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Partidos de izquierda



Partes: 1, 2, 3

    1. Antecedentes
    2. Izquierda
      Unida
    3. Principales
      Partidos de Izquierda para las elecciones
      2006
    4. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    1.- Justificación:

    En plena efervescencia política es que se
    realiza este trabajo
    justificándolo por las siguientes razones:

    Como es de notar ya sea por la radio,
    televisión o prensa escrita
    estamos viviendo las "fiestas electorales", que a diferencia de
    elecciones anteriores, estas se presentan con una
    ebullición de partidos y movimientos políticos
    (que son más de 25) que deben ser evaluados a luz de un
    análisis objetivo y
    realista principalmente los partidos izquierdistas que son la
    monta de este trabajo monográfico.

    Los Partidos Izquierdistas no actúan en estas
    elecciones como un solo frente si no que se encuentran
    divididos en varios frentes, peculiaridad que se ha presentado
    en elecciones anteriores; razón por la que hemos
    dirigido nuestra mirada sobre estos, para así describir
    e intentan explicar este fenómeno.

    Los Partidos Izquierdistas por razones obvias,
    entendemos que abogan por los derechos de las clases
    populares frente a las otras clases, principalmente la clase alta
    en Sociología constituye el sector A; lo que
    vendría a ser una buena opción para lograra una
    Justicia
    Social y que nosotros como ciudadanos y mucho más como
    estudiante universitarios debemos saber la situación
    actual de estos partidos así como sus propuestas, para
    emitir un voto conciente por el que logremos el desarrollo
    de nuestra patria.

    2.- Marco
    Teórico:

    El desarrollo de este trabajo no hemos podido contar
    con una abundante bibliografía, ni con una
    opinión crítica objetiva y doctrinaria de
    autores, puesto que se trata de una evaluación histórica
    contemporánea de la dinámica de estos partidos, de esta
    manera los investigadores han estado mas
    bien en contacto con las fuentes
    directas para lograr este estudio, sin embargo esto no quiere
    decir que no se haya consultado bibliografía en
    razón de este punto, se ha tomado como base a los
    siguientes libros:

    El asedio a la política "Los partidos
    políticos latinoamericanos en la era Neoliberal"
    Autor Marcelo Cavarozzi"
    en donde se describe la
    dinámica de los partidos políticos en
    Sudamérica, y la influencia de estos en la idiosincrasia
    social.

    "Izquierda y el Partido Comunista" Autor:
    Guillermo Herrera Montesinos. Libro en el
    cual el autor, hace un recuento de los acontecimientos
    políticos de los partidos izquierdistas en el
    Perú teniendo vital incidencia en la narración de
    la izquierdo unificada.

    "Crisis de
    las Izquierda en América
    Latina"
    Autor: José Rodríguez Elizorido .
    Obra que analiza la represión de los gobiernos de turno
    sobre las manifestaciones políticas de la izquierda en el
    Perú.

    3.- Factores:

    3.1. Factores Negativos: En este punto nos
    estamos refiriendo aquellos óbices que no han permitido
    realizar un trabajo más complejo y pormenorizado
    como:

    • Que como expusiéramos en el marco
      teórico no hemos contado con una vasta
      bibliografía.
    • Lo limitado del tiempo
      para recabar información.
    • La polarización y suspicacia partidaria para
      brindar una información objetiva, por el mismo hecho
      de la lucha electoral que se está
      viviendo.
    • La existencia de otros cursos que no dan la
      oportunidad para abocarse de lleno a la investigación del tema.

    3.2 Factores positivos: Son los
    siguientes:

    • Las recomendaciones dadas por algunos de nuestros
      docentes.
    • El empeño y la
      motivación alimentados por el interés de conocer el tema.
    • El haber contado con portales electrónicos
      de la ONPE y de éstos partidos, sobre la
      dinámica de las agrupaciones electorales.

    4. Métodos de
    investigación:

    4.1. Método
    lógico-histórico:
    Por este método
    todos los fenómenos del mundo material tienen existencia
    real y concreta, poseen su propia historia, están
    expuestos o sujetos a su particular devenir histórica,
    por lo que ha sido adecuado para obtener evaluación
    histórica que ha dado lugar al panorama
    contemporáneo de los partidos izquierdistas;
    método éste que ha sido utilizado con bastante
    incidencia en el Capítulo I.

    4.2. Análisis Síntesis: Procedimiento por el cual
    para entender o comprender un problema, que en este caso es la
    realidad electoral de los Partidos Izquierdistas, de la manera
    más acertada, el investigador tendrá que hacer un
    análisis del objeto de estudio descomponiéndolo
    para luego realizar las conclusiones de su investigación
    que viene a ser la síntesis. En el trabajo
    que se expone se ha procedido de la misma manera ya que hecho
    el estudio correspondiente de acuerdo a los objetivos
    planteados se llega a una síntesis por medio de las
    conclusiones generales y particulares.

    5. Técnicas:

    5.1. Observación: Aunque se les considera
    que tiene un carácter dual, es decir que actúa
    como método ha permitido a los investigadores entrar en
    contacto con el objeto cognoscente aspecto que se mantiene
    constante, indistintamente a que la observación
    actúe como método o técnica. Pero en el
    presente trabajo la hemos utilizado como técnica debido
    a que se adecua de acuerdo al tema investigado.

    5.2. Fichaje: Debido a su flexibilidad y
    maniobrabilidad para manejar los datos
    obtenidos, ha sido muy útil permitiendo una mecánica fluida sobre la
    información del tema.

    5.3. Subrayado: Es imprescindible, ya que ha
    servido de ayuda para culminar la formación de conceptos
    e ideas.

    6. Objetivos:

    6.1. Objetivo general:

    Obtener una visión de los partidos
    izquierdistas teniendo en cuenta su origen y devenir
    histórico.

    6.2. Objetivos particulares: Para el logro del
    objetivo general nos planteamos los siguientes objetivos
    específicos:

    Conocer la formación y desarrollo del movimiento
    izquierdista en el Perú.

    Conocer el breve proceso de
    consolidación de la Izquierda en el
    Perú.

    Determinar los Partidos Izquierdistas para las
    presentes elecciones.

    CAPITULO I

    ANTECEDENTES

    1.- Historia de los Partidos de
    Izquierda

    Historia de la izquierda en el Perú se remonta
    a inicios del siglo XX, cuando se plantearon distintas luchas
    en torno a las
    reivindicaciones obreras, la descentralización, la cuestión
    indígena, la ampliación del voto y la reforma
    universitaria. En este esquema se inscribe la fundación
    del APRA en 1924 y la fundación del Partido Socialista
    por José Carlos Mariátegui; el cual, luego de
    la muerte de
    su fundador, adopta en 1931 el nombre de Partido Comunista
    Peruano (PCP) y se adhiere al campo de influencia de la
    Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
    (URSS). En adelante el PCP tuvo una existencia más bien
    marginal en el proceso político peruano, aunque con una
    influencia importante en el movimiento obrero. Entre 1930 y
    1950 las posiciones y reclamos populares fueron más bien
    liderados por el APRA, que llegó a encabezar la
    insurrección de Trujillo de 1932, brutalmente reprimida
    por el régimen de Sánchez Cerro, y que mantuvo
    una posición de izquierda durante décadas de
    persecución y clandestinidad, salvo por el breve
    período del Presidente José Luis Bustamante y
    Rivero (1945-1948). Luego, al desplazarse el APRA hacia
    posiciones de centro, se abrió el espacio para una
    presencia más activa de la izquierda de
    inspiración marxista. Durante el régimen de
    Odría, ésta acrecentó su influencia en
    ámbitos sindicales de diversas ramas productivas y
    servicios, y
    en las universidades, donde disputó el liderazgo al
    Partido Aprista1.

    En 1962, grupos de
    militantes del PCP y del APRA se separan de dichos partidos y
    fundan disidencias inspiradas por el ejemplo de la Revolución Cubana (1959). Algunos de los
    seguidores de Fidel Castro
    y el Che Guevara,
    viajaron a Cuba a
    iniciar un período de entrenamiento y
    preparación con miras a organizar movimientos
    guerrilleros en el Perú. La primera experiencia de este
    tipo fue llevada a cabo por militantes del Ejército de
    Liberación Nacional, que fueron prontamente derrotados
    (1962).

