Como dijo Einstein, lo importante es no dejar de hacerse
preguntas, y como quizá dijese un primo de
Sócrates, que citase a su primo ilustre para darse
importancia (en vez de procurar ser útil), sólo
sé que no sé todo.
En la época de Sherrington se investigaba la
fisiología del sistema nervioso. ¿Qué
investigadores se ocupaban de esta investigación? Pues
Sherrington, por ejemplo. Se paraban en la fisiología de
la visión especialmente, quizá por ser un sentido
que se experimenta con gran intensidad, que permite un "contacto"
con la realidad tan intenso como para que la realidad parezca
algo muy… real, es decir, muy patente, muy efectivo, muy
detectable, algo nada virtual o irreal, desde luego, y a la vez
por ser más accesible a la investigación que otros
contenidos de la mente, por estar localizado su procesamiento en
gran parte en una vía neural concreta que va desde los
ojos hasta la corteza occipital, que está "a tiro", por
decirlo así.
Si uno percibe como sujeto consciente, o sea,
subjetivamente, por ejemplo, una bola de billar roja que uno
tiene delante de sí encima de una mesa de billar,
percibirá en cada instante a toda esa bola roja como
un… todo, objetivamente, como algo, único e
individual, o dicho de otro modo, único e indivisible (una
sola bola y que sólo parece ser éso, una bola, no
otra cosa u otras cosas), redondo y rojo por toda su superficie,
un objeto sin interrupciones en la continuidad de ese todo y de
esa superficie redonda, y de esa rojez.
Nótese que también la rojez, una de las
partes de las que sabemos que consta ese objeto mental en forma
de bola de billar redonda y roja, constituirá a simple
vista un todo único e individual, indivisible en partes
menores durante su percepción como un todo (y más
claro quedaría ésto aun si se pudiese percibir la
bola sólo por su rojez).
La continuidad, unicidad e individualidad de la rojez
deesa gran superficie, percibida de ese modo, tendría
quedeberse a que la percepción de la rojez, en ese
instante en que dicha rojez fuese percibida como un todo
continuo, único e individual, tendría a su vez que
deberse a una integración de ese proceso de
percepción en función del tiempo, no del espacio,
ya que la superficie de la bola tiene una extensión dada,
y su representación en el cerebro también tiene
lugar en un grupo de neuronas con una extensión dada en el
espacio del cerebro. Ésto quiere decir que la rojez, para
tener unicidad e individualidad de por sí a simple vista
con un error despreciable en la práctica a escala
macroscópica, no estaría integrada en un punto del
espacio. Por tanto, la rojez debería estar integrada en un
punto del tiempo para ser un todo. Ese punto es el ahora, el
tiempo presente, que es el punto en el que el yo consciente se
diría que se mueve a lo largo de la línea del
tiempo para ser efectivo, como ya analizó Husserl en su
momento.
Luego, la rojez parece ser un todo puntiforme sin
fisuras,indivisible, irreducible, sin partes visibles (¿de
qué partes estaría compuesta la rojez a simple
vista?). Para que lo sea, su integración durante la
percepción (siendo la percepción la
integración peculiar de esa información sensorial
múltiple sobre el color rojo de la bola, la
integración de la información sobre los millones de
fotones "rojos" que llegan a la retina y que van a dar lugar a la
sensación "rojo" mediante el procesamiento de esa
información por millones de neuronas), debería
tener lugar en función del tiempo, no del espacio, porque
dicha rojez no provendría de un todo único, sino,
para empezar, de una enorme multiplicidad de fotones "rojos"
reflejados en la bola que inciden en una multiplicidad de
neuronas "rojas" de la retina que envían hacia el cerebro
información sobre ese color rojo a lo largo de una
multiplicidad de axones que van a hacer conexión con
innumerables neuronas del cerebro, cada una con algo así
como una "porción" de ese color rojo que va a constituir
al cabo de poco rato un todo único e individual, una
solarojez sin aparente estructura interna a simple vista, sin
partes menores a simple vista.
Dicha rojez conseguiría por tanto ser una y ser
indivisible (individual). De hecho, se diría que por
ésto se caracteriza la subjetividad (o su
manifestación patente en la práctica, el yo
consciente que cree percibir, por ejemplo, la rojez), porque la
información múltiple se unifique e individualice de
tal manera que a cambio, desde un punto de vista solipsista e
ilusorio, parezca haber un sujeto único e individual
llevando a cabo la percepción de esa multiplicidad que nos
rodea, gracias al cambio de escala y el confinamiento por el que
el sistema pasa a ser macroscópico confinado, y por ello
las partes pasan a ser efectivas como un todo cuyas partes caen
fuera de la capacidad de resolución del sistema (el
sistema a escala macroscópica no consigue suficiente
nitidez o definición como para que se perciba lo
microscópico).
El cerebro que percibe la bola roja está formado
por una multiplicidad de neuronas, miles de millones de neuronas
(por tanto, la unicidad, indvidualidad e irreducibilidad de la
rojez probablemente es una ilusión por falta de
resolución a escala macroscópica para percibir las
cosas de otro modo).
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