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Tratado Secreto de la Triple Alianza o Pacto de exterminio al Paraguay



Monografía destacada

    1. Causas de la
      guerra
    2. ¿Por qué se firma
      el Tratado?
    3. Gestación del
      Tratado
    4. El Cuerpo del Tratado. Protocolo
      adicional
    5. El Tratado es descubierto.
      Repudio nacional y mundial
    6. Consecuencias del
      Tratado
    7. Crímenes de Guerra.
      Saqueo al país
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    1.
    Introducción

    Con este breve trabajo de
    investigación, me gustaría
    desentrañar la verdadera autenticidad y el notable alcance
    que tuvo hace exactamente ciento cuarenta años, el tratado
    genocida firmado por los ministros plenipotenciarios de la triple
    alianza, conformada por nuestros "vecinos"; el Imperio del
    Brasil, la
    República Argentina y la República Oriental del
    Uruguay, y
    todas las repercusiones a las que dio lugar dicho pacto hasta
    nuestros días.

    En realidad, gran parte de lo que pudiéramos
    investigar sobre este tema ya fue abarcado por una diversidad
    notable de autores de distintas nacionalidades, con obras muy
    fructíferas. En la Argentina tenemos el caso de Juan
    Bautista Alberdi, notable jurisconsulto, quien fuera
    acérrimo defensor del derecho a la vida, del respeto mutuo de
    las naciones, enemigo de toda violencia y
    gran propulsor de la defensa de la "causa paraguaya".

    También podemos citar a otros autores como el
    poeta argentino Carlos Guido Spano manifestando su pesar por la
    contienda contra el Paraguay en su
    triste cuarteto, y entre nuestros contemporáneos me
    parecen sobrios y útiles los apuntes del escritor
    brasileño Julio José Chiavenato.

    A lo que quiero llegar es que existe una cantidad
    fastuosa de obras y autores sobre la Guerra contra
    la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, y así como
    existen varios autores de distintas nacionalidades y de distintas
    épocas, por ende existen diversas corrientes o tendencias
    con respecto a las causas del conflicto.

    En el Paraguay tenemos historiadores lopiztas y
    anti-lopiztas; en la Argentina, por un lado la corriente
    revisionista, y por el otro la de tendencia liberal.
    También pasa lo mismo en el Brasil, con simpatizantes del
    imperio y no simpatizantes. Todo esto crea una difícil
    tarea al investigador de encontrar las verdaderas causas del
    conflicto, o por lo menos algo coherente sin entrar en
    fanatismos.

    Considero apasionante todo tema relacionado a la
    contienda que entablara nuestro país contra los
    países de la mencionada alianza, entre los años de
    1864 a 1870. Y merecedor de un profundo estudio, por la forma en
    la que se desarrollaron las hostilidades, ya sean éstas en
    el ámbito diplomático, físico o
    armamentista. Realmente el Paraguay vivió una epopeya
    patria, quedando al final de la contienda en ruinas, devastado,
    invadido, a colonizar. Por eso es menester decir que el Paraguay
    de hoy es el que tuviera su nacimiento en el año
    1870.

    El tema de la Guerra Grande es un tema muy amplio e
    imposible de abarcar en su totalidad en una breve monografía. Por lo tanto, me
    ceñiré en un punto que fue, es y será muy
    polémico desde cualquier punto de vista, tanto en los
    países firmantes, como en la fecha en que fue suscripto y
    en sus verdaderas intenciones. Este punto es el Tratado Secreto
    de la Triple Alianza o Pacto de exterminio del Paraguay. Con
    dicho documento se sella la suerte de nuestra patria, como
    país, como nación,
    como estado libre y
    soberano. Y por tal motivo, considero al tratado de la triple
    alianza como la crónica de una
    muerte anunciada para con el país más
    desarrollado de la América
    de antaño.

    La Guerra de la triple alianza se desarrolla, como
    veremos, en un marco internacional de movimientos comerciales,
    fruto de la Revolución
    Industrial, y el cambio en las
    modalidades del colonialismo. Tal cambio se refiere a que los
    nativos de un país se ocupen de los gastos e Inglaterra de las
    ganancias. Del colonialismo militar, nos deslizamos hacia el
    colonialismo económico, mucho más sutil pero igual
    de perverso. Esta guerra concluye con una de las naciones
    más avanzadas desde el punto de vista económico e
    industrial de toda América.

    A continuación, trataré de determinar
    cuáles fueron los verdaderos motivos que llevaron a los
    países signatarios del pacto de exterminio, a suscribirlo.
    Sus contradicciones, la verdadera fecha en que fue suscripto, la
    participación de la corona británica, la esencia
    "secreta" del pacto, su hallazgo, las repercusiones que tuvo en
    toda América y en el Paraguay. La opinión de los
    más calificados autores de la época, la
    reacción de los aliados al darse a luz el tratado, y
    sus catastróficas consecuencias para nuestra patria, de
    sueño truncado por el colonialismo de turno.

    2. Causas de la
    guerra

    Es bien sabido que la guerra que el Paraguay
    padeció contra la triple alianza era inevitable por los
    propios intereses que se encontraban en juego:
    cuestión de límites,
    un problema de antaño de nuestro país para con sus
    vecinos, que ni en vastos tratados llegara
    a finiquitar. El rol bélico que pregonaban los ministros
    de Su Majestad la reina, en su afán de seguir generando
    ganancias para propio bien y el de sus entidades bancarias como
    la Banca Rotschild,
    la Casa Baring y el Banco de
    Londres.

    Desde mi punto de vista se valora erróneamente la
    participación de Gran Bretaña en este conflicto.
    ¿Que significaba para un coloso, como una de las madres de
    la civilización de occidente, el rápido desarrollo de
    un pequeño país mediterráneo en el corazón de
    América?.

    La participación de Gran Bretaña en el
    conflicto, a mi entender fue nula. Pero ésta como estado;
    los que tuvieron intereses dolosos fueron los ministros
    plenipotenciarios que representaban a la corona en
    América, que hacían de nexos entre las grandes
    bancas inglesas y los países del Plata, otorgando
    numerosos empréstitos.

    Estos ministros como el caso de Thornton, llegaron a
    convertirse en verdaderos agentes bancarios cobrando importantes
    intereses en las transacciones que realizaban, y es a estos
    mismos comisionistas a los que no les agradaba mucho la idea del
    "país solvente por sí mismo", como el
    nuestro.

    Si analizamos un poco la situación de los
    países del Plata en aquel entonces, nos daremos cuenta que
    nuestros vecinos colaboraban anualmente cifras exorbitantes a las
    entidades bancarias de Londres. Así, nos dice Chiavenato:
    "El imperio del Brasil dedicaba casi 70% del saldo favorable
    de su comercio exterior
    para pagar los intereses contraído con los
    empréstitos ingleses".

