- Introducción
Teórica - Factores que influyen en la
formación de la imagen corporal - Errores cognitivos en
relación con la imagen corporal - Los trastornos del comportamiento
alimentario. - Etiología de los
trastornos del comportamiento alimentario - Consecuencias de estos
trastornos - Peso ideal y peso
biológico - Dietas y medios de
comunicación
1. INTRODUCCIÓN
TEÓRICA
Los ideales de belleza establecidos por las distintas
sociedades son
un factor importante que marca ciertos
patrones físicos y de imagen corporal.
Estos ideales de belleza suponen una alta presión
sobre todos los miembros de la población. Quienes poseen las
características del modelo tienen
razones para auto valorarse positivamente, mientras que los que
se apartan de él, suelen tener una baja
autoestima
La imagen corporal es la representación mental
que cada individuo
tiene de su propio cuerpo, e incluye tres componentes:
perceptual, cognitivo y conductual.
El componente perceptual hace referencia a la
precisión con que se percibe el tamaño corporal de
diferentes partes corporales o del cuerpo en su totalidad. La
alteración en este componente da lugar a la
sobrestimación o a subestimación, bien si el cuerpo
se percibe en unas dimensiones superiores o inferiores a las
reales respectivamente. En los trastornos del comportamiento
alimentario (TCA) frecuentemente se encuentra
sobrestimación.
El componente subjetivo o cognitivo incluye actitudes,
sentimientos, cogniciones y valoraciones que provoca el cuerpo,
principalmente el tamaño corporal, el peso, partes del
cuerpo o cualquier otro aspecto de la apariencia física.
El componente conductual se refiere a las conductas
explicitadas por la percepción
del cuerpo y los sentimientos asociados (por ejemplo, conductas
de evitación de situaciones en las que se tenga que
exponer el cuerpo, compararse continuamente con los demás,
vestir ropa ancha para no marcar la silueta, pesarse
compulsivamente, etc.)
Integrando los tres componentes, se concluye que la
imagen corporal hace referencia a la percepción que
tenemos de todo el cuerpo y de cada una de sus partes, como del
movimiento y
límites
de éste, a la experiencia subjetiva de actitudes,
pensamientos, sentimientos y valoraciones que hacemos y sentimos,
y al modo de comportarnos derivado de las cogniciones y los
sentimientos que experimentamos. Por tanto, el tener una buena o
mala imagen corporal influye en nuestros pensamientos,
sentimientos y conductas, y además, también en la
forma en cómo nos respondan los demás.
En el caso de personas con un trastorno alimentario los
distintos niveles de la imagen corporal se manifiestan de la
siguiente forma:
Nivel perceptual: sobrestiman la amplitud de sus
medidas y se ven gruesas, incluso, teniendo un peso normal. Sin
embargo, no se trata de una alteración de la
percepción visual, ya que perciben con total exactitud los
cuerpos y siluetas de las personas que les rodean. Es la imagen
que tienen de su cuerpo la que deforman, distorsionan o exageran.
Tienden percibir las dimensiones de su cuerpo con una
sobrestimación del 30% de su volumen.
Miriam, con 36 Kg. de peso, y
esperando ser ingresada en
la unidad de trastornos alimentarios
de la provincia, se negaba a ir a
depilarse porque no quería que
la esteticien se burlara del tamaño de sus
muslos.
Nivel cognitivo: imaginan que la otra gente se
fija en sus defectos y creen que éstos son una prueba
fehaciente de la imposibilidad de ser queridos o apreciados.
Tienen una preocupación exagerada, a veces obsesiva, por
su cuerpo, que traslada a un segundo plano otros aspectos de sus
vidas mucho más importantes, como la salud, la escuela o las
amistades.
Arancha, con 42 Kg., lloriqueaba cada
vez que contaba que sus amigas le habían
dejado de lado porque " a la gente no
le gusta ir con gordas", y cada vez
que iba al instituto todos se fijaban
en sus gruesos muslos y prominente abdomen
Nivel conductual: organizan su estilo de vida
alrededor de su preocupación corporal. Algunas evitan
mirarse al espejo, mientras que otras lo hacen compulsivamente.
Otras, esconden su cuerpo dentro de ropas de tallas enormes para
su tamaño corporal. Se comparan constantemente con los
demás, y su cuerpo siempre resulta ser menos delgado y
más desagradable.
