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Nuevo orden mundial, globalización, hegemonía gringa y los efectos perversos de todo esto




Enviado por Julie Gutierrez



    1. El movimiento
      antiglobalización
    2. Más efectos perversos del
      capitalismo

    Siempre se han buscado expresiones diferentes para
    nombrar el comportamiento
    cíclico de un sistema con
    vocación de expansión mundial del capital.
    La
    globalización puede ser entendida como la etapa
    contemporánea de desarrollo del
    capitalismo y
    del proceso de
    establecimiento del modo de producción específicamente
    capitalista a lo largo y ancho del globo, y el desplazamiento y
    subordinación de otras formas de
    producción.

    Así, el Nuevo Orden Mundial es tan viejo como el
    capitalismo y la globalización no deja de ser otra palabra
    para explicar lo mismo y los mismos efectos perversos que produce
    este sistema que demuestra a diario su incapacidad para resolver
    los problemas
    derivados de la convivencia y el bienestar de la
    humanidad.

    El siglo XX ha sido un espacio histórico de
    sucesión de crisis y de
    recomposiciones o reestructuraciones del capitalismo. En nada se
    justifica una modificación estructural del capitalismo,
    algo así como una nueva etapa. El capitalismo es global
    (mundial) desde su origen y desde sus inicios estuvo asociado al
    colonialismo y al saqueo de las colonias. Desde el siglo XIX, el
    imperialismo y
    el intercambio desigual son características básicas
    del capitalismo mundial. El estado
    actual del capitalismo se ubica en un largo trayecto de
    dominación, acumulación, explotación y
    apropiación del mundo.

    Globalización es el nuevo nombre del
    imperialismo. Es uno de los disfraces de la tentativa del imperio
    norteamericano y sus competidores de dominar al conjunto del
    mundo para poder explotar
    desenfrenadamente sus riquezas naturales, su fuerza de
    trabajo y sus
    mercados y
    encontrar un campo rentable y seguro para sus
    capitales especulativos.

    Estas fueron las palabras del economista norteamericano
    John K. Galbraith, ex asesor de los presidentes Roosevelt y
    Kennedy: "Globalización es un término que nosotros,
    los americanos, inventamos para disimular nuestra política de avance
    económico en otros países y para tornar respetables
    los movimientos especulativos del capital". En esa
    concepción fue secundado por el ex secretario de Estado
    norteamericano, Henry Kissinger: "lo que se llama
    globalización es en verdad otro nombre de la
    posición dominante de los Estados
    Unidos":

    La globalización es la estrategia del
    imperialismo en su fase de decadencia. La paralización de
    la economía
    norteamericana y del conjunto de las economías atadas a la
    dinámica imperialista, revela que no
    resolvió nada la explotación salvaje que sus
    transnacionales vienen realizando sobre el conjunto del mundo. En
    la tentativa de imponer su dominio mundial,
    el imperio norteamericano usa su fuerza política,
    económica y militar, no sólo con sus propios
    instrumentos de poder como el Tesoro, el Pentágono y sus
    bancos y
    empresas
    nacionales, también a través de instrumentos
    internacionales que controla como el FMI, el BM o la
    OMC. Esas
    organizaciones
    internacionales en verdad sólo funcionan en la medida en
    que sirven a la estrategia del imperio.

    Las principales características de la actual etapa del
    capitalismo que Marcos Kaplan resume de esta manera:

    "Un orden internacional de alta concentración de
    poder a escala mundial:
    la tercera revolución
    industrial y científico tecnológica, la
    trasnacionalización, una nueva división mundial del
    trabajo y un proyecto
    político de globalización que se corresponde en lo
    interno con un nuevo modelo de
    crecimiento neocapitalista. Fuerzas y procesos
    abarcan la mayor parte del planeta u operan mundialmente. Se
    multiplican los nexos e interacciones entre Estados y sociedades, y
    de acontecimientos, decisiones y actividades en una parte del
    mundo con consecuencias muy significativas para individuos y
    comunidades en distantes espacios del planeta. Se avanza hacia la
    unificación de la población mundial.

    Corporaciones trasnacionales adquieren primacía
    mundial planetaria y mundializan sus estrategias y
    políticas. La economía de mercado se
    extiende hacia un solo sistema económico mundial. Se
    liberan los flujos financieros y movimientos de capital. Surgen y
    avanzan un capitalismo financiero internacional y especulativo, y
    un mercado financiero mundial tecnológicamente integrado.
    Una división mundial del trabajo científico
    acentúa la desigualdad en el intercambio y la brecha
    diferencial entre potencias, países desarrollados y en
    desarrollo. No se liberan los movimientos internacionales de mano
    de obra y de migrantes. Un sistema mundial de información y comunicaciones
    (telemática) se vuelve factor fundamental de
    transformación y supervivencia; el mundo se cubre de
    redes que tratan
    en tiempo real
    las transacciones comerciales y financieras entre diferentes
    puntos del planeta.

