Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los Tallanes. Desde la perspectiva de Reynaldo Moya Espinoza (historiador) (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

Partes: 1, , 3, 4

 

El algodón. 

El Algodón es una malvácea del genero
Gossypium, según la clasificación de Linneo. Hay
numerosas especies y variedades.  

Se produce desde tiempo
inmemorial en diversos lugares del mundo, pues se han
encontrado tejidos con
3.000 años de antigüedad tanto en Egipto, como
en la India y en
el Asia
Menor. 

En la costa peruana, en Nazca, valles de Lima, Chicama
y la costa del Departamento de Piura se han hallado 
antiquísimas redes hechas de
algodón. 

Cuando las huestes de Pizarro llegaron al valle del
Chira encontraron extensos campos de cultivo, con plantas muy
bien cuidadas de algodón según lo expresan todos
los cronistas. 

Los españoles si conocían el
algodón por que desde el Siglo II se producía en
Sevilla, y más tarde cuando los Reyes Cató1icos
conquistaron el reino moro de Granada, encontraron extensas
áreas cultivadas de algodón. 

Pero lo que asombró mucho a los conquistadores,
fueron los algodones silvestres con gran variedad de colores, pues
además del blanco, se daban otros de tonos pardo claro,
pardo oscuro, marrón y violáceo, que los indios
combinaban muy bien en sus tejidos. Estas variedades puede
decir que eran únicas en el mundo. 

El Algodón peruano era resistente a las plagas
y a las sequías. Los arbustos de algodón
permanecían por varios años mientras daban
anualmente buenas cosechas y la eliminación de insectos,
de las pocas plagas existentes se hacía a
mano 

El Botánico peruano Dr. Ramón
Ferreyra de la Universidad
de San Marcos, en su obra: "El algodón peruano posee
características muy singulares: fibra larga,
elástica y una pigmentación variada. Por eso a
los españoles les llamó mucho la atención, la variedad de colores del
algodón; creyeron al principio que los nativos 
usaban tintes para dar color a las
fibras. Por otra parte "Gossypium barbadense" es el progenitor
del algodón Pima que hoy tiene prestigio mundial. Fue
llevado primero a las Indias Occidentales y de aquí a
Egipto, donde gracias a su mejoramiento genético, se
obtuvo el famoso algodón de Egipto. Luego se trajeron de
regreso p1antas seleccionadas al Caribe y al norte del
Perú donde finalmente se originó el
algodón Pima". 

Hay numerosas especies de algodones, siendo una de
ellas la denominada "Gossypium barbadense" que comprende una
gran cantidad de variedades entre las cuales podemos contar la
G. Peruviana, estudiada por Cavanellas; la G. Vitifolium, la G.
Microcarpium, la G. Maritimum; la G. Policarpium; la G.
Multiglandulosum; y a las cuales podríamos agregar la G.
Raimondi. 

En los valles de Ica se cultivaba hasta mediados del
pasado siglo, la variedad  G. Peruviana,, y más
tarde llegó de Estados Unidos
una variedad llamada "Egipto". Años más tarde un
hongo principió atacar las raíces del algodonero
arruinando a los agricultores. Fue entonces que un
puertorriqueño establecido en Ica, don Fermín
Tanguis, hizo una labor paciente de selección de semillas y encontró
una que resistía al hongo. Esa variedad es la que hoy se
llama algodón tanguis. 

En la tercera década de pasado siglo
volvió el tanguis a perder su calidad al
mezclarse con variedades antiguas no seleccionadas, hasta que
en 1940 llegó el entomólogo norteamericano S.C,
Harland que se encargó de desenredar la
mezcla. 

Otros aseguran que el G. Peruviano, fue llevado a las
Indias Occidentales es decir a las islas del Caribe por los
mismos españoles, y que los colonos ingleses, llevaron
semillas a Estados Unidos procedentes de la isla de Anguilla
(al sur de Puerto Rico) y
las plantaron en Georgia donde por selección dio el
famoso algodón de una variedad Sea Island, que fue
llevado por el francés Jumel a Egipto en donde se
aclimató magníficamente naciendo así la
variedad que lleva el nombre de su cultivador, y que luego
originó el Mit-Afifi. 

Semillas de Mit-afifi fueron llevadas a Estados Unidos
y tras varios experimentos se
logró una variedad llamada Yuma y más tarde el
Pima. 

De Egipto fue llevada a EU otra notable variedad que
era el Sakel que al ser cruzado con en el Pima en l9l8 dio el
Pima-S1 en 1953 posteriormente el Pima-32. 

En 1922, don Emilio Hilbck Seminario,
trajo desde Arizona, semillas de  Pima en forma reservada,
la que plantó en Piura y produjeron magníficas
cosechas, aclimatándose y generalizándose su
uso. 

Algunos escritores e historiadores piuranos, han
asegurado que los tallanes
llegaron a construir un canal de derivación del
río Chira al río Piura. Sin embargo cuando se
hizo el movimiento
de tierras para construir el Canal Principal de
derivación de la Primera Etapa del Proyecto Chira
Piura, no se encontraron vestigios de lo que pudiera haber sido
un canal tallán. 

Al río Chira, los tallanes llamaban
Turicará o Turicarami. Don Luis Valcárcel en el I
Tomo de "Historia del Perú
Antiguo" dice, citando a Jerez "El Gobernador Pizarro
salió de Tumbes con ánimo de penetrar 
más en la tierra,
llegando primero a un pequeño pueblo y tres días
después  a uno ya situado en la sierra. Más
adelante, a otras tres jornadas a la ribera de un rió en
que encontró una población muy abastecida de
mantenimientos y ganado, todo el camino recorrido estaba hecho
a mano, ancho y bien labrado, y en algunos pasos con calzadas.
El río se llamaba Turicarami y el pueblo
Poechio". 

Al río Piura, los tallanes llamaban Lengash,
que quiere decir río inestable

Los restos de canales tallanes en el
Chira.

En 1851, cuando don Domingo Elías, con
gran visión planteó en su Cámara la
necesidad de ampliar las áreas agrícolas en el
valle del Chira, se encargó al ingeniero  Alfredo
Duval, la elaboración de un informe
técnico. 

Duval, dio un informe negativo lo cual sirvió
para enterrar el proyecto, retrasando por decenas de
años las obras de irrigación en nuestro
departamento y aún cuando años más tarde,
en 1870 hizo un nuevo y más amplio informe, en esta
oportunidad, favorable; pero ya el mal estaba hecho y la
oportunidad se perdió. 

Dentro del informa Duval de 1852 hay muchas
referencias a los antiguos canales de los tal1anes, de los que
se pretendían aprovechar en unos casos la misma estructura
existente y en otras circunstancias, la experiencia en cuanto a
ingeniería  hidráulica de
nuestros antepasados. 

Si los tallanes lo pudieron hacer hace siglos tan
grandes obras, ¿por qué razón no se
podían hacer ahora esas mismas obras de
irrigación contando con las técnicas
modernas? 

Ese reto y desafío que se dio en, 1853 y
más tarde en 1870. se vuelve a dar en 1986 cuando se
proyectó realizar las obras de la tercera Etapa del
proyecto Chira-Piura, que considera la ejecución de
nuevas obras de irrigación a fin de ampliar la frontera
agrícola del valle del Chira en su parte
baja. 

Decía Duval en su informe: 

"Estoy convencido que los antiguos no sacaron agua del
río para irrigar, los altos llanos de Marcavelica,
Jibito y Tangarará, por que no se encuentra el menor
vestigio desde Querecotillo hasta pasar la punta, frente a
Sullana, en la que en caso de haber existido algún canal
suficientemente elevado para dar agua a las acequias que
están cerca de Marcavelica naturalmente habrían
vestigios en dicha punta; por lo que soy también de
opinión que las acequias (tallanes) que se encuentran
arruinadas entre Querecotillo y la grande quebrada una milla
más, arriba del sitio La Peña, no fueron para
sacar el agua del
río, porque más arriba de la quebrada hasta
Chocan, no se encuentran rastros de acequias. Además, al
lado del Este del Valle, de dicha quebrada, se encuentra una
gran acequia que se extiende por el valle hasta un punto en
donde parece que la quebrada tenía tajamar y los planos
de la acequia dicha, corren hacia el río, que no
sucedería si hubiera servido para sacar agua del
río y llevarla al punto de la quebrada donde estaba el
tajamar". 

