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La Psicosis según Lacan – Evolución de un concepto (página 3)



Partes: 1, 2, 3

III. El Modelo
Forclusivo (1955 – 1958)

Introducción

Diecisiete años separan Los complejos familiares
del seminario que
Lacan dedica, en 1955-56, a las psicosis. Su
objetivo es de
reconsiderar la concepción freudiana de la psicosis a la
luz de sus
adelantos teóricos particularmente aquellos que formalizo
en:

  • "Propósito sobre la causalidad
    psíquica"
    (1946) que es una critica del
    órgano dinamismo de Henri Ey en el cual se originaba
    parcialmente el organicismo de Lacan en 1938, y una
    afirmación del papel de la identificación (pues
    del imago y del imaginario) en la causalidad psíquica de
    la locura. Se le notara el lazo efectuado entre psicosis y
    lenguaje:
    "El fenómeno de la locura no es separable del
    problema de la significación para el ser en general, es
    decir del lenguaje para el
    hombre";
  • La conferencia
    inédita del 8 de Julio de 1953 sobre lo
    Simbólico, lo Imaginario y lo Real – que
    constituye una introducción al "Informe de
    Roma"
    -,
    en la cual, a partir de un cuestionamiento sobre lo que esta en
    juego en la
    cura analítica, Lacan se interroga sobre la palabra (que
    permite salir del callejón sin salida imaginario de la
    relación dual y "que constituye la realidad
    misma",
    a sacar los tres registros
    esenciales de la realidad humana y a definir lo
    Simbólico como siendo el registro
    propiamente humano. Es a partir de esos tres registros que
    Lacan intentara de situar, en su seminario III, las diversas
    formas de la psicosis;
  • "Función
    y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis"
    (1953), en donde
    Lacan, a partir de los trabajos de Claude Lévi-Strauss,
    avanza que "es en el nombre del padre que nos es necesario
    reconocer el soporte de la función simbólica que,
    desde el inicio de los tiempos históricos, identifica su
    persona a la
    figura de la ley";
  • "Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la
    "Verneinung" de Freud (1954),
    en donde a partir del texto de
    Freud sobre la negación y del comentario que Jean
    Hyppolite ha hecho, Lacan desarrolla la noción de
    forclusión de lo Simbólico con aquella,
    correlativa, de lo Real.
  1. La psicosis, forclusión de lo
    simbólico

1.1. El inconsciente estructurado como
lenguaje

"El inconsciente es también el discurso del
Otro; El inconsciente es, en el fundo estructurado, tramado,
encadenado, tejido del lenguaje. Y no solamente el significante
juega ahí un papel muy grande, pero juega también
el papel fundamental "; "Una lengua tiene
algunas particularidades (…) y eso condiciona hasta en su trama
la más original, de lo que pasa en el
inconsciente"

Esas varias citaciones ilustran el cambio de
concepción del inconsciente en la obra de
Lacan:

  • En 1938, Lacan describía el inconsciente como
    siendo estructurado por unas representaciones nombradas
    imagos;
  • En 1955, dice que es estructurado como un lenguaje,
    lo que implica que representa el mismo carácter de duplicidad (ligado al binario
    significante / significado) que éste, y el mismo
    carácter de oposición que el
    significante;
  • Lacan observa que "el material ligado al conflicto
    antiguo es conservado en el inconsciente a titulo de
    significado en potencia, de
    significante virtual, para ser tomado en el significado del
    conflicto actual y servirle de lenguaje, es decir de
    síntoma".
    Todavía más, es la realidad
    humana ella misma que es irreductiblemente estructurada como
    significante, la situación justa del sujeto humano en la
    realidad dependiendo de una experiencia puramente
    simbólica.

Lacan saca de ahí dos conclusiones:

La primera, teórica, en donde es afirmado, "la
dominancia del significante en los fenómenos
analíticos",
es decir inconscientes;

La segunda, clínica: conviene entonces
interrogarse sobre la manera de que "el sujeto se sitúa
en comparación a el conjunto del orden
simbólico",
ese ultimo pudiendo ser el objeto, como es
el caso en la psicosis, de un rechazo parcial.

  1. El defecto de simbolización
    primordial

"En la relación del sujeto al
simbólico, hay la posibilidad de una Verwerfung primitiva,
a saber que alguna cosa no es simbolizada, que va a manifestarse
en lo real", Puede así pasar que alguna cosa de primordial
cuando al ser del sujeto no entre en la simbolización y no
sea rechazado, sino rechazado", "No hay entonces al origen,
Bejahung, es decir afirmación de lo que es, o
Verwerfung".

En la constitución del sujeto psíquico,
Lacan postula un estado
primordial de aceptación o de rechazo de un significante
fundamental. Es ese rechazo, que nombra forclusión, que
considera, en 1955, como siendo el mecanismo constitutivo de la
psicosis, en tanto que es un mecanismo de exclusión de la
simbolización general estructurando al sujeto.

Ese defecto del significante produce una remisión
del conjunto del significante. Lacan tiene ahí una nueva
etiopatogenia de la psicosis que consiste desde ese entonces en
"un hoyo, una falta al nivel del significante".

Esto no va sin una resonancia clínica sobre el
registro del lenguaje: Lacan observa que hay en la psicosis
"una invasión psicológica del significante",
una perplejidad concerniente al significante, una división
entre significante y significado, una despersonalización
del discurso, una formación de neologismos, pues que
"el psicótico es poseído por el
lenguaje"
y que "la psicosis se declara cuando el
sujeto toma la palabra".
Una conclusión se impone
entonces: el diagnostico de psicosis necesita la presencia de
trastornos del lenguaje y el nudo de la psicosis es ligado de
nuevo a una relación del sujeto al
significante.