    La situación del otro grande, la Argentina,
    tampoco era menos desastrosa, debiendo en reiteradas ocasiones
    recurrir al capital
    inglés,
    por ejemplo al derrumbarse los precios de los
    cueros, la lana y el ganado. El presidente Mitre fue muy claro
    para con sus conciudadanos al decir: "¿Cuál es
    la fuerza que
    impulsa a este progreso? Señores… es el capital
    inglés"
    . El Ministro de Hacienda argentino, Lucas
    González, daba su opinión acerca de la guerra y
    entre otras cosas mencionaba que uno de los tantos objetivos de
    la guerra era "obtener beneficios muy grandes para el comercio del
    mundo, muy especialmente del comercio inglés que
    encontrará en el Paraguay libre y civilizado un gran
    mercado que
    explotar".

    Al hablar de crisis
    económica, la Banda Oriental no pasaba desapercibida. Al
    asumir Flores, tuvo la desdicha de convertir la deuda interna
    uruguaya en deuda externa, un
    país que asomaba a la banca rota. Por su parte, nuestro
    país tenía deuda externa cero, la inversión de capitales extranjeros era
    prácticamente nula, todo se pagaba al contado. Se
    podría decir que en ese sentido la época de los
    López fue brillante.

    Ahora la pregunta es: ¿Por qué el
    Paraguay, país mediterráneo, no necesita de los
    capitales foráneos? Primeramente por la utilización
    de industrias,
    productos y
    mano de obra nacional que el país viene desarrollando de
    manera espléndida desde la época del Supremo.
    Resume el historiador argentino León Pomer diciendo:
    "La materia prima
    vernácula es cada vez más explotada. Con algodón
    y Caraguata se fabrica papel, también con Caraguatá
    fabrican tejidos para
    camisas y ropa interior. Raspando los cueros los paraguayos
    obtienen el pergamino tan bueno como el europeo; la tinta la
    fabrican a partir del haba negra y la sal y el jabón
    mediante sustitutos que proporcionan los árboles
    silvestres y las cenizas vegetales (…). La introducción de maquinas están
    exentas de gravámenes (…). Los individuos que inventan
    algo útil o introducen procedimientos
    novedosos en la agricultura y
    la industria
    gozan de especiales privilegios"

    El Paraguay va pujando con esfuerzo propio y ayuda
    mutua, forjando así un crecimiento autónomo. Todo
    esto se va haciendo intolerable para los propietarios del capital
    extranjero, siendo inaudito para estos mencionados personajes que
    un país en el Plata pudiera subsistir sin recurrir a
    empréstitos ingleses. Su misión en
    síntesis era la de eliminar una política en ascenso
    que contrariaba sus intereses económicos.

    Pero entre las causas del conflicto podríamos
    citar demasiadas, muchas de ellas muy subjetivas o que tienden
    hacia ciertos intereses. Por eso creí factible hacer un
    breve resumen de las más importantes, según su
    orden de importancia, de la manera más neutral
    posible.

    1. La ausencia de definición de límites
      territoriales. En el año 1862 caducaban los plazos de
      los tratados Berges-Paranhos con el Brasil y
      Vásquez-Guido con la Argentina. Se cumplieron los 6
      años de tregua sin llegar a acuerdo alguno, no se
      podía encontrar una fórmula diplomática
      que pudiera subsanar dicha cuestión, problema que ya
      acarreábamos de la época de la Colonia, legado de
      los imperios hispano y lusitano respectivamente.
    2. Paraguay era un país altamente influenciado
      por el Imperio francés (Napoleón III), en una región
      dominada por el mercantilismo inglés. Mientras que
      nuestro país sostenía el estado
      empresario,
      Inglaterra adoctrinaba tanto a argentinos como a
      brasileños en el libre mercado y en el capitalismo
      liberal del siglo XIX. También la inexperiencia de la
      diplomacia paraguaya sumó un poco.
    3. Cuestiones comerciales de particulares ingleses,
      referentes a la venta de
      armas y el
      otorgamiento de empréstitos para la financiación
      de la guerra. Los agentes de Su Majestad lucraron de manera
      desmedida en aquellas épocas de libre comercio
      con la venta de armamento en general y con la cesión de
      créditos.
    4. Deseos de influenciar políticamente en la
      región por parte del Mariscal López, imitando la
      política de equilibrio,
      que por coincidencia es una doctrina de origen francés
      (Cardenal Richeliu, mantener el status quo, ningún
      país debe más poderoso que otro, equilibrio
      político). Decía Richeliu: "El éxito
      de una política de "raison d'état", depende, ante
      todo, de la capacidad de evaluar las relaciones de poder…en
      teoría, el equilibrio de poder debe ser
      perfectamente calculable…aunque en la práctica, suele
      ser difícil…" De repente nuestro Mariscal-Presidente
      caía en rol de árbitro en cuestiones de poca
      competencia
      para nuestro país, autodenominándose ferviente
      defensor de la doctrina del "equilibrio del Plata".
    5. El afán imperialista del Brasil, que desde
      tiempos de la colonia sostiene una política de
      expansión territorial, hasta incluso nuestros
      días (Como es el claro ejemplo del Estado de Acre,
      territorios usurpados a la República de Bolivia). El
      Brasil tuvo siempre, desde tiempos inmemorables, el afán
      "bandeirante" de anexar territorios ajenos a sus dominios, y es
      por eso justamente que nunca se llegaría a un acuerdo
      con respecto a la cuestión de límites con el
      Paraguay, hasta que la guerra acabe.
    6. Gran inestabilidad política de la Argentina,
      que hace que la nación por primera vez se una en una
      causa común. Este país sufría un momento
      muy crítico de su historia, en la eterna
      confrontación de federales contra unitarios. Mitre y los
      suyos, en su afán de mantenerse en el poder, comenzaron
      la cacería de opositores, como es el claro ejemplo de
      los injustos asesinatos de un apóstol del derecho como
      fuera el Gral. "Chacho" Peñaloza y del Gral. Benavides.
      Todos estos muy festejados por Sarmiento. En síntesis,
      la guerra en la Argentina nunca fue popular, sólo en sus
      principios
      hubo una unión de pueblo, pero con la publicación
      del tratado, el repudio popular llegó a su
      clímax.
    7. La influencia política en los círculos
      de Buenos Aires de
      la comunidad de
      exiliados paraguayos, fervientes anti-lopiztas, quienes luego
      conformarían la Legión Paraguaya. Estos
      paraguayos exiliados en la capital federal argentina no eran
      consientes de los grandes sacrificios humanos que
      indefectiblemente traería la guerra, éstos
      pensaban únicamente en sus pretensiones por acceder al
      poder.
    8. Y otras causas bien sabidas, que ya solamente fueron
      detonantes de todas las citadas anteriormente; la
      participación activa del Brasil en las cuestiones
      políticas internas del Uruguay, el
      interés del Gral. Venancio Flores por
      tomar las riendas de la Banda Oriental de la manera que sea, el
      estado de guerra declarado por el Paraguay al Brasil y la
      negativa del gobierno
      argentino al paso de las tropas paraguayas por Corrientes,
      basada en una neutralidad inexistente.

