Las implicancias pedagógicas y sociales del auge de los soportes digitales y virtuales
- Resumen
- El libro
- Lo digital
- La realidad
virtual - Lo virtual
- La biblioteca
infinita - La organización interna:
el hipertexto - Bibliografía
El paso de la sociedad y
la
educación basadas en el libro a la
sociedad y educación basadas en
los soportes digitales y virtuales; incidiendo en sus
características tecnológicas y sus implicancias en
el proceso de
enseñanza–aprendizaje.
El presente artículo pretende llamar la atención sobre procesos
sociales (y pedagógicos) que estamos viviendo, pero en
muchos casos de manera desapercibida; pese a que implican
cambios, en algunos casos tan profundos, como los que
sufrió el feudalismo para
dar paso al capitalismo.
Estamos asistiendo, casi sin darnos cuenta, al nacimiento de un
nuevo tipo de sociedad que viene cargada de peligros gigantescos,
pero también de posibilidades impresionantes. Aquí,
contrariamente a nuestro talante habitual, hemos asumido una
posición optimista, no porque lo seamos, sino porque los
objetivos que
nos planteamos al escribir este artículo nos lo
exigían.
Así, hemos prestado especial consideración
a la Internet y su
servicio
estrella: la Web; así
como a las enormes ventajas que nos otorga la tecnología
hipertextual como nueva forma no sólo de organizar la
información, sino de consumirla y
principalmente de producirla. Siempre intentando ligar todo esto
a la educación y más específicamente al
proceso de enseñanza aprendizaje.
Las nuevas
tecnologías que aquí comentamos nos dan la
posibilidad de formar a las nuevas juventudes más
eficientemente en lo mismo, o por el contrario, y esa es mi
apuesta, a formarlos y dejar que se formen en una cultura y en
una ideología completamente diferentes a las
hegemónicas. En dónde la libertad no
sea la del consumo, sino
la de la existencia propiamente y plenamente dicha. En ese
sentido, tómese este artículo como un texto
inacabado, inténtesele libremente completarlo, corregirlo,
contradecirlo o negarlo. Me apunto con quienes quieren acabar con
la privatización del conocimiento
(el copy right) e instaurar su disfrute solidario (el copy
left).
El proceso de enseñanza-aprendizaje se ha basado,
entre otras cosas, desde hace varios siglos en el libro.
Entendiéndose por tal a un conjunto de páginas
impresas y empastadas que posee un único orden dado por la
secuencia de sus renglones (leídos de izquierda a
derecha), párrafos, páginas, capítulos,
etc.
El libro resulta algo así como un depósito
de conocimientos donde gente que domina algún tema ha
escrito algo sobre él, para que los demás puedan
leerlo y así se produzca el correspondiente "traslado" de
los conocimientos.
La comunicación se da entonces en el esquema
de la denominada comunicación masiva caracterizada por la
presencia de un sólo (o unos pocos) emisor (es) y muchos
perceptores y una nula o casi nula posibilidad de una
comunicación bidireccional.
El libro es, a fin de cuentas, un texto
con una sola opción de lectura
escrito por alguien, denominado autor, y consumido por muchos
lectores.
Somos consientes que estamos utilizando un esquema
bastante rígido para el proceso de escritura y
lectura, obviando que para cada lector habrán un conjunto
de referencias distintas que lo remitan a experiencias u otras
lecturas también diferentes, desatándose la
intertextualidad y otros procesos creativos que hacen que el
lector no sea un mero consumidor
pasivo. Pero lo hacemos, con fines didácticos, para que
sean más obvias las diferencias entre el libro y los
soportes digitales y virtuales que intentamos explicar en este
artículo.
La cultura moderna, e incluso la sociedad toda
según Mc Luhan, se organiza en torno al libro,
pese a que existen muchos otros productos
culturales (la pintura, el
teatro, el
cine, la
fotografía, la música, etc.), es
innegable que aparece como más culto aquel que ha
leído más libros. Se
trata del reinado del texto, pues aunque cada vez sea más
común que los libros contengan imágenes
de diversa índole, un libro es siempre, sobre todo, un
texto.
El matemático Boole, basándose en la
presunción que nuestro sistema
numérico tiene diez dígitos por la simple y
arbitraria razón de que tenemos diez dedos, explora
distintas posibilidades con otros sistemas
numéricos que no usen la base 10; pues es
perfectamente posible un sistema numérico de 8
dígitos, 6, 4 o 2. Cuando elegimos, como lo hizo el
matemático inglés,
un sistema de base 2, estamos hablando de un sistema
binario, de una matemática
que únicamente utiliza los dígitos cero y
uno.
La matemática booleana resulta fundamental cuando
en los años 60 se inician las investigaciones
para lo que en los años 70 serían las inmensas
computadoras
corporativas y lo que hoy en día son las potentes
PC.
Una computadora no
puede, a fin de cuentas, reconocer más que ausencias y
presencias de pulsos eléctricos o de otro tipo, en
intervalos de tiempo
determinados, nanosegundos, por ejemplo. Así, una
computadora sabe si en el primer nanosegundo marcado por su reloj
interno hubo o no un pulso eléctrico, y también lo
sabe para el segundo nanosegundo y para el tercero y así
hasta el infinito.
Una vez logrado esto, sólo tiene que asignarse el
valor de cero
a la ausencia de pulso eléctrico o magnético o
lumínico o lo que fuera, y uno a la presencia del pulso.
En otras palabras la computadora
ya puede reconocer los dígitos cero y uno; y Boole ya
había demostrado que esos dígitos bastan para
realizar todos los cálculos matemáticos que
conocemos. La computadora está lista para ser un
complejísimo y veloz procesador
matemático.
Pero luego vendría la idea de los bytes y los
bits y con ello la posibilidad de convertir en ceros y unos a las
letras y por tanto a los textos. Es decir que cada letra
tendrá un valor equivalente en ceros y unos y por tanto la
computadora será capaz de reconocerlas. Así un
libro que es en última instancia un conjunto de letras,
quedará convertido en un conjunto más o menos largo
de ceros y unos. Estamos ante un libro digital.
Este libro ya no es un conjunto de páginas
impresas, sino meros ceros y unos que pueden estar grabados en el
disco duro de
alguna computadora, en un disquete o en un disco compacto
(CD). Esto trae
enormes ventajas con respecto al libro tradicional, pero
también algunas desventajas por la necesidad de una
computadora para realizar la
lectura.
Entre las ventajas está la reducción de
los costos de
reproducción a límites
cercanos a cero, el ahorro de
espacio físico, dado que un CD puede contener varios
cientos o miles de libros; pero sobre todo las ventajas
están por el lado de que los formatos digitales no
sólo pueden contener textos (el denominado lenguaje
multimedia) como
veremos a continuación, y por la
organización de los contenidos que va a revolucionar
el proceso de escritura lectura y por tanto el de
enseñanza aprendizaje, hablamos del hipertexto sobre el
que abundaremos más adelante.
