Nuevo orden mundial, globalización, hegemonía gringa y los efectos perversos de todo esto
Siempre se han buscado expresiones diferentes para
nombrar el comportamiento
cíclico de un sistema con
vocación de expansión mundial del capital.
La
globalización puede ser entendida como la etapa
contemporánea de desarrollo del
capitalismo y
del proceso de
establecimiento del modo de producción específicamente
capitalista a lo largo y ancho del globo, y el desplazamiento y
subordinación de otras formas de
producción.
Así, el Nuevo Orden Mundial es tan viejo como el
capitalismo y la globalización no deja de ser otra palabra
para explicar lo mismo y los mismos efectos perversos que produce
este sistema que demuestra a diario su incapacidad para resolver
los problemas
derivados de la convivencia y el bienestar de la
humanidad.
El siglo XX ha sido un espacio histórico de
sucesión de crisis y de
recomposiciones o reestructuraciones del capitalismo. En nada se
justifica una modificación estructural del capitalismo,
algo así como una nueva etapa. El capitalismo es global
(mundial) desde su origen y desde sus inicios estuvo asociado al
colonialismo y al saqueo de las colonias. Desde el siglo XIX, el
imperialismo y
el intercambio desigual son características básicas
del capitalismo mundial. El estado
actual del capitalismo se ubica en un largo trayecto de
dominación, acumulación, explotación y
apropiación del mundo.
Globalización es el nuevo nombre del
imperialismo. Es uno de los disfraces de la tentativa del imperio
norteamericano y sus competidores de dominar al conjunto del
mundo para poder explotar
desenfrenadamente sus riquezas naturales, su fuerza de
trabajo y sus
mercados y
encontrar un campo rentable y seguro para sus
capitales especulativos.
Estas fueron las palabras del economista norteamericano
John K. Galbraith, ex asesor de los presidentes Roosevelt y
Kennedy: "Globalización es un término que nosotros,
los americanos, inventamos para disimular nuestra política de avance
económico en otros países y para tornar respetables
los movimientos especulativos del capital". En esa
concepción fue secundado por el ex secretario de Estado
norteamericano, Henry Kissinger: "lo que se llama
globalización es en verdad otro nombre de la
posición dominante de los Estados
Unidos":
La globalización es la estrategia del
imperialismo en su fase de decadencia. La paralización de
la economía
norteamericana y del conjunto de las economías atadas a la
dinámica imperialista, revela que no
resolvió nada la explotación salvaje que sus
transnacionales vienen realizando sobre el conjunto del mundo. En
la tentativa de imponer su dominio mundial,
el imperio norteamericano usa su fuerza política,
económica y militar, no sólo con sus propios
instrumentos de poder como el Tesoro, el Pentágono y sus
bancos y
empresas
nacionales, también a través de instrumentos
internacionales que controla como el FMI, el BM o la
OMC. Esas
organizaciones
internacionales en verdad sólo funcionan en la medida en
que sirven a la estrategia del imperio.
Las principales características de la actual etapa del
capitalismo que Marcos Kaplan resume de esta manera:
"Un orden internacional de alta concentración de
poder a escala mundial:
la tercera revolución
industrial y científico tecnológica, la
trasnacionalización, una nueva división mundial del
trabajo y un proyecto
político de globalización que se corresponde en lo
interno con un nuevo modelo de
crecimiento neocapitalista. Fuerzas y procesos
abarcan la mayor parte del planeta u operan mundialmente. Se
multiplican los nexos e interacciones entre Estados y sociedades, y
de acontecimientos, decisiones y actividades en una parte del
mundo con consecuencias muy significativas para individuos y
comunidades en distantes espacios del planeta. Se avanza hacia la
unificación de la población mundial.
Corporaciones trasnacionales adquieren primacía
mundial planetaria y mundializan sus estrategias y
políticas. La economía de mercado se
extiende hacia un solo sistema económico mundial. Se
liberan los flujos financieros y movimientos de capital. Surgen y
avanzan un capitalismo financiero internacional y especulativo, y
un mercado financiero mundial tecnológicamente integrado.
Una división mundial del trabajo científico
acentúa la desigualdad en el intercambio y la brecha
diferencial entre potencias, países desarrollados y en
desarrollo. No se liberan los movimientos internacionales de mano
de obra y de migrantes. Un sistema mundial de información y comunicaciones
(telemática) se vuelve factor fundamental de
transformación y supervivencia; el mundo se cubre de
redes que tratan
en tiempo real
las transacciones comerciales y financieras entre diferentes
puntos del planeta.
