Introducción
Como los Estados Unidos ya
tenían trazada su estrategia en
cuanto a los acontecimientos que se venían operando al Sur
del Río Bravo, y conocedores a su vez de que el proceso de
Independencia
de los países hispanoamericanos tendía hacia unos
principios
realmente liberadores y conducían a su vez hacia cierto
igualitarismo entre las castas las cuales eran un producto
histórico del desarrollo del
colonialismo español,
no tuvieron en ningún momento una actitud
positiva en cuanto a dar apoyo solidario y desinteresado a todos
los movimientos que se produjeron durante las primeras
décadas del siglo XIX. Es por esto que adoptan una
cómoda
posición frente a la Europa
colonialista al declarar una política
internacional de "neutralidad", lo cual implicaba simplemente en
dar una especie de carta o cheque en
blanco para que dichas potencias efectuaran a su antojo cualquier
acto en contra de los principios que
habían declarado, es decir, partían por el
principio de defensa del status colonial establecido, lo cual era
muy importante para sus objetivos
ulteriores hacia el dominio de estos
países. Es por ello, que el Presidente Monroe, declaraba
el 29 de octubre de 1812, que en vista de la paz y la amistad en que se
encuentran los gobiernos de España y
de los Estados Unidos, le es imposible dar un espaldarazo a
aquéllas "posesiones" españolas que se encuentran
en lucha, por lo cual "comprometería su neutralidad". Tal
posición no era más que un apoyo diplomático
a España,
y que se traduciría en no interceder a favor de
Hispanoamérica, en evitar, por la autoridad que
ya poseían, el derramamiento de sangre y que
habiéndolo hecho, lograría de cualquier forma
frenar las acciones
españolas. Mayor sofisma, pues, esta proclamada
neutralidad resultaba falsa, según la apreciación
de Lubio Cardozo, porque en "muchas oportunidades, agenes y
comerciantes norteamericanos suministran armas y vituallas
a las tropas españolas".
En 1818, el ejército bolivariano apresó
dos goletas, la "Tigre" y la "Libertad",
propiedad
norteamericana, las cuales intentaron romper por el Orinoco el
bloqueo que los patriotas habían impuesto a las
plazas de Guayana y Angostura, incidente éste que condujo
a una polémica entablada entre Mr. B. Irvine, agente del
gobierno
norteamericano y Bolívar, quien manifestaba el 6 de agosto
de este mismo año, que "La Tigre, pues, trayendo armas contra
Venezuela fue
nuestra enemiga y no puede de ninguna manera acogerse a las
leyes de
neutralidad, que se había despreciado y violado"… el 20
de agosto del susodicho año, nuevamente El Libertador, le
espeta: "Hablo de la conducta de
Estados Unidos del Norte con respecto a los Independientes del
sur, y de las rigurosas leyes promulgadas
con el objeto de impedir toda especie de auxilios que
pudiéramos procurarnos allí, Contra la lenidad de
las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez
años de prisión y diez mil peso de multa, que
equivale a la de muerte, contra
los virtuosos ciudadanos que quisiesen proteger nuestra causa, la
causa de la justicia y de
la libertad".
El americanismo de Bolívar
El americanismo bolivariano será bloqueado, de
manera consecutiva, tanto por las potencias opositoras a la
Independencia
de la América
hispana, como por aquellos grupos de
caudillos y estamentos que defendían los intereses
oligárquicos y colonialistas.
Es importante clarificar algunos conceptos con
relación al tratamiento que Bolívar daba a los
distintos componentes que habitaban el continente. Su ideal se
relacionaba con toda la masa humana que vivía al Sur del
Río Bravo, esto es, lo que comprende el grupo hispano,
sin perder de vista las islas conquistadas y colonizadas por
ingleses y franceses; es decir, ello constituía una
totalidad desde el punto de vista étnico,
geográfico, lingüístico y social, al cual
consideraba como los verdaderos americanos. Siempre
consideró que sus acciones iban
dirigidas a todos los que tuviesen "un origen, una lengua, unas
costumbres y una religión", plasmada
esta idea en su célebre Carta de
Jamaica.
