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Una historia de la lucha de clases en China (1966 ? 1971) (página 2)




Enviado por Carlos Copertari



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9


I – Antecedentes históricos (1949 –
1965)

Para la comprensión de la contundente
emergencia de la Gran Revolución Cultural Proletaria es
inevitable la consideración de los antecedentes previos,
manifestados en campañas y movimientos con diferentes o
similares objetivos y
también de desigual duración temporal, que
posibilitaron la construcción político organizativa
de esa opción transformadora que fue posteriormente la
Revolución Cultural. Esto posibilita una mayor
comprensión sobre la permanente preocupación de
Mao Zedong por mantener su liderazgo
sensible a las conductas inmediatas y futuras de las masas
representadas, acorde con las numerosas críticas hacia
las formas jerárquicas de administración y dirección partidaria, así como
también el intento de control del
aparato partidario y el desarrollo
de un determinado proyecto
económico.

Si enmarcamos el proceso
histórico, después de la creación de la
República Popular China en
1949, en la urgente necesidad de un constante crecimiento
económico y el paralelo avance en el desarrollo de
la conciencia
ideológica y política del
conjunto de las clases y los sectores sociales proclives a
integrarse dinámicamente al proceso, se deberá
tener en cuenta cuándo comienza a manifestarse la
necesidad de plantear campañas de adoctrinamiento
ideológico al nivel del conjunto de la población o particularizando su acción sobre diferentes estratos
sociales.

Estas campañas no sólo
permitirían el conocimiento
de la larga serie de comunes y diferentes acusaciones y
reproches sobre el funcionamiento de los organismos locales y
provinciales del aparato partidario y administrativo
gubernamental, que muy tempranamente comienza a burocratizarse,
que al ser filtradas en su origen no se dejan llegar hacia la
cúpula dirigente. Esa corriente fluida y constante del
conocimiento de las necesidades y críticas sobre la
estructura
dirigente, también permitiría la
construcción del modelo
maoísta de Estado
socialista que se intenta desarrollar que, si bien aplica las
premisas marxistas-leninistas, supone el afianzamiento de un
moderno nacionalismo
que tendrá inocultable peso en la ideología de la República popular
China, y en la defensa de sus intereses en tanto
Estado-nación.

Estamos intentando adentrarnos en las manifestaciones
de un país que entonces, como ahora mismo, era el
más poblado del planeta y también uno de los
más empobrecidos por su situación
periférica y por el accionar de sus clases dirigentes
anquilosadas. En 1949, la estructura económica de joven
república permanecía en crisis desde
hacía más de 100 años a que los sectores
dirigentes políticos, militares, terratenientes y
empresariales anteriores, no se habían hecho cargo de
los cambios necesarios para la modernización del
país.

De allí que la creación de la
República Popular no fuera seguida por una guerra civil
y sí por las expectativas generales de
pacificación interna y la búsqueda de cierto
equilibrio
económico más o menos inmediato, basados en la
reestructuración a fondo de un aparato productivo en
decadencia y la modificación drástica de las
formas de propiedad.
La Reforma
Agraria fue una de las reivindicaciones más deseadas
en un país de mayoría campesina, y este proceso
fue desarrollado dentro del enmarque político de
gobierno de
Nueva Democracia
como se lo denominó. Al mismo tiempo, el
Tratado de Amistad y
Asistencia Económica con la URSS posibilitó la
puesta en marcha de un Primer Plan Quinquenal
que se traduciría en la aplicación casi mecánica de las premisas y modelos que
los soviéticos habían desarrollado sobre su
economía.

En esta aparentemente tranquila aplicación de
las medidas económicas del Primer Plan Quinquenal se
encuentra el esbozo de las dos principales líneas de
desarrollo político ideológico que posteriormente
se diferenciarán en China. En el mismo Partido Comunista
Chino (en adelante PCCh) se produjo una decantación de
dirigentes indispensables que terminaron conformando, junto a
los especialistas, técnicos, profesionales y
administradores, un sector altamente diferenciado con respecto
a los sectores populares productivos que decían
representar. Y esto no era coincidente con las premisas de
igualitarismo y democracia interna que se promovían
desde el mismo partido en el poder.

Las campañas San Fan y Wu Fan
fueron los primeros antecedentes de la Revolución
Cultural, desde la fundación de la república.
Éstas campañas representan las incipientes
manifestaciones de necesidad de diferenciación objetiva
con el modelo soviético y de una educación ideológica uniforme y
permanente para el conjunto de la población. Al haber
colocado Mao Zedong, desde 1927, su confianza absoluta en la
fuerza del
campesinado como eje del proceso de masas, no había
dejado de considerar el inocultable predominio de la cultura
ancestral que dominaba todos los actos de la vida cotidiana
campesina y popular; por lo mismo, de la constante necesidad de
esa educación ideológica que paralelamente
sirviera para fortalecer y dar sustento a su modelo de
crecimiento económico sostenido y diferente.

La línea marxista sobre el proceso
revolucionario que se aplicaba desde el PCCh indicaba con
claridad estar bajo "la dirección de la clase
obrera" en el camino al socialismo y al
comunismo,
aunque es posible detectar en los documentos de
aquél momento la obsesión permanente del
maoísmo por la presencia del campesinado sobre el
desarrollo infraestructural y la crítica a los planes de desarrollo
económico sustentados por Liu Shaoqi y sus
seguidores que, basados en la urgente necesidad de crecimiento
industrial e infraestructural, posibilitarían la
ampliación de los márgenes de
diferenciación en la calidad de
vida y las oportunidades entre la ciudad y el
campo.

Lo que distingue al pensamiento
maoísta es la creencia plena de que el desarrollo
económico moderno, y no a partir de él, puede ser
producto de
formas previas o contemporáneas de organización comunista, que
garantizarían el paso a otros estadios sin mayores
contradicciones. De allí que su crítica
establezca el nexo entre la capacidad de crecimiento de un
sector directivo con intereses y dinámica propios y la brecha inocultable
que lo separa de los sectores populares productores a los que
dirige y dice representar. Y que Mao privilegie siempre en
principio que quienes establezcan contacto directo con las
masas sean también los que acerquen y dirijan las
críticas en el interior del PCCh para mantenerlo
actualizado, establece una visión inmediata sobre los
destinatarios finales de estas críticas: los que no
coinciden con los esquemas económicos maoístas
dentro del Comité Central del PCCh.

Es decir que, basado en los principios del
centralismo
democrático, que en su intencionalidad teórica
observa la necesidad de aceptación de las opiniones de
la mayoría sobre una determinada minoría, Mao
intentaría siempre trasladar a las masas sus postulados
ideológicos y políticos, y también los
económicos y organizativos, para que una vez aplicados
sus resultados pudieran presionar y cambiar la relación
de fuerzas internas dentro de la dirección nacional del
PCCh.

Su preocupación por la "crisis de
representación" que pudiera enfrentar la estructura
dirigente, tanto partidaria como administrativa estatal, lo
hace confiar en el potencial inicial de la crítica
intelectual externa al Partido Comunista. Pero sólo en
principio, y siempre y cuando no se pusiera en peligro el marco
estricto en que debían desenvolverse los criterios de
"democracia socialista" y "centralismo", ya que desde 1949 los
intelectuales fueron sometidos a continuos
procesos de
remodelación de su pensamiento
ideológico.

Este inmenso esfuerzo de cambio de
las costumbres y las formas de pensamiento y
organización, que a la vez potenciaría sus
resultados sobre la estructura económica de China, tiene
antecedentes históricos muy antiguos. En un intento de
transformación radical que permitió pasar del
período esclavista al feudalista, la centralización de las decisiones que
conmovieran al estado de Wei, en el período de los
Estados Combatientes (475-221 a. de n. e.), tuvo
características muy drásticas en la
movilización social y en el enfrentamiento entre sus
clases y sectores dirigentes. El reformador Shang Yang es
citado como su promotor y ejemplo en una sugestiva
publicación de Peking Informa de agosto de 1974.
El "Grupo de
Crítica de Masas de la Universidad
de Beijing" que elaboró el artículo, intentaba
demostrar la necesidad suprema de continuar con la "lucha de
clases" en el país, pero particularmente dentro del
partido, en apoyo elocuente de la línea doctrinaria
maoísta.

Otro antecedente de importancia cronológica lo
tenemos en el período previo al afianzamiento de la
RPCh. El perfil de lo que constituye la unión entre la
llamada "línea de masas" y el "movimiento
de rectificación", se puede identificar en el movimiento
iniciado por Mao para:

"(…) dejar al partido listo para dirigir incluso
la acción de las masas. Esto lo atestigua el gran
movimiento de rectificación de 1942-44 que se dirige a
los cuadros del partido a fin de transformarlos en militantes
capaces de moverse en el arduo contexto de la lucha
antijaponesa y en el marco no menos penoso e incluso más
complicado del trabajo en
el medio campesino
(…) La ‘rectificación’ de 1947-48
estará más abierta a la influencia de los
no-militantes del partido. En realidad esta
rectificación acentúa el proceso de
separación del partido respecto de las masas. Porque se
trata de detener una corriente ‘izquierdista’, en
la que los militantes del partido (
que), bajo la
presión campesina, radicalizan
frecuentemente la reforma agraria en las regiones que llevaban
mucho tiempo bajo control del PCC(h)"
.