A Asun, al no disponer de peso en
casa, la conocían en todas las farmacias
de su barrio, donde iba a pesarse
todos los días, varias veces, para
comprobar
que su peso no había aumentado
tras una ligera ingesta.
Se puede concluir que se tendrá una imagen
corporal negativa cuando;
- Exista una percepción distorsionada de las
formas corporales y se perciban partes del cuerpo como no son
realmente. - Se esté convencido de que solamente otras
personas son atractivas, y que el tamaño y forma del
cuerpo son signo de fracaso personal. - Exista vergüenza y ansiedad por el
cuerpo. - Se sienta incómodo y raro en el propio
cuerpo.
Por el contrario, existirá una imagen corporal
positiva si,
- Existe una percepción clara y verdadera del
cuerpo. - Se está a gusto con el cuerpo y se entiende
que el aspecto físico de una persona dice
muy poco sobre su carácter y valor
personal. - No se pierde el tiempo
preocupándose en torno a la
comida, el peso y las calorías.
1.1. Factores que
influyen en la formación de la imagen
corporal
La formación de la imagen corporal es un proceso
dinámico, en el que el cambio de uno
de los factores que la componen altera los demás. A lo
largo de la vida esta imagen puede ir cambiando hacia una mayor
aceptación, o al contrario, hacia un rechazo total. El
resultado final dependerá de la interacción de los siguientes
factores:
a. El propio cuerpo: Se refiere a todos los
datos
objetivos posibles con los que se puede describir un
cuerpo, así como al aspecto funcional de los mismos (que
los órganos funcionen correctamente y que el cuerpo
esté sano). Por ejemplo: 65 Kilos de peso, 1.75 cm de
altura, pelo rubio, ojos negros, etc. Se excluyen las
valoraciones subjetivas, como "caderas enormes", "pelo
asqueroso", etc.
b. La percepción del cuerpo: En la
formación de la imagen corporal tiene especial relevancia
los aspectos a los que se presta una especial atención y los que se omiten. De modo que
seleccionando los aspectos positivos del cuerpo probablemente se
creará una imagen positiva y, por el contrario, si tan
sólo se perciben los aspectos negativos la imagen no
será satisfactoria. Funciona como un círculo
vicioso, las personas con una mala imagen de sí mismos
percibirán más los aspectos negativos, y las que
tienen una mejor imagen corporal percibirán más los
positivos.
También hay que señalar que muchas veces
se producen distorsiones, y las dimensiones que se imaginan no
corresponden con la realidad. La mayoría de personas
tienden a verse más grandes de lo que son. Este error
ocurre sobre todo en las mujeres, que tienden a sobrestimar
muchas partes de su cuerpo, especialmente las caderas, cintura,
muslos y abdomen.
c. Pensamientos sobre el cuerpo: Hace referencia
a las actitudes, creencias e ideas sobre el propio cuerpo. Se
puede limitar a los datos objetivos
("Tengo estrías en los muslos"), o a juicios de valor
("Como no estoy delgado, nadie me va a querer"). Otros
pensamientos hacen referencia a situaciones donde el cuerpo tiene
un papel fundamental, por ejemplo, ir a comprar ropa, a la playa,
al gimnasio, etc. Muchos de estos pensamientos pueden ser
erróneos ("Como tengo tantos granos, nadie quiere ser mi
amigo") y será necesario corregirlos para sentirse mejor
con uno mismo.
d. Emociones en relación con el cuerpo: Si
la percepción y los pensamientos que se tienen sobre uno
mismo son erróneos puede dar lugar a emociones
perturbadoras. Así se pueden sentir síntomas de
ansiedad al comprar ropa nueva, de depresión
por no perder peso, enfado por no utilizar una talla inferior o
culpable por haber comido un dulce. Es necesario identificar
estas emociones para poder hacerles
frente.
e. Comportamientos con relación al cuerpo:
si la percepción, los pensamientos y el estado de
ánimo respecto al cuerpo son incorrectos, probablemente
los comportamientos también lo serán. Las personas
muy preocupadas por su figura evitan situaciones e intentan
ocultar su cuerpo. Esta evitación refuerza la imagen
negativa que se tiene de uno mismo.
