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El Amor – Jiddu Krishnamurti (página 2)



Partes: 1, 2

Entonces, para comprenderlo, ¿no debería
en primer lugar liberarme yo mismo de todas mis inclinaciones y
prejuicios? Me siento confundido y desgarrado por mis propios
deseos, y por ello me digo a mí mismo: "Aclara antes tu
propia confusión. Tal vez seas capaz de descubrir lo que
es el amor, a
través de lo que no lo es".

Los gobiernos dicen: "Ve y mata por amor a tu
patria" ¿Es eso amor? La religión dice:
"Renuncia al sexo por amor
a Dios" ¿Es eso amor? ¿Es el amor deseo? No digan
que no. Para la mayoría de nosotros lo es: deseo junto con
el placer, placer derivado de los sentidos, del
apego y de la satisfacción sexual. No estoy en contra del
sexo, pero vean lo que él implica. Lo que el sexo les
proporciona momentáneamente es el abandono total de
sí mismos, pero luego vuelven otra vez a su malestar. Y
por esto desean ustedes repetir una y otra vez ese estado en el
cual no existe preocupación alguna, ni problema ni el
propio yo. Usted dice que ama a su esposa.

En este amor está incluido el placer sexual, el
placer de tener a alguien en casa que se cuide de sus hijos, que
cocine… Usted depende de ella; ella le ha entregado su cuerpo,
sus emociones, su
aliento, un cierto sentimiento de seguridad y
bienestar. Luego ella se aparta de usted; se aburre o se va con
otro y todo el equilibrio
emocional de usted se destruye. Esta perturbación, que a
usted no le gusta, se llama celos. En ellos hay dolor, ansiedad,
odio y violencia. De
modo que lo que ustedes están en verdad diciendo es: "En
tanto tú me pertenezcas, te amo; pero desde el momento en
que no sea así, empiezo a odiarte. Mientras pueda yo
contar contigo para satisfacer mis exigencias sexuales o de la
clase que
sean, te amo, pero en el momento en que dejes de proporcionarme
lo que quiero, no me gustas". Así es que hay antagonismos
entre ustedes, hay separación; y cuando uno se siente
separado de otro, allí no hay amor. Pero si usted puede
vivir con su esposa sin que el pensamiento
esté creando todos estos estados contradictorios, estas
disputas incesantes consigo mismo, tal vez entonces –tal
vez
– conocerá lo que es amor. En ese momento usted es
completamente libre, y también ella; mientras que si usted
depende de ella para su placeres, es su esclavo. Es decir, cuando
uno ama, tiene que haber libertad, no
sólo respecto de la otra persona, sino
también respecto de uno mismo.

En este pertenecer a otro, ser alimentado
psicológicamente por otro y depender de otro, en todo esto
habrá siempre ansiedad, temor, celos y sentimientos de
culpabilidad;
y mientras haya miedo no hay amor. Una mente dominada por el
sufrimiento jamás conocerá lo que es amor;
sentimentalismo y emotividad no tienen nada que ver con el amor.
Del mismo modo, el amor no tiene nada que ver con placer ni con
el deseo.

El amor no es producto del
pensamiento, el cual es el pasado. El pensamiento no puede de
ninguna manera cultivar el amor. El amor no está encerrado
ni atrapado en los celos, ya que los celos son del pasado. El
amor es siempre presente activo. No es: "te amaré",
ni "te amé". Quien conoce el amor no seguirá
a nadie. El amor no obedece. Cuando usted ama no hay respeto ni falta
de respeto.

¿Saben ustedes lo que en realidad significa amar
a alguien, amar sin odio, sin celos, sin enfados, sin querer
interferir en lo que él está haciendo o pensando,
sin condenar, sin comparar? ¿Saben lo que significa? Donde
hay amor ¿hay comparación? Cuando usted ama a
alguien con todo su corazón,
con todo su cuerpo, con todo su ser, ¿hay
comparación? Cuando usted se abandona totalmente a ese
amor lo otro no existe.

¿Es el amor responsabilidad y deber? y ¿usará el
amor estas palabras? Cuando ustedes hacen algo por deber,
¿hay amor en ello? En el deber no hay amor. La estructura del
deber en la que el ser humano está atrapado le está
destruyendo. En tanto usted se vea obligado a hacer algo porque
es su deber, no ama lo que está haciendo. Cuando hay amor,
no hay ni deber ni responsabilidad.

La mayoría de los padres piensan,
desgraciadamente, que son responsables de sus hijos, y su sentido
de responsabilidad adopta la forma de decirles lo que deben hacer
y lo que no deben hacer, lo que deben llegar a ser y lo que no.
Los padres quieren que sus hijos tengan una posición
asegurada en la sociedad. Lo
que ellos llaman responsabilidad forma parte de esa
respetabilidad a la que adoran; y me parece a mí que donde
hay respetabilidad no hay orden; lo que les interesa es solamente
llegar a ser unos perfectos burgueses.

Al preparar a sus hijos para encajar en la sociedad
están perpetuando las guerras, los
conflictos y
la brutalidad. ¿A eso llaman ustedes solicitud y amor? ;
cuidar de verdad, tal como ustedes cuidarían de un
árbol o de una planta, regándola, estudiando sus
necesidades, el terreno más adecuado, atendiéndola
con delicadeza y ternura. Pero cuando preparan a sus hijos para
encajar en la sociedad, los están preparando para que los
maten. Si amaran a sus hijos no tendrían guerra
alguna.

Cuando usted pierde a alguien que ama, derrama
lágrimas. ¿Son sus lágrimas por usted mismo
o por el que ha muerto? ¿Está usted llorando por
usted mismo o por el otro? ¿Ha llorado jamás por
otro? ¿Ha llorado alguna vez por su hijo muerto en el
campo de batalla? Sí, usted habrá llorado, pero,
¿le brotan las lágrimas por autocompasión o
ha llorado porque se ha matado a un ser humano? Si llora por
autocompasión, sus lágrimas no tienen sentido:
está interesado en sí mismo. Si llora porque ha
sido privado de alguien en quien había invertido mucho
afecto, aquello no era verdadero afecto. Si llora por la muerte de
su hermano, llore por él. Es muy fácil llorar por
uno mismo porque él se ha ido. Claro que llora porque su
corazón está afectado, pero no por él;
está afectado sólo por autocompasión; y la
autocompasión le vuelve duro, le encierra en sí
mismo, le hace torpe y estúpido.

Cuando usted llora por sí mismo, ¿es eso
amor? Llorar porque se siente solo, porque lo han abandonado,
porque ha dejado de ser poderoso; quejarse de su suerte, de su
entorno. Siempre usted llorando. Si comprende esto, que significa
ponerse en contacto directo con ello, de la misma manera que
tocaría un árbol, una columna o una mano, entonces
verá que el sufrimiento es autocreado; el sufrimiento es
creado por el pensamiento y el pensamiento es el resultado del
tiempo.

Hace tres años tenía un hermano; ahora
está muerto; me siento solo, dolorido; no tengo a nadie en
quien buscar consuelo ni compañía; y eso me llena
los ojos de lágrimas.

Pueden ver esto ocurriendo dentro de ustedes mismos, si
se fijan bien en ello. Pueden verlo entera y completamente, con
una sola mirada; no pasen tiempo analizándolo. Pueden ver
en un instante toda la estructura y la naturaleza de
esa cosa pequeña llamado "yo": Mis lágrimas, mi
familia, mi
patria, mi creencia, mi religión. Toda esa fealdad
está dentro de ustedes. Cuando la ven con su
corazón, no con su mente, cuando la ven desde el fondo
mismo de su corazón, entonces tienen la llave que
pondrá fin al sufrimiento.

El sufrimiento y el amor no pueden andar juntos. Pero en
el mundo cristiano se ha idealizado el sufrir; se le ha puesto en
una cruz y se ha adorado, dando a entender que uno jamás
puede escapar del sufrimiento a no ser a través de aquella
puerta particular. Y esta es toda la estructura de una sociedad
religiosa explotadora.

Cuando usted pregunta qué es el amor, puede que
se sienta demasiado temeroso para ver la respuesta. Puede
significar una completa sacudida: que se disgregue la familia,
que usted descubra que no ama a su esposa, a su marido o a sus
hijos -¿no?- que tenga que destruir la casa que ha
construido; puede que nunca regrese al templo.

Pero si todavía lo quiere averiguar, verá
que el miedo no es amor, que la dependencia, los celos, la
posesividad y la dominación no son amor, ni lo son la
responsabilidad y el deber; la autocompasión no es amor,
ni tampoco la agonía de no ser amado. El amor no es lo
opuesto al odio, de la misma manera que la humildad no es lo
opuesto de la vanidad. Así pues, si usted puede eliminar
todo eso, no forzándolo, sino lavándolo igual que
la lluvia limpia el polvo que se ha posado a lo largo de muchos
días sobre las hojas; usted quizás dará con
esa extraña flor por la que el hombre
siempre suspira.

Si ustedes no tienen amor -no a cuentagotas, sino en
abundancia- si no están llenos de él, el mundo va a
un desastre. Ustedes saben intelectualmente que la unión
de la humanidad es esencial, y que el amor es el único
camino.