    3. ¿Por
    qué se firma el tratado?

    No se llegó a ningún acuerdo de
    límites y existe un antagonismo en el liderazgo
    regional de dos potencias presentes (Argentina- Brasil) y una
    potencia en
    ascenso (Paraguay), una situación muy análoga a la
    Europa de
    comienzos del siglo XX, donde Inglaterra y Francia eran
    ya potencias colonialistas establecidas y el Imperio
    Astro-Húngaro y el Alemán eran potencias que
    surgían y ya no poseían un mundo por
    conquistar.

    López, era un modelo antiguo
    de hacer política; no correspondía a una
    república liberal constitucionalista del siglo XIX como lo
    era Argentina, ni a un imperio aristocrático como lo era
    el Brasil. Paraguay era una república de corte romano
    (inspirado en el derecho
    romano). Era un caso sui-generis que no encajaba en
    ningún esquema antes conocido, un país
    políticamente centralizado sin instituciones
    liberales, agro-exportador, en proceso de
    industrialización, y que no importaba productos
    manufacturados por las industrias extranjeras (por lo menos no en
    las cantidades que importó incluso terminada ya la
    guerra).

    Un país donde el 90 % de la propiedad
    inmueble pertenecía al Estado, en una región donde
    la propiedad privada era el común denominador.

    Entre tantos motivos del por qué del acuerdo
    encontramos varios: eliminar una potencia en ascenso, las
    oportunidades tanto económicas como territoriales que
    ofrecería la conquista de un nuevo país, el Brasil
    se despojaba de un eventual rival que aliado con la Argentina
    podría presenciar una seria amenaza en su ambición
    hegemonista regional.

    También es importante mencionar la
    condición de países amortiguadores de Paraguay y
    Uruguay, frente a dos potencias vecinas. Como es en Europa el
    caso de Bélgica y Holanda entre dos potencias como Francia
    y Alemania. El
    Paraguay era un país cuyo gobierno tenía grandes
    ambiciones, y el cual estaba muy inspirado en el romanticismo
    nacionalista del corte europeo, tipo Garibaldi o Bismarck. Brasil
    tenía territorios como el Matto Grosso que solamente
    podía acceder para colonizarlos a través del
    Río Paraguay.

    Y si a todo esto sumamos la participación nula
    del capital inglés en una potencia en ascenso, como
    habíamos mencionado, y las aspiraciones de Venancio Flores
    de llegar al poder de la Banda Oriental con la ayuda del
    mitrismo, nos cuadra a la perfección la alianza sostenida
    por el Imperio, la Confederación, la Banda Oriental y el
    capital inglés representado por los ministros de Su
    Majestad.

    4. Gestación
    del Tratado.

    Existen muchas discrepancias sobre la fecha en la que
    fue ideado este tratado. Por un lado, la corriente que
    personalmente comparto, sostiene que la idea de aliarse ofensiva
    y defensivamente contra el Paraguay por parte del Brasil y la
    Argentina ya viene de tiempos del viejo López. La otra
    corriente, es la sostenida por los aliados, afirmando que el
    tratado fue ideado y promovido en un corto lapso de
    aproximadamente doce días, desde el 20 de abril de 1865,
    hasta su firma final el 1 de mayo de 1865.

    ¿Qué importancia puede llegar a tener la
    fecha exacta en que fue ideado este documento?. Pues tiene
    importancia a la hora de probar las discrepancias en las que caen
    los mismos firmantes y cuando se afirma que el tratado fue una
    obra premeditada y con grandes intereses en juego. A
    continuación, veremos unos documentos que
    hablan por sí solos.

    Las bases de ese tratado son discutidas un año
    antes en las Puntas del Rosario, en el interior del Uruguay,
    donde se encuentran para discutir la situación oriental;
    Saraiva, Elizalde, Venancio Flores y el propio representante
    diplomático de Inglaterra, Edward Thornton. El propio
    Mitre, presidente de la Argentina, el 3 de febrero de 1865, alude
    claramente al tratado de la triple alianza que será
    firmado tres meses después:

    "En la república Argentina está el
    imprescindible deber de formar alianza con el Brasil a fin de
    derribar esa abominable dictadura de
    López y abrir al comercio del mundo esa espléndida
    y magnífica región que posee, tal vez, los
    más variados y preciosos productos de los trópicos
    y de los ríos navegables para explotarlo".

    Ya el 28 de octubre de 1864 – seis meses antes del
    tratado- Mitre ya deja bien claro en La Nación Argentina:
    "Las Alianzas en el Río de la Plata quedan así
    definidas: Alianzas de la civilización y de las reformas
    regulares de gobierno: La República Argentina, el Brasil y
    el Gral. Flores, representante del partido liberal en la Banda
    Oriental, significan indudablemente el orden, la paz, las formas
    regulares de gobierno, las libertades y garantías para los
    nacionales y extranjeros que se coloquen debajo de su amparo".

    Y para confirmar plenamente que este tratado ya estaba
    listo, el 24 de marzo de 1865, afirmaba La Nación
    Argentina: "Hoy se vuelven todas las miradas de todos los
    pueblos del Plata hasta aquella República esclavizada
    tantos años por el bárbaro poder de los
    López. Los acontecimientos que se van a desenvolver
    marcarán una época en la historia de este
    continente".

    Por otra parte, Saraiva mencionaba en una carta al
    historiador brasileño Joaquín Nabuco, "(?)
    dichas alianzas se realizaron el día que el ministro
    argentino y el brasileño conferenciaron con Flores en las
    Puntas del Rosario (el 18 de junio de 1864) y no el día en
    que Octaviano y yo, como ministros de Estado firmamos el
    pacto"
    , como nos comenta Acevedo.

    El general Venancio Flores, agregando su granito de
    arena, escribía a Ramírez:
    "a caballo, pues, con vuestros bravos correntinos que con los
    pueblos argentino y oriental, unidos al ejercito imperial, son
    hoy destinados a marcar en las páginas de la historia la
    gran cruzada, la triple alianza que tiene por objeto libertar al
    pueblo paraguayo".

