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Alternativa laboral solidaria frente a la pobreza y el desempleo rural colombiano (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

DISEÑO
METODOLÓGICO

TIPO DE INVESTIGACIÓN:

La elaboración del trabajo se hará con base
en una investigación exploratoria
– descriptiva, ya que no es de ocurrencia común
encontrar estudios anteriores acerca del tema.

Esta investigación es de tipo descriptivo, debido a
que se pretende esclarecer el problema de desempleo en el sector rural
Colombiano, y crear soluciones viables desde el
punto de vista del derecho laboral solidario,
como las Empresas Asociativas de Trabajo y
las Cooperativas Asociativas de
Trabajo, encaminados a crear programas de autosuficiencia y
auto desarrollo en el sector
primigenio de la economía.

Sobre esta metodología Hernández,
Fernández y Bautista nos dicen: "Los estudios
descriptivos buscan especificar las propiedades importantes de
personas, grupos, comunidades o cual quiera
otro fenómeno sometido a análisis. En un estudio
descriptivo se selecciona una serie de cuestiones y se mide cada
una de ellas independientemente, para así describir lo
investigado
".

Para el efecto se realizó una exploración
bibliográfica en diferentes instituciones, entre ellas la
Pontificia Universidad Javeriana, el
Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Ministerio de
la Agricultura y Medio Ambiente, el IDEAM, la
CAR de Cundinamarca, el Departamento de Medio Ambiente de la
Gobernación de Cundinamarca, el COMPES, el Ministerio de la
Protección Social, en las cuales se analizaron diferentes
artículos, tesis, libros, revistas, circulares,
mapas de desplazamiento y
explotación de la tierra, programas etc. Para
el enriquecimiento del presente documento se incluirán
aportes y orientaciones tanto verbales y documentales de
profesionales en las áreas de Economía, Derecho,
Sociología, Administración Pública
y Psicología.

Se hará la descripción de los
parámetros que deben llevarse a cabo para crear, mantener y
fomentar programas auto sostenibles en los medio de producción agraria
dirigidos en forma de empresas del sector solidario.

HIPÓTESIS DE TRABAJO:

Sí existe una relación entre la pobreza rural generalizada,
entendiendo que Colombia es un país
primordialmente rural, y las tasas de desempleo en el campo,
entonces se espera encontrar posibles soluciones a través
del derecho laboral solidario, creando
mejores procesos agroindustriales a
través de la implementación de Granjas Autosuficientes
manejadas como las cooperativas asociativas de trabajo y las
empresas asociativas de trabajo.

POSIBLES SOLUCIONES:

  • Plantear una posible solución al problema de
    desempleo y pobreza en Colombia en el
    sector rural a través de programas de autosuficiencia y
    redistribución de los medios de producción
    agroindustrial en EAT y CAT.
  • Informar sobre el aumento de la pobreza generalizada
    en Colombia, sus focos generadores y sus detonantes mediatos,
    con especial énfasis en el desempleo en las zonas de
    producción Agraria.

VENTAJAS:

  • Redistribución de la riqueza.
  • Uso apropiado de las tierras.
  • Extinción de la explotación del hombre por el hombre
    (plusvalía).

COMPLICACIONES:

Crear la cultura política de compromiso con el
desarrollo integral de las comunidades productoras primarias
acoplando su régimen productivo al exigido por la
OIT.

TIPO DE ESTUDIO:

Estudio teórico realizado en el IDEAM, el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi y en el DANE; y el trabajo de campo realizado
en el caserío del Hatillo, Corregimiento de Albania,
Departamento de Santander.

POBLACIÓN Y MUESTRA:

Una muestra significativa de la población campesina de la
región, con recolección y muestreo de situación
laboral agraria y vinculación al régimen de la seguridad Social realizado en
el mes de julio de 2005, en la población del corregimiento
del Hatillo, municipio de Albania, Departamento de
Santander.

CRONOGRAMA Y PRESUPUESTO.

CRONOGRAMA:

  • Enero 16 de 2006: Presentación de Correcciones
    solicitadas por el centro de Investigaciones Jurídicas,
    Políticas y sociales
    CIFAD, de la Universidad Cooperativa de
    Colombia.
  • Enero 17 de 2006: recolección y
    Trascripción del Material y Temas
    Investigados.
  • Febrero 07 de 2006: Presentación de Proyecto final del documento
    resultante de la investigación.
  • Febrero 16 de 2006: Fecha probable de
    sustentación de la Investigación

PRESUPUESTO:

Para la elaboración de este trabajo de
investigación se realizaron los siguientes gastos:

INTRODUCCIÓN

El miércoles 30 de marzo de 2005 el DANE en
un seminario sobre la pobreza,
organizado por el Banco de la República y Planeación Nacional,
determinó que la pobreza en Colombia, se medía diciendo
que son pobres los hogares de más de cuatro personas y que
no alcanzan a generar como ingreso total mensual UN
MILLÓN
de Pesos ($1.000.000) m.l.v., algo
así como 2,6 veces el salario mínimo mensuales
legal vigente para el año 2005, mientras que sí en las
mismas condiciones el ingreso bruto mensual no llega a
CUATROCIENTOS MIL Pesos ($400.000) m.l.v., unos
centavos más que el salario mínimo, son considerados y
catalogados como indigentes, quedando entonces, según el
DANE, el 51% de la población colombiana en estado de pobreza y otro tanto
en la indigencia. Para saber sobre la medición internacional de
Pobreza remítase al glosario.

Esas cifras no son exactas y sólo reportan los
datos a los cuales las
organizaciones tienen acceso
mediato, es decir, a la información que puede
suministrar el trabajo formal y la declaración de impuestos. Pero una gran parte de
la población son seres humanos que se encuentran
desprotegidos del sistema general de
protección social, son los que están por fuera de los
contratos laborales, los que
se manejan por contratos verbales cuya única formalidad es
el acuerdo de voluntades (una voluntad que ofrece un trabajo mal
remunerado y otra voluntad cegada por la necesidad que acepta),
gente que en este tipo de encuestas no cuenta, empezando
que se hacen por vía telefónica y no todos lo
tenemos.

Colombia tiene un problema de desempleo especialmente
agudo. Desde 1.999, una de cada cinco personas (el 20%)
dispuestas a trabajar no encuentran donde emplearse. Este nivel
de desempleo es el más alto que haya conocido el país,
y también es el más elevado de todos los países de
América Latina. Sin
contar que dos de cada cinco personas laboralmente activas no
cuenta con un sistema integral de salud, no aportan a pensión y no
están inscritas a una aseguradora de riesgos profesionales.
Además, han llegado a nuestras calles, nuestros
semáforos, debajo de nuestros puentes, miles de desplazados
por el conflicto armado, unos
acusados de ser de este o aquel bando, y otros por negarse a
cultivar o por cultivar una planta maldita y sagrada en Bolivia. Sacados de sus casas,
amenazados de muerte, no sólo por las
balas sino por el hambre que se crea por la falta de comercialización de lo
que producen, se alegan de la tierra que los parió, sus
parcelas, a lugares sombríos y solitarios, a las ciudades,
creyendo que en los ríos de asfalto se pesca el sustento y que en la
selva de cemento se siembra
prosperidad.

A diario, en los diferentes medios de comunicación, a
través de la ventanilla del bus y hasta tan sólo alzando la vista
descubrimos el fin de la sociedad moderna, de la
humanidad, su apocalipsis ha llegado, causado por el suicidio colectivo del hambre, la
ignorancia, la vida no digna, la supervivencia, la sobre
vivencia, esta realidad es la mofa máxima al Estado Social
de Derecho promovido tan vehementemente por nuestra Carta Política.

Los productores agrícolas se encuentran desplazados
a las urbes, abandonando su tarea productiva, engrosando las
listas de hambrientos y miserables en las capitales de
departamento o cabeceras municipales. Han dejado atrás una
fuente clara y constante de producción de alimentos, tanto para ellos como
para el resto de la comunidad a la que llegaría
el producto cultivado.

El aumento descomunal de la población urbana, sobre
todo en estratos socio económicos bajos, es una bomba de
tiempo; el desempleo, la
desnutrición, el analfabetismo son sus
detonantes, a la explosión de esta, la onda se
esparcirá por toda la sociedad y sus esquirlas se verán
en forma de delitos de contra el patrimonio, los recursos naturales, la vida y la
integridad física, etc.; pues un ser humano
hambriento en su afán de sobrevivir, se verá en la
obligación de tomar lo que pueda, a quien pueda y como
pueda. Esto muy a pesar de cualquier tipo de política
criminal, creación de nuevos tipos penales, creación de
nuevos procedimientos y sistemas, construcción de
cárceles, y demás "soluciones" mediáticas pues,
será siempre mejor pasar algún tiempo encerrado que un
minuto más con hambre.

