Julio Antonio Mella. Tres acercamientos a su obra periodística
- Resumen
- Sobre "Lenine
coronado". - Sobre "Los falsos maestros y
discípulos". - Sobre el "Cursillo para
corresponsales". - Conclusiones
- Obras Citadas
A través del tiempo y
fundamentalmente por razones históricas, la obra política de Julio
Antonio Mella ha sido estudiada con preferencia a su labor
literaria. En esta investigación nos proponemos, con el
análisis de tres de sus publicaciones,
rescatar la validez de su praxis
periodística y de su labor formativa en la sociedad;
además de su indiscutible ubicación como uno de los
intelectuales
políticamente comprometidos más sobresalientes de
su generación en Cuba y
Latinoamérica.
Abstract
Through the time and fundamentally for historical
reasons, Julio's Antonio Mella political work, it has been
studied with preference to his literary work. In this
investigation we intend, with the analysis of three of their
publications, to rescue the validity of their journalistic
practice and of their formative work in the society; besides of
their unquestionable location like one of the most excellent
politically committed intellectuals in their generation in Cuba
and Latin America.
En la cultura cubana
hay un mal muy extendido cuando se realizan estudios sobre
personalidades y consiste en un enfocar solamente la cualidad
más significativa en la vida de dicha figura. Tal mirada,
sin quererlo, arroja sombra sobre el resto de las facetas; las
cuales, en muchos casos, son prácticamente desconocidas.
Obviamente, al pasar el tiempo, toda su actividad
histórica es reducida a un solo tipo; tal hipertrofia
lleva a un conocimiento
parcial y a una valoración no siempre exacta de
determinados héroes esenciales de nuestra
patria.
Éste es el caso de Carlos Manuel de
Céspedes, figura indispensable de nuestra nación
y quien generalmente ha sido confinado a ser el Padre de la
Patria. Es cierto que, por su valor
histórico y político, ésta es su obra
fundamental y que todos los cubanos a partir de él,
fuimos, somos y seremos más dignos; sin embargo, tan
colosal empresa ha
opacado indiscutiblemente el resto de su desempeño. No hay, salvo en los
círculos especializados, un conocimiento de
Céspedes como poeta original o como traductor genial que
fuera capaz de trasladar, del latín al español,
La Eneida de Virgilio; ardua tarea que no solo exige
conocimientos técnicos, sino, además, una exquisita
sensibilidad; o que fuera capaz de traducir un texto de
ajedrez que ha
utilizado, por generaciones, el juego ciencia
cubano.
Con Julio Antonio Mella sucede algo parecido. Nadie
desconoce su actividad sobresaliente. Su nombre está unido
de forma indeleble a la fundación de la Universidad
Popular José Martí y
del Partido Comunista de Cuba, hechos que realizará en
1925 y que resultarían trascendentales para la historia de Cuba y la de
América
Latina. Con razón plantea el crítico y
revolucionario cubano Juan Marinello: "No se olvide que un
verdadero líder,
y mucho más si posee magnitud continental[ …] , es una
personalidad
compleja y profunda; un hombre llamado
a una rara tarea de percepción
y consecuencia, de entendimiento y realización" (Marinello
1991: 317).
Estos eventos
políticos acaparan la atención de la mayor parte de las personas.
Hay, sin embargo, otros aspectos de la ejecutoria de Mella, los
cuales, si bien no resuenan tanto como los mencionados
anteriormente, constituyen momentos fundamentales para conocer,
en su más exacta dimensión, la figura del
"meditador inagotable".
Uno de los momentos creativos más significativos
del revolucionario cubano es su intensa praxis
periodística. A pesar de la brevedad de su vida y como
consecuencia de su dedicación a la obra política,
Mella escribió para numerosos periódicos,
especialmente mexicanos y cubanos. A través de estos
escritos no sólo denunció numerosos aspectos
pertenecientes a la realidad política universal sino que,
además, incluyó lúcidos estudios sobre
personalidades y situaciones convulsas de Europa y Estados
Unidos.
