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La ritualidad de los Kallawayas




Enviado por jmedrano



    La
    práctica de la homeopatía y el animismo

     

    Introducción.

    Los
    investigadores más consecuentes de los kallawayas, han sido sin duda alguna
    la antropóloga Ina Rösing, el investigador Louis Girault, el investigador J.
    Van Kessel, el Dr. Enrique Oblitas P., además de otros, entre los que se encuentra
    Rigoberto Paredes-Candia. Todos trabajaron en torno
    a la capacidad y preparación que tienen o tuvieron los kallawayas médicos herbolarios
    naturistas, si es que podemos llamarlos así, con un amplio y extraordinario
    conocimiento
    de la herbolaria en lo que antaño fuera el Tawantinsuyu, médicos que en primera
    instancia viajaban para poder
    tener un radio
    más grande de acción, practicando sus conocimientos fuera de sus fronteras.

    La
    antropóloga Ina Rösing es la que más aportó y da más luces, ella no se limita
    simplemente a registrar y describir, sino, hace una inventariación y análisis
    de las curaciones rituales practicadas por los kallawayas, rituales que los
    define como “curación simbólica”, que vale
    como complemento (y más que eso: fundamento) para la farmacología y la medicina
    empírica andinas.[1]

               
    Los
    primeros autores, si bien dedicaron amplias obras, en su generalidad, son descriptivas,
    aunque todas, sin excepción, toman en cuenta la cosmovisión andina, la relación
    del hombre
    con la naturaleza,
    pero ponen más énfasis en el
    conocimiento, y tratamiento de las enfermedades
    a través del extraordinario conocimiento
    de la herbolaria por los médicos kallawayas, en el uso de mesas rituales y con
    la protección de amuletos, Girautl también dedica una parte de su obra: Kallawaya.
    Curanderos itinerantes de los Andes. Investigación sobre prácticas medicinales
    y mágicas[2].
    Al uso de otros recursos
    como ser animales,
    minerales
    y humanos, dentro de éstos últimos los exhuvios, y también el uso de los amuletos,
    para prevenir la enfermedad y para proteger, pero sobre todo, expone una amplia
    gama de amuletos para atraer el
    dinero.

               
    Se decidió a investigar el presente
    tema, puesto que interesa la estructura
    simbólica de las prácticas mágico-religiosas de los médicos kallawayas, tema
    que no se trabajó en su totalidad, siendo el objetivo
    principal de este pequeño trabajo monográfico, el determinar y explicar la práctica
    de la homeopatía y del animismo en los rituales de los kallawayas.

    Se
    enfoca el tema, tomando como base las prácticas mágicas-religiosas, teniendo
    presente la relación siguiente mágica:
    representada por la práctica homeopática (puesto que todas, sino la
    mayoría la tienen presente, teniendo en cuenta el concepto
    mágico homeopático de J. Frazer “lo semejante produce lo semejante” se retomará este concepto
    más adelante) y lo religioso: representado
    en el culto a las deidades andinas
    (creencia sustentada en la reencarnación
    del espíritu en deidades, a las cuales recurren para las diferentes curaciones
    que realizan).

               
    Se plantea el siguiente problema para
    el desarrollo
    de la investigación.      

    ¿Cuál
    es el comportamiento
    de la homeopatía[3]
    y el animismo[4] en las prácticas kallawayas?

               
    Se empleará la metodología del estructuralismo,
    puesto que mediante ésta, se puede comprender la parte simbólica-estructural,
    del pensamiento
    kallawaya.

     

    CAPÍTULO
    I

     

    1.1.            
    Cosmovisión andina.

               
    El
    investigador J. Van Kessel, en su obra La
    senda de los kallawayas
    , ofrece la cosmovisión que tienen los kallawayas,
    concepciones presentes dentro de las culturas andinas, enraizadas en las creencias
    animistas y animitistas de estas culturas, a continuación, se sintetizan los
    conceptos de:  ayllu cosmos, el
    ayllu tierra
    y el ayllu comunidad,
    expuestos por Van Kessel, en la mencionada obra.

     

    1.2.            
    El ayllu cosmos.

               
    Van
    Kessel para la definición de ayllu cosmos cita a Bastien[5],…
    El cosmos… es una totalidad viva, con vida propia, universal, orgánica, algo
    como animal-cósmico
    . La Pachamama,
    divinidad universal andina, es una expresión mitológica de esta cosmovisión,
    de la vida una y universal del mundo, la que incluye a todos los seres: hombres
    y animales,
    plantas,
    piedras, cerros y fuentes,
    en breve, todas las cosas del mundo, y todas estas cosas participan en la vida
    del mundo.
    Se tiene dentro de ésta concepción andina, implícitamente al
    animismo, pues se incluyen todos los elementos naturales, todo el
    universo en armonía e interrelacionado.