Luego dice Duval: "el plano de esa acequia esta a
quince pies más alto que el nivel del río en el
sitio Chocán y la que se encuentra en todo el valle de
la Peña tiene en ciertos lugares, en que se ha
conservado entera siete pies de elevación sobre la
superficie del río en el mismo sitio, hasta el cual su
longitud es de 25,540 pies ingleses (ocho por ciento mayores
que los españoles). Aceptando, que un canal del punto
Chocán al de los llanos de la Peña, tenga
solamente dos pies de declinación y una profundidad para
el agua de tres pies, se requiere que el plano del río
en Chocán estuviese doce pies más alto, de lo que
está ahora en su estado
ordinario, para que pudiese haber suministrado agua al canal
dicho.

Se añade, que si la acequia dicha, sacaba agua
del río en Chocán o en otro punto o la
recibía de otro manantial, su capacidad -considerada su
declinación general- no contendrá la 1/16 parte
del agua necesaria para regar las tierras que Mr. Sterling
supone que se regaban por este medio. En dos puntos, entre La
Peña y la Horca, en que la ruina de los antiguos
acueductos cruzan las quebradas y se conservan casi intactos en
uno y otro lado -aunque las obras de su cauce han
desaparecido-  encontré que la anchura de lado a
lado, era en la Peña de once pies ingleses y en la Horca
de trece y juzgando por la que aparecía, la profundidad
no podía ser más de tres a tres y medio. Siendo
el acueducto inferior, más ancho que el superior se
sigue (presume) que aquel estaba calculado para recibir una
adición de agua en la época de las lluvias de los
diferentes aluviones que se encontraba en el curso, siendo en
mi opinión (del ing. Duval), la fuente principal que la
proveía, la quebrada más arriba de la
Peña, la que según las apariencias, desagua en un
llano que corre atrás del cerro Prieto, en el que en
otro tiempo corrían aguas que ahora van en otra dirección.
 

Es decir, que mientras el Ing. Sterling, aseguraba que
los restos de canales y obras hidráulicas que
existían el siglo del 1800 en la margen derecha del
Chira era para irrigar tierras; Duval aseguraba que eran obras
de defensa para la época de grandes lluvia

CAPITULO VII

LA
VIDA DE LOS TALLANES. 

El trabajo

El trabajo estuvo perfectamente organizado en la tierra de
los tallanes. Cuando fueron conquistados por los incas tuvo
un carácter comunitario. 

Los que vivían cerca al mar, tenían como
actividad preferente la pesca y el
comercio por
mar. Los del interior, asentados en los valles eran
agricultores.  

Fuera de esos, habían otros que se dedicaban a
la alfarería y entre estos habían simples
artesanos que construían vasijas para el uso diario y
corriente y otros que eran artistas, que hacían ceramios
ornamentales.   

La orfebrería era otra de las actividades en
que destacaban los tallanes. Ellos al igual que los mochicas
adquirieron gran fama en todo el Imperio de los Incas por lo
cual muchos de esos artesanos fueron llevados al
Cuzco. 

E1 trabajo de alfarería se hacía
teniendo al trabajador tendido boca a bajo, sobre unos
sofás de patas cortadas. Esta posición
causó asombro a los indios del Tahuantinsuyo y de
ahí que se denominase a la región tierra de los
tallanes o sea de los hombres tendidos de vientre.

El algodón dio a los tallanes la fibra para
telas que tejían y bordaban con gran primor, no
sólo para cubrir las necesidades propias, sino
también para comerciar al trueque. 

Los primitivos piuranos, desde tiempos inmemoriales
fueron diestros pescadores que utilizaron las redes. Es posible
que primero emplearon el algodón para hacer sus redes
que para los vestidos. El pescado no sólo lo
consumían fresco, sino que lo conservaban
secándolo, ahumándolo y salándolo,
pescaban también, no sólo para las necesidades
domesticas, sino para disponer de un margen que les
permitían comerciar con los pueblos de la
sierra.     

La sierra agrícola era de la propiedad de
los grandes señores. Ellos la daban en arriendo a los
agricultores, que pagaban con partes de su cosecha. A Cieza de
León le causó asombro la forma como los tallanes
cultivaron sus campos y decía: "para labrar sus campos
son muy trabajadores y llevan grandes cargas, los campos labran
hermosamente y con mucho concierto y tienen en él
regarlos grande orden. El maíz da
dos veces al año, de ello de habas y frijoles cogen
harta cantidad cuando los siembran".

Las costumbres 

Los tallan  eran gente muy hospitalaria. El
viajero era siempre bien recibido. Si el recién llegado
era persona
notable, le hacías y celebraban en su honor comilonas,
durante las cuales se bebía mucho. 

Los tallanes eran gente dada a la bebida y a la buena
vida. 

Habían fiestas en que participaba todo el
pueblo, en ellas se comía, bebía y se
cantaba. 

Como instrumentos
musicales tenían tamborcillos, flautas, antaras y
sonajas. Hay muchas piezas de cerámica que representan a  los
músicos. 

En lo que ahora es nuestro mes de Diciembre, se
celebraba en toda la costa norte del Perú y
también en la región tallán una fiesta que
duraba siete días con sus noches. Eran una especie de
fiestas saturnales, que perduraron aún cuando ya la
Colonia llevaba muchísimos años de existencia. La
parte central de los festejos era una fiesta a la cual Hermann
Buse llama del goce  erótico. Hombres y mujeres
jóvenes se reunían en una pampa completamente
desnudos y las mujeres corrían hacia un cerro de poca
altura. Después de un rato salían los hombres a
perseguirlas y a la que alcanzaban, la poseían delante
de todo el pueblo reunido. 

Los religiosos trataron de erradicar esta costumbre y
les costó mucho tiempo lograrlo. Tales festividades han
sido objeto de estudio de Tschudi, Tello, Rebeca Carrión
Cachot, que han querido más bien ver en ellas un fondo
religioso, como sería el sacrificio de doncellas al Dios
Sol, a la Diosa Luna y los dioses es de la
fertilidad. 

Fuera de las festividades religiosas habían
otras en honor a la cosecha y a la pesca. Eran en realidad
actos de agradecimiento por las bondades de la naturaleza,
o de ruego para que se mostrase propicia. 

Fuera de las festividades una costumbre que hasta la
fecha ha perdurado en el ambiente
campesino y
popular, y era el corte de uñas y de
pelo. 

El primero se hacía a los niños
de un año y el corte de pelo a los de años dando
motivo a una animada ceremonia familiar. Hay que advertir que
estas costumbres daban en toda la costa y también en la
sierra, y perduran hasta hace poco.

En el corte de pelo, se reunían familiares y
vecinos y cada uno cortaba un puñado de cabellos. A esos
puñados les llamaban ñaca y como ofrenda se
depositaba en las tumbas o huacas de loa allegados.
Generalmente los padres del niño, ayunaban antes de la
ceremonia, pero luego se comía y libaba en
abundancia. 

Como todo pueblo primitivo, eran profundamente
supersticiosos. No practicaban la sodomía como, lo
hacían sus vecinos de Ecuador

Durante las fiestas, programaban luchas, al estilo de
las grecorromanas, en donde los luchadores se agarraban por la
cabeza  o la parte superior del cuerpo y trataban de
derribarse. 

Utilizaban a la llama para transporte,
en especial de leña y agua.

Muchas de sus actividades, al menos en la zona de
Vicús las harían sentados con las piernas
cruzadas, pues hay una gran cantidad de ceramios que
representan así a hombres de todo nivel social. Como se
ha manifestado antes, la posición del tallán,
para comer, era sentado pero de otra forma, con las piernas
dobladas por delante en tal forma que las rodillas se quedan
altas, a nivel de la barbilla. Es una posición que en la
actualidad utilizan los indios mejicanos cuando están en
actitud de
esperar.

La religión. 

Los primeros piuranos que se alinearon en las
proximidades del mar, dependían de él para su
vida. Peces,
mariscos y lobos de mar servían para su alimentación

Conocieron a la ballena, de la que se impresionaron
por su gran tamaño y creyéndola pez, la
consideraban el dios de ellos. 

Los yungas llamaron al mar, Ni  y los quechuas
conquistadores, le decían 
mamacocha. 

Los tallanes también adoraren al mar y le
ofrecían sacrificios cuando se
embravecía. 

Todos los cronistas estaban de acuerdo en que los
yungas y con ellos los tallanes doraban al mar,
dentro de  la multiplicidad de dioses que tenían.
Así lo dicen Garci1aso cuando manifiesta:
"adoraban de común a la mar", o el padre
Oliva que asegura: Los indios de la costa tenían por su
dios a la mar. El padre Cobo, dice que adoraban a la mar por
que los proveían del pescado.