Una somera mirada a la producción periodística de Julio
Antonio Mella revela una extensa galería de publicaciones
en las cuales colaboró. Entre las revistas y
periódicos más importantes donde aparecieron sus
trabajos se encuentran: Alma Mater, El Mundo, La Noche,
América
Libre, El Sol (México),
Tren Blindado (México), El Libertador
(Órgano de la Liga Antimperialista de las
Américas), Hoy, Juventud, El
Heraldo. Es también muy diversa la orientación
temática de sus escritos periodísticos. En ellos se
encuentran trabajos sobre personalidades; escritores y
políticos; discursos;
declaraciones; acuerdos; comunicados; cuentos…
hasta un cursillo para corresponsales. Esta variedad no es
casual, obedece a una clara concepción de Mella acerca de
las funciones de la
prensa.
Él estaba convencido que además de la función
informativa, inminente al periodismo,
existía una función formativa cuyo objetivo
primario era incidir en la formación de los lectores;
aspecto necesario que no solamente resaltaba el elemento
político sino que incluía, además, otros de
índole artística para un enriquecimiento general de
las potencialidades de los receptores.
A continuación se ofrecerán breves
valoraciones de tres textos que posibilitan caracterizar la labor
periodística de J. A. Mella. La selección
no fue arbitraria sino dirigida a explorar su diversidad
temática; por lo cual se recogió un texto donde lo
social se relaciona con una personalidad de la historia
universal: "Lenine coronado" (Instituto 1975: 86 -88); otro
de corte puramente social: "Los falsos maestros y
discípulos" (Instituto 1975: 118 -120); y otro de
índole didáctica: "Cursillo para corresponsales"
(Instituto 1975: 283 -293).
"Lenine coronado" fue publicado en febrero de 1924 por
la revista cubana
Juventud y es indiscutiblemente un artículo que
persigue el objetivo de convocar a la reflexión. En este
caso Mella dedica el texto a la juventud de su
época más que a la figura histórica a la que
se refiere; aunque le rinde homenaje a ese gran líder de
la clase obrera
que fuera Vladimir Ilich Lenin. Con un matiz indiscutiblemente
irónico, la obra constituye una fuerte crítica
a la sociedad hipócrita de su tiempo y a los detractores
del líder al que, sin ningún escrúpulo,
coronaban después de muerto.
Él mismo reconoce, en una pequeña nota al
iniciar el texto, que lo escribe "con motivo de su muerte y de
los artículos periodísticos". Esta
última parte es necesario subrayarla pues, a pesar de que
todo el artículo gira en torno a la muerte de
Lenin y al impacto inmediato que causó la noticia,
también aborda de una manera mordaz y problematizadora la
mediatización de los medios de
comunicación, en específico la
prensa. El artículo enjuicia la labor poco ética de
aquellos que, para ponerse en consonancia con el momento, de una
posición de burla y franca adversidad pasaron a condolerse
y hasta endiosar la figura del líder ruso: "Al día
siguiente los editoriales sensibleros de los periódicos,
siguiendo la moda cristiano
– burguesa de "adorar muerto a lo que hubieran quemado
vivo", para demostrar que conocían el movimiento
revolucionario ruso lanzaron enormes mazacotes de letras e ideas
glorificando, coronando, el Hombre de
Hierro y
Luz de la
Rusia Roja"
(Instituto 1975: 86).
Otro punto que trabaja Mella, y no es aquí donde
único hace alusión a este fenómeno, es el
bajo nivel intelectual que posee la juventud cubana cuando, al
hacerse eco de la mofa social que constituye este repentino
cambio en la
opinión
pública, no es capaz de notarla sino que vacila entre
las opiniones emitidas por unos y otros. Pienso que esta
constante crítica a los jóvenes está dada
por la indiscutible importancia histórica del momento que
vive el país y la necesidad de los jóvenes para
lograr un cambio. Nos encontramos ante lo que Juan Marinello
definiera como "década crítica" (Pogolotti 2001),
por el amplio movimiento cívico,
estudiantil e intelectual que comienza a enfrentarse a la
relativa tranquilidad del primer período republicano. Y he
ahí la necesidad de amonestar a los jóvenes y
hacerles entender cuestiones tan importantes como la
manipulación ideológica; la necesaria
decantación de las noticias y
criterios; y la obligación de los "sabios" ante la
incorrecta formación de la juventud.
Por las páginas de este breve material transitan
rápidamente figuras como Trotzky, Pancho Villa (al que
llama "el bandolero universal"), Víctor Hugo, Arthur
Brisbane y finalmente José
Ingenieros en quien se apoya para defender la figura de
Lenin. Partiendo de las ideas postuladas en El hombre
mediocre sobre la evolución de "todo genio" se opone a los
criterios emitidos por el periodista norteamericano y ofrece su
visión sobre la influencia, no "copias serviles de
revoluciones hechas por otros hombres en otros climas" (Instituto
1975: 87), de la revolución
de rusa en la nuestra.