Vida, ¿Qué es sino un efímero esfuerzo
del ser humano de ser humano?, su denominación como derecho
fundamental es mucho más amplia sin salirse de este
cuestionamiento. El derecho a la vida, consagrado en el
artículo 11 de la Constitución Política
("El derecho a la vida es inviolable….."), debemos
entenderla como vida digna y es así como la honorable Corte
Constitucional, en múltiples pronunciamientos, ha sostenido
que el derecho constitucional
fundamental a la vida, no significa la simple posibilidad de
existir, sin tener en cuenta las condiciones en que ello se haga,
sino que, por el contrario, supone la garantía de una
existencia digna, que implica para el individuo la mayor posibilidad
de despliegue de sus facultades corporales y espirituales, de
manera que cualquier circunstancia que impida el desarrollo
normal de la persona, siendo evitable de
alguna manera, compromete el derecho consagrado en la
Constitución. Así, no solamente aquellas actuaciones u
omisiones que conducen a la extinción de la persona como
tal, o que la ponen en peligro de desaparecer son contrarias a la
referida disposición superior, sino también todas las
circunstancias que incomodan su existencia hasta el punto de
hacerla insoportable.

Vemos a diario, en Colombia, gente muriendo de hambre,
lo peor, no sólo en cinturones de miseria, sino en todas las
calles de nuestras ciudades y municipios, posición que no es
necesario argumentar mayormente, toda vez, que es un
análisis lógico que sale de la simple observación, siendo
imposible de cuantificar. La violencia, el hambre, la
pobreza, el desinterés político de los gobernantes, el
narcotráfico, la tala de
bosques y selvas, el desperdicio de los recursos naturales, entre otros
han influido para que en Colombia la miseria se palpe con cada
uno de los sentidos.

Nos enfrentamos entonces al siguiente cuestionamiento,
¿qué hacer frente al creciente desempleo y pobreza que
embarga a Colombia?, interrogante que encuentra una oxigenada
respuesta en el presente estudio, sin desconocer las que se
propongan en otros estadios académicos, políticos,
supranacionales, etc.

CAPÍTULO I

LA POBREZA EN
COLOMBIA

Enfrentados a una cruel y cada vez más palpable
realidad, observamos como uno de los lugares más ricos y
prósperos de la naturaleza es hogar de unos
cuarenta millones de habitantes, esperando los resultados del
censo realizado en el 2006, hacinados en un paraíso
terrenal, de los cuales la mitad no encuentra que
comer.

La pobreza extrema de Colombia es, fundamentalmente, un
problema rural. El 70% de la población con ingresos por debajo del nivel de
subsistencia vive en zonas rurales, o municipios de baja densidad poblacional, lo que
demostraría la necesidad de adoptar medidas para aumentar
los ingresos en este sector. Esta necesidad de adoptar medidas
para aumentar los ingresos rurales y el ajuste previsto de la
economía a la bonanza petrolera van de la mano como problema
solución. Para que los pobres y el sector rural puedan
compartir los beneficios de dicha bonanza es necesario contar con
un marco jurídico y normativo adecuado.

La formulación de una estrategia coherente de
desarrollo rural se ha obviado en los planes de desarrollo de los
gobiernos de turno, pues fue parcialmente olvidado durante la
presidencia de Cesar Gaviria, ligeramente tratado durante el
periodo de Ernesto Samper, pero con la presidencia de Andrés
Pastrana estos planes desaparecieron frente a una nueva
política de cooperación internacional para la
sustitución de cultivos, lucha contra el narcotráfico,
Plan Colombia. De esta ayuda,
que no es más sino prestamos que ahogan a las naciones
latinoamericanas, Estados Unidos nos mostró
que su intención es acabar con la droga y de paso con los
demás países y democracias americanas.

Durante el gobierno Pastrana el crecimiento
de la tasa de desplazamiento forzado creció en un 100%, la
sustitución de cultivos y fumigaciones con
"Glifosato" cumplieron dos objetivos cruciales,
destruyeron cultivos lícitos y selva nativa y enfermaron a
una parte importante de la población rural en zonas
consideradas productoras de marihuana y coca,
desafortunadamente, también este plan demostró que este
planticida destruye la tierra y no deja que crezca vida
nuevamente por algunos años, lo que agudizó la crisis agropecuaria en estas
regiones causando mayores desplazamientos, pobreza, hambre y
enfermedades.

En 1.998 empezaron a organizarse órganos estatales
competentes para conocer las políticas agrarias y
aplicación de estas en zonas rurales haciendo veedurías
y control sobre los programas y los
gastos. Es el Ministerio de Agricultura quien se encarga de la
política agraria, mientras que los organismos de
ejecución de los programas de gastos rurales (Programas de
Desarrollo Rural Integrado, Plan Nacional de Rehabilitación,
Instituto Colombiano de Reforma Agraria y Banco de Crédito Agrario) se
relacionaban directamente con los gobiernos locales, pero sin la
coordinación necesaria
para establecer un marco institucional coherente, que condujese a
un desarrollo rural amplio e integral.

Las condiciones de vida del colombiano medio han
mejorado y empeorado sustancialmente en estas últimas
décadas. La pobreza ha venido decreciendo en forma
constante, bajando de un nivel estimado en 50% de la
población de 1.964, al 19% en 1.992 y subido el nivel de
pobreza al 51% en el 2.005. Desde principios de los años
cincuenta se ha registrado un incremento de casi dos decenios en
la expectativa de vida al nacer – Hoy de 69 años
–, mientras que la mortalidad infantil se ha reducido en un
por un factor de cuatro, para situarse hoy en 30 muertes
infantiles por causas naturales por cada mil nacimientos vivos.
De hecho el Banco Mundial dice que los
índices sociales de Colombia son mejores de lo previsible
para un país en su nivel de desarrollo.

Hagamos un estudio de la pobreza en Colombia a partir de
la entrada en vigencia de la carta política de 1.991 y
su Estado Social de Derecho, haciendo dos cortes uno con el
estudio realizado en septiembre de 1.992 y con el otro realizado
en octubre de 2.004, este último entregado el 30 de marzo de
2.005. Más de seis millones de colombianos, en 1.992, el
18.8% de la población, reciben ingresos inferiores al nivel
de subsistencia reconocido comúnmente como suficiente para
la compra de una canasta de alimentos de adecuado valor nutricional. El 70% de
estas personas habitaban en zonas rurales del país. La
incidencia de esta forma extrema de pobreza era tres veces mayor
en el campo que la de la ciudad; en promedio, sus ingresos son
inferiores en un 43.3% al nivel de subsistencia, frente a
sólo 31.3% en el caso de los pobres urbanos.

LA POBREZA EN COLOMBIA, 1.992 TABLA
1

a. Proporción de la población que se
encontraba por debajo de la línea de pobreza.

b. Porcentaje en que el ingreso promedio de los pobres
es inferior a la línea base de pobreza.

c. Mide la profundidad de la pobreza como
proporción de la línea base de pobreza. Es igual al
producto de la incidencia y el déficit de la
pobreza.

Fuente: Estimaciones basadas en las encuestas de hogares
(ENH77)

Dado el carácter arbitrario de
toda definición de línea de pobreza, es importante
analizar la incidencia de pobreza según varias líneas.
Hemos considerado hasta aquí la línea de pobreza
absoluta, la que se refiere solamente a las personas cuyos
ingresos son insuficientes para atender sus necesidades de
energía alimentaria. También hay pobreza entre quienes
devengan ingresos superiores a este nivel base. Observamos en el
cuadro la línea de la pobreza absoluta, pero no nos deja ver
que en el rango más próximo, la línea de pobreza,
se encuentra gran parte de la población colombiana. En esta
tabla el DANE pretende mostrar cómo la incidencia de pobreza
(en el campo, en la ciudad y en el país en su conjunto)
aumenta con los múltiplos de la línea base de pobreza
absoluta o "Línea de indigencia". Con la
duplicación de esta línea, la incidencia de pobreza es
del 36% en la ciudad y del 65% en el campo, dando un promedio del
48% para el país en su conjunto. En otras palabras,
duplicando la línea base de pobreza, se observa la
duplicación de la pobreza rural, mientras que en la urbana
se multiplica casi por cuatro veces. Por consiguiente, la justa
preocupación por quienes viven en la "pobreza
absoluta
" – la mayoría para ese entonces en el
campo –, no debe hacer olvidar a los necesitados de la
ciudad.

La distribución regional de la
pobreza depende de la línea de pobreza que se emplee. "La
pobreza absoluta", como antes se dijo, es más que todo un
problema del campo. Allí la concentración de la
población en pobreza absoluta es algo mayor en las regiones
Pacífica, Oriental y Atlántica, que en el resto del
país. En los centros urbanos, hay casi igual número de
personas en absoluta pobreza en las ciudades grandes, medianas y
pequeñas, aunque la incidencia de pobreza es marcadamente
mayor en las pequeñas por su valor proporcional. La
distribución regional de quienes viven en "pobreza"
(dos veces mayor la línea base) es bien distinta. La
proporción rural disminuye notablemente, presentándose
una reducción apreciable en todas las regiones, salvo la
central, y la proporción urbana se sitúa en 44%.
Significa ello que los problemas relacionados con la
pobreza urbana cobran mayor importancia a medida que la pobreza
se define en términos de menor indigencia y necesite
considerarse por el Estado.

