EDUCACIÓN-FORMACIÓN
La experiencia en la enseñanza a personas
adultas de una segunda lengua
sugiere, en quehacer cotidiano, muchas reflexiones e ideas prácticas que pueden
parecer obvias y que probablemente vosotros conocéis; sin embargo, creo que
es útil articular aquellas que podríamos considerar básicas, en el conjunto
de la formación continua. Para ello repaso brevemente el concepto
de educación permanente, así como
la importancia de no aislar los conocimientos en la disciplina
o la programación del curso de idioma correspondiente. Los objetivos
del presente proyecto
educativo a su vez deben adecuarse al perfil medio del estudiante al que está
destinado, es decir, a personas adultas, que son capaces de controlar su propio
aprendizaje,
de aprovechar su experiencia personal
y profesional, así como de criticar todos los aspectos del proceso.
A continuación dedicaré algunas líneas a la caracterización del la clase de
lengua extranjera y por último, a modo de conclusión, referiré distintas estrategias
de aprendizaje ensayadas en los cursos
de formación continua.
Introducción.
La reflexión
sobre el proceso
de adquisición de una lengua extranjera, L2 en la formación continua se basa
necesariamente en la importancia del concepto
de educación permanente, como principio organizador de la misma.
Se trata de un concepto relativamente reciente,
los primeros trabajos sobre el tema datan de 1919, fecha en la que se publicó,
en Gran Bretaña, el informe
final del Comité para la Educación de Adultos del Ministerio de Reconstrucción.
El documento afirmaba: "la educación de adultos debe ser asequible a todos,
a la vez que permanente". Desde aquella fecha, el concepto se ha ido consolidando
y ampliando. En 1970 el Consejo de Europa
determinó que éste debía ser la base de la política educativa futura e hizo
público el volumen
Educación permanente, que recoge los trabajos de dieciseis autores en torno
a la definición, estrategias,
métodos y realizaciones concretas de la educación continua. En 1979 el mismo
organismo internacional celebró en Siena el Symposium "Una política de
educación permanente para hoy", donde se consideraba a la educación permanente
como sistema
de los sistemas
educativos. A su vez la UNESCO ha impulsado la educación permanente considerándola
"la idea rectora de las políticas educativas de los años futuros".
Como todos sabemos, éste es el marco de referencia en el que FORCEM ha trabajado
desde el primer acuerdo tripartito de diciembre de 1992 hasta hoy.
Aunque
las características del aprendizaje de una lengua extranjera exigen por sí mismas
un planteamiento didáctico abierto y continuo, es decir, una metodología que
ofrezca la posibilidad de enriquecer los conocimientos adquiridos con otros
anteriores o sucesivos que conformen la competencia
lingüística del alumno; desde el concepto educativo permanente, es necesario
además, integrar los contenidos en una perspectiva futura, no sólo por su aplicación
a los diversos campos profesionales, sino también para continuar el nivel alcanzado
con nuevos cursos de formación, como demuestra el hecho de que un número elevado
de personas repita la experiencia de formación en FOREM. En definitiva, la programación
de los cursos de idiomas es especialmente idónea para tender puentes hacia otras
ramas del saber que dominen o petendan dominar los destinatarios, así como para
desarrollar una motivación al estudio permanente.
Los
factores sociales más importantes que determinan la demanda
actual de formación pueden resumirse en tres puntos:
a)
Una mayor exigencia eucativa debido al acceso generalizado de la población a
los distintos niveles educativos.
b) Las
transformaciones de las estructuras
productivas que generan movilidad de los puestos de trabajo.
c) Aumento del tiempo
de ocio.