Son muchos los historiadores, que tergiversando el
pensamiento
bolivariano han tratado de darle un giro diferente al
planteamiento fundamental, el cual consistía en el rechazo
de unificación con aquellos que no fueron incluidos como
americanos meridionales. Pero el interés
clasista de dichos historiadores, se determina cuando plantean la
participación de los Estados Unidos para la
conformación de asociaciones, tal como la
Organización de Estados Americanos, etc. Por ello,
utilizando sofismas, pretenden mezclar el planteamiento
bolivariano plasmado en el proyecto del
Congreso de Panamá,
con un trasnochado panamericanismo, hitos muy diferentes. Si bien
es cierto que la filosofía del derecho bolivariano se
inscribe en principios fundamentales como lo es el de la solidaridad, ella
señala que debe regir, por el medio adecuado, en la
relación Continente Meridional; por ello mismo, de esta
manera cuidaba que el proceso de
independencia de los países latinoamericanos o
hispanoamericanos, fuesen presa de las garras del imperialismo
estadounidense, el cual ya se vislumbraba en aquella temprana
época. Tales principios podemos resumirlos de la siguiente
manera:
- Garantía de inviolabilidad e integridad de los
territorios (violado por los Estados Unidos al absorber, de una
manera grosera, territorios de la República Mejicana, y
a su vez, sometiendo a su dominio
colonial la isla de Puerto
Rico): - La solución pacífica de los conflictos
internacionales, materia
ésta que no ha sido respetada por los gobiernos del
tío Sam, toda vez que aumentan las guerras
intestinas en los países nuestros, casi siempre aupados
por los perros de la
guerra.
Ellos sólo actúan cuando ven en peligro sus
intereses, no importando las vidas y miserias de nuestros
pueblos; - Bolívar repudiaba la fuerza como
creadora del derecho y como fuente de ventajas de cualquier
otro poder; sin
embargo, los hechos cumplidos nos dicen que los Estados Unidos
han sido los ejecutores de invasiones, instrumentando nuevas
leyes en aquellos países que han sufrido la presión
militar, leyes éstas que configuran un conjunto de
normas
dirigidas a proteger los intereses de la "gran nación", tal como lo hizo con Cuba en
1905, en Guatemala,
con la imposición de títeres, en Nicaragua, con
la creación y fortalecimiento de un cuerpo armado
sanguinario al frente del cual colocó a capataces como
la dinastía somocista; - El principio de la no intervención, ideal
básico de Bolívar, porque de allí nace el
verdadero respeto
hacia cada pueblo a fin de que se pueda dar la estructura
política, social, económica y
cultural propia, sin imposiciones de ninguna índole.
¿Acaso no irrespetan a nuestros pueblos y al
espíritu bolivariano, cuando a bien lo tengan?. Ejemplos
sobran.
La política aplicada por los Estados Unidos y
el ideal bolivariano
La política aplicada por los Estados Unidos del
Norte, siendo uno de los países capitalista altamente
desarrollado, ha sido de dominio, de imposición, de
vejamen. Ello ha sido posible debido a la traición al
principio nacionalista y de pueblo de las oligarquías
nacionales, las cuales vienen apoyando las arremetidas
imperialistas yanquis. Es por esto que la lucha de los pueblos,
basados en el principio bolivariano debe ser de rechazo, no
sólo a la intromisión norteamericana, sino
además, contra los grupos
domésticos que la apoyan. Claro está, esto lo hacen
por cuanto son ellos los que se han beneficiado de las riquezas
de nuestros países.
Por otra parte, consideramos que el ideal bolivariano
con relación a la anfictionía, derivaba de ser
conciente en cuanto al papel que
estaba desempeñando el coloso norteño; no escapaba
a su aguda inteligencia
la tendencia expansionista y hegemónica de los
estadounidenses, es decir, del poder
dominante allí. No fue, entonces, extraño el
bloqueo a la realización del Congreso de Panamá,
pues ellos se oponían, muy sigilosamente, a través
de una política hipócrita, a la creación de
una fuerza de los
pueblos latinoamericanos, capaz de contrarrestar los intentos
colonialistas de la nueva potencia que ya
se asomaba en los primeros años del siglo XIX.
