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La vida en la Revolución Francesa (página 2)




Enviado por Martin Villagra



Partes: 1, 2

LOS ILUSTRADOS.

Voltaire (1694-1778), escritor y filósofo
francés que figura entre los principales representantes de
la
Ilustración. Fue el critico más implacable del
antiguo régimen, y el más grande demoledor de la
estructura
tradicional de Europa.

François Marie Atouet nació en
París, el 21 de noviembre de 1694, hijo de un notario y a
partir de 1718 adoptó definitivamente el nombre de
Voltaire.
Estudió con los jesuitas en el
colegio Louis-le-Grand.

En su juventud fue
encerrado, dos veces en la prisión de Estado,
llamada La Bastilla. Estuvo en Inglaterra, donde
trabó relación con políticos y escritores, y
observo la
organización institucional del país. En 1734,
al regresar a Francia,
publico las Cartas
filosóficas o Cartas sobre los ingleses, en las que
exponía la teoría
de Locke y el régimen liberal ingles, atacando en ellas la
autoridad
absoluta y despótica del rey de Francia y la intolerancia
religiosa. Esta publicación le valió un nuevo
proceso y una
nueva condena, de la que se salvo huyendo de Francia.

Mas tarde, Federico II de Prusia (gran representante de
la ilustración) lo colmo de honores, y a los
sesenta años, por diferencias con el rey, se instalo en
una magnifica propiedad, en
Ferney, en la frontera
francosuiza, donde trabajó por las nuevas
ideas.

Voltaire reclamaba la supresión de los
privilegios, de la censura, de la arbitrariedad, la intolerancia
y del despotismo. Era partidario de la monarquía, pro limitada por los derechos de los ciudadanos,
esclarecida por las luces de la razón y fecundada por una
amplia tolerancia
religiosa.

Voltaire sostenía la creencia en un Dios animador
del mundo y de la Naturaleza, y
en la inmortalidad del alma, y negaba
todo lo que no fuera comprensible por la razón.
Atacó, particularmente, a la Iglesia
católica.

Estos hombres empezaron por demoler todos los pilares
ideológicos de la sociedad, y
por eso atacaron primero, y con la vigorosa fuerza de
Voltaire, a las instituciones
religiosas tradicionales, la Iglesia. Pero una vez que esta
estuvo de rodillas se abalanzaron sobre la presa más
codiciada: la monarquía. Aquí se destacaron:
John Locke,
Juan Jacobo Rosseau y el barón de Montesquieu.

Charles-Louis de Montesquieu (1689-1755),
escritor y jurista francés nacido en el castillo de La
Brède.

Estudió en la Escuela de
Oratoria de
Juilly y posteriormente en Burdeos. En 1714 se convirtió
en consejero del Parlamento de Burdeos, del que fue presidente
entre 1716 y 1728. Montesquieu destacó por primera vez
como escritor con sus Cartas persas (1721). En esta obra,
mediante el recurso de la relación epistolar entre dos
aristócratas persas de viaje por Europa, Montesquieu hace
una sátira de los políticos franceses de su
tiempo,
así como de las condiciones sociales, los asuntos
eclesiásticos y la literatura de la
época. El libro
adquirió rápidamente una enorme
popularidad.

Fue una de las primeras obras de la Ilustración,
que, con su crítica
a las instituciones francesas durante la monarquía de la
Casa de Borbón, ya anunciaba el germen de la Revolución
Francesa. La fama que adquirió Montesquieu con
ésta le abrió las puertas de la Academia Francesa
en 1728. Su segunda obra sobresaliente fue Consideraciones sobre
las causas de la grandeza y decadencia de los romanos (1734), una
de las primeras obras importantes en la Filosofía de la
historia.

Viajó después por Europa, y residió
más de dos años en Inglaterra, donde estudió
es sistema
gubernativo ingles. Su obra capital es
El espíritu de las leyes (1748), que figura entre
las tres obras principales de la Teoría política. En ella el
autor analiza las tres principales formas de
gobierno (república, monarquía y despotismo) y
establece las relaciones que existen entre las áreas
geográficas y climáticas y las circunstancias
generales y las formas de gobierno que se
producen. Se ocupó de la naturaleza y funcionamiento de
las instituciones políticas.

Expuso y critico las formas de gobierno, afirmando que
en todas ellas puede surgir el despotismo como consecuencia de la
concentración de poderes en manos de un solo hombre o de
una sola Asamblea. Para evitarlo y garantizar la libertad
política sostuvo que debían separarse las funciones
esenciales del gobierno, legislar, ejecutar, y juzgar,
atribuyéndolas a tres poderes distintos: legislativo,
ejecutivo y judicial, respectivamente. Esta división de
poderes era la causa fundamental de que el rey ingles no pudiera
hacer mal, porque su poder
ejecutivo estaba vigilado y limitado por el poder
legislativo del Parlamento y por el poder judicial de
los tribunales de justicia.
Logrando garantizar los derechos y las libertades
individuales

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778),
filósofo, teórico político y social,
músico y botánico francés, uno de los
escritores más elocuentes de la
Ilustración.

De nacionalidad
suiza, procedía de una familia de
artesanos de Ginebra. En su infancia y en
su adolescencia
lucho con la miseria, y no pudo instruirse metódicamente.
Amaba la naturaleza. Era de temperamento sensible, de carácter vanidoso y rebelde, contrario a
toda autoridad.

Sus obras fueron el alegato más eficaz a favor de
las nuevas ideas. En 1750 ganó el premio de la Academia de
Dijon por su Discurso sobre
las ciencias y las
artes en que sostuvo que era necesario volver a lo que llamaba
el estado de
naturaleza, pues en él, el hombre era
feliz y bueno y, en 1752, fue interpretada por primera vez su
ópera El sabio del pueblo. Tanto en las obras anteriores,
como en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los
hombres (1755), expuso la teoría que defendía que
la ciencia, el
arte y las
instituciones sociales han corrompido a la humanidad, y
según la cual el estado natural, o primitivo, es superior
en el plano moral al
estado civilizado. Su célebre aserto: "Todo es perfecto al
salir de las manos del Creador y todo degenera en manos de los
hombres", y la retórica persuasiva de estos escritos
provocaron comentarios burlones por parte de Voltaire, quien
atacó las opiniones de Rousseau y
suscitó una eterna enemistad entre ambos filósofos franceses.

Sus principales obras fueron: una novela, La nueva
Eloisa; un tratado de pedagogía, el Emilio, y su famoso ensato
político, el Contrato Social
(1762).

Rousseau sostenía que en el estado de naturaleza,
los hombres disfrutaban de iguales derechos y vivían en
plena libertad. Los hombres pasaron del estado de naturaleza al
de sociedad por medio de un acuerdo llamado el contrato social
en que todos participaron por igual. Tal fue el origen de la
sociedad y del gobierno. En consecuencia, todos los hombres deben
ser iguales –si bien delegan en algunos la función de
gobernar- y la fuente de la soberanía es el pueblo. Con esta obra
contribuyó a la posterior fundamentación y base
ideológica de la Revolución
Francesa, al defender la supremacía de la voluntad popular
frente al derecho divino..

Llegó a ser íntimo amigo del
filósofo francés Denis Diderot, quien le
encargó escribir determinados artículos sobre
música
para la Enciclopedia.

John Locke (1632-1704), pensador inglés,
máximo representante de la doctrina filosófica del
empirismo.

El empirismo de Locke hizo hincapié en la
importancia de la experiencia de los sentidos en
la búsqueda del conocimiento
en vez de la especulación intuitiva o la
deducción

Locke criticó en sus dos Tratados sobre el
gobierno civil (1690) la teoría del derecho divino de los
reyes y la naturaleza del Estado tal y como fue concebido por el
filósofo y teórico político inglés
Thomas Hobbes.
Afirmaba que la soberanía no reside en el Estado sino en
la población, y que el Estado es supremo pero
sólo si respeta la ley civil y la
ley natural. Mantuvo más tarde que la revolución no
sólo era un derecho, sino, a menudo, una
obligación, y abogó por un sistema de control y
equilibrio en
el gobierno, que tenía que tener tres ramas, siendo el
poder
legislativo más importante que el ejecutivo o el judicial.
También creía en la libertad religiosa y en la
separación de la Iglesia y el Estado.