    Por otra parte, se multiplican las organizaciones e
    instituciones
    mundiales: económico financieras, políticas,
    estratégico militares. La cultura tiende
    a globalizarse. Avanza una conciencia
    universalizante, vehiculada por organizaciones e instituciones
    trasnacionales en ideología y práctica. Se extiende el
    concepto de
    derechos
    humanos, los movimientos de ciudadanos planetarios, las
    demandas de justicia penal
    internacional para delitos contra
    la humanidad. Apunta la necesidad de regulación y
    gobernabilidad globales. Una conjunción de factores y
    procesos restrictivos comienza a poner en tela de juicio la
    existencia y soberanía del Estado nacional.

    Mercados y corporaciones, organismos internacionales y
    Estados de potencias y países desarrollados serían
    las principales agencias condicionantes o determinantes de
    la
    organización y el funcionamiento de la
    economía, de la sociedad y del
    sistema
    político de las naciones. Desde ya se afirma la
    necesidad y conveniencia, la fatalidad e irreversibilidad del
    eclipse, el debilitamiento o la extinción de todo lo que
    es nacional.

    La libre movilidad del comercio y los
    capitales aumentaría los flujos de recursos a los
    países del Tercer Mundo. Se requeriría de ellos el
    cumplimiento de requisitos para su plena integración en la globalización y
    para el logro de un tipo dado de un crecimiento neocapitalista
    periférico, insuficiente y desigual, centrado en la
    prioridad a las exportaciones y
    al financiamiento
    externo, con ignorancia y desdén de las necesidades
    humanas y sociales de las mayorías.

    El propio avance de las fuerzas y procesos de
    trasnacionalización y mundialización desgasta o
    destruye actores y tejidos sociales,
    bases socioculturales y políticas, que son necesarias para
    la misma existencia de la eventual globalización y para su
    reproducción ampliada y su triunfo
    definitivo. Ello converge en la crisis del sistema
    económico financiero mundial, del sistema político
    interestatal y del modelo de crecimiento neocapitalista
    tardío o periférico que se ha intentado e intenta
    aplicar en las últimas décadas. La
    globalización en sentido estricto es un escenario posible,
    pero no probable."

    ¿Y cuáles son los efectos perversos de todo ello?
    Noam Chomsky avisa que el actual proceso de globalización
    profundiza la diferencia entre una minoría muy rica y una
    inmensa mayoría de desposeídos. También
    advierte que será necesario usar la violencia para
    controlar las masas excluidas y así como en el pasado
    fueron creadas las fuerzas armadas para defender los intereses
    económicos la militarización llegará a la
    última frontera, o
    sea, al espacio sideral. "O tenemos un mundo sin guerras o no
    habrá más mundo". Los seres humanos poseen medios de
    destruirse y las grandes potencias llegaron muy cerca de ello en
    los últimos 50 años. Según el
    lingüista, los seres humanos constituyen una especie en
    peligro y, considerando la naturaleza de
    sus instituciones, probablemente se destruirán a sí
    mismos dentro de un plazo relativamente corto.

    El capitalismo y sus derivados fomentan pues un
    desarrollo insostenible del planeta que lleva progresivamente a
    la destrucción medioambiental y a la aniquilación
    de gran parte de la humanidad por enfermedades, hambre y
    guerras. La globalización neoliberal ha provocado dos
    grandes fracturas. Una que afecta al planeta, que está
    rompiendo el equilibrio de
    nuestra relación con el medio
    ambiente. Otra que afecta a la humanidad, que divide a las
    personas por su lugar de nacimiento, su origen, su
    condición económica o sus ideas.

    El Informe sobre el
    Desarrollo
    Humano de 1996 del Programa de la
    ONU para el
    Desarrollo reconoce que más de cien países no se
    benefician del sistema económico mundial, que los
    auténticos beneficiarios son sólo diez
    países. El informe define cinco modelos
    negativos de crecimiento
    económico: sin empleo,
    despiadado (que genera exclusión
    social), sin voz (sin democracia
    política), sin raíces (que arrasa las estructuras
    autóctonas) y sin futuro (depredador de los recursos
    naturales). La FAO cifra en 800 millones el número de
    personas que pasan hambre, la cuarta parte son niños
    menores de cinco años.

    Los problemas socioeconómicos colombianos son una
    copia "colombiana" de los problemas a nivel mundial. Si bien cada
    lugar tiene sus características diferenciadas, los efectos
    perversos del capitalismo se repiten en gran parte del planeta en
    casi todos los ámbitos de la vida humana. Si hay zonas en
    las que no se ha implantado el sistema capitalista es por la
    heroica resistencia de
    determinadas comunidades o porque hasta allá
    todavía no ha llegado nadie. Así, en todos los
    estados del mundo se sufren los efectos del capitalismo (directa
    o indirectamente) aunque expresados de formas diversas pero
    siempre siguiendo una misma tendencia.

