La solarización como herramienta para el control de malezas, patógenos y plagas del suelo
- Resumen
- Principios y recomendaciones de
la solarización - Los
beneficios de la solarización - Mecanismos y modo
de acción - Innovaciones
- Conclusiones
- Bibliografía
citada - Anexo
Resumen
La técnica de solarización consiste en
cubrir el suelo
húmedo con plástico
transparente delgado durante el verano, a fin de incrementar las
temperaturas que permitan destruir a la mayoría de los
fitopatógenos, insectos y malas hierbas. La radiación
solar pasa a través del plástico transparente, se
convierte en calor, e
induce cambios físicos, químicos y
biológicos en el suelo. El período de tratamiento
debe ser mayor de cuatro semanas para ejercer control efectivo
en las capas más profundas del suelo. La profundidad del
suelo hasta donde se puede tener control satisfactorio, depende
fundamentalmente de la duración del tratamiento,
intensidad de la radiación solar y conductividad
térmica del suelo. La efectividad de la
solarización se debe principalmente al incremento de las
temperaturas del suelo a niveles letales para los organismos que
ahí viven. La viabilidad de los patógenos y las
malas hierbas se reduce en la medida que las temperaturas exceden
la máxima para su desarrollo.
El efecto letal del calor se incrementa exponencialmente
por la temperatura.
Por ello, la velocidad de
mortandad de una población de organismos depende de los
siguientes factores: nivel de la temperatura, humedad, tiempo de
exposición, condición
fisiológica del organismo, tipo de propágulo, edad,
y de los factores físicos y químicos del suelo.
Comúnmente las poblaciones de patógenos se reducen
de manera significativa a temperaturas de 40-50 ° C, con tiempos de exposición que
fluctúan de minutos a horas para las temperaturas
más altas, y hasta días para las temperaturas
más bajas. El calor húmedo es más efectivo
que el calor seco para matar los organismos, por esta
razón, el suelo debe mantenerse húmedo durante el
período de tratamiento para incrementar la sensibilidad de
los patógenos y también para mejorar la
conductividad térmica del mismo.
La absorción de la radiación solar
varía de acuerdo al color, humedad y
textura del suelo. En general, el suelo tiene alta capacidad
térmica y es pobre conductor del calor. Las ondas
caloríficas viajan en el suelo a una velocidad de 2-3
cm/hora. En la medida que se incrementa la profundidad del suelo,
las temperaturas máximas disminuyen, por lo que el
período de tratamiento debe ser lo suficientemente
prolongado para lograr el control de patógenos y malas
hierbas en todas las profundidades deseadas.
En algunos casos, el control de patógenos ha
durado más de un año; en otros, se han logrado
efectos sinergísticos cuando se ha combinado la
solarización con residuos de plantas o
fumigantes de suelo. Su efectividad también se ha
incrementado mediante el uso de plástico avejentado o con
la utilización de dos capas de película de
polietileno. Sin embargo, no en todas las ocasiones se ha tenido
éxito
con la solarización. Hay reportes en donde el control de
fitopatógenos ha sido negativo o controversial. En
California, Arizona y México se
encontró que la solarización no es efectiva para
controlar al hongo Macrophomina phaseolina.
Introducción
En la agricultura,
las enfermedades
causadas por microorganismos del suelo pueden representar
pérdidas que oscilan del 10 al 40% del costo total de la
producción agrícola, mientras que en
malezas representan el 25%. La práctica del monocultivo en
hortalizas es un factor que favorece concentraciones altas de
inóculo de patógenos y plagas del suelo, así
como también de malezas, orillando al productor a cambiar
de terreno o cultivo.
Las fumigaciones al suelo son efectivas para controlar
patógenos y malas hierbas, sin embargo, requieren fuertes
inversiones,
equipo y personal
especializados. Por ello, la técnica de
solarización del suelo es una buena alternativa, en
aquellos lugares en donde prevalecen temperaturas altas y
radiación solar intensa durante el verano.
La técnica de solarización consiste en
cubrir el suelo húmedo con plástico transparente
delgado (Foto 1) durante el verano, a fin de incrementar las
temperaturas (Gráfica 1, 2) que permitan destruir a la
mayoría de los fitopatógenos, insectos y malas
hierbas (41, 45,75.77-79). La radiación solar
pasa a través del plástico transparente, se
convierte en calor, e induce cambios físicos
(20), químicos y biológicos en el suelo
(41, 45,75.78, 79). El tratamiento dura más de
cuatro semanas, tiempo necesario para ejercer un control en las
capas profundas del suelo (41,76.78). Un manejo
satisfactorio depende de la duración del tratamiento,
intensidad de la radiación solar y de la conductividad
térmica del suelo (19, 39, 41, 44,45.75,
77.84).
