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Don Manuel Mora de Neuquén (página 2)




Enviado por Guada Aballe



Partes: 1, 2

 

3 piezas de pared francesa,
corredor al este, techos de tejuelas de coihue

2 piezas con techo de paja,
cocina y corral de palo a pique para vacas

500 vacas

200 yeguarizos

1.000 ovejas

Por supuesto que Mora
visitaría el Quilquihué para controlar, como
también frecuentaría los otros. También
contamos con detalles de su puesto de Ranquiloa:

2 ranchitos de techo de pajas y
un corral de ramas

800 ovejas

20 caballos

1 casa de tres piezas, pared
francesa con corredor, techo de tejuela de madera, una
cocina y galpón con techo de paja

1 corral de palo a pique para
ovejas y otro más grande, para vacas, todos de
ciprés

8 hectáreas cerradas con
alambre y ciprés, con alfalfa

2000 vacas

800 yeguarizos

100 caballos

100 chivas

30 bueyes

15 toros

4 carneros

30 mulas

1 burro

1.000 ovejas

La
tropilla

Su prosperidad y poderío
aumentaban sin cesar: pulperías que vendían toda
clase de
mercadería traída desde Chile, puestos ganaderos
prósperos (hasta se supone que fue Mora el responsable de
la inauguración de una cancha para carreras de caballos en
el Quilquihué).

La fama de Mora se iba extendiendo
y afirmando. Fue tenido en cuenta por los responsables del
gobierno de la
región: se inmiscuyó en la fundación de San
Martín de los Andes (1898) brindando "información reservada" al jefe de las
fuerzas militares Rudecindo Roca.

Rudecindo Roca
en 1901

Y existe en Neuquén un
lugar conocido como Cañadón de Torres (en la Vega
Maipú de San Martín de los Andes) y este nombre
viene por José Torres uno de los carreteros chilenos
chilenos de Manuel Mora.

Hasta aquí una
reseña de su actividad en la zona donde sentó su
influencia y poder, pero para comprender mejor esto último
es preciso realizar una breve reseña de su personalidad.

DON MANUEL MORA

De Manuel Mora se han escrito
muchas cosas que no dejan bien parado al personaje. Por el
contrario, se lo ha denigrado de todas las formas posibles y
hasta se le han adjudicado hechos que no cometió. Por otro
lado otros incidentes que hablan de malos tratos si fueron
reales. El eximio investigador salesiano Padre Brugna, cuyo
trabajo es
fuente principal para esta monografía, ha hecho una tarea objetiva
para mostrar al gaucho en sus reales dimensiones.

Los testimonios sobre Mora son
variados, muchos lo muestran como una encarnación del mal
mientras que otros son ambivalentes. Parece que fue hombre de
carácter fuerte que no admitía
contradicciones y que hacía alarde de su poder y riqueza.
Amigo de diversiones y fiestas, era afecto a la bebida. Las
fiestas se celebraban con frecuencia donde estaba Mora (en una
ocasión intercambió a un chileno 500 vacas por un
cargamento de vino).

Definido como "camorrero",
"sinvergüenza", "personaje siniestro", "gaucho malo"; hay
historias que dicen que llego a estar preso en la cárcel
de Chos Malal y también detenido en Junín de los
Andes a causa de sus peleas. Por otra parte, también se
habló de su gentileza para con las mujeres: un testimonio
dado por Carmen Ruiz que de niña lo vio en Junín de
los Andes relata que ella había ido a comprar a un negocio
del pueblo y vio entrar a Mora. El hombre
miró a una joven mujer que estaba
también comprando y en el momento Manuel adquirió
una caja de jabón de tocador obsequiándosela a la
sorprendida joven (aunque esta galantería, como veremos
más adelante, podía convertirse en una tremenda
brutalidad).

Parece que la figura de Mora
dejaba impresión en quienes lo veían. Era alto,
delgado, elegante, de cabellos oscuros y con bigotes. Llamaba la
atención que llevaba encima adornos de
oro y
plata.

