidas,
    sirvió para poner en crisis la
    relación entre el paro
    cardiorrespiratorio y la muerte. Si podemos recuperar el latido
    del corazón y la respiración, y el enfermo sale
    vivo del trance, resulta evidente que no llegó a estar
    muerto, puesto que la muerte, por definición, es un pro-
    ceso irreversible. E1 descubrimiento de la reversibilidad de la
    parada cardiorrespiratoria, y la extensión de las
    prácticas de resucitación cardiopulmonar, pusieron,
    además, en evidencia que existía un elemento
    determinante que condicionaba la irrecuperabilidad del enfermo
    para la vida: las lesiones cerebrales irreversibles, deriva- das
    de la ausencia de flujo sanguíneo al sistema nervioso
    central.

    En segundo lugar, el nacimiento de la medicina intensiva
    que permitió, progresivamente, avanzar en el desarrollo de
    técnicas de sustitución de las funciones
    orgánicas deterioradas o perdidas: la respiración,
    el trabajo
    cardiaco, la alimentación, la
    función renal… Efectivamente, hoy la medicina es capaz
    de mantener artificialmente de forma prolongada, entre otras, las
    funciones respiratoria y cardiaca, lo que refuerza la evidencia
    de que no se asienta en ellas, la esencia de la vida
    humana.

    El mantenimiento artificial de las funciones cardiaca y
    respiratoria, las desplazó, definitivamente, de la
    definición de muerte, por lo que se hizo imprescindible
    encontrar nuevos criterios que determinaran cuándo un ser
    humano había dejado de existir, para evitar su
    mantenimiento indefinido e innecesario, una vez
    muerto.

    La respuesta a todas las preguntas que estos dos
    descubrimientos científicos provocaron, estaba en la
    neurología. Si algo define al ser humano es su capacidad
    de conciencia. Su capacidad de percibir, de sentir, de aprender,
    de recordar, de imaginar, de soñar… Su capacidad para
    reconocerse y para relacionarse. Su capacidad para saber que
    existe, para saber que esté en el mundo y para, desde
    ambas certezas, interaccionar con su entorno. Cuando se pierde de
    forma completa y permanente cualquier capacidad de conciencia, el
    ser humano ha dejado de existir, ha muerto.

    Esta definición ya aceptada, completamente y sin
    reservas, por la ciencia médica y progresivamente por la
    sociedad. ¿O alguien puede pensar que sigue vivo un
    accidentado que ha perdido la masa cerebral como consecuencia del
    traumatismo, si conseguimos mantener, artificialmente, el latido
    cardiaco y su respiración?

    La función de la conciencia asienta, como todas
    las funciones somáticas, en un órgano. Es e
    encéfalo, particularmente en dos de sus estructuras: la
    corteza cerebral y el tronco encefálico. Hoy estamos en
    condiciones de medir, a través de una serie de
    exploraciones y técnicas, las funciones de la corteza
    cerebral y del tronco y de conocer en qué momento ambas
    han cesado total y definitivamente. La exploración
    más conocida y utilizada es el electroencefalograma, pero
    existen muchas otras. Esta medición nos permite saber en qué
    momento se pierde completamente y para siempre la capacidad de
    conciencia del paciente, y por lo tanto determinar su muerte. Es
    la denominada muerte cerebral o mas apropiadamente muerte
    encefálica.

    La muerte del cerebro es la muerte del individuo. Esta
    es una realidad científica que poco a poco vamos
    integrando en nuestro substrato cultural y psicológico. Si
    la vida nos enfrenta a la difícil experiencia de ver morir
    a un familiar en estas condiciones, podremos, en un gesto de
    infinita generosidad, dar a otros la vida que nuestro ser querido
    ha perdido. Ojalá nadie deje de hacerlo.

    Normalmente, la mal denominada muerte somática y
    la muerte cerebral, van unidas. Ambas se provocan una a la otra.
    La muerte somática produce en pocos minutos la muerte
    encefálica y viceversa. Sin embargo, en ciertas
    situaciones, se produce la muerte encefálica, previamente
    a la somática, y con ciertas técnicas
    médicas, estamos en condiciones de mantener durante unas
    horas las constantes cardiaca y respiratoria, y secundariamente
    el funcionamiento de los principales órganos. Es durante
    estas horas de oro, cuando se
    puede realizar una donación de órganos. El enfermo
    ha muerto pero artificialmente mantenemos en funcionamiento sus
    principales órganos, que se pueden convertir en un
    preciado regalo para otro paciente.

