Se analizan los cambios básicos relacionados con
el envejecimiento, la importancia de la práctica
sistemática de los ejercicios físicos en estas
edades y las recomendaciones y aspectos a tener en cuenta cuando
se dosifican cargas físicas en sujetos de esta
edad.
PALABRAS CLAVES: tercera edad, ejercicios
físicos.
ABSTRACT: We analyze the basic changes relations
with the make old, the significance of the systematic practice of
the physical exercises and the recommendations and aspects to
take in care when we dose physical loads in make old
persons.
KEY WORDS: old persons, physical
exercises.
El envejecimiento se puede definir como el proceso que
ocurre en los organismos vivos a lo largo del tiempo. El
envejecimiento comprende, por tanto, todo proceso relacionado con
el desarrollo y
crecimiento y la fisiología de los adultos, la senescencia,
y las enfermedades(1). No es un proceso que proviene de
una única causa, sino mas bien es el producto de
una compleja interacción de efectos biológicos y
socio ambiental, o sea, lo genético y lo adquirido
(2).
Existen varias teorías
sobre lo que es el envejecimiento, las más importantes
son: la teoría
celular, que indica que con el tiempo se acumulan las
alteraciones en las neuronas y éstas van muriendo, la
teoría de sistema, que
propone que el deterioro del sistema inmune con la edad es una de
las principales causas del envejecimiento y la teoría
genética,
que sugiere que la muerte
celular programada es el proceso molecular más importante
del envejecimiento. (3.
Lo que si está claro, es que envejecer consiste
en dos procesos
diferenciados que pueden ocurrir simultáneamente: el
envejecimiento intrínseco, o sea, el declive de las
reservas del cuerpo ( por ejemplo en la capacidad vital, con un
retorno mas lento al ritmo cardiaco normal después de
hacer ejercicios) y el envejecimiento extrínseco, que
ocurre como respuesta a factores exteriores ( por ejemplo, con la
exposición a la
irradiación).
El envejecimiento, determinado genéticamente,
hace que cada individuo
responda de forma individual a la influencia de estos dos
procesos.
A pesar de todas las teorías existentes, lo que
se conoce con certeza es que en el organismo se producen los
siguientes cambios, relacionados con el proceso de envejecimiento
(4)
- Cambios a nivel molecular, relacionados con la
actividad enzimática. - Cambios a nivel celular, relacionados con la
extensión del ciclo en la división de las
células. - Deterioro a nivel de tejidos y
órganos. - Deterioro de varios niveles, con el descenso del
potasio. - Deterioro de la piel.
- Disminución de la capacidad vital.
- Descenso del nivel inmunitario.
- Disminución de la capacidad respiratoria
pulmonar. - Baja del tono muscular.
- Cambios en la capacidad cardiaca.
- Disminución de la memoria y
de la actividad intelectual. - Disminución de la fuerza
física. - Disminución del equilibrio y
la coordinación. - Aumento del colesterol.
- Aumento de la tensión arterial
sistólica. - Pérdida de la habilidad social.
Al mismo tiempo, la prevalencia de la mayoría de
las enfermedades crónicas aumenta con la edad; sus
principales exponentes son: (5)
- Hipertensión arterial.
– Enfermedades del corazón.
- Enfermedad pulmonar obstructiva
crónica. - Enfermedad reumática.
- Cataratas.
- Enfermedades de la próstata
- Trastornos en la circulación
periférica. - Enfermedades del sistema genitourinario
- Diabetes mellitus.
Además de las enfermedades, se producen
alteraciones fisiológicas propias del envejecimiento y
aparecen las deficiencias motrices y sensoriales, tales como las
dificultades en las extremidades superiores e inferiores y las
pérdidas de agudeza visual y auditiva. También el
sistema inmunológico está comprometido y la
vulnerabilidad a las exposiciones ambientales como la temperatura,
los productos
tóxicos o la contaminación ambiental, aumentan con la
edad.
Independientemente de la enfermedad física,
existen otros factores que modifican de forma importante la
capacidad funcional, entre ellos cabe mencionar las condiciones
de vida, la depresión,
el déficit cognitivo y la disponibilidad de
ayuda.