Pero los esfuerzos por digitalizar los productos
culturales no se detuvieron en los textos, sino que los
científicos pronto encontraron la manera de convertir las
imágenes fijas en ceros y unos y después las
imágenes en movimiento y
los sonidos; permitiendo que en formato digital no sólo
podamos tener libros, sino también pinturas,
fotografías, películas, música; es decir,
que hoy en día, prácticamente cualquier producto
cultural puede ser transformarlo en ceros y unos, y por tanto
puede estar contenido en discos duros o
flexibles o en los ya populares discos compactos.
A todos ellos se les conoce como soportes digitales,
precisamente, por el hecho de que contienen únicamente
ceros y unos.
Lo que estamos diciendo es que todos los productos
culturales de la humanidad pueden ser transformados a lenguaje
binario y por tanto ser grabados en soportes digitales, con las
ventajas que ya hemos mencionado. Esto debe constituir,
necesariamente, una revolución
en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Pero la tecnología no se ha detenido allí,
sino que ha creado espacios tridimensionales que están
constituidos, otra vez, por ceros y unos. A estos espacios se les
llama "espacios virtuales" por los cuales podemos pasear tal y
como si existiesen en la realidad (inmersión). Lo que
estamos diciendo es que la arquitectura
también ha sido digitalizada y en esos espacios virtuales
puede suceder todo lo que queramos y con sensación real,
ya que a las imágenes tridimensionales se suman sonidos de
característica real y la posibilidad de interactuar con
los objetos virtuales que encontremos en esos espacios
virtuales.
Es decir, a través de la tecnología de
"realidad
virtual" podemos construir lugares imaginados o que en verdad
existen, con características tales que podemos pasear por
ellos tal como lo haríamos sin en verdad
estuviéramos en los mismos, o incluso más porque
podríamos hacer algunas cosas que en la vida real no nos
estaría permitido, pasar nuestros dedos por los labios de
la Mona Lisa, por ejemplo.
Lo que intento decir es que ya no es necesario viajar a
Egipto para
conocer las pirámides, ni ir a Paris para visitar el museo
de Louvre, bastará con conectarnos a una computadora lo
suficientemente potente y contar con el hardware mínimo que
requiere la Realidad Virtual (HMD, dataglove).
Si pensábamos que la teletransportación y
la máquina del tiempo eran pura ciencia
ficción estábamos equivocados, con la realidad
virtual podemos desplazarnos instantáneamente a cualquier
lugar del mundo y a cualquier época, pasada o futura. Y
todo esto, en base a ceros y unos.
Lo virtual es la representación de lo real, hace
sus veces pero no es lo mismo, lo imita, lo representa. El ser
humano desde su aparición sobre la faz de la Tierra
siempre ha tendido a virtualizar su realidad circundante,
producto de ello son las pinturas rupestres milenarias que
encontramos en diferentes lugares del mundo.
En esas pinturas aparecen escenas de caza, pero no son
la caza, es su virtualización; cazadores, pero no son
cazadores, son su virtualización; y los animales que
yacen muertos no son los animales, sino su virtualización.
Se trata de un antiquísimo antecedente de la "realidad
virtual".
En la Edad Media es
sabido que los reyes y su corte se hacían retratar con los
pintores de moda, pero en
esos cuadros no están ni el rey ni su corte, sólo
su virtualización; pero a ellos eso no les importaba,
estaban seguros que
así trascenderían. Lo virtual, a diferencia de lo
real, puede vencer a la
muerte.
Con el invento de la fotografía, otra vez,
quienes tenían los recursos
económicos necesarios posaban largos minutos
inmóviles para quedar retratados por esas antiguas
máquinas que necesitaban mucho tiempo de
exposición para fijar la imagen. Pero los
sacrificios no importaban, la virtualización hacía
que valgan la pena.
Pero va a ser a fines del siglo XIX cuando la
virtualización va a dar el gran salto con la
invención del cine. Una virtualización de una
realidad cualquiera resulta mucho más impresionante si se
mueve. El impacto es tal, que desde un inicio los espectadores
empiezan a confundir lo real con lo virtual; así en una
memorable función de
los hermanos Lumiere, la audiencia saldría corriendo
despavorida al ver que un tren virtual se les venía
encima. Temieron que lo virtual podría matarlos
realmente.
Este impacto no se ha detenido, por el contrario se ha
acentuado, así es común que el público
llore, ría, se asuste, se enternezca, se asquee, suspire o
maldiga con lo que ve en la pantalla como si esto fuera real, a
pesar de que es plenamente consciente de que es meramente
virtual.
Y aún más, no faltan quienes se enamoran
de algún personaje como si el amor no
distinguiera de realidades y virtualidades; y aún cuando
el deseo amatorio surja por la o el artista y no por los
personajes que representan, el asunto sigue siendo puramente
virtual. Pues los amantes nunca han conocido ni conocerán,
ni siquiera han visto ni verán al objeto de sus amores,
sólo conocen y han visto su
virtualización.
Con el invento de la
televisión la virtualización se torna
imperante. El televisor se instala en medio de nuestras casas y
en medio de nuestras vidas, las que en gran medida giran
alrededor de lo que el susodicho aparato transmite. Nuestra
realidad cada vez cede más espacio a lo virtual al punto
de casi instalarnos por completo en la virtualidad. Así
empezamos a vivir la historia de las novelas como si
fuera nuestra biografía, la
experiencia vicaria que nos proporcionan los talk y reality shows
se va convirtiendo en nuestro gesto más vital. Nada
más arriesgado que practicar el paracaidismo desde nuestro
sofá ubicado frente al televisor.
De pronto la realidad que nos rodea se va tornando
puramente virtual, y como el proceso se da a espaldas de nuestros
deseos conscientes no nos percatamos del fenómeno y vamos
cada vez más confundiendo los ámbitos real y
virtual. Así, cuando vemos al presidente en la pantalla
del televisor, de verdad creemos que es él, pero no lo es,
es su virtualización. Y cuando vemos noticieros creemos
estar siendo testigos de los hechos, pero no son los hechos los
que están ante nuestros ojos sino su mera
virtualización.
Además, la virtualización no
necesariamente se corresponde objetivamente con la realidad. Las
posibilidades de manipulación en el mundo virtual casi son
infinitas en el nivel tecnológico de la sociedad
contemporánea, y de ello no somos plenamente
conscientes.
Resumiendo esta parte, podríamos decir que la
historia de la relación entre lo real y lo virtual ha
sufrido un proceso notorio de cambio. En un
principio lo virtual simplemente intentaba representar a lo real.