    3.8.
    ¿QUIERES SER DONANTE? HAZ QUE TODOS LO
    SEPAN.

    Desde el punto de vista personal, el momento más
    difícil y delicado del proceso de donación y
    trasplante es la entrevista
    en la que se solicita los órganos a los familiares.
    Conocer de antemano la voluntad del fallecido, porque ya en vida
    ya había manifestado su intención de ser donante,
    aligera de forma sustancial los difíciles momentos por los
    que atraviesan los familiares cuando han de tomar la
    decisión.

    Desde hace varios años, España
    ocupa un lugar de liderazgo
    mundial en cuanto a donación y trasplante de
    órganos y tejidos. Esto ha hecho posible que miles de
    enfermos de riñón, corazón, hígado o
    pulmón, para los que no existe tratamiento efectivo,
    puedan salvar la vida gracias a un trasplante y reintegrarse a su
    vida familiar y social con una normalidad casi absoluta,
    consiguiendo mejorar su calidad de vida de una forma muy
    ostensible.

    Los continuos avances científicos en la medicina,
    la mayor experiencia y la mejor preparación de los equipos
    profesionales implicados en los trasplantes, junto con otros
    factores de tipo organizativo, de infraestructuras, etc., han
    hecho que la garantía de éxito en este tipo de
    intervenciones sea cada vez mayor. Esto conlleva el aumento del
    número de pacientes que pueden beneficiarse de esta
    terapéutica, lo que significa que, a pesar de la gran
    actividad desarrollada y los indudables éxitos
    conseguidos, las listas de espera siguen creciendo y son miles
    los pacientes que esperan un 6rgano que les pueda salvar la vida
    o liberarlo de la dependencia de una máquina.

    La cruda realidad de las listas de espera nos lleva a
    plantearnos cuál es el obstáculo que impide que se
    realicen más trasplantes, y la conclusión no es
    otra que la escasez de órganos. Hay una frase muy
    difundida entre los profesionales que trabajamos en este campo y
    que resume perfectamente esta situación: Sin donantes
    no hay trasplantes,
    por lo que hay que plantearse
    cuáles son las circunstancias que impiden que aumente el
    número de donaciones, para poder ofrecer más
    oportunidades a aquellos enfermos que esperan un
    órgano.

    E1 acto de la donación de órganos es un
    acto fundamentalmente generoso y solidario ya que significa
    entregar algo a otra persona sin esperar nada a cambio. La
    sociedad española ha demostrado en sobradas ocasiones que
    es una sociedad profunda- mente solidaria, y la donación
    de órganos no es una excepción a esta regla. Si
    España es el primer país del mundo en
    índices de donación, se debe fundamentalmente a que
    el sentimiento mayoritario de nuestra sociedad es favorable a la
    misma.

    Este sentimiento mayoritario de la sociedad
    española tiene su reflejo en nuestra legislación en
    materia de trasplantes, que en el aspecto concreto de la
    donación, se basa en el principio del consentimiento
    presunto.
    Esto significa que podría ser donante toda
    aquella persona fallecida que no hubiese expresado en vida su
    voluntad contraria. A su vez, y como no podría ser de otra
    manera, establece el respeto escrupuloso de la voluntad del
    fallecido. Esto obliga a los profesionales responsables a que,
    cuando se produce un fallecimiento con posibilidad de
    donación, averigüen cual era la voluntad del
    paciente, lo que implica invariablemente, plantear esta
    cuestión a la familia y personas más cercanas,
    solicitando su consentimiento.

    Por esta razón debemos dejar de lado el miedo o
    el pudor a hablar de estas cuestiones, comentarlas con nuestros
    amigos y familiares, y si nuestra intención es la de ser
    donantes y ofrecer algo a los demás, cuando ya nada se
    pueda hacer por nosotros, hay que decirlo, hacerlo publico, que
    todos sepan que queremos serlo, contribuyendo de este modo a
    aumentar las oportunidades de aquellos que necesitan un
    trasplante para seguir viviendo.