"Tenía muchos amigos.
Era apreciado, respetado, muy desprendido, se adelantaba en dar,
si veía alguno que necesitaba. Caracterizado por su modo
de ser algo violento, no admitía bromas ni
contradicciones; altanero…Tenía muchas salidas
humorísticas; jugaba con algunos amigos a los naipes, no
por dinero, por
algunos buenos vinos para asados, pagando el perdedor, siendo
invitado. En reuniones no faltaba. Le agradaban las carreras; por
estas se costeaba lejos…Era hombre violento, de bruscos
modales, y sus palabras abundaban en groserías,
términos irónicos e hirientes"
(testimonio de
Carmen Ruiz)

"Era un hombre atrayente.
Vestía a la moda campera con
botas, bombachas, chambergo y poncho. Su hermosa cabalgadura
estaba enjaezada con mucha chafalonía, plata y oro por
todas partes"
(testimonio de Sor María
Vera)

Mientras tanto, Luis
Castaño, biógrafo de Laura Vicuña, lo
retrata así:

"Era un gaucho malo que cada
dos por tres sacaba su facón o su revolver. Vestía
chiripá y faja con muchos adornos de plata; lucía
puñal con mango de plata y ribetes de oro. Su porte era
elegante, pero malo…Manuel Mora era del tipo del gaucho
argentino; descarado, fanfarrón, pendenciero, algo
romántico y soñador. Aunque rústico e
inculto, vestía con esmero, al estilo del labrador
opulento. Pendía de su cintura el puñal inseparable
en la vaina de piel repujada,
con brillante mango de plata. Hasta en los arreos de sus caballos
de pura sangre
hacía alarde de guarniciones y cintajes. Usaba modales
aparatosos y rebuscados, que le daban categoría de
superioridad sobre los otros."

Manuel Mora como
lo imaginó el dibujante Giorgio Trevisan

Con estos relatos podemos ir
completando el retrato: era un hombre capaz de atraer a la
mujeres, vestía con ropas de campo (bombacha, botas, etc),
temido y respetado pero de carácter violento. Podía
ser déspota y temible aunque generoso con el dinero: era
capaz de dar al que necesitaba. Tal vez la bebida influía
en los aspectos más sórdidos de su
carácter.

Tampoco pasaba sus noches
tranquilo por temor que tenía de ser asaltado.

Es cierto que vestía con
oro, consta que entre sus pertenencias había gemelos de
oro, facón con vaina de plata e iniciales MM en oro,
rastra de gaucho de cuero repujado
en oro y plata con broche en forma de medallón de oro y
plata y las iniciales MM; las marcas de
animales
también llevaban su nombre. Es una lástima que no
contemos con una fotografía
de Manuel Mora.

Solía utilizar sellos de
goma con su nombre e iniciales para poner con su firma en
cartas y
documentos.

Publicado en el
excelente libro del
padre Brugna

MERCEDES PINO

En julio de 1899 una joven chilena
llamada Mercedes Pino se encontraba en el puelblo de las Lajas
con sus dos pequeñas hijas Laura y Amanda Vicuña
con intención de viajar a Junín de los Andes en
busca de trabajo para ella y colegio para las chicas. En Las
Lajas se encontraba Manuel Mora, recién salido de la
cárcel de Chos Malal según una versión y
según otra (más creíble) regresando de un
viaje de negocios, Mora
viajaba seguido a Loncopué y más al norte
aún para compra y venta de
haciendas, como estaba en Las Lajas con su tropilla y sus
carretas cargadas pronto para salir a Junín es más
verosímil que regresara de un viaje de
negocios.

San
Martín de los Andes en 1907

Tal vez ella le pidió que
la alcanzara o él se ofreció a llevarla.

Los viajes no eran
fáciles, era común ver las carretas de enormes
ruedas, el sulqui para el patrón ( o el breque), la
tropilla de caballos y mulas guiados por la yegua madrina
cencerro al cuello. Por la noche se soltaba a los animales para
pastorear y el dilema a la mañana siguiente era arrearlos
nuevamente.

Había dos caminos para
llegar a Junín de los Andes desde Las Lajas: la huella de
la derecha (o "Camino de San Ignacio") o la huella de izquierda
que permitía llegar a Junín por el sur. A Mora le
convenía el camino de la izquierda porque atravesaba "sus"
tierras cruzando la meseta, bajando el Colloncurá y
remontando el Chemehuín. Pero esta vez tomó la
huella de la derecha porque presentía una gran
inundación conocedor como era del clima y paisaje
del lugar.

Lloviznaba. Caía agua y nieve.
Como llovía Mora apuró el paso por la derecha
temiendo que el río le cortara el camino si el clima
empeoraba. El mal clima lo tenía preocupado: las lluvias,
el engrosamiento de las arroyos y ríos lo hicieron tomar
el camino más largo pero que le daba mayor
tranquilidad.

Antes del 16 de julio lograron
pasar al otro lado del Aluminé con muy mal clima, las
aguas se desbordaron y caían aludes de agua desde la
cordillera. La huella ya no se veía.