Luego lo real para serlo tenía que haber sido
virtualizado, es decir que la condición de real de las
cosas no fue suficiente para dar cuenta de su realidad,
paradójicamente, su realidad para ser plena necesitaba de
su virtualización; es decir, salgo en la televisión, luego existo. Y hoy en
día lo virtual incluso ha logrado desprenderse de lo real,
ya no lo necesita de referente para dar signos de
realidad, lo virtual se basta a sí mismo.
Ya no es la imagen en el espejo de alguien que se mira
en él, sino que ese alguien se construye en base a la
imagen del espejo. Soy virtual, luego soy real aunque no exista.
Se trata de la imagen del Gran Hermano de la novela "1984"
de George Orwell, que sólo es vista en los afiches y en
las pantallas, nadie sabe con certeza si existe realmente, pero
eso no importa, su poder es
incuestionable.
Con la invención de las computadoras el reino de
lo virtual se fortalece aún más, dando lugar a la
denominada sociedad virtual. Pero va a ser una innovación
tecnológica ligada a la informática la que en verdad va a crear un
mundo paralelo, un mundo virtual en donde las relaciones
humanas se trastocarán y el espacio y el tiempo
parecen desaparecer. Estamos hablando de Internet y el cibermundo
que encarna, con sus cibernautas, ciberdelitos,
ciberpolicías, cibersexo, ciberinfidelidades,
ciber-romances, ciber etc. etc.
Internet es un conjunto bastante grande de computadoras
conectadas entre sí y distribuidas a través del
mundo con características muy peculiares y más o
menos anárquicas en el sentido no tanto del desorden sino
de la libertad. Y es en ese tejido físico donde se
sobreponen una serie de servicios como
el de la Web que es un tejido virtual, porque se tratan de
millones de páginas electrónicas interconectadas
entre sí, pero que a final de cuentas son ceros y unos
grabados en los discos duros de las computadoras que forman parte
de Internet, pero como no sabemos ?y no importa saberlo- en
qué computadora exactamente está grabada qué
página, hablamos no ya de soportes digitales, sino de
soportes virtuales. Y es en este inmenso soporte virtual donde la
idea de infinito se hace aprehensible.
5. LA BIBLIOTECA
INFINITA
Las bibliotecas
históricamente han tenido diversas funciones, entre
ellas las de atesorar el
conocimiento humano y la de poner al alcance del
público ese conocimiento. Tal vez nunca como hoy, esas dos
funciones aparecen perfectamente integradas; o mejor, nunca como
ahora la tecnología nos da la posibilidad de integrar
productivamente esas dos funciones.
Internet, con sus múltiples servicios, es la
tecnología que hace posible el sueño de la
biblioteca infinita y la posibilidad real de pasear por sus
pasadillos y husmear en sus anaqueles, y, por qué no,
llevarnos algún tesoro a casa.
Es la World Wide
Web, o simplemente Web, la biblioteca de Babel sobre la que
escribió Borges. Y el
correo
electrónico, el chat
multimedia, el vídeo bajo demanda, la
transferencia de archivos, las
listas de interés,
los grupos de
discusión y los cada vez más impresionantes
servicios que ofrece Internet, la nueva relación entre el
bibliotecario y el usuario, o mejor entre la biblioteca y el
usuario.
Y es que por un momento parece como que ya no fuera
necesario el bibliotecario en cuanto intermediario entre la
biblioteca y el usuario, pues en cuanto a organizador de la
información su papel, hoy más que nunca, sigue
siendo fundamental. Pero ni su papel de intermediario debe
desdeñarse ya que si bien la biblioteca está al
alcance de la mano del usuario, esta está toda revuelta y
es imprescindible, si se quiere eficacia y
eficiencia,
contar con personal
calificado para navegar en el caos y alcanzar al usuario lo que
anda buscando o cuanto menos instalar algunos faros de referencia
en el cada vez más grande mar de la
información.
Supongamos por un momento que todo el saber humano, o
mejor, que todos los productos culturales estén colgados
en la red;
imaginémonoslo sin temor porque es tecnológicamente
posible hacer esto hoy. Tendríamos una suerte de
biblioteca infinita al alcance de un clic, pero no sólo
eso, también una pinacoteca, una fonoteca, una
videoteca, hemeroteca, etc. La visión es maravillosa en el
sentido exacto de la palabra.
Pero no sólo eso, esta biblioteca carece de
espacio y de tiempo. La información que contiene puede
estar en cualquier parte y eso a fin de cuentas no interesa, lo
importante es que está a nuestro alcance, las barreras del
espacio han caído derrotadas. Y con el tiempo sucede lo
mismo, puesto que inmensas cantidades de información
pueden ser obtenidas en tan sólo unos segundos, acceso en
tiempo real que le dicen.
Resulta entonces, que todos los productos culturales
creados a lo largo de la historia pueden estar a nuestro alcance
sin tener que esperar ni desplazarnos, sino hasta donde exista
una computadora conectada a Internet.
Podríamos entonces suponer que la Web es una
especie de edificio inmenso que contienen todos los productos
culturales y cuenta con elevadores ultra rápidos que nos
permiten movernos a gran velocidad para
revisar la información que nos interesa. Pero ni esta
metáfora resultaría suficiente, porque no
podríamos llevarnos a casa cuanto quisiéramos;
tendríamos que colocar en cada uno de los pasillos una o
más fotocopiadoras, reproductoras de vídeo,
grabadoras, etc. que nos permitan obtener las copias
deseadas.
Pero, ni aún así, y es que la nueva
biblioteca infinita, y esa es su característica más
importante, no condena al usuario al papel de lector, sino que le
da la posibilidad de convertirse en autor o en mero comentarista
de lo que lee, esto gracias a la facilidad de colgar nuevas
páginas electrónicas, pero sobre todo gracias a la
tecnología hipertextual.
El hipertexto, no obstante, tendrá otro papel
fundamental en la biblioteca infinita y es la de establecer
relaciones infinitas entre los infinitos productos culturales
existentes en ella. Así uno podrá empezar leyendo
La Divina Comedia de Dante y terminar escuchando a Paganini o
algún tema de Marilyn Manson, no sin antes revisar la obra
de van Gogh. O empezar por la Divina Comedia, pasar a "Lo que el
viento se llevó" y terminar escuchando alguna ópera
de corte amoroso; porque la obra de Dante habla del infierno,
pero también del amor. Lo que
trato de decir es que el hipertexto da la posibilidad de
innumerables conexiones que no necesariamente exigen concluir lo
que se lee, escucha o se ve, es lo que se ha llamado la crisis de la
linealidad.
Atención, estamos describiendo una biblioteca
infinita que está formada por infinidad de productos
culturales, pero que al mismo tiempo forma un solo producto
cultural que los integra a todos. Sé es uno y muchos al
mismo tiempo, la idea parece religiosa, pero es
tecnológica.
