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El cine en Cuba hasta 1959 (página 2)



Partes: 1, 2

 

Desarrollo

La situación geográfica
de Cuba,
privilegiada con respecto al continente americano, a la entrada
del Golfo de México y
punto prácticamente obligado de arribo y partida en la
vía marítima hacia Europa, hace que
a la Isla lleguen tempranamente las novedades, modas e inventos del
Viejo Continente, antes que a otros países de América.

Desde la primera mitad del siglo XIX se muestran en Cuba
aparatos que son antecedentes del cine, creados
en un intento por captar la imagen en
movimiento. A
finales del siglo, cuando el país se encontraba en plena
lucha por una independencia
arrebatada por la intervención de los Estados Unidos, en
la guerra hispano
cubana, llega el invento del cinematógrafo. Se muestra por
primera vez al público el 24 de enero de 1897, por Gabriel
Veyre, representante de la casa Lumière.

El primer filme dirigido por un cubano fue el corto
publicitario El brujo desapareciendo, en 1898, realizado
por el empresario y
actor José E. Casasús, con la colaboración
del todavía adolescente Enrique Díaz Quesada,
posteriormente reconocido como el verdadero fundador de nuestra
cinematografía.

La cercanía de esta nación
hizo de las principales ciudades cubanas, como de sus incipientes
industrias
menores y de su tradicional producción principal, el azúcar,
terreno fértil para la inversión de capitales. En cuanto al cine,
esta influencia se reflejó con una fuerza que no
siempre alcanzó comparación con los países
vecinos. La vinculación de los asuntos
cinematográficos con otros ya establecidos en la
preferencia pública, la proliferación de cines y
empresas que
tomaban el séptimo arte como terreno
de exploración económica, se pondrán
fácilmente en evidencia con el transcurrir de los
años.

Como bien apunta Jany Amaya Trujillo: "Los gobiernos
republicanos no se interesaron nunca por auspiciar u otorgar
algún tipo de atención a la actividad
cinematográfica, que quedaba entonces supeditada a las
posibilidades y buenas intenciones del sector privado, en un
país en el que la gran mayoría de la población era pobre o no tenía
fuertes inclinaciones artísticas o filantrópicas".
(Trujillo, 2005: 66)

Aquí nos podemos percatar, cómo a pesar de
que durante la República Neocolonial se crea la estructura
para expandir el cine como nuevo medio de comunicación de gran alcance social, a los
gobernantes no les interesó nunca desarrollar la industria
cinematográfica en el país y fomentaron mucho
más el consumo.
Pienso que desde un inicio eran claras las intenciones americanas
de dejar a Cuba como terreno seguro para
exhibir producciones extranjeras con éxitos de taquillas.
Es que incluso ni los propios cineastas se arriesgaban a entrar
en competencia con
las grandes compañías que
existían.

Estados Unidos comienza a transformar gradualmente el
país, ya que este presentaba muy malas condiciones
materiales,
acentuadas por la desconfianza y la pobreza
intelectual, su intervención vino a ser un proceso
contradictorio, que si bien nos limitaba como nación,
abrió las puertas a un progreso que en manos de España
sólo habría sido un letargo.

Con el programa de
"desarrollo",
la esfera comunicativa fue una de las más favorecidas, los
ferrocarriles construidos para incrementar la producción
azucarera facilitaron el flujo informativo y la distribución de publicaciones que
ayudó a su vez a la construcción de algunas carreteras, la
instalación de líneas telegráficas y
redes
telefónicas.

Otras fueron las transformaciones del sistema
educativo cubano, con la creación de escuelas
públicas de corte norteamericano. La nuevas técnicas
en materia de
reproducción de textos y la prensa,
garantizando las tiradas masivas, las nuevas revistas
modernizadas difusoras de cultura y la
creación de instituciones
culturales nacionales como: La Academia Nacional de Artes y
Letras, Sociedad
Económica de Amigos del País, etc. Este supuesto
desarrollo si bien era un avance, garantizaba cada vez más
nuestra situación dependiente.

