- Introducción
- Definición de sistemas y
mundo real - Los usos de
la noción de sistema - Visión
sistémica sobre disciplinas
complejas - La
visión sistémica aplicada en mundo
real - Conclusiones
- Bibliografía
I
. PRÓLOGO
Tal vez existen muchas monografías o libros que
tratan sobre el tema de la visión sistémica.
Ésta monografía es una de ésas pero con
un sentido diferente; el sentido que le da un estudiante del
sexto semestre de la escuela
profesional de ingeniería se sistemas y por
consiguiente no está tan inmerso en el tema pero con la
investigación realizada durante un mes
intenta aportar algo a este capitulo de la visión
sistémica en mundo real tan interesante y relevante. La
monografía describe hechos de la
complejidad de mundo real y una visión sistémica
para ser abordada, así como una metodología ordenada para su estudio. La
noción de sistema sirve
para el estudio de las situaciones complejas que generalmente se
perciben a primera vista como situaciones complicadas, confusas o
enmarañadas. Una serie de disciplinas en las que aparecen
sistemas complejos pueden llegar a modelizarse a partir de la
noción de sistema.
En esta monografía también están
plasmadas algunas opiniones de docentes,
estudiantes, postulantes que son los mas indicados para dar una
respuesta que satisfaga nuestras expectativas; así mismo
se encuentra la opinión individual del autor de esta
monografía con un aporte a este tema.
II. INTRODUCCIÓN
Es importante la visión sistémica para ver
el mundo real y será el gran fundamento conceptual que
citaremos en este camino necesariamente práctico. Por
ejemplo la visión sistémica nos ayuda a entender
que un cambio en un
proceso
afectará a toda la
organización, que la actitud de los
diseñadores es fundamental y que el ánimo y la
cooperación de quienes operan el proceso es
vital.
La visión sistémica nos ayuda a "ver" el
todo, apreciar sus interacciones, la energía presente y
descubrir sus características distintivas, aquellas que
son propias del conjunto y que no existen en las partes. A la
vez, ubica el sistema en su entorno, acepta la complejidad que
nos excede, la irreversibilidad del tiempo, la
autoorganización, la "inteligencia"
de los sistemas y nuestra responsabilidad con el bien
común.
La visión sistémica plantea un punto de
vista optimista de la sociedad y de
nuestro futuro. A pesar del flujo constante de información negativa que recibimos a diario
y de reconocer que todavía existen personas oprimidas o en
condiciones de extrema pobreza, este
mundo es cada vez mejor, está más organizado y
es… más humano, lo cual se aprecia en la mayor
expectativa de vida, mejoras en el bienestar general y en que nos
vemos más contentos… Observemos como está
cambiando el criterio de los niños
respecto a la naturaleza,
orientándose cada vez más al cuidado del entorno.
Además, estamos recuperando tal vez la principal
característica humana: la colaboración, base de la
visión sistémica.
La idea es apreciar el cambio desde el mecanicismo a la
visión sistémica y los grandes beneficios que esto
produce. Ahora podemos ver con un enfoque diferente la
comunicación entre las personas, más variada e
integral, aceptando la autonomía, la incertidumbre y la
humanidad.
¿Quién inventó la visión
sistémica? Ningún ser humano en particular. Existe
y ha sido aplicada desde siempre. Está incorporada en
nuestros genes y en la base misma de la materia. La
visión sistémica se ha notado menos en los
últimos milenios, en el mundo occidental, porque ha sido
arrinconada por la dominación y la mecanización,
sin embargo, hoy está aquí, con un impulso que
está cambiando el mundo. Es que la libertad y la
complejidad siempre se abren paso.
III.
DEFINICIÓN DE SISTEMAS Y MUNDO REAL
3.1 SISTEMAS
Un conjunto de elementos Dinámicamente
relacionados Formando una actividad. Para alcanzar un objetivo
Operando sobre datos
energía materia Para proveer información
energía materia Características de los
sistemas.
Sistema es un todo organizado y complejo; un conjunto
o combinación de cosas o partes que forman un todo
complejo o unitario. Es un conjunto de objetos unidos por
alguna forma de interacción o interdependencia. Los
límites o fronteras entre el sistema y su
ambiente
admiten cierta arbitrariedad.
Propósito u objetivo: todo sistema tiene uno o
algunos propósitos. Los elementos (u objetos), como
también las relaciones, definen una distribución que trata siempre de
alcanzar un objetivo.
Globalismo o totalidad: un cambio en una de las
unidades del sistema, con probabilidad
producirá cambios en las otras. El efecto total se
presenta como un ajuste a todo el sistema. Hay una
relación de causa/efecto. De estos cambio y ajustes, se
derivan dos fenómenos: entropía y homeostasis.
Entropía: es la tendencia de los sistemas a
desgastarse, a desintegrarse, para el relajamiento de los
estándares y un aumento de la aleatoriedad. La
entropía aumenta con el correr del tiempo. Si aumenta la
información, disminuye la entropía, pues la
información es la base de la configuración y del
orden. De aquí nace la negentropía, o sea, la
información como medio o instrumento de
ordenación del sistema.
Homeostasia: es el equilibrio
dinámico entre las partes del sistema. Los sistemas
tienen una tendencia a adaptarse con el fin de alcanzar un
equilibrio interno frente a los cambios externos del
entorno.
Una organización podrá ser entendida
como un sistema o subsistema o un supersistema, dependiendo del
enfoque. El sistema total es aquel representado por todos los
componentes y relaciones necesarios para la realización
de un objetivo, dado un cierto número de restricciones.
Los sistemas pueden operar, tanto en serie como en
paralelo.
3.1.1. ENTORNO SIGNIFICATIVO DE
VISIÓN SISTÉMICA
A partir de esta visión sistémica, se
requiere de esta capacidad de concebir representaciones
complejas es posible llegar a una metodología ordenada
para el estudio de los sistemas. Responde, en una primera
aproximación, a la siguiente secuencia de
preguntas:
a. ¿Existe en el campo de la
investigación una entidad claramente identificable
dentro del entorno global? ¿O eventualmente varias?
¿Cuáles son sus límites? Estas preguntas
llevan a definir el entorno significativo.
Ejemplos:
- una tribu arcaica en su medio
ecológico. - una célula en un órgano.
- una placa en el conjunto geológico
planetario. - una personalidad en un grupo
social. - una empresa en su
marco económico.
b. ¿De qué manera se diferencia el
sistema de su entorno? ¿Cómo pueden definirse su
funcionalidad y su originalidad propia? ¿Qué
produce? ¿Cuál parece ser su funcionalidad? Las
contestaciones a estas preguntas pueden ser muy
difíciles de encontrar o, al contrario, llegar a parecer
obvias. Pero aún en este último caso no es
prudente darse por satisfecho con demasiada facilidad porque
las apariencias superficiales pueden engañar.
c. ¿Cuáles son las condiciones realmente
básicas de la permanencia del sistema en el entorno?
Algunas de estas condiciones son extrínsecas y otras
intrínsecas. Pero ambas clases tienen finalmente que ver
con el equilibrio del sistema con su entorno.
¿Cuáles son los límites de estas
condiciones? Esta pregunta queda muchas veces sin formular
porque, en sistemas estables, durante mucho tiempo, no parece
tener importancia. Pero eso puede ser un error costoso, ya que
el sistema puede encontrarse peligrosamente cerca de sus
condiciones límites de existencia, sin que se sepa.
¿Existen otras condiciones limitativas de la actividad
del sistema, ya sean efectivas, ya sean latentes?
d. ¿Cuál es la organización
interna del sistema? ¿Cuáles son sus estructuras
y subestructuras? ¿Cuáles son sus funciones
principales y subordinadas? ¿A qué función
corresponde cada estructura?