    2. Perspectiva Política de Mariategui y la
    acción
    de los Movimientos Sociales

    El Pensamiento
    de Mariátegui, es la expresión política de
    la clase obrera peruana, se forjó y desarrolló en
    la lucha de clases y no al margen de ella; así, para
    comprenderlo debe ligársele necesariamente a las luchas
    internacionales y de nuestro país.

    Mariátegui vivió en la época del
    imperialismo, según sus palabras, en el
    período del "capitalismo
    de los monopolios, del capital
    financiero, de las guerras
    imperialistas por el acaparamiento de los mercados y
    de las fuentes de materias primas". Vivió, pues, y
    combatió cuando el capitalismo agoniza y la lucha de
    clases capacita al proletariado para el asalto del poder a
    través de la violencia
    revolucionaria.

    Mariátegui fue un combatiente de la clase
    obrera, y siguió y analizó la lucha de clases
    mundial como contexto indispensable para comprender la revolución en nuestra patria; su certera
    visión está en las siguientes palabras: "La lucha
    de clases llena el primer plano de la crisis mundial"; "los
    acontecimientos dominantes del último cuarto de siglo
    han rebasado todos los límites.
    Su escenario ha estado en los cinco continentes"; "La dictadura
    del proletariado, por ende no es una dictadura de partido sino
    una dictadura de clase, una dictadura de la clase trabajadora";
    "el marxismo-leninismo es el método
    revolucionario de la etapa del imperialismo".

    La lucha de la clase obrera determinó la
    fundación de su Partido, también por obra y
    acción de Mariátegui; así el proletariado
    peruano conformó un partido político
    independiente y teniendo como meta la "emancipación
    económica de la clase obrera" inicia una nueva etapa en
    el país, la de la revolución democrático
    nacional dirigida por el proletariado a través de su
    Partido.

    La vida de Mariátegui tiene un claro y preciso
    derrotero de hombre de
    nuevo tipo, de "pensante y operante", de una vida que
    maduró más que cambió, como él
    mismo decía, de "una declarada y enérgica
    ambición: la de concurrir a la creación del
    socialismo
    peruano".

    En sus 35 años de existencia, en 1918 "nauseado
    de política criolla me orienté, dice,
    resueltamente hacia el socialismo" combatiendo por la clase
    obrera; y, vuelto de Europa
    donde, al contrario de muchos, se sintió e hizo
    más peruano, trabajó denodadamente
    propagandizando el marxismo-leninismo, organizando a las masas,
    obreras y campesinas especialmente y remató su obra
    fundando el Partido Comunista.

    José Carlos Mariátegui fue un gran
    protagonista del proletariado peruano que en la teoría y en la práctica, con la
    palabra y la acción creció y se desarrolló
    en el fragor de la lucha de clases, principalmente de nuestra
    patria; un militante del proletariado que adherido firmemente
    al marxismo y fundiéndolo con las condiciones concretas
    de nuestro proceso revolucionario devino en remate y
    síntesis de la lucha de la clase obrera peruana, en
    expresión política del proletariado en nuestra
    patria, en sistematizado de más de 30 años de la
    lucha de clases de nuestra clase obrera y de nuestro
    pueblo.

    En pocas palabras Mariátegui es producto de
    la lucha de clases, principalmente de la librada por el
    proletariado del cual es su más alta expresión
    política.

    3. La izquierda en los años
    60

    Con el fin del Ochenio y la apertura política
    iniciada por el gobierno civil
    de Manuel Prado y luego de Fernando Belaunde (1963 -1968), el
    PCP se incorporó paulatinamente en la legalidad.
    No obstante, situaciones como la Guerra
    Fría, la crisis del comunismo -que
    marcó el surgimiento de China
    comunista como alternativa radical a una moderada URSS-y
    especialmente el triunfo de la revolución cubana,
    promoviendo dentro del PCP una serie de procesos
    diferenciadores que culminaron en rupturas al interior del
    partido.

    Así, en 1964 se produjo el cisma del PCP,
    promoviéndose la emergencia de una importante corriente
    pro-china o maoísta, la que se expandió
    paulatinamente a través de otras muchas organizaciones
    nacidas sucesivamente de nuevos fraccionamientos. Ese
    año los maoístas formaron el Partido Comunista
    del Perú -Bandera Roja2,
    luego en 1969 surgirá de esta organización el Partido Comunista del
    Perú -Patria Roja3,
    y al año siguiente se escindirá de éste el
    Partido Comunista del Perú – "Por el luminoso
    sendero de José Carlos Mariátegui"4,
    conocido mucho tiempo después como Sendero
    Luminoso.

    3.1. La nueva izquierda

    Además de la vertiente maoísta, se
    encontraba la otra vertiente llamada la "nueva izquierda";
    caracterizada por su heterodoxia ideológica (que reclama
    autonomía respecto a los "dos faros de la
    revolución mundial": China y la URSS), el énfasis
    nacionalista de sus programas
    revolucionarios -con un dogmatismo menos aparente y más
    cercanos al discurso
    antiimperialista en boga5-,
    y su predisposición exclusiva a promover una guerra
    revolucionaria al margen de las luchas sociales y
    políticas.

    Los partidos más representativos de la nueva
    izquierda fueron el MIR y Vanguardia
    Revolucionaria (VR); éste último fundado en 1965,
    a partir de la reunión de intelectuales y políticos profesionales
    provenientes del PCP6,
    de Acción Popular y del trotskismo. En 1965,
    surgió también la más importante
    experiencia guerrillera peruana de esa década,
    organizada por el MIR, bajo el liderazgo de Luis De la Puente
    Uceda. Su acción fue la que más impacto
    alcanzó en la escena política nacional,
    precipitando la intervención del ejército y la
    aplicación, por vez primera, de las tácticas
    contrainsurgentes importadas de los Estados Unidos
    para enfrentar a las guerrillas en América Latina.

    Los focos guerrilleros de 1965 fueron
    rápidamente derrotados y eliminados por las fuerzas del
    orden, pero ello no significó la desaparición del
    MIR, el que pasó a una etapa de dispersión y
    reducción de sus acciones al
    campo del proselitismo, especialmente en las universidades
    nacionales. VR apoyó las acciones del MIR en las
    ciudades, aunque sin comprometerse en una guerra que desbandara
    a su naciente militancia.

    3.2. La expansión de la
    Izquierda

    Como efecto de la modernización capitalista de
    los años 50 y 60 del siglo pasado, se produjo un
    incremento de la población urbana y el deterioro de la
    sociedad
    rural, así como una expansión de la oferta
    educativa, especialmente universitaria. Y, fueron las
    universidades y en particular las estatales, las que a fines de
    los sesenta, se convierten en los espacios privilegiados para
    la captación de militantes y simpatizantes, al interior
    de una pauta de copamiento que había sido utilizada
    antes por el APRA.

    Del mismo modo, las limitaciones para la participación política en periodos
    de dictadura y las restricciones legales durante los gobiernos
    civiles, contribuyeron en mucho a que las universidades
    funcionaran como espacios de socialización política y
    adoctrinamiento, siendo la principal escuela de
    politización de los jóvenes. Allí, las
    organizaciones y partidos políticos mediaron como
    mecanismos de formación y capacitación política durante
    muchos años.

    A la vez, la izquierda experimentó una
    creciente expansión y presencia en sectores laborales y
    sociales. Así, el PCP -Unidad mantuvo una decisiva
    influencia en la Confederación General de Trabajadores
    del Perú (CGTP), la mayor asociación de gremios
    laborales del país. Por su parte, el maoísmo del
    PC del P -Patria Roja -que tuvo sus orígenes en franjas
    provincianas y universitarias del viejo PCP, con marcada
    presencia de maestros y estudiantes de universidades
    públicas, y con una relativa influencia en el
    campesinado que irá menguando con los años-,
    tiene un claro liderazgo entre los sindicatos
    magisteriales. En tanto, VR atrajo importantes contingentes de
    jóvenes provenientes de universidades privadas de la
    clase media urbana, a la vez que competía por el
    liderazgo en gremios de pescadores, de empleados y de la
    industria.
    Más adelante, también consiguió una
    influencia importante y característica en las
    organizaciones gremiales campesinas.

