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Literatura argentina: notas y entrevistas (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

En sus aforismos, Porchia no sólo nos ofrece
máximas de vida, sino que también plantea su
personal
filosofía acerca de Ia situación del hombre en el
mundo y con respecto al Ser Supremo. "Dios mío, casi no he
creído nunca en ti, pero siempre te he amado"
–escribió. Esta afirmación tiene
relación con aquel otro aforismo en el que dice que busca
su existencia, pero la busca fuera de él mismo. Las
reminiscencias bíblicas están presentes en sus
sentencias; en una de ellas se evidencia su concepcion acerca de
la condición humana: "Casi no he tocado el barro y soy de
barro". En esta realidad encuentra asimismo otra imagen como
vía de expresión: "El Iodo, apartándolo del
lodo, no es más lodo". Este aforismo implica la idea de la
posibilidad de una redención.

ReIacionado con el tema de Dios, encontrarnos el de la culpa,
inherente a la religión
católica. Porchia sostenía que el mal no lo
hacían todos, pero acusaba a todos; como forma de
enfrentar ese destino cierto, él se proponía una
máxima de vida: "Mis culpas no irán a
otras manos por mi culpa. No quiero otra culpa en mis manos".

En Ia obra aparecen el paraíso y el infierno, vistos
desde su original perspectiva creativa; él dice: "Quien
hace un paraíso de su pan, de su hambre hace un infierno".
AI igual que en otras sentencias, postula el ideal de austeridad
que caracteriza su libro.

Acerca de la condición del hombre, afirma que "Hasta el
más pequeño de los seres !leva un sol en los ojos";
lo difícil es poder ver ese
sol en todos. La bondad tampoco es una garantía de
felicidad para Porchia, pues -a su criterio- "Si eres bueno con
este, con aquel, éste, aquel dirán que eres bueno.
Si eres bueno con todos, nadie dirá que eres bueno".

La palabra, medio por el cual se expresa, es observada en
relación con eI contenido que encierra. El aforista
sostiene que las palabras son siempre las mismas y que son ellas
Ias que duran; sin embargo, aquello que dicen nunca es lo mismo,
y lo que dicen no dura.

Dios, los hombres, el amor, el
desdén, el bien, el mal, la fe y el escepticismo son
algunos de los temas abordados en estos aforismos que tuvieron
resonancia en el ambito literario extranjero de su tiempo.

En Argentina y eI exterior

La obra de Porchia aparece en el estudio de Daniel Freidemberg
sobre la poesía
del cincuenta. En esas páginas, eI ensayista describe al
ítaloargentino como "una soIitaria figura que, por edad y
por la publicación de su unico Iibro (Voces, 1943)
es muy anterior: eI inclasificable aforista Antonio Porchia
(1886-1968), autor de brevísimas reflexiones donde los
más severos mecanismos intelectuales
desatan vertiginosas indagaciones. no ajenas a la
concepción de lo 'surreal’, tal como lo entendieron
los fundadores de ese movimiento".

A criterio de sus editores, la atención que Ie dispensaron personalidades
foráneas hizo que la obra de Porchia alcanzara una
relativa difusión: "el espaldarazo de Andre Breton (y el
de Roger Caillois) promovió el reconocimiento de Porchia
en su propio país".

Roger Caillois tradujo este libro al francés en 1949;
el aforista se lo había dedicado. Por su parte, Andre
Breton afirmó, en su libro Entretiens 1918-1952: "Debo
decir que el pensamiento
mas ductil de expresión española es, para
mí, el de Antonio Porchia, argentino".

La obra fue editada en reiteradas oportunidades, en castellano y
también en otros idiomas. En Belgica, en 1962, el aforista
fue incluido por Femand Verhesen en una selección
de autores argentinos que tradujo al francés con el titulo
de Poésie vivante en Argentine. No obstante -afirma
Alberto Luis Ponzo-, el escritor no era conocido en España.

Voces tuvo también ediciones en América
del Norte. En Estados Unidos,
W. S. Merwin tradujo y publicó en 1969 una
selección a la que tituló Voices. En el
prólogo que encabeza este libro, refiriéndose a
algunos aforismos, encuentra que tienen estrechas afinidades con
frases de las escrituras budistas y taoístas, mientras que
otras no sólo recuerdan a Kafka, sino también a
Lichtenberg y a Blake.

El libro de Porchia cumplirá en 1993 sus primeros
cincuenta años de vida. Estimamos que es una
ocasión propicia para que quienes no conocen la obra de
este ítaloargentino se beneficien con Ia lectura del
magnífico texto, al que
siempre se recurre en procura de orientación y goce
estético.

(EL TIEMPO, Azul, 1992)

En el centenario de su nacimiento

Así·era Alfonsina Storni

En 1992, el 29 de mayo, se cumplen cien años del
nacimiento de la escritora. Nació en un cantón
suizo de habla italiana, pero sus padres ya habían
emigrado, años antes, a la provincia de San Juan. Su
infancia y
adolescencia transcurrieron en diversos puntos de nuestro
país, en una situación económica
difícil, que la obIigó a desempeñar trabajos
como los de costurera a domicilio o empleada en una
fábrica de gorras. Se recibió de maestra rural.

Colaboró en La Nación,
Atlántida, Caras y Caretas y La Nota. Integró los
grupos
Iiterarios "Anaconda", "La Peña" del Tortoni y el
círculo que se reunía en la confitería
Richmond de la calle Florida. Escribió teatro para
niños y
adultos, obras en prosa y poesía. Fue con este
último género con eI que logró una fama
perdurable, avalada por el Premio Municipal y el Segundo Premio
Nacional otorgados a Languidez.

Gravemente enferma, puso fin a sus días el 25 de
octubre de 1938, en Mar del Plata.