La vejez, si no
un divino tesoro, sí es un apreciable don que en la
actualidad disfrutan más de 600 millones de personas
mayores de 60 años en el mundo.
El fenómeno no solo refleja las tasa mas altas de
poblaciones de la tercera edad en la historia de la humanidad,
sino que la tendencia en el presente siglo será al aumento
de los ancianos, incluso en las naciones
subdesarrolladas.
De las cavernas a nuestra era, la evolución del ser humano y el desarrollo
paulatino de la ciencia y
la técnica, han permitido ir alargando la vida. Cierto es
que las terribles desigualdades existentes entre ricos y pobres,
dan como resultado una mayor esperanza de vida para los
primeros.
Cada año se agrega a la población mundial unos 9 millones de
ancianos, lo que ascenderá a 14,5 en el período del
2010 al 2015. En la actualidad, un 77% de ese aumento será
en las regiones desarrolladas y en los primeros 15 años de
este siglo llegará al 80%. Ya para el 2045, cuando se
considera que la población aumente cada año en 50
millones de personas, aquellas de la tercera edad,
crecerán a razón de 21 millones anuales,
fenómeno que se producirá fundamentalmente en las
regiones subdesarrolladas. Por ejemplo, más de un cuarto
de esta cifra estará en la India,
según las proyecciones de los expertos.
El rápido crecimiento poblacional ocurrido en los
últimos cuatro decenios y el inminente aumento en las
cantidades de ancianos, son dos aspectos del mismo
fenómeno de transformación histórica,
apuntan los especialistas, y constituyen un reto para cualquier
sociedad.
(6)
De lo dicho hasta el momento, se puede llegar a la
conclusión de la importancia que tiene la
aplicación de actividad física en los ancianos, si
se tiene en cuenta la gran cantidad de reportes sobre los
beneficios de la misma en esta población.
(7)(8)(9)
Se ha observado, que la disminución en la fuerza
muscular, resistencia y
velocidad,
observada en el proceso de envejecimiento, se debe a una
reducción correspondiente en el tamaño y en el
número de fibras musculares, especialmente en las fibras
tipo II (fibras rápidas) (10)(11); a una
disminución de la actividad enzimática muscular
(12) (13) y también a trastornos en la unión
neuromuscular (14) (15). Basándose en estos cambios solos,
se puede anticipar que la capacidad de entrenamiento de
los individuos de edad avanzada disminuye con el envejecimiento,
sin embargo, en otros estudios se ha observado que existe un
aumento importante en la fuerza voluntaria máxima de los
mayores con el ejercicio, comparable a la del joven, cuando se
expresa como un cambio en el
porcentaje con respecto a la fuerza inicial (16) (17), por lo que
se llega a la conclusión, de que la capacidad de
entrenamiento de la función
muscular del individuo de edad avanzada, no difiere mucho de la
de las personas jóvenes.
Los cambios biológicos observados en los
músculos esqueléticos de las personas ancianas,
como se mencionó anteriormente, pueden deberse a la
inactividad más que al proceso de envejecimiento, ya que
es posible observar cambios similares en el desuso como resultado
de la inmovilización. (18) (19).
En algunos estudios del Sistema Nervioso
se encontró que los cambios observados en el
electroencefalograma de las personas de edad avanzada como
ondas deltas de
la frecuencia dominante, eran similares a las observadas como
resultado de la inactividad, (20) (21) probablemente debido a la
privación sensitiva y perceptiva prolongada. Un programa de
ejercicios previno estas anomalías en el
electroencefalograma (22).
Otros cambios funcionales neurológicos similares
que ocurren en el proceso de envejecimiento y en la inactividad,
incluyen aumento del umbral auditivo, sensibilidad gustativa
disminuida, alteraciones de la conducta y
depresión.
Se ha demostrado que los individuos mayores que fueron
entrenados con ejercicios aeróbicos durante cuatro meses,
tuvieron una mejoría significativamente mayor en una
batería de pruebas
neuropsicológicas que los controles (23). También
se ha observado que un programa de ejercicios físicos es
capaz de retardar los cambios involutivos de la médula
espinal y los nervios periféricos (24).