    Éste es, sin duda, uno de los momentos más
    duros que nos toca vivir a todos los profesionales que trabajamos
    en trasplantes, ya que tenemos que actuar inmediatamente
    después de una muerte, la mayor parte de las veces
    inesperada, cuando la familia todavía no ha asumido la
    pérdida. Desgraciadamente, el tiempo es fundamental y de
    la rapidez con que se inicie todo el proceso puede depender el
    éxito del futuro trasplante.

    Nuestra experiencia nos indica que, el hecho de conocer
    de antemano cual era la voluntad del fallecido, facilita
    enormemente este trámite y disminuye la ansiedad de las
    familias que no tienen que tomar una decisión propia,
    desconociendo la opinión de su ser querido, sino que en
    todo momento tienen la seguridad de cumplir con su voluntad, lo
    que, en cierta medida, puede reconfortarles en esos momentos tan
    difíciles.

    Por el contrario, el desconocimiento de esa voluntad
    crea desasosiego y ansiedad en la familia, que debe tomar una
    decisión en un momento de gran tensión y sin la
    opinión que más podría importar en este
    caso. No son pocas las veces que por este motivo no se autoriza
    la donación, escuchándose frases como "yo soy
    donante, pero no puedo autorizar la donación porque
    desconozco cual era su opinión
    '' o "no conozco su
    voluntad, porque nunca hemos hablado de este tema
    '' Este es
    el motivo de que un número no despreciable de posibles
    donaciones no lleguen a buen término, impidiéndose
    de esta manera el acceso al trasplante de muchos
    enfermos

    4.-
    LEGISLACIÓN VIGENTE

    4.1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA Art. 2
    inc. 7

    "Toda persona tiene derecho a: …

    7. Al honor y a la buena reputación, a la
    intimidad personal y familiar, así como a la voz y a la
    imagen
    propias.

    Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o
    agraviada en cualquier medio de comunicación
    social tiene derecho a que éste se rectifique en
    forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las
    responsabilidades de ley".

    4.2. CONSTITUCIÓN POLÍTICA Art.
    7

    "Todos tienen derecho a la protección de su
    salud, la del medio familiar y la de la comunidad, así
    como el deber de contribuir a su promoción y defensa. La
    persona incapacitada para velar por si misma a causa de una
    deficiencia física o mental,
    tiene derecho al respeto de su dignidad y a un régimen
    legal de protección, atención, readaptación y
    seguridad".

    4.3. C.C. Art. 6

    "Los actos de disposición del propio cuerpo
    están prohibidos cuando ocasionen una disminución
    permanente de la integridad física o cuando de alguna
    manera sean contrarios al orden público o a las buenas
    costumbres. Empero, son válidos si su exigencia
    corresponde a un estado de necesidad, de orden médico o
    quirúrgico, o si están inspirados por motivos
    humanitarios.

    Los actos de disposición o de
    utilización de órganos y tejidos de seres humanos
    son regulados por la ley de la materia".

    4.4. C.C. Art. 7

    "La donación de partes del cuerpo o de
    órganos o tejidos que no se regeneran no debe perjudicar
    gravemente la salud o reducir sensiblemente el tiempo de vida
    del donante. Tal disposición está sujeta a
    consentimiento expreso y escrito del donante".

    4.5. LEY N° 23415:

    Artículo 1.-

    Están regidos por la presente Ley los
    transplantes de órganos y tejidos de cadáveres.
    Asimismo, los transplantes de órganos y tejidos de
    personas vivas.

    Artículo 2.-

    Al ocurrir la muerte, los restos mortales de la
    persona humana se convierten en objeto, se conservan y respetan
    de acuerdo a ley.

    Pueden usarse en defensa y cuidado de la salud de
    otras personas según lo establecido por esta
    Ley.

    Artículo 3.-

    Todo órgano o tejido de un cadáver puede
    ser utilizado para la prolongación o conservación
    de la vida humana o con fines de investigación
    científica.

    Artículo 4.-

    Toda persona que reciba tratamiento en un
    establecimiento de salud, que desee que después de su
    fallecimiento sus órganos o tejidos sean usados para
    transplantes, deberá manifestarlo expresamente. En su
    defecto y por razones de imposibilidad material, podrán
    otorgar dicha autorización, los padres, hijos o el
    cónyuge.

    Artículo 5.-

    Para efectos de la presente ley, se considera muerte,
    a la cesación definitiva e irreversible de la actividad
    cerebral.

    Su constatación es de responsabilidad del
    médico que la certifica.