Mucho se ha escrito acerca de la producción literaria de Alfonsina. Por eso,
aunque siempre existe la posibilidad de realizar un nuevo aporte
sobre su obra, preferimos abocarnos, en este aniversario, a un
tema diferente: su aspecto físico y su personalidad,
los cuales estaban muy ligados, Para ello, recurrimos a los
testimonios que sobre sí misma dejó la poeta, y
también aI que brindó, en Chile, Gabriela Mistral.
Con unos y otros, intentaremos formarnos una idea de Alfonsina,
para recordarIa en el centenario de su nacimiento.

Evocación de la poeta

Alfonsina nos ha dejado testimonios acerca de sus primeros
años. En estos recuerdos, describe un alma que ya
reniega de las ataduras, que desea vivir en contacto con la
naturaleza:
"Crezco como un animalito -dice-, sin vigilancia,
bañándome en los canales sanjuaninos,
trepándome a los membrillares, durmiendo con la cabeza
entre pámpanos. A Ios siete años aparezco en mi
casa a las diez de la noche, acompañada de la
niñera de una casa amiga donde voy después de mis
clases y me instalo a cenar".

En esos años evidencia una imaginación
desbordante, Ia misma que aparecerá en su literatura: "A
los ocho, nueve y diez años miento desaforadamente:
crímenes, incendios,
robos, que no aparecen jamás en las noticias
policiales. Soy una bomba cargada de noticias espeluznantes. La
propia exuberancia de las mentiras me salva". Pero esta etapa
llegará pronto a su fin, pues la escritora recuerda: "En
la raya de los catorce años abandono".

En sus recuerdos aparece también la iniciación
literaria, y la repercusión que ella tuvo en el seno de su
familia: "A
los doce años escribo mi primer verso, Es de noche: mis
familiares ausentes. Hablo en él de cementerios, de mi
muerte. Lo doblo cuidadosamente y lo dejo debajo del velador,
para que mi madre lo lea antes de acostarse. EI resultado es
esencialmente doloroso: a la mañana siguiente, tras una
contestación mía levantisca, unos coscorrones
frenéticos pretenden enseñarme que la vida es
dulce". Sin embargo, la jovencita no se deja vencer por los
obstáculos: "Desde entonces, los bolsillos de mis
delantales, los corpiños de mis enaguas, están
Ilenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como
migas de pan".

Alfonsina habla de sí misma en un soneto que
tituló "A la mujer que
aparece en mis retratos". En éI puede observarse la
oposición entre aquello que la poeta ve en su imagen
natural, y lo que aparece en sus retratos, con los que no
está conforme. Mediante la Iectura del poema, podrá
captarse la idea que la escritora tiene de su rostro, y el
desagrado con que lo ve malamente reproducido en las
fotografías.

Julieta Gómez Paz comenta que "AI verse así,
engañosa y torpemente aludida por un rostro que no era el
suyo, se decidió a encarar a la usurpadora" en los versos
que transcribimos:

Subterránea mujer de mis
retratos

de rostro oscuro y lacia cabellera,

perdida tengo en ti mi primavera

que, aunque segunda, reflorece a ratos.

¿Por qué conmigo haces malos tratos?

¿Por qué me vuelves torpe la manera?

muñón deforme la nariz reidera,

los discretillos ojos garabatos…?

Te he dado vida y me odias despiadada.

No te pedía que me hicieras nada:

una mujer común que tiene acento.

Pero al bromuro o sepia te me enconas,

y ya fuera de ti, gritas, pregonas,

contra tu pobre madre a todo viento.

Gabriela Mistral la describe

En 1926, Gabriela Mistral publicó en El Mercurio de
Chile un retrato de la escritora, En esas líneas, recuerda
la expectativa que tenía y qué sucedió aI
conocer a Alfonsina. Habla no sólo de su físico,
sino también de sus condiciones espirituales, en tono
afectuoso y admirativo.

"Me habían dicho 'Alfonsina es fea' -comienza Ia
evocación- y yo esperaba una fisonomía menos grata
que la voz escuchada por teléfono, una de esas que viene a ser algo
así como el castigo dado a la criatura que trajo
excelencia interior. Y cuando abrí la puerta a Alfonsina
me quedé desorientada y hasta tuve la ingenuidad de
preguntarle '¿Alfonsina?’ -sí, Alfonsina-, y
ella se ríe con una buena risa cordial". Seguidamente, la
poeta chilena describe a la autora de Ocre, comenzando por su
cabello: '"Extraordinaria la cabeza, pero no por rasgos ingratos,
sino por un cabello enteramente plateado que hace el marco de un
rostro de veinticinco años. Cabellos más hermosos
no he visto: es extraño como lo fuera la luz de la luna a
mediodía. Era dorado y alguna dulzura rubia quedaba
todavía en los gajos blancos"'. El rostro de Alfonsina
también parece atractivo a Gabriela Mistral, quien lo
describe con estas palabras: "EI ojo azul, Ia empinada nariz
francesa, muy graciosa, y la piel rosada,
le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación
sagaz de mujer madura". La
riqueza interior se trasluce en Ia apariencia fisica, dando
origen a este comentario: "Pequeña de estatura, muy
ágil y con el gesto, la manera y toda ella, jaspeada
(valga la expresión) de inteligencia".

Pasa luego a ocuparse del carácter de la escritora argentina, con
quien pasó algunos días: "No se repite, no decae,
mantiene a través de un día entero de
compañía su encanto del primer momento."Siete
días pasamos con ella. Confieso que temia el encuentro,
sin dejar de desearlo, porque tengo el anhelo de las casas
mejores de este mundo".

La compara con otros americanos, resultando Alfonsina
favorecida por sus cualidades poco comunes: "Toda la fiesta de su
amistad Ia hace
su inteligencia. Poco emotiva. Llega esto a ser ventaja, porque
de andar en tierras de América, Ia efusión acaba de cansar
como un paisaje abundante, Profunda cuando quiere, sin
trascendentalismos: profunda porque ha sufrido y lleva como pocas
la cavadura de la vida. Alegre, sin esa alegría de tapiz
coloreado de las gentes excesivas; con una alegría
elegante, hecha de juego. Muy
atenta a quien está a su lado, con una atención hecha de pura inteligencia, pero
que es una forma de afecto.