El nivel alcanzado para entonces era favorable, pero a
mediados de los años noventa después de haber sentido
por primera vez los impactos de la apertura económica de
Barco Vargas y Gaviria, el país se vio envuelto en la
miseria absoluta. Fenómeno que creció desmesuradamente
por la falta de gobiernos que gobernaran. Durante estos gobiernos
se perdió la confianza en el sector solidario. Fue ahí
donde empresas del sector cooperativo, algunas aparentemente
fuertes y estables, como CONSTRUYECOOP, BANCOOP, CRECER, etc.,
presentaron un déficit demasiado alto como para poder salir avante y tuvieron
que solicitar auxilio del más cruel de todos los salvavidas,
el FOGAFIN, y los que no pudieron acceder a tal auxilio cerraron
sus puertas, caso de la CAJA NACIONAL COOPERATIVA "CAJACOOP" hoy
en liquidación.

El desempleo en Colombia afecta en forma
desproporcionada a los jóvenes y a las mujeres: las tasas de
desocupación de estos dos
grupos son cerca del doble de la de los hombres mayores de 25
años, y superan ampliamente las de los demás
países de la región. Esto quiere decir que el problema
se encuentra muy concentrado en estos grupos. Además,
quienes se encuentran desempleados enfrentan períodos cada
vez mayores de desempleo. La duración típica del
desempleo se ha doblado desde mediados de los años noventa,
y alcanzó en el 2.000 a ser de más de siete meses por
año; en 2.001, cuarenta y cuatro punto dos (44.2) semanas
por año; en el 2.002, treinta y ocho punto nueve (38.9)
semanas por año; en el 2003, cuarenta y seis punto dos
(46.2) semanas por año; en el 2004, cuarenta y un (41)
semanas por año; y finalmente en el comunicado de prensa expedido por el DANE en
marzo 30 de 2005 (ECH), se dice que el tiempo de desempleo ha
disminuido a cerca de treinta y nueve punto tres (39.3) semanas
por año, es decir que una persona dura encontrando trabajo,
desempleado, más o menos doscientos setenta y cinco
días, nueve meses y medio. Sin embargo con algo de descaro e
ironía el titular del comunicado de prensa es "EL
DESEMPLEO MÁS BAJO EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS"
,
y con frente en alto y pecho inflado lo presenta el director del
DANE, en un seminario sobre "La Pobreza", organizado por el Banco
de la República y Planeación Nacional.

A continuación analizaremos el último reporte
del DANE sobre el comportamiento general de la
economía para el primer bimestre del año 2005. Dice que
en Colombia, el número de desempleados continúa en
descenso, al registrar en febrero de 2.005 una disminución
del 1,4 por ciento en comparación con febrero de 2.004. Para
este último la tasa de desocupación era del 15.4%,
frente al 14% de este año, es decir que, según el DANE,
el número de personas que encontraron empleo fueron Doscientas
Ochenta y Siete mil (febrero 2.004 – 3’129.000;
febrero 2.005 – 2’842.000).

Es interesante observar que la Tasa Global de
Participación (TGP) se encuentra en el punto más bajo
desde febrero de 2001. Es como sí alguna parte de la
población dejase de interesarle un nuevo puesto de trabajo,
pues la cantidad de hojas de vida recibidas para un cargo o labor
está disminuyendo, pero igual, mantiene una media entre los
60 y los 63.1.

Sí se observa bien, se nota en las gráficas que la tasa de
ocupación también disminuyó alcanzando un nivel
bajo, igual al del 2.003 (51,6) y muy inferior al del 2.001 que
alcanzó un 52.2.

Esta clase de estadísticas es muy
criticada, sobretodo por la forma de recolección de la
información, proveniente de encuestas por medio de comunicación telefónica
aleatoria, entrevista al azar en las
calles, consultas a los fondos de pensiones, entidades
prestadoras de salud, entre ellas el SISBEN, y reportes
esporádicos enviados por las alcaldías municipales de
diferentes municipios.

La realidad queda corta en estas frías cifras, la
verdad real de la economía se vive en las calles, en la
angustia de los jóvenes al salir del colegio, a los que no
han podido terminarlo; la única forma de poder tener datos
reales sería a través de un censo, un censo real es
casi imposible de realizar por diversos factores, que afectan la
recolección de la información tanto en el área
urbana como en la rural, la primera es la cantidad de personas
habitando las calles, las cloacas, condenadas por el Estado
Social de Derecho a sentirse menos que un ser normal, sacado del
cambuche, hacinado en una cárcel, calabozo o sótano,
escampando de la inclemencia del clima bajo un puente vehicular,
en un caño, detrás de una lapida esperando su fría
y cruel muerte por inanición.

La segunda causa de la imposibilidad de un censo real es
la actual situación de violencia que vive el país, con
grupos alzados en armas defendiendo causas
económicas de interés propio, siendo
guardianes de una agricultura no permitida.

El tercer factor es la imposibilidad que tiene el Estado
para desplazar a los encuestadores a todos los recodos del
territorio nacional; pero todas estas son tan sólo un
pequeño escalón que superar frente a la siguiente causa
expresada, el desinterés político de hacer conocer la
verdad, por parte de los gobernantes, desde el alcalde,
consejeros municipales, gobernador y parlamentarios de asambleas
que no quieren verse envueltos en revocatorias del mandato,
además de perder su participación en los lucrativos
negocios del Estado; hasta los
más dignos senadores y representantes a la cámara que
esperan ser elegidos por los periodos necesarios para obtener la
excelente pensión, eso los que no van a lucrarse
directamente con la expedición de leyes – negocio (o con
mico), o a verse favorecidos con estratégicas alianzas con
los grupos de poder. No olvidando que quien tiene menos voluntad
es aquel que quiere ser reelegido para varios periodos
presidenciales.

CAPÍTULO II

DESPLAZAMIENTO
FORZADO EN COLOMBIA

Este es un problema que se ha vivido la humanidad en
diferentes épocas de su larga historia, tal vez el grupo o etnia que mayor condición
de desplazamiento en la historia han sido el pueblo Judío,
quienes desde el génesis de su existencia fueron llevados de
la península arábiga y medio oriente por los fenicios a Egipto, entregados como
esclavos, luego liberados y conducidos por los desiertos del
oriente medio, por cuarenta años, hasta las puertas de
Canaán, de ahí expulsados y perseguidos por los persas,
luego los romanos, los africanos, los bárbaros, las hordas
carniceras del medioevo y sus cruzadas, la persecución de la
santa inquisición. Los reyes turcos los diezmaron, fueron
expulsados hacia América por los reyes
Luteranos Ingleses y en la época moderna caídos en las
matanzas nazis, (el holocausto); aún ahora,
hoy día, disputan un territorio con los palestinos, sus
hermanos de antaño.

En Colombia el fenómeno ha sido acelerado, la
violencia política, la corrupción, los falsos
ideales Marxistas, el engaño de: "la auto
protección
", el crecimiento desmesurado y egoísta
del narcotráfico y el olvido estatal han hecho que los
campesinos corran por sus vidas, por la de los suyos, abandonando
su oficio, buscando la protección de un Estado que les ha
dado la espalda, el refugio de los "rebeldes", de una
insurgencia que se acostumbró a no tener el poder
político pero sí un poder económico y militar
enorme, este desplazamiento es de no acabar.

El fenómeno del desplazamiento, a pesar de ser uno
de los más dramáticos, no está contemplado como un
simple transplante o transformación social en las
poblaciones que hoy día son afectadas por el conflicto
armado, sino que, el desplazamiento es el fenómeno de
desarraigo que cada vez toma fuerza y se hace más
grande, trayendo como evento natural la migración, la pobreza, la
miseria, la injusticia social, el analfabetismo, la
desestabilización social, política y económica de
la población civil y del Estado mismo.

Durante el periodo de 1.996 a 2.000 el desangre causado
por los actores armados, el olvido de los territorios rurales por
parte del Estado, han hecho que por lo menos dos millones
trescientas mil personas se hallan desplazado de sus zonas o
regiones de origen, Se hace la anotación que son los grupos
de "Autodefensas" y "Paramilitares" los que causan la
mayoría de desplazamientos no voluntarios en la
población civil.

Los desplazados se ven obligados a abandonar sus
orígenes, su cultura, sus costumbres y sus bienes, al igual que la tierra
donde radicaba su sustento; y lo hacen sin tener posibilidades de
prontos regresos a sus parcelas, aventurándose a nuevos
lugares, y padecimientos, olvidando sus valores productivos y
económicos, pues estos los han perdido al insertarse en la
actividad urbana, condenados a ser huéspedes de los
cinturones de miseria de las urbes y dentro de ellas en sus
calles, aceras, túneles, puentes, caños o rellenos
sanitarios (basureros).

Pese a algunos esfuerzos realizados por las
administraciones o gobiernos de turno, se ve claramente que la
intervención del Estado, su política neo liberal es
ineficaz, insuficiente e improvisada, afrontando calamidades sin
atender el problema de fondo. Aún la Ley 387 de 1.997, trata sobre la
asistencia al desplazado, que goza de intenciones magnánimas
no es una solución real al flagelo del desplazamiento y los
preceptos legales quedan convertidos en meros debates y
justificaciones de ponencias en actas y gacetas.