En
correspondencia con ellos, los objetivos
de la formación continua en una lengua extranjera, L2, se podrían sintetizar
del siguiente modo:
a) Adquirir y actualizar los conocimientos lingüísticos para facilitar
el acceso a los distintos niveles educativos; como es el caso de los módulos
de idioma extranjero para los exámenes de acceso a la universidad
de mayores de 25 años.
b) Mejorar
la cualificación profesional o adquirir preparación para el desarrollo
de otras profesiones. Puesto que el sistema
educativo tradicional en muchos casos es insuficiente en la dedicación al estudio
de lenguas extranjeras, al tiempo
que el mercado
europeo exige una competencia
alta.
c)
Desarrollar la capacidad de participación en la vida social y cultural. A veces
un curso de formación ofrece una segunda oportunidad para adquirir capacidades
comunicativas en otro idioma o para afrontar una situación de cambio
en la vida privada y profesional.
Para
concluir los aspectos preliminares, quiero señalar que el hecho de que el aprendizaje
que no se vea reducido al periodo escolar de infancia
y juventud,
implica la exigencia, en la educación continua, de unos estudios no tradicionales
(McKenzie y Otros, 1979:20); ya que deben fomentar la diversidad de oportunidades
individuales: es importante respetar la demanda
del estudiante de cualquier edad y circunstancia personal,
tanto si éste aspira al certificado como si se contenta con enriquecer su vida
mediante unos estudios constantes, periódicos u ocasionales. Por lo tanto, es
evidente que los medios
para el aprendizaje adulto son, a su vez, distintos de las del aprendizaje escolar;
deben ser los propios de una educación abierta, en la cual cada alumno, de manera
autónoma, sea capaz de aprender a aprender y de diseñar su propio curriculum.
I.
Características del estudiante de formación continua.
El estudiante al que nos dirigimos tiene unos rasgos de autonomía y responsabilidad
que son ventajosos desde el punto de vista motivacional, pero que al mismo tiempo
implican una mayor complejidad por lo que respecta a sus objetivos y al funcionamiento
de la clase. El adulto realiza un gran esfuerzo para dedicar parte de su tiempo
a la formación, a menudo es tiempo que disfrutaba con su propia familia.
En muchos casos pretende, mediante este esfuerzo, conseguir habilidades que
le ayuden en su profesión, o que sean complemento de su vida laboral;
por lo tanto, aprende para cambiar de vida, bien sea profesional o socialmente.
Ello determina unas espectativas de aprendizaje muy por encima de otro tipo
de estudiante y como consecuencia:
a) el
aprendizaje no es parte de una rutina o mecánica gregaria.
b)
Requiere un esfuerzo mantenido, que exige así mismo una "satisfacción relativa",
mantenida a lo largo del curso.
Ambos aspectos explican el considerable índice de abandono y las frecuentes
crisis
por frustración ante un método pedagógico inadecuado o por la autoexigencia
demasiado alta ante los compañeros. En la clase de idioma extranjero es frecuente
enfrentarse con situaciones de autocompasión del estudiante, actitudes
de impotencia, miedo a la actuación en el grupo
y ansiedad por obtener resultados rápidos y visibles.
I.1 Dificultades del aprendizaje en edad adulta.
Todo
proceso educativo entraña un esfuerzo de cuyas condiciones podremos sacar partido
si somos capaces de proponer funcionamientos alternativos. Según García Arretio
(1986: 14; 1989) estas son algunas de las dificultades del adulto en relación
con el
aprendizaje:
a) La perspectiva de alcanzar altas metas soñadas en la adolescencia,
se reduce. A veces tienen una exigencia meramente pragmática.
b)
Disminuye la curiosidad juvenil.
c) La inteligencia
se estanca y la
memoria disminuye. No le interesan las ideas abstractas y teóricas, prefiere
los problemas
de la vida real.
d)
Se reduce la reacción sensorial y perceptiva, por lo cual el aprendizaje suele
ser más lento.
e) Quien
tiene poca experiencia en el estudio se cree poco dotado para el logro de determinadas
metas de tipo intelectual.
f) A los
adultos cada vez les cuesta más adaptarse a nuevas situaciones.
g) Cansancio
y escasez de tiempo para dedicarlo al esfuerzo intelectual.
I.2 Una forma de aprender diferente.
