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Inmigración a la Argentina: Españoles (hasta 1975) (página 4)



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Hugo Nario describió la dura vida de los
picapedreros: "Despeñarse, quedar aplastado por el
desprendimiento de piedras o cascajo, perder un ojo reventado por
una escalla o por un pinchote mal templado, morir destrozado por
una voladura imprevista, caer bajo las ruedas de las zorras que
bajaban cargadas de material desde lo alto de la pendiente, o
carros cuyo control de
descenso se perdía, y volcando arrastraban por el
precipicio a caballos y conductor. Y en todo tiempo, el arresto,
el allanamiento, las redadas, días y meses de encierro, la
amenaza de la deportación, a veces sin proceso"
(3).

Escribe Nélida Boulgourdjian-Toufeksian: "En la
localidad de Berisso estaba el frigorífico Armour La Plata
S.A. que inició sus operaciones en
1915. Entre dicho año y 1930, el 60% de su población obrera estaba constituida por
hombres y mujeres provenientes de Europa y Asia. Los
armenios compartieron con los italianos, españoles, rusos
y árabes, las pesadas tareas en desfavorables condiciones
de trabajo" (4).

En "Flandria, la ciudad-fábrica cuyo
espíritu vive en una banda", Jorge Iglesias se refiere al
belga Julio Steverlynck; presenta, además, el testimonio
de personas que estuvieron vinculadas a la Algodonera Flandria.
Iglesias escribe: "Por cierto, en la Argentina de finales de los
veinte, encontrar un obrero textil calificado era tarea de
cíclopes. Así, Steverlynck le abrió las
puertas de la fábrica a gran cantidad de inmigrantes
españoles e italianos. Toda gente que había dejado
sus raíces. Gente que venía a ‘hacer la
América’. Mejor, ¿por qué no?: a hacer
la Flandria… Pero, como la gente trabajando se hace, de los
telares no sólo salieron telas, como se verá,
también salieron ‘hombres de Flandria’ "
(5).

Aurora Alonso de Rocha se refiere a los editores de
periódicos de Olavarría, localidad bonaerense: "Los
españoles, dueños de un buen idioma hablado y,
seguramente, monopolizadores del español escrito en un
país babélico, eran los editores obligados"
(6).

Víctor Dorsch se refiere a las diferentes
actitudes que
se manifestaban hacia los inmigrantes: "Surge en mi memoria la
evocación maternal de la señora Beatriz, como la
llamábamos todos los que fuimos sus alumnos (…) en
aquellos años de su permanencia en
Hernández, que por cierto no fueron pocos. (…) a
nosotros (…) se nos conocía por el mote despectivo de
rusos (pero) aquella buena maestra no hacía
ningún distingo entre los así llamados y los que,
por su ascendencia española, italiana o nativa, no
pertenecían a esa casta un tanto despreciable (sic)"
(7).

A partir de la historia de una pareja de inmigrantes
judíos,
Alicia Dujovne Ortiz se refiere a los españoles, entre
otros. Ella afirma: "En el respeto mutuo
estaba la clave del entendimiento entre esas dos personas
valerosas que habían abandonado sus aldeas natales y
llegado a la Argentina solos, casi adolescentes.
Lo demás –pasar por el siniestro Hotel de
Inmigrantes y por el patio del conventillo que calentaba el alma
con sus olores y sus idiomas mezclados, aprender un castellano cuyo
diptongo en ue jamás pudieron pronunciar, pero al
que igual domaron e hicieron suyo- equivale a la historia de todo
inmigrante, cualquiera que haya sido su nombre: Marcello, Manolo,
Moishe o Mustafá" (8).

Una exiliada española brinda su testimonio a
Schwarsztein: "En el Massilia iban muchos artistas, escritores y
periodistas españoles. Con ellos viajaban numerosos
refugiados judíos polacos e italianos. Juntos
compartían la tercera clase en
condiciones deplorables de hacinamiento y promiscuidad. El viaje
fue largo. Ver por última vez las costas españolas
fue muy triste, pero era la libertad. El
grupo se integró maravillosamente, no se conocían
de antes ni tenían en definitiva nada en común,
salvo la guerra. Todos sintieron un profundo odio hacia la
tripulación francesa que los trataba mal, y que tanto
odiaban a los rojos como a los judíos. Fueron horribles
las peripecias vividas a bordo ante la amenaza constante de los
submarinos nazis. Finalmente, el Massilia atracó en Buenos
Aires, desde donde seguirían viaje a sus destinos finales
en otros países. MC recuerda que, mientras los pasajeros
esperaban a bordo el inicio de la nueva etapa de su viaje, se
presentó en el puerto Natalio Botana, director del
periódico Crìtica, que,
sorpresivamente, ofreció a los españoles una suma
importante de dinero para
facilitar su asentamiento en la Argentina". Consiguió,
además, "del presidente Ortiz el permiso para que ese
puñado de hombres, mujeres y niños
pudieran afincarse legalmente en el país" (9).

En septiembre de 2000, se inauguró Casa FOA en el
Hotel de Inmigrantes. El estudio de Laura Ocampo y Fabián
Tanferna, que tuvo a su cargo la ambientación de uno de
los dormitorios, "antes que una reconstrucción
histórica, prefirió hacer un homenaje a todos
aquellos que vinieron con el coraje de iniciar una nueva vida"
(10). Para ello, contaron con la colaboración de algunos
de los inmigrantes que se hospedaron en el Hotel, quienes narran
sus historias en sendas grabaciones. Son estos hombres y mujeres
los húngaros Antonieta Rubido Zichy de Eicket,
Américo de Gosztonyi, Esteban Bergner y Eugenio Weisz; Ana
Wasinger de Schaab, nieta de ruso alemanes, y el español
José Pereira Barros.

"Piratas, gauchos, damas
antiguas, marqueses versallescos, zorros (negros y blancos),
diablitos, hadas, aldeanas, lagarteranas, baturros, tiroleses y
andaluces, gitanas y pajes medievales aparecían en esas
páginas como un convite a la consagración y
apoteosis del hermoso período anual. (…) Vacaciones no
tenía, pero disfraces sí, ¡y qué
disfraces! Payaso, pollito, holandés, bailarín
ruso, gaucho, mexicano, sargento americano y teniente argentino.
Las fotos atestiguan mi felicidad y las poses son las de un
gordito decidido a ser estrella" (11).

Chola recuerda que su hermano, Carlos Alberto Barberio,
era muy travieso de niño. Pero esos recuerdos de la
infancia chocan con la realidad. Hoy es un hombre de 76
años en sillas de ruedas y cuadripléjico, aunque
con una fe inquebrantable para -desde su mundo- intentar cambiar
al mundo. Nacido en Villa Pueyrredón en 1929, Carlitos
sufrió un terrible accidente en la esquina de Artigas y
Cochrane cuando sólo tenía cuatro años.
Allí fue atropellado por un colectivo de la línea
4, hoy 127, que le provocó múltiples heridas. Si
bien al principio pareció un susto, con el correr del
tiempo fueron apareciendo síntomas que marcarían su
vida. (…) Carlitos es el único varón de siete
hermanos. Luego del accidente sus padres Lucas, un italiano de
Taranto, y Pilar, una española de Madrid, lo cuidaron con
devoción en la casa de la calle Terrada al 5100, en donde
todavía vive" (12)

Notas

  1. Estrada, Santiago: Viajes y otras páginas
    literarias
    . 1889. Citado por Jorge Páez en El
    conventillo
    , Buenos Aires, CEAL, 1970.
  2. Corsetti, José L.: "Lejos del corralito, cerca
    de la naturaleza",
    en La Nación, 27 de enero de 2002.
  3. Nario, Hugo: "Cortando piedra", en Todo es
    historia
    , N°178, Marzo de 1982.
  4. Boulgourdjian-Toufeksian, Nélida: Los
    armenios en Buenos Aires. La búsqueda de la identidad
    (1900-1950)
    . Buenos Aires, Centro Armenio,
    1997.
  5. Iglesias, Jorge: "Flandria, la ciudad-fábrica
    cuyo espíritu vive en una banda", en La
    Nación
    , Buenos Aires, 28 de enero de
    2001.
  6. Alonso de Rocha, Aurora: "Los gallegos en
    Olavarría", en El Tiempo, Azul, 30 de octubre de
    1994.
  7. Weyne, Olga: El último puerto. Del Rhin al
    Volga y del Volga al Plata
    . Buenos Aires, Editorial
    Tesis/Instituto Torcuato Di Tella,
    1986.
  8. Dujovne Ortiz, Alicia: "La memoria
    de las mujeres", en La Nación Revista, Buenos
    Aires, 28 de noviembre de 2004.
  9. Schwarsztein, Dora: "La llegada de los republicanos
    españoles a la Argentina", en Estudios Migratorios
    Latinoamericanos
    , Nº 37, CEMLA, Buenos Aires,
    1997.
  10. Ocampo, Laura y Tanferna, Fabián:
    "Testimonios", folleto escrito para Casa FOA 2000.
  11. Pinti, Enrique: "La Argentina según Enrique
    Pinti. Carnavales
    eran los de antes", en La Nación Revista, Buenos
    Aires, 6 de marzo de 2005.
  12. Perpignan, Javier: "CARLOS BARBERIO ES UNO DE LOS
    VECINOS MAS SOLIDARIOS DE VILLA PUEYRREDON El rey que no
    necesita corona", en El Barrio, Buenos Aires, Diciembre
    de 2005.