La acción del Estado
sólo alcanza a cubrir un veinte (20) por ciento (%) del
total de la población que se encuentra en situación de
desplazamiento forzado, lo que demuestra la incapacidad material
para poder atender en las urbes a los desplazados, la irrealidad
de poder determinar cuantos de ellos realmente sí son
realmente desplazados y cuantos tan sólo hambrientos
campesinos, el descaro y corrupción de un gobierno
que no ha querido dar una solución pronta y real a este
problema.

Son sesiones interminables en el Congreso de la
República, el legislador y el gabinete presidencial, la
cabeza del ejecutivo, donde se discuten invaluables proyectos de ley que muy
seguramente cambiarán la vida de los coasociados, como el
tema de la Reelección presidencial, el otorgamiento de
honores a un extranjero que no mira más que con desprecio a
los subdesarrollados políticos inmorales, timadores; No hay
espacio entre tanta agenda de importancia para poder hablar de
expropiación agrícola, la redistribución de la
tierra, el fomento de planes de agro industrialización
(formas reales de erradicar la pobreza) que causarían un
impacto en las billeteras de los terratenientes que aún
creen podrán encontrar yacimientos de petróleo o que aún
son lotes de engorde o simplemente la explotan de una manera
inapropiada.

Al terminar la guerra "de los mil días"
(1899-1902), se obtuvo la consolidación de la economía
cafetera exportadora, el desarrollo industrial y la
expansión económica. Aunque este periodo también
estuvo acompañado de una diferenciación social
traducida en la irrupción de movimientos de clase
bipartidista (inmersos dentro de los partidos tradicionales,
liberal y conservador), en 1.920 a raíz de las diferencias
sociales existentes surgió el movimiento obrero, que buscaba
crear las primeras agrupaciones políticas con un
carácter contestatario y contra partidista.

La hegemonía conservadora (1.886 – 1.930)
llegó a su fin con Olaya Herrera. En 1.930 el partido
liberal recupera nuevamente el poder, con el régimen de la
"Concentración Nacional", dividido en dos corrientes, una
gubernista, relacionada con los conservadores en la dirección general del
estado y de la economía como tal, con un componente social
fundamentalmente burgués; y la otra por oposición, que
estaba estructurada en las bases populares del partido quienes
dirigían la identidad partidista, la
política gubernamental e incluso el orden establecido,
representado por otra corriente liberal, dinamizando así las
luchas de masas obreras y campesinas.

Durante el periodo de 1.934 a 1.938, durante el periodo
de López Pumarejo, se presenta un plan denominado "la
Revolución en Marcha", plan
que tenía como objetivos básicos: "Definir un nuevo
orden de legitimidad de la gran propiedad agraria, plantear
exigencias mínimas de productividad a la agricultura,
racionalizar las relaciones entre capital y trabajo e introducir
un conjunto de medidas para fortalecer la función interventora del
Estado, que como finalidad tenía encontrar el apoyo al
desarrollo para el sector agrario".

Con el segundo periodo del mandatario López
Pumarejo (1.942 – 1.945), se empiezan a generar nuevamente
grandes expectativas en las fuerzas populares, al tiempo que la
ultraderecha conservadora y algunos liberales continuaban
ejerciendo la oposición. El plan de "La Revolución en
Marcha", no logra su objetivo, provocando
inconformidad en la población más vulnerada, la
campesina, quienes detallaron la imposibilidad histórica de
una reforma agraria que promoviera mejores condiciones en el
sector rural. El presidente Alberto Lleras Camargo, termina el
periodo luego de la renuncia de López, y con el objetivo de
disuadir la lucha entre los partidos tradicionales da mayor
participación en su gobierno al partido
conservador.

A mediados de los años cuarenta, la violencia en
las zonas rurales había alcanzado ya unos niveles
importantes, sin embargo, a partir de 1.948, con el asesinato del
caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán Ayala, se
desencadena la reacción popular más significativa de la
historia colombiana. Este líder asesinado basó
sus esfuerzos políticos en el apoyo al campesinado,
apoyándolo en su lucha contra el poder de los
terratenientes, motivo por el cual se perfilaba como el
representante de las clases populares y la opción
política más avanzada del momento, además sus
aspiraciones políticas eran llevadas por un excelente
camino. Las medidas represivas del entonces gobierno, Ospina
Pérez (1.946 – 1.950), la llamada época de la
Violencia en Colombia, debido a la persecución de los
conservadores (con el respaldo gubernamental) a los militantes
liberales. dirigidas a debilitar todo tipo de organización de clase
popular obrera, contribuyeron al descontento de la población
hacía el Estado.

Lo que, entendemos, desencadenaría en una eventual
retoma de las proclamas de Mijail Backumin, sobre la
anarquía al tiranismo democrático, y se convierte en el
"Florero de Llorente" para estas masas y organizaciones el
asesinato de caudillo popular, pues es un duro golpe a sus
expectativas políticas, degenerando en una reacción
violenta, cuya consigna de más alto poder en las gargantas
de los alzados "Bogotazo".

Allí nacieron las primeras agrupaciones de resistencia armada rural en las
zonas de Santander, los Llanos Orientales y en el sur del
país en el departamento del Tolima, las cuales se
harían nombrar como las "Guerrillas Campesinas". Eran
movimientos que representaban el descontento popular, no
sólo ante las políticas económicas y sociales,
sino también a la persecución por parte del Estado a
través de la "Policía Chulativa" a cualquier
manifestación de las masas populares.

La resistencia alcanzó una autonomía que
atacaba las clases burguesas, apareciendo así el movimiento
guerrillero en diversas partes del país como una alternativa
de resistencia. Las políticas implementadas durante el
gobierno de Laureano Gómez (1.950 – 1.953),
intensificaron los hechos de violencia, profundizando la ofensiva
contra los grupos armados y generando opresión en las masas
populares, lo que contribuyó a la creación y
expansión de los grupos guerrilleros. Durante este proceso, el Estado
utilizó mecanismos represivos aprendidos de la GUARDIA ROJA
(URSS) y la CIA (USA), como lo eran la "Policía Chulativa"
en Boyacá, complementada con posterioridad con
organizaciones paramilitares como "Los Pájaros" en el Valle
(Cartago) y Caldas, los "Aplanchadores" en Antioquia y los "Penca
Ancha" en las sabanas de Sucre, quienes eran asesinos a sueldo,
grupos de derecha que hacían limpiezas en las zonas rurales
y en algunas zonas urbanas.

Estos asesinatos, el enfrentamiento de guerrillas,
paramilitares y ejercito, el crecimiento de la delincuencia, y la pobreza que
invadió con la guerra los campos colombianos, hicieron que
la población campesina se empezara a desplazar de manera
forzada hacía las zonas urbanas. El resultado fue el
abandono del campo, al igual que el desplazamiento campesino a las urbes y a
zonas de similar fijación partidista.

Como reacción a los ataques perpetrados por los
organismos estatales, se conformaron grupos liderados por
liberales y comunistas, los grupos liberales se consolidaron
principalmente en los Llanos Orientales, sur occidente
Antioqueño, Carare – Opón en Santander, en
Yacopí – La Palma y en el sur del Tolima. Por otro
lado, el partido comunista proclamó la táctica de
autodefensa en el Tequendama y el sur del departamento del
Tolima, como estrategia político militar.

El origen de estos grupos produce significativas
transformaciones ideológicas, y permite acuñar el
término "Repúblicas Independientes" como lo
fueron Marquetalia (Quindío), Riochiquito y El Pato. Estas
eran zonas liberadas de la acción y represión estatal,
dándole gobierno a los grupos de izquierda, a guerrillas
campesinas que se iban formando en zonas que combinaban
circunstancias político – productivas con el poder
central que enmarcaba la represión y resistencia de la
época. Las acciones guerrilleras, son
fundamentos ideológicos y el reconocimiento de los mismos,
contribuyó a debilitar el gobierno de Laureano Gómez y
a negociar un acuerdo entre conservadores y liberales cuyo
moderador o conciliador serían las Fuerzas Militares,
presentándose como solución política el gobierno
militar del General Gustavo Rojas Pinilla.

Durante su mandato, las guerrillas liberales avanzaron
rápidamente desde los llanos orientales, mientras que en
Antioquia, Cundinamarca, Tolima y Valle, los campesinos se
agrupaban en zonas de autodefensa. El objetivo primordial de este
gobierno fue el de lograr una pacificación nacional mediante
una amnistía, para que los gruidos armados entregaran las
armas y se reincorporaran a la vida civil. Varios fueron los
grupos que se acogieron, logrando que las guerrillas liberales de
los llanos desaparecieran casi en su totalidad. Sin embargo, el
intento del General Rojas Pinilla Gustavo por crear una tercera
fuerza contribuyó a que los partidos políticos
tradicionales buscaran su salida, y en cambio, promovieran la
creación de un Frente Nacional donde se
alternaran el poder.