Estas y otras dificultades que podríamos enumerar no implican que el
adulto esté incapacitado para aprender como las personas de menor edad, sino
que forzosamente sus formas de aprender son diferentes. Tigh (1983) afirma que
ello se debe a un distinto funcionamiento psicológico y al tipo de actividad
que realizan, lo cual repercute en sus formas de aprender y también en la metodología
didáctica que debemos emplear.
Estos son algunos de los condicionantes del aprendizaje de adultos que
nos encontramos con mayor frecuencia:
a) Forman
grupos
heterogéneos en:
- edad
– intereses
– motivación
– experiencia
– aspiración.
b) El papel
de estudiante es marginal o provisional.
c) El interés gira en torno
al bienestar, el ascenso laboral
o la autoestima.
d) Los
objetivos son claros y concretos, elegidos y valorizados.
e) Los logros y éxitos serán deseados intensamente o con ansiedad.
f) Existe
preocupación por el fracaso.
g) Posible
susceptibilidad e inseguridad
ante las críticas.
h) A menudo
arrastra el peso de experiencias de aprendizaje frustrantes que le convencen
de que no es capaz de adquirir una lengua extranjera.
i) Fuentes
de conocimiento
heterogéneas, a veces contradictorias.
j) Mayor concentración en clase, lo cual favorece el aprovechamiento
del tiempo en clase.
k) Posee mecanismos de compensación para superar las deficiencias
y los recursos
de la experiencia.
l) Necesita alternancia y variabilidad, por su relativa capacidad
de un esfuerzo intelectual prolongado.
II.
Aspectos específicos del proceso de adquisición de una lengua extranjera, L2.
El
aprendizaje de la L2 puede resultar una pesadilla si el estudiante lee el syllabus
de cualquier manual
o herramienta de trabajo orientada al adulto. Símbolos fonéticos, ejercicios
de repetición gramatical, vocabulario, verbos irregulares, expresiones hechas,
dictados … todo ello mezclado con los manidos tópicos de conversación: presentaciónes,
saludos, teléfono, hotel,
etc. No es extraño que el estudiante de formación continua reaccione con perplejidad
ante la cantidad de tareas que se acumulan en estos materiales,
y al mismo tiempo muestre un cansancio anticipado ante la escasa originalidad
del método, que le recuerda sus anteriores intentos o fracasos de acercarse
al incomprensible inglés o alemán por ejemplo.
Es cierto que el aprendizaje de la L2 requiere una considerable
inversión de tiempo y esfuerzo que sólo se ve recompensado con la constancia
del trabajo diario; esta dificultad se enfrenta con la necesidad de conseguir
resultados inmediatos. Por otra parte, el alumno también debe ser consciente
de que inscribirse en un curso de lenguajes sectoriales, en los cuales de desarrolle
la aplicación de la L2 a campos como la economía, el comercio
o el turismo,
exige una competencia notable en la lengua standard, lo cual es muy poco habitual
en grupos
de trabajo heterogéneos. Por esta razón, sea cual sea el nivel de especialización
programado en el curso, en mi opinión conviene resvisar los contenidos esenciales
para mantener la comunicación y ordenar los conocimientos previos del estudiante,
por dos motivos:
1)
en primer lugar para que él sepa lo que sabe, lo cual por lo general es mucho
más de lo que piensa. De esta forma puede participar activamente en la planificación
de los contenidos. A menudo creemos haber olvidado el vocabulario sobre un tema
o las expresiones que ayudan a desarrollar una situación, sin embargo apenas
nos proponen un trozo de texto,
oral o escrito, o un juego
de palabras, somos capaces de recordar lo que parecía perdido.
2)
En segundo lugar para relacionar el curso presente con otras experiencias y
métodos de trabajo, de acuerdo con el concepto de educación permanente al que
nos referimos. Así se puede salvar una discontinuidad en el proceso educativo,
a la vez que se comparte información entre los miembros del grupo,
es decir, los contenidos provienen unas veces del profesor y otras de los compañeros.
