Monografias.com > Historia
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Cultura de los Incas




Enviado por virrey18c



    Los incas fueron
    gobernantes que recopilaron y dieron gran extensión a una
    serie de costumbres que ancestralmente existían en los
    Andes. Su valor no se
    halla tanto en su capacidad creativa, sino en su habilidad para
    difundir, ordenar y administrar el sistema andino en
    un amplio territorio. La base de la cultura y
    la
    organización andina se encuentra en el parentesco, es
    decir, en el ayllu, un conjunto de personas que se
    consideran parientes pues creían descender de un
    antepasado común. Éstos están a su vez
    unidos por vínculos de reciprocidad, es decir,
    están comprometidos a ayudarse mutuamente en las labores
    cotidianas; a este tipo de trabajo se le conoce con el nombre de
    ayni. También tienen la obligación de
    trabajar juntos para el beneficio de todo el ayllu: este trabajo
    se conoce como minca. Los miembros de un ayllu responden a
    la autoridad de
    sus curacas (caciques), que son los encargados de regular
    las relaciones sociales, de ejecutar las fiestas, de almacenar
    recursos,
    repartir las tierras entre su gente y disponer de la mano de
    obra. La economía inca no
    conoció ni la moneda, ni el mercado, por lo
    tanto los intercambios y la fuerza
    laboral se
    obtenían a través de lazos de parentesco o por
    reciprocidad. Entre parientes existía un intercambio de
    energía constante, pero también se daba trabajo
    para la autoridad,
    conocido como mita. El inca pedía como tributo
    exclusivamente mano de obra, que era enviada a trabajar sus
    tierras, a hacer cerámica, a construir andenes o grandes
    obras arquitectónicas. A cambio, el
    inca devolvía estos servicios
    organizando rituales, manteniendo los caminos, repartiendo
    bienes en caso
    de necesidad o en fiestas; esta relación por la cual el
    inca devolvía el trabajo del
    ayllu se conoce como redistribución.

    En el cenit de su poderío, los incas
    habían desarrollado un sistema
    político y administrativo no superado por ningún
    otro pueblo nativo de América. El Imperio incaico era una
    teocracia basada en la agricultura y
    en el sistema de ayllus, o grupos de
    parentesco, dominada por el inca, que era adorado como un dios
    viviente. En la organización política inca llama
    la atención la existencia de un sistema de
    poder dual,
    donde todas las autoridades aparecían siempre emparejadas:
    por ejemplo, en el caso del inca, se propone la existencia de dos
    incas que gobiernan en simultáneo, un inca hanan
    (‘arriba’) y un inca hurin
    (‘abajo’). De igual forma, las autoridades a nivel
    local eran también duales: a nivel de los ayllus, las
    máximas autoridades fueron los curacas; todo ayllu
    tenía dos curacas, uno hanan y otro hurin. Por debajo de
    los incas, se encontraban las familias de los antiguos incas, las
    cuales formaban grupos de
    parentesco conocidos como panacas (‘familia
    noble’), quienes se encargaban de mantener el recuerdo del
    inca fallecido, de realizar ceremonias en su nombre y de cuidar
    de sus bienes y
    alianzas hechas en vida. Las panacas tenían gran
    influencia en la decisión del nombramiento de los
    sucesores al cargo de inca. Debajo de este sector se encontraban
    los jefes de los pueblos conquistados por los incas, los cuales,
    en caso de no ser rebeldes, recibían una educación
    cuzqueña y una serie de privilegios. El siguiente nivel de
    autoridad lo constituían los curacas, jefes de los ayllus.
    La gente común estaba agrupada en la categoría de
    hatun runa, se trataba de campesinos miembros de un ayllu,
    éstos tenían la obligación de ir a la mita
    (trabajo por turnos) para el Estado
    inca. Algunos salían temporalmente de esta
    condición y eran movilizados fuera de su lugar de origen:
    a estos se les conoce como mitimaes o mitmaqunas,
    población que era movilizada a distintas
    zonas con diferentes objetivos,
    como obtener recursos o poblar
    regiones. Finalmente estaban los yanaconas, quienes eran
    separados definitivamente de su ayllu y pasaban a depender
    directamente del inca, para quien desempeñaban una labor
    especializada.