Las imágenes
en este artículo tienden a ser burlonas y mordaces.
Partiendo de la solemnidad causada por la noticia de la muerte de
Lenin, el texto se convierte en una constante burla con tono
amargo, donde no dejan de destacarse los adjetivos que
calificarán negativa o positivamente a un sustantivo
determinado: "El cable, mensajero genial de mentiras"; "chiste de
la ciudad entera"; "estúpidos seres, grandes pensadores de
cerebro ajeno",
"sonrisa burlona"; "pobre nivel intelectual de la juventud
cubana"… Éstos elementos estarán en
oposición a las ideas que quiere defender: "siempre
pensado con nuestra cabeza"; "signos
innegables de progreso y de civilización".
Para finalizar, y como una característica
común en muchos de sus artículos, es necesario
apuntar el uso de frases conclusivas que cerrarán la idea
que lo obligó a redactar esas cuartillas y que en este
caso no es más que la necesidad de ser: "Seres pensantes,
no seres conducidos. Personas, no bestias" (Instituto 1975:
88).
Sobre "Los falsos
maestros y discípulos".
Según la crítica periodística
más reciente, varios géneros y subgéneros de
este medio se caracterizan por la presencia en sus textos de un
problema; y por la propuesta de alternativas, después de
su estudio en cuestión. En el artículo "Los falsos
maestros y discípulos", Mella pone en práctica ese
continuo cuestionamiento de un problema.
Este trabajo se
abre con el primer paso de la llamada estructura de
embudo: el planteamiento general del problema: "Se ha dicho que
no puede existir una Universidad sin alumnos. Esto es cierto,
pero más cierto aún es que no puede existir una
Universidad sin Maestros" (Instituto 1975: 118).
Seguidamente, el periodista pone en tela de juicio
algunos aspectos básicos para el desarrollo de
este tema; en primer lugar, ayudado por la rica obra de grandes
cubanos como Varela, Luz y Caballero, y Martí,
llega a conclusiones sobre la verdadera misión del
maestro: "El Maestro es un sacerdote- (…) El Maestro es un faro
luminoso que señala la ruta a la juventud en el aula, y
fuera de ella" (Instituto 1975: 118),. Adviértase
que en tales casos utiliza la mayúscula para referirse al
maestro, lo que indica que hace alusión al verdadero
formador de generaciones, no sólo en las aulas sino en el
pensamiento.
En muchas ocasiones se ha visto un acercamiento demasiado lineal
a la alusión a Varela como pedagogo; en realidad es su
labor como conductor del pensamiento político y
educacional de una época lo que hace que Mella lo
identifique como tal.
Llama la atención en este texto un trabajo
estilístico de la prosa de Mella que, sin buscar
influencias directas, tiene un sabor martiano, y es la
combinación del estilo aforístico con el estilo
profano. El primer aspecto se aprecia a través de frases
sentenciosas o aforísticas que encierran, de forma muy
breve las grandes verdades del texto. Sirvan de ejemplo los
siguientes momentos:
"Profesor
podrá serlo cualquiera"; "La nueva Generación
universitaria está huérfana" (Instituto 1975: 118);
Es sistemático que estas dos oraciones se encuentren al
principio de cada párrafo, a partir de ellas el autor
amplía sus criterios, utilizando así un estilo
profuso. La combinación de estos dos tipos de registros otorga
una fluidez apreciable a estos trabajos
periodísticos.
Poco a poco el autor va llegando a los aspectos
más específicos del tema, por eso se refiere a los
maestros, luego a los alumnos y a la juventud, elementos
indispensables para demostrar su tesis acerca
de la necesidad de poner a estudiantes y maestros en consonancia
con los nuevos tiempos.
