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La Juventud que no miramos. Los jóvenes excluidos en el siglo XXI




Enviado por Gustavo Racovschik



Monografía destacada

    1. Introducción
    2. A quiénes llamamos
      "Jóvenes" o, qué es la
      "Juventud"?
    3. Cómo surge la
      exclusión? Los jóvenes y el mercado de
      trabajo
    4. Los jóvenes y el sistema
      educativo argentino
    5. Los jóvenes y la
      construcción de su identidad. El
      "consumismo"
    6. Los jóvenes y las
      instituciones
    7. Conclusión
    8. Bibliografía
      consultada

    Prólogo

    El presente ensayo tiene
    como objetivo poner
    una mirada crítica
    hacia el sector que hoy ocupan los JÓVENES, la
    llamada JUVENTUD. Como es de suponer, hoy por hoy mucho se
    puede hablar de ambas categorías, muchos estudios hay
    sobre la temática desde las ciencias
    sociales y el presente ensayo tratará de abordar la
    temática desde varios campos de las ciencias
    sociales. Muchas problemáticas quedaron fuera del presente
    trabajo y que
    podrán ser consultadas en otros trabajos e investigaciones.

    Quiero resaltar que la intencionalidad de este ensayo es
    iluminar algunas de las tantas problemáticas que hoy
    recaen sobre los jóvenes. Quisiera que este trabajo sirva
    para debatir, reflexionar, repensar que mundo, que país y
    que sociedad
    estamos construyendo para el presente y el futuro de nuestros
    jóvenes.

    Hace algún tiempo
    atrás llegó hasta mis manos la Declaración
    del Congreso de SUTEBA (de febrero de 2005) que tomé como
    disparador para abordar gran parte de este trabajo, en uno de sus
    párrafos la Declaración decía lo
    siguiente:

    "La masacre de Cromagnon, así como los
    asesinatos de Budge y de la comisaría de Quilmes, la
    tragedia de Patagones, las víctimas del gatillo
    fácil, los cien pibes que mueren por día por causas
    evitables, entre otros emergentes, muestran tanto la crisis de un
    sistema para el
    cual la vida humana no tiene valor, particularmente la
    de los jóvenes
    , y de un estado cómplice y
    corrupto
    , presente a la hora de defender los grandes
    intereses económicos y ausente a la hora de dar respuesta
    a los derechos
    populares. Estos hechos que conmueven a los argentinos no son
    producto de la
    fatalidad, sino la confluencia de causas, que para
    ser revertidas nos comprometen a construir más organización para producir transformaciones
    políticas, culturales, legales (…) La
    impunidad es el principal obstáculo para modificar
    esta realidad, por ello debemos seguir
    movilizándonos para exigir juicio y castigo a todos
    los responsables y demandar políticas
    públicas
    que garanticen un presente y un futuro
    distintos
    para nuestros niños y
    jóvenes, es la lucha por un país con
    justicia , y derechos para todo nuestro pueblo"

    (el subrayado es mío)

    De este párrafo, más que significativo,
    subrayé algunos conceptos que creo claves y que desde
    el ensayo
    intenté desarrollar, indagar y criticar como ser: "la
    vida humana no tiene valor,
    particularmente la de los jóvenes"; "Estado
    cómplice y corrupto"; "fatalidad"; "causas"; "impunidad";
    "movilización"; "políticas públicas que
    garanticen un presente y un futuro distintos"; "justicia";
    "derechos".

    La gran mayoría de estos conceptos están
    directamente vinculados a los efectos que produjeron las
    políticas neoliberales aplicadas desde la última
    dictadura y a
    lo largo de la restitución democrática, sobre todo
    bajo los gobiernos de Menem y De la
    Rúa, y que podemos afirmar que aún hoy
    continúan.

    Es por eso que a la hora de hacer un análisis sobre el sector de los
    jóvenes, o la juventud, se hace necesario e imprescindible
    mencionar como repercutieron los efectos del modelo
    socioeconómico neoliberal. Un modelo que
    intensificó la concentración de la riqueza,
    sumergió a casi el 50% de la población del país en la pobreza y a
    más del 20% directamente en la indigencia.

    Un dato más que impactante y que resume los
    efectos de este modelo es, según el último censo,
    en la provincia de Buenos Aires,
    casi el 75% de los jóvenes se encuentra por debajo de la
    línea de pobreza, y las
    cifras a nivel nacional hablan de que 6 de cada 10
    jóvenes son pobres.

    La destrucción del tejido social también
    incidió directamente en el modo de vivir de los
    jóvenes, en la cultura que
    los rodeaba y que a su vez, atravesadas por el deterioro social
    producido en sus vidas, contribuyeron a crear una nueva
    "cultura", creando nuevas representaciones sociales, que
    también el poder
    hegemónico y sus voceros, los medios masivos
    de comunicación, contribuyeron a exacerbar.
    Sin embargo, después del mediático caso Blumberg,
    éstos mismos medios de
    comunicación instalaban el discurso "los
    jóvenes son peligrosos", homologando adolescencia
    pobre con delincuencia e
    inseguridad,
    estigmatizando aún más a los
    jóvenes.

    A los largo del ensayo trataré de bucear en
    algunos puntos que creo que determinantes para sacar algunas
    conclusiones con respecto a esta temática. Como dije
    anteriormente, habrá puntos que no trataré en
    detalle, creo igualmente que los puntos aquí tratados merecen
    nuestra atención para tomar cartas en el
    asunto.

    Gustavo Racovschik

    Enero 2006

    1. Introducción
    2. La segunda mitad del siglo XIX será, en los
      países centrales europeos (Francia,
      Inglaterra
      y mas tarde Alemania),
      la consolidación definitiva de la clase
      burguesa como clase hegemónica. En esta etapa
      histórica, las clases medias, que en períodos
      anteriores no se habían identificado plenamente con la
      burguesía, comienzan a adoptar estilos de vida de la
      clase triunfante. Por aquel entonces, las clases medias
      estaban integradas por los hombres de negocios,
      funcionarios estatales o las profesiones liberales (abogados,
      contadores, médicos, etc.).

      Es por ésta época, que en
      países de crecientes economías como Gran
      Bretaña, surge la categoría Juventud,
      identificando bajo esta categoría a un grupo de
      individuos que están en la edad entre la adolescencia
      y el matrimonio.

      Las clases medias de aquel entonces buscaban
      emparentarse mas con la triunfante burguesía y sus
      modos de vida y separarse los más posible de los
      sectores populares, los cuales, a su vez, también
      pugnaban por ascender en la escala
      social. Es de esta manera que quienes pertenecían o
      querían pertenecer a la clase media tenían
      debían distinguirse de los sectores populares, en su
      mayoría obreros y campesinos. Según Hobsbawm,
      las clases medias utilizaron tres criterios para
      diferenciarse: "Uno de esos criterios era adoptar una
      forma de vida y una cultura de clase media; otro criterio era
      la actividad del tiempo de ocio y especialmente la nueva
      práctica del deporte; pero el
      principal indicador de pertenencia social comenzó a
      ser, y todavía lo es, la
      educación formal".