En el periodo comprendido entre 1.958 y 1.965, la
violencia cambiaría de forma con la aparición del
"bandolerismo Político", con más de cien bandas activas
que prolongaban la lucha bipartidista en la estructura local y regional a
cargo de jefes militares de origen campesino. Estas agrupaciones
revolucionarias contaban no sólo con el reconocimiento del
Estado, sino también con el apoyo de las masas campesinas.
Aunque la amnistía del gobierno del General Rojas Pinillas y
el primer mandato del Frente Nacional logran reducir el
número de grupos insurgentes, quedan algunos que no se
acogieron a tales perdones por considerarlos engañosos o
porque habiéndose acogido no se lograron adaptar nuevamente
a la vida rural y prefirieron continuar vinculados a estos
grupos.

La desconfianza alegada no era infundada, Guadalupe
Salcedo, jefe militar de las guerrillas del Llano fue asesinado,
al igual que muchos, a manos de la Policía
Nacional.

Estos grupos armados denominados "bandoleros", se fueron
desintegrando principalmente por dos factores importantes: el
primero, fue la incorporación de adolescentes a la lucha
armada, quienes habían sido víctimas de eventos violentos y su objetivo
era el de vengarse de sus agresores; el segundo factor, se dio
por la búsqueda de la independencia de los alzados
en armas de las fuerzas políticas. A pesar de existir
organizaciones que proclamaban legitimidad y poder, éstos
carecieron de una proyección política real.

Durante la época del Frente Nacional, aparecieron
otros movimientos de oposición que se convirtieron en
contradictores del excluyente acuerdo bipartidista, las
expresiones más representativas al principio de su
creación fueron: el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL)
en 1.962, y la Alianza Nacional Popular (ANAPO) en 1.960. En los
primero años del Frente Nacional, aparecieron nuevos
movimientos guerrilleros como el Movimiento Obrero Estudiantil
Campesino (MOEC) en 1.961, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) en 1.964, el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1.964, el
Ejercito Popular de Liberación (EPL) en 1.967, que van a
constituir el origen de un nuevo período de violencia, el
cual dura hasta nuestros días, con guerrillas de corte
comunista, en su inicio pues luego carecerían de ideología, y la
radicalización de los movimientos políticos de
izquierda como el Partido Comunista Colombiano (PCC) el cual
nacería en 1.964, el Frente Unido en 1.965 y MOIR en 1.969,
desapareciendo a mediados de los años noventa.

Las FARC, surgen como una coalición de varias
cuadrillas armadas dispersas, quienes establecieron su propio
programa de reforma agraria
ante el ataque constante de las fuerzas del Estado contra las
"Repúblicas Independientes". Este grupo nace como producto
de la radicalización de algunas viejas guerrillas liberales
al entrar en contacto con miembros del partido
comunista.

En 1.960 el partido político independiente ANAPO,
formado por seguidores del General Gustavo Rojas Pinilla,
participaba por primera vez en las elecciones al Congreso de la
República. La popularidad alcanzada por la ANAPO fue
creciendo durante la década de los setenta, logrando adeptos
entre muchos de los que rechazaron el excluyente pacto del Frente
Nacional. El General Rojas Pinilla, participaba como candidato
presidencial por la ANAPO; los comicios se realizaron el 19 de
abril de 1.970 y tras liderar inicialmente, por amplío
margen, en los resultados electorales, fue derrotado por un
porcentaje mínimo por el candidato del Frente
Nacional.

El fraude que se presentó en
estas elecciones fue la causal para que el sector de izquierda de
la ANAPO y disidentes de las guerrillas crearan un nuevo
movimiento revolucionario llamado, Movimiento 19 de Abril
(M–19), tal vez, para nosotros, fue la única guerrilla
que hasta su final luchó con conciencia política social
democrática.

La intensidad de la violencia en Colombia, refleja un
conflicto cuyas raíces no son meramente políticas, sino
también sociales. Desde el punto de vista político, la
lucha por el poder entre los partidos políticos
tradicionales, desencadenó la aparición de
organizaciones armadas con consignas partidistas, las cuales se
intensificaron luego del asesinato del caudillo popular Jorge
Eliécer Gaitán Ayala, líder que representaba los
intereses de las masas populares en la esfera
política.

Las autodefensas, como hoy en día las conocemos,
lejos de las historias de "Los Pájaros" y del "MAS (muerte a
secuestradores)" que no eran más sicariatos auspiciados por
el gobierno o por el narcoterrorismo, se encuentra la historia de
las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), la cual nace cuando
los hermanos Fidel y Carlos Castaño, víctimas de las
acciones de la guerrilla y cuyo padre había sido secuestrado
y ejecutado por las FARC, forman su propia organización y se
convierten en los más altos líderes del movimiento.
Luego del asesinato de Fidel en 1.994, Carlos Castaño asume
la comandancia del grupo antiguerrillero de autodefensa de
Córdoba y Urabá (ACCU), posteriormente AUC.

Esta clase de grupo no se consideraba como ilegal, por
el contrario la Ley 48 de 1.968 promovió la creación y
fortalecimiento del pie de fuerza a través de la
vinculación del campesinado en su propia defensa contra los
intereses de las organizaciones revolucionarias de izquierda, ley
que mantuvo su vigencia durante cuarenta años y sólo
hasta el final del gobierno Barco fue declarada inconstitucional
por la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, la acción de los paramilitares vuelve
a ser nuevamente legítima en 1.994, cuando en el gobierno de
Ernesto Samper Pizano, lanza en Antioquia un programa de seguridad ciudadana llamada
CONVIVIR, mediante el cual se autorizó a la población
civil al establecimiento y creación de "cooperativas rurales
de seguridad" con la clara
intención de crear tropas de inteligencia en sus
regiones.

Con el tiempo el Ex Senador y Ex gobernador de Antioquia
Álvaro Uribe Vélez, proponente y fundador de este
programa, se convertiría en presidente de la República
para el periodo 2.002 a 2.006, reemplazando las CONVIVIR, con el
reclutamiento al ejercito
formal de los jóvenes campesinos sin instrucción o
vocación militar y creando una red nacional de "informantes" que
cumplen con las mismas funciones primigenias de las
autodefensas de Antioquia.

Por otro lado, detrás de las causas partidistas y
acontecimientos políticos, se evidencia un conflicto social,
asociado con la tenencia de tierras y a la falta de programas
para la modernización del agro y de la industria en general y hacer
de la tierra un factor productivo y no de control político.
Las posibilidades de la "Revolución en Marcha" de López
Pumarejo, generó en la población campesina expectativas
positivas frente a la posibilidad de obtener mejores condiciones
contractuales, esto, a través de crear acceso real a la
propiedad sobre la tierra productiva, sin embargo, estas
esperanzas se desvanecieron generando una reacción popular
violenta.

Los antecedentes analizados, aunque sin soporte
estadístico, demuestran como las raíces de la violencia
están asociadas básicamente a un problema social, donde
las políticas del Estado no estuvieron dirigidas a la
consolidación socioeconómica de la población
rural, sino a desarrollar políticas represivas con el fin de
debilitar o aniquilar acciones de rebelión. La herencia de ésta violencia
son las prácticas transmitidas de unas generaciones a otras,
incluido el deseo de venganza y las retaliaciones, como
también, el reconocimiento de esta como instrumento de
poder. Por otro lado, la violencia también degeneró en
deserción de la población rural a los lugares urbanos,
tratando de salvar sus vidas siendo despojados de sus tierras
mediante amenazas, torturas y masacres.

Una vez estudiada la formación de los actores
armados más importantes del país, se observa como sus
principios y sus objetivos están orientados por intereses
económicos y territoriales, evidenciados en las zonas del
territorio nacional que cada grupo controla.

A partir de la década de los noventa el
fenómeno del desplazamiento se ha ido expandiendo a más
zonas del país, gracias a la multiplicidad de actores,
intereses, escenarios y estrategias en interacción conflictiva,
enfocada en diversas acciones ocasionadas por los agentes
generadores del desplazamiento.

Estos intereses que dan una formación al
desplazamiento forzado en Colombia se enmarcaran en desigualdades
político–militares,
político–ideológicas, Económicas y
culturales, que buscan acrecentar capitales propios a través
del despojo territorial. Hecho que compadece a la lógica del conflicto en
Colombia por parte de los actores violentos, sin embargo, la
irracionalidad de la violencia ha irrumpido en los elementos de
valor, dignidad, integridad y
seguridad de la población campesina, quienes cansados de
esperar acciones por parte del Estado tienen que enfrentar en una
difícil y crítica situación en
las ciudades receptoras, haciendo que los niveles de pobreza se
aumenten y disminuyan poco a poco los niveles de bienestar y
calidad de vida con
relación a los lugares de donde fue desplazado, que no
garantizan el bienestar mínimo del individuo, como los
derechos a la salud, la educación, la vivienda y el mismo
derecho a la vida.

Este fenómeno colombiano que se acentúa en las
raíces de nuestro territorio, afecta en gran magnitud a la
población civil, quienes padecen esta situación y
tienen que ser parte del hacinamiento urbano. Un estudio
realizados por el CODHES – SISDHES a finales de 1.995,
demostró que en promedio "cada hora en Colombia son
desplazados dos hogares", compuestos por madres cabeza de
familia y niños
campesinos.