Por otra parte, se multiplican las organizaciones e
instituciones
mundiales: económico financieras, políticas,
estratégico militares. La cultura tiende
a globalizarse. Avanza una conciencia
universalizante, vehiculada por organizaciones e instituciones
trasnacionales en ideología y práctica. Se extiende el
concepto de
derechos
humanos, los movimientos de ciudadanos planetarios, las
demandas de justicia penal
internacional para delitos contra
la humanidad. Apunta la necesidad de regulación y
gobernabilidad globales. Una conjunción de factores y
procesos restrictivos comienza a poner en tela de juicio la
existencia y soberanía del Estado nacional.
Mercados y corporaciones, organismos internacionales y
Estados de potencias y países desarrollados serían
las principales agencias condicionantes o determinantes de
la
organización y el funcionamiento de la
economía, de la sociedad y del
sistema
político de las naciones. Desde ya se afirma la
necesidad y conveniencia, la fatalidad e irreversibilidad del
eclipse, el debilitamiento o la extinción de todo lo que
es nacional.
La libre movilidad del comercio y los
capitales aumentaría los flujos de recursos a los
países del Tercer Mundo. Se requeriría de ellos el
cumplimiento de requisitos para su plena integración en la globalización y
para el logro de un tipo dado de un crecimiento neocapitalista
periférico, insuficiente y desigual, centrado en la
prioridad a las exportaciones y
al financiamiento
externo, con ignorancia y desdén de las necesidades
humanas y sociales de las mayorías.
El propio avance de las fuerzas y procesos de
trasnacionalización y mundialización desgasta o
destruye actores y tejidos sociales,
bases socioculturales y políticas, que son necesarias para
la misma existencia de la eventual globalización y para su
reproducción ampliada y su triunfo
definitivo. Ello converge en la crisis del sistema
económico financiero mundial, del sistema político
interestatal y del modelo de crecimiento neocapitalista
tardío o periférico que se ha intentado e intenta
aplicar en las últimas décadas. La
globalización en sentido estricto es un escenario posible,
pero no probable."
¿Y cuáles son los efectos perversos de todo ello?
Noam Chomsky avisa que el actual proceso de globalización
profundiza la diferencia entre una minoría muy rica y una
inmensa mayoría de desposeídos. También
advierte que será necesario usar la violencia para
controlar las masas excluidas y así como en el pasado
fueron creadas las fuerzas armadas para defender los intereses
económicos la militarización llegará a la
última frontera, o
sea, al espacio sideral. "O tenemos un mundo sin guerras o no
habrá más mundo". Los seres humanos poseen medios de
destruirse y las grandes potencias llegaron muy cerca de ello en
los últimos 50 años. Según el
lingüista, los seres humanos constituyen una especie en
peligro y, considerando la naturaleza de
sus instituciones, probablemente se destruirán a sí
mismos dentro de un plazo relativamente corto.
El capitalismo y sus derivados fomentan pues un
desarrollo insostenible del planeta que lleva progresivamente a
la destrucción medioambiental y a la aniquilación
de gran parte de la humanidad por enfermedades, hambre y
guerras. La globalización neoliberal ha provocado dos
grandes fracturas. Una que afecta al planeta, que está
rompiendo el equilibrio de
nuestra relación con el medio
ambiente. Otra que afecta a la humanidad, que divide a las
personas por su lugar de nacimiento, su origen, su
condición económica o sus ideas.
El Informe sobre el
Desarrollo
Humano de 1996 del Programa de la
ONU para el
Desarrollo reconoce que más de cien países no se
benefician del sistema económico mundial, que los
auténticos beneficiarios son sólo diez
países. El informe define cinco modelos
negativos de crecimiento
económico: sin empleo,
despiadado (que genera exclusión
social), sin voz (sin democracia
política), sin raíces (que arrasa las estructuras
autóctonas) y sin futuro (depredador de los recursos
naturales). La FAO cifra en 800 millones el número de
personas que pasan hambre, la cuarta parte son niños
menores de cinco años.
Los problemas socioeconómicos colombianos son una
copia "colombiana" de los problemas a nivel mundial. Si bien cada
lugar tiene sus características diferenciadas, los efectos
perversos del capitalismo se repiten en gran parte del planeta en
casi todos los ámbitos de la vida humana. Si hay zonas en
las que no se ha implantado el sistema capitalista es por la
heroica resistencia de
determinadas comunidades o porque hasta allá
todavía no ha llegado nadie. Así, en todos los
estados del mundo se sufren los efectos del capitalismo (directa
o indirectamente) aunque expresados de formas diversas pero
siempre siguiendo una misma tendencia.
El problema de la falta de trabajo es un asunto no
resuelto por el capitalismo porque ya le va bien así. En
un mundo donde los recursos naturales y la tecnología
solucionarían las necesidades básicas de toda la
población: el trabajo
asalariado y la educación son
formas de control social y
el paro lo es de
represión laboral; el
hambre, la guerra y las
enfermedades son formas de control demográfico. Todos los
resortes del sistema son instrumentos coercitivos e
ideológicos para asegurar la dominación de una
mayoría por una minoría y legitimar la
subordinación del primer grupo a unas
dinámicas económicas que favorecen al segundo.