En memorias

Andaluces

José María Torres, nacido en Málaga
en 1823, falleció en Entre Ríos en 1895. En
Juvenilia, Miguel Cané lo evoca con gratitud: "En
cuanto a mí, creo haber contribuido no poco a hacerle la
vida amarga, y le pido humildemente perdón, porque sin su
energía perseverante, no habría concluido mis
estudios, y sabe Dios si el ser inútil que bajo mi nombre
se agita en el mundo no hubiera sido algo peor".

Notas

  1. Cané, Miguel: Juvenilia. Buenos Aires,
    CEAL, 1980.

Asturianos

Niní Marshall, hija de asturianos,
escribió sus memorias.
Afirma Fernando Noy: "Previsora, para disipar dudas sobre sus
procesiones por los laberintos de la memoria, ella nos
legó, acicateada por su amigo y representante Lino
Patalano, la invalorable Autobiografía donde
emerge, con astucia de autora consumada y en una sesión de
magia interminable, tan verosímil y viva como siempre,
quizás de un modo inconciente desdiciendo aquella
frase-consigna en uno de sus libretos radiales:
‘Déjenos contarle algo, déale. Si no va a
parecer una mujer demasiado misteriosa, de esas que salen al
cine y
después les agarra la mamesia al cerebro’. Y si era
necesaria mucha ‘propicacia’ para hacerlo, sospecho
que sólo quiso recompensarnos con estas páginas a
modo de despedida" (1).

Notas

  1. Noy, Fernando: "A los ‘pieses’ de la
    Marshall", en Clarín, Buenos Aires, 24 de mayo de
    2003.

Gallegos

En Juvenilia, Miguel Cané se refiere a
inmigrantes de ese origen: "Recuerdo una revolución
que pretendimos hacer contra don José M. Torres,
vicerrector entonces y de quien más adelante
hablaré, porque le debo mucho. La encabezábamos un
joven Adolfo Calle, de Mendoza, y yo. Al salir de la mesa
lanzamos gritos sediciosos contra la mala comida y la
tiranía da Torres (!las escapadas habían
concluido!) y otros motivos de queja análogos. Torres me
hizo ordenar que me le presentara, y como el tribuno
francés, a quien plagiaba inconscientemente,
contesté que sólo cedería a la fuerza de las
bayonetas. Un celador y dos robustos gallegos de la cocina se
presentaron a prenderme, pero hubieron de retirarse con
pérdida, porque mis compañeros, excitados, me
cubrieron con sus cuerpos, haciendo descender sobre aquellos
infelices una espesa nube de trompadas. El celador, que, como
Jerjes, había presenciado el combate de lo alto de un
banco,
corrió a comunicar a Torres, plagiando el a su vez a
Lafayette en su respuesta al conde de Artois, que aquello no era
ni un motín vulgar, ni una sedición, sino pura y
simplemente una revolución" (1).

En sus Memorias, Lucio V. Mansilla describe las
condiciones en las que los gallegos realizaban el viaje hacia
América: "El italiano no había comenzado aún
su éxodo de inmigrante. De España, en general del
Ferrol, de La Coruña, de Vigo sobre todo, sí
llegaban muchos barcos de vela, rebosando de trabajadores,
aprensados como sardinas (…) En cierto sentido eran como
cargamento de esclavos" (2).

Luis Varela, octavo de catorce hijos, recuerda en De
Galicia a Buenos Aires
: "En aquella época las familias
gallegas eran casi todas así de numerosas, y como nuestros
padres sólo nos enseñaban a labrar las tierras y
luego, de mayores, no alcanzaban las tierras para todos, era
habitual mandar a algunos para el convento, otros para curas, uno
se quedaba en la casa con los padres y los demás
veníamos para América. Muchas veces yo le
reproché a mi padre por tener tantos hijos, porque
habiendo nacido en la casa de un gran labrador, nos dejó a
todos en la ruina. Y él me contestaba que si tuviera tres
o cuatro, yo no hubiera nacido y la mejor riqueza sería no
tener que luchar con un truhán como yo".

"A la Argentina –señala en otro pasaje- no
se podía emigrar sin un contrato de
trabajo, pero se hacía responsable de nosotros mi
tío José, hermano de mi madre, que nos estaba
esperando en el puerto, acompañado de la hija, mi prima
Norma, que lucía un gorrito de punto muy blanco, y con una
sonrisa y un beso nos levantó un poco el ánimo,
sintiéndonos ya amparados en casa de nuestra familia
americana, mis tíos habían emigrado hacía ya
30 años y, por supuesto, los hijos eran criollos. (…) La
habitación también estaba lista para los dos
huéspedes. Dos camitas plegables entre la pila de cajones
de cerveza en la
cocina del bar, que era además depósito de
mercadería. Desfilaban las cucarachas de 5 ó 6 en
fondo, pero yo ya desfilare varias veces con otros bichos, y si
bien estaba familiarizado con las pulgas, había que
acostumbrarse a convivir con todo bicho viviente" (3).

Gladys Onega escribió Cuando el tiempo era
otro. Una historia de infancia en la pampa gringa
(4),
convencida de que "todos tenemos derecho a escribir nuestra
historia" (5).

Su historia se inicia en Acebal, provincia de Santa Fe,
donde nace en 1930, y continúa en Rosario, ciudad a la que
se mudan en 1939. Sus primeros años transcurren en el seno
de una familia integrada por un gallego tan esforzado y
ahorrativo como autoritario; una criolla apasionada por la hija
mayor, la lectura y la
costura; y dos hermanos, que acaparan la atención que la
pequeña reclamará para sí. Junto a ellos
encontramos la familia de
la casa da pena –los gallegos que quedaron en su
tierra-, los parientes gallegos que emigraron y los parientes
criollos de la madre, y los inmigrantes –en su
mayoría italianos- que viven en el pueblo.

Los días de la infancia son descriptos con
nostalgia y visión crítica. Las peleas entre los padres, los
accesos de tos convulsa, las comidas inmigrantes y nativas,
el aprendizaje
de las primeras letras, los internados católicos para
varones y mujeres, la tolerancia ante
la conducta infantil
y los castigos que imponía cada uno de los progenitores,
son recordados en el marco que proporcionan a esta familia los
avatares de la vida en la Argentina y en Europa; la Guerra Civil
en España y el fraude
político en Santa Fe son episodios evocados detenidamente
por esta narradora.

En "Mínima autobiografía de la exiliada
hija", María Rosa Lojo se refiere a su vida como hija de
un gallego y una madrileña exiliados en la Argentina.
Sobre su padre, exiliado gallego, escribe: "El auto exiliado
abandona un mundo donde cree que ya no podrà crecer
humanamente, donde la violencia ha
cambiado todas las reglas del juego para
instalar un nuevo orden al que se siente ajeno. No lo sabe
aùn, pero de todas formas quedarà cautivo de
la tierra que
deja. Antonio Lojo Ventoso, mi padre, era uno de esos exiliados.
Para èl ya habìa pasado lo peor: el riesgo de
fusilamiento, la càrcel, la ‘redenciòn de
penas por el
trabajo’. Sin embargo, se despidiò de los
castañares centenarios y los caminos de piedra.
Cediò a un hermano sus derechos sobre las fincas
que le tocaban –magras por cierto, como miembro de una
familia numerosa-, hizo las valijas y cruzò el
ocèano. Dejaba negocios
equivocados y proyectos
irrealizables. Dejaba también (aunque de eso me
enteré después de su muerte: era un
hombre pudoroso) una cierta reputación juvenil de
‘mala cabeza’, y de playboy
coruñés, que fascinaba a las muchachitas y
escandalizaba a sus madres. Dejaba una España que para sus
ojos había retrocedido siglos en el tiempo, donde no
cabía la dimensión de su deseo. El futuro estaba
afuera. Había resuelto que en las nuevas tierras
haría otra cosa, y sería, casi, otra persona"
(6).

Notas

Cané, Miguel: Juvenilia. Buenos Aires,
CEAL, 1980. (Capítulo).

Mansilla, Lucio V.: Mis memorias. París,
Casa Editorial Garnier Hermanos, 1904.

Varela, Luis: De Galicia a Buenos Aires
–Así es el cuento
.
Buenos Aires, el autor, 1996.