1.2 Errores
cognitivos en relación con la imagen
corporal
Dentro del componente cognitivo destaca la
aparición de una serie de errores cognitivos en
relación a la apariencia, que Cash (1987) recoge en lo que
él llama "Docena Sucia":
•La bella o la bestia: es un pensamiento
dicotómico "o soy atractiva o soy fea" "o peso lo que
quiero o soy gorda". En este pensamiento de blanco o negro no se
presentan tonalidades en gris, no se aceptan aspectos parciales
positivos y como ser perfecto es muy difícil, uno decide
considerarse un desastre o imponerse unos regímenes
terriblemente drásticos para intentar aproximarse al
ideal.
•El ideal irreal: se refiere al uso del
ideal social como un estándar de apariencia aceptable. Los
sentimientos de fealdad aparecen al compararse con los ideales
que la cultura y la
sociedad
imponen en este momento. Desde las revistas y la
televisión se bombardea con imágenes
en las que se destaca el peso, la altura, la figura, estructura
corporal, muscularidad, tonalidad de la piel, color del pelo,
textura, etc.
•La comparación
injusta::
normalmente la gente se compara con aquellas personas con
las que se encuentra en situaciones diarias. Usualmente la
comparación está llena de prejuicios y se compara
sólo con aquellas personas que tienen las
características que le gustaría
tener
•La lupa: se refiere a que se
observa únicamente y de manera muy detallada sólo
las partes que se consideran más negativas de la propia
apariencia. "Mis caderas son tan horriblemente anchas que
destruyen todo mi aspecto".
•La mente ciega: es la otra
cara de la moneda del pensamiento anterior. Es aquel pensamiento
que minimiza o descuida cualquier otra parte del cuerpo que pueda
considerarse mínimamente atractiva.
•La fealdad radiante: consiste
en empezar a criticar una parte de la apariencia y continuar con
otra y con otra hasta conseguir hacer una gran bola de nieve en
la que uno ha conseguido destruir cualquier aspecto de su
figura.
•El juego de la
culpa: hace posible que la apariencia sea la culpable de
cualquier fallo, insatisfacción o desengaño aunque
en principio no esté relacionado en absoluto con
ella.
•La mente que lee mal: es la
distorsión que hace posible "leer" o interpretar la
conducta de los
demás en función de
algún fallo en el aspecto corporal. "La gente no es
simpática conmigo por mi peso" o "no tengo novio porque
soy gorda".
•La desgracia reveladora: es la
predicción calamitosa de desgracias futuras que
sucederán por culpa de la apariencia: "Nunca me
amarán debido a mi apariencia" o "siempre fracasaré
porque no tengo una apariencia suficientemente
bonita".
•La belleza limitadora: es
similar al anterior. Consiste en poner condiciones a las cosas a
realizar que en realidad las hacen imposibles: "No pienso ir al
gimnasio a perder peso hasta que no pierda peso" o "no puedo ir a
esa fiesta a no ser que pierda 10 Kilos".
•Sentirse fea: consiste en
convertir un sentimiento personal en una verdad universal. El que
una persona se sienta fea no quiere decir que lo sea, ni que los
demás lo piensen, ni que en otras ocasiones ella misma
pueda sentirse bien consigo misma.
•Reflejo del malhumor: sería el traspaso del
malhumor o preocupación causada por cualquier
acontecimiento al propio cuerpo. Un día estresante, un
examen difícil, un disgusto con una amiga pueden ser en
realidad la causa del malhumor, pero acaba achacándose a
algún aspecto de la apariencia.
En los trastornos del comportamiento alimentario,
también es muy frecuente encontrar distorsiones cognitivas
en relación a la comida:
•Pensamiento dicotómico: pensamiento
todo o nada, ver las cosas en términos absolutos,
categorías blanco o negro. No existen los términos
intermedios, "Si me como una galleta, ya no podré parar y
terminaré con la caja entera".
•Abstracción selectiva: llegar a
conclusiones generales a partir de aspectos parciales, "Toda la
comida engorda".
•Catastrofismo: pensamientos desmedidos que
exageran el carácter negativo de las cosas, "Si me como un
dulce, me pondré horrorosamente gorda".
•Inferencia arbitraria: concluir que las
cosas van a ir mal sin tener evidencia, "Si no como de pie, no
quemaré calorías, y la comida me
engordará".