      Para los jóvenes de clase media, el acceso a
      la educación formal era una manera de
      posponer su ingreso al mercado de
      trabajo, significaba ascenso social, el ingreso a los
      negocios, tener mas tiempo para el ocio, era una
      condición esencial de status. La educación
      separaría a los jóvenes de las clases medias y
      altas de los jóvenes de las clases trabajadoras y
      campesinas. "La educación secundaria hasta los 18
      años se generalizó entre las clases medias,
      seguida normalmente por una enseñanza universitaria o una
      preparación profesional elevada (…) La escuela
      era la escala que permitía seguir ascendiendo a los
      hijos de los miembros de las capas medias. En cambio,
      muy pocos hijos de campesinos, y menos todavía de
      trabajadores, podían llegar a esos
      peldaños"
      sentencia Hobsbawm. Es decir, la
      categoría JUVENTUD tiene su surgimiento en un
      determinado contexto histórico, económico,
      social y cultural. Esto coincide con lo que, más
      adelante, expresará Sergio Balardini,
      "jóvenes hubo siempre, pero juventud
      no".

      Más de 150 años después de
      aquel momento, las diferencias que separan a los
      jóvenes de clases medias y altas de los jóvenes
      de las clases subalternas se han hecho más profundas,
      convirtiendo a los jóvenes de las clases subalternas
      en excluidos o marginados sociales, dado que, hoy por
      hoy, éstos jóvenes tienden a convivir con
      realidades como pobreza, menor escolaridad, menor acceso a
      oportunidades laborales, mayor chance de sufrir
      explotación laboral o el
      desempleo,
      alcoholismo y/o drogadicción, prostitución, violencia
      doméstica, dificultades en la familia
      y en la escuela entre otras tantas problemáticas;
      problemáticas éstas que las que
      difícilmente un joven de clase media o alta
      atraviese.

      Paradójicamente, y a pesar de la clara
      diferenciación entre los jóvenes de las clases
      media y alta y los jóvenes de las clases subalternas,
      bajo la categoría de Juventud se suele
      homogeneizar a toda una franja de adolescentes, por el mero hecho de cumplir
      algunos requisitos de orden biológico o
      cronológico, sin atender las
      particularidades.

      Creí conveniente que este primer punto haga
      referencia a las distintas miradas, posiciones o
      argumentaciones que se dan en torno a
      los conceptos de Jóvenes y de Juventud,
      sobre todo porque existen divergencias entre las posiciones
      que adoptan instituciones como la UNESCO y especialistas
      dedicados al tema, y que tiene que ver preponderantemente a
      la posición social que ocupa el joven, y en que
      generalmente se tiende a homogeneizar al sector
      Juventud.

      A lo largo del ciclo de la vida humana, la juventud
      ha sido identificada como una fase etárea intermedia,
      la transición de la adolescencia a la vida adulta.
      Ésta fase etárea, también es
      identificada, generalmente, como la de dependencia
      económica y asociada a la educación y a la
      formación, próxima a la constitución de una vida familiar y
      profesional propia. También en ocasiones, la juventud
      es vista como un estado del espíritu, del cuerpo, como
      un signo de salud y
      disposición; pero a la vez, es también un
      consumidor, una franja del mercado que todos
      quieren incluir.

      La juventud podría entonces emparentarse con
      todo el período de la adolescencia hasta la entrada en
      la vida adulta, sin embargo la adolescencia es más que
      una etapa o un estadio del desarrollo
      cognitivo o biológico, sino que además es el
      momento mas importante de la constitución de
      subjetividad desde la pubertad;
      esta etapa está marcada también por la
      irrupción de la sexualidad, en su vertiente de la genitalidad.
      Esta etapa es acompañada por importantes cambios
      corporales, tanto en el hombre
      como en la mujer y
      es la etapa cuando los adolescentes/jóvenes comienzan
      a identificarse con tal o cual gusto (sexual, musical,
      artístico, etc) que lo llevan a vestir nuevos ropajes,
      lucir nuevos peinados, tatuar o agujerear partes de su
      cuerpo. Hábitos que proponen distintas y cambiantes
      identificaciones -"soy esto" o "soy lo otro"- donde cada
      identificación supone modos de relación con los
      otros, conductas, códigos de lenguaje,
      gustos musicales, de los que el joven se apropia.

      Desde una mirada institucional, la UNESCO define a
      la juventud como "un período que se da entre la
      infancia y
      la edad adulta"
      . El marco cronológico de juventud
      es definido por la UNESCO como "el período de la
      vida que va desde los 15 años a los 25 años
      incompletos"
      , o sea, al completar los 25 años la
      persona deja
      de ser joven.

      Ahora veamos que opinan los especialistas.
      Según Cecilia Braslavsky "…la etapa juvenil es
      considerada, habitualmente, como el período que va
      desde la adolescencia (cambios corporales, relativa madurez
      sexual, etc.) hasta la independencia de la familia, la
      formación de un nuevo hogar, la autonomía
      económica; éstos serían los elementos
      que definen la condición de adulto. Un período
      que combina una considerable madurez biológica con una
      relativa inmadurez social. La juventud se convertiría
      como en una especie de transición hacia la edad
      adulta…"

      Sin embargo, esta autora sostiene que "existe en
      la sociedad el mito de
      identificar a los jóvenes con algunos de ellos, una
      especie de juventud homogénea"
      o
      también " el mito de la igualdad de
      oportunidades
      con que cierto discurso intenta unificar la
      condición para todo aspirante a participar plenamente
      de la vida colectiva, aunque provengan de mundos sociales
      extremadamente diversos. Así, todo joven se
      encontraría en igualdad
      de oportunidades para recibir los conocimientos e incorporar
      las aptitudes que lo transformarán en productor y lo
      formarán como ciudadano…"

      Para Mario Margulis, el tema de la juventud se
      complica cuando "…ésta no se refiere solo a un
      estado, una condición social o una etapa de la vida,
      sino que es vista como un producto…"
      , y agrega
      que "…la juventud aparece entonces como un valor
      simbólico asociado con rasgos apreciados ?sobre todo
      por la estética dominante-, lo que permite
      comercializar sus atributos (o sus signos
      exteriores), multiplicando la variedad de mercancías
      ?bienes y
      servicios
      que impactan directa o indirectamente sobre los discursos
      sociales que la aluden y la identifican".

      En ocasiones, se suele hablar de juventud y
      hacer referencia a lo generacional, como que los
      jóvenes son "generacionalmente iguales" según
      la edad de nacimiento. Mario Margulis hace el siguiente
      aporte con respecto a este punto: "la generación,
      más que a la coincidencia en la época de
      nacimiento, remite a la historia, al
      momento histórico en que se ha sido socializado. La
      generación no es una simple coincidencia en la fecha
      de nacimiento, sino una verdadera hermandad frente a los
      estímulos de una época, una simultaneidad en
      proceso
      que implica una cadena de acontecimientos de los que se puede
      dar cuenta en primera persona, como actor
      directo…"
      .