En ese único producto cultural integral es en el
que viaja el usuario con infinitas posibilidades de ruta, cada
una de ellas es, a fin de cuentas, también otro producto
cultural.
Infinitos productos culturales que son uno al mismo
tiempo que se deja pasear de diferentes modos, constituyendo cada
uno un nuevo producto cultural. Esta es la sagrada trinidad de la
biblioteca infinita.
6. LA
ORGANIZACIÓN INTERNA: EL HIPERTEXTO
Estamos en una época a la que algunos han llamado
"era de la información" por el papel fundamental que
ésta, entendida como conocimiento, juega en la economía
mundial. En el ámbito académico el espectacular
desarrollo
tecnológico que la acompaña suele marearnos y
creemos estar ya a la par cuando tenemos acceso a sus productos:
la computadora personal, Internet, etc.; pero cuidado, esto no
basta; pues como bien dice Roberto Aparici: "Para la sociedad
informatizada, las nuevas tecnologías de la
información constituyen uno de sus elementos claves y su
incorporación en contextos educativos en función
del modelo
económico actual, suele implicar un uso mecánico y
eficientista.
Este modelo casi uniforme y extendido a escala mundial no
sólo es fomentado por las empresas sino
también por los propios administradores educativos que, la
mayoría de las veces, no tienen las competencias
mínimas en este campo, pero son los responsables de la
toma de
decisiones en un ministerio o en una universidad"
(APARICI).
No basta entonces con que una universidad o un colegio
posea cientos de computadoras, ni que estas estén
conectadas a Internet, sino que lo que nos coloca a la altura o
no de la sociedad de la información es la manera como
utilizamos estas tecnologías.
Hay limitaciones económicas, sin duda, pero
también hay limitaciones de imaginación e
iniciativa, las que precisamente por nuestras carencias
presupuestales, resultan imperdonables.
Reducir el uso de Internet a la búsqueda de
información sobre un determinado tema es no sólo
desperdiciar las potencialidades tecnológicas que tanto
nos ha costado tener, sino también -y es lo más
grave- repetir errores pasados con tecnologías modernas
(la búsqueda en Internet puede reducirse a "marcar todo",
"copiar", "imprimir"). De nada sirve reemplazar la tiza de yeso
por el computador si
los esquemas de enseñanza-aprendizaje siguen siendo los
mismos. Toda nueva tecnología de comunicación exige
un nuevo lenguaje, toda nueva tecnología
educativa reclama nuevos métodos de
formación académica.
Con este artículo, precisamente, lo que
pretendemos es sugerir el uso del hipertexto y su soporte
tecnológico como una nueva propuesta de enseñanza ?
aprendizaje, sobre todo para las ciencias
sociales.
Uno de los "problemas"
fundamentales de las ciencias
sociales es su carácter multiparadigmático, es
decir la coexistencia de varias teorías
para explicar de manera diferente los mismos fenómenos,
con el agravante de que algunas teorías presumen de tener
carácter científico y que todas niegan, por lo
menos en parte, la validez de sus adversarias.
El proceso de enseñanza de las ciencias sociales
en estas condiciones fácilmente puede derivar en sectario,
cuando el profesor
presenta el paradigma que
profesa como verdad o como postura única y la labor de los
alumnos queda reducida al aprendizaje de la estructura
teórica de dicho paradigma y en el mejor de los casos a su
aplicación para casos concretos.
Pero aún cuando el docente se preocupe por
presentar diferentes paradigmas,
el aprendizaje
seguirá siendo pasivo o aplicativo, y no crítico,
ni creativo, si es que no se promueven los debates y el ejercicio
de opinar y argumentar. Y aquí chocamos con las barreras
que nos ponen clases masificadas y un número limitado de
horas para cada asignatura. La tecnología del hipertexto
puede acudir en nuestra ayuda.
Cuando Borges describe el Aleph lo hace de forma
sucesiva, pese a que el Aleph es todo lo contrario, y lo hace
"porque el lenguaje lo
es" (sucesivo).
El autor de Ficciones, reclamaba de esta forma, acaso de
manera inconsciente, el nacimiento de una nueva tecnología
que permitiera un lenguaje no secuencializado, un lenguaje que
pretenda no ser lineal y que aspire a contenerlo todo como el
Aleph, el hipertexto.
Para describir el origen del hipertexto y
sus características fundamentales, seguiremos a Roque
Molluso (MOLLUSO).
Este autor cita a Vannevar Bush ("El conjunto de la
experiencia humana está creciendo a un ritmo prodigioso,
pero los medios que
empleamos para desplazarnos por este laberinto…son los mismos
que utilizábamos en los tiempos de las carabelas") para
explicar las razones que movieron al invento del Memex, el
antecedente tecnológico del hipertexto. El Memex bushano
consistía en un dispositivo en el que se guardaban libros,
archivos y comunicaciones, y que podían ser
consultados con gran rapidez y flexibilidad. Se trataba de un
sistema de búsqueda rápida de archivos
microfilmados que podían ser observados a través de
una pantalla transparente; pero que además, y es lo
más trascendente, permitía agregar notas,
comentarios, etc. Estamos a mitades del siglo XX.
Molluso sigue: "Mediante este inicial
antecedente del hipertexto se comenzaba a abrir la posibilidad de
una relación asociativa entre artículos con lo que
se iba conformando un recorrido no lineal ni único, sino
que dependía de los intereses del proto-navegante,
conformando trayectos mas acordes con el funcionamiento
asociativo de la mente humana". Esto "lleva a plantear la
necesidad de crear un texto virtual en el cual se permita una
mayor interacción que trascienda los
límites físicos del libro" El Memex, de hecho, ya
permitía saltar automáticamente de un
artículo a otro, según el interés del
lector, esta capacidad es lo que se va a llamar link o nexo en
los actuales sistemas
hipertextuales.
En 1989 el Laboratorio
Europeo para la Física de
Partículas, el CERN, inició el trabajo de
lo que en 1992 se convertiría en la World Wide Web, la red
de páginas electrónicas en las que el hipertexto
tendrá el papel estrella. Pero su definición es
más antigua, en la década del ´60 Theodor
Nelson precisa: "Con hipertexto, me refiero a una escritura no
secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector
elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva.
De acuerdo con la noción popular, se trata de una
serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos,
que forman diferentes itinerarios para el usuario". Cuando lo que
se conecta no es sólo texto, sino sonido,
imágenes fijas, imágenes en movimiento,
animaciones, paseos virtuales, etc. estamos hablando de
hipermedia, aunque es bueno precisar que en el lenguaje
común y aún en el académico la tendencia es
a que el término hipertexto englobe al de hipermedia,
cuando en estrictu sensu es exactamente lo contrario.