     

    1.2.1.       
    La concepción de alma, el animismo y el animatismo.

    Antes
    de nada se hará  una diferenciación
    entre animismo y animatismo, el primero definido por el costumbrista Antonio Paredes-Candia,
    como:

     

    “Animismo,
    esa doctrina que del alma dice que es la anima de todas las reacciones

    vitales de la materia
    en el
    hombre; no formando parte indisoluble de ella, sino circunstancialmente
    mientras dura el ciclo vital, y hasta independiente porque goza de eternidad
    y contrariamente a la materia,
    al cuerpo físico, que con la
    muerte se destruye y desaparece, es la que prima en las creencias de la
    mayoría de las religiones
    del mundo.”
    (PAREDES-CANDIA, Antonio; 1995:27).

     

               
    En la cita, se encuentra la concepción de la existencia más allá de la
    muerte,
    y hasta con un retorno cíclico, que se repite. Girault, si bien no trabajó el
    concepto, trabajó con ésta concepción, de la misma manera para Oblitas[6],
    los kallawayas conciben que el
    hombre se compone de tres elementos vitales: el
    alma
    (athun ajayo – es el espíritu o soplo divino de Pachaqama, que transmite al ser las facultades de pensamiento,
    de la sensibilidad, del movimiento.
    Si el alma sale del cuerpo sobreviene la
    muerte porque el alma es la vida -), el
    cuerpo astral o anímico
    (juchchui
    ajayo
    – tiene la virtud de salir del cuerpo ya sea en forma voluntaria o
    de forma obligada, así, cuando el cuerpo descansa durante el sueño su ánimo
    sale a veces del cuerpo y vaga por el mundo exterior, vuelve al cuerpo a la
    hora que despierte el individuo de su sueño, que si no ocurre tal cosa, le sobreviene
    la temperatura,
    malestar del cuerpo, dolor de cabeza, etc., signo o característica de que el
    cuerpo no está completo por haber salido su ánimo de él y no haberse restituido
    oportunamente -) y el cuerpo material
    donde se hallan encarnados ambos ajayos.

    Lo
    más importante es tomar en cuenta la creencia que existe en cuanto sobreviene
    la muerte,
    que el espíritu aún pervive más allá de la muerte, explicación del culto a los
    antepasados. La existencia se perpetúa mediante la reencarnación de los finados
    en los cerros, en los ríos, en los lagos, en las montañas. Este culto se denomina
    el de los Machulas en quechua y Achachilas,
    en aymara.

               
    Es
    una explicación lógica la que ofrecen los kallawayas, explicación aceptada dentro
    de muchas culturas, de la creencia en el más allá. Concepciones conocidas a
    través del investigador que dedicó su vida a el estudio de estos médicos, por
    él llamados, Médicos Itinerantes de los Andes. Ya se puede apreciar una concepción
    además homeopática, cuando los buenos y grandes reencarnan en deidades buenas,
    y los malos, en malas, es decir, claramente ya se reproduce la concepción de
    lo semejante, produce lo semejante.

               
    Pero ahora, se revisará el segundo
    término animatismo, la
    doctrina de que ciertos fenómenos que consideraríamos inanimados son capaces
    de acciones
    y movimientos sensibles. El animatismo, al parecer nunca da origen a los sentimientos
    religiosos ni inspira el culto de los objetos que se dicen estar animados

    (BEALS y HOIJER: 1973; 569).

               
    Los kallawayas, como se manifestó
    anteriormente creen el la existencia de tres elementos vitales, entre ellos,
    tenemos al Athun ajayo que es inmortal
    y en esta inmortalidad se manifiesta por medio del movimiento.
    No sólo los hombres tienen alma, sino los animales y todas las cosas tienen
    también alma. De ahí el respeto
    por todas los seres y cosas de su entorno.

    1.2.2.       
    El ayllu tierra
    y el ayllu comunidad[7].

    Anteriormente
    nos referimos a que todo está interrealacionado, todas
    las cosas se comunican unas con otras. En esta cosmovisión existe un paralelismo
    (no una causalidad), entre los procesos
    humanos-sociales y los procesos
    naturales-ecológicos. Existe también un paralelismo entre los procesos naturales
    y los sobrenaturales
    [8].

     

    El
    cosmos o en su caso el ayllu constituye una unidad orgánica, viva y completa.
    Esto se puede deducir del ritual, no sólo del ritual terapéutico y profiláctico,
    sino también del ritual de iniciación, de paso (de crisis)
    y del ritual agrícola y ganadero de la comunidad
    andina.”.
    (KESSEL; 1993:54).

     

         
    Es decir, existe un equilibrio
    entre la naturaleza
    y el hombre,
    lo sobrenatural y las deidades van de la mano, todo en complementariedad en
    un cosmos.

    En
    su lado interior, todas las cosas se comunican unas con otras. En esta cosmovisión
    existe un paralelismo (no una causalidad), entre los procesos humanos-sociales
    y los procesos naturales-ecológicos. Existe también un paralelismo entre los
    procesos naturales y los sobrenaturales.

    Este
    paralelismo, para nosotros viene a ser parte de la simbología estructural andina,
    representada en creencias con, por así llamarlo, homeopáticas.

    Señala
    la autora que el paralelismo entre los procesos naturales y humanos aparece
    continuamente por ejemplo:

     

    §        
    La
    mujer
    encinta que hila lana // el cordón umbilical torcido que produce el estrangulamiento;

    §        
    Presencia
    de incienso “Lágrima secada de pino” // hace secar la leche
    materna;

    §        
    El
    aborto
    que corta el normal proceso
    de la fecundidad humana // atrae la helada, que corta el proceso
    productivo de la chacra;

    §        
    La
    mujer
    encinta // favorece la fertilidad de la chacra trabajándola;

    §        
    La
    mujer en su menstruación // corta la fertilidad de la chacra si se acerca.

    (Pp. 53-54)[9].

     

    Para
    mantener el equilibrio
    y la normalidad de las fuerzas naturales (metereológicas y vegetativas, tan
    necesarias para la economía campesina), es necesario mantener y cuidar una normalidad
    complementaria en la conducta
    humana (la reproducción humana, la producción económica, las relaciones
    sociales).

               
    El cosmos o en su caso el ayllu constituye
    una unidad orgánica, viva y completa. Esto se puede deducir del ritual, no sólo
    del ritual terapéutico y profiláctico, sino también del ritual de iniciación,
    de paso (de crisis)
    y del ritual agrícola y ganadero de la comunidad
    andina. En todas estas ceremonias aparece como elemento central e indispensable
    la “mesa” de ofrenda para alimentar a las partes integrantes del territorio,
    mitológicamente personificados en los apus,
    o mallcus, achachilas y serenos, etc.
    Luego se alimenta a los antepasados muertos del ayllu. El yatiri hace circular,
    a partir del centro ritual, la sangre
    (vida), el unto (fuerza)
    y gran número de elementos para mantener completa la vida de las partes, reafirmando
    así la integridad orgánica de los tres: el ayllu tierra, el ayllu comunidad
    y el ayllu cuerpo.

    En
    esta primera parte, se enfoca más el
    trabajo hacia el animismo, la creencia de un alma de las cosas, en un mundo
    de los espíritus y con una fuerza
    vital, si partimos desde un punto de vista animatista de las culturas andinas
    en general, que otorgan animación de los objetos animales, etc., sumado a la
    creencia en la reencarnación, como se vio más anteriormente, consecuentemente
    posible la creencia en un mundo en interrelación con el hombre, y al sufrir
    este desequilibrio, se desencadenan enfermedades,
    plagas, muertes, pestes, etc., es de ahí que el hombre deriva en las buenas
    relaciones con la naturaleza, la Pachamama,
    y sus hermanos, hombres, animales, cerros, etc. animismo que creemos se ve reflejado
    en las prácticas curativas de los médicos kallawayas, tema que retomaremos posteriormente.

     

    CAPITULO
    II

               

    Ina
    Rösing no estudia la farmacopea kallawaya, sino su ritualística terapéutico-religiosa.
    No enfoca la medicina
    andina como conjunto de técnicas rituales, sino como proceso terapéutico. La
    ritualística kallawaya aparece como una práctica curativa. La llama: “curación
    ritual o curación simbólica”. Se debe tener en cuenta que Ina Rösing es, además
    de antropóloga, psiquiatra.

    La
    psiquiatría cura con medicamentos “simbólicos”. Los términos “curación simbólica”[10]
    y medicina simbólica están presentes en la obra. Ina Rösing es la que se ha
    ocupado más por hacer análisis e interpretaciones, dedicada como dijimos anteriormente
    a la simbología o “rituales simbólicos de curación”, aunque los antropólogos
    actualmente consideran a la medicina andina como parte de la tecnología andina:

     

    La
    “tecnología simbólica” aparece en los ritos religiosos de la producción (y de
    la medicina andina), muchísimas veces mal llamados “magia” o costumbres mágico-religiosas”.
    Estos ritos de la producción acompaña todas las actividades tecno-económicas
    del hombre andino – también en el ámbito de la tecnología médica andina – y
    al mismo tiempo
    expresan la concepción andina del trabajo. Para el hombre andino, todo trabajo
    sensato, todo empeño serio, se realiza simultáneamente en dos “planos” (hablando
    en términos europeos: el plano empírico, el lado exterior, visible de las cosas
    y del plano íntimo, profundo, misterioso, el lado interior de las cosas.[11]