El padre Murúa dice: los indios de los llanos
reverenciaban y adoraban la mar, por que estuviese siempre
manso y no se embraveciera contra ellos, y les diese mucha
abundancia de pescado, y con esto le echaban harina de
maíz banco,
almagre y otras cosas.

El cronista Avendaño, en 1617 al referirse a
las idolatrías de los indios decía que
tenían unos dioses móviles bajo la forma de
ídolos y otros fijos como el mar. 
 

También Polo de Ondegardo, aseguraba que el
culto que los indios rendían al mar era para que no se
pusiera bravo y les diera siempre pescado. 

En plano virreinato, casi a 100 años de la
conquista en 1614 al arzobispo de Lima Pedro de
Villagómez se condolía que no se hubiera
extirpado la idolatría de los indios de la costa por el
mar. En realidad, esa especie de reverencia de los pecadores
por le mar nunca llegó a desaparecer totalmente,
quedando como una superstición. 

Todos los pueblos marítimos del mundo, en la
antigüedad rindieron culto al mar. Ha existido por lo
tanto su sentimiento generalizado por este elemento, que se
mostraba tan tremendamente poderoso.  

El culto al mar con los primeros pobladores de Piura;
y aún cuando van incorporando con el correr del tiempo
nuevos dioses a su mundo espiritual, el mar nunca dejó
de tener lugar preferente. Y más bien se
convirtió en morado de los dioses que se reverenciaron
más tarde como lo fue Viracocha.

La diosa luna. 

Los mochicas tuvieron como dios a Alec, pero este
culto no llegó a extenderse en la tierra tallán.
Se trataba de un dios terrible, vengativo y
feroz. 

Son rarísimas las piezas de alfarería de
los antiguos piuranos, que representan a este dios, y en
cambio se
han extraído en grandes cantidades en la provincia de
Trujillo. 

Más bien, rindió culto a la luna a la
que llamaban "Shi". Los tallanes representaron a la diosa luna,
bajo la figura de una mujer
pájaro. Seguramente vincularon la idea religiosa con la
existencia de las aves
marinas.  

Tanto en las piezas de alfarería de
Vicús, como de otros lugares del departamento hay
numerosas representaciones ormito-antropo-morfas. Hasta en las
joyas, era muy común los adornos bajo la forma de lunas
en cuarto creciente. 

Cuando habían eclipses de luna,
sobrecogíales el temor, de que la luna estaba molesta o
que era atacada, pero luego el reaparecer triunfante retornaba
la alegría y se hacían fiestas por el triunfo de
la diosa. Eso acrecentaba su prestigio como deidad.
 

La doctora Rebeca Carrión; considera que el
culto lunar se extendió desde las costas ecuatorianas de
Manabí hasta Pachacamac. Frente al litoral, en la isla
de La Plata, los españoles encontraron dedicado a una
diosa con un niño en los brazos. 

Para los pescadores, la diosa Luna era una deidad,
protectora que las alumbraba por las noches en sus tareas
marinas. Se dieron también cuenta que la Luna
tenía influencia sobre el mar, al cual creían
mandaba, en lo referente a las mareas. 

Muchos de los hombres chimús parecen derivarse
de la raíz Shi, y hasta podría decirse lo mismo
de Shi-mú.   

Parece que en las islas del litoral, habían
adoratorios para la diosa luna, o cuando menos sitios para
ofrecerle sacrificios humanos, en especial Doncellas que eran
decapitadas en su honor. Nada hace suponer que las ceremonias
rituales fueron llevadas a cabo por sacerdotisas, por que
ninguna leyenda o pieza de alfarería la revela. En las
islas se han encontrado esqueletos decapitados

El culto al sol. 

Fue introducido por los Incas, que levantaron grandes
templos en su honor, así como casas para las
escogidas. 

Los Incas, no sólo construían fortalezas
para asegurar la conquista, con soldados que en ellas se
alojaban al mando de un jefe de importancia, sino
también instalaban gobernadores y sacerdotes para el
culto solar. 

Eso fue motivo que en las tierras de los tallanes,
hubieran dos dioses astros: el sol y la
luna, algunos consideran que el dicho de La Luna de Paita y el
Sol de Colán, se deba a la posibilidad de que hayan
existido adoratorios en esos lugares para uno y para la
otra

Otros dioses. El culto a los
muertos. 

Los dioses felinos, que eran reverenciados por los
mochicas, tuvieron muy pocos adeptos entre los tallanes. Pocas
son las piezas de arcilla que los representan. Eso es
más frecuente en los ceramios de Vicús.
 

Es importante dejar notar este hecho, por que
demuestra que ni aún en el plano religioso se sometieron
los Tallanes a la influencia Mochica. El dios Ai-apaec, tan
adorado como temido en los valles de Trujillo, casi era un
desconocido en estos territorios. Los españoles le
llamaron Alec. 

Los Yungas, al igual que muchos pueblos antiguos, sin
duda alguna que divinizaron a las fuerzas de la naturaleza,
unas veces por temor y otras por gratitud, como por ejemplo el
trueno y a la lluvia. De igual modo a ciertos animales como
el puma y a la serpiente. 

Pero aparte de todo eso, llegaron a intuir que la vida
no terminaba en la tierra, sino que había otra
más allá, por cuyo motivo en las tumbas pusieron
lo necesario para que el difunto pudiera alimentarse y disponer
de lo conveniente en esa otra vida. En los primeros meses al
fallecimiento, la renovación de víveres era
constante. El culto que recibían a los muertos, y que
casi era general en los pueblos primitivos de todo el mundo; en
los antiguos tallanes merecía una especial
atención.    

Las tumbas eran por lo tanto consideradas como huacas
o sea lugares sagrados. En algunos casos colocaban en ella
idolillos familiares, para que actuaran como guardianes. Muchas
veces no sólo miembros de la familia
visitaban esas huacas, sino también amigos y
relacionados y terminaban por convertirse en adoratorios. 
 

Durante la conquista, muchas huacas fueron destruidas
o clausuradas, unas veces por la avidez de los tesoros que
suponían se encontraban en ellas y para extirpar las
idolatrías. 

También habían sitios sagrados, como
cerros que suponían encantados, o piedras con ciertos
poderes a las que llamaban jírcas. En nuestro
departamento abundan lugares como lagunas. Colinas y sitios a
los que los lugareños atribuyen ciertos poderes, y los
rodean de misterios.    

Los tallanes al igual que el resto de poblaciones
yungas, creían en la existencia de una alma
inmortal. Al respecto dice Cieza de León: "era
opinión general en todos estos indios yungas, y aun en
los serranos de este reino del Perú, que las
ánimas de los difuntos no morían, sino que para
siempre vivían, y se juntaban allá en el otro
mundo unos con otros, donde creían se holgaban,
comían y bebían, que es su principal
gloria".       

Los señores principales, eran enterrados con
sus mujeres y servidores;
unas veces en una sola tumba y en otros casos, en tumbas
separadas alrededor de la tumba del señor. Parece sin
embargo que la decisión era voluntaria. 
 

En la región de Tumbes, se han encontrado
también tumbas en forma de bota al igual que las de
Vicús.

Hay que aclarar sin embargo, que en el resto de la
región Tallán, no se siguió el mismo
procedimiento
de cremar los cadáveres.  

Los difuntos eran colocados en posición
horizontal en tumbas que semejaban grandes pozas a bastante
profundidad.   

El Padre Las Casas, relata, que cuando el muerto era
un señor principal, se reunían todas las gentes
del pueblo, y se daban un gran banquete con abundancia de
comida y bebida. Se fijaba un día como el principal, y
al momento de servir la comida y bebida como si la fuera a
consumir y los que entraban la hacían reverencias. La
madre – en caso de estar viva – y la viuda ocupaban
lugares principales en la ceremonia del banquete. El
cadáver, al cual generalmente se embalsamaba, se
ponía luego algo apartado en un patio. Las comilonas
duraban de cinco a diez días. Unas lloronas se
encargaban de ponderar las virtudes del difunto y lanzar
alaridos, sollozos y llorar continuamente. La música
de flauta era continua sin interrupción, pues los
músicos se turnaban. La viuda guardaba luto un
año y se trasquilaba los
cabellos.      
 

El cronista Villagomez asegura que en muchos lugares
de la costa y se presume que también en nuestra
región, el difunto era sumergido tres veces en el
río por la parentela, y luego lavaban la ropa del
muerto. Se pasan la noche cantando y bebiendo y en determinaba
hora le derramaban un poco de chicha para que apague la sed.
Cuando llegan las horas del amanecer, creen que el alma ya ha
salido del cuerpo y se va al sitio del eterno
descanso.      

Como se puede apreciar, los yungas en general y los
tallanes en particular, todo lo hacían comiendo y
bebiendo. Hay que suponer que algunas costumbres, variaron de
acuerdo a la época y también a los
lugares

El dios Walac. 

El escritor cataquense, Jacobo Cruz asegura que la
palabra Narihualá, proviene de Ñari Walac que en
el idioma tallán o Sec quiere decir ojo que avisora la
lejanía. 

Plantea la teoría que Narihualá con su
fortaleza-templo, fue el centro religioso de toda la
región tallán, y que hacia allí
convergían los antiguos piuranos en
peregrinación.  

La base de esta suposición, es que la
fortaleza-templo, se construyó muchísimos
años antes de la conquista de los tallanes por los
Incas, lo  que como es bien sabido, fueron estos los que
mandaron a construir todas las fortalezas de la región,
de lo que sería una excepción la de
Narihualá. 

De establecerse que dicha construcción se hizo en tiempos de los
Imperio, toda la teoría del dios Walac quedaría
sin sustento, al menos como deidad de los tallanes. Mientras
tanto, y hasta que no se pruebe lo contrario, se debe
aceptar.

Jacobo Cruz relata una leyenda no muy conocida,
según la cual en tiempos muy remotos se aparecía
en el cielo de Piura, un fenómeno luminoso al caer la
tarde y que duraba toda la noche. Esto que bien podía
ser un cometa, en realidad no lo era por que se repitió
casi seguido por varios años considerando tal
aparición con las buenas cosechas. Para los antiguos
piuranos era como un ojo, que puesto en el cielo, lo
veía todo. De ahí que los indios lo divinizaron y
levantaron el templo para rendirle culto, mandando a
construir un ídolo de oro puro del
tamaño de un hombre, que
en sus manos sostenía un hato herbáceo que
simbolizaba el maíz, del que pendían choclos
robustos. Sigue diciendo Jacobo Cruz, que la cara era plana con
pómulos salientes, y con un sólo ojo dentro de un
triangulo, de cuyos bordes se veían como saliendo
pequeños rayos a manera de pestañas. Junto al
ídolo grande se encontraba otros idolillos de madera de
charán, que significaban ofrendas de
diversas comarcas o valles que se tributaban al dios por los
agradecimientos fieles, por los favores recibidos, como las
buenas cosechas. Eran como los ex-votos que ahora se acostumbra
hacer con milagrosas imágenes
en nuestro departamento.

Toda teoría sobre el pasado histórico de
los pueblos es interesante por que invita al análisis y al intercambio de ideas de
donde sale muchas veces la verdad o nos acercamos más a
ella. Ante todo, hay que hacer notar que muchos
arqueólogos y estudiosos  tanto del pasado del
hombre peruano como del origen del
hombre americano han plateado teorías contrapuestas, para explicar
muchos misterios que se pierden en la noche de los tiempos. De
donde resulta que toda teoría de gente estudiosa como lo
fue Jacobo Cruz, es interesante y es respetable. 
 

Como cualquier teoría, tiene muchos puntos que
le sirven de apoyo o basamento, pero hay también otros
que pueden quitarle consistencia.   

Por ejemplo, en toda la huaquería tan abundante
en cantidad y variedad de la región tallán que
hay en los museos, no se ha representado a ese dios, que
podría ser Wallac. Es bien cabido que mucho del conocimiento
que se tiene de los Mochicas, de los Chimús y de las
gentes de Vicús, se debe a que en las piezas de
cerámica han representado todos los hechos de su
existencia. Son como libros vivos
del pasado. Si se trata de una divinidad, la reproducción tenía que ser
necesariamente muy nutrida, como un homenaje a esa
deidad.   

Por otra parte, en la región de Piura no ha
habido abundancia de oro, al menos no tanto como para fundir un
ídolo del tamaño de un hombre, y tampoco es
posible que una pieza de tales dimensiones y tan valiosa,
material y espiritualmente, se iba a perder tan
fácilmente. Por otra parte ningún cronista ha
mencionado al dios Walac.  

El ojo dentro de un triangulo con rayos que le salen,
es similar a la imagen que
utilizaron los primeros cristianos para representar  Dios
Padre, y aún se usa. 

En cuanto al significado de la voz Narihualá,
que indudablemente esta castellanizada, y que el escritor
Jacobo Cruz descompone en dos voces Ñuri-wallac,
podría también descomponerse de otra forma, como
Nari-hua-lá o también en Nari-hua-la. Si se trata
de palabras compuestas, lo mismo podría decirse con
relación a los toponímicos de Ta-ca-lá;
Vi-rri-lá; Puyun-ta-lá; Sin-bi-lá, etc. lo
que nos hace pensar que la terminación "lá" bien
pudiera ser lugar o sitio, en el idioma Sec.   
 

Sea lo que fuere, eso no descarta la posibilidad de
que Walac, haya sido una deidad tallán, de la zona de
Catacaos. Es también parte de la historia de los
pueblos, el conservar y transmitir a las generaciones futuras
los mitos y
leyendas,
que todos los pueblos del mundo las han tenido y más
aún cuando se han referido a los dioses o fundadores de
dinastías. 

Por eso, la leyenda del dios Walac, debe ser
conservada, como parte de nuestra historia

Los ritos. 

Es incuestionable que antes de la llegada de los
incas, los tallanes ofrecían sacrificios humanos tal
como lo hicieron los Vicús.  

Una estatuilla de Vicús, representaba a un
sacerdote de cuerpo entero, cuyo rostro está cubierto
con una máscara de feroz felino, que tiene un una mano
una cabeza que acaba de cercenar, mientras que en la otra mano,
mostraba un descomunal cuchillo. 

También en las islas de Lobos, se han
encontrado restos de doncellas con las cabezas separadas del
tronco. Esto es común en todas las islas del
litoral. 

Los incas, al conquistar la región introdujeron
en gran escala la
llama. Este animal y otros fueron destinados en los sucesivo a
los sacrificios. 

En Aypate, se ha encontrado unas tinas destinadas a
los sacrificios. 

Los tallanes, como todo pueblo primitivo, eran
profundamente religioso y supersticioso. 

En la región tallán no se
practicó la sodomía religiosa, como
ocurrió en otros lugares de las costas y de la sierra.
Habían jovencitos, tanto en Puerto Viejo como en la
costa  sur, destinados al ayuntamiento carnal con los
sacerdotes. 

En términos generales, cuenta Cieza de
León que en toda la costa ecuatoriana se practicaba la
sodomía, y que el vicio nefando, era tenido en la sierra
de Piura como algo muy sucio e indigno de
hombres.   

El cronista Padre de las Casas, dice que las ofrendas
más preciadas en los templos y en las huacas, eran las
chaquiras. También se ofrecían maíz,
chicha, frutos de la tierra, objetos de cerámica,
tejidos, oro y plata labradas. 

El cronista al que se le llama Jesuita Anónimo,
asegura que en el Imperio Incaico, habían en algunas
civilizaciones sacerdotes de gran jerarquía, uno de los
cuales estaba en "Ayauaca". Los otros estaban: el Collao,
Chincha, Huaylas, Vilcas, Cassarca, Quito,
Chimo, Cenas y Canchis.  

Cerca de la isla de Puná, hay una
pequeña isla que los españoles llamaron La Plata,
en donde habían un adoratorio, en la que tanto los
isleños de Puná como los Tumbesinos,
ofrecían sacrificios. Las ofrendas eran joyas de oro,
plata y bronce, mataban corderos y en algunos casos hasta
sacrificaban niños. Esta isla era un lugar sagrado.
 

También en el golfo de Guayaquil, estaba la
isla Santa Clara, en donde había un ídolo de
piedra que los indios de Tumbes reverenciaban. Muchos
señores principales eran enterrados en esta isla. 
 

Los indios de Sechura, Paita y Colán visitaban
con frecuencia las islas del litoral. Entre las muchas piezas
de cerámica de Vicús, hay una que representa una
con dos barcas y varias personas. 

Cieza de León dice por los tallanes: "eran
estos indios muy dados a sus religiones y grandes
sacrificadores".  

Francisco de Jerez, al hacer el relato del viaje de
Pizarro de San Miguel a Cajamarca, tras se expresarse mal de
los indios y decir que son sucios y que comen carne y pescado
crudo, así como maíz cocido y tostado, asegura
que ofrecen como sacrificios lo mejor de sus cosechas y que
cada mes sacrificaban a sus propios hijos y con la sangre, untaban
a los ídolos, en la puerta de los templos y en las
sepulturas. De igual modo dice que entre risas, cantos y bailes
sacrificaban llamas.

humanos, por eso los Incas no lo permitían,
pero en cuanto a lo de sucios, hay que recordar que el Cronista
Gutiérrez de Santa Clara, tenía un opinión
 igual de los yungas en general a los que acusaban de
sucios, groseros, inhábiles y nada
políticos.        
 

No es creíble, lo referente a los
sacrificios

El mito de
santo Tomás.
 

Entre los indios del Cuzco y los Collas, así
como de la costa central de Pachacamac al igual que en Amazonas
y en la región Tallán, se narraba que en tiempos
muy remotos había llegado un santo varón que
había recorrido grandes extensiones de territorio,
predicando una nueva religión y hablando de un Dios que
había sido hecho morir en un madero similar al que
portaba, el que era una cruz, la cual quedó en una zona
de Puno llamada Carabuco. Los indios denominaron a este viajero
como Tunupa unos y otros Tenepa, y aseguran que vestía
larga túnica, era delgado y barbado. En muchos lugares
como en Cuelap, Amazonas, dejó las huellas de sus pies y
cuantas veces los indios idólatras quisieron ultimarlo
por el fuego o ahogamiento, salió ileso. Santo Toribio
de Morgrovejo creía era santo Tomás y los indios
de Frías en épocas de la colonia, aseguraban que
también en ese lugar, el santo hombre, dejó en
una piedra la marca de su
pie. La leyenda dice que llegó por Porto Viejo,
navegando sobre una manta

La lengua

Una característica más que diferencia a
los Tallanes del resto de pueblos que conformaron el gran
Impero Chimú, fue un lenguaje
propio. En ese sentido y mostrando una vez más su
carácter independiente, no adoptaron ni el idioma
Mochica o Muchic ni el Quechua de los Incas. 

Guamán Poma al enumerar los idiomas que
existían en el imperio Incaico, menciona los siguientes:
Aymara, Puquina, Cunti, YUNGA, Quichiua, Inga, Uanca,
Chinchaysuyo, Yauyo, Andesuyo, Condesuyo, Collasuyo,
Cañari, Ca llampi y Quito.   

Es decir, que bajo la común denominación
de Yunga, comprende a todos los idiomas existentes en la costa
norte del Perú. 

Luis Valcárcel en su monumental obra "Historia
del Perú Antiguo", da los siguientes idiomas que se
hablaban en el Imperio: el Quechua, Aymara, Puquina, Mochica o
Yunga, el Sec, el Quingnam, el Culli, la lengua pescadora, el
Chumbivilca, el Lupaca, el Tampu, el Kauki o Jake zuru y el
Uru.     

Para este historiador el Muchic fue el cuarto en
importancia y se hablaba desde Lambayeque hasta las
proximidades de Lima. El Sec se hablaba de Piura hacia el
norte; el Quingnam, "en un pequeño sector de la costa
norte, lo mismo que la pescadora, en tanto que el Culli lo fue
en el Callejón de Huailas".  

El cronista Oviedo, al referirse a la costa norte,
asegura que "en cada provincia hay una lengua y un traje
diferente. Así, la del valle del Chira es la llamada
lengua de los tallanes". 

Es decir que centra en este valle, lo que
podría llamarse el núcleo de la región
tallán, posiblemente porque en aquel entonces era la
más poblada de la región. 

El cronista Gutiérrez de Santa Clara al
referirse a los yungas, expresa que se hallaban muchos idiomas,
pero que Tupac Inca Yupanqui, al conquistar la región
impuso como oficial el Quechua, sobre todo entra los hijos de
los curacas y de los grandes señores, que estaban
destinados a servir al Inca. Pero, los 50 ó 60
años que estuvieron los tallanes sometidos a los Incas,
no fueron suficientes como para imponer el Quechua en la
región.     

Algunos han manifestado que los tallanes tuvieron
dificultades para aprender el quechua, pero eso no que cierto.
El hombre
tallán era de viva inteligencia
y muy despierto, y eso prueba que Filipillo, Martinillo y
Francisquillo, no sólo denominaban el quechua
norteño, sino además rápidamente lograron
aprender el español y servir de interprete. 
 

Uno de los que aseguran que los yungas no pudieron
aprender el quechua, es nada menos que Cieza de León. Lo
que sucedió en realidad, es que  los mochicas y en
especial los tallanes, no quisieron usar el quechua,
símbolo de la opresión Inca. 

El Padre Calancha, dice que el Chimú
logró hacer tributaria toda la región comprendida
desde Paita y Tumbes hasta Paramonga e introducir su lengua
natural que se hablaba en Trujillo, y que era el quingnam, la
que se generalizó entre los valles de Pacasmayo hasta
Lima. Los demás valles norteños hasta Motupe
hablaban el muchic, aún cuando eso escribía
Calancha en 1650, había otra hablada en la zona de Olmos
y siempre según el mismo cronista, también el
Sec. Al idioma llamado "la pescadora" lo calificaba de
bárbaro, desabrido y gutural.  
 Contemporáneamente con el Padre Calancha, el P.
Fernando de la Carrera y Daza, cura Lambayecano, en 1644 hizo
una gramática, llamada "Arte de la
lengua Yunga", en la que consideraba a la lengua de los costa
norte como una sola con diferencia locales. 

El Obispo de Trujillo, Martínez
Compañón y Bujanda, al hacer una relación
de lenguas y dialectos de su diócesis y un vocabulario
breve de los mismos, menciona al Culli que se hablaba en
Huamachuco y otro dialecto en Sechura, que posiblemente fue el
Sec.   

En 1864, Spruce hace una recolección de 37
palabras de la lengua de los tallanes. Luego en 1892 el
arqueólogo e historiador Ernest Middendorf, se traslada
a Eten, puerto en donde aún se hablaba Muchic, hizo un
estudio más científico de esta lengua. Muy de
lamentar fue la perdida de los cilindros de cera en los que
Bruning grabó numerosas palabras
mochicas. 

En 1944 el chiclayano Jorge Cevallos
Quiñónez, realizó otro estudio,
logró reunir 1504 voces de los idiomas de la costa
norte, basado en los trabajos de La Carrera, Middendorf y de
Paul Rivet. Coincidiendo con el Padre Calancha, asegura que el
Quingnam era originario del valle de Chimor y de ahí se
extendió a toda la comarca. 

La extinta arqueóloga piurana Josefina Ramos
Cox, puso esfuerzo y dedicación en el estudio de la
lengua de los tallanes, habiendo publicado en 1943 la obra:
"Las lengua en la región Tallanca". 

Parece que el Sec, tenía además una
característica fonética muy especial. Se
expresaba con una especie d canto, que aún ha quedado en
la "fabla" de los piuranos, lo cual los hace inconfundibles en
el resto del Perú. 

Es decir que le Sec, no murió del todo, ya que
su entonación fonética se trasladó al
castellano

En los tiempos actuales, el escritor e historiador
Carlos Robles Rázuri, ha sido un inquieto investigados
de la antigua lengua tallán. 

Sólo unos cuantos toponímicos parecen
ser los rastros del antiguo Sec, como Casaraná,
Pelingará, Huangalá, Narihualá,
Cocongorá, Mocará, Chapairá,
Tacalá, Virrilá, Tangarará,
Puyuntalá, Simbilá, Huaypirá.
 

¿Cuánto tardó el pueblo
Tallán para crear su lengua propia?. 

Eso no es cuestión de unos cuantos años.
Crear una lengua es un proceso de
siglos y si logra hacerlo resistiendo influencias
extrañas, habrán que admitir entonces que ese
pueblo ha sido de una cultura
propia. 