Otro importante personaje que si bien era estadounidense
tuvo importantes influencias en Francia, este es Benjamin
Franklin
(1706-1790), filósofo, político y
científico estadounidense, cuya contribución a la
causa de la guerra de la
Independencia
estadounidense y gobierno federal instaurado tras la misma le
situaron entre los más grandes estadistas del país.
En 1775 Franklin viajó a Canadá para conseguir su
apoyo y cooperación en la guerra en favor de las colonias.
A su regreso fue uno de los cinco miembros del comité
designado para redactar la Declaración de Independencia.
En septiembre del mismo año fue elegido como delegado para
conseguir la ayuda económica de Francia. Superando la
virulenta oposición del ministro de Finanzas
francés Jacques Necker logró obtener sustanciosas
concesiones y préstamos de Luis XVI de Francia, gracias al
prestigio que tenía en este país como
científico, y a la integridad e ingenio que
desplegó durante las negociaciones. Como dignatario de una
de las más distinguidas logias masónicas de
Francia, Franklin tuvo oportunidad de conocer a muchos personajes
que posteriormente se convirtieron en figuras destacadas de la
Revolución Francesa, sobre cuyo pensamiento
político ejerció una gran influencia pese a
oponerse a los cambios por medio de la violencia.

PENSAMIENTO ECONÓMICO

Pero si las ideas políticas cambiaban
notablemente, otorgándole al pueblo un papel que hasta
entonces nunca antes había tenido; en lo referido a las
ideas económicas los cambios también fueron
notables. Hasta ahora la economía Europea era
atrasada, si bien la burguesía y el comercio que
tal clase
desarrollaba, progresó notablemente con respecto a la
época medieval; pero también es necesario decir que
la libertad burguesa para transformar con sentido lucrativo la
naturaleza, estaba muy condicionada. Los reyes para dotar sus
enormes presupuestos
recurrían al recurso tradicional, los impuestos, y es
obvio decirlo que estos afectaban notablemente a la clase
burguesa.

La economía de la Europa moderna se sentó
solidamente sobre dos principios
básicos: quien dirige y controla el devenir
económico es el Estado; y la base de la riqueza es la
acumulación de dinero
metálico, se le conoció con el nombre de mercantilismo.
Para esta teoría la base del comercio era el intercambio
de productos, es
decir el comercio
internacional; siempre produciendo ganancia para el Estado,
las exportaciones
siempre debían ser mayores a las importaciones.

En un principio el mercantilismo les atrajo a los
burgueses, pero con el tiempo las intromisiones del Estado en la
economía y las trabas monopolicas impuestas por este
empezaron a afectarlos y a disgustarlos. Entonces comenzaron a
surgir nuevas ideas económicas, las de los
fisiócratas y la de los liberales.

La fisiocracia tuvo por dirigentes a los
franceses Quesnay y Gournay.

Quesnay (1694-1774) sostuvo que Dios había
establecido leyes naturales y
perfectas, que regulaban toda la economía, la que por ello
debía disfrutar de libertad. Agrego que la verdadera
fuente de riqueza era la tierra, y
que, por consiguiente, la única actividad que realmente
crea riquezas es la agricultura.
Gournay (1712-1759) agrego que, además de la tierra
existía otra importante fuente de riqueza: la industria.
Propugno la supresión de las corporaciones y de los
reglamentos, para lograr la libertad de la producción, así como la
supresión de las prohibiciones y de los monopolios, para
obtener la libertad de vender y comprar. Planeo la reforma
fiscal, por la
cual se establecía un impuesto sobre la
tierra, cualquiera fuese su dueño.

El liberalismo nace de la mano de Adam Smith
(1723-1790), economista y filósofo británico, cuyo
famoso tratado Investigación sobre la naturaleza y causas
de la riqueza de las naciones, más conocida por su nombre
abreviado de La riqueza de las naciones (1776), constituyó
el primer intento de analizar los factores determinantes de la
formación de capital y el desarrollo
histórico de la industria y el comercio entre los
países europeos, lo que permitió crear la base de
la moderna ciencia de la economía.

En La riqueza de las naciones, Smith realizó un
profundo análisis de los procesos de
creación y distribución de la riqueza. Demostró
que la fuente fundamental de todos los ingresos,
así como la forma en que se distribuye la riqueza, radica
en la diferenciación entre la renta, los salarios y los
beneficios o ganancias. La tesis central
de este escrito es que la mejor forma de emplear el capital en la
producción y distribución de la riqueza es aquella
en la que no interviene el gobierno, es decir, en condiciones de
laissez-faire y de librecambio. Según Smith, la
producción y el intercambio de bienes
aumenta, y por lo tanto también se eleva el nivel de vida
de la población, si el empresario
privado, tanto industrial como comercial, puede actuar en
libertad mediante una regulación y un control
gubernamental mínimos. Para defender este concepto de un
gobierno no intervencionista, Smith estableció el
principio de la "mano invisible": al buscar satisfacer sus
propios intereses, todos los individuos son conducidos por una
"mano invisible" que permite alcanzar el mejor objetivo
social posible. Por ello, cualquier interferencia en la competencia entre
los individuos por parte del gobierno será
perjudicial.

Ambas ideologías tenían un punto en
común el rechazo de la participación del Estado en
la economía y el querer la plena y total libertad para el
desarrollo privado de la economía; sin embargo
diferían, para la fisiocracia la base de la riqueza de un
estado era el trabajo de
la tierra y para los liberales el libre
comercio.

LA
REVOLUCIÓN

LOS ESTADOS GENERALES

Desde 1785, cuando Jacobo Necker debió dejar el
Gobierno, y hasta 1788, Francia decayó notablemente en
todos sus aspectos; las finanzas del Estado y la sensación
generalizada de desgobierno llevaron al Rey a convocar nuevamente
al economista desplazado para en serio empezara la gran reforma.
Necker acepto gustoso el desafio, si bien sabia que para llevar
adelante sus ideas, y con éxito,
necesitaba del apoyo incondicional de todas las instituciones del
Estado. Para ello, y con el apoyo del Rey, se convocaron a los
Estados Generales, que en Francia era la institución en la
cual estaban representados todos los estamentos sociales del
país, y que de acuerdo a la tradición era la cara
visible de todo el pueblo, la cual estaba olvidada por los reyes
desde el año 1614.

Luis XVI convoco a los Estados Generales, e incluso hizo
una gran concesión, al otorgarle al Estado Llano o Tercer
Estado el doble de representación; ya que Necker le
había sugerido al rey el llamado decreto de
desdoblamiento del tercer estado. Cabe aclarar que los
Estados Generales de Francia se conformaban de una manera muy
particular e injusta, ya que aquí estaba representado el
país de acuerdo a los tres grupos
sociales existentes. Cada uno de estos tres ordenes sociales
aportaban trescientos miembros, deliberando cada estado por
separado; pero a la hora de la votación cada grupo o estado
tenia un voto, con lo cual sumados el voto de los clérigos
y el de la nobleza (compartían su punto de vista) se
imponían dos a uno al voto de la burguesía. Por
eso, cuando Luis XVI le dio el doble de representación al
Tercer Estado la situación era la misma.

Este debate se
prolongo varios días, y como no se llegaba a un consenso,
los Estados Generales empezaron a deliberar de acuerdo a la
tradición; redactando cada grupo sus peticiones y reformas
en documentos
llamados cuadernos para ser expuestas ante el rey en las
sesiones. Las peticiones contenían propuestas de los
más variados temas, todos los ordenes coincidían en
la necesidad de una Constitución que garantizase la libertad
individual y la libertad de pensamiento; que definiese los
derechos del rey y de la nación,
y que terminase con el absolutismo y
la arbitrariedad; también pedían la convocatoria
regular de los Estados Generales, para preparar las leyes y votar
los impuestos.