     

    Por
    lo tanto para ellos que la tecnología simbólica no es un conjunto de técnicas
    alternativas para llegar al mismo fin, por vía mágica cuando alcanza la tecnología
    empírica. La tecnología simbólica, según el concepto andino reflejado en la
    terminología de estos antropólogos, es como una dimensión o aspecto indispensable
    del trabajo técnico a realizar. Así, la siembra no tiene sentido sin el
    trabajo ritual del yatiri o del agricultor, ni la curación (incluso la curación
    clínica o la operación quirúrgica) tiene sentido sin la mesa del kallawaya.
    En breve: el concepto “simbólico” se refiere a una dimensión particular en la
    tecnología andina en la medicina andina. El término “símbolo” para Sandner,
    tiene un significado limitado a lo técnico
    y a lo instrumental y no va a la dimensión religiosa, mistérica de la existencia
    humana, de los acontecimientos y de las cosas del medio natural.
    (Pp. 84)[12].

    Ahora
    lo “simbólico”, que, como se puede apreciar, para Sandner, no va a una dimensión
    religiosa, mistérica, de la existencia humana, de los acontecimientos y las
    cosas del medio natural, es un concepto limitado, puesto que el hombre se expresa
    a través de símbolos, símbolos aceptados dentro de su sociedad,
    su comunidad, con un significado aceptado además por todos, símbolos que serán
    y representarán ciertos significados, para complementar ciertas creencias, desempeñándose
    como parte de la complementariedad de sus rituales, de su vida toda. Pues los
    símbolos están siempre presentes, aunque no se puedan ver, están presentes en
    el subconsciente de cada individuo.

     

    2.1.            
    Simbolismo y estructuras
    mentales.

     

    El
    término de estructura significa la
    distribución y el orden que componen un todo. (…) Guillermo Wundt, a fines
    del siglo pasado afirma que la mente humana tiene una estructura
    interna que comanda las actividades conscientes, que la vida psicológica va
    de dentro a afuera y que su íntima realidad debe ser conocida por la introspección
    más que por métodos experimentales de la
    ciencia natural.
    [13]

     

    Wundt,
    a fines del siglo pasado ya propone “estructuras
    mentales” en la mente humana, pero, el aporte de Lévi-Strauss es de haber incursionado
    con este principio en la antropología:

     

    La
    originalidad de Lévi-Strauss consistió en transportar el concepto de estructura
    al campo de la etnología y en mostrar que en las sociedades
    humanas existen esas combinaciones de elementos que forman sistemas
    autónomos y coherentes que son las estructuras, las cuales, sin que nos demos
    cuenta determinan los marcos, las líneas básicas de nuestro pensamiento, de
    nuestros sentimientos y las tendencias esenciales de nuestra conducta
    consciente
    .”.[14]

     

    Los
    principios
    en los que se basa el estructuralismo 
    son los de elaborar nuevas categorías mentales, contribuyendo a introducir
    nociones de espacio y tiempo,
    de oposición y contradicción, extrañas al pensamiento tradicional. Sostiene 
    Lévi-Strauss[15] 
    que la antropología está dirigiendo su
    atención hacia la matemática y hacia la lógica simbólica… Es preciso recurrir
    a los símbolos, como la hace lo hace el físico cuando quiere extraer lo que
    hay de común entre la teoría corpuscular de la luz,
    por ejemplo, y la teoría ondulatoria.
      

               
     Es
    decir que para el estructuralismo,
    en primera instancia están las estructuras mentales, las cuales serán base para
    la sociedad,
    que se dan por las cualidades de la estructura
    psíquica inconsciente[16]

               
    Para Mauss[17]
    “Todas (…) instituciones
    revelan el mismo tipo de pautas sociales y psicológicas. El alimento, las mujeres,
    los hijos, las propiedades, la magia, la
    tierra, el trabajo, los servicios,
    las divinidades religiosas, los rangos, todo es materia de don y contra don.
    En un perpetuo intercambio de lo que puede llamarse su materia espiritual, que
    tienen los hombres y las cosas esos elementos pasan y vuelven a pasar entre
    los clanes y los individuos, los rangos, los sexos y las generaciones.”

    Por
    un lado Lévi-Strauss, afirma que es preciso recurrir a los símbolos para llegar
    a comprender y explicar las estructuras mentales, base de toda sociedad, que
    según Palerm, se dan por la estructura psíquica consciente de ésta. Y, por otro
    lado, Mauss, plantea lo siguiente: que todas las instituciones
    (alimento, familia,
    propiedades, magia, tierra, etc.), se transmiten y pasan de rango a rango, de
    generación a generación de individuo a individuo, permitiendo que la estructura
    en la que está basada ese grupo
    o sociedad, se mantenga, Lévi-Strauss dedica estudios psicológicos de los niños
    y concluye que la aptitud para la reciprocidad
    es un componente básico de la búsqueda de seguridad
    psicológica por parte del niño (…) Esta búsqueda de la ‘estructura’ mental
    elemental no es más que un retorno a la práctica de explicar los fenómenos socioculturales
    recurriendo a instintos convenientemente postulados.
    [18]
    Es decir que las estructuras mentales de pensamiento, organización, etc.
    viene desde la infancia
    y están presentes en el inconsciente de los individuos.

     

    “Marcel
    Mauss trata las manifestaciones del don como ‘hechos sociales totales’ en los
    que ‘todos los tipos de instituciones, religiosas, legales, morales y
    económicas, encuentran expresión simultánea’.

    En
    la sociedad todo, incluso las cosas más especiales, todo es en primer término
    función, y funciona. Nada puede ser entendido salvo su relación con todo lo
    demás, con la colectividad completa y no simplemente con sus partes particulares.
    No hay fenómeno social que no sea una parte integrante del todo social
    .”.[19]

     

    Lévi-Strauss
    al respecto, sobre la totalidad, sostiene que la antropología ve en la vida
    social un sistema
    cuyas partes se hallan todas orgánicamente ligadas entre sí[20]
    .
    Es decir ambos autores, afirman que “todo” se halla interrelacionado, estructurado,
    en complementariedad, es decir que en caso de cambiar un elemento estructural,
    variaría todo, causando variaciones dentro de las estructuras afectadas, sin
    darse por lo tanto desestructuración. Pero lo que ahora, interesa del estructuralismo, 
    es la parte que propone Lévi-Strauss, el de introducir nociones de espacio
    y tiempo, de oposición y contradicción,
    recurriendo a los símbolos, se trabajará en este punto, en la  modesta monografía que se viene escribiendo. Refiriéndose específicamente
    a las oposiciones que se presentan dentro de las prácticas rituales.

    En
    síntesis, el objetivo
    del estructuralismo, es el de buscar las estructuras ocultas que concientizan
    las ideas, la imaginación y la vida de los hombres.

    La
    autora que se tomó como referencia, si bien no hace un análisis de simbolismo
    estructural, es una de las primeras en interpretar a los kallawayas de manera
    más analítica, ya que centra su atención en 
    registrar el contenido simbólico de la ritualística de los kallawayas,
    ya que le da acceso al valor
    – y al sistema
    de valores
    – a que el kallawaya y su paciente recurren a la sesión terapéutica. Por este
    camino, llega al fondo religioso de la sesión terapéutica del kallawaya y la
    visualiza como Gestalt
    religioso. Asiendo así, ella se acerca en su manera de concebir el símbolo terapéutico
    kallawaya –¿inconscientemente? – al concepto del sacramento cristiano.[21]
    Ina Rösing, percibe que la medicina andina, además
    de ser una psicoterapia psicosugestiva, estimula la conciencia
    social; educa al comunero y defiende la ética social; actualiza 
    su cosmovisión, preserva las estructuras sociales y económicas de la
    comunidad y estimula la conciencia
    de identidad
    étnica.

    Como
    bien diría Palerm: Si como creemos la
    actividad inconsciente del espíritu consiste en imponer formas a un contenido,
    y si estas formas son fundamentalmente las mismas para todos los espíritus,
    antiguos y modernos, primitivos y civilizados(…) es necesario y es suficiente
    llegar a la estructura inconsciente, subyacente en cada institución y en cada
    costumbre, para obtener un principio de interpretación válida para otras instituciones
    y costumbres, a condición, naturalmente, de llevar el análisis suficientemente
    lejos
    . [22]

    Es
    entonces que se propone estudiar a partir de “elementos”[23],
    (por así llamarlos), elementos aceptados dentro de la cosmovisión kallawaya;
    elementos cargados con contenidos valóricos, en éstos se concretizan y materializan
    la realidad del mundo andino, de la cultura
    andina o de los kallawayas.

    Para
    Ina Rösing, los símbolos – que en la medicina kallawaya son manejados dentro
    de una cosmovisión religiosa – son símbolos religiosos, manejados en un contexto
    ritual religioso y en este nivel, portadores del significado, sentido y valor
    religioso. Además, estos símbolos son eficaces solamente cuando médico y paciente
    que los usan comparten el mismo contexto cultural y religioso.

    Se
    tomará, estos “símbolos empleados por los kallawayas, como parte de un contexto
    cultural, contexto que da significados “particulares". Para lo cual se
    trabajará con dos ejemplos sencillísimos.

     

    2.2.            
    Lo izquierdo y la izquierda.

               
    Dentro de la concepción andina, lo
    izquierdo es considerado negativo, opuesto a lo bueno, a lo establecido por
    las normas,
    hablando dentro de su cosmovisión, su relación con la naturaleza, el equilibrio
    con ésta, los dioses, etc., por ejemplo: “Si
    estando embarazada duerme sobre el costado izquierdo, será mujer y si sobre
    el derecho, varón.”
    [24],
    se debe tener claro, que dentro de la cultura
    andina, son “preferidos” los varones, puesto que serán de ayuda al padre en
    las labores del campo, ya que la mujer, una vez casada, generalmente, se va
    con el esposo, se tiene entonces una muestra
    de que el lado izquierdo es considerado “negativo”, presentándose 
    además el principio de la homeopatía, lado izquierdo = mujer, lado derecho
    (positivo) = varón; de la misma forma: izquierdo = femenino y derecho = masculino,
    para actividades agrícolas, o rituales, como el tener presente en las mesas
    blancas u otras, el “misterio” que representa lo femenino, al lado izquierdo
    y el masculino al derecho.

               
    También, ciertas supersticiones, que
    existen dentro del mundo andino, como el de escupir el zapato izquierdo cuando
    se tienen malos sueños, y el derecho cuando son buenos o felices, muestra
    la frase popular este hecho: “te levantaste con el pie izquierdo” “te levantaste del lado izquierdo”,
    cuando a una persona
    le va mal. Hecho que se nota en varias prácticas de la vida diaria, como la
    creencia de que escuece la mano izquierda para pagar y la derecha para recibir
    dinero.

               
    Con referencia a los puntos cardinales,
    éstos están en relación con posiciones
    que simbolizan cualidades y situaciones opuestas. Estas posiciones son:
    a la derecha y a la izquierda, arriba y abajo.
    (Subrayado nuestro).

               
    En especial entre los aymaras, la derecha
    está asociada al este, y la izquierda al oeste. (…) la derecha
    es privilegiada, significativa de lo inferior y del mal(…). ‘El que convidaba
    a beber llevaba sus dos vasos en las manos, y si el convidado era de menor calidad,
    la daba el vaso de la mano izquierda, y si de mayor o igual, el de la derecha’
    (43 – T. II – p. 165).[25]

    (Subrayado nuestro).

    Se
    tiene entonces, que el este es arriba, positivo, mayor que el oeste sería las
    oposiciones a éstos.

    Aunque,
    el zurdo no es considerado malo, o torpe u oposición a lo bueno, sino todo lo
    contrario:

               
    Se
    cree que estas personas están dotadas de gran fortaleza, rara inteligencia,
    son trabajadoras y tienen mucha suerte en todos sus negocios.”

    [26]

     

               
    Lo anteriormente citado, podría concebir
    a los zurdos con todas esas virtudes, a lo mejor, por el hecho de que pocas
    personas son zurdas en nuestro medio, atribuyéndoles por lo tanto, virtudes
    y características favorables.

               
    Por muy simples que parezcan los ejemplos mencionados, ya vemos una construcción
    estructural, en un contexto, donde se repiten la concepción, en este caso, de
    oposición. Hay que tener presente la idea de que los elementos, los símbolos,
    forman estructuras coherentes dentro de un contexto, las cuales son pauta, o
    base  que determinan los marcos,
    las líneas básicas del pensamiento, sentimientos y las tendencias esenciales
    de nuestra conducta
    consciente.

    Con
    este breve preámbulo, pasaremos a analizar un ejemplo con los kallawayas, sobre
    los cuales gira nuestra investigación. Nos basaremos en estas estructuras, aceptadas
    y concebidas por toda la cultura andina.

    Se
    retoma a L. Girault, para ver la oposición, la homeopatía, y lo religioso, características
    presentes en las prácticas de los médicos kallawayas.

     

    “(…)
    Siempre debe hacerse la recolección por el lado este.

    Las
    plantas,
    cualesquiera, no deben ser arrancadas sin necesidad, salvo casos urgentes. No
    se debe desparramar las plantas recolectadas en el terreno mismo. No hay que
    dejarlas caer al suelo.
    Las plantas no deben ser subestimadas, sobre todo no se deben echar los restos
    después del uso medicinal en lugares donde la gente suele transitar.”

    [27]

     

    “Plantas
    como la huachanca, utilizadas como
    abortivos, no se cortan sino unicamente (sic) entrando del oeste al este (…)”

     

    En
    la primera cita, la recolección de las plantas
    medicinales, sino de todas, en su gran mayoría, deben ser recolectadas desde
    el este, interpretamos esto como símbolo de vida, tomando al sol como fuerza
    vital; en la segunda, la huachanca,
    planta abortiva, se la recolecta en oposición a las plantas que revitalizan
    a la persona,
    que la curan, en este caso desde el oeste, símbolo de muerte, recolección desde
    el lado opuesto al sol, “donde muere el
    sol”, en ambos casos se practica la homeopatía, o el principio homeopático,
    conscientemente o inconscientemente, puesto que el fin de las primeras son recolectadas
    del “lado de la vida”, con el símbolo del nacimiento del sol, del nuevo día,
    y la segunda, desde lo opuesto, “la muerte del día” (aborto),
    fines esperados y buscados con la aplicación de las ambas plantas, respectivamente.

    En
    la primera cita, el respeto
    a las plantas
    medicinales, no sólo por ser fuente de vida y tener poder
    de curar, sino, por la concepción animista existente en la cultura andina, ya
    que las almas pueden reencarnar en plantas, animales u otros objetos, entonces
    implícitamente se presenta también lo religioso, tenemos entonces una estrecha
    relación entre lo homeopático y  lo
    religioso existiendo por lo tanto una complementariedad, expresado en lo mágico-religioso.

    Otro
    ejemplo al que se recurre para explicar las estructuras mentales, es también
    con  relación a lo izquierdo; las mesas negras que para invertir
    un mal o hechizo, también se utiliza mucho lo izquierdo:

     

    “El
    centro ritual terapéutico es la mesa de ofrendas
    cargadas todas de sentido simbólico. (…) La mesa gris (como p. ej. Llaki wij’chuna),
    que pretende expulsar un mal (pena desgracia, embrujo…) echándolo de la víctima
    para sanarlo y salvarlo.  (…)
    El ritual llamado kutichina o kuti mesa (de regresar el mal) es la forma más
    suave de la “mesa negra” y pretende – más que solamente expulsar un mal del
    paciente – devolver más bien ese mal al lugar de donde vino. En caso de un embrujo
    que hay que romper, este ritual ya viene a ser un “daño” destinado al enemigo
    en que – por justicia
    punitiva – el embrujo y/o su cliente
    tendrán que cargar con la maldad que ellos mismos enviaron a la víctima. Por
    eso el kutichina es una mesa negra, o curación negra. Dado el principio andino
    de la reciprocidad, el kutichina –siendo “brujería” – aparece como una forma
    sana y legítima de curar al cliente
    (…)

    La
    mesa negra permite gradaciones. Un segundo grado consiste en un ritual de la
    muerte: una súplica ritualizada por el daño, el castigo o la muerte del enemigo
    manejándose símbolos expresivos de la locura, la muerte, etc. la yana mesa en
    su calidad
    “más negra” pretende simplemente dañar a una persona odiada y aún matarlo. Es
    en realidad un asesinato ritual.”
    [28]

     

    Todo
    el ritual, se lo lleva a cabo con la mano izquierda, las doce hojas de coca
    escogidas se las pone invertidas sobre la mesa, con la mano izquierda, además
    de un cordón torcido hacia el lado izquierdo, es sin duda una ceremonia cargada
    de simbolismo, en este caso, el objetivo de esta mesa es el de revertir el mal,
    al enemigo que lo causó o al kallawaya o hechicero, para que no se revierta
    sobre ellos, los que ahora realizan la “cura”, el kallawaya y el paciente, son
    protegidos con amuletos o con un encantamiento. En primera instancia tenemos
    a la mesa negra como opuesto de lo bueno, y todos los elementos, son puestos
    en sentido contrario a lo establecido en la mesa blanca, además de la presencia
    de un elemento como el cordón torcido hacia el lado izquierdo, que tiene el
    significado de revertir el mal, al igual que los otros elementos, como el curso
    de toda la ceremonia con la mano izquierda, como opuesto al bien, además, en
    la cita anterior, la autora, señala el uso de símbolos expresivos de la locura,
    la muerte, etc., todos ellos  con
    significado ritual, en todos los elementos se nota la práctica del principio
    homeopático (“lo semejante produce lo semejante”), y la relación del kallawaya
    que invoca sin duda a deidades malignas, haciendo más efectiva la ofrenda.

     

    CONCLUSIONES.

    En
    todo el proceso del trabajo se pudo establecer que se interrelacionan y complementan
    la homeopatía, la magia, la religión en las prácticas kallawayas, por la concepción
    estructural que tienen, concepciones que forman parte de su vida, consciente
    o inconscientemente, con un significado aceptado en el contexto andino.

    Todo
    ese “juego estructural” se puede observar claramente en las prácticas mágico-religiosas
    de los kallawayas, con principios
    establecidos dentro de la cultura andina.

    Ina
    Rösing, es una de las primeras que hace un análisis simbólico-estructural, ella
    ve la relación del paralelismo y el equilibrio en la cultura kallawaya y los
    medios
    que tienen los kallawayas para preservar ese equilibrio, mediante ritos, con
    elementos simbólicos, ella habla de la existencia de una ritualística-terapéutica
    religiosa.

    En
    el trabajo, se ha limitado a definir la relación de los simbólico, para llegar
    a las estructuras mentales, en relación con las prácticas, mágico-religiosas,
    la relación de complementariedad que se da mediante la homeopatía y el animismo,
    siempre presentes en las prácticas de los kallawayas.

    Podemos
    resumir la presente monografía en el siguiente esquema:

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

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    [1]
    Autora citada por Van Kessel, en La
    senda de los kallawaya
    . CIDSA.
    Chile,
    1993. Pp.75.

    [2]
    Girault, no concluyó su obra, ésta fue publicada después de su fallecimiento,
    hecho que ocurrió en circunstancias inesperadas en el transcurso de sus
    investigaciones
    con los médicos kallawaya.

    [3]
    Se entenderá por homeopatía, la aplicación mágica del postulado emitido
    por J. Frazer “lo
    semejante produce lo semejante”
    . Principio de simulación de un hecho
    que se pretende se haga realidad.

    [4]
    Se trabajará con el concepto de animismo de Tylor, uno de los primeros en
    utilizarlo.

    Las
    almas de las criaturas individuales, capaces de una existencia continuada
    después de la muerte o destrucción del cuerpo, además de que otros espíritus
    son ascendidos al rango de deidades poderosas.

    El
    animismo en su pleno desarrollo, incluye la creencia en las almas y en un
    estado
    futuro, en el dominio
    de las deidades y en la subordinación de los espíritus, resultando prácticamente
    de estas doctrinas alguna especie de culto activo”. (BEALS y HOIJER: 1973;
    569).

    [5]
    Citado por Van Kessel: 1993. CIDAS. Pp. 53.

    [6]
    E. Oblitas. Cultura Kallawaya. Ed Camarlinghi. Pp.37.

    [7]
    Ina Rösing citada en  J. Van
    Kessel. Pp. 53-

    [8]
    Op. Cit. Pp. 53

    [9]
    Ina Rösing en Van Kessel.

    [10]
    Término prestado Por I. Rösing de Sandner. La curación simbólica comprende
    todo tipo de terapia que está basado no exclusivamente en el tratamiento
    físico (medicación, dieta, cirugía) del cuerpo del enfermo. La curación
    simbólica no recurre a remedios ni a cirugía, sino
    el símbolo portador de significado por otra parte, “símbolo 
    es cualquier cosa que
    puede ser vehículo de un concepto. Puede ser una
    palabra, una fórmula
    matemática, un acto, un gesto, un ritual, un sueño,
    una obra de arte,
    o cualquier otra cosa que puede ser portadora de un concepto. El concepto
    es el significado del símbolo”
    (Sandner, 1979, 12 en IR II, 165, 716).

    [11]
    Van Kessel. Pp. 82.

    [12]
    Sandner citado por Van Kessel.

    [13]
    Wundt, mencionado por Guillermo Francovich en Ensayos sobre el estructuralismo.
    Pp.18.

    [14]
    Ibídem. Pp. 19.

    [15]
    Citado en Marzal (Vol. III). Pp. 295.

    [16]
    Palerm. Pp. 27.

    [17]
    Citado en Harris Pp. 421.

    [18]
    Op. Cit. 425-426.

    [19]
    Op. Cit. 429.

    [20]
    Op. Cit. Pp. 295.

    [21]
    Van Kessel. Pp. 85-86.

    [22]
    Palerm Pp. 28.

    [23]
    Elementos materiales
    (objetos, gestos) que representan activamente realidades con contenidos
    valóricos, que  concretizan,
    materializan, la realidad cultural andina.

    [24]
    Rigoberto Paredes. Pp. 152.

    [25]
    Garcilaso de la Vega, citado en Rituales
    en las regiones andinas de Bolivia y Perú
    . Por L. Girault. Pp. 144-145.

    [26]
    Felipe Costas A. Pp. 377.

    [27]
    L. Girault. 1987: Pp. 34.

    [28]
    Ina Rösing en Van Kessel Pp. 
    81-82.

    TRABAJO
    ENVIADO POR:

    Carola
    Condarco C. de Medrano.

    jmedrano[arroba]coteor.net.bo

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