Uruguay ante el MERCOSUR Conferencia ofrecida por el Prof. Bernardo Quagliotti de Bellis, en Casa de los Lamas, el 28 de mayo de 2006
Al comenzar esta breve intervención sobre el tema
planteado, debemos partir del hecho que indica que la historia no es un desarrollo
lineal de evolución.
Lo dicho nos lleva a replantear la actualidad y el
futuro de Iberoamérica. El futuro del subcontinente
iberoamericano está signado por cambios profundos que se
operarán según un módulo estrictamente
nacional.
Debemos admitir la vigencia de un inequívoco
"pluralismo político" que se ha instalado a escala
continental y que viene provocando ciertas ripideces. Si la
década de los años ´60 estuvo signada por el
"modelo" de la
revolución
continental, la del ´70 se inició con el modelo de
las "revoluciones nacionales independientes".
En los momentos actuales, Sudamérica viene
presentando la formación de ejes que más de
integración, tiene toda la
característica de impulsar un sentido ideológico,
donde se aprecia la preeminencia de lo "regional" sobre lo
auténticamente "continental". El tema es que la
evolución global de una posible transformación
iberoamericana no está clara.
Existen al respecto, diversos proyectos y
modelos
más o menos antagónicos en cuanto a formulaciones y
presválido. presupuestos.
En la práctica no existe ningún planteo global que
pueda considerarse universalmente válido.
Lo fundamental es que, en definitiva, se
formarían polos subcontinentales de crecimiento en
oposición a la decreciente dinámica global de la bipolaridad. El
obstáculo previsible para este proceso
está referido al logro de acuerdos políticos . Su
concreción deberá conllevar dos aspectos
fundamentales: -un desarrollo orgánico de las diversas
comunidades nacionales y el desenvolvimiento de una capacidad
política
generalizada para los más débiles.
En este cuadro nos encontramos con el Uruguay de
nuestros días.
Cabe entonces preguntar si estamos inmerso en una nueva
fase de la economía
mundial, denominada por algunos la "poscrisis" en la que
Iberoamérica se introduciría
progresivamente.
Resulta evidente que la crisis es el
escenario obligado del análisis y de la discusión de
cualquier problema económico y social
contemporáneo. Realizar un diagnóstico de la presente crisis significa
un gran desafío teórico y un arduo esfuerzo de
interpretación. debe ser también una
exigencia y una tarea colectiva del pensamiento
critico.
También se puede concordar con la necesidad de
repensar y cuestionar las teorías
vigentes y de que en el plano del pensamiento ese hecho significa
un avance con un resultado francamente positivo.
En dicha evolución los procesos de
integración constituyen una opción política
internacional. Cada proyecto
integrativo conforma una estrategia de
desarrollo, por la cual la política exterior -entendida
como política pública- debe estar directamente
direccionada en el actual proceso de globalización, a lograr una mejor
inserción de los países en el sistema
internacional.
Tal actitud -vista
la integración como un recurso de los Estados-Nación–
obliga a considerar tres puntos clave a definir : CÓMO
INTEGRARSE, PARA QUÉ INTEGRARSE Y QUÉ
INTEGRAR.
Considero que sobre este tema, actualmente, tanto
Europa como
Iberoamérica carecen de un responsable liderazgo que
conduzca al encuentro de horizontes del "PARA QUÉ"
integrarse. Tomo como referencia las ligeras declaraciones que
sellaron la reciente cumbre de Viena, la cual "quedará
registrada en la historia como un gesto político",
según expresara la canciller mexicana Rosario
Green.
Respecto al carácter de las motivaciones, se ha vertido
una gran variedad de opiniones, incurriendo a veces en una
curiosa paradoja:
"EL ARGUMENTO POLÍTICO ATRAE A LOS ECONOMISTAS Y
EL ARGUMENTO ECONÓMICO ATRAE A LOS
POLÍTICOS".
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