      Otro aporte a la cuestión generacional lo
      hace el sociólogo Jorge Elbaum que nos dice que
      "Homogeneizar a los distintos grupos
      juveniles sobre la base de una pertenencia generacional suele
      ser una falacia analítica habitual. Dicha
      clasificación suele estar guiada mas por los datos que el
      sentido común brinda que por el resultado de un
      auténtico relevamiento sociológico. Considerar
      la dimensión etaria como un dato explicativo de
      percepciones y prácticas regulares termina funcionando
      en la investigación como obstáculo
      epistemológico que impide comprender la influencia de
      otros factores ?como la clase social, el género
      y las pertenencias étnicas y culturales- que en
      ocasiones terminan siendo más importantes que la
      tenencia de una edad determinada".

      Por último, veamos la opinión de
      Sergio Balardini: "…jóvenes hubo siempre, pero
      juventud no, aunque parezca extraño, la idea de
      juventud está íntimamente ligada a los roles
      históricos de los distintos grupos etáreos y
      sociales…"
      , y agrega que "…la juventud como tal
      (no los jóvenes) es un producto histórico
      resultado de relaciones sociales, relaciones de poder,
      relaciones de producción que generan este nuevo actor
      social. La juventud es un producto de la sociedad burguesa,
      de la sociedad capitalista, antes la juventud no
      existía; uno podía decir que jóvenes
      hubo siempre mientras que juventud no, la juventud como
      fenómeno social en los términos occidentales
      que hoy la comprendemos, es un producto histórico que
      deviene de las revoluciones burguesas y del nacimiento y
      desarrollo del capitalismo".

      Después de analizar las distintas miradas
      sobre los conceptos de Jóvenes o
      Juventud, parece quedar claro que éstos
      conceptos no pueden quedar aislados, sin tener en cuenta las
      variables
      económicas, políticas, sociales y culturales
      que ocupan los jóvenes en la sociedad del siglo XXI.
      Asimismo, se debe desnaturalizar la categoría
      juventud, para tomarla en su historicidad. Son
      arbitrarios culturales y reglas socialmente construidas las
      que determinan en que momento o por medio de que rituales se
      pasa de una etapa a la otra, de esta manera, varían
      las edades cronológicas.

      En las sociedades
      del siglo XXI, los jóvenes son presas de una gran
      contradicción producto del sistema capitalista
      imperante y es que los jóvenes de sectores medios y
      altos generalmente tienen la oportunidad de estudiar, de
      postergar su ingreso a las responsabilidades de la vida
      adulta: se casan y tiene hijos mas tardíamente, gozan
      de un período de menor exigencia, de un contexto
      social protector que hace posible la emisión, durante
      períodos más amplios, de los signos sociales de
      lo que generalmente se llama juventud. En cambio, los
      jóvenes, integrantes de las clases subalternas, tienen
      acotadas sus posibilidades de acceder a la moratoria
      social
      por la que se define la condición de
      juventud; no suele estar a su alcance el lograr ser
      joven de las formas normales: deben ingresar al mercado de
      trabajo tempranamente ?a trabajos mas duros y menos
      atractivos-, suelen contraer a menor edad obligaciones familiares (casamiento o
      unión temprana, consolidada por los hijos). Carecen
      del tiempo y del dinero
      (moratoria social) para vivir un período mas o menos
      prolongado con relativa despreocupación y
      ligereza.

      Podemos afirmar entonces que en la actual coyuntura
      que vive nuestro país, que será analizado en el
      siguiente punto, no se puede hablar de jóvenes
      o de juventud de manera uniforme, ya que éstos
      conceptos guardan una estrecha relación con las
      condiciones políticas, sociales, económicas,
      culturales y hasta jurídicas en que se encuentran los
      individuos insertados dentro de éstos conceptos. Por
      lo que sería necesario revisar este "período de
      transición" denominado juventud.

    3. A
      quiénes llamamos "Jóvenes" o, qué es la
      "Juventud"?
    4. Cómo surge la
      exclusión? Los jóvenes y el mercado de
      trabajo

    Es preciso puntualizar el inicio de un nuevo modelo
    estructural a mediados de los años ´70, momento en
    que el Golpe Militar de 1976 inauguró un proceso de
    acumulación basado en la valorización financiera
    del capital y en
    el desmonte de las instituciones de bienestar. Por otro lado, a
    partir de entonces da comienzo un importante deterioro de la
    ciudadanía democrática, que se
    explica desde dos factores: la profundización de los
    cambios regresivos en la estructura
    social, y el reforzamiento de esa tendencia a través
    de las políticas neoliberales de ajuste económico y
    flexibilización laboral con la implantación de un
    Estado mínimo.

    Las paulatinas reformas del Estado en la década
    del ´90 estableció el retiro de la
    intervención estatal del plano económico y social
    ?requisito necesario para implementar la apertura
    económica que afectó negativamente al mercado
    interno- y, por otro lado, el desmonte definitivo de las
    instituciones del Estado de Bienestar, indispensable para reducir
    la presión
    impositiva sobre los grandes capitales ?base de la demanda de
    achicamiento del gasto
    público- y que fue acompañada por la
    flexibilidad de las relaciones salariales, hicieron crecer
    sostenidamente los índices de pobreza, indigencia y
    desocupación.

    En esta década se produjo un profundo deterioro
    del mercado de trabajo, que trajo aparejado la inestabilidad
    laboral de los trabajadores y una fuerte disminución de
    los ingresos. Uno de
    los resultados principales de la política
    económica aplicada por éstos años fue la
    modificación negativa en la distribución del ingreso, que colocó
    a la Argentina entre los primeros 15 países del mundo que
    exhiben la distribución más injusta; mientras que
    en lo que se refiere a los países de economías con
    niveles de vida relativamente altos, nuestro país se ubica
    entre los que exhiben mayor desigualdad
    social. De ésta manera, el crecimiento
    económico de unos pocos se ha conseguido gracias al
    deterioro de las condiciones de vida de la
    mayoría.

    A mediados de los ´90, en nuestro país
    comenzaron a sucederse grandes protestas y conflictos
    sociales, principalmente ante el cierre de fuentes de
    trabajo y la llegada de empresas
    extranjeras, vía privatizaciones, a lo que el Estado
    argentino respondió con la ampliación de su esfera
    penal. De ésta forma, se criminalizaba la pobreza
    creciente, pues al no pretender modificar las causas que
    provocaban la exclusión
    social, reaparecen las políticas punitivas como
    complemento del orden de acumulación que se intenta
    preservar.

    Entonces, el Estado argentino ha respondido
    sucesivamente al problema de la creciente pobreza con una
    política
    de "oídos sordos" a los reclamos populares.
    Simultáneamente a esta sordera, dio paso a una estrategia de
    lucha contra la inseguridad urbana apelando a un discurso de
    "mano dura". Con el criterio de "balas para los delincuentes",
    lamentable frase esgrimida por el ex gobernador de la Provincia
    de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, el Estado provincial
    "criminalizaba la miseria". Este criterio asocia en los universos
    simbólicos a la pobreza con el delito; e
    identifica a: los pobres, los de piel morena,
    los mal vestidos, los que hablan mal, los obreros desocupados,
    los cartoneros, los piqueteros, los que mendigan como los
    enemigos de la "sociedad civilizada".

    Las clases dominantes y sus portavoces, los medios de
    comunicación de masas, asocian pobreza y violencia, y
    a esta con la ignorancia, ya que esta es una manera de
    circunscribir a la violencia que existe en toda la
    sociedad.