Como en otras partes, el cinematógrafo
despertó el interés y
la curiosidad de lo nuevo en los primeros años. Pero a
principios del
siglo XX el interés disminuyó debido a la
dificultad de renovar las cintas, el público se alejaba de
un pasatiempo que ya conocía de memoria. En 1905
algunos interesados comenzaron a traer nuevas vistas y se
convirtieron en distribuidores. Gaumont, Pathé, Edison,
Biograph y otros competían en la preferencia del
público. Las pantallas se llenan con productos
europeos principalmente y algunos cubanos. El negocio de la
distribución y la exhibición estará en manos
de cubanos hasta que termine la Primera Guerra
Mundial.

La producción se inició en la Isla con
alguna regularidad en 1906, con cortos documentales y alguno de
ficción. Es en 1913 cuando Enrique Díaz Quesada
realizó el primer largometraje de ficción,
Manuel García o El rey de los campos de
Cuba
.

Hasta 1909 los Estados Unidos no
habían producido nada que llegara a la mitad de los
espectáculos italianos. Sin embargo, la industria
cinematográfica norteamericana estaba floreciendo y
aspiraraba a fortalecer su posición dentro del mercado
mundial.

La expansión de la producción
norteamericana dio lugar a una lucha violenta por conseguir el
control de los
mercados. De 1909
a 1913 fue tan violenta como una película de
gángsters. Como resultado de este enfrentamiento,
nació Hollywood.

En Cuba en 1916, el cine Campoamor, supuestamente
propiedad de
la Universal, ofreció una temporada de cine norteamericano
que se vio precisada a suspender por su gran fracaso, aunque esta
situación no duró por mucho tiempo.

No obstante, se siguieron instalando distribuidoras
norteamericanas que van desplazando del negocio a los cubanos.
Paramount, United Artists, First National Pictures, Metro Goldwyn
Mayer y otras que lograrán monopolizar el mercado en la
década del veinte. Estas empresas dejaron a distribuidores
y empresarios cubanos en minoría. Una sola subsidiaria
norteamericana era capaz de exhibir en un año la misma
cantidad de películas que el conjunto de varias empresas
cubanas.

El cine, en el período que abarca de 1918 a 1925,
alcanza un desarrollo sorprendente. Los Estados Unidos salieron
de la guerra como una potencia mundial
y Hollywood, respaldado por el capital de
Wall Street, se convirtió en el centro del imperio, que
ejerció una influencia global. Las tendencias más
interesantes del cine se desarrollaron en los Estados Unidos,
pero no bastaba para que la realización importante de
otros países provocara inmediatas ofertas de Hollywood,
era como un imán que atraía a actores, directores y
escritores.

Es así como Hollywood desplaza al cine europeo de
la posición privilegiada que tenía en la isla,
resultándole mucho más fácil la
penetración, por el control económico que
poseía.

Durante esos años también aumentaron las
cotizaciones del azúcar y Estados Unidos se
enriqueció con la zafra nacional haciendo nuevas inversiones,
lo que estrechaba más aún nuestras relaciones, no
solo económicas, sino también comerciales,
potenciando el consumo de artículos importados. Al
controlarlo prácticamente todo la familiarización
con el modo de vida norteamericano se dio en todas las
esferas.

Ya en 1919, el cine se convierte para ellos en un nuevo
negocio que inunda el mercado mundial y por supuesto a Cuba,
más del 80% de los filmes que se exhibían eran
norteamericanos y las construcciones de los cines se
hacían notables, lo que garantizaba el acceso a las
salas.

Aunque el auge cinematográfico era mucho
más evidente en la capital, en el interior del país
también se construyeron cines y se transformaron locales,
esto denotaba el carácter generalizador que se
proponía el medio. Hollywood consolidó su
posición por las redes de distribución, puestos de
mando o sucursales y la compra de locales.

La oferta de
Hollywood era lo más exhibido en casi todos los cines, con
una gran variedad de estrenos, el cine europeo quedó como
propuesta alternativa de espacio entre funciones
corridas.

En 1920 Estados Unidos, produjo 796 largometrajes,
frente a 646 producidos por Alemania y 65
en Francia. En
este año cerca del 80% de las películas proyectadas
en Europa y el mundo fueron estadounidenses.

Al convertir el cine en un medio tan difundido este
llegó a formar parte de la vida cotidiana de la
población, los Estados Unidos propusieron al mundo a
través de la pantalla y a Cuba, su principal plaza, la
adopción
de nuevos estilos de vida, valores y
costumbres.