Onega, Gladys: Cuando el tiempo era otro. Una
historia de infancia en la pampa gringa
. Buenos Aires,
Grijalbo-Mondadori, 1999.

Duche, Walter: "Todos tenemos derecho a escribir
nuestra historia", en La Prensa, Buenos Aires, 18 de
julio de 1999.

Lojo, María Rosa: "Mínima
autobiografía de una ‘exiliada hija’ ", en
Sitio Al Margen Revista
Digital
. Noviembre de 2002.

Vascos

Miguel Canè relata que los estudiantes
encontraban diversas distracciones en la quinta de Colegiales;
una de ellas, vinculada a unos inmigrantes. "En la Chacarita
estudiábamos poco, como era natural; podíamos leer
novelas
libremente, dormir la siesta, salir en busca de camuatìs y
sobre todo, organizar con una estrategia
científica, las expediciones contra los
‘vascos’ ".

Describe el escenario y las virtudes de la fruta de esos
quinteros: "Los ‘vascos’ eran nuestros vecinos hacia
el norte, precisamente en la dirección en que los dominios colegiales
eran más limitados. Separaba las jurisdicciones
respectivas un ancho foso, siempre lleno de agua, y de
bordes cubiertos de una espesa planta baja y bravía.
Pasada la zanja, se extendía un alfalfar de una media
cuadra de ancho, pintorescamente manchado por dos o tres
pequeñas parvas de pasto seco. Más allá
(…) en pasmosa abundancia, crecían las sandías,
robustas, enormes, (…) allí doraba el sol esos
melones de origen exótico (…) No tenían rivales
en la comarca, y es de esperar que nuestra autoridad sea
reconocida en esa materia. Las
excursiones a otras chacras nos habían siempre producido
desengaños, la nostalgia de la fruta de los ’vascos
nos perseguía a todo momento, y jamás vibró
en oído
humano en sentido menos figurado, el famoso verso de Garcilaso de
la Vega" (1).

Carlos Ibarguren describe, en La historia que he
vivido
, el Buenos Aires de su infancia, en la década
de 1880. En ese entonces, "en los barrios residenciales
veíanse de mañana a los lecheros, casi todos
vascos, que llevaban en los costados de su cabalgadura sus
clásicos tarros de latón, o a los que arriando
algunas vacas con sus mamones, al son tintineante de un cencerro,
ofrecían leche
recién ordeñada" (2).

En El merodeador enmascarado, Carlos Gorostiza
"nos habla de su infancia en el barrio de Palermo, junto a sus
padres vascos y un hermano mayor. No eran ricos pero disfrutaban
de una situación que les permitió en 1926 realizar
un viaje por la tierra de los ancestros" (3).

Notas

  1. Cané, Miguel: Juvenilia. Buenos Aires,
    CEAL, 1980. (Capítulo).
  2. Ibarguren, Carlos: La historia que he vivido.
    Buenos Aires, Dictio, 1977.
  3. Requeni, Antonio: "El teatro, la escritura,
    lo vivido", en La Nación, Buenos Aires, 5 de
    diciembre de 2004.

Cántabros

Baldomero Fernàndez Moreno nació en Buenos
Aires en 1886; falleció en esta misma ciudad en 1950.
Evocó sus años de infancia, una edad escindida
entre dos tierras, Argentina y España. Recuerdos de estos
años se encuentran en su poesía,
y también en su libro en prosa
titulado La patria desconocida (1), publicado por primera
vez en 1943, como anticipo. Quince años más tarde,
esta obra se publica en la Biblioteca
Menèndez y Pelayo, de Santander, con estudio preliminar de
Gerardo Diego. En Argentina, La patria desconocida se
edita en un solo tomo con otro volumen, Vida
y desapariciòn de un mèdico
, que habìa
visto la luz en 1935. Ambos volùmenes se unifican bajo el
tìtulo de Vida. Memorias de Fernàndez
Moreno.

En el prólogo a sus memorias, Fernández
Moreno se refiere a la relación de las mismas con sus dos
patrias, y deslinda la incidencia que España y la
Argentina tienen en ellas: "Son páginas, pues,
españolas por el recuerdo que las informa, argentinas por
la mano que las trazó. Por eso este libro cobra un sentido
vernáculo, americano. Y todo aquello en medio del suspirar
por mi patria, por curiosidad, por exotismo, por poesía
naciente, y, por lo que es lo cierto, por indefinible amor hacia
ella".

Notas

  1. Fernández Moreno, Baldomero: La patria
    desconocida
    .

Sin mención de origen

Raúl G. Fernández Otero escribió
Ausencias, presencias y sueños (1),
autobiografía en la que evoca su infancia en un barrio
porteño, allá por el 30. El rememorar sucesos de su
vida personal lo
obliga a describir la época en que transcurren y el modo
de vida de esos tiempos que -en la pluma de Fernández
Otero- parece mucho más humano que el agitado vivir del
presente. Los padres y el hermano españoles, los vecinos,
los carnavales, las anécdotas que pueblan toda historia a
lo largo de una dilatada existencia, son la materia de la primera
parte del libro.

Notas

  1. Fernández Otero, Raúl: Ausencias,
    presencias y sueños
    . Buenos Aires, Tu
    Llave.

En
biografías

Asturianos

En Soy Roca, biografía escrita por
Félix Luna, el protagonista se refiere al pionero
asturiano José Menéndez: "Cuando íbamos
llegando a Ushuaia me llamaron la atención, en cierto
punto de la costa, rebaños de ovejas y construcciones muy
prolijas entre macizos de flores y espacios de césped; me
dijeron que era la estancia de Thomas Bridges, el pastor
anglicano que anteriormente había estado a cargo
de la Misión en
la isla; en 1886 renunció a su puesto y se vino a Buenos
Aires a solicitar tierras allí. (…) Bridges había
fallecido meses antes pero su estancia era la mejor de la isla,
superando en actividad a la que había establecido al
norte, en Río Grande, el asturiano José
Menéndez. (…) Después visitamos los campamenteos
de los indios yaganes y onas que trabajaban en el
establecimiento. Al menos aquí no se los perseguía,
como había hecho aquel aventurero rumano Julio Popper, que
en tiempos de mi concuñado instaló un lavadero de
oro en el norte de la isla, y como también lo
hacían, según los rumores que había
escuchado,algunos capataces de Menéndez" (1).

En "Florencio Constantino: Breve Biografía",
leemos: "Como en el caso de tantos otros inmigrantes que llegaron
a nuestro país, Florencio Constantino emigró a
América siendo muy joven para labrarse un porvenir. (…)
Hijo de Antonio Constantino Sánchez, natural de Valleval,
Asturias, y Antonia Carral Ruiz, santanderina de Arredondo,
Mariano Florencio Constantino Carral nace en Ortuella el 9 de
abril de 1868. (…) Florencio aprende con entusiasmo a tocar la
"vigüela" y rápidamente agrega a su repertorio de
canciones vaskas y españolas el canto de ‘aires
criollos’, que lo harán conocido y apreciado en
cuanta reunión festiva se dé en Bragado y
aún en las manifestaciones políticas.
(…) El año 1895 ha de ver a Constantino trasladado a
Buenos Aires, dispuesto a ser cantante. (…) trajinó los
máximos escenarios líricos del mundo. En Buenos
Aires se presentó en el Teatro de la Opera, en el Teatro
Odeón, en el Teatro Avenida, en el Hotel París, en
el Orfeón Español, en el Centro Vasco Laurak Bat,
en el Teatro Coliseo y en el Teatro Colón en varias
oportunidades. Hizo actuaciones en otras ciudades como Rosario,
La Plata, Bahía Blanca, Córdoba y por supuesto en
Bragado. (…) murió el 16 de noviembre de 1919, solo,
triste y casi olvidado. Pero con la certeza, más
allá de su delirio, de que había cumplido aquel
sueño de desenterrar el tesoro que llevaba en su garganta.
Sus restos descansaron en el Panteón Vasco del cementerio
de la ciudad de México D.F
y fueron repatriados a la Argentina en 1986, donde esperan su
último destino en Bragado, el pueblo de sus amores"
(2).

En Los dones del tiempo (3), Rubén
Benítez relata la historia de la asturiana Cecilia
Caramallo. En esa obra, el escritor trata el tema abordado diez
años antes en La pradera de los asfódelos
(4): la inmigración y, más específicamente,
la vida de los inmigrantes en Bahía Blanca, sus
expectativas cumplidas y fallidas, sus recuerdos, sus
abnegaciones.

América aparece –al igual que en todas las
obras de emigración- como el destino soñado, que
desconcierta a los extranjeros con su forma de entender la vida y
las distancias. Para una asturiana, las tierras son enormes, la
cantidad de ganado es tal que debe dormir a la intemperie. Son
realidades difíciles de aceptar para quienes vienen
acostumbrados a lo exiguo, a lo mínimo. Recuérdese
al respecto la sensación de la protagonista cuando ve que
tiran comida. Piensa qué hubieran hecho en su aldea con
aquello que derrochaban los argentinos.