    Todos los documentos anteriormente expuestos dejan
    constancia de que el tratado fue acordado en las Puntas del
    Rosario, Uruguay, el 18 de junio de 1864, diez meses antes de la
    firma del tratado. Esto puede ser real, pero opino que el tratado
    fue gestado mucho antes, a través de bocetos que con el
    tiempo fueron
    consolidándose.

    Al entrar al Palacio de Itamaraty, Río de
    Janeiro, ex sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del
    Brasil, hoy día convertido en un vistoso museo con
    llamativos colores y
    decorados, llamaría la atención de cualquier persona un
    pequeño mural que entre otras cosas alberga una frase muy
    peculiar : "Tratado de la Triple Alianza, fruto en gran
    parte de la diplomacia de José María Da Silva
    Paranhos"
    . Este mural contiene nada más y nada
    menos que el documento original, que motivó la
    realización de esta monografía.

    Es importante aclarar que ningún historiador
    menciona acerca de la participación, ni siquiera
    indirecta, del canciller Paranhos en el tratado de la triple
    alianza, pero sí en el posterior tratado de paz y
    límites.

    Nos queda una pregunta: ¿Por qué el
    Palacio de Itamaraty, o la misma diplomacia brasileña
    considera a Paranhos como un artífice del mencionado
    tratado?, ¿O fue solamente un error de imprenta de
    los encargados de hacer el mural?. A mi entender, Paranhos fue un
    pionero en la idea de que gran parte de la tierra
    guaraní correspondía al Imperio. No llegando a un
    acuerdo con Berges en el tratado de 1856, llega al país
    dos años más tarde. En esta ocasión obtiene
    un acuerdo con el plenipotenciario "ad hoc" Francisco Solano
    López, al suscribir una convención en materia de
    navegación, no así solucionado el problema
    "límites".

    Recabando un poco entre los autores, encontré un
    documento poco citado por la mayoría, el cual me
    llamó la atención por las personas que lo
    contrajeron y por la similitud que tiene con el pacto del 1 de
    mayo. He aquí el "Protocolo Secreto
    de Guerra contra el Paraguay de 1857", contraído entre
    Brasil y la Argentina ocho años antes del tratado secreto
    y un año después del tratado de amistad, comercio
    y navegación, que firmara Paranhos con el canciller
    paraguayo José Berges:

    "En el Ministerio de Relaciones Exteriores de la
    Argentina, en el legajo, Guerra de la Triple Alianza contra el
    Paraguay, año 1865, caja 1, folio 3/12, los historiadores
    Rodolfo Ortega Peña y E. L. Duhalde encontraron el
    protocolo secreto contra el Paraguay firmado el 14 de diciembre
    de 1857 por Paranhos y Santiago Derqui y financiado por el
    Barón de Mauá (…)"

    Este pacto se podría considerar como la primera
    pincelada del que se firmara el 1 de mayo de 1865, o sea que
    sólo había que renegociar algo ya pactado ocho
    años antes. Entre otras cosas el documento sostenía
    lo siguiente:

    La Argentina debía emplear todos los medios para
    que otros estados ribereños, y especialmente la
    República del Paraguay, se adhieran a los mismos
    principios de libre navegación; abrir el río a
    todas las banderas del mundo, así como los medios de
    hacerlos efectivamente útiles.

    Que todo esto se cumpla con el mayor empeño
    posible, y si hubiese resistencia de
    los paraguayos a abrir su río, el gobierno imperial se
    comprometía a tomar medidas coercitivas y aún
    recurrir a la guerra.

    Paranhos admitía que con la guerra todo se
    solucionaría. Pero también sostenía que una
    alianza de los dos estados para trazar sus fronteras con el
    Paraguay, estado más débil, sería odiosa, y
    podrían comprometer seriamente los resultados que ambos se
    prometían obtener. El canciller Paranhos era un
    diplomático de pura cepa y un genio en lo que
    hacía, por eso bien sabía que una alianza con la
    Argentina solucionaría todos los problemas
    presentes, pero produciría un tremendo descontento de las
    naciones en general, por lo tanto valía la pena esperar un
    poco más.

    De este modo, esperaban el momento oportuno para llevar
    a cabo su plan y siempre en
    el más minucioso de los silencios. El pacto también
    versaba sobre la guerra en sí; la Confederación
    pondría el ejercito, seis mil hombres de las tres armas
    cuanto menos, y el Brasil la escuadra.

    El presidente de la Confederación sería el
    comandante en jefe de las fuerzas aliadas, salvo que los
    brasileños participasen con más fuerzas terrestres
    que los argentinos. Las bases para las operaciones se
    establecerían en Corrientes, y por el momento no se
    mencionaban auxilios pecuniarios. Si este acuerdo no llegaba a
    concretarse, la Confederación prestaría al Brasil
    todos sus "buenos oficios" para la causa.

    Con este protocolo, el cual considero padre del tratado
    de la triple alianza, queda muy claro el papel de José
    María Da Silva Paranhos, "gran pensador" de los intereses
    del Imperio. Forjó indirectamente una importante alianza
    con una inminente amenaza, haciendo así un negocio
    factible para el futuro, que no tardaría en dar grandes
    beneficios al imperio.

    Con todas las manifestaciones expuestas, dejamos en
    claro que es casi imposible que el tratado haya tenido un breve
    periodo de gestación como sostienen los aliados, es
    más, existen numerosos documentos que prueban que
    éste fue el producto de un
    proyecto de
    varios años.

    5. El Cuerpo del
    Tratado. Protocolo adicional.

    Los tratados son acuerdos de voluntad entre dos o
    más derechos internacionales,
    celebrados por escrito entre Estados y regidos por el derecho
    internacional; éste sería un concepto muy
    moderno de la palabra "tratado". Es preciso que nos remontemos al
    siglo XIX, donde el término "derecho internacional" era
    poco y nada respetado. Así, las potencias aliadas sellaban
    el destino de nuestro país en la confección de un
    tratado.

    El reputado historiador argentino Ramón J.
    Cárcano nos comenta: "El texto del
    Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay:
    documento firmado en la residencia particular del Presidente de
    la República Argentina, Bartolomé Mitre, al caer la
    tarde el 1ro de Mayo de 1865. La concurrencia al acto es
    reducida: los ministros del gabinete de Mitre, los generales
    Urquiza y Flores, el almirante Tamandaré, el general
    Osorio, el gobernador de Buenos Aires y algunos miembros del
    congreso. Al suscribirse el pacto, el presidente Mitre exclama:
    "Decretamos la victoria".