    Artículo 6.-

    Para declarar la muerte de una persona, por
    cesacióndefinitiva e irreversible de la actividad
    cerebral o de la función cardio-respiratoria, se
    requerirá el acuerdo unánime de una junta
    integrada por: el Director o representante de la Clínica
    u Hospital en que se encuentre el paciente, el médico
    tratatante y un especialista neurólogo, acuerdo que
    constará en acta firmada para tal efecto.

    Artículo 7.-

    Para los transplantes de órganos y tejidos, de
    una persona viva a otra, se requiere:

    a) La necesidad para el receptor, como la mejor
    alternativa, del transplante o el tejido u órgano
    lesionado por otro similar.

    b) El consentimiento expreso del donante.

    Artículo 8.-

    En los casos de accidente, en que la muerte de una
    persona se produzca en un Centro Asistencial Público o
    Privado, como consecuencia del cese irreversible de la
    función cerebral, es permisible la ablación de
    sus órganos con fines de transplante, sin que para tal
    efecto se requiera del consentimiento de los parientes,
    referido en el artículo 4 de esta Ley y concordante con
    el artículo 13 del Códgo Civil. Dichos
    órganos son del Banco de
    Oragnos y Tejidos para Transplantes, para su uso
    gratuito.

    La ablación de órganos y tejidos, a que
    se refiere el presente artículo, no es aplicable, si la
    persona en vida, hubiera dejado constancia expresa de su
    oposición, en el registro Nacional de Donantes de Organo
    y Tejidos, que se crea por esta ley.

    Artículo 9.-

    En los casos de accidente de tránsito, en que
    la persona pierda el
    conocimiento, ésta podrá ser levantada y
    trasladada a un Centro Asistencial para su inmediata
    atención o certificación de la muerte, por
    cualquier profesional médico.

    Artículo 10.-

    Créase el registro Nacional de Donantes de
    Organos y Tejidos, con el carácter de obligatorio y de
    libre determinación, dirigido y organizado por el
    Ministerio de Salud.

    Este Registro será implementado con el
    carácter multisectorial, en el término de 180
    días a partir de la promulgación de la presente
    ley.

    El Ministerio de Salud, el Instituto Peruano de
    Seguridad Social y los Hospitales de las Fuerzas Armadas y
    Fuerzas Policiales, contarán en sus respectivos Cenntros
    Asistenciales y Consultorios externos, con el registro
    actualizado de Donantes de Organos y Tejidos.

    Artículo 12.-

    Créase el Banco de Organos y Tejidos para
    Transplantes, con la finalidad de atender en forma oportuna y
    eficiente, los requerimientos de los pacientes.

    El Ministerio de Salud, el Instituto Peruano de
    Seguridad Social y los Organos Directivos de los Hospitales de
    las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas Policiales, quedan
    encargados de su implementación en un plazo no mayor de
    180 días de la promulgación de esta
    Ley.

    4.6. LEY N°. 26454.

    Artículo 3°.-

    El Programa Nacional de Hemoterapia y Bancos de
    Sangre, como órgano competente del Ministerio de Salud,
    estará conformado por dos niveles: El normativo y el
    operativo, éste último constituído por los
    diferentes Centros de Hemoterapia y Bancos de Sangre
    públicos y privados, organizados en una Red. Su organización y funciones será
    materia del Reglamento.

    Artículo 9°.-

    La donación de sangre humana, es un acto
    voluntario y gratuito, realizado con fines terapéuticos
    o de investigación científica.

    Queda prohibido el lucro con la sangre
    humana.

    Artículo 15°.-

    Los Bancos de Sangre que conforman la Red Nacional
    están obligados a mantener una reserva
    estratégica, permanente y renovable del listado de
    personas, insumos, sangre y componentes sanguíneos para
    atender una demanda
    inusitada en situaciones de catástrofe o emergencia
    nacional en coordinación con el Sistema Nacional de
    Defensa Civil.

    4.7. LEY N° 26626.

    Artículo 4°.-

    Las pruebas para
    diagnosticar el VIH/SIDA son
    voluntarias y se realizan previa consejería. Se
    consideran casos de excepción:

    El de los donantes de sangre y órganos;
    y,

    Los demás contemplados en el Reglamento de la
    presente Ley.

    El Reglamento establecerá las sanciones para
    las personas o instituciones que contravengan lo dispuesto en
    este artículo.

     

     

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