La vida de su madre es el tema que Jorge
Fernández Díaz eligió para su libro.
Mamá (5). La asturiana Carmen Díaz, nacida
en 1932, a los quince años viaja hacia América. La
pasó mal en el viaje. Aquí la esperaban sus
tíos, con los que vivió haciendo las veces de hija
adoptiva y criada. Sus tíos "importaron a una hija de
España porque el médico que operó a Consuelo
de un fibroma tuvo al final que extirparle los ovarios. (…)
Pedía una niña, y prometía cuidarla y
educarla hasta que mi abuela pudiera viajar".

La narración, estructurada en capítulos
con nombres de los personajes, surge del reportaje que Jorge
Fernández Díaz, director de la revista
Noticias, efectuó a su madre durante más de
cincuenta horas; "Comencé a garabatear frases e ideas
sobre su azarosa biografía en un cuaderno Rivadavia de
tapa dura cuando me contó que hacía lagrimear a su
psiquiatra", escribe el hijo.

Ese dolor de la inmigrante, y su fe en el futuro, que la
hizo salir adelante en un mundo en el que poco apoyo
tenía, son homenajeados por Fernández Díaz
en una obra que nos hace sentir admiración por esta mujer
que logró tanto contando sólo con su
tenacidad.

Susana Degoy es la autora de Niní Marshall, La
máscara prodigiosa
(6), biografía de la actriz
hija de asturianos. Degoy afirmó: "De la mano de
Niní, los argentinos nos reímos de nosotros mismos,
de la prepotencia y la cursilería, de la mezquindad y la
picardía. También de su mano aprendimos a respetar
la melancolía y los caprichos de los abuelos inmigrantes"
(7).

Niní Marshall es también la protagonista
de dos biografías aparecidas
recientemente: "Los festejos por los 100 años que
cumpliría Niní Marshall este 1° de junio
incluyen dos libros biográficos (…) Las
biografías que aparecen en estos días son
¡Niní está viva!, de la periodista
Patricia Narváez (…) Cuenta con materiales
inéditos del archivo familiar
de Angelita Abregó, hija de la actriz (…) Por otra parte
se publica Niní Marshall. El humor como refugio, de
Marily Contreras" (8).

Notas

  1. Luna, Félix: Soy Roca. Buenos Aires,
    Sudamericana, 1991. Pp. 322-3.
  2. S/F: "Florencio Constantino: Breve Biografía",
    en Municipalidad de Bragado.
  3. Benítez, Rubén: Los dones del
    tiempo
    . Buenos Aires, GEL, 1998.
  4. Benítez, Rubén: La pradera de los
    asfódelos
    . Bahía Blanca, Siringa,
    1989.
  5. Fernández Díaz, Jorge:
    Mamá. Buenos Aires, Sudamericana,
    2002.
  6. Degoy, Susana: Niní Marshall, La
    máscara prodigiosa
    . Manrique Zago, 1997.
  7. Ulanovsky, Carlos: "Niní Marshall Genia y
    figura", en La Nación Revista, Buenos Aires, 25
    de mayo de 2003.
  8. Noy, Fernando: "A los ‘pieses’ de la
    Marshall", en Clarín, Buenos Aires, 24 de mayo de
    2003.

Gallegos

De Galicia vino un trabajador evocado por Félix
Luna, en Soy Roca. Nos referimos a Gumersindo
García, mayordomo del presidente. En esa biografía
novelada, afirma el protagonista: "Si pienso bien la cosa,
hablando de amigos tendría que decir que el mejor que
tengo hoy es Gumersindo García. Varias veces lo he
mencionado y conviene ahora que aclare quién es.
Gumersindo es gallego y entró a trabajar en mi casa de la
calle San Martín cuando recién me instalé
allí, en los finales de mi primera presidencia.
Tenía entonces 28 años. A fuerza de honradez y
fidelidad, fue ocupando una posición muy diferente a la de
su original oficio de mucamo; hoy es mi hombre de confianza, el
que manda y resuelve, el que se ocupa de mi dinero y mi
bienestar. (…) Cuando los alborotos por la unificación
de la deuda, después que yo me acostaba tiraba un
jergón en la puerta de mi dormitorio para pasar la noche
allí, armado con un revólver. Yo me he dejado ganar
poco a poco por este hombre que es el arquetipo de la lealtad y
el servicio
prestado con cariño y devoción. Hace unos
días me mostró su tesoro más preciado: un
puñado de cartas que le he
ido escribiendo a través de los años. Noté
que son bastantes: creo que es la persona a la que me he dirigido
epistolarmente con más asiduidad. (…)

Es curiosa esta parábola que ha dado Gumersindo y
lo ha convertido en mi confidente. La vida política me
acostumbró a no entregarme demasiado, cuidar mis palabras
y administrar mis sentimientos. (…) Con Gumersindo es distinto:
está dotado de inteligencia
natural, después de un cuarto de siglo de convivencia
conoce mis cosas mejor que yo, y no tiene ningún interés
que no esté asociado a mi persona. Sé que algunos
de los que me rodean –incluso mis hijas- critican esta
confianza que brindo a quien, después de todo, es un
servidor. Sin
embargo, yo encuentro en Gumersindo todas las cualidades que
permiten hacerlo depositario de lo más escondido y
reservado, en la seguridad que
jamás traicionará la fe que he puesto en él.
Y no dudo que Margarita y él serán los que me
lloren con más sinceridad cuando abandone este mundo"
(1).

Manuel Castro es el autor de la biografía de
Manuel Dopazo. En ese trabajo, escribe: "La llegada de una
compañía de zarzuela a Buenos aires que ofreciera
Maruxa, requería la presencia de un gaitero. Manuel Dopazo
era el elegido. Su actividad artística lo hizo llevar la
gaita al Teatro Colón que es a lo máximo a lo que
se puede aspirar. Fue la noche del 12 de octubre de 1930 estando
presente en esa ocasión el Presidente de la
República Argentina, don Hipólito
Yrigoyen. Dopazo y sus músicos también
recorrieron Brasil y Uruguay.
Participó en la película
‘Cándida’ con la famosísima Niní
Marshall y en ‘La calle junto a la luna’ con Marisa
Ibáñez Menta y Juan Carlos Thorry. Además de
ser un eximio ejecutante, Dopazo fabricaba gaitas, generalmente
para vender y fue aquí en Buenos Aires donde
aprendió a tornear. Manuel Dopazo vivió de la gaita
y mantuvo una familia de once hijos. Fue el único que pudo
hacer eso, otros gaiteros tenían otros trabajos. Soldaba
las gaitas con plata, soplando y eso lo llevó a la tumba"
(2).

Notas

  1. Luna, Félix: Soy Roca. Buenos Aires,
    Sudamericana, 1991. Pp. 446-447.
  2. Castro, Manuel: "Manuel Dopazo", en Viajero
    Celta
    , 1996.

Vascos

Escribe Andrew Graham-Yooll: "Postal de Corrientes. No
la avenida, sino la esquina de Batalla de Salta y San
Martín, en Mercedes, provincia de Corrientes. Del
caserón en esa intersección surgió una
biografía, modestamente magnífica, que
debería ser el libro del año. Es la historia de un
hacendado correntino, José Antonio Ansola, pronto a
cumplir 91 años. Nieto de vascos, sus recuerdos de vida y
familiares se extienden desde la guerra contra el Paraguay
(1865-1870) hasta nuestros días. (…)"

"Che patrón, el título de la
crónica de este ‘hacendado de Corrientes, la
provincia guaraní’, es producto de
muchas horas de grabaciones y cientos de epístolas a
Magdalena Capurro, una uruguaya instalada en Mercedes, interesada
en el patrimonio intangible y directora de la biblioteca popular.
Doña Magdalena, profesora de literatura y escritora, ha
ordenado y escrito esta vida de Ansola (editada por Literature of
Latin America, LOLA, un sello angloargentino de Buenos Aires,
especializado en historia y botánica locales), que es una delicia, un
canto a una época y a una cultura profundamente
argentinas, que reúne lo rural heroico, lo noble en la
política (Ansola es apasionado por el Partido Liberal y
entusiasta de la Sociedad
Rural) y lo europeo, la buena lectura y las cabalgatas
interminables en Corrientes y el Chaco. (…)"

"Su trayectoria tiene una gran tristeza, que consigna en
el libro. ‘Perdí mis campos, los que fueron de mis
abuelos. Me derrotó la naturaleza, inundando, y los
hombres, cobrando impuestos a las
tierras bajo el
agua’. Pese a esto, qué hombre, qué
historia, qué hermosa tierra" (1).