Informada como pocas criaturas de la vida, dando el comentario
oportuno de las cosas más diversas, mujer de gran ciudad
que ha pasado tocándolo todo e incorporándoselo,
Alfonsina es de los que conocen por la mente tanto como por la
sensibilidad, cosa muy latina. Sencilla, y hay que repetir que
con una sencillez también elegante, pues andan ahora
muchas sencilleces desgarbadas que empaIagan tanto como el
preciosismo, su enemigo. Una ausencia igual de ingenuidad y
pedantería. Una seguridad de
sí misma que en ningún momento se vuelve
alarde…".

Dos visiones

A partir de los fragmentos transcriptos, podemos comprobar que
Alfonsina no se sentía hermosa. Sus encantos radicaban,
mas que en la belleza física, en su temple
y en su original personalidad
-parecía pensar ella-; por eso, cuando se describe en el
soneto, no habla de belleza, sino de una segunda primavera que
"reflorece a ratos", de una "manera" que sólo se vuelve
torpe en las fotografías, de su "nariz reidera", de Ios
"discretillos ojos". Cuanto afirmamos se halla corroborado por el
tercer verso del primer terceto. en el que se define como "una
mujer común que tiene acento".

La descripción que realiza Gabriela Mistral,
en cambio, poco
tiene que ver con esta imagen que nos
brinda Storni. Para la chilena, la poeta tenia un atractivo
singular, que vuelve cualidades aquello que podría ser
considerado negativo, Observamos que eso se da a lo largo de la
evocación, por ejemplo, con el cabello plateado, con su
poca emotividad, con su alegría sin excesos. Gabriela
Mistral parece fascinada por esa. mujer a la que imaginaba
distinta, y no vacila en destacarlo generosamente.

Los textos que transcribimos brindan la posibilidad de
detenernos un momento a pensar acerca de Alfonsina como mujer,
una mujer del siglo XX que desafió las convenciones y que
vivió de acuerdo a lo que sentía, Ella se
veía de una forma; Gabriela Mistral la vio de otra,
¿Quién tendría la verdad? Quizás
tanto una como la otra, sólo que se veían desde
perspectivas distintas: una desde la raíz de su obra y la
chilena desde Ia exterioridad de dicha obra.

Leer a alguien antes de conocerlo, suele influir en nuestra
apreciación acerca de esa persona;
Alfonsina estaba presente en sus poemas y esa
presencia vigorosa fue la que deslumbró a la chilena. No
queremos decir con esto que la personaIidad de Alfonsina no fuera
interesante, sino que se complementaba con el mensaje transmitido
por los textos que creaba.

Y creemos, finalmente, que ella puede haber sido de muchas
formas -como se vio y como la vieron, en su juventud y en
la madurez-, pues ése es el sino del ser humano: cambiar
durante Ia vida, año a año, ante personas
diferentes y en la soledad. Así también cambia su
obra, cada vez que un lector la aborda. Tanto las visiones de
Alfonsina como los ecos que despierta su lírica se unen,
formando, al fin, la verdadera mujer, la que se prodigó en
versos memorables, la que se hizo a sí misma, con
esfuerzo, y llegó a ser una de las tres grandes poetas de
América.

(EL GRILLO, Buenos Aires,
1992)

El 14 de diciembre último
falleció en Buenos Aires

SiIvina
Ocampo: Ia búsqueda de Ia esencia

EI surgimiento de la vocación artística puede
evidenciarse en las formas mas diversas: a veces, el autor no
encuentra su modo de expresión, se mueve vacilante entre
diversas artes sin lIegar a identificarse plenamente con ninguna
de ellas. Esto es lo que Ie sucedía a Silvina Ocampo
cuando sintió que necesitaba expresarse esteticamente;
dotada para la plastica y las letras, "dibujaba lo que no podia
escribir y escribía lo que no podia dibujar". Finalmente,
optó por la ficción, y así comenzó un
largo camino que Ie deparó innumerables
satisfacciones.

En el año 1937 publicó Viaje olvidado,
que inauguró una época de la narrativa femenina
argentina. Le siguieron, entre otros, Espacios
métricos
(1945), Las invitadas (1961) y
Amarillo celeste (1972). Su obra abarca poesia, cuento y
teatro. Entre los
autores que mas gravitaron en su concepción
artística, recordaba a William Shakespeare,
Ronsard, Kafka y John Donne; sus primeros escritos fueron
redactados en ingles, frances o castellano,
indistintamente, aunque en nuestro idioma no se sentia tan suelta
como en los anteriores.

La evocamos a partir de los cuentos de un
libro suyo de
1987, titulado Y así sucesivamente, compuesto por
veintitrés textos sobre muy variados asuntos. Sin embargo,
hay algo que los unifica: la autora efectua en ellos -a nuestro
entender- una indagación acerca de la esencia misma del
ser humano, de aquello que permanece oculto. AI presentarlo con
otra carnadura, puede hacernos pensar en un relato
fantástico, mas no se trata de un hecho sobrenatural, sino
de la develación de la interioridad del hombre.

Veamos, por ejemplo, el cuento titulado "EI rival". "Tenia los
ojos, mas bien dicho Ias pupilas, cuadradas, la boca triangular,
una sola ceja para los dos ojos", así describe el narrador
testigo a un misterioso personaje, con quien compartirá
momentos alucinantes. Su proceder era incomprensible; encerrado
en un mutismo tenaz, reaIiza junto con el narrador y una mujer un
largo viaje por el pais. Llamaba Ia atención en éI
su firme oposición a la caza, afición que
consideraba por demas sádica. En Misiones se produce un
incidente: el personaje desaparece. Inutil es esperar su regreso,
se ha perdido en la inmensidad de la selva. Horas mas tarde, el
narrador advierte un jaguar; "avanzaba como avanza el agua,
sinuosamente. Lo primero que vi fueron sus ojos, las pupilas
cuadradas".