Las ansias de dominio, ya presentes en el año de
1823, hacen que los gobiernos de los Estados Unidos tracen una
política posesionista de Hispanoamérica. Los
planes, trazados por Bolívar, bloqueaban estos objetivos, y
de allí se desata una grosera campaña contra El
Libertador Simón Bolívar. Tanto es así, que
el 27 de mayo de 1823, el Departamento de Estado
instruía su ministro Richard C. Anderson, Embajador en
Bogotá, en los siguientes términos: "…durante
algún tiempo han
fermentado en la imaginación de muchos estadistas
teóricos los propósitos flotantes e indigestos de
esa Gran Confederación Americana" (F. Pividal, p.169.
1977)
Era importante frenar, utilizando cualquier medio, esa
propalada unidad. Al respecto, apunta J. L. Salcedo Bastardo, en
su estudio "Bolívar: Un continente y un
destino":
Paralelo al naufragio de Colombia,
proyección menor del programa
integracionista de la revolución bolivariana, es el fracaso del
americanismo que El Libertador sustenta. Intereses
análogos a los que quiebran la República grande,
son los que fragmentan, desvirtúan y anulan el ideal
magno de contorno hispanoamericanista. La visión local
de caudillos y grupos oligárquicos, los intereses de las
potencias adversas al sistema, todo,
en fin, conduce al mismo resultado: a la negación de la
interamericanidad bolivariana, y a la recurrencia al consabido
y arcaico estilo, el cual ahora sirve espléndidamente a
los apetitos inmediatos e inconfesables que van contra el
futuro y contra las conveniencias auténticas de nuestros
pueblos" (293).
Para confirmar, una vez más el recelo de
Bolívar en cuanto a la actitud de las
potencias interesadas en los asuntos de la Gran Colombia,
expresaba:
"…cuando yo tiendo la vista sobre la América, la encuentro rodeada de la
fuerza marítima de la Europa,
quiere decir, circuida de fortalezas fluctuantes de extranjeros
y por consecuencia de enemigos. Después hallo que
está a la cabeza de su gran continente una
poderosísima nación muy rica, muy belicosa, y
capaz de todo; enemiga de la Europa y en oposición
con los fuertes ingleses que nos querrán dar la ley, y que la
darán irremisiblemente"
Visionario el pensamiento de
Bolívar. ¿Acaso los Estados Unidos no han querido
imponer a los hispanoamericanos sus leyes, sus normas, sus
costumbres y hasta su deformada cultura?, o
mejor dicho, la han impuesto hasta
por la fuerza utilizando a sus marines.
Como previendo el desarrollo del
capitalismo
hacia la dirección imperialista, Bolívar
analiza el proyecto de
Confederación preparado y cocinado en Lisboa, en donde se
insta, a los gobiernos que llamaban de los "nuevos estados
hispanoamericanos", y en acuerdo con el gobierno de
Buenos Aires,
a fin de concurrir a Washington. La respuesta que Bolívar
da a este mencionado proyecto de Confederación, explica
por sí mismo, sus reservas, de tal manera que en carta
dirigida a Bernardo Monteagudo , con fecha 5 de agosto de 1823,
expone"
Decir mi opinión sobre este proyecto es obra
magna, como dicen. A primera vista, y en los primeros tiempos,
presenta ventajas; pero después, en el abismo de lo
futuro y en la luz de las
tinieblas, se dejan descubrir algunos espectros espantosos. Me
explicaré un poco: tendremos en el día la paz y
la independencia, y algunas garantías sociales y de
política interna; estos bienes
costarán una parte de la independencia nacional, algunos
sacrificios pecuniarios, y algunas mortificaciones nacionales.
Luego que la Inglaterra se
ponga a la cabeza de esta liga seremos sus humildes servidores,
porque, formado una vez el pacto con el fuerte, ya es eterna la
obligación del débil. Todo bien considerado,
tendremos tutores en la juventud,
amos en la madurez y en la vejez
seremos libertos; pero me parece demasiado que un hombre pueda
ver tan lejos, y, por lo mismo, he de esperar que estas
profecías sean como las otras…"
Por el planteamiento anterior podemos inferir que
Bolívar tenía un concepto preciso
acerca del papel que
jugarían las potencias, y fundamentalmente los Estados
Unidos, pues, no le basta con señalar de una forma general
la situación a la cual serían llevadas las naciones
de Hispanoamérica ya emancipadas, sino que a la vez,
apunta el siguiente principio:
Portugal no es más que el instrumento de la
Inglaterra, la
cual no suena en nada, para no hacer temblar con su nombre a
los cofrades; convidan a los Estados Unidos por aparentar
desprendimiento y animar a los convidados a que asistan al
banquete; después que estemos reunidos será la
fiesta de los Lapitas, y ahí entrará el
León a comerse a los convidados…
Conclusión
En la dilucidación del pensamiento bolivariano y
del tratamiento que daba a los habitantes del hemisferio, es
importante tomar nota de las significaciones. Así,
Bolívar llamaba americanos a los blancos criollos,
es decir, a los mantuanos en Venezuela,
pero creemos que más bien se refería a las
demás castas de colores
complejos. Podremos observar tal señalamiento, por cierto,
muy mediatizado, según J. L. Salcedo Bastardo en
"Bolívar: Un continente y un destino". Este autor expresa
que "Los americanos eran personas de segunda clase en sus
países"; pero, en esta idea no se aclara debidamente a
qué clase de americanos se refiere, pues, si
tomáramos en consideración la idea de origen, no
cabría duda que se refería a todos los nacidos en
América; pero, más adelante, como para basamentar
su afirmación, acude a Bolívar, quien
enjuiciaría la situación así:
La posición de los moradores del hemisferio
americano ha sido, por siglos, puramente pasiva: su existencia
política era nula. Nosotros estábamos en un grado
todavía más abajo de la servidumbre…La
América no sólo estaba privada de su libertad
sino también de la tiranía activa y
doméstica…Se nos vejaba con una conducta
que, además de privarnos de los derechos que nos
correspondían, nos dejaba en una especie de infancia
permanente con respecto a las transacciones
públicas…Los americanos no ocupan otro lugar en la
sociedad que
el de siervos propios para el trabajo,
y cuando más, el de simples consumidores; y aun esta
parte coartada con restricciones chocantes…Estábamos
abstraídos y ausentes del universo en
cuanto es relativo a la ciencia
del gobierno y administración del estado.
Jamás éramos virreyes, ni gobernadores, sino por
causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces;
diplomátaicos nunca; militares, sólo en calidad de
subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos,
en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun
comerciantes.
En la Carta de
Jamaica ya se vislumbra el derrotero a seguir, pues, considera
con propiedad que
las "virtudes políticas
son esenciales para la construcción de un gobierno firme, y que
dichas virtudes deber estar depositadas en aquellos hombres con
talentos y virtuosos a la vez", sacando como conclusión
que "…los sistemas
enteramente populares, lejos de ser favorables, temo mucho que
vengan a ser nuestra ruina". Desde nuestro punto de vista,
Bolívar no participaba enteramente por la construcción de una república
realmente fundamentada sobre aquéllas bases proclamadas
por la Revolución
Francesa, en tanto justicia,
libertad e igualdad.
Parece, más bien, estar de acuerdo con Montesquieu en
el sentido de que "…es más difícil, sacar un
pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre".
Por último, podemos señalar que para la
fecha de la Carta de
Jamaica, 6 de septiembre de 1815, proyectaba la grandeza de la
revolución
hispanoamericana, la cual no era bien vista por las potencias
europeas y los mismos Estados Unidos de Norte América, los
cuales se proyectaban como un horizonte hegemónica en el
campo mundial. Se expresaba así:
No sólo los europeos, pero hasta nuestros
hermanos del norte (subrayado por mí), se han
mantenido inmóviles espectadores de esta contienda, que
por su esencia es la más justa, y por sus resultados
la más bella e importante de cuantas se han
suscitado en los siglos antiguos y modernos, porque
¿hasta dónde se puede calcular la trascendencia
de la libertad del hemisferio de Colón?"
Del Monroísmo al
Panamericanismo.
Para diciembre de 1823 se publican los principios
fundamentales de la Docatrina de Monroe, quedando la
ejecución de ellos a cargo del Departamento de Estado. Uno
de dichos principios era la no aceptación de alianzas con
las repúblicas hispanoamericanas. En correspondencia
cruzada entre el Jefe del Departamento de Estado John Quincy
Adama y Henry Clay, presidente de la Cámara de
Representantes (1824), el primero sentenciaba que no esperaba
ningún resultado que beneficiase a los Estados Unidos de
cualquiera de estas relaciones, por lo tanto, "De la
comunión entre nuestras instituciones
y las suyas no veo que pueda resultar ninguna ventaja para
nuestro país. Ni parece existir tampoco ninguna
inclinación en ellos a aprender lección
política de nosotros".
Con relación al Panamericanismo, idea muy
importante en el desarrollo de la expansión libertaria de
Simón Bolívar, base para la conformación de
una estructura de
poder autónomo y poderoso de los pueblos
hispanoamericanos, idea que fue boicoteada por lo yanquis, con la
ayuda de muchos personajes que con Bolívar lucharon para
el logro de la Independencia, pero cuyos intereses estaban
realmente al servicio de
las clases poderosas. Por ello, el panamericanismo de los
estadounidenses se basaba en el apoyo de los criollos
económicamente dominantes, "los cuales paralizarían
las posibilidades de desarrollo independiente, traicionando los
intereses nacionales, en provecho de su clase" (Pividal, 1977,
219).
De esta manera, la aplicación del
monroísmo, constituía una verdadera amenaza para
las repúblicas recién independizadas, mucho
más si se toma en cuenta que el proyecto de Bolívar
no se quedaba sólo en la Independencia suramericana, sino
también en las islas caribeñas. "Los partidarios
del esclavismo
declaraban sin rodeos que veían un peligro, tanto en el
Congreso de Panamá, como en el proyecto de Colombia y
México
para independizar a Cuba y Puero
Rico". íd. 220.
Bibliografía
Francisco Pividal. Bolívar: Pensamiento
Precursor del Antiimperialismo. Casa de las
Américas. 1977.
J. L. Salcedo Bastardo. Bolívar: Un
continente y un destino. Ediciones de la Biblioteca.
Universidad
Central de Venezuela. Nº 49. 13ª. Edición
Revisada. Caracas. Venezuela. 1982
Simón Bolívar. Carta de Jamaica.
Ediciones de la Presidencia de la República.
Caracas/1972
Simón Bolívar. Obras completas.
Ediciones LISAMA. Caracas. s/f
† † † † † † †
En Valencia, Estado Carabobo, Venezuela. Febrero de
2000.
Minicurrículum del autor: C.I. Nº
V-409412
Licenciado en Educación de la
Universidad de
Carabobo. Valencia, Venezuela. Graduado como Maestro Rural en la
Escuela Normal
Rural "El Mácaro", Maracay, Estado Aragua en el año
de 1946. Cumplió con una labor docente durante más
de 30 años en diferentes regiones de Venezuela. Graduado
el año de 1981, en la Especialidad de Ciencias
Sociales. Profesor de varios Institutos en el ámbito
medio; en la Universidad de Carabobo en las Cátedras de
Sociología de la Educación y
Sociología I. Profesor en el Instituto
Universitario de Tecnología Industrial
IUTI, Valencia, en las cátedras de Problemas del
Desarrollo
Social y Económico; Lengua y
Literatura;
Técnicas de Investigación Aplicada. Asesor
Académico del IUTI. Jubilado por el Ministerio de Educación de
Venezuela. En la actualidad, retirado de la función
docente, directamente; pero realiza actividades en cuanto al
análisis estadístico de Tesis de Grado
para varios Institutos Superiores y Universidades.
Dirección:
Urbanización Quintas de Flor Amarillo. Sector O
Nº 19. Valencia. Edo. Carabobo. Venezuela.
Teléfono: 041-783134
Descripción del Trabajo. Se intenta con él
contribuir a la dilucidación del pensamiento de
Bolívar relacionado con las tendencias hegemónicas
que ya se insertaban en la Doctrina Monroe, previendo el papel
mediatizador que los Estados Unidos de Norteamérica
jugarían en el desarrollo de la América
hispana.
Autor:
Lic. Luis E. Gómez Pineda