Pero, ¿quién les enseñará a
amar? ¿Alguna autoridad,
algún método o
sistema les
dirá cómo amar? Si alguien se lo cuenta, ello no es
amor. ¿Pueden ustedes decir: "Voy a practicar el amor. Me
sentaré día tras día y pensaré en
él. Voy a practicar lo de ser amable y gentil, y me
esforzaré por prestar atención a los demás"?
¿Quieren decir que pueden disciplinarse y ejercitar la
voluntad para amar? Cuando ejercitan la disciplina y
la voluntad, el amor se va por la ventana. Al practicar
algún método o sistema para amar, usted puede
volverse extraordinariamente listo o más amable, o puede
entrar en un estado de no-violencia, pero eso no tienen en
absoluto nada que ver con el amor.

En este mundo desértico y desgarrado no hay amor
porque el placer y el deseo juegan el papel más
importante. No obstante, sin amor su vida cotidiana carece de
sentido. Y no pueden tener amor si no hay belleza. La belleza no
es algo que se ve: un árbol hermoso, un cuadro bonito, un
bello edificio o una bella mujer. Tan
sólo hay belleza cuando su corazón y su mente
conocen lo que es el amor. Sin amor y ese sentimiento de belleza
no hay virtud.

Ustedes lo saben muy bien. Hagan lo que hagan -mejorar
la sociedad, alimentar al pobre- ustedes sólo
crearán más daño,
ya que sin amor sólo hay fealdad y pobreza en su
corazón y en su mente. Pero cuando hay amor y belleza, lo
que quiera que hagan será correcto, y estará en
orden. Si saben cómo amar, pueden hacer lo que quieran,
porque él va a solucionar todos los demás problemas.

Así llegamos a la siguiente cuestión:
¿puede la mente llegar al amor sin disciplina, sin
pensamiento ni imposiciones, sin libro alguno,
maestro ni líder,
dar con él del mismo modo que uno da con una hermosa
puesta de sol?

Me parece que una cosa es absolutamente necesaria: la
pasión sin motivo. Pasión que no es resultado de
ningún compromiso ni apego; pasión que no es
lujuria. Un hombre que
desconoce lo que es pasión, jamás conocerá
el amor, porque el amor adviene solamente cuando hay abandono
total de uno mismo.

Una mente que está buscando no es una mente
apasionada. Y llegar al amor sin buscarlo, es la única
forma de hallarlo. Llegar a él, sin saberlo, y no como
resultado del esfuerzo o la experiencia. Un amor así,
descubrirán que no es del tiempo. Un amor de esta clase no
es personal ni
impersonal; es tanto singular como plural. Es igual que la flor
cuyo perfume puede usted aspirar o no, y pasar de largo. Esa flor
es para todos y para quienes se toman la molestia de olerla
profundamente y contemplarla con deleite. Tanto si uno se halla
cerca, en el jardín, como si está muy lejos, es lo
mismo para la flor; porque está llena de ese perfume, y
por lo tanto lo comparte con todos.

El amor es algo nuevo, fresco, vivo. No tiene ayer ni
tiene mañana. Se encuentra más allá del
torbellino del pensamiento. Es tan sólo la mente inocente
la que conoce lo que es amor; y la mente inocente puede vivir en
el mundo, que no es inocente. Hallar esta cosa extraordinaria que
el hombre ha buscado sin cesar mediante el sacrificio, la
devoción, por medio de la relación, a través
del sexo y de cualquier clase de placer y dolor; es posible tan
sólo cuando el pensamiento llega a comprenderse a
sí mismo, y con toda naturalidad llega a su fin. El amor,
entonces, no tiene opuesto; el amor no tiene conflicto.

Puede que usted pregunte: "Si encuentro ese amor,
¿qué le ocurrirá a mi esposa, a mis hijos, a
mi familia? Ellos necesitan tener seguridad". Cuando ustedes se
formulan una pregunta como ésta, es que nunca han salido
del campo del pensamiento ni de la conciencia. Una
vez salgan de este campo, jamás van a hacer una pregunta
de esta naturaleza, porque conocerán lo que es el amor, en
el cual no hay pensamiento, y por consiguiente tampoco hay
tiempo. Puede que lean esto como hipnotizados y encantados, pero
ir más allá del pensamiento y del tiempo -que
significa ir más allá del sufrimiento- representa
ser consciente de que existe una dimensión diferente,
llamada amor.

No obstante, ustedes no saben cómo llegar a ese
extraordinario manantial; ¿qué es lo que hacen? Si
no saben qué hacer, no hacen nada ¿verdad? Nada en
absoluto. En ese momento, internamente están en completo
silencio. ¿Comprenden lo que eso significa? Significa que
no buscan, que no desean ni persiguen nada. No existe
ningún centro. Entonces hay amor.

Texto tomado del Boletín extra de abril de 1992
titulado "Krishnamurti en Brockwood Park – Inglaterra"

 

Jorge Iván García

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