En los más diversos tiempos abundan las
referencias culturales en general, y en particular las de la
cultura grecolatina. En "Los falsos maestros y
discípulos", este aspecto se pone en función de
caracterizar el deterioro moral de los
hombres que dirigían la República: "Toda esa
canalla que triunfa, que domina, que dirige hoy la
República, fue juventud como la gran mayoría de
hoy. Caminan con la cerviz doblada y sobre sus hombros sostienen,
como cariótides groseros, a sus ídolos: Sancho
Panza, Tartufo y Hermes" (Instituto 1975: 118 – 119). Estas
referencias culturales ayudan, de forma artística, a dar
los principales rasgos de aquellos hombres corrompidos. La
imagen es
elocuente, las cariátides son "groseras", han perdido su
encanto, sirven sólo para sostener algo; los símbolos del pragmatismo en
la poca imaginación de Sancho; la hipocresía de
Tartufo, o a Hermes que representa un dios menor, un simple
mensajero.
No hay dudas que estos aspectos redimensionan el
fenómeno social gracias al tratamiento que recibe. La
apelación a la juventud se hace parafraseando a Rubén
Darío (Darío 1977: 270 – 272):
"¡Juventud, juventud, recuerda que eres divino tesoro!"
(Instituto 1975: 119).
Llama la atención que en un texto tan breve,
cargado de una tremenda urgencia política: la necesidad de
reformar a estudiantes y profesores, estén presentes estos
aspectos culturales. Los mismos no restan efectividad al mensaje
sino la enriquecen y lo tornan más artístico,
porque sencillamente en Mella existía eso que Marinello ha
llamado "voluntad de estilo".
Sobre el
"Cursillo para corresponsales".
Acorde con el ideario social, revolucionario y humanista
de Julio A. Mella, es publicado en 1927 (período junio-
agosto), por el periódico
mexicano El machete, este "Cursillo para corresponsales",
poseedor de un corte partidista y altamente comprometido con la
causa socialista.
Es una serie que consta de 10 secciones cortas, que
aparecen escalonadamente durante esos tres meses. Tendrá
un carácter "popular", constantemente
recalcado por el autor pero dado también en
características como el léxico de norma
estándar y la claridad de los enunciados, aptos para ser
decodificados por todos los lectores.
Los cinco primeros apartados se encargarán de
describir la redacción formal de la noticia, la
funcionalidad de las ideas trasmitidas y la distribución dentro del texto noticioso.
Las otras cinco incentivarán el nivel de pertenencia y
concientización social en la labor de los
corresponsales.
Cada parte del texto tiene un valor eminentemente
práctico y que responde tanto a las cualidades de la prosa
de Mella como a las necesidades del estilo periodístico.
La primera muestra de ello
la tenemos en el titular de la sección que encabeza el
"cursillo": ¡¡un paso más!! y que funciona
como gancho para atraer al lector desde el inicio, sugiriendo una
acción
necesaria e inmediata. Este es un título nominal que lleva
implícito una acción y adquiere por lo tanto una
carga semántica verbal. Lo necesario de la
acción y su urgencia están sugeridos a
través de los dobles signos de exclamación. Otras
ideas que funcionan como ganchos en esta sección
introductoria se dan a través de elementos
como:
- Nombrar al curso en diminutivo para
empequeñecer el esfuerzo que deben hacer quienes lo
tomen y que logren verlo como más factible, más
insignificante y fácil. - La relación forma – objetivo: "curso libre
(…) para perfeccionarse". - La comparación con lo deseado: "un
corresponsal que no tenga nada que envidiar a corresponsales
de la prensa diaria burguesa". - La revelación: "secretos del periodismo",
"recomendaciones, experiencias".
En las dos secciones siguientes serán trabajados
los aspectos vinculados a las cualidades de la noticia: brevedad,
concisión y unidad; quedando planteadas, desde un inicio,
las cuestiones formales que intervienen en la aceptación
de un texto de este tipo. Al mismo tiempo ambas partes son
ejemplos manifiestos de lo que el autor expone. Los textos
oscilan entre dos o tres párrafos, no muy extensos,
extremadamente claros y prácticos. También pueden
apreciarse elementos prospectivos y retrospectivos que logran
hacer de estas publicaciones seriadas un grupo.
Ejemplo de ello son: "todos los secretos del periodismo,
todas las recomendaciones, toda la experiencia de los
corresponsales de otros diarios del mundo van a desfilar por
estas columnas…" (sección I); " ¿Cómo ser
breve y conciso, sin dejar de expresar lo necesario?"
(sección III); "Después de la brevedad y la
concisión del periodista, nada más interesante que
la forma de expresar sus ideas." (sección IV); "Una vez
conocido todo lo expuesto en esta sección en los
números pasados, nada más importante que la
estructura de los artículos." (sección V)
(Instituto 1975: 284 – 287 ).