    Al terminar dicho acto, el tratado quedaba redactado de
    la siguiente manera: el documento constaba de diecinueve
    artículos y a éste se anexaba un protocolo con
    cuatro disposiciones finales. Redactado y suscripto por los
    ministros plenipotenciarios Dr. Octaviano de Almeira Rosa en
    representación de Su Majestad, el emperador de Brasil; el
    Dr. Rufino de Elizalde en representación de la
    Confederación Argentina y el Dr. Carlos de Castro en
    representación del gobierno provisorio de la
    República Oriental del Uruguay.

    A continuación, tratare de desmenuzar los
    artículos más debatibles y controvertidos del
    redactado documento:

    Las hostilidades comenzaron en el territorio de la
    Rca. Argentina o en la parte colindante del territorio paraguayo,
    el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados
    quedan a cargo del Pdte. de la Rca. Argentina y general en jefe
    de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las
    fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas
    órdenes del Vice Almirante Visconde de Tamandaré,
    comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del
    Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el Emperador del Brasil
    formarán un ejército a las órdenes de su
    general en jefe, el brigadier don Manuel Luís Osorio. A
    pesar de que las altas partes contratantes están conformes
    en no cambiar el teatro de las
    operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos
    soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora en
    observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en
    jefe, para el caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al
    territorio oriental o brasileño. (Art. 3)

    En este artículo observamos claramente como con
    este tratado sólo se renegocia el pacto de 1857, y
    también se puede observar la victoria diplomática
    del Brasil al subordinar a los argentinos en sus propias aguas,
    teniendo en cuenta la disputa de intereses entre estos eternos
    enemigos, haciendo causa común en esta
    ocasión.

    El orden interior y la economía de las
    tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos. El
    sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios,
    equipo y medios de transporte de
    las tropas aliadas serán por cuenta de los respectivos
    Estados. (Art. 4)

    Las altas partes contratantes se facilitarán
    mutuamente los auxilios que tengan y los que necesiten, en la
    forma que se acuerde. (Art. 5)

    El Brasil conocía más que cualquier otro
    estado la situación económica en la que se
    encontraba su aliado, la Argentina. Si la situación
    económica del Brasil era mala, la de Argentina era
    calamitosa. Con estos dos artículos el Brasil tiene
    asegurado en su compañero de causa, una serie de jugosos
    empréstitos para hacer frente a los gastos, que una guerra
    de tal envergadura pudiera llegar a acarrear.

    Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las
    armas sino de común acuerdo, y mientras no hayan derrocado
    al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar
    separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua,
    armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino
    por perfecta conformidad de todos. (Art. 6)

    Con esto, Don Pedro II da por hecho que la guerra
    llegaría hasta el fin del Paraguay, sin arreglo de paz
    hasta que éste sea destruido por completo. Sostengo que
    este artículo hace de la entrevista
    en Yataity Corá un acto, donde la esperanza por llegar a
    una paz honrosa para todos los beligerantes, fuese sólo un
    sueño.

    No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino
    contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una
    legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa
    nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho
    gobierno, y les proporcionarán los elementos que
    necesiten, en la forma y condiciones que se convenga. (Art.
    7)

    Es este artículo el más repugnante de
    todos; la guerra es contra el gobierno paraguayo y no contra el
    pueblo. Sin embargo, saquean su capital violando mujeres,
    niños y
    ancianos. Dice, podrán admitir una legión
    paraguaya, pero obligan a prisioneros a matar a sus propios
    hermanos. Alberdi se pregunta: ¿Será que el
    gobierno paraguayo pagará la deuda que deje esta guerra?,
    ¿O será el pueblo devastado el que corra con los
    gastos?.

    Los Aliados se obligan a respetar la independencia,
    soberanía e integridad territorial de la
    Rca. del Paraguay. En consecuencia el pueblo paraguayo
    podrá elegir el gobierno y las instituciones que le
    convengan, no incorporándose ni pidiendo el protectorado
    de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. (Art.
    8)

    Se obligan a respetar su independencia
    imponiéndole un gobierno títere, al mando de un
    ejército de ocupación; respetan nuestra
    soberanía imponiéndonos los límites que a
    ellos les convenga, y usurpando tierras que por derecho nos
    corresponden.

    La independencia, soberanía e integridad
    territorial de la República, serán garantizadas
    colectivamente, de conformidad con el artículo precedente,
    por las altas partes contratantes, por el término de cinco
    años. (Art. 9)

    Extienden el periodo de fijación de
    límites por conflictos
    internos entre los aliados, constantes pujas para ver
    quién nos usurpa más tierra, la
    Argentina o el Brasil. Ésta primera pretende toda nuestra
    actual Región Occidental, al Brasil no le conviene tener
    tan cerca a la Argentina, por lo tanto no cede a tales
    pretensiones, por ende extiende el tema
    "límites".

    Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los
    aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las
    autoridades constituidas, para asegurar la libre
    navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de
    manera que los reglamentos o leyes de aquella
    República no obsten, impidan o graven el tránsito y
    navegación directa de los buques mercantes o de guerra de
    los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios
    o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las
    garantías convenientes para la efectividad de dichos
    arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política
    fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o
    también para el Uruguay, se dictarán de
    común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros
    estados ribereños que, dentro del término que se
    convenga por los aliados, acepten la invitación que se les
    haga. (Art. 11)

    De esta manera, nos imponen una política fluvial
    a su antojo, reglamentan la navegación de nuestros propios
    ríos, del río que lleva el nombre de nuestra
    patria. Así, los aliados tienen un máximo "respeto"
    hacia nuestra soberanía.

    Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago
    de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar,
    así como la reparación e indemnización de
    los daños y perjuicios causados a sus propiedades
    públicas y particulares y a las personas de sus
    ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los
    daños y perjuicios causados subsiguientemente en
    violación de los principios que gobiernan las leyes de la
    guerra. La Rca.Oriental del Uruguay exigirá también
    una indemnización proporcionada a los daños y
    perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la
    guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad
    amenazada por aquel gobierno. (Art. 14)

    Considero a este artículo como el
    histórico; la República Argentina nos libera de los
    gastos de esta guerra el 12 de agosto de 1942 bajo la presidencia
    de Ramón Castillo, 72 años después de la
    guerra. El Brasil, el 4 de mayo de 1943, bajo la presidencia de
    Getulio Vargas, 73 años después de la guerra.
    Probamos así, que desde un principio los aliados quisieron
    devastar la economía paraguaya y la de sus generaciones
    venideras.