Como bien señala Arturo Agramonte: "El
cine constituye por virtud de sus características un
instrumento de opinión y formación de la conciencia
individual y colectiva y pude contribuir a hacer más
profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a
sostener su aliento creador (…) Es el más poderoso
y sugestivo medio de expresión artística y de
divulgación y el más directo y extendido
vehículo de educación y
popularización de las ideas". (Agramonte, 1966:115
-116).

En relación con esto, Manuel Vázquez
Montalbán, también apunta: "El papel comunicacional
fundamental desempeñado por el cine desde su nacimiento
hasta su consolidación industrial radicó
precisamente en su omnipotencia para visualizar y transmitir
códigos de conducta, imponer
modelos de
comportamiento
que ya no se transmitían por el lenguaje
difícil descodificable y detectable: el intangible
lenguaje de la
imagen" (Vázquez, s/f: 110).

Como podemos apreciar ambos autores coinciden en la
influencia que logra ejercer el cine sobre los espectadores y es
que cuando analizamos el medio de difusión como tal,
resulta muy fácil comprenderlo por su lenguaje basado en
imágenes, este fue un factor que
influyó decisivamente en el país porque más
del 50% de la población era analfabeta y este era un
entretenimiento barato, que además transmitía
ideas.

En el libro, El
proceso creador del filme
, John Howard Lawson señala:
"Si el cine significa interpretar y ser una parte de la
experiencia humana, debe expresar esta realidad más
profunda (…) Debe averiguar la relación que existe
entre el individuo y el
mundo en proceso de transformación por obra de la
actividad colectiva." (Howard, 1986: 20).

Ahora bien, si el autor dice que el impacto emocional de
la acción
cinematográfica implica una nueva relación con la
realidad; una nueva forma de ver y sentir, fácilmente
vemos que la función
principal del cine es representar la vida del hombre en su
medio, por lo tanto nos percatamos de que los cubanos no se
veían representados en las pantallas del cine
norteamericano, porque no era su vida lo que se proyectaba en
ella. Queda demostrada entonces la manipulación cultural a
la cual se encontraba expuesto el público, ya que esas
películas eran el reflejo de un mundo referencial impuesto.

Resulta curioso cómo en 1920 en medio de la
crisis por la
que atravesaba el país, con la miseria, bajos salarios y
desempleo, la
población continuaba acudiendo al cine, incluso aunque ya
la entrada no era tan barata como antes. La posibilidad de
evasión que permitía este medio de que el
espectador se trasladara de su entorno, de vivir nuevas aventuras
de abrir nuevas puertas y ver otro mundo, fue el anzuelo
más explotado para atraer el público utilizado por
Hollywood.

Pienso que queda claro que el realismo con
que era capaz de vivenciarse otra vida cargada de emoción
y lujos, constituyó un gancho eficaz de quienes
vivían sumidos en la pobreza. Los
más fieles seguidores de este cine eran los jóvenes
sobre todo los menores de 21 años que habían nacido
bajo el dominio de la
República Neocolonial, formados bajo nuevos patrones de
vida con la influencia norteamericana de poder,
éxitos y riquezas. Ellos veían en aquellas cintas
plasmadas sus aspiraciones y sueños, pues resultaban muy
cansonas las tragedias europeas, además de que no
podían contar con un cine nacional que realmente los
representara.

No en vano Lawson afirma que: "Hollywood es un sector
clave en la batalla de las ideas, y el atento estudio de las
películas más recientes puede suministrar un medio
para comprender el tipo de propaganda que
es contrabandeado bajo las más distintas formas en todos
los campos de los estudios y de las ciencias, de
la
educación y del arte." (Howard, 1964: 31)

Yo personalmente me encuentro totalmente de acuerdo con
este planteamiento, pues es válido de aplicar en cualquier
época. Es que este tipo de cine es capaz de consentir los
problemas
sociales, presentando o inculcando bajos valores como por
ejemplo: mirar al delito con
simpatía o considerar a las guerras como
actos nobles y corrientes. En el pervertido diccionario
hollywoodense los valores
son sinónimos de dinero.

Pero en estos tiempos no sólo hubo
penetración ideológica; sino también
manipulación con algunos tramposos del oficio que con la
falsa de instalar grandes estudios cinematográficos en La
Habana engañaron y estafaron a la población y a los
aficionados. Estos últimos andaban locos sin dirección, aturdidos, cegados por la
credulidad de convertirse en súper estrellas y llevados
por la pasión de hacer cine.

