Terrorismo e Infancia en Colombia. Consecuencias Psicológicas y Psiquiátricas
- Terrorismo
- Efectos del terrorismo en las
víctimas - Epidemiología
de los trastornos relacionados con eventos
traumáticos - Curso
de los trastornos relacionados con eventos
traumáticos - Tratamiento de
los trastornos relacionados con evento
traumático - Discusión
- Conclusiones
- Bibliografía
Terrorismo
Terrorismo es un hecho que corresponde a una organización, sea esta criminal,
clandestina o institucionalizada, que actúa en forma
habitual, en el mismo ámbito geográfico, dentro de
una misma comunidad y con
una serie de actos de violencia
conducentes a sembrar el terror u otra serie de sentimientos
timéricos análogos (1); Significa el uso de un
"sistema de
terror" y un proverbio chino describe su esencia operativa como
"el arte de matar uno
para aterrar diez mil".
El término terrorista fue utilizado por los
jacobinos durante su gobierno en la
revolución
francesa, entre agosto de 1792 y julio de 1794, que se
caracterizó en un comienzo por la inspiración
instintiva del terror para intimidar, recurriendo luego a la
doctrina política y al aparato
burocrático para potenciar el impacto terrorífico
de sus acciones;
utilizaron este sistema hasta el derrocamiento de Robespierre,
definiéndose como terrorista todo aquel individuo que
trata de imponer sus ideas mediante el miedo o el
terror.
El terrorismo
siempre tiene la publicidad como
meta, persigue un fin religioso, político, nacionalista,
militar y/o económico y busca el temor o el terror para el
logro de sus fines. La gran diferencia con la acción
criminal es que el terrorista tiene la convicción que sus
acciones están enteramente justificadas y son parte de una
conducta social
positiva y heroica, se considera un iluminado, un convencido de
que logrará producir una conmoción en la realidad,
de manera que el terror es el fatal resultado de un intento por
cambiar el mundo. Las acciones del terrorismo subversivo como
"acciones de guerra" buscan
hacer aparecer a sus actores no como terroristas sino como
guerrilleros, combatientes u otro titulo romántico y
cautivador. El término guerrillero proviene de la guerra
Española de independencia
y se generalizo a partir de 1809, el de terrorista de la revolución
francesa y, ambos tienen su propia y muy diferente
connotación en el imaginario colectivo.
Las victimas del terrorismo son de diversos tipos:
Seleccionadas, cuando se atenta contra jueces, militares,
políticos, religiosos, familiares o amigos de los sujetos
seleccionados. Inintencionales como el peatón muerto por
una bala perdida. Incidentales como el transeúnte tomado
como rehén o victima de una explosión. Las
víctimas simbólicas que se relacionan
indirectamente con el objetivo
pretendido o con representantes reales del enemigo, enviando el
mensaje "la próxima vez puedes ser tu";
caracterizándose así la dimensión de
irracionalidad del terrorismo, que escoge estas víctimas
entre las que no son un peligro real para los agentes del terror
ni para sus ideales, buscando efectos psicológicos sobre
el grupo
objetivo.
Siempre se le considera un fenómeno macrosocial
sin embargo algunos autores como Morgan (1) plantean
también la existencia del terrorismo en ambientes
microsociales como el escolar, el laboral, el
familiar, el conyugal, etc.
Efectos del terrorismo en las
víctimas
Existen tres formas en las que el terrorismo afecta una
persona. El
drama que rodea la acción destructiva. El
escándalo referido al despliegue de irracionalidad,
la negación de la justicia, el
ignorar los valores y
el fracaso de la razón. El misterio en torno al
desconocimiento sobre la
organización y los protagonistas del acto
terrorista.
Las victimas pueden dividirse en dos tipos La
victima-victima quien sufre el impacto de la acción
terrorista y los sufridores del terrorismo como los
testigos, familiares, las autoridades y en general la sociedad.
Considerando siempre que actos repetidos de terrorismo se asocian
con un significativo estrés de
la sociedad (26) y que, incluso los que presencian a distancia
los efectos de un desastre o ataque pueden presentar
patologías relacionadas con el estrés
(40).
Podría considerarse a las victimas del terrorismo
como las victimas mas puras, pues son totalmente ajenas al acto
que las convierte en tales, lo que facilita la definición
de terrorismo como un proceso que
busca la victimización de un inocente.La victima vive la
acción como algo irracional, absurdo y ciego, con
consciencia simultanea de encontrarse frente a una táctica
de violencia maliciosa y premeditada, sintiendo entonces que ha
sido tratado como "muñeco" para impresionar a una sociedad
(1).
Se presentan tres tipos de respuesta en la victima de
acuerdo al tipo de contacto sostenido con el criminal La primera
cuando no existe contacto como en el ataque con explosivos, el
bioterrorismo,
el terrorismo radiológico o el bioquímico La
segunda cuando existe un contacto mínimo como en asaltos y
la tercera cuando es prolongado como en los secuestros, la toma
de rehenes o la tortura.
Frente a una acción terrorista, criminal,
violenta, súbita e inesperada, las victimas reaccionan
inicialmente con un estado de
"shock" que se acompaña de una sensación de
irrealidad e incredulidad. Esto se denomina negación y
responde a un poderoso estímulo instintual. Posteriormente
cuando la negación es superada por la realidad aparecen
sentimientos de espanto, miedo, temor o terror, emociones
timéricas que se caracterizan por un campo de
reacción psicológica muy limitado. Después
de un periodo de tiempo, que
varía de persona en persona, aparece la tercera fase, la
depresión traumática que depende del
contacto psicológico que se desarrolle entre la victima y
el criminal. Finalmente se presenta la fase de resolución,
en la que se integra la experiencia traumática,
caracterizándose por actitud
vigilante, revisión de los valores,
así como cambios afectivos.
La resolución del duelo en las victimas que han
mantenido un contacto prolongado con los criminales, como en los
secuestros y la tortura, así como en la toma de rehenes,
se complica por la prolongación de la segunda fase en la
cual los sentimientos timéricos son sobrecogedores,
paralizantes, con sensación de inescapabilidad,
presentando habitualmente conductas cooperativas y
amistosas producidas por la disociación generada por el
terror pudiendo llevar a desarrollar sentimientos de
simpatía e identificación con el terrorista, el
denominado síndrome de Estocolmo (1).
Se considera que un evento es traumático en la
infancia
cuando este se encuentra fuera de las experiencias ordinarias de
la niñez, si es horrorizante o implica riesgo para la
vida, el bienestar físico o la seguridad
personal (40).
Sin embargo esta definición genera la duda sobre que
podríamos considerar en Colombia una
experiencia común en la infancia, más aún,
si las experiencias traumáticas previas del niño
predisponen a la presentación de patologías
relacionadas con un evento traumático.
Es en la infancia cuando se producen los efectos mas
perturbadores y permanentes relacionados con episodios de terror,
con tasas de síntomas de Trastorno de Estrés
Postraumático (TSPT) de hasta el 70% a los 21 meses
del evento en el caso de desastres
naturales (4) (5) (40). En los niños
es importante no solo lo que les ocurre a ellos sino
también a sus padres, lo cual agrega al estrés y
genera una falsa maduración precoz. Los hijos se tornan
sobreprotectores, sienten gran culpa y su agresividad es muy baja
(1). Su patología depende del nivel de exposición
al evento traumático, así como el estrés que
puede presentarse después del ataque y las adversidades
ambientales a que quedan sometidos como empobrecimiento, perdida
del hogar, pérdida de la escuela, de los
amigos, dificultades para la alimentación, perdida
de electricidad (4)
o agua potable
como en el caso de voladura de torres o de oleoductos; en general
la pérdida de toda la red social.
La investigación clínica se centra en
los síntomas de ansiedad, de alertamiento y
disociativos que se presentan inmediatamente después de
que el niño es victimizado. La importancia de estos
síntomas es considerada en el DSM-IV-TR con la
adición del Trastorno por Estrés Agudo, en
el que se reconoce la respuesta psicopatológica en el
periodo inmediato al trauma y hasta un mes después.
Incluye ansiedad y síntomas disociativos como componentes
necesarios del diagnóstico y presenta posteriormente una
mayor prevalencia de TSPT (13) (23).
La depresión como comorbilidad empeora el
pronóstico al relacionarse con niveles mas elevados de
síntomas persistentes de TSPT, interfiriendo con la
resolución sintomática.
Los niños presentan más síntomas de
internalizacion, retraimiento, depresión y ansiedad,
problemas
sociales y de atención. Las niñas muestran un
importante aumento de síntomas depresivo ansiosos (5) y
tienden a presentar niveles algo superiores de síntomas de
TSPT que los niños (4); se presenta una mayor
reducción de síntomas a los 21 meses en los
niños (5).
Los síntomas depresivos también presentan
un patrón relacionado con el nivel de exposición,
la severidad y persistencia del evento traumático, muertes
grotescas, la contemplación de restos humanos, la muerte de
los padres o de familiares, las circunstancias de esas muertes,
las heridas sufridas por seres queridos, las amenazas hechas por
los terroristas, el tipo de heridas y la incapacidad o
desfiguración que produzcan, la destrucción o
perdida de la residencia y estilo de vida en los casos de
desplazamiento forzado. La severidad del TSPT y las reacciones
depresivas están altamente correlacionadas y la perdida de
miembros de la familia se
correlaciona independientemente con cada una (9).
Cuando se presentan quemaduras en los niños la
magnitud del área corporal quemada no se relaciona con el
TSPT directamente, pero si con síntomas de ansiedad y
disociativos. La vía mediada por ansiedad de
separación esta influenciada por la respuesta del
niño al dolor agudo, y es inversamente proporcional a la
edad del niño. La vía mediada por solo es
influenciada por el área de superficie corporal quemada.
También se reporta la aparición de ansiedad, fobias
y enuresis; de los síntomas de ansiedad, la ansiedad de
separación es especialmente importante en estos
niños, pues la forma en que se produce el ataque, la
quemadura en si y el tratamiento, que es largo y estresante.
Frecuentemente implica separación de los padres en el
momento que el niño mas los necesita (13). Debe
también considerarse que el simple hecho de ser lastimado
y/o hospitalizado ya implica un riesgo de presentación de
trastorno por estrés agudo (15).
El abuso sexual
de niños y adolescentes
como parte de la estrategia del
terrorista para dominar a sus victimas produce severo daño
psicológico tanto en el momento del abuso como años
después, exhibiendo problemas de
conductas internalizantes y externalizantes (20). Con mayor
riesgo de desarrollar TSPT en los niños que presentan
síntomas disociativos durante o después del trauma,
pues las respuestas disociativas no permiten la expresión
abierta de las emociones y cogniciones asociadas al trauma, lo
que conlleva más re-experimentación y empeora el
pronóstico. A más temprana edad el abuso predice la
aparición de síntomas de ansiedad y alertamiento,
pues entre mas jóvenes las victimas tienen menos capacidad
de lenguaje y
habilidades de identificación de emociones, lo que les
hace mas difícil la expresión de pensamientos y
sentimientos (17). La penetración, la duración del
abuso, la frecuencia con que se realiza, el uso de fuerza y la
existencia o no de una red social de apoyo, afecta la
presentación de síntomas (18).
Grupos de niños secuestrados o expuestos a
tiroteos o disparos de francotiradores exhiben síntomas
como sueños repetitivos, temores específicos
relacionados con el evento, juego
postraumático, cambios de conducta, reexperimentacion
psico-fisiológica, conductual y disminución de las
expectativas hacia el futuro. Sin embargo no llenan criterios
para ser considerados como TSPT en la gran mayoría de los
casos. No hay diferencias entre la presentación de
síntomas de aquellos niños expuestos directamente
al trauma de aquellos que observan el evento por televisión
(40).
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