Esta tarea requiere un poco de paciencia cuando los participantes proceden
de niveles educativos dispares, pero la racionalizacón del proceso es siempre
valiosa para:
a) Desarrollar un plan
personal de aprendizaje.
b) Diagnosticar los puntos fuertes y débiles como discente.
c) Describir un estilo de aprendizaje y seleccionar las condiciones en
las que aprende mejor.
d) Superar los bloqueos personales en el aprendizaje.
e) Aprender de la experiencia y del entorno (televisión, prensa,
ordenador, etc).
f) Ayudar a otros a aprender.
g) Continuar el estudio de forma autónoma al finalizar el curso.
La
experiencia demuestra que el aprendizaje es más efectivo cuanto más claro tenga
el individuo cual es el objetivo perseguido
y el lugar en el que se encuentra en la actualidad. El alumno necesita especialmente
al inicio del trabajo, una orientación para no perderse ante la infinidad de
ejercicios y habilidades que recogen los materiales
publicados. No le interesa aprender para hacer bien un test
de evaluación o para completar una página del libro,
quiere saber cúal es la utilidad
práctica de ese esfuerzo y si puede aportarle algo para conseguir sus objetivos
finales.
El estudio
de una L2 requiere el desarrollo
de lo que se denominan "cuatro destrezas": la expresión oral, la expresión
escrita, la comprensión oral y la comprensión escrita. Es necesario mantener
un equilibrio
entre ellas para obtener una competencia lingüística adecuada. Ahora bien, en
muchos casos, el alumno está familiarizado con la expresión y comprensión escrita
y se encuentra inseguro e incómodo en la expresión y comprensión oral. Consciente
de ello, a menudo él mismo se autocompadece por no haber aprovechado mejor las
oportunidades de estudio del pasado y en ocasiones el argumento sirve de "cohartada"
para mantener una actitud
pasiva ante las propuestas de actividad de práctica oral. Para compensar esta
laguna generalizada no son suficientes las unidades programadas en los materiales
didácticos de enseñanza de idiomas, puesto que en ellos se presupone un proceso
de aprendizaje paralelo y homogéneo. Así pues, el profesor debe encontrar un
modo de reforzar dichas destrezas casi sin que el alumno se dé cuenta, para
vencer su resistencia
inicial y para no saturarlo con un esfuerzo demasiado prolongado que podría
tener un efecto contraproducente. Aquí entran en escena las transferencias culturales
y la interdisciplinariedad, ya que, según la habilidad del docente, es posible
poner en relación los intereses extralingüísticos de los participantes y los
puntos fuertes de su personalidad.
III.
Algunas estrategias de aprendizaje de una L2.
Teniendo
en consideración el proyecto
de educación continua y las características de sus destinatarios, creo que debemos
adoptar una metodología didáctica lo suficientemente flexible como para asumir
todas las circunstancias enumeradas. En mi opinión sería recomendable elaborar
o adaptar los materiales al perfil del grupo de estudiantes, según sus necesidades
profesionales y culturales. Los materiales usados en clase no sólo deben ser
útiles y atractivos para una determinada acción formativa, sino que además deben
soportar un exámen crítico por su parte para que sea posible intercambiarlos
en el futuro.
El
multimétodo funcional tiene la ventaja de que mezcla hechos y situaciones de
comunicación dando oportunidades para la elección del estudiante. Éste puede
encargarse de parte de la tarea formativa del grupo, por ejemplo proponiéndole
un trabajo personalizado que constituya una futura guía de consulta, es decir,
una base para el uso contínuo de la L2; es el caso de las prácticas de textos
comerciales o la elaboración de dossiers, catálogos o representación de situaciones
relacionadas con su profesión.
Los
alumnos, en la medida de lo posible, deben ser ellos mismos, pero también han
de desarrollar cierta capacidad de improvisación, a través de ficciones, y de
abstracción, mediante discusiones impersonales. De este modo se puede desarrollar
la imaginación y la curiosidad por temas ajenos, lo cual enriquece la
personalidad y de paso sirve para ampliar vocabulario. Éste último merece
un énfasis especial, puesto que si somos capaces de organizar su adquisición
y focalizar su empleo
variando las situaciones, habremos conseguido una ayuda en el proceso de aprendizaje
aún más valiosa que la gramática.