El 5 de mayo de 1789 se celebraron en Versalles su
sesión inaugural en un ambiente de
entusiasmo, que se disipó cuando el rey leyó el
discurso de apertura en el que advirtió que solo
debían reorganizar las finanzas del reino, y que estaba
dispuesto a defender la plenitud de su autoridad real.

Terminada la sesión, el Tercer Estado invito a
los otros ordenes a reunirse en una sola Asamblea lo que
implicaba aceptar la solución del voto por cabeza. Los
nobles rechazaron el pedido; el clero no lo aceptó, pero
tampoco lo rechazo en forma terminante.

Después de cinco semanas de negociaciones, el
Tercer Estado advirtió a los otros que, si no se
resolvían a sesionar juntos, iniciaría las
deliberaciones con sus solos componentes. Muchos representantes
del clero, especialmente el bajo clero, se incorporaron al Tercer
Estado, e impulsados por el religioso Sieyes el 17 de junio se
constituyeron en Asamblea Nacional, alegando que ellos solos
representaban al 96% de la nación.
A continuación proclamaron "ilegales y nulas todas las
contribuciones que no hubiesen sido consentidas expresamente por
la nación, autorizando provisionalmente el cobro de los
impuestos existentes y colocando a los acreedores del Estado bajo
la garantía de la nación francesa". Este fue el
primer acto revolucionario.

El rey cerro el salón en que se sesionaba, pero
sus miembros se reunieron en un frontón vecino, conocido
como Cancha de Pelota, donde el 20 de junio de 1789, juraron
solemnemente "no separarse nunca y reunirse donde las
circunstancias lo exigiesen, hasta que se estableciera la
Constitución del Reino.

Pero el rey y los miembros más importantes del
clero y la nobleza se aliaron para derrotar el intento
constitucionalista. Luis ordenó el cierre de todo tipo de
establecimiento donde se sesionara en conjunto; la
reacción burguesa no se hizo esperar, y de la boca de un
destacado noble rebelde, el conde de Mirabeau, la respuesta le
llegó al rey: "Señor, id a decir a vuestro amo que
estamos aquí reunidos por la voluntad del pueblo y que no
saldremos sino por la fuerza de las bayonetas…"Con lo cual el
desafío era abierto y flagrante. La autoridad del rey
absolutista estaba siendo desafiada.

El rey se dirigió en persona a la
"pretendida asamblea Nacional", cuyos actos declaró nulos,
y sostuvo que los tres órdenes debían sesionar por
separado. La Asamblea no acató la
indicación.

Entonces el monarca resolvió que clérigos
y nobles se incorporaran a ella (27 de junio). Poco
después, la Asamblea acordó llamarse Constituyente
reafirmando así su decisión de dar a Francia su
primera Constitución. La monarquía había
sido vencida por la Asamblea, pues el poder real quedaba
virtualmente limitado por el de ésta.

Los revolucionarios fundaron en Versalles una sociedad
política a la moda inglesa, que
se transformó en el Club de los Jacobinos, porque se
reunían en el antiguo y deshabitado convento de ese
nombre.

LA REVOLUCIÓN POPULAR DEL 14 DE JULIO Y EL
FIN DE LA MONARQUÍA

Entre tanto, se preparaba un golpe militar para disolver
la Asamblea mediante mercenarios extranjeros al servicio del
rey. Se disolvería la asamblea, se arrestaría a los
diputados y se saquearía la ciudad. Cuando se supo que el
rey había destituido a Necker, todos creyeron que
comenzaba el golpe militar contrarrevolucionario.

La excitación popular era estimulada por
elocuentes oradores-como el periodista Camilo Desmoulins-, y por
la acción
subrepticia de los partidarios del duque de Orleáns, primo
del rey. El pueblo reunió toda clase de armas, saqueando
armerías y arsenales.

El 14 de julio el pueblo asalto la Bastilla, la
prisión del Estado, y símbolo del absolutismo. Este
edificio antiguo, de la época medieval, era un
castillo-cárcel, donde antiguamente se encerraba a los
opositores políticos; pero el día del asalto solo
se encontraron 7 presos comunes. Mas allá de esta
anécdota, la caída de la Bastilla significa la
destrucción del absolutismo y daba comienzo a la
participación del pueblo en la política
francesa.

El rey cedió entonces. Ordeno el alejamiento de
las tropas extranjeras de Versalles, designo nuevamente a Necker
como ministro y fue a Paris para recibir, de manos del marques de
La Fayette – jefe de la guardia nacional, milicia de
ciudadanos que se había creado en esos días-, el
emblema de la revolución, la escarapela tricolor: con los
colores rojo y
azul, de la ciudad de Paris, y blanco, de la
monarquía.

El 14 de julio salvó a la Revolución,
comprometida por el golpe militar monárquico y dio a la
Asamblea el respaldo de una fuerza hasta entonces desconocida. Se
organizo la guardia nacional en París y se difundió
al interior

También provoco la migración
de príncipes y altos jefes del ejercito. Desencadeno una
revolución agraria y social. Los campesinos en armas
asaltaron castillos y residencias señoriales, buscando los
documentos en que se consignaban los antiguos derechos feudales;
incendiaron los edificios de las oficinas de recaudación
de los impuestos, que tan desconsideradamente les gravaban.
Destruyendo así el régimen feudal.

La asamblea, al saberlo, lo aniquilo legalmente, los
constituyentes declararon "la injusticia de derechos adquiridos
en tiempos de ignorancia y de tinieblas", y dispusieron "la
destrucción completa del régimen feudal", aboliendo
los impuestos, tributos y
tasas propios del régimen.

La Asamblea formuló los principios fundamentales
del nuevo régimen, que fueron consignados el 27 de agosto
de 1789 en la "Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano."Este documento no fija solamente derechos y
libertades para el hombre francés de 1789, sino para todos
los hombres, de todos los tiempos y de todas las regiones del
mundo.

Estableció en primer término, que la
soberanía residía en la nación, de quien
delegaba toda la autoridad. El rey no era mas que un delegado, un
mandatario del pueblo. Este principio tiene sus bases en el
Contrato social de Rousseau y por los redactores de la
constitución norteamericana.

En segundo lugar que el pueblo expresa su voluntad
soberana por medio de la ley, que debía ser la misma para
todos, y a cuya formación tienen derecho a concurrir
todos. En el antiguo régimen, en cambio las
leyes eran distintas según la clase social.

En tercer lugar fue la separación de los poderes
como lo preconizo Montesquieu.

Estableció que los hombres poseen derechos
anteriores al Estado y que el fin de este es garantizarlos. Esos
derechos son naturales, es decir, inherentes a la propia calidad humana;
imprescriptibles, vale decir, que no pueden perderse por efecto
del tiempo; inalienables o que no pueden renunciarse, y sagrados.
Estos derechos naturales son la libertad, la igualdad, la
propiedad, la seguridad, libre
opinión y la resistencia a la
opresión. Entre otras declaraciones del
documento.

El rey demoró más de un mes en aprobar los
decretos que destruían al antiguo régimen. Ante
esta demora se creyó en una contrarrevolución y se
obligó al rey y su corte a instalarse en París.
Luego de aprobados los decretos, la asamblea siguió
sesionando. Resolvió que todos los bienes de la Iglesia
pasaran a poder de la nación, a cambio de lo cual esta se
hizo cargo de los gastos
eclesiásticos. En agosto de 1790 la Constituyente
reorganizó la Iglesia, colocándola bajo el dominio del
Estado por la llamada constitución civil del clero.
Los sacerdotes y obispos eran elegidos sin intervención
del Papa, por mayoría de votos, por los mismos ciudadanos
que sufragaban en las elecciones políticas. El Papa no
acepto esta medida naciendo una fuerte oposición
católica, pues la mayoría de la población
era católica. El Estado obligó al clero a jurar su
adhesión a la nueva organización civil, y solo una reducida
minoría lo hizo. La reforma religiosa provoco
también, una honda reacción en el espíritu
profundamente católico del rey, decidiéndolo a
romper, definitivamente, con la Revolución y huir al
extranjero.