Notas

  1. Graham-Yooll, Andrew: "Desde Corrientes", en La
    Nación Revista
    , Buenos Aires, 5 de junio de
    2005.

En
periodismo

Andaluces

Alvaro Abós se refiere a la ascendencia de Regina
Pacini: "Ella había sido llamada Regina por haber nacido
el Día de Reyes de 1871. Vino al mundo en la rua de
Loreto. Era hija de una andaluza, Felicia Quintero, y de un
italiano, Pietro Pacini, director escénico del Real de San
Carlos y autor de noventa óperas". Al enterarse de que
Regina se casaría con Alvear, "También Felicia
estuvo en contra de la boda porque no quería que su hija
dejara de cantar. La tirantez entre suegra y yerno duró
toda la vida" (1).

El diario mendocino Los Andes recuerda que, en
1993, "Murió Miguel de Molina, cantante español.
Famoso tonadillero en su patria, debió exiliarse en la
nuestra en 1942, prácticamente expulsado por el
franquismo, quien no veía de buen grado su manifiesto
homosexualismo y su simpatía por la causa republicana.
Vino a la Argentina, donde también pasó algunas
penurias, aunque finalmente optó por quedarse. Poco antes
de morir aquí, fue homenajeado en la embajada
española con la Orden de Isabel la Católica. De
algún modo la saga fílmica ‘Las cosas del
querer’ cuenta su historia. Había nacido en 1907",
en Málaga (2).

Notas

  1. Abós, Alvaro: "Grandes pasiones argentinas.
    Regina Pacini y Marcelo Torcuato de Alvear. El dandy y la diva
    del canto", en La Nación Revista, Buenos Aires, 9
    de enero de 2005. Pp. 38-41.
  2. S/F: "Un día como hoy", en Los Andes,
    Mendoza, 4 de marzo de 2002.

Asturianos

Aguafertes Gallegas y Asturianas "reúne
los artículos que Arlt envió desde Europa al diario
El Mundo, entre septiembre y noviembre de 1935" (1).

Notas

1 Arlt, Roberto: Aguafertes Gallegas y
Asturianas
. Buenos Aires, Losada, 1999. 184 pp.

Gallegos

César Cisnero Luces, "fundador del primer
periódico gallego en Sudamérica", "nació el
22 de setiembre de 1849. Aparte de extensas actividades
literarias, viajes a Cuba, Uruguay,
participación en la guerra y finalmente llegada a la
Argentina, fue el fundador del periódico ‘El
Gallego’. Cisneros había participado de una
campaña galleguista en el diario ‘El Correo
Español’ de Buenos Aires y había incentivado
así a un grupo de gallegos residentes que hicieron
circular una convocatoria –de la cual Cisneros
participó- que daría como resultado la
fundación del primer Centro Gallego de América
fundado en Buenos Aires en 1879. La participación de
Cisneros fue importantísima y pocos días
después, el 27 de abril de 1879, aparecía su
periódico semanal ‘El gallego’. Deseoso de
alentar al recién nacido Centro Gallego, puso a su
disposición a ‘El Gallego’ de manera gratuita
–a pesar de que le habían ofrecido un sueldo. (…)
Reproducía en él poesías
de los mejores vates gallegos; contaba con la colaboración
de los escritores dispersos por América e insertaba las
reseñas de todos los actos del Centro Gallego. Pero El
gallego
ocasionaba más pérdidas que ganancias a
su fundador y propietario, director y redactor, César
Cisnero Luces. (…)" (1).

José Bouchet nació en 1853 en Pontevedra,
"pero se educó y formó en nuestro país.
Pintor autodidacta, obtuvo una beca para estudiar en Florencia.
Fue profesor en el
Colegio Nacional de Buenos Aires y descolló entre los
pioneros del arte local". A
criterio de Juan José Cresto, "La obra de José
Bouchet es numerosa y tiene dos aspectos: motivos
históricos y retratos de personalidades de su
época, que a veces resultan de invalorable testimonio
representativo. Es el autor de El malón, Una
caravana de indios
, San Martín en el Plumerillo
y La primera misa en Buenos Aires. Las dos últimas
obras integran el patrimonio del Museo Histórico Nacional"
(2).

Roberto Arlt viajó a Europa en 1935, enviado por
el diario El Mundo, y remitió desde allí sus
"Aguafuertes gallegas" (3), serie de notas sobre los gallegos y
su relación con América, en las que tiene gran
importancia el tema de la inmigración a la
Argentina.

En estos artículos de Arlt son frecuentes las
comparaciones: entre dos localidades gallegas, entre los gallegos
y los andaluces, entre los gallegos y los argentinos. De esta
última, no salimos bien parados, ya que el periodista
advierte que nuestra inferioridad en cuanto a capacidad de
sacrificio y laboriosidad es la que hace que un sector de nuestro
pueblo desestime al gallego. El cronista nos habla de las duras
condiciones en que se desenvuelve la vida en el noroeste
español y le resulta lógico que para el gallego
inmigrante todo sea sencillo en las Américas: "No se
siembra sobre piedras. La tierra es tan tierna que en verano se
la cruza en ferrocarril entre grandes nubes de polvo.
Aquí, en España –agrega-, la tierra es tan
dura, que en pleno verano, cruzando la llanura de la Mancha, que
no es llanura sino una sucesión de suaves colinas,
después de seiscientos kilómetros de
travesía, conservamos la ropa limpia. (…)
¿Qué significa el esfuerzo en la gran llanura
–se pregunta-, comparado con la lucha en la mar traidora o
en la montaña empinadísima?".

Otra edición, publicada dos años
más tarde, reúne las Aguafertes Gallegas y
Asturianas
(4).

En "Temas de la patria anterior" (5), escribe
González Carbalho: "Quienes fueron antes que yo en mi
sangre,
partieron por donde yo entré en España. Recuerdo
que en algún coloquio de lembranzas, hablóme
mi padre de cuando se echaba a nadar en la radiante bahía
de Vigo. Eran intentos para irse. Estaba haciendo la
práctica para la gran travesía. El alma navegante
se estaba familiarizando con la onda, el yodo, la brisa que
blanquea de sal la cara. Así partió siendo
niño. Y yo volví por donde él partió,
siendo ya varias veces hombre. Es decir: hombre y experiencia,
hombre y afán de indagar en la raíz, de sentirme en
la fuente de la savia. Hombre que necesita respirar los aires de
su patria anterior".

En "Los gallegos en Olavarría", Aurora Alonso de
Rocha se refiere a los editores de periódicos de esa
localidad bonaerense: "Establecer la presencia de los gallegos en
los primeros tiempos de Olavarría no es difícil.
Estuvieron, fueron muchos, se integraron, son conocimientos
intuitivos. Menos sencillo es determinar la entidad del grupo en
cada época, la composición del contingente, su
extracción social, los modos de inserción. (…)
Para empezar, buscamos en los registros de primeros pobladores
(…) Por fin, los periódicos, muchos de ellos editados
por gallegos y casi todos por españoles, que son la pista
de aterrizaje después de haber sido la fuente primera de
presunciones. Desde los años citados hubo en
Olavarría por lo menos cuarenta periódicos
distintos, de duración superior a un año de
publicaciones y de los que dos duraron por larguísimo
tiempo: ‘Democracia’ de 1905 a 1983 y ‘El
Popular’, desde 1899 hasta hoy. Los españoles,
dueños de un buen idioma hablado y, seguramente,
monopolizadores del español escrito en un país
babélico, eran los editores obligados. Entre ellos
Segundino Couso y Lucas Gracia son gallegos, pero no fueron los
únicos, a juzgar por el material literario que
incluían y los giros idiomáticos" (6).

Ramón de
Valenzuela (1914-1980), en vida y obra, -afirma Rodolfo Alonso-
"resulta un testimonio cabal de aquella digna generación
de intelectuales y artistas gallegos que, habiendo soñado
con el resurgimiento de una Galicia aplastada, en lo más
íntimo de su ser, por siglos de sometimiento y
represión, tuvieron que enfrentarse con el alzamiento
militar contra el legítimo gobierno de la
República, que liquidaría también aquellas
ilusiones al desencadenar la sangrienta guerra civil
española que, merced a la directa intervención de
la Italia fascista y
la Alemania nazi,
iba a culminar en la interminable dictadura
franquista. Y, por si fuera poco, se trata además de una
historia que continúa en ultramar. (…) Entre ellos,
Valenzuela no fue de los primeros, pero sí de los
más significativos. (…) Valenzuela sólo iba a
escribir en dos publicaciones argentinas: Galicia
emigrante
, dirigida por el impar Luis Seoane, entre 1955 y
1957, y la prestigiosa página literaria del diario La
Gaceta
, de Tucumán, entre 1956 y 1960. En ambas
publica, por primera vez, muchos de los relatos que luego se
integrarían en la primera edición de O.
Naranxo
, realizada por el sello gallego Brais Pinto en 1974.
(…) O Naranxo marcaría también el
imaginario de otro artista gallego asilado en Buenos Aires:
Laxeiro (autodefinido como ‘un anarquista
indolente’), cuyos cuadros y dibujos sobre
el tema se reproducen en esta feliz reedición, y que
incluso acompañaron aquellas pioneras publicaciones de
Valenzuela en La Gaceta" (7).