La necesidad de afianzamiento político entre
los sectores populares, para diferenciarse tajantemente de
todas las otras formas de dominio brutal
sobre éstos que habían ejercido las
administraciones anteriores, hizo que Mao dispusiera una
férrea disciplina
ideológica sobre el comportamiento de los cuadros dirigentes y sus
fuerzas militares en contacto con el pueblo:

"(…) se había manifestado una
contradicción dramática entre la necesidad de
reforzar poderosamente el aparato político y militar
para asegurarse las condiciones de una victoria nacional y la
necesidad no menos fundamental de conservar el apoyo de las
masas populares (…) Las rectificaciones aportadas a su
política por el PCCh desde 1941 probaron sin embargo que
no era imposible contener durante cierto tiempo esta
contradicción dentro de límites
tolerables, y que se podía encontrar un compromiso entre
la necesidad de darle al aparato revolucionario las dimensiones
suficientes y la de no entrar prematuramente en conflicto
con las masas antes de que la vieja sociedad
fuera derribada. Reduciendo las unidades permanentes del
ejército en beneficio de los destacamentos de la
guerrilla, deteniendo de golpe el movimiento de emersión
de la burocracia por
sobre las masas desdichadas, decapitando despiadadamente sus
privilegios y, para terminar, asignando funcionarios, oficiales
y soldados a tareas de obreros y campesinos, el Partido
había llegado a impedir
in extremis que la
oposición entre el aparato y las masas le diera un golpe
mortal a la revolución. Gracias a que se continuó
luego imponiendo al aparato con intransigencia esta ruda
política de frugalidad y de trabajo, fue posible
acrecentar nuevamente desde 1943 las fuerzas del
ejército y del Estado revolucionarios, sin que un
derrumbe del nivel de vida de la población provocara una
nueva crisis en sus relaciones con la burocracia. Por el
contrario, el PCCh salió de la terrible prueba de la
guerra antijaponesa aureolado de un inmenso prestigio. Sus
funcionarios en blusa de algodón remendada, que vivían
entre los granjeros y no recibían otro salario que
una magra ración de alimento, sus soldados y sus
oficiales, que no trataban brutalmente al campesino, no lo
despojaban, dejaban en paz a su mujer y a
sus hijas, ocupaban el tiempo libre que les dejaban los
combates trabajando en la labranza, en las cosechas, reparando
diques o canales de riego, hacían un sorprendente
contraste con los dignatarios arrogantes y la soldadesca
devastadora del GMD (
Guomindang)".

1. Campañas

San Fan (Movimiento de los Tres
Anti)

Wu Fan (Movimiento de los Cinco Anti)
y

Sun Fan

Después de un informe de
Mao Zedong ante la Conferencia
Popular Consultiva Política, en octubre de 1951, en
donde se analizaba la urgente necesidad de poner límites
a los actos ilegales que lesionaban a la economía
nacional y del Estado, fueron lanzadas dos campañas para
enfrentar antiguas prácticas que comprometían el
desarrollo de la naciente república, ya que entre sus
funcionarios y empleados se habían incluido a muchos
hombres capacitados de anteriores administraciones.

La Campaña San Fan tiene a su cargo,
desde diciembre de 1951, la delimitación de
responsabilidades y trata de terminar con la corrupción administrativa, el manejo
burocrático y el derroche entre los responsables del
gobierno y las empresas
dependientes del Estado. En tanto que la campaña Wu
Fan
, cobró impulso a finales de 1952, tratando de
ampliar los alcances de la primera para actuar contra un sector
numeroso de empresarios y comerciantes privados cuyas formas
tradicionales de transacción y obtención de
buenos resultados económicos no podían ser
coincidentes con una economía apuntada hacia el
socialismo.

Esta última campaña, aunque
mantenía lazos con San Fan, trató de
eliminar el robo de la propiedad estatal, la evasión
impositiva, la sustracción de información económica de fuentes del
gobierno, el soborno a funcionarios estatales, el contrabando,
el uso de materiales
de baja calidad en las
obras públicas y en general la especulación
económica.

A la caída y enjuiciamento en diciembre de 1953
y febrero de 1954, respectivamente, de los altos dirigentes Gao
Gang (Kao Kang) de Manchuria (en el norte cercano a la URSS),
quien aparentemente se suicida en 1954, y Rao Shushi (Jao
Shu-shih) de Sanghai (en el sur), acusados de dirigir una
línea pro soviética ajena a los intereses de la
nación desde esas principales zonas
industriales, le seguirá la llamada campaña
Sun Fan de reeducación ideológica, a fines
de 1955, e inmediatamente después de una
acusación por conspiración contra los intereses
del Estado leída por Deng Xiaoping, el 31 de marzo de
1955. Al mismo tiempo, se disminuyó el número de
integrantes de la Comisión de Planificación Estatal, cuyo director
había sido Rao Shushi, dominada por profesionales
prosoviéticos que se encargaban de proyectar el
desarrollo industrial. Y se avanzó sobre el aparato
partidario y administrativo estatal purgándolo de los
que hubieran estado influenciados o formaran parte del grupo de
Rao Shushi y Gao Gang.

Esta última campaña de
reeducación ideológica, que se alimentó de
las críticas que muchos intelectuales extra partidarios
encabezados por el profesor de
filosofía Hu Feng formularan, luego que éstos
fueran impulsados a expresarse con plena libertad,
procederá a encarcelarlos y someterlos a juicio junto a
miles de cuadros políticos del partido y ciudadanos en
general. Los miembros partidarios serán obligados a
"rectificarse" por escrito y la mayoría de ellos
serán enviados para su "reeducación" a zonas
campesinas alejadas en el inmenso territorio, como una forma
extrema, según se establece, de "mantenerlos en contacto
directo con la realidad" que viven las masas.

Este método
de supresión drástica de la libertad física y de
opinión, que los aleja de los lugares donde hasta ese
momento desarrollaban sus actividades, seguiría
aplicándose en las posteriores campañas
reeducativas. Es posible deducir que, a su retorno en el tiempo
y al lugar que se determinara, generalmente el mismo, los
implicados supuestamente reeducados se comportarían de
acuerdo a lo aprendido con dos manifestaciones posibles aunque
no contradictorias: por un lado, se esmerarían en
comportarse de acuerdo al respeto a
las normas
organizativas y reglamentarias que habrían violado o
dejado de aplicar; pero, en segundo lugar, se cuidarían
especialmente en no caer nuevamente bajo la mira de futuras
sanciones, modificando su relacionamiento con quienes
desarrollaban desde las estructuras
locales y centrales del partido y el Estado el
enfrentamiento paulatino a las posiciones del
maoísmo.

La pérdida de sus privilegios y posiciones de
liderazgo anteriores, posiblemente habían conformado en
ellos una fuerte capacidad de reubicación y
supervivencia, que necesariamente los llevaron a conformar de
conjunto un sector de clase diferenciada claramente dispuesta a
esperar la oportunidad para expresarse y recuperar sus
posiciones. Y esto Mao Zedong no lo ignoraba.

La campaña Sun Fan desatada contra Hu
Feng, sus seguidores y aquellos cuadros políticos que no
habían convenido a tiempo en estandarizar su
espíritu crítico y su actividad, fue ampliada en
el período final para permitir ejercer un estricto
control ideológico sobre toda la intelectualidad china y
limitar su crecimiento autónomo. Esto creó en
ellos un clima de
resentimiento antipartidario y de disidencia silenciosa, al
serles negado algún marco de referencia de relativa
integración donde pudieran expresarse y
realizar aportes significativos, lo que sería observado
con preocupación desde la cúpula partidaria. En
resumen, Sun Fan serviría para aumentar el peso
del aparato burocrático de control partidario sobre los
sectores de intelectuales y profesionales calificados, que
podrían haber colaborado en ese período con su
experiencia para un mayor y más rápido desarrollo
de los procesos industriales y agrícolas.

2. Campaña de Las Cien
Flores

Al planteo de la continuidad de las pautas de
crecimiento propuestas en un Segundo Plan Quinquenal, basadas
en los resultados del primero, Mao Zedong propondrá su
Programa de
Crecimiento Agrícola, en diciembre de 1955, llamando a
integrarse nuevamente a la vida económica y
política a los intelectuales, bajo su eslogan "que
florezcan cientos de flores y que contiendan cientos de
escuelas de pensamiento", en lo que será considerado
tiempo después como el inicio de la Campaña de
Las Cien Flores.

Paralelamente, el Comité Central convino en
realizar una conferencia especial a la que fueron invitados
intelectuales no partidarios e instituciones académicas que se
llevó a cabo el 14 de enero de 1956. En la
reunión y después de un discurso de
Mao, Zhou Enlai hará un llamado a la intelectualidad al
leer un documento titulado "Sobre la cuestión de los
intelectuales", revelando el profundo interés
de algunos sectores del Comité Central por crear las
condiciones adecuadas de integración para profesionales
e intelectuales; dirigido al aprovechamiento principalmente de
ese sector de técnicos ampliamente capacitado para que
apoyara el proceso, que aunque estuviera separado de las
actividades ideológicas y políticas no fuera opuesto al desarrollo
del Estado socialista y al marxismo.

Como lo señala Maurice Meisner:

"(…) La clasificación social de los
intelectuales presentaba problemas
ideológicos. Para diferentes trabajadores, campesinos, o
la burguesía, sus estatus de clases pueden no ser
definidos por el usual criterio marxista de sus relaciones con
los medios de
producción. No obstante, importantes
intelectuales que participaron en la vida económica,
política y cultural del país permanecieron
sólo como un ‘estrato’ o
‘integrantes’ sociales, y ocuparon los más
ambiguos lugares en la alianza de cuatro clases
sociales sobre las cuales la República popular se
apoyaba. Pero si los intelectuales no constituían una
clase social como tal, ellos eran portadores de
ideologías de clase, especialmente de la
ideología de clase burguesa, y de esta manera fueron
política e ideológicamente sospechosos. Zhou
Enlai intentó remover esta sospecha por la
asignación de un estatus que antes a ellos no les
había sido otorgado. ‘La mayoría de los
intelectuales’, él anunció, ‘pueden
convertirse en trabajadores del Estado en la causa del
socialismo y son ya parte de la clase trabajadora’. De
esta manera, el ‘problema de los intelectuales’ no
fue principalmente una cuestión de formalidad
política o ideológica, sino más bien de
escasez de
expertos y habilidad profesional. ‘El problema
fundamental ahora’, afirmó Zhou, ‘es que las
fuerzas de nuestra intelectualidad es insuficiente en
número; la habilidad profesional y la conciencia
política son los requisitos de nuestra
construcción socialista’"
.

Se debe suponer hasta aquí, que si bien los
intelectuales no eran considerados como una "clase" en
sí, se los estuvo visualizando por su formación
ideológica considerada "burguesa", por un vasto sector
partidario, como un sector que monopolizaba importantes
conocimientos "participando" en otras actividades, productivas,
educativas, de gestión y político
ideológicas, que no necesariamente podían ser
consideradas todas como revolucionarias, incluso algunas como
"no revolucionarias". En síntesis, como un estrato que
ocuparía ambiguos lugares en las otras diferentes clases
sociales aliadas sujeto a la posibilidad de colaborar
ampliamente.

Pero Zhou Enlai también reconoce la existencia
de un problema político en la existencia de:

"(…) ‘ciertos rasgos ilógicos en
nuestra presente consideración y tratamiento de los
intelectuales, y en particular, ciertas actitudes
sectarias de algunos de nuestros camaradas hacia los
intelectuales fuera del partido (
que promueven) una
innecesaria sospecha’"
.

Zhou apuntala una línea política que
privilegia el cambio asentado en un rápido y moderno
crecimiento de la economía industrial. Ya que en el
inicio de la Campaña de Las Cien Flores y en
coincidencia con el discurso de Zhou Enlai, la línea
político económica sustentada por una parte
sustancial de dirigentes como Liu Saoqi y Deng Xiaoping abogaba
por una integración donde los intelectuales y los
científicos habrían de ocupar necesariamente un
rol dirigente que los diferenciaría radicalmente del
resto de la población. Esta política
aceleraría el proceso de estratificación de una
élite de intelectuales y profesionales separados de las
masas por su especialización y sus conocimientos,
apoyados en una privilegiada posición social y
económica que finalmente era lo que había logrado
en cierta medida el Primer Plan Quinquenal.

Nos preguntamos hasta dónde Mao estaría
apoyando este discurso de Zhou que apuntaba a consolidar la
autosuficiencia tecnológica en el futuro, tratando de
prescindir de la retaceada ayuda de la URSS, ya que Mao
necesitaba que el desarrollo del socialismo tuviera sustento en
esa misma masa de intelectuales y profesionales que
podrían ayudar a transformar la sociedad hacia el
socialismo y fortalecerlo en su posición dentro del CC.
Las coincidencias eran parciales, ya que se intentaba desde el
maoísmo una renovación interna de los cuadros del
partido, para impulsar sus propios lineamientos de desarrollo
que significaban cierto abandono de los modelos de
industrialización y organización económica
soviéticos, por una radical política
social y económica de organización
colectivista masificadora del trabajo.

En cuanto a sus originales objetivos, la
Campaña de Las Cien Flores se vio afectada por el
acontecimiento que significó internacionalmente en 1956,
sobre todo para la vida interna de los partidos comunistas en
los diferentes países, el discurso de Jruschov en el
Vigésimo Congreso del PCUS en Moscú que condenaba
los crímenes contra la población y el
autocrático manejo de la dirección partidaria y
del Estado cometidos por Stalin. El discurso de condena
remarcaba el "culto a la
personalidad" promovido por éste, que en China
había sido considerado como un guía y amigo
indiscutido:

"(…) Respecto al XX Congreso del PCUS, quisiera
decir algo. A mi juicio existen dos ‘espadas’: Una
es Lenin y la otra, Stalin. Ahora, una de esas espadas, Stalin,
ha sido abandonada por los rusos. Gomulka (
de Polonia) y
algunos húngaros han echado mano de ella para caer sobre
la Unión soviética y combatir el llamado
stalinismo (…) Lo ocurrido con esa espada no es que haya sido
dada en préstamo, sino simplemente botada. Los chinos no
la hemos abandonado"
.

En mayo de 1956 Mao refuerza la campaña de
integración reeducativa de los intelectuales, en
continuidad con la Campaña de Las Cien Flores,
que unifica la lucha antiburocrática como fundamento y
la aceptación de cierto nivel de críticas
externas al partido. Las débiles quejas que se
habían expresado en marzo y abril de 1956 se tornaron en
un masivo caudal de críticas en mayo y junio, que
comenzaron a conmover social y políticamente al conjunto
de las organizaciones
partidarias al generalizarse la discusión. Mao
necesitaba esta discusión desde fuera del partido para
ampliar el consenso interno en éste. Situación
que se intentaría acotar, al tomarse conocimiento de los
desajustes sociales inmanejables que estaban provocando los
acontecimientos de rebelión anti partido comunista en
Hungría, lo que decididamente enfriaron la
aceptación de la dirigencia del PCCh de toda
crítica interna o externa.

Al dar a conocer Mao Zedong sus observaciones, en
"Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el
seno del pueblo", tratará de crear una valla contundente
en las formas de consideración de las contradicciones en
el comportamiento de los militantes, creando un marco
doctrinario que diera continuidad a la formación
ideológica de las masas, pero considerando como base
formativa lo que llamó la "unidad de los
contrarios":

"(…) La cuarta edición del Diccionario
filosófico abreviado, redactado en la Unión
Soviética, refleja en su definición de la
‘identidad’ este punto de vista de Stalin.
El diccionario dice: ‘Fenómenos tales como la
guerra y la paz, la burguesía y el proletariado, la vida
y la muerte,
no pueden ser idénticos, porque son radicalmente
contrarios y se excluyen mutuamente’ (…) Según
la opinión de ellos, la guerra es la guerra y la paz, la
paz, sin que entre una y otra haya conexión alguna sino
simple exclusión mutua (…) La guerra y la paz se
excluyen mutuamente y al mismo tiempo están
interconectadas; además, en determinadas condiciones la
una se transforma en la otra. Si la guerra no se incubara en
tiempos de paz, ¿cómo podría estallar de
repente? (…) Si la vida y la muerte no
pudieran transformarse la una en la otra, cabe preguntarse:
¿De dónde salieron entonces los organismos vivos?
(…) En el proceso total de la existencia, vida y muerte
luchan entre sí incesantemente y se transforman la una
en la otra (…) A Stalin se le escapó la
conexión existente entre la lucha y la unidad de los
contrarios. La mentalidad de ciertas personas en la
Unión Soviética es metafísica; es tan rígida que,
para ellos, esto es esto y lo otro es lo otro, sin que
reconozcan la unidad de los contrarios. De ahí sus
errores en lo político. Nosotros, por nuestra parte, nos
atenemos firmemente al concepto de la
unidad de los contrarios y adoptamos la política de
‘Que florezcan cien flores y que compitan cien
escuelas’. Cuando se abren flores fragantes, es
inevitable que aparezcan hierbas venenosas. Esto no tiene nada
de temible y hasta es provechoso en determinadas
condiciones".

Sin embargo, para entonces era evidente que las
diferencias de concepto en la aplicación posible de las
dos líneas económicas contrapuestas en el
interior del Comité Central, no tenían mayores
coincidencias de fondo para ser llevadas a cabo al mismo tiempo
en la nación.

3. Movimiento Antiderechista (Campaña
de Rectificación) y

Movimiento Xiafang

En un discurso de Lu Dingyi, hecho público el 1
de agosto de 1957, se dio por iniciado el Movimiento
Antiderechista
, integrado en líneas generales a la
Campaña de Las Cien Flores, que remarcaría
aún más la
educación y rectificación ideológica
empleando citas de Stalin y Lenin. Se trataba de incidir en
el
conocimiento de las verdaderas características de la
democracia proletaria que deberían establecerse en
China, en contraposición a lo solicitado por algunos
sectores intelectuales que se habían expresado
precedentemente.

Este movimiento se extendió hasta abril de
1958, sentando las bases para la movilización masiva que
se requirió desde mayo de ese año para establecer
un período de rápido crecimiento económico
(el Gran Salto Adelante). Este movimiento dio lugar a la
supresión y enfrentamiento con la oposición extra
partidaria y alcanzó altos niveles de represión,
ya que Lu Dingyi remarcó en el discurso citado que los
sectores opuestos a la política del PCCh no sólo
habrían intentado organizar huelgas y movilizaciones en
centros superiores de estudio, sino que también
habrían enviado "cartas
amenazadoras y empleado bombas".

En las estructuras partidarias regionales
también se efectuó una depuración al ser
expulsados algunos militantes a quienes se acusó de
fomentar el "nacionalismo localista, el separatismo y el
chauvinismo Han como tendencia", tal como lo expresara Liu
Shaoqi en su informe político ante la Segunda
Sesión del Octavo Congreso del PCCh, el 5 de mayo de
1958.

El Movimiento Xiafang, o movimiento hacia
los estratos inferiores
, fue analizado por el mismo Liu
Shaoqi en la fecha y ocasión arriba citadas, como un
necesario correctivo a las diversas manifestaciones de
autoritarismo y burocratismo oficial. En íntima
relación con las pautas educativas propulsadas por Mao,
Xiafang unía el trabajo
intelectual y administrativo de oficinas con la labor manual, para
una correcta formación del funcionario que de esa manera
se vería consustanciado e identificado con el campesino,
el obrero y los sectores populares. Este movimiento que de
alguna manera había comenzado parcialmente desde 1957,
dio por resultado la transferencia de más de un
millón de empleados de oficinas, empresas y escuelas del
gobierno a granjas comunales y fábricas, donde debieron
permanecer por más de un año realizando tareas
productivas directas. También funcionarios del PCCh y
oficiales del ejército debieron permanecer más
ligados a sus niveles subordinados durante esta
etapa.

Desde el documento de Mao relativo a las
contradicciones a ser tenidas en cuenta, éste
había expresado su negativa a aceptar siempre como
correctas a toda idea o plan propuesto desde las estructuras
del PCCh. Lo que daría luz verde a
remarcar dos contradicciones básicas propulsoras de lo
que posteriormente sería la Revolución
Cultural:

  1. las que existían entre los que "dirigen" y los
    que son "dirigidos" y, como su consecuencia,
  2. la contradicción entre los "dirigentes" y "el
    pueblo".

Esto significaba el reconocimiento de una "lucha de
clases" en el interior del partido, indicativa no sólo
de los extremados enfrentamientos que pocos años
más adelante sobrevendrían, también
señalaba que en la dirigencia y el aparato partidario se
desarrollaba una ideología de resurrección del
capitalismo.
Era previsible entonces que el Comité Central, fuera de
las manos del maoísmo en 1957, se preparaba a enfrentar
las críticas que por parte del estudiantado comenzaron a
expresarse espontáneamente en dazibao’s
(grandes carteles murales), en manifestaciones y en los foros y
reuniones de intelectuales que amenazaban extenderse a las
masas trabajadoras de las otras ciudades del interior, y que
podían llegar a comprometer no sólo el control
social y la producción de bienes,
también a la estructura y el funcionamiento
partidario.

Las críticas expresadas no tenían un
contenido anti socialista. Por el contrario, al estar
referenciadas históricamente en el movimiento
revolucionario del 4 de mayo de 1919, proponían la
democratización y la anti burocratización como
ejes de lucha pero señalando peligrosamente para la
dirigencia partidaria que ésta había abandonado
sus ideales revolucionarios por el socialismo y el bienestar
popular. Y, al ser considerado ese sector como un nuevo "sector
de clase burocrática privilegiada", que ésta
trataría de ampliar sus diferencias de estatus y
oportunidades sobre todo en lo económico, haría
resurgir una nueva forma de división clasista entre
explotadores y explotados.

Expresión de esto era la línea de
separación que agrandaba la brecha entre las
posibilidades de la vida ciudadana, cercana a la
industrialización, el comercio y
el estudio, y la de las zonas rurales de verdadero atraso. Las
críticas maoístas desde la Campaña de
Las Cien Flores, que involucraban al funcionamiento de
la sociedad toda y a los organismos de Estado, preanunciaban lo
que pocos años más tarde se daría como
enfrentamiento directo contra la solidificada dirección
del Partido Comunista Chino, primero desde el Movimiento de
Rectificación Socialista
en 1962, y finalmente desde
la Gran Revolución Cultural Proletaria desde
1966.

Pero la democracia popular establecida como bandera
por la Campaña de Las Cien Flores, no
podía llevarse a cabo sin la estructuración
organizativa de nuevas instituciones. Y esto no estaba
considerado por el maoísmo en esta etapa, tampoco era lo
que se buscaba desde cualquiera de las dos líneas que se
hallaban enfrentadas, y que coincidían en la
aplicación de una ortodoxia limitante.

Privilegiando la atención sobre las dimensiones del
país y su extensa población, Las Cien
Flores
, como campaña integradora de los movimientos
de reeducación que se dieran durante su transcurso, dio
marco justificatorio al cambio de objetivos al haberle quitado
sus características cuestionadoras, para pasar a
convertirse en una herramienta de represión sobre los
que habían creído en sus posibilidades
renovadoras. Los que fueron acusados de "derechistas",
"izquierdistas" y "antisocialistas", según el caso, para
ser juzgados y condenados a "reeducarse", e inmediatamente
después fue suprimida como campaña en
sí.

Si Mao Zedong coincidió con esto, lo que le
habría permitido tomar de nuevo las riendas del partido,
resulta explicable. En definitiva, en todas las campañas
de reeducación ideológica o movimientos de
rectificación propuestas desde el maoísmo el
objetivo
prioritario fue el logro de un ascenso en los niveles de unidad
social y política, y no la expresividad cuestionadora en
sí misma que pudiera causar anarquía y
desunión en determinada fase de su
desarrollo.

Si esto ocurría es fácil prever que Mao
estuviera de acuerdo en dejarla de lado. Criterio que
posteriormente veremos cómo también fue aplicado
sin dudar, para desacelerar y dar por terminada a la
Revolución Cultural. De todas maneras, durante todo este
período hubo una corriente importante de profesionales,
técnicos e intelectuales que lentamente se fue
integrando al partido y a las instituciones y organismos del
Estado, lo que fue incrementando a su vez las inevitables
contradicciones internas en el seno del Comité
Central:

"(…) El resultado fue un incremento del 50% en el
número de intelectuales miembros del partido, sobre el
año anterior
(1958)".

  1. El Gran Salto Adelante (1958 –
    1959)

La aprobación por parte del CC del plan de Mao
de 12 años para la agricultura,
en octubre de 1957, posibilitó cierta
postergación del Segundo Plan Quinquenal, éste
nunca fue revocado, y la puesta en marcha desde enero de 1958
del plan económico general para toda China conocido como
Gran Salto Adelante. Esto que en la práctica
significó el abandono del modelo soviético de
desarrollo infraestructural y el más alto grado de
incidencia del maoísmo en un propio modelo de
país socialista, tuvo gravísimos resultados
económicos con caída profunda en la
creación de PBI y grandes hambrunas seguidas por la
muerte de miles de habitantes en las zonas rurales,
además de un creciente desempleo y el
marcado descenso en la aplicación de los derechos a la salud
pública, la educación y la seguridad,
lo que como resultado terminó posicionando a Liu Shaoqi
como el nuevo presidente del país y desalojando otra vez
más a los maoístas de los inmediatos organismos
de control partidario.

Como lo señalara Maurice Meisner:

(…) El ímpetu ideológico del Gran
Salto tuvo profundas raíces en el maoísmo de los
años revolucionarios. Muchas de las predisposiciones
intelectuales fueron originalmente moldeadas en la interpretación y la práctica
maoísta del marxismo (…,
que) otra vez
comenzaron a destacarse después de la victoria
revolucionaria. La creencia voluntarista de que la conciencia
humana y las cualidades morales del hombre son
los factores decisivos que determinan el curso de la historia, la creencia
populista de que la verdad revolucionaria reside entre las
masas campesinas, y la particular certidumbre sobre las
ventajas que acarrea el atraso –tales son algunos de los
elementos de la herencia
revolucionaria que fueron revividos y proporcionaron una
interpretación más radical. Esas creencias,
combinadas con las lecciones derivadas de
las experiencias de una década de historia
posrrevolucionaria, tuvo su mayor expresión
teórica general al ser anunciado el Gran Salto como
‘la teoría de la revolución
permanente’"
.

El particular criterio sobre la necesidad de mantener
la "revolución permanente" sobre la práctica de
las ideas aplicadas, condujo a Mao a sostener una confianza
desmedida en la creatividad
de las masas para la resolución de los problemas de
productividad en cada localidad:

"(…) En el análisis de las relaciones entre los
factores económicos y psicológicos Mao describe
el círculo vicioso en el que el estancamiento

económico y el estancamiento mental se refuerzan uno
al otro. Porque con el estancamiento económico de China,
su pueblo permaneció quieto con su ‘espiritualidad
restringida’ e ‘inhabilitado para tomar muchas
iniciativas’. El método para romper ese
círculo fue estimular la conciencia de las masas,
liberar sus adormecidas energías, y encauzarlas hacia
las tareas de desarrollo económico"
.

Es en este período cuando se visualiza con
mayor claridad el esfuerzo de Mao en traspasar a las comunas
rurales el rol dirigente del desarrollo económico
revolucionario. Al mismo tiempo que suplantaba en la
práctica, no en las declaraciones y programas, una
vez más la pauta marxista que considera al proletariado
como el gestor direccional de la transición hacia el
socialismo y el comunismo. De allí que:

"(…) Las políticas de la campaña
del Gran Salto Adelante enfatizaron ‘la
industrialización de las zonas rurales’, ya que
uno de los más destacados eslogan de ese período
fue ‘la urbanización del campo y la
ruralización de las ciudades’"
.

La transformación de la
organización del trabajo campesino comenzó
con marcado esfuerzo desde enero de 1958. Para el verano
siguiente, el 90% de las estructuras de producción
fueron incluidas en la transformación, lo que
permitió organizar más de 24.000 comunas
populares en todo el país. Ese primer período,
que se prolongó hasta noviembre de ese año, y
marca el mayor
grado de aplicación del Gran Salto Adelante,
tendría buenos resultados al coincidir con las buenas
condiciones climáticas. La abundancia en las cosechas,
apoyadas en los datos
productivos que se daban a conocer, a lo que se agregaba un
marcado entusiasmo en la aplicación de las consignas
organizativas, parecía augurar un buen futuro al plan
económico.

Éste había demandado espectaculares
cambios en la vida cotidiana de los campesinos, quienes
permanecieron sujetos a un tipo de organización
disciplinada que los convocaba a realizar ingentes tareas para
suplantar la marcada ausencia de maquinaria agrícola,
sobre todo en la construcción de diques y canales
artificiales de irrigación. La vida social en las zonas
rurales se transformó en contacto con las nuevas formas
comunitarias de vida, y la familia
como institución se vio conmovida al ser necesaria la
mano de obra masculina en gran número, en diferentes y
distantes lugares.

En 1959, los resultados económicos negativos en
cietas localidades comenzaron a ser comunes a todas las
áreas. La tensión comenzó a manifestarse
en numerosas reuniones del Comité Central que intentaba
mantener el control de la situación, achacando al
voluntarismo y a la descentralización en la toma de
decisiones esenciales para la construcción de
infraestructura, la responsabilidad de las consecuencias
que:

"(…) condujeron a la construcción de obras
hidráulicas ineficaces, al desperdicio de recursos y a la
exageración de las cifras de producción. Gran
cantidad de acero
producido en los pequeños talleres (de cada localidad
rural) no tuvo la calidad requerida para la fabricación
de bienes acabados la que, sin embargo, se incluía en
las cifras de producción. (…) La recolección, a
su vez, se vio afectada por la escasez de mano de obra, ocupada
en la construcción de obras hidráulicas, y porque
la capacidad de almacenamiento fue insuficiente para la buena
cosecha de 1958. (…) En junio de 1959, Tan Zhenlin
admitió que, de los 71,3 millones de hectáreas
irrigadas ese año, sólo 46,7 millones
cumplían con los requerimientos estipulados para
resistir una sequía de 30 a 70 días. En agosto
del mismo año, Zhou Enlai expresó que sólo
33,3 millones de hectáreas podían ser debidamente
irrigadas (…) Todos estos problemas tuvieron un impacto
aún mayor debido a las grandes sequías e
inundaciones que se presentaron de 1959 a 1961, y que fueron
catalogadas como las peores del siglo (…) A principios de
agosto de 1959, 82% de las presas medianas y pequeñas de
las provincias de Hubei y 50% de las de Jiangsu se
habían secado (…) En 1960 (…) las sequías
(…) afectaron 40 millones de hectáreas. En Hebei,
Henan, Shandong, Fujian y Liaoning, las tierras fueron
dañadas por tifones e inundaciones. Además (…)
vastas áreas fueron invadidas por insectos y plagas
"
.

Se volvió a considerar a la brigada campesina,
que había sido dejada de lado como núcleo
productivo, como el agrupamiento más efectivo para crear
un camino de contención a la crisis. Y se llevaron las
discusiones hacia la reconsideración de las condiciones
en que se trataba de comunizar las áreas rurales, al no
coincidir con las circunstancias objetivas. Los amargos
enfrentamientos doctrinarios y políticos tuvieron su
mayor expresión en diciembre de 1958, en la
reunión plenaria del Comité Central en Wuhan que
fue dominado por la posición de Liu Shaoqi.
Adicionalmente, se decidió nombrar a éste como
presidente de la república, cargo que asumiría
recién en la primera sesión de la Segunda
Asamblea Popular Nacional que se reuniría en Beijing
desde el 18 de abril de 1959, al ser aceptado el retiro de Mao
de su posición como jefe de Estado hecha presumiblemente
por él mismo.

Por su importancia, ciertos antecedentes deben ser
considerados en el desarrollo de los acontecimientos
políticos posteriores. Uno de ellos fue el clima
deliberativo creado por la destitución de Peng Dehuai
como Ministro de Defensa en 1959, al ser suplantado por Lin
Biao quien era una figura de inocultable prestigio personal que
mantenía plenas coincidencias objetivas con Mao Zedong,
y por la incidencia que tuviera después en los
acontecimientos que conducirían a la aceleración
de la Revolución Cultural.

Peng Dehuai, héroe de la guerra de Corea que
tuviera a su cargo la dirección de los cientos de miles
de voluntarios del EPL que enfrentaron a EEUU en territorio
coreano, como integrante del sector moderado que
coincidía con la postura de Liu Shaoqi de fuerte
desarrollo industrial y modernización profesional del
ejército, tomó distancia con Mao Zedong al
efectuar en aquel año una profunda crítica contra
los desastrosos resultados obtenidos con el plan
económico Gran Salto Adelante. Pero su postura
había sido hecha pública con anterioridad, ya que
como Ministro de Defensa encabezó la delegación
militar que visitó la Unión Soviética y
los países integrantes del Pacto de Varsovia en la
primavera de 1959. Allí habría expresado a
Jruschov y a otros líderes comunistas su desagrado,
coincidente con los reclamos soviéticos, sobre lo que
estaba ocurriendo con el Gran Salto Adelante impulsado
por Mao.

A su regreso en junio, Peng comenzó a atacar
las políticas del Gran Salto Adelante, y
culminó en julio con una carta enviada
directamente a Mao donde hizo referencia al evidente colapso
económico y a las opresivas condiciones de la
práctica política sustentadas con ese plan de
colectivización forzada, causadas por el "fanatismo
pequeño burgués" de los maoístas.
Lógicamente su posición demasiado coincidente con
las críticas que los líderes soviéticos
habían realizado, no podía ser aceptada por el
conjunto de los sectores del partido, y tanto en la
reunión ampliada del Comité Central llevada a
cabo en Lushan, entre el 2 de julio y el 1 de agosto de 1959,
como en la Octava sesión plenaria del Comité
Central, del 2 al 18 de agosto, la pugna interpartidaria que
enfrentó a sus máximas autoridades se
centró en las críticas a Mao por su
"izquierdismo" y en Peng Dehuai, por su "oportunismo de
derecha":

(…)Ante las presiones de Mao, el 17 de septiembre
de 1959, el nuevo presidente Liu Shaoqi, destituyó de su
cargo a Peng Dehuai y nombró a Lin Biao, allegado a Mao,
como ministro de Defensa y titular de la comisión
militar del comité central del partido. A partir de ese
momento, la campaña antiderechista pasó a segundo
término, y desde enero de 1961 se inició una ola
de reclasificación de cuadros que habían sido
previamente criticados"
.

A finales de 1959, Mao comenzó a reconocer la
gravedad de la situación de desabastecimiento, asumiendo
cierta responsabilidad por la falta de centralización y
control en las previsiones de la planificación. Aceptaba
también que el Gran Salto Adelante debía
ser frenado y postergado ante las extraordinarias penurias
soportadas por las masas populares. Esto coincidía
además con el retiro de los científicos y
técnicos soviéticos con el argumento de sentirse
amenazados, pero revelando el inmenso abismo en que
habían caído las relaciones
chino-soviéticas. Pese al desastre político que
causó entre las filas maoístas el tener que
reconocer el fracaso del plan aplicado desde 1958, Mao Zedong
conservó intacto su prestigio en cuanto a su papel
ideológico de dirigente máximo. Al atribuir las
máximas responsabilidades del desenlace a las malas
condiciones climáticas y a la desaparición de
todo tipo de asistencia por parte de los soviéticos, se
postergaron las aspiraciones de colectivizar la economía
campesina y el enfrentamiento a las prácticas de
planificación organizativa y administrativa del partido
y el Estado, a las que se acusaban de burocráticas y que
facilitaban el "retorno al capitalismo".

5. El Movimiento de Educación (o
Rectificación) Socialista

Esta campaña tuvo comienzo cuando el 27 de
septiembre de 1962, la Décima reunión plenaria
del VIII Comité Central acordó con la propuesta
de Mao Zedong sobre la necesidad de implementarla. En la lectura
de su informe el 24 de ese mes, Mao había sostenido que
era imprescindible enfrentar las tendencias detectadas de
crecimiento espontáneo del capitalismo, para no caer en
un "revisionismo" igual al de los soviéticos o
yugoeslavos que comenzando en lo ideológico y
político pudiera llegar a prevalecer en el partido. Mao
hizo un llamado para que el PCCh y el pueblo chino lucharan
contra los métodos
burocráticos de trabajo, contra el dogmatismo y el
autoritarismo oficial, y contra la formación de
élites jerárquicas en los organismos
políticos, administrativos y educativos.

En 1959 al declinar Mao su cargo como presidente para
un nuevo período, y al asumirlo posteriormente Liu
Shaoqi, el equipo de Liu había fortalecido una
orientación de contenido pragmático para la
economía, mientras que en el sistema
educativo se centró el esfuerzo en la
formación de cuerpos especializados de técnicos y
administradores en especialidades definidas. Opuesto a esto, y
aprovechando las condiciones de estabilidad económica
logradas en 1962, Mao Zedong y otros altos dirigentes
partidarios consideraron que de esta forma se
incrementaría, además de perpetuarse, una
jerárquica división educativa, lo que en
definitiva comportaba propiciar la formación de una
nueva élite.

Aplicado en principio entre la juventud de
las universidades y escuelas secundarias, así como entre
los soldados del Ejército Popular de Liberación,
el Movimiento de Educación Socialista se
convirtió en un preludio de la Revolución
Cultural, al lograr en diciembre de 1965 que fuera anunciado un
plan educativo que integraba por mitades el estudio y el
trabajo, y la práctica de la convivencia con las clases
trabajadoras. Rescataba así elementos
programáticos aplicados en el período del Gran
Salto Adelante
, y tomaba como ejemplos de las actividades
colectivas a los trabajadores rurales de la comuna de Dazhai y
a los obreros del yacimiento petrolífero de Daqing, al
lanzar las consignas "aprender de Dazhai en la agricultura" y
"aprender de Daqing en la industria".

Entre los años 1964 y 1965 se había
comenzado a criticar directamente a los líderes
más antiguos del PCCh, obviamente encumbrados en la
dirección del CC y del aparato del Estado, que no
coincidían con las posturas maoístas. A los que
directamente se señalaba como "nueva clase burguesa". El
medio social principal al que se buscaba orientar esta
política era numeroso, si como ejemplo consideramos que
para 1966 las cifras en el sistema
educativo daban 116 millones de estudiantes en escuelas
primarias y 14 millones en el nivel medio, además de 700
mil estudiantes en institutos de educación superior y
universidades.

Claramente diferenciados, hubo dos criterios dentro
del Comité Central para impulsar este movimiento. Se
rescata así una misma dinámica que se
vería desarrollada en todo su contenido con la posterior
implementación de la Revolución Cultural. Una de
las posiciones de promoción impulsada desde el mismo PCCh,
tenía sentido burocrático partidario y trataba de
darle un contenido de anteriores o diferentes campañas
de rectificación ideológica, al apuntar sus
efectos contra determinados niveles de cuadros políticos
de la estructura administrativa estatal, en las ciudades y
zonas rurales, pero soslayando la estructura partidaria
dirigente.

El otro punto de vista político, impulsado por
el propio Mao Zedong, que tenía como destino el tratar
de desarrollarse en los sectores más pauperizados del
campesinado y los trabajadores fabriles, actuaba
organizativamente en contra de aquellas tendencias de
gestión y administración consideradas generadoras
de "capitalismo", que a su vez frenaban toda promoción
de la colectivización de la economía y la
democratización en la vida política. Desde 1959,
la economía había dado un salto cualitativo de
extraordinaria importancia, si consideramos las condiciones
previas de hambruna y muerte en el campo:

"(…) Durante esta etapa se reformularon las
normas de funcionamiento de las comunas, reduciéndolas
en tamaño y cediendo las tomas de decisiones y la
contabilidad
primero a la brigada y al equipo después. Con ello se
retomaba el papel de la vieja unidad administrativa de hecho
del campo chino, la aldea de unas 20 a 40 familias (;…) se
introdujo en el campo (…) el sistema conocido como
sanzi
yibao, tres libertades y un contrato. Las
tres libertades se referían a la libertad de poseer una
parcela privada, a los mercados
libres y a la libre realización de negocios
individuales; el contrato se refería al uso de la
familia como
unidad básica de producción y contabilidad (…)
Se importaron semillas mejoradas y plantas de
procesamiento de arroz (…) Se estableció una red nacional de
estaciones agrotécnicas (…) El retiro de la ayuda
técnica soviética obligó al gobierno a
impulsar el desarrollo industrial por sí mismo,
utilizando como base las plantas instaladas por los
soviéticos y a los técnicos que éstos
habían preparado. China dio un gran impulso a la
investigación nuclear y explotó su
primera bomba atómica en el otoño de 1964.
Asimismo, el gobierno se empeño en el desarrollo de la
industria petrolera, comenzando por sus propios medios la
explotación intensiva de Karamai, en Xiangxing, y de
Yumen, Zaidan, Nanchong y Daqing en Heilongjiang;
también construyó grandes refinerías en
Lanzhou, Nanjing y Shaghai, en el noroeste, y en Xingjiang
(…) se poyó en procesos tecnológicos que
habían quedado truncos (…) lo que llevó a la
producción nacional de (…) seis tipos de tractores de
entre siete y 100 caballos de fuerza. La deuda con la
Unión Soviética, de 1.700 millones de
dólares, fue pagada en 1965. Todas las políticas
mencionadas constituyen las líneas de desarrollo
alternativa al maoísmo, encarnada por Liu Shaoqi y Deng
Xiaoping, entre otros"
.

En este contexto de estabilidad, el enfrentamiento
interno de ambas posturas en el partido no tuvo las dimensiones
ni las consecuencias de los años siguientes. Basado en
su principios de "purificación ideológica" y "no
olvidar la lucha de clases" Mao sostuvo que su
aplicación no necesariamente debería provenir de
las estructuras del partido; que actuarían en su impulso
fundamental las fuerzas extra partidarias que confluyeran en la
lucha antiburocrática, las que modificarían la
relación interna y la composición de los sectores
dentro del partido.

Se alentaba desde el Movimiento de Educación
Socialista
a modificar la política del gobierno de
profesionalización de la dirección
administrativa, al pretender aplicar la dirección
conjunta de cuadros, técnicos y trabajadores.
También, a la participación de los dirigentes en
la actividad productiva directa y, como complemento educativo
necesario, a las sesiones de lectura de
textos escogidos de Mao Zedong escritos en la etapa previa a la
consolidación de la república. Confluían
aquí los factores que generarían la
apreciación de Mao y su pensamiento escrito como los
máximos exponentes regidores del comportamiento
colectivo:

"(…)El movimiento comenzó a adquirir
características casi religiosas en el sentido de
imprimirle a la práctica revolucionaria un sentido
místico (…) en una confianza plena en las capacidades
de las masas, guiadas por el pensamiento de Mao, cuyo culto era
inspirador de grandes acciones y
sacrificios; el libro rojo
de las citas de Mao, compilado por Lin Biao para uso del
ejército y publicado en 1966 para todo el
público, comenzó a ser guía
ideológica y de conducta"
.

Aunque esta apreciación general, propuesta como
un endiosamiento de su figura por el maoísmo desde 1962,
su papel de líder
visionario y dirigente máximo no habría comenzado
en este período. Como lo señala Meisner, al
remarcar observaciones de Edgar Snow:

"(…) La popularización de los escritos de
Mao y la verdadera canonización de su
‘pensamiento’ durante la campaña de
rectificación en los tempranos años 40’s
contribuyó al rápido crecimiento del ‘culto
personal’, y a la percepción de él como un
‘salvador’ y una ‘estrella de
salvación’ que indudablemente fueron reforzados
con la victoria de 1949. Mientras el triunfo revolucionario
sirvió para magnificar su inmenso poder y prestigio
personal, en los tempranos años de la República
Popular él no intentó utilizar ese poder para ir
más allá del partido o el Estado que el mismo
encabezaba —aunque no hubo carencias de públicas
alabanzas sobre la creatividad de su pensamiento y la
sabiduría de su liderazgo".

Por lo tanto podemos considerar que, por sus
coincidencias programáticas como por sus atributos
organizativos, la confluencia de este Movimiento de
Educación Socialista
con la Revolución
Cultural le otorga al primero la categoría de
prólogo de las consecuencias posteriores que
acarrearía el segundo, en cuanto camino de
preparación de las condiciones de cuestionamiento sobre
toda la estructura partidaria y la conmoción popular
provocada por la emergencia de los Guardias Rojos en la vida
política de la nación china.

II
– Gran Revolución Cultural Proletaria (1966 –
1969)

1. Conceptos

El concepto de "revolución cultural" tiene
antecedentes en China en el período premarxista del
comienzo del "Movimiento del 4 de Mayo" de 1919, en que fuera
utilizado por sus intelectuales en su intento
programático de transformación de la cultura y la
cosmovisión de la nación china. La
tradición política marxista-leninista
también lo contiene, al proponer la naciente
revolución rusa después de 1917 una
revolución cultural para sostener los logros y el
espíritu socialista de su transformación
económica. Aunque es necesario destacar que Lenin
confiaba en que esta transformación cultural
sería ardua y gradual y dependiente del crecimiento de
una moderna economía industrial. Mientras que Mao Zedong
sostuvo en general que China podría llegar
rápidamente al socialismo y al comunismo siguiendo un
proceso de revolución continua, con la
precondición esencial de la "proletarización" de
la conciencia del pueblo y no dependiente necesariamente del
avance simultáneo del desarrollo de la estructura
económica.

Desde el período de Yenan hasta el
establecimiento de la República Popular China,
encontraremos el término "revolución cultural"
asociado al discurso de Mao junto con la necesidad de
adoctrinamiento educativo y participación masiva de los
diferentes sectores sociales, al tratar de homologar una forma
de comportamiento general detrás de las premisas de
eliminación total de las influencias perniciosas de
los valores
y las viejas ideas.

En el proceso de identificación de las
líneas generales en la ortodoxia maoísta podemos
comprobar que el sostén práctico de su metodología se sustentó en la
utilización de premisas ideológicas que
previamente pudieran haberse definido por la misma
práctica política. Quiero decir con esto que el
análisis de los hechos históricos desde la
constitución de la República
Popular China revelan que Mao Zedong se caracterizó por
la búsqueda consecuente de un camino propio al
socialismo y al comunismo. En ese sentido, la Revolución
Cultural desde 1966 hasta su desmovilización paulatina
comenzada en 1969 intentó consolidar ciertos objetivos
básicos sobre la dirección partidaria y estatal
de China, para un rápido desarrollo de su
economía basado aparentemente en el voluntarismo y
espontaneísmo de las masas. Es decir, con un supuesto
bajo nivel de planificación previo.

Esto le dio trascendencia en el plano internacional
para influir sobre la dirección de los partidos
comunistas y los movimientos de liberación nacional de
cada país. Al mismo tiempo que pudo desarrollar su
autonomía estratégica para mantener un
reconocimiento internacional independiente de la influencia de
la Unión Soviética.

2. Objetivos

El Movimiento de Educación Socialista de
1962 proveyó las bases metodológicas que
serían concretadas por la Revolución Cultural
desde 1966. Éstas se destacan por el empleo de
determinadas consignas para la formación doctrinaria
socialista, y el logro de determinados objetivos organizativos.
Podemos citar el empleo reiterado por parte de Mao de frases
que promueven:

  1. "siempre servir al pueblo";
  2. "recordar a Norman Bethune" (médico canadiense
    que ayudó a formar los primeros cuerpos
    paramédicos durante la lucha antijaponesa y
    década de los 30’, y murió en
    China);
  3. "el ejemplo del viejo tonto que removió la
    montaña".
  4. "aprender del Ejército Popular de
    Liberación", en su total dedicación, pureza
    ideológica, personal desprendimiento e igualdad de
    trato. Con lo que el ejército pasó a ser el tutor
    de las masas.
  5. "la importancia de la labor manual"; cuadros
    políticos, profesores, estudiantes, empleados y miembros
    del partido debieron aprender de las masas campesinas en su
    labor manual.
  6. "la educación para todos"; combinada
    ésta con el trabajo productivo y la puesta en
    práctica de las ideas.
  7. "la cultura proletaria", para suplantar la vieja
    cultura en el arte y la
    enseñanza.
  8. "la restauración del colectivismo"; los
    campesinos pobres y medios fueron movilizados para generar un
    espíritu colectivista.
  9. "en agricultura aprender de Dachai".

Es comprensible entonces que el principal objetivo de
Mao Zedong y sus seguidores fuera la participación
masiva de la población china para obligar a producir
cambios sustanciales en la composición de la
dirección partidaria y del aparato administrativo del
Estado, dejando a su figura como única e inconmovible en
el papel de líder indiscutido. El otro objetivo en
consonancia con el primero fue la restauración de la
participación del ejército en la dirección
de la planificación económica, en los organismos
de dirección del Partido Comunista Chino (en adelante
PCCh) y en la organización de la población para
la actividad política y productiva.

2.1. Complicaciones en su
implementación

Consideramos que a Mao Zedong, al proclamar como
banderas principios e ideales que lo trascienden, no le fue
posible llegar a controlar a todas las fuerzas sociales y
políticas que se desarrollaron a partir de la propia
Revolución Cultural. En los diez años
transcurridos entre 1966 y 1976, todos sus promotores
originales desaparecieron detrás de resultados
económicos y organizativos desastrosos e infortunados
para su población.

Nos preguntamos entonces:

¿Por qué Mao prefirió lanzar a
las masas juveniles a las calles, sobre las fábricas y
las comunas populares, implementando un inédito
mecanismo de presión externa sobre las direcciones
locales partidarias y administrativas, siendo que por su
experiencia política gubernamental sabía de la
necesidad del mantenimiento del centralismo democrático
en cada una de esas organizaciones?

De esa forma, movilizó a la juventud
estudiantil sobre todo hacia este proceso de masas altamente
corrosivo de los hábitos y estructuras establecidas
hasta entonces. Bajo esta coacción, los sectores obreros
y, en menor medida, los campesinos ligados a la
producción comenzaron a definir necesariamente su
posición en uno u otro sentido, pero ellos en general no
serían el eje de la dirección impulsora del
movimiento antiburocrático. Coincidente con esto, la
"teoría leninista" de dirección partidaria se vio
altamente comprometida ante la realidad, siendo que el
Ejército Popular de Liberación (en adelante EPL)
pasó a ser la única estructura autoritaria capaz
de definir los acontecimientos.

¿Por qué se promovieron los masivos
actos revolucionarios bajo el ejemplo de la Comuna de
París de 1871, cuando su adopción
en Shanghai fue abortada por el propio Mao?

¿Por qué no se dio una
explicación coherente a la promoción a segundo
lugar jerárquico de Lin Biao, seguida luego con su
desaparición y muerte en el supuesto intento de huida
anunciada dos años después?

¿Por qué se utilizaron permanentemente a
los intelectuales como creadores de la potencialidad
contestataria antiburocrática, para pasar luego a su
encarcelamiento y juzgamiento humillante? La Revolución
Cultural apeló a los intelectuales para que participaran
contra la tiranía burocrática del partido y el
Estado, pero éstos terminaron siendo víctimas
inevitables al estandarizarse el comportamiento cultural.
Asimismo, las clases trabajadoras de las ciudades fueron
llamadas para su participación, pero antes de que la
Revolución Cultural concluyera sus organizaciones
serían disueltas.

Además, la Revolución Cultural comienza
con sus líderes proclamando la democracia popular, pero
subordinando a las masas al pensamiento y la persona de Mao
Zedong. Es decir, se ataca a las llamadas "cuatro viejas"
(viejas ideas, viejas costumbres y hábitos, viejas
relaciones e influencias de la China feudal), y esto es
reemplazado por el culto a la figura de Mao. El movimiento se
anuncia como una guerra contra los privilegios y la
opresión burocrática, pero pronto queda bajo la
dirección del EPL, que es el organismo más
jerarquizado burocráticamente de todo el aparato del
Estado.

Los estudios posteriores sobre la Revolución
Cultural han revelado variadas instancias sobre la lucha entre
las facciones que claramente se diferenciaron, a medida que su
aplicación comenzaba a crear condiciones y resultados
que facilitaron un clima de anarquía y guerra civil, y
hasta sospechas de intentos de desmembramiento territorial. De
todas maneras resulta innegable que Mao Zedong fue su promotor
ideológico máximo y a la vez quien consintiera
junto con los máximos dirigentes del PCCh en darla por
finalizada en 1969, ante los claros resultados de desajuste
social, catástrofe económica y descrédito
de los organismos administrativos y partidarios. No obstante,
sus seguidores inmediatos siguieron manejando espacios de poder
que no permitieron homogeneizar la dirección
política para facilitar el equilibrio y la
recuperación económica en forma
estable.

2.2. Acontecimientos centrales

Con anterioridad y en relación con el
desarrollo del cuestionamiento a Mao en cuanto a la
dirección del proceso económico, la nueva
Constitución de 1956 aprobada en primera instancia por
el Comité Central del PCCh había omitido citar
como fundamento ideológico al "pensamiento Mao Zedong",
y Liu Shaoqi remarcó en esa ocasión la
importancia de mantener la igualdad disciplinaria por parte de
todos los cuadros políticos, al declarar: "(…) el
camarada Mao es el líder partidario, pero él
también obedece al partido".
Como derivación
inevitable del período, en el plenario del PCCh que se
reunió en Wuhan en diciembre de 1958, Mao debió
declinar su posición de jefe de Estado ante Liu
Shaoqi.

Dos líneas políticas y
económicas, también ideológicas,
comenzaron a perfilarse públicamente con vehemencia,
definidas ambas en las figuras de estos dos líderes
originarios de la provincia de Hunan: Liu y Mao. Este
último se dedicará a implementar su vieja idea de
educación y participación revolucionaria
permanente de las masas, ante lo que considera el avance sobre
los organismos de dirección de una perniciosa
ideología pequeño burguesa arraigada desde la
tradición de pequeños productores campesinos de
los habitantes de China. Sin considerar los peligros de su
implementación en forma masiva que lo llevaron a imponer
su plan del Gran Salto Adelante que posteriormente
tendría su manifestación de desastre
político con la Gran Revolución Cultural
Proletaria, para oponerse al 2º. Plan Quinquenal propuesto
por los seguidores de Liu.

Detrás de los antecedentes de las
campañas educativas y rectificadoras del pensamiento
socialista, que consideramos en otro capítulo anterior,
se esconde un profundo enfrentamiento interno dentro del
Comité Central del PC Chino. Este comenzará a
definirse cuando desde 1965 Mao se dedicó al
reordenamiento del EPL, ante lo que considera su
burocratización. Bajo consignas y métodos
soviéticos desde 1955, con Peng Dehuai como jefe, el
ejército se fue profesionalizado, pasando a registrar
una serie de categorías distintivas con variados tipos
de uniforme, diferenciaciones en los pagos y en las
regulaciones internas, y el uso de academias militares
también diferenciadas, que habían transformado la
camaradería entre oficiales y soldados.

De esta manera, desde mayo de 1965 fueron abolidos
determinados rangos evitando la distinción entre los
uniformes y las insignias, lo que provocó cierta
oposición capitalizada por los seguidores de Liu Shaoqi.
La doctrina de la superioridad del hombre de armas fue
revivida y su anterior jefe atacado con virulencia como un
enemigo por el propio Mao. Es que el EPL fue en todo momento la
base de apoyo fundamental de éste para lanzar su
Revolución Cultural. De hecho, el diario del EPL
será utilizado plenamente por él en todo el
transcurso del movimiento cultural.

A finales de mayo de 1966 hicieron su aparición
los Guardias Rojos, al comenzar a atacar con
dazibao´s (carteles murales) a los que
consideraban "burgueses revisionistas" en referencia a los
seguidores de Peng Zhen, alcalde de Beijing y jefe del "Grupo
de los cinco" (Peng lo dirigía, y su objetivo era la
promoción de la Revolución Cultural, pero
éste optó por delimitar sus alcances al someter
su reconocimiento a un tratamiento ideológico y
académico), y Lo Juiching, a cargo del Estado Mayor del
EPL. Éstos, coincidentes en líneas generales con
la posición moderada de Liu Shaoqi, eran los voceros
críticos a las reformas maoístas efectuadas en el
ejército y a su compromiso ideológico y
organizativo con el proceso de masas.

Al mismo tiempo, Mao fue tomando preventivamente con
soldados las sedes del Diario del Pueblo, de la agencia
de noticias
Nueva China y de Radio
Pekín. Además, para demostrar al país la
continuidad de su liderazgo a sus 72 años, el 16 de
julio de 1966 nada 13 kilómetros en las aguas del
río Yangtse, durante 65 minutos, seguido por una
multitud de jóvenes que lo aclamaban. Este hecho
será glorificado al extremo en posters conmemorativos
que fueron utilizados, como es lógico,
políticamente.

El 28 de julio Mao, su esposa Jiang Qing y el Ministro
de Defensa y jefe máximo del Ejército Popular de
Liberación Lin Biao regresaron a Beijing para participar
en la Vigésimo primera reunión plenaria del VIII
Comité Central partidario, que el 8 de agosto
apruebó la "Declaración de los 16 puntos",
conocida también como "Decisión del Comité
Central del Partido comunista de China sobre la Gran
Revolución Cultural Proletaria", que es considerado el
documento guía de esta movilización
(Pekín Informa, 17 de agosto de 1966). Esta
reunión decide excluir de su seno a muchos integrantes
críticos al movimiento cultural que se inicia, lugares
de dirección que serán ocupados por los
seguidores de Mao Zedong.

El documento analiza la necesidad del enfrentamiento a
quienes, desde el PCCH, "desarrollan actividades para volver al
camino capitalista" y señala el combate impostergable a
establecer contra "los cuatro viejos" (viejas ideas, vieja
cultura, viejas costumbres y hábitos "en el camino de la
explotación de clases y corrupción de las masas"), remarcando "no
olvidar nunca la lucha de clases". En alusión creciente
a aquellos que, desde la dirección del partido y
la
administración del Estado, y siendo críticos
con los lineamientos maoístas, buscaban un desarrollo
económico basado en la profesionalización y las
normas de crecimiento industrial semejantes a las
soviéticas.

Se señala en el documento la necesidad de la
movilización de masas y una transformación audaz
del sistema educativo para acortar el tiempo de estudio con
menos y mejores asignaturas para que la educación
pudiera ser usada inmediatamente en apoyo de la política
proletaria, en relación directa con el trabajo
productivo. Textos de Mao como: "Sobre el tratamiento correcto
de las contradicciones en el seno del pueblo", "Acerca de
algunos problemas de los métodos de dirección",
"Métodos de trabajo en los comités del partido" y
otros, son señalados como fundamentales para la
formación ideológica de la juventud y el
pueblo.

El 18 de Agosto de 1966 se dio inicio a una serie de 9
gigantescas manifestaciones (en total más de 12 millones
de personas) que sacudirían a Beijing. Ese día se
reunieron en la Plaza Tian Anmen más de 1 millón
de jóvenes Guardias Rojos, en su mayoría
estudiantes y soldados, alrededor de la figura central de Mao,
acompañado por altos dirigentes del movimiento como
Jiang Qing, Zhou Enlai, Chen Boda y Lin Biao, el militar
considerado "el más cercano camarada de armas de Mao" y
su posible sucesor. Al efecto todos estaban vestidos con
uniformes militares, destacando este hecho la enorme
implicancia del ejército en el lanzamiento de la
movilización.

También estaba presente Liu Shaoqi pero, como
es clásico en la aparición pública de los
funcionarios de estas estructuras partidarias y del Estado, al
ser relegado radicalmente en su importancia aparecía
mucho más atrás que todos los nombrados
anteriormente. Se dio inicio oficial así a la
Revolución Cultural.

Después de esta gigantesca manifestación
y de las que se formarían posteriormente, los
jóvenes pasaban a dispersarse dentro del país, en
un simulacro conmemorativo de la Larga Marcha, para transmitir
a las masas provinciales su espíritu revolucionario y
antiburocrático "contra el resurgimiento del
capitalismo". Para unificar su accionar se habían
impreso millones de ejemplares del Libro Rojo, que
contenía las reglas de conducta ética y
política compiladas como "Citas del presidente Mao" por
Lin Biao, a partir de los escritos doctrinarios de
aquél.

A partir de aquí se intentó encuadrar el
accionar de los Guardias Rojos en un marco de directivas que no
permiten dudas sobre quién dirigía el proceso. En
un accionar inicial que pudiera recordar una operación
de guerrilla, con ataques y pausas, destrucción y
consolidación, se trata de asegurar el control de las
masas medias centrando el ataque sobre los responsables de
propaganda
del Comité Central partidario en Beijing. Sus blancos
eventuales, Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, jefe de Estado y
secretario general del PCCh respectivamente, quienes trataron
en principio de generar un debilitamiento del enfrentamiento
inevitable pero que a comienzos de 1967 serán acusados
de no fomentar, desviar e impedir el desarrollo de la
Revolución Cultural.

En un clima de ataque indiscriminado a los que
poseyeran libros
extranjeros, o usaran vestimenta o zapatos de tipo occidental o
hasta cortes de cabello de estilo no chino, y sobre todo lo que
hiciera recordar el pasado cultural del país, casas
particulares y oficinas fueron invadidas por los Guardias Rojos
en las principales ciudades, creando condiciones de
enfrentamiento que cobraron sus primeras víctimas. En
noviembre comienza la crítica con epítetos
humillantes contra el presidente Liu y su esposa Wang Guangmei,
el planificador económico Bo Yibo y el secretario
general del PCCh Deng Xiaoping. Al mes siguiente los
trabajadores fabriles comenzaron a participar al reorganizar en
sus lugares de trabajo la administración y la
planificación productiva.

En enero de 1967, Mao escala la
movilización dirigida desde ese momento contra la propia
estructura partidaria, incitando a las masas a "tomar el poder
siguiendo el ejemplo de la Comuna de París de 1871".
Pero a finales de ese mes se decide la participación
directa del ejército en las movilizaciones, ante el
clima de descontrol que se comenzaba a percibir ante su
ampliación a todo el país.

2.3. Los Guardias Rojos

En febrero de ese año, las calles de las
principales ciudades chinas presentan un cuadro nunca visto.
Los dazibao´s empapelan toda superficie donde
éstos puedan ser pegados y leídos por los
transeúntes. Sobre las paredes, ventanas, postes de
alumbrado y hasta colgados apropiadamente cruzando la calle,
los carteles conforman un nuevo espectáculo de plena
participación popular.

Con grandes caracteres y caricaturas o dibujos
alusivos, todo aquel que se considera Guardia Rojo o con el
simple derecho a expresar su opinión, generalmente
crítica, son señaladas aquellas personas que
teniendo algún cargo partidario o administrativo, o que
formando parte de alguna estructura gubernativa o educativa se
encuentra cuestionado por su accionar privilegiado, autoritario
o burocrático. Los eslogan generalmente tienen como
destinatarios predilectos desde comienzos de 1967 a las figuras
del presidente Liu Shaoqi, la de su esposa, Deng Xiaoping y la
de aquellos dirigentes estatales poco inclinados a favorecer
las movilizaciones, como Tao Chu o el general Chen Yi, y una
larga lista de diferentes ministros y altos funcionarios. La
creatividad expresiva encuentra simbologías altamente
descriptivas para la psicología del
ciudadano medio. Así, por ejemplo, una caricatura
mostraba a Liu Shaoqi en una sesión de rayos X, que
sobresaltaban su figura en negro. Color estimado
en China como símbolo del mal, del cual el
"revisionismo" sería su expresión
superior.

Unido a esto, las manifestaciones multitudinarias de
Guardias Rojos acompañan su paso al son de tambores, y
camiones con altoparlantes dan a conocer las diferentes
declaraciones e informes
provenientes de los organismos de masas. Un clima de evidente
efervescencia popular tomó las calles de las ciudades
principales, y con ello el orden social se encuentra
convulsionado en perjuicio de los organismos de control. Las
actividades de los Guardias Rojos se ven comprometidas al ser
sometidas a confrontaciones violentas entre grupos cuya
rivalidad representa su vinculación organizativa a
diferentes sectores y clases sociales.

Debemos considerar los diversos intereses de los
grupos organizados como tales, cuyos extremos estuvieron
vinculados a las posturas radicales y conservadoras, pero sin
olvidar la formación de grupos intermedios que
planteaban alternativas contra todo tipo de burocracia, mala o
buena, y que aprovecharon la ocasión para manifestarse y
organizarse en forma independiente, creando la lógica preocupación de quienes
trataban de encuadrar su accionar detrás de sus propios
fines políticos.

Los Guardias Rojos de Beijing fueron exhortados en
reiteradas oportunidades desde el Comité de
dirección de la Revolución Cultural a no emplear
la fuerza y a no interferir en las actividades productivas de
los trabajadores fabriles y el campesinado.

Al mismo tiempo que se hizo un llamado de
atención contra los indiscriminados ataques a la
estructuras partidarias y administrativas provinciales. Pero la
incidencia de estos enfrentamientos nos hace valorar el cuadro
de proveniencia social de los componentes de cada grupo de
Guardias Rojos. Así, el fraccionalismo violento se vio
exacerbado por los diferentes orígenes, sino de clase
social al menos en cuanto a las actividades económicas
de los padres de estos jóvenes. Por ejemplo, aquellos
que habían tratado de encontrar oportunidades de estudio
y de trabajo en las ciudades, y que fueron rechazados o
ignorados para el logro de un trabajo o puesto de estudio,
fueron los que demostraron destacada beligerancia contra la
estructura partidaria y administrativa, especialmente contra
los hijos de los cuadros del partido o el ejército que
gozaban siempre de un estatus preferencial en el acceso a
escuelas secundarias y universidades. Éstos eran los
más radicales de todos los Guardias Rojos. Y es probable
que al regresar a sus pueblos para aplicar las directivas de la
Revolución Cultural, pusieran en juego un
revanchismo difícil de ocultar por la rapidez de los
acontecimientos.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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