Sin embargo, como se ha dicho anteriormente, no
sólo las personas con un trastorno alimentario presentan
alteraciones en su imagen corporal, sino que se ha verificado que
sujetos sin un trastorno también manifiestan
insatisfacción corporal (con todo el cuerpo en general o
con aspectos de éste) e imprecisión perceptual (en
particular sobrestimación). Por ello, la evaluación
de la insatisfacción corporal, así como una
adecuada intervención sobre ésta y los
comportamientos asociados, es indispensable para valorar no
sólo los trastornos alimentarios, sino los sentimientos,
pensamientos y acciones que
pueden terminar en ellos.
De este modo, mejorando la satisfacción corporal
no sólo vamos a influir sobre la incidencia de los
trastornos del comportamiento alimentario sino también
sobre otros problemas
frecuentes en la población adolescente: baja autoestima,
consumo de
tóxicos y fracaso académico y social.
1.3. Los trastornos
del comportamiento alimentario.
En las sociedades actuales se vive una presión
cultural hacia la delgadez. Así, el ser delgado se asocia
con la belleza, la salud y la riqueza, mientras que el apelativo
"gordo" tiene un significado peyorativo, al relacionarlo con
debilidad, dejadez y falta de salud. De este modo, no es
extraño encontrar cómo adelgazar se ha convertido
en metáfora del éxito y
engordar del fracaso. Entendiéndose la delgadez extrema
como algo esencial para que una mujer triunfe,
sea aceptable y exitosa en nuestra sociedad. Sin embargo, este
interés
por tener un peso bajo no es exclusivo de las mujeres, sino que
también se manifiesta en los hombres. Aunque a ellos no se
les exige una delgadez enfermiza como a las mujeres, sino cierto
volumen torácico y amplitud de espalda y
hombros.
A través de los medios de
comunicación el culto al cuerpo y el canon
estético de la delgadez esquelética se imponen a la
sociedad, aun cuando resulta imposible para la mayoría de
las personas, obliga a inhumanos sacrificios y contribuye a la
expansión de un conjunto de trastornos relacionados con la
alimentación.
Entre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
conocidos, existe en la actualidad una especial
preocupación por la anorexia y la
bulimia, dado
que comportan graves anormalidades en la ingesta y sus
índices de prevalencia se han incrementado notablemente en
las últimas décadas. Con relación a la
anorexia
nerviosa, los estudios epidemiológicos realizados
señalan que el trastorno aparece en un 0.5–1% de la
población, donde aproximadamente el 90% de los casos son
mujeres. A pesar de que actualmente está aumentando el
número de varones que desarrollan anorexia nerviosa la
proporción que se estima es de 9:1 (de cada 10 personas
que padecen el trastorno 9 son mujeres y 1 es hombre). Por
su parte, la bulimia nerviosa, siendo más frecuente que la
anorexia, presenta una prevalencia que en países
occidentales oscila entre un 2-3%. Con relación a la edad,
la anorexia nerviosa aparece de forma prioritaria en la adolescencia,
siendo las edades más afectadas las comprendidas entre los
12 y los 25 años, considerándose de máximo
riesgo el
grupo de edad
entre los 14 y 19 años. Respecto a la bulimia, ésta
suele comenzar más tardíamente, en torno a los
16-18 años, apareciendo rara vez antes de la pubertad,
afectando a chicas mayores, con frecuencia de 25 años o
más. Desafortunadamente, en la actualidad se observa un
descenso en la edad de comienzo de ambos trastornos.
Tanto la anorexia como la bulimia nerviosa están
asociadas a una idea sobrevalorada de la delgadez, a una excesiva
preocupación por el peso y a un miedo desproporcionado a
engordar. Además, en ambos trastornos, está
presente cierta distorsión de la imagen corporal y una
autoestima que depende en exclusiva del peso y la figura. A pesar
de que comparten estos rasgos comunes, se les conceptualiza como
cuadros diferentes.
Así, en la anorexia nerviosa existe una
pérdida significativa del peso, fruto de la
decisión voluntaria de adelgazar, que se consigue con una
restricción drástica de la dieta. Como
alteración física, aparece amenorrea en las mujeres
y pérdida del interés sexual en los
hombres.