  1. El fracaso de la función
    paternal

"El complejo de Edipo quiere decir que la
relación imaginaria conflictiva, incestuosa en ella misma,
es destinada al conflicto y a la ruina. Para que el ser humano
pueda establecer la relación la más natural,
aquella del macho a la hembra, es necesario que intervenga un
tercero (…) es necesario una ley (…) un orden
simbólico, la intervención del orden, de la
palabra, es decir del padre (…) el orden que impide la
colisión y la explosión de la situación en
el conjunto es fundado sobre la existencia de ese nombre del
padre"

Se entiende, en ese citación, que la psicosis
tiende, como lo postula Lacan, a las relaciones que el sujeto
entretiene con el significante, más particularmente con el
significante paternal, esto es la razón de una
ecuación entre el significante, lo Simbólico, la
Ley y la función paternal. Es esta función
paternal, en tanto que función simbólica portadora
de la Ley de la prohibición del incesto, que es el
resultado del fracaso en la psicosis.

En 1958, lacan sostendrá que, en la psicosis, el
Nombre del Padre, forcluye, fracasa en sustituirse al
significante del deseo de la madre, haciendo así la cama
de una metáfora delirante en lugar y plaza de la
metáfora paternal.

El postulado que sostiene, desde 1955, su edificio
teórico es que el padre comprende "un elemento
significante irreducible a toda especie de condicionamiento
imaginario"
y, por consecuencia, que la ley fundamental en la
estructuración del sujeto psíquico es una ley de
simbolización. Lacan precisa que cuando "del campo del
otro, viene la llamada de un significante esencial que no puede
ser
recibido" lo que se sustrae a esta ley hace
regresar lo que el llama lo Real, como ilustra su relectura del
caso Schreber.

  1. La psicosis, manifestación de lo Real y
    proliferación del Imaginario
  1. Lacan propone, en su seminario III, una relectura
    del análisis freudiano del caso Schreber.
    Se puede seguir, en el transcurso de las sesiones, la
    evolución de la interpretación que Lacan
    hace:

    Así comenta, en Enero de 1956: "La
    explicación de que él nos da del delirio
    viene en efecto confluir a esta noción del
    narcisismo que no es del todo elucida por
    Freud…"

    Y en Julio de 1956: " La explicación de
    Freud no da la impresión de esta referido
    enteramente al narcisismo (…) Pero al fin de cuenta,
    (…) el pivote (…) de la dialéctica libidinal a
    la cual se refiere en Freud el mecanismo y el desarrollo de la neurosis
    es el tema de castración. Es la castración
    que condiciona el miedo narcisista"; "El análisis de
    Freud hace girar toda la dinámica del sujeto Schreber
    alrededor del tema de la castración, de la perdida
    del objeto falico".

    El análisis de Lacan, cuando a él se
    refiere, no deja subsistir ninguna duda en que el
    análisis conduce a poner el acento sobre la
    importancia de los fenómenos del lenguaje, pues
    sobre lo Simbólico, en la economía de la psicosis, y en
    acercarse a los fenómenos constituyentes.

    Deja aparecer que el delirio de Schreber es un
    modo de relación del sujeto al conjunto del lenguaje
    y que atestigua de una forclusión del significante
    paternal: "Esto es porque (…) se ha necesitado
    imaginarse, a él mismo, mujer, y
    realizar en un embarazo
    la segunda parte del camino necesario para que
    sumándose el uno al otro, la función de ser
    padre sea realizada".

    Por la falta del Nombre del Padre, la Ley es para
    Schreber, toda entera en la dimensión imaginaria, lo
    que constituye, dice Lacan, el pivote de sus
    fenómenos elementales, regreso en lo Real de lo
    Simbólico forcluido.

  2. La relectura lacaniana del caso
    Schreber
  3. La psicosis, manifestación de lo
    Real

"La categoría de lo real es esencial en
introducir (…) Yo le doy ese nombre en tanto que ella define un
campo diferente de lo simbólico. Es de aquí
solamente que es posible esclarecer el fenómeno
psicótico y su evolución"
Si Lacan liga Real y
Simbólico, es que lo Real es "una categoría
producida por lo Simbólico que corresponde a que este
expulsa instaurándose"
Dos aceptaciones son propuestas
en el seminario III:

  • Lo real como reaparición del no-simbolizado.
    Habremos reconocido la formula: "El no-simbolizado reaparece
    en lo real"
    Recordemos que el no-simbolizado, en la
    psicosis, es el Nombre del Padre y su función de
    castración;
  • Lo Real como dimensión diacrónica del
    discurso, por oposición a lo Simbólico, encarnado
    por la significación.

A considerar esas tres afirmaciones de Lacan:

"En los casos de psicosis vemos revelarse (…) ese
discurso interior…"; "El inconsciente es también el
discurso del otro"
y "La cuestión no es tanto de
saber porqué el inconsciente (…) queda excluido para el
sujeto no asumido – pero porque aparece en lo real",

sabemos que es el discurso interior – pues inconsciente y
desprovisto del Nombre del Padre – que regresa en el
delirio místico del presidente Schreber. Lacan precisa que
ese real del fenómeno elemental aparece bajo el registro
de la significación, dicho de otra manera, de lo
Imaginario.

  1. La psicosis, proliferación del
    Imaginario

"El sujeto, falta de poder de
ninguna manera restablece el pacto del sujeto al otro (…),
entra en otro modo de mediación (…), sustituyendo a la
mediación simbólica un hormigueo, una
proliferación imaginaria"
.

El imaginario, que designa "la relación al
imago del semejante y al cuerpo propio",
es el registro del
Yo, de la identificación, de la relación dual y del
narcisismo, característicos del estado del espejo. Es
"el otro lugar" en el cual reaparece el rechazado en la
psicosis.