Los niveles de difusión de Hollywood se dieron
fundamentalmente a través de los carteles, revistas y la
prensa de la época que mantenían una página
fija dedicada al cine, por tanto la publicidad a los
filmes y noticias de la
farándula eran muy fuertes. Se comenta incluso que para
involucrar al pueblo se lanzaban concursos que luego se
premiaban. Era prácticamente imposible mantenerse al
margen de la situación de la cinematográfica en la
isla.

Según Jany Amaya Trujillo, en 1922 se crea una
Comisión de Censura Cinematográfica, con el
objetivo de
controlar al cine como promotor de conductas, pues afirmaban que
las películas enseñaban a robar. Este estaba
integrado por cinco personas de reconocido prestigio moral,
autorizados a hacer cualquier tipo de cuestionamientos sobre los
filmes que se proponían exhibir, incluso hasta lo
podían cancelar, pero en sí las críticas
más fuertes de este respondían a los intereses de
las clases elitistas y no a las del mismo gobierno.

Los críticos del momento comenzaron a culpar al
medio, por el aumento de la criminalidad y el descenso del nivel
moral del pueblo. No era menos cierto que la
cinematografía hollywoodense proponía paradigmas de
personajes negativos los cuales eran seguidos con apoyo y
afición popular. Quizás fue esta
compenetración lo que hizo ver en el cine su peligroso
alcance social.

(…) Cuba se encontraba sacudida por los
trastornos de la crisis capitalista de postguerra, afectada por
la desenfrenada política creciente
del robo, del fraude y de la
corrupción
en las más altas esferas del gobierno de turno (Colectivo
de autores, 1986: 293).

Esto demuestra que si bien el cine era un instrumento
ideológico que influía en la población, no
era el máximo responsable de la corrupción y el auge de la delincuencia
que se venía sucediendo en la República, pues eran
los gobernantes corruptos quienes fomentaban los males sociales.
Lo que resultaba menos conflictivo echar la culpa sobre el cine
que asumir sus verdaderos problemas.

John Howard Lawson concuerda con otros autores en que:
"Hay que considerar el cine como instrumento de la
política exterior y en que las películas exportadas
deben responder a las exigencias propagandísticas del
gobierno." (Howard, 1964: 28).

Aquí se puede encontrar otro aspecto importante y
es que como los gobiernos eran títeres de los Estados
Unidos; respondían a sus intereses en un modelo
consumista, lleno de publicidad y estereotipos de belleza,
hacían de Cuba un nicho cómodo donde depositar
cultura y valores, dejaban abiertos todos los canales de
penetración posible.

Como he dicho antes de otra manera, el cine era un pasar
de la fantasía a la imagen y de la imagen al subconsciente
del espectador. Es un proceso de percepción
manipulada que consiste en captar las veinte cuatro
imágenes por segundo que transmite la pantalla que
determina no sólo lo que el espectador debe ver, sino
también y sobre todo la manera en que debe
verlo.

El espectador, quiéralo o no, es reconducido a la
atmósfera
y al curso de la aventura que se le está narrando y al
verla en un determinado modo, está obligado, por lo menos
durante la proyección del filme, a juzgar hechos y
personajes como los autores lo han deseado.

La cinematografía nacional era ínfima
aunque encontramos a Enrique Díaz Quesada y Ramón
Peón entre los más destacados, que realizaron
algunas películas que aunque fueran con escasísimos
recursos trataron
de formar parte de las tandas alternativas junto a las cintas
europeas. Los largometrajes como Arroyito y Manuel
García, rey de los campos de Cuba
, entre las
más populares de su tiempo estaban basadas en la vida de
bandoleros que se habían hecho famosos dentro de la
población; otras como La hija del policía o En
el poder de los ñañigos
, estaba enfocada
más bien a los bailes y ritos africanos, donde se
comenzaba a manifestar algunos rasgos identitarios de la cultura
cubana.

En 1926 el inventor norteamericano Lee De Forest,
descubridor del tríodo,
que había dado solución a la amplificación
del sonido. Ofrece la
primera demostración de sonido que se hace en Cuba, por
medio del sistema Phono
Films. El 1º de febrero hace una demostración en el
Teatro
Nacional.

El acontecimiento llenó de público el
teatro y contó con la presencia del presidente de la
República Gerardo Machado, quien, entusiasmado, con el
invento, facilitó a De Forest $50,000 para que instalara
un laboratorio,
este, luego de un documental sonoro que hizo se fue del
país. Sin embargo, el general Machado, confiado en el cine
como medio de propaganda, funda, a finales de esa década
un departamento de cinematografía que edita un noticiero
silente para la exclusiva propaganda de su gobierno.

A partir de 1927 comienzan a llegar a la isla
películas sonoras como: Don Juan, El cantante de
jazz
, esta última fue estrenada con una gran
expectativa porque era la primera película con sonido
directo, grabado en la cinta, producida en los Estados Unidos.
Este filme que solo reproducía la música y una frase
dicha por un autor, causó una gran conmoción en el
público que por primera vez oía la voz humana en la
pantalla, no en una canción, sino hablando. Los
días del silente ya están contados, aunque en Cuba
no se producirá hasta 1931 otro nuevo intento de dotar de
sonido al cine.

En 1929 en medio de la crisis económica por la
que atravesó los Estados Unidos, recién nacido el
cine sonoro, se generó un auge en la industria
cinematográfica, por la necesidad que tuvo el
público de evadir la realidad y buscar en la sala oscura
la posibilidad de un escape, que provoca una ascensión de
la industria y la continuidad de su crecimiento.

El cine sonoro encontró a un público
dispuesto, por su necesidad de refugiarse para olvidar por un
momento sus angustias materiales, es importante señalar
que hubo un rechazo de la intelectualidad hacia él, por
considerar que traía consigo un empobrecimiento de la
expresión cinematográfica por la
inmovilización de la cámara y por anteponer el
sonido a todos los anteriores logros técnicos.

En Cuba, al igual que en los Estados Unidos, el
público reaccionó positivamente, en un primer
momento, por la novedad y por encontrar en el cine el remedio
transitorio para sus tristezas económicas. Pero
también tuvo sus detractores entre ensayistas y
escritores.

La reacción de intelectuales
y artistas fue en contra del medio como una de las fuentes
más directa de penetración. Su crítica
exponía fundamentalmente la inconformidad porque
imponía al espectador, además de un producto
extranjero en imágenes el hecho de que el diálogo
que lo apoyaba era en inglés,
idioma que la mayoría del público no
entendía y que, insistían, convertía al cine
en un arma de mayor influencia ideológica de los Estados
Unidos en el país. Claro que poco después este
comenzó a traducirlas.

Los cines Fausto, El Encanto
y Campoamor en la ciudad de La Habana fueron los
primeros en instalar la técnica del sonoro en sus salas.
Es de señalar el hecho de que aunque el cine sonoro era
una realidad, el silente no desapareció de un golpe, pues
la producción de filmes sonoros no podía aún
cubrir las necesidades del público. En el período
coexisten el incipiente cine sonoro y el ya en vías de
desaparecer cine silente, sobre todo en el interior del
país. En la prensa se anunciaba discretamente que las
películas eran habladas en inglés.

Ya en 1930 se incrementa la exhibición de filmes
norteamericanos que llegaron a las salas cubanas con muy poca
diferencia con respecto a su exhibición en los Estados
Unidos. El público cubano ve en sus pantallas, entre
otros, los filmes: Sin novedad en el frente, Desfile
del amor
, Río Rita, El Rey del
Jazz
, Broadway, Su íntimo secreto,
La gran parada, La calle del azar. No obstante,
continúa llegando el cine europeo y se estrenan: La
marcha nupcial
, Metrópolis, Teresa
Raquin
, El millón, El fin de San
Petersburgo
, entre otras.

A pesar de que el cine sonoro ya era una realidad
palpable, la ingenuidad de los productores cubanos los lleva a
insistir con el cine silente y filman, La Virgen de la
Caridad
, con intertítulos en inglés y español,
con la peregrina idea de exportarla y competir con el mercado
norteamericano.

En ese mismo año se produce en Cuba el filme
El caballero del mar, de Jaime Gallardo, estrenado en
1931 en el Teatro Rialto. Aunque es considerado como el
último largometraje silente de ficción hecho en
Cuba, tiene escenas de sonido experimental, de muy corta
duración, por el sistema Vitaphone.

Si bien la exhibición de filmes extranjeros
cubría las necesidades de las salas cubanas, nuestros
empresarios intentaron acceder a la técnica del sonoro
para incorporarla a la producción nacional. De ahí
que muchos viajaran a los Estados Unidos con el objetivo de
adquirir equipos sonoros y aprender la nueva técnica. Se
realiza entonces Un rollo Movietone, primer experimento
de cine sonoro que se hace en Cuba por técnicos cubanos,
que no fue más que un corto publicitario, donde de todas
formas la calidad
técnica fue muy defectuosa.

En 1933, en plena crisis de la dictadura de
Machado, Luis Ricardo Molina funda la Compañía
Royal Advertising News y produjo el primer noticiero sonoro,
llamado Noticiario Royal News. Algunos de sus reportajes, por su
relativa calidad pudieron ser vendidos a empresas
norteamericanas.

Con la caída del dictador Machado, vino un
período de inestabilidad política y desamparo
económico derivado del fracaso de la revolución
de 1933. Esto como es lógico estancaba más
aún la producción cinematográfica que
necesitaba en primer lugar de un gran apoyo económico. La
precaria situación, combinada con la compleja
técnica del cine sonoro, ahoga la posibilidad de llevar a
cabo cualquier proyecto
nacional. Los pocos títulos filmados en la época
pertenecen a la Royal News.

Entonces se comienzan a habilitar más salas para
la explotación de los filmes con esta
característica; y se estrenaron en Cuba durante este
período, filmes norteamericanos, hispanos, europeos,
mexicanos y argentinos, entre ellos La dama de las
camelias
, El día que me quieras, La
kermesse heroica
, Allá en el Rancho Grande,
Madreselva y otros.

El 19 de julio de 1937 se estrena en las salas Radiocine
y Payret, de La Habana, el primer largometraje sonoro cubano,
La serpiente roja, dirigido por Ernesto Caparrós
y realizado en cooperativa
con un mínimo de recursos, equipos y servicios de
la Royal Advertising News. Este filme, basado en un exitoso
programa radial de aventuras, recaudó más de
$50,000 en tres meses, a pesar de su poca calidad.

Con esta película se demostró que no
existía interés alguno por eludir a la realidad
nacional, pero aprovechando el interés del público
por una tira cómica publicada los domingos en el
periódico El País, Manolo Alonso, con ayuda de
otros dibujantes, realiza el primer dibujo animado
cubano sonoro: Napoleón, el faraón de los
sinsabores
, corto de dos minutos de duración, en
blanco y negro y 35 mm, realizado de forma artesanal.

El empeño fracasó al no encontrar
exhibidor, y tiene su antecedente en la única
animación silente de que se ha encontrado información Conga y chambelona, de
Rafael Blanco, realizada en 1919.

El año 1938 es vital para el cine sonoro cubano,
porque se propone establecer una industria cinematográfica
nacional y es un año rico en proyectos y en
constitución de casas productoras que
pretenden realizarlos. Surgieron varias empresas productoras que
no llegaban al segundo rodaje. En realidad no eran
compañías con grandes capitales y planes de
producción continua sino intentos aislados por cuyo camino
jamás llegarían a un cine nacional estable.
Ejemplos: Laboratorios Parra, Royal News, Películas
Cubanas S.A., Compañía Cinematográfica
Cubana, Producciones C.H.I.C., Escuela Cubana de
Arte Cinematográfico, Ciudad Fílmica de Cuba,
Academia de Arte Dramático, Laboratorios Piñeyro, Agrupación de
Técnicos Cinematográficos, Cine en la Universidad de La
Habana, Departamento de Cinematografía, etc.

La inestabilidad económica en este período
hacía casi imposible, por parte de los empresarios
cubanos, enfrentar los costos de las
inversiones necesarias para asumir los gastos del cine
sonoro. Si se compara la producción, que en la
década del veinte había sido de cuarenta y un
filmes, vemos como sufre una baja notable durante la siguiente,
con solo doce largometrajes y un corto de ficción. A pesar
de los esfuerzos de los empresarios no se logró, en modo
alguno, competir con el cine norteamericano que ya dominaba todas
las esferas del negocio, la producción, la
distribución y la exhibición. La industria
norteamericana, con todos sus mecanismos garantizados, dominaba
el mercado y contaba con la aceptación del
público.

En el período de 1945 al 1948 hay una
consolidación del cine sonoro y con ello la
aparición de la industria electrónica en el control de la industria
cinematográfica.

La Cinemateca de Cuba, se inicia en 1948 como el primer
Cine Club que funcionó en La Habana, con una perspectiva
más amplia en sus funciones, se convierte en 1950 en una
institución con todas las características
inherentes a la misma, pero sin los recursos económicos
necesarios para su buena marcha.

Con el golpe militar del 10 de marzo de 1952 el
país sufrió una crisis económica como
consecuencia de un gobierno impopular. Como era de esperarse el
negocio de cine se vio más afectado que ninguno ya que en
tiempos normales el capital nunca se había esforzado en
financiar la industria de películas, menos lo haría
en un clima de inseguridad y
sin garantías.

En los días siguientes, los Estudios Nacionales
fueron ocupados por técnicos cinematográficos
pidiendo equipos para poder trabajar dignamente. Ante la firme
actitud de los
técnicos, el Gobierno de Batista prometió cumplir
con el pedido siempre y cuando éstos se retiraran del
lugar. La empresa
más favorecida fue La Productora Fílmica Cubana
(PROFICUBA), aunque sólo pudo hacer otra película,
La Única dirigida por Ramón
Peón.

Al desmembrarse PROFICUBA Batista forma la
Comisión Ejecutiva para la Industria
Cinematográfica (C.E.P.L.I.C), pero esta no resultó
fructífera por su función en calidad de
préstamos, además no era compatible con los
intereses de los cineastas nacionales. En 1953 hay un marcado
desarrollo de los noticieros cinematográficos, un ejemplo
de esto lo constituye NOTI-CUBA.

En esta etapa se destacan las coproducciones entre Cuba
y México: El extraño en la escalera, Frente al
pecado de ayer, La mujer que se
vendió, La mesera del café
del puerto
, entre otros. Además se comienzan a
instalar diferentes laboratorios para revelar películas en
colores: Cuban
Color Films,
Noticiario y Laboratorio Cinematográfico Si-pper,
Minicolor Films S.A, Pro Films de Cuba, entre otros.

Relevante espacio ocupó Cine Revista como
una variedad artística comercial. Ésta en un inicio
radicaba en México, pero luego de Raíces un
trabajo
dirigido por Tomás Gutiérrez Alea, muchos de los
trabajos que le sucedieron se realizaron en Cuba, por la calidad
mostrada.

El Mégano, fue un documental realizado en
1955, que tuvo gran resonancia por la denuncia social que
transmitía, realizada por un grupo de
jóvenes aficionados que pertenecían a la Sociedad
Cultural "Nuestro Tiempo", entre ellos: Julio García
Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea y Alfredo Guevara,
estos jóvenes proponían un cine impertinente y
cuestionador, que buscaba el rescate de la historia cubana.

Este documental constituía una denuncia de las
malas condiciones de vida de la población campesina, del
hambre y del maltrato que padecía una comunidad de
carboneros, como fue lógico esto acarreó que el
gobierno tomara represalias. Podríamos decir, sin temor a
exagerar, que al realizarse esta obra se estaban creando las
bases estéticas y conceptuales de lo que sería,
después del triunfo revolucionario, el cine
cubano.

Ya en esta última etapa de la República
vemos cómo se refuerzan los ideales por los que se
habían luchado en las guerras independentistas. Con el
corto El Mégano, se reflejaba la inconformidad y el
sentir de la nación, por esto ya se gestaba una nueva
etapa donde los artistas también habían alcanzado
cierta madurez en la conciencia política, sentido
crítico, comprometimiento con la realidad, así como
trabajar por su voluntad y estilo, sin tener que responder a las
grandes productoras.

En 1957 se intenta formar el Instituto
Cinematográfico Cubano, el cual pretendía funcionar
como un organismo independiente en forma de empresa privada
para tratar de rescatar nuestro cine. Esto se hizo imposible de
consolidar por la represión que tenía el gobierno
en aquel momento. Ya a fines de 1958 surge Sele-Cine con un corte
similar a Cine Revista. También sale el Boletín
Deportivo Cinematográfico realizado especialmente para el
deporte, aunque
se le introducían por supuesto mensajes
comerciales.