Luis XVI consiguió escapar de Paris con su
familia en junio de 1791, pero fue detenido en la localidad de
Varennes y traído prisionero a París.

LA CONSTITUCIÓN DE 1791. La asamblea
trabajó mas de dos años, en la preparación
de la primera constitución francesa, aprobada en 1791,
constitución moderada, para una monarquía liberal,
al estilo ingles. Se dividió el poder en ejecutivo,
legislativo y judicial. El primero era ejercido por un monarca,
con el título de "rey de los franceses, por la gracia de
Dios y por la voluntad de la nación". Era inviolable e
irresponsable, y nombraba los ministros que habían de
acompañarle en sus tareas. Sancionaba las leyes que votaba
la Asamblea Legislativa, pero en caso de desacuerdo podía
vetarlas. El poder legislativo fue desempeñado por una
sola cámara, la Asamblea Legislativa, compuesta por 745
deputados. El poder judicial fue desempeñado por jueces
elegidos por el pueblo.

Se crearon gobiernos local: las comunas. El sistema
electoral fue censatario, ya que solo podían votar los
llamados ciudadanos activos, que
pagaban ciertas contribuciones. El rey juró solemnemente
acatarla y cumplirla en todos sus detalles ( 14 de septiembre de
1791)

INESTABILIDAD INTERIOR EN FRANCIA

Diversas circunstancias crearon un ambiente desfavorable
para la consolidación de la monarquía
constitucional.

En primer termino el propio rey quien buscó ayuda
extranjera para acabar con la revolución.

En segundo lugar, los nobles difamaron el nuevo
régimen y trataron de conseguir la invasión de
Francia por las fuerzas imperiales.

En tercer lugar, los católicos, indignados con la
constitución civil del clero, se sublevaron en algunas
regiones de Francia.

Por ultimo, los mismos revolucionarios estaban
divididos. Los constitucionales, o fuldenses, sostenían la
aplicación estricta de la Constitución y el
mantenimiento
integral de los poderes del rey. Los jacobinos buscaron reformar
la constitución, reduciendo los poderes del rey. Entre los
jacobinos se destacó un núcleo de diputados
llamados los girondinos, que provenían del departamento de
la Gironda, este grupo desarrolló una profunda
política cada vez mas violenta contra Luis XVI. Para
desenmascarar al rey, y con la ilusión de extender por
Europa los principios revolucionaros, los girondinos propiciaron
la guerra, convencidos que con ella unificarían a los
patriotas frente a enemigos comunes; como en toda historia
siempre están los erráticos creyentes de que la
guerra llevará a la libertad. El otro grupo eran los
llamados cordeleros o franciscanos, de tendencia republicana,
acaudillados por Dantón, joven abogado de gran
popularidad, y por el periodista Marat, carecían de
influencia en la Asamblea, pero la tenían entre le pueblo
de París.

El rey, para aplacar a los girondinos, sustituyo algunos
de sus ministros fuldenses por otros de aquella filiación.
El ministerio girondino obligó a Luis XVI a aprobar la
declaración de guerra contra Austria. Los ejércitos
revolucionarios, carentes de jefes y oficiales, retrocedieron en
desorden ante el enemigo, y la Asamblea Legislativa
promulgó tres decretos, que agravaron el conflicto con
el rey. El primero licenciaba una parte de la guardia real; el
segundo, deportó a los sacerdotes refractarios y el
tercero, formo un ejercito para la defensa de París. El
rey vetó estos decretos y destituyo al ministro
girondino.

Millares de parisienses armados se dirigieron a el
palacio de las Tullerías y desfilaron tumultuosamente ante
el monarca, reclamando a gritos el levantamiento del veto, pero
no se retractó. Los sucesos internacionales eran cada vez
más desfavorables para Francia. Prusia se plegó a
Austria y sus ejércitos invadieron Francia. El general
prusiano, duque de Brunswick, declaró que sus tropas
"querían librar al rey y a su familia del cautiverio en
que lo tienen los revolucionarios" y que si el rey era amenazado,
"Paris seria castigada con una ejecución militar y una
destrucción total".

LA REVOLUCIÓN DEL 10 DE AGOSTO Y EL
NACIMIENTO DE LA REPUBLICA

El manifiesto del duque probo la complicidad de Luis XVI
con los invasores (mas bien la cómplice total era su
esposa Maria Antonieta, austriaca), y provoco la revolucion
popular. Los insurgentes crearon una Comuna revolucionaria y
marcharon sobre las Tullerais donde después de varias
horas de lucha, el palacio fue forzado por los revolucionarios,
arrestando al rey.

La revolución popular del 10 de agosto tuvo
grandes consecuencias.

  1. Se suspendió al rey, cesando por consiguiente
    la vigencia de la constitución.
  2. Se nombro en Consejo Ejecutivo Provisional, dirigido
    por Dantón.
  3. Se elegiría, por sufragio
    universal, una convención encargada de revisar la
    Constitución.
  4. Se reconocía la Comuna de Paris como poder
    legitimo del Estado. Esta comuna estaba en manos de los
    jacobinos, dirigidos por Robespierre y Marat.

Grandes multitudes desfilaban por las calles de
París, cantando la Marsellesa y destruyendo símbolos del poder rea, como las flores del
lis y las estatuas de los antiguos reyes. Ante el peligro
inminente de la invasión la Asamblea proclamó a la
patria en peligro, y Danton pronuncio entonces un famoso
discurso, en que exhortaba a los ciudadanos a armarse y salir en
defensa de Francia.

Entretanto, la comuna de París organizó
una represión sumaria contra los sospechosos de ser
partidarios del antiguo régimen y cómplices de los
invasores (nobles y sacerdotes en su mayoría) que
habían sido arrestados después del 10 de agosto,
desencadenando las matanzas de septiembre en que millares
de personas fueron ejecutadas sin juicio legal..

Los convencionales fueron republicanos y
demócratas, pero entre ellos se distinguieron tres
grupos. Los
girondinos, que ocupaban las bancas de la derecha del presidente;
entendían que la revolución debía hacerse
legalmente, respetando las libertades individuales. A la
izquierda se ubicaron los montañeses, que se hallaban en
las gradas más altas del salón. En este sector
estaban los antiguos jacobinos, a los que se les habían
unido los franciscanos. A diferencia de los girondinos,
creían que el triunfo de la revolución debía
asegurarse, sin reparar en los medios, porque
por encima de todo debía prevalecer la salvación
publica. Los principales dirigentes montañeses fueron
Robespierre, Dantón y Marat, de singular prestigio. En el
centro de la convención se encontraba la mayoría de
la asamblea a la que se solía denominar, indistintamente,
centro, llanura o pantano.

Mientras las tropas austro-prusianas más
amenazaban las fronteras francesas, más se exaltaba el
odio hacia todo aquel y todo aquello que defendiera o tuviera
relación con la monarquía depuesta. Miles de nobles
y sacerdotes que no habían aceptado la desobediencia al
Papa empuesta por la Constitución Civil del Clero, fueron
masacrados en las cárceles francesas. Turbas de asesinos
del bajo pueblo entraban en estos recintos para cometer
verdaderas barbaridades. Violaciones, torturas y masacres
comenzaron a ser escenas corrientes en la Francia republicana; e
incluso el maxi8mo símbolo de la monarquía, el
Palacio de las Tullerias fue incendiado y derruido. El temor se
había apoderado de todos, pues cualquiera podía ser
acusado y sin juicio ser asesinado por el populacho.