    Sin embargo, la represión de las fuerzas del
    orden terminó por ahuyentar tanto a la militancia de VR
    como a la de casi toda la izquierda, al menos hasta 1967,
    cuando las elecciones para renovar un representante al congreso
    por el departamento de Lima, movilizó a la izquierda
    alrededor de la candidatura de Carlos Malpica Silva
    Santisteban, en la que fue una promisoria experiencia electoral
    de los nuevos contingentes izquierdistas, frustrada poco
    después por el golpe militar del General Juan Velasco
    Alvarado, el 8 de Octubre de 1968.

    Con el golpe militar, se instauró el Gobierno
    Revolucionario de las Fuerzas Armadas, que propició la
    ejecución de reformas de corte socialista. Estos hechos
    promovieron en algunos sectores de la izquierda, la paulatina
    ruptura con las consignas de reiniciar la lucha armada en el
    corto plazo. Tal fue el caso de VR, grupo que se
    había estado preparando para una eventual lucha
    guerrillera cuando, en 1971, desarmado ideológicamente
    por el reformismo militar velasquista, se precipitó en
    una serie de fricciones y cismas que resolvieron también
    el conflicto de
    liderazgos irreconciliables entre sus fundadores.

    Como telón de fondo, algunos líderes de
    VR plantearán la revisión de algunos supuestos
    ideológicos, al percibir que la supuesta "conciencia
    de clase" era inexistente o débil en los trabajadores
    movilizados. Por lo que, veían la necesidad de
    encumbrarse en el movimiento obrero y campesino
    para desplegar con efectividad su politización y
    formación ideológica.

    De otro lado, los cuadros más jóvenes -y
    generalmente universitarios-tendían a generar las
    diversas escisiones que caracterizaron la trayectoria de las
    organizaciones de la izquierda. Los nuevos integrantes del PCP
    -Unidad, por ejemplo, presionaron por vías más
    abiertas al liderazgo y al protagonismo. Frente a ello, las
    limitaciones internas de organizaciones políticas
    ideadas en un clima
    conspirativo, férreamente jerarquizadas y excluyentes,
    donde los mecanismos de promoción de la militancia estaban
    cooptados por los líderes más veteranos;
    contribuyeron y precipitaron el desarrollo de
    fracciones.

    Agobiados por la capacidad de organización y
    movilización del gobierno militar, mediante el Sistema
    Nacional de Movilización Social -SINAMOS, compelidos a
    emular el discurso socialista del régimen y retados por
    un activo movimiento social, los grupos de izquierda debieron
    procesar prontamente sus afinidades y diferencias con los
    cambios percibidos, y buscar formas de adaptarse a los procesos
    abiertos por los nuevos movimientos sociales de la ciudad y el
    campo.

    3.3. Los maoístas

    El cisma pro-chino de 1964 ofreció inicialmente
    un discurso alternativo y radical frente al plasmado por el
    viejo PCP. El maoísmo promovió un distanciamiento
    de la esfera de influencia soviética, a la vez que
    denunciaba su estrategia
    internacional de negociación y distensión frente a
    la amenaza de una guerra nuclear. Así, los
    maoístas tomaron distancia del PCP, que remontaba un
    camino de inclusión y participación en el
    sistema
    político, conduciendo las luchas gremiales hacia la
    negociación y la contención de su
    radicalidad7,
    en particular, durante el "apoyo crítico" brindado al
    Gobierno del General Velasco Alvarado (1968-1975).

    En tanto, los maoístas continuaron y
    defendieron su ideología durante años, salvando
    con el radicalismo verbal y sus estrategias
    políticas, el reto y la atracción de las
    sucesivas experiencias de lucha armada en las dos
    décadas siguientes. Así, cuando en 1965 aparecen
    las guerrillas del MIR, el primer partido maoísta en el
    Perú -el PCP Bandera Roja-, reaccionó proponiendo
    su propia versión de la estrategia revolucionaria y
    tomando distancia frente al encantamiento
    guerrillero8.

    Sin embargo, pese a la consigna: 'el poder nace del
    fusil', ésta no pasó de ser un recurso
    retórico puesto que, como recuerda Rolando Breña,
    un dirigente del PCP– Patria Roja de aquellos
    años, no existía una organización ni una
    estrategia manifiesta para emprender en lo inmediato una lucha
    armada en el país9.
    La distancia entre las palabras y los hechos no dejó de
    ser advertida por los jóvenes cuadros y militantes
    maoístas, quienes iniciaron una furibunda campaña
    contra sus dirigentes principales.

    La percepción de estas maniobras
    discursivas, las limitaciones políticas e
    ideológicas de los dirigentes y, la instauración
    en 1968 de un régimen militar reformista;
    alimentó un nuevo proceso de rupturas en el
    novísimo maoísmo peruano10.

    Entre los grupos maoístas el impacto de las
    reformas velasquistas también generó fricciones
    internas. Separada del PCP-Bandera Roja11
    y escindida la facción de Abimael Guzmán
    (PCP-SL), la dirigencia del PCP-Patria Roja optó por una
    vía de expansión e influencia entre los gremios
    mineros y magisteriales; en estos últimos su ascendencia
    tuvo además una línea de continuidad con el
    espacio universitario, especialmente en las facultades de
    educación que fueron, por muchos
    años, las de mayor crecimiento con la expansión
    de la
    educación en todo el país.

    De otro lado, una característica que fue
    señalada en sus documentos
    internos -y que fue común en varias de estas
    agrupaciones-, fue la composición "pequeño
    burguesa" del partido, destacando la escasa militancia de
    obreros y campesinos. Este aspecto fue un reto permanente al
    buscar constituirse en representantes del proletariado urbano y
    rural, sea a través de la conquista de las direcciones
    gremiales y sindicales, o participando decisivamente en las
    luchas de estas organizaciones sociales. En este terreno los
    partidos y organizaciones maoístas y de la "nueva
    izquierda" compitieron arduamente por establecer un excluyente
    liderazgo a lo largo de la década de 1970, propugnando
    por un discurso cada cual más condenatorio del gobierno
    militar.

    El desenlace del conflicto de liderazgos y
    línea política que atravesó a la izquierda
    -y que se relaciona con una tensa competencia
    generacional-, implicó la apelación a cierto
    grado de fundamentalismo ideológico para desconocer al
    rival político y legitimar, de otro lado, las propias
    opciones ante los seguidores. En el caso de VR las rupturas
    dieron lugar a la creación de un partido trotskista y de
    otro VR "político-militar", fragmentación que dio
    cuenta de su fragilidad orgánica y de su permanente
    inestabilidad.

    El resquebrajamiento de VR no fue el único
    entre los grupos de la izquierda "ultra"; además de los
    fraccionamientos del conjunto maoísta, se partió
    el trotskista Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR) entre
    Hugo Blanco y Raúl Castro Vera; del PCP-Unidad
    salió el Partido Comunista -Estrella Roja, y del MIR se
    escindió en 1971 un núcleo de dirigentes y
    militantes que habían seguido una trayectoria
    común desde organizaciones católicas
    juveniles12.

    En tanto, un sector de la juventud de
    la Democracia
    Cristiana migró hacia territorios ideológicos
    más radicales, lo que permitió que se alineara
    con el reformismo militar velasquista, para más tarde
    tomar distancia y fundar el Partido Socialista Revolucionario
    (1976)13.
    En 1978, en el contexto de la convocatoria y realización
    de la Asamblea Constituyente, este partido promovió la
    vía legal, lo que le significó la ruptura de su
    ala más radical y pro lucha armada, la misma que
    fundó el PSR Marxista Leninista (PSR ML)14.