Por otro lado, la bulimia nerviosa se caracteriza por la
presencia de atracones, en los que la persona ingiere grandes
cantidades de alimentos en un
corto periodo de tiempo, durante los que el individuo tiene la
sensación de no poder controlar su conducta, de no poder
parar. Tras el atracón le invaden intensos sentimientos de
culpa y autorrepulsa que originan conductas compensatorias, como
vómitos, abuso
de purgantes, restricción alimentaria o ayuno
autoimpuesto.
1.3.1.
Etiología de los trastornos del comportamiento
alimentario
La anorexia y la bulimia nerviosa son trastornos
complejos en los que no existe una sola causa que los explique.
La opinión más aceptada es que se han de dar una
conjunción de factores para que se puedan presentar. Entre
ellos distinguimos tres clases: factores predisponentes o de
vulnerabilidad, precipitantes y mantenedores
Factores predisponentes:
Hacen referencia a las características individuales, las
situaciones familiares y sociales que vivimos que hacen a la
persona más vulnerable a padecer un trastorno
alimentario.
Variables personales:
- Ser mujer, debido a la mayor importancia que el
ideal estético tiene en la valoración que la
sociedad hace de ella. - Ser adolescente, ya que durante esta época
se es más vulnerable a las críticas y
valoraciones que los demás hacen de uno, y
además también se producen muchos cambios
(escuela, amigos, formas corporales, etc.). - Tener o haber tenido en algún momento
sobrepeso, lo que facilita una mayor preocupación por
la imagen y el seguimiento de dietas, así como
comentarios y burlas por parte de la gente que le
rodea. - Creencias irracionales sobre la apariencia
física y la aceptación social, del tipo "para
que la gente te quiera y te valore tienes que estar
delgado". - Baja autoestima y tendencia al
perfeccionismo. - Miedo a madurar, a crecer y a manejar la independencia que esto implica.
Variables familiares:
- Presencia de una madre obesa o muy preocupada por
el cuerpo y la imagen corporal. - Familias que conceden una gran importancia al
cuidado de la imagen externa y que tienen expectativas
demasiado altas para sus hijos. - Presencia de malos tratos, abuso
sexual o abandono.
Variables sociales:
- La presión social hacia la delgadez
existente en la sociedad actual fomenta la pérdida de
peso para buscar el atractivo físico.
Factores precipitantes: Hacen
referencia a aquellas circunstancias estresantes que provocan el
miedo a engordar y como consecuencia el sujeto empieza a realizar
una dieta estricta. Estas circunstancias demandan al adolescente
una capacidad de respuesta de la que muchas veces carece,
creándose un nivel de tensión, que puede conducir
al inicio del trastorno.
- Primeras relaciones con el sexo
opuesto, problemas amorosos, ruptura de amistades, conflictos
entre los padres (separaciones o divorcios), nacimiento de un
hermano, etc. - Inicio de una dieta adelgazante
estricta. - Las transformaciones propias de la pubertad,
aparición de nuevas formas corporales (pecho, caderas,
etc.). - Incremento rápido de peso seguido de
comentarios críticos por parte de la familia
y amigos. - Acontecimientos vitales como un cambio de escuela,
casa, una enfermedad importante o la muerte
de un miembro de la familia.
Factores mantenedores: Una vez el
trastorno se ha instaurado, existen una serie de factores que
intervienen positivamente manteniéndolo:
- La restricción dietética produce a
largo plazo la disminución del ritmo metabólico
basal, lo que facilita la probabilidad
de ganar peso y ayuda a cronificar el cuadro, ya que la
paciente piensa que si comiendo tan poco no adelgaza,
qué pasaría si comiera normalmente. - La propia purga: el
conocimiento de que tras el episodio de sobreingesta
podrán deshacerse de sus efectos engordantes les
proporciona la seguridad
de que con ello se evitará engordar lo ingerido tras
un atracón. - Actitudes de familiares y amigos; padres muy
preocupados que autorizan muchos comportamientos inadecuados
(caprichos alimentarios, discusiones en torno a la comida,
culpabilizaciones entre los padres y la atención que
les prestan). Los amigos pueden ser reforzadores del
adelgazamiento al comentar qué avances están
consiguiendo con su régimen. - La reducción progresiva de las relaciones
sociales que facilita pensar solamente en la comida, el peso
y la belleza.