"Sabanas de tierra" es una
narración en la que asistimos a Ia consustanciación
de un hombre con lo que él mas ama. Es de subrayar -en
lodos los cuentos, pero muy especialmente en éste- Ia
riqueza de imagenes forjadas por Silvina Ocampo para transmitir
una idea Su literatura tiene mucho de
dibujo, de
colores vividos
ensambIándose. EL cuento esta protagonizado por un
jardinero que se vuelve parte del paisaje; notemos la belleza de
Ias frases que describen este singular momento: "EI jardinero
sintió su mano abrirse adentro de la tierra,
bebiendo agua.
Subía el agua lentamente por su brazo hasta el corazón.
Entonces se acostó entre infinitas sabanas de tierra. Se
sintió crecer con muchas cabelleras y brazos verdes".

Cuando Ie preguntaron cuáles eran los temas constantes
que definían su obra, la escritora señaló
"el amor, el
tiempo, la
confusión de sentimientos, complicaciones en las relaciones
humanas". Hay otros temas -comentó- que no quisiera
abordar. pero que vienen inevitablemente a su encuentro: "Los de
la venganza, de los celos, del dominio de un ser
sobre otro ser, el engaño, la naturaleza".

El tema de la venganza aparece en el primer relato del
volumen.
"lnauguración del monumento" refiere las vidas de dos
chicos criados en el mismo pueblo. Domingo Alopex y el general
Drangulsus. La historia comienza en el
momento en que Alopex asiste a la inauguración de la
estatua con su hijita de cinco años. Al comenzar la
narración encontramos un elemento anticipatorio, pues uno
de los presentes afirma: "Con esta estatua va a suceder lo mismo
que con la de Mitys en Argos. ¿Lo recuerda? La estatua de
Mitys mató aI hombre que lo habia asesinado".

"La pista de hielo y fuego" nos habla de la
incomunicación en la pareja. Tan estériles durante
el matrimonio
como lo fueron en el noviazgo, los dialogos se suceden, dejando
en los interlocutores una sensación de vacio, de falta de
sentido. Ante Ia imposibilidad de establecer un vínculo
cierto, marido y mujer deciden dedicarse a su profesión
sin abandonarla un instante, esperando que la muerte los
libere de tan angustiosa situación.

Una fantástica cura para este problema se encuentra en
el cuento titulado "EI sombrero metamórfico", un
mágico sombrero que podia solucionar todos los
inconvenientes. "Se dijo que bastaba probarse una vez el sombrero
para lograr la cura de una sinusitis. de una angina o de un
glaucoma.
Tambien se dijo que curaba los males de amor;
conseguía enamorar a quien se lo probara, si miraba en el
espejo una fotografía
del elegido".

Estos son algunos de Ios cuentos que nos dejó Silvina
Ocampo. Tanto en ellos como en los restantes advertimos una
preocupación por el ser humano -su innegable
protagonista-, un afán de dilucidar los motivos de las
reacciones a veces inesperadas, de colocar bajo la lupa hechos
aparentemente cotidianos, pero que nos revelan en nuestra mas
desnuda soledad.

(EL TIEMPO, Azul, 2 de enero de 1994)

Bomarzo,
una ópera argentina

Novelista y cuentista relevante, Manuel Mujica Láinez
estuvo vinculado al cine y al
teatro, tanto como escritor como en su labor de traductor o
asesor. Seguimos al respecto la cronología elaborada por
Jorge Cruz, a la que incorporamos datos
provenientes de nuestra investigación en archivos de
teatros, museos y diarios.

La primera intervención de Mujica Lainez en el cine
data del año 1945; en esta fecha colabora como asesor
literario en la realización del filme Cuando en el
cieIo pasen Iista
. La película, dirigida por Carlos
Borcosque, fue estrenada el 29 de noviembre de dicho año.
En 1946 realiza la adaptación cinematográfica de
Capitán Pérez, un cuento de Carlos Octavio
Bunge; dirigió el filme Enrique Cahen Salaberry; se lo
estrenó en el cine Monumental el 7 de febrero.

En 1981 se estrena la versión cinematográfica de
tres cuentos de Misteriosa Buenos Aires, obra publicada en
1950. La pelicula fue titulada De la misteriosa Buenos
Aires
y reúne los cuentos "EI hambre", "La pulsera de
cascabel" y "El salón dorado". Fue estrenada el 10 de
septiembre (vispera del cumpleaños del escritor) en los
cines Ideal II y Grand Splendid. La dirigieron Alberto
Fischerman, Ricardo Wulicher y Oscar Barney Finn. EI guión
fue escrito por Ernesto Schóo y los tres directores. Luis
Maria Serra compuso la musica y la protagonizaron Aldo Barbero,
Eva Franco, Julia von Grolman y elenco. Este filme ganó la
primera mención en el XXIII Festival Internacional de
Karlovy Vary, Praga, que tuvo lugar entre el 3 y el 15 de julio
de 1982.

EI aporte del autor de Los Idolos al cine no puede
compararse con su importancia en el ambito teatral, en el que
destaca la ópera Bomarzo, de la que nos ocuparemos
mas adelante. Estuvo ligado al drama como autor y también
como traductor. En 1964 se estrena Les femmes savantes de
Moliere en el Teatro Comedia Nacional Argentina. En 1967, el
Teatro Liceo ofrece Les fausses confidences, de Marivaux,
traducido por el escritor. Un año despues, se estrena
Sueño de una noche de verano de William
Shakespeare, en la versión de Mujica Lainez y Guillermo
Whitelow; se representó en el teatro Caminito, dirigida
por Cecilio Madanes. En 1982, finalmente, se presenta
Fedra, de Racine, traducida diez años antes.