Raúl Alonso, "Cuando murió, a los setenta
años, dejó 2300 obras entre óleos, pasteles,
aguafuertes, tintas y dibujos. (…) De su padre, Juan Carlos
Alonso (que capitaneó la publicación Caras y
Caretas
y la editorial Plus Ultra), heredó los
genes para el arte. Dicen que Raúl dibujó desde muy
chico, y que existieron precoces retratos suyos de Horacio
Quiroga, de Alfonsina Storni y Baldomero Fernández
Moreno. Alonso dirá que tuvo una infancia y adolescencia
envueltas en un mundo intelectual: ‘La vida de hogar estaba
comunicada con muchas personas que daban sangre al universo de
aquella época: Quiroga, Alfonsina, Leopoldo Lugones,
Roberto Arlt" (8).

Acerca de Eduardo Blanco-Amor, afirma María Rosa
Lojo: "Desde una España atrasada y empobrecida, Buenos
Aires, verdadera Reina del Plata, aparecía entonces como
el más brillante escenario intelectual en las
Américas de lengua hispana
y La Nación como una tribuna literaria y
periodística privilegiada en la que publicaban ilustres
compatriotas: entre ellos José Ortega y Gasset y Miguel de
Unamuno. En un medio que le garantiza la más vasta
repercusión, Blanco Amor se propone presentarles a los
argentinos aferrados a estereotipos despectivos (perpetuados
aún en los chistes de
gallegos), a una Galicia que es la cuna de la poesía
peninsular en lengua romance, una nación doblegada por el
imperialismo
de Castilla (no deja de comparar el ‘problema
gallego’ con el ‘problema irlandés’),
pionera en el campo de la doctrina autonómica, que
después repercutiría sobre el resto de
España. (…) Voz fundamental de la ‘Galicia
exterior’, no por haber ingresado a La Nación
dejó de participar activamente en la prensa
específica de la comunidad en la Argentina, donde
encuentra el lugar para un debate
político mucho más difícil de exponer en las
páginas del matutino porteño" (9).

"Joaquín Coto, el papá de Alfredo, era un
inmigrante gallego que tenía una pequeña
carnicería en un mercado municipal
que funcionaba en Retiro y desde chico Coto acompañaba a
su padre en sus recorridas por el Mercado de Liniers"
(10).

"El artista plástico
Manuel Amigo nació en Lugo, España, en 1946.
Vivió en la Argentina desde los 3 años y
falleció en Buenos Aires en 1992. Artista
polifacético, fue fundador y director de la revista Posta
y Nudos en la cultura argentina. Participó de las
tendencias artísticas ligadas al movimiento
popular, militando activamente en la lucha antigolpista de 1974 a
1976 y en la resistencia a la dictadura" (11).

Notas

  1. S/F: "El Gallego", en Viajero Celta,
    Año I, N° 9, Julio de 1996.
  2. Cresto, Juan José: "La primera misa en
    Buenos Aires
    / Cómo ver la obra", en La
    Nación Revista
    , Buenos Aires, 27 de marzo de
    2005.
  3. Arlt, Roberto: Aguafuertes gallegas. Santa Fe,
    Ameghino, 1997. Selecciòn, pròlogo y notas por
    Rodolfo Alonso.
  4. Arlt, Roberto: Aguafertes Gallegas y
    Asturianas
    . Buenos Aires, Losada, 1999. 184 pp.
  5. González Carbalho, José: "Temas de la
    patria anterior", en La Prensa, Buenos Aires, 21 de
    abril de 1957 Citado en Requeni, Antonio: "Un poeta
    arxentino en Galicia: González Carbalho"
    . Separata
    del Boletín Galego de Literatura.
  6. Alonso de Rocha, Aurora: "Los gallegos en
    Olavarría", en El Tiempo, Azul, 30 de octubre de
    1994.
  7. Alonso, Rodolfo: "La Galicia del Plata", en El
    Tiempo, Azul, 1º de diciembre de 2002.
  8. Piotto, Alba: "El
    pintor insomne", en Clarín Viva, 31 de agosto de
    2003.
  9. Lojo, María Rosa: "Exilio, periodismo y
    literatura", en La Nación, Buenos Aires, 3 de
    abril de 2005.
  10. Sainz, Alfredo: "PERFILES Un imperio tras las
    góndolas", en La Nación, Buenos Aires, 30
    de octubre de 2005.
  11. S/F: "Muestra
    plástica ‘Un arte contra el horror’ ", en
    El Barrio Villa Pueyrredón, Abril 2006,
    Año VIII, Ed. Nº 84.

Madrileños

Ulpiano Checa (Colmenar de la Oreja, Madrid, 1860
Francia,
1916), "que fue contemporáneo de Sorolla, Pissarro y
Moreno Carbonero, está considerado uno de los pintores
más destacados de su tiempo. Tras una estada en
París, donde contrajo matrimonio con
una argentina, Matilde Chaye Courtez, hizo varios viajes a
nuestro país que marcaron su trayectoria. En el
último de ellos, realizado en 1906, pintó un
monumental retrato ecuestre del general Bartolomé Mitre
(1821-1906), que recientemente fue restaurado. (…) En Madrid,
Checa cursó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios
y en la Escuela de Bellas Artes.
Entre 1884 y 1888 vivió en Roma, donde
recreó escenas de la vida durante el imperio, con sus
circos, carreras de cuadrigas y batallas. Su visión
realista de la Roma de los Césares hizo que sus imágenes
sirvieran de inspiración para las grandes producciones de
Hollywood, como "Ben-Hur", "Espartaco" y "Gladiador. (…)"
(1).

" ‘Pinturas brillantes, de buen colorido y buena
técnica’, así define a la pintura de
mercado decimonónica Roberto Amigo, historiador del arte y
docente de la Universidad de
Buenos Aires. ‘La obra de Checa, como la de muchos otros
del período, tuvo un lugar importante en el mercado del
siglo de fines XIX. En Buenos Aires existía un sector de
la burguesía que estaba integrado por miembros de la
colonia española. Comerciantes, banqueros, médicos
que se enriquecieron en el Río de Plata y que eran los que
adquirían sus cuadros y solicitaban los retratos. A esto
último se lo llamó ‘la gira de
retratos’ y era que un pintor europeo pasaba un tiempo en
América y la gente hacía cola para que la pinte.
(…)" (2).

Notas

  1. Lehmann, Graciela: "Muestra itinerante La obra de
    Ulpiano Checa llegó al Museo de Bellas Artes", en La
    Nación
    , Buenos Aires, 10 de febrero de
    2006.
  2. Isola, Laura: "Ulpiano Checa vuelve a Buenos Aires
    después de un siglo La República Checa", en
    Pagina12, 5 de Febrero de 2006.

Vascos

Abel Posse "cuenta la historia de Casimiro Aín,
que bailó ante Pío XI el Ave María,
de Canaro". "A las 9 de la mañana del 1° de febrero de
1924, Casimiro Aín (el Vasco o el Lecherito),
pálido y seguramente un poco aterido (invierno), sale del
hotelito de la vía Torino que le reservó la
embajada y sube a un taxi. Lleva una modesta valija con los
elementos esenciales: botines abotonados, pantalón de
fantasía con trencilla, chaqueta negra con vivos,
pañuelo al cuello, o lengue de seda japonesa y un
puñal de madera que le parecerá conveniente no
agregar al atuendo. Lleva puesto el invariable chambergo
borsalino, el gacho gris arrabalero, de cinta ancha y ribete
negro en el ala. Símbolo del malevaje ríoplatense"
(1).

Notas

  1. Posse, Abel: "Lejanas batallas del tango (I) 1924.
    El vasco Aín en la Santa Sede", en La Nación
    Revista
    , Buenos Aires, 5 de octubre de 2003.

Partes: 1, , 3, 4, 5, 6

Sin mención de origen

En "Un río de trigo llega a Europa", Miguel
Angel De Marco recuerda al pionero Carlos Casado, "un tesonero
inmigrante español,
fue el principal impulsor de la importación del cereal al viejo continente,
que él inició en 1878 y convirtió Rosario en
principal puerto de embarque, primera etapa de una actividad que
convertiría a la Argentina en ‘el granero del
mundo’ " (1).

Notas

  1. La Nación, Buenos Aires, 4
    de abril de 2004.

Varios

En una de sus aguafuertes porteñas, titulada
"Elogio del lavacopas", Roberto Arlt
homenajea a los inmigrantes españoles:

"Quiero hacer hoy el elogio del lavacopas, del lavacopas
como elemento de progreso nacional, del lavacopas como ejemplo de
honestidad, de
contracción al trabajo, del
lavacopas cuya filosofía se la enseñaron los
borrachos al borde del mostrador, y cuya feroz y dulce
pasión por el dinero se
la enseñó la miseria del terruño y la
ejemplar conducta del
patrón, del patrón que, como los antiguos patrones
griegos, sentaba a su mesa al esclavo y le zurraba cuando
hacía falta.

En el 80 por ciento de los casos, el lavacopas del
almacén
porteño es español. Vino de Mondoñedo, de
Alcalá de Henares, de cualquier rincón perdido en
la montaña. Con pantalón de pana y saco de
terciopelo, y una gorra pesada con orejeras, cubriéndole
la salvaje cabeza greñuda. Unos duros anudados en la punta
del pañuelo, y un deseo infinito de llegar a esa América, a esa América tan linda,
tan rebonita a través de la gordura de los indianos, y de
los señorones que salieron hechos unos miserables y
volvieron con la familia
después de cuarenta años de ausencia a darle un
banquete a todo el pueblo" (1).

Notas

  1. Arlt, Roberto: Nuevas aguafuertes
    porteñas
    . Buenos Aires, Hachette, 1960. 329
    páginas. Estudio preliminar de Pedro G.
    Orgambide.

Españoles y otros

En "Tiendas de ultramarinos" escribe Enrique
González Tuñón: "El personaje de Proust por
el aroma de una taza de té, reconstruye todo un tiempo
perdido, pasado. Huela, huela usted cuando pase por una tienda de
ultramarinos. Huele a Centenario, ¿verdad? a 1910. La
Infanta Isabel. El Presidente Montt. Roque Sáenz
Peña. Las primeras huelgas y manifestaciones. El
abigarramiento en el Hotel de
Inmigrantes, las terceras, la carta de
España,
la Exposición, las tiendas de ultramarinos"
(1).

En "El siglo disfrazado", Mauricio Kartun analiza la
relación del Carnaval con la inmigración: "Fue con el vendaval
inmigratorio de principio de siglo que la farra desbordó
todo orden institucional, la mascarita se independizó, y
el disfraz pasó a ser un atributo de fenomenal creatividad
individual, un orgullo familiar en el que las mujeres de la casa
lucían su solvencia con el molde y la aguja".

Una vez disfrazado el niño, debía
fotografiárselo, para enviar esa imagen al
país de origen: "Colas de una cuadra en Foto Bixio, o en
Pascale, bajo el sol calcinante
de febrero, ese que aseguraba con el resplandor de la primera
tarde los mejores contrastes en la vidriada galería de
pose del estudio. ¿Cómo testimoniar sino
allá en el terruño el prodigio de costura, las
costumbres, el crecimiento y la belleza de los chicos,
engalanados y maquillados?"

El afianzamiento de la inmigración hizo que
cambiaran los disfraces elegidos por las madres para sus hijos:
"Viejas fotos.
Sólo eso queda de aquella magnífica pasión
por el disfraz. De pierrot, sobre todo, hasta los
años 20 en que las colectividades tomaron peso propio. De
allí en más predominaron los baturros,
toreros y gaiteros asturianos, las majas,
las gitanas, y los vascos pelotaris con sus paletas
en miniatura, o su versión lechera con los tarros
también a escala"
(2).

Notas

  1. González Tuñón, Enrique:
    "Tiendas de ultramarinos", en González Tuñon,
    Enrique: Viaje al fondo de una calle y otras páginas.
    Antología
    . Selección, prólogo y notas por
    Jorge B. Rivera. Buenos Aires, CEAL, 1980
    (Capítulo).
  2. Kartun, Mauricio: "El siglo disfrazado", en
    Clarín Viva, 20 de febrero de 2000.

En
costumbrismo

Andaluces

En la revista
Caras y Caretas se lee que por la Avenida de Mayo
transitaba el vendedor de cigarrillos, un andaluz que pregonaba:
"¡Qué distraídos, andéis!
¡Qué distraiídos!/ ¡Miraise bien los
bolsillos!/ ¡Habéis orvidao los cigarriyos!"
(1).

Notas

  1. En Caras y Caretas, 1901.

Gallegos

En "Carnavalesca", Fray Mocho desliza la crítica
social, al afirmar que a la doméstica gallega, la patrona
la explota. De la abusadora señora dice el personaje: "se
aprovecha de que sos d’España para sacarte el jugo
por unos cuantos centavos". El retrato que hace del temible
gallego hermano de la joven, es despectivo, ya que pone en boca
de la doméstica este concepto: "Yo lo
conozco a mi hermano y sé que a bruto y terco no le han de
ganar muy fácil…" (1).

Félix Lima es el autor de "Otra vez en la
milonga, trágico doblete", artículo en el que
incluye su "Carta pra alá", la cual
dice:

" ‘Señora Guesusa Pérez de
Jarcía y Jrejores.

‘Viju.

‘Querida prima:

‘Por aquí con a jerra, nos ponemus jordus,
pues o que no suben os mayoristas, os subimus nosotros, por
más que el jobiernu aprieta el torniquete a los
especuladores y el hornu no está para janancias
desmesuradas, pero tú sabés que aquí como en
Lojroñu, en Londón como en Juacintón, en
Hamburju comu en Ríu de Ganeiro, echa a ley, echa a
trampa.

‘Te comunico una noticia que te llenará de
gubilu: primu Jabriel ya sentó plaza de rentadu en el
ayuntamiento, pues el concegale Iñiju, pariente leganu de
tíu Jaspare, le consijió esa canonjía, 160
pesiñus mensuales, con gubilación y otros
previleguius, con a única condición de votar
siempre por los amijotes del susodichu Iñiju.

‘Primo Jabriel Sánchez Jerra ya maneja el
escobillón edilicio con jarbu y empuga a carretilla con
donaire, y en cuantu al uniforme, llévalo con elejancia
que se la envidiaría Eduardu de Juinsur, ese tipo yoni que
para mí tein guente en a azotea.

‘Deseamus que a jerra sea larja para convertir
nuestra actual despensiña en almacén por mayore,
con siete camiones de repartu.

‘Cariñus pra ti y para todos de tu prima
que gamás te olvida-

Benita Fuentes de
Sanjrador
"……………………………………

Un galleguito aparece en un texto
costumbrista de Ricardo Lorenzo (Borocotó), sosteniendo
este diálogo:

"-Uno debe cantar bajo y otro alto
–aconsejó El Galleguito".

"-¿Alto como las montañas de tu aldea?
-¿Te juego a
quién las tiene más altas?… El día que
vengas a mi provincia te vas a agarrar un empacho de
montañas… –interrumpió Rompehuesos, que
jamás transaba en que hubiera montañas más
altas que las de sus pagos. Hasta decía que las de la
geografía
estaban mal medidas".

Notas

  1. Alvarez, Sixto A. (Fray Mocho) Cuentos. Buenos
    Aires, Huemul, 1966.
  2. Lima, Félix: "Otra vez en la milonga,
    trágico doblete", en Caras y Caretas, Año
    XLII, N° 2137, Buenos Aires, 23 de septiembre de
    1939.
  3. Lorenzo, Ricardo (Borocotó): "El Diario de
    Comeuñas", en R. Arlt, R. Gache, Borocotó y
    otros: El costumbrismo (1910-1955). Buenos Aires, CEAL,
    1980. Pág. 37. (Capítulo, vol. 68).

Vascos

La conversación que Fray Mocho reproduce en
"Nobleza del pago" evidencia en qué medida se
confundían los orígenes de los habitantes de
nuestro país. Una mujer cree que su
abuela es vasca. A esa convicción, le responde una
parienta: "Más bien tirab’a pampa o a correntina por
l’habla… ¡Si era bosalísima! El viejo parece
que se juntó con ella cuando andaba de picador de carros,
p’allá, pa la cost’el Salao, que fue de
an’de comenzó a internarse pa l’Azul…"
(1).

Godofredo Daireaux es el autor de "Matufia", en el que
escribe: "Después del confortable almuerzo, se fue don
Narciso a siestear, y se sentaron a la sombra de los preciosos
aromas que rodeaban la estancia de don Carlos Gutiérrez,
hacendado de la vecindad, don Julio Aubert, francés
acriollado y mayordomo de una gran estancia vecina y un vasco,
ovejero rico de por allá, que llegado a comprar carneros,
a la hora de almorzar, había sido convidado por el
dueño de casa" (2).

Notas

  1. Alvarez, Sixto A. (Fray Mocho) Cuentos. Buenos
    Aires, Huemul, 1966.
  2. Daireaux, Godofredo: "Matufia", en Fray Mocho,
    Félix Lima y otros: Los costumbristas del 900.
    Sel. y pról. de Eduardo Romano, notas de Marta Bustos.
    Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).