    Administrativamente, todo el territorio estaba dividido
    en cuatro grandes regiones o suyos (‘parte’),
    a ello debe su nombre Tahuantinsuyu (una palabra quechua
    que significa literalmente ‘Tierra de los
    Cuatro Cuarteles’ o ‘de las Cuatro Partes’),
    que estaba, a su vez, subdividido en cuatro: Antisuyu, Collasuyu,
    Cuntisuyu y Chinchasuyu.

    Fue el inca un pueblo de agricultores avanzados: para
    cada zona desarrollaron una estrategia que
    permitía obtener el máximo provecho. Utilizaron
    andenes o terrazas de cultivo para aprovechar las laderas de los
    cerros, camellones o waru waru en zonas altas inundables,
    irrigaciones, etc. Es destacable la existencia de un arado de pie
    conocido como chaquitaclla. Los cultivos más
    importantes fueron la papa (patata) y el maíz,
    además del ají, la chirimoya, la papaya, el tomate
    y el frijol. Las llamas fueron los animales
    básicos de transporte;
    también se domesticaron las vicuñas y alpacas por
    su fina lana. Otros animales
    domesticados fueron guanacos, perros, cobayas y
    ocas. Las principales manufacturas incas fueron la
    cerámica, los tejidos, los
    ornamentos metálicos y las armas con bellas
    ornamentaciones. A pesar de no contar con caballos, ni
    vehículos de ruedas ni un sistema de escritura, las
    autoridades de Cuzco lograron mantenerse en estrecho contacto con
    todas las partes del Imperio. Una compleja red de caminos empedrados
    que conectaban las diversas zonas de las regiones,
    permitía esta comunicación; mensajeros entrenados
    —los chasquis—actuando en relevos,
    corrían 402 km al día a lo largo de esos
    caminos. Los registros de
    tropas, suministros, datos de población e inventarios
    generales se llevaban a cabo mediante los quipus, juegos de
    cintas de diferentes colores anudados
    según un sistema codificado, que les permitía
    llevar la contabilidad.
    Botes construidos con madera de
    balsa constituían un modo de transporte
    veloz a través de ríos y arroyos.

    Entre las expresiones artísticas más
    impresionantes de la civilización inca se hallan los
    templos, los palacios, las obras públicas y las fortalezas
    estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. Enormes
    edificios de mampostería encajada cuidadosamente sin
    argamasa, como el Templo del Sol en Cuzco, fueron edificados con
    un mínimo de equipamiento de ingeniería. Otros logros destacables
    incluyen la construcción de puentes colgantes a base de
    sogas (algunos de casi cien metros de longitud), de canales para
    regadío y de acueductos. El bronce se usó
    ampliamente para herramientas y
    ornamentos.

    La religión tuvo un
    carácter de gran formalidad. El dios
    supremo de los incas era Viracocha, creador y señor de
    todas las cosas vivientes. Otras grandes deidades fueron los
    dioses de la creación y de la vida, Pachacamac, del Sol,
    Inti (padre de los incas), y las diosas de la Luna, Mamaquilla,
    de la Tierra,
    Pachamama, y del rayo y la lluvia, Ilapa. Las ceremonias y
    rituales incas eran numerosos y frecuentemente complejos y
    estaban básicamente relacionados con cuestiones
    agrícolas y de salud, en particular con el
    cultivo y la recolección de la cosecha y con la
    curación de diversas enfermedades. En las
    ceremonias más importantes se sacrificaban animales vivos
    y raramente se exigía la realización de sacrificios
    humanos como ofrenda a los dioses. Los incas produjeron un rico
    corpus de folclore y música, del cual
    sólo perviven algunos fragmentos.

    Cultura de los MAYAS

    La agricultura ha
    constituido la base de la economía maya desde
    la época precolombina y el maíz es su principal
    cultivo. Los mayas
    cultivaban también algodón, frijol (poroto o
    judía), camote (batata), yuca y cacao. Las técnicas
    del hilado, el tinte y el tejido consiguieron un elevado grado de
    perfección. Como unidad de cambio se
    utilizaban las semillas de cacao y las campanillas de cobre,
    material que se empleaba también para trabajos
    ornamentales, al igual que el oro, la plata, el jade, las conchas
    de mar y las plumas de colores.