Es decir, que el desierto marcó para el pueblo
tallán una frontera en todo orden de cosas. Al ser
incorporados primero por el Gran Chimú y más
tarde por los Incas a sus respectivos imperios no logrados sin
embrago asimilar a ese pueblo tan amante de su independencia. Fue necesario sólo que
llegaran los españoles, para que el nuevo idioma se
impusiera dentro de ese proceso general de transculturación

Alfredo Torero, en "Deslindes Lingüísticos
en la Costa Norte Peruana", se refiere también al Sec y
da muy interesantes datos

Expresa que bajo el genérico nombre de SEC se
ha tratado de involucrar a todas las lenguas de la costa
piurana, pero que habría que notar tres diferencias
idiomáticas muy marcadas entre los lenguajes de los
indígenas de Colán-Paita, Catacaos y
Sechura. Entre los dos primeros  habían notables
afinidades, pero muchas diferencias en canto al
último.

El dialecto Sec que se hablaba en Colán, era el
que usaban también los indios de Paita, Pariñas y
demás pueblos del vallo del Chira. 

El dialecto Sec que se hablaba en Catacaos, era
también el que se hablaba en la región del Alto
Piura, aunque con ciertas variaciones por  haber sido zona
Vicús. 

En cuanto al dialecto Sec de Sechura, se hablaba con
alguna inflexiones y eso se debe a que los olmanos eran
originarios de Sechura. Muchos siglos antes, grupos de
sechuranos habían cruzado el desierto y se ubicaron en
Olmos donde se dedicaron a la agricultura
y al arrieraje. 

Dice Torero que estudios hechos con el Sec, han
permitido establecer las diferencias entre los diferentes
grupos lingüísticos, y también con el
Mochica y el quechua. Damos a continuación un
resumen: 

- Colán con Quechua, de 35 voces, es
común sólo 1, lo que da 2.86 % de
afinidad.

- Colán con Mochica, de 33 voces, es
común sólo 1, lo que da 3.03 % de
afinidad.

- Colán con Sechura, de 34 voces, es
común sólo 10, lo que da 29.41 % de
afinidad.

- Colán con Catacaos, de 30 voces, es
común sólo 26, lo que da 86.67 % de afinidad.
 

- Catacaos con Quechua, de 32 voces, no hay
ninguna común, no hay afinidad.

- Catacaos con Mochica, de 32 voces, son
comunes 1, lo que da 3.13 % de afinidad.

- Catacaos con Sechura, de 31 voces, son
comunes 10, lo que da 32.26 % de afinidad.  

- Sechura con Quechua, de 36 voces, no hay
ninguna común.

- Sechura con Mochica, de 36 voces, no hay
ninguna común. 

Esto muestra que el
dialecto de Sechura, tiene bastantes diferencias con el de
Catacaos  no obstante su cercanía; y un poco
más de diferenciación con el Sec de Colán.
Pero esto no se debe a una influencia  lingüística con el Muchic, pues ni
con esa lengua ni con el quechua tiene afinidad alguna. Es pues
una especie de isla idiomática. 

El quechua, nunca se enraizó entre los
tallanes. Doscientos años después de la Conquista
casi nadie lo hablaba en la costa de la región
Piura-Tumbes, mientras que todavía subsistía en
Huancabamba. Los últimos censos nacionales muestran que
los únicos departamentos en los que nadie usaba el
quechua como lengua habitual, eran Piura y Tumbes

Voces tallanes. 

El escritor cataquense Jacobo Cruz Villegas, ha
reproducido un buen número de voces tal1anes que
había conservado el Dr. Manuel Yarlequé Espinosa
en el siglo pasado. Se refiere a toponímicos y
patronímicos que a un subsisten pero castellanizados. Se
da también su significado. 

Voces referentes a pueblos: 

Catac ccaos (Catacaos).- Llano grande
y exuberante.

Ñari Hualác
(Narigualá).- Ojo grande que avisora
lejanía.-Fundador 2da dinastía.

Hualac o Walac   Dios
tallán del valle del Piura.

Tangar-Arac (Tangarará).-
Pantano Fluvial con peces.

Mocca-Arac .- Arquero certero,
infalible.

Shimbi-Alac (Simbilá).- Curaca
de trenzas largas.

Viccacac-Arac
(Vicacará).-Casona con penas
diabólicas.

Tampu Leroc (Tambolero blanco).-
Tambo para viajeros dinásticos. Tampu Ccomer (Alto de
Chiclayito).- Tambo verde.

Peña Alac
(Peñalá).- Joven curaca rebelde.

Muño Alac (Muñuela).-
Curaca experto en arco y flecha.

Puyuntu Alac (Puyuntalá).-
Curaca partero.

Tingu (Tingo).- Alfarero.

Shima Achec ( Simache).-
Orfebre.

Marcac Huilca (Marcavelica).- Bohemio,
cantor.

Cusuc Cusuc ( Cusucuso).- Araña
de muerte.

Macca Arac (Macará).- Curaca,
hija de curaca.

Tum Pish (Tumbes).- Suelo plateado,
rey de la cólera.  

Todas  estas voces corresponden a la segunda
dinastía.

Hay que hacer notar que algunas significaciones no
corresponden a la realidad geográfica o a la realidad
histórica. Así tenemos que los tallanes no usaban
arcos, ni flechas. Ningún cronista se refiere a eso, ni
en los ceramios se representan. En cambio los indios de la isla
Puná si eran buenos arqueros. Los tumbesinos le dan otra
etimología a la palabra Tumbes o Tumpiz e incluso hay
una leyenda de personajes mitológicos con ese nombre. La
voz Macará, también denomina una población
fronteriza de Ecuador. 

Son voces propias de la 1ra.
dinastía: 

Poechío (Poechos).- Jefe de
guerreros.

Chapac Yurac (Chapairá).-
Espía blanco.

Chalac Alac  (Chalacalá).-
Camisa corta.

Pucusuc Alac (Pucusulá).-
Poncho corto.

Huangash Alac (Huangalá).-
Bajada al río.

Pelingu Arac
(Pelingará).-  Piedras que lloran.

Congosh Arac (Congorá).- Valle
seco.

Yapater Arac (Yapatera).- Nube
negra.

Paqcha  (Paccha).- Lluvia a
chorros (quechua).

Amoctaje o Moctaje (Amotape).-
Consejero anciano.

Coscomba (Coscomba).- Camino
real.

Cuccung Arac (Cucungará).-
Sembradores de camote.

Chatu (Chato).- Nariz corta, colina
mocha.

Shas (Chaz).- Claridad nocturna, tumba
de nobles.

Shinchao (Sinchao).- Soldado
(quechua).

Cashano (Casano).- Tronco
viejo.

Casharác Anac
(Casaraná).- Colca de maíz.

Cumbir Arac (Cumbivira).- Casa
quemada.

Yupic Atac (Yupita).- Redondo
(hombre).

Tacac Arac (Tacalá).-
Represa.

Beccac Arac (Becará).- Gordo
simplón.

Chacquir Arac (Chaquira).- Collar de
colores.

Letir Arac (Letira).- Racimo de frutas
sabrosas.

Vic Cush (Vicús).- Salvador o
colina do salvación.

Llic Qur (Llicuar).-
Pintor.

Lengash .- Río 
(río Piura)

Parics Añac (Pariñas).-
Caverna, escondite.

Mincha Alec (Minchales).- Goma
negra. 

Voces tallanes que corresponden a personas y o
parcialidades, son en cuanto a la primera dinastía que
mitológicamente se atribuye fue fundada por Mec-Non, son
las siguientes: 

Mec-Non (Menón).- Pájaro
errante, gritón.

Yarlec Aquec (Yarlequé).-
Burlón, guapo (Parcialidad Menón).

Shusllón (Sullón).-
Árbol frondoso (Parcialidad Menón).

Tinmac Anac (Timaná).- Botija
(Parcia1idad Menón).

Adanac Aquec (Adanaqué).-
Codicioso y débil  (Parc. Menón).

Tacllán (Tallán).-
Diestro en el manejo de la taclla.

Mecchatu (Mechato).- Bailón y
comelón (Parc. Mechato).

Cheroc Aquec (Chiroque).- Cantor (
Parc. Mechato).

Sirlu Apuc (Sirlupú).- (Parc.
Mechato).

Yesquen (Yesquén).- ( Parc.
Mechato).

Yamunc Aquec (Yamunaqué).-
Mandón, grosero ( Parc.Menón).

Pash Achec (Pasache).- Sobrio,
calculador (Parc. Mecache).

Cheroc (Chero).- Sediento ( Parc.
Narihualá).

Laluc Apuc (Lalupú).-
Obstentoso, trabajador (Parc. Narihualá).

Pulac Achec (Pulache).- Mañoso,
precavido (Parc. Narihualá).

