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Sistema de calidad y seguridad de la cadena productiva de la carne de cerdo



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Tendencias de la seguridad en
      la industria porcina
    3. Gestión de la
      calidad
    4. Enfoque de calidad de la
      producción porcina nacional
    5. Enfoque sanitario de la
      producción porcina nacional
    6. Sistemas de
      explotación porcina. Ventajas y desventajas sanitarias y
      con relación a la calidad
    7. Aplicación
      de Metodologías para el tratamiento de la bioseguridad y
      la calidad en la producción porcina. Caso
      CENSA
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    Factor crítico para su desarrollo.

    RESUMEN:

    Garantizar la calidad de la
    producción y su seguridad son
    premisas que se imponen en la actualidad de la industria
    porcina. La industria porcicola requiere de organización a partir de los Sistemas de
    gestión
    de la calidad, con un énfasis especial en la
    preservación de la saludo de las piaras. Incrementar los
    volúmenes de producción de carne de cerdo para
    satisfacer las necesidades de alimentos de la
    población ha constituido siempre uno de los
    objetivos del
    estado cubano,
    por lo que la tendencia actual de la producción es al
    aumento de las producciones cooperativas,
    que ha traído un deterioro en la Bioseguridad en esta
    especie.

    La experiencia en la aplicación de los principios de los
    sistemas de
    calidad y de seguridad (APPCC) ha traído resultados
    alentadores en una unidad porcina adjunta al Centro Nacional de
    Sanidad Agropecuaria (CENSA). Resultados como un programa de
    Bioseguridad basado la gestión de
    riesgos , la garantía de la rastreabilidad de la
    información y la posibilidad de evaluar la
    eficiencia del
    sistema a partir
    de la inclusión de los costos de calidad
    en el Sistema de costo
    institucional, entre otros, demuestran que esta podría ser
    la solución para impulsar el desarrollo de este tipo de
    producción.

    1. La calidad se concibe desde dos puntos de vista: el
      productor y el que consume. Si ponemos en común las
      posturas de ambos lados, calidad podría definirse como
      las características de un producto
      que:

      • Lo hacen idóneo al destino que quiera
        dársele.
      • Le permiten ser conformes a las especificaciones
        establecidas por productor y comprador.
      • Le permiten satisfacer necesidades y expectativas
        del comprador.

      En el caso de la producción de ganado
      porcino, la industria transformadora persigue adquirir
      animales que
      tributen productos
      sanos, seguros,
      baratos y diferenciados en calidad(organoléptica), de
      origen conocido (trazabilidad) y estandarizados, obtenidos en
      un sistema de producción en que se tenga en cuenta
      aspectos éticos y medioambientales (Castro y Puigvert,
      2000).

      La producción porcina tiene especificaciones
      muy peculiares como son la imposibilidad de aumentar
      linealmente la eficiencia por animal porque este presenta
      limitaciones biológicas intrínsecas, la
      cantidad y calidad de la carne que se puede obtener por
      animal depende de una compleja combinación de factores
      genéticos, nutricionales, ambientales, de salud, de manejo y sus
      interacciones.

      En la actualidad la variabilidad y la
      dispersión son los mayores enemigos del productor,
      pues el mercado
      exige homogeneidad en las partidas y el cumplimiento de
      especificaciones pactadas, entre las que destaca la seguridad
      alimentaria. La tendencia mundial es a implementar sistemas
      de gestión que incidan en toda la cadena productiva,
      sobre la base de la identificación y prevención
      de riesgos,
      el establecimiento de límites y la medición de la tolerancia de
      los mismos (Boklund et al 2004).

      El sector primario de producción porcina debe
      dar valor
      agregado a sus productos adoptando referencias serias,
      armonizadas por todos los agentes implicados y orientadas a
      cubrir como mínimo requisitos tales como:

      • Aspectos básicos de la Producción
        ganadera (sistemas de explotación, movimientos de
        rebaños y otros).
      • Sistemas de identificación
        (garantías de trazabilidad y seguimiento
        histórico del proceso
        de la granja).
      • Genética (requisitos del ganado en
        función de la orientación
        productiva final).
      • Alojamiento e instalaciones (disposición y
        funcionalidad, garantías de un proceso lineal,
        bienestar).
      • Nutrición (alimentos y agua,
        sistemas de distribución, productos permitidos,
        rendimientos).
      • Transporte (carga, descarga y
        bienestar).
      • Recursos humanos (motivación, selección, requisitos de
        formación) (ISO
        9004: 2000).
      • Medición, análisis de datos y
        mejora continua (gestión de la producción,
        seguimientos, tendencias, eficacia
        y acciones
        correctivas) (ISO 9004: 2000).
      • Sanidad (diagnóstico, tratamientos,
        prevención).
      • Bioseguridad (higiene
        y desinfección, gestión de bioriesgos,
        gestión de residuales).

      Los procedimientos de seguridad forman parte del
      Sistema de Calidad que debe regir el funcionamiento de la
      producción primaria y la industria animal, por ser uno
      de los pilares de la estructura
      y manejo de una empresa
      económicamente redituable.

      En la explotación animal la seguridad incluye
      el cumplimiento de buenas prácticas de
      producción, así como de los programas
      contra las enfermedades
      enzoóticas, y las prácticas de
      vacunación y medicación, tanto
      terapéutica como profilácticas, además
      de los programas de desinfección y saneamiento en
      general de las instalaciones.

      El punto de partida para entender la seguridad de la
      producción porcina está en el concepto
      actual de salud animal.

      La salud animal se concibe como un producto
      socio-económico complejo, determinado en última
      instancia por la totalidad de las condiciones que enmarcan la
      producción ganadera, en un momento determinado y un
      espacio concreto.
      Es un proceso en el que interactúan la productividad
      y/o la rentabilidad de los animales, con las acciones
      que los hombres desarrollan para su modificación. Esta
      concepción se aleja del enfoque tradicional, en el que
      la salud animal se identificaba con la simple idea de sanidad
      o ausencia de enfermedad.

      Hacia este marco conceptual hay que fomentar un
      sistema de gestión de la calidad de la
      producción porcina nacional, y la seguridad como uno
      de sus componentes, única vía para que los
      animales puedan expresar su potencial productivo socialmente
      útil.

      Tendencias de
      la seguridad en la industria porcina

      Establecimiento de programas de análisis
      de peligros y control de
      puntos críticos.

      La propia naturaleza
      de la seguridad como actividad de evaluación de riesgo ha
      propiciado que en los últimos años los Sistemas
      de análisis de peligros y control de puntos
      críticos, conocidos por sus siglas del inglés (HACCP), efectivos en la
      garantía de la seguridad de los alimentos, hayan
      cobrado un papel preponderante como punto de partida para el
      establecimiento de programas de bioseguridad (Sánchez,
      V. J. 1998). Este sistema puede enfocarse a la
      preservación de la salud del rebaño, pero para
      implementar los siete principios que constituyen su esencia,
      se debe contar al menos como soporte en la cadena productiva
      del cumplimiento de los requisitos de las Buenas
      Prácticas de Manufactura o Producción, sustentado
      por un sistema documental que garantice la trazabilidad y la
      repetibilidad de las operaciones
      de un proceso sujeto a la variabilidad inherente a los seres
      vivos (Álvarez, R.; 2003; Anón, E.
      2001).

      La metodología de los Sistemas HACCP parte
      de la identificación y análisis de los peligros
      inherentes al proceso productivo y la identificación
      de los puntos críticos de control (PCC) (Codex
      Alimentarius, 1998). A partir del establecimiento de los
      límites críticos del PCC, se estructura el
      sistema de vigilancia y monitoreo del mismo y se proponen las
      medidas a adoptar en caso de ocurrir una desviación.
      En el caso de la producción porcina las principales
      actividades de control se centrarían
      básicamente en: procedimientos de higiene del personal al
      ingreso a las instalaciones, disposición de
      residuales, control de vectores,
      saneamiento y desinfección. Resultados
      prácticos de evaluación de la bioseguridad en
      instalaciones (Boklund y col, 2004) permiten enfatizar este
      criterio y entre otros factores atribuyen alto riesgo al
      tamaño del rebaño, el cual es crítico a
      partir de 500 reproductoras o animales en fase final, por la
      alta proporción de reemplazos que implican.

      Tales análisis permiten concentrar los
      recursos y
      controles en aquellas operaciones o pasos del proceso que
      mayor impacto tendrían en minimizar el riesgo de
      introducción y diseminación de
      microorganismos en las instalaciones con las consecuencias
      deletéreas a ello asociadas., y como estos favorecen
      la entrada y diseminación de las enfermedades
      infecciosas (Sánchez, 1998), lo cual permite no hacer
      programas para enfermedades en particular sino para las
      condiciones que favorecen un conjunto de ellas y de esta
      forma obtener mayor valor agregado a su
      implantación.

      Incluso la acreditación de los laboratorios
      que ofrecen diagnósticos y los servicios
      veterinarios acorde a las guías de la Oficina
      Mundial para la Sanidad Animal (2003) comienza a ser una
      exigencia como garantía de seguridad ante la
      certificación de estatus de salud en el comercio
      de animales o sus productos entre países o
      regiones.

      Gestión de la calidad

      Toda producción como generadora de productos,
      vista a ciclo cerrado con final en el mercado, se ve
      necesitada de utilizar los sistemas de gestión de la
      calidad como herramientas para garantizar la
      organización y la eficiencia. La
      implantación de estos sistemas en la industria porcina
      y la sostenibilidad de la misma mediante la bioseguridad, se
      enfrentan a las particularidades dadas por la imposibilidad
      de aumentar linealmente la eficiencia por animal por las
      limitaciones biológicas intrínsecas de la
      especie. La cantidad y calidad de la carne que se puede
      obtener por animal, depende de una compleja
      combinación de factores genéticos,
      nutricionales, ambientales, de salud, de manejo y sus
      interacciones (García, D,. 2000; Cuarón, A.
      2000, Boulanger, A., 2000).

      En la actualidad la variabilidad y la
      dispersión son los mayores enemigos del productor,
      pues el mercado exige homogeneidad en las partidas y el
      cumplimiento de especificaciones referidas a la seguridad e
      inocuidad alimentaria. La industria transformadora de la
      producción porcina primaria persigue adquirir animales
      que tributen productos sanos, seguros, de bajo costo y
      diferenciados en calidad (organoléptica), de origen
      conocido (trazabilidad) y estandarizados, obtenidos en un
      sistema de producción en que se tenga en cuenta
      aspectos éticos y medioambientales (Castro y Puigvert,
      2000; Manteca, X. 1998; Joe, D. 1996;).

      La tendencia mundial es a implementar sistemas de
      gestión de calidad que incidan en toda la cadena
      productiva, sobre la base de la identificación y
      prevención de riesgos, el establecimiento de
      límites y la medición de la tolerancia de los
      mismos.

      Enfoque de calidad de la producción
      porcina nacional.

      El desarrollo de la porcicultura nacional para
      satisfacer las necesidades de alimentos de nuestra
      población ha constituido siempre uno de los objetivos
      del Estado, y entre sus premisas iniciales estuvo el fomento
      de sistemas industriales de producción intensiva,
      capaces de obtener una elevada eficiencia productiva,
      paralelamente al mejoramiento genético de la masa
      animal y el desarrollo de numerosos programas dirigidos al
      control de las principales enfermedades que atentaban contra
      esos propósitos.

      Así, la producción intensiva
      empresarial se desarrolló sustancialmente y la
      población porcina sujeta a este sistema de
      explotación llegó a ser significativamente
      predominante en el país. La crianza familiar de
      traspatio quedó desplazada en el censo porcino
      nacional, aunque mantuvo su importante presencia,
      fundamentalmente en áreas rurales por razones de
      tradición cultural.

      Respecto a la situación sanitaria de la
      población porcina se exhibieron importantes logros en
      la producción intensiva, entre ellos el control de
      parásitos internos y externos, brucelosis y peste
      porcina clásica. El país mantuvo una
      situación zoosanitaria notoriamente favorable respecto
      a todas las enfermedades más graves del cerdo, incluso
      al elevado costo que significó la erradicación
      de la peste porcina africana en dos ocasiones (1971 y 1980),
      lo que sentó las bases para su avance
      progresivo.

      Los factores externos que dieron lugar, al inicio de
      la década de los 90´, a un período de
      condiciones económicas críticas en todas las
      esferas productivas del país, tuvieron también
      un profundo impacto en la porcicultura nacional. Una de sus
      consecuencias negativas fue el incremento de la
      vulnerabilidad de las unidades porcinas por el deterioro de
      los sistemas de bioseguridad (incluida la alimentación, el
      saneamiento, etc.), así como de las indisciplinas
      tecnológicas en el cumplimiento de medidas
      zootécnicas, zoohigiénicas y
      sanitarias.

      La meta de incrementar la producción porcina
      a corto y mediano plazo, tiene que tomar en
      consideración la búsqueda de alternativas para
      solucionar las deficiencias en el sistema integral de
      bioseguridad de la cadena productiva del cerdo, dado su
      impacto en la reducción del potencial productivo de la
      especie .

      A pesar de la tendencia internacional de utilizar
      los sistemas de gestión de la calidad como
      herramientas para garantizar la organización y la
      eficiencia de cualquier esfera generadora de productos y
      servicios (Crosby, 2000), en nuestro país es
      común encontrar una aceptación de la primitiva
      idea de inspección y control de
      calidad a producto final (sector industrial) como
      herramientas para eliminar defectos, no cumplimentando la
      exigencia de prevenir la ocurrencia de los mismos
      (Jurán, 1993). Con la creación del Instituto de
      Medicina
      Veterinaria en 1967, se fortaleció el
      marco legal para la aplicación de las regulaciones
      necesarias para garantizar la salud de nuestros animales
      domésticos y la producción de alimentos
      socialmente útil, velando en primer término por
      la protección del hombre
      frente a las zoonosis. Sin embargo este soporte
      normativo se encuentra hoy desactualizado y desvalorizado en
      su aplicación.

      Nuestros sistemas productivos con relación al
      acercamiento con los principios de gestión de la
      calidad como modelo de
      organización se caracterizan por:

      • Falta de una visión de sistema que trae
        aparejado un divorcio
        entre elementos fundamentales de este tipo de proceso
        productivo. Ej. Nutrición,
        genética, reproducción, salud, bioseguridad y
        sistemas auxiliares o de apoyo.
      • Carencia de un sólido sistema documental
        que garantice la trazabilidad de las operaciones y
        demuestre la consistencia de la
        producción.
      • Caducidad e inoperancia del soporte
        normativo.
      • Carencia de un sistema de trazabilidad del
        producto (cerdo) que permita controlar adecuadamente
        cualquier defecto del producto final (cerdo, carne,
        productos elaborados) antes, durante y después de su
        distribución.
      • Carencia de enfoque de mejora continua que
        ocasiona la distribución arbitraria de recursos para
        consolidar mejoras a saltos que agravan los problemas ya existentes.
      • Falta de un enfoque de proceso que dificulta la
        aceptación de una cadena productiva única y
        favorece la desvinculación de sus eslabones
        (industria, sector primario en todas sus
        modalidades).
      • Carencia de una política de calidad que exprese las
        metas del sistema productivo.
      • Subestimación del problema por
        desconocimiento, insuficiente comprensión y resistencia
        al cambio de paradigma.

      Enfoque
      sanitario de la producción porcina
      nacional.

      Estructura de la población porcina por
      sectores productivos.

      La estructura de la población porcina se
      invirtió a partir de la pasada década, y
      actualmente es mayoritaria en el sector productivo privado
      (64 %), con consecuencias directas sobre la salud animal y su
      producción socialmente útil.

      Ante las dificultades económicas de la
      década de los 90´ y en la búsqueda de
      fuentes
      alternativas de proteína animal para la
      alimentación, se produjo un incremento de la
      población porcina en crianzas familiares de traspatio,
      a la que se añadió posteriormente la masa
      existente en convenios, los que se establecieron debido a las
      dificultades de la Empresa
      Porcina para la terminación de la ceba por la no
      disponibilidad de alimentos. Estos contratos, a
      través de los cuales se entregan precebas a criadores
      privados para que retornen en parte a la propia empresa para
      su comercialización con peso terminal de
      ceba, crean por demás un vínculo riesgoso entre
      ambos sectores productivos.

    2. Antecedentes.

    Partes: 1, 2

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