    Los mayas formaban
    una sociedad muy
    jerarquizada. Estaban gobernados por una autoridad política, el
    Halach Uinic, jefe supremo, cuya dignidad era hereditaria
    por línea masculina, y el Alma Kan, sumo sacerdote.
    El jefe supremo delegaba la autoridad sobre las comunidades de
    poblados a jefes locales o bataboob, capataces de
    explotación agrícola que cumplían funciones
    civiles, militares y religiosas. La unidad mínima de
    producción era la familia
    campesina, que cultivaba una ‘milpa’ (parcela de una
    4-5 hectáreas) mediante el sistema de rozas, para atender
    a sus necesidades y generar, a veces, un excedente del que se
    apropiaba la clase dirigente.

    Cultura de los AZTECAS

    Sociedad y religión aztecas

    La sociedad azteca
    estaba dividida en tres clases: esclavos, plebeyos y nobles. El
    estado de
    esclavo era similar al de un criado contratado. Aunque los hijos
    de los pobres podían ser vendidos como esclavos,
    solía hacerse por un periodo determinado. Los esclavos
    podían comprar su libertad y los
    que lograban escapar de sus amos y llegar hasta el palacio real
    sin que los atraparan obtenían la libertad
    inmediatamente. A los plebeyos o macehualtin se les
    otorgaba la propiedad
    vitalicia de un terreno en el que construían su casa. Sin
    embargo, a las capas más bajas de los plebeyos
    (tlalmaitl), no se les permitía tener propiedades y
    eran campesinos en tierras arrendadas. La nobleza estaba
    compuesta por los nobles de nacimiento, los sacerdotes y los que
    se habían ganado el derecho a serlo (especialmente los
    guerreros).

    En la religión azteca numerosos dioses
    regían la vida diaria. Entre ellos Huitzilopochtli (deidad
    del Sol), Coyolxahuqui (la diosa de la Luna que, según la
    mitología azteca, era asesinada por su
    hermano el dios del Sol), Tláloc (deidad de la lluvia) y
    Quetzalcóatl (inventor de la escritura y el
    calendario, asociado con el planeta Venus y con la
    resurrección).

    Los sacrificios, humanos y de animales, eran parte
    integrante de la religión azteca. Para los guerreros el
    honor máximo consistía en caer en la batalla u
    ofrecerse como voluntarios para el sacrificio en las ceremonias
    importantes. Las mujeres que morían en el parto
    compartían el honor de los guerreros. También se
    realizaban las llamadas guerras
    floridas con el fin de hacer prisioneros para el sacrificio. El
    sentido de la ofrenda de sangre humana (y
    en menor medida de animales) era alimentar a las deidades solares
    para asegurarse la continuidad de su aparición cada
    día y con ella la permanencia de la vida humana, animal y
    vegetal sobre la
    Tierra.

    Los aztecas
    utilizaban la escritura pictográfica grabada en papel o
    piel de
    animales. Todavía se conserva alguno de estos escritos,
    llamados códices. También utilizaban un sistema de
    calendario que habían desarrollado los antiguos mayas.
    Tenía 365 días, divididos en 18 meses de 20
    días, a los que se añadían 5 días
    ‘huecos’ que se creía que eran aciagos y
    traían mala suerte. Utilizaban igualmente un calendario de
    260 días (20 meses de 13 días) que aplicaban
    exclusivamente para adivinaciones. La educación era muy
    estricta y se impartía desde los primeros años. A
    las mujeres se les exhortaba a que fueran discretas y recatadas
    en sus modales y en el vestir y se les enseñaban todas las
    modalidades de los quehaceres domésticos que,
    además de moler y preparar los alimentos,
    consistían en descarozar el algodón, hilar, tejer y
    confeccionar la ropa de la familia. A
    los hombres se les inculcaba la vocación guerrera. Desde
    pequeños se les formaba para que fueran fuertes, de modo
    que los bañaban con agua
    fría, los abrigaban con ropa ligera y dormían en el
    suelo. A la
    manera de los atenienses de la Grecia
    clásica, se procuraba fortalecer el carácter de los
    niños
    mediante castigos severos y el fomento de los valores
    primordiales como amor a la
    verdad, la justicia y el
    deber, respeto a los
    padres y a los ancianos, rechazo a la mentira y al libertinaje,
    misericordia con los pobres y los desvalidos. Los jóvenes
    aprendían música, bailes y
    cantos, además de religión, historia, matemáticas, interpretación de los
    códices, artes marciales, escritura y conocimiento
    del calendario, entre otras disciplinas.

     

     

    Autor:

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter