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6.000 palabras sobre contenidos y métodos en la formación continua de directivos




Enviado por jenebral1



Partes: 1, 2

    1. Aprendizaje
    2. Métodos
    3. Autodidactismo
    4. Internet
    5. E-
      Learning
    6. Formación
      a distancia
    7. Aula,
      sola o combinada
    8. Coaching
    9. Mentoring
    10. Rotación
    11. Otros
      métodos
    12. Voy
      terminando

    Naturalmente, muchas veces se orquesta en las grandes
    empresas la
    formación y el desarrollo
    continuo de directivos con propósito específico,
    pleno acierto y satisfactorios resultados, en beneficio de la
    efectividad colectiva; pero en otras ocasiones y no sin
    fundamento, parecería que ya resulta positivo,
    enriquecedor, enviar a jóvenes directivos a un programa
    formativo de vez en cuando, casi cualquiera que fuere el
    contenido o el método.
    Incluso puede que se elija éste (sala, outdoor,
    coaching individual o grupal, e-learning…) a
    la vez, si no antes, que el contenido. En cuanto al contenido,
    puede ser diverso aunque parece apostar típicamente por el
    término "liderazgo".
    Hablemos, si el lector consiente, de objetivos,
    contenidos y métodos en
    la formación de directivos.

    ¿Qué se persigue realmente con los cursos
    y demás acciones
    formativas que se orquestan?, ¿qué se entiende por
    "desarrollo" de directivos?… El aprendizaje y
    desarrollo permanente parece inexcusable, pero, ¿se
    obtiene retorno de la inversión, o al menos de la
    expectación? Caben más preguntas:
    ¿cuál es el papel de las áreas de Recursos
    Humanos en esta materia?,
    ¿y el de los individuos?, ¿hay mercado para
    todas la consultoras del sector?, ¿se mueven (como han
    dicho algunos proveedores)
    las grandes empresas por precio, y no
    por calidad, al
    contratar formación?, ¿por qué los
    proveedores parecen asociarse casi más por métodos
    (e-learning, coaching…) que por contenidos?,
    ¿por qué se declaran los directivos insatisfechos
    con la formación que reciben de sus
    empresas?…

    Con mi perspectiva de docente, diría que las
    empresas, en general, pretenden:

    • Satisfacer necesidades de formación
      técnica y funcional de las personas.
    • Contribuir al desarrollo profesional de directivos y
      trabajadores.
    • Hacer más efectivas las relaciones
      jerárquicas.
    • Acelerar la madurez personal de
      futuros directivos.
    • Difundir mensajes de la Dirección, para el alineamiento
      estratégico.
    • Introducir cambios funcionales u
      operativos.
    • Cultivar creencias y valores
      relacionados con la cultura de
      la
      organización.
    • Poner en marcha programas
      específicos (mejora continua, innovación…).

    Pero en todo el mundo se reconoce que también a
    veces, con toda legitimidad, se persigue:

    • Facilitar el diálogo y el intercambio de experiencias
      entre las personas.
    • Generar un saludable y estimulante cambio de
      escenario por unos días.
    • Mejorar la imagen interna
      y externa de la compañía.
    • Consumir el presupuesto
      disponible.
    • Premiar, motivar o satisfacer a los participantes
      seleccionados.

    En cuanto al sector de la formación continua de
    directivos (las consultoras de formación), se
    podría quizá hablar de lucha encendida por los
    dineros puestos en circulación, incluidos los millones de
    euros que las grandes empresas ponen en el mercado (leí,
    años atrás, que Telefónica invertía
    hasta 10 millones, sólo en e-learning).

    Deberíamos pensar que las empresas eligen
    método y proveedor pensando en la eficacia de la
    formación, tal como la entiende Kirkpatrick, pero ya
    sabemos, en efecto, que ésta —la formación de
    los directivos— se ha estado
    utilizando también como premio, como ocasión de
    establecer relaciones, e incluso para consumir los dineros
    asignados. Este articulista, en su visible malicia, piensa
    también por cierto que, en el arranque del
    e-learning en torno al
    año 2000, pudo haber más prisas por estar entre las
    primeras grandes empresas que lo incorporaban, que
    satisfacción producida en los usuarios.

    En estos años he leído puntos de vista en
    el sector de la consultoría de formación que me han
    sorprendido: "Los contenidos han sido magnificados durante
    estos tres o cuatro años pasados, sin que se entienda muy
    bien la razón… Quien más y quien menos se ha
    visto obligado a adquirir conocimientos complejos con medios
    precarios. Recordemos la universidad, con
    los libros de
    texto
    disponibles o las fotocopias de los apuntes del más
    estudioso de la clase:
    contenidos más precarios, imposible
    ", decía en
    2003 José Ignacio Díez, hoy socio director de la
    consultora Élogos, en un libro sobre
    las mejores prácticas del e-learning. Díez
    acababa su introducción recomendando a las empresas
    que dosificaran bien su esfuerzo inversor en
    contenidos.

    En el mismo libro editado por Aedipe, Carlos
    Pelegrín, director de Desarrollo y Formación de
    Telefónica decía: "Los mejores resultados pueden
    alcanzarse con contenidos de calidad media, al tiempo que los
    contenidos excelentes no garantizan absolutamente nada, incluso
    pueden conducir al fracaso
    ". De modo que podría
    hablarse de una cierta relativización de la importancia de
    los contenidos en la formación (en este caso, on
    line
    ) durante estos últimos años, a la vez que
    otros protagonistas del sector sí parecían apostar
    por buenos contenidos.

    También supe de una encuesta entre
    usuarios de e-learning, realizada por Santillana
    Formación, en que se ponían de manifiesto la
    insatisfacción con los contenidos disponibles. Y supe
    asimismo (2004) de un estudio de Accenture, según el cual
    sólo el 14% de los directivos españoles consideraba
    que los programas de formación (sin separar en este caso
    los métodos) cumplían con los objetivos propuestos.
    Parece que este porcentaje no era mucho mayor en países
    como Estados Unidos, Francia,
    Alemania,
    Reino Unido o Australia.

    Nos preguntábamos párrafos atrás
    por qué había insatisfacción en torno a la
    formación, y habría que analizar cada caso; pero
    también puede resultar necesario, en pro y en pos de la
    satisfacción, sintonizar mejor con los perfiles que la
    nueva economía parece demandar en directivos y
    trabajadores.

    Por ejemplo, si apostamos por el perfil del new
    knowledge worker
    que nos dibujaba Peter Drucker, ¿cabe
    realmente insistir en los modelos
    líderes-seguidores como marco relacional? Frecuentemente
    aparecen nuevos modelos de liderazgo (se trata del sustantivo a
    que más adjetivos distintos añadimos en la literatura del
    management: ¿se han dado cuenta?), que dejan al
    trabajador del saber en situación de seguidor, si no en la
    de colaborador o subordinado. ¿Encaja esto debidamente en
    la figura del trabajador experto, aprendedor permanente, leal a
    su profesión, que trabaja con autonomía y disfruta
    innovando? ¿Ha de ser el médico un "seguidor" del
    director del centro sanitario? ¿Ha de ser el jefe de
    cocina un seguidor, o colaborador, o subordinado del director del
    hotel, y preguntarle sobre el
    menú de Nochevieja? Todo esto es más complejo, pero
    deseo provocar su reflexión porque hay muchas lecturas del
    liderazgo en la
    empresa:

    • Posición a la cabeza de la empresa, de un
      departamento, etc.
    • Tarea del primer ejecutivo, típicamente en un
      proceso de
      cambio.
    • Sistema, método o estilo de dirigir
      personas.
    • Función de los directivos, complementaria a la
      de la gestión.
    • Familia de habilidades interpersonales de los mejores
      directivos.
    • Habilidad específica de guiar y energizar a
      los demás tras metas comunes.
    • Posición virtual del líder, reconocida por sus
      seguidores.
    • Actitud entusiasta, contagiosa e integradora tras un
      logro colectivo.

    Temo que al hablar de los directivos, lo hagamos
    también del liderazgo pero entendiendo cada uno cosa
    distinta. Yo me quedaría con la concepción
    sistémica del mismo: no hay líder si como tal no le
    ven sus supuestos seguidores; como tampoco hay individuos
    creativos si como tal no les ven los más expertos de cada
    campo…

    De los métodos hablaremos despacio si siguen
    leyendo, pero admitamos ya que pueden resultar satisfactorios y
    ventajosos como tales (outdoor, coaching,
    e-learning…) pero en sí mismos no generan
    aprendizaje:
    se aprende por el contenido formativo del proceso y no sé
    por qué digo esta perogrullada. Puede resultar divertido,
    desde luego, un juego al
    aire libre, pero
    lo importante es su contribución al aprendizaje (de algo
    que necesitemos aprender); puede ser ventajoso el
    e-learning porque evita condicionantes espaciotemporales,
    pero lo importante es lo que aprendo… Desde luego, podemos
    aceptar que para un propósito determinado, hay
    métodos más idóneos que otros, y parece
    oportuno echar un vistazo, como haremos enseguida, a los
    distintos métodos en competencia.

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