Robert Horn propone otra definición
más técnica para el hipertexto: "La existencia de
una liga o lugar en cualquier parte de un texto almacenado en la
computadora que vincule dicho documento con otro lugar en el
mismo o diferente texto, el acceso será rápido y
facilitado por botones o cualquier otra herramienta para una
navegación no-lineal" (AGUILAR y CUENCA).
Esta definición establece que el hipertexto
incluye no sólo su estructura, sino también su
soporte informático, aunque esto no quita que puedan
encontrarse otros soportes en los que puedan aparecer algunas de
las características estructurales del hipertexto, incluso
libros escritos para una lectura no secuencial como el conocido
ejemplo de Rayuela de Cortázar.
Al mismo tiempo, es necesario precisar que un
emparejamiento mecánico de la WWW con el hipertexto es
erróneo, pues aunque en ésta existan abundantes
ligas, vínculos o links, son necesarias otras
características más complejas y profundas para que
podamos hablar de un hipertexto propiamente dicho, como veremos
en los párrafos que siguen.
Manuel Francisco Aguilar Tamayo e Iliana Cuenca
Almazán nos hablan de los tres elementos del hipertexto:
"los nodos o lexias, los vínculos o ligas y el interfaz de
navegación. Los nodos o lexias, son ´núcleos
de contenido´ o unidades de información que
podrán contener información a manera de texto,
información gráfica o sonora… Por tanto, un nodo
o lexia será una ´unidad´ en cuanto contenga
significados suficientes para dar un sentido y que sea coherente
por si misma, es decir sea una unidad de significado.
Por ello, una lexia podría tener la forma de un
enunciado, un párrafo
o un conjunto de párrafos cuya significatividad no
requiera de ninguna otra lexia. Con respecto a los
vínculos o ligas, estos son las relaciones que se
establecen entre los nodos o lexias y que pueden ser establecidas
en distintos momentos y bajo distintas perspectivas.
Es posible que los vínculos sean marcados por el
autor del hipertexto, o bien por el lector del mismo, ambos por
un criterio semántico o asociativo o como parte de una
estrategia de
lectura. Ya que… el hipertexto tiene una existencia
informática, es decir, debe ser soportado por la
computadora, la visualización, selección
y acceso a las lexias requieren de vínculos que necesitan
de una activación por parte del lector, de ahí la
necesidad de un interfaz… cuya activación se realiza
mediante la selección y acción
del mouse o de
alguna tecla o botón. El aspecto visual del interfaz
facilita comprender o representar la estructura o contenidos del
hipertexto ayudando al lector/usuario a tener el acceso a la
información y la recuperación de esta". (AGUILAR y
CUENCA).
La World Wide Web es el lugar donde se halla por
excelencia el hipertexto; se trata de millones de links,
vínculos o nexos que nos permiten saltar de un lugar a
otro, de una información a otra. Semejante cantidad de
posibilidades hace que la Web se publicite como interactiva, es
decir como un espacio en que el usuario o usuaria no es mero
receptor o receptora, sino que tiene un papel activo. Sin
embargo, esto no es tan cierto cuando los múltiples
caminos han sido trazados de antemano y nuestra libertad se
restringe a la elección de los caminos prefijados, es
decir se trata de una libertad de consumo, pero no de producción.
La WWW posee en comparación a sus
espacios cerrados muy pocas páginas en las que el usuario
o usuaria tiene la posibilidad real de producir mensajes con
contenido cognoscitivo o ideológico. Se trata entonces de
un hipertexto cuya mayor riqueza es la gran cantidad de
ramificaciones que nos ofrece, y su peor miseria la poca o nula
capacidad de participar en la creación de nuevas
ramificaciones.
Esta no es una limitación tecnológica,
pues es perfectamente factible abrir los hipertextos a nuevos
planteamientos, se trata más bien de un limitante
político-comunicacional que es resultado del nuevo orden
mundial en que bajo la apariencia del libre acceso a la
información, subyacen sistemas profundamente
asimétricos en las etapas de producción,
circulación y consumo de esa
información.
Pero ese no es el tema de este artículo, sin
embargo era necesario referirlo para escapar del círculo
de quienes embobados por los avances
tecnológicos pierden de vista las connotaciones
políticas, culturales e ideológicas
que sustentan su uso en la sociedad
contemporánea.
La defensa que hacemos aquí del hipertexto es en
cuanto a las posibilidades que nos da su preformance
tecnológica y no en cuanto al modelo de su uso que se ha
impuesto en la
denominada sociedad de la información.
De otro lado, es necesario anotar que si bien el
hipertexto tiene su hábitat
natural en la Web, es posible construirlo prescindiendo de ella a
través de las últimas versiones de los procesadores de
textos, lo que redunda en un menor requerimiento económico
y tecnológico, pero que al mismo tiempo no nos encierra,
como pudiera parecer, en un círculo pequeño de
hiperlectores e hiperescritores, pues es posible en cualquier
etapa del desarrollo del hipertexto colgarlo en la
telaraña mundial de la información.
Pero en la actualidad también existe software que se adecua
bastante bien a las estrategias de
enseñanza en base al hipertexto, tal es el caso del Atlas
TI, el que gracias a sus características "amigables"
permite a los profesores y estudiantes concentrarse en las
actividades de aprendizaje, obviando los aspectos netamente
tecnológicos o computacionales; lo que no ocurre por
ejemplo cuando se intenta construir hipertextos mediante la
elaboración de páginas
web o de un producto multimedia.
"El Atlas TI, es una herramienta que permite
desarrollar, alrededor de documentos (en
varios formatos como: fotografía, gráficos, imágenes, video, audio o
texto), una estructura interrelacionada de notas y reflexiones
sobre el análisis de los documentos seleccionados.
Atlas TI permite utilizar las interrelaciones entre notas,
reflexiones y los documentos para crear ligas o vínculos
entre ellas, es decir, ayuda a elaborar nodos y a vincularlos,
construyendo progresivamente una estructura hipertextual"
(AGUILAR y CUENCA).
La forma lineal que tenemos de escribir y leer nos viene
de siglos y según algunos investigadores tiene su
nacimiento primigenio en la forma en que están
estructuradas nuestras neuronas. De hecho, mucho de lo que
hacemos lo hacemos linealmente y hasta se recomienda en la
sabiduría popular "no hacer más de una cosa a la
vez". Se trata de la cultura del libro, en la que el orden es
secuencialidad.
Sin embargo, desde hace algunos años, otras voces
sostienen exactamente lo contrario y atribuyen nuestro
ordenamiento neuronal, precisamente, a la práctica
extendida mundialmente de la escritura y la lectura lineal; y
aún van más lejos y sostienen que esta forma de
estructuración de nuestras neuronas no es la más
"natural", sino que es más bien "forzada".