    Este tratado quedará secreto hasta que el
    objeto principal de la alianza se haya obtenido. (Art.
    18)

    Esto es más que obvio, a sabiendas, los mismos
    aliados de que el pacto es injusto y abominable por donde se lo
    mire, se mantendría oculto evitando de esta manera
    ningún tipo de reacción, ya sea de los
    países contratantes como del mundo entero.

    A este documento, los firmantes anexaron un protocolo
    que entre otras cosas mencionaba lo siguiente:

    Que en cumplimiento del Tratado de Alianza de esta
    fecha, las fortificaciones de Humaitá serán
    demolidas, y no será permitido erigir otras de igual
    naturaleza,
    que puedan impedir la fiel ejecución de dicho tratado.
    (1º)

    Que siendo una de las medidas necesarias para
    garantir la paz con el gobierno que se establecerá en el
    Paraguay, el no dejar allí armas o elementos de guerra,
    los que se encuentran serán divididos en partes iguales
    entre los aliados. (2º)

    Que los trofeos y botín que se tomen al
    enemigo serán divididos entre los aliados que hagan la
    captura. (3º)

    Esto fue simplemente para coronar las falacias expuestas
    un poco más arriba. Es muy fácil entender las
    pretensiones aliadas; nos condenan a no tener fortificaciones que
    en algún momento puedan llegar a comprometer sus
    monopolios, restringiendo de esta manera nuestra
    soberanía.

    Por otra parte, nos manifiestan expresamente en dicho
    documento el saqueo del cual seremos víctimas, y todos,
    absolutamente todos los bienes de la
    república, ellos lo resumen en "trofeos y botín".
    El Uruguay, cuya participación en la guerra fue exigua,
    devolvió los trofeos el 31 de mayo de 1885. Por su parte
    la Argentina lo hizo bajo la presidencia de Juan Domingo Perón el
    19 de agosto de 1954, a ochenta y cuatro años de la
    finalización de la guerra. Sin embargo, el Brasil
    nunca devolvió los trofeos ni los cincuenta
    mil documentos robados del archivo nacional
    de Asunción.

    6. El Tratado es
    descubierto. Repudio nacional y mundial.

    En el mes de mayo de 1866, un año después
    de su firma, el tratado es descubierto, causando notable revuelta
    en los países latinoamericanos y en todo el mundo,
    principal motivo del carácter secreto del pacto.

    Carlos de Castro, ministro encargado de las relaciones
    exteriores del gobierno oriental y signatario del tratado del 1
    de mayo, enseña una copia del mencionado documento al
    ministro de Gran Bretaña, Mr. H. Lettson, con la promesa
    de que lo mantenga con absoluta confidencia. Éste, por su
    parte, hace exactamente lo mismo, traspasando el documento de
    manera íntegra a su superior jerárquico Mr. John
    Russel, quien pusiera a disposición de la Cámara de
    los Comunes de su gobierno, para su posterior publicación
    por la prensa de Londres
    y el
    conocimiento del mundo entero.

    Los aliados no consienten la metida de pata del
    compañero de causa uruguayo, así en un breve
    borrador el general Mitre, comentaba la revelación con su
    ministro Elizalde: "parece que Castro le dio la copia? esto
    será un escándalo inaudito"

    El mismo De Castro, con una impotencia única,
    escribe a Lord Russel diciendo: "(?) si una de las más
    espléndidas conquistas para la diplomacia de los tiempos
    modernos, ha sido la lealtad y la buena fe, acabáis, Lord
    Russell, de darle un rudo golpe, deteniendo a su marcha
    progresiva, y haciendo estragos a la verdadera
    civilización.

    Muchos países se manifestaron en contra del
    pacto, entre ellos podemos citar a Bolivia, Ecuador,
    Colombia,
    Perú, Chile y hasta los Estado Unidos, con arduas
    protestas en contra de la alianza, apoyando la causa paraguaya.
    Todo documento de protesta fue en vano; el emperador del Brasil
    no cedería, previo alejamiento de López del
    gobierno paraguayo, cosa que los demás estados no
    acataban.

    Un hecho digno de destacar fue el ofrecimiento del
    presidente boliviano Gral. Mariano Melgarejo en acudir al
    escenario del conflicto con doce mil hombres, en defensa de
    nuestra patria. También en Colombia causó
    conmoción la revelación del tratado, el ministro de
    relaciones exteriores, José Rojas Garrido, expresa el
    absoluto descontento de su gobierno en sendas notas enviadas a
    los países firmantes.

    En nuestro país, el pacto fue blanco de serias y
    enérgicas protestas por parte de toda la población, de todas las edades y todas las
    clases
    sociales. Nos comenta el historiador Efraín
    Cardozo:

    "La publicación del tratado de la triple
    alianza tuvo en Asunción vastas repercusiones populares.
    Los ejemplares de "El Semanario" eran arrebatados de las manos.
    Hubo que tirar en hojas sueltas el texto y el comentario que le
    acompañaban. Espontáneamente, sin que hubiera
    preparativos, todas las clases sociales se congregaron en el Club
    Nacional (?)".

    También las bellas, pero a la vez
    valientes mujeres paraguayas, lanzaron su protesta, tomando la
    palabra las señoras Eleida Peña de Molinas y
    Escolástica Barrios de Gill:

    "La mujer
    paraguaya, tiene ya hecha su resolución indeclinable al
    pie de los altares de la patria: morir con ella antes de que sea
    vilipendiada por el desnaturalizado enemigo que pretende
    despojarnos de nuestras virtudes, de nuestro honor y de nuestra
    patria".

    Inclusive los niños se manifestaron de la
    mano del maestro español
    Isidro Codina, que en un excelente castellano
    expusiera lo siguiente:

    "(?) Como preceptor de estos niños, cuyos
    padres son todos ciudadanos paraguayos, y creyendo interpretar
    sus sentimientos, vengo a protestar en sus nombres contra las
    pretensiones del enemigo de su patria, que intenta arrebatar su
    sagrada independencia y sumirlos en la dominación
    extranjera (?)".

    Entre todos los miembros del espantoso pacto, uno de sus
    pocos defensores es el Brigadier Bartolomé Mitre, uno de
    los principales protagonistas de la firma. Este señor en
    su afán de querer defender lo indefendible nos
    dice:

    "Los soldados aliados y, muy particularmente, los
    argentinos, no fueron al Paraguay a derribar una tiranía,
    en buena hora por accidente, ese sería uno de los fecundos
    resultados de su victoria".

    "Fueron a vengar una ofensa gratuita, a asegurar su
    paz interna y externa, así en el presente como en el
    futuro, reivindicar la libre navegación de los ríos
    y reconquistar las fronteras de derecho, fuimos como argentinos
    sirviendo a los intereses argentinos, y de la misma forma
    hubiésemos ido si en vez de un gobierno monstruoso y
    tiránico como el de López, hubiésemos sido
    insultados por un gobierno más liberal y
    civilizado"

    También el mismo Brigadier deja bien en claro que
    los ejércitos aliados van en busca de la
    destrucción del Paraguay.

    "(…) no se va a matar a tiros a un pueblo, no se va
    a incendiar sus casas, no se va a regar de sangre su
    territorio, dando por razón de tal guerra que se va a
    derribar una tiranía a despecho de sus propios hijos que
    la sostienen o soportan (…)"

    "La filosofía, la humanidad, y la moral
    desertarían de sus filas si hubiésemos ido a matar
    paraguayos y destruir al Paraguay para redimir un montón
    de ruinas y un grupo de
    viudas y huérfanos, cubriendo con la bandera de la
    libertad el
    último cadáver del último sustentador de su
    tiranía."

    Otro hecho resaltante, después de la
    publicación del tratado ocurre en la Argentina; el mismo
    Mitre, quien se hacía llamar defensor de la libertad de
    prensa, siendo titular de uno de los diarios de más tirada
    en la República Argentina, el 26 de julio ordena el cierre
    del suplemento de publicación periódica "La
    América" y la detención de todos sus
    directores.

    7. Consecuencias del
    Tratado

    Las consecuencias del tratado son trágicas
    para el país, podemos acoplar también las
    consecuencias de la guerra misma. Por un lado tenemos el legado
    limítrofe para con los países de la alianza; las
    consecuencias sociales propias de un país devastado y las
    consecuencias económicas y políticas, que son
    claramente manifiestas en la imposición de moneda
    corriente brasileña y en la implantación del
    ejército de ocupación.

    La población, que superaba los un millón
    trescientos mil habitantes antes de la conflagración,
    quedó reducida a apenas doscientos mil habitantes, de los
    cuales aproximadamente el 10% eran hombres, en su mayoría
    niños, ancianos y extranjeros. Las iglesias y casas
    particulares fueron saqueadas cargándose las
    mercancías en los barcos brasileños y argentinos
    anclados en el puerto de Asunción. También
    desaparecen todo tipo de tarifas aduaneras.

    El Paraguay pierde ciento cuarenta mil kilómetros
    cuadrados de territorio. El Brasil se apodera de un suelo muy extenso
    y apto para la agricultura; la Argentina del chaco austral y casi
    del boreal también, conflicto que será subsanado
    más adelante. En síntesis, el Paraguay pierde una
    extensión de tierra "casi igualable a los territorios de
    Cuba y
    Bélgica juntos", como comenta Chiavenato.

    Sintetizando, se lograron varios objetivos estipulados
    en el tratado; quitarle al Paraguay la soberanía de sus
    ríos (Art. 11), responsabilizar al Paraguay de la deuda de
    la guerra creando así una obligación imposible de
    cumplir (Art. 14), repartir el territorio paraguayo o parte de
    él entre la Argentina y el Brasil (Art. 16).

    Entre otros objetivos cumplidos por el tratado, tenemos
    que: derrocaron a nuestro tirano, también sometieron a
    nuestro pueblo, arrasaron nuestras fortalezas, nos despojaron de
    nuestras armas, arsenales y astilleros, nos impusieron nuestros
    límites demarcatorios mediante un tratado unilateral.
    Reglamentaron nuestra navegación, otorgándonos la
    "libertad" de nuestros propios ríos, nos impusieron su
    moneda y nos permitieron tener un gobierno no hostil a los
    intereses de la alianza.

    "Más de un autorizado historiador ha afirmado
    que la espinosa cuestión que debió ser salvada, se
    refería a la soberanía paraguaya, con cuya
    garantía no quiso comprometerse el canciller argentino
    Elizalde, sin lograr empero la adhesión de sus colegas.
    Era el viejo sueño porteño de la
    reconstrucción del virreinato reverdecido en la
    intención de Elizalde. A propósito es conocida la
    referencia del ministro británico Thornton, quien en una
    ocasión menciona haberle dicho al canciller argentino que
    "esperaba vivir lo bastante para ver la incorporación de
    las repúblicas orientales, paraguaya y boliviana a la
    confederación argentina"

    Gracias a que el Brasil, por intereses propios, no
    cedía a las pretensiones de Argentina de quedarse con
    nuestro Chaco Boreal, y al laudo favorable para el Paraguay,
    pudimos conservarlo, pero el Chaco Austral no corrió la
    misma suerte.

    8. Crímenes
    de Guerra. Saqueo al país.

    Ya decía Alberdi, que "el derecho a la
    guerra en sí es el derecho del homicidio, del
    robo, del incendio, de la devastación. Estos actos son
    crímenes por las leyes de todas las naciones del mundo. La
    guerra los sanciona y los convierte en hechos honestos y
    legítimos, viniendo a ser en realidad la guerra el derecho
    del crimen (…)".

    Lo que nos queda por acotar, es que la guerra de por
    sí ya es un crimen, un homicidio generalizado que no
    respeta a nada ni a nadie, exterminando todo a su paso.
    ¿Que tipo de naturaleza jurídica puede tener un
    acto así?, ¿Defender la Soberanía?. Tal vez
    sea el único hecho válido para llegar a una guerra
    en una nación civilizada escatimando hasta el
    último de los recursos
    válidos.

    Pero aquí el punto en cuestión es el
    crimen dentro del crimen, un acto vergonzoso y repudiable desde
    cualquier punto de vista. Es muy sencillo, en todas las guerras se
    cometen los llamados "crímenes de guerra", desde la
    antigüedad hasta nuestros días; desde los pueblos
    celtas que usaban los cráneos de sus enemigos para tomar
    vino, hasta las humillantes torturas proporcionadas por soldados
    norteamericanos a los prisioneros iraquíes. Este crimen
    del crimen llegó a alcanzar grados de espanto, y en
    nuestra epopeya estuvo al orden del día.

    El tratado de por sí ya fue un crimen
    político, y a éste se le sumaron todos los
    crímenes contra la humanidad de la que fueron
    partícipes los aliados; ya sea en el campo de batalla,
    donde Gastón de Orleans, Conde De Eu, entra en escena o en
    los vandálicos saqueos registrados en
    Asunción.

    Haciendo gala al exterminio, los ejércitos
    aliados de la mano de Bartolomé Mitre, cometieron
    crímenes con ensañamiento y alevosía.
    Así, podemos citar la
    contaminación de las aguas de los ríos con
    cadáveres coléricos, expandiendo así la
    mortal enfermedad hacia los militares y civiles que bebían
    de esas aguas, siendo antecedente éste del principio de
    una guerra bacteriológica.