Estas preguntas constituyen un desarrollo
del clásico problema cibernético de la "caja
negra". Se trata de observar las reacciones del sistema a los
estímulos que recibe del exterior, pero
cuidándose bien de la introducción de razonamientos
abusivamente simplificadores. Por ejemplo, el sistema puede
llegar a reaccionar en forma distinta ante dos estímulos
sucesivos iguales, por diferencias en algunos de sus estados
internos. En consecuencia, hay que desconfiar de las
generalizaciones y conclusiones apresuradas.
e. ¿Cuál es la escala de
duración normal del sistema? Por ejemplo, sabemos que un
insecto vive en promedio dos años y un hombre
setenta. Es importante para el establecimiento de la
cronología general del sistema. Y este tipo de pregunta
queda abierta a la investigación metodológica en
caso de sistemas económicos (empresa), políticos
(partidos, naciones), sociales (instituciones, asociaciones), o culturales
(ideologías, civilizaciones).
f. ¿Cuáles son sus trasformaciones?
¿A qué momento de su existencia ha llegado? Por
ejemplo, el crecimiento es biológicamente normal y hasta
un límite definido pero se torna patológico
más allá de este límite.
¿Cuáles son sus límites de variabilidad y
de estabilidad? ¿En qué niveles y en qué
plazos se manifiestan?
El conocimiento
de estos límites permite juzgar la salud o patología
del sistema. ¿Tendrá el sistema transformaciones
discontinuas? ¿En qué condiciones y de qué
tipo? Aunque la investigación de estos puntos sea
difícil, es de gran importancia para la
comprensión y la previsión de disturbios y
catástrofes imprevistas.
La metodología sistémica general
está aún en pleno desarrollo y no existen
todavía métodos
y modelos muy
seguros para
el tratamiento de algunos de estos problemas.
Sin embargo, se avanza. En publicaciones de GESI, se estudian
con más precisión varias de las preguntas
señaladas.
3.2 MUNDO REAL
El mundo real no es un inmenso agregado de
fenómenos sencillos y lineales, sino un conjunto de
organismos y entidades complejas interrelacionadas. Es una
complejidad organizada que demanda una
visión sistémica para ser abordada, así
como una metodología ordenada para su estudio. La
noción de sistema sirve para el estudio de las
situaciones complejas que generalmente se perciben a primera
vista como situaciones complicadas, confusas o
enmarañadas. Una serie de disciplinas en las que
aparecen sistemas complejos pueden llegar a modelizarse a
partir de la noción de sistema.
La evidencia de que nuestro mundo es esencialmente
complejo está por todas partes: la sociedad, la economía, el medio
ambiente, el cerebro humano
o el
conocimiento presentan imprevisibilidad, relaciones
complejas entre sus partes, cambios espaciales y temporales,
etc. Características que los hacen difícilmente
reducibles a algoritmos o
a fórmulas sencillas, o dicho de otra manera: que se
resisten a ser comprendidos de forma plena.
Cuanta más información acumulamos
más lejos parece encontrarse el conocimiento completo,
esa comprensión definitiva que en algún momento
pudo haber sido el objetivo ideal de la ciencia.
No es de extrañar por tanto que en las últimas
décadas hayan venido alzándose voces, y cada vez
son más, que reclaman una nueva forma de enfrentarse a
los fenómenos complejos que no ignore deliberadamente
esta complejidad. Si la ciencia se
ha venido desarrollando creyendo que la complejidad no era
más que la suma de muchos fenómenos simples y
que, por tanto, se podía abordar descomponiéndola
en ellos, la nueva perspectiva apunta a que esto no es posible
y a que, aunque creerlo pueda haber sido útil en
ocasiones, a la larga esta creencia puede llegar a producir
inconvenientes que superen a las ventajas. La crisis
ambiental constituye a menudo un buen ejemplo de las
limitaciones de los enfoques reduccionistas.
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