    La creciente pobreza en nuestro país
    repercutió en los niños, adolescentes y
    jóvenes con mayor incidencia que en el resto de la
    población
    . Este fenómeno tiene entre sus causas
    fundamentales la creciente desocupación y escasez de los
    ingresos de los adultos, como así también una
    creciente pauperización de los sectores de la clase
    media.

    La apertura de la economía, el ajuste
    estructural, las privatizaciones y el achicamiento del Estado, y
    su impacto sobre las tecnologías productivas, se han
    reflejado en el mercado de trabajo a través de la
    agudización de la segmentación, la creciente
    precarización de las condiciones de trabajo y el alto
    desempleo, fenómenos que, afectan fuertemente a los
    jóvenes. A ello, se suma que los requisitos para ingresar
    a un empleo son
    cada vez mayores, para conseguir un empleo mas o menos bien
    remunerado, los requisitos mínimos son de escolaridad
    media completa.

    Sin embargo, la posibilidad de encontrar un empleo "bien
    remunerado" y encima dentro del "mercado formal" son escasas,
    además, con la implementación de nuevas leyes laborales,
    se contempla varios tipos de contratos
    temporarios, especialmente dirigidos a los jóvenes. La
    investigadora del CONICET, Claudia Jacinto sostiene que "todo
    parecería indicar que para ser empleable, un joven debe
    tener un título de nivel medio, aceptar condiciones
    precarias de trabajo y contratación, y poseer ciertas
    características personales e interactivas como responsabilidad individual, autonomía y
    auto-organización de la tarea, adaptabilidad a los
    cambios, predisposición al aprendizaje
    permanente y buen trato"
    .

    En este contexto socio-laboral en el que son estrechas
    las posibilidades de acceso al empleo para todos los
    jóvenes, la situación se torna mucho más
    difícil para los jóvenes de las clases
    populares.

    Paulatinamente, junto con el incremento de la pobreza,
    comenzaron a sucederse diversas estrategias de
    supervivencia familiar, donde muchas veces, los niños,
    adolescentes y jóvenes, constituyen un eslabón muy
    importante en la captación familiar de recursos, a
    través del desarrollo de distintas actividades, por
    ejemplo:

    1. Trabajando en la calle, donde básicamente
      venden mercancías de paso, limpian vidrios de
      automóviles, practican distintas formas de mendicidad o
      cuidan a sus hermanos mas pequeños mientras sus madres
      también mendigan.
    2. Ejercen la responsabilidad del cuidado del hogar,
      generalmente las jóvenes, haciéndose cargo de los
      hermanos mas chicos, mientras los padres se encuentran
      generando recursos fuera del hogar.
    3. Trabajan junto a sus padres o alguno de ellos
      trabajan en actividades autónomas marginales, como por
      ejemplo el cartoneo.
    4. Se ven involucrados en situaciones tipificadas como
      delitos.

    Todas estas situaciones, implican casi necesariamente
    la desescolarización, la pérdida de oportunidades
    futuras y daño
    emocional
    . A estas realidades, podríamos agregarle el
    deterioro del sistema
    educativo (del que nos referiremos mas adelante) y los
    servicios de salud y asistenciales, por lo que, niños,
    adolescentes y jóvenes quedan excluidos también de
    éstos servicios, que el Estado debería
    garantizarlos.

    Según UNICEF, en la Argentina, siete de cada
    diez niños son pobres, y en las provincias del Noroeste y
    el Noreste, la situación recrudece: tres de cada cuatro
    niños son pobres y uno de cada tres es indigente
    . Una
    muestra
    realizada por el INDEC en 28 conglomerados urbanos durante el
    segundo semestre de 2003 (hace sólo dos años)
    estableció que el 76,8% de los hogares era considerado
    "pobre" y solo el 23,2% "no pobre", en la actualidad, aunque
    pareciera que las cifras han descendido, la brecha sigue siendo
    muy grande. Esto significa que ocho de cada diez hogares no
    alcanzaban a cubrir sus gastos de
    alimentos,
    ropa, educación y servicios. A su vez, cuatro de cada diez
    de éstos hogares fue considerado indigente. Esto es: no
    alcanzaban a cubrir los gastos de alimentación.

    El agravamiento de las desigualdades y la
    descomposición social que conlleva, hipoteca el futuro de
    los jóvenes. Así las oportunidades laborales y
    educativas de los jóvenes han seguido
    declinando.

    Los jóvenes de hogares pobres se encuentran
    prácticamente condenados al trabajo como una de las pocas
    condiciones de movilidad social. Por eso, al ingresar al mercado
    de trabajo, ocupan los lugares de menor remuneración y
    casi siempre conjugadas con posiciones de subordinación en
    el interior de la jerarquía del trabajo. Por el contrario,
    los jóvenes hijos de clase media y alta, que poseen en
    general las posibilidades de financiar y sostener la inactividad
    de sus hijos y así, postergan su ingreso al mercado de
    trabajo. De esta manera, terminan por tener acceso a mejores
    lugares laborales, con mayor remuneración y en puestos mas
    jerarquizados.

    La crisis del trabajo cae sobre la juventud
    diferenciadamente cuando es analizado desde el punto de vista de
    una sociedad de clases, una vez que para el joven hijo de padres
    pobres parece haber mayor presencia de un contexto de violencia,
    en cuanto al joven hijo de padres de clase media o alta tiende a
    estar asociado a la emigración internacional

    Después de los expuesto, tenemos un panorama mas
    amplio en el cual, hoy por hoy, una gran cantidad de
    jóvenes crecen y se desarrollan, sumidos en la pobreza, la
    exclusión, la marginación, carentes de los
    servicios básicos de educación y salud,
    desprotegidos por el Estado y sus instituciones. Esto nos lleva a
    sostener que éstos jóvenes de sectores populares,
    no se insertan en las características por las cuales se
    definen comúnmente a los jóvenes, como
    así también que, teniendo en cuenta esta realidad,
    el llamado sector de la juventud no es uno solo y para
    todos iguales, no hay de ninguna manera una juventud
    homogénea.

    1. La política educativa en la Argentina
      reconoce su origen institucional a fines del siglo XIX con la
      sanción de la Ley 1420 en
      1884, que establece el sistema de educación
      pública, gratuita, obligatoria y laica. Desde sus
      comienzos, la política educativa ha sido una de las
      principales estrategias público-estatales tendientes a
      la integración social de la
      población, alcanzando hacia finales del siglo XX una
      cobertura casi universal en el nivel primario.

      Durante la mayor parte del siglo pasado, la
      Argentina fue un país que sustentaba expectativas de
      movilidad social ascendente para las clases populares
      urbanas. El paso por el sistema educativo primero, y la
      inserción laboral posterior en un empleo estable,
      constituían un recorrido habitual o por lo menos
      plausible para la mayoría de los jóvenes de
      clase baja y media urbana. Pero todo ello ha pasado a ser
      historia para un sector importante de los jóvenes de
      hoy.

      Los cambios productivos, tecnológicos y las
      nuevas demandas sociales, junto a la proyectada crisis del
      empleo, pusieron a mediados de los años 80 en la
      agenda la necesidad de encarar una reforma educacional
      integral. Al mismo tiempo, a partir de la descentralización de la
      educación básica y media se puso en juego la
      necesidad de darle un carácter federal a cualquier proyecto de
      reforma y a la política educativa en su
      conjunto.

      En este marco, con el objeto de adecuar el sistema
      educativo a las nuevas condiciones "económicas y
      sociales", léase demandas del mercado, el
      gobierno
      nacional impulsó una reforma global del sistema
      educativo a principios de
      la década del 90, lo cual se logró en 1993 con
      la Ley Federal de Educación (Ley 24195) y la Ley de
      Educación Superior (Ley
      24521)
      .

      A partir de la Ley Federal de Educación
      aumentó el período de obligatoriedad escolar de
      7 años (nivel primario) a 10 años, debiendo
      transitar desde el preescolar
      hasta el Tercer Ciclo de Educación General
      Básica (EGB). De esta manera, los alumnos
      permanecen en el sistema educativo desde los 5 a los 14
      años
      . Los dos primeros años del nivel
      secundario (de 5 años de duración) fueron
      asimilados por el tercer ciclo del EGB (de los 12 a los 14
      años). Los años restantes pasaron a formar
      parte del nivel de educación Polimodal, con 3 años
      de duración no obligatorios (de los 15 a los 17
      años).

      Más de diez años después de la
      puesta en marcha de la Ley Federal de Educación,
      podemos afirmar que actualmente en nuestro país
      conviven 24 sistemas
      educativos distintos
      , dado que en muchas provincias la
      ley no se aplicó, en otras provincias se aplicó
      parcialmente y en otras se aplicó casi a rajatabla,
      como es el ejemplo de la Provincia de Buenos
      Aires.

      Pese a la expansión educacional registrada en
      la Argentina en los últimos años, se han
      profundizado las desigualdades en las posibilidades de los
      jóvenes de diferentes estratos sociales de lograr un
      nivel de educación que les permita un cierto nivel
      mínimo de bienestar.

      Actualmente, son muchos los jóvenes que
      sufren el rezago educacional, mucho más si son
      provenientes de hogares pobres o están vinculados a la
      economía informal. En este contexto, más del
      40% de éstos jóvenes abandonan sus estudios. La
      realidad marca que el
      95% de los niños entran en el nivel EGB pero
      sólo el 72% terminan. Sólo el 37% de los
      adolescentes que ingresan al Polimodal lo finalizan, y el
      dato mas destacado es que solo el 12% de los estudiantes
      llegan a finalizar el nivel universitario. En igual sentido,
      cabe observar que el 57% de los jóvenes de 20 a 24
      años no supera el nivel de instrucción de sus
      padres, alcanzando un promedio de 9,5 años de
      escolaridad. Es aquí donde se manifiesta uno de los
      principales déficit educativos vinculados al mercado
      de trabajo.

      Como señala el informe de
      SIEMPRO (2001), "la crónica insuficiencia de
      ingresos y el fracaso escolar son factores de presión
      sobre los hogares pobres para que envíen precozmente a
      sus miembros más jóvenes al mercado de trabajo,
      interrumpiendo de este modo su educación. Y una
      entrada al mercado de trabajo con una baja
      calificación es un factor de peso en la reproducción de la pobreza, ya que los
      coloca en las zonas más precarias y
      desprotegidas".

      O sea, la exigencia de ingresar prontamente al
      mercado laboral para los jóvenes de clases populares
      los hace dejar sus estudios, lo que incide negativamente
      tanto en los logros educativos presentes, como en las
      posibilidades de conseguir un empleo adecuado en el futuro.
      Por lo que, los jóvenes de hogares de bajos recursos
      son los principales excluidos del modelo neoliberal. Cada
      vez más jóvenes no estudian, no trabajan,
      quedan fuera de la sociedad formal y se refugian en las
      estructuras "no visibles" de la pobreza, la
      delincuencia o la marginalidad
      .

      El trabajo precoz en niños y jóvenes,
      o la escolaridad precaria o la ausencia de ella, son hechos
      que se correlacionan fuertemente, uno se explica por el otro,
      y también no pueden ser tomados linealmente, uno como
      solución del otro. Los jóvenes que tiene
      trabajo precoz o de baja calidad y
      remuneración, son los jóvenes que tienen poca
      escolaridad o de pésima calidad o están fuera
      de la escuela, y se hayan en esta condición por ser
      hijos de trabajadores en condiciones de vida
      precaria.

      Eso nos muestra que la tesis de
      "empleabilidad" es falsa y cínica. Falsa porque la
      escuela no tiene capacidad de generar ni de garantizar el
      empleo. Esta tesis de la "empleabilidad" es solo una nueva
      forma de intensificar la explotación del
      trabajo.

      Una ideología que aumenta su eficacia en
      la medida en que es efectiva en la interiorización o
      subjetivización de que el problema depende de cada uno
      y no de la estructura
      social o de las relaciones de poder. En la escuela de hoy, se
      trata de adquirir un "paquete de competencias"
      que el mercado reconoce como adecuadas para el nuevo
      "ciudadano productivo".

      A partir de lo analizado en el punto anterior, es
      que pienso que el problema del empleo juvenil tiene que
      abordarse en primera instancia en el sistema educativo y su
      relación con el mundo del trabajo. El sistema
      educativo tiene una función central e indelegable en el
      proceso de adquisición por parte de los jóvenes
      de las capacidades y actitudes
      necesarias para una inserción dinámica en el mercado de trabajo. En
      los mercados
      modernos se está produciendo un cambio que exige una
      preparación cada vez mas avanzada para poder optar a
      los puestos de trabajo que emergen. Cambia el tipo de
      requerimiento y se pasa de los conocimientos especializados a
      las competencias generales.

      Con ello se refuerza la necesidad de una mayor
      cobertura en educación primaria y secundaria para
      desarrollar las competencias básicas que constituyen
      el fundamento para la especialización. La mejora de la
      calidad es un desafío obligado; particularmente
      urgente para los jóvenes que provienen de hogares
      pobres que deben superar la desigualdad en el acceso a las
      oportunidades.

      Son en su mayoría los jóvenes de
      sectores medios y bajos urbanos ?sometidos a un mayor
      empobrecimiento material y cultural- los que tienden a
      abandonar sus estudios, pasar al desempleo o aun empleo
      precario y, muchas veces, afectados por el desaliento,
      ingresar al mercado de actividades marginales.

      Lo que vemos entonces, analizando el punto II y el
      punto III, es que, el trabajo
      y la educación entran en una radical
      contradicción, sobre todo si tenemos en cuenta que la
      mayor productividad
      del trabajo debería liberar mas tiempo libre para
      dedicarlo al estudio, sin embargo, en la fase del capitalismo
      actual, la exclusión es cada vez mas grande. O sea,
      crece el número de jóvenes que participan en
      trabajos o en actividades de distintos tipos como forma de
      ayudar a sus padres en el hogar y a la vez decrece el nivel
      de estudios obtenidos.

    2. Los
      jóvenes y el sistema educativo argentino

      Si partimos de una diferenciación de los
      jóvenes según su condición social, hay
      tres instituciones (la familia, la escuela y el lugar de
      trabajo) que funcionan de modos distintos. Por ejemplo, para
      aquellos jóvenes de clase media o alta, "socialmente
      incluidos", la familia es el gran punto de apoyo en su
      travesía entre el mundo de la escuela y el mundo del
      trabajo.

      Cuando ellos se procuran y se experimentan, la
      familia funciona como contención en los momentos
      críticos. Para los jóvenes de clases populares,
      "socialmente excluidos", cuando llega la adolescencia, es la
      familia la que precisa de ellos para que colaboren en la
      supervivencia del núcleo familiar.

      Para los jóvenes "socialmente incluidos", la
      escuela es el centro de su vida. El buen desempeño escolar es todo lo que se
      espera de ellos en esta fase de la vida. En cambio, para los
      jóvenes amenazados de exclusión, la escuela es
      una presencia periférica y, asimismo, una ausencia
      efectiva en sus vidas. Para los jóvenes "incluidos",
      el trabajo es visto en términos de proyecto de vida,
      como orientación vocacional. Para los
      jóvenes excluidos, el trabajo se convierte en la
      herramienta por la supervivencia.

      Para el conjunto de los jóvenes, mas
      allá de su condición social, la incesante
      búsqueda de referentes para la construcción de
      su identidad fuera de la familia, como parte de su proceso de
      individualización, se torna característico y es
      aquí, en este proceso, donde los medios masivos de
      comunicación, fundamentalmente la
      televisión, tiene su principal incidencia en la
      subjetividad de los jóvenes, en el sentido de crear
      referencias de identidad.

      La formación para la identidad de los
      jóvenes se convierte en un proceso penoso y
      complicado. Las referencias positivas escasean o se mezclan
      con las negativas. Ropa, posturas e imágenes componen el
      lenguaje simbólico inseparable de los
      jóvenes. La identidad solo existe como espejo, y ese
      espejo es el obrar del otro, el reconocimiento de los
      otros.

      Y en este complejo proceso de la adquisición
      de identidad de los jóvenes, existe el fenómeno
      del "mercado adolescente" o lo que es lo mismo, el
      adolescente, el joven, transformado en franja privilegiada
      por el mercado consumidor. La asociación
      juventud-consumo, inaugurada en EE.UU. y
      rápidamente difundida por todo el mundo,
      favoreció al florecimiento de una cultura joven
      altamente hedonista.

      La imagen del
      adolescente consumidor, difundida por las publicidades y la
      televisión, ofrecen una
      identificación a todos los jóvenes sin
      distinción de clase. Esto genera una gran
      contradicción, ya que al ser la publicidad
      destinada "a todos los jóvenes", seguramente
      habrá quienes no puedan acceder a ese producto. Al
      darse esta situación, que diferencia la posibilidad de
      "igual consumo"
      ante la desigualdad de acceso al producto, cada clase social
      busca determinados valores y
      determinados padrones consumistas. Sin embargo, en muchas
      oportunidades, se da el fenómeno de que los
      jóvenes de clase media o alta tienden a identificarse
      con los jóvenes de clases populares, y esto se hace
      principalmente visible en la vestimenta, en la música
      que escuchan, a los lugares donde van a bailar,
      etc.

      La actual sociedad de mercado, como cualquier aparto
      cultural, depende de las actitudes y disposiciones
      psicológicas de los individuos para ser y pensar. Para
      que el mercado funcione, es preciso que el sujeto esté
      siempre dispuesto a adquirir los nuevos productos
      creados por la industria.
      A esto se acostumbra a llamar consumismo. Sin embargo,
      la palabra consumismo es inadecuada para designar el
      hábito económico al cual se refiere por dos
      principales motivos: por un lado, porque nos hacen creer que
      consumimos cosas que, de hecho, compramos; y por otro lado,
      para dar entender que todos somos iguales ante la posibilidad
      de comprar de mercaderías. El comprar no siempre es
      una acción regida por necesidades
      biológicas, pero sí como un hecho
      económico con implicaciones sociales. Delante de esta
      realidad, los jóvenes son diferentes y desiguales.
      Adquirir un determinado define dentro del universo
      social "quien es quien".

      Los llamados "objetos de consumo", de ésta
      forma, no son consumibles por todos ni están
      igualmente disponibles para todos los jóvenes. La
      producción de mercaderías es selectivamente
      organizada y distribuida para quienes tiene mucho, poco o
      ningún dinero.

      Por lo tanto, el llamado consumismo, es el modo por
      el cual el imaginario económico encontró su
      manera de legitimarse culturalmente, representando a los
      productos o mercaderías como objetos de necesidad
      supuestamente universal y, ocultando por ese medio, las
      desigualdades económicas y sociales de los potenciales
      compradores, en este caso, los jóvenes.

      Jorge Elbaum opina al respecto que "… las
      políticas de ampliación del consumo juvenil,
      asentadas en la postulación de productos
      específicos para determinada edad y los discursos
      homogeneizantes referentes al único tipo de juventud
      se sustentan en un intento de borramiento de fronteras que
      las posiciones sociales no dejan de negar a medida que se
      profundiza en los condicionamientos sociales".

      Podemos inferir entonces que es imposible pararnos
      desde un discurso homogeneizante teniendo en cuenta de
      qué manera los jóvenes construyen su
      subjetividad, su identidad, en una sociedad tan polarizada
      como la nuestra, donde la publicidad y la TV marcan
      cuál es el objeto a consumir o el producto "de
      moda"
      próximo a comprar y que éstos pasarán a
      ser parte de esa construcción de identidad. Esto
      marcará en el joven su carácter de "incluido" o
      "excluido", pero en este caso, del "mercado consumista", lo
      que en muchas ocasiones trae aparejado la
      consolidación de discriminaciones simbólicas,
      jerárquicas, autoritarias y excluyentes, llevando
      incluso a la violencia.

    3. Los
      jóvenes y la construcción de su identidad.
      El "consumismo".

      Hemos visto en los puntos anteriores como los
      jóvenes, de acuerdo a su condición social, se
      insertan en las esferas laboral y educacional, la estrecha
      relación que existe entre estos dos factores, y como
      éstos jóvenes construyen su
      identidad.

      En este punto analizaré como los
      jóvenes participan en la sociedad, como es su
      relación con la política y con los partidos
      políticos, y como participan en otras acciones
      tendientes a mejorar su calidad de
      vida. Inmediatamente surgen algunos interrogantes que
      intentaremos responder en este punto ¿Acaso todos los
      jóvenes participan de igual manera? ¿Los
      jóvenes que no tienen participación en organizaciones de la sociedad
      civil, qué hacen?

      Para partir sería conveniente hacer una
      distinción que creo oportuna: en la Argentina, por
      muchos años, los jóvenes habían sido uno
      de los motores de
      la sociedad en cuanto a inquietudes, demandas,
      participación y organización. Los
      jóvenes de la generación del Cordobazo (1969),
      de la Juventud Peronista u otras organizaciones como
      Montoneros o el ERP, eran
      jóvenes que trazaban en sus historias de vida
      experiencias de participación política basadas
      en las ideas revolucionarias del socialismo,
      donde la cuestión principal era transformar al mundo,
      y cuando ello parecía posible, pero para lograr aquel
      objetivo había que participar, porque en cuanto uno
      participaba hacía mas pronta la llegada de ese nuevo
      mundo, con su hombre
      nuevo.