    El problema de la falta de trabajo es un asunto no
    resuelto por el capitalismo porque ya le va bien así. En
    un mundo donde los recursos naturales y la tecnología
    solucionarían las necesidades básicas de toda la
    población: el trabajo
    asalariado y la educación son
    formas de control social y
    el paro lo es de
    represión laboral; el
    hambre, la guerra y las
    enfermedades son formas de control demográfico. Todos los
    resortes del sistema son instrumentos coercitivos e
    ideológicos para asegurar la dominación de una
    mayoría por una minoría y legitimar la
    subordinación del primer grupo a unas
    dinámicas económicas que favorecen al segundo.
    Así, las carencias y dificultades de cada subsistema
    (conocimiento,
    natural, económico, social y político) son espejos
    macabros que en cada lugar deforman la realidad y nos explican
    unos problemas que el sistema capitalista no va a solucionar. Y
    si no lo va a solucionar no es por su incapacidad sino porque le
    interesa y le favorece. Es entonces que se plantea la disyuntiva
    de reformar el sistema desde dentro y humanizar el capitalismo
    reduciendo sus efectos perversos o se le da la vuelta al sistema
    desde fuera para organizar nuestras vidas atendiendo a otros
    intereses y expectativas.

    Las instituciones económicas del imperio y sus tratados (OMC,
    BM, FMI, NAFTA, ALCA, … y
    las que vengan) son usadas para imponer a los países de la
    periferia los programas
    llamados "neoliberales", que procuran someter sus
    economías a la política "globalizadora", esto es,
    expoliadora del imperio. Fue así que derrumbaron la
    protección de sus economías a fin de permitir la
    invasión de la producción extranjera, forzaron la
    entrega de sus empresas estratégicas (principalmente las
    de minería,
    petróleo, energía y telecomunicaciones) para grupos
    extranjeros, quebraron sus derechos laborales con
    vistas a abaratar el costo de la
    fuerza de trabajo y así aumentar los lucros y la "competitividad" de las transnacionales,
    promovieron la desregulación financiera a fin de favorecer
    la libre circulación de los capitales
    especulativos.

    Y lo peor es que la irracionalidad sigue hoy en
    día con tentativas como el ALCA o el Plan Puebla
    Panamá.
    Para James Petras, "el ALCA es el engendro lógico del
    progreso de la doctrina neoliberal impuesta por los factores de
    política de EE.UU. y sus clientes
    latinoamericanos desde mediados de los años 70. Mientras
    pretende hablar de libre comercio,
    se parece al sistema mercantilista del antiguo sistema
    imperial".
    El ALCA expande un desastre comprobado por la pesadilla que es el
    NAFTA. Ese tratado que pretende entrar en vigor en el 2005 para
    toda América
    menos para Cuba
    disminuirá los derechos de los trabajadores,
    agravará la destrucción medioambiental,
    pondrá vidas en riesgo al no
    dejar producir medicamentos genéricos por la
    regulación de patentes, llevará a la privatización de servicios
    esenciales, será el caballo de troya del Tratado
    Multilateral de Inversiones.
    El ALCA es eso y más por lo que la pobreza y la
    desigualdad aumentarán mucho más de lo que lo hacen
    ahora.

    Pero no hemos de entender que los países
    expoliadores son malos y los expoliados buenos. Hay que analizar
    el tema desde el punto de vista de que los diferentes gobiernos
    del mundo están dominados por la misma gente, las elites
    de todos los pelajes que manejan países y personas como si
    fueran propiedad
    privada. Estos personajes organizan la economía del mundo
    y compran y venden personas en función de
    unos intereses que aseguren el bienestar y beneficio de sus
    iguales, una suerte de solidaridad
    corporativa que otra gente estamos perdiendo y así nos
    va.

    Está claro que la mayoría de la
    población del llamado mundo occidental tiene unas
    necesidades básicas cubiertas que no se corresponden en
    absoluto con el resto del planeta. Creo que es cuestión de
    tiempo que las cosas tiendan a igualarse. Los estados
    dependientes del imperio se caracterizan por la enorme
    vulnerabilidad externa, deuda externa
    explosiva, desnacionalización de la economía,
    desindustrialización, desempleo en
    masa, finanzas
    públicas en harapos, hambre, miseria. Los estados
    imperialistas desprotegen cada vez a más sectores de la
    población, vuelcan cada día a la subsistencia a
    miles y miles de personas, desregulan el empleo y la seguridad
    social, privatizan servicios básicos, reprimen los
    procesos de cambio social.
    Ambas esferas se vuelven una espiral conjunta que llevará
    a una situación impredecible, pero de momento, nada
    halagüeña.

    Los economistas del orden imperial pregonan que hay
    globalización de la economía porque hay un libre
    movimiento
    internacional de capitales, tecnología, fuerza de trabajo
    y mercaderías. Este mito de la
    libertad es
    eso, un mito. Las tecnologías avanzadas son monopolizadas
    por los países centrales; las mercaderías de los
    países centrales invaden las economías
    dependientes, y las de estos enfrentan mil obstáculos para
    acceder a los mercados de aquellos; los trabajadores que pierden
    el empleo en la periferia no consiguen perforar el bloqueo para
    llegar a los "países-paraíso", fortaleza racista y
    excluyente del planeta.