    Mientras tanto, en el competitivo contexto de luchas
    por controlar dirigencias, sustituir liderazgos y presentarse a
    la vez más revolucionarios que los otros, la lucha
    armada como finalidad del trabajo revolucionario
    continuó siendo una apelación permanente, y
    aunque en los hechos fue eventualmente postergada -pero no
    abandonada-; en su lugar continuó, como testimonio
    obligado de los mismos orígenes ideológicos, las
    llamadas comisiones técnicas o militares, grupos de
    choque y seguridad,
    con las que contaban las organizaciones de
    izquierda.

    A fines de la década, el horizonte
    ideológico, compartido por los principales partidos de
    la izquierda, estuvo conformado por el marxismo leninismo y el
    maoísmo. Como apunta Gonzales: "el marxismo –
    leninismo se constituyó en un cuerpo teórico que
    tenía un fin determinado y explícito: cómo
    llevar a cabo la revolución de acuerdo a los procesos
    peculiares del país, pero siendo a la vez un
    eslabón más dentro del proceso revolucionario
    mundial" (1999: 79). A ello, se sumó el maoísmo,
    como refiere Hinojosa:

    […] el maoísmo o, para algunos
    más específicos, el 'pensamiento Mao Tse Tung',
    fue la corriente más amplia de la izquierda radical. En
    líneas generales, quienes se consideraban seguidores de
    Mao compartían una similar caracterización de la
    sociedad peruana (semifeudal) y del gobierno militar
    velasquista (fascista o fascistizante), una gran desconfianza
    en la Unión Soviética (el socialimperialismo) y,
    por último, una enorme esperanza en la vía china
    (la guerra popular prolongada del campo a la ciudad) como
    modelo de
    revolución para el Perú. (1998:
    78).

    3.4. Otras influencias

    Otros procesos que influyeron en la identidad
    izquierdista fueron la Revolución Cultural China y el
    catolicismo de la Teología de la Liberación. La
    Revolución Cultural China -rápidamente
    mediatizada y reproducida por los movimientos estudiantiles de
    Europa-dejó su impronta en las tácticas de
    inserción en los sectores populares, la
    presentación pública y en la adopción
    de una jerga populista que arraigaron rápidamente en los
    contingentes izquierdistas locales. También
    actualizó y promovió la idea de que los objetivos
    revolucionarios, y la vía al comunismo, podían y
    debían depurarse de sus "lastres capitalistas y
    burgueses" a través de la inclusión en "el seno
    de las masas".

    Hubo más de una interpretación de lo que ocurría
    en China y en cierto sentido, hubo más de un
    maoísmo en el Perú. De una parte el
    maoísmo se extendió rápidamente gracias a
    la eficaz campaña propagandística china y sus
    altavoces intelectuales europeos (Ranque, 1992, p.
    73)15,
    especialmente después de los movimientos estudiantiles
    de París, en 1968.

    La experiencia europea, motivó a que los
    estudiantes peruanos -escapando del rígido ejercicio de
    dogmatismo que suponía el maoísmo chino-,
    buscaran emular mucho del discurso vanguardista y las maneras
    de incorporarse en las luchas sociales. Así, los
    militantes de la nueva izquierda constituidos en número
    significativo por jóvenes que provenían de las
    clases medias urbanas, promovidos socialmente por su
    formación escolar o universitaria, dominaron con sus
    características sociales la imagen
    pública de esas organizaciones, haciendo distancia con
    las otras agrupaciones maoístas nacidas en los
    años sesenta, aferradas a las universidades
    públicas, con un universo social
    de origen provinciano e ideológicamente más
    dogmáticos. Es decir, que aunque el maoísmo
    influyó ampliamente en la izquierda, no promovió
    un discurso homogéneo y menos una identidad única
    entre las distintas agrupaciones izquierdistas.

    Otra influencia importante fue la que provino del
    desarrollo de un pensamiento católico radical y la
    promoción de un cristianismo
    que privilegiaba la participación de los pobres en la
    construcción de una sociedad más
    justa e igualitaria. Esta corriente permitió que el
    encuentro del radicalismo de muchos militantes católicos
    en una efervescente escena social, con los grupos marxistas
    -sobre todo con los de la nueva izquierda-, fuese
    fructífero en generar consensos y sentidos comunes
    acerca de los fines y los métodos
    revolucionarios.

    Al acercarse el final del Gobierno del general Juan
    Velasco en 1975, casi todas las organizaciones de izquierda se
    encontraban alineadas con la lucha armada como postura
    discursiva, sea por interés proselitista y vanguardista,
    o por expresar abiertamente la voluntad de hacer una nueva
    experiencia guerrillera en el Perú. Más
    allá de eso, era muy poco probable que existiera, en
    efecto, una insurgencia en ciernes en la izquierda; entonces,
    empeñada y presionada en consolidar posiciones en un
    espacio privilegiado para sus discursos
    contra el Estado:
    el de las luchas gremiales y sindicales.

    4. La formación de la izquierda
    legal

    A fines de la década de los setenta, la Junta
    Militar de Gobierno, en la persona del
    General Francisco Morales Bermúdez16,
    enfrentó una situación extremadamente compleja:
    una aguda crisis económica y una intensa
    movilización social protagonizada por un variado
    conjunto de organizaciones gremiales, sindicales, obreras,
    campesinas y regionales. Las diversas agrupaciones de la
    izquierda tomaron parte en aquella movilización a
    través del rol de agitadores y organizadores. Fue en esa
    arena de acción política donde la izquierda
    alcanzó su influencia más significativa en la
    transición a la democracia entre 1978 y 1980.

    Los sucesivos paros nacionales y movilizaciones de los
    frentes regionales entre 1977 y 1979, así como la
    persistencia de las huelgas de profesores y organizaciones
    sindicales, contribuyeron a fortalecer el protagonismo
    izquierdista. Sin embargo, la izquierda confundió las
    protestas de los movimientos populares -referidas
    principalmente a demandas de tipo salarial, sindical y de
    cambio de la
    política
    económica del gobierno-, tomándolas como
    aspiraciones revolucionarias que trastocarían el orden
    social vigente. Esta situación límite fue
    enfrentada resueltamente por los militares, dando como salida
    política la transferencia del poder a los civiles en
    1980, tras doce años de gobierno (1968 –
    1980).

    El traslado del "poder a la civilidad"
    contempló dos etapas. La primera, la elección de
    una Asamblea Constituyente, que redactaría una nueva
    Constitución; y la segunda, la
    convocatoria a elecciones generales. Esta inédita
    situación política tomó por sorpresa al
    conjunto de partidos y organizaciones de izquierda. Cada uno de
    los cuales se vio obligado a definir una postura y actuar en
    consecuencia en el nuevo escenario político.

    4.1. Transición a la democracia

    La apertura política iniciada tras el anuncio
    del retiro de los militares del gobierno, estimuló dos
    posturas en la izquierda. La más radical supuso que la
    crisis del régimen militar correspondía al avance
    de las luchas populares y a la inmanejable crisis
    económica, de ello dedujeron que se abriría una
    "situación revolucionaria", la que debía ser
    alimentada a través de la agitación y la propaganda
    en todos los escenarios posibles. Incluso, se avizoró
    una "tercera fase" del gobierno militar, cruento y mucho
    más represivo, al estilo de los gobiernos militares de
    Chile, Argentina y Uruguay. En
    el otro extremo se hallaba una posición más
    moderada, que intentó emplear la Asamblea Constituyente
    para consolidar en la legalidad las reformas velasquistas y
    otras reivindicaciones y formas de organización
    popular.