Sococ- Alac (Socola).- Esposa leal
(Parc. Narihualá).

Mecca-Amo (Mecamo).-
Irrigación.

Ancaj-Jimac (Ancajima).-
Gavilán negro (Parc. Mécamo).

Ipanc-Aquec (Ipanaqué).- 
(Parc. Mécamo).

Icanc -Aquec (Icanaqué).-
Mensajero veloz (Parc. Marcavel).

Maccac- Apuc (Marcalupú).-
Intrépido ( Parc. Mecache).

Nac Aquichec (Naquiche).- Arriero,
caminate (Parc. Marcavel).

Payco (Paico).- (Parc.
Marcavel). 

En las voces que se expresan, se ha considerado como
de origen tallán, la propia expresión
"Tallán" pero resulta que en realidad es voz quechua que
significa hombre echado de vientre, lo cual

después de todo era la forma corno los tallanes
trabajaban su alfarería. Tampoco puede ser la
definición de la voz tallán: diestros en manejo
de taclla, por cuanto la taclla era un arado que los incas
utilizaban en todo el imperio y también taclla es voz
quechua. 

Son voces correspondientes a la segunda
dinastía: 

Colpac hual (Colpagua).- Rey del
desierto.

Cul Upuc (Colupú).-
Guardián.

Changanc Aquec (Changanaqué).-
Adulón ( Muññu-A1ac).

Rummi Achec (Rumiche), Cargador de
litera (de Muññu-Alac o
Muñuela).

Meccac Achec (Mecache).-
Santulón.

Namuc Achec (Namuche).- Poeta (Parc.
Mecache).

Chanduc Uvic (Chanduví).-
Charlatan (Parc. Mecache).

Lupuc Achec (Lupuche).- Consejero
(Parc. Mecache).

Puycon (Poicón).- (De los
Naylamps pasó a los Amojtape).

Mec Len (Melén).- Agua
mansa.

Lacchir Arac (Lachira).- Gran
nadador. 

 

El Sec, la antigua lengua de los tallanes, tenia
variantes en el departamento de Piura según las
localidades. Muchas voces eran de igual pronunciación
fonética, pero otros se daban completamente diferentes.
Sin embargo no se pueden hablar de dialectos dentro de la
lengua tallán. Lo que indudablemente era común, y
que aún persiste y hace inconfundible a los piuranos de
ahora, esa dulce entonación con que se habla, ese
especie de canto o dejo, que motiva en otros lugares tantas
bromas, pero que también constituye una especie de sello
de la piuranidad. 

En Colán, Sechura y Catacaos, se
producían esas variantes en el Sec y el Obispo de
Trujillo, Martínez de Compañón, cuando
hizo en el siglo XVIII una visita al departamento de Piura,
tomó interesantes apuntes, los mismos que se reproducen
en "Historia de Sullana" de Miguel Seminario, el que a su vez
las obtuvo del Doctor Miguel Maticorena Estrada, historiador e
investigador piurano.

Como cualquiera puede apreciar, ni uno solo de los
vocab1os que acabamos de mencionar ha perdurado en los tres
pueblos tallanes

La alimentación.
 

Los antiguos piuranos, no siempre tuvieron los mismos
hábitos alimenticios. El desarrollo
los fue cambiando. 

Los primeros pobladores que no radicaron en forma fija
en un lugar, fueron pescadores en la costa y cazadores,
más el interior. En ambos casos también fueron
recolectores.  

En la actividad pesquera parece que tuvieron desde el
principio avanzados conocimientos; lo que se prueban con
restos  de antiquísimas redes que se han encontrado
en Sechura y en el Bajo Chira.   

También los restos de conchales en Tumbes y en
la costa de Piura, prueban que las ostras fueron uno de sus
alimentos
preferidos. 

En el interior se lograban alimentos mediante la caza
del venado y del sajino, y se aprovechaban vegetales, como
frutas y otros, por el simple sistema de
recolección.  

Los primitivos piuranos llegaron a conocer el fuego
desde el principio. Los alimentos eran asados. Pero el pescado
se comía crudo o semi-crudo  

En la etapa pre-agrícola, sus primeros
alimentos logrados por su esfuerzo fueron los pallares y las
calabazas. 

Con el tiempo y el avance de la agricultura, la
alimentación de los tallanes fue
diversificándose. 

El comer pescado semi-crudo perduró con el
tiempo y don Antonio de Ulloa en 1772 hacía resaltar que
en la costa de los yungas se comía el pescado crudo. En
realidad eso no debe mayormente llamarnos la atención,
por que el cebiche que en la actualidad es un palto preferido
por los peruanos de la costa, es también pescado
semi-crudo.  

El arqueólogo e historiador alemán
Horkheimer y Engel, estudiaron el régimen alimenticio de
los yungas, desde 5.000 años antes de
Cristo. 

Según Engel, por el año 5.000 el
alimento de los habitantes de la costa -comprendi dos en
ellos a los piuranos– fueron el pescado, los mariscos, el
lobo de mar, el pallar y la calabaza. Eso era en la
época pre-cerámica, de la agricultura incipiente,
de pueblos también cazadores y
nómades.    

Por más de dos mil años no hubo casi
momificación en los hábitos alimenticios de
nuestros antepasados, pero a los alimentos anteriores agregaron
el maíz y el zapallo. Si bien en hábitos
alimenticios el progreso fue lentísimo para los hombres
que vivían cerca del mar, eso no significa que en
términos de cultura no hubieran avanzado pues se
iniciaron en las técnicas del tejido, de la metalurgia,
y en lo que se puede denominar la pre-alfarería. 
 

Por el año 1.000 A.C hace su aparición,
un alimento que iba a tener gran importancia en la vida de los
pueblos, no sólo de la costa sino también de la
sierra. Nos referimos al maíz. 

Quinientos años más tarde, ya la comida
de los primitivos piuranos era bastante variada, pues se
había incorporado la yuca y el camote. También
algunas aves.  

Posteriormente, es decir durante el desarrollo
cultural y dominio o
influencia, Mochica, Chimú o Inca, se agregaron la carne
de llama y el cuy como alimento, así como muchas
leguminosas.   

Los tallanes y los yungas en general, industrializaron
el pescado, para lo cual lo salaban, o ahumaban y lo secaban al
sol. De esa forma podían comercializarlo con los pueblos
del interior. Para tal fin se aprovecharon salinas existentes
cerca de Paita  que Juan Salinas de Loyola, en la
Relación que hizo de Piura para el Rey de España,
ponderó mucho.  

Cieza de León, en "La crónica del
Perú" al hacer el relato de su viaje por Piura,
decían que los indios cosechaban el fríjol y el
maíz en grandes cantidades. El cronista se
refería también a batatas dulces, a pan fabricado
con harina de maíz, a la cría de muchos patos y a
la industria de
secar las frutas.   

Como es lógico suponer, la bebida del pueblo
tallán fue la chica de maíz, que se
consumía en gran cantidad. Este hecho, lo menciona el
Cronista manifestando que siempre estaban con un vaso en la
mano. Pizarro fue convidado con Chicha por la Capullana la
hermosa Susi, y también por los caciques de Tumbes y de
Poechos.  

Los yungas adoptaban para comer una posición
muy incomoda pero a la que se habían acostumbrado. Se
sentaban en el suelo, con las piernas dobladas, y juntas y las
rodillas a la altura de la barbilla. Esta costumbre subsiste
entre los campesinos mexicanos.  

Algunos utilizaban un banquillo, toscamente fabricado
de madera, de patas cortas. Usaban, como aún se ve en lo
hogares campesinos, batanes de madera, en donde reducían
a polvo el maíz que utilizaban para hacer pan. Las ollas
eran de barro cosido sin mayores adornos o motivos
ornamentales. El maíz para consumo era
tostado en callanas de barro agujeradas. Los platos eran
también de barro cocido o de poto. Algunas de
madera.   

Las comidas eran muy picantes, pues hacían
mucho uso del ají. 

Los caciques eran muy dados a las fiestas y a comer
con muchas personas, consumían grandes cantidades de
chicha. 

Los tallanes eran gente muy hospitalaria y a todo
extranjero agasajaban e invitaban a comer. Sólo la
conducta
abusiva de los españoles les hizo cambiar.

Ganados y animales
domésticos.
 

El cronista Cieza de León, refiriéndose
a Piura, manifiesta: "solía haber gran cantidad de
ganado que llaman ovejas del Perú, en este tiempo hay
muy pocas, por la priesa (sic), que los españoles les
han dado". 