Pero a pesar de que los ejércitos
austro-prusianos estaban mejor dotados, la suerte de las armas
favoreció a los revolucionarios. El 20 de septiembre de
1792, en la batalla de Valmy, las tropas francesas derrotaron
abrumadoramente a los ejércitos de la coalición
extranjera. Con ese impulso de ánimo comenzó la
ofensiva francesa. La convención, llevada por el
entusiasmo, declaró, en nombre de la nación
francesa, "que ofrece su ayuda y fraternidad a todos los pueblos
que quisieran recuperar su libertad". Esto equivalía a una
declaración de guerra a toda Europa.

Envalentonados por el triunfo de Valmy, la
Convención abolió la monarquía, cosa que
ocurrió dos días después del triunfo
militar. Había nacido la Republica Francesa, la cual como
primer acto estableció que el rey debía ser
juzgado. El proceso fue terrible y dramático, pues se
estaba juzgando a la persona que por años encarnó
el más absoluto de los regímenes políticos;
cosa que transformaba al proceso en una verdadera batalla entre
lo viejo y lo nuevo. El rey tenia prácticamente su destino
decidido, pues su cabeza era pedida por todo el pueblo; y el
día 16 de enero de 1793 la Convención que lo
juzgaba lo encontró culpable de estar aliado con los reyes
extranjeros y con los emigrados con el fin de destruir la
Republica. Terminaba el ciclo del absolutismo francés, y
con el también empezarían a caer los demás
regímenes autoritarios que dominaban Europa.

El 21 de enero de ese mismo año, Luis XVI,
moría en medio del silencio popular que colmaba la Plaza
de la Revolución. Aloja afilada de la guillotina desgarro
su cuello, y al instante de caer en una cesta su cabeza
ensangrentada, el verdugo la tomo de los pelos y la mostró
a la muchedumbre que miraba azorada el espectáculo
increíble. Con este acto la monarquía absolutista
acababa de ser decapitada y comenzaba la más espeluznante
etapa de la historia francesa.

EL RÉGIMEN
DEL TERROR.

Si bien la Francia revolucionaria triunfaba en el frente
de batalla contra austriacos y prusianos; en el campo interno las
cosas no estaban del todo bien. En 1793 estallaron en distintas
provincias del interior una serie de insurrecciones promovidas
por elementos promonárquicos y católicos, los
cuales manifestaban militarmente su oposición a la muerte del
rey y a la abolición de la monarquía. Tales hechos,
que al principio no fueron tomados en cuenta por la
Convención de Paris, con el tiempo empezaron a preocupar a
las autoridades republicanas; u mucho más cuando uno de
los más famosos generales franceses se pasó al
bando enemigo. Por ello los miembros más exaltados de la
Convención, es decir los jacobinos, pidieron la
cesación de un gobierno central que tuviese el suficiente
poder como para destruir a los enemigos interiores y exteriores
de la Republica; creándose así el tristemente
celebre Comité de Salvación Publica.

Este estaba integrado por nueve miembros, elegidos por
la Convención, cuya tarea era coordinar las
políticas para el aplastamiento de los
contrarrevolucionarios. Dominado por los jacobinos, este
Comité empezó a usar de manera arbitraria los
poderes dictatoriales que le habian sido conferidos; y entre sus
golpes más trascendentales destaca el arresto y la
posterior ejecución de las mas destacados miembros del
partido girondino o moderado, con lo cual pronto todo el gobierno
quedo en manos de los exaltados jacobinos, cuyas cabezas visibles
eran Maximiliano Robespierre, Jorge Santiago Danton y Juan Pablo
Marat.

Un hecho terrible daría comienzo, en julio de
1793, a la etapa más sangrienta y brutal de la
Revolución Francesa. Ese año la joven Carlota
Corday, partidaria del partido girondino que había sido
exterminado, entro en la casa del jacobino Marat y de una certera
puñalada mató a uno de los hombres mas destacados
del momento. Alegando los jacobinos que la Republica estaba en
peligro, el Comité de Salvación Publica desato el
régimen del terror. Fue un año, entre julio de 1793
y el mismo mes de 1794, en que toda Francia se tiñó
de sangre, de maldad
y de crueldad. Miles de personas, por el simple hecho de ser
sospechosos a los ojos del Comité y del populacho bajo que
lo sostenía, fueron muertas de las maneras más
horrendas. Ahogamientos masivos, degollamientos, fusilamientos,
ahorcamientos y los espectáculos siniestros de la
guillotina se cobraron la vida de miles de franceses inocentes. Y
como dijo una destacada girondina antes de ser ejecutada, la
señora Roland: "Libertad, cuantos crímenes se
cometen en tu nombre."

Otro hecho lamentable y que muestra la
ferocidad de la Revolución en este nefasto tiempo fue la
destrucción sistemática de las iglesias
católicas de Paris y el establecimiento, por parte de la
municipalidad de isa cuidad, del culto de la diosa Razón.
Esta herejía buscaba borrar de la memoria y
del corazón de
la gente el amor y la
fe por Cristo, pues los revolucionarios jacobinos mediante estas
acciones
perversas querían castigar a la Iglesia por el apoyo que
el Papa le daba a los contrarrevolucionarios. Miles de sacerdotes
fueron perseguidos y ejecutados, así como otros fueron
obligados por la fuerza a abjurar de su fe y a contraer matrimonio. El
nuevo culto inaugurado por el exaltado jacobino Hebert negaba
toda posibilidad de creencia en un ser superior, exaltado
jacobino Hebert negaba toda posibilidad de creencia en un ser
superior, manifestando que la doctrina católica era un
conjunto de irrealidades y ridiculeces. Tal dogma fue, sin duda
alguna fue producto de
las obras que años antes muchos ilustrados racionalistas
difundieron por medio de la Enciclopedia.

LA DICTADURA DE
ROBESPIERRE.

Maximiliano Robespierre era un verdadero fanático
revolucionario, que más que la gloria personal
perseguía el pleno triunfo de su ideología, la cual se sustentaba en un
principio claro: el Estado debía concentrar todo el poder
para proceder a repartir de manera igualitaria la riqueza. Si,
Robespierre tenia en mente una especie de socialismo; que
si bien no pudo triunfar porque su líder
fracasó en el intento, dejo una profunda marca que se
manifestaría plenamente en el siguiente siglo.

El hombre que era la cabeza del jacobinismo sabia que
para hacer realidad sus planes debía librarse de dos
peligrosos enemigos; uno de ellos era la coalición de
monárquicos, católicos y fuerzas extrajeras que
desde adentro y desde afuera amenazaban a al Republica. El otro
enemigo, mucho mas peligrosos pues no era tan visible como los
opositores manifiestos, lo componían sus mismos
compañeros de partido. Danton y Hebert, cada uno cabeza de
distintas facciones dentro del partido más revolucionario,
tenían objetivos y
métodos
distintos para consolidar el triunfo alcanzado; y por eso se
volvían elementos peligrosos. Robespierre quería
ser él quien hiciera realidad las promesas de la
Revolución; y como en cierta manera se consideraba un
elegido o salvador, solo eliminando a aquellos que le
podrían hacer sombra alcanzaría el triunfo. Y a eso
se aboco.

Santiago Hebert, quien comandaba la Comuna de Paris, era
quien lideraba la facción más sanguinaria dentro
del partido jacobino; Y creía que exagerando las
persecuciones y ejecuciones de los sospechosos podría
afianzarse la Republica. Por el contrario, Danton encabezaba la
parte del partido más proclive a detener la violencia y
encauzar el país por la senda de la ley y del orden
pacifico. Pero entre ambos grupos estaba Robespierre, quien
callado esperaba que, como en una guerra descarnada, ambas
facciones se destruyeran. Y así ocurrió. El grupo
de Danton acusó a los de Hebert, llamados rabiosos, de
querer destruir la Republica; Y el Comité de
Salvación Publica presidido por Robespierre condenó
a muerte a sus
principales lideres, entre ellos al fogoso Hebert. Pero al poco
tiempo, y pretextando connivencia entre Danton y los extranjeros
enemigos, Robespierre pudo dar su golpe final: un comité
revolucionario encontró a Danton y a sus partidarios
culpables de traición, por lo cual la hoja fría de
la guillotina cayo sobre ellos.

Maximiliano, el primer dictador moderno, exigió
una gran cuota de sangre para afianzar la Republica; y por temor
a al ira de este tirano, el pueblo asentía y asesinaba.
Sumido todo el país en él más horroroso
terror, Robespierre vio que era el momento de hacerse él
el amo y señor de Francia; Y frente a los diputados de la
Convención pronuncio un encendido discurso en el cual
pidió que se purgaran de supuestos enemigos a todas las
instituciones republicanas, entre ellas el Comité de
Salvación Publica. Pero la jugada no le salió como
el dictador quería, y en vez de aceptar calladamente sus
ordenes, los diputados manifestaron su oposición a la
política del terror. Había llegado el fin de la
etapa oscura y sangrienta, las tropas enviadas por la
Convención lo detuvieron e inmediatamente lo hicieron
probar el remedio que el tantas veces utilizo: la
guillotina.

Caído el régimen del terror, la
Convención Legislativa se aboco a eliminar todo vestigio
de él; y como primer paso se decidió nuevamente
reformar la Constitución Nacional. Se restringió el
voto y se estableció una republica aristocrática
burguesa.

Así cuando ya terminaba el año de 1795,
Francia contaba con su tercera constitución, la cual
establecía un esquema de gobierno distinto de los
anteriores, pues ahora el Poder Ejecutivo pasaba a
desempeñarlo un Directorio de cinco miembro, elegidos por
el Legislativo. Careciendo de una figura convocante y
carismática, el gobierno empezo a hundirse en medio de los
desastres económicos, las revueltas sociales, las
divergencias políticas entre los partidos y la guerra
contra los Estados absolutistas. Así, ante tanto desastre
empezó a brillar el nombre de un destacado militar, quien
ya había derrotado a los austriacos en Italia y
había pasado a Egipto,
siempre llevando triunfantes los colores de Francia. Ese hombre
era Napoleón
Bonaparte.

NAPOLEÓN
BONAPARTE

Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en
Ajaccio (Córcega) y recibió el nombre de Napoleone.
Era el segundo de los ocho hijos de Carlos Bonaparte y Letizia
Ramolino. Gracias a la influencia de su padre, la
formación de Napoleón en Brienne y en la Escuela Militar
de París estuvo subvencionada por el propio rey Luis XVI.
Terminó sus estudios en 1785 —a los 16
años— y sirvió en un regimiento de
artillería con el grado de teniente.

Una vez que dio comienzo la Revolución Francesa,
pasó a ser teniente coronel de la Guardia Nacional corsa
(1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su
independencia en 1793, Bonaparte, decididamente partidario del
régimen republicano, huyó a Francia con su familia.
Fue nombrado jefe de artillería del ejército
encargado de la reconquista de Tolón, una base naval
alzada en armas contra la República. Reemplazó a un
general herido, y, distribuyendo hábilmente sus
cañones, expulsó del puerto a las naves
británicas y reconquistó finalmente esta
posición. Como recompensa por su acción Bonaparte
fue ascendido a general de brigada a la edad de 24 años.
En 1795 salvó al gobierno revolucionario restableciendo el
orden tras una insurrección realista desatada en
París

LAS PRIMERAS CAMPAÑAS

Napoleón fue nombrado comandante del
ejército francés en Italia en 1796. Derrotó
sucesivamente a cuatro generales austriacos cuyas tropas eran
superiores en número, y obligó a Austria y sus
aliados a firmar la paz. En 1798 dirigió una
expedición a Egipto, que se encontraba bajo el dominio
turco, para cortar la ruta británica hacia la India. Aunque
conquistó este país, su flota fue destruida por el
almirante británico Horatio Nelson y el militar
francés quedó aislado en el norte de África
tras ser derrotado en la batalla del Nilo. Bonaparte no se
desanimó ante este contratiempo y se dedicó a la
reforma de la
administración y legislación egipcias: la
servidumbre y el feudalismo fueron
abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos
garantizados. Los eruditos franceses que le habían
acompañado en el viaje comenzaron a estudiar la historia
del antiguo Egipto y a realizar diversas excavaciones
arqueológicas, se descubrió la escritura
geroglífica.

LA FRANCIA NAPOLEÓNICA

Napoleón decidió abandonar a su
ejército y regresar a Francia (cargado de riquezas
egiptas) para salvar el país ante la crisis del
Directorio. Cuando llegó a París se unió a
una conspiración contra el gobierno. Bonaparte y sus
compañeros tomaron el poder durante el golpe de Estado
del 9-10 de noviembre de 1799 y establecieron un nuevo
régimen, el Consulado. Según la nueva
constitución, Napoleón, que había sido
nombrado primer cónsul, disponía de poderes casi
dictatoriales. Más tarde en 1802, otorgó
carácter vitalicio a su consulado y, finalmente, se
proclamó emperador en 1804, siempre con el apoyo total del
pueblo, que lo consideraban un héroe. El electorado
mostró su respaldo absoluto a cada una de estas reformas.
Bonaparte cruzó los Alpes con un ejército en 1800 y
derrotó a los austriacos en la batalla de Marengo, con lo
que su poder quedó afianzado. Entabló negociaciones
para restablecer la paz en Europa. Asimismo, firmó el
Concordato de 1801 con el Papa Pío VII, que
apaciguó los ánimos en el interior del país
al poner fin al enfrentamiento con la Iglesia católica,
originado desde el inicio de la Revolución. En cuanto a la
política interior, Napoleón reorganizó la
administración, simplificó el
sistema judicial y sometió a todas las escuelas a un
control centralizado. La legislación civil francesa
quedó tipificada en el Código
de Napoleón y en otros seis códigos que
garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el
periodo revolucionario, incluida la igualdad ante la ley y la
libertad de culto.

LAS GUERRAS DE
CONQUISTA

Gran Bretaña, irritada por la hostilidad de las
acciones de Napoleón, reanudó la guerra naval con
Francia en abril de 1803. Dos años después,
Rusia y
Austria se unieron a Gran Bretaña en la Tercera
coalición. Napoleón descartó su plan de invadir
Inglaterra y dirigió sus ejércitos contra las
fuerzas austro-rusas, a las que derrotó en la batalla de
Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. Conquistó el reino
de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor,
José; se tituló rey de Italia (1805),
desintegró las antiguas Provincias Unidas (hoy
Países Bajos), y fundó el reino de Holanda, al
frente del cual situó a su hermano Luis, y
estableció la Confederación del Rin (que agrupaba a
la mayoría de los estados alemanes) que quedó bajo
su protección. Fue entonces cuando Prusia y Rusia forjaron
una nueva alianza y atacaron a la confederación.
Napoleón aniquiló al ejército prusiano en
Jena y Auerstedt (1806) y al ruso en Friedland. En Tilsit (julio
de 1807), estableció un acuerdo con el zar Alejandro I por
el que se reducía enormemente el territorio de Prusia;
también incorporó nuevos estados al Imperio: el
reino de Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y
el ducado de Varsovia, entre otros.

Durante este tiempo Bonaparte había impuesto el
Sistema Continental en Europa, que consistía en un bloqueo
sobre las mercancías británicas con el
propósito de arruinar el poderoso comercio de Gran
Bretaña. Conquistó Portugal en 1807 y en 1808
nombró a su hermano José rey de España,
tras lograr la abdicación de Fernando VII en Bayona e
invadir el país. La llegada a España de José
Bonaparte recrudeció la guerra de la Independencia
española. Napoleón se trasladó a
España durante un tiempo y consiguió varias
victorias, pero la lucha se reanudó tras su partida,
prolongándose durante cinco años la guerra entre
las tropas francesas y las españolas. Este conflicto
supuso un gran desgaste humano y económico para Francia
que contribuyó al debilitamiento final del Imperio
napoleónico.

LA EUROPA NAPOLEÓNICA

El Código Napoleónico se implantó
en todos los Estados creados por el Emperador. Se abolieron el
feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de
culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una
constitución en la que se concedía el sufragio
universal masculino y una declaración de derechos y la
creación de un parlamento; fue instaurado el sistema
administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron
supeditadas a una administración centralizada y se
amplió el sistema
educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera
acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en
cuenta su clase social o religión. Cada Estado
disponía de una academia o instituto destinado a la
promoción de las artes y las ciencias, al
tiempo que se financiaba el trabajo de los
investigadores, principalmente el de los científicos. La
creación de gobiernos constitucionales siguió
siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de la
gestión
fueron un logro real.

Para América
Latina, la figura de Napoleón Bonaparte es
fundamental. Su intervención en España, las
abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono
español a
su hermano José, que reinó en España y las
Indias con el título de José I, son elementos
básicos para entender los movimientos de
emancipación y las guerras hispanoamericanas por su
independencia.

LA CAÍDA DE NAPOLEÓN

La alianza de Bonaparte con el zar Alejandro I
quedó anulada en 1812 y Napoleón emprendió
una campaña contra Rusia que terminó con la
trágica retirada de Moscú. Después de este
fracaso, toda Europa se unió para combatirle y, aunque
luchó con maestría, la superioridad de sus enemigos
imposibilitó su victoria.Llegó a Francia y
marchó sobre París tras vencer a las tropas
enviadas para capturarle, iniciándose el periodo
denominado de los Cien Días. Establecido en la capital,
promulgó una nueva Constitución más
democrática y los veteranos de las anteriores
campañas acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el
enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la
campaña de Bélgica, que concluyó con la
derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. En
París las multitudes le imploraban que continuara la lucha
pero los políticos le retiraron su apoyo, por lo que
abdicó en favor de su hijo, Napoleón II.
Marchó a Rochefort donde capituló ante el
capitán del buque británico Bellerophon. Fue
recluido entonces en Santa Elena, una isla en el sur del
océano Atlántico. Permaneció allí
hasta que falleció el 5 de mayo de 1821.

EL ARTE EN LA
FRANCIA REVOLUCIONARIA

Durante los primeros años la revolución se
caracterizo por su destrucción al arte, miles de obras,
esculturas y edificios, como el palacio de las Trullerias, fueron
destruidos por los revolucionarios. Ya que eran signos del
absolutismo. A mediados del siglo, apareció
simultáneamente en Francia e Italia una reacción
contra la estética barroca determinada por muchas y
variadas causas. Las ideas enciclopedistas e ilustradas, fueron
de gran influencia, las criticas con las costumbres de la
sociedad del Antiguo Régimen, contra la Iglesia,
así como los nuevos descubrimientos arqueológicos,
despertaron en Europa la atención hacia el arte clásico,
naciendo el neoclasicismo.

El fundamento de la teoría neoclásico del
arte se halla en el concepto aristotélico de mimesis,
según el cual el arte ha de procurar reproducir fielmente
la realidad, de acuerdo con unas normas
racionales.

La protección que Napoleón dispenso a los
artistas mas representativos del estilo neoclásico
favoreció considerablemente la difusión del mismo.
De cualquier modo, el neoclasicismo coexistió aun con
estas tendencias durante bastante tiempo, pero apagándose
poco a poco hasta llegar a convertirse en el estilo academicista
que ha representado el símbolo de la mas total decadencia
hasta épocas muy recientes.

Los ejemplos mas representativos de las épocas
doradas del neoclasicismo se encuentran en Francia, país
cuya burguesía, imbuida por la ideología ilustrada
que exalto el racionalismo,
encontró en las civilizaciones clásicas el modelo
vico y
artístico que buscaba. El neoclasicismo fue, en
consecuencia, el estilo de la revolución.

ARQUITECTURA

Con el neoclasicismo, los arquitectos, cansados de las
fantasías ornamentales del barroco,
desecharon toda decoración. Los elementos formales y
estructurales neoclásicos fueron la columna y el
frontón. La línea recta se impuso y se
respetó la desnudez de los muros con el ánimo de
conseguir efectos de masa y monumentalismo. La arquitectura
civil domino sobre la religiosa, pues las necesidades de la
sociedad burguesa potenciaron la construcción de edificios públicos,
mercados,
bibliotecas,
museos, etcétera. Con la protección
napoleónica de la arquitectura neoclásica,
París se convirtió en una ciudad moderna y
monumental. En Francia, Claude Nicholas Ledoux
diseñó un pabellón (1771) para la condesa du
Barry en Louveciennes y una serie de puertas para la ciudad de
París (1785-1789). Ambos casos ejemplifican la fase
inicial de la arquitectura neoclásica francesa; sin
embargo, sus obras más tardías comprendían
proyectos (que
nunca se llegaron a ejecutar) para una ciudad ideal en la cual
los edificios quedaban reducidos, con frecuencia, a formas
geométricas desornamentadas. Después de que
Napoleón fuese nombrado emperador en el año 1804,
sus arquitectos oficiales, Charles Percier y Pierre
François Fontaine, trabajaron para llevar a cabo su deseo
de transformar París en la capital más importante
de Europa imitando el estilo opulento de la arquitectura imperial
romana. La arquitectura de estilo imperio se ejemplifica en
construcciones como el arco de triunfo del Carrousel del Louvre,
diseñado por Percier y por Fontaine, y los Campos
Elíseos, diseñados por Fontaine; ambos trabajos,
iniciados en el año 1806 se encontraban lejos del
espíritu de la obra visionaria de Ledoux. El Arco del
Triunfo, que tiene 50 metros de alto y 45 de ancho, está
situado en el extremo occidental de los Campos Elíseos de
París. En sus muros interiores se hayan inscritos los
nombres de numerosos generales y victorias de
Napoleón.

Fuera de Francia, las tendencias neoclásicas se
plasmaron en edificios civiles tales como la Puerta de Bradeburgo
en Berlín o el Teatro Real obra
del alemán Karl Friedrich Schinkel

Ejemplos de arquitectura inglesa inspirada en los
modelos
griegos son el Banco de
Inglaterra de John Soane así como el pórtico del
Museo Británico por Robert Smirke. En Estados Unidos se
desarrolló una variante del neoclasicismo, el estilo
federal. El modelo para el edificio del Capitolio de Thomas
Jefferson en Richmond, Virginia (1785-1789), fue el templo romano
del siglo I la Maison-Carrée en Nimes, Francia.

Las figuras más representativas de la
arquitectura neoclásica española fueron, entre
otros, Ventura Rodríguez (palacio de los duques de Liria),
el italiano Sabatini, autor de la Puerta de Alcalá en
Madrid, y Juan
de Villanueva, que hizo el Museo del Prado de Madrid. Las figuras
más representativas de la arquitectura neoclásica
española fueron, entre otros, Ventura Rodríguez
(palacio de los duques de Liria), el italiano Sabatini, autor de
la Puerta de Alcalá en Madrid, y Juan de Villanueva, que
hizo el Museo del Prado de Madrid

PINTURA

La influencia de la estatuaria clásica en la
concepción de las figuras, el predominio del dibujo sobre
el color, y las
composiciones claras, sencillas y estéticas, son las
características más relevantes de la pintura
neoclásica.

El artista más representativo fue el
francés Jacques-Louis David, uno de los máximos
exponentes de la pintura neoclásica. Su Juramento de los
Horacios (1784-1785, Louvre, París) exalta el tema del
patriotismo estoico. El cuadro neoclásico concebido como
espacio arquitectónico y el friso como cita de figuras,
reflejan la preocupación neoclásica de
composición lógica
y clara. Los perfiles definidos y una luz dura
proporcionan a estas figuras la cualidad de estatuas. Los
trabajos realizados por David, encargados por Napoleón,
como la Coronación de Napoleón y Josefina
(1805-1807, Louvre) están muy alejados del esplendor y del
poder que emanaba la ceremonia.

A comienzos de la década de 1790 los artistas
empezaron a pintar imitando las siluetas representadas en la
cerámica griega. El exponente más
destacado de esta manifestación fue el inglés John
Flaxman, cuyos grabados de líneas simples, para las
ediciones de la Iliada y
la Odisea de
Homero
sustituían la perspectiva tradicional, la luz y el
modelado, por diseños de líneas puras. Uno de los
alumnos más aventajados de David, heredero de su
trayectoria e intérprete de la tradición
clásica fue Jean August Dominique Ingres que adoptó
la doble dimensionalidad de la obra de Flaxman, tal y como puede
apreciarse en su obra Los embajadores de Agamenón (1801,
Escuela de Bellas Artes,
París).

ESCULTURA

Dado que la escultura en Europa ha estado muy influida
por las formas clásicas desde el renacimiento,
los principios neoclásicos han sufrido menor impacto que
en otras manifestaciones artísticas. En general, los
escultores neoclásicos tienden a plasmar poses
contorsionadas en mármoles de colores
característicos del último barroco o del
rococó, preferentemente contornos limpios, una reposada
actitud y
formas idealizadas ejecutadas en mármol blanco.

Los primeros ejemplos de escultura neoclásica
fueron realizados por artistas en contacto directo con el
círculo de Winckelman en Roma. Entre otros
escultores hemos de citar a John Tobias Sergel, quien de regreso
a su Suecia natal llevó el nuevo estilo al norte de
Europa, y los ingleses Thomas Banks y Joseph Nollekens quienes
introdujeron el estilo en su país. No obstante, la figura
dominante en la historia de la escultura neoclásica fue el
italiano Antonio Canova que se convirtió en miembro del
círculo de Roma en el año 1780; después de
haber abandonado el estilo barroco, buscó en el estilo
neoclásico la severidad y la pureza del arte antiguo.
Teseo y la muerte del minotauro (1781-1782) reflejan más
la calma de la victoria que la propia contienda; ésta fue
la primera obra de Canova en su nuevo estilo, y le
proporcionó fama inmediata.

A la muerte de Canova el artista danés Bertel
Thorvaldsen heredó su prestigiosa posición de
escultor en Europa. Sus múltiples encargos internacionales
permitieron mantener el estricto neoclasicismo como la corriente
dominante en la escultura hasta mediados del siglo XIX. El estilo
fue llevado a Estados Unidos por uno de sus amigos, Horatio
Greenough y continuado por Hiram Powers un artista estadounidense
que residió durante bastante tiempo en Italia, autor del
célebre Esclavo griego (1843) del cual se han realizado
numerosas réplicas.

ARTES DECORATIVAS

estilo neoclásico se extendió
también a las artes decorativas. Alrededor del año
1760, Robert Adam realizó muebles con motivos
grecorromanos. Introducido en Francia, este estilo simple y
clásico empezó a ser conocido como estilo etrusco y
fue favorecido por la corte de Luis XV. Con adaptaciones
posteriores de diseño
clásico, inspiradas en los hallazgos arqueológicos,
se desarrolló como un estilo elegante conocido como Luis
XVI, propiciado por la familia
real durante la década de 1780. En cerámica, el
estilo neoclásico lo hallamos en la cerámica de
Josiah Wedgwood en Inglaterra, para la que Flaxman realizó
muchos diseños, y en la porcelana de Sèvres en
Francia.

En la época de Napoleón I, las residencias
reales más antiguas fueron redecoradas para el uso
oficial, de acuerdo con los planes diseñados por Percier y
Fontaine: muebles, porcelanas, tapices, todo ello con
diseños y motivos grecorromanos. Interpretados como un
todo, los interiores definían el estilo imperio en las
artes decorativas que fueron muy pronto imitadas en toda
Europa.

INVENTOS Y DESCUBRIMIENTOS

El enciclopedismo y la ilustración abrió
las puertas para el desarrollo ilimitado de las ciencias.
Isaac Newton
cambió la manera de entender la física y la astronomía; los hermanos Montgolfier
inauguraron los viajes
aéreos con su rudimentario globo aerostático; Papin
ideo una maquina que luego seria la madre de todos los artefactos
impulsados por el vapor, y que el escocés Jacobo Watt
perfeccionaría de manera notable, dándole
vía libre a lo que luego seria llamado la
revolución industrial; Volta estableció que la
electricidad
podía transmitirse por medio de los metales, y
Franklin, con su pararrayos avanzo en lo relativo a la
electricidad. En la química, el
irlandés Roberto Boyle rechazo las tradicionales ideas de
los alquimistas medievales, con lo cual le dio a esta ciencia un
amplio campo de conocimientos, pero con seguridad que quien mas
se destaca en esta ciencia es el francés Antonio
Lavoisier, a quien recordamos por ser el creador de la nomenclatura
básica de la química. El biología, Linneo
estableció la división de la naturaleza en tres
reinos; en
matemática
Lagrange se merece honores por sus avances en lo referido al
calculo y al álgebra.
Hay que recordar que la medicina
avanzo notablemente, entre ellos la aplicación de la
vacuna antivariólica de Edwar Jenner, la que
permitió case erradicar el terrible flagelo de la viruela,
enfermedad que acabo con la vida de numerables europeos de la
época. Una rama que creció fue la
Arqueología tanto en Grecia, como
en Egipto descifrando la nomenclatura egipcia, en la época
de Napoleón.

CONCLUSIÓN

Como conclusión cabe destacar la importancia de
la revolución francesa en la cultura y en
la vida de la población mundial, presente aun en nuestros
días. La Declaración de los derechos del Hombre y
del Ciudadano influyo notablemente en todos los países en
la concesión de los derechos propios de todo ser humano.
En los países con gobiernos absolutistas es una de las
principales causas de la independencia del pueblo. Fue el
motor de la
Democracia en
el mundo. Fue una época de gran avance científico e
intelectual pero de decadencia en la Fe.

Como aspectos negativos existen numerables para nombrar
en mi forma de ver. El ateismo, la violencia, las guerras, etc.
Los tiempos modernos fueron siglos señalados por el
menosprecio a los esenciales atributos y valores del
inconsciente. Se creía que la violencia y las guerras
llevarían a la paz y a la libertad, pero en cambio se
demostró que llevaron a mas violencia y a iguales
dictaduras, por el aprovechamiento de unos pocos en el poder, que
aun hoy se ven presentes en la sociedad.

En la revolución francesa se afirma esta frase de
Gandhi:

"La verdadera libertad no vendrá de la toma del
poder por parte de algunos, sino del poder que todos
tendrán algún día de oponerse a los abusos
de autoridad. La libertad personal llegará inculcando a
las multitudes la convicción de que tienen la posibilidad
de controlar el ejercicio de la autoridad y hacerse
respetar."

Considero importante incluir como conclusión esta
frase de Albert
Camus:

"La libertad no esta echa de privilegios, si no que esta
echa sobre todo de deberes.".

BIBLIOGRAFÍA

  • "Los tiempos modernos y contemporáneos" de
    Oscar Secco Ellauri. Editorial Kapeluz.(1972)
  • "Nueva Enciclopedia Temática Planeta, Arte y
    Filosofía"
  • "Cuaderno de Estudio De Historia IV" del profesor
    Germán Bicego.
  • "Biblioteca
    de consulta Encarta"(2005)
  • "Discurso de Robespiere 1794"

 

Martin Villagra

Córdoba, Argentina

Este trabajo fue realizado en el 2005, para la
secundaria en Córdoba, en la materia
historia de la cultura de quinto año por Martín
Villagra
.

Partes: 1, 2
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