Así, las carencias y dificultades de cada subsistema
(conocimiento,
natural, económico, social y político) son espejos
macabros que en cada lugar deforman la realidad y nos explican
unos problemas que el sistema capitalista no va a solucionar. Y
si no lo va a solucionar no es por su incapacidad sino porque le
interesa y le favorece. Es entonces que se plantea la disyuntiva
de reformar el sistema desde dentro y humanizar el capitalismo
reduciendo sus efectos perversos o se le da la vuelta al sistema
desde fuera para organizar nuestras vidas atendiendo a otros
intereses y expectativas.
Las instituciones económicas del imperio y sus tratados (OMC,
BM, FMI, NAFTA, ALCA, … y
las que vengan) son usadas para imponer a los países de la
periferia los programas
llamados "neoliberales", que procuran someter sus
economías a la política "globalizadora", esto es,
expoliadora del imperio. Fue así que derrumbaron la
protección de sus economías a fin de permitir la
invasión de la producción extranjera, forzaron la
entrega de sus empresas estratégicas (principalmente las
de minería,
petróleo, energía y telecomunicaciones) para grupos
extranjeros, quebraron sus derechos laborales con
vistas a abaratar el costo de la
fuerza de trabajo y así aumentar los lucros y la "competitividad" de las transnacionales,
promovieron la desregulación financiera a fin de favorecer
la libre circulación de los capitales
especulativos.
Y lo peor es que la irracionalidad sigue hoy en
día con tentativas como el ALCA o el Plan Puebla
Panamá.
Para James Petras, "el ALCA es el engendro lógico del
progreso de la doctrina neoliberal impuesta por los factores de
política de EE.UU. y sus clientes
latinoamericanos desde mediados de los años 70. Mientras
pretende hablar de libre comercio,
se parece al sistema mercantilista del antiguo sistema
imperial".
El ALCA expande un desastre comprobado por la pesadilla que es el
NAFTA. Ese tratado que pretende entrar en vigor en el 2005 para
toda América
menos para Cuba
disminuirá los derechos de los trabajadores,
agravará la destrucción medioambiental,
pondrá vidas en riesgo al no
dejar producir medicamentos genéricos por la
regulación de patentes, llevará a la privatización de servicios
esenciales, será el caballo de troya del Tratado
Multilateral de Inversiones.
El ALCA es eso y más por lo que la pobreza y la
desigualdad aumentarán mucho más de lo que lo hacen
ahora.
Pero no hemos de entender que los países
expoliadores son malos y los expoliados buenos. Hay que analizar
el tema desde el punto de vista de que los diferentes gobiernos
del mundo están dominados por la misma gente, las elites
de todos los pelajes que manejan países y personas como si
fueran propiedad
privada. Estos personajes organizan la economía del mundo
y compran y venden personas en función de
unos intereses que aseguren el bienestar y beneficio de sus
iguales, una suerte de solidaridad
corporativa que otra gente estamos perdiendo y así nos
va.
Está claro que la mayoría de la
población del llamado mundo occidental tiene unas
necesidades básicas cubiertas que no se corresponden en
absoluto con el resto del planeta. Creo que es cuestión de
tiempo que las cosas tiendan a igualarse. Los estados
dependientes del imperio se caracterizan por la enorme
vulnerabilidad externa, deuda externa
explosiva, desnacionalización de la economía,
desindustrialización, desempleo en
masa, finanzas
públicas en harapos, hambre, miseria. Los estados
imperialistas desprotegen cada vez a más sectores de la
población, vuelcan cada día a la subsistencia a
miles y miles de personas, desregulan el empleo y la seguridad
social, privatizan servicios básicos, reprimen los
procesos de cambio social.
Ambas esferas se vuelven una espiral conjunta que llevará
a una situación impredecible, pero de momento, nada
halagüeña.
Los economistas del orden imperial pregonan que hay
globalización de la economía porque hay un libre
movimiento
internacional de capitales, tecnología, fuerza de trabajo
y mercaderías. Este mito de la
libertad es
eso, un mito. Las tecnologías avanzadas son monopolizadas
por los países centrales; las mercaderías de los
países centrales invaden las economías
dependientes, y las de estos enfrentan mil obstáculos para
acceder a los mercados de aquellos; los trabajadores que pierden
el empleo en la periferia no consiguen perforar el bloqueo para
llegar a los "países-paraíso", fortaleza racista y
excluyente del planeta.
El movimiento
ANTIGLOBALIZACIÓN
Esto que llaman globalización no puede basarse en
la dependencia de unos países sobre otros. El secretario
general del Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR8), de
Brasil, dijo
en un artículo titulado "Sin soberanía nacional no
hay globalización, hay imperialismo": "El sofocamiento,
aplastamiento y sumisión de algunas naciones por otras no
puede conducir a 'globalización', integración
alguna, sólo a la desintegración, a la
esclavización de la gran mayoría". Y
concluyó: "El imperialismo, la sujeción
política y económica de algunas naciones a otras,
es hoy exactamente el principal obstáculo de esa
integración.