Bajaron entre los cerros Chivo y
Mallín Redondo. En medio de problemas: las
carretas se atascaron en el barro y la lluvia no paraba. Llegaron
a Huechuhue Viejo, el río Chimehuín estaba
desbordado y del otro lado se veía a Junín de los
Andes, pero el paso estaba cerrado y no se veía el cauce
del río. Mercedes y las nenas no siguieron, se quedaron en
Casa Viejas (unos ranchos propiedad de
los Ritcher). Mora, en cambio, sin
temerle a nada, cruzó a caballo las "olas embravecidas"
del río.

Meses después, a comienzos
de 1900, con las nenas pupilas en el colegio salesiano
María Auxiliadora de Junín de los Andes, Mercedes
volvió a contactar con Mora para pedirle trabajo en un
puesto, quizás en el de Quilquihué porque primero
estuvo allí Mercedes. Poco después se mudó a
Caleufú para convivir con él, una relación
que se convirtió en difícil para Mercedes y fuente
de muchas penas y sinsabores.

Mercedes
Pino

Esta convivencia acarreó
mucho dolor a Laura Vicuña, la hija mayor de Mercedes
Pino, Laura sentía su alma herida
porque su madre convivía con Manuel Mora sin
bendición religiosa y por los malos tratos que Mercedes
padecía.

"Laura tuvo que sufrir mucho
por los malos tratos de Mora y por la pena que le causaba
el estado de
su madre, a quien trataba de separar de ese mal
hombre"

Hasta los peones murmuraban acerca
de los malos tratos de Mora hacia Mercedes, esos tratos
consistían desde obligarla a tocar para él largas
horas la guitarra hasta hechos graves. A medida que pasaba el
tiempo
Mercedes se sentía cada vez peor y se la veía
llorar contando "los malos tratos que recibía del
señor Mora".

Cuando la situación se le
hizo insostenible quiso huir, algo difícil por no saber
donde ir ni como refugiarse, además dependía
económicamente de Mora, de qué iba a vivir si
escapaba?, un dilema que en más de una ocasión se
habría planteado Mercedes, no era fácil librarse de
Mora y no hay duda que también le temía hasta que
llegó el momento en que no soportó más.
Cuando Manuel adivinó su intento se comportó de la
peor manera posible: la ató a un palenque, la
golpeó y la marcó a fuego como al ganado con la
marca de su
hacienda, todo esto frente a los peones a quienes les
habría gritado "Vengan muchachos, vengan a ver la
señalada de la vaquillona mayor" y la marcó "para
que no se fuera orejana". Esto habría ocurrido en 1903.
(No es la única vez que Mora marcó a una mujer,
otra de las mujeres que convivieron con él, Tomasa
Catalá, también había sido marcada a fuego y
llevó toda la vida en su pierna la marca de Manuel
Mora).

En las vacaciones las hijas de
Mercedes, Laurita y Amanda, solían ir al rancho con su
madre. Mora fastidiaba especialmente a Laura burlándose de
la fe de la niña, llamándola monjita o beata. Sin
embargo no habría ocurrido en la realidad una historia que se ha propalado
y que muestra a Mora
obligando a Laura a bailar con él y al negarse la
niña azotó a Mercedes.

En enero de 1904 Mercedes
viajó a Junín de los Andes a cuidar de Laura que se
hallaba enferma de gravedad y ambas alquilaron una casita cerca
del colegio. Mora fue para allá, Laura lo vio llegar y
amenazó con irse al colegio si ese hombre pasaba
allí la noche. Mercedes al ver que su hija quería
escapar perdió el control y le dio
una paliza. Por años se atribuyó esa paliza a Mora
pero en honor a la verdad hay que señalar que no fue
él quien golpeó a Laurita sino la madre. La mala
fama de Mora hizo que se le adjudicara a él tan lamentable
episodio. Una copla hace mención al hecho:

Una tarde, el mes de
enero,

en la casa de la
madre

vio venir al
compañero,

y al Colegio quiso
huir.

Esta acción tan acertada

fue tan mal
interpretada,

que por eso y nada
más

la azotaron sin piedad
.

Laura Vicuña
falleció el 22 de enero de 1904 y antes de morir le dijo a
su madre que había ofrecido su vida a Dios para que ella
dejara a ese hombre. (Esta piadosa niña fue beatificada
por la Iglesia
Católica muchos años más tarde). La copla
también lo dice:

Llamó entonces a su
madre

y le dijo con
ternura

"Porque usted mamá, se
salve,

yo ofrecí mi vida a
Dios.

Deje usted al
compañero,

deme usted ese
consuelo,

dígame que así
lo hará

no me niegue esto
mamá"

Beata Laura
Vicuña

Al velatorio de Laurita, Mora se
presentó muy bien vestido miró a la niña y
dijo "Pobrecita! Cuánto lo lamento", le dio a Mercedes
dinero diciendo que iba a hacerse cargo de todos los gastos.
Cumplió su palabra porque días después Mora
se presentó en la oficina
parroquial y pagó 50 pesos como limosna por el funeral y
entierro de Laurita. Antes del entierro se rezó una Misa
de cuerpo presente.