Y ¿cuál es entonces la forma "natural" que
tienen nuestras neuronas de conectarse? La de redes, ramificaciones que
derivan en ramificaciones, dando posibilidades a procesos mucho
más complejos que los que permite una organización lineal. Se trata de la
suposición de que la mente funciona por asociación
de ideas en base a intrincadas tramas formadas por las células
del cerebro. De
allí la facilidad con la que los internautas aprendices
navegan por la Web sin haber recibido mayor entrenamiento
para semejante empresa.
También aquí tiene cabida el tema de la
lateralidad cerebral, pues el hipertexto se relaciona
básicamente con el hemisferio derecho del cerebro, ese que
prácticamente ha sido ignorado por la cultura occidental,
sobre todo por sus instituciones
académicas, es decir por las universidades y los colegios
en los que nos formamos y en los que formamos.
Según Bernardo Ceprián Nieto si se
incluyera las capacidades del hemisferio derecho del cerebro en
el proceso de enseñanza-aprendizaje académico, las
implicaciones didácticas pueden llegar a ser
impresionantes, "Pues bien, se sabe que este arrinconado,
olvidado y marginado hemisferio… es un hemisferio esencialmente
analógico, es decir, establece relaciones entre los hechos
concretos como estructuras
globales a partir de la semejanza, no respondiendo al modelo
causal y analítico característico del hemisferio
izquierdo… Se trata, por tanto, de un hemisferio intuitivo,
altamente emotivo… El hemisferio derecho es asimismo
predominantemente holístico, multidimensional y
cualitativo; nada cuantificador, por tanto; y procesa la
información como un impacto vivo que metaboliza e integra
al instante en una totalidad, como si tal impacto surgiera de
dentro, ajeno luego a los referentes externos de donde han
provenido dichos impactos.
Por eso, para este hemisferio es real todo lo que siente
como tal, no distinguiendo entre el yo y los otros o entre un
dentro y un afuera. Por lo mismo, su verdad es siempre una verdad
sentida, altamente emotiva, poco que ver con la verdad
supuestamente objetiva o la verdad expresada y elaborada
culturalmente por el hemisferio izquierdo…
Una característica llamativa de los procesos
perceptivos del hemisferio derecho es su desconocimiento del
espacio y del tiempo. Aunque lo que percibe este hemisferio
transcurre siempre en un escenario determinado, la línea
argumental de lo percibido, como ocurre en los sueños, no
sigue nunca un orden lógico y temporal… Si
efectuáramos un contraste entre esta manera
específica de procesar la información del
hemisferio derecho y el lenguaje utilizado por la publicidad, el
cine, y, en general, por todos los medios audiovisuales, se
entendería mejor la fuerte capacidad de seducción
de dichos lenguajes, su capacidad hipnótica, el
embelesamiento, la obnubilación y la gran capacidad de
identificación que provocan, así como el alto
despliegue de emotividad y creatividad
simbólica que con frecuencia derrochan… La cultura
occidental basada hasta ahora en el desarrollo y predominio
abusivo – casi paroxístico – del hemisferio izquierdo, no
sólo ha ignorado olímpicamente esta manera de
percibir, sino que ha provocado una escisión que ha
derivado en un exceso de abstracción,
conceptualización y análisis a expensas
precisamente de la emotividad, la creatividad, la
analogía, las verdades sentidas y el simbolismo… Una
didáctica de la lengua y la
literatura, por
ejemplo, que ignore los procesos perceptivos del hemisferio
derecho, en mi opinión, habitará permanentemente en
la inopia. Si la palabra no consigue alucinar – impactar -, si no
recupera su capacidad de embrujo desde una estética distinta de la retórica
convencional dominante en la mayoría de las instituciones
educativas actuales, no resultará extraño que
la
comunicación verbal tienda a retraerse y busque cobijo
en expresiones telegráficas…" (CEPRIAN)
Sin embargo, y como se deduce del párrafo
anterior, no se trata ahora de olvidarnos del hemisferio
izquierdo. "El riesgo al que
asistimos en la actualidad, sin embargo, puede radicar
precisamente en bascular en exceso hacia el hemisferio derecho,
lo que filogenéticamente constituiría una
involución, sacralizando de forma confusa la no
linealidad, la hipertextualidad espectacular, vertiginosa y
totalmente aleatoria, relegando la capacidad de discernimiento
crítico del hemisferio izquierdo. Tal protagonismo
descompensado del hemisferio derecho -potenciado ahora por la
revolución tecnológica que estamos viviendo- nos
podría retrotraer como especie a una fase… infantiloide
observable sintomáticamente en determinados lectores
hipertextuales tipo zombi… de tal suerte que se
cortocircuitarían los procesos de maduración de
aprendizajes basados en las conquistas culturales definitivas del
hemisferio izquierdo (conceptualización,
abstracción, interpretación, análisis, …)…
Sería indispensable, desde luego, una educación
rigurosa en la sincronización hemisférica, toda vez
que la ciencia
desde muchas vertientes confirma permanentemente nuestra
enigmática lateralización cerebral"
(CEPRIAN).
Es cierto, que algunas de las cosas que aquí se
han dicho pueden ser calificadas de mera especulación
científica, pues los estudios del funcionamiento del
cerebro humano aún son incipientes pese a los avances
logrados en los últimos años. Pero eso no invalida
que merezcan tenerse en cuenta y bastan para promover, por lo
menos como alternativa complementaria, el uso del hipertexto como
herramienta pedagógica.
Roque Molluso ha recolectado las posiciones de grandes
pensadores sobre una nueva forma de leer y de escribir que bien
podrían encarnarse en el hipertexto. Barthés dice:
"En este texto ideal, abundan las redes que actúan entre
sí sin que ninguna pueda imponerse a las demás;
este texto es una galaxia de significantes y no una estructura de
significados; no tiene principio, pero sí diversas
vías de acceso, sin que ninguna de ellas pueda calificarse
de principal; los códigos que moviliza se extienden hasta
donde alcance la vista; son interminables…; los sistemas de
significados pueden imponerse a este texto absolutamente plural,
pero su número nunca está limitado, ya que
está basado en la infinidad del lenguaje".
Baudrillard apunta: "El texto electrónico es el
primer texto en que el elemento de significado, la estructura y
el aspecto visual son básicamente inestables. A diferencia
de la imprenta, o de
los manuscritos medievales, la informática no impone que
ningún aspecto de lo escrito quede determinado para toda
la vida del texto. (…) Toda la información, todos los
datos del
mundo informático son una especie de movimiento
controlado, por lo cual la predisposición natural de la
escritura electrónica es hacia el cambio". Y Foucault
añade: "…las fronteras de un libro nunca están
claramente definidas… atrapado en un sistema de referencias a
otros libros, otros textos, otras frases: es un nodo dentro de
una red… (…)
…una red de referencias". (MOLLUSO) Tanto el texto ideal de
Barthes como la red de referencias de Foucault en el momento en
que fueron planteadas sólo existían en el cerebro,
en la actualidad siguen sin ser palpables, pero son ya
virtualmente existentes en las estructuras
hipertextuales.