    Para la revista
    Marka, principal órgano de prensa de la izquierda, ambas
    posiciones compartían un mismo significado del proceso:
    "la Asamblea Constituyente es un organismo
    antidemocrático y 'parametrado' por su origen, y
    reaccionario por su composición mayoritaria y
    pertenencia al estado burgués. Nada favorable al pueblo,
    pues, puede esperarse de semejante engendro
    antipopular"17.
    Sin embargo, la casi totalidad de las organizaciones y partidos
    de izquierda optó por participar en las elecciones
    presionadas por "las masas" de los movimientos sociales.
    Así lo hicieron pretextando utilizar la Asamblea
    Constituyente como tribuna de agitación y propaganda de
    sus postulados revolucionarios. En un comunicado firmado por el
    MIR Voz Rebelde, MIR IV Etapa, VR y el PCR Clase Obrera, estas
    organizaciones precisaron su comportamiento en el nuevo escenario
    político de la siguiente manera:

    En la actual coyuntura debemos: -Denunciar el
    carácter gran burgués de la Constituyente,
    -Denunciar el carácter antidemocrático de las
    elecciones, -Disputar a la reacción y al reformismo la
    dirección del ascenso popular
    también en el terreno electoral, desechando las
    ilusiones liberal constitucionalistas, combatiendo las
    posiciones revisionistas18
    que pregonan el tránsito pacífico al
    socialismo y superando el sectarismo dogmático
    abstencionista19,
    -Utilizar las condiciones creadas por la coyuntura electoral
    para impulsar las tareas de agitación, propaganda y
    apoyo a la lucha clasista de masas. (MIR et. al. 1977:
    1).

    La decisión de participar en las elecciones a
    la Asamblea Constituyente de 1978 fue motivo para nuevas
    rupturas y agrupamientos electorales en la
    izquierda20.
    En el caso de VR -para entonces una de las más
    connotadas organizaciones de la nueva izquierda-, los
    dirigentes que habían destacado en la agitación
    campesina, especialmente durante las tomas de tierras de
    Andahuaylas en 1974, habían optado por romper y formar
    una nueva fracción: VR -Proletario Comunista (VR
    -PC).

    En enero de 1978, se fundó la Unidad
    Democrático Popular (UDP) de la reunión de VR, el
    MIR, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) -Trinchera Roja,
    el PCR Clase Obrera y otros 14 pequeños grupos (Letts
    1981: 87-90)21.
    La UDP convocó a los representantes más
    significativos de la nueva izquierda, siendo su presidente el
    abogado Alfonso Barrantes. La UDP contaba con influencia en la
    Confederación Campesina del Perú, en gremios
    obreros y mineros, además de una destacable presencia en
    las organizaciones populares de los barrios y barriadas de las
    ciudades.

    Otro frente político electoral creado
    expresamente para participar en las elecciones fue el Frente
    Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCEP), integrado por
    el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), el Partido
    Obrero Marxista Revolucionario (POMR), el Frente de Izquierda
    Revolucionaria – Partido Obrero Campesino (FIR -POC), el
    PCP-Bandera Roja y el Movimiento Comunal del Centro (MCC).
    Dicho frente tuvo influencia sobre todo en algunos sindicatos
    mineros de Pasco y en gremios campesinos del departamento de
    Junín. En tanto, el PCP Unidad, con innegable presencia
    en el movimiento sindical y obrero a través de la CGTP,
    participó sin aliados en las elecciones. Una
    situación similar ocurrió con el PSR quien
    tenía presencia en la Confederación Nacional
    Agraria (CNA).

    La principal agrupación maoísta de la
    izquierda peruana, el PCP-Patria Roja, desistió de
    participar, señalando la necesidad de denunciar el
    carácter "engañoso" de la Asamblea Constituyente
    que "desviaba" el trabajo revolucionario22.
    En un comunicado, aparecido en enero de 1978, invocaba a otras
    fuerzas de izquierda a rechazar "la farsa electoral para la
    Constituyente corporativa" y les planteaba: "la
    concentración de fuerzas en la acción directa de
    las masas en defensa de sus derechos y reivindicaciones
    básicas (…) [y] el impulso de su lucha,
    organización y unidad revolucionaria, por la
    liberación nacional, la democracia popular y por la
    conquista de un GPR [Gobierno Popular Revolucionario]"
    (PCP– Patria Roja 1978: 1). La autoexclusión del
    PCP -Patria Roja no fue aislada, VR Proletario Comunista, VR
    Político -Militar y el PCP-SL asumieron la misma
    actitud.

    No obstante estas expresiones de radicalismo y
    abstencionismo, la Asamblea Constituyente fue el primer
    escenario democrático que reunió en la legalidad
    a la mayoría de las organizaciones y partidos
    políticos de la novel izquierda, inaugurando así
    un proceso de inclusión que se extendió con
    tensiones y rupturas hasta fines de los ochenta.

    Como resultado de las elecciones, la izquierda obtuvo
    cerca de un tercio de los escaños23.
    Sin embargo, pese a su notable ingreso en la escena oficial,
    para el más destacado constituyente de la izquierda,
    Carlos Malpica Silva Santisteban, la perfomance de la
    bancada izquierdista dejó mucho que desear:

    En las elecciones del año 78 se tuvo mucho en
    consideración la combatividad en el campo sindical,
    estudiantil o barrial, de los dirigentes y en función
    de esa combatividad es que se escogió a los candidatos,
    o también en función de algunos méritos
    partidarios. (…) A muchos dirigentes lo único que
    les importaba era el problema del sindicato, y
    los grandes problemas
    del país no los entendían, y algo más, no
    querían aprender ni hacían ningún esfuerzo
    por aprender.24
    De los veinte o más constituyentes de izquierda,
    sólo un puñado de nosotros tenía una idea
    de lo que se trataba. El resto no tenía ni idea, y ellos
    pasaron su tiempo luchando por reivindicaciones laborales, por
    cosas menores. Por ejemplo, el día en el que la pena de
    muerte fue debatida, casi no había izquierdistas en
    la Asamblea, porque ese día dos estudiantes
    universitarios fueron detenidos y todos estaban fuera tratando
    de salvarlos (…) la tragedia de la izquierda (…) fue que un
    70% de las personas que llegaron a la Asamblea estuvieron
    allí por casualidad, no tenían idea de qué
    hacer, completamente perdidos. De haber tenido más
    coherencia, hubiera habido una Constitución
    diferente25.

    La actuación de la izquierda en la
    elaboración de la Constitución Política
    forjó una impronta de confrontación que le
    acompañó en la década siguiente. No
    sólo subvaloró los logros democráticos de
    la Asamblea Constituyente, aún en medio de la prisa y el
    oportunismo con que fue aprobada, sino también la
    consideró antidemocrática y reaccionaria (Sanborn
    1991: 179-180). De hecho, la bancada izquierdista no
    suscribió la Constitución Política porque
    "no incluía las aspiraciones fundamentales del pueblo
    peruano"26.
    Al mismo tiempo, el debate
    constituyente fue el primer momento en que los grupos de
    izquierda experimentaron las posibilidades del espacio
    democrático, y lo mostraron con claros aportes al
    título de derechos fundamentales y de derechos
    sociales.

    Debido a su nula experiencia parlamentaria, el
    desempeño legislativo de la Izquierda fue
    pobre y caracterizado muchas veces por la intransigencia al
    punto de negarse en un inicio a suscribir el nuevo texto
    constitucional. En su haber debe anotarse, no obstante, su
    disposición para aceptar las reglas de la legalidad
    democrática que anteriormente habían
    sistemáticamente combatido y rechazado y el esfuerzo por
    proporcionar una representación a nuevos y amplios
    movimientos sociales. Su participación era ambigua y
    daba cuenta de las dificultades para asumir en su agenda "el
    asunto de la democracia como régimen político".
    "Es decir, la actuación de la izquierda dentro del
    régimen constitucional no estuvo dirigida a legitimar la
    democracia y a tratar de capitalizar políticamente su
    participación en ella. Al contrario, la izquierda
    pensó que negando legitimidad al régimen
    democrático aumentaba la propia dentro del mundo
    popular" (Osmar Gonzales 1999: 147).

     

     

    CAPITULO II

    IZQUIERDA UNIDA

    1. Formación de la Izquierda
    Unida

    "El acuerdo de dar a luz a la izquierda unida se toma
    el 12 de setiembre de 1980 y al día siguiente, el
    sábado 13, en la madrugada luego de largas jornadas se
    concreto la
    ansiada aspiración popular: la unificación de la
    izquierda peruana, acontecimiento político que para la
    izquierda era el hito mas avanzado en su esfuerzo por construir
    una alternativa viable en ese periodo. Generando una gran
    expectativa en la opinión publica que por primera vez
    veía a una izquierda que renunciaba a sus hábitos
    de canibalismo

    y de lucha arbitral y en consecuencia se erigía
    como una posibilidad real de disputarle a las fuerzas de centro
    y derecha el escenario político electoral que hasta
    entonces copaban por completo"(3).