    El movimiento
    ANTIGLOBALIZACIÓN

    Esto que llaman globalización no puede basarse en
    la dependencia de unos países sobre otros. El secretario
    general del Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR8), de
    Brasil, dijo
    en un artículo titulado "Sin soberanía nacional no
    hay globalización, hay imperialismo": "El sofocamiento,
    aplastamiento y sumisión de algunas naciones por otras no
    puede conducir a 'globalización', integración
    alguna, sólo a la desintegración, a la
    esclavización de la gran mayoría". Y
    concluyó: "El imperialismo, la sujeción
    política y económica de algunas naciones a otras,
    es hoy exactamente el principal obstáculo de esa
    integración.

    Quien quiera de hecho alcanzarla precisa luchar
    enérgicamente por la independencia
    y la soberanía de los pueblos, porque es la única
    cosa que puede servir de base a una integración
    verdadera."
    Al movimiento anticapitalista mundial se le define como
    "antiglobalización", una manera de desvirtuar al
    movimiento y de quitarle las connotaciones radicales que siempre
    ha tenido la resistencia anticapitalista. Es una arma
    propagandística del poder para decir que las alternativas
    al capitalismo se oponen a la integración universal de los
    pueblos, idea totalmente falsa.

    En una charla en el Foro Social Mundial de febrero de
    2002, Noam Chomsky decía que "ninguna persona cuerda se
    opone a la globalización". También explicaba que la
    integración
    económica internacional (una de las facetas de la
    globalización en su sentido neutro) aumentó con
    rapidez antes de la Primera Guerra
    Mundial, se detuvo o disminuyó durante el
    período de entreguerras y continuó después
    de la Segunda Guerra
    Mundial, alcanzando ahora los niveles de hace un siglo debido
    a medidas negligentes.

    En detalle, y según Chomsky, la estructura es
    más compleja. Desde cierto punto de vista, la
    globalización era mayor antes de la Primera Guerra
    Mundial.

    Un ejemplo es la "libre circulación de
    trabajadores", la base del libre mercado según Adam Smith,
    aunque no de sus admiradores contemporáneos. Desde otro
    punto de vista, la globalización es mucho mayor
    actualmente: un ejemplo terrible (y no es el único) es el
    flujo de capitales especulativos de corto plazo, muy superior a
    cualquier valor
    precedente. La distinción refleja algunas de las
    características centrales de la versión de la
    globalización preferida por los amos del universo: en una
    medida que excede toda norma, el capital es prioritario y las
    personas son incidentales.

    Las multitudinarias manifestaciones públicas de
    protesta en Quebec de abril del año pasado en la Cumbre de
    las Américas estuvieron dirigidas en parte en contra del
    ALCA. Dos estudios estuvieron encima de las redacciones de los
    diarios de Nueva York esos días, a ninguno de ellos se le
    hizo caso. Uno era de Human Rights Watch, el otro del Instituto
    de Política
    Económica de Washington. Ambos estudios investigaban
    en profundidad los efectos del NAFTA, que fue aclamado en la
    cumbre como un gran triunfo y un modelo para el ALCA, HRW
    analizó los efectos del NAFTA sobre los derechos de los
    trabajadores, los que, descubrió, se vieron perjudicados
    en los tres países participantes. El informe de IPE era
    más exhaustivo: consiste en el análisis detallado de los efectos del NAFTA
    en los trabajadores, escrito por especialistas de los tres
    países. La conclusión a la que llegaban es que es
    uno de los pocos acuerdos que perjudicó a la
    mayoría de la población en todos los países
    participantes:

    "Los efectos sobre México
    fueron especialmente graves, en particular en el sur. Los
    salarios
    disminuyeron bruscamente con la imposición de los
    programas neoliberales en la década de 1980. Esto
    continuó después del NAFTA, con una
    disminución del 24% en los ingresos de los
    trabajadores asalariados, y del 40% entre los autónomos,
    un efecto amplificado por el rápido incremento de
    trabajadores no remunerados. Aunque la inversión
    extranjera aumentó, el total de inversiones
    disminuyó y se transfirió la economía a las
    manos de multinacionales extranjeras. El salario
    mínimo perdió el 50% de su poder adquisitivo. La
    actividad industrial disminuyó y el desarrollo se
    estancó o pudo haber retrocedido. Un pequeño sector
    se hizo extremadamente rico y los inversores extranjeros
    prosperaron.

    Chomsky seguía con su charla en Porto Alegre:

    El Banco Mundial
    está de acuerdo. Reconoce que "la flexibilización
    del mercado laboral" ha adquirido "un mal renombre… como si se
    tratara de un eufemismo para la poda de salarios y empleados"
    pero, sin embargo, "es esencial en todas las regiones del
    mundo… Las reformas más importantes suponen promover la
    movilidad laboral y la flexibilidad salarial, así como la
    ruptura del vínculo entre servicio
    social y contratos de
    trabajo". En pocas palabras, para la ideología dominante,
    echar trabajadores, reducir salarios y disminuir los beneficios
    son contribuciones cruciales para la salud
    económica."

    Como explica Marcos Arruda, "el contexto internacional
    no es de liberalización, pero sí de creciente
    proteccionismo comercial". Al inicio de mayo Estados Unidos
    decidió aumentar los subsidios a los agricultores,
    reduciendo así la competitividad de productos
    agrícolas importados. Esto afecta a algunos sectores
    exportadores de los países en desarrollo, en particular a
    Brasil.