El hipertexto da origen a la hiperpoesía, a la
hipernarrativa, y la hipermedia a la hipermúsica, al
hipercine; estamos hablando, téngase en cuenta de la
renovación del arte como lo
conocemos, del nacimiento de una nueva cultura. Nuestro cerebro
siempre ha sido hiper, puesto que ofrecía para cada
percepción infinitos enlaces posibles, hoy
los objetos percibidos pueden también ser hiper en
sí, sin tener que pasar por nuestro cerebro.
El proceso de enseñanza a fin de cuentas puede
reducirse a un discurso, y
por tanto el aprendizaje dependerá en gran medida de las
características de éste. Creemos que en Latinoamérica predomina el discurso
educativo que surgió junto con la modernidad y sus
paradigmas, tema que no desarrollaremos aquí, sino
sólo en cuanto a los objetivos de nuestra
exposición: proponer al hipertexto como un nuevo
"discurso" de enseñanza más acorde con el tipo de
aprendizaje que los paradigmas posmodernos exigen.
La modernidad en esencia es lineal, desde la
percepción que tiene del tiempo hasta las fajas de
producción, pasando por su propuesta de desarrollo y su
ordenamiento de la historia. La educación moderna no
escapa a esta fórmula que queda perfectamente
explícita en la denominada clase
magistral.
La clase magistral tiene un perfecto orden y sólo
en ocasiones es interrumpida por preguntas que constituyen, en
última instancia, tan sólo obstáculos a
salvar a fin de mantener la secuencia lineal, entendida como
rigurosidad científica y claridad de
exposición.
La forma de la clase magistral está conectada,
sin duda, a la habitual manera que tenemos de organizar nuestros
discursos
escritos, tanto en su producción misma (el acto de
escribir) como en su consumo (el acto de leer).
En el texto se recrea el paradigma de la
educación tradicional según el cual el profesor es
el que sabe y los alumnos los que ignoran, convirtiéndose
el proceso de enseñanza-aprendizaje en un proceso de
traslado de conocimientos del profesor a los alumnos. Lo mismo
sucede con el texto, decíamos, el autor es el que sabe y
los lectores los que ignoran, la lectura es así el
mecanismo a través del cual los conocimientos del autor se
trasladan a los lectores.
Con el hipertexto la cosa es diferente, el (hiper)
lector es al mismo tiempo, o por lo menos puede serlo, autor; y
entonces la lectura se convierte en una confrontación de
ideas que puede manifestarse en una adhesión o en un
disentimiento, pero lo más importante aquí es que
esa adhesión o disentimiento se hipertextualiza, de tal
manera que será materia de
lectura para nuevos lectores que enfrentarán al hipertexto
ya modificado con las mismas prerrogativas que el lector
primigenio, y así hasta el infinito.
El hipertexto, fomenta el debate,
mientras el texto es más proclive a la aceptación,
al sometimiento. La Biblia sólo pudo ser escrita en texto,
este es la forma natural de los dogmas. Y en ciencias sociales,
¿a cuántos libros, a cuántos textos hemos
convertido en biblias? Una actitud
librepensante reclama el hipertexto como herramienta de
exposición de ideas, cuánto más si se trata
de formar a los jóvenes. (Hacemos la salvedad que tanto la
Biblia cristiana como las otras "biblias" suelen ser utilizadas
"hipertextualmente" en el sentido de acceder a la
información que contienen no en forma lineal, sino
acudiendo indistintamente a capítulos o estructuras
textuales más pequeñas, pero en ambos casos lo
leído tiene las condiciones de inmutable e incuestionable,
lo que contradice la esencia misma de lo que aquí llamamos
hipertexto).
"Sin embargo, en lo que respecta para fines educativos,
el que un software cumpla con un "funcionamiento" hipertextual no
basta para provocar ciertos aprendizajes sobre todo aquellos
aprendizajes deseables curricularmente… Por ello el implemento
del hipertexto como estrategia de enseñanza y aprendizaje
requiere de tomar a consideración otros elementos
más que la simple elaboración de documentos
hipertextuales…. Los usos del hipertexto en la educación
son variados y dependerán de la perspectiva que se asuma
acerca de aquello que es: el aprendizaje, la enseñanza, la
evaluación de lo aprendido, los tipos de
contenidos o conocimientos que se pretenden enseñar y
aprender y, la aplicación o uso que se supongan para tales
conocimientos y aprendizajes" (AGUILAR y CUENCA).
En ese sentido, Aguilar y Cuenca proponen el enfoque de
Jonassen, Peck y Wilson para el uso de la tecnología con
fines pedagógicos, el cual "rechaza de entrada una
concepción de la tecnología como medios para la
"entrega" de información y se preocupa por un uso de la
tecnología como facilitadoras y provocadoras de los
aprendizajes que permitan la construcción de conocimiento por parte de
los aprendices" (AGUILAR y CUENCA). Estamos en los terrenos del
constructivismo.
El hipertexto reniega de la linealidad y de la unidad
como valores, por
tanto concuerda con los paradigmas de la posmodernidad,
y permite, además, el desarrollo de la creatividad, el
trabajo en equipo
y que el alumno juegue un papel más protagónico en
el proceso de la enseñanza-aprendizaje.
Nos parece que al menos en ciencias sociales -en otras
latitudes ya hay experiencias considerables en la
enseñanza de la literatura- el hipertexto puede trabajar
muy bien, pues en tiempos de incertidumbre los discursos acabados
suenan a fundamentalismo y a imposición; y el hipertexto
es un discurso en esencia inacabado, abierto incluso a
contradicciones y hasta negaciones del discurso "madre". Nada
más acorde para esta época en que las verdades
sólo lo son hasta que se demuestra lo
contrario.
En esta perspectiva, cada capítulo de una
asignatura podría estructurarse en un hipertexto
construido tanto por el docente como por los alumnos, y al mismo
tiempo se ligaría con los hipertextos de los otros
capítulos, convirtiéndose la asignatura toda en un
gran hipertexto siempre vivo y siempre sujeto a revisión
por las promociones futuras de estudiantes y profesores. Pero si
nos ponemos este límite, estaríamos en contra de la
misma esencia del hipertexto que es su desconocimiento de
límites temáticos; y aquí surge el temor del
extravío en una maraña de conocimientos que recorre
todas las ramas del saber humano y el consecuente fracaso en el
encausamiento de los alumnos por parte del docente en unos
objetivos bien definidos y explicitados en el
sílabo.
Tecnológicamente es posible poner los
límites de los que renegamos y terminar con el miedo al
extravío, pero acaso ese miedo sea cultural y el
extravío relativo, y entonces estamos frente a un reto
mayor que consistiría en revolucionar la cultura de
nuestras instituciones académicas de tal forma que
extravío signifique no salirse del cauce.