La necesidad de controlar el territorio con el
propósito de poder ejercer, mediante acciones militares,
control de las actividades económicas lícitas e
ilícitas, obliga a los grupos armados a desplazar la
población civil previamente establecida en las regiones para
poblar estas, con gente de su plena confianza que se constituye
en una segura retaguardia, necesaria para su accionar.
Garantizando la tranquilidad necesaria en zonas de
influencia.

El efecto de la violencia en términos del
desplazamiento implica una disminución de la calidad de vida de la
población afectada, y un replanteamiento en su bienestar,
priva la libertad económica de
grupos de personas, de familias y comunidades, "La
denegación de la libertad para participar en el mercado de trabajo es una de las
maneras para mantener a los individuos en la esclavitud y la cautividad", en
el sentido que obliga al individuo a desplazarse a un medio donde
las condiciones laborales son diferentes, viéndose forzado a
abandonar su estilo de vida y sus
actividades laborales habituales (Producción Agropecuaria, o
afines y complementarias), además de sus bienes, teniendo
que insertarse en un mercado de trabajo que le permita suplir las
necesidades y responsabilidades que tiene. Lo anterior, hace que
las posibilidades laborales resulten limitadas en las ciudades
donde se reubican y tengan que recurrir a economías
informales para obtener alguna clase de sustento, porque sus
potencialidades laborales no se pueden desarrollar en los lugares
receptores de desplazamiento, "Para conseguir derechos
económicos, puede utilizarse la dotación en forma de
tierra y trabajo con el fin de producir alimentos, como en el
caso de la agricultura. Pero la familia o el individuo
también pueden adquirir la capacidad necesaria para comprar
alimentos obteniendo una renta salarial. Ésta depende de las
oportunidades de empleo y de los salarios vigentes en la
agricultura, la industria y otras actividades". Proceso que
resulta traumático si además le sumamos la
afectación psicológica, la ruptura emocional y
sociológica a la que se ven sometidos.

Los efectos de la violencia y el desplazamiento se
perciben en forma diferente según el género; la mujer campesina, por ejemplo,
ha crecido en un ambiente exclusivamente doméstico, de
labores maternas, por este motivo las mujeres desplazadas son
triplemente víctimas "primero, el trauma que les han
producido los hechos violentos (asesinatos del cónyuge u
otros familiares, quema de casas, violaciones); segundo, de la
pérdida de los bienes de subsistencia (casa, enceres,
cultivos, animales) que implica la ruptura
de los elementos conocidos de su cotidianidad doméstica y
con su mundo de relaciones primarias; y tercero, del desarraigo
social y emocional que sufren al llegar desde una apartada
región campesina a un medio urbano desconocido". Sin
embargo, para las mujeres puede resultar en principio más
fácil reinsertarse al mercado laboral que a los hombres,
sí tenemos en cuenta que el servicio doméstico brinda
una buena posibilidad de obtener ingresos, mientras que el
género masculino debe buscar otras labores que poco o
ninguna tienen que ver con las que desarrollaba en su lugar de
origen.

La necesidad del desempleado de ocultar su identidad por
temor a ser relacionado con los grupos insurgentes en los sitios
de llegada, o por desconfianza en el manejo que los funcionarios
del Estado den a la información, viviendo en anonimato
dentro de las grandes ciudades se ocultan, se confunden,
incrementando los cinturones de miseria de los barrios más
vulnerables. El desplazado huye del conflicto sin saber que la
vida en las ciudades y especialmente en las zonas de pobreza, los
índices de violencia pueden resultar más elevados que
los que había en su zona natural, sin embargo, transcurrido
un tiempo las posibilidades de retorno resultan bastante
reducidas y terminan por acostumbrarse a su nueva condición
de miseria y de violencia colectiva. Evaluar la calidad de vida
humana y del bienestar no índica el análisis exclusivo
del ingreso per cápita o de la distribución de la
riqueza, sino también, desde el punto de vista de la
privación de capacidades. Es decir, es pobre aquella persona
que aunque tenga un buen nivel de ingresos, no puede disfrutar de
éstos por que tiene una enfermedad que se lo impide; por que
su nivel económico no es suficiente para cubrir todas las
necesidades que demanda la sociedad donde
vive, o porque existe una desigualdad sexual que impide obtener
unos mejores niveles de vida. Sí decimos que la pobreza no
está relacionada exclusivamente con la renta, entonces, el
desplazado no sólo es pobre por la carencia de ingresos,
sino también por que se ha visto obligado a abandonar su
tierra, sus animales y sus bienes, huyendo a lugares
inhóspitos donde las circunstancias se contradicen con el
bienestar que posiblemente brindaba su anterior estilo de vida,
pero que por situaciones de seguridad le es imposible disfrutar.
Es pobre también, porque aunque conoce el sistema de
producción rural, en las ciudades quedan relegadas este tipo
de labores, teniendo en cuenta que la producción es
básicamente industrial y de servicios, y por lo tanto la
continuidad de las labores cotidianas es mínima.

DESPLAZADOS EN COLOMBIA 1.985 –
1.999

TOTAL APROXIMADOS 1.843.000 TABLA
2

Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia
– CODHES

Elaboración: CODHES – Consultorio para los Derecho
Humanos y el Desplazamiento – CODHES.

DESPLAZAMIENTO FORZADO INTERNO EN COLOMBIA. Memorias Seminario
Internacional. Junio de 2.000.

El desplazamiento es un mal en crecimiento, gracias a
las políticas del los actores armados de dar tierras
sólo a aquellos cultivadores amigos de sembrar además
de papa y mazorca, coca, amapola, marihuana. Además del
desdén del Estado por su pueblo, por sus campesinos, por sus
coasociados, por sus mandantes, que se demuestran con las altas
tasas de desplazamiento presentadas en la Tabla 2.

CAPÍTULO III

POLÍTICA
AGRARIA EN COLOMBIA

La adaptación de los seres vivos a un entorno
específico es un proceso de equilibrio dinámico y
permanente entre la asimilación de las condiciones que este
impone y la capacidad de acomodar el entorno a los requerimientos
de cada especie. Gracias a este proceso, las especies evolucionan
a partir de unas condiciones físicas y climáticas
básicas, que dan lugar a una serie de interacciones entre
elementos bióticos y abióticos, con lo cual se
determina la configuración de los ecosistemas.

El hombre se ha adaptado históricamente a diversos
espacios y los ha transformado parcial o totalmente. Al hablar de
la evolución de las formas
del asentamiento humano se hace referencia a la ocupación
del espacio y al uso de los recursos conexos como el agua, la fauna y la flora. En el caso de
las poblaciones nómadas, estas ejercían una acción
extractiva de los recursos que sólo perturbaba levemente el
entorno natural. A medida que las actividades económicas del
hombre se fueron consolidando y éste fue formando
asentamientos, las transformaciones del medio natural se
acentuaron, requiriendo, en muchos casos, la destrucción y
la eliminación de las vegetaciones naturales para establecer
tierras de labranza o pastoreo, espacios habitacionales y
poblados permanentes.

Poco a poco, estas transformaciones se hicieron más
drásticas y con ciertas características de
irreversibilidad que, cuando afectaron a los sistemas naturales
como tales, originaron la desaparición de culturas
importantes.

Con el desarrollo de la tecnología y de la economía,
aplicadas a la utilización de los suelos y de las aguas, como
soporte para la agricultura y la ganadería, se sumaron
progresivamente nuevos usos del territorio y de los recursos
para, por ejemplo, la construcción de infraestructura, la
explotación del subsuelo y la utilización de la
atmósfera, las aguas y los
suelos como receptores de emisiones de partículas y gases, de vertimientos
contaminantes

y de residuos sólidos.
Más recientemente, el espacio aéreo es usado
intensamente como ámbito de la navegación aérea y
del espectro electromagnético para el moderno sector de las
telecomunicaciones.

OCUPACIÓN HISTÓRICA:

En Colombia, antes de la colonización
española, la ocupación del territorio había sido
realizada mediante oleadas sucesivas de poblamiento, cuyos
rastros culturales se remontan, según los datos
arqueológicos obtenidos, hasta ahora, a 12.000 años
antes del presente.

Los primeros poblamientos ocurrieron en las zonas bajas,
y por múltiples circunstancias, que van desde cambios
climáticos importantes hasta colisiones por el manejo del
territorio entre grupos culturalmente diferentes, impulsaron a
los grupos humanos a ascender por las vertientes de las
montañas, a asentarse en zonas climáticamente más
benignas y a descubrir los valles interandinos y los altiplanos.
Cuando llegaron los españoles, encontraron diversas culturas
indígenas que coexistían armónicamente con la
naturaleza y poblaban principalmente las regiones del centro del
país, el alto Magdalena y Cauca, la Sierra Nevada de Santa
Marta y puntos dispersos en la región oriental del
territorio. La comunidad chibcha era la más importante, y la
etnia más representativa, la muisca, habitó la zona de
la Sabana de Bogotá y los alrededores de Tunja y
Sogamoso.