Otra
estrategia
de estudio consiste en la inclusión deliberada de material muy difícil junto
a otros adecuados al nivel de aprendizaje. Es evidente que para desarrollar
las capacidades orales debemos contar con grabaciones y materiales auténticos.
En la vida real, en la cual están inmersos nuestros estudiantes, los hablantes
nativos no separan lo fácil de lo difícil, ni pronuncian pausadamente en consideración
al hablante extranjero; sería un error filtrar todo lo que el alumno no conoce
porque crearíamos una lengua artificial que defraudará al alumno en el futuro.
Lo importante es hacerle comprender al que se trata de situaciones normales
en las que es necesaria una comprensión parcial, suficiente para realizar la
tarea propuesta.
Hay
una serie de instrumentos de aprendizaje que han adquirido connotaciones negativas
debido al abuso de los mismo en el sistema educativo tradicional, aunque todavía
resultan muy útiles en la adquisición de la L2, me refiero a la gramática, la
memorización, los dictados y el uso de la lengua materna en clase.
Los estudiantes adultos exigen las explicaciones gramaticales clásicas,
frecuentemente encuentran confusos los escasos cuadros gramaticales de los manuales
y nada les reconforta tanto como una buena batería de ejercicios de gramática
en la pizarra. En las encuestas
que paso a mis alumnos generalmente la gramática está colocada en segundo lugar,
en una puntuación del 1 al 5, inmediatamente después de la expresión oral. Ello
se debe a que las nociones gramaticales son un asidero lógico para el estudio
individual de la lengua, de modo que pueden ir proporcionándose en la medida
en la que el grupo lo demande. También la memorización es necesaria para la
mayoría de los estudiantes, lo cual puede proponerse como un juego,
con canciones o como prueba entre pequeños grupos. Los dictados mejoran tanto
la comprensión oral como la corrección ortográfica y ayudan a asentar conocimientos
si el profesor usa los textos para actividades libres de expresión. Por último,
cuando todos los estudiantes comparten una lengua madre, no está prohibido usarla
en clase, ésta puede ayudar a hacer las explicaciones más rápidas y precisas.
La
dificultad de incluir en un curso de idioma extranjero materiales y metodologías
distintas consiste en coordinar las actividades. Creo que es necesario un equilibrio
entre variedad y regularidad, porque si existe demasiada variedad los alumnos
pierden sus propios objetivos y el esfuerzo realizado se desaprovecha.
Con
respecto a la evaluación, creo que será positiva siempre que el alumno haya
progresado con respecto a sus propios objetivos. Se debe transmitir la idea
de que cada individuo conseguirá un resultado distinto, puesto que la valoración
relativista considera el progreso unipersonal de los participantes.
Estas
reflexiones son sólo un reflejo de la práctica diaria en la clase de lengua,
aunque como siempre la realidad enriquece y sorprende mucho más que la teoría
y nos enseña que la mejor estrategia
de aprendizaje es escuchar y recoger la planificación que los estudiantes proponen,
porque en definitiva son ellos los que diseñan y modelan el proyecto de formación
continua.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS.
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FAURE,E. y Otros (1980). Aprender a ser.
Madrid, Alianza/UNESCO.
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GARCÍA ARRETIO, L. (1986). Educación superior a distancia. Análisis de su eficacia.
Badajoz, UNED.
-(1989). La educación. Teorías y conceptos. Madrid,
Paraninfo.
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MCKENZIE,N. y Otros (1979). Enseñanza abierta. Sistemas
de enseñanza postsecundaria. Madrid, UNESCO.
-
TIGHT, M. (1983). Adult
learning and education. London, Croom Helm.
-
Jueves, 30 de Marzo de 2000
Trabajo
enviado por:
Profesor José Luis Dell'ordine
ARGENTINA