    La Izquierda Unida nació como una alianza
    electoral urgida por la proximidad de los comicios Municipales
    a realizarse el 23 de noviembre. Pero aunque ese era le
    objetivo inmediato, desde su primer pronunciamiento declara la
    intención de marchar a la construcción de una
    frente revolucionario hacia la conquista del poder; fue el paso
    mas avanzado dado hasta entonces por el partido en esa
    dirección.

    Las cuestiones fundamentales que se plantearon para la
    constitución del nuevo frente:

    Trazar un programa que
    correspondiera a una revolución antiimperialista,
    popular y democrática que sentara las bases para un
    posterior desarrollo socialista.

    Construir la unidad priorizando a las fuerzas que
    representaba y tenían mayor presencia en los sectores
    sociales mas identificados en este programa.

    Desideologizar la discusión de las diferencias
    políticas o la critica a los aliados.

    La Izquierda Unida la conformarse se estableció
    por medio de la creación de su estatuto que en su
    artículo 1 se definía de la siguiente
    manera:

    Articulo1: "Izquierda Unida es un frente
    revolucionario de masas de orientación socialista que
    integran organizaciones políticas y personas naturales
    sin partido que se adhieran a sus programa y estrategia y se
    rigen por su estatuto y normas
    orgánicas. Su objetivo consiste en realizar,
    apoyándose en la creatividad
    del pueblo y en sus capacidades reales, la revolución en
    el peru,
    alcanzar la liberación nacional, establecer un estado
    democrático popular en lucha por el socialismo. En el
    ámbito internacional se identifica y expresa su solidaridad con
    los pueblos del mundo que luchan por sus liberación y la
    construcción de una sociedad
    justa".(*)

    2. Comportamiento de las Fuerzas Políticas de
    la Época

    2.1. La Derecha Liberal: AP- PPC, el
    FREDEMO

    Acción Popular, partido que se origino en el
    populismo,
    burgués de Belaunde de los años 50, y el Partido
    Popular Cristiano, nacido como escisión de derecha de la
    democracia cristiana, según la izquierda son las fuerzas
    políticas que representan las orientaciones de la
    fracción de la gran burguesía intermediaria mas
    directa del imperialismo. La política de su gobierno del
    80 al 85 se caracterizo por eso: por la apertura al mercado
    internacional, la desnacionalización y el sometimiento
    pleno al imperialismo y los monopolios.

    La afirmación de estas fuerzas, en el sentido
    de que respetan la legalidad, tiene un aspecto positivo, en
    tanto las tendencias a la fascinación crecen en la clase
    dominante y en las bases de esos partidos. En el terreno
    ideológico conservador se aprecia, en efecto, la
    exacerbación de posiciones intolerantes que expresan la
    frustración ante el crecimiento de la
    organización popular y las conquistas que ha
    alcanzado.

    La intelectualidad conservadora renovó sus
    planteamientos pronunciándose sobre los problemas que
    aquejaban el país y trato de convocar a los sectores
    populares en defensa de la libertad
    individual. Para ello aprovecho el rechazo que provocaba el
    burocratismo, la ineficiencia del Estado y el hartazgo ante la
    demagogia caudillista y los intentos corporativistas del
    APRA.

    A nivel político estas corrientes dieron lugar
    al movimiento "Libertad" encabezado por Vargas Llosa, el cual
    integro, con AP y el PPC, el FREDEMO, o "Frente
    Democrático". Las perspectivas de este frente
    están debilitadas por el sello antipopular que la
    derecha tiene ante las masas que lo
    acompañan..

    2.2. LA Izquierda Unida

    Entre la lucha en los terrenos social y popular y la
    que desarrolla en las instituciones del Estado, la IU no ha
    establecido como se ha visto los lazos orgánicos y
    pragmáticos necesarios. Teniendo en claro que hubo una
    la relación con las organizaciones sociales populares,
    porque allí según ellos se encuentra su
    razón de ser, y por lo tanto allí esta la base de
    su representación y también su base de
    poder.

    Sin embargo, la forma en la que IU actúa en los
    espacios institucionalizados de competencia política
    dentro del régimen es, también, decisiva para la
    modificación de las relaciones de poder entre las
    clases, precisamente por las alternativas estratégicas
    de poder que allí se presentan en juego.

    Las fuerzas políticas de izquierda entraron a
    la contienda a partir de 1978. lo hicieron asumiendo la
    voluntad antidictatorial de la inmensa mayoría del
    pueblo y comprendiendo el valor de
    materializar un efectivo pluralismo político, aun en los
    marcos de una democracia que se limita a la institucionalidad
    liberal, contradictoria con las relaciones
    económico-sociales dominantes. La presión
    popular conquisto precisamente con el retiro de la dictadura
    militar, la apertura de ese espacio político y ya se ha
    reiterado su trascendencia.

    En las decisivas elecciones de 1980 la izquierda se
    dividió hasta en cinco candidaturas y que fue
    precisamente como reacción a ese error, sancionado por
    el pueblo a través del resultado electoral, que se
    produjo la alianza entre los partidos de izquierda y la
    constitución de Izquierda Unida.

    La formación de la IU para las municipales del
    80 mejoro las posibilidades de una identificación
    común a nivel electoral en el conjunto del movimiento
    social que había virado consistentemente hacia la
    izquierda , pero durante el periodo 80-87, no cambio
    cualitativamente la relación con las bases a nivel
    político, como se había deseado.

    Los resultados de las diversas elecciones en las que
    IU ha participado han confirmado, sin embargo, las expectativas
    populares en una alternativa nacional como la izquierda. Los
    municipios resultaron instituciones positivas para verificar en
    muchos casos la fuerza del
    ejercicio democrático de los gobiernos locales y el
    apoyo que desde ellos debe prestarse al desarrollo
    autónomo de la organización popular.

    Fue en 1983 y en el trabajo municipal que se llevo
    adelante en ese periodo donde se alcanzo, con todas las
    heterogeneidades regionales conocidas, el nivel mas alto en
    relación como frente con la organización popular.
    Mención especial merece, sin duda, por su trascendencia,
    la victoria y el ejercicio del gobierno municipal en
    Lima.

    El proceso electoral de 1985 ratificó la fuerza
    del apoyo popular a IU, el carisma de su candidato y entonces
    su presidente fue confirmado también, e IU se
    convirtió en la segunda fuerza electoral. Sus
    dirigentes, que compitieron por representaciones
    parlamentarias, tuvieron también un respaldo muy
    significado. El Plan de
    gobierno que se preparo para entonces fue un trabajo integral
    que marco un avance claro de izquierda en esa materia.

    Sin embargo, tampoco se ha podido consolidar un
    trabajo frentista en los espacios institucionales, en el
    parlamento, en los gobiernos municipales. Se logro un
    funcionamiento aceptable en términos de alianza
    electoral, pero no de fuerza política unificada a la
    escala de un
    frente de masas , la falta de una voluntad común y
    fuerte de cambiar esta situación es el problema
    principal, pues originó la falta de debate
    político interno para resolver las diferencias
    importantes que existen dentro del frente, en principio, ellas
    son naturales en un frente pero no ha recibido el tratamiento
    democrático necesario.

    2.3. El APRA

    En la crisis del 30, el APRA pretendió dirigir
    en una perspectiva antioligárquica con dirección
    burguesa un amplio frente de clases. Un cuarto de siglo de
    enfrentamiento al sector mas reaccionario de la clase dominante
    de entonces, la mayor parte del tiempo en la ilegalidad y la
    clandestinidad, forjaron una tradición de lucha sobre la
    cual el partido ha podido mantener hasta ese entonces una base
    popular.