Hacia finales del siglo XV, con la conquista del
territorio por parte de los europeos se consolida la
formación de asentamientos sobre un eje costero en el
Caribe, que posteriormente se extendería a lo largo del
río Magdalena y penetraría gradualmente sobre los
costados de la cordillera Central y Oriental, en especial en el
corredor que conecta el puerto de Honda con Bogotá. A la
conexión de los principales centros de poder de la Corona
Española, desde Caracas, en el nordeste, hasta Lima, a lo
largo de los Andes, siguieron la ubicación de los
principales poblamientos indígenas precolombinos
constituyeron el patrón de ocupación del territorio
colombiano en el periodo colonial.

Consolidado este proceso, y tras el desarrollo de los
núcleos poblacionales, se estructura el mercado interno
mediante la conexión de los núcleos originales,
distribuidos en la cordillera Central y Oriental, los valles
interandinos con el eje costero. Es así como a comienzos del
siglo XIX se presenta la ocupación amplia del altiplano
Cundí boyacense y del corredor andino oriental, que se
prolonga hacia Venezuela. Igualmente fueron
ocupados

el altiplano Nariñense, integrado con la
región de Popayán, buena parte de los pisos
térmicos ubicados en la cuenca del Magdalena-Cauca entre
1.000 y 1.800 metros y algunas áreas a lo largo de las
vías de comunicación entre las vertientes de esas dos
cuencas.

Con la colonización antioqueña se
consolidó la ocupación de la zona andina de Colombia;
allí, una gran porción de estas áreas,
especialmente la parte norte y media de la cordillera Central,
con base en la acumulación lograda como resultado de la
explotación minera, se poblaron entre fines del siglo XIX y
la primera parte del siglo XX.

A mediados del siglo XX, se afirmó la
ocupación de las sabanas del los ríos San Jorge y
Sinú, gracias a la recuperación en forma de haciendas
de los últimos vestigios de las encomiendas y de los
señoríos feudales de los últimos tiempos de la
colonia, que se fueron realizando durante los primeros años
de la independencia.

El modelo de poblamiento
intentado por los jesuitas para constituir
estados-cultura fue truncado durante el siglo XVII por su
expulsión de los territorios bajo dominio español. Posteriormente, una
vez se consolidaron y decayeron las rutas comerciales a
través de la cordillera Oriental y del río Meta hasta
el Orinoco, establecidas desde la independencia hasta comienzos
del siglo XX, se establecieron ganaderías extensivas en las
sabanas orientales de la Orinoquía, con una baja densidad de
población humana.

Existen todavía amplias áreas andinas con
bajos niveles de ocupación, especialmente en la cordillera
Oriental, en la zona nordeste y media (Sarare, Catatumbo,
Motilones) y en buena parte de la cordillera Occidental,
principalmente hacia el océano Pacífico, donde se ubica
el Chocó biogeográfico. La región de Urabá,
algunas áreas del piedemonte de la cordillera Oriental
(Casanare y Arauca) y la parte baja del Macizo Colombiano
(Caquetá y Putumayo), fueron ocupadas en mayor
proporción durante la primera mitad del siglo XX.

La enorme región Amazónica, que constituye 40%
del territorio nacional, ha estado ocupada desde la época
precolombina por comunidades indígenas de diversos grupos
étnicos, la mayoría de ellas con actividades de caza,
pesca y recolección de frutos y raíces, ligadas con los
ciclos climáticos y estaciónales de la vegetación y de la
reproducción de las
especies y, por tanto, con formas de asentamiento inestable y
migratorio, ligado a las características de esos ciclos.
Constituyen buena parte de la población que habita en la
actualidad la región, en áreas asignadas bajo
condición de resguardo que cubren 8,5% aproximado del
territorio nacional.

La ocupación foránea de la Amazonia se inicia
igualmente con la llegada de los españoles y se mantiene
contemporáneamente con los procesos colonizadores de la
población andina. La bajísima ocupación
territorial se explica por las serias limitaciones relacionadas
con las

características de los ecosistemas y los suelos de
la región, en condiciones de manejo no apropiado, y las
dificultades de acceso, por la insuficiente infraestructura para
llegar a la zona.

En general, se puede considerar que la Amazonia ha
soportado tres formas de ocupación foránea: la primera
está asociada con procesos de extracción intensiva de
algunos recursos naturales, como el caucho y el oro, que no conformaron
grandes asentamientos humanos de carácter permanente. La
segunda forma corresponde a la colonización espontánea
clásica, que penetra progresivamente en la selva a partir
del piedemonte andino, utiliza el sistema de tala y quema para
sembrar cultivos de pancoger y para establecer, finalmente,
algunos pastizales para la ganadería extensiva. La tercera
forma es de carácter geopolítico y comercial, y
responde a la necesidad del Estado de hacer presencia en las
fronteras y facilitar los flujos comerciales internacionales,
como es el caso de Leticia.

Con la ocupación de los pisos medios de la zona
Andina y de los valles interandinos y dadas las condiciones de
concentración de la propiedad de la tierra en estas zonas y
las limitaciones de uso, climáticas, de salubridad y de
acceso a las regiones Amazónica y Orinoquense, se genera una
presión hacia los pisos
altitudinales superiores, constituidos por los páramos y por
el bosque alto andino.

El principal impacto de este proceso histórico de
ocupación ha sido la desaparición generalizada de la
cobertura boscosa. Por ejemplo, en las zonas Caribe y Andina,
incluidos los valles interandinos, no quedan sino relictos de
bosques primarios.

En la zona basal de la Amazonia y del Pacífico,
aún existen extensas áreas de bosques nativos o poco
intervenidos, cuya cobertura se contrae y eventualmente se
recupera, de acuerdo con las dinámicas de los procesos
colonizadores y de los mismos procesos naturales.

Durante los últimos años, se han presentado
procesos de abandono de tierras agrícolas en la región
Caribe y en el interior del país, debido a la
intensificación de la violencia y a otras circunstancias
económicas y sociales.

Las tierras abandonadas, cuando no se cubren con malezas
y rastrojos, terminan siendo utilizadas para explotaciones
ganaderas.

Un impacto importante en el proceso de ocupación se
dio con la utilización de áreas con gran potencial
agrícola, como la Sabana de Bogotá y el Valle del
Cauca, para la expansión de áreas urbanas de las
ciudades Bogotá y Cali.

INTENSIDAD DE USO EN COLOMBIA (1996):

El territorio continental de Colombia comprende una
extensión en pisos basales (áreas teóricamente
definidas entre cero y 1.000 msnm) de 83 millones de
hectáreas, aproximadamente, equivalente a 73% del total de
la superficie del país. Los pisos andinos o montañosos
(áreas por encima de los 1.000 msnm) ocupan 31 millones de
hectáreas, con una participación de 26%1 en el
área total.

En la actualidad, las tres coberturas más
importantes de la categoría basal son: la selva, con el 46%;
los agroecosistemas, con 24%, y las sabanas, con 19%. El
porcentaje restante agrupa otras coberturas, como los cuerpos y
cauces de agua, las áreas insulares
y los bosques riparios. En los pisos andinos, los agroecosistemas
constituyen 62% y los bosques, 30%. El resto corresponde a las
áreas de páramo, cuerpos de agua y otras coberturas
especiales.

Desde la perspectiva de la intervención en los
espacios por parte de las actividades humanas, la superficie del
territorio nacional se puede dividir en tres tipos de áreas:
las intensivamente intervenidas (26%), las parcialmente
intervenidas (15%) y las levemente o no intervenidas (59%). Las
primeras corresponden a los agroecosistemas, las áreas de
explotación minera, las ocupadas por asentamientos humanos y
los bosques plantados. Las segundas comprenden básicamente
los agroecosistemas fragmentados y las sabanas orientales,
ocupadas por ganadería extensiva. Las terceras están
constituidas principalmente por el interior de la Amazonia,
algunas áreas de la región Pacífica, zonas de
difícil acceso, como el tapón del Darién, y otras
zonas de ladera con fuertes pendientes.

La ocupación del medio natural, y la subsiguiente
transformación en las áreas intensa y parcialmente
intervenidas, ha sido realizada sin suficiente conocimiento del complejo
entramado de regulaciones ecosistémicas, razón por la
que se han generado en muchos casos procesos de deterioro, a
veces irreversibles, y alteraciones en los ciclos naturales, que
aumentan las situaciones de riesgo, la fragilidad y la
insostenibilidad de las actividades.

Tal es el caso de algunas explotaciones agrícolas
de ladera, que emplean métodos de labranza
diseñados para otros suelos y para otras condiciones
biofísicas. Una buena parte del área Andina está
constantemente sometida a procesos erosivos y de inestabilidad,
con intensidad media a alta. Igual sucede con el establecimiento
de asentamientos o actividades agropecuarias en las planicies
inundables sin la debida planificación y
previsión.

