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Dr. José Gregorio Hernández, su vida común y profesional camino a la santidad (1864-1919) (página 2)



Partes: 1, 2

UNIVERSIDAD.

Cuando ingresó a la universidad
central José Gregorio tenía 17 años. Durante
los dos primeros años de estudios universitarios
continuó viviendo en el colegio Villegas, donde aun
desempeñaba el cargo de inspector y donde era tratado como
un miembro de la familia;
pero, en 1884, cuando comenzó a cursar el tercer
año de medicina, dejo
el colegio Villegas para establecerse en habitaciones alquiladas
a los esposos Margarita Patria y Germán Puyou en la casa
número 3 de Madrices a Ibarra.

Su primera vocación se orientó hacia las
leyes, por lo
que decidió estudiar derecho. No obstante, su padre lo
hace desistir y finalmente se decide por Medicina (quizá
porque veía en ella una manera de expresar su natural
inclinación a ayudar a los demás) en la Universidad
Central de Venezuela
(UCV), carrera que enrumba por los caminos de la Biología.

Para aquel entonces las habilidades de José
Gregorio Hernández eran múltiples: hablaba inglés,
alemán, francés, italiano, portugués y
dominaba el latín; era filósofo, músico y
poseía profusos conocimientos acerca de teología.
Se doctoró en la UCV el 29 de junio de 1888 y
colocó así broche de oro a un
fructífero desempeño evidenciado por maestros de la
talla de Adolfo Ernst, considerado el fundador de la escuela
positivista venezolana, y Adolfo Frydensberg, cofundador de la
Sociedad
Química de
Caracas así como de la Sociedad Farmacéutica de
Venezuela, de quienes fue alumno.

PROFESIÓN.

A tan sólo pocos días de obtener el
título de doctor en Medicina en presencia del Rector, como
era costumbre, sacó dos temas o ponencias que luego
debía desarrollar ante un jurado examinador, estos fueron:
En primer lugar contrastaría la doctrina de Laennec, que
asienta que la existencia del tubérculo es factor
suficiente para la constitución de la tuberculosis
revolucionaria teoría
unitaria, frente a la escuela de Virchow, que sostiene la
dualidad, según la cual la tuberculosis y la neumonía eran dos enfermedades distintas sin
ninguna capacidad contagiosa. En segundo lugar,
profundizaría en el tema de la fiebre tifoidea
típica de presentarse en Caracas. La escogencia de ambos
temas no eran más que un indicio de lo que más
adelante se convertiría en el eje de su profesión
médica, las enfermedades bacterianas, tanto así que
es considerado el fundador de la bacteriología en
Venezuela.

Al graduarse en 1888 regresa a su región para
ejercer consecutivamente en los estados Trujillo, Mérida y
Táchira. Se radicó en Isnotú hasta el 30 de
julio de 1889, para ejercer entre los tres estados andinos
venezolanos. Cumplida su deuda de servicio con
su hogar geográfico, regresa a Caracas donde comienza su
actuación como científico, filósofo y
filántropo. Al año de ejercicio profesional, por
recomendación muy efusiva de uno de sus profesores, el Dr.
Calixto González, quien mucho lo distinguía y
apreciaba, es enviado a Europa por el
Presidente de la República, Dr. Juan Pablo Rojas
Paúl, para continuar estudios de postgrado en las
universidades de París y Berlín. El presidente
Rojas Paúl, toma esta decisión como consecuencia de
la falta de médicos especialmente dedicados a la
experimentación en 1889, decreta que, por cuenta del
gobierno, se
nombre al joven médico venezolano, de buena conducta y
reconocidas aptitudes, para que se traslade a Francia, a
estudiar teoría y práctica en las especialidades de
microscopia, histología normal y patológica,
bacteriología y fisiología experimental, con la
asignación de seiscientos bolívares
mensuales.

ESTUDIOS EXTERIOR.

Una vez en Paris, trabajó en los laboratorios de
Charles Richet (Premio Nóbel 1913) profesor de
Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de
París y quien a su vez había sido colaborador de
Etienne Jules Marey y discípulo del sabio Claude Bernard,
máximo exponente de la Medicina Experimental en
Francia.

Estudió Histología y Embriología con Mathías Duval. Para
conocer, con fundamentos serios, la razón de su prestigio
como médico basta con leer el testimonio de aquellos
contemporáneos suyos que lo vieron de cerca actuar. Su
maestro de la Universidad de París, el gran sabio
francés Matías Duval, al dar constancia de los
estudios del joven médico venezolano seguidos bajo su
dirección, expresa textualmente: "El Dr.
Hernández ha trabajado asiduamente en mi laboratorio y
aprendido en él la técnica histológica y
embriológica; me considero feliz al declarar que sus
aptitudes, sus gustos y sus conocimientos prácticos en
estas materias hacen de él un técnico que me
enorgullezco de haber formado".

También participó en su formación
el eminente Isidor Strauss, que había sido
discípulo de Emile Roux y Charles Chamberland quienes lo
fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la
Bacteriología.

En su estancia por Francia muere su padre, Benigno
Hernández, de quien se dice, heredó el carácter y la rectitud. Los bienes que le
quedaron como herencia, se los
entregó por completo a sus sobrinos, los hijos de su
hermana Sofía con Temístocles Carvallo.

Concluidos sus estudios en París, solicita
permiso para trasladarse a Berlín donde estudia
Histología y Anatomía
patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de
Bacteriología.

VUELTA A LA PATRIA Y DOCENCIA
UNIVERSITARIA.

En París compró un laboratorio de
fisiología por instrucciones del gobierno. Terminada con
brillo y éxito
su misión en
Europa, regresa a la patria en 1891, y el gobierno de turno bajo
el mando de Raimundo Andueza Palacios tomando en cuenta la
adquisición del laboratorio por Hernández, decreta
la creación de los estudios de histología,
fisiología experimental y bacteriología, a cargo
del mismo catedrático quien fungirá como director;
simultáneamente es nombrado catedrático de las
asignaturas.

Este acontecimiento convirtió al Dr. José
Gregorio en un verdadero precursor de esas disciplinas
científicas en Venezuela. Dando un ejemplo de
abnegación poco común, el Dr. José Gregorio
se presentó a desempeñar su labor a la
mañana siguiente del nombramiento, prestando juramento
como profesor ante el rector de la universidad el 16 de noviembre
de 1891. El reconocimiento oficial a la ciencia del
doctor Hernández, sumado a los modernos conocimientos y a
la valiosa experiencia que había adquirido en Europa, le
garantizaron una favorable acogida en los medios
profesionales y aristocráticos de Caracas. Pero,
amén de esas cualidades indiscutibles, en opinión
de muchos, fue su carácter afable y comprensivo lo que le
graneó de inmediato una gran clientela en todas las
esferas sociales de la capital.

En opinión del Dr. Santos Aníbal Dominici,
"impuso su valimiento científico a las pocas semanas de su
actuación médica". Convencidos de su pericia y de
su eficacia
profesional, muchos galenos caraqueños no vacilaron en
consultarle, incluso al pie del lecho de sus propios enfermos. Al
cabo de cierto tiempo,
algunos doctores más viejos comenzaron a transferirle sus
pacientes, llegando a contar el Dr. Hernández con una de
las más extensas listas de pacientes de la Caracas de
aquellos tiempos. Los métodos
modernos que empleaba a la hora de emitir sus
diagnósticos, y lo acertado de éstos, le dieron a
su opinión profesional una validez
indiscutible.

El acopio de conocimientos que adquirió en el
extranjero y su vigoroso temperamento de investigador lo
convierten en el término de tres años en un joven
sabio que desplegó la más fecunda actividad
investigativa, docente y asistencial. Funda la cátedra de
Histología Normal y Patológica; así mismo
imparte a sus alumnos conocimientos sobre bacteriología y
fisiología experimental.

Al mismo tiempo se ocupa de sus pacientes que aumentan
de día en día, a medida que crece su fama de gran
médico y hombre de
honda sensibilidad ante las precarias condiciones
económicas de la inmensa mayoría de los habitantes
de Caracas y su alrededores. Pocas personas para esa fecha
podrían haber alcanzado tal grado de disposición
para emprender esa amplia tarea científica. La
cátedra de bacteriología fue la primera que se
fundó en América.

Su obra cumbre en el terreno de la ciencia,
aquella que lo coloca en el solio de los grandes maestros de la
medicina nacional, fue su obra docente, la de maestro insigne que
supo ser inspiración y símbolo para legiones de
discípulos que enaltecieron su memoria llevando
sabiduría, decoro y honestidad a
todos los rincones de Venezuela. Es entonces, cuando comienza la
enorme y fecunda labor del Dr. Hernández. Sus actividades
son desde entonces múltiples, como variadas sus
actuaciones. Supo ser a la vez, sin dejar de ser él mismo,
científico connotado, profesor erudito, médico
eminente y sapientísimo, investigador infatigable,
filósofo profundo, artista de refinada sensibilidad,
ciudadano intachable y sobre todo, hombre, de envidiables
cualidades y excelsas virtudes. "Era un sabio casi niño"
según Rísquez.

Este bien logrado conjunto de su peculiar personalidad,
lo llevaron con sobrada razón, a ocupar puesto prominente
entre sus contemporáneos y a dejar después de su
muerte, una
luminosa estela de imperecedera recordación. Las
diferentes y variadas facetas de su proteiforme personalidad,
hacen de su vida un raro complejo, preñado de no pocas
interrogantes; pero en medio de esa complejidad, Hernández
se presenta siempre uno mismo, en la fina agudeza de su ingenio y
en la permanente ejemplaridad de su conducta, sin cambios
acomodaticios, hipocresías, ni mentiras. Fue siempre un
gran sincero, tanto cuando investiga los misterios del mundo
infinitesimal, como cuando responde tajante sin evasivas: "Yo soy
creacionista", a la formal encuesta
académica de Razetti, acerca de la teoría del
transformismo en el origen del
hombre y la evolución de las especies. Fue siempre
adversario sincero y declarado de la doctrina evolucionista,
cuyos postulados, por demostrativos que fueren, no aceptó
nunca como verdades confirmadas.

Adscrito fielmente a la tradición bíblica,
no creyó nunca en la evolución y
transformación sucesiva de las especies; fue creacionista
en el sentido más amplio de la palabra y jamás
admitió transacción alguna entre las demostraciones
de la ciencia, especulativa o experimental, y la palabra sagrada
de los profetas, por cuya voz se trasmitió a la humanidad
la revelación divina y la historia original de los
seres que hoy viven en la
tierra.

Considerando en la historia de los estudios
médicos en Venezuela tres fechas importantes diremos que
Lorenzo Campins y Ballester en 1776 funda la primera
cátedra para la enseñanza de medicina en la entonces Real y
Pontificia Universidad de Caracas; en 1827 Vargas crea la
Facultad de Medicina y en 1891 funda Hernández los
estudios experimentales de forma científica. Es con
él cuando comienza la verdadera docencia científica
y pedagógica, a base de lecciones explicativas, con
observación de los fenómenos
vitales, la experimentación sistematizada, práctica
de vivisección y pruebas de
laboratorio. Introdujo el microscopio y
enseñó su uso y manejo; coloreó,
cultivó microbios; hizo conocer la teoría de
Virchow.

Fue además, un gran fisiólogo y un
biólogo eminente pues conocía a fondo la física, la
química y las matemáticas, ciencias
básicas y trípode fundamental sobre la que reposa
toda la dinámica animal. Las aplicaciones
prácticas de esas experiencias, las supo poner al servicio
de la finalidad suprema de la medicina, que no es otra que curar
enfermos y proteger vida. Fue también por temperamento e
inclinación, un verdadero filósofo. De
carácter reflexivo, poseedor de un espíritu
selecto, con admirable sentido crítico y pensador de alto
vuelo, sintió siempre honda preocupación por los
grandes problemas
humanos.

Era investigador por vocación. Su metodología científica y su curioso
espíritu, siempre ávido de la verdad, lo llevaron
desde un principio, al campo de la experimentación.
Comienza por comprobar los hechos aprendidos en la teoría
y ejecutados más tarde en escuelas extranjeras, con los
obtenidos ahora por él, algunos de los cuales, como la
numeración globular roja, en franca discrepancia con las
cifras europeas, son presentadas por él, al I Congreso
Médico Panamericano de Washington en 1892. En el resumen
de este trabajo
expresa:"Creemos que el número de los glóbulos
rojos es menor en los habitantes de las regiones intertropicales
que en los de las regiones templadas, y suponemos que esta
hipoglobulia depende del organismo que teniendo menos
pérdidas de calor por la
irradiación, disminuye la producción globular. Y por este hecho
está perfectamente de acuerdo con la opinión
antigua de que los países cálidos son los
países anemiantes por excelencia"

Escribe sobre la angina de pecho de naturaleza
paludosa junto a Nicanor Guardia, como catedrático de
patología experimental, en un estudio dedicado a la
Facultad de Medicina de Madrid, con
observación de tres casos… "cuya etiología
creyeron haber dilucidado y que les sirvió de base para el
estudio de una enfermedad poco conocida y mal estudiada para
entonces; el estudio de sus casos no les permitió dudar de
que se trataban de individuos bajo la potencia del
impaludismo; la observación del pigmento melánico
en la sangre,…
sin embargo no observaron el hematozoario de Laveran, pero la
circunstancia de haberse transformado los accesos de angor en
accesos de fiebre paludosa, es tan demostrativa como la presencia
misma del pigmento… describen los tipos de anginas de
pecho, por ateroma, por simple neuralgia del plexo
cardíaco o por obstrucción de arterias coronarias
por el protozoo y las granulaciones pigmentarias y la acción
curativa de la quinina en estos casos…"

En 1893 publica en varios números de la Gaceta
Médica y luego en un libro en 1906
su obra escrita quizás más importante, "Elementos
de Bacteriología", calificado por los conocedores como
prodigio de concisión y claridad y que representa el
primer texto de esa
especialidad presentado en el país. En ella define la
bacteriología, los microbios, microbios vegetales,
animales, sus
formas, coccus, bacilos, spirillus, clasificación de
Pasteur, entre otras.

Estudia las lesiones anatomopatológicas de la
pulmonía crupal, que es la neumonía fibrinosa o
diplocóccica, considerada para la época como muy
rara o excepcional pero por el estudio y análisis clínico minucioso
demostró que era una enfermedad bastante común en
Caracas y al final concluye:"…La muerte
puede sobrevenir en cualquiera de los períodos de la
pulmonía…la causa de muerte es por agotamiento del
corazón
por excesivo funcionamiento…y más adelante
dice…de estas consideraciones podemos deducir la regla de
conducta que debemos observar en presencia de un caso de
pulmonía, fácil de sintetizar: en el tratamiento de
la pulmonía lo primero es defender el corazón"
.

En 1910 describe "De la nefritis en la fiebre amarilla",
en colaboración con el Dr. Felipe Guevara Rojas; las
lesiones encontradas "son aumento de volumen y
congestionamiento, manchas equimóticas y sangre en la
orina: lesiones en los glomérulos de
Malpigio…apartando los casos fulminantes que destrozan el
hígado por esteatosis sobreaguda podemos establecer para
los demás la siguiente ley: en el
tratamiento de la fiebre amarilla lo primero es defender el
riñón, dice más adelante y al final el
tratamiento a seguir" .

Investiga las relaciones que a su juicio, debían
existir entre el bacilo de Koch y el de Hansen, basándose
para ello, en su común carácter de ácido
resistencia e
inicia trabajos sobre el tratamiento de la tuberculosis con el
aceite de
Chaulmoogra (Ginocarda odorata), sustancia que sólo
entonces era usada para tratar la lepra y en sesión de la
Academia de Medicina en 1918, presenta una nota preliminar al
respecto la cual finaliza así:"Aunque esta es una comunicación preliminar, pues no hemos
tenido el tiempo suficiente para un estudio definido, podemos sin
embargo deducir de nuestro trabajo las conclusiones siguientes:
el aceite de chaulmoogra ciertamente mata al bacilo de Koch, los
enfermos tratados mejoran
su estado general
después de la inyección… las inyecciones de
uno o dos cc, separados por largos intervalos es lo
mejor…" .

El Dr. José Gregorio estudia el flagelo de la
bilharziasis entre nosotros y le dedica un sólido trabajo,
de gran importancia sanitaria, en el que alerta tanto al gremio,
como al público, sobre la importancia de la terrible
endemia, poniendo en evidencia que su extensión en
Venezuela, era mucho mayor de lo que se creía generalmente
entonces.

Como acota Puigbó: "Su capacidad como
clínico de someterse al rigor del método
anatomo-clínico, su capacidad de manejar los recursos
derivados de las técnicas
complementarias de diagnóstico y su capacidad para crear
hipótesis novedosas, hace evidenciar su
maravillosa obra científica, aunque no extensa en
número, si en forma cualitativa por su trascendencia en la
medicina de la época".

Fue por supuesto uno de los 35 Fundadores de la Academia
Nacional de Medicina en junio de 1904, ocupando el Sillón
XXVIII, formando el grupo de
excelentes médicos de la época convocados por
Razetti para normar la salud en Venezuela. En julio
de 1913 cuando decide retirarse a La Cartuja renuncia en carta dirigida a
el Dr. Pablo Acosta Ortiz, para ese entonces, Presidente de la
misma y le contesta Razetti, Secretario Perpetuo: "Señor
Doctor José Gregorio Hernández: Honorable colega,
considerada por esta Academia la renuncia de Miembro de ella que
usted se ha servido enviarle con fecha 18 de los corrientes,
tengo la honra de decirle que la Academia no la ha aceptado,
porque considera que el cargo de Miembro de una Academia no es
renunciable. Soy de usted seguro servidor y
colega".

Apasionado de la literatura, escribió
artículos, opúsculos y narraciones fuera de su
producción científica, podemos citar: En un
vagón, en el que argumenta sobre el libre albedrío;
Los Maitines, donde hace referencia a la Cartuja, y Visión
de arte, una
graciosa fantasía literaria. en resumen sus publicaciones
científicas: en 1906 apareció Elementos de
bacteriología, primer texto de esta materia
publicado en Venezuela; en Sobre la angina de pecho de naturaleza
palúdica describió, por primera vez en el mundo,
esta afección, así como su correcta patogenia.
Trabajó sobre el recuento globular, la bilharziosis,
nefritis amarílica y terapia de la tuberculosis por el
aceite de chalmoogra. Su contribución humanística
quedó plasmada en su obra Elementos de Filosofía
(1912), en donde expone la visión personal que
tenía sobre el mundo y sobre las relaciones que vinculaban
a los hombres entre ellos y con el Ser Supremo. A la vez la obra
representa un testimonio sobre las reflexiones más
íntimas del autor.

En resumen su actividad docente se puede dividir en dos
etapas de 1891 a 1912 donde crea las cátedras antes
mencionadas de histología y bacteriología en primer
año de medicina; fisiología experimental en segundo
año y anatomía patológica práctica,
dos cursos en tercer año. Dictó veintiún
cursos universitarios más dos prácticos, duraban un
año cada uno y los dictaba alternando las
materias.

En 1906 obtuvo su jubilación pero siguió
enseñando y se fue a La Cartuja en 1908 de donde se
regresó en 1909. .

En 1912 se agregó a sus actividades
parasitología, enseñó en los microscopios
que trajo y otros instrumentos mencionados.

Tenía ejercicio privado de la medicina en su
tiempo libre y contaba con un consultorio en su propia casa; las
consultas las realizaban al mediodía, no se tiene
suficiente bien la estadística de esta actividad, pero se
tienen recabadas unas 7000 recetas hasta la fecha.

Como científico actúo siempre
ceñido a la más precisa metodología
experimental, y como filósofo se orienta dentro de los
principios de
la fe católica sustentados por Agustín de
Hipona, Bernardor de Claravel, Tomás de Aquino y
tantos otros padres de la Iglesia. En su
condición de católico militante, el Dr. José
Gregorio Hernández, practica dos postulados esenciales: la
caridad y la tolerancia, con
un sentido cabal que no humilla ni lesiona la dignidad
humana, ni hiere a quienes discrepan de sus creencias religiosas.
Ello explica el general sentimiento de elevada estimación
que inspira a todos los que lo conocen y tratan, sin distingos de
opiniones. De ese unánime aprecio es testigo
incontrastable lo dicho por uno de sus colegas y adversarios, el
sabio Luis Razetti, quien sostiene en discurso
pronunciado con motivo de su muerte ocurrida trágicamente
el 29 de junio de 1918: "Creía que la medicina era un
sacerdocio, el sacerdocio del dolor humano y siempre tuvo una
sonrisa desdeñosa para la envidia y una caritativa
tolerancia para el error ajeno. Fundó su reputación
sobre el inconmovible pedestal de su ciencia, de su pericia, de
su honradez y de su infinita abnegación. Por eso su
prestigio social no tuvo límites y
su muerte es una catástrofe para la Patria".

VOCACIÓN SACERDOTAL.

La vocación sacerdotal que según algunos
de sus biógrafos
había alimentado desde joven junto a la medicina, se
había desarrollado de una manera serena,
manteniéndose siempre como a la sombra de su fervor
profesional. No era el Dr. José Gregorio un hombre a
quién se oyera con frecuencia hacer comentarios
religiosos, al extremo de que uno de sus amigos cercanos, Pedro
César Dominici, se sorprendió mucho cuando en una
ocasión, conversando acerca del clero, éste le
reveló que pertenecía a una orden
exclaustrada.

No obstante esa discreción con respecto a su
vocación y su fé, su deseo de entregarse totalmente
a Dios fue siempre en aumento. En 1907, después de haberse
traído a todos sus familiares a Caracas, y de haber
encaminado hermanos así como a sobrinos en dicha capital,
el Dr. José Gregorio sintió que ya sus deberes
familiares estaban cumplidos. Y como ya se encontraba jubilado de
su puesto de catedrático universitario, y además
había hecho valiosos aportes a la medicina venezolana y
mundial con sus trabajos científicos, consideró que
también sus deberes para con su país y con la
ciencia habían sido cumplidos, por lo que le era posible
entonces llevar a vías de hecho su tan aplazada
vocación religiosa.

El padre Juan Bautista Castro, su director espiritual
durante años, quien era a la fecha Arzobispo de Caracas y
Primado de Venezuela, después de mucho discutir con el Dr.
José Gregorio todo lo útil que aún
podía ser a su país y al mundo, aprobó
finalmente la vocación. Monseñor Castro
envió una carta de recomendación con fecha 6 de
octubre de 1907 en la que solicitaba al Prior de la orden de San
Bruno en La Cartuja de Farneta cercana al pueblito de Lucca,
Italia, el
ingreso del Dr. José Gregorio en dicho claustro.
Además el Dr. José Gregorio por su parte
envió también una carta al Prior.

El 16 de julio de 1908 llegó el Dr. José
Gregorio finalmente a la Cartuja de Farneta. Los preliminares de
su ingreso consistieron en un nuevo examen de su vocación
que habría de durar varios días. En estos
días se instruía al aspirante a novicio sobre los
pormenores de su vida futura y de todos los detalles de la orden
en la que iba a ingresar, al mismo tiempo que se comprobaba si su
vocación era puramente religiosa o si simplemente se
trataba de reacción pasajera ante circunstancias adversas
de la vida de este mundo.

Una vez probada su vocación, Fray Etienne le
lavó los pies, ceremonia previa a ser recibido en la celda
por el Prior de la orden. Este lavatorio de pies simboliza que el
novicio debe dejar tras de sí al entrar en clausura 'el
polvo del siglo' y consagrar su vida a la oración y la
devoción.

El período de postulado habría de durar un
mes. Durante ese mes el futuro novicio vistió un manto
negro sobre sus ropas civiles al acompañar a los cartujos
en todas sus actividades monacales. En esos días el
maestro de novicios, Fray Etienne, se encargaba de instruirlo en
las labores que una vez aceptado en la orden, habría de
ser su quehacer diario.

Al cabo de este mes de postulado, probada una vez
más la voluntad y la vocación de José
Gregorio, el Prior lo propuso ante los frailes de la comunidad para la
toma del hábito.

En la sala del capitulo de la cartuja, el Dr.
José Gregorio arrodillado a los pies del Prior, y con las
manos de este entre las suyas, respondió a las preguntas
que éste le formulaba en latín.

Una vez concluido el interrogatorio los frailes
debían votar con respecto a la aceptación del Dr.
José Gregorio como cartujo, mientras el futuro novicio se
retiraba a la capilla en espera del resultado. La votación
se haría privada y en secreto. Cada fraile debía
colocar un grano negro o uno blanco en una urna según
fuera su opinión con respecto al ingreso del nuevo novicio
en la orden.

Al contarse los granos se comprobó una
mayoría de granos blancos, y en consecuencia el Dr.
José Gregorio fue conducido nuevamente a la sala del
capítulo, donde hubo de escuchar una nueva
alocución del Padre Prior, de rodillas repitió su
solicitud de ingreso en la orden, a lo que el Padre Prior
respondió:

"En el nombre de Dios y de la Orden, en mi nombre y el
de mis Hermanos, yo os admito entre nosotros; y os prevengo de
que hasta vuestra profesión vos sois libre de retiraros,
pero nosotros también, de nuestra parte, podemos
despediros si vuestra conducta nos desagrada".

Inmediatamente después le dio el "beso de paz", y
seguidamente el Dr. José Gregorio fue a arrodillarse ante
los pies de cada uno de sus nuevos hermanos en la orden, quienes
a su vez, solemnemente conmovidos, también lo besaron y lo
abrasaron.

A partir de ese momento ya el Dr. José Gregorio
nunca más podría vestir las ropas seglares, sino
que bajo el manto negro, habría de llevar ahora el cilicio
de piel de cabra
que impone la orden y la túnica blanca de los novicios.
Además su cabello fue cortado al rape y le afeitaron el
bigote que había conservado hasta el momento. Su nombre
pasó a ser entonces el de "Hermano Marcelo", y se le
adjudicó una celda en el convento que ostentaba en la
puerta en una tablilla la letra U y una sentencia en latín
tomada de la Biblia:

"Vir obediens loquetur victoriam"

Era el 29 de agosto de 1908. Con el nombre de Fray
Marcelo nacía el Dr. José Gregorio a una nueva vida
de duras privaciones, pues las reglas de la orden obligan al
novicio a familiarizarse desde el principio con todos los rigores
de la vida cartujana.

Los días en la cartuja se dividían en 7
horas de sueño, 15 de estudio y ejercicios espirituales, y
2 horas de trabajo físico. Las celdas cartujanas
están compuestas de dos compartimientos, uno destinado a
dormitorio y el otro destinado al estudio; cuentan también
con un pequeño patio, donde a solas realizan los trabajos
que consisten fundamentalmente en cortar leña con hacha.
De éstos aposentos no pueden salir los monjes sino cuando
el Prior o el Maestro de Novicios se lo piden. La
comunicación está prohibida en todo momento
púes hasta en los oficios religiosos deben permanecer con
la vista baja. Si precisan de algo, tienen que escribirlo en un
papel y colocarlo en el torno de la celda
en el cual se les colocan los escasos alimentos.

Este régimen es de total aislamiento no solo del
contacto humano sino de todos los posibles placeres del cuerpo
como pueden ser el comer y el beber. Las mortificaciones son
constantes pues el cilicio molesta en su contacto directo con la
piel, y cuando hace frío, aunque las ropas son de lana,
resulta muy incomodo, púes no les es permitido encender
fuego para calentarse, ni siquiera cuando la temperatura
llega hasta varios grados bajo cero en la escala
centígrada.

Todo parecía indicar que Fray Marcelo
tomaría finalmente el hábito y seguiría sin
tropiezos el camino que se había trazado; sin embargo, el
señor tenía deparado un destino diferente al
fervoroso cartujo, pues la salud de Dr. José Gregoriose
vio quebrantada ante las duras reglas de la orden. El padre
superior D. Rene, considero prudente el que Fray Marcelo volviera
a ser el Dr. Dr. José GregorioHernández y que
regresara por unos años a Venezuela hasta que su salud se
viera totalmente restablecida.

Por esa razón, y contra su voluntad, Dr.
José Gregoriose vio precisado a dejar los hábitos y
a abandonar la Cartuja de Farneta nueve meses después de
haber ingresado en ella.

Llega a Caracas en abril de 1909, obtuvo muy pronto
licencia del Arzobispo para ingresar el 21 de abril al seminario "Santa
Rosa de Lima". Pero él designio de Dios para él no
le permitiría alcanzar el prebisterado.

A la muerte del bachiller Rangel en 1909 fue nombrado
Jefe del Laboratorio del Hospital Vargas hasta su muerte en
1919.

Aflora de nuevo (época cierre universitario) en
Dr. José Gregorioel deseo de regresar al claustro y de
intentar la consagración radical. Así
acompañado de su hermana Isolina, embarco de nuevo a
Roma. Iría
al colegio Pío Latino Americano para hacer la
Teología y así allanar el ingreso al monasterio.
Desde Noviembre de 1913 volvió a la misa en comunidad, la
oración, estudio y clases. Pero los vientos romanos, le
desarrollaron una afección pulmonar, y debió
retornar a Venezuela. Después ya no insistiría en
la separación del mundo para contemplar a Dios en el
silencio del convento.

Dr. José Gregorioya no intenta más la vida
religiosa. Comprende que Dios lo llama a la vida seglar.
Será un seglar católico ejemplar sirviendo a Dios
en sus hermanos desde su vocación de médico, pues
así también se puede y se debe ser santo.
Continuó ejerciendo como médico ejemplar. Dedicaba
2 horas diarias a servir a los pobres.

ÚLTIMOS AÑOS.

Posteriormente entre los años 1914 y 1915 dicta
clases de Medicina en forma privada y sin remuneración
alguna en el Colegio Villavicencio.

Entre 1915 y 1917 cuando se reabre la Universidad con
nuevas normas y
cátedras, se realizaron cursos paralelos dictándose
cursos alternos; en 1917 viajó a Estados Unidos a
estudiar algunas nuevas técnicas de bacteriología,
estuvo en Madrid con Ramón y
Cajal, regresó en 1918 y fue el primero en mostrar la toma
de la tensión arterial en sus alumnos. En este segundo
período hubo un mayor rendimiento docente.

El 29 de Junio de 1919, como todos los días, Dr.
José Gregorio se levantó a las cinco, tomó
su primer baño del día, rezó el
Ángelus, y después se dirigió a la iglesia
de la Divina Pastora a escuchar la misa y a comulgar. Como era
domingo, no tenía que ir a la universidad, por lo que se
fue a visitar algunos de sus enfermos en esa parroquia. Regreso
luego a su casa (en el número 3 de San Andrés a
Desbarrancado), donde su hermana Isolina le sirvió el
desayuno: pan, mantequilla, queso y agua de
panela. Después de organizar su consultorio, salió
a visitar las casas de sus pacientes, cosa que acostumbraba hacer
en las mañanas que no tenía clases, entre las ocho
y las once y cuarenta y cinco. Para este recorrido el Dr.
José Gregorio iba generalmente a pie.

Poco antes del mediodía llego a su casa, donde
tomó su segundo baño del día como era
costumbre. A las doce del día rezó el
Ángelus y se sentó a almorzar. Este último
almuerzo consistió en sopa, legumbres, arroz y carne
acompañados de un refresco de guanábana que le
enviara su cuñada, Dolores de Jesús Briceño
Gonzáles, la esposa de César Benigno.

Para reposar el almuerzo se sentó en la mecedora
que tenia para atender a los pobres que venían a verlo
durante dos horas todos los días. Estaba esta mecedora
junto a una imagen de San
José.

Pasada la una y media de la tarde llego alguien a
avisarle de que una señora anciana se encontraba muy
grave, el Dr. José Gregorio tomó su sombrero y
partió enseguida a visitarla. Esta anciana vivía
entre Amadores y carbones.

Cuando salió de consultar a la anciana enferma,
el Dr. José Gregorio, considerando que esta era muy pobre
decidió el mismo irle a comprar las medicinas que le
había recetado y para ello se llegó hasta la
farmacia que se encontraba en la esquina de Amadores.

En la esquina de Amadores y Urapal se encontraba
estacionado un tranvía y en el momento en que salía
el Dr. José Gregorio de la farmacia con las medicinas otro
tranvía subía desde Guanabanos hacia Amadores.
Cuando fue a cruzar la calle por delante del tranvía que
se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil
se acercaba en esa dirección, sorprendido por la
aparición inesperada del transeúnte el chofer no
pudo detener a tiempo el vehiculo que conducía a 30 Km.
por hora y lo golpeo con el vehiculo, recibiendo el doctor un
fuerte impacto que lo lanzó por el aire contra un
poste telefónico; golpeándose en su caída
con el filo de la acera. Este golpe de acuerdo con el informe forense
es lo que ocasiona la muerte del ilustre médico y siervo
de Dios pocos minutos más tarde, púes le
fracturó la base del cráneo y le provocó una
hemorragia interna.

Testigo de excepción: la señorita
Ángela Páez se encontraba en ese momento asomada a
la ventana de su casa el numero 29 entre Guanabano y Amadores y
pudo ver el accidente. De acuerdo a su testimonio cuando Dr.
José Gregorio vio que se le abalanzaba el
automóvil, exclamo: "Virgen Santísima".

Por extraña coincidencia el que conducía
el automóvil Fernando Bustamante Morales, iba a ser
compadre de Dr. José Gregorio y este había curado
en una ocasión a su madre y salvado de la peste a una de
sus hermanas.

En el mismo auto que lo atropellara llevaron al Dr.
José Gregorio hasta el Hospital Vargas. Cuando llegaba el
coche con la victima ya en estado de coma salía en ese
momento del hospital el Presbítero Tomás
García Pompa, Capellán de esa institución
quién al enterarse del caso regresó justo a tiempo
para imponer los Santos Oleos al moribundo

También en el mismo auto del accidente fueron a
buscar al doctor Luis Razzetti, quien habría de firmar el
acta de defunción:" además de la fractura de la
base del cráneo certificada, tenía una ligera
herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien, señales
del golpe contra el poste de hierro; por la
nariz y la boca le brotaba sangre; más arriba de las
rodillas tenía una franja morada en ambas
piernas".

Las hermanas de San José de Tarbes fueron las
encargadas de la piadosa labor de amortajar a José
Gregorio. Una vez examinado y amortajado el cuerpo fue trasladado
a la casa de sus hermanos José Benigno, Avelina y Hercilia
Hernández, en el número 57 en la avenida Norte,
entre Tienda Honda y Puente de la Trinidad. La elección de
esta casa para exponer el cuerpo se hizo tomando en cuenta el que
era más grande que la del Dr. José Gregorio y como
se esperaba una gran afluencia de dolientes en esta casa
sería más fácil acomodarlos.

Sin embargo la reacción popular fue muy superior
a lo que se esperaba. La noticia de su muerte fue trasmitida por
toda Caracas en cuestión de minutos y el número de
personas que se presentó a ofrecer sus últimos
respetos al doctor Hernández fue tan grande que las
autoridades tuvieron que intervenir para organizar el desfile
incesante de dolientes.

Durante toda la noche estuvieron desfilando pacientes y
amistades por la capilla improvisada en la casa de la avenida
Norte para ver por última vez al médico y al amigo
que tanto bien les había hecho en éste mundo. A las
siete de la mañana del día siguiente, se
realizó el oficio de difuntos de cuerpo presente el
entonces Arzobispo de Caracas Primado de Venezuela
Monseñor Felipe Rincón Gonzáles. A la
luctuosa ceremonia concurrieron sus familiares y un gran
número de representantes de organizaciones
religiosas.

A las 10 de la mañana del 30 de Junio se
inició el traslado del féretro hacia el Paraninfo
Universitario. Este habría de hacerse en los hombros de
los estudiantes y de sus discípulos. Dos largas hileras de
colegas y estudiantes precedían el cortejo fúnebre.
Cada uno de estos portaba una corona floral.

Una vez depositada la fúnebre carga se
estableció una guardia de honor en torno al ataúd
integrada por cuatro alumnos los cuales eran reemplazados cada
media hora. Las ofrendas
florales que según algunos sumaban más de mil
coronas, fueron colocadas en el salón central del
Paraninfo y en otros salones.

Si grandioso había sido el desfile hacia el
Paraninfo Universitario, indescriptible resultaría el
desbordante cortejo hacia la Catedral. Toda Caracas se desbordaba
en un verdadero mar humano para ver pasar por última vez
al que tantas veces recorriera sus calles para llevar salud,
consuelo y ayuda.

Su fama como médico, sus virtudes y su
vocación religiosa impactaron poderosamente la
opinión popular venezolana. Objeto, desde su muerte, de un
auténtico culto, su pueblo natal se convirtió en un
sitio de peregrinaje. En 1949, se abrió en el Vaticano el
proceso de su
canonización, habiéndosele concedido, en 1986, el
grado de «venerable», penúltima
categoría antes de la de «santo». Sus restos
son venerados en la santa iglesia de la Candelaria de la ciudad
de Caracas.

El pueblo venezolano que recibió y aún
cree recibir los beneficios de su prodigioso apostolado, se ha
adelantado con sabia osadía a considerarlo como el santo
de su devoción. La Iglesia Católica con su sagrada
autoridad ha
de confirmar uno de estos días, según el
pronóstico de algunos de sus personeros, esa
consagración. Vox populi, vox Dei.

ORACIONES

ORACION DIARIA

AL SIEVO DE DIOS Dr. José Gregorio
Hernández
Oh Señor Dios Mió Que Todo Lo Puedes Y Que
Habéis Acogido En Tu Seno A Vuestro Amado Siervo
José Gregorio, Que Por Vuestra Gran Misericordia Le Diste
El Poder De Curar
Enfermos En Este Mundo, Dadle Señor La Gracia De Curarme ,
Como Medico Espiritual, Mi Alma Y Mi
Cuerpo Si Ha De Ser Para Tu Gloria. Te Pido Esto Señor
Dios Mío En Nombre De Tu Amado Hijo Quien
Enseñó A Orar Diciendo: Padre Nuestro…

NOVENA PARA OBTENER FAVORES POR INTRCESION DEL SIERVO
DE DIOS

ORACION PARA TODOS LOS DIAS

Oh Trinidad Amabilísima En Voz Creo, En Vos
Espero, Os Amo Con Todo Mi Corazón Y Os Pido
Llenéis Mi Alma De Vuestra Gracia Y Lo Confirméis
En Ella; De Modo Que Jamás Deje De Ser Vuestro Santo
Templo Y La Morada De Vuestras Delicias, Vos Habéis
Elegido A Vuestro Siervo José Gregorio Para Enseñar
A Los Hombres A Amaros Sobre Todas Las Cosas, Serviros Fielmente
Y Amar Al Prójimo Con Santa Caridad, Animado Yo Con Esta
Consoladora Doctrina Del Evangelio Os Adoro Y Bendigo Por Las
Virtudes Y Prerrogativas Que Habéis Concedido A Nuestro
Siervo Y Edificado Con Su Ejemplo Os Pido Por Su Eficaz
Intercesión Que Me Asistáis En Todas Mis
Necesidades, Especialmente En Esta Que Encomiendo. Dignaos
Trinidad Misericordiosisima, Oír A Vuestro Siervo
Concediéndome El Favor Que Os Pido Si Es Para Mayor Gloria
Vuestra Y Bien De Mi Alma. Amen.

PRIMER DÍA

Oh Padre Eterno Omnipotente Dios Os Alabo, Glorifico Y
Bendigo Y Doy Gracias Por Todas Las Que Concedisteis A Vuestro
Siervo José Gregorio Y, Por Su Intercesión Os Pido
Oigas Los Ardientes Votos Que Hago Para Alcanzar De Vuestra
Soberana Bondad El Favor Que Humildemente Os Suplico. Aquí
Se Pide Lo Que Se Desea. Padre Nuestro, Avemaría Y
Gloria

DÍA SEGUNDO

Oh Divino Verbo Encarnado Por Amor A Los
Hombres Y Ese Mismo Amor Sacrosanto En Los Altares, Os Doy Las
Gracias Por Las Carisimas Inefables Con Que Cada Día
Favorecías El Alma De Vuestro Siervo José Gregorio
Al Recibiros Con Tan Santas Disposiciones En La Sagrada
Comunión, Yo Por Su Intersección Os Pido El Favor
Que Tanto Necesito Aquí Se Pide Lo Que Se Desea
Padrenuestro, Avemaría, Gloria

DÍA TERCERO

Oh Espíritu
Santo Fuente Inagotable De Amor Y Vida Os Alabo Y Doy Gracias
Por Haber Elegido Por Morada El Alma De Vuestro Siervo
José Gregorio Y Por Su Intercesión Os Pido Este
Favor Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro,
Avemaría, Gloria

DÍA CUARTO

Oh Fidelísimo Siervo De Dios José Gregorio
Oye Las Suplicas De Mi Corazón, Y Así Como En La
Tierra
Socorriste A Los Pobres, Enfermos Y Atribulados Con Tus Limosnas,
Ciencias Y Buenos Consejos Ahora Feliz En El Cielo,
Protégeme, Y En Prueba De Que Olvidas, Alcánzame El
Favor Que Confiada Y Humildemente Te Pido……….Si Es Para
Mayor Gloria De Dios Honra De Maria Inmaculada Tu Propia
Exaltación De Los Altares Y Bien De Mi Alma . Amen.
Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro,
avemaría, Gloria

DÍA QUINTO

Oh Señor Mío Jesucristo Tu Que Miraste Con
Complacencia La Humanidad Y Caridad De Vuestro Siervo José
Gregorio, Os Suplico Le Concedas La Gracia De Ayudarme A La
Salvación De Mi Alma Y Que Su Ejemplo Perdure En Nosotros
Para Grandeza De Tu Gloria Amen. Aquí Se Pide Lo Que De
Desea Padrenuestro, Avemaría, gloria

DÍA SEXTO

Seráfico San Francisco De Asís
Alcánzale A Este Insigne Hijo De Tu Orden Tercera
José Gregorio El Honor Supremo De Ser Elevado A Los
Altares. Y Tu Gloriosa Santa Teresa De Jesús, Has Prueba
De Tu Valimiento Ante La Soberana Majestad, celebrando
La Hora De Su Beatificación. Amen Aquí Se Pide Lo
Que Se Desea Padrenuestro, avemaría, Gloria
DÍA SEPTIMO

Oh Virgen De Las Mercedes Obtenga De Vuestro Divino Hijo
Para Este Pueblo Venezolano Que Tiernamente Os Ama, La Gracia
Insigne De La Exaltación A Los Altares De Vuestro Devoto
José Gregorio Hernández, Que Tan Inefablemente Os
Amo
Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro,
Avemaría, gloria
DÍA OCTAVO

Señor Dios Mío Mi Redentor Y Mi Todo
Acordaos De Esta Alma Pecadora, Para Que Se Vista Con La Humildad
Y Caridad Con Que Vuestro Siervo José Gregorio Os
Sirvió En Este Mundo, Haciendo El Bien En Tu Santo Nombre
Y Sirviéndonos De Ejemplo Para Santificarnos En Tu Gracia.
Amen Aquí Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro,
Avemaría, gloria

DÍA NOVENO

Mi Alma Glorifica Al Señor Y Mi Espíritu
Esta Transportado En Gozo De Dios Salvador Mío, Porque Ha
Puesto Sus Ojos En La Bajeza De Su Esclava , Por Lo Tanto Ya
Desde Ahora Me Llamaran Bienaventurada Todas Las Generaciones ,
Porque Ha Hecho En Mi Cosas Grandes Aquel Que Es Todopoderoso,
Cuyo Nombre Es Santo, Y Cuya Misericordia Se Derrama De
Generación En Generación Sobre Todos Los Que Le
Temen. Hizo Alarde De Su Brazo, Deshizo Las Miradas Del
Corazón De Los Soberbios, Derribo Del Solio A Los
Poderosos Y Ensalzo A Los Humildes, Colmo De Bienes A Los
Hambrientos, Y A Los Ricos Los Despidió Sin Nada
Acordándose De Su Misericordia Acogió A Israel Su Siervo:
Según La Promesa Que Hizo A Vuestros Padres, A Abraham Y
Su Descendencia Por Los Siglos De Los Siglos. Amen. Aquí
Se Pide Lo Que Se Desea Padrenuestro, Avemaría,
gloria

SÚPLICA PARA TODOS LOS
DÍAS

Conceden 300 Días De Indulgencia Por Cada
Vez

Que Se Rece Esta Oración Oh Dios Misericordioso
Que Te Has Dignado Escoger A Venezuela Para Ser La Patria De Tu
Siervo José Gregorio Quien Prevenido Por Tu Gracia
Practico Desde Niño Las Mas Heroicas Virtudes, En Especial
Una Fe Ardiente , Una Pureza Angelical Y Una Caridad Encendida ,
Siendo Esta La Escala Por La Cual Su Alma Voló A Su Divino
Encuentro Cuando Recibiste El Holocausto De
Su Vida Concédenos Que Brille Pronto Sobre Su Frente La
Aureola De Los Santos , Si Es Para Mayor Gloria Y Honor De La
Santa Iglesia. Te Lo Pedimos Por Los Meritos De Cristo Nuestro
Señor Amen.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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William Antonio Torres Bastidas

Venezolano.

DATOS
ACADÉMICOS

Ciclo Diversificado

Titulo Obtenido:

1973 – 1978 C.C. FEDERICO
QUIROZ.

Bachiller en Ciencias. Urachiche, Estado
Yaracuy.

Educación Superior:

Titulo Obtenido

Educación Superior:

Titulo Obtenido

1979 – 1982 I.U.T.S.I.

T.S.U. En Seguridad
Industrial. VALENCIA.

1984 – 1989 UNIVERSIDAD DE
CARABOBO.

Lic. en Relaciones
Industriales.VALENCIA.

CURSOS, TALLERES Y
CONFERENCIAS

Introducción para el uso de Documentos Técnicos.

Control de Perdidas.

Higiene y Salud
ocupacional.

Avanzado de Prevención y extinción
de Incendios.

La Seguridad y Prevención de Riesgos Profesionales. Higiene Industrial.

Técnicas Avanzadas de control de perdidas y la
seguridad.

Técnicas avanzadas de evaluación de seguridad.

Higiene y Seguridad industrial.

Técnicas de Instrucción y Relaciones
Humanas.

Dirección de Reuniones.
Elocución.

Primeros Auxilios.

Primeras Jornadas de la Industria Petroquímica.

Optimización de la seguridad.
Explosimetría.

Técnicas y Nuevos enfoques de
Seguridad.

El Mando medio y la
Organización Racional. Producción y
Trabajo.

Ley Orgánica de Prevención,
condiciones y medio
ambiente de trabajo.

HAZOP.

Desarrollo Gerencial.

Hojas de Cálculo.

Dirección Efectiva. Como crear una
empresa.

Capacitación Docente U.N.A.

Formación tutores.

Inducción docente INCE.

Constituciones cooperativas.

Diplomado en Capacitacion Docente y en Inteligencia Emocional

 

Partes: 1, 2
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