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Literatura Griega



Partes: 1, 2, 3

Monografía destacada

    Partes: 1, , 3

    1. Introducción
    2. Breve reseña
      histórica de la Grecia
      clásica
    3. Cultura
      griega
    4. Literatura
      griega
    5. Teatro
      griego
    6. La
      filosofía
    7. Oratoria
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE GRECIA:

    Grecia, la hoy llamada República Helénica,
    se encuentra ubicada en la Península Balcánica,
    regada al Este por el mar Egeo, al Sur por el Mediterráneo
    y al Oeste por el Mar Jónico. Colinda al Norte con
    Turquía, Bulgaria, Serbia y Montenegro y Albania. Se
    distinguen tres regiones: Grecia Continental, sector muy
    montañoso cortado por algunas planicies, como la de
    Tesalia; Grecia Peninsular, formada por el Peloponeso, el cual se
    une al Continente por el Itdmo de Corinto; la gran Isla
    Montañosa de Creta, el el Mediterráneo, y Grecia
    Insular, que representa una cuarta parte del territorio: el mar
    Jónico, las islas del mismo nombre, las de Tasos, Lemmos,
    Samotrasia, Eubea, Cícladas, Mitilene,Quío, Samos,
    Rodas y las Espóradas Septentrionales y Meridionales en el
    mar Egeo

    BREVE RESEÑA
    HISTÓRICA DE LA GRECIA CLÁSICA

    La civilización helénica de la Grecia
    antigua se extendió por la Península
    Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la
    península de Anatolia, en la actual Turquía,
    constituyendo la llamada Hélade.

    La civilización helénica o griega tiene su
    origen en las culturas cretense y micénica.

    Hacia el 2700 a.C. se desarrolló en la isla de
    Creta una rica y floreciente cultura
    comercial perteneciente a la Edad del Bronce.

    Esta cultura recibe el nombre de minoica o cretense. En torno al
    año 1600 a.C., los aqueos, un pueblo de habla griega y de
    origen indoeuropeo, irrumpieron en el territorio de la Grecia
    continental, estableciéndose en el extremo noreste de la
    península del Peloponeso. Este pueblo llegó a
    dominar a los cretenses. Su ciudad más importante fue
    Micenas.

    Hacia el año 1200 a.C., otro pueblo de origen
    griego, los dorios, que
    utilizaban armas de hierro, se
    apoderaron de Grecia derrotando a los micenios. La guerra de
    Troya, descrita por Homero
    en la Iliada,
    fue, probablemente, uno de los conflictos
    bélicos que tuvieron relación con esta
    invasión. Esparta y Corinto se transformaron en las
    principales ciudades dóricas. Con los dorios empezó
    un período de retroceso cultural que se conoce con el
    nombre de Edad oscura.

    Después de la conquista de los dorios, la vida en
    toda Grecia descendió a un nivel muy primitivo, y
    así se mantuvo durante varios cientos de años. Sin
    embargo, desde el siglo VIII y hasta el siglo VI a.C.,
    período que se conoce como época
    arcaica, Grecia
    desarrolló y culminó una gran recuperación
    política,
    económica y cultural.

    Tal recuperación fue posible gracias a la
    organización en ciudades Estado (polis)
    y a la fundación de colonias en las costas de Asia Menor y del
    mar Negro, en Sicilia, en el sur de Italia, en el sur
    de Francia y en
    el levante español.

    Las nuevas colonias se convirtieron en polis
    políticamente independientes de la metrópoli (polis
    madre), pero mantuvieron estrechos vínculos religiosos,
    económicos y culturales. Estas colonias fueron uno de los
    factores del desarrollo
    económico de Grecia en este período.

    Los siglos V y IV a.C. corresponden al
    apogeo de las grandes ciudades
    estado independientes, entre las que destacan las polis de Atenas
    y Esparta.

    Cada uno de estos grandes estados absorbió a sus
    débiles vecinos en una liga o confederación
    dirigida bajo su control. Esparta,
    estado militarizado y aristocrático, estableció su
    poder a base
    de conquistas y gobernó sus estados súbditos con un
    control muy estricto. La unificación del Ática, por
    el contrario, se realizó de forma pacífica y de
    mutuo acuerdo bajo la dirección de Atenas.

    Al principio del período, los griegos se unieron
    para derrotar a los temidos persas en las llamadas guerras
    médicas. Tras la
    victoria, Atenas se convirtió en la potencia
    hegemónica de la Liga
    de Delos, alianza que se había formado para defenderse de
    los persas. En política interior los atenienses
    consolidaron el sistema
    político conocido con el nombre de democracia,
    gobierno del
    pueblo, y en política exterior se convirtieron en la gran
    potencia político-militar de la Hélade, lo que les
    acarreó gran número enemigos. Este periodo es
    denominado como la 'Edad de Oro de
    Atenas', o 'Siglo de Pericles' en honor al gobernante que
    llevó a Atenas a su máximo esplendor.

    Durante el mandato de Pericles se construyeron el
    Partenón, el
    Erecteion y otros grandes
    edificios. El teatro griego
    alcanzó su máxima expresión con las obras
    trágicas de autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de
    comedias Aristófanes. Tucídides y Herodoto fueron famosos historiadores, y
    el filósofo Sócrates fue otra figura de la
    Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro
    artístico y cultural sin rival.

    Las diferencias entre Atenas y Esparta desembocaron en
    la destructora guerra del
    Peloponeso, en la que participaron casi todos los griegos
    unidos a uno u otro bando. La guerra duró hasta el 404
    a.C. y acabó con la derrota de los atenienses y el
    establecimiento de la hegemonía espartana sobre
    Grecia.

    Aprovechando la confusión y debilidad de
    los contendientes en
    las Guerras del Peloponeso, el rey Filipo II de Macedonia convirtió su
    reino en la nueva potencia de la Hélade. Macedonia no
    estaba desgastada por las luchas y disponía de recursos
    naturales (cereales, oro y madera). La
    batalla de Queronea (338 a.C.) le permitió anexionarse
    Atenas y Tebas. Tras la muerte de
    Filipo II, su hijo Alejandro
    Magno, conquistó Persia y dirigió sus
    ejércitos hacia Egipto y la
    India,
    formando un gran imperio.

    Tras su muerte en
    Babilonia (323 a.C.) sus generales se repartieron sus posesiones.
    Con Alejandro desaparecía el antiguo poder de los griegos,
    pero no su cultura que, fusionada con la oriental, dio origen al
    mundo helenístico.

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