Como bien dice Bernardo Ceprián Nieto "al no
existir una ruta correcta y única condicionada por
necesidades curriculares como ocurre actualmente en cualquier
centro de enseñanza, los conceptos de asignatura, de
especialidad, de selección y distribución de contenidos por cursos,
niveles, años escolares, etc. acusarían una
profunda conmoción".
De hecho, hasta lo que actualmente se
considera valioso en el acto del conocimiento, según este
autor, sufriría un vuelco: "El conocimiento adquirido por
el usuario con una sola entrada en la red sería en
sí mismo la experiencia de haber navegado por la red, del
mismo modo que conocemos las calles de una ciudad, es decir, el
viaje sería más valioso que el destino y las
relaciones entre los datos más valiosas que éstos".
Y hasta la misma inteligencia
sería replanteada: "La inteligencia… no radicaría
sólo en la capacidad para procesar, integrar, almacenar y
memorizar información, sino en la imaginación con
que cada persona
construiría su propio viaje".
No estamos entonces, frente a poca cosa, el reto es
inmenso, pero según nuestro autor podemos ser optimistas
si tomamos una "… clara conciencia de lo
que ya ha comenzado a gestarse, valorándolo y
analizándolo como se merece, no… dando la espalda a los
nuevos síntomas evidentes o, lo que es peor, desde la
ignorancia, aceptando de una vez por todas que nos encontramos
ante algo radicalmente nuevo y de consecuencias imprevisibles
tanto socioculturales como cognitivas". Además debemos
"Continuar profundizando en los conocimientos secuenciados y
lineales que hasta ahora habían sido y continúan
siendo su fuerte (de las instituciones educativas), pero desde
una lógica
más borrosa, con perspectivas más flexibles, dando
entrada en las aulas al pensamiento
imaginativo para establecer sincronías y
diacronías, recomponer déficits, promover sinergias
críticas e interrelaciones significativas… Pero sobre
todo, las instituciones educativas habrán de replantearse
desde unas premisas distintas la epistemología y la metodología para acceder al saber en las
aulas presenciales, insuflando derivaciones sociales distintas
para el conocimiento académico, promoviendo esta nueva
conciencia ecológica global que parece despuntar
lentamente y subrayando a la vez una sutil y profunda solidaridad entre
todo lo existente que habrá que reformular de nuevo"
(CEPRIAN).
En este artículo no estamos pidiendo tanto, pero
por algo hay que comenzar, "caminante no hay camino, se hace
camino al andar", escribió Machado, y el verso calza
perfectamente en el hipertexto como en la actitud que debemos
tomar frente a semejante reto.
La tecnología por fin nos ha dado una herramienta
para el pensamiento posmoderno -fragmentado, imaginativo le dicen
otros- y no podemos desaprovecharla.
El soporte tecnológico que demanda no es muy
costoso y la mayoría de nuestras instituciones educativas
ya cuentan con él en medida suficiente para iniciar un
proyecto
piloto al menos.
Aguilar y Cuenca justifican la necesidad de integrar
tecnologías como la del hipertexto en la educación
superior por el hecho de que "las nuevas tendencias en la
forma de trabajo,
investigación y representación del
conocimiento implican cada vez más el uso de las nuevas
tecnologías, el uso de estas va más allá de
una pericia técnica, implican el conocimiento de nuevas
formas de relación del investigador con su objeto de
estudio, nuevas formas de colaboración para la
construcción de conocimiento, nuevas formas de comunicar
el conocimiento e incluso de validarlo, y por supuesto nuevas
formas de aprender y explicar lo que se aprende" (AGUILAR y
CUENCA).
Además y reiterando, el lector del hipertexto a
diferencia del lector del texto, puede ser al mismo tiempo autor,
esto es, puede ampliar el hipertexto original para aclararlo,
para adecuarlo a sus intereses, para corregirlo, o para negarlo y
eso es, a fin de cuentas, poder.
Una juventud
educada bajo estos esquemas que proponemos será
fructífera intelectualmente, pero acaso lo más
importante sea que, como dice Roque Molluso, así se
estaría dando paso a la creación de una nueva
subjetividad, en mi opinión mucho menos propensa a aceptar
las jerarquías rígidas y menos dispuesta a que el
partido se juegue teniéndola de mera espectadora. Acabamos
de definir, sin proponérnoslo, la participación ciudadana.
Sostenemos que, el hecho de que un sector apreciable de
la población latinoamericana siga teniendo el
problema del analfabetismo
absoluto y funcional no constituye excusa para no afrontar el
problema del "hiperanalfabetismo" (ausencia de la capacidad de
escribir y leer hipertextos), por el contrario, este problema se
nos presenta como una gran responsabilidad y como una gran oportunidad al
mismo tiempo, pues por un lado los llamados infopobres son cada
vez más manipulables, y por otro podemos destacarnos
académicamente ya que son muy pocos los centros de estudio
que actualmente le dan la importancia que se merece al hipertexto
como herramienta pedagógica. Hasta nosotros – y pedimos
disculpas por la paradoja- queremos explicar las ventajas del
hipertexto a través de este texto tradicional.
AGUILAR TAMAYO, MANUEL y CUENCA ALMAZÁN, ILIANA:
Hipertexto y Aprendizaje en la Educación Superior,
http://laguna.fmedic.unam.mx/mensajebioquimico/Mensaje_Bioquimico_Cuenca%
APARICI, ROBERTO: Mitos de la
Educación a
Distancia y de las Nuevas Tecnologías,
www.uned.es/intedu/espanol/temas-de-debate/mitos/index.htm
CASAS, IGNACIO y OTROS: Internet para Todos, Santiago de
Chile, Ed. Pontificia Universidad Católica de Chile,
s/f.
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Sobre el Concepto
Hipertexto, www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Ideologías e
Internet, www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: ¿Estamos Informados
Globalmente?
www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Hipertexto,
Nanotecnología y Educación: sobre redes, nudos y
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I PUIG, CARLES TOMAS: Del Hipertexto al Hipermedia: Una
aproximación al desarrollo de las obras abiertas,
www.iua.upf.es/formats/formats2/tom_e.htm
MOLLUSO, ROQUE: Hipertexto y Democracia, www.hipersociologia.org.ar/papers/mollusosp.html
RUEDA ORTIZ, ROCÍO: Hipertexto, ambientes de
aprendizaje y formación, www.ciberespiral.org/bits/hiperte.htm
RUEDA ORTIZ, ROCÍO: Hipertexto:
representación y aprendizaje, www.ciberespiral.org.bits/hipertex.htm
José Luis Ramos Salinas*
* Docente del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de
San
Agustín de Arequipa, Perú. Otros trabajos del
autor se pueden leer en su blog: http://el7mocirculo.blogspot.com