La solarización no requiere transportar el calor
desde la fuente de producción hasta el campo. Por esta
razón, se puede efectuar en superficies muy extensas. Las
temperaturas son relativamente bajas, en comparación con
el calentamiento artificial mediante vapor de agua caliente
(Foto 2 y 3), por lo que los efectos sobre los componentes
biológicos son menos drásticos. Además, los
efectos negativos observados en suelos tratados con
vapor de agua caliente, como son la fitotoxicidad por la
liberación de manganeso y otros productos
tóxicos (23), así como la rápida
reinfestación del suelo, debido a la creación de un
vacío biológico (9,23,l12), no ocurren
después del proceso de
solarización (29,30,41).
Las recomendaciones para llevar a cabo la técnica
de solarización, siempre y cuando las condiciones
climáticas lo permitan, son las siguientes (35, 41,
75,79-81):
- El área por solarizar debe estar bien
preparada; libre de terrones grandes, residuos de cosecha y
malezas, los cuales podrían levantar el plástico
o romperlo. - El plástico debe ser transparente (y no
pigmentado) para que permita el paso de la mayor parte de la
radiación solar que calentará el suelo
(Gráfica 3). El plástico transparente debe
formularse con inhibidores ultravioleta (UV) para evitar el
deterioro rápido del polietileno, permitiendo que el
suelo se pueda solarizar por más tiempo, se reutilice, o
bien que se deje para usarlo como acolchado para el desarrollo
de cultivos hortícola. - El plástico debe ser lo más delgado
posible (0.025-0.050 mm = 25-50 micras), ya que es más
económico y efectivo para calentar el suelo, y porque
hay mejor transmisión de radiación solar que en
los plásticos más gruesos. El
plástico transparente grueso refleja más energía
solar que el delgado, y provoca temperaturas ligeramente
más bajas. - El suelo debe cubrirse con la película de
plástico durante el período de temperaturas
altas, días largos y radiación solar intensa. En
Sinaloa, estas condiciones son más apropiadas del 15 de
mayo. al 15 de julio, pero también se puede solarizar
hasta octubre. - El suelo puede cubrirse total o parcialmente en
bandas sobre las camas o surcos (Foto 4). La
solarización en bandas es más económica
que la solarización total; sin embargo, existe un gran
riesgo de
que el suelo tratado pueda reinfectarse más
rápidamente. El plástico se puede dejar colocado
para usarlo como acolchado, sólo si fue protegido
mediante inhibidores UV. - El plástico puede colocarse manual o
mecánicamente. En áreas pequeñas -como
jardines, invernaderos o almácigos- la colocación
del plástico puede llevarse a la práctica
manualmente, o por medio de maquinaria, cuando se trate de
extensiones más grandes de terreno: Entre la
película de plástico y la superficie del suelo
debe haber un espacio mínimo, con el fin de evitar
bolsas de aire que
retarden el calentamiento del suelo. - El suelo debe mantenerse húmedo durante el
período de tratamiento para incrementar la sensibilidad
de los patógenos y también con el
propósito de mejorar la conductividad térmica del
mismo. El suelo puede humedecerse antes de instalar el
plástico o después de colocado mediante riego por
goteo. La solarización es más efectiva cuando el
suelo se humedece después de instalar el
plástico. - El tiempo de tratamiento debe ser suficientemente
prolongado. Por lo general, de cuatro a seis semanas para
lograr el control de patógenos, malas hierbas e insectos
en todas las profundidades deseadas (Gráfica 4), ya que
las temperaturas en las capas profundas del suelo son
más bajas que en las superiores. - El plástico debe removerse después del
tratamiento de solarización. El suelo puede plantarse
con un cultivo o dejarse hasta la siguiente temporada. Otra
alternativa es no remover el plástico y pintarlo de
blanco para dejarlo como acolchado (Foto 5). - Si el suelo tiene que prepararse después del
proceso de solarización -por llevarse a cabo en suelo
plano (Foto 6), antes de plantar o sembrar- la labranza debe
ser superficial, es decir, a una profundidad menor de 5
centímetros para evitar el movimiento
de propágulos de patógenos y semillas de malezas
que puedan emerger a la superficie. La mejor alternativa es
solarizar el terreno ya surcado, de acuerdo a las necesidades
del cultivo (Foto 7).
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