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¿Qué enseñamos cuando enseñamos Educación Cívica en áreas marginales?



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Escuelas urbano
      marginales
    3. Cuando la
      práctica docente se vuelve
      discriminatoria
    4. Bibliografía
      consultada

    Una mirada a la responsabilidad del docente en la construcción de biografías previas y
    la
    educación del ciudadano

    Resumen:

    A través de los años de práctica
    docente los paradigmas en
    materia
    educativa que otrora considerara válidos para la
    práctica docente, se transforman diariamente  a la
    luz de la
    cosmovisión del alumnado. ¿Por qué
    insistimos en este narcisismo pedagógico de pensarnos como
    sujetos válidos para cuestionar la "mochila" cultural de
    nuestro alumno? Utilizamos el concepto de
    "mochila  cultural"  –que bien podría
    denominarse bagaje cultural- ya que es un objeto de uso cotidiano
    del alumno. Esas mochilas que vemos hoy en las escuelas van
    marcadas con sus propias improntas que hacen todo lo posible para
    evidenciarse.
     Al trabajar en escuelas situadas en áreas marginales
    nos asaltan múltiples cuestionamientos. 
    ¿Qué enseñamos cuando enseñamos
    Educación
    Cívica a estos jóvenes que la sociedad se ha
    encargado de desplazar antes de que comiencen a caminar?
    ¿Incide la zonificación en la calidad de los
    contenidos educativos? ¿La pauperización de los
    sectores sociales significa la pauperización de la calidad
    de la enseñanza? ¿Se suele enseñar
    menos porque se parte de la premisa de que los conocimientos
    previos son escasos y fragmentados? ¿En qué medida
    somos los docentes
    responsables de la construcción identitaria de estos
    grupos y su
    inserción social?

    Introducción

    Tiempo atrás en una amena cena entre profesores
    de nivel medio, surgió el debate en
    torno a la
    situación actual de la educación y
    lógicamente, esa reunión terminó en una
    acalorada discusión en la que unos y otros teníamos
    divergentes posturas sobre quienes éramos a la hora de
    enseñar y a quién enseñábamos, si se
    enseñaba igual en el centro que en la periferia, si no
    ejercíamos prácticas discriminatorias al querer
    imponer nuestra cosmovisión y si no estábamos
    realmente incapacitados para afrontar la tarea de educar en un
    contexto de crisis.

    Algunos defendían la postura -al mejor estilo de
    intelectuales
    de cafetín- de "esclarecer" a los "pobres
    jóvenes incapacitados por sus condiciones sociales" y
    "coadyuvarlos a adquirir una conciencia que
    les permita la liberación de su opresión
    social
    ". Otros nos inclinábamos a pensar en la
    existencia de una fuerte brecha entre el docente y el alumno,
    acentuado en contextos de marginalidad.
    Pero por suerte para la diversidad de opiniones, llegamos a no
    ponernos de acuerdo.

    Lo cierto es que en algún momento de la vida, los
    docentes optamos por quien va a ser el destinatario de nuestras
    enseñanzas. Y en esa elección, ya sean los chicos
    de una escuela
    céntrica, una urbano marginal, una rural, una privada, ya
    sea bachiller, o comercial, o técnica, etc; en esta
    práctica de selección
    – salvo el docente que por su situación
    económica se siente compelido a enseñar donde no
    quiere – definimos quienes somos y con quienes queremos
    estar.

    Lo cierto es que a través de los años de
    práctica docente los paradigmas en materia educativa que
    otrora considerara válidos para mi práctica
    docente, se transforman diariamente a la luz de la
    cosmovisión del alumnado. ¿Por qué
    insistimos en este narcisismo pedagógico de pensarnos como
    sujetos válidos para cuestionar la "mochila" cultural de
    nuestro alumno?

    Utilizo el concepto de "mochila cultural" –que
    bien podría denominarse bagaje cultural- ya que es un
    objeto de uso cotidiano del alumno. Esas mochilas que vemos hoy
    en las escuelas van marcadas con sus propias improntas que hacen
    todo lo posible para evidenciarse.

    Quienes hemos optado por las áreas con menores
    recursos, cuando
    llegamos a la escuela nos asaltan múltiples
    cuestionamientos. ¿Qué enseñamos cuando
    enseñamos Educación Cívica a estos
    jóvenes que la sociedad se ha encargado de desplazar antes
    de que comiencen a caminar? ¿Incide la zonificación
    en la calidad de los contenidos educativos? ¿La
    pauperización de los sectores sociales significa la
    pauperización de la calidad de la enseñanza?
    ¿Se suele enseñar menos porque se parte de la
    premisa de que los conocimientos previos son escasos y
    fragmentados? ¿En qué medida somos los docentes
    responsables de la construcción identitaria de estos
    grupos y su inserción social?

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