    Las reglas que son buenas para los protagonistas de la
    globalización del capital serán impuestas hasta el
    nivel más local de gobierno, robando
    una vez más la soberanía a la población de
    definir sus propios caminos de desarrollo. A quién
    comprar, estimulando puestos de trabajo para quién,
    valorizando los productos de quién, adoptando qué
    políticas de precios
    será totalmente impuesto con este
    acuerdo de "libre comercio" que se supone que es el ALCA. Todo
    eso son decisiones que deberían competir a la
    población de cada municipio en función de sus
    intereses y modos de vida en un marco de desarrollo
    sostenible humano y ambiental.

    El Plan Puebla Panamá (PPP) es otra parte de la
    estrategia política-económica del imperio yankee
    para el control de los gobiernos y recursos económicos que
    se dan en cada zona de Puebla (México) a Panamá,
    particularmente del petróleo.
    Pero, como afirma Pedro Echeverría, también
    contempla limpiar la región de grupos guerrilleros y
    rebeldías de oposición, sobretodo en México
    donde actúan por lo menos cuatro grupos armados: EZLN,
    EPR, ERPI y FRAP.

    Por otro lado, igual que el Plan Colombia, el
    propósito de los EE.UU. con el PPP es intervenir en el
    conflicto
    político y social mexicano para imponer y favorecer a las
    transnacionales del petróleo; facilitar la
    privatización de las terminales aéreas y
    portuarias, la energía
    eléctrica, el agua y el
    gas; proteger
    a los terratenientes en el desarrollo agroindustrial y ganadero
    extensivo y, principalmente, apoderarse sin restricciones de las
    enormes riquezas en biodiversidad
    de la selva Lacandona, los Chimalapas en Oaxaca, y el Corredor
    Biológico Mesoamericano, que llega hasta
    Panamá.

    La instalación del PPP habrá de favorecer
    sólo a los capitales estadounidenses, habrá de
    propiciar un saqueo todavía mayor de los recursos
    estratégicos, que podría perjudicar todavía
    más a la población campesina del sureste mexicano,
    mientras el desarrollo industrial que habría de llegar a
    la región sería sólo el de la
    maquila.

    Es a Estados Unidos a quien conviene la
    conversión de toda Centroamérica en un inmenso
    istmo atravesado por numerosos corredores de ciudades y
    vías de transporte,
    llenas de locales maquiladores que aprovechan la mano de obra
    barata. Los bajísimos salarios que se pagan en el norte de
    México (1.20 dólar por hora de trabajo industrial)
    se convierten en salarios del miedo en regiones como Honduras,
    Guatemala o El
    Salvador donde el salario apenas alcanza los 25 centavos de
    dólar la hora.

    Según el presidente mexicano Vicente Fox, las
    metas básicas del PPP son elevar el nivel de desarrollo
    humano y social de la población; mayor
    participación de la sociedad civil en
    el desarrollo; cambio estructural en la dinámica
    económica; aprovechar cabalmente las vocaciones;
    inversiones productivas y empleos bien remunerados. Nunca
    está de más escuchar las justificaciones que este
    tipo de gente da a planes, tratados, políticas, ajustes,
    etc. para entender lo que son y lo que no son.

    Así, cuando el FMI elogia la política
    macroeconómica de Colombia o de cualquier lugar significa
    que hay que ponerse en guardia porque las cosas van a
    peor.

    Más ejemplos: la democracia y un poco sobre la
    hegemonía gringa. ¿Quién nos USA?

    Estos son sólo algunos ejemplos de los efectos
    perversos del capitalismo. En cada país afecta de forma
    diferente. En el terreno político, encontramos una
    concentración del poder brutal que se traduce en una falta
    de democracia igualmente brutal. La falta de transparencia y la
    corrupción
    generan un descrédito del sistema que habría de
    poner en peligro su continuidad pero a la vez lo favorece porque
    aleja a la población de la toma de
    decisiones por pasividad e indiferencia. Si la pasividad y la
    indiferencia no desaparecen entonces aparece la represión.
    Sigue la charla de Chomsky en Porto Alegre:

    "Los especialistas y las instituciones que realizan
    encuestas de
    opinión han observado desde hace algunos años que
    la extensión de la democracia formal en Latinoamérica ha estado acompañada
    por una creciente desilusión acerca del sistema
    democrático. Esta "tendencia alarmante" persiste,
    señalan los analistas, y hacen hincapié en el
    vínculo existente entre "problemas económicos" y
    "falta de confianza" en las instituciones democráticas
    (Financial Times). Como señaló Atilio Borón
    hace algunos años, la nueva ola de democratización
    en Latinoamérica coincidió con las "reformas"
    económicas neoliberales que debilitan a la democracia
    real, un fenómeno que se extiende en todo el mundo, a
    través de distintas formas. Lo que queda de la democracia
    tiene que interpretarse como el derecho a elegir entre
    productos."
    La democracia es un concepto que expresa unas ideas muy
    concretas. Pero, como muchos conceptos relacionados con el poder,
    necesita de unos atributos que lo definan.