    A partir de 1956 el APRA formaliza un pacto con
    oligarquía que expresa el viraje cada vez mas
    conciliador de su dirección desde años
    atrás. Pasa así a convertirse en sostén de
    masa del sistema de dominación oligárquico
    imperialista y desarrolla mas un anticomunismo reaccionario.
    Luego se alía a la fracción industrial moderna
    ,sosteniendo esos intereses, ya constituido el eje
    monopólico actual de la clase dominante, reaparece en el
    periodo 76-80.

    A fines de los ochentas busco articular los intereses
    de la burguesía nacional monopólica con los de la
    burguesía media y el imperialismo y mantener su
    influencia partidaria sobre importantes sectores populares. En
    esta perspectiva el gobierno de Alan García
    pretendió sostenerse económicamente en los
    grandes monopolios que producen el mercado interno, disminuir
    el pago de la deuda, incentivar el consumo e
    incorporar en esa alianza no solo a las capas medias sino a los
    sectores populares mas pobres y desorganizados, a través
    de programas de atención estatal a sus
    necesidades.

    La alternativa del APRA suponía detener su
    desgaste y aprovechar los recursos del
    gobierno y la organización partidaria para ganar las
    elecciones o conseguir la prorroga de Alan Garcia. Este ultimo
    requería de una alianza en la cúpula con mandos
    militares.

    El reentendimiento pleno con los empresarios y con los
    organismos de credito internacional y la opción que ya
    venia desarrollando de una política represiva mas dura,
    para permitirle recuperar electorado hacia la derecha, pero
    resulta difícil que ello signifique algo para los
    sectores populares.

    A la inversa, medidas progresistas reales resultas,
    salvo como ocasional recurso demagógico que
    aumentaría la confusión y el desorden.

    El proyecto
    aprista se baso siempre en su presentación como
    vía de cambio no comunista . a ello intentara recurrir
    hasta el final, por mas inconsistente que sea, que resulto un
    fracaso rotundo.

    2.4. El APRA Rebelde

    La política de "convivencia" con el pradismo,
    inaugurada por Haya de la Torre en 1956, no tardó en
    encontrar detractores y descontentos en su propio
    partido.

    En 1948, la fracasada insurrección de la
    marinería del Callao, impulsada por el Comando
    Revolucionario, había fracasado motivando el golpe de
    Odría y la ilegalización del partido. Poco
    después, en 1949, se había realizado
    clandestinamente en Lima un congreso de Reestructuración
    del APRA, con la participación de Magda Portal,
    Hernán Boggie y otros dirigentes medios,
    intentando dar nueva forma al partido bajo tesis
    abiertamente marxistas, y rechazando la teoría del
    "espacio-tiempo histórico" postulada por Haya como
    presunta superación dialéctica del
    marxismo.

    En 1952, apenas salido Haya de su prolongado asilo
    político en la embajada colombiana en Lima, grupos de
    apristas desterrados habían manifestado su desacuerdo
    con su posición pronorteamericana.

    La abierta discrepancia de estos grupos cuando el APRA
    retorna a la legalidad en 1956, culmina en la formación
    del Comité de Defensa de la Democracia Interna y los
    Principios
    Primigenios del APRA, encabezado por Luis de la Puente en 1959
    que tomaría poco después,
    sintomáticamente, el nombre de APRA Rebelde recordando
    al Ejército rebelde cubano.

    La Primera Asamblea Nacional del APRA Rebelde,
    realizada en 1960, acuerda formación de una
    comisión encargada de estructurar un proyecto de
    ley de
    reforma
    agraria para ser planteado al Parlamento. El proyecto,
    presentado en la legislatura
    de 1961 por Carlos Malpica, pretendía abolir las formas
    de trabajo serviles en todas sus manifestaciones y
    establecía límites a la propiedad
    terrateniente; postulaba la indemnización a los
    propietarios con bonos
    organizados en asociaciones, sindicatos y
    comunidades.

    Estos grupos trataban de retomar el antilatifundismo
    que había caracterizado al APRA, su base principal
    estaba en círculos del estudiantado universitario y en
    muy limitados grupos campesinos y no lograron afectar
    seriamente la gran estructura
    del APRA tradicional, partiendo del que fueron expulsados en
    1959.

    El APRA Rebelde inició una rápida
    evolución hacia las ideas marxistas. En
    marzo de 1962, su Asamblea Nacional acuerda adoptar el nombre
    de Movimiento de Izquierda revolucionaria, MIR, imitando al MIR
    venezolano originado en Acción Democrática, que
    estaba alzado en armas, y asume
    como definición ideológica al
    marxismo-leninismo.

    La "Proclama revolucionaria al pueblo peruano" firmada
    por Luis de la Puente, Gonzalo Fernández Gasco y
    Guillermo Lobatón en abril de 1965, es bastante
    reveladora del pensamiento político de los
    líderes del MIR. Según este documento, el agro
    tiene una estructura feudal, la burguesía nacional
    está postrada por el latifundismo y el imperialismo. El
    país se encuentra en una situación tan
    crítica que casi no cabe duda acerca de que el pueblo
    colaborará primero y se incorporará a la lucha
    después. Los guerrilleros rompen con la vía
    electoral, porque la mayoría del pueblo no participa de
    las elecciones (en 1965 no votaban los analfabetos); descartan
    el lanzamiento de masas desarmadas a la lucha; y dejan de lado
    el "método tradicionalista y burocrático del
    trabajo de masas".

    La filiación marxista-leninista se expresa
    finalmente en el Manual de
    capacitación ideológica escrito por Luis de la
    Puente Uceda en 1965. Es importante decir que rompe
    también con las tesis organizativas de El
    Antiimperialismo y el APRA al señalar a éste como
    un partido seudomarxista y policlasista, lo que considera una
    falla de concepción.

    "Resulta importante anotar cómo la izquierda
    guerrillera de la época procesaba la discusión
    que se producía en el campo internacional y los cambios
    que se daban en el proceso social del país. La
    discusión era ignorada o, en todo caso, sobreentendida.
    Los cambios sociales eran considerados y analizados, aunque
    sólo en parte. Se acudía hacia las zonas rurales
    en la esperanza de liderar al campesinado, aunque no se
    valoraba suficientemente las dimensiones-y, por tanto, los
    límites- de su acción. En un momento en que se
    afirmaba que es revolucionario "el que hace la
    revolución" –y habían hecho la
    revolución movimientos no marxistas en Argelia y Cuba-,
    se retomaba al marxismo-leninismo como la única
    ideología que garantizaba una interpretación
    acertada y una línea
    correcta."(1)

    La experiencia misma de la izquierda guerrillera no se
    reflejó-o no alcanzó a reflejarse- en posiciones
    teóricas más elaboradas que recogiesen los
    cambios de aquellos años, debido a que la
    preocupación fundamental era estratégica. En el
    aspecto programático, asumía las tareas
    planteadas en los años 30: nacionalización de los
    recursos
    naturales y reforma agraria, principalmente, sin avanzar
    nada en la forma concreta de hacerlo, que se postergaba para un
    futuro no determinado.

     

    2.5. SENDERO LUMINOSO

    En los ochentas su presencia política es mayor
    y presenta los sectores mas radicalizados como una alternativa
    política, generando una represión o respuesta
    indiscriminada de guerra. S.L no organizaba al pueblo, solo
    ofrecía guerra, la guerra por si misma; no tiene
    alternativas para el presente ni para el futuro.

    La estrategia de S.L llevo a la derrota al movimiento
    popular. Un ejemplo palpable es la destrucción de varias
    comunidades campesinas, que no han resistido el fuego cruzado
    de S.L y el de las fuerzas represivas. Así tenemos una
    amarga constatación: lo que no pudieron lograr gobiernos
    altamente represivos, lo ha logrado S.L.

    S.L. niega valor político al trabajo
    democrático de masas a IU como su enemigo, a quien no
    solo debe combatir ideológicamente sino eliminar, por
    cualquier medio, del campo popular. Para S.L el MRT es incluso
    un enemigo peligroso, pues se trata del "revisionismo
    armado".

    En su intento por infiltrarse y copar las
    organizaciones populares, sigue el estilo del amedrentamiento
    en el trato directo y de declarar apoyo a las luchas
    reinvidicativas tratando de exacerbar su
    radicalización.

    Sendero no busca convencer las masas, sino ponerles
    sus términos de acción. El terrorismo
    es por eso elemento central de su metodología. Ello trae el altísimo
    costo de
    generar el repliegue en la movilización de base que ,
    por su opción militarista, no tiene importancia para
    ellos.

    3.- La Vieja o Nueva Izquierda.

    La dictadura de Odría detuvo el proceso de
    maduración política al interior del APRA y el PC,
    como lo puesto el hecho de que en ambos casos, a fines de la
    década del 40, habían aparecido grupos internos
    de protesta contra las respectivas direcciones. Es el caso de
    la ruptura del Comité Departamental de Lima del PC en el
    48, es el caso del Congreso de Reestructuración del APRA
    en el 49; ante lo cual se produjeron intentos de formulaciones
    ideológicas críticas a la conducción
    partidaria, sobre todo en el caso del APRA. Cuando se produce
    la reapertura de la legalidad demo-liberal en 1956, este
    conjunto de procesos empieza a reaparecer en los partidos de
    entonces, pero, y esto es decisivo para el modo en que surge y
    se configura la denominada nueva izquierda, estos mismos
    procesos reaparecen ya con un retraso político e
    ideológico, obra de la dictadura de Odría y de
    las propias carencias para organizar un debate en esas
    condiciones, en relación a las necesidades de desarrollo
    del movimiento y del país.

    La nueva izquierda entonces surge ya en desfase con
    ese país que empezaba a reaparecer. En primer lugar,
    tanto en el APRA como en el PC las oposiciones surgen
    reclamando una vuelta a los principios primigenios de sus
    respectivas organizaciones. La nueva izquierda, la llamada
    nueva izquierda, nace queriendo ser la vieja izquierda. En
    segundo lugar, este hecho revelaba que la acción
    dictatorial de 8 años había ocluido el desarrollo
    político dentro de los partidos, aunque éste
    había continuado dándose por fuera. Ya para
    entonces, las doctrinas del 20 no daban cuenta de los cambios
    que habían comenzado a ocurrir en el Perú desde
    los 40.

    La nueva izquierda, en sus inicios, identifica
    claudicación programática con vía
    electoral y también tacha armada, como forma superior de
    lucha, con principios revolucionarios. Y es que, en efecto, en
    esa coyuntura así ocurrió. El APRA, al cambiarse
    a una estrategia de negociación sin conflictos
    hegemónicos, consideró necesario esconder las
    banderas antiimperialistas y antioligárquicas del 20. El
    caso del PC es distinto. Esa identificación se produjo
    antes, durante la Segunda
    Guerra Mundial. A fines del 50, era más bien su poca
    insignificancia política lo que le llevaba a buscar a
    cualquier precio una
    alianza que le abriera espacios para poder seguir
    desarrollándose.

    La nueva izquierda optó por la estratega de
    ataque frontal, la lucha guerrillera, creyendo que así
    recuperaba los programas primigenios que creía acertados
    y revolucionarios aún para el Perú de los
    años 70.

    "El Manual de la guerra de las guerrillas del
    Ché Guevara2, en sus primeras páginas,
    señalaba que no era posible que se instalara
    exitosamente un foco guerrillero o una acción
    guerrillera, allí donde no existiera todavía un
    régimen que tuviera algún viso de legitimidad.
    Sin embargo, esta afirmación de Guevara no es tomada en
    cuenta en la formulación de estrategias y
    tácticas de la nueva izquierda en los comienzos de los
    años 60. Entre el 61 y el 65 este conjunto de
    concepciones son implementadas, se desarrollan las guerrillas,
    hay un conjunto de iniciativas, en ese sentido, la más
    notoria es la guerrilla del MIR. Durante los años
    posteriores a la experiencia de las guerrillas y pese a este
    incidente aislado de las elecciones del 67, la nueva izquierda,
    lo que se denomina la nueva izquierda, siguió siendo
    tomada por esta suerte de ideología militarista en la
    cual nació.

    El gobierno surgido el 3 de octubre de 1968 genera en
    la nueva izquierda de entonces las siguientes
    consecuencias:

    Se produce una ruptura del esquema de
    interpretación de la nueva izquierda en su nervio
    central: Las Fuerzas Armadas, soporte del orden
    oligárquico, aparecen en la escena política
    nacional haciendo transformaciones.

    Al desarrollar desde el gobierno el conjunto de
    banderas y transformaciones que habían sido pedidas por
    la izquierda durante las décadas pasadas, provoca el
    agotamiento del pensamiento de izquierda en el
    país.

    El gobierno de Velasco Alvarado concretó en la
    nueva izquierda una ruptura generacional. A los que murieron en
    la guerrilla del 60, se suma el hecho de que quienes
    participaron en ella, y quedaron presos en las cárceles,
    se integraron a la acción del gobierno
    militar.

    El gobierno militar promovió con sus reformas
    un afianzamiento clasista de los sectores populares ,
    produciéndose una suerte de paraguas ideológico
    para la izquierda, dado que el gobierno militar desarrollaba un
    enfrentamiento con la oligarquía, con la clase dominante
    tradicional; además en este contexto se produce una
    convergencia intelectual entre el pueblo a la izquierda
    intelectual.

    Para el proceso formativo de la nueva izquierda, fue
    necesario que hubiera una autocrítica profunda y
    práctica del período militarista, es así
    que juega un rol importante un artículo publicado en la
    revista Crítica marxista-leninista Nº 4,
    firmado por Evaristo Yawar, es decir, Edmundo Murrugarra. El
    saldo de la operación que Yawar realiza en
    relación al balance de la izquierda del 60 y a las
    propuestas de nuevas orientaciones para la izquierda en el 70,
    fue el resultado de lo que podría llamarse una suerte de
    marxismo no hegemónico.

    El desplazamiento de sectores cristianos hacia la
    nueva izquierda se produce más como una operación
    ideológica al interior del propio movimiento cristiano,
    dentro del cual la Teología de la Liberación
    cumple un rol fundamental, y no como atracción desde los
    partidos marxistas hacia este sector. Cuando la izquierda
    integró o trató de integrar a otras visiones del
    mundo, reduciéndolas a su propio patrón, las
    tocó sin alterarlas. La nueva izquierda de los
    años 70 desarrollaría una doble
    función:

    En tanto teóricos, los militantes intelectuales
    partidarios de la nueva izquierda tendrían un
    acercamiento religioso con la doctrina marxista-leninista que
    había que interpretar al interior de los
    partidos.

    Al mismo tiempo, como organizadores de la
    política popular, estos intelectuales actuaban como
    creadores de un nuevo sentido común en las luchas
    populares.

    "… ¿Qué cosa es la nueva
    izquierda de los años 60? Tengo la impresión de
    que se trata del inicio de un proceso sucesivo de
    autonomización, en todos los campos; ideológico,
    artístico, organizativo, cultural, de los nuevos sujetos
    sociales surgidos del 50 en adelante. Sin embargo, este proceso
    de autonomización se produjo también con un
    retraso en la necesidad de formulaciones políticas,
    retraso que es el mismo con el que surge a comienzos de los
    60…uno podría decir que hay tres grandes fases en
    el proceso de autonomización que viene siendo la nueva
    izquierda. Una primera, que es esta fase del 60,
    básicamente militarista; una segunda, que se produce con
    la autocrítica de Yawar, y que configura un universo,
    digamos, de acercamiento a los sectores populares, de
    inmersión en ellos y por tanto de un cierto
    espontaneísmo; y, finalmente, a fines de los 70, una
    autocrítica a ese espontaneísmo y un pasaje a la
    política, pero entendida ésta última en su
    forma, con una cierta desviación demo-liberal, en donde
    el tema de la democracia no es planteado como la
    construcción de la democracia desde abajo, sino como la
    aceptación de determinadas reglas, normatividades, de
    determinado sistema político que, sin embargo,
    también, él mismo, ha sido en parte punto de la
    conquista popular…"(2)

     

    Partes: 1, 2, 3

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