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El asesinato del alma (página 2)




Enviado por hcetinamx



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Al estudiar el caso Schreber en relación con la
conducta
pedagógica de su padre, ayuda a comprender a la
mayoría de los individuos considerados como paranoicos o
esquizofrénicos.

La ironía envuelve muchos actos sociales,
aparentemente dominados por la razón.

Un pedagogo famoso tiene dos hijos sicóticos y
uno de ellos se suicida sin que su reputación se vea
afectada.

Freud, fundador del psicoanálisis, basado en el estudio del
inconsciente, posiblemente no supo de los libros de
pedagogía que publicó el padre del
juez Schereber y por tanto no consideró importante la
influencia del progenitor, como tampoco lo hizo con el papel de
Layo en la famosa tragedia griega

Los padres alemanes educaron a sus hijos, con las ideas
de un hombre, al que
mucha gente consideraría ahora un sádico o un
enfermo mental.

El ascendiente de Schereber afirmaba que, un plan
pedagógico corresponderá ser llevado por el padre
de familia, quien
deberá inculcar en la mente de sus hijos: El amor hacia
Dios-padre de la humanidad, y el amor al
padre-Dios de los hijos.

El Dr. Schreber pensaba que los padres debían
restringir la libertad de
sus hijos mediante severas disciplinas en aras de la salud: moral, mental
y física.

Pensaba que los niños
son criminales o enfermos desde el principio, o que con seguridad
llegarían a serlo si no se les rescataba a tiempo.

Proponía, por ejemplo, que maestros y padres se
reuniesen constantemente con el fin de controlar mejor las
conductas de los niños.

El pedagogo Schreber pretendía saber, como los
neoconductistas, lo que es bueno, noble, elevado, correcto y fino
y lo que no lo es.

Este pedagogo y los mencionados psicólogos,
seguramente se consideraban dioses.

La lucha del Dr. y Pedagogo Schreber, consistía
en arrancar de raíz y exterminar violentamente los
elementos diabólicos de la mente, las "malas
hierbas".

Luchaba: Contra la infernal conducta infantil que
consistía en las manifestaciones naturales del
niño; contra la sensualidad, la indolencia, la blandura y
la cobardía, pues según él llevaban a los
individuos a las depresiones, enfermedades mentales y
suicidios.

Aplicando sus métodos
inquisitorios-pedagógicos, parecidos a los métodos
de tortura nazis, logró lo que quería erradicar: la
locura hizo presa de sus dos hijos y el suicidio fue la
salida de uno de ellos.

Pensaba, y lo aplicó a sus hijos, que el padre
debe acostumbrarlos, desde temprana edad, a lo que es bueno y
justo: los hábitos infantiles, deben ser producidos y
controlados por el padre.

Domesticar a un niño, significa, programarlo para
que obedezca, sumisamente, las ordenes de los padres, maestros y
clase
dominante.

Educar a un niño, pensaba el pedagogo Schreber,
significa imponer una regla sobre cada detalle de su vida, sobre
cada pensamiento y
actividad cotidiana del futuro individuo.

Preparándolo así para que la ideología dominante, los "más media"
y las figuras paternas- autoritarias determinen su existencia,
alineada y neurótica.

Para lograr el desarrollo y
consolidación de la fuerza moral y
el carácter, el pedagogo alemán
proponía, como condición necesaria, la obediencia
incondicional del niño.

Si desde los primeros meses, nos dice el Dr. Schreber,
se ha conducido al niño por el camino de la
habituación a la obediencia, inconsciente, es necesario
que este hábito se transforme en consciente.

La educación integral
que requiere el pedagogo citado debe ser, esencialmente
obediencia, pues si llega a convertirse en desobediencia tiene
que ser aplastada, hasta convertirla en una total
sumisión, empleando, si fuera necesario, castigos
corporales.

La educación (domesticación) de los
niños, en el seno familiar, según el pedagogo
alemán, debe estar sometida a la autoridad
paterna desde que nace el niño hasta por lo menos los 20
años de edad.

Con este pensamiento y con las torturas
pedagógicas a las que sometió a sus hijos,
fácilmente se comprende como los empujó a la locura
y al suicidio.

Daniel Paúl, el hijo que solamente
enloqueció y no llegó al suicidio como su hermano,
manifestó en sus memorias todo
ese infierno familiar, cambiando simbólicamente los
nombres de las torturas y nombrando a Dios en lugar de su
padre.

El simbolismo, en este caso, ocultó
patológicamente, la realidad, en beneficio de la
pedagogía autoritaria.

Los padres y educadores, según el Dr. Schreber,
deberán programar la mente y la vida de los niños,
para que obedezcan a sus padres, a sus maestros y a todas las
autoridades que representan y defienden los intereses
económicamente sociales y políticos de la clase
dominante.

El psicoanálisis ha demostrado que los modelos de
relaciones personales grabados en la mente de los niños,
desde su tierna infancia,
suelen permanecer para toda la vida.

Los individuos tienden a repetir, inconscientemente, a
lo largo de su vida, formas de relaciones sociales de
sumisión a todo tipo de autoridad, sumisión que les
fueron programados desde sus primeros años de
vida.

Reich denomina "coraza caracterológica" a los
programas de
represión sexual grabados psíquica y
somáticamente.

Existe la paradójica situación que este
tipo de pedagogía, divide (Aliena) la mente del
niño, al procurar que éste considere que su
programación para la sumisión, no le
fue impuesta por sus padres, sino que él conscientemente,
en "libertad" se programó a si mismo.

El libro de
Daniel habla de la realidad en forma simbólica y debido a
que su mensaje no es comprendido, ni captado, por los padres,
maestros, los psiquiatras lo diagnostican loco para poder
castigarlo en un manicomio.

El pedagogo-padre Schreber, propone vigilar los estados
de ánimo de los pequeños que gritan y lloran
aparentemente sin motivo, propone distraerlos con palabras
autoritarias, ademanes amenazante, golpes sobre la mesa y si
estas acciones no
surten efecto, aplicarles castigos corporales, relativamente
suaves, repetidos en forma intermitente, hasta que se logre el
objetivo
deseado y el niño se calme o se duerma.

A la segunda vez, el padre se convierte en dueño
del niño para siempre.

"A partir de entonces, una mirada, una palabras, un
simple gesto amenazante son suficientes para gobernar al
niño".

El Dr. Schreber justifica su actuación
autoritaria, aduciendo que de esa forma salva al niño de
"espíritus internos atormentadores", no ve que esos
espíritus se encuentran dentro del pedagogo autoritario,
quien simplemente proyecta en los niños sus propios
tormentos de culpabilidad.

El autoritarismo de esa pedagogía no permite
aprender de los niños, sino que solamente los niños
deben aprender de sus padres maestros.

Para el Dr. Schreber, un bebé debe solicitar sus
alimentos y su
cambio de ropa
en forma calmada y paciente.

Con este hábito, estará maduro el
niño, podrá adquirir el arte de la
abnegación.

Cada deseo deberá rechazarse firme y tenazmente
con una negativa incondicional.

El niño, a su vez, deberá recibir esta
negativa con calma, con tranquila aceptación, para que
adquiera "el hábito saludable e indispensable de la
subordinación y el control de su
voluntad".

Para el pedagogo Schreber los actos de los niños,
así como también sus sentimientos y móviles
deben ser controlados.

Piensa que el niño no debe obedecer para obtener
parabienes o recompensas, opina que desear premios es un
sentimiento "bajo" o "impuro".

Tampoco debe obedecer por temor al castigo, ni menos
desee secretamente desobedecer, tiene que obedecer por que sabe
que es bueno, por muy caprichoso que sea el deseo de sus
padres.

El pedagogo Schreber propone un sistema
inquisitorial para enseñar a escribir a los niños:
un pizarrón en el que se anotarán los nombres de
los niños con las faltas
cometidas, así como los casos de
insubordinación.

Al final de cada mes se castigará o
felicitará a cada niño de acuerdo con los
resultados que se encuentren en el pizarrón.

En esencia, la filosofía pedagógica del
Dr. Schreber, tiene como finalidad hipnotizar a los niños
con el fin de asesinar su alma, es
decir, apoderarse del alma de los niños para poder
dominarlos en forma absoluta. Quedando los niños
domesticados para todo el resto de su existencia.

Desde muy temprana edad, el Dr. Schreber recomienda
baños de agua
fría.

Las recámaras infantiles deberán ser
frías, con el objeto de endurecer físicamente a los
niños.

La educación espartana que propone el Dr.
Schreber atiende minuciosamente cada detalle, procurando que el
niño no logre alcanzar goces y placeres.

El pretexto para evitar dichos goces consiste en afirmar
que los padres deben procurar que los niños estén
siempre derechos y en
posiciones bien adecuadas, para que no se deformen las partes de
sus cuerpos.

El pedagogo Schreber inventó para la salud del
cuerpo de los niños, lo siguiente:

  1. Un sujetador de clavícula para que los
    niños se sienten derechos cuando estén
    escribiendo.
  2. Una correa para los hombros con el fin de que los
    pequeños no inclinen su cuerpo para
    adelante.
  3. Una correa para el niño durmiendo para que
    los niños no se muevan al dormir.
  4. Una sujeta – Cabezas para que los
    pequeños caminen derechos.
  5. Una barbillera para que los niños tengan "un
    adecuado crecimiento de la mandíbula inferior y de los
    dientes".

En una palabra, con estos instrumentos de tortura, el
Dr. Schreber, estaba acorazando a los niños,
convirtiéndolos en zombis sumisos a todo tipo de
autoridad.

A diferencia de J.J. Rosseau que afirmaba la naturaleza
innata de los niños y en especial su alimentación natural,
el Dr. Schreber pensaba que los niños deben comer lo que
el pedagogo padre considere necesario y a la hora que
estén programados los alimentos y si no lo quieren,
dárselos a la fuerza.

En relación con los juegos
infantiles, los padres deberán vigilar,
inquisitorialmente, a fin de prohibir todos aquellos actos y
conductas inmorales.

Los padres elegirán qué juegos
practicarán sus hijos, a fin de poder manipular y
controlar sus vidas.

En cuento a las
lecturas, el teatro y
demás actividades culturales, deberán los padres
seleccionar qué deberán leer y ver los
niños.

Los niños serán bañados, siguiendo
paso a paso las indicaciones del pedagogo autoritario, con el
objeto de que no adquieran hábitos malos y perniciosos
para su salud.

El pretexto de corregir todas las anormalidades que
pueda adquirir el cuerpo de los niños, tiene como
finalidad, controlar, cada acto y conducta de los
pequeños, regulando de esa forma, los detalles cotidianos
de la existencia sumisa infantil.

Más adelante, cuando no se encuentren bajo la
tiranía familiar, el control autoritario seguirá
funcionando.

Por el resto de su vida serán controlados por la
ideología de la clase dominante y sus instituciones
como los medios masivos
de domesticación (comunicación) permanentes: la radio,
la
televisión, los periódicos, las revistas, el
cine,
etc.

En relación con la sexualidad, el
Dr. Schreber, planteaba, al igual que los religiosos y pedagogos
autoritarios, que su sistema de educación infantil estaba
dirigido al triunfo del espíritu sobre la materia.

El pedagogo schreber, acorde con el pensamiento de su
tiempo, reforzaba la moral
sexual con ideas sobre salud física y mental.

En la vestimenta, por ejemplo, se oponía a que
los vestidos de las niñas estuvieran escotados.

Planteaba que todas las emociones
innobles e inmorales deberían ser sofocadas antes de que
se desarrollaran.

Para evitar las "poluciones" nocturnas recomendaba el
ejercicio muscular como remedio y cura.

Si persistían las poluciones deberán
lavarse los órganos sexuales con agua fría.
Aquí la magia cumple un papel negativo, antinatural e
inhumano.

Con el fin de que el niño no tenga oportunidad
para masturbarse, el pedagogo alemán, planteaba que los
padres deben vigilar todo el tiempo a sus hijos.

El Dr. Schreber pensaba que los que no estaban de
acuerdo con él, estaban enfermos.

Sus ideas pedagógicas autoritarias influyeron en
los nazis, quienes asesinaban a los judíos
en nombre de la higiene y de la
"salud" de la raza aria, misma que consideraban
superior.

Hitler y sus seguidores se educaron cuando los libros
del Dr. Schreber eran los más populares y postulaban un
autoritarismo (fascista) hogareño.

Ritter, un biógrafo del Dr. Schreber, veía
a su biografiado como un precursor espiritual del nazismo.

Muchos pasajes de "Mi lucha" de Hitler expresan
ideas parecidas a las del Dr. Schreber.

La actitud de
Hitler con respecto a las "masas" es simular amor a los
niños, lo mismo que decía el Dr.
Schreber.

Según Reich, el Estado
autoritario tiene un representante en la familia: el
padre.

El despotismo en cualquier nivel- Estado,
fábrica, escuela, iglesia,
familia, individuo – propicia y requiere el autoritarismo
en la totalidad social.

La sociedad
autoritaria – burguesa produce en todas sus instituciones,
individuos sumisos que con su resignación cotidiana,
reproducen y revitalizan a todo el sistema social en su
conjunto.

La educación infantil autoritaria, basada en los
ejercicios de obediencia y posturas, rígidas, propuestas
por el Dr. Schreber, prepararon a los soldados alemanes nazis,
quienes utilizaron la violencia para
implantar descarada y cínicamente la dictadura de
la clase industrial alemana.

Otro producto de
esta pedagogía autoritaria ha sido el "enloquecimiento" de
individuos que se rebelaron y han sido encerrados en muros
psiquiátricos, donde se les castiga con electrochoks y
lobotomía, como si fueran niños desobedientes a los
que se les debe reducir a guiñapos.

Como a Murphi, el personaje de "Alguien voló
sobre el nido del Cuco". Denominada "Atrapado sin Salida" en su
versión cinematográfica.

La filosofía pedagógica- autoritaria del
Dr. Schreber no solo fue aplicada por los espartanos, la iglesia
cristiana, el stalinismo y los nazis, sino también por la
sociedad burguesa decadente del presente siglo XX.

La psiquiatría oficial rusa considera como
síntoma de enfermedad mental a todo disidente inconforme
con el gobierno
burocrático, con el fin de poder justificar legal y
médicamente su encierro en los hospitales
psiquiátricos, donde se les aplican "terapias" que los
destruyen comos seres humanos.

La novela de
ficción- política de Orwell,
"1984", es una clara advertencia del peligro que la humanidad
puede sufrir de triunfar una burocracia, como
la rusa, en todo el globo terráqueo.

"El Mundo Feliz" de Huxley y "Walden Dos" de Skinner, por
el lado capitalista, son amenazas para la libertad del ser
humano, pues en dichos modelos la programación de la
existencia es, en lo esencial, semejante al modelo
pedagógico del Dr. Schreber.

En la sociedad planificada que plantea Skinner, el
control de los seres humanos, desde la infancia, sería tan
"científico" que no se producirían disidencias con
el orden establecido.

 

Humberto Escobedo Cetina

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