La imposición del Imaginario en la psicosis
tiende principalmente a dos fenómenos:

  • La represión tópica del sujeto al
    estado del espejo, tal como es manifestada por el presidente
    Schreber cuyo estudio del delirio, nos comenta Lacan, "tiene
    el interés
    eminente de permitirnos de agarrar de una manera desarrollada
    la dialéctica imaginaria",
    en efecto, "los dos
    personajes al cuales el mundo se reduce por el presidente
    Shreber, son hechos el uno en relación al otro, uno
    ofrece al otro su imagen
    invertida".
    Lacan precisara en les Ecrits, que su
    identidad es
    reducida a la confrontación a su doble psíquico
    que rinde patente su regresión al estado de
    espejo.
  • Una identificación del sujeto al Yo que Lacan
    hacer figurar, en su esquema L de la dialéctica
    intersubjetiva, sobre el eje a-á del Imaginario: "En
    el sujeto normal (…), toda asunción del Yo es
    revocable. En el sujeto psicótico al contrario, algunos
    fenómenos elementales, y especialmente la
    alucinación que es en la forma la más
    característica, nos muestra el
    sujeto completamente identificado a su yo con el cual habla o
    el yo totalmente asumido sobre el modo instrumental"
    . Lacan
    agrega, retomando un tema freudiano, que la cuestión del
    Yo (o ego) es primordial en las psicosis por ser el que, en su
    función de relación al mundo exterior, sufre un
    fracaso.

Su reflexión sobre "el extraño gemelo
del yo",
El Yo Ideal, que califica de "Gordo del
delirio". Lo conduce a postular la existencia, más
allá del pequeño otro del Imaginario, de un grande
Otro simbólico, correlato necesario de la palabra. En
efecto, si manifiesto que sea el registro imaginario en los
fenómenos psicóticos , sus mecanismos ahí no
se reducen.

Tal es en 1955-1956, el principal avance de Lacan en el
campo de las psicosis y el asentamiento teórico que le
permite de constituirlos en estructura.

    1. La noción de estructura
  1. La psicosis como estructura

"…Construir para la psicosis una estructura
admisible"
constituye el objetivo que se impone Lacan en el
seminario III. Y es por la relectura del caso Schreber que lo
logra.

En Estructura y perversiones, Joel Dor define la
noción de estructura en esos términos
"epistológicamente, una estructura es, ante todo, un
modelo abstracto, en la especie : a) un conjunto de elementos ;
b) de leyes de
composición internas aplicadas a esos elementos. En el
campo de la sicopatología, él precisa, el enfoque
semiológico y nosográfico situando de entrada, la
investigación más allá de las
consideraciones puramente cualitativas o
diferenciales".

En el seminario III, Lacan hablando de la estructura
dice " es primeramente un grupo de
elementos formando un conjunto variante"
, que es una
noción analítica, y sobretodo que ella es tomada
del lenguaje. En otros términos, "La noción de
estructura es ya por ella misma una manifestación de
significante"
y las dos nociones "aparecen
inseparables".
Radicalizando el termino de Lacan y esperando
no traicionarlo, se puede afirmar que a partir de 1955, la
estructura, es el significante en tanto que es operante en la
neurosis y inoperante en la psicosis.

En la clínica, el punto de referencia estructural
consiste entonces en el punto de referencia de una carencia , de
la ausencia de un rasgo diferencial. Lacan lo formula en esos
términos: "…la notación de una ausencia es
extraordinariamente importante para la localización de una
estructura".

Más allá de su aplicación
clínica, el descubrimiento tan esperado, de un operador
conceptual permite de hacer un diagnostico diferencial
teórico mayor, tanto en el dominio de lo
patológico que en aquel de lo normal.

  1. En 1938 , Lacan oponía cultura
    y instinto, haciendo de la primera la característica
    del orden humano. El 1955, es más precisamente el
    orden significante que Lacan designa como tal y que le
    permite delimitar el campo propiamente
    psicoanalítico: " Si el reconocimiento de la
    posición sexual del sujeto no es ligada al aparato
    simbólico, el análisis, el freudianismo, ya
    tiene que desaparecer (…)
    El sujeto encuentra su
    lugar en el aparato simbólico preformado que
    instaura la ley en la sexualidad. Y esta ley no permite al sujeto
    de realizar su sexualidad que en el plano simbólico.
    Es lo que significa el Edipo, y si el análisis no
    supiera eso, no tendría absolutamente nada de
    descubierto"

    Lo propio del hombre
    reside entonces, no en lo imaginario el cual caracteriza el
    mundo animal y aquel de la infancia
    en su periodo pre-edipiano, pero en lo Simbólico.
    Así, lejos de ser solamente un médium, el
    lenguaje existía antes del sujeto y puede
    determinarlo en eso que el Edipo tiene una estructura
    simbólica.

    Su travesía, indispensable a una justa
    aprehensión de la realidad, consiste en la
    adquisición al orden significante, constitutivo de
    la realidad humana, Lacan tiene una formula más
    resumida: el complejo de Edipo, es la introducción
    del significante.

    Al principio de su seminario, Lacan se propone
    constituir la psicosis en estructura y podemos constatar,
    en el transcurso de sus sesiones, que esta
    teorización de la destructuración
    psíquica conduce a una teoría de la estructuración
    subjetiva. Freud decía que lo patológico
    esclarece lo normal Es en todo caso lo que ilustra la
    aproximación estructural de la psicosis aquella que
    vamos ahora a considerar en la fecundidad y la
    especificidad.

  2. Estructura de la psicosis y la estructura del
    sujeto
  3. Fecundidad y especificidad de la
    aproximación estructural de la
    psicosis

La "estructura- génesis" permite a Lacan refutar
la organogénesis (que considera como una cuestión
caduca) y la psicogénesis ("el gran secreto del
psicoanálisis, es que no hay psicogénesis")
que
califica de hipótesis estériles por el hecho que
las dos reposan sobre la presuposición de una entidad
unificante : el Yo. Notaremos la critica implícita de los
postulados de la corriente anglosajona de la psicología del Yo.
Lacan se opone, implícitamente a las aproximaciones
psiquiátricas (organogenética y
psicogenética) a la aproximación
psicoanalítica que es ella estructural : "En ninguna
parte (…) la concepción falaz de un proceso
psíquico en el sentido de Jaspers, en donde el
síntoma seria que el indicio, no esta fuera de
propósito que en el abordaje de la psicosis, porque en
ninguna parte el síntoma, si sabemos leerlo, no esta
más claramente articulado que en la misma
estructura.

Desde el seminario III, Lacan afirma que el único
modo de abordar la psicosis conforme a el psicoanálisis es
de preguntarse si en el registro mismo o en el fenómeno
nos aparece, es decir, en aquella de la palabra.

La puesta al día de un discriminante de la
psicosis permite a Lacan de refutar progresivamente la tesis
desarrollada en Los complejos familiares, tesis que
descansa, sobre el Imaginario, particularmente sobre la inmadurez
del Yo y, correlativamente, de la relación de
objeto:

  • En un primer tiempo del
    seminario, el mecanismo imaginario reemplaza el complejo en la
    génesis de la forma de la psicosis: "…el mecanismo
    imaginario es lo que da su forma a la alineación
    psicótica, pero no su dinámica".
  • En un secundo tiempo, ese mecanismo es eliminado, no
    sin algunas precauciones verbales, en beneficio de lo
    Simbólico, que explica de la forma como de la
    dinámica de la psicosis. Así se expresa en
    relación al delirio. "Yo quise mostrarle que se
    esclarecía en todos sus fenómenos,
    y creo
    poder decir en su dinámica, en referencia a las
    funciones y
    a la estructura de la palabra
    ".

En "De una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis", ninguna duda subsiste:
"…ninguna formación imaginaria es especifica, ninguna es
determinante ni en la estructura ni en la dinámica de un
proceso. Y es porque nos condenamos de perder la una y la otra
cuando (…) no queremos tomar en cuenta la articulación
simbólica que Freud a descubierto al mismo tiempo que el
inconsciente y que le es en efecto
consubstancial
".

Desde entonces, Lacan puede formalizar su teoría
forclusiva de la psicosis en un esquema nombrado I o "esquema
de Schreber"
, que consiste en una transformación del
esquema R de la estructuración subjetiva.

Es esquema pone en evidencia "las alteraciones que
resultaron de ese defecto de inscripción (del Nombre del
Padre) al nivel de la
organización subjetiva" : …la ausencia del falo
imaginario permitiendo al infante de estructurarse como sujeto
bajo la mirada del Otro…",
y los reajustes de los tres
registros con lo que Jöel Dor llama "la agenesia del
Simbólico y del Imaginario".

Dos de los aportes de la aproximación estructural
de la psicosis fueron mencionados: la puesta al día de un
operador conceptual patognomónico de la psicosis y la
elaboración de una teoría del sujeto
psíquico como efecto del significante. Existe un tercero,
que viene corroborar uno de los aspectos de la primera
concepción lacaniana de la psicosis: evocada en 1932, en
términos de beneficio, ella es considerada, en 1955, no
solamente como defecto de simbolización, pero
también como revelación de ese discurso interior
cuyo sujeto normal se desvía, nos dice Lacan.

Parecería que toda concepción nueva de
patológico no vaya sin una redefinición del campo
de la normalidad: así, el sujeto normal seria aquel que
ignora lo que el sujeto psicótico – que Lacan califica de
mártir (en el sentido etimológico) del inconsciente
– atestigua.

Habría entonces un saber de lado de la psicosis.
Esta concepción de la psicosis no es sin evocar esta
pre-clásica de la locura: "…La locura fascina
porque es saber. Ella es saber porque todas esas figuras absurdas
son en realidad los elementos de un saber difícil,
cerrado, esotérico (…) Ese saber, tan inaccesible, y tan
temible, el Loco, en su necedad inocente, lo detiene. Mientras
que el hombre de razón y de sabiduría percibe
solamente unas figuras fragmentarias…".

Concluimos por la especificidad del acercamiento
estructural lacaniano. Si la aproximación freudiana
descansa sobre las dimensiones meta psicológicas de la
tópica, de la dinámica y de la economía,
así que sobre las instancias del Ello, del Yo, y del
Superyo, aquella de Lacan se funda sobre los registros de lo
Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real.

Es a la articulación de esos tres registros y a
sus implicaciones en la estructura subjetiva que Lacan dedicara
sus investigaciones
en el transcurso de los años 1970, muy particularmente en
los seminarios R.S.I. (1974 – 1975) y El
Síntoma
(1975 – 1976), ultima gran etapa de su
reflexión sobre la psicosis.

IV. El Modelo Borromeo (1974 –
1976)

Introducción

En el seminario El Síntoma (1975
–76), el ultimo gran avance teórico de Lacan en
materia de
psicosis toma como inicio una interrogación sobre la
locura : " ¿A partir de cuando es uno loco? se
pregunta Lacan. Para tentar de contestar a esa difícil
pregunta, Lacan estudia la vida y obra del escritor
irlandés James Joyce (1882 – 1941), cuyo estilo se
caracteriza por una desorganización de más en
más marcada del lenguaje. El encuentro con la
clínica joyciana conduce Lacan a reconsiderar su
teoría estructural de la psicosis formulada veinte
años antes.

Antes de abordar esta ultima gran etapa del recorrido
lacaniano, pongamos algunos hitos:

  • 1958: Desde " De una cuestión preliminar…",
    Lacan parece tomar en cuenta la posibilidad de una suplencia a
    la forclusión del Nombre del Padre: "Nadie duda que
    la figura del Pr. Flechsig (…) no haya podido reemplazar el
    vació súbitamente apercibido de la Verwerfung
    inaugural";
  • 1963: El 20 De noviembre
    en lugar de la sesión única del seminario
    interrumpido sobre los Nombres del Padre que Lacan comentara en
    el R.S.I., que si su titulo era en plural, estaba bien por
    tener alguna idea de la suplencia;
  • 1966: En una presentación de las Memorias
    del presidente Schreber en su traducción francesa, Lacan define la
    paranoia como "una identificación del goce en el
    lugar del Otro como tal"
    . El tema del goce va tomar una
    importancia creciente en la obra de Lacan, en la medida en
    donde, a partir de los años 1960, la psicosis va ser
    caracterizada no solamente por un desencadenamiento del
    significante, pero también por la invasión de un
    goce no regulado;
  • 1967: En el "Pequeño discurso a los
    psiquiatras",
    Lacan dice del psicótico que tiene el
    objeto a – resto, causa del deseo, de la doble
    operación (alineación y separación) de
    causación del sujeto – en su bolsillo, dicho de
    otra manera dice que en la psicosis, el sujeto no esta separado
    del objeto;
  • 1972: Introducción del nudo borromeo en el
    seminario "Ou pire";
  • 1973: retoma del nudo borromeo al fin del seminario
    "Encore";
  • Identificación de los tres círculos a
    los tres registros de lo Imaginario, de lo Simbólico y
    de lo Real en el seminario "Les Non dupes
    errent";
  • 1974–75: En el seminario R.S.I., que inaugura,
    después de la era de lo Imaginario y aquella de lo
    Simbólico, la era de lo Real, Lacan pone al día,
    con los nudos borromeanos, la equivalencia de los tres
    registros – que tiene la misma consistencia – y la
    necesidad de adjuntar una instancia nombrada, el Nombre del
    Padre, transformando así el nudo borromeo en tres
    círculos en un nudo borromeo con cuatro círculos.
    Indicando la posibilidad de una disyunción entre ese
    cuarto elemento y el Simbólico, Lacan introduce el
    concepto de
    suplencia del Nombre del Padre y cierra su seminario sobre tres
    nominaciones: aquella de lo Imaginario como inhibición,
    aquella de lo Real como angustia y aquella del Simbólico
    como síntoma. Ese seminario anticipa largamente sobre
    los temas que serán desarrolladas el siguiente
    año, de un punto de vista más clínico en
    El síntoma.
    1. La estructura nodal de la
      subjetividad
  1. La psicosis, defecto del nudo borromeo de la
    estructura

Desde su "identificación", en 1953, Lacan recure
a los registros de lo Real, de lo Simbólico y de lo
Imaginario (R.S.I.) para rendir cuenta de la realidad
humana:

"Por una parte, la interacción de esas tres instancias
comprueban lo isomorfo a la dialéctica edipiana (…) por
otra parte, el nudo de esos tres registros esboza el modo de
estructuración de la subjetividad".
Es con ese doble
titulo que lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real son de
nuevo convocados en 1975 – 1976, en El
Síntoma.

Refutando el postulado cartesiano de la
disyunción del pensamiento y
de la superficie, Lacan va hacer de la figura topológica
del nudo borromeo el suporte de nuestra consistencia. Que el nudo
sea el soporte del sujeto aparece claramente en la formula "Es
de la presión
del nudo que el sujeto se condiciona"
y el la escritura
misma del nudo, $, en donde se reconocerá la escritura del
sujeto tachado por el orden significante. Los círculos del
nudo figurando los tres registros de la subjetividad, aquellos
toman común medida en lo que Lacan llama "La tranza
subjetiva"
. Esta equivalencia de los registros pone un
termino al primado de lo Simbólico que caracteriza la
teoría estructural de los años 1950.

Con el nudo borromeo, Lacan reconsidera la
cuestión de la estructura a la luz de lo que califica de
"lógica de saco y cuerda": "Hay una
dinámica de los nudos, ça ne sert à rien,
mais en fin ça serre"; "ce que la corde prouve,
c’est qu’un sac n’est clos qu’à le
ficeler"
Ese nudo supone el pasaje de una triplicidad a una
cuaternidad.

  1. La cuaternidad, soporte del
    sujeto

"Tous les tabourets n’ont pas quatre pieds. Il
y a qui se tiennent debout avec trois. Mais alors, il n’est
plus question qu’il en manque un seul, sinon ça va
très
mal" Esa citación del seminario III
dejar pensar que desde 1956, Lacan tenia algunas intuiciones de
la estructura cuaternaria del sujeto. Si había subtitulado
R.S.I. 123 (el uno hablando de lo Simbólico, el dos de lo
Imaginario y el tres de lo Real es bajo el signo del cuatro,
soporte de la nominación que plaza El
Síntoma
.

En R.S.I., Lacan reaporta el desbloqueo de esas tres
dimensiones a su lectura de
Freud. Observa que, en ese ultimo. Lo Simbólico, lo
Imaginario y lo Real, implícitos, no tienen que agregarle
un cuarto termino, aquel de la realidad psíquica, que no
es otro que el complejo de Edipo, el cual consiste principalmente
en un nuevo anudamiento: "Porque anudarse de otra forma, es lo
que hace el esencial del complejo de Edipo, y es en lo que opera
el análisis"

En El Síntoma, Lacan reafirma que es porque el
ser humano se especifica de tres funciones distintas que es
necesario una cuarta, aquella del Padre o del Síntoma,
para anudar y "es necesario desde entonces suponer
tetrádico el lazo borromeo"

Esta teorizacion de la estructura del sujeto es
correlativa de una modelisacion de su
destructuración.