Tanto en la anorexia como en la bulimia nerviosa se
presentan una serie de cogniciones, percepciones, emociones,
conductas y consecuencias físicas que se describen a
continuación:
A nivel cognitivo
- Intenso deseo de bajar peso y miedo terrible a
volverse obeso. Evitan la comida por un miedo intenso a subir
de peso y no poder parar. Se presenta el pensamiento de que
tienen una gran facilidad para coger peso aunque coman muy
poco. - Distorsión de la imagen corporal:
sobreestiman su silueta. Distorsionan su cuerpo o partes de
éste como las caderas, los muslos o las
nalgas.
- No existe conciencia
de enfermedad o la niegan, creen que sólo están
a dieta y que pueden controlarla. - Pensamientos obsesivos y repetitivos en torno al
peso, la comida y la figura. - Tendencia al perfeccionismo: aparece la necesidad
extrema de controlarlo todo. Se rigen por esquemas de todo o
nada. - Labilidad emocional: cambios frecuentes en el
estado de
ánimo y también intensas respuestas
emocionales, como ansiedad y tristeza. - Sentimientos de culpa: el sentimiento de culpa
puede girar en torno a cualquier tema (comer, estar enfermas,
engañar a los padres, etc.), pero es bastante
frecuente por haber comido algo indebido o no haber hecho el
ejercicio necesario.
A nivel conductual
- Restricción voluntaria de la dieta, bien
eliminando alimentos de alto contenido calórico,
realizando ayunos o comiendo cantidades inferiores de
alimentos que los demás. - Incremento del gasto calórico:
hiperactividad física. - Rituales en torno a la comida y el peso: cortar la
comida en trocitos muy pequeños, comer de pie, contar
las calorías, emplear mucho tiempo en comer
pequeñas cantidades, pesarse compulsivamente, preparar
comidas para otros, esconder la comida en cajones o
bolsillos. - Evitar comer en público y todas aquellas
reuniones que implican comer. - Vestirse con ropa muy holgada, ya que piensan que
están muy gordas y tienen que ocultar su
figura.
- Conductas de evitación social y
aislamiento. - Conductas autolesivas e intentos de suicidio
(más comunes en la bulimia). - Dedicación obsesiva al estudio (sobretodo en
la anorexia nerviosa). Suelen ser estudiantes brillantes que
sólo se contentan con el sobresaliente. - Relaciones familiares conflictivas y hostiles. Se
irritan con aquellas personas que le dicen que coma
más y controlan su alimentación. - Consumo de alcohol,
drogas,
hurtos y compras
compulsivas (en la anorexia nerviosa purgativa y la
bulimia).
A nivel físico
- Pérdida de grasa y de masa
muscular. - Hipotermia: Intolerancia al frío y
dificultad para mantener la temperatura corporal. - Alteraciones cardiacas: arritmias, bradicardias y
taquicardia. - Dolor abdominal, estreñimiento y diarreas.
- Alteraciones hormonales: pérdida de la
menstruación en mujeres y desinterés sexual en
los hombres. - Caída del cabello.
- Piel seca.
- Aparición de vello en las mejillas, espalda,
muslos, brazos (lanugo). - Predominio de sentimientos negativos, siendo la
apatía y la ansiedad frecuentes en estas
pacientes. - Complicaciones óseas: osteoporosis.
- Complicaciones relacionadas con los vómitos
y laxantes: anormalidades electrolíticas, inflamación de las glándulas
salivares, erosión del esmalte dental y caries,
fatiga y ataques.
1.4. Nutrición.
La adolescencia es una etapa en la que existe un gran
gasto energético. Por lo tanto, es muy importante una
correcta y equilibrada alimentación que aporte todos los
nutrientes necesarios. Estos nutrientes pueden tener una
función estructural, que mantiene las funciones
vitales, como la respiración o el movimiento, una
función energética, que ayuda a construir,
renovar y mantener los tejidos
corporales o bien, reguladora, que interviene en el
desarrollo
correcto de los proceso metabólicos.
Los nutrientes se clasifican en: hidratos de carbono o
glúcidos, proteínas,
lípidos o
grasas,
vitaminas y
minerales.
Los hidratos de carbono, cumplen una función
energética y estructural y están compuestos por
hidrógeno, carbono y oxígeno. Se encuentran en las pastas, pan,
patatas, etc. Las proteínas, con función
estructural, están formadas por aminoácidos. Se
ingieren con la carne, legumbres, huevos, etc. Los
lípidos, tienen una función energética y
estructural, y se componen, al igual que los hidratos de carbono,
por hidrógeno, oxígeno y carbono. Se encuentran en
los aceites, pescado, carne, etc. Las vitaminas y los minerales
desarrollan una función reguladora. Las vitaminas
están constituidas por un grupo amino, y están en
la fruta y la verdura. Mientras que los minerales los componen
sustancias inorgánicas y se pueden tomar en la leche, yogur,
pescado, sal, etc.