    La democracia es burguesa, directa, proletaria,
    representativa, formal, real, etc. pero hoy en día
    democracia tiene unas connotaciones bien claras relacionadas con
    el capitalismo y una extraña y difusa
    representación de los intereses de la población.
    Esta imagen
    convencional de democracia fue formulada con claridad por el
    asesor de Seguridad
    Nacional norteamericano, Anthony Lake, cuando presentó la
    Doctrina Clinton en septiembre de 1993: "Durante la Guerra
    Fría, contuvimos la amenaza global hacia las
    democracias de mercado: ahora deberíamos tratar de ampliar
    su alcance". El "nuevo mundo" que se abre ante nosotros "presenta
    inmensas oportunidades" para adelantarse a fin de "consolidar la
    victoria de la democracia y de los mercados abiertos",
    agregó un año después.

    En el texto
    "Democracia y Mercados en el Nuevo Orden Mundial", Noam Chomsky
    cita a personajes del poder norteamericano para ilustrar las
    políticas de Estados Unidos en el exterior.

    Explicaba el insigne ideólogo Samuel Huntington,
    que "la identidad
    nacional está definida por una serie de valores
    políticos y económicos universales",
    particularmente "libertad, democracia, igualdad,
    propiedad privada, y mercados"; "la promoción de la democracia, los derechos
    humanos y mercados son mucho más importantes para la
    política norteamericana que para la política de
    cualquier otro país".

    Fíjese si son importantes estos valores y su
    "promoción en el mundo" para los EE.UU. que llegan a
    librar batallas heroicas y desgarradoras en cualquier parte del
    planeta invirtiendo muerte y
    destrucción aunque sea enfrentándose a solas contra
    el monstruo que sea, llámese comunismo,
    marxismo,
    terrorismo,
    talibán, narcotráfico o lo que se les cruce.
    Madeleine Albright informó al Consejo de Seguridad de la
    ONU, que estaba dudando de una resolución dictada por
    EE.UU. acerca de Irak, que su
    gobierno seguirá actuando de manera "multilateral, cuando
    podamos, y unilateral, cuando tengamos que hacerlo". Haga su
    juego como
    quiera, pero en el mundo real "se hace lo que nosotros decimos",
    como decía Bush mientras que bombas y misiles
    llovían sobre lrak. EE.UU. tiene derecho a actuar
    unilateralmente, la embajadora Albright instruía al errado
    Consejo, porque "nosotros reconocemos al Medio Oriente como vital
    para nuestros intereses nacionales".

    El idealismo
    norteamericano se ha impuesto por todo el planeta. Un ejemplo de
    imposición a sangre de la
    democracia lo sufren y han sufrido lo que el secretario de Guerra
    Henry Stimson llamó "nuestra pequeña cercana
    región que nunca ha preocupado a nadie". Así
    describió el resto del continente americano a final de la
    Segunda Guerra
    Mundial, mientras explicaba que "todos los sistemas
    regionales tienen que ser desmantelados excepto el nuestro, que
    tiene que ser extendido". Una posición perfectamente
    razonable ya que "lo que era bueno para nosotros era bueno para
    el mundo"..

    El historiador y asesor del presidente Carter para
    América
    Latina, Robert Pastor, escribe que Estados Unidos quiere que
    las otras naciones "actúen de manera independiente,
    excepto cuando esto afectaría los intereses
    estadounidenses adversamente". Estados Unidos nunca ha querido
    "controlarlas", mientras que no "salgan del control". Nadie,
    pues, puede acusar al liderazgo de
    Estados Unidos de no estar preocupado salvo con "el bien del
    mundo", incluyendo la plena libertad para actuar a su dictado. Si
    los latinoamericanos usan la libertad que los EE.UU. conceden
    para sus propios intereses entonces el gobierno yankee
    tendrá todo el derecho de responder unilateralmente en
    legítima autodefensa con cualquier tipo de estrategia
    más o menos sanguinaria.

    Otra lección equivocada, según Chomsky, es que la
    Guerra Fría ha tenido poco que ver con todo esto, aparte
    de proveer pretextos ya que las políticas fueron las
    mismas antes de 1917 y después de 1989.
    De esta forma, Woodrow Wilson invadió Haití y
    desmanteló el sistema parlamentario porque se negó
    a adoptar una constitución "progresista" que permitiera a
    los norteamericanos apropiarse de las tierras de Haití,
    matando a miles de campesinos, restaurando virtualmente la
    esclavitud y
    dejando al país en manos de un ejército terrorista
    como plantación estadounidense y posteriormente como una
    plataforma de exportación para empresas de ensamblaje
    bajo condiciones miserables. Pocas semanas después de la
    caída del muro de
    Berlín, Bush invade Panamá para restaurar en el
    poder a una camarilla de banqueros europeos y narcotraficantes en
    un país que quedó bajo ocupación militar,
    tal como lo aceptó el mismo gobierno títere puesto
    en el poder por la fuerza estadounidense.