    El ejército aliado obligó a los paraguayos
    a luchar contra su propio ejército, como nos comenta
    Ulrich Lopacher en una de sus anotaciones: "Durante la
    rendición de Humaita aconteció algo notable: uno de
    los que se rendían, abandonó, de pronto, a sus
    compañeros, se precipitó como loco, sobre uno de
    los nuestros y lo abrazó, lo besó y no quiso
    desprenderse de él (?) resultó ser una sargenta en
    uniforme de artillero y que había participado del sitio en
    la fortaleza de Humaita. Nuestro compañero, resultó
    ser su marido y luchaba como prisionero (?). En realidad
    debió haber todo un batallón de prisioneros
    (?)".

    También fueron puestos a la venta un centenar de
    prisioneros paraguayos, vendidos como esclavos al mejor postor, y
    teniendo como destino final el imperio brasileño.
    Éste, ya en aquella época, albergaba la
    tímida suma de cuatro millones de esclavos.

    Pero aún mas desgarradores, son los hechos como
    la quema de hospitales y degollamiento de personas en total
    estado de indefensión. Así, lo tomaron como ocio,
    el Conde de Eu, cerrando y quemando el hospital de Piribebuy,
    donde se encontraban ancianos y niños en estado
    calamitoso. Y por otra parte, el uruguayo Venancio Flores, que al
    concluir las batallas disfrutaba degollando
    prisioneros.

    Asunción fue saqueada en su totalidad el 1 de
    mayo de 1869. Fue ocupada por las tropas brasileñas
    causando desmanes en la desolada ciudad, así estos
    nefastos personajes continuaron violando mujeres, niños y
    cualquier ciudadano paraguayo. Y no nos olvidemos que la guerra
    era contra el gobierno paraguayo. La ciudad fue saqueada en todo
    sentido, no hubo respeto hacia nada, ni hacia nadie. Tampoco se
    salvaron las embajadas de los gobiernos extranjeros.

    Así escribe el cónsul francés a
    Caxias: "Vi saquear el consulado de Portugal y la
    Legación norteamericana, mi propio consulado fue por dos
    veces robado"
    . De esta misma forma también el
    cónsul italiano alude que los consulados de su país
    fueron saqueados por la caballería del coronel Vasco
    Álvarez. También alega el argentino Garmendia
    "los vencedores entraron a saco".

    Un caso muy curioso nos comenta Agüero Wagner:
    "Los solados brasileños también se
    dedicarían a cobrar dinero para
    devolver a sus familias niños extraviados, como el caso de
    Manuel Domeq García, por quien su familia
    debió pagar ocho libras esterlinas en
    rescate".

    Vemos que el país se encontraba totalmente en
    ruinas. Reinaba la anarquía total por las calles y ni los
    propios aliados podían sostener la situación. Las
    casas fueron saqueadas en su totalidad, las puertas rotas a
    hachazos, la paz pública exterminada y una
    población que entre sus últimos suspiros clamaba
    por una justicia muy
    lejana para aquellos tiempos.

    9.
    Conclusiones

    La alianza ha reducido a los pueblos del Plata a un
    papel secundario. Queda bien claro que la guerra tuvo premisas
    colonizadoras, donde se impuso la explotación del hombre por
    el hombre. De
    guerra a un tirano la convirtieron en guerra a un pueblo. El
    Brasil y la Argentina llevaban el estandarte de la
    civilización a un pueblo civilizado como el Paraguay. El
    primero pregonaba el rol civilizador con sus cuatro millones de
    esclavos y el segundo con la exterminación de gauchos en los
    fortines de la frontera.

    Es importante mencionar la participación del
    capital inglés en la contienda, de la mano de sus agentes
    plenipotenciarios, grandes comisionistas, y no de Gran
    Bretaña como se interpreta erróneamente. A esto le
    sumamos la antigua, torpe y poco eficaz diplomacia de
    López. Así tenemos la serie de factores que, como
    un todo, dieron arranque a la guerra más sangrienta de
    Latinoamérica.

    Si miramos un poco nuestro tema en sí, nos queda
    una serie de conclusiones. Así, podemos afirmar que el
    tratado, tema central de esta monografía, fue un pacto
    premeditado y no algo prematuro como sostuviesen los aliados.
    Existe una serie de documentos y escritos que afirman
    contundentemente que este tratado, ha pasado por un largo proceso
    de gestación, algo muy bien pensado y hasta inclusive sus
    consecuencias fueron proyectadas a largo plazo, como el caso de
    la deuda que dejaría la guerra.

    Finalizando, es menester aclarar que es muy
    difícil hallar a los verdaderos responsables de esta
    contienda. Considero que todos pusieron un grano de arena para
    que esto se volviera algo insostenible, obviamente unos
    más que otros, y que el tratado fue el documento que
    selló y condenó la suerte de nuestro
    pueblo.

    Quisiera concluir con una ultima frase de Juan Carlos
    Gómez, digno defensor de la causa guaraní: "En
    el Paraguay anterior a la alianza, bastaba suprimir un tirano. En
    el Paraguay de la alianza hay que rehacer un
    pueblo".

    10.
    Bibliografía

    Agüero Wagner, Luis: "Las Banderas de
    Mitre", Augusto Gallegos Producciones Gráficas y Audiovisuales.

    Alberdi, Juan Bautista: "La Guerra del
    Paraguay", Edición
    Hyspamerica.

    – Alberdi, Juan Bautista: "El Crimen de la Guerra",
    Librería Histórica.

    – Benítez, Luis G.: "Historia Diplomática
    del Paraguay"

    – Cardozo, Efraín: "Hace 100 años:
    Crónicas de la Guerra de 1864-1870", Ediciones
    EMASA.

    – Chiavenato, Julio José: "Genocidio Americano:
    La Guerra del Paraguay", Carlos Schauman Editor.

    – García Mellid, Atilio; "Proceso a los
    falsificadores de la historia del Paraguay, Tomo II" Ediciones
    Teoría.

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    Grau.

    – Pomer, León: "La Guerra del Paraguay", Centro
    Editor de América
    Latina.

    – Rosa, José María: "La Guerra del
    Paraguay y las montoneras argentinas", Peña Lillo
    Editor.

    – Tobler, Lopacher: "Un suizo en la Guerra del
    Paraguay", Editorial del Centenario.

    – Trías, Vivian: "El Paraguay de Francia el
    Supremo a la Guerra de la Triple Alianza". Cuaderno de Crisis
    19.

     

    Por:

    Juan Marcos González
    García

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