Las zonas escasamente intervenidas están ocupadas
básicamente por comunidades indígenas que, a diferencia
de las formas más modernas de intervención, mantienen
una relación armónica con el medio natural, basada en
conocimientos ancestrales sobre el funcionamiento de los
ecosistemas en los territorios que ocupan; sin embargo, esta
relación se puede ver alterada por la presión
socioeconómica ejercida sobre las comunidades.
Estas

zonas, situadas en el interior de la región
Amazónica y en algunas áreas selváticas del
Chocó, no presentan condiciones propicias para el desarrollo
continuo de la producción agropecuaria con especies no
nativas, en una misma área y con utilización intensiva
de los suelos, como sucede en la zona Andina.

En general, se puede considerar que las principales
formas de uso del suelo corresponden a las zonas
ocupadas por parques naturales, a las áreas de
protección y de reserva, a lo largo y ancho del territorio
nacional, que por su carácter y función social,
jurídicamente determinadas, preservan las condiciones
naturales. En el mapa 2 se puede observar la comparación del
uso del espacio por grandes sectores de actividad, con la
superficie total del territorio nacional. La extensión
ocupada por los agro ecosistemas es 130 veces mayor que el
área ocupada por los asentamientos, tres veces mayor que el
área explorada y explotada para actividades mineras y cinco
veces el área protegida.

MAPA 2

USO DEL TERRITORIO PARA ASENTAMIENTOS
HUMANOS:

Los asentamientos humanos comprenden todos los tipos de
entornos humanos, es decir, los que corresponden principalmente a
las unidades de vivienda y a algunas actividades comerciales, de
servicios e industriales, ubicadas por lo general cerca a
aquéllas, que originan concentraciones de población de
diferente tamaño. Las clasificaciones internacionales
consideran que los asentamientos humanos son de dos tipos: los
dispersos o rurales y las concentraciones o
urbanizaciones.

El total general de asentamientos en el país
durante 1996 suma 8.751, si a los 1.085 correspondientes a
cabeceras municipales que existían, según el Dane, se
agregan el resto de centros poblados, como corregimientos,
inspecciones de policía y caseríos.

La distribución de los asentamientos de mayor
área se puede observar en el mapa de redes viales, en el que se evidencia el
desarrollo del área del asentamiento efectivamente ocupada,
en el caso de las grandes concentraciones de población, y la
ubicación de las intermedias, observables en esa escala.

Al realizar una visualización global de la
distribución de asentamientos humanos en el territorio
nacional, se puede concluir que la mayor concentración
está en un triángulo conformado por las tres ciudades
más pobladas del país, a saber, Bogotá, Cali y
Medellín, y tres corredores o ejes longitudinales. El
más extenso corresponde al eje del litoral Caribe que,
además de las ciudades costeras, incluye a Sincelejo,
Montería y a algunas ciudades intermedias que se internan en
las sabanas de Sucre y Córdoba.

El segundo y tercer tipo corresponden a los corredores
que conectan el triángulo central del país en forma
simétrica con las dos fronteras más importantes, en
términos comerciales y de comunicaciones terrestres:
Venezuela y Ecuador. Uno incluye el
área norte del altiplano

Cundiboyacence, los asentamientos de Cúcuta y
Bucaramanga, con sus áreas de influencia, y un corredor de
conexión hacia el Magdalena Medio, que llega a
Barrancabermeja. El otro, hacia el sur, comprende el valle del
alto Cauca y el altiplano Nariñense, e incluye las ciudades
de Popayán y Pasto. Además, se puede considerar
también como zona importante de asentamientos al corredor
del valle del alto Magdalena, en el que tienen asiento
importantes centros poblados, como Espinal, Neiva y
Pitalito.

Mapa Nro. 3

En una escala de análisis de 1:1.500.000, la
imagen de Colombia muestra que
los asentamientos humanos, habitados por una población
aproximadamente superior a 30.000 habitantes, ocupan cerca de
120.000 hectáreas. De éstos, las capitales de
departamento ocupan un área de 100.000 hectáreas,
equivalentes a 0,08% del territorio nacional, y las cabeceras de
municipios cubren un área de 20.000 hectáreas,
equivalentes a 0,018%. Si en estas 120.000 hectáreas habita
aproximadamente 50% de la población, se puede inferir
que

el área ocupada por asentamientos no supera el 0,2%
del territorio. Si se consideran los perímetros de las
áreas urbanas definidos por los consejos municipales, que
incluyen, además de las áreas construidas, las de
expansión potencial, se estima que alcanzarían las
348.000 hectáreas, o sea, 0,28% del territorio
nacional.

Los perímetros urbanos de las 32 capitales
departamentales, incluida Bogotá, alcanzan un área de
140.000 hectáreas; de ellas, 19 tienen menos de 3.500
hectáreas y sólo cuatro superan las 9.500
hectáreas. Ninguna de las 1.080 cabeceras municipales
restantes sobrepasa las 3.500 hectáreas.

USO AGROPECUARIO:

Se entiende por agro ecosistema el área que ha
sido intervenida con el fin de desarrollar procesos de
producción agrícola y pecuaria. La intervención se
inicia con la eliminación de las coberturas vegetales
originales y la alteración de los ciclos naturales. Cuando
las tierras intervenidas en las regiones Caribe y Andina son
abandonadas o dejadas en descanso temporal, por lo general siguen
considerándose dentro de la categoría de agro
ecosistemas, por estar dedicadas en su mayoría a pastos, o
se convierten en malezas y rastrojos. Por el contrario, las
áreas abandonadas en las regiones selváticas del
Pacífico y la Amazonia, así como las zonas húmedas
y muy húmedas del interior del país, recuperan
rápidamente la cobertura vegetal como bosque secundario y
pierden en poco tiempo el carácter de agro
ecosistemas.

Los 42 millones de hectáreas en agro ecosistemas
existentes en el país, se distribuyen: 61% en el piso basal
y 39% en el piso andino.

Los agroecosistemas ubicados en los pisos basales
alcanzan 29 millones de hectáreas, correspondientes a 24%
del territorio nacional. Las áreas intensamente intervenidas
por estos agroecosistemas (46%) se hallan principalmente en la
llanura Caribe, en la región del

piedemonte Llanero y en las zonas interandinas ubicadas
en los valles de los ríos Magdalena y Cauca. Las áreas
parcialmente intervenidas (54%) corresponden a las
sabanas

orientales utilizadas en ganadería extensiva, que
se localizan en la región que se prolonga desde el
piedemonte Llanero hasta el Orinoco, y a los agroecosistemas
fragmentados, que en buena medida constituyen prolongaciones de
los agroecosistemas basales de la vertiente oriental sur de la
cordillera Oriental.

Los agroecosistemas distribuidos de acuerdo con la
pertenencia a un piso, sea basal, andino o interandino, se pueden
observar en la tabla de agro sistemas regionales, donde se
detallan las participaciones según el grado de
intervención del mapa de agro sistemas
regionales.

Los agroecosistemas andinos, o sea, los ubicados
aproximadamente por encima de los 1.000 msnm, han sido estimados
en 18 millones de hectáreas, equivalentes a 15 % del
área total del territorio nacional. Las áreas
intensamente intervenidas (88%) se distribuyen a lo largo de las
tres cordilleras y de la Sierra Nevada de Santa Marta: en el sur
del país se concentran en el altiplano Nariñense, en
buena parte del Macizo Colombiano y en el valle de Pubenza; en la
cordillera Oriental ocupan totalmente el flanco occidental e
incluyen el altiplano Cundíboyacense; el flanco oriental
está intensamente intervenido hacia el piedemonte Llanero y
el norte de Santander; en la cordillera Central ocupan totalmente
las dos vertientes y se expanden en la zona de los altiplanos de
Rionegro y Santa Rosa de Osos, hasta las estribaciones en el
norte de Colombia. Los agroecosistemas de la cordillera
Occidental ocupan casi exclusivamente el costado oriental. Las
áreas de los agroecosistemas clasificadas como parcialmente
intervenidas corresponden a los páramos y a los
agroecosistemas fragmentados, ubicados básicamente en el
costado oriental de la cordillera Oriental cercano a Florencia,
en la estribación oriental de la cordillera Central,
alrededor y en el sur de la serranía de San Lucas, y en los
alrededores de la Sierra Nevada de Santa Marta. Todas estas
áreas equivalen a 12% de los agroecosistemas andinos
restantes. Los agroecosistemas del piso andino, a diferencia de
los agroecosistemas basales, presentan una intervención
bastante homogénea, es decir, han sido copados casi
totalmente por procesos agropecuarios de
producción.

MAPA:.Nro.4

DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE LAS ACTIVIDADES
AGROPECUARIAS:

El 79% del área total intervenida por
agroecosistemas se utiliza para actividades agropecuarias. En
1995 las áreas cultivadas alcanzaban 4,9 millones de
hectáreas y las correspondientes a actividades pecuarias, 28
millones.

El área cultivada en las regiones se distribuye de
la siguiente manera: en la región Andina está la mayor
área cultivada (60%), seguida por la región Caribe
(22%) y por la Amazonia (11%). En actividades pecuarias, la mayor
área se encuentra en las regiones Orinoquense y

Andina (74%) y en la Caribe (20%). La participación
de la región Pacífica, tanto en área cultivada
como en actividad pecuaria, es insignificante.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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