Viajes a Bomarzo

Cuando se le preguntó acerca de las constantes en su
obra, Manuel Mujica Lainez contestó: "Mi Buenos Aires
natal y la evolución y decadencia de su vieja clase
representativa; las evocaciones históricas internacionales
(Bomarzo, EI unicornio, El laberinto, EI
escarabajo
); y el desquite, a través de la
ironía, sobre la severa tarea que la historia me impuso
(Cronicas reales, De milagros y de
melancolías
, El viaje de los siete
demonios
)".

María Emma Carsuzán comenta la
inclinación del escritor por los temas históricos;
dice que hay un "aspecto serio, profundo, de la personalidad de
Mujica Lainéz que él pretende velar tras la
apariencia de esa elegancia malgre tout, un poco frivola
de los caballeros porteños de fin de siglo. Es el aspecto
del lector asiduo, infatigable, además del de investigador
de la historia y de observador estudioso de todas las
manifestaciones del arte".

Jorge Cruz, autor de un interesante libro sobre Manucho nos
recuerda que, en 1958, el escritor visitó por primera vez
Bomarzo, cerca de Viterbo, en Italia, y
quedó impresionado por el "parque de los monstruos", algo
alejado del castillo que data del siglo XII. "Lo que
presentí entonces y fue mi clave futura es que cada uno de
esos monstruos representaba, como un símbolo, un momento
de la vida del duque Orsini, que los había mandado a
esculpir", dijo a a Cruz. "En mi libro he intentado la
reconstrucción novelesca de su vida, teniendo por
guías a esos monstruos".

En la novela, el
duque Orsini, de catorce años, relata: "Soñé
que estaba en un parque rocoso, poblado de enormes esculturas.
Era el parque de Bomarzo. Yo no podia entenderlo aún, pero
ése era el parque futuro de Bomarzo, mi obra peregrina. Y
en medio de los monstruos, los dragones, los titanes, que
emergían de la fronda, experimentaba un alivio
maravilloso, Me perdía entre ellos, como en una floresta
encantada y, aunque los demás temían a su
ejército fantasmal, yo los amaba, amaba a mis monstruos de
piedra, porque sólo rodeado por su guardia, por sus
zarpas, por sus fauces, por sus colosales esqueletos agrietados,
sería capaz de seguir viviendo, viviendo, viviendo
eternamente".

Premios, puestas en escena

En el año 1963, Mujica Lainez recibe el Primer Premio
Nacional de Literatura (1960/2) por la novela. Al
año siguiente se Ie otorga, por Ia misma obra, el Premio
Kennedy de Literatura (1959/63), compartido con Julio
Cortázar.

No era la primera vez que recibía un premio nacional,
ni sus meritos eran desconocidos para los lectores. Varios
años antes, Romulo Quintana lo habia definido como un
"escritor de sobresaliente jerarquia". En el diario La Nueva
Provincia, de Bahía Blanca, el 9 de junio de 1946, Manuel
Galvez afirmó que se trataba de un "escritor de la nueva
generacion, dotado de talento y dueño de una prosa
admirable".

En 1964 se estrena la cantata Bomarzo, con música de Alberto
Ginastera, en Washington. Al año siguiente, dicha cantata
se presenta en el Teatro Colon, de Buenos Aires. La dirigio
Maurice Le Roux, fue interpretada por el baritono Víctor
de Narke y narrada por Luis Medina Castro. Dos años
despues, viaja a los Estados Unidos
para el estreno de la opera homonima, en el Lisner Auditorium de
la Universidad
George Washington, en Washington. Por ese entonces, se excluye
Bomarzo del programa del
Colon. Este hecho no debe haber sorprendido al escritor, quien ya
aludia a esa posibilidad en su novela: "Como éstas son las
memorias
sinceras de un señor cautivo del Diablo y no una novela
pornografica -aunque no se de qué modo las clasificara la
imprevisible censura actual-", dice Orsini, al relatar un pasaje
escabroso.

En 1968 -anota Cruz- Mujica Lainez realiza un nuevo viaje a
los Estados Unidos para asistir al estreno de la opera en Nueva
York, en el State Theatre del Lincoln
Center. En el mes de mayo, Radio Excelsior
emite Bomarzo, episodio radial en un capitulo de ciento veinte
minutos. En ese mismo año es nombrado Comendador de la
Orden al Merito, de Italia.

En abril de 1972 se estrena la opera en el Teatro
Colón, interpretada por la Orquesta, Coro y Ballet
Estables del Teatro. Tito Capobianco estuvo a cargo de la
produccion y puesta en escena, Antonio Tauriello dirigió
la orquesta; Tulio Boni, el coro; Maria Ruanova, el ballet, y
Vicente La Ferla fue el director musical de escenario. La
música es de Alberto Ginastera y la coreografia fue
realizada por Oscar Araiz.

Deformidad, eternidad

En el protagonista de la opera encontramos ecos de un
personaje que Mujica Lainez habia forjado en 1950. En "La casa
cerrada (1807)", uno de los cuentos de Misteriosa Buenos Aires,
un soldado se confiesa: había matado a un "ser horrible
(…) Se trataba, indudablemente, de un hombre. De hombre tenia
la cabeza barbuda, pero su cuerpecito diminuto era el de un
niño, con excepción de las manos grandes, cubiertas
de vello, obscenas".