  1. La psicosis, "lapsus del nudo"

Si el sujeto se condiciona del cierre del nudo, conviene
entonces examinar las consecuencias de su denudamiento y de
considerar la psicosis como una modalidad de ausencia o de
fracaso de la nodalizacion subjetiva. En efecto, dice Lacan,
"Hay unos fallidos del nudo como del inconsciente" Nos
apoyaremos para rendir cuenta de esos fallidos de la nodalidad
borromea de la estructura, sobre un articulo de Pierre Skriabine,
(La clínica del nudo borromeo), que
escribió en 1989, integrando unos elementos
teóricos salidos de seminarios anteriores y posteriores de
"El Síntoma".

El anudamiento borromeo, que contiene – tres o cuatro
consistencias – puede fracasar:

  • porque hay una rotura o inconsistencia de uno de los
    registros o del cuarto elemento, Es por ejemplo lo que se
    produce para el presidente Schreber referente al llamado del
    significante forcluido, encuentra le deficiencia el
    Simbolico;
  • Porque hay una indistinción o una puesta en
    continuidad de los registros. Es el caso en la posición
    paranoica;
  • Porque los registros son profundamente disociados,
    como eso sobreviene en "la locura común" que
    evoca Lacan en R.S.I. y en "EL
    Síntoma"
    ;
  • Por fin porque han sobrevenidos unos errores de
    nudamiento ligados a la carencia paternal, como lo ilustra el
    caso de James Joyce.

Esas diversas modalidades de "lapsus del nudo" se
traducen entonces por "diferentes clases de arreglos o de
rearreglos de R. de S. y de I."

  1. Una teoría de la suplencia del Nombre del
    Padre
  1. Joyce o "la evasión de la
    psicosis"

"¿Joyce era loco? Se pregunta Lacan en
El Síntoma, dejando de lado toda
consideración nosológica. Diferentes aspectos de la
vida y de la obra del escritor lo lleva a esta
pregunta:

  1. en primer lugar, el estilo de Joyce, que Lacan
    califica "de enigma llevada a la potencia de la escritura"
    "al punto que termina por romper, disolver el lenguaje
    mismo
    " y que atribuye a una cierta relación impuesta
    a la palabra. Lacan observa que el nombre mismo de Joyce tiene
    una relación a joy, al goce y que "ese goce es
    la única cosa de su texto que podamos atrapar.
    Ahí es su síntoma"
    . Joyce maneja entonces
    "la carta fuera
    de los efectos de significado con fines de goces puros"
    y
    que Joyce espera de eso el renombre, nota Lacan quien se
    inclina entonces sobre la relación del escritor a la
    figura paternal.
  2. La relación de Joyce a la figura paternal. No
    es tan, en efecto, el deseo de renombre en si, que intriga
    Lacan que el hecho que este se inscriba en la relación
    de Joyce con su padre de quien dice que lo reniega, quedando al
    mismo tiempo arraigado en él. En consideración,
    las formulas lacanianas, pudiendo a menudo ser interrogativas,
    son al menos insistentes: "Joyce tiene un síntoma que
    parte de que su padre era carente, radicalmente carente (…)
    es de ese querer un nombre que Joyce ha hecho la
    compensación de la carencia paternal"; "El deseo de
    joyce de ser un artista que ocuparía todo el mundo (…)
    ¿no es exactamente el compensatorio del hecho que su
    padre nunca fue para él un padre? No hay ahí como
    una compensación de esta demisión paternal de
    esta Verwerfung de hecho que en eso que Joyce se sintió
    imperiosamente llamado (…) a valorizar el nombre que le es
    propio a costa del padre? Es a ese nombre que el quiso que se
    haya rendido homenaje que él mismo rechazo a
    quienquiera"
  3. La relación de Joyce a su cuerpo propio,
    ilustrado por dos episodios – relatados en una obra
    autobiográfica – en donde el comprueba de un inhabitual
    despego frente a él mismo, describiéndolo como
    " alguna cosa que solamente pide irse, que tiene que dejar
    como un pellejo"
    : el episodio de la golpiza recibida o de
    "una cierta potencia quitándola de este enojo
    súbitamente tejido, tan fácilmente que una fruta
    se deshace de su piel tierna
    y madura"
    y de las manos doloridas que "se quejaban como
    si no fuesen de él y que de ellas hubiera tenido
    piedad".
    Lacan observa que esa deflación narcisista,
    esta "forma de dejar caer del cuerpo propio es totalmente
    sospechoso para un análisis"
    y lo devuelve a un
    defecto del nudamiento de lo Imaginario.
  4. Las creencias de Joyce y , en primer lugar, su
    creencia de sus dones artísticos: "Ese pobre diablo
    se ha concebido como un héroe",
    donde "piensa que
    de artista es el único, que ahí, es
    singular"
    . Lacan subraya que, en su arte, Joyce
    encuentra su punto de expresión. En secundo lugar su
    creencia mística. Se hubiera creído, en alguna
    medida, redentor. Lacan subraya, que en todo tiempo, esta
    creencia se inscribe en una relación al padre. Por fin,
    su creencia en los dones de telepatía de su hija Lucia:
    hay ahí un punto de certeza para Joyce y el testimonio,
    según lacan, de la carencia paternal;
  5. Las "epifanías" de Joyce, es decir los
    momentos de éxtasis relatados en su obra, que
    representan la manifestación de lo que en el lapsus del
    nudo , Real e inconsciente se anudan y tienen entonces en lugar
    del goce falico que Lacan sitúa, en el nudo borromeo, a
    la intercesión de lo Real y de lo
    Simbólico;
  6. En último lugar, la relación de Joyce y
    su esposa Nora, de la cual Lacan dice, a contra corriente de su
    formula, que es una relación sexual, porque "no hay
    relación que si hay síntoma".
    De Nora, lacan
    habla como del nudo."Ella no sirve absolutamente de
    nada";
    "Non seulement il faut qu’elle lui aille
    comme un gant, mais il faut qu’elle serre comme un
    gant".
    Haciendo de aquella para Joyce como de toda mujer
    para un hombre, un síntoma.
  1. El síntoma, es, según la bella
    formula de Jean-Jacques Racial "ce fil quatrième
    qui permet à la structure, quelle qu’elle soit
    de ne pas se dénouer dans une confusion
    mentale".
    Esta definición presenta el
    interés de poner en evidencia la identidad de la
    función sintomática – real – con la
    función paternal – simbólica –
    las dos siendo el nudamiento. Es por el hecho que el viene
    " en lugar mismo en donde el nudo fracasa en donde hay
    un lapsus del nudo"

    Lacan propone en su sesión del 10 de
    Febrero de 1976, de considerar el caso de Joyce como una
    modalidad de suplencia al rompimiento de la estructura. Es
    en la nominación que resida esta suplencia en donde
    más exactamente el renombre, es decir, "una
    secunda operación de nominación"

    necesitada por la "reducción del nombre propio al
    nombre común"
    que evoca Lacan al termino de esta
    lección. Según Lacan, Joyce no se priva de
    usar lógicamente del síntoma, haciendo de su
    arte "el verdadero garante de su falo" y apuntando,
    por él, el cuarto termino del nudo.

    El instrumento de esta modalidad de suplencia es
    lo que nombra Lacan el ego, que define como siendo "la
    idea suya como cuerpo",
    Si uno se refiere a esta
    definición, el ego de Joyce, como lo atestigua el
    episodio de la golpiza es desfalleciente. Pero Lacan
    precisa, en su sesión del 11 de Mayo de 1976, que
    Joyce tiene un ego de otra naturaleza que aquel que funciona en el
    momento de la paliza, un ego para el cual la escritura es
    esencial y que llena una función de
    suplencia.

    Joyce presenta entonces un defecto de nudamiento
    borromeo de la estructura, traduciéndose por un
    defecto de nudamiento de lo Imaginario, al cual la
    suplencia lleva un proceso de compensación nombrado
    síntoma que, a la vez restituye la nodalidad
    borromeana y la exonera de la psicosis.

  2. El síntoma como suplencia
  3. La psicosis exorable

¿Por qué Joyce no habría sido
loco?
Se interroga Lacan porque "en la mayoría, lo
simbólico, lo imaginario y lo real son mezclados al punto
de continuarse el uno en el otro (…) y por lo tanto no es un
privilegio de ser loco"

En 1975 como en 1955, el punto de referencia diagnostico
en Lacan se funda sobre las categorías de lo
Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real. Sin embargo la
analogía se queda aquí, ya no hay primado de lo
Simbólico, pues de la función paternal, pero con
Joyce, la forclusión del Nombre del padre parece de
estructura.

"Es un error de pensar que ese nudo sea una norma
para la relación de las tres funciones que existen en el
ser que por ese hecho se cree hombre (…) El cuarto en la
ocasión es el síntoma. Es también igualmente
el Padre (…) el Padre es por fin solamente un síntoma
(…) La existencia del síntoma es implicada por la
posición misma por el lazo de lo imaginario, de lo
simbólico y de lo real enigmático".

Según la teoría forclusiva, la
función paternal era presente en la neurosis y faltante en
la psicosis. A la luz del borromeanismo, se vuelve un suplemento
sintomático en la neurosis y puede ser "suplenciable" en
la psicosis.

La pérdida de la exclusividad de la
función paternal es correlativa de una
pluralización de los Nombres del Padre y de modalidades de
suplencia de la forclusión:

  • por el síntoma, en el sujeto
    neurótico;
  • por el síntoma, así como lo construye
    Joyce en ¿<estado limite>?
  • por unas suturas y puestas en continuidad, como en la
    paranoia;
  • por una metáfora delirante, como aquella que
    construye Schreber, dicho de otra manera, por lo Imaginario y
    lo Real, como por lo Simbólico. Esta
    generalización, vía el síntoma, de la
    función paternal vuelve esté por supuesto muy
    necesario, que el Padre se vuelve superfluo: " Es porque en
    el psicoanálisis, de lógralo, prueba que el
    Nombre del Padre, no se puede tomar en cuenta a
    condición de utilizarlo"

Con esas premisas, la psicosis, lapsus del nudo, ya no
es ineluctable consecuencia del fracaso del rechazo originario, y
el síntoma en su función de suplencia, se vuelve un
instrumento de equilibrio de
la estructura. Es entonces a un verdadero derrumbamiento
dialéctico que se libra Lacan al fin de su
recorrido.

Concluimos sobre el borromeanismo diciendo que si la
forclusión es general y la función normativa del
padre sintomático, entonces sin duda Joyce esta loco, pero
con una locura común, y es en el buen uso del
síntoma que él nos introduce.

Conclusión

Al término de este estudio diacrónico y
critico de la teoría lacaniana de las psicosis, emergen
tres grandes enfoques etiopatogénicos que una mirada
retrospectiva podría calificar de respectivamente
centrados sobre los registros de lo Imaginario, de lo
Simbólico y de lo Real, devolviéndolos por ese
hecho, particularmente ilustrativos de ese corpus:

  1. Un enfoque organogenético (1932 –
    1938), reagrupando los modelos
    dichos personal y
    complexual, que sitúa la inducción de los fenómenos
    psicóticos en una agenesia del Yo y del objeto –
    ligado a una fijación libidinal del sujeto en un
    estado más o menos arcaico de su desarrollo
    (narcisismo primario o secundario) – correlado a un
    trastorno orgánico generalmente contemporáneo
    del desencadenamiento de la enfermedad. Esta
    organogénesis se arraiga en la teorización de
    un determinismo andrógeno de la psicosis;
  2. Un enfoque estructural (1955 – 1958),
    correspondiente al modelo forclusivo, que se caracteriza por
    un defecto de simbolización de la Ley ligada al
    fracaso del rechazo originario y a la forclución de un
    significante primordial – el Nombre del Padre
    -,operador conceptual discriminando la psicosis de la
    neurosis, Este segundo enfoque vuelve caduco el recurrir a la
    organogénesis;
  3. Un enfoque topológico (1974 – 1976)
    representado por el modelo borromeo y caracterizado por un
    defecto de nudamiento de los tres registros constitutivos de
    la estructura del objeto, que puede ser sustituida por un
    cuarto termino teniendo lugar de Nombre del Padre. Este
    tercero enfoque, centrado sobre lo real del nudo y
    correlativo de una pluralización de los Nombres del
    Padre, constituye una reformulación de la
    noción de estructura psíquica y una
    reevaluación de la función
    paternal.

Estas diferentes modelizaciones del tropiezo de la
constitución subjetiva son subtendidas por una
evolución del estatuto del síntoma, de la
concepción del sujeto y de su estructura, de las
perspectivas terapéuticas y, más generalmente de la
definición de lo normal y de lo
patológico.

Hecho, en los años 1930, de una fijación
evolutiva con un complemento orgánico y, en los
años 1950, del fracaso de la metáfora paternal, el
síntoma toma, con el borreanismo, una dimensión del
todo singular del nudamiento de la estructura del cual se vuelve
solidario. Esta función nueva de suplencia le
valdrá de ser renombrado sínthome.

El sujeto, él, es, para Lacan , el sujeto del
inconsciente ; vale decir que antes de 1936, es cuestión
que de persona. La primera concepción lacaniana del sujeto
descansa sobre lo Imaginario: a partir de una teorización
del estado del espejo, Lacan puede afirmar que "Es en el otro
que el sujeto se identifica y hasta se
experimenta ante
todo".
Desde ese entonces, la condición de
alineación del sujeto lacaniano surge. Con la llegada de
la teoría estructural de los años 1950, "es el
orden significante que causa el sujeto estructurándolo en
un proceso de división que hace surgir el
inconsciente"
El sujeto lacaniano es entonces dividido por el
lenguaje, atrancado a el mismo, sometido a la orden significante
quien lo determina, heterónomo. La tercera
teorización lacaniana del sujeto es topológica y
hace de aquel un efecto de nudamiento de los registros R.S.I.,
que limita el goce y encierra el objeto por causa del
deseo.

La impotencia de la referencia de la orden natural
(instinctual) para rendir cuenta de los fenómenos humanos
tan normales que patológicos había conducido Lacan
a identificar, en los años 1950, los tres registros
esenciales de la realidad humana y a afirmar la preeminencia de
uno de ellos, lo Simbólico, en la constitución del
sujeto, antes de darles, en los años 1970, su valor y, por
consecuente, de retirar a lo Simbólico la exclusividad de
su función de nudamiento de la estructura por la cual
viene a preguntarse – con la teoría de la suplencia- la
cuestión de su mutabilidad, y eso, además: que el
concepto mismo de forclución es remanejado: esta ultima se
generaliza a la neurosis – la cual no es ejemplo de
fenómenos de real – y se vuelve suplente.

Conviene entonces preguntarse sobre el estatuto de la
forclusión del Nombre del Padre al fin de la obra de
Lacan: si este operador conceptual queda operatorio en la
clínica, ¿puede todavía considerarlo de un
punto teórico, como patognomónico de la
psicosis?

La conceptualización de lo que algunos lacanianos
llaman la forclusion generalizada ¿no invalida en ese caso
la forclusión tanto como criterio metapsicológico
discriminante de la psicosis? Entonces la obra de Lacan, igual
que la de Freud, dejarían el problema para volver a
pensarlo.

Las perspectivas terapéutica efectúan una
revolución
completa: arrancando , en 1932, la psicosis a las tesis
constitucionalistas y degenerativas, Lacan había predicado
su posibilidad de curación al menos por una de sus formas.
La introducción de acercamiento estructural, en los
años 1950, lo había vuelto irreversible, hasta que
la teoría borromeana le restituye, en los años
1970, una modalidad de tratamiento.

Por fin, el pensamiento lacaniano no ha sido sin
trastornar la definición no solamente de la entidades
clínicas, pero también de lo normal y de lo
patológico: salido de una critica de unas teorías
deficitarias de la psicosis, Lacan no ha cesado de afirmar una
concepción de más en más humanizada de la
locura. Más todavía, la estructura de la psicosis
no es al final de su recorrido una variante de la neurosis, como
lo ilustraba el esquema I "el modelo del nudo real de todo
síntoma"
incluyendo el neurótico. Así es
sobre un movimiento de
acercamiento, inverso al movimiento inicial de distinción,
de lo normal y de lo patológico que se termina ese
recorrido lacaniano sobre la psicosis cuyo alcance exceda el
campo de la psicopatología, pudiendo ser
psicoanalítica, para encontrase con la antropología filosófica.

Bibliografía

Obras y artículos de Jacques
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Dr. Jean-Claude Maurice Dijon-Vasseur

Partes: 1, 2, 3
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