      La Dictadura Cívico-Militar instaurada en 1976 cambió
      radicalmente ese panorama. Los jóvenes fueron el
      principal blanco de las fuerzas armadas, fueron perseguidos,
      secuestrados, torturados, desaparecidos, asesinados o
      exiliados. Su efecto perduró por muchos años
      después de haber concluido aquellos años de
      plomo.

      Sergio Balardini opina al respecto de este punto
      "… llevando adelante las políticas neoliberales
      sobre y desde los Estados, desde mediados de los años
      70, se actúa en tres espacios, por un lado en el
      espacio de lo social, desactivando, desorganizando, o sea,
      desactivando la
      organización, por lo que habrá una menor
      demanda popular sobre el Estado; se operará la
      transformación del propio Estado para que se libere de
      las respuestas a esas demandas acumuladas; y, en el
      ámbito de lo económico, la
      reorganización a partir de la revolución
      científico-tecnológica. Se actúa sobre
      lo social, se actúa sobre el Estado, se actúa
      sobre el sistema económico productivo. Una
      operación política completa.
      Transformación que da lugar a una sociedad diferente.
      Porque en la medida en que la construcción de
      subjetividad cambia radicalmente, también va a devenir
      otro tipo de sujetos, entre ellos los
      jóvenes".

      El campo de la acción política hoy se
      presenta menos nucleada por una confrontación
      ideológica en una sociedad de clases. La inquietud
      política de la mayoría de los jóvenes
      hoy se encuentra en otro ambiente
      de recepción. A esto se debe sumar la existencia de
      una fuerte crisis de representatividad y vaciamiento del
      sentido de las instituciones.

      Por muchos medios (especialmente desde el aparato
      escolar y desde los medios de comunicación de masas)
      se trata de "despolitizar" a los jóvenes, de
      conducirlos hacia otros caminos posibles, de desmovilizarlos,
      de aplacar su espíritu juvenil, y en otros casos, se
      los estigmatiza o criminaliza.

      Otro aspecto a considerar es la falta de incentivos a
      la participación y organización de los
      jóvenes dentro del sistema educativo. Tanto los
      funcionarios educativos como gran parte de los directivos y
      docentes
      no facilitan la apertura de espacios de participación
      estudiantil en las escuelas, negando de ese modo el
      cumplimiento de los derechos políticos que la
      Constitución Nacional les otorga como
      ciudadanos.

      En los últimos años, los
      jóvenes encontraron una vía de canalizar sus
      inquietudes "políticas" a través de distintas
      Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s), que van desde la defensa por los
      Derechos
      Humanos, el Medio
      Ambiente, el Voluntariado, etc.

      Por ejemplo, la cuestión ambiental ha
      alcanzado un lugar destacado en los debates sobre la
      construcción social del futuro de la comunidad
      humana, vinculando a las viejas y nuevas generaciones en una
      esfera de negociación de proyectos de
      sociedad y modos de participación
      política.

      Lo que parece atraer a los jóvenes, para la
      acción ecológica como nuevo tipo de militancia
      política es su centralidad en problemas
      concretos, en oposición al tradicional debate
      ideológico, visto por ellos como supuestamente
      estéril; la tracción por las causas
      planetarias, pasando por alto los conflictos locales; y la
      valorización de una dimensión
      ético-moral que
      perciben como ausente de las prácticas
      políticas tradicionales.

      Según Sergio Balardini, el problema
      radicaría en una "crisis de los agentes
      socializadores clásicos, de las instituciones
      tradicionales de participación. Hoy, los
      jóvenes se agrupan de un modo fuertemente informal,
      una buena proporción de los jóvenes que
      participan no lo hacen en estructuras tradicionales, lo hacen
      mucho mas por agenciarse a proyectos de gestión cultural o social
      próximos, un qué hacer de resultados, hagamos
      esto, juntémonos para hacer tal cosa, que puede
      devenir, o no, en alguna forma organizativa".

      Creo que es conveniente hacer una aclaración.
      La gran mayoría de los jóvenes que se organizan
      en torno, ya sea de una ONG o a un partido político,
      son jóvenes de clase media (o media baja, si es que
      existe esta clase), esto no quita que los jóvenes de
      clases populares se agrupen y organicen, de hecho es notorio
      que jóvenes de éstos sectores lo hacen en torno
      a los movimientos de desocupados, sobre todo en el Conurbano
      Bonaerense o en el interior del país.

      Pero qué pasa con aquellos jóvenes que
      no se organizan, no participan, no creen en la
      política y mucho menos en los políticos. Y
      aquí también cabría hacer una
      distinción de acuerdo a la condición social del
      joven. Posiblemente, un joven de clase media o alta no tenga
      interés en participar en ningún
      tipo de actividad política o social, dado que su vida
      pasa por otros ámbitos, como ser la universidad, el trabajo, la familia, los
      amigos, el club, etc.

      En cambio, para aquellos jóvenes "socialmente
      excluidos" que permanecen alejados de cualquier tipo de
      organización, alejados de sus familias, expulsados del
      sistema escolar, con la calle como único ambiente de
      socialización, se podría decir
      que éstos jóvenes simplemente son "invisibles".
      Y esta invisibilidad es causada por todos los sectores de la
      sociedad que día a día los margina, los
      excluye, ya ni siquiera las instituciones, sino las personas
      que son indiferentes ante esta "otra" realidad. Éstos
      jóvenes "socialmente invisibles" que no participan en
      la sociedad, son declarados "prescindibles" y muchas veces
      son perseguidos por las fuerzas de seguridad
      o institucionalizados, en otras ocasiones, son utilizados
      para el comercio
      de drogas, la
      prostitución, el robo o los secuestros, son
      víctimas del "gatillo fácil".

      Muchos políticos, retóricamente hablan
      de los jóvenes como "el futuro de nuestro
      país", pero sin embargo no discuten ni debaten cuando
      se pone en la agenda la reducción de la edad de
      imputabilidad penal de los jóvenes.

      Los jóvenes, hoy por hoy, no pueden ser el
      futuro de ningún país, en cuanto una parte
      significativa de ellos son pobres o indigentes y no tienen
      acceso a una educación digna o bien son
      desocupados.

      Muchas instituciones condenan a los jóvenes a
      una "muerte
      simbólica" y moral, en la medida en que matan su
      futuro, eliminando las chances de revalorización. Las
      instituciones públicas son cómplices de la
      criminalización de la pobreza en cuanto contribuyen a
      esta dinámica, lanzando a mucho jóvenes
      excluidos al "infierno" carcelario-punitivo.

    4. Los
      jóvenes y las instituciones

      Después de haber analizado los factores
      económicos, sociales, políticos y culturales
      por los que atraviesa la juventud argentina o podría
      decirse, los jóvenes argentinos, podemos afirmar que
      en esta sociedad argentina del siglo XXI no se puede tomar
      la categoría JUVENTUD como algo absolutamente definido
      por su edad o por compartir una misma franja etárea
      y/o generacional, como así tampoco los JÓVENES
      son una unidad indivisible, como una totalidad
      homogénea
      .