La necesidad de energía diaria (calorías)
en la adolescencia varía en función de la edad,
sexo y las actividades que se realicen. Estas calorías se
deben distribuir correctamente a lo largo del día. Una
distribución adecuada sería tomar el
25% de las calorías diarias en el desayuno, el 30% en la
comida, entre el 15-20% en la merienda y entre el 25-30% en la
cena.
1.4.1 Peso ideal y peso
biológico
La moda o la lucha
feroz para evitar la obesidad lleva
a millones de personas a restringir su alimentación e
iniciar dietas que en muy poco tiempo pretenden conseguir
objetivos difícilmente alcanzables para el organismo. Sin
embargo, con frecuencia, se ignora que el peso está en
gran medida predeterminado y depende de factores hereditarios. La
diferencia entre estar delgado o grueso no depende tanto de los
hábitos alimentarios de una persona como de la capacidad
que tienen sus células
para gastar más o menos energía y almacenar grasa.
Y esa capacidad es en gran parte innata.
La mayor parte de las dietas no suelen ser eficaces. La
reducción de peso conseguida casi siempre lo es a corto
plazo. Quienes siguen una dieta se mantienen por debajo de su
peso natural mientras la están practicando, pero en el
momento que la suspenden recuperan su peso anterior.
Ocurre algo parecido al funcionamiento de un
péndulo. Si no se ejerce ninguna fuerza sobre
la esfera, ésta permanece siempre en el mismo punto. Si se
le da un pequeño empujón se desplaza hacia donde la
hemos empujado, pero después espontáneamente,
vuelve a recuperar su punto de
equilibrio. Para que la esfera permaneciera separada de este
punto se tendría que sujetar permanentemente. Así,
para mantener el peso por debajo del peso biológico hay
que estar permanentemente haciendo dieta.
Además, a la hora de hacer dieta, también
se debe tener presente la Teoría
del Set Point o del Punto Fijo. Según ésta, cada
ser vivo tiende a mantener un peso estable una vez alcanzado el
desarrollo que fluctúa dentro de un intervalo de
aproximadamente ± 2 Kilos. Este nivel de peso fijo se
mantiene por procesos
reguladores que actúan para mantenerlo constante ajustando
la ingesta y el gasto energético. Cuando se adelgaza se
puede estar en el punto más bajo del intervalo y cuando se
engorda en el extremo superior. Es decir, si apenas nos
alimentamos nuestro metabolismo
gastará muy poco, y si por el contrario comemos en exceso,
nuestro metabolismo consumirá más. Todo esto para
mantenerse siempre en este punto fijo.
1.4.2 Dietas y
medios de
comunicación
Entre los factores de riesgo para desarrollar un TCA se
encuentran el ser mujer y adolescente. Estudios realizados en
nuestro país ponen de manifiesto que el mayor impacto de
la publicidad pro
adelgazamiento se produce en la población femenina entre
14 y 24 años. Más de la mitad de esta
población se confiesa interesada por publicaciones
relativas al peso y al adelgazamiento.
En este tipo de publicidad asocian el producto
adelgazante con el cuerpo deseable, es decir, al estereotipo
delgado actualmente vigente. El producto se acompaña de
imágenes visuales o palabras que describen del modo
más encantador posible el cuerpo delgado. El prestigio de
tal cuerpo ya está enraizado en el medio social, pero tal
permanente reiteración contribuye a incrementar su
interiorización individual y colectiva.
Al llegar el buen tiempo y el momento de colocarse el
bañador no hay una sola revista
femenina que no anuncie varias dietas mágicas aberrantes,
técnicas quirúrgicas sofisticadas o
maravillosos productos
adelgazantes. Los beneficios que los consumidores obtienen de
esta publicidad según las investigaciones
de mercado
serían: la delgadez (y por lo tanto, atractivo), salud
(sintiéndose orgullosos de su elección racional) y
sobre todo, liberación de la culpabilidad.
Alejandra Goñi