Mercedes le había prometido
a su hija antes de morir que iba a abandonar a Mora y
cumplió con la promesa. Manuel no se quedó
tranquilo, rondaba por los alrededores cuando se celebró
la Misa y eso no fue todo: comenzó a perseguir a Mercedes
y ella tuvo que refugiarse en distintas casas. Mora llegó
a amenazarla con un revolver diciendo que no se le iba a escapar
y que iba a verla muerta. La situación pasó a
mayores, todo el pueblo lo sabía, tuvo que intervenir la
policía asignando a un sargento, de nombre Silva, para que
cuide a Mercedes y el comisario Carlos Álvarez
Gómez puso preso a Mora.

Por supuesto que Mora no
cambió ni se tranquilizó y siguió con su
idea de querer matar a Mercedes, tanto que ella se volvió
a Chile en marzo de 1904.

LA MUERTE DE
MORA

El 18 de septiembre de 1908 en
Paso Flores, costa del Limay, se celebró una gran fiesta:
juegos de
naipe, carreras, taba, truco, folclore cuyano, cuecas chilenas,
polcas, baile y vino.

Dibujo de 1901
que muestra una fiesta gaucha

Mora estaba asignado a dar el
fallo de una carrera. Era alrededor de las cinco de la
tarde.

Un perdedor de la apuesta,
apellidado Aranda, no quedó conforme y protestó
diciendo que el fallo estaba mal dado. Se le acercó a Mora
y lo invitó para aclarar el tema. Algunos de los presentes
confiaban en que Mora iba a saber manejarse con Aranda aunque
hubo quien pensó que no había que dejar "solos a
esos hombres".

Mora y Aranda se apartaron hacia
un camino hablando y discutiendo. En un momento Aranda
tomó a Mora del borde del saco pero Mora, en su rapidez
habitual, sacó su cuchillo. Aranda hizo lo mismo y los dos
hombres empezaron a darse puñaladas.

Cuando Mora cayó
llegó a caballo el hermano de Aranda y viendo a su hermano
en el suelo herido lo
dio por muerto y sin dudarlo apuñaló a Mora por la
espalda. Sin perder tiempo ambos hermanos montaron el mismo
caballo y huyeron.

Los asistentes a la fiesta
corrieron a ver que pasaba aunque tarde para que se pudiese hacer
algo: Mora estaba muerto. Falleció apuñalado a los
48 años de edad en Paso Flores, camino de Chacabuco Viejo.
Su hermano Ángel fue quien denunció su
fallecimiento por "heridas de arma blanca" casi un mes
después ante las autoridades del Registro Civil de
San Carlos de Bariloche.

No se sabe con exactitud donde
está la tumba de Mora pero se barajó una
posibilidad: en los bajos de Paso Flores, el padre Brugna junto a
otros sacerdotes, se acercó a la cueva de una barda en
donde había sepultados antiguos restos humanos: tres
ataúdes abiertos, huesos
dispersados y una cruz con letra ya ilegible fue lo que hallaron
siendo posible que los restos de Manuel Mora descansaran
allí.

BIBLIOGRAFÍA

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Laura Vicuña.
Barcelona: Ediciones Don
Bosco.

Brugna s.d.b, P. Ciro. (1990).
Aportes para el
conocimiento de Laura Vicuña
. Buenos Aires:
EDB.

Caras y Caretas (mayo,
1901)

Emrino, Ricardo. (1988) Laura
Vicuña: un camino latinoamericano a la santidad
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Bahía Blanca: Editorial del Sur.

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En el lejano oeste del Neuquén (1989, abril).
Boletín Salesiano, p 3-11.

Lubich, Gino. Laura y su
secreto
. Barcelona: Ediciones Don Bosco.

Molina Massey, J. C. El potrero
(1901, abril 13). Caras y Caretas.

El nuevo pueblo de San
Martín de los Andes (1907, octubre 12). PBT
.

 

Guada Aballe

Escritora y docente. La presente
monografía fue terminada el 5 de agosto de
2006

Título: Sucedió en
el Neuquén

Categoría: historia,
biografía.

Resumen: Reseña
biográfica de Manuel Mora, arrendatario de campos en
Neuquén; un individuo
rico, poderoso e influyente en la región a quien muchos lo
consideraron dueño real de las tierras que explotaba.
Pasó a la memoria
popular como el "estanciero Mora", el personaje siniestro y
violento vinculado a la historia de la Beata Laura
Vicuña.

Partes: 1, 2
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