Quien quiera de hecho alcanzarla precisa luchar
enérgicamente por la independencia
y la soberanía de los pueblos, porque es la única
cosa que puede servir de base a una integración
verdadera."
Al movimiento anticapitalista mundial se le define como
"antiglobalización", una manera de desvirtuar al
movimiento y de quitarle las connotaciones radicales que siempre
ha tenido la resistencia anticapitalista. Es una arma
propagandística del poder para decir que las alternativas
al capitalismo se oponen a la integración universal de los
pueblos, idea totalmente falsa.
En una charla en el Foro Social Mundial de febrero de
2002, Noam Chomsky decía que "ninguna persona cuerda se
opone a la globalización". También explicaba que la
integración
económica internacional (una de las facetas de la
globalización en su sentido neutro) aumentó con
rapidez antes de la Primera Guerra
Mundial, se detuvo o disminuyó durante el
período de entreguerras y continuó después
de la Segunda Guerra
Mundial, alcanzando ahora los niveles de hace un siglo debido
a medidas negligentes.
En detalle, y según Chomsky, la estructura es
más compleja. Desde cierto punto de vista, la
globalización era mayor antes de la Primera Guerra
Mundial.
Un ejemplo es la "libre circulación de
trabajadores", la base del libre mercado según Adam Smith,
aunque no de sus admiradores contemporáneos. Desde otro
punto de vista, la globalización es mucho mayor
actualmente: un ejemplo terrible (y no es el único) es el
flujo de capitales especulativos de corto plazo, muy superior a
cualquier valor
precedente. La distinción refleja algunas de las
características centrales de la versión de la
globalización preferida por los amos del universo: en una
medida que excede toda norma, el capital es prioritario y las
personas son incidentales.
Las multitudinarias manifestaciones públicas de
protesta en Quebec de abril del año pasado en la Cumbre de
las Américas estuvieron dirigidas en parte en contra del
ALCA. Dos estudios estuvieron encima de las redacciones de los
diarios de Nueva York esos días, a ninguno de ellos se le
hizo caso. Uno era de Human Rights Watch, el otro del Instituto
de Política
Económica de Washington. Ambos estudios investigaban
en profundidad los efectos del NAFTA, que fue aclamado en la
cumbre como un gran triunfo y un modelo para el ALCA, HRW
analizó los efectos del NAFTA sobre los derechos de los
trabajadores, los que, descubrió, se vieron perjudicados
en los tres países participantes. El informe de IPE era
más exhaustivo: consiste en el análisis detallado de los efectos del NAFTA
en los trabajadores, escrito por especialistas de los tres
países. La conclusión a la que llegaban es que es
uno de los pocos acuerdos que perjudicó a la
mayoría de la población en todos los países
participantes:
"Los efectos sobre México
fueron especialmente graves, en particular en el sur. Los
salarios
disminuyeron bruscamente con la imposición de los
programas neoliberales en la década de 1980. Esto
continuó después del NAFTA, con una
disminución del 24% en los ingresos de los
trabajadores asalariados, y del 40% entre los autónomos,
un efecto amplificado por el rápido incremento de
trabajadores no remunerados. Aunque la inversión
extranjera aumentó, el total de inversiones
disminuyó y se transfirió la economía a las
manos de multinacionales extranjeras. El salario
mínimo perdió el 50% de su poder adquisitivo. La
actividad industrial disminuyó y el desarrollo se
estancó o pudo haber retrocedido. Un pequeño sector
se hizo extremadamente rico y los inversores extranjeros
prosperaron.
Chomsky seguía con su charla en Porto Alegre:
El Banco Mundial
está de acuerdo. Reconoce que "la flexibilización
del mercado laboral" ha adquirido "un mal renombre… como si se
tratara de un eufemismo para la poda de salarios y empleados"
pero, sin embargo, "es esencial en todas las regiones del
mundo… Las reformas más importantes suponen promover la
movilidad laboral y la flexibilidad salarial, así como la
ruptura del vínculo entre servicio
social y contratos de
trabajo". En pocas palabras, para la ideología dominante,
echar trabajadores, reducir salarios y disminuir los beneficios
son contribuciones cruciales para la salud
económica."
Como explica Marcos Arruda, "el contexto internacional
no es de liberalización, pero sí de creciente
proteccionismo comercial". Al inicio de mayo Estados Unidos
decidió aumentar los subsidios a los agricultores,
reduciendo así la competitividad de productos
agrícolas importados. Esto afecta a algunos sectores
exportadores de los países en desarrollo, en particular a
Brasil.
Las reglas que son buenas para los protagonistas de la
globalización del capital serán impuestas hasta el
nivel más local de gobierno, robando
una vez más la soberanía a la población de
definir sus propios caminos de desarrollo. A quién
comprar, estimulando puestos de trabajo para quién,
valorizando los productos de quién, adoptando qué
políticas de precios
será totalmente impuesto con este
acuerdo de "libre comercio" que se supone que es el ALCA. Todo
eso son decisiones que deberían competir a la
población de cada municipio en función de sus
intereses y modos de vida en un marco de desarrollo
sostenible humano y ambiental.
El Plan Puebla Panamá (PPP) es otra parte de la
estrategia política-económica del imperio yankee
para el control de los gobiernos y recursos económicos que
se dan en cada zona de Puebla (México) a Panamá,
particularmente del petróleo.
Pero, como afirma Pedro Echeverría, también
contempla limpiar la región de grupos guerrilleros y
rebeldías de oposición, sobretodo en México
donde actúan por lo menos cuatro grupos armados: EZLN,
EPR, ERPI y FRAP.
Por otro lado, igual que el Plan Colombia, el
propósito de los EE.UU. con el PPP es intervenir en el
conflicto
político y social mexicano para imponer y favorecer a las
transnacionales del petróleo; facilitar la
privatización de las terminales aéreas y
portuarias, la energía
eléctrica, el agua y el
gas; proteger
a los terratenientes en el desarrollo agroindustrial y ganadero
extensivo y, principalmente, apoderarse sin restricciones de las
enormes riquezas en biodiversidad
de la selva Lacandona, los Chimalapas en Oaxaca, y el Corredor
Biológico Mesoamericano, que llega hasta
Panamá.
La instalación del PPP habrá de favorecer
sólo a los capitales estadounidenses, habrá de
propiciar un saqueo todavía mayor de los recursos
estratégicos, que podría perjudicar todavía
más a la población campesina del sureste mexicano,
mientras el desarrollo industrial que habría de llegar a
la región sería sólo el de la
maquila.
Es a Estados Unidos a quien conviene la
conversión de toda Centroamérica en un inmenso
istmo atravesado por numerosos corredores de ciudades y
vías de transporte,
llenas de locales maquiladores que aprovechan la mano de obra
barata. Los bajísimos salarios que se pagan en el norte de
México (1.20 dólar por hora de trabajo industrial)
se convierten en salarios del miedo en regiones como Honduras,
Guatemala o El
Salvador donde el salario apenas alcanza los 25 centavos de
dólar la hora.
Según el presidente mexicano Vicente Fox, las
metas básicas del PPP son elevar el nivel de desarrollo
humano y social de la población; mayor
participación de la sociedad civil en
el desarrollo; cambio estructural en la dinámica
económica; aprovechar cabalmente las vocaciones;
inversiones productivas y empleos bien remunerados. Nunca
está de más escuchar las justificaciones que este
tipo de gente da a planes, tratados, políticas, ajustes,
etc. para entender lo que son y lo que no son.
Así, cuando el FMI elogia la política
macroeconómica de Colombia o de cualquier lugar significa
que hay que ponerse en guardia porque las cosas van a
peor.
Más ejemplos: la democracia y un poco sobre la
hegemonía gringa. ¿Quién nos USA?
Estos son sólo algunos ejemplos de los efectos
perversos del capitalismo. En cada país afecta de forma
diferente. En el terreno político, encontramos una
concentración del poder brutal que se traduce en una falta
de democracia igualmente brutal. La falta de transparencia y la
corrupción
generan un descrédito del sistema que habría de
poner en peligro su continuidad pero a la vez lo favorece porque
aleja a la población de la toma de
decisiones por pasividad e indiferencia. Si la pasividad y la
indiferencia no desaparecen entonces aparece la represión.
Sigue la charla de Chomsky en Porto Alegre:
"Los especialistas y las instituciones que realizan
encuestas de
opinión han observado desde hace algunos años que
la extensión de la democracia formal en Latinoamérica ha estado acompañada
por una creciente desilusión acerca del sistema
democrático. Esta "tendencia alarmante" persiste,
señalan los analistas, y hacen hincapié en el
vínculo existente entre "problemas económicos" y
"falta de confianza" en las instituciones democráticas
(Financial Times). Como señaló Atilio Borón
hace algunos años, la nueva ola de democratización
en Latinoamérica coincidió con las "reformas"
económicas neoliberales que debilitan a la democracia
real, un fenómeno que se extiende en todo el mundo, a
través de distintas formas. Lo que queda de la democracia
tiene que interpretarse como el derecho a elegir entre
productos."
La democracia es un concepto que expresa unas ideas muy
concretas. Pero, como muchos conceptos relacionados con el poder,
necesita de unos atributos que lo definan.