    En el mundo real, democracia, mercados y derechos
    humanos están bajo un serio ataque en muchas partes del
    mundo. En la década de los 80, los Estados Unidos se
    dedicaron a una "cruzada por la democracia", particularmente en
    América Latina. Allá donde la influencia
    estadounidense era menor, el progreso fue mayor, y viceversa. Lo
    mismo ocurre para, según Chomsky, el mayor violador de los
    derechos humanos del resto del continente, el estado colombiano,
    que ahora recibe la mitad de toda la ayuda militar estadounidense
    en el hemisferio.

    Nicaragua es ahora el segundo país más
    pobre del hemisferio. El más pobre es Haití,
    también la víctima de la mayor cantidad de
    intervenciones estadounidenses en el siglo XX. Nicaragua
    está en segundo lugar en el grado de intervención
    estadounidense en el siglo XX. Y es el segundo más pobre.
    En realidad está compitiendo con Guatemala. Se alternan
    cada uno o dos años como el segundo país en el
    nivel de pobreza. Y
    también compiten en quién es el objetivo
    principal de las intervenciones militares de EE.UU. "Se supone
    que debemos creer que todo esto es una especie de accidente",
    dice Noam Chomsky.

    11 millones de niñas y niños mueren cada
    año, según la OMS, porque los "países ricos"
    les niegan centavos de ayuda, siendo Estados Unidos el más
    miserable de todos, aún si incluimos el componente
    más grande de "ayuda", que va hacia el cliente Israel.

    La democracia capitalista parece que funciona en el
    llamado tercer mundo. Pero para que funcione la mayoría de
    la población tiene que ser controlada: terror a gran
    escala, escuadrones de la muerte, la
    "limpieza social" y otros métodos de
    probada eficiencia. El
    método
    favorito en Estados Unidos es el de ir creando guetos urbanos y,
    si esto falla, están las cárceles, que son la
    contraparte a los escuadrones de la muerte que el imperio mismo
    entrena y apoya.

    Mucha gente escuchó las palabras de Bush
    después del derrumbe de las torres: "¿Por
    qué nos odian?" La pregunta no es nueva. Hace 45
    años el presidente Eisenhower y su equipo discutían
    lo que él llamaba "la campaña de odio contra
    nosotros" en el mundo árabe, "no de los gobiernos sino de
    la gente". El motivo principal, advertía el Consejo de
    Seguridad Nacional, proviene de haberse dado cuenta que Estados
    Unidos respalda a gobiernos corruptos y brutales que bloquean la
    democracia y el desarrollo, en aras de la preocupación por
    "proteger sus intereses petroleros en el Medio
    Oriente".

    Más efectos perversos
    del capitalismo

    Nunca hubo tanto capitalismo en el mundo. Nunca tantas
    cosas y personas fueron transformadas en mercancías,
    tuvieron un precio, fueron
    compradas y vendidas, ni nunca hubo una presencia imperial tan
    fuerte en el mundo.

    Los programas incluidos en la política de los
    EE.UU., como las reglas de la OMC, están diseñadas
    para impedir el desarrollo e impedir el crecimiento. Así,
    los derechos de propiedad
    intelectual, que se discuten en una organización como la OMC, son tratados como
    mercaderías y no son más que una protección
    del control y los precios monopólicos afectando por
    ejemplo a los fármacos cuyos precios son inalcanzables
    para la mayor parte del mundo.

    La visión estrictamente comercial la vemos en los
    alimentos
    modificados genéticamente. Cuatro cultivos (soya, maíz,
    canola y algodón) constituyen prácticamente
    la totalidad de los transgénicos sembrados comercialmente
    hasta diciembre de 2000. El objetivo de las modificaciones
    genéticas es hacerlos resistentes al herbicida de la
    propia empresa que vende
    la semilla.

    Una sola empresa, Monsanto, vendió el 94% de las
    semillas del área sembrada a escala mundial. Las semillas
    transgénicas son significativamente más caras para
    los agricultores que las convencionales. Un extenso estudio de
    Benbrook en Estados Unidos del año anterior mostró
    que la soya transgénica produce entre un 5 y 10% menos y
    requiere un promedio de 11% más
    químicos.

    La mundialización de los mercados
    financieros lleva a las empresas, como explicaba Pierre
    Bordieu, a ajustarse rápidamente a las exigencias de los
    mercados, con el riesgo de perder "la confianza de los mercados"
    y el respaldo de los accionistas que, preocupados por obtener una
    rentabilidad a
    corto plazo, cada vez son más capaces de imponer su
    voluntad a los gerentes, de exigirles normas y de
    orientar sus políticas en materia de
    contratación, empleo y salario. "Así se instaura el
    reinado absoluto de la flexibilidad, con los contratos
    temporarios o las pasantías y la instauración, en el
    seno de la empresa, de la
    competencia entre
    filiales autónomas, entre equipos y entre individuos a
    través de la individualización de la
    relación salarial".

    El fundamento de todo este orden económico es la
    violencia estructural del desempleo, de la precariedad y de la
    amenaza de la suspensión: la armonía del sistema se
    mantiene por la existencia del ejército de reserva de los
    desempleados.

    Este es el resumen que Bordieu hace del estado del mundo
    en "Neoliberalismo: la lucha de todos contra
    todos":

    "Y, sin embargo, el mundo es así, con los efectos
    inmediatamente visibles de la implementación de la gran
    utopía neoliberal. No sólo la miseria de una
    fracción cada vez mayor de las sociedades más
    avanzadas económicamente, el crecimiento extraordinario de
    las diferencias entre los ingresos, la desaparición
    progresiva de los universos autónomos de producción
    cultural mediante la imposición de los valores
    comerciales, sino también -y sobre todo- la
    destrucción de todas las instancias colectivas capaces de
    contrarrestar los efectos de la máquina infernal. Y
    también la imposición de esta suerte de darwinismo
    moral que, con
    el culto del ganador, instaura la lucha de todos contra todos y
    el cinismo como normas de todas las prácticas
    sociales".

    En otro terreno donde el capitalismo deja caer sus
    efectos perversos es en las relaciones de género.
    Capitalismo y patriarcado son las dos caras de la misma moneda
    que explican el actual sistema de dominación y
    desigualdad. Así explica Gema Jiménez la
    relación entre globalización neoliberal y
    género, diciendo que pobreza, trabajo precario e informal,
    son sólo algunas de las consecuencias que de norte a sur y
    de este a oeste tiene el actual modelo de
    globalización.

    Los efectos del capitalismo se hacen notar de forma tan
    global como se articulan las propias políticas
    macroeconómicas y de ajuste estructural. Un ejemplo de
    ello son las dinámicas socioeconómicas que se
    desarrollan en el seno de todas las sociedades en lo relativo a
    los trabajos de reproducción (tareas dentro de la familia,
    servicio doméstico y cuidado de personas
    dependientes).

    Las mujeres inmigrantes y autóctonas de bajos
    recursos trabajan mayoritariamente en el servicio
    doméstico y tareas de cuidados para familias demandantes
    de una serie de servicios vitales. En este contexto, la
    solidaridad de género desaparece, reafirmándose las
    desigualdades de clase
    existentes en el colectivo de mujeres y en la sociedad. Esta
    división de tareas entre mujeres establece entre ellas una
    relación jerárquica, respecto a la que el hombre se
    sitúa por encima en tanto no se considera responsable de
    lo doméstico. Las contradicciones que el sistema de
    género impone a los miembros del hogar son trasladadas
    hacia la figura de la trabajadora doméstica. Es una
    división transnacional del trabajo de
    reproducción.

    El escaso valor de mercado de la labor asistencial hace
    que las mujeres que la realizan sigan teniendo una
    categoría inferior, con bajos salarios, escasa o nula
    protección social y condiciones laborales, en general,
    precarias. Cuando la consigna feminista reclama que lo personal es
    político no es al azar. El sistema de dominación
    patriarcal impone unas estructuras y luego decide que son
    privadas. En el momento en que algunos poderes públicos
    asumen su responsabilidad en determinados ámbitos de
    lo privado, esto tendrá unas justificaciones u otras y
    unas formas de proceder que puede que nunca lleguen a resolver
    los problemas de raíz pero da cuenta de que lo personal es
    político.

    Como hemos ido viendo (y no del todo) esta
    globalización afecta de manera total a la gente, a los
    pueblos y al planeta de múltiples formas.

    Otro de los terrenos afectados es de los idearios
    individuales y colectivos. La formación de una mentalidad
    sumisa, el miedo a salir del sistema, la falta de confianza en el
    cambio, las justificaciones del orden actual y sus perversidades,
    la pasividad y la indiferencia respecto a los problemas propios y
    ajenos, la falta de sensibilidad ante las injusticias y
    desigualdades son algunos de los efectos que produce este sistema
    en la mayoría de la población. La famosa frasecita
    de Margaret Tatcher de "No hay alternativa", el substrato
    psicológico que dejan expresiones como "El fin de las
    ideologías" de Fukuyama, "El choque de civilizaciones" de
    Huntington o los continuos discursos en
    los medios de
    comunicación de cualquier otro demente refuerzan esa
    sensación de que no se puede hacer nada contra el sistema
    porque éste ya está definido en unos ejes muy
    concretos: la ideología del mercado, las políticas
    neoliberales, las relaciones basadas en el dinero, la
    democracia formal representativa.

    Por eso nos dicen que la globalización es
    incontrolable. Pero lo que es cierto es que el capitalismo no nos
    ha llovido imprevistamente del cielo por obra del destino, ha
    sido impuesto y dirigido por la clase dominante del mundo. Las
    organizaciones nacionales (estados, bancos,
    ejércitos,…) e internacionales (OMC, BM, FMI, OTAN,
    NAFTA,…) han sido creadas por personas y por personas
    serán desmanteladas. El orden capitalista y sus efectos
    perversos son enfrentados a lo largo y ancho del planeta,
    sólo es cuestión de tiempo, esfuerzo,
    organización y decisión que caiga toda esta
    estructura asesina que oprime a las gentes del planeta.

    "El futuro es nuestro y lo hacen los pueblos".
    Salvador Allende, un 11 de septiembre marcado por el terror del
    año 1973.

     

    Julie Gutierrez

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