Estas son algunas de las películas que se
produjeron antes de finalizar el dominio norteamericano: El
árbol de la fiebre, El Tesoro
de Isla de Pinos, Y si ella volviera, Tropicana, De espaldas, La
vuelta a Cuba en ochenta minutos, Qué mujer o la Chica
de Chicago
, entre otras.

Con este panorama es que se cierra el dominio de los
Estados Unidos sobre la isla, puesto que a partir de 1959 con el
Triunfo de la Revolución, se comenzaron a llevar a cabo
una serie de transformaciones beneficiosas para el país en
todas las esferas, donde el cine cubano por fin logra recuperar
su espacio y prestigio.

Conclusiones

Luego de haber abordado brevemente el surgimiento y
desarrollo del cine, así como su importancia en la
penetración de valores y modos de conducta propios de vida
norteamericana en la isla, podemos arribar a algunas
reflexiones:

Estados Unidos aprovecha su dominio económico en
el país durante la República Neocolonial para ir
penetrando de manera gradual en el ámbito cultural e
ideológico. Este preparó las bases para
desarrollarse completamente y sacarnos provecho en todos los
sentidos.

El cine norteamericano desplaza al europeo del lugar
privilegiado que gozaba en la isla. Después de la Primera
Guerra
Mundial, Europa queda desvastada y los Estados Unidos por el
contrario muy favorecido, factor que influye pues ya el cine
europeo no producía la misma cantidad de películas
a la que estaba acostumbrado el país a
consumir.

Hollywood se convierte en la más grande
fábrica productora de películas del mundo,
sobresaturando por tanto nuestras pantallas, además de que
comenzaron a manejar todo el negocio cinematográfico, los
filmes europeos y los pocos cubanos eran vistos en tandas
alternativas.

Es así como el cine norteamericano pasa a ser una
industria cultural exportadora de valores, imponiendo patrones
consumistas diferentes a los forjados en la nación cubana,
un cine netamente manipulador y estereotipado.

Durante la República nunca hubo interés
por parte de los gobernantes por desarrollar una industria
cinematográfica, fue más fácil dejar al
país como salas para exhibir películas extranjeras.
En este período vimos muchos intentos fallidos por
desarrollar la cinematografía nacional por no contar con
un buen respaldo económico, todo era de empresas
norteamericanas.

Ya en la década de 1950 junto al auge
revolucionario también se da el florecimiento de un cine
cuestionador de la realidad y la manipulación impuesta, el
ejemplo más representativo de la etapa fue el documental
El Mégano.

Resulta válido señalar cómo a
partir del 1ro de enero de 1959, esta situación marginada
y poco atendida que tuvo la industria cinematográfica
cubana durante la República Neocolonial es revertida y el
nuevo gobierno conociendo sus potencialidades, le da el lugar
creador y representativo de los valores de la cultura nacional
que se merecía. Una de las primeras medidas fue crear el
Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficos
(ICAIC).

Si tenemos en cuenta que el cine es uno de los medios de
comunicación de masas más utilizado para
transferir y presentar una realidad simbólica, vemos como
su objetivo va más allá del simple entretenimiento.
En este caso Hollywood engendró en el país su
estilo consumista, aturdiendo a los espectadores con temas
banales, privándolos del placer de mostrarles su realidad
y hacerlos reflexionar sobre ella. Se corrió el riesgo de perder
nuestros rasgos identitarios porque resultaba muy difícil
hacer las películas.

Es que el medio según quién lo controle,
puede modificar decisivamente la opinión política
de la audiencia e influye a largo plazo, de forma sutil pero
decisiva, sobre los puntos de vista y el criterio de los
espectadores. Hoy aún se trabaja muy duro en ello, para
romper con aquellos esquemas que sin duda hicieron mella en
nuestra cultura.

Citas
Bibliográficas

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    . México, Editorial Limusa México,
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    Infante Uricazo: Análisis de información
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    . La Habana, Editorial Nacional de Cuba,
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    ubano%20primer%20tiempo_tc.htm] consultado: 26, 02,
    2006.

 

Autora:

Yuleisy López García

Carrera: Comunicación Social

Año: 5to

 

Partes: 1, 2
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