Sin mención de origen

"Diego Corrientes" es uno de los textos que Francisco
Grandmontagne escribió para su "Galería de
inmigrantes", publicada en Caras y Caretas. No manifiesta
que su personaje sea un inmigrante español; lo suponemos,
por el nombre y la descripción de su tierra de
origen. En esa estampa, publicada en 1899, leemos: "La falta de
pan y la sobra de hijos arrojaba a Dieguillo del hogar nativo.
Tenía 12 años, saludables como las vetas de joven
encina; cual aguilucho, ágil y fuerte, y bello
además, como engendro de dos cuerpos torneados por duro
trabajo" (1).

En "¡Ficate-in-poco; ficate!", texto de 1908,
Santiago Dallegri presenta a una española que quiere
comprar ligas de seda. Uno de los personajes dice a la mujer: "-No
s’enoje misia España, que dispués de todo, no
lo hago porque me deba un par de nales sino por hacerle un bien.
Pues dígame, ¿pa qué v’á gastar
dinero en
ligas de seda, si naides se las v’á ver?"
(2).

Notas

  1. Grandmontagne, Francisco: "Diego Corrientes", en Fray
    Mocho, Félix Lima y otros: Los costumbristas del
    900.
    Sel. y pról. de Eduardo Romano, notas de Marta
    Bustos. Buenos Aires, CEAL, 1980.
    (Capítulo).
  2. Dallegri, Santiago: "¡Ficate-in-poco; ficate!",
    en Fray Mocho, Félix Lima y otros: Los costumbristas
    del 900.
    Sel. y pról. de Eduardo Romano, notas de
    Marta Bustos. Buenos Aires, CEAL, 1980.
    (Capítulo).

En
historietas

Gallegos

En "La historia del comic en la
Argentina", trabajo "realizado por Néstor G. Giunta, en el
año 2004, basándose en un texto original del
profesor Oscar
De Majo, quien autorizó las modificaciones y agregados
efectuados aquí sobre el artículo aparecido en
Signos
Universitarios’ (Bs. As., Universidad del
Salvador, Año XV N° 29, en el año 1996)", el
autor se refiere a una inmigrante española: "La historieta
pasa a la prensa diaria
recién en 1920, cuando el diario La Nación
empieza a publicar tiras, con gran enojo de muchos de sus
lectores, que pensaban que con estas "frivolidades" se
desmerecía la "seriedad" de la publicación. (…)
debuta con sus personajes, en los periódicos, Lino
Palacio, que crea a "Ramona" (…), en 1930, para ‘La
Opinión’ " (1).

"Cuenta la anécdota que Palacio se inspiró
en una mucama gallega que trabajaba en la casa de su abuelo para
crear a Ramona. Observador como todo humorista, el autor crea un
personaje que es un estereotipo derivado de la inmigración
poco instruida que llegó a Argentina a principios de
siglo. Como tantos otros inmigrantes, Ramona es empleada
doméstica. Ignorante y algo bruta, inocente y demasiado
sincera, tales las características que detonan la
comicidad de este personaje. Ramona es el primero de los grandes
personajes de Lino Palacio, al que seguirían Don
Fulgencio, Avivato y Cicuta, entre otros. Estos personajes, como
los de otros autores de la época, se caracterizan por
basar su humor en una cualidad que produce el efecto
cómico, recurso que se repite de tira en tira. En el caso
de Ramona, su ignorancia produce todo tipo de malentendidos. La
interpretación literal de lo que le dicen,
su incapacidad para el doble sentido, provocan las situaciones
que sufren sobre todo sus patrones. Su inocencia y simpleza la
llevan a una sinceridad extrema, que desemboca en algo parecido a
la insolencia. Pero Ramona no tiene malicia, todo lo que hace es
sólo consecuencia de lo bruta que es. Ramona fue el primer
gran personaje argentino que apareció en los diarios.
Comenzó a publicarse en 1930, en La Opinión,
diario oficialista que salió apenas por un año. A
partir de 1938 se publica en el diario La Razón,
donde se hace exitosa. Varios autores se hicieron cargo de la
tira: Toño Gallo, Guillermo Guerrero, Dobal y Faruk (hijo
de Lino Palacio). A partir de 1958 Ramona es continuada por
Cecilia, hija de Lino Palacio" (2).

En Locuras de Isidoro, historieta de Dante
Quinterno, aparece un mayordomo gallego. "Quién no
disfrutó alguna vez –pregunta Marcelo Benini- de los
enredos protagonizados por Isidoro, ese porteño de vida
disipada que rehuía a cualquier esfuerzo físico,
incluido el trabajo, y
pasaba sus horas en casinos, hipódromos y boites?
Imposible olvidarlo: casi siempre vestía saco cruzado,
polera, mocasines y tomaba whisky importado. Vivía
disgustando a su pobre tío, el coronel Urbano
Cañones, quien sólo confiaba en él cuando
estaba acompañado por Cachorra Bazuka, una hermosa rubia
de aparente compostura que en realidad era su compañera de
juergas. Su otro aliado era Manuel, el mayordomo gallego, que lo
apañaba ante el severo militar cuando Isidoro metía
la pata. Autos
deportivos, ruletas, cartas de
póker, cigarrillos y noche componían la
iconografía de Locuras de Isidoro, la popular
revista que el inolvidable Dante Quinterno (1919-2003)
publicó entre 1968 y 1976, año en que empezó
a reeditarse" (3).

Quino creó al almacenero don Manolo y su hijo
Manolito, personajes de Mafalda (4).

Notas

  1. Giunta, Néstor G.: "La historia del comic en
    la Argentina", en www.todohistorietas.com.ar
  2. S/F: "Ramona", en www.historieteca.com.ar.
  3. Benini, Marcelo: "Isidoro Cañones era de Villa
    Pueyrredón", en El Barrio. Periódico de noticias, Agosto de
    2003.
  4. Ver "Testimonios: Castellanos".

Sin mención de origen

Un hombre dice a
su mujer, en una historieta de Emilio Ferrero: "Pensar que voy a
ser papá y le voy a contar las historias que me contaba mi
abuelo… Como esa de cuando vino de España siendo muy
joven y se encontró con un país rico y lleno de
oportunidades…". La reflexión es amarga:
"¡¡Claro que ahora, visto a la distancia,
parecería que el pobre nono desde chico ya tenía
arterosclerosis!!" (1).

Notas

1 Ferrero, Emilio: "S.O:S: Somos primerizos", en La
Capital
, Mar del Plata, 14 de mayo de 2000.

En
textos escolares

Españoles y otros

Cien lecturas se titula el libro
destinado a alumnos de quinto grado, que publicó la
Editorial Guillermo Kraft Limitada. Son sus autores José
Mazzanti e I. Mario Flores. La lectura
n° 41 de esas cien, es "Los inmigrantes". Transcribo un
fragmento de la misma: "¿Quiénes son los que se han
atrevido a desafiar así las penurias de la
travesía, abandonando su hogar y su patria? Son los
inmigrantes. A medida que van desembarcando, les oímos
hablar veinte idiomas distintos. Ved aquel italiano, que baja, de
amplio pantalón de pana y raro sombrero; aquel
español, de chaqueta corta y ajustada; aquel
alemán, rubio y mofletudo… Y desfilan así, con
sus trajes y rasgos característicos, rusos, franceses,
turcos, belgas… ciudadanos de todos los países que
vienen en procura del pan y del bienestar que ofrece nuestro
pródigo suelo a todos los
hombres de buena voluntad que deseen habitarlo".

En ese mismo libro se incluye "La visión del
puerto de Buenos Aires", texto del guatemalteco Enrique
Gómez Carrillo. En él expresa: "¡La
Argentina! ¿Hay alguna lengua humana
en la cual estas sílabas dejen de tener la sonoridad de
metal precioso? La Argentina se dice en Rusia lo mismo
que en España, en Gran Bretaña lo mismo que en
Oriente, en la China lo mismo
que en Grecia, y
siempre el alma percibe
imágenes de grandeza y de trabajo,
imágenes salvadoras para el que no puede contentarse con
la vida de su pueblo natal; imágenes
halagüeñas y generosas para todos" (2).

Notas

  1. Mazzanti, José y Flores, I. Mario: "Los
    inmigrantes", en Mazzanti, José y Flores, I. Mario:
    Cien lecturas. Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft
    Limitada, 1956. 19° edición. 249 pp.
  2. Gómez Carrillo, Enrique: "La visión del
    puerto de Buenos Aires", en Mazzanti, José y Flores, I.
    Mario: Cien lecturas. Buenos Aires, Editorial Guillermo
    Kraft Limitada, 1956. 19° edición. 249
    pp.

En
novelas

Andaluces

En El juguete rabioso, de Roberto Arlt, relata el
protagonista: "Cuando tenía catorce años me
inició en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca un
viejo zapatero andaluz que tenía su comercio de
remendón junto a una ferretería de fachada verde y
blanca, en el zaguán de una casa antigua en la calle
Rivadavia entre Sud América y Bolivia"
(1).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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