En la cuarta parte expone su concepto acerca
de las ideas clasificándolas en "reales", aquellas que se
toman directamente de la realidad; y en "originales", dadas por
deducciones, comentarios que se producen de los "conocimientos y
experiencias anteriores". El criterio de los corresponsales en
formación debe ser parcializado, partidista; enfocando el
evento del modo más "realista" posible para así
poder defender
"sus intereses" de clase. Sin embargo, esta idea es acabada en la
quinta sección cuando al explicar las partes que componen
los artículos informativos, exige que dentro de su entrada
no se les haga a los lectores "una síntesis
de las doctrinas que sustenta el autor" sino que en ese
párrafo inicial, se expongan los elementos que constituyen
el hecho noticioso y luego en el "cuerpo" se aporten los juicios,
análisis y soluciones a
los problemas
esbozados en la "exposición".
En las restantes cinco partes, la función de
Mella más que formativa en la parte literaria, va a ser
altamente política. Verá al periódico como
un medio para lograr la unidad nacional a través del
tratamiento de los asuntos locales aunque sin desdeñar el
acontecer internacional que da las pautas del sistema
capitalista mundial. También se aborda la
definición de órgano político como medio
para denunciar los crímenes e injusticias capitalistas y
una forma de generalizar las ideas y experiencias para lograr un
pensamiento colectivo en el trabajo del
Partido Comunista.
El último tema que aborda es la necesidad de
ganar adeptos para la causa comunista por lo que el
periódico se constituye en el instrumento ideal con el
objetivo de hacer "una campaña nacional para el reclutamiento
de nuevos miembros" y un órgano propicio de
agitación y propaganda que
además de llevar a la reflexión pueda difundir
textos para la auto preparación de los miembros o de los
que "ya" se inclinen a serlo.
En este grupo de trabajos, a pesar de predominar una
intensa función educativa, formativa, casi paternal; lo
coyuntural no logra desprenderse de sus páginas como
tampoco la militancia en la posición política que
defendió Mella durante toda su vida. Es indiscutible que
embellecía su prosa a través de imágenes
muchas veces vinculadas a los mismos obreros cuando a ellos se
refería y que la ironía y la mordacidad con la cual
observa muchos aspectos de la realidad no adquieren niveles
intelectuales al estar consciente del nivel de aquellos a quien
dirige sus páginas. Sin embargo su objetivo primario no
deja de ser el mismo de sus otros trabajos: que el hombre logre
un conocimiento pleno de su situación, aumente su
capacidad de análisis y proyección, al igual que se
supere como ser social sin abandonar las tareas que
comúnmente ha desempeñado.
Una figura histórica desencadena una prosa donde
lo lúdico, lo mordaz y lo histórico se trenzan
indisolublemente; un texto cargado de referencias culturales nos
obliga a reflexionar sobre la enseñanza de las nuevas generaciones y la
necesidad como hombres de enfrentar "la hora"; un cursillo
convierte a un grupo de obreros en rápidos corresponsales
de su tiempo y de su patria… Tres artículos donde la
labor informativa y formativa del periodismo de Julio Antonio
Mella adquiere, tanto por su variedad como por su carácter
de documentada valoración histórica, un
indiscutible signo social.
Entonces solo nos queda sumarle a la responsabilidad como líder político
que asumió con reconocido talento durante su breve vida,
el valor intelectual que tuvo en su momento; asegurándolo
así como una de las grandes figuras que marcaron un hito
en el pensamiento y accionar cubano y latinoamericano de la
primera mitad del siglo XX.
Darío, Rubén. 1977.
Poesía. Caracas: Biblioteca
Ayacucho.
Enciclopedia de Consulta Encarta. 2005. Internet.
Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la
Revolución Socialista de Cuba. 1975. J. A. Mella.
Documentos y
artículos. La Habana: Editorial de las Ciencias
Sociales.
Marinello, Juan. 1991. "Mella y el primer Congreso
Nacional de Estudiantes.", en Evangelina Ortega.
Redacción y composición. Ciudad de La
Habana: Editorial Pueblo y Educación.
Pogolotti, Graziella. 2001. "Cien años de
cultura". Diario Granma (Internet).
DATOS PERSONALES
Autor:
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Amargós.
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Profesora de la Universidad de Granma.
Universidad de Granma. Carretera de Peralejo,
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Cuba.