La actividad física es importante para estimular
el metabolismo
óseo a fin de mantener el sistema esquelético (25)
(26). La densidad del
hueso se relaciona positivamente con la actividad física.
La inmovilización conduce a una pérdida excesiva
del contenido mineral del esqueleto. La elevada incidencia de
osteoporosis en
la población geriátrica probablemente se deba en
parte, a una actividad inadecuada, ya que el ejercicio
físico aumenta eficazmente el contenido mineral
óseo en las personas de edad avanzada.
En el sistema cardiopulmonar, la función
ventricular izquierda y por lo tanto el volumen
sistólico disminuye con la edad y la inactividad, y por
ende aumentan con el ejercicio (25). Como la frecuencia cardiaca
máxima también disminuye con la edad, el volumen
minuto máximo y el volumen minuto en cada nivel de
trabajo
también disminuirán con el envejecimiento y la
inactividad.
Un programa de actividad física reduce la
declinación de la capacidad aeróbica (consumo
máximo de oxígeno) en el proceso de envejecimiento
debido a la menor disminución en el volumen minuto
máximo (26) (29). La resistencia periférica total,
aumenta con el envejecimiento y con la ingravidez (similar a la
inactividad) y por ende, la presión
arterial muestra cambios
similares. Se ha demostrado que el entrenamiento físico
puede reducir la presión arterial en estas poblaciones
(30) (31)
A partir de estudios de regulación hormonal en
personas de edad avanzada, aparece una mala tolerancia a la
glucosa con el
envejecimiento y la inactividad. El grado de esta anomalía
es proporcional al grado de inmovilización y el ejercicio
mejora esta situación (32), relacionado con un aumento de
la sensibilidad a la insulina observado después de un
período de entrenamiento físico.(33)
Sobre la base de los análisis anteriormente mencionados, se
presume que el deterioro funcional en las personas de edad
avanzada se debe, al menos en parte a la inactividad. Por lo
tanto, el ejercicio físico se convierte en un enfoque
terapéutico importante para mejorar la función
general en la persona
discapacitada de edad avanzada.(34) (35) (36).
La participación de una persona de la edad
avanzada en un programa de ejercicios físicos, implica
riesgos como
la posibilidad de una caída accidental (disminución
de la coordinación y del equilibrio) la cual puede
ocasionar una fractura o un esfuerzo excesivo sobre el sistema
cardiovascular alterado. Sin embargo, en la mayor parte de
los casos, los riesgos se justifican, ya que la alternativa es el
debilitamiento por la inmovilización y las secuelas de
depresión, osteoporosis y demás funciones que se
ven afectadas por esta situación. No obstante, el paciente
anciano requiere una supervisión estrecha durante la actividad
física para evitar un riesgo
indebido.
Los ejercicios físicos para este grupo de
edades deben tener las siguientes
características:
- Que sean de carácter aeróbico y
submáximos. - Que participen la mayor cantidad de grupos
musculares. - Que sean sistemáticos.
- Evitar actividades complicadas.
- Tener presente que esta actividad implica riesgos
(caída accidental, sobrecarga al sistema cardiovascular,
etc) - Debe existir una supervisión estrecha de la
actividad.
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D. Cs. M. Pablo L. Pérez Coronel
(1)
Dr. José A. García Delgado
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Dra Jacqueline Martínez Torres
(3)
Dr. Jorge Martín Cordero (4)
Dra. Isis Pedroso Morales (5)
- Doctor en Ciencias
Médicas. Centro De Investigaciones
Médico Quirúrgica CIMEQ. Cuba - Especialista de Primer Grado en Medicina
Física y Rehabilitación. Jefe del Servicio de
Medicina Física y Rehabilitación del Centro de
Investigaciones Médico Quirúrgica CIMEQ.
Cuba - (4) (5) Especialistas de Primer Grado en Medicina
Física y Rehabilitación. Centro De
Investigaciones Médico Quirúrgica CIMEQ.
Cuba