      Queda claro que los factores arriba mencionados son
      determinantes para afirmar que existe una crisis de la
      condición juvenil, ya que ésta, está
      asociada a que los procesos
      de integración a la vida adulta ya no transcurren por
      una autopista central que permitía el paso de la
      escuela al mundo del trabajo, como había ocurrido en
      gran parte del siglo XX. Cada vez más, en los sectores
      mas empobrecidos, el trabajo ha pasado a superponerse o
      incluso a desplazar a la actividad escolar en la temprana
      adolescencia. Asimismo, la cuestión juvenil se expresa
      en términos de crisis de identidad y responsabilidad
      ciudadana, destacándose en los jóvenes de hoy
      una cierta anomia hacia las instituciones, principalmente
      hacia la política.

      No todos los jóvenes tiene las mimas
      oportunidades, ni en el sistema productivo ni en el sistema
      educativo. Un ejemplo de esto puede ser que 5 de cada 10
      jóvenes pobres enfrentan el rezago escolar, contra 3
      de cada 10 en los sectores medios, y menos de 2 en los
      estratos más altos. Esto desde ya influirá en
      su inserción en el mercado laboral y en como este
      joven se socializará y construirá su
      identidad.

      Ante las desigualdades existentes, garantizar una
      educación básica que faculte a los
      jóvenes de sectores populares a una base sólida
      de conocimientos que les permita analizar y comprender el
      mundo de la naturaleza
      y de las cosas, como así también el mundo
      humano, social, político, cultural, estético y
      artístico se hace indispensable. De ésta
      manera, el joven se formaría como un sujeto
      autónomo y protagonista de ciudadanía activa, y
      no reducido a un "ciudadano productivo", explotado,
      obediente, despolitizado y que es determinado por el
      mercado.

      Lo que subyace es una falta de definición
      clara en torno a las políticas públicas
      nacionales en lo que a juventud se refiere, lo que provoca
      que los recursos existentes no se canalicen en acciones que
      contribuyan al desarrollo integral del joven. Es así
      como la pobreza estructural va de la mano del deterioro en el
      acceso a la educación, de la imposibilidad de acceder
      a un sistema preventivo de salud, de la inexistencia de un
      sistema de justicia que cuente con un régimen de
      debido proceso para este sector de la población, y a
      esto le podríamos sumar la explotación laboral
      que sufren miles de jóvenes ante leyes que favorecen
      al explotador.

      El desafío más complejo y, al mismo
      tiempo, urgente, es la definición de políticas
      públicas que garanticen el derecho digno de la vida a
      un contingente de jóvenes, especialmente de las clases
      populares, empujados a la mendicidad, al empleo precario, a
      la exclusión educativa, e incluso, a la
      prostitución, al tráfico de drogas o a
      actividades criminales.

      Una política pública de contenido
      básico y fundamental debe ser una política que
      busque articular ciencia,
      conocimiento, cultura y trabajo y no debe ser
      homogeneizadora, atomizadota y particularista. Las
      políticas públicas deben tener en cuenta las
      singularidades de los sujetos y sus particularidades
      históricas, mas debe desenvolver una gran
      universalidad histórica, construida en la diversidad,
      esto es, la unidad de lo diverso.

      Cualquier programa de
      juventud, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal es
      indispensable que ligue las dimensiones educativas, laborales
      y de desarrollo
      social del joven, y que lo incorpore en actividades
      comunitarias y éstas, deben poner especial
      énfasis en los segmentos más
      excluidos.

      También es muy importante la
      participación activa de los jóvenes en la
      discusión, implementación y ejecución de
      los programas.

      La participación debe traducirse en la
      insistencia del reconocimiento de que los jóvenes
      deben ejercer una función protagonista de todas las
      políticas de juventud, sean políticas
      públicas del Estado, o sean conducidas en el
      ámbito de la sociedad civil. En síntesis, cualquier política
      para juventud debe ser DE, PARA y CON los
      jóvenes.

      Lo que queda claro es que la privación, ya
      sea de medios de educación, de trabajo adecuado, de
      políticas públicas adecuadas, implica
      comprometer el futuro próximo de nuestro país
      profundizando aún mas el subdesarrollo y la desigualdad. Es por lo
      tanto fundamental construir hoy un país bajo nuevas
      bases económicas e institucionales de
      inclusión, participación e igualdad para las
      actuales y las nuevas generaciones de jóvenes. Es todo
      un desafío, pero vale la pena.

    5. Conclusión

      1. Alerta Salta, "Informe sobre la
        situación de los DD.HH. en Argentina", 2004, Informe
        preparado para presentar en la Tercera Consulta
        Latinoamericana sobre Defensores/as de DD.HH.
      2. Balardini, S., "De los jóvenes, la
        Juventud y las políticas de juventud", paper de la
        Conferencia
        pronunciada en el Seminario
        "Políticas locales de juventud", Chile,
        1999.
      3. Braslavsky, C., "La juventud argentina.
        Informe de situación", 1989, CEAL.
      4. Colectivo de Derechos de Infancia y
        Adolescencia
        , "Informe de ONG´s argentinas sobre
        la aplicación de la Convención sobre los
        Derechos del
        Niño", 2002
      5. Declaración del Congreso de SUTEBA,
        23 febrero de 20005, www.suteba.org.ar
      6. Elbaum, J., "Qué es ser joven",
        2003, Mimeo
      7. Filmus, D. y Miranda, A., "América Latina y Argentina en los 90:
        mas educación, menos trabajo = mas desigualdad" en
        D.Filmus (comp.) "Los 90: política, sociedad y
        cultura en América Latina y Argentina de fin de
        siglo", 1999, Eudeba
      8. Freire Costa, J., "Perspectivas de la
        Juventud en la sociedad de mercado" en "Juventud y
        Sociedad", 2003, Fundación Perseu Abramo
      9. Freud, S., "Tres ensayos
        sobre sexualidad"
      10. Frigotto, G., "Juventud, Trabajo y
        Educación en Brasil:
        desafíos y perspectivas" en "Juventud y Sociedad",
        2003, Fundación Perseu Abramo
      11. Hobsbawm, E., "Las incertidumbres de la
        Burguesía" en "La Edad del Imperio (1875-1914)",
        2000, Crítica / Grijalbo
      12. Jacinto, C., "Transición Laboral de
        los jóvenes, políticas públicas y
        estrategia de los actores", 1996, CONICET
      13. Margulis, M. y Urresti, M., "La
        juventud es más que una palabra", 2000,
        Biblos
      14. Miranda, A. y Salvia, A.,
        "
        Transformación de las condiciones de vida de
        los jóvenes en los 90", en Lindemboin J. (comp.)
        "Crisis y metamorfosis del mercado de trabajo" (2°
        parte), 2000, CEPED, FCS
      15. Piaget, J., "Seis Estudios de Psicología", 1994, Seix
        Barral

         

      16. Salvia, A. y Tuñón, I., "Los
        jóvenes trabajadores frente a la educación,
        el desempleo y el deterioro social en la Argentina", 2003,
        Fundación F. Ebert
    6. Bibliografía
      consultada

    Realizado por:

    Gustavo Racovschik*

    *Estudiante de la Lic. en Ciencias de la
    Educación,

    Universidad Nacional de Luján

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