En sus memorias, Orsini escribe: "Cuando nací, el
Esculapio hogareño que tuvo a su cargo la tarea de
facilitar mi ingreso en el mundo destacó una anomalia en
mi espalda, provocada por Ia corvadura y desviación de mi
columna vertebral hacia el lado izquierdo. Luego, al crecer y
definirse mi cuerpo, se tuvo Ia certidumbre de que aquello era
una giba, corcova, joroba, llámesela como se la quiera
llamar -ya lo he dicho, ya lo he dicho-, deformación a la
cual se sumó otra, en la pierna derecha, que me
obligó a arrastrarla levemente y que el Esculapio en
cuestión no pudo advertir en el primer instante".

Aunque el protagonista de la ópera no está en
condiciones físicas y psicológicas tan
desfavorables, algo lo aproxima a este joven de la colonia: tanto
uno como el otro causan vergüenza a su familia, son
motivo de oprobio para quienes debieran comprenderlos. Y algo los
distancia: mientras que el "ser horrible" muere en 1807, Pier
Francesco goza de vida ilimitada. Refiriendose a sus mayores y a
sus hermanos, el duque exclama: "¡Y que equivocados estaban
los cuatro Orsini en lo que a eso concernía, pues
quién iba a sugerirles la extravagante idea inverosimil de
que algun dia (ahora) yo escribiria sobre ellos, en tanto que
ellos estarian muertos, bien muertos, reducidos a polvo, con
cuatro siglos de muerte y de
olvido encima y sin nadie mas que yo para recordarlos!".

Vida eterna Ie auguró el astrólogo; vida etema
Ie ha dado Mujica Lainez en esta novela memorable.

(LA NUEVA PROVINCIA, Bahía Blanca, 1998)

ENTREVISTAS

María
Esther de Miguel: el oficio de escribir

El nombre de María Esther de Miguel es conocido para
los lectores; la recuerdan por su larga trayectoria como
cuentista y novelista, que le valió premios como los
otorgados por el Fondo Nacional de las Artes, la Municipalidad de
Buenos Aires y la Fundación Konex. Desarrolla una vasta
actividad en el campo de la cultura;
entidades como la Sociedad
Argentina de Escritores y el Fondo Nacional de las Artes cuentan
con su inteligencia y su voluntad de difundir los reales valores de
nuestros creadores. Nos recibió en su departamento, en la
Capital
Federal, donde mantuvimos el diálogo
que transcribimos a continuación:

¿Cuándo escribió su primer
cuento?

-No recuerdo bien la fecha. Creo que fue alrededor de 1960. Te
estoy hablando de mi primer cuento publicado; se titulaba "La
fotografía", y salió en La Nación.
Recién llegaba a Buenos Aires -soy de Larroque, un
pequeño pueblo en la provincia de Entre Ríos- y lo
mandé al diario, acompañado por una carta a Margarita
Caprile. Para mi sorpresa, antes de un mes estaba publicado.

Pero antes ya había escrito mucho.

-Sí, tengo una anécdota muy simpática: a
los once años apareció en la revista
Figuritas -una especie de Billiken-, una composición de la
"alumna María Esther de Miguel". Esto causó un gran
revuelo en mi familia y en la escuela, ya que
lo había mandado sin decir nada a mis padres ni a mi
maestra. Tan chica, era independiente…

¿Sobre qué tema escribió?

-Sobre las Malvinas, un
tema que también trato en mi último libro, Dos para
arriba, uno para abajo.

¿Se considera ligada a alguna generación
literaria?

-En todo caso, sería a la generación del 60,
pero la afinidad fue más de compañerismo que
literaria. Nos unía la actitud
política y
estética: nuestra postura ante la
aparición de las obras de Sartre, ante
el peronismo.

¿Quiénes eran los escritores de esa
generación?

-Bueno, podría nombrar a muchos, siempre haciendo la
salvedad de que hay notorias diferencias de edad; algunos son
mayores y otros más jóvenes que yo. Diría
que mis compañeros de generación son Beatriz Guido,
Federico Peltzer, Abelardo Castillo y Elvira Orphée, entre
otros.

¿Ha vivido de la literatura?

-Nunca he vivido de mis creaciones; para subsistir, he
trabajado en Tribunales, fui periodista… en fin, tareas que no
tenían que ver con la creación.

¿En qué trabaja actualmente?

-En la actualidad, estoy en el Fondo Nacional de las Artes y
colaboro en los diarios La Nación,
La Gaceta de Tucumán y otros más del interior.
Hasta hace poco colaboré en El Cronista Comercial, pero
tuve que dejar de hacerlo.

Desde los inicios de la literatura universal, desde el Ion
de Platón, se
discute si la creación es fruto de la inspiración o
del trabajo,
¿cuál es su idea al respecto?

-Creo que la escritura es
una tarea, un oficio, no te hablaría de
inspiración, que suena muy antiguo; sí de
intuición, de un relámpago que invade al creador,
que le llega como un ramalazo. Los medios son
disímiles: una palabra, una escena, una frase… Son
más que sugerencias, pero luego hay que sentarse y
escribir; ahí viene la parte de tarea de la escritura: hay
que dejar de lado muchas cosas que a una le gustan, a nivel
familiar y a nivel de diversiones, y hay gente que eso no lo
comprende.

Además, conspira contra el escritor la
situación en que se encuentra el país.

-Por supuesto, no te olvides de que muchos de nosotros hemos
sido, durante innumerables años, escritores de
sábados y domingos. Y de sábados y domingos
retaceados. Durante la semana, hay que trabajar, y los fines de
semana, la familia y
los amigos quieren que estés con ellos, lo que
también es razonable, ¿no?

¿Reconoce influencias en sus cuentos?

-No influencias, aunque puedo nombrarte autores que me
interesan mucho: Borges, Guimaraes
Rosa, Faulkner… Creo que, esencialmente, soy una
francotiradora; escribo según los temas que estoy
tratando; por eso, podrás comprobar las grandes
diferencias que existen entre mis libros. Tengo
un amplio registro de
voces y
modulaciones; mis obras son hijas de la voz que necesitan. Esto
no tiene que ver con el paso de los años, sino con la
necesidad de dar distintos envases a las formulaciones.

Pero algo permanece, algo que nos hace reconocer en las
narraciones a una misma creadora.

-Sí, la sintaxis; la sintaxis permanece. La
melodía siempre es la misma; cambian las fiorituras con
que la adorno.

¿Lee novelas?

-Soy una ávida lectora, ya sea por obligación o
por placer. Últimamente, me están interesando las
reediciones; leo a Madame de Stäel, a Montaigne, a Octavio Paz
Y releo contínuamente a Borges y a Cervantes,
cuyo Quijote aprendí a comprender y valorar en su cabal
sentido.

En cuanto a los personajes, los hay realista y
fantásticos; le interesan ambas condiciones del ser de
ficción.

-Busco el vuelo hacia la fantasía, hacia lo
mítico, en obras como En el otro tablero y En el campo las
espinas. En otros libros, como en el último, me intereso
por los seres realistas. Trato de recuperar la cosa coloquial,
los tics, y para ello debo basarme en la realidad. He llegado
inclusive a buscar fotos de los
lugares que describo en mi narrativa, de modo que nada quede
librado al azar, desde el punto de vista de la documentación. Creo que los escritores
fallan cuando parten de un esquema mental, en lugar de partir de
la vida misma.

Usted ha recibido la Estatuilla de Platino en la
categoría Novela, otorgada por la Fundación Konex;
nos gustaría que nos dijera qué es lo que
más la atrae de ese género.

-La novela me interesa porque es una posibilidad de crear
mundos, implica una cosmovisión. Me brinda la posibilidad
de moverme, aunque atendiendo siempre a la estructura.
Pienso siempre en la estructura cuando leo, y también
cuando escribo. Me gusta poder crear un
mundo que se abrirá y se cerrará cuando yo
así lo disponga. Además, me obliga a documentarme;
me ha sucedido cuando escribí, por ejemplo, sobre
personajes que sufrían de úlcera. Tuve que
averiguar cuáles eran exactamente los síntomas, y
cuáles los remedios que se les administraban; de otro
modo, mi obra hubiera tenido serias fallas de contenido.

Tiene casi terminada una novela. ¿Cómo la
titulará?

-Creo que finalmente se llamará Ceybas City; narra la
historia de un pueblito a través de tres familias. En
ellas observo las maldades y las abnegaciones que caracterizan al
ser humano, pero con un toque de humor. Trato de ver las cosas
con humor.

Y del cuento, ¿qué le interesa?

-Del cuento me atrae la brevedad; esa noción de
principio, medio y fin. Me atrae la condensación que todo
cuento debe tener -a mi entender- en el final, que debe ser
inesperado.

¿Usted sabe cómo terminarán sus
cuentos antes de empezar a escribirlos?

-Generalmente, sí. Lo tengo pensado incluyendo el
desenlace, pero a veces el personaje me supera y tengo que
cambiar mis planes.

¿Está escribiendo cuentos ahora?

-Sí. A mí me pasa algo singular: los cuentos se
me ocurren en serie, agrupados bajo un mismo tema. Como los de
las Malvinas, en Dos para arriba uno para abajo. Ahora me estoy
dedicando al humor negro; son cuentos "malditos", muy cortos, que
ya andan por la media docena. Y cuando uno quiere acordarse, ya
tiene armado un nuevo volumen.

(Publicado parcialmente en LA VOZ DEL INTERIOR,
Córdoba, 1988)

Graciela Scheines: Para. leer a Bioy
Casares

Graciela Scheines es licenciada en Letras por la Universidad
Nacional del Sur y doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de
Buenos Aires. Fue docente en ambas casas de altos estudios e
investigadora del Instituto de Literatura Argentina de la
universidad capitalina. Es autora de Juguetes y
jugadores -premio de Ensayo
Coca Cola,
1981-, Los juegos de la
vida cotidiana y El viaje y la otra realidad, publicado por
Editorial Felro hace muy poco tiempo. Sobre esta última
obra conversamos, para LA CAPITAL.

¿Cómo conociste a Adolfo Bioy
Casares?

-Yo me desempeñaba como investigadora en el Instituto
de Literatura
Argentina, donde trabajaba bajo la dirección del profesor
Pagés Larraya. Habia elegido la obra de Bioy y, despues de
un tiempo, el profesor Pagés me dijo que la próxima
etapa era entrevistar al autor. Averigüé su
número de telefono y comencé a llamarlo; cada vez
que me comunicaba, alguien iba a preguntar y me contestaba que
había salido de viaje. Imaginate cómo me
sentía.

¿Qué hiciste entonces?

– Le envié mi libro Juguetes y jugadores -mi tesis de
doctorado, dirigida por Eugenio Pucciarelli- y una cartita,
diciéndole a qué hora y qué día iba a
llamarlo, aclarándole que precisaba una sola entrevista.
Llame ese día, y me atendió. No fue una
única entrevista: fui, durante un año a verlo casi
todas las semanas.

Me imagino que habrás aprovechado para dilucidar
muchos puntos de tu ensayo.

– Sí. Hablamos sobre su obra. Yo la tenia muy
trabajada; había analizado sus cuentos y novelas
fantásticas. Pero también encontramos otros temas
en común.

¿Sobre literatura?

– Mas precisamente sobre un escritor. Yo soy de Bahia Blanca.
En el año '30, Ezequiel Martinez Estrada compró una
chacra en Goyena, con el dinero del
Premio Nacional de Literatura, otorgado a Radiografía de
la Pampa. Mi padre, Gregorio Scheines, era muy amigo de Martinez
Estrada y su esposa, Agustina; cuando yo era chica
pasábamos los veranos en la chacra de ellos. Cuando el
ensayista enviaba cartas, para que
mi padre nos las leyera, las firmaba "Tío Ezepiel", pues
yo aún no sabia pronunciar correctamente su nombre. Como
Bioy Casares conoció mucho a Martinez Estrada, pudimos
compartir anécdotas familiares, y se dio un intercambio
muy grande. Por otra parte, Bioy tiene una gran afinidad con mi
padre: yo diria que es una afinidad de tipo generacional, han
compartido lecturas, amigos, personajes de la literatura… Ellos
sólo se conocian por carta, pero había un contexto
que los aproximaba.

Diálogos, cuentos

¿Cuáles son, a tu criterio, las ideas que
vertebran tu ensayo?

– Son dos. Primeramente; destaco la forma original en que
trata el cuento fantástico; esta forma es muy diferente a
la tradicional. El cuento fantástico; que tuvo su epoca de
oro en el
siglo XIX, es definido por Todorov o Caillois mas o menos
así: "En un ambiente
cotidiano, familiar, lentamente empieza a filtrarse lo
sobrenatural, o irrumpe violentamente". En Bioy no ocurre
así; el personaje viaja a una tierra lejana o a la quinta
de un amigo; y allí vive una aventura fantástica.
Luego surge el problema de si.pueden volver o no. Algunos
vuelven, aunque marcados; otros, no pueden regresar, quedan
atrapados en la realidad sobrenatural.

¿Cuál es la segunda idea
vertebradora?

– Busco las obsesiones del autor en novelas y cuentos. Estas
obsesiones se dan con diversos matices. Por ejemplo, casi siempre
aparecen medicos, hospitales, especialidades geneticas. Cabe
destacar que los hospitales aparecen camuflados; los
médicos están al margen de la medicina
oficial; son casi, brujos. No están sustentados en la
medicina oficial; trabajan en lugares perdidos de la Patagonia,
siempre disimulados tras una apariencia. Encontraremos clinicas
psiquiatricas en las que se realizan experiencias
genéticas; se intenta producir personajes en serie con
evolución muy rapida, que crecen a una velocidad muy
superior a lo normal. Es constante la voluntad de vencer barreras
casi metafísicas. Se da el viaje en el tiempo, la
búsqueda de la eternidad.

¿Cuál fue el grado de incidencia de Bioy en
tu trabajo?

– No modificó nada, aunque sí agregamos algo.
Nosotros habíamos mantenido un diálogo muy rico, en
el que yo le hacía preguntas desde dentro de su obra;
fragmentos de estas conversaciones fueron incluidas en el
volumen. Algunas veces, el escritor confirma mi teoría;
otras, aporta datos de su infancia,
recuerda algún juego de su niñez.

Tambien incluiste cinco cuentos.¿A qué
obedece esta decisión?

– Estos cuentos fueron elegidos entre los dos; fueron un
regalo del autor. El me dijo que quería leer mi trabajo;
se lo llevé y me dio su opinión: "Mire, Graciela.
¿Ve mi escritorio? Está lleno de carpetas y
monografías sobre mi obra, llegadas desde distintos
países, pero yo prefiero su ensayo; en él hay
aire, frescura,
originalidad". Te aclaro que no manejé bibliografía; lo
encaré como un juego. No leí lo que otros
escribieron sobre el mismo tema, sino que busqué, yo sola,
características, temas recurrentes.

Los cinco cuentos no fueron el único regalo del
escritor, ¿no?

– Me hizo otro regalo: me sugirió que su nombre
apareciera en la tapa, junto al mío, y así fue
editada la obra.

(LA CAPITAL, Rosario, l3 de octubre de 1988)

Domingo
Bravo, escritor santiagueño

· Domingo Bravo es conocido en .el norte de nuestro
país por sus méritos de estudioso del quichua, al
que ha dedicado su vida entera; tres de sus trabajos han sido
premiados y publicados por la Universidad Nacional de
Tucumán.

Pero también ha sido maestro durante largos
años; esta etapa es evocada en su Cuaderno de
Impresiones
, reeditado recientemente por la Editorial Herca
de su provincia. En el año 1942 Domingo A. Bravo
escribió a introducción a esta obra; allí nos
dice que ha compuesto su libro "con retazos de vida". Son
recuerdos de sus años de maestro, en las escuelas Domingo
Carrizo, de Rio Hondo; Felix Frias, de la ciudad de Frias;
Almafuerte, de La Banda. y la Escuela Normal Doctor Jose Benjamin
Gorostiaga, de la misma ciudad, ubicadas todas ellas en la
provincia de Santiago del Estero. En alguna oportunidad el autor
se refiere a la década del 30, pero no podemos decir a
ciencia cierta
si todos los recuerdos provienen de ese período. En las
páginas encontramos la descripcion de las condiciones en
las que se brinda enseñanza en el interior del pais. La
pobreza aflige
tanto a los alumnos como a sus maestros. En "Compensación"
encontraremos la pintura de las
afrentosas circunstancias por las que atraviesa el docente a
quien se adeudan varios meses de sueldo. Pero no todo es tristeza
y escepticismo en estos relatos, pues los ilumina una misma
ternura; el amor por los alumnos. que hace llevadera la vida
ingrata de quien se ha dedicado a elIos. En estas narraciones
aparece el maestro como el guia espiritual, el asistente social,
el reemplazante de un padre que no está ya en este
mundo… Todas las tareas son las suyas, y todo se espera de
él. Reconocido en nuestro medio por su actividad literaria
y periodistica, Domingo Bravo nos hace lIegar, en este libro, un
calido mensaje de amor y de superación, pero nos dirige
tambien un lIamado de atención que no debe ser
desoído. De la educación de un
pueblo depende su futuro.

Bravo es, además, poeta, autor de "versos
santiagüeños", como gusta decir. Sobre estas
diferentes facetas de su personalidad, versó la entrevista
que mantuvimos para "La Cultura. en EL TIEMPO".

¿Por qué ha titulado su libro Cuaderno
de Impresiones
?

Partes: 1, 2, 3, 4
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