La democracia es burguesa, directa, proletaria,
representativa, formal, real, etc. pero hoy en día
democracia tiene unas connotaciones bien claras relacionadas con
el capitalismo y una extraña y difusa
representación de los intereses de la población.
Esta imagen
convencional de democracia fue formulada con claridad por el
asesor de Seguridad
Nacional norteamericano, Anthony Lake, cuando presentó la
Doctrina Clinton en septiembre de 1993: "Durante la Guerra
Fría, contuvimos la amenaza global hacia las
democracias de mercado: ahora deberíamos tratar de ampliar
su alcance". El "nuevo mundo" que se abre ante nosotros "presenta
inmensas oportunidades" para adelantarse a fin de "consolidar la
victoria de la democracia y de los mercados abiertos",
agregó un año después.
En el texto
"Democracia y Mercados en el Nuevo Orden Mundial", Noam Chomsky
cita a personajes del poder norteamericano para ilustrar las
políticas de Estados Unidos en el exterior.
Explicaba el insigne ideólogo Samuel Huntington,
que "la identidad
nacional está definida por una serie de valores
políticos y económicos universales",
particularmente "libertad, democracia, igualdad,
propiedad privada, y mercados"; "la promoción de la democracia, los derechos
humanos y mercados son mucho más importantes para la
política norteamericana que para la política de
cualquier otro país".
Fíjese si son importantes estos valores y su
"promoción en el mundo" para los EE.UU. que llegan a
librar batallas heroicas y desgarradoras en cualquier parte del
planeta invirtiendo muerte y
destrucción aunque sea enfrentándose a solas contra
el monstruo que sea, llámese comunismo,
marxismo,
terrorismo,
talibán, narcotráfico o lo que se les cruce.
Madeleine Albright informó al Consejo de Seguridad de la
ONU, que estaba dudando de una resolución dictada por
EE.UU. acerca de Irak, que su
gobierno seguirá actuando de manera "multilateral, cuando
podamos, y unilateral, cuando tengamos que hacerlo". Haga su
juego como
quiera, pero en el mundo real "se hace lo que nosotros decimos",
como decía Bush mientras que bombas y misiles
llovían sobre lrak. EE.UU. tiene derecho a actuar
unilateralmente, la embajadora Albright instruía al errado
Consejo, porque "nosotros reconocemos al Medio Oriente como vital
para nuestros intereses nacionales".
El idealismo
norteamericano se ha impuesto por todo el planeta. Un ejemplo de
imposición a sangre de la
democracia lo sufren y han sufrido lo que el secretario de Guerra
Henry Stimson llamó "nuestra pequeña cercana
región que nunca ha preocupado a nadie". Así
describió el resto del continente americano a final de la
Segunda Guerra
Mundial, mientras explicaba que "todos los sistemas
regionales tienen que ser desmantelados excepto el nuestro, que
tiene que ser extendido". Una posición perfectamente
razonable ya que "lo que era bueno para nosotros era bueno para
el mundo"..
El historiador y asesor del presidente Carter para
América
Latina, Robert Pastor, escribe que Estados Unidos quiere que
las otras naciones "actúen de manera independiente,
excepto cuando esto afectaría los intereses
estadounidenses adversamente". Estados Unidos nunca ha querido
"controlarlas", mientras que no "salgan del control". Nadie,
pues, puede acusar al liderazgo de
Estados Unidos de no estar preocupado salvo con "el bien del
mundo", incluyendo la plena libertad para actuar a su dictado. Si
los latinoamericanos usan la libertad que los EE.UU. conceden
para sus propios intereses entonces el gobierno yankee
tendrá todo el derecho de responder unilateralmente en
legítima autodefensa con cualquier tipo de estrategia
más o menos sanguinaria.
Otra lección equivocada, según Chomsky, es que la
Guerra Fría ha tenido poco que ver con todo esto, aparte
de proveer pretextos ya que las políticas fueron las
mismas antes de 1917 y después de 1989.
De esta forma, Woodrow Wilson invadió Haití y
desmanteló el sistema parlamentario porque se negó
a adoptar una constitución "progresista" que permitiera a
los norteamericanos apropiarse de las tierras de Haití,
matando a miles de campesinos, restaurando virtualmente la
esclavitud y
dejando al país en manos de un ejército terrorista
como plantación estadounidense y posteriormente como una
plataforma de exportación para empresas de ensamblaje
bajo condiciones miserables. Pocas semanas después de la
caída del muro de
Berlín, Bush invade Panamá para restaurar en el
poder a una camarilla de banqueros europeos y narcotraficantes en
un país que quedó bajo ocupación militar,
tal como lo aceptó el mismo gobierno títere puesto
en el poder por la fuerza estadounidense.
En el mundo real, democracia, mercados y derechos
humanos están bajo un serio ataque en muchas partes del
mundo. En la década de los 80, los Estados Unidos se
dedicaron a una "cruzada por la democracia", particularmente en
América Latina. Allá donde la influencia
estadounidense era menor, el progreso fue mayor, y viceversa. Lo
mismo ocurre para, según Chomsky, el mayor violador de los
derechos humanos del resto del continente, el estado colombiano,
que ahora recibe la mitad de toda la ayuda militar estadounidense
en el hemisferio.
Nicaragua es ahora el segundo país más
pobre del hemisferio. El más pobre es Haití,
también la víctima de la mayor cantidad de
intervenciones estadounidenses en el siglo XX. Nicaragua
está en segundo lugar en el grado de intervención
estadounidense en el siglo XX. Y es el segundo más pobre.
En realidad está compitiendo con Guatemala. Se alternan
cada uno o dos años como el segundo país en el
nivel de pobreza. Y
también compiten en quién es el objetivo
principal de las intervenciones militares de EE.UU. "Se supone
que debemos creer que todo esto es una especie de accidente",
dice Noam Chomsky.
11 millones de niñas y niños mueren cada
año, según la OMS, porque los "países ricos"
les niegan centavos de ayuda, siendo Estados Unidos el más
miserable de todos, aún si incluimos el componente
más grande de "ayuda", que va hacia el cliente Israel.
La democracia capitalista parece que funciona en el
llamado tercer mundo. Pero para que funcione la mayoría de
la población tiene que ser controlada: terror a gran
escala, escuadrones de la muerte, la
"limpieza social" y otros métodos de
probada eficiencia. El
método
favorito en Estados Unidos es el de ir creando guetos urbanos y,
si esto falla, están las cárceles, que son la
contraparte a los escuadrones de la muerte que el imperio mismo
entrena y apoya.
Mucha gente escuchó las palabras de Bush
después del derrumbe de las torres: "¿Por
qué nos odian?" La pregunta no es nueva. Hace 45
años el presidente Eisenhower y su equipo discutían
lo que él llamaba "la campaña de odio contra
nosotros" en el mundo árabe, "no de los gobiernos sino de
la gente". El motivo principal, advertía el Consejo de
Seguridad Nacional, proviene de haberse dado cuenta que Estados
Unidos respalda a gobiernos corruptos y brutales que bloquean la
democracia y el desarrollo, en aras de la preocupación por
"proteger sus intereses petroleros en el Medio
Oriente".
Más efectos perversos
del capitalismo
Nunca hubo tanto capitalismo en el mundo. Nunca tantas
cosas y personas fueron transformadas en mercancías,
tuvieron un precio, fueron
compradas y vendidas, ni nunca hubo una presencia imperial tan
fuerte en el mundo.
Los programas incluidos en la política de los
EE.UU., como las reglas de la OMC, están diseñadas
para impedir el desarrollo e impedir el crecimiento. Así,
los derechos de propiedad
intelectual, que se discuten en una organización como la OMC, son tratados como
mercaderías y no son más que una protección
del control y los precios monopólicos afectando por
ejemplo a los fármacos cuyos precios son inalcanzables
para la mayor parte del mundo.
La visión estrictamente comercial la vemos en los
alimentos
modificados genéticamente. Cuatro cultivos (soya, maíz,
canola y algodón) constituyen prácticamente
la totalidad de los transgénicos sembrados comercialmente
hasta diciembre de 2000. El objetivo de las modificaciones
genéticas es hacerlos resistentes al herbicida de la
propia empresa que vende
la semilla.
Una sola empresa, Monsanto, vendió el 94% de las
semillas del área sembrada a escala mundial. Las semillas
transgénicas son significativamente más caras para
los agricultores que las convencionales. Un extenso estudio de
Benbrook en Estados Unidos del año anterior mostró
que la soya transgénica produce entre un 5 y 10% menos y
requiere un promedio de 11% más
químicos.
La mundialización de los mercados
financieros lleva a las empresas, como explicaba Pierre
Bordieu, a ajustarse rápidamente a las exigencias de los
mercados, con el riesgo de perder "la confianza de los mercados"
y el respaldo de los accionistas que, preocupados por obtener una
rentabilidad a
corto plazo, cada vez son más capaces de imponer su
voluntad a los gerentes, de exigirles normas y de
orientar sus políticas en materia de
contratación, empleo y salario. "Así se instaura el
reinado absoluto de la flexibilidad, con los contratos
temporarios o las pasantías y la instauración, en el
seno de la empresa, de la
competencia entre
filiales autónomas, entre equipos y entre individuos a
través de la individualización de la
relación salarial".
El fundamento de todo este orden económico es la
violencia estructural del desempleo, de la precariedad y de la
amenaza de la suspensión: la armonía del sistema se
mantiene por la existencia del ejército de reserva de los
desempleados.
Este es el resumen que Bordieu hace del estado del mundo
en "Neoliberalismo: la lucha de todos contra
todos":
"Y, sin embargo, el mundo es así, con los efectos
inmediatamente visibles de la implementación de la gran
utopía neoliberal. No sólo la miseria de una
fracción cada vez mayor de las sociedades más
avanzadas económicamente, el crecimiento extraordinario de
las diferencias entre los ingresos, la desaparición
progresiva de los universos autónomos de producción
cultural mediante la imposición de los valores
comerciales, sino también -y sobre todo- la
destrucción de todas las instancias colectivas capaces de
contrarrestar los efectos de la máquina infernal. Y
también la imposición de esta suerte de darwinismo
moral que, con
el culto del ganador, instaura la lucha de todos contra todos y
el cinismo como normas de todas las prácticas
sociales".
En otro terreno donde el capitalismo deja caer sus
efectos perversos es en las relaciones de género.
Capitalismo y patriarcado son las dos caras de la misma moneda
que explican el actual sistema de dominación y
desigualdad. Así explica Gema Jiménez la
relación entre globalización neoliberal y
género, diciendo que pobreza, trabajo precario e informal,
son sólo algunas de las consecuencias que de norte a sur y
de este a oeste tiene el actual modelo de
globalización.
Los efectos del capitalismo se hacen notar de forma tan
global como se articulan las propias políticas
macroeconómicas y de ajuste estructural. Un ejemplo de
ello son las dinámicas socioeconómicas que se
desarrollan en el seno de todas las sociedades en lo relativo a
los trabajos de reproducción (tareas dentro de la familia,
servicio doméstico y cuidado de personas
dependientes).
Las mujeres inmigrantes y autóctonas de bajos
recursos trabajan mayoritariamente en el servicio
doméstico y tareas de cuidados para familias demandantes
de una serie de servicios vitales. En este contexto, la
solidaridad de género desaparece, reafirmándose las
desigualdades de clase
existentes en el colectivo de mujeres y en la sociedad. Esta
división de tareas entre mujeres establece entre ellas una
relación jerárquica, respecto a la que el hombre se
sitúa por encima en tanto no se considera responsable de
lo doméstico. Las contradicciones que el sistema de
género impone a los miembros del hogar son trasladadas
hacia la figura de la trabajadora doméstica. Es una
división transnacional del trabajo de
reproducción.
El escaso valor de mercado de la labor asistencial hace
que las mujeres que la realizan sigan teniendo una
categoría inferior, con bajos salarios, escasa o nula
protección social y condiciones laborales, en general,
precarias. Cuando la consigna feminista reclama que lo personal es
político no es al azar. El sistema de dominación
patriarcal impone unas estructuras y luego decide que son
privadas. En el momento en que algunos poderes públicos
asumen su responsabilidad en determinados ámbitos de
lo privado, esto tendrá unas justificaciones u otras y
unas formas de proceder que puede que nunca lleguen a resolver
los problemas de raíz pero da cuenta de que lo personal es
político.
Como hemos ido viendo (y no del todo) esta
globalización afecta de manera total a la gente, a los
pueblos y al planeta de múltiples formas.
Otro de los terrenos afectados es de los idearios
individuales y colectivos. La formación de una mentalidad
sumisa, el miedo a salir del sistema, la falta de confianza en el
cambio, las justificaciones del orden actual y sus perversidades,
la pasividad y la indiferencia respecto a los problemas propios y
ajenos, la falta de sensibilidad ante las injusticias y
desigualdades son algunos de los efectos que produce este sistema
en la mayoría de la población. La famosa frasecita
de Margaret Tatcher de "No hay alternativa", el substrato
psicológico que dejan expresiones como "El fin de las
ideologías" de Fukuyama, "El choque de civilizaciones" de
Huntington o los continuos discursos en
los medios de
comunicación de cualquier otro demente refuerzan esa
sensación de que no se puede hacer nada contra el sistema
porque éste ya está definido en unos ejes muy
concretos: la ideología del mercado, las políticas
neoliberales, las relaciones basadas en el dinero, la
democracia formal representativa.
Por eso nos dicen que la globalización es
incontrolable. Pero lo que es cierto es que el capitalismo no nos
ha llovido imprevistamente del cielo por obra del destino, ha
sido impuesto y dirigido por la clase dominante del mundo. Las
organizaciones nacionales (estados, bancos,
ejércitos,…) e internacionales (OMC, BM, FMI, OTAN,
NAFTA,…) han sido creadas por personas y por personas
serán desmanteladas. El orden capitalista y sus efectos
perversos son enfrentados a lo largo y ancho del planeta,
sólo es cuestión de tiempo, esfuerzo,
organización y decisión que caiga toda esta
estructura asesina que oprime a las gentes del planeta.
"El futuro es nuestro y lo hacen los pueblos".
Salvador Allende, un 11 de septiembre marcado por el terror del
año 1973.
Julie Gutierrez