- Resumen
- Justificación
- Forma
de concebir el significado - Ámbito
semántico - Los
cimientos que dan origen a la nueva concepción
pragmática - Reflexión
epistemológica del discurso semántico y
pragmático - Conclusiones
- Referencias
bibliográficas
Una mirada reflexiva antes y
después de Austin
Resumen:
Los estudios de lenguaje
durante los últimos años han mostrado mayor
interés
en analizar el funcionamiento interno de la lengua, a
través de las corrientes teóricas del estructuralismo y genetativismo
lingüísticos, menoscabando de esta forma, el
significado del signo desde un punto de vista convencional y
contextual.
Los estudios del significado se revindican con las
investigaciones semánticas de la lengua y
posteriormente con los estudios pragmáticos y/o
contextuales de la misma. El objetivo
principal de esta investigación es determinar las fronteras
que existen entre la semántica y pragmática.
JUSTIFICACIÓN
Llegar a conocer en profundidad la significación
de una expresión que se emplea en un proceso
comunicativo, a tal punto de describir y explicar los
fenómenos que hacen posible el significado, es un trabajo que
exige de mucha reflexión teórica, no siempre
fácil de abordar. Por tal razón, se considera
importante el desarrollo de
los estudios del significado convencional y el significado
contextual del signo desde su perspectiva tradicional
representados, en primer lugar, por la semántica; la cual
se caracteriza por estudiar las propiedades y relaciones de
significado, explicando los problemas de
ambigüedades a través de la polisemia, homonimia
entre otras.
En segundo lugar, por la pragmática; la cual se
caracteriza por desarrollarse a través de los estudios de
los deícticos, conocidas también como
representaciones gramaticales explícitas. Además,
se toman en cuenta los estudios que permiten el desarrollo de una
visión más amplia de la pragmática, ya que
en su nuevo análisis considera tanto el componente
convencional como el componente contextual que de alguna u otra
manera intervienen en la concreción del
significado.
Por otro lado, este trabajo se justifica por cuanto
tiene como objetivo principal dibujar las fronteras de los
estudios semánticos y pragmáticos tradicionales, a
través de la descripción y explicación del
desarrollo epistemológico de cada una de ellas. Igualmente
se demarca la linea que divide el componente convencional del
componente contextual, dentro de la nueva concepción
pragmática inspirada por Austin. Además, estos
estudios nutren de conocimiento
al autor de esta investigación, ya que le sirven para
reflexionar y hacer sus propias derivaciones teóricas de
lo que han sido, son y pueden ser los estudios del
lenguaje.
En general, se justifica la investigación por
cuanto se pretende ordenar epistemológicamente la manera
como se ha construido el discurso
teórico de la pragmática y la semántica,
antes de los planteamientos de Austin. Y de la pragmática
después de las fundamentaciones teóricas de
Austin.
Finalmente, se puede expresar que esta
investigación es un compendio teórico importante
que facilitará, de manera sencilla el acceso al
conocimiento sobre los estudios del significado, los cuales
brindarán a los lectores en general, y a los estudiantes
de lingüística en especial la oportunidad
de investigar, reflexionar y aportar sus propias conclusiones
permitiéndoles profundizar y mejorar el presente
trabajo.
INTRODUCCIÓN
El carácter del componente significativo de la
lengua no ha sido de vital interés en el desarrollo de las
diversas teorías
que han tenido relevancia en las investigaciones de los
fenómenos del lenguaje humano, las cuales se ven
representadas por el estructuralismo y generativismo
lingüísticos. Por un lado, los esfuerzos realizados
por los teóricos estructuralistas en convertir sus
estudios en una verdadera ciencia del
lenguaje; someten sus investigaciones a las condiciones y
métodos
del positivismo
científico, cuyos postulados dictaminan la renuncia a toda
investigación de esencias y de entidades
metafísicas, limitándose sólo al estudio y
descripción de los hechos y leyes que lo
gobiernan. Es por ello, que se consideran las lenguas como
sistemas de
signos
convencionales articulados entre sí, cuyas estructuras se
pueden segmentar, clasificar y describir.
Saussure (1945), quien es considerado el padre del
estructuralismo lingüístico, diferencia la lengua y
el habla, como componentes del lenguaje, fenómeno por
excelencia humano. De la lengua, dice que es un sistema
homogéneo de signos preestablecidos a través de un
convenio social, y del habla, asume que en ésta existe una
serie de subsistemas individuales, heterogéneos mediante
los cuales se utiliza concretamente la lengua en un momento
determinado por los interlocutores.
Asimismo, considera que el "habla" debe estudiarse por
otras disciplinas que no tienen cabida en su teoría
más que por sus relación con la lengua.
Dado que lo único que le interesa a Saussure en
su teoría lingüística es la descripción
y clasificación de la lengua como sistema (forma) y no la
manera de cómo se utiliza concretamente en un momento
determinado a través del habla, éste autor define
el signo lingüístico como un producto de la
combinación de un concepto y una
imagen
acústica. De la imagen acústica dice que no es el
sonido
material, cosa puramente física, sino su
huella psíquica, es decir, la representación que el
sonido da, es el testimonio del sentido que la persona tiene en
su mente. Es importante señalar que Saussure luego cambia
"concepto" por "significado" e "imagen acústica" por
"significante".
En el mismo orden, Saussure, dice que el signo
lingüístico se debe a una relación arbitraria
entre el significado y el significante. Pero esta arbitrariedad
del signo no se debe a la libre elección del hablante sino
a la asociación inmotivada entre el significado y el
significante; ya que éstos no poseen ningún lazo
natural que los una.
En conclusión, se puede decir, que Saussure,
considera el significado en su teoría sólo por su
relación arbitraria con el significante para formar el
signo, desechando todo lo relativo a la existencia del proceso
que da origen al significado lingüístico.
En el mismo sentido, Hjelmslev (1971), representante de
la escuela
estructuralista de Copenhague, se fundamenta en estudiar el
sentido que existe en una totalidad de signos articulados
definiéndolos como Forma de Contenido y
Sustancia de Contenido: la primera, se refiere a que un
mismo sentido se forma, ordena o articula distintamente en
lenguas diferentes. Es decir, la forma de contenido es
independiente del sentido común, con el cual tiene una
relación arbitraria. La segunda, tiene que ver con el
sentido designado a una expresión, el cual puede tener
formas distintas en diferentes lenguas. De esta forma el autor
asume que la sustancia (significado) es la que se produce por la
forma del contenido.
Por lo planteado, se puede decir que Hjelmslv considera
más importante el estudio de la estructura
gramatical y no su significado, ya que su sentido sería el
mismo sea cual fuere el orden estructural de los
signos.
Por otro lado, Bloomfield (1964) representante de la
lingüística estructural norteamericana, desarrolla su
teoría sin tomar en consideración el componente
significativo de la lengua, por no ser tangible, descriptible ni
mecánico (sistemático). Para el investigador lo
significativo de la lengua se relaciona con lo complejo y
abstracto del espíritu y la mente humana, es decir, lo
asequible en los estados mentales de los
interlocutores.
En definitiva, las diferentes corrientes
estructuralistas del lenguaje sólo consideran el estudio
taxonómico o formal de la lengua, menoscabando la
importancia del significado, recurriendo a ella sólo
cuando en las oraciones se presentan problemas de
ambigüedades que son explicados a través de la
polisemia , homonimia , anomalías y sinonimias entre
otros.
Por otro lado, Chomsky (1965), quien desarrolla la
gramática generativa transformacional,
trata de explicar el mecanismo constitutivo de la competencia, es
decir el
conocimiento que los hablante tienen de la lengua y no la
mera descripción de la misma como sistema. Esta nueva
visión teórica de los estudios del lenguaje
conlleva a los investigadores a explicar las reglas gramaticales
que permiten generar un número infinito de oraciones;
gramaticalmente correctas, muchas de ellas aún
desconocidas por los nativos de una lengua.
A pesar de la nueva concepción dinámica del lenguaje, Chomsky considera en
un segundo plano el funcionamiento externo de la lengua; es
decir, su utilización en una situación comunicativa
concreta y pone mayor énfasis en el estudio del
funcionamiento interno. De esta manera el generativismo mantiene
la posición de que el estudio del lenguaje debe estar
centrado en el estudio de la competencia y no en la
actuación (habla).
Por las razones arriba expuestas, se puede decir que los
estudios del lenguaje inmersos en el estructuralismo y
generativismo a pesar de fundamentarse en objetivos
distintos para desarrollarse como teorías, son estudios de
la forma, es decir del sistema. El estructuralismo, por una
parte, describe el sistema como algo inmanente y el
generativismo, por otra, describe el conocimiento que un hablante
tiene de su lengua, menoscabando de esta manera la
significatividad lingüística del signo, ya que
Chomsky asume que en el componente sintáctico se provee
toda la información necesaria para que una
oración tenga sentido.
En conclusión, los teóricos del lenguaje
que han marcado pauta en los estudios de los fenómenos
lingüísticos no le han dado al "significado del
signo" el lugar que le corresponde, que quizás es el
más importante en la lingüística, para
poder entender
la existencia de una lengua particular.
Ante esta apreciación, es necesario reflexionar
la visión de Max Black (1969) con respecto a la
adquisición del lenguaje; el investigador en su
planteamiento reivindica la importancia del significado del
signo, sosteniendo que el aprendizaje de
una lengua es producto de la continua interacción entre una madre y su
bebé de uno a nueve meses; en este período el
niño o niña en sus ruidos a sonidos que produce,
emite una especie de código
significativo que la madre interpreta de manera natural,
determinando así la necesidad o malestar que tiene su
bebé.
De esta forma, el niño o la niña crece en
un mutuo intercambio de significado, en el que la
interacción adulta es la predominante.
Del mismo modo, el autor afirma que un niño antes
de cumplir un año es capaz de ejecutar la acción
del significado de una frase dicha por los adultos, sin saber
aún cómo se articula .
En esta idea, queda precisado que el significado de los
signos es de vital importancia para que se desarrolle la lengua,
prueba de ello, es que un niño o niña sin tener la
capacidad de articular las palabras de una frase para
comunicarla, puede ejecutar la acción de su significado.
Entonces, se puede afirmar que las lenguas son lenguas no por su
carácter inmanente y, o generativo, sino porque sus signos
significan algo para los hablantes.
La significación lingüística
finalmente se reivindica a través de las ciencias del
significado, es decir la semántica y la pragmática.
La primera, se caracteriza por estudiar el significado
convencional del signo y los elementos expresivos que denotan un
limitado número de contextos; entre ellos, los signos de
entonación en general y puntuación en algunas
lenguas. Y la segunda, se desarrolla bajo la definición de
Carnap, quién le confiere a la pragmática
sólo el estudio de las representaciones gramaticales que
necesitan de la referencias de los hablantes para determinar sus
significados. .
En tal sentido, para Lyons (1975), el análisis
semántico debe explicar la forma en que las oraciones de
una lengua determinada son comprendidas, interpretadas, y
relacionadas con estados, procesos y
objetos del universo.
Además, el autor dice que el análisis
semántico debe decir lo que es una oración
anómala, contradictoria, ambigua, y sinónimas,
así como también debe investigar cuándo una
oración se desprende, implica o presupone otra
oración. Del mismo modo, Lyons, afirma que para comprender
el significado de una oración y sus relaciones
semánticas con otras expresiones hay que conocer no
sólo el significado de sus elementos léxicos, sino
también la manera en que estos se interrelacionan, lo cual
depende de la estructura sintáctica de la
oración.
Por otro lado, Carnap (1938), en Levinson (1988), asume
que los estudios pragmáticos del signo se tienen que
fundamentar en las referencias que los hablantes le asignen a las
palabras cuando se comunican en un determinado contexto,
limitando de esta forma los estudios del signo, a la manera de
como estos operan de forma situacional.
Las definiciones semánticas y pragmáticas
antes mencionadas pertenecen a las investigaciones tradicionales
del significado, en las cuales los estudios del significado
semántico desarrollan mayor poder explicativo que los
contextuales, pero a pesar de los esfuerzos rigurosos hechos por
los estudios convencionales semánticos, no logran abordar
por completo los diferentes fenómenos que hacen posible el
significado, puesto que sólo se fundamentan en el estudio
de la idea que se transmite, es decir en el significado
convencional del signo.
Dicha visión se renueva a partir de los
años sesenta, no en el campo lingüístico, sino
en la filosofía del lenguaje con el surgimiento de las
ideas del filósofo John Austin,
quien plantea cuestiones relacionadas con el lenguaje,
tomando en cuenta su estructura y constitución, proveyendo de esta manera
aportes importantísimos a la pragmática, la cual
asume en su nuevo análisis, como una ciencia amplia del
significado, tanto el significado convencional como el
significado contextual e intencional del hablante.
Austin (1982) sostiene que la finalidad del lenguaje es
lograr una transformación del entorno, ya que el lenguaje
sirve para realizar acciones de
carácter social produciendo cambio en el
destinatario. Por lo tanto, un enunciado no sólo transite
una idea sino que constituye una acción, ya que cada vez
que se dice algo, al mismo tiempo se
afirma, ordena, pregunta, sugiere, o se realiza alguna
acción. Estas acciones, según Austin, constituyen
actos de habla, cuya finalidad es la de influir en el receptor,
dependiendo de la manera o forma cómo es expresado el
enunciado por parte del hablante.
A partir de este punto de vista, el lenguaje deja de ser
considerado como un mecanismo de transmisión de
información y se concibe como un instrumento de la
comunicación humana, del cual se dice que las
representaciones gramaticales y el significado literal que ellas
contienen no son suficientes para la interacción, sino que
necesitan del componente contextual o intencional de los
hablantes cuando el acto comunicativo se realiza. En otras
palabras, con esta nueva visión sobre el lenguaje se echan
los cimientos para formar el nuevo enfoque pragmático que
va más allá de la teoría semántica,
por incluir en su perspectiva de análisis el significado
proposicional, el cual llama acto locucionario, ya que tiene que
ver con la idea que se transmite literalmente y el significado
intencional, o contextual, el cual denomina "fuerza
ilocucionaria", que tiene que ver con el modo en que un enunciado
u oración es expresado.
En el mismo orden, surgen nuevos estudios que
contribuyen al desarrollo de la teoría propuesta por
Austin, destacándose principalmente, el también
filósofo John Searle, quien hace muchos aportes a la
pragmática. El primero, está referido a la
clasificación de los actos de habla, pues determina las
clases fundamentales de acciones que se pueden llevar a cabo
mediante el lenguaje. El segundo, considerado el más
importante, se refiere a la definición de la fuerza
ilocucionaria, la cual trata acerca del significado
intencional.
Searle en el desarrollo de sus ideas, llega a la
conclusión de que parte de lo que caracteriza a la fuerza
ilocucionaria, distinguiendo una acción de otra, radica en
las condiciones que la hacen apropiada en un determinado
contexto. Es decir, que las condiciones que se requieren para
afirmar no son las mismas que se requieren para preguntar. Con
esto demuestra que la actividad comunicativa la determina el
contexto.
En conclusión, la posición de Austin y
Searle, entre otros con respecto al estudio del significado del
signo echan los cimientos para la formación de una
teoría lingüística amplia que asume, tanto el
componente convencional como el componente contextual o
extralingüistico que la semántica no concibe en su
modelo de
análisis estricto.
En definitiva, según Reyes (1996), la
pragmática es una disciplina
cuyo de estudio es el significado del lenguaje en uso .La autora
a que las palabras significan por sí mismas, pero sin
embargo la comunicación exige más que
intercambiar significados preestablecidos. Es decir, la
comunicación requiere de la interpretación realizada, la cual depende
de la intención del hablante al usar la palabra en
determinados contextos.
En el mismo orden, Reyes afirma que el desarrollo de la
pragmática es el primer intento de hacer dentro de la
lingüística una teoría del significado de las
palabras en relación con el hablante y el contexto.
Asimismo, señala que el programa de la
pragmática trata de explicar, entre otras cosas, en
qué consiste la interpretación de un enunciado,
cuál es la función
del contexto, qué relación hay entre el significado
literal y el significado comunicado, por qué se habla con
figuras cómo afecta la función comunicativa a la
gramática de las lenguas.
Aquí queda visto que la nueva concepción
pragmática se diferencia de la semántica por su
perspectiva de análisis, ya que toma en cuenta todos los
aspectos lingüísticos y extralingüísticos
que de alguna manera influyen en la constitución del
significado de la lengua en el momento que se lleva a cabo un
proceso de comunicación. En otras palabras, la nueva
concepción pragmática del lenguaje desarrolla
teóricamente mayor poder explicativo que la que
tenía el enfoque tradicional de la
semántica.
El punto focal de esta investigación es definir
los umbrales entre los estudios semánticos y
pragmáticos del significado, es decir, delinear las
fronteras que separan los estudios convencionales de los estudios
contextuales del lenguaje. Ante este propósito, es
necesario señalar que existen, al menos, dos
análisis diferentes a través de los cuales se
pueden demarcar los umbrales. En la primera, se describen los
dominios de la semántica y la pragmática; de esta
última, según la definición de Carnap. Es
tarea, de esta investigación, demostrar sí en
realidad los estudios convencionales y contextuales del
significado pertenecen a ámbitos diferentes de analizar la
significación. En segundo lugar, el desarrollo de este
trabajo se fundamenta en la forma cómo la nueva
concepción pragmática aborda tanto los estudios
convencionales y contextuales del significado; partiendo de la
visión Austiana. Bajo esta segunda idea, no se puede
hablar de los umbrales entre la semántica y la
pragmática, sino de los umbrales entre el componente
convencional y el componente contextual , los cuales conforman
los estudios pragmáticos en su nuevo enfoque
teórico como ciencia amplia del significado.
En síntesis,
será tarea de este trabajo definir, en primer lugar,
sí el alcance teórico semántico aborda o no
el desarrollo de la visión pragmática de Carnap, ya
que de esto depende la existencia de sus fronteras. Y en segundo
lugar, definir los umbrales entre el componente convencional y
contextual que conforman la nueva concepción amplia de la
pragmática, partiendo del enfoque asumido por Austin.
Asimismo, es responsabilidad de esta investigación
explicar como se construye epistemológicamente el discurso
semántico y pragmático antes de Austin y el
discurso de la nueva concepción pragmática
después de Austin, así como también,
demostrar que el significado convencional es el resultado de la
usanza del lenguaje, es decir su existencia está
subordinado al poder contextual del mismo.
Tomando como referencia lo arriba planteado, se puede
decir que el presente trabajo de grado se encuentra dentro de los
parámetros de la investigación
documental, por cuanto se analiza e interpreta
críticamente los diferentes puntos de vistas que subyacen
en el estudio del significado.
En tal sentido, se puede decir qué el desarrollo
de esta tesis es una
derivación de la interpretación crítica, puesto que se realiza, por un
lado, un análisis bibliográfico de algunos autores
importantes que estudian el significado convencional del signo. Y
por otro, se revisan las investigaciones que se fundamentan en el
estudio de las representaciones gramaticales explícitas
que necesitan de la referencia de los hablantes para determinar
sus significados. Es decir, se examina según la forma como
se concebían los estudios pragmáticos del
significado antes de Austin. Asimismo, se analizan algunas
bibliografías de
autores relevantes que enfocan el componente convencional y
contextual, bajo una concepción amplia de la
pragmática.
Esta investigación está estructurada en
cinco capítulos. En el primer capítulo, se plantea
la forma de concebir el significado. En el segundo
capítulo, se contempla el ámbito de los estudios
semánticos y el desarrollo de la concepción
pragmática de Carnap. En el tercer capítulo, se
señalan y explican los cimientos que dan origen a la nueva
concepción pragmática, partiendo de las
investigaciones de Austin, sobre el lenguaje.
En el cuarto capítulo, se muestra una
reflexión epistemológica del discurso
semántico y pragmático, delimitando sus umbrales y
presentando una propuesta teórica sobre el lenguaje. Por
último, se presentan las conclusiones de la
investigación.
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