Se refiere al Cronista a las llamas. Estos aninales no
obstante que prefieren los climas fríos y de altura, se
aclimataron en la costa, cuando fueron traídos por los
incas conquistadores.

Cuando los españoles desembarcaron en Tumbes,
observaron rebaños enteros de llamas que llegaban
cargadas con mercancía.

Los españoles les dieron muy mal trato,
cargándolas con pesos excesivos y haciéndolas
sacrificar para aprovechar su carne y su lana. 

El mismismo cronista, dice que en las casan de los
indios tallanes "se ven muchos perros
diferentes de la casta de España, del tamaño de
gozques, a quienes llaman chonos. Crían también
muchos patos". 

Los gozques eran perro pequeños de los
labriegos españoles. Parecen que la cría de patos
estaba muy extendida en el suelo tallán y se le
tenían en gran aprecio. Cuando Pizarro recibió a
una embajada de personajes que en San Miguel lo saludaron en
nombre, del Inca, como parte de los regalos que le hicieron le
obsequiaron dos patos secos. Habían perros sin pelambre
de los llamados viringos. 

El cronista Oviedo, dice que desde Tumbes hacia abajo
hay bastante ganado auquénido, muchas clases de patos y
que la cacería la hacen con aves salvajes, venados,
zorras y gatos de monte. También cazaban cóndores
que desde los Andes bajaban a la costa para atacar a los lobos
marinos. 

Cieza afirma que en la sierra, desde la región
de los Cañaris, no sólo habían llamas,
sino también guanacos y vicuñas.

El mismo cronista menciona la existencia de puercos
pecarís cuya carne ponderaba. Se refería sin duda
alguna a los sajinos. 

Habían unas especies de pavas
domésticas, de las que una era un poco más grande
que un pato y la llamaban zuta y otra parecida a los gallos y
la llamaban maca. Posiblemente era la aliblanca especie casi
extinguida que existe aún en la Reserva de
Amotape. 

En los campos vivían muchas perdices y
tórtolas. Habían ratones pero no ratas

El vestido.

Los Cronistas españoles nos han dejado muchas
referencias con relación al vestido de los tallanes,
cuando recién llegaron los
conquistadores. 

Cieza de León, al referirse a los tallanes,
dice: "Andaban vestidos con sus mantas y camisetas y
traían en la cabeza puestos sus ornamentos, que era
cierta manera redonda, que se ponían hecha de
lana, y alguna de oro y plata o de unas cuentas muy
menudas que ya tengo dicho llamares chaquiras".  Luego
dice: "Las ropas para su vestir son hechas de algodón
que cogen por el valle lo que para ello han
menester". 

Al referirse a la sierra piurana, dice el Cronista que
antes de ser conquistados por los incas andaban desnudos, pero
que al momento del arribo de los españoles, "usaba ropa
de lana de sus ganados, que es fina y muy buena para ello".
Luego vuelve a recalcar que "Sus ropas son de lana de estas
ovejas (las llamas) y de vicuñas, que es mejor y
más fina y de algunos guanacos que andan por los altos y
despoblados y los que no pueden tenerlas de lana, las hacen de
algodón".

Oviedo dice de los yungas que iban vestidos con
camisetas sin mangas y hasta medio muslo y las mujeres con
camisas largas hasta el pie, muy anchas y sin mangas y a manera
de alba se las
ciñen y andan. Ellos y ellas llevan los cabellos
cortados, excepto las personas principales y sus mujeres que
los llevan largos. 

Pedro Pizarro al hacer el relato de la Conquista dice
que los tallanes traen unas túnicas y mantas de
algodón labradas de algunas labores con lana y llevan
unos rebozos alrededor de la cabeza que les da vuelta debajo de
la barba con unos ropacejos y las mujeres visten unos capuces
que les llegan hasta los tobillos y ellas tienen horadados los
labios y metidas en los agujeros unas puntas  de oro y
plata redondas  que se las quitan y ponen cuando
quieren". 

Fray Reginaldo de Lazárraga, asegura que las
capullanas debían su nombre al vestido que usaban, que
era una especie de capuz, con que se cubren de la garganta
hasta los pies, ciñéndose la cintura con bandas.
 

Zárate, relata que los tumbesinos
vestían túnicas y pequeños paños.
Hombres y mujeres lucían muchas joyas de oro. Las
mujeres visten hábitos de algodón hasta los pies,
a manera de lobas y los hombres traen pañetes y unas
túnicas hasta las rodillas y encima unas mantas. Todos
visten igual  y la diferencia está en el tocado de
las gentes de cada pueblo, siendo lo común rodear la
cabeza de cordones de lana de distintos colores. 
 

Gutiérrez de Santa Clara, hace un relato
completamente diferente y extraño, que parece no
concordar con la realidad. Dice que los yungas son groseros y
sucios, andan desnudos, en cueros y apenas usan de algunas
manta muy delgada para cubrirse. Manifiesta que también
las mujeres andan desnudas y cuando más con unas
pampanillas de lienzo delgado cuando son casadas, pues las
solteras a las que llaman "chinas" no se ponen nada, traen los
cabellos sueltos por la espalda, poniéndose un poco de
bermellón en la cara que se la pintan de mil
modos. 

El mismo cronista, contradiciendo lo que dicen otros,
asegura que los hombres usan cabellos largos al igual que las
mujeres, y los trenzan  y atan a la cabeza con cintas de
diversos colores. Para depilarse usan unas
tenazuelas. 

Gutiérrez de Santa Clara, tiene muy mala
opinión de las "chinas" costeñas. Dice que si se
lavasen podrían ofrecer un atractivo rostro. Es decir
que en el criterio occidental se afeaban con los afeites y
coloretes que usaban. 

Gonzáles Fernández de Oviedo, en su obra
"Historia General y Natural de las Indias", cuenta lo que
sigue: "En el río que llaman de la Pira (se refiere
incuestionable a La Chira), que es a treinta leguas o
llaméense tal1anes. Andan arrebozados los  hombres
con unas tocas de muchas vueltas, e así traen las
cabezas muy grandes con aquellos rebozos, e a los cabos sus
ropacejos colgados que parecen barbas. Unos dicen que lo hacen
por que diz que tienen en el colodrillo o cogote un rabo tan
grueso e luego como el dedo mayor de la mano". 

Antonio Vásquez de Espinosa, en "Compendio y
descripción de las Indias Occidentales",
escribía: "El traje de los indios de los llanos es ya
todo españolado, y las indias se visten un saco grande
de algodón negro, y las grandes o cacicas, les arrastra
una vara de cola como canónigos de Sevilla o Toledo, y
cuento
más grande, más cola, por que tienen puesta en
aquello su autoridad". 

Como adornos, usaban collares de chaquiras y brazales.
Aretes y unos discos metálicos que les agrandaban las
orejas al igual que los orejones cuzqueños.
También usaban –al  menos la gente
principal– narigueras, pues se han encontrado varias que
tienen la forma de media luna, siendo unas de cobres y otras de
oro. Los vestidos los adornaban con lentejuelas de cobre o con
bordados de lana. 

Los rebozos con que se cubrían la cabeza que
todos los cronistas mencionan, también son representadas
en los ceramios tanto de Vicús como los hallados en
otros lugares del departamento. Eran verdaderas turbantes, y a
los  españoles les llamó mucho la
atención ver eso cuando desembarcaron en Tumbes,
trayéndoles al recuerdo, esa  prenda que usaban los
moros, que eran también de color un tanto oscuro como
los tumbesinos. 

Como se puede comprobar, el llamar "chinas" a las
indígenas sobre todo a las jóvenes, no es algo
reciente, ni tampoco a causa de lo rasgado que pueden tener sus
ojos, dándoles un aire un poco
oriental, sino que fueron los propios indios los que la
denominaron así, tal como lo cuenta Gutiérrez de
Santa Clara. 

La expresión "china" es
castellanizada, y otra tiene que haber sido la expresión
tallán.

Posiblemente se trate de dos voces shina. En
el lenguaje
la raíz shi aparece con mucha frecuencia. Shi se
denomina por ejemplo a la Luna y la expresión
Chimú es un corrupción de shi-mú. No nos
podemos aventurar a buscarle un significado a shi-na, pero
indudablemente, que la expresión actual de "china", no
es impuesta por los españoles

 

Partes: 1